Revista de viajes Magellan Nº8

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magellan De viajero a viajero

Año 1 - Agosto 2015

Berlín

Buenos Aires pasión, contraste y ritmo latino

la ciudad que se Convirtió en historia

Polo Norte

Costa brava

viaje al eje de la tierra

Rincones secretos del litoral catalán

Grecia sus islas, todo un regalo de los dioses

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magellan De viajero a viajero

magellan De viajero a viajero

Año 1 - Agosto 2015

Editorial Berlín

Buenos aires

Año 1 - Nº8 - Agosto 2015 Publicación de periodicidad mensual

pasión, contraste y ritmo latino

la ciudad que se convirtió en historia

polo norte

costa Brava

viaje al eje de la tierra

rincones secretos del litoral catalán

grecia sus islas, todo un regalo de los dioses

Editor Fabrizio Rodilossi fabrizio@edinext.com Redacción Laura Fabregat redaccion@magellanmag.com Marketing y publicidad Sergio Permanyer publicidad@magellanmag.com Beatriz Castellano beatriz@magellanmag.com Redes sociales Gonzalo Paraiso redes@magellanmag.com Han colaborado en este número Laura Fabregat Jordi Canal-Soler Lucia Premuti Gonzalo Paraiso Victoria Agulla Suscripciones suscripciones@magellanmag.com Desde el menú Suscripción de la App accede a compartir tus datos y te mantendremos informado sobre la salida de cada número y acerca de todas las novedades de ‘Magellan’. info@magellanmag.com www.magellanmag.com

‘Magellan’ no se hace responsable de los artículos firmados por los autores. Foto de portada: Mykonos, Grecia (Laura Fabregat)

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Grecia, más que nunca

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i uno ve la televisión parece que todo arde en Grecia. Hace un mes, días antes del referéndum, se nos grababan en las retinas las calles llenas de manifestantes, enfadados e indignados; los jóvenes encapuchados rompiendo cristales de bancos y tiendas; y sobretodo la desesperación, decepción y ante todo sorpresa de muchos –griegos o no– al ver como tales acontecimientos podían estar pasando en pleno siglo XXI en esa civilizada Europa cuyos cimientos, dicho sea de paso, nacieron en la Grecia que hoy agoniza. ¡Si Zeus levantara la cabeza! No eran rebeldes sin causa los que tomaban las calles, sino consabidos ciudadanos hartos de un sistema corrupto tan generalizado que se ha permitido terminar con todo rastro de bienestar social, condenando a jóvenes y no tan jóvenes a sueldos míseros y a una humillación europea que no puede sino empeorar la situación. Grecia agoniza desde hace tiempo, antes ya de que esos préstamos llegados del norte la llevaran al límite con Europa, y de que la obra pública y la superpoblación de funcionarios la hiciera, precisamente, disfuncional. En este complejo escenario, si hay algo claro es que en Grecia hay al menos una cosa que es difícil que deje de funcionar: el turismo. El país no puede limitarse a vivir de él, pero hoy por hoy, es una gran fuente de ayuda. Por mucho que veamos en la televisión, Grecia sigue siendo ese país acogedor y precioso repleto de tesoros históricos. Y sus visitantes son hoy, más que nunca, pequeños Ulises que pueden ayudarlo a llegar a Ítaca. El viaje será largo, no hay duda. Toda una odisea. Pero en equipo, la victoria es siempre posible.


VIAJE AL BLANCO Último grado al polo norte Un libro de Jordi Canal-Soler Diario de la expedición Último Grado al Polo Norte, recorriendo 111 km desde el grado 89º N hasta el Polo Norte sobre esquís Crónica fresca y directa de una expedición polar


Sumario Polo Norte

Berlin Costa Brava

Grecia

Buenos Aires

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6 Noticias Repasamos lo más destacado e intere-

mejor foto de mi viaje 8 La Viajamos a Ibiza y Galicia, en España.

sante de la agenda internacional para este mes de agosto, con festivales, celebraciones y exposiciones de lo más curiosas. Y en nuestro Top 10, te descubrimos cuales son (y serán) las ciudades más candentes y deseadas por los turistas este año 2015.

Volamos en Marruecos, y soñamos con las Maldivas. en la morada del dios Sol 10 Cíclades, Navegamos hasta Míkonos, Delos, Naxos y Santorini, algunas de las más célebres islas griegas, para descubrir sus encantos.

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Sumario

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al blanco 28 Viaje Nos trasladamos al mismísimo eje de la

Brava, reposo frente al mar 50 Costa Nos zambullimos en las aguas de Lloret

tierra, en el Polo Norte, en una expedición tan extrema como extraordinaria.

de Mar, una localidad que pese a la fama, esconde aún rincones de infarto.

la ciudad que transpira historia 36 Berlín, Ha tenido una dosis de historia que supera la de la muchas ciudades y ha crecido como tal. Exploramos el Berlín moderno.

Aires al máximo en cinco días 58 Buenos Sensual y elegante, la capital argentina es la combinación ideal de potentes ingredientes y hay que saber saborearla con ritmo.

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Noticias El Roma Europa Festival 2015 abre el telón Una vez al año, desde 1980, Roma abre las puertas de todos sus teatros para dejarse seducir por las propuestas de los mejores artistas y directores internacionales: danza, teatro, circo, montajes contemporáneos y música dan vida a partir de setiembre y hasta finales de diciembre a sus numerosos teatros y museos. ¡Compra ya tus entradas! Romaeuropa.net

50 primaveras para Singapur Durante todo este 2015, la ciudad de Singapur está de fiesta, y es que la isla asiática ha decidido conmemorar su medio siglo de independencia por todo lo alto: con exposiciones, conciertos, fiestas y multitud de actividades culturales y de ocio que tendrán su punto álgido este mes de agosto con las celebraciones preparadas con motivo del Día Nacional. Si aún no has visitado la ciudad, es un momento ideal para dejarte sorprender por un país cosmopolita y multicultural. www.singapore50.sg

‘Magellan’, aún más digital: ¡Ya está disponible en PressReader! A partir de este mes la revista digital ‘Magellan’ estará disponible también a través de PressReader, la plataforma internacional utilizada por más de 250 millones de lectores de todo el mundo para leer y compartir noticias. A través de este acuerdo, Magellan ha reforzado su distribución en el entorno digital, y aumentado los puntos de contacto con los lectores. PressReader está disponible para dispositivos móviles Apple, Android, BlackBerry, Windows y Kindle. http://about.pressreader.com/pr_download.html

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Noticias

La magia de Harry Potter vuela a Francia

Top 10 más visitadas Estas son las ciudades más visitadas este 2015, según el informe Global Destination Cities. Las reservas de este verano, parecen darle la razón.

Está siendo una de las exposiciones estrella en París este verano, y si eres un fan de las saga de J. K. Rowling no deberías siquiera plantearte el perdértela: ‘Harry Potter, the exhibition’ reúne más de 500 piezas (entre objetos, trajes y otros artilugios) utilizadas en los rodajes de la saga. Si no llegas a tiempo a París, no sufras, la exposición se traslada luego a Colonia (Alemania), Suecia, Tokio, Nueva York, Sydney... ¡Síguele el rastro! www.harrypotterexhibition.com

Fotos de Grecia, para Grecia Nos hemos propuesto dar soporte al país heleno de la mejor forma que una revista de viajes puede hacerlo: promoviendo que todo el mundo lo visite. En este número les dedicamos nuestra editorial y también un artículo sobre sus maravillosas islas. Si tu también has visitado el país recientemente, ¡envíanos tu foto a fotos@magellanmag.com! En setiembre, queremos dedicarles toda la sección de ‘la mejor foto de mi viaje’.

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Londres (Reino Unido). Con unos 18.820.000 visitantes al año, es sin duda la indiscutible líder de la lista.

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Bangkok (Tailandia). 18.240.000 turistas hacen de la capital y ciudad más poblada de Tailandia otro ‘must’.

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París (Francia). Otrora líder, la ‘ciudad del amor’ ocupa un digno tercer puesto con 16.060.000 visitantes.

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Dubái (Emiratos Árabes). Los motivos son económicos, pero sus 14.260.000 visitantes no mienten.

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Estambul (Turquía).Es uno de los destinos estrellas en verano. Con 12.560.000 turistas felices al año.

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Nueva York (EE UU). Parece increíble, pero es sólo sexta. Unos 12.270.000 visitantes la devoran cada año.

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Singapur (República de Singapur). 11.880.000 visitantes para el país más pequeño del sudeste asiático.

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Kuala Lumpur (Malasia). Sus torres Petronas, los edificios gemelos más altos del mundo no conocen rival.

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Seúl (Corea del Sur). La capital resulta un destino al alza para el turismo y negocios. Suma 10.350.000 visitantes.

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Hong Kong (República Popular China). La capital china cierra la lista con 8.660.000 visitantes. Nada mal.


La mejor foto de mi viaje

Envíanos tu mejor foto a: fotos@magellanmag.com

Javier Rico Mallorca Formentera. Arena blanca y agua de un azul tan profundo que se funde en turquesa. Esta isla, la más pequeña de las Baleares, transpira paz. Es un oasis de tranquilidad que te ofrece un cara a cara íntimo con el Mediterráneo. Ideal para fundirse con la naturaleza.

Cristina Suarez Barcelona Galicia. Estas son las vistas desde el banco más bonito del mundo. Se encuentra sobre los acantilados de Loiba, (Ortigueira, La Coruña), y desde él se pueden contemplar las impresionantes vistas que van desde cabo de Estaca de Bares a cabo Ortegal.

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La mejor foto de mi viaje

Envíanos tu mejor foto a: fotos@magellanmag.com

Carla Llorca Barcelona Maldivas. Las 1.200 islas de coral que hay en las islas Maldivas (situadas en el Océano Índico) y sus impresionantes playas de arena blanca resultan una tentación difícil de evadir para nadadores, buceadores y sobretodo todo tipo de intrépidos aventureros.

Francesca Cesana Roma Marruecos. Es una de las estampas más típicas del país: las curtidurías de Fez con su olor acre, las enormes fosas de piedra llenas de tintes y la piel al sol, secándose, lista para ser colorada. De cordero, de buey, de cabra y de camello, todo vale.

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Cíclades, la eterna morada del dios Sol Son las islas más visitadas de Grecia, y sus azules marinos, de los más célebres. En pleno Mar Egeo, éste archipiélago es un verdadero regalo de los dioses Texto Y fotos laura fabregat farran Fecha del viaje 03/07/2015 A 13/07/2015

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H

ace hoy ya muchos años, siglos y civilizaciones, en un rincón del Egeo de increíbles azules y gran movimiento volcánico, el poderoso dios Zeus, padre de dioses y hombres, y gobernante férreo del concurrido Olimpo, perseguía preso de la lujuria a la hija de titanes Asteria, en una de sus muchas escapadas amorosas. Asteria nada quería tener con el popular dios, ya que parecía haber aprendido de los errores de su hermana, Leto, que tras un romance fugaz con Zeus, huía ahora embarazada de la furia de Hera, primera dama y consorte oficial de Zeus en el Olimpo. Así las cosas, y viéndose acorralada, Asteria se arrojó al mar para convertirse en la isla de Ortigia, hoy conocida como Delos. Y allí, en ese privilegiado trocito del Egeo fue dónde su hermana Leto, a quién Hera había prohibido alumbrar en cualquiera de las islas, pudo por fin dar a luz (valga de antemano la redundancia) a sus mellizos, Apolo y Artemisa, dioses del sol y la luna, respectivamente. Quizá lo de ‘alumbrar’ nació justo también en ese preciso instante. Hoy, muchos dioses y romances amorosos después, esta minúscula isla perdida en el Egeo, a la que rodean en forma de círculo el resto de islas del archipiélago de las Cíclades –de ahí su nombre, que proviene de la palabra griega kiklos (círculo) – parece estar aún protegida por los caprichosos designios del bello dios Sol. Y, como entonces, son pocos los que pueden resistirse a sus encantos. Y entre estos me incluyo. Santorini

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Cosas del destino –la historia parece estar ligada con este pedacito de mundo– nos tocó visitar Grecia en medio de otra crisis amorosa: una nueva versión de El rapto de Europa con los protagonistas jugando roles invertidos, que tomaba forma entre oxi y nai (sí y no en griego) y que parecía iba a acabar con la caída de otro gran mito, el de la Unión Europea. míkonos, un diamante en azul y blanco

Llegamos a Atenas de madrugada y con el vientre lleno –en Aegean Airlines (aún) sirven cena a los pasajeros de clase turista, pese a ser un viaje lowcost y de sólo tres horas desde

Barcelona. Una vez allí debíamos llegar con un bus especial hasta el puerto de Rafina, dónde a su vez, debíamos tomar un ferri con dirección a la primera isla del recorrido: Míkonos. Cinco horas de intenso mar azul salpicado por algunas de las más de 50 islas que forman el archipiélago de las Cíclades. De llegada a Míkonos, nombrada así por el héroe Mykono, hijo de Apolo, el dios Sol nos daba ya la bienvenida. Irónicamente, esta isla, célebre por su intensa vida nocturna, es conocida como la isla de la luz por su proximidad a Delos, y se dice que el mismísimo Poseidón levantó las rocas que la conforman

Vistas de Chora, en Míkonos

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Ruinas en Delos

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contra los gigantes. Con un origen así no es de extrañar que su capital, Chora, parezca todo un homenaje al dios del mar: azul y blanco se combinan con maestría por sus calles, dando a sus casitas un aire pintoresco y desordenado que las hace muy especiales. Algunas calles son tan estrechas que parece que sus vecinos compartan sala de estar. Uno puede perderse durante horas entre sus restaurantes, locales y tiendas –atención, Míkonos es también un feudo del turismo gay y del alto standing, por lo que sus boutiques son de lo más exclusivas–. O dedicarse a fotografiar sin cesar sus típicas casitas blancas de puertas y ventanas

“Chora parece todo un homenaje al dios del mar: azul y blanco se combinan con maestría por sus calles” azules. O intentar, en vano, averiguar qué es más popular en las islas: si los gatos, las grandes buganvilias de los balcones o las capillas y templos ortodoxos. Sea como fuere, siempre hay música, inmejorables vistas y buen ambiente: la vie est belle en Míkonos. Nosotros visitamos solamente la ciudad más importante, pese saber que sus playas son de lo más impresionantes: nuestra agenda era ajustada. En Míkonos nos hospedamos en el Ibiscus Hotel, situado en la parte más alta de Chora, con inmejorables vistas y un yogurt griego buenísimo –que ya no dejaríamos de comer en todo el viaje, ¿puede algún griego elaborar mal esta delicia?–. En el hotel pasaríamos

DNI del viajero Nombre: Laura Apellido: Fabregat De: Barcelona (España) Edad: 29 años Periodista de formación y parte del maravilloso equipo de ‘Magellan’. Ni decir cabe que soy una apasionada de los viajes y, por extensión, de las guías, revistas y libros en que los viajeros cuentan su historia. Cuando viajo, siempre llevo cerca mi cámara y mi cuaderno de notas. Aquí os dejo las que tomé surcando aguas griegas. Espero que os guste y os animéis a probar las delicias de viajar y ¡escribir!


Chora, en Míkonos

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La 'pequeña Venecia', en Míkonos


también la siguiente noche, comentando a nuestra vuelta de Delos los resultados del referéndum con el propietario. Nuestro primera toma de contacto con la crisis griega. delos, un paraíso para los amantes de la historia

Al día siguiente de nuestra llegada a Míkonos, abandonamos la isla unas horas para embarcarnos hacia Delos y pasar el día visitando sus ruinas. Desde Míkonos es realmente fácil llegar a la isla sagrada: los tickets para el ferri pueden comprarse en el puerto

de Chora y coger allí mismo el barco. En nuestro caso habíamos hecho la reserva de los ferris por internet y funcionó de maravilla. El trayecto dura media hora y, dicen que si estás atento, es fácil ver delfines. Nosotros debimos conformarnos con admirarlos en los mosaicos casi intactos de las ruinas. Una vez en Delos entendimos porque creen muchos que Apolo aún la habita. Convertida en un museo gigante al aire libre –sólo hay un pequeño museo cerrado que alberga las piezas más delicadas que no han sido trasladadas

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a Atenas– esta pequeña isla de las Cíclades parece atraer el calor del Sol como un imán. Deshabitada por completo, excepto por sus guardias, allí sólo quedan vestigios de un pasado glorioso realmente bien conservados. Su esplendor comenzó en el 1.000 a.C, cuando los jonios decidieron rendir por primera vez homenaje a Apolo en esta isla, que acabaría por convertirse tras el paso de griegos, romanos, sirios, judíos y egipcios en complejo religioso de primera línea. En una isla sagrada, de hecho. Tan prestigiosa que

los atenienses decidieron, para conservar su pureza, que nadie podía nacer o morir en ella. Hoy sólo se puede disfrutar allí, pero, una recomendación: el recinto arqueológico se saborea mejor si antes uno se ha zambullido en su historia. Una vez in situ hay que tratar de imaginar –y encontrar– cada rincón: la gran estatua de Apolo que daba la bienvenida al visitante, sus templos, sus leones, y lo mejor, la vida en el pequeño pueblo (de lo mejor conservado) al que se llega tras subir al monte Kinthos y admirar la panorámica.

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Ruinas en Delos


Los molinos de viento de Míkonos

De vuelta en Míkonos nos quedaban algunas asignaturas pendientes en Chora: la colina de los molinos de viento (otro dios que parece tener poderes sobre la isla) y el pseudo-paseo-marítimo (es tan estrecho que parece osado otórgale tal nombre) que atraviesa el casco antiguo de la ciudad, el Kastro. Allí está la pequeña Venecia, una serie de casas abocadas al mar en que es fácil que una ola te salpique mientras pasas, saboreas tu frappé diario o te deleitas con el mojito nocturno de rigor. Como decía, resulta de lo más fácil acostumbrarse a la vida e Míkonos.

naxos, con los pies en la tierra

A la mañana siguiente dejamos el paraíso de Míkonos para trasladarnos a la más grande, y quizá también la más terrenal de las Cícladas, Naxos. La gigantesca puerta de mármol del templo en honor a... sí, Apolo de nuevo, nos daba la bienvenida. Esta puerta es todo un símbolo allí, y tras contemplarla de cerca, entendemos por qué. Debía servir de portal a un gran templo que jamás se construyó, pero quizá mejor así: hoy sirve de marco perfecto para dos vistas de postal. De un lado el mar, de ese azul tan intenso. Del otro, la ciudadela de Khora, la capital de la isla. Si

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La puerta del templo de Apolo, en Naxos


la visitas cuando el sol se pone, llegas al éxtasis fotográfico. En Khora nos hospedamos durante una noche en el Hostal Palafina, a una calle, literal, de la orilla del mar. Allí nos dimos, por fin, nuestro primer chapuzón en aguas del Egeo. Un gustazo. Y saboreamos las riquezas griegas, los mezzedes o tapas griegas –véase ensalada griega, tzatziki, fava (mousse de lentejas amarillas con cebolla y alcaparras), melitzanosalata (de berenjenas) o saganaki (Feta frito), a tocar del mar y con los pies hundidos en la arena. Todo, claro, bañado con un buen vino de Retsina, muy típico, y un buen pla-

“La gigantesca puerta de mármol del templo inacabado en honor a Apolo nos da la bienvenida a Naxos” to de quesos. Y es que Naxos, a parte de ser conocida por ser el lugar donde Teseo dejó abandonada a Ariadna tras vencer al Minotauro y huir de Creta, es también célebre por sus quesos. No pudimos encontrar ningún rastro de Ariadna, que por lo que supimos después, encontró de nuevo el amor junto al dios del vino, Dionisio, pero damos buena fe de las excelencias del queso regional. Tras pasar un día en Khora, al día siguiente alquilamos un coche y pusimos rumbo a Petrino, al norte de la isla, donde pasaríamos dos noches más. Queríamos visitar el interior montañoso de la isla y sus pueblos perdidos: Chalkio, con su iglesia bizantina y un centro pequeño pero precioso; Apiranthos, un


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Iglesia ortodoxa en el interior de Naxos


bonito y concentrado pueblecito que escala la montaña con aire medieval; Koronos y Koronida, en la cima de la montaña o Apollonas, ya en la costa, y con una enorme estatua de Apolo inacabada encontrada aún en la cantera. Merece la pena recorrer las estrechas carreteras de Naxos, que suben y bajan sin cesar siempre serpenteando. Por un momento uno cree estar perdido en la más alta de las montañas, bien lejos del mar, que sin embargo sigue allí escondido a pocos Kilómetros. Encontrar

templos antiguos con sus columnas aún en pie en el rincón más inesperado e inhóspito te recuerda que sigues en Grecia. Merece también la pena aprovechar la estancia en Naxos para relajarse en sus playas, casi vírgenes y abruptas viendo atardecer. De todo el recorrido, quizá me quedo con Lionas y Abrami, doy por sentado que porqué nos dieron la oportunidad de hablar con la gente y descubrir un poco más cómo es la vida en Grecia, o en una isla aislada de Grecia.

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El puerto de Naxos

Lionas es un pequeñísimo pueblo costero al que se accede por una estrechísima carretera que desciende de lo alto de la montaña. Toda una experiencia no apta para gente con vértigo, como una servidora. Al llegar, los propietarios de los tres restaurantes que hay a la llegada –¿quizá los únicos?– nos saludan e invitan a probar sus especialidades. Nos decidimos por el primero (el Delfinaki) y no nos defrauda. Lo regenta una familia que se nos antoja como la más típica de todas las familias

griegas, en el mejor de los sentidos. La madre cocina (de maravilla, por cierto), y dirige a la manada mientras aplaude el discurso televisado –y casi desesperado– que su nuevo primer ministro, Tsipras, da ante el Parlamento Europeo. Ella, pese a ser de lo más tradicional, está enfadada y ha votado No (oxi) en el referéndum, nos confirma. Prefiere irse de Europa, “total, ya estamos más que perdidos”, dice, a la humillación que supone seguir. El padre, que antes trabajaba en las minas (al descender al pueblo es posible ver los cables y cestas voladoras que permiten trasladar las piedras) asiente mostrando su acuerdo. Ahora viven del restaurante junto a sus hijos, que sirven las mesas, cultivan los alimentos (¿como si no iban a sobrevivir?) y hacen su propio vino. No están en su mejor momento, nos cuentan cuando ven que tenemos interés en su situación: Lionas era antes lugar de veraneo para los turistas griegos, ahora casi inexistentes debido a la crisis, y esto ha hecho que su negocio esté al borde del abismo. Como ellos, muchos en Naxos. Nos vamos tristes, pero contentos a la vez de haber podido contribuir con nuestro granito de arena, y de haber podido charlar con un griego de la situación. Por la noche, en nuestro hotel de Abrami, Petrino, el más recomendable de todos los que probamos en las islas (algo así como un B&B ecológico dónde eres por uno días parte de la familia), volvimos a tener la oportunidad de hacerlo. La hija de la propietaria, que vive y trabaja durante el año en Atenas, Charra, nos cuenta que ha ido y vuelto en un solo día a Atenas desde Naxos para poder votar, de nuevo oxi, en el referéndum. Nos cuenta que

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La famosa iglesia de Oía, en Santorini

las noticias que llegan de Atenas le parecen cuanto menos alucinantes. Todo está parado, dice. Vemos en su expresión y su enfado que nunca habría pensado que Grecia llegara a tal extremo. Al irnos les deseamos toda la suerte del mundo y prometemos escribir sobre su hotel, su hospitalidad y mmm... esas cenas que merecen mención aparte. santorini, al borde del cràter

Vista Naxos, nos quedaba la joya del viaje, Santorini, una imprescindible en cualquier ruta básica por las islas griegas, y con razón. Sólo llegar constatamos lo especial que es. Perdón, lo extrema que es. No es una isla al uso, ¡es un volcán! Y sus pueblecitos están situados justamente al borde de su cráter,

que es de hecho la única parte que sobresale del mar. Creo que simplemente no se puede explicar con palabras lo particular de su ubicación. Hay que verlo. El volcán (o volcanes) sigue activo, y eso hace que siempre haya en toda la isla una especie de neblina que le da un aire místico muy particular. Sólo disponíamos de dos días para verla (ahora, a toro pasado, pienso que deberíamos haberle dedicado más), pero nos cundieron. Lo primero que uno ve al llegar al nuevo puerto de Firá (o Tirá), la capital, es que la ciudad queda muy por encima y que hay que escalar un verdadero precipicio para llegar. Toda la isla es así, extrema, incluso su origen e historia. La tres islas de que hoy se compone Santorini son realmente lo que queda de una

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enorme explosión volcánica que destruyó la isla original dejando a la vista una espectacular caldera. Hoy dos de estas islitas forman un círculo (el cráter) entorno a la tercera, la Nea Kameni o isla del volcán, un islote completamente compuesto por lava y aún caliente que se puede visitar con guía. Nosotros no teníamos tiempo que perder, así que, tras instalarnos en el hotel al llegar, pusimos rumbo a la Pompeya griega, Akrotiri. A estas alturas queda descubierto que soy una apasionada de la historia, así que ésta era sin duda una parada obligada. Se trata de una antigua ciudad minoica de más de tres milenios que quedó enterrada bajo la lava tras una de las explosiones del volcán y que ha sido rescatada, y ¡en qué buen estado!

Tras la tremenda experiencia de viajar en el tiempo, decidimos visitar una de las playas más especiales de la isla: la Playa Roja, cuyas piedras son como su nombre indica, rojas (y volcánicas). Una preciosidad. En Santorini hay también playas negras, también producto de la actividad volcánica que hacen las delicias de los turistas. Luego regresamos a Firá, que pese a ser muy bonita por lo extremo de su ubicación –está a casi 300 metros por encima del mar, en la cima de un acantilado– no puede rivalizar en belleza con Oía, la otra gran ciudad de Santorini que visitaríamos al día siguiente. Quizá sea por la sobrepoblación de turistas y el tipo de turismo, no tan selecto, que se ha desarrollado allí.

La playa roja, en Santorini

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La escalinata de subida a Firá, en Santorini

Ambas ciudades comparten sin embargo una particularidad, lo comprobamos a la mañana siguiente al ir al viejo puerto de Firá para emprender nuestro tour hacia la isla del volcán: son de muy difícil acceso y hay que sudar para llegar a ellas pues a las dos se accede por largas y empinadas escalinatas que escalan el precipicio. Hoy, por suerte, el turista puede escoger entre tres opciones para subir y bajar al puerto de Firá: el teleférico, el burro (la opción más vieja, hoy gran símbolo de la isla) o a pie. Son 580 escalones así que hay que meditarlo bien. Nosotros nos decidimos por el tercero, pero incluso bajar resulta duro. Suerte que el viaje en barco posterior compensó la caminata bajo el sol. Tras el corto trayecto en barco visitamos la Nea Kameni, y nuestro guía nos

ilustró sobre lo peligroso que resulta vivir sobre un volcán activo en medio del mediterráneo. Luego disfrutamos de un baño templado en las aguas que quedan justo al lado de esta pequeña isla, calientes a causa de la actividad volcánica, y nos recuperamos de la excursión comiendo el famoso pulpo frito de las islas en una taberna de Therasia, la tercera isla, casi deshabitada, de Santorini. Acabamos nuestra excursión y nuestra estancia en las Cíclades de la mejor manera que uno puede hacerlo: en Oía, con esa iglesia blanca impoluta de techo azul, portada de todas las guías sobre las islas, con vistas al mar, deleitándonos con el que es considerado como uno de los mejores atardeceres del mundo. Hasta otra venerado dios Apolo... ¡Larga vida a tu reinado! v

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Hello viajeros!

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Viaje al blanco El Polo Norte, el punto más septentrional y escurridizo del planeta, es un imán para aquellos intrépidos viajeros ávidos de bailar sobre el eje de la Tierra Texto y fotos Jordi Canal-Soler Fecha del viaje Abril 2009

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E

l paisaje se extiende hasta el horizonte en un mar de hielo sin límite. El frío es extremo y la luz del sol, que no se esconde en todo el día, ciega la vista. Desde aquí sólo se puede avanzar en una dirección: el Sur. Estoy en el Polo Norte, donde se encuentra el eje alrededor del cual se mueve la Tierra. Hemos llegado hasta aquí recorriendo en esquís el último grado de latitud, más de 100 kilómetros de hielo marino. El avance por su superficie es tranquilo en la mayor parte del trayecto, pero como las corrientes marinas

y el viento lo mueven, éste puede fragmentarse en placas que quedan a merced de la deriva y que conforman un paisaje de una belleza sobrenatural, con unas formas que lejos de ser monótonas lo convierten en un paraje siempre cambiante. Cuando chocan unas con otras crean crestas de presión, tramos en que el hielo se levanta como si fuera una barrera o una barricada glacial. Algunas pueden llegar a tener varios metros de altura, y hay que superarlas poco a poco, subiendo a ellas y tirando de los trineos a través de las cuerdas que los sujetan. Con los esquís en los pies y los bastones para ayudarnos puede

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ser muy complicado a veces y son los peores momentos del viaje. Cada trineo puede pesar más de 100 kilos con todo el equipo, y arrastrarlos con las cuerdas fijas a la cintura puede ser a veces tan cansado que uno puede llegar a sudar a pesar de la baja temperatura de menos de 40 grados bajo cero. Cuando las placas de hielo se separan crean grietas o canales de agua que a las pocas horas se habrá congelado. Si nos impide pasar, hay que rodearla, pero si es demasiado grande, lo mejor es montar el campamento y esperar a que, pasadas unas horas, el hielo formado de nuevo entre las dos orillas

de la grieta sea suficientemente grueso como para dejarnos pasar. El campamento se monta también al final de cada jornada, después de unas ocho horas de esquiar por el hielo. El campamento es en realidad una extensión llana, alejada de cualquier grieta y con nieve que se pueda fundir para preparar bebidas calientes, la cena y el desayuno. Montar la tienda es una tarea de equipo, y los cuatro componentes que suelen participar en una expedición de este tipo ayudamos en todos los aspectos, desde su montaje a la preparación de los aislantes del suelo, el cubrimiento del techo y

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DNI del viajero Nombre: Jordi Apellido: Canal-Soler De: Barcelona (España) Edad: 37 años Soy escritor y fotógrafo especializado en viajes. He viajado por los cinco continentes, visitando más de 50 países. Aventurero y explorador, mis viajes me han llevado a recorrer Alaska de arriba abajo, a cruzar parte del Sahara, a escalar las montañas más altas de Europa, a adentrarme en la selva amazónica o internarme en el desierto de Kalahari... He publicado más de 100 artículos sobre mis viajes en revistas como Viajes National Geographic, Rutas del mundo, Altaïr, Zazpi haizetara, Buen viaje, Avianca, Naotravel y Viajahora. También he participado en más de 230 programas de radio sobre viajes, y actualmente soy colaborador en los programas ‘La Buena Tarde’, de RATP); ‘Els Viatgers de la Gran Anaconda’, de Catalunya Radio; y ‘Que No Te Lo Cuenten’, de Radio Círculo. Email: jordicanalsoler@gmail.com

la preparación de la nieve para fundir. En su interior, los infiernillos nos dan calor y secan nuestras ropas húmedas. Es hora de comentar la jornada, reírnos de las anécdotas y comunicarnos con la base para anunciar nuestra posición de GPS, mientras se prepara la cena. El frío y el esfuerzo físico nos

obligan a ingerir una dieta el doble de energética que en casa, así que la cena se alarga hasta las diez o las once. El sol no se pone tras el horizonte, sino que gira sobre nuestras cabezas e ilumina el interior de la tienda cuando sacamos el infiernillo y entramos los sacos de dormir. Sin calor, la temperatura

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llegará hasta los -15ºC, pero con dos sacos por persona y vestidos con toda la ropa es posible incluso dormir caliente. A la mañana siguiente, un desayuno fuerte nos permitirá aguantar los rigores de la jornada. Y así hasta 10 etapas, cada día de las cuales el Polo está más cerca. Los exploradores desde la antigüedad soñaron con llegar hasta hasta el Polo Norte,

como si el punto más septentrional del planeta fuera una especie de imán que los atraía. Robert E. Peary fue el hombre que se acercó más y proclamó haber llegado a él el 6 de Abril de 1909. En realidad se quedó a unos kilómetros del Polo verdadero, pero su hazaña con trineo de perros y acompañado de Mathew Henson y cuatro hombres inuit de Groenlandia fue todo un hito y se considera

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como la primera expedición en haber logrado el objetivo. Peary tardó más de un mes en llegar al Polo Norte. Hoy en día se puede llegar en unas horas. Gracias a las técnicas aprendidas durante la Guerra Fría, cuando en el hielo ártico se montaban varias bases espía rusas a la deriva, actualmente cada mes de abril se construye en la más absoluta nada del hielo

polar la base Barneo, que permite el aterrizaje de un avión comercial sobre el grueso hielo cercano al Polo. Desde la base, que se mueve a merced de los vientos y corrientes marinas, un par de helicópteros pueden llevar a los turistas árticos hasta el mismo Polo Norte. El punto más septentrional de la Tierra no es estático, por lo que, a diferencia del Polo Sur, no se puede indicar con un

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poste, porque éste se mueve constantemente. Así que, cada día del mes de abril, cuando el helicóptero llega con unos cuantos turistas, se monta un pilar de madera, se extienden unas cuantas pieles de oso polar en el hielo y los rusos ricos que han contratado el viaje desde Moscú pueden tomar vodka con caviar en lo más al Norte del mundo. Nosotros no iniciamos el vuelo desde Moscú, sino desde las islas Svalbard, y a nuestra llegada un helicóptero nos trasladó no hacia el Norte, sino hacia el Sur, hasta encontrar el paralelo 89ºN. Aquí el helicóptero nos dejó con todo el equipo y nuestro guía profesional, un experto que nos ha enseñado a

buscar la dirección fijándonos en la posición del sol y la hora. Aquí tan al Norte las brújulas no tienen utilidad, pues marcan el Polo Norte magnético que está situado actualmente en unas islas del norte de Canadá. En los trineos llevamos todo lo necesario para poder sobrevivir unos 10 días en el hielo en una condiciones de terreno hostil y peligroso: comida, infiernillos y combustible, tienda de campaña, sacos de dormir, ropa de abrigo, trineos (pulkas) para llevarlo todo y esquís para movernos. Los kilómetros finales son los más emocionantes. Con el GPS en la mano tenemos que buscar el punto exacto, ahí donde se

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encuentra el Polo Norte, inestable entre las placas movidas por la deriva. Dígito a dígito en la pantalla del aparato va aproximándose el número tan ansiado. Al final, por un breve espacio de tiempo, el Polo Norte aparece en la pantalla: 89,999ºN. La precisión no puede llegar a los 90ºN, pero por una fracción de segundo el Polo Norte habrá estado bajo nuestros pies. Por un instante, sobre el hielo ártico, por encima de más de cuatro mil metros de agua salada, habremos estado sobre el mismo eje de la Tierra donde nuestro planeta cada día da una vuelta entera. La emoción nos embarga. Tras un año de preparación y entreno. Tras más de 15 días de expedición y kilómetros y kilómetros de

fatiga, hemos llegado a nuestro anhelado objetivo. Nos abrazamos con los compañeros de expedición y por un momento bailamos de alegría encima del eje terrestre. Esta noche descansamos junto al Polo, que marcamos con un esquí clavado en un amontonamiento de nieve. Una llamada a la base con un teléfono vía satélite y el helicóptero vendrá a buscarnos. Habrá terminado una de las aventuras más extremas que podamos llegar a realizar, y cuando volvamos a casa lo haremos con la satisfacción de haber estado en el Polo Norte. Posiblemente sea el lugar más remoto del mundo, con una dureza extrema pero, cuando has estado ahí, solo puedes pensar en su indefinible belleza. v

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Berlín, una ciudad que transpira historia La capital alemana ha vivido, y mucho. Devastada por el fascismo, dividida por la Guerra Fría y reinventada tras caer el Muro, se ha hecho a sí misma Texto Y fotos Lucia Premuti Fecha del viaje 17/08/2013 A 24/08/2013

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L

legamos a Berlín con un vuelo procedente de Madrid y nos alojamos en el hotel Melià de la capital en la animada calle de Friedrichstrasse. Una elección muy acertada tanto por el excelente servicio del hotel, el óptimo precio a pesar de ser el mes de agosto, y el enclave estratégico del alojamiento desde el cual podíamos llegar paseando a todos los puntos de interés de la ciudad.

La isla de los museos

La primera etapa de la estancia en Berlín fue la isla de los museos. Uno de los lugares que más había pesado en el momento de decidirnos por la ciudad alemana como destino de nuestras vacaciones de verano. La isla de los museos es uno de los complejos museísticos más importantes del mundo, al cual se accede atravesando el Schlossbrucke, el maravilloso puente del castillo adornado de estatuas. Además en la misma isla se encuentra un encantador mercado de antigüedades y libros de visita obligada para el viajero. En esta isla situada entre el rió Sprea y el canal Kupgfergraben hay 5 museos de reconocido prestigio a nivel mundial: el Altes Museu, el Neues Museum, la Alte Nationalgalerie, el Pergamonmuseum y el Bode Museum. En estos museos los amantes de la historia pueden pasar días enteros recorriendo sus salas disfrutando de colecciones arqueológicas y obras de arte que hacen que ya solo por la visita a esta isla de la cultura el viaje a Berlín haya merecido sobradamente la pena. Castillo de Charlottenburg

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Isla de los museos

El museo Pergamon es el museo más visitado de Berlín, y sorprende y maravilla al visitante por la monumentalidad de las obras expuestas. Recuerdo que entramos al museo a primera hora de la mañana y salimos de sus instalaciones a última hora de la tarde ya que no queríamos perdernos ni una sola de sus salas. Al llegar el final del día estábamos muertos de cansancio pero nuestras retinas aun conservaban las imágenes de obras artísticas de una belleza realmente impactante.

El museo toma su nombre de la antigua ciudad de Pérgamo en Turquia, donde fueron encontrada la mayor parte de las obras expuestas. De hecho el museo acoge tres colecciones diferentes: la colección de arte antigua (Antikensammlung) el museo de Asia Antigua (Vorderasiatisches Museum) y el museo de arte Islámica (Museum für islamische Kunst). Tras la impresionante visita cultural que no defraudó ninguna de nuestras expectativas sobre lo que nos esperaba en la isla de

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Mercado de antigĂźedades

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El Altar de PĂŠrgamo


Unos frisos del Altar de Pérgamo

Museo Pérgamo, estatua de diosa

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Museo Pérgamo, León en mármol


los museos fuimos a una de las famosas cervecerías berlinesas a recuperar energías para seguir con el itinerario que nos habíamos marcado. La Puerta de Brandenburgo nos estaba esperando, su majestuosa belleza tampoco nos dejo indiferentes. Era imposible contemplar la famosa puerta sin que vinieran a nuestra mente las más emocionantes imágenes que nos había regalado la historia del siglo XX, la esperada e histórica caída del muro. El segundo día de estancia decidimos hacer un recorrido en barco por el río Sprea. Explorar Berlín desde otra perspectiva fue una experiencia fascinante y que recomiendo a todos los viajeros. Fue una agradable excursión que nos permitió ver otros rincones de la ciudad a los que por cuestión de tiempo no hubiéramos podido llegar, y además disfrutamos comprobando las prácticas “playas” que los Berlineses disfrutan alegremente a orillas del río para combatir el intenso calor estival de la ciudad. Otro de los aspectos que más nos gustó de Berlín es que se trata de una ciudad hecha a medida de las bicicletas. Acostumbrada a otras ciudades europeas en las que la convivencia bici-coche-peatón aun resulta una asignatura pendiente, fue todo un privilegio ver de que manera la ciudad alemana es un verdadero paraíso para los que amamos pedalear. Su configuración en llano y la perfecta señalización de sus carril-bici, junto al hecho de que se trata de un medio de transporte perfectamente integrado en la ciudad, hacen que sea casi obligado alquilar una bicicleta para poder disfrutar de Berlín como un ciudadano más.

Puerta de Brandeburgo

“Playas” en las orillas del río


DNI del viajero Nombre: Lucia Apellido: Premuti De: Madrid (España) Edad: 53 años Me llamo Lucia y nací en Roma. Soy una apasionada de los animales, en casa tengo una gata, dos loros y dos tortugas. Trabajo como puericultora en un hospital y adoro mi trabajo ya que ayudar a traer niños al mundo es maravilloso. Además de los viajes, cocinar es otra de mis pasiones, disfruto preparando platos (obviamente!) italianos para mi familia y amigos.

Latas con los “olores de los sospechosos”

El Muro

En muchos rincones de Berlín es todavía palpable lo que supuso la dramática separación entre el este y el oeste de la ciudad. En una de las orillas del río Sprea se puede ver un pequeño monumento con cruces en memoria de las personas que perdieron la vida mientras nadaban en busca de la libertad a la otra orilla del río. Por otro lado el Checkpoint Charlie era el lugar fronterizo entre el sector de ocupación soviético y el americano. Un punto que a pesar de no tener ningún sentido desde la caída del muro ha sido conservado en parte, y aún se puede ver una reconstrucción idéntica de lo que era la caseta de guardia en el mismo punto en el que se encontraba, mientras que el original se conserva en el Alliertenmuseum. Este lugar se ha convertido en un punto de reclamo turístico, que a mi en cierta manera me creaba sentimientos encontrados ya que los viajeros, los turistas, los curiosos amaban hacerse fotografías en un punto que durante muchos años fue un lugar de terrible dolor, de separación, de sinsentido. Es ese tipo de sensación que me embarga cuando durante algún viaje la ruta me lleva a lugares en los que han tenido lugar acontecimientos dolorosos, catástrofes, etc. Creo que como viajero es importante ver, conocer y recorrer, pero manteniendo el respeto a lo que esos lugares significaron para tantas personas. Dentro de la misma ruta del sinsentido que supuso la separación en dos Alemanias hay que visitar el terrible museo de la Stasi que se encuentra en lo que fue la sede del Ministerio de Seguridad del Estado,

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Monumento a las orillas del río Sprea

Checkpoint Charlie

Centro de documentación del muro de Berlín


o lo que es lo mismo lo que era el servicio secreto de la ex-Alemania del Este. En su interior una gran colección de objetos, artículos empleados por los agentes para poder disfrazarse, fotos, cartas, documentos, así como los artilugios más sofisticados de la época para el espionaje, y también las famosas latas que contenían los “olores de los sospechosos”, quien haya visto la magistral película “La vida de los otros” sabrá de lo que hablo. Otro punto de interés dentro del mismo tema es el Gedenkstätte Berliner Mauer, el centro de documentación del muro de Berlín. La guerra Mundial

Otra de las dolorosas visitas obligadas a mi entender de quien viaja a Berlín es el memorial al Holocausto, situado a pocos pasos de la Postdamer Platz y la Puerta de Brandemburgo y que homenajea a las víctimas del genocidio nazi. El memorial comprende un laberinto de gruesos bloques de cemento a lo largo de un espacio que durante un tiempo fue “tierra de nadie” entre los dos lados del muro. La obra con sus estrechos pasillos, sus desniveles entre las piezas, y el color gris del conjunto crea al visitante una sensación de angustia, claustrofobia y desesperanza que seguramente encaja con lo que a mi entender pretendía el autor de la obra. En la parte inferior del memorial el centro de documentación sobre los judíos muertos en la shoah es un recorrido por el dolor más absoluto, y un paseo infernal por la crueldad humana. Una visita que nunca olvidaré. La iglesia del Kaiser


Memorial al Holocausto

Otro de los lugares de Berlín que hay que incluir en la ruta es la iglesia evángelica luterana de Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche, más conocida como la iglesia del Kaiser. Una iglesia que fue gravemente dañada durante los bombardeos de la segunda guerra mundial y que en una iniciativa que entiendo muy inteligente no fue reconstruida a fin de que sus restos fueran un recuerdo permanente de lo que significan los horrores de la guerra. Más museos...

La lista de museos en Berlín es verdaderamente infinita y es imposible visitarlos todos en un solo viaje, pero para los apasionados

al cine como yo no hay que perderse el Museo del Cine ubicado en el Sony Centre de Postdamer Platz. Guiones, trajes, sets de rodaje, maquinaria original, todo un conjunto de elementos y situaciones que permiten un recorrido histórico maravilloso por la filmografía alemana desde los tiempos del cine mudo a los años de la tecnología digital, sin dejar de lado los complicados rodajes derivados de la censura marcada por el régimen nazista. Otros lugares que habría que incluir en una ruta por Berlín es el majestuoso castillo de Charlottenburg, que fue lugar de residencia de Sophie Charlotte, esposa de Federico III. En su interior se puede viajar atrás en el

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Filmmuseum Berlin, museo dedicado al cine alemรกn


El Reichstad

tiempo visitando impresionantes salas repletas de delicadas piezas de porcelana china, enmarcadas en una decoración totalmente rococó, y hasta se pueden imaginar las grandes y suntuosas noches de fiesta en su galería dorada de más de 40 metros de longitud. Y antes de dejar Berlín hay que armarse de paciencia y soportar estoicamente las larguisimas filas que se forman para visitar el Reichstad, sede del parlamento alemán cuya cúpula de vidrio (no apta para los que sufrimos vértigo) es obra del arquitecto Norman Foster. Desafortunadamente el día de mi visita no había sesión parlamentaria de lo

contrario hubiera sido muy pero muy interesante poder oír de primera mano lo que se dice en el centro neurálgico de la política Europea... Me gustó mucho Berlín, y a pesar de que me dolió aprender, conocer, y ver de primera mano los horrores de lo que vivió Alemania me fui de la ciudad con la sensación de que es una ciudad que ha sabido reinventarse, salir adelante, que no quiere olvidar el pasado pero quiere que este terrible pasado sea siempre un referente para tener la certeza de que pase lo que pase el futuro siempre será mejor. v

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www.divinovillas.com - relations@divinovillas.com

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Costa Brava, reposo frente al mar Este precioso tramo del litoral catalĂĄn ofrece aĂşn rincones maravillosos que permiten al visitante reencontrarse con lo natural Texto Y fotos Gonzalo Paraiso Fecha del viaje 18/07/2015 A 19/07/2015

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T

odo es más sencillo frente al mar. Bajo esta premisa seis amigos decidimos irnos a pasar un sábado de julio a la Costa Brava. Sin destino fijo, queríamos pasar un par de días admirando el mar en este célebre tramo del litoral catalán. Carretera y manta que dirían algunos. A las 10 de la mañana, con dos coches y en ruta. Nada mas salir, debido a la mala planificación y las prisas, el GPS nos lío más de la cuenta y casi terminamos pasando el día en Tarragona. La solución fue desviarnos, parar en el primer lugar que encontramos en una zona industrial y hacer lo que deberíamos haber hecho desde el principio, decidir cual iba a ser

nuestro primer destino. Tras mirar qué nos quedaba más cerca y qué era lo que conocíamos alguno de nosotros, un lugar tranquilo, una cala o algo por el estilo, lejos de la masificación, decidimos que el destino iba a ser... ¡Sí!, Lloret de Mar. Tras varias retenciones por el camino y la gran cola de entrada a Lloret (unas dos horas y media en total), acabamos en la playa de Sa Boadella, un oasis de paz poco conocido. Aparcamos los coches, tras varias vueltas también, y nos dirigimos a la playa. La playa estaba bastante bien, había gente pero no era excesivamente agobiante: había familias, gente joven, parejas..., pero se estaba bastante bien, además hacia muy buen tiempo y pudimos tomar bien el sol. A alguno incluso le dio tempo de ponerse

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un poco rojo. Encontramos un hueco en el que nos cupiesen las toallas, las sombrillas y las mochilas y montamos nuestro particular chiringuito: seis toallas, seis mochilas, dos sombrillas y tres sillas de plástico. Montado todo, nos fuimos al agua. Un amigo había traído gafas con tubo para bucear y aletas además de su cámara GoPro para grabar bajo el agua y nos fuimos a hacer un poco de snorkel. Como se ve en el vídeo, pudimos ver algunos peces y nadar entre las rocas. Al principio personalmente no estaba muy convencido, ya que hasta hace no mucho, la playa y yo no éramos del todo amigos pero como no lo había hecho nunca decidí probarlo. No me arrepiento

para nada, la verdad, al principio cuesta un poco acostumbrarse a respirar solo por la boca y sobretodo a intentar que el tubo no se llene de agua, pero una vez superado esto, se disfruta bastante. Tras el primer baño, paramos a comer en las toallas, todos nosotros habíamos traído comida pero había en la cala un chiringuito que estuvo lleno durante todo el rato que estuvimos en la playa, por lo que deduzco que el servicio y la comida están bastante buenos. Por la mañana, antes de salir, paramos en un supermercado, queríamos hacer unos mojitos en la playa. Uno de nosotros sabía hacerlos y después de comer nos tomamos

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DNI del viajero Nombre: Gonzalo Apellido: Paraíso De: Barceloa (España) Edad: 23 años Mi nombre es Gonzalo y vivo en Barcelona. Estudio y trabajo. Aficionado del arte, el calzado y la moda masculina. Viajero y ‘foodie’. Muchas ideas y poco tiempo para llevarlas a cabo. Intentando sacar tiempo de donde no lo hay. Siempre en movimiento.

un par de mojitos. Menta, lima, azúcar moreno, ron y sifón, teniendo en cuenta su calidad, no estaban mal ya que abrimos las limas con las llaves del coche, chafamos el azúcar, la menta, las limas con el cuello de la botella de ron y no encontramos hielo picado, los bautizamos como “Mojitos de Playa”. Terminada la comida y los mojitos nos quedamos en las toallas descansando un poco, escuchando música y “arreglando el mundo” que dirían algunos. Esperamos a que bajase un poco el sol y fuimos a darnos el último baño antes de irnos. En este caso, el baño fue algo más relajado, nada de buceo ni de nadar entre rocas, refrescarnos un poco algunas risas y volvimos a la toalla hasta que empezamos a decidir cual sería nuestro

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próximo destino. Tras mirar varios destinos, decidimos ir a pasar el domingo a Calella de Palafrugell, no estaba relativamente lejos de Lloret y uno de nosotros solía veranear ahí de pequeño y nos dijo que era un sitio bastante tranquilo. Así que el domingo por la mañana, tras descansar en los coches fuimos a desayunar a una cafetería que había en el pueblo. Era pronto y no había mucha gente por las calles, realmente parecía un lugar muy tranquilo. Después de desayunar volvimos al coche a ponernos los bañadores y coger las bolsas, sillas y sombrillas para ir a la playa.

Llegamos a la playa y vimos que era casi toda para nosotros, así que no íbamos a tener todos los problemas que encontramos en Lloret para montar nuestro chiringuito. Una vez montado nos tumbamos a descansar un rato más. A media mañana la gente empezó a venir a la playa, sobretodo familias y matrimonios mayores, nada que ver con la playa del día anterior. Estuvimos tomando el sol y bañándonos hasta más o menos la hora de comer, cuando fuimos a pasear un poco por el pueblo para conocerlo un poco más. Tras el paseo decidimos ir a comer a la terraza de algún restaurante, y después fuimos a varios sitios

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y vimos uno que no estaba lleno hasta los topes y que parecía tranquilo y que además nos gustó a todos y nos quedamos ahí. Pedimos fideuá para todos y fue todo un acierto ya que estaba buenísima. No estábamos seguros de pedirla, pero ya que estábamos ahí, había que aprovechar. Después de comer fuimos a un pequeño mirador que había al lado del restaurante en el que se podían ver las distintas playas del pueblo, hicimos varias fotos y volvimos paseando a los coches. Antes de volver a casa, el chico que conocía el pueblo nos dijo que conocía un par de miradores más, a uno podíamos llegar a pie pero para el otro

se tenía que coger el coche. Así que antes de llegar a los coches fuimos al primer mirador, era el principio del Camí de Ronda, una ruta de senderismo por la Costa Brava que recorre el tramo que hay entre Calella de Palafrugell y Tamariu. Tras la visita a este mirador, esta vez sí, cogimos los coches y subimos al otro mirador, estaba en lo alto de una montaña y desde él podíamos ver el pueblo completo y sus alrededores, estuvimos sentados un rato reposando la comida y admirando las vistas del mar y el pueblo. Antes de volver, como era pronto todavía, decidimos hacer una parada para tomar

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algo en Platja d’Aro. No estaba muy lejos, unos 20 minutos en coche, así que a todos nos pareció buena idea terminar el fin de semana tomando algo en una terraza frente al mar. Aparcamos los coches donde pudimos, teniendo en cuenta que era domingo, no nos costó demasiado. Estábamos un par de calles por encima de la calle más comercial del pueblo, así que tampoco estábamos muy lejos del paseo marítimo, donde queríamos ir a tomar algo. Tras un par de paseos decidimos sentarnos en un bar que tenía unos sofás que parecían relativamente cómodos. Las vistas no estaban mal, estábamos en el mismo paseo marítimo viendo la

playa y además no había mucha gente, así que estábamos bastante tranquilos. Terminadas las bebidas, decidimos que era hora de volver, no era muy tarde pero era domingo y no queríamos coger atascos de entrada a Barcelona. A pesar de ello, pudimos evitar encontrarnos alguna retención, pero nada grave. Fue bastante más rápido que el viaje de ida. Fue un fin de semana bastante completo, pude conocer Lloret de Mar y Calella de Palafrugell, hacer un poco de buceo y ver algunos peces y lo más importante pasar un buen fin de semana en muy buena compañía. Todo ello, frente al mar. v

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Buenos Aires al máximo en cinco días Tacto europeo y pasión latinoamericana. Fútbol, mate, tango y rock & roll. Así es la capital de Argentina, puro contraste Texto Y fotos Victoria Agulla Fecha del viaje Julio 2015

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A

pesar del frío invierno que la caracteriza la ciudad de Buenos Aires recibe en julio, a miles de turistas por día que son atraídos por su especial carácter. Sus barrios emblemáticos, sus miles de restaurantes, sus trescientos teatros, sus decenas de museos, su auténtico tango, su arte callejero, su pasión por el futbol, su amor por el rock, su cosmopolita multitud, su fino estilo y sus infinitas atracciones hacen de ella un lugar único en el mundo. Como un monstruo, Buenos Aires te atrapa desde el primer momento, haciéndote creer que sos parte de la ciudad, contagiándote ese ritmo acelerado y esas ganas de salir a conocerla. Siendo yo de Córdoba, venir a la capital argentina es como viajar a otro país. No es que mi ciudad sea un pueblo, pero no está a la altura de Madrid, Shanghai, New York, Paris, Londres o Rio de Janeiro como sí lo está Buenos Aires. Con 21 años ya he venido más de 20 veces. Pero a medida que crecen mis visitas, mis ojos se van abriendo un poco más. No hay retina que alcance a capturar la esencia completa de esta ciudad. Vengo a Buenos Aires con excusa de hacer unos trabajos pero en realidad lo hago como una viajera más, con el fin de dejarme enamorar una y otra vez de ella. Cualquiera podría decir que es mejor empezar por conocer la zona céntrica de la ciudad. Pero todo depende el día en el que se arriba. Si es feriado o fin de semana el barrio de la Boca es el lugar para iniciar un auténtico recorrido por la capital mundial del Tango. Su nombre se lo debe al hecho de ser

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El Caminito

la desembocadura (la boca) del Riachuelo. Legendario arrabal poblado de ranchos y pulperías que en el siglo XIX se transformó en barrio marítimo que terminó siendo el hogar de miles de inmigrantes. El mayor exponente del barrio fue Benito Quinquela Martín un artista que plasmó en las paredes la vida cotidiana de su gente en estilo neo-impresionista. Rodeado de barcitos y milongas (lugares para bailar tango) de todos los colores (cuando se quedaban sin un color de pintura, pasaban a otro) estos rincones porteños te encantan con esa danza sensual que como en el mismo baile te mantiene en contacto dejándote llevar por el Caminito, al ritmo del bandonéon.

En esta ciudadela también se encuentra la Usina del Arte, antiguo edificio de La Ítalo Argentina de Electricidad o más conocido en ese entonces como “El Palacio de la luz” -ya que era la usina que satisfacía la demanda energética de toda la ciudad- y restaurada hoy para ser un centro artístico y musical del más alto rango. En este espacio se pueden ver una variada gama de espectáculos, festivales y muestras de arte. Desde la Boca donde se puede llegar a ver la Bombonera, el estadio del Club Atlético Boca Juniors, comiendo un energético locro (guiso a base de porotos, maíz, carne y verduras) o un sabroso asado (con cortes como:

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chorizo, bifes, morcilla, matambre, etc.) acompañado de un buen vino. De viernes a domingo puede verse un partido de futbol, y si uno tiene mucha suerte, puede ser espectador del clásico Boca-River. Si seguimos explorando la zona sur de la ciudad y queremos encontrarnos con la esencia de las artesanías argentinas, nos dirigimos en taxi o bus a uno de las zonas más antiguas: el barrio de San Telmo. En la Plaza Dorrego todos los domingos se vuelve el principal escenario de la feria de antigüedades al aire libre más importante de la ciudad. De esa atmósfera antigua, en minutos nos trasladamos al barrio más moderno: Puerto Madero. Edificios de diferentes y modernos estilos arquitectónicos se yerguen frente al

DNI del viajero Nombre: Victoria Apellido: Agulla De: Córdoba (Argentina) Edad: 21 años Soy una periodista cordobesa de 21 años. Estoy encargada de la comunicación de una empresa de Marketing, colaboro para diferentes medios y soy Community Manager de otros proyectos. Pero lo mío es viajar y escribir. Curiosa y perseverante. Ciudadana del mundo.

Feria de San Telmo

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Río de la Plata, puentes monumentales, restaurantes de categoría y una vuelta al puerto tradicional argentino hacen que Pto Madero sea el barrio de negocios y residencias más caras de la ciudad. Como ciudad de contrastes, al frente del paraíso de los rascacielos, se encuentra la Reserva Ecológica, un escenario natural donde se puede hacer un poco de trekking o andar en bici. Una buena forma de finalizar la jornada es yendo a tomar algo a los bares o pubs

del microcentro donde se puede conocer a turistas de todo el mundo y compartir con los argentinos la costumbre urbana del after office. La segunda jornada -y si es día de semana mejor- es perfecta para ir al centro capitalino donde se encuentran los sitios históricos argentinos: Plaza de Mayo la Casa Rosada (sede del Gobierno Nacional), la Catedral Metropolitana y el Cabildo (ayuntamiento colonial), punto cero de la ciudad.

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Por esta zona también se encuentra la “Wall Street” argentina. Todos los bancos más importantes del mundo se sitúan por aquí, al igual que La Bolsa, el Banco Central y la Legislatura porteña. Si uno es amante de los libros, estos dos últimos sitios político (ubicado en Peru 130) tienen unas bibliotecas como de película. Para quienes nos gusta caminar, es imprescindible recorrer a pie la Avenida de Mayo y nos dejamos deleitar por el estilo neoclásico

de los edificios, el diagrama madrileño de su calle y la antigüedad de sus plátanos. En esta avenida se encuentra el Bar Tortoni, el Hotel Castelar y otros sitios donde se reunían los españoles en el siglo XX. Si se prefiere conocer la ciudad sin caminar tanto, el bus turístico es una buena opción como medio de transporte. A la noche es mejor moverse en taxi y así llegar más rápido a comer a esos típicos bodegones porteños. Los bodegones son la síntesis perfecta de las

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Las vias, barrio de la Boca


Teatro Colón

corrientes migratorias más importantes que llegaron a la ciudad: la italiana y la española. Los menús más argentinos son: milanesas, supremas, papas fritas, guisos, mariscos, pescados y la infaltable carne a la parrilla. En el tercer día hay que ir a Recoleta, la zona caté y distinguida, de un amplio interés histórico y arquitectónico, donde se sitúan la mayoría de las embajadas y plazas más importantes y con el foco turístico y cultural más valioso de Buenos Aires. Desde aquí, no es mala idea ir a recorrer los centros culturales de la ciudad por Recoleta. Los más conocidos son: el Museo de Arte Latinoamericano (MALBA), el Centro Recoleta, el Museo de Artes Decorativas, Cementerio de

La Recoleta, la Basílica Nuestra Señora del Pilar, Plaza Francia, el Palacio de Cristal, el Museo del Bicentenario o el Centro Cultural Kirchner, todos ubicados en Recoleta, el centro o Belgrano. En este último se encuentra también el Barrio Chino que sorprende por la enorme proliferación de locales y restaurantes con el sello de la cultura oriental. De noche se pueden hacer muchas cosas más que salir a bailar o tomar algo. Si de algo puede jactarse la ciudad de Buenos Aires es de su amplia oferta de espectáculos. La capital argentina es junto con Londres y New York, la metrópolis con más actividad teatral en el mundo. El Teatro Colon es un monumento inmenso, lleno de elegancia y

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exuberancia. Además de ser un icono argentino del arte, la música y la danza, el Colón es uno de los teatros mundialmente más importantes. Su arquitectura, acústica y trayectoria es deslumbrante. Se pueden hacer visitas guiadas de 9 a 17h o mejor, ir a ver un espectáculo. Si se prefiere algo más cotidiano, se puede ir al cine o ver una de las tantas obras teatrales en Avenida Corrientes. El cuarto día es para ir directamente al norte de la ciudad donde se encuentra el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori y cercano a éste, el Planetario y el Jardín Japonés. Si ya estamos por esta parte de la ciudad, es inevitable pasear por los Bosques de Palermo y darse una vuelta por Palermo Soho y Palermo Hollywood, los dos barrios de las celebrities argentinas.

Plaza Francia

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El Ateneo Grand Splendid

Un polo gastronómico al que hay que destinarle una noche se encuentra en la zona bautizada como Las Cañitas, entre Belgrano y Palermo. Pastas, parrilla, pescados y comida internacional en un ambiente joven y moderno. Ya en el quinto día, con todas las visitas anteriores, uno puede decir que conoció Buenos Aires. Sin embargo, hay algunos lugares que son realmente únicos y merecen

ser visitados al menos antes de partir. El Ateneo Grand Splendid es una bellísima librería situada en Avenida Santa Fe. Su hermosura es tal que fue elegida por The Guardian como la segunda librería más hermosa del mundo. Otro lugar al que hay que ir es el Patio Bullrich, edificio histórico de la familia Bullrich, diseñado por el arquitecto inglés Waldorp, que en 1988 se inauguró como un moderno shopping.

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También está Galerías del Pacifico, espectacular y único shopping ya que desde 1946 en su cúpula está decorada con las obras de los artistas Berni, Castagnino, Colmeiro, Spilimbergo y Urruchúa, donde se plasma la construcción iconográfica de los valores primarios y prácticas socioculturales comunes en diversas culturas, como la familia y el contacto con la naturaleza donde, ademas, se pueden comprar prendas de primeras marcas,

dar una vuelta por el Centro Cultural Borges y tomarse un delicioso café Havana. Por último, la peatonal Florida es el lugar para comprar souvenirs y terminar de sentirse porteño por un momento. Es así como termina el recorrido por la frenética Buenos Aires, o, en palabras del icono musical argentino, Gustavo Cerati, “la ciudad de la furia” una capital no para quedarse 3, 5 o 7 días sino para vivir toda una eternidad. v

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Last Minute...

Toronto Deporte y paisaje. La ciudad mas grande de Canada es un destino ideal para los amantes del deporte –Blue Jays, the Raptors– y la naturaleza.

Consejo: To ronto está a hora y media de EE UU. Si vas en coche, recuerda qu e la velocidad en Canadá es en Km /h y no millar es/h. Muchos coches permiten el cambio.

El Instagram @Soteeoh

El libro

En la maleta. Depende. El invierno es muy frío (hasta -15º) y el verano, caluroso (más de 30º).

nir’. En El ‘souve l deporte Toronto e e Hockey, rey es el Ic l de e naciona el deport ente Sencillam Canadá. e ra dade d te sin tu su ir s e d e u no p Leafs. to Maple los Toron

El plato Pancakes with maple syrup

Scott Pilgrim. Serie de novelas gráficas del dibujante Lee O’Malley sobre un chico de Toronto que trata de conquistar a la chica de sus sueños. La saga es todo un record de ventas.

La ‘playlist’

El Blog

1.Neil Young. Ambulance Blues 2.Bryan Adams. Run to You

www.blogto.com. Todo lo que tienes que saber sobre Toronto a un click: eventos, restaurantes, noticias ...y también una guía de estilo para no desentonar. Han pensado en los turistas y el blog incluye una ‘City Guide’.

3. Alanis Morisette. Ironic 4. Shania Twain. You’re still the one 5. Sum 41. In too Deep 6. Leonard Cohen. Closing Time

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magellan De viajero a viajero

¿Te animas a compartir tu viaje? Envíanos tu historia junto a las mejores fotos y verás tu relato publicado en uno de los próximos números de Magellan.

¡Es muy fácil participar! Entra en www.magellanmag.com, accede a la sección Tu Viaje y sigue las instrucciones para el envío del material.

¡Atrévete!


En el pr贸ximo n煤mero: viajamos a Barcelona

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