Revista de viajes Magellan Nº24

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magellan De viajero a viajero

Año 2 - Diciembre 2016

CAMBOYA

RUTA 61

TURISMO PARA LA MEMORIA

UN PASEO POR LA CUNA DEL BLUES

DE CRUCERO

ISLA REUNIÓN UN PARAÍSO PERDIDO EN MEDIO DEL OCÉANO

LA RUTA DEL TITANIC, LLEGA A PUERTO

BIAŁOWIEZA EL ÚLTIMO BOSQUE DE EUROPA

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magellan De viajero a viajero

magellan De viajero a viajero

Año 2 - Diciembre 2016

EDITORIAL CAMBOYA

Año 2 - Nº24 - Diciembre 2016 Publicación de periodicidad mensual

RUTA 61

TURISMO PARA LA MEMORIA

UN PASEO POR LA CUNA DEL BLUES

DE CRUCERO

ISLA REUNIÓN UN PARAÍSO PERDIDO EN MEDIO DEL OCÉANO

LA RUTA DEL TITANIC, LLEGA A PUERTO

BIAŁOWIEZA EL ÚLTIMO BOSQUE DE EUROPA

Editor Fabrizio Rodilossi fabrizio@magellanmag.com Redacción Laura Fabregat redaccion@magellanmag.com Redes sociales Gonzalo Paraíso redes@magellanmag.com Publicidad publicidad@magellanmag.com Marketing marketing@magellanmag.com Han colaborado en este número Jordi Canal-Soler Amadeu Deu Lozano Eva Buquet Xirau Laura Fabregat Sofie Hendrickx Suscripciones Suscríbete y te mantendremos informado sobre la salida de cada número y acerca de todas las novedades de Magellan. Contacto Tel. +34 680624660 info@magellanmag.com Web www.magellanmag.com

‘Magellan’ no se hace responsable de los artículos firmados por los autores. Foto de portada: Ciervo en la reserva de Białowieża (Jordi Canal-Soler)

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And the winner is...

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estinos tan lejanos entre sí como Polonia, EEUU y Reunión son los lugares protagonistas de los artículos ganadores de nuestro 1er Concurso de Relatos de Viajes que hemos organizado conjuntamente con la Escuela de Escritura Laboratori de Lletres. Ha sido una experiencia fantástica poder viajar por todo el mundo gracias a los artículos con los que habéis participado en esta primera edición del concurso, y nos consta que para el jurado ha sido realmente complicado elegir tres destinos de entre todas las aventuras y experiencias que con tanto entusiasmo habéis escrito y fotografiado. En Magellan nos sentimos realmente satisfechos de la excelente acogida dispensada a esta iniciativa, y os aseguramos que desde este mismo momento nos ponemos a trabajar en la organización de la segunda edición del concurso. Nuestra más sincera enhorabuena a Jordi Canal-Soler, Amadeu Deu Lozano y Eva Buquet Xirau autores de los relatos ganadores , y nuestra felicitación y agradecimiento a los demás participantes por la calidad de los trabajos enviados. Queremos aprovechar también el último editorial del año para desearos un 2017 lleno de viajes y aventuras, porque mientras seguimos viajando seguimos disfrutando intensamente, seguimos aprendiendo, seguimos descubriendo y, lo que es más importante, seguimos sintiéndonos mucho más vivos.


magellan De viajero a viajero

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SUMARIO

BIAŁOWIEŻA

RO CRUCE RUTA 61

CAMBOYA

ISLA REUNIÓN

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06 Noticias Repasamos las noticias y eventos más

de viajes 10 Apps ¿Preparando tu mejor escapada escru-

destacados de la agenda internacional este mes de diciembre.

pulosamente? Te contamos cuales son las mejores app para organizarte.

mejor foto de mi viaje 08 La Francia, Lisboa, Málaga y la mismísima

último bosque de Europa 14 El Nos adentramos en Białowieza (Polonia)

Capadocia son los lugares en el punto de mira de nuestros lectores este mes.

un paraje natural tan desconocido como místico.

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SUMARIO

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46

34

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61. La ruta del Blues 24 Ruta Nos atamos el cinturón para conocer,

país sin tregua 46 Camboya, Nos aventuramos por los misterios más

parada a parada lo mejor de esta ruta por EEUU, cargada de cultura y buena música.

intrigantes de este maravilloso país: de sus mejores templos a su trepidante historia.

paraíso por descubrir 34 Un Viajamos a Reunión, la escarpada isla,

decadencia en alta mar 60 Lujosa Navegamos por la misma ruta que siguió

que pese a su exotismo, es aún un tesoro casi virgen.

el Titanic, a bordo de un crucero de lujo, que une Southampton y Nueva York.

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NOTICIAS Un patrimonio, de traca La Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco a sumado un nuevo inquilino a sus filas, y este promete, como mínimo, hacer ruido. Las Fallas de Valencia son a partir de ahora una tradición protegida, ya que para la UNESCO, han conseguido mantener vivas prácticas tradicionales valencianas. Sátira, ironía y sobretodo mucho humor que dan forma cada marzo a más de 400 ‘ninots’, unos enormes muñecos que pueden llegar a medir 20 metros. Y de todos, sólo uno se salvará de las llamas...

Un Transiberiano de diseño Recorre 9288 kilometros, de Moscú a Vladivostok, en el mar del Japón, y su trayecto es de los más célebres del mundo, pero las vistas, según parece, están a punto de cambiar ligeramente. Según han anunciado, la compañía, unida a un grupo de promotores inmobiliarios, quiere hacer algunos altos en el camino, y han pedido a los mejores diseñadores del mundo que presentarán sus mejores propuestas para decorar la larga ruta con quioscos de información turística. Las primeras muestras son de lo más llamativas.

Mitad bus, mitad barco Es sin duda la nueva sensación en Hamburgo. Un bus ‘sirena’ que pese a guardar su forma original, puede también navegar por el río como un barco. La atracción turística ha resultado todo un éxito, ya que este particular medio ha permitido combinar una ruta turística por tierra por la ciudad de Hamburgo con una acuática, que permite ver la ciudad navegando por el río Elbe en el puerto. El Hafen City River Bus ofrece un ‘tour’ de 80 minutos por unos 20, ¡y ya hay largas colas! www.hafencityriverbus.de

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NOTICIAS Escapadas a buenos precios para estas Navidades

TOP 10 DESTINOS Como cada año, ‘Lonely Planet’ ha dictado sentencia sobre los mejores destinos para viajar de momento muchos, los tienes en ‘Magellan’...

La Navidad y el Año Nuevo están a la vuelta de la esquina, y eso ha disparado las búsquedas en internet entre los viajeros más empedernidos, que han salido a la caza de los destinos más asequibles. Y con alguna diferencia entre los resultados, los ganadores parecen indiscutibles: Moscú, Dubrovnik (Croacia), Riga (Latvia), Tallinn (Estonia), Budapest (Hungría), Atenas (Grecia), Lisboa (Portugal) y Varsovia y Cracovia (Polonia), encabezan todas las apuestas.

Lo mejor de 2016 El año cierra, según datos oficiales de la Organización Mundial del Turismo (OMT) con una crecida de las visitas turísticas alrededor del mundo: sólo en los primeros meses se movilizaron ya 348 millones de turistas internacionales, un 5,3% más que en 2015. ¿Y los destinos ganadores? Con un 9% más de visitantes, Asia y el Pacífico han sido los claros vencedores, seguidos de América del Sur y el Caribe. Puede que Brasil, y sus Juegos hayan tenido algo que ver...

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Angkor (Camboya). Son unos 900 templos escondidos en plena selva. Más que alucinante resulta increíble.

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Gran barrera de coral (Australia). Con 3.000 km. es el mayor conjunto de arrecifes coralinos del mundo.

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Machu Picchu (Perú). La ciudad ‘perdida’ por excelencia, ha fascinado a quienes se han acercado a ella.

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Gran Muralla China (China). Con más de 8.000 km. es la mayor construcción humana. Y abruma.

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Taj Mahal (India). Hay pocos sitios tan bellos como el mausoleo de la mítica Mumtaz Mahal en el río Yamuna.

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Gran Cañón (EEUU). Simplemente hay que recorrerlo en persona para descubrir su grandeza.

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Coliseo (Italia). Elegante por fuera y cruento dentro, es un magnífico icono para Roma y el mundo.

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Cataratas de Iguazú (Brasil y Argentina). Son las más caudalosas y vale la pena mojarse para vivirlas.

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La Alhambra (España). Los acabados de sus palacios y jardines son una delicia para los sentidos.

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Santa Sofía (Turquía). Es un hito de la historia de la arquitectura, y el tesoro mejor guardado de Estambul.


LA MEJOR FOTO DE MI VIAJE

Envíanos tu mejor foto a: fotos@magellanmag.com

El antiguo puerto de Honfleur (Francia)

Jordi Puiggali

Imagen típica de Lisboa

Pepi Martinez

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LA MEJOR FOTO DE MI VIAJE

Envíanos tu mejor foto a: fotos@magellanmag.com

Málaga al atardecer

Víctor Gómez

Capadocia en globo

Teresa Olivares

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APPS DE VIAJES

CheckMyTrip

TouristEye

Esta app es un perfecto gestor de tu itinerario de viajes, sencillo y accesible desde el móvil. CheckMyTrip te permite almacenar todas tus reservas en un único lugar para que puedas realizar un seguimiento de tus viajes, vuelos y hoteles sin perder detalles. Solo tienes que enviar tus correos electrónicos de confirmación para iniciar el seguimiento de tus vuelos, hoteles o alquiler de coches. No puede haber nada más práctico.

La principal utilidad de Tourist Eye es también la de planificar viajes. La app tan sólo pide un nombre y las fechas previstas de inicio y fin del viaje. Es una red social de viajeros que permite compartir destinos, viajes o sitios descubiertos, ver quién más ha visitado los mismos sitios que tú, leer consejos de otros viajeros y ver los mapas de las ciudades offline. También incluye un GPS para ver dónde estamos situados con respecto a los sitios de interés.

Diana

OsmAnd Maps

Si lo que deseas es encontrar restaurantes cercanos en función de tus gustos cuando viajas, Diana es tu app. Ya no tendrás que preguntar a tus amigos dónde ir a comer, pues la app te permite filtrar las búsquedas por el tipo de cocina, precio y seleccionar la distancia máxima a la que quieres encontrar restaurantes. Si puntúas a los restaurantes, ayudarás a mejorar sus recomendaciones.

OsmAnd es un mapa y una aplicación de navegación a la vez, con acceso a datos de OpenStreetMap (OSM) de todo el mundo y de alta calidad. Todos los datos de los mapas se pueden almacenar en la tarjeta de memoria de tu dispositivo y ser usados sin conexión. También permite buscar lugares por dirección, por categoría (restaurante, gasolinera, ...), o mediante coordenadas geográficas.

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Laboratori de Lletres, mucho mรกs que una escuela de escritura

www.laboratoridelletres.com C/ Casp, 39, Principal 2-A - 08010 11 Barcelona Telf. 93 396 37 19


1ER CONCURSO DE RELATOS DE VIAJES

¡Ya tenemos los ganadores del 1er concurso de relatos de viajes! 1er clasificado Jordi Canal-Soler por el relato “Białowieża, el último bosque de Europa” . Premio: una estancia de tres días para dos personas en Sicilia: “Siguiendo los pasos de Montalbano”.

2ºclasificado: Amadeu Deu Lozano por el relato “Ruta 61. La ruta del blues”. Premio: un curso presencial o virtual en la Escuela de Escritura Laboratori de Lletres de Barcelona.

3er clasificado: Eva Buquet Xirau por el relato “Isla Reunión, un paraíso por descubrir”. Premio: set de tres maletas Gladiator modelo New Light.

En las siguientes páginas podréis disfrutar de la lectura de los tres artículos premiados 12


1ER CONCURSO DE RELATOS DE VIAJES

Gracias a todos por vuestra participación Desde Magellan y la Escuela de Escritura Laboratori de Lletres, queremos agradecer a todos los autores su participación en nuestro concurso. Ha sido realmente complicado para el jurado tomar una decisión ya que la calidad de los escritos lo hacía realmente difícil. En los próximos meses publicaremos una selección de los mejores relatos recibidos, en la confianza de que los lectores de Magellan disfrutaréis de las historias tanto como lo han hecho los miembros de nuestro jurado durante el proceso de deliberación. Agradecemos también de manera especial a Sud Tourism y Maletas Gladiator su colaboración en esta primera edición de nuestro concurso de relatos de viajes.

Los miembros del jurado

De izquierda a derecha: Víctor Fernández Clares, responsable de comunicación de la Escuela de Escritura Laboratori de Lletres; Laura Fabregat, responsable de redacción de Magellan, Laia Terron, codirectora de la Escuela de Escritura Laboratori de Lletres; Josep Prats, periodista, viajero, aventurero y colaborador habitual de Magellan. Maletas

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1 ER CL AS IFI CA DO

Białowieza, el último bosque de Europa Situada en Polonia, esta reserva natural hogar del bisonte europeo es un paraje natural casi virgen custodiado por árboles que llegan al cielo TEXTO Y FOTOS JORDI CANAL-SOLER FECHA DEL VIAJE 11/08/2016 A 13/08/2016

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La enorme cabeza del bisonte

–Y La neblina y el día se levantan en Białowieża

o siempre sugiero a mis clientes que empecemos a andar en completo silencio. Es la mejor manera de conocer el bosque –dijo João. Estábamos justo a la entrada del Parque Nacional de Białowieża, en Polonia oriental, en el último bosque primario de Europa, y las palabras las acababa de pronunciar nuestro guía. Pensé que empezábamos mal si nuestro cicerone quería convertir aquella excursión por el bosque en una experiencia muda para ahorrarse explicaciones, pero pronto le agradecí la iniciativa. Eran las ocho de la mañana y estábamos solos al cruzar la puerta de madera del parque para caminar por el sendero del único recorrido posible. Hice caso a João: dejé de lado la cámara y me dediqué únicamente a disfrutar de la experiencia con todos mis sentidos. Poco a poco dejé de imaginar y empecé

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a experimentar: olores, colores, texturas, sonidos,… Inspiré profundamente y pude sentir como se me llenaban los pulmones de un aire puro, vivificante, oxigenado,… y con un leve regusto a suelo húmedo. Escuché con atención para distinguir el más leve sonido, pero en pleno agosto, cuando los animales están más interesados en buscar comida que en aparearse, el silencio era casi sepulcral. No se escuchaban ni el croar de las ranas ni el canto de los pájaros tan comunes en primavera. Solo se oía el leve susurro de las hojas de algún álamo temblón que una ligera brisa hacía tintinear. A veces, se escuchaba el eco lejano del grito de un arrendajo, como si el pájaro se quejara por entrometernos en su territorio…

Un tronco caído en el Bosque de Białowieża

Roble centenario en Białowieża

El bosque de Białowieża es el último bosque natural de Europa, y se ha conservado intacto desde hace ocho mil años. Así era todo el continente antes de que el hombre empezara a talar los árboles y a cultivar la tierra. –¿Qué os ha parecido? –preguntó João pasados los diez minutos de deambular por el sendero en profundo silencio. Habíamos llegado junto a un gran tilo caído cuya corteza arañada por la caída empezaba a ser


colonizada por decenas de setas y una capa de musgo de un llamativo verde fosforescente. –¿Os imaginabais así el bosque? –insistió nuestro guía. La luz de la mañana se filtraba por el claro creado por el árbol al caer. Cerca, un roble inmenso se levantaba más de cincuenta metros por encima de nuestras cabezas, pero la mayoría de árboles cercanos apenas tenían medio metro de diámetro. Me había imaginado que el bosque primario sería un conjunto de árboles centenarios que recordarían un bosque de secuoyas. –Justamente aquí, en Białowieża, es el mejor lugar del mundo para ver que eso no es así – respondió João–. La naturaleza es como un libro: solo hay que saber leerlo para entenderla. El ciclo de la vida, nos contó el guía, está representado no solo por lo que vemos, sino

también por aquello que está oculto. Un roble puede vivir hasta seiscientos años, pero tarde o temprano se hace viejo, se debilita y entonces una violenta tormenta o la caída de otro árbol lo hace caer. Pronto, su tronco se verá invadido por insectos, musgos y líquenes que irán transformando la vieja madera en humus rico en minerales, aprovechado por nuevos árboles jóvenes que podrán crecer gracias a la luz que llegue por el claro creado en la copa de los árboles. Y así sucesivamente en un continuo ciclo vital en el que intervienen millares de especies del bosque. Los científicos han encontrado en el Parque de Białowieża uno de los ecosistemas más ricos de Europa cuya biodiversidad puede equipararse a la de algunos biotopos tropicales: se distinguen hasta cinco variedades de bosque en Białowieża según la humedad del terreno o la presencia Charca en el bosque de Białowieża

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DNI DEL VIAJERO Nombre: Jordi Apellido: Canal-Soler De: Barcelona (España) Edad: 38 años Soy escritor y fotógrafo especializado en viajes. Viajo por el mundo y lo cuento en artículos en revistas y periódicos, programas de radio y televisión, charlas y conferencias y media docena de libros, entre los que se cuentan VIAJE AL BLANCO (Editorial UOC, 2014) y TERRES DEL NORD (Nova Casa Editorial, 2015). También me encontraréis en: Página Web: www.jordicanal.com Blog: www.apuntsdeviatge.com Facebook: facebook.com/apuntsdeviatge Twitter: @jordicanalsoler Instagram: @jordicanalsoler Youtube: jcanalsoler

El camino del bosque de Białowieża

Google Plus: +JordiCanalSoler

mayoritaria de robles, tilos, alisos, arces, fresnos, carpes y hasta 26 especies de árboles diferentes. Hay otras 55 especies de arbustos que cubren el sotobosque y que conviven con 3000 especies de hongos, 400 de líquenes y 165 de musgos. La variedad de especies es tan grande aquí que el bosque nunca tiene una apariencia uniforme o monótona. Aquí un árbol caído, allá un conjunto de matorrales y acullá una poza con agua ennegrecida,…

Seguimos avanzando por el camino, que en algunos tramos se convertía en una pasarela de madera que se elevaba entre un palmo y medio metro del suelo del bosque para superar algunas zonas fangosas y encharcadas. –¿Lo veis? –nos preguntó João indicándonos unas huellas en una de las ribas enlodadas de una charca junto a la pasarela–. Esas huellas explican toda una historia. Son de jabalíes, que merodean por el bosque

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buscando raíces y tubérculos de los que alimentarse. Por eso se pueden ver algunos de los surcos que excavan con sus fuertes morros. En invierno, en este mismo sitio, he visto muchas veces huellas de ciervos, de corzos, incluso de algún lobo que merodea en grupo por la zona. Y por supuesto, de bisontes… Por supuesto de bisontes, pienso. El Parque Nacional de Białowieża, que continúa en la vecina Bielorrusia, es el último lugar de Europa donde los bisontes pueden pacer libremente en libertad. Pero aunque su población ronda los casi mil ejemplares en todo el parque transfronterizo, no distinguimos a ninguno. Ni tan solo vimos sus pisadas. –¿Bisontes en verano? –dijo João cuando le preguntamos si se podían ver–. Va a ser más que complicado. En esta época los grupos de

hembras y machos jóvenes viven en el interior de los bosques buscando protección. Y los machos adultos, más solitarios, se alejan y son difíciles de ver. En invierno, debido a la escasez de alimento, se acercan a las granjas e incluso entran en el pueblo, pero en verano, olvidadlo… La frustración y el desánimo se pintó en nuestros rostros. “Estar en Białowieża y no ver el bisonte en su entorno natural es como estar en Roma y no ver el Papa”, reza el folleto informativo de la PTTK de Białowieża, la Sociedad Polaca de Turismo y Visitas Guiadas. Así que venir aquí y no poder ver al bisonte era como si no hubiéramos estado. João vio nuestras caras de angustia y decidió ayudarnos: –Hay otra manera de ver bisontes: en la Reserva. Bisontes salvajes en Białowieża

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Un descanso en el bosque de Białowieża

La Reserva de Bisontes o Parque Animal de Białowieża es un centro de reproducción perteneciente al mismo Parque Nacional en el que en varias zonas valladas en un total de 23 hectáreas se crían animales salvajes de la región: alces, ciervos, corzos, jabalíes, lobos y linces, también un grupo de caballos Tarpán, una raza salvaje de oriente. Y, por supuesto, bisontes. De hecho, la Reserva empezó en 1936 para criar tarpanes, pero pronto se vio en la necesidad de criar bisontes en cautividad para ser liberados en el vecino bosque. Los bisontes se extinguieron de Białowieża en 1919 a causa de la caza excesiva durante la Primera Guerra Mundial. Solo quedaban algunas docenas repartidos entre zoológicos y reservas de Europa, y a partir de 1927, se

trajeron algunos para empezar a criarlos. Ya antes de la Segunda Guerra Mundial había aquí un rebaño de 16 ejemplares. En 1952 se dejó en libertad a la primera pareja para que empezara a criar en libertad, y entre su descendencia y los otros liberados que les siguieron, ya llegan a los casi 500 bisontes en la región polaca del parque. En el lado de Bielorrusia habría otros tantos, de manera que de los tres mil bisontes europeos existentes en todo el mundo, casi una tercera parte viven en Bialowieza. En la Reserva también se pueden ver los żubroń, un híbrido de vaca y bisonte criado artificialmente aquí entre 1958 y 1976. Los científicos que impulsaron el raro cruce buscaban combinar lo mejor de las dos especies:

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buena carne y gran tamaño, docilidad y alta producción. Y lo que consiguieron fue justo lo contrario. –Son animales locos, como los científicos que los crearon –nos dijo João. Los machos son infértiles y muchos de ellos salen con taras y mutaciones. Solo algunos ejemplares se pueden aprovechar. Durante los años ochenta los experimentos se cancelaron y solo quedan los animales de entonces, que ya empiezan a morir de viejos. A la naturaleza hay que dejarla tal y como es. Sin molestarla… La veintena de bisontes europeos que vimos en la Reserva no colmaron nuestras expectativas: taciturnos e indolentes, aburridos y sin ánimo, los bisontes enjaulados nos parecían tristes bestias de corral. No era, ni por asomo,

el majestuoso animal que esperábamos ver reinar entre los bosques. A veces los viajes parecen encallarse con una piedra en el camino. Otras veces, esa piedra es más bien una roca inmensa que obstaculiza el paso y parece bloquear cualquier avance. Pero entonces, allí donde se cierra una puerta se abre otra, y milagrosamente aparecen alternativas que no sabías que ni existían. Cuando dejamos a João en la entrada del Parque, vimos que junto a las paraditas de venta de miel y otros souvenirs había también una pequeña caseta de información donde se vendían excursiones guiadas. Y una de ellas era justamente para ver bisontes salvajes… A las cuatro de la mañana del siguiente día, cuando aún la noche y el frío reinaban Bisonte en la reserva de Białowieża

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A veces hay que mirar arriba para ver la belleza del bosque

en la espesura del bosque, recogimos a Silvia, la guía naturalista que iba a llevarnos hasta los bisontes salvajes. Recorrimos casi cien kilómetros de pistas forestales, visitando en el albor de la mañana, algunos campos vecinos del bosque donde los bisontes solían descansar durante la noche. El sol salió. El rocío de la hierba refulgía con las primeras luces doradas y la neblina que se había aferrado al

suelo empezaba a desgajarse. Ya casi cuando llevábamos tres horas de aquí para allá, parando y escaneando el horizonte con los prismáticos, los vimos. Uno, tres, cinco, diez,… hasta sesenta bisontes que descansaban y holgazaneaban medio tumbados en la hierba de un campo próximo a una línea de árboles. Algunos pacían mansos como vacas. Un par de grandes machos se miraban de soslayo esperando que el uno o el otro iniciaran un cabezazo. Otro, obcecado por el celo, intentaba montar a una hembra en un rincón. Un par de jovenzuelos iniciaba una carrera rápida en círculos. Parecían un rebaño feliz, indiferentes a nuestro escrutinio a través de los prismáticos y el tele de la cámara. Así me los había imaginado. Ahí sí se cumplían mis expectativas. Los bisontes, inmensos, vagaban por el campo con total despreocupación. Por unos momentos me pareció estar en el Pleistoceno, observando una fauna ya extinta. Pero el frío de la mañana me devolvió a la realidad. No. Estaba en Polonia, Europa, y estos animales estaban vivos y eran de verdad, aunque bajo sus pesadas jorobas y sus densas pieles, parecieran de otra época... v

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Associazione di Promozione Turistica Sud Tourism

L’Associazione di Promozione Turistica Sud Tourism nace con el objetivo de impulsar y promover al máximo el conocimiento de las riquezas paisajísticas, ambientales, gastronómicas, históricas y artísticas de Sicilia.

www.sudtourism.it 23


2º CL AS IFI CA DO

Ruta 61. La ruta del blues Las raíces del blues impregnan su asfalto, pero también la historia social y cultural de esta región de EE UU. Para conducir atentos y a buen ritmo TEXTO Y FOTOS AMADEU DEU LOZANO FECHA DEL VIAJE 01/09/2016 A 18/09/2016

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L

a música de una banda callejera ambienta lo alrededores del centro de la ciudad. El cálido sonido del saxo acompaña el cantante, cuya voz grave y descuidada interpreta un blues cargado de melancolía y belleza. Algunos curiosos se dejan cautivar y paran a escuchar el espectáculo, olvidando

por unos minutos las obligaciones, las prisas y el lugar al que se dirigían. El sonido transporta a los campos de algodón y azúcar que cubren el sur de Luisiana, a los clubs modernos del centro de Chicago y al Memphis de los años 60. Es la música nacida entre esclavos, la que acompañaba a Martin Luther King en su lucha por la

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Cartel de la Ruta 61 Sur entre Memphis y Clarksdale


El metro de Chicago ha aparecido en infinidad de películas y series

igualdad y la que sonaba en el autobús en el que Rosa Parks cambió la historia al desafiar al mundo. Es el blues melancólico y apenado que resuena en el corazón de Estados Unidos. La mejor manera de vivir ese espíritu es recorriendo la Ruta 61, que discurre desde la Minnesota fronteriza con Canadá a la húmeda y calurosa Luisiana por el interior del país en paralelo al río Mississippi. Ambos comparten un baile harmónico y sutil, cargado de historia, bajo el hipnótico sonido de viejas y arrugadas melodías.

Chicago ofrece lo que uno viene buscando aunque en realidad nunca haya sido consciente de qué se trataba. Pese a no estar situada en plena Ruta 61, la ciudad siempre ha sido un lugar de huida y de gran influencia para los sureños. Quizá por eso vive una explosión permanente de creatividad y vida, asegura distracción y largos paseos por sus parques y avenidas. Las vías del metro elevadas en las cinéfilas calles del Loop, el centro cargado de rascacielos y el aroma de una ciudad cosmopolita que recibe al viajero con los brazos

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abiertos. Hay algo atractivo en todo eso, algo acogedor que invita a no marcharse, a seguir un tiempo más explorando sus entrañas, descubriendo su periferia rica de energía y modernidad. A Chicago se la echa de menos. Más al sur el escenario cambia. Las calles asfaltadas y saturadas del rugido de coches, gente y prisas se transforman en agradables e infinitos campos de maíz, en pequeñas carreteras que atraviesan el silencio de un paisaje que discurre con suavidad en dirección a Memphis. Los pueblos son pequeños, de casas de madera con porches repletos de balancines y banderas patrióticas. A su alrededor, jardines bien cuidados por hombres subidos a máquinas cortacésped. La vida se intuye tranquila y relajada, como si el tiempo avanzara más despacio y no quisiera despegarse de todo esto. Por las tardes, los autobuses escolares amarillos inundan las carreteras mientras a lo lejos, en el interior de los

En algunas plantaciones se muestra cómo era la vida de los esclavos durante la etapa de esclavitud. Luisiana

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campos y las inmensas fincas, los tractores aprovechan las últimas horas de sol. En los alrededores de San Luis, los granjeros se reúnen anualmente para comparar el tamaño de las calabazas. En verano, las ferias de ganado y los mercados de hortalizas ecológicas se suceden con gran éxito de público en cada pueblo cercano a Springfield. El Mississippi acaricia con delicadeza estas tierras, imperturbable en su camino hacia lugares lejanos. Pequeñas embarcaciones de recreo comparten espacio con largos barcos cargados de mercancías. De vez en cuando un ferri perezoso ahorra kilómetros a quien necesite cruzar el río y no tenga prisa ni impaciencia. En su particular viaje en paralelo, la Ruta 61 atraviesa sin premura pero sin mirar atrás todo este paisaje encantador, ofreciendo la posibilidad al viajero de contemplar el interior de un país a veces solo conocido por sus enormes y frenéticas ciudades.

DNI DEL VIAJERO Amedeu: Amadeu Apellidos: Deu Lozano De: Sant Boi (Barcelona) Edad: 34 años Empecé escribiendo sobre viajes hace muchos años, en pequeños papeles sueltos o aprovechando cualquier libreta que encontrara durante los largos trayectos de tren o bus. Se trataba de no olvidar la intensidad del momento ni de dejar pasar ninguno de los detalles que hacen especial cada viaje. Desde entonces, esa vieja costumbre se ha transformado en mi gran hobby. Blog: www.amadeudeu.com Twitter: @amadeudeu Instagram: @amadeu10

Los campos de algodón salpican el paisaje del estado de Luisiana

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Mansión principal de la plantación Oak Alley. Luisiana

Al llegar a Memphis uno se transforma. La ciudad da la bienvenida con el orgullo de edificios altos y rectangulares que, sin embargo, no consiguen impresionar a quien todavía saborea el cada vez más dulce recuerdo de su paso por Chicago. Aquí se aprende con mayor detalle la importancia que estos caminos han tenido en la reciente historia del país y, por qué no decirlo, de una buena parte del mundo. Tras la Guerra Civil, la Ruta 61 y la navegación por el Mississippi fueron la vía que miles de esclavos afroamericanos utilizaron para huir del terrible sur camino a un norte que se prometía más comprensivo. Su música, nacida en las plantaciones como

una exquisita mezcla de sus orígenes africanos, la melancolía de su espiritualidad y la necesidad de narrar su desafortunada vida viajó con todos ellos hacia el norte, influyendo poco a poco a todo un país y haciéndose universal. Sin embargo el conflicto racial no terminó entonces. Años después, pese a la abolición de la esclavitud, la igualdad era impensable en un país en el que blancos y negros convivían segregados. Unos, propietarios, con estudios y todas las ventajas sociales. Otros, renegados a trabajar como servicio en las casas o en los campos, se organizaron en una lucha cada vez menos discreta y más ambiciosa hacia la igualdad.

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En este hotel de Memphis asesinaron a Martin Luther King en 1968

Memphis fue uno de los epicentros de esa reivindicación y su espíritu sigue muy presente en la ciudad. Durante el día hay que dejarse impregnar por el pasado del lugar, viajar hasta esa época no muy lejana de lucha y desobediencia. Medio siglo después, todavía resuena, seco y triste, el disparo que mató a Martin Luther King en el balcón de un motel convertido ahora en el imprescindible Museo Nacional de los Derechos Civiles. En él se documenta el papel que la esclavitud de origen africano tuvo durante la construcción y crecimiento del país. Es también un emotivo homenaje a todos aquellos que, como el famoso reverendo y Rosa Parks, entre muchos otros, lucharon en favor de una causa que todavía, tantos años después, parece no haberse superado. Pero Memphis es mucho más que desigualdad y disturbios. Es también rock and roll y Pescando en el río Mississippi entre Vicksburg y Natchez

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Concierto en un bar de Beale street. Memphis

blues, es el ritmo incansable de las caderas de Elvis Prestley y el baile frenético frente al piano de Jerry Lee Lewis. La ciudad se presta a ser disfrutada como antaño, como si pese a su aspecto moderno no dejara descansar el espíritu en blanco y negro que la hizo crecer y crear una fama que sobrepasó el estado y el propio país. La voz grave y profunda de Johnny Cash y la guitarra de Carl Perkins en los estudios de grabación Sun Records, Graceland, la casa de Elvis Prestley o el Museo del Rock y el Soul dan buena fe de ello. Por la noche, en la mítica Beale street, el sonido en directo de grupos llegados de todos los rincones del país resuena en cada esquina. No hay local sin música ni cerveza, no faltan los sombreros de vaquero, las

camisas de cuadros ni las botas de cowboy. Aquí, tras un día de amargos recuerdos teñidos de negro y vistazos a un pasado espléndido, la música parece calmar los monstruos y relajar un poco el espíritu. Definitivamente, el mundo no sería el mismo si Memphis no hubiera existido. El viaje cobra una nueva dimensión cuando se dejan atrás los últimos edificios de la ciudad. El zigzagueo del camino se vuelve más intenso a medida que la Ruta 61 se acerca al sur, al origen de tantas cosas, como si el peso de todo lo que sucedió en estas tierras nunca hubiera desaparecido y se notara en cada paso, en cada kilómetro. En Vicksburg y Natchez hay barrios repletos de inmensas casas señoriales, vestigios de un pasado elegante y

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frondoso que merece la pena descubrir sin prisa. En las afueras de las ciudades la vida sigue su ritmo tranquilo. Aquí la música cobra otro significado y el blues es su mayor embajador. Es la reunión con los amigos para cantar, es el baile tras la dura jornada de trabajo en los campos inmortales, es el ritmo, el disfrute y las risas, el encuentro de aquellos que al escuchar el sonido de la banda despiertan con el fogonazo de la vida. Así nació el blues aquí, en el húmedo sur, entre los esclavos negros afroamericanos en su fugaz y escurridizo tiempo libre. Y así se vive el blues todavía, en los pequeños pueblos y en las ciudades, en los bares de Clarksdale, Greenville o Woodville. Durante el día, los campos de algodón y azúcar saturan la vista de un bello paisaje

verde de puntos blancos que esconden uno pasado de esclavitud, lucha y guerra. Algunas plantaciones muestran con orgullo añejo sus preciosas casas a quien muestre interés en conocer cómo era la vida de la clase alta hace algo más de un siglo. En otras, sin embargo, los barracones de madera de los esclavos, todavía en pie, rinden un pequeño homenaje a las miles de vidas anónimas que nunca serán suficientemente recordadas. Así vivían y así se muestra, con la crudeza de quien pasea su goce y alegría donde otros dejaron su vida. El sur de Estados Unidos no engaña, es lo que siempre ha sido y nunca ha pretendido dejar de ser, es la tradición del alma, el mestizaje y la diversidad. Es el calor y la humedad, el sudor en la espalda,

Las casas de madera con porches repletos de balancines y banderas patrióticas. Entre San Luis y Memphis

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Las casas de colores y los balcones metálicos son característicos de Nueva Orleans

los preciosos colores del otoño a orillas del Mississippi. Al final de la Ruta 61, cuando el río se ensancha todavía más y recorre los últimos meandros antes de desembocar con suavidad en el Atlántico, una gran maravilla deslumbra al viajero. El sonido del jazz y del góspel, el aroma del vudú y la belleza de las casas de colores y balcones metálicos. Es Nueva Orleans y la alegría desbordante de su gente. En 2005 el huracán Katrina no consiguió destruir una ciudad acostumbrada a sobrevivir en uno de los lugares menos adecuados del mundo, y desde entonces los colores alegres y llamativos de las casas rehabilitadas asombran en cualquier barrio de la ciudad. Quizá por eso Nueva Orleans nunca descansa, como si consciente del riesgo permanente

a sufrir otro huracán devastador aprovechara cada segundo, cada instante, decidida a exprimir hasta el último suspiro de vida. El bluesman termina la canción. Tras algunos aplausos, el improvisado público regresa a sus prisas y obligaciones. El saxofonista guarda el instrumento en la funda y recoge las pocas monedas escondidas en el viejo sombrero del suelo. Ya no hay música. El silencio urbano envuelve de nuevo las callejuelas del centro de la ciudad. Sin embargo, el recuerdo de ese blues sigue presente en todos los que han viajado durante unos minutos con él, como si ese maravilloso camino por el interior de Estados Unidos fuera algo más que paisaje y ciudades, como si en el fondo, la Ruta 61 fuera el camino que todos ellos, de algún modo, han recorrido alguna vez. v

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3 ER CL AS IFI CA DO

Isla Reunión, un paraíso por descubrir

Escarpado y solitario, perdido en la inmensidad del océano, este pedacito de tierra exuberante esconde tesoros sólo aptos para intrépidos y curiosos TEXTO Y FOTOS EVA BUQUET XIRAU FECHA DEL VIAJE 05/07/2016 A 15/07/2016

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S

eguramente la Isla Reunión es uno de esos destinos que uno espera disfrutar con motivo de alguna celebración. Pero… si solo se vive una vez, ¿por qué esperar a una ocasión especial? Viajar a La Reunión desde un país de la Unión Europea resulta muy fácil, ya que al ser un Departamento de Ultramar de Francia no hace falta ni pasaporte, ni visado, ni

hacer cambio de moneda. Tan solo con el Documento Nacional de Identidad (DNI) en el bolsillo nos podemos plantar en una isla volcánica del océano Índico situada a 880 km al este de Madagascar, a 210 km de la Isla Mauricio y a once horas de vuelo desde París. La isla cuenta con 210 km de costa, una zona montañosa espectacular con tres círculos que rodean en forma de hoja de trébol el pico más alto de la isla, el Piton des Neiges

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Plaine des Cafres


Templo Tamil en Saint Denis

(3.070 m), y el volcán activo de La Reunión, el Piton de la Fournaise, situado al sur-este. La zona de la costa también resulta peculiar, ya que se diferencia entre la costa del norte, con la capital y sus alrededores, la costa oeste, donde se encuentran las playas de arena blanca y se concentra el turismo, y la costa este, más húmeda y salvaje y, en mi parecer, la más singular e interesante. La Reunión no suele ser un destino turístico por sus playas, puesto que en la mayoría de ellas está prohibido el baño por la presencia de tiburones. Esto puede parecer devastador para una isla tropical, pero lo bueno es que no se ha convertido en un lugar masificado por el turismo y le ha permitido mantener su encanto.

Nosotros fuimos en el mes de julio, en plena estación seca, pues en la isla predomina el clima tropical y en los meses de verano europeo (invierno austral), las temperaturas son suaves, la humedad no es tan acentuada y las precipitaciones son menos frecuentes y menos intensas. No obstante, incluso en la estación seca es habitual que llueva bastante, pues La Reunión es uno de los lugares del mundo donde se registran más precipitaciones al año. Durante nuestra estancia llovió todos los días, sobre todo por la noche cuando las temperaturas disminuían. Comprobamos que en esta isla del océano Índico de 2.512 km2 hay numerosos microclimas en pocos kilómetros de distancia, así que en un

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mismo día podíamos pasar del sol cálido a la lluvia intensa, luego al viento, a la niebla, al cielo gris y de nuevo al sol abrumador. A nuestra llegada alquilamos un coche en el mismo aeropuerto Roland Garros y nos lanzamos a la aventura. Empezamos nuestro recorrido por Saint-Denis, su capital. Allí caminamos por el paseo marítimo, el Barachois, con sus palmeras y cañones apuntando hacia el mar salpicado. Seguimos por l’Avenue de Victoire y la Rue de Paris, entre coloridas casas criollas y mansiones que recuerdan su pasado colonial, como la antigua sede de la Compañía de Indias. También nos acercamos al mercado, a la Catedral Sainte-Marie, a la Grand Mosquée (la Gran Mezquita), a la pagoda y al templo tamil, reflejo de la diversidad de culturas, razas y religiones que conviven en La Reunión con una naturalidad ejemplar y que hacen de la isla un lugar tan característico y especial.

DNI DEL VIAJERO Nombre: Eva Apellidos: Buquet Xirau De: Mataró (Barcelona) Edad: 38 años En mi tiempo libre me gusta bailar lindyhop, escribir relatos cortos, estar en contacto con la naturaleza, ver una buena exposición, una buena película y como no, viajar.

Después de un café en el Paul Barachois, nos pusimos en marcha dirección hacia el sur por la carretera N1, una de las pocas carreteras principales que rodean la isla. En realidad sólo hay una única carretera que bordea toda la costa y que da la vuelta entera. Lo único Jardin Botanico de Mascarin

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que cambia es la numeración, el número de carriles y su estado. Pasamos por los pueblos de la costa oeste: Saint-Paul, Saint-Gilles-les Bains, Saint-Leu y Saint-Louis antes de llegar a Saint-Pierre, donde estableceríamos nuestro campo base. De la costa oeste, además de las famosas playas de arena blanca Boucan Canot y L’Hermitage donde está permitido el baño gracias a la barrera de coral que las protege, cabe destacar el mercado semanal de SaintPaul, instalado en el paseo marítimo con numerosas paradas donde uno puede comprar productos frescos, degustar la variada y rica gastronomía de la isla, pasearse al ritmo de la música en directo entre vendedores que

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Quai de Sel


Vistas des del Jardin Botánico de Mascarin

antiguos y esculturas hechas con la cáscara y la piel de este entrañable reptil: desde cuchillos y cucharas hasta tazas de té pasando por paraguas, abanicos y peines. Por suerte hoy es un animal protegido y ya no se permite dicha actividad. En Saint-Pierre alquilamos un apartamento alejado del pueblo y rodeado de campos de caña de azúcar donde podíamos disfrutar de unos atardeceres inolvidables. Desde este pueblo del sur salimos el resto de los días a explorar los tesoros de La Reunión. iglesia Sainte-Anne

ofrecen productos locales como vainilla y especies, así como artesanía infinita hecha de hojas de palmera y un sinfín de artículos varios. En Saint-Leu visitamos Mascarin, el Jardín Botánico de La Reunión que cuenta con ocho colecciones vegetales excepcionales que permite conocer y entender mejor la flora de La Reunión y el conjunto de las islas Mascareñas. También nos acercamos a Kelonia, centro de observación, investigación y recuperación de especies marinas, especialmente las tortugas. De ahí nos sorprendió especialmente la colección de objetos

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Anse des Cascades

De la costa sud-este me enamoré de las playas Grand Anse y Anse des Cascades, y del viejo puerto Quai de Sel, lugares donde la natura salvaje y la belleza se unen y crean lo indescriptible. Me sentí una hormiga ante Goliat en la Route des Laves, un recorrido de 31 km por la N2 que cruza el camino natural de la lava que llega hasta el mar sin piedad cuando el volcán entra en erupción. La iglesia del Piton de Sainte-Rose es el testimonio indiscutible de los efectos de la actividad del Piton de la Fournaise, puesto que aún se puede ver a su alrededor el río de lava que la dejó colgada. De ahí, seguimos hacia Saint-Benoît pasando por la iglesia barroca Sainte-Anne, conocida por la película de François Truffaut, La Sirène du Mississipi (1969), y llegamos

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Le voile de la Mariée en Salazie


Route des Laves

Plaines des Sables

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Valle de Takamaka


Piton de la Fournaise

al suntuoso valle de Takamaka nutrido de profundos cañones y rodeado de frondosas paredes con numerosas cascadas vertiginosas, como el salto de agua Arc-en-Ciel. Desde el pueblo de Saint-Louis fuimos subiendo hacia el Piton de la Fournaise por

un sinfín de curvas y elevación del terreno que quita el aliento. Uno se tiene que resistir por no pararse a cada momento a disfrutar de las vistas panorámicas que le ofrece el camino, pero hay por lo menos dos que la parada es casi obligatoria: uno es el mirador con vistas

Circo de Mafate

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Hell-Bourg

al Plaine des Cafres y el Piton des Neiges, y el otro es el mirador Nez de Boeuf, con vistas al valle Rivière des Remparts. A medida que íbamos avanzando observamos que la vegetación iba menguando hasta llegar al desierto más árido formado de piedras de lava que dejan un paisaje desolador más propio de una superficie lunar que de una isla tropical. Al final de la carretera llegamos al Pas de Bellecombe (2.300 m), el mejor mirador donde pudimos admirar el Piton de la Fournaise, su cráter principal, el cráter Dolomieu, y el cráter Formica Leo, uno de los pequeños y el que pisamos su interior. Cuentan que hay una leyenda de un tesoro escondido en la isla por un pirata. No sé si será cierto o no, pero lo que sí sé es que los tres circos son un auténtico tesoro de La Reunión. De hecho, los pueblos o aldeas que

se albergan en ellos tienen su origen en los esclavos, conocidos como “les marrons”, que huían de la esclavitud, concentrada mayoritariamente en las plantaciones de caña de azúcar de la costa, y de los cazadores de “marrons” que tenían la misión de devolver los esclavos vivos o muertos a sus capataces. La abolición de la esclavitud fue en 1848, y sorprendentemente aún se mantienen aldeas en lugares insospechados con accesos casi imposibles, como es el caso del Circo de Mafate, solo accesible en helicóptero o a pie por senderos reservados para los amantes del senderismo. Por suerte es alcanzable a vista de pájaro gracias al mirador de Maïdo (2.225 m), el balcón de Mafate. El Circo de Salazie presume de tener los pueblos más bonitos, como Hell-Bourg y

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Cascada de Grand Galet


Grand Îlet, con sus casas coloridas y sus lambrequines que caen de los tejados, pero una vez más la belleza de la naturaleza vence a la mano humana con sus montañas y las numerosas cascadas, como el Voile de la Mariée (el velo de la novia). Desde el mirador situado en la cima de La Roche Merveilleuse divisamos el Circo de Cilaos. Con Le Piton des Neiges a nuestras espaldas, desde ahí pudimos entender cómo es este circo desde un punto de vista geológico y ver Le col du Taïbit, por donde los senderistas bien preparados pasan al otro lado y llegan al Circo de Mafate. Desde aquí también se puede ver un diminuto pueblo

en la cima de una montaña, y es que si de todos los pueblos y aldeas me tuviera que quedar con alguno, este sería l’Îlet-à-Cordes: un pueblo situado a 1.100 m de altitud que debe su nombre a las lianas o cuerdas que utilizaban los “marrons” para llegar hasta él. Pues era tan inaccesible que solo podían llegar trepando y escalando con la ayuda de unas cuerdas. Hoy en día llega una carretera estrecha con un sinfín de curvas casi imposibles, pero aun así, cuando uno consigue llegar se da cuenta que ha sido y sigue siendo uno de esos lugares olvidados por el tiempo, confinado en un rincón de una isla en medio del océano Índico. v Circo de Cilaos

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Camboya, país sin tregua Sus templos, sus gentes, sus costumbres, todos muestran en la piel los ‘rasguños’ de una historia reciente que hay que superar, pero nunca olvidar TEXTO Y FOTOS LAURA FABREGAT FARRAN FECHA DEL VIAJE 01/08/2016 A 20/08/2016

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E

l viaje había sido largo y accidentado. Retrasos, vuelos perdidos, y hasta días extras vagando sin previo aviso por Dubai y Bangkok (Tailandia). Quizá por eso, cuando por fin llegamos al pequeño y humilde aeropuerto de Phnom Penh, la capital de Camboya, a última hora de la noche, lo primero que sentimos fue, curiosamente, una inmensa y gloriosa sensación de paz. Nuestras maletas habían llegado perfectamente, envueltas y de una pieza, en la aduana tardaron sólo dos minutos en validar nuestros pasaportes, y los pocos trabajadores que

organizaban la sala nos dieron la bienvenida amablemente indicándonos la salida más rápida. Parecían sinceros. Y agradecidos. Nada más dejar la protección del bendito aire acondicionado, un calor asfixiante y húmedo, más incluso que el de Tailandia, se adhirió para siempre más a nosotros. Meas, nuestro guía, nos esperaba paciente en la puerta. Muy delgado, pequeño y bajito. Bien mudado, y con la camisa abrochada hasta el último botón. Había aparcado la furgoneta en un descampado semiasfaltado que ejercía de parking del aeropuerto y parecía impaciente por empezar pese a ser ya de noche.

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Meas había aprendido castellano en Cuba –claro, pensé yo– y hablaba rápido, con un acento entre cubano y asiático muy particular, intercalando bromas ácidas con críticas disimuladas. “Hay muchas cosas que aprender en Phnom Penh” nos dijo nada más subir al coche y ofrecernos antimosquitos, lamentándose de que nuestros retrasos encadenados nos hubieran robado días en la capital. “Todos los turistas van sólo a los templos, pero Phnom Penh es importante para entender”, dijo señalando

un lujoso 4x4 negro, que dejaba en evidencia a nuestra atrotinada furgoneta, y a las motos con cinco pasajeros que nos sorteaban. PHNOM PHEN, LA CAPITAL

Amaneció pronto, y ya a las 7 de la mañana la actividad en la calle nos pareció frenética. Motos, animales, gente por todas partes. Niños vendiendo en el mercado, abuelas haciendo aerobic al son de Enrique Iglesias a orillas del río, los cantos budistas de la

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Palacio real en Phnom Penh

pagoda, olor a especies, monjes paseando y por supuesto más motos. Estábamos alojados en el centro de la ciudad, cerca del río Mekong –el responsable de que Camboya se inunde y se deshinunde durante el año debido a sus cambios de ritmo y rumbo–, en la parte más moderna. Por la noche habíamos visto ya el contraste entre los grandes edificios lujosos aún en construcción y las casas destartaladas en las que sobreviven los camboyanos más pobres, pero la ciudad

no parecía la misma a la luz del sol. Meas nos esperaba en la puerta, puntual como un reloj. Ya no hay ni pizca de calma, le dije bromeando. Aquí nunca hay calma respondió con una sonrisa torcida iniciando la ruta. La convulsa historia de Camboya le da la razón. De un pasado glorioso –Angkor fue la espléndida y potente capital del imperio jemer, una civilización que entre los siglos IX y XIII gobernó el próspero reino de Kambuya (de ahí lo de Camboya), la zona oriental de Tailandia, el sur de Laos y parte de Vietnam–, el país ha acabado por figurar en la lista de los más pobres de Asia, luchando por anteponerse a las presiones (ancestrales) de sus vecinos y a una historia contemporánea que más que convulsa resulta cruel. Fueron, de hecho, esas presiones vecinas las que propiciarían, en 1594, la caída en desgracia del país. Vietnam llegó al delta del Mekong haciendo que Camboya perdiera su salida al mar. Y el declive se ha prolongado hasta hoy. Su ambicioso vecino fue absorbiendo territorios hasta que en 1863 el reino de Camboya pasó a formar parte, junto con Vietnam y Laos, de la Indochina francesa debido a un pacto obligado entre sus monarcas y Francia. Aquello supondría 30 años de colonización en que se sucedieron tres reyes, y que dotaron al país de ciertas estructuras que para nada sirvieron para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, sino para prolongar la de las colonias. Fue en esa época en la que, para convertir Phnom Phen en la nueva capital, se construiría en 1866 el imponente palacio Real, aún hoy la residencia oficial de los reyes de Camboya, y nuestra primera visita aquella mañana. Está

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Monumento funerario en Phnom Phen

tan limpio y perfecto que parece imposible que haya sobrevivido a todas las guerras que han golpeado a Camboya desde su construcción. Durante la Segunda Guerra Mundial Japón ocuparía un país en que la mayor parte de sus habitantes vivía ya en la miseria. Camboya sería recuperada por los aliados y empezaría entonces una cruenta guerra por la independencia de Indochina de Francia. El conflicto duró desde 1945 hasta 1954, dando paso luego a la conocida guerra de Vietnam, en que los americanos buscaban evitar el auge de unos ideales comunistas en expansión desde la Primera Guerra Mundial que se habían afianzado con el autoritarismo colonial. Camboya tampoco se libraría de ésta. El Vietcom había encontrado apoyo en un grupo

de guerrilleros comunistas camboyanos, los jemeres rojos, que les ayudarían a esconderse en la selva durante la guerra, lo que acabó por provocar bombardeos masivos sobre el país. La cruenta actuación americana llevó a gran parte de camboyanos a sumarse al movimiento de aquellos guerrilleros, que una vez finalizada la guerra, y con ayuda de los mismos vietnamitas, se verían encumbrados al poder en 1975. Pero los libertadores aupados por el pueblo resultaron ser más crueles que el propio enemigo, tornado su gobierno en un régimen genocida que en solo tres años exterminó a cerca de dos millones de Camboyanos, una cuarta parte de la población del país, en la que se ha considerado la peor masacre de la historia de la humanidad.

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Visitamos mudos el campo de exterminio de Phnom Penh y también el Museo del Genocidio Tuol Sleng que se construyó en 1980 en la capital, escuchando de labios de Meas su propia versión de los hechos. El museo se encuentra en el prestigioso Colegio Tuol Svay Prey, que sería usado por los Jemeres Rojos como prisión de alta seguridad y centro de tortura, y que conserva intactas las salas de tortura, las camas eléctricas, todos los instrumentos de tortura, y las celdas que los Jemeres Rojos instalaron allí. Salvo por el monumento honorífico central, está tal y como lo encontraron. Queda sangre en el suelo, que no han podido ni querido quitar, y también las imágenes, cráneos y testimonios de los que por allí pasaron. Cuando los vietnamitas entraron en el país para liberarlo del régimen, que duró de

1975 hasta 1979, encontraron en la prisión 12 supervivientes. Todos los demás detenidos que allí entraron, no lograron salir con vida. Cuando dejamos Phnom Penh camino de Siem Reap, al norte del país, seguíamos preguntando a Meas sobre cómo había funcionado todo durante y después del régimen. La república popular de inspiración maoísta que ese grupo de guerrilleros, cuyos líderes estudiaron en Francia, consolidó, se había basado en un sistema radical de economía agraria tan teórico y lógico que era imposible y agónico. Se evacuaron y destruyeron las ciudades, se separaron familias y en pro de la recuperación de la cultura jemer y bajo la dirección de Pol Pot, sometieron a la población a trabajos forzados, y la mataron –sobretodo– de hambre. Meas, como la gran mayoría de

Museo del Genocidio Tuol Sleng

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camboyanos había vivido la guerra en la que los jemeres rojos fueron derrocados. Los vietnamitas los liberaron en 1979, pero los jemeres rojos mantuvieron el país en guerra hasta la muerte de Pol Pot, en 1998. SIEM REAP, LOS ORÍGENES

Templo en Sambor Prei Kuk

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Llegamos al conjunto arqueológico de Sambor Prei Kuk hablando de una de las principales preocupaciones del país: sus bombas enterradas. Los americanos lanzaron 2,75 millones y durante la guerra civil se plantaron 6 millones de minas antipersona que aún son de las principales causas de mortalidad del país. “Hay que seguir siempre los caminos explorados y no salirse” nos dice Meas indicándonos la ruta que se adentra en la selva con cara preocupada. Pero ahora viene la parte de la que se siente orgulloso. Un grupo de niños que venden pulseras y chapurrean mínimo 10 idiomas se une a nuestra incursión en la selva. Alguno muestra señales claras de haberse topado ya con la desgracia de las minas. “Algunos van a la escuela y otros no”, dice Meas. Los padres prefieren que vendan, eso les ayuda, pero ahora están de vacaciones. Dice que la educación es lo que necesita el país para salir adelante, pero tampoco se cree con derecho a juzgar a esos padres. Yo tampoco. A lo lejos vemos los primeros templos, comidos por los árboles. Son impresionantes. Datan del siglo VII y son los ejemplos más antiguos de arquitectura Jemer que se conservan, nos explica Meas contento. Parece imposible que sigan en pie. Son sólo una muestra de los que nos espera en nuestra


DNI DEL VIAJERO Nombre: Laura Apellido: Fabregat De: Barcelona (España) Edad: 31 años Periodista de formación y parte del maravilloso equipo de ‘Magellan’. Ni decir cabe que soy una apasionada de los viajes y, por extensión, de las guías, revistas y libros en que los viajeros cuentan su historia. Cuando viajo, siempre llevo cerca mi cámara y mi cuaderno de notas. Aquí os dejo algunas... Espero que os guste y os animéis a probar las delicias de viajar y ¡escribir!

próxima parada, Angkor, el punto más visitado del país, cuna del gran imperio y donde se encuentran esos magníficos templos construidos entre los siglos XI y XV que quitan el hipo. En el tiempo que ha durado la excursión me he hecho con un krama, un pañuelo típico de Camboya que según parece tiene muchas utilidades, y que llevan muchos de los camboyanos que nos cruzamos: protegen del Sol, son funda para almohadas, secan el sudor, portan bebés. “Pero al cuello no” me dice Meas tajante: con los Jemeres Rojos los camboyanos eran obligado a llevar un krama rojo alrededor del cuello. “De esa época sacamos también la tradición de comer insectos” me dice señalando una parada con tarántulas fritas que hay en la aldea de vuelta a la furgoneta. “No había nada más que comer”, sentencia, pero eso lo conservamos, dice riendo: “Están bien ricos”.

Puesto ambulante en una aldea Siem Reap

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Nos quedaremos en Siem Reap cinco días, viendo templos, templos y más templos. Y también turistas. De repente abandonamos los solitarios campos de arroz y las carreteras sin asfaltar repletas de motocicletas para adentrarnos en la ciudad más turística de Camboya. Hay grupos por todas partes, guías y tuc-tucs. Meas nos deja aquí. No puede ser guía en esta región, deben repartirse por ley, pero nos presenta a Dan, que nos llevará a la mañana siguiente a conocer la joya del tesoro: Angkor Wat, el mayor y más conocido de los templos, y los templos contiguos. Tenemos un pase de tres días al parque y hay que organizarse bien. Pese al calor y la multitud de turistas, el templo y su localización son impresionantes.

Entramos por detrás y recorreremos sus estancias hacia el foso central. Según nos explica Dan, éste simboliza el océano que rodea la montaña del mundo, que tiene su centro en el templo coronado por cinco torres en forma de flores de loto. Recorremos estancias y subimos niveles. Sus paredes están todas decoradas con dibujos y detalles complejos. Hablan de Visnú y sus ninfas. De la creación del mundo. Según parece, construir semejante templo le costó a la dinastía Jemer tanto dinero que fue el principio de su grandeza y también su propia tumba. El reino vecino, Champa, aprovechó tal flaqueza para invadir diversas veces el reino, lo que hizo que la fe en el hinduismo entrara en declive. De ahí que en Angkor Wat veamos dioses hindúes y budistas fusionados.

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Templo de Angkor Wat


Templo Bayon

La visita resulta extraordinaria pese al calor y el creciente olor a Relex, pero cada templo parece mejor que el anterior. Visitaremos también los templos de Bantey Srey y Bantey Samre, también la puerta Sur del complejo, que guarda una serie de esculturas de elefantes y rostros de gigantes también impresionantes; el Templo Baksei Chamkrong, las Terrazas de los Elefantes y el impresionante Templo Bayon, más conocido entre los turistas como “el de las caras”, que resulta incluso más místico e enigmático que Angkor Wat. Tiene 54 torres y cerca de 200 caras. Dan nos explica entusiasmando la grandeza y complejidad de cada construcción. También las leyendas, ciertas o no, de los primeros exploradores extranjeros que se adentraron en

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Ta Prhom


la selva buscando los templos. Cuesta imaginar que antes de que se exploraran y reconstruyeran los templos no se pudiera ver nada de lo que había engullido la selva. Dan nos cuenta historias de como los tigres se comían a los valientes exploradores franceses, de los elefantes que solía haber, o de como desde un templo no se podía ni intuir el siguiente, a sólo unos metros. Ahora ya no hay peligro dice tranquilo mientras nos pide serio que no caminemos debajo de los árboles y que sigamos el camino en los templos más solitarios. Ya no hay tigres, y las cobras sólo están a orillas del río, pero es por las boas, dice divertido. El último día visitaremos Ta Prohm, que se conserva tal y como fue descubierto, comido por la jungla. Parece salido de un set de Indiana Jones. O al revés. Fue construido en el siglo

XIII y es otro de los obligatorios. La película Tom Rider fue filmada allí y Dan habla maravillas de Angelina (Jolie). La película, dice, no vale nada, pero lo que la actriz ha invertido en escuelas y centros de ayuda para niños en la región, no tiene precio. Diva o no, sentencia, puso a Camboya en el mapa y las adopciones de huérfanos se multiplicaron. De ahí que en el Pub Street de la ciudad, una calle cúmulo de hoteles y bares fruto de la especulación turística en la región, cada bar tenga un cóctel especial Lara Croft, bromea. Ya familiarizados con el humor negro de Dan, finalizaremos nuestro tour en los templos en Neak Pean y Preah Khan, que más que un templo, era una auténtica ciudad de la que sólo han sobrevivido construcciones de piedra. Allí veremos ponerse el sol. Hay que

Mujeres pescadoras en el lago Tonle Sap

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ir a dormir pronto pero ese es un espectáculo que ningún turista parece poder perderse. Y no defrauda. BATTAMBANG

Al día siguiente viajamos a Battambang, la segunda del país. En la intimidad de nuestra barca de madera dejamos atrás la marabunta de turistas que visitan Angkor con paquetes que incluyen Vietnam + Templos. Dan ha dejado también atrás la historia gloriosa de los jemeres y se zambulle de pleno en la más rabiosa actualidad. Tenemos cuatro horas de paseo por el Lago Tonle Sap hacia el río Sangker, sin oyentes que puedan delatarlo, y no piensa desaprovecharlas. Primero nos habla de como los vietnamitas están especulando y robandoles Angkor, luego de lo cruel de su

sistema político actual, una dictadura disfrazada de democracia en la que su líder, Hun Sen, lleva más de tres décadas aferrado al poder. Para cuando llegamos a la aldea flotante de Prek Tuol ya habla de educación y progreso. La aldea me crea un nudo en el estómago. En un entorno de postal, flotan casas de hojalata minúsculas donde viven familias enteras. Hay escuelas y hasta pagodas. Si junto a los campos de arroz muchas de las casas estaban construidas sobre vigas y con la planta de abajo vacía –la reservan a los animales– para sobrevivir a las inundaciones, aquí en el lago las casas están directamente hechas sobre barcas y sus habitantes viven básicamente de la pesca. Así, según crece o decrece el río, las aldeas cambian de lugar. Dan nos explica sus técnicas de pesca, como construyen sus

Casas flotantes

Sistemas de pesca en el lago Tonle Sap

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Playa en Sihanoukville


Estación de tren de 'bambú' en Battambang

casas y como es su día a día. Según parece, muchos Vietnamitas viven en estas aldeas, son inmigrantes que han decidido quedarse en Camboya, pero hay que progresar, insiste. Y vuelve al tema de la educación. Al llegar a Battambang el escenario ha cambiado por completo. Ya no hay calles asfaltadas, ni tuc-tucs. Pero llegamos justo a tiempo para dar una vuelta por el mercado antes de que lo cierren y visitar las antiguas casas coloniales francesas. A las ocho ya no habrá nadie en la calle. Según nos explica Dan al día siguiente, es una costumbre adquirida durante la Guerra Civil, cuando resultaba peligroso quedarse solo de noche. Antes de viajar a Sihanoukville, nuestra última parada, en la playa, haremos un particular viaje por las antiguas vías de tren construidas por los franceses durante la colonización y que ahora algunos camboyanos reconvertidos en conductores de vagones de bambú utilizan

como atracción turística. No hay tren que valga en Camboya nos dice Dan, hay que reclamar más, continua. En 2017 hay elecciones locales y un año después, nacionales, nos explica, pero no parece que Hun Sen esté dispuesto a dejar el poder. Y a nadie parece importarle. Y justo por eso mismo nos lo explica. El turismo, dice, está abriendo un país que, por fin, vive un floreciente desarrollo económico que hace avanzar ciertas cosas, aunque sea a costa de callar muchas otras. Pero esta fingida y anhelada calma es frágil, y debe evolucionar. Tras la playa, volvemos a Phnom Penh y Meas nos acompaña al aeropuerto mientras nos explica a qué se dedica en realidad: estudió biología en Cuba y combina su trabajo de guía con el de médico en una ONG en que informan a adolescentes sobre métodos anticonceptibos, y ayudan a familias sin recursos. Nos adelantan dos 4x4 negros, con cristales tintados. En Camboya, no hay tregua que valga. v

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Una semana de decadencia en alta mar Seguimos la ruta que aquellos europeos que buscaban una nueva vida al otro lado del charco recorrieron a bordo del Titanic, esta vez,llegando a puerto TEXTO Y FOTOS SOFIE HENDRICKX FECHA DEL VIAJE JULIO 2016

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E

ran finales de verano, y tocaba celebrar nuestro cuarto aniversario. Cogí el tren dirección a Amberes, en Bélgica, para verlo, ilusionada, pero al llegar todo lo que tenía planeado era visitar un museo. ¡Qué maravilloso aniversario me esperaba! Por suerte el museo era el Red Star Line Museum, uno de los más bonitos de Bélgica, que cuenta la historia de los europeos que emigraban a Estados Unidos en el siglo XIX. Resultó de lo más interesante. Cuando salimos del museo, mi novio dijo entusiasmado: “Espera, una mi amiga me comentó que podíamos participar en un concurso”. Como ya todo el romanticismo estaba perdido, volvimos a entrar dentro buscando el bendito concurso. Al lado de la caja encontramos un folleto que anunciaba la competición. Pedimos nuestro formulario de participación y nos pusimos a ello. Tal fue nuestra

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implicación que acabamos recorriendo el museo de nuevo para contestar las preguntas del concurso correctamente. Siempre he sido competitiva. Mi novio se quedó en la entrada, haciendo el dibujo requerido y resolviendo la pregunta de desempate... Al salir, como buen ingeniero, calculó cuantos visitantes habrían participado en el concurso, y sentenció convencido que teníamos muchas probabilidades de ganarlo. Sus dotes de pitoniso resultaron extraordinarias, pues un tiempo más tarde supimos que ¡ganamos un crucero! El barco, el Queen Mary 2, salía de Southampton a Nueva York, haciendo el mismo viaje que hicieron aquellos europeos que buscaban una nueva vida en Estados Unidos durante el siglo XIX. La vuelta desde

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Nueva York sería en avión y podíamos elegir la fecha del vuelo. Así que elegimos de quedarnos unas semanas más para ver algo más de Estados Unidos. A mediados de julio llegó el gran momento: con nuestras maletas hechas para cinco semanas cogimos el tren a Londres. Unos días más tarde llegamos a Southampton, al muelle desde donde salió el Titanic en 1912, con nuestras mochilas a la espalda. Éramos los únicos mochileros del crucero, claro. Con algunas miradas raras a nuestro equipaje y después de algunas preguntas como “¿dónde están vuestros padres?” Pudimos hacer el check-in y que nos llevaran el equipaje a nuestra cabina. La primera noche de lujo podía empezar. El barco parecía un pueblo en si mismo. Con tiendas, ocio y cursos, que iban de la

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DNI DEL VIAJERO Nombre: Sofie Apellido: Hendrickx De: Mechelen (Bélgica) Edad: 26 años Soy profesora de matemáticas y también de educación física. El deporte es, de hecho, una de mis aficiones y siempre que puedo me gusta escaparme a la montaña y salir a explorar nuevas rutas y también jugar a Volley. Viajar es también otra de mis pasiones, y en los ratos que me dejan las obras de reconstrucción de casa, me gusta escaparme a respirar aire fresco y disfrutar de la naturaleza.


fotografía a los bailes de salón. Siempre había algo a hacer. Al final, la oferta era tan amplia que acabamos por hacernos un pequeño plan cada día para no perder detalle. ¡Mi novio acabó levantándose pronto para ir al curso de

bridge! Yo dormía un ratito más, y después de desayunar iba a agotar mi energía en la cubierta, donde se practicaba running. Justo antes del almuerzo, íbamos al curso de baile. Cada día aprendíamos un nuevo baile en sólo 45 minutos. Qué dura la vida del pasajero de crucero... Cada día, hacia las tres de la tarde llegaba la hora del tea time. Todo el mundo se sentaba en mesas de cuatro personas y después un primer turno camareros ordenados desfilaban por la sala con bocadillos. Un segundo turno servía el té con scones ingleses y otros dulces. Al fondo, como si del mismísimo Titanic se tratara, una violinista y un cuarteto de cuerda enlazaban una sintonía con otra sin parar. Después de una hora, tocaba ya descansar. Con un libro, en la piscina –una irónica novedad añadida respecto a lo que se pudo disfrutar en el Titanic– o en la cama para una pequeña siesta. Nosotros no notábamos mucho las olas, pero aparentemente y según nos contaron, agotan, y mucho, y tu cuerpo necesita estar continuamente de pie para aguantar. ¡Estábamos cansadísimos! Nuestro particular crucero incluía también visitas guiadas a la cocina o la lavandería,

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rutas para explorar el barco y también para visitar las salas más curiosas. Después de la cena había ocasión de ir al cine o al teatro, pero siempre había que acabar en “la sala grande”, donde podíamos practicar los pasos de baile que habíamos aprendido ese día. ¿No te acordabas o tu novio te dejaba sola en la pista? No había ningún problema, como en el mismísimo Titanic, hacías una ligera señal, y

uno de los seis hombres de chaleco blanco que esperaba vigilante en la esquina venía raudo a ejercer de bailarín a tu lado. El 29 de julio, sin embargo, nuestra rutina cambió. La mañana siguiente íbamos a atracar, y debíamos madrugar para ver el salir el sol en el skyline de Nueva York, algo que los desafortunados viajeros del Titanic nunca pudieron hacer. Por suerte para nosotros desde la cubierta, y tras horas de espera, pudimos admirar la Estatua de la Libertad. La imagen significaba el final de nuestra semana de opulenta decadencia en alta mar. Una maravillosa experiencia patrocinada por el Red Star Line Museum a bordo del Queen Mary II que fue todo un lujo. Quién hubiera dicho que visitar un museo resultaría tan gratificante. v

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Roma

en imágenes La canción dice “quanto sei bella Roma quando è sera...”, pero la verdad es que la Ciudad Eterna es bella de día, al atardecer, de noche y en todas y cada una de las horas del día. Fotos: Lucia Premuti



LAST MINUTE...

Edimburgo Mágica, majestuosa y mística. Pequeña y sosegada, la capital escocesa esconde buena literatura y un sinfín de rincones por descubrir.

Consejo: El Castillo de Ed imburgo es la clave p ara entender la historia de la ciudad pero hay qu e guardar tiempo para el Castillo de Craigmillar, su fortifi cación meno s conocida.

El Instagram

@anakita

El libro

En la maleta. Lo que se lleva es ropa vintage, los libros en mano y las antigüedades más distinguidas. Muy a lo ‘Harry Potter’...

a nir’. Pon El ‘souve n e r a d pala prueba tu de ginebra a rí ile la dest tillery. Y si h Gin Dis Edinburg brevivir y logras so te gusta ( son un s botellas su ), ta a c a la videño. regalo na excelente

El plato ‘Scottish Breakfast’

‘Sherlock Holmes’. Cuando Arthur C. Doyle, nacido en Edimburgo, estudiaba medicina en la University of Edinburgh, conoció al profesor Joseph Bell, famoso por su metódo analítico. El resto, ya es historia de la literatura...

La ‘playlist’

El sitio

1. Sunshine on Leith. The proclamers

Edinburghliterarypubtour.com Edimburgo transpira literatura. Durante siglos ha visto nacer a personajes que ya son parte del imaginario popular, y es la primera ciudad literaria de la Unesco. Hoy es posible hacer mil rutas literarias: de Harry Potter a Ian Rankin.

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2. Loch Lomond. Tradicional 3. The Fallen. Franz Ferdinand 4. I’m Gonna Be. The Proclaimers 5. Ton Choix. Belle and Sebastian 6. Don’t you. Simple Minds


Torrent de l’Olla, 7 - 00182 Barcelona - 93 217 6690 - bodegapinyol@gmail.com

www.lopinyol.com


En el prĂłximo nĂşmero:

Viajamos a Patagonia

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