La relación entre la mente y
el cuerpo
en la terapia Gestalt
Los seres humanos manifestamos nuestras emociones; primero desde las sensaciones en nuestro cuerpo, dependiendo de las situaciones que vayamos viviendo van surgiendo y se van expresando continuamente. Por ejemplo, si alguna situación vivida nos hace sentir tristeza, en nuestro cuerpo surgen ganas de llorar; las sensaciones se ubican en el pecho y nos brotan lágrimas en los ojos. Así, también existen nuestras necesidades psicológicas: de afecto, de amar, de sexo, de reconocimiento, de expresarnos… pero: ¿Realmente somos capaces de pedir lo que necesitamos a las personas que nos rodean?, ¿o simplemente dejamos que adivinen o damos señales para que se dé una reacción? Por lo general abrimos nuestros pensamientos y deseos más íntimos a las personas que nos han demostrado su confianza, que nos han apoyado en nuestro camino y han sido empáticas en nuestras dificultades; puede ser algún familiar, amigos de la infancia, compañeros de trabajo, colegas o personas que vamos sumando en nuestro camino y que por una o varias razones vemos en ellos un medio que nos da la confianza para desahogarnos.
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