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El cambio comienza con una elección La habilidad de elegir es uno de los mayores dones que Dios nos ha dado. Las elecciones forman nuestra vida, mucho más que nuestras circunstancias. Podemos vencer cualquier dificultad tomando buenas decisiones. POR
PASTOR RICK WARREN
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omos producto de nuestro pasado, pero no somos prisioneros de él. Podemos cambiar; no debemos quedarnos atorados en lo que sucedió. Con la ayuda del Espíritu Santo podemos tomar buenas elecciones y, si nos decantamos por malas decisiones, sufriremos las consecuencias. Por esta razón, elegir es el comienzo del cambio en nuestra vida. Nos enfocaremos en elegir cómo pensar de la manera correcta. Romanos 12:2. “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas, al cambiarles la manera de pensar”. Para iniciar desde cero en cualquier área, carrera, relaciones, matrimonio y salud, primero debemos trabajar en nuestra mente. Analizar cómo nos vemos a nosotros mismos, cómo ves tus problemas y, lo más importante, cómo ves a Dios. Si no cambiamos primero nuestra manera de pensar, mudarnos de lugar o de escenario no ayudará mucho, porque puedes irte a Tahití, pero llevas tu yo contigo a donde vayas. Si el estrés está en tu mente, irás con él entre tus orejas.
Veamos cuáles son las tres razones para comenzar cualquier cambio en tu vida: 1. Porque mis pensamientos dirigen mi vida: Proverbios 4:23. “Ante todo, cuida tus pensamientos porque ellos controlan tu vida”. Como un hombre piensa, así es. El problema con un hábito empieza en la mente. Cómo piensas sobre el dinero, cómo piensas sobre el sexo, cómo piensas sobre tu alimentación, sobre tu futuro, tu trabajo y sobre otras personas... 2. Porque mis luchas ocurren en mi mente: En cada segundo de tu vida hay una batalla en tu mente. Entre el bien o el mal, entre lo difícil y lo fácil, entre lo saludable o lo dañino… El estrés y la depresión son batallas mentales. La ira, el miedo, los celos, la baja autoestima, las adicciones y el resentimiento empiezan en tu mente. Los conflictos internos y externos no comienzan en las relaciones sino en tus pensamientos. Santiago 4:1. “¿Qué es lo que causa las disputas y peleas entre ustedes? ¿Acaso no surgen de los malos deseos que combaten en su interior?” Romanos 7:22-23. “Amo la ley de Dios con todo mi corazón, pero hay otro poder dentro de mí que está
REVISTA [56] MOMENTOS