Revista Neurona # 8

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NEURONA

Neurona8 / Abril 2014

BASTA UNA PARA PENSAR

The Strokes Luis Barragán Fito Páez

El día de la bestia Portada edgar laram

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NEURONA BASTA UNA PARA PENSAR

«Llamar fiesta a un rito tan sangriento como una corrida de toros es lo contrario de llamar sacrificio al rito incruento de la misa». #AntonioGala

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EDITORIAL Con el propósito de seguir siendo el escaparate de artistas chiapanecos, en esta edición, Revista Neurona te presenta, entre otras, la obra de Mario A. Tassías, un artista visual que pertenece a la nueva generación de creadores locales, y que actualmente colabora como ilustrador de esta publicación. También pone a tu alcance artículos sobre Luis Barragán, el máximo exponente de la arquitectura mexicana contemporánea; El día de la Bestia, un filme de Alex de la Iglesia; los Converse, el bigote y el álbum Comedown Machine de The Strokes; así como los textos literarios “Una vida”, fragmento del libro Introspecciones, “La migración de los calcetines”, “Los recuerdos”, entre otros. Revista Neurona, además, te comparte una playlist en Spotify; ahora de Fito Páez. Ésta contiene una selección de canciones para que, aunque las cosas no vayan tan bien allá afuera, encuentres, entre estas páginas y la música del cantautor argentino, un refugio que te haga un mejor día. Bien sabes que lejos de invitarte únicamente a la contemplación, Revista Neurona te exhorta a la reflexión sobre el entorno, pero sobre todo, a incidir en su mejoramiento.

foto edgar laram

Consejo Editorial

Abril 2014, año V, Revista Neurona | Basta una para pensar, publicación mensual de distribución gratuita editada por Léxica Casa Editorial S.A. de C.V. Tel. (044) 961 233 62 71 Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; México. Tiraje: 2,000 ejemplares. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida total o parcialmente sin citar la fuente. Lo que se dice es responsabilidad de quien lo escribe. El contenido de los anuncios es responsabilidad del anunciante, no del editor. Todos los derechos reservados. Registro en trámite. cc Franks Font de Philippe Moesch

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NEURONA BASTA UNA PARA PENSAR

Edgar Lara Morales

Dirección General & Diseño

Sergio A. Hernández Torres Mariana Piña López Dirección Administrativa & Ventas

Helena Cañas García Corrección de estilo

Mario Alberto Bautista Gina Trujillo Willi López Gustavo Macedo Pérez Alejandra Vergara Arcadio Acevedo Gilberto Martínez Fausto Carámbura Paola Klug

Colaboradores en esta edición

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índice

Converse Comedown Machine, el disco incomprendido de The Strokes De música y primaveras Cuando uno pinta, se delata Luis Barragán La migración de los calcetines Bizarro Una vida (fragmento) Atardecer Los recuerdos Fito Páez, el dios hijo de la santa trinidad del rock argentino El día de la bestia Sobre el bigote Encuentros inesperados Cuando la niebla cubre nuestros cabellos

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Desde que los conozco, los Converse son los zapatos más versátiles del mercado. Se los puede ver como parte de un look actual o como una joyita del pasado. Han superado la fascinación por lo retro de principios de siglo y se han instaurado en un lugar privilegiado de la industria del calzado mundial. La fórmula básica consiste, aún hoy, en lona y goma; dos materiales sumamente En el 2004 se resistentes, una especie de aleación estrenó la película para el uso rudo de cada día de I, Robot; dirigida por Alex Proyas. En cualquier rocker, skater, o ahora, este filme se puede hipster. Soportan agua, tinta, observar una de las fricción, y cuanto pisotón más importantes colocaciones de reciban, y por supuesto, productos que se muchos, muchos años. han realizado en el cine. En una escena, el agente Spooner atesora unos tenis vintage Converse modelo Chuck Taylor.

Por eso, hacerse de unos Converse es contraer un compromiso a largo plazo. Recuerdo haber encontrado un par de ellos en el clóset de mi padre, quien a la pregunta de «qué onda con estos tenis», acertadamente respondió «ya me tenían harto; los usé y los usé y no se acababan. Los arrumbé».

Texto & Diseño edgar laram

Los Converse, incluso en su versión pink, como enuncia su campaña “Choose your weapon”, son más que trozos de tela —lona para ser precisos—, son ya ícono de terquedad, insensatez, y rebeldía, tanto del pasado como del presente; en los parámetros, claro, que la moda nos permite.

CONVERSE más que un trozo de tela

Su apariencia, aunque modificada y ya propiedad de otra compañía (NIKE), conserva la esencia de aquellos zapatos lanzados en 1918 por la Converse Rubber Company, mismos que se convertirían en los preferidos por los jugadores del básquet en E.U.

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COMEDOWN

MACHINE

Comedown Machine / RCA Records, 2013

el disco incomprendido de The Strokes

Surgen muchas preguntas al escuchar por primera vez la entrega más reciente de The Strokes. ¿Es este álbum un rotundo fracaso o marca una nueva pauta a seguir por la banda encabezada por Julian Casablancas? Nada más elocuente que una placa titulada Comedown Machine o “Máquina de Decepciones”: un aviso de que probablemente no se obtendrá lo que se desea escuchar.

Texto Mario Alberto Bautista / Diseño edgar laram

“Tap Out”, el track inicial, define lo que será este trabajo: guitarras más bien ocasionales, sintetizadores (obvio homenaje al famoso synthpop de la década de 1980) y, desde luego, el “recién adquirido falsete” de Casablancas, como señaló un crítico con sorna (malas noticias para él: el falsete de Casablancas llegó para quedarse, como demuestra el tema “Instant Crush”, su colaboración en el nuevo y magnífico Random Access Memories de Daft Punk). Otras canciones sobresalientes son “Welcome to Japan”, “Slow Animals”, “Partners in Crime” y “Fast Animals”, el bonus track de la edición japonesa de Comedown Machine.

“Call it Fate, Call it Karma” es, finalmente, otra de esas rarezas con que se toparán quienes esperaban guitarrazos a diestra y siniestra (que los hay, como en la bailable “50/50”). “Call it Fate…” es, como dice la reseña de Shes Fixing her Hair, como escuchar una canción emanada “de un viejo gramófono roto en el abandonado salón de baile de un hotel olvidado”, una canción que “bailarían los fantasmas” (quizá ese hotel sea el Overlook de la película de Stanley Kubrick El Resplador, agregaríamos). ¿Es este disco, entonces, una muestra de madurez o estancamiento? Muchos, nostálgicos de la faceta más roquera de la banda, dudan de su valor sin ver lo arriesgado de la apuesta de los Strokes, y no entienden la propia nostalgia de Casablancas y compañía: aquella época de sintetizado-

Mención aparte merece la boba comparación de la tibia “One Way Trigger” con “En el muelle de San Blas” de Maná, que tanto se comentó a la salida de “One Way…” como single: sean serios, por favor.

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res y estribillos ingenuos, de baladas dulzonas y videojuegos simples (la portada del sencillo “Reptilia” de su segundo disco, Room of Fire, de 2003, es una reproducción del afiche del videojuego Centipede de Atari) que sin embargo los marcaron. Se trata de un gesto valiente pero propenso al malentendido. Porque la nostalgia implica un vaivén, un repliegue, y tiende a magnificar aquello que se recuerda. “[I] Tried to believe in you for a second time”, dice Casablancas en “80’s Comedown Machi-

ne”: “he tratado de creer en ti por segunda vez”. Quizá este sea el mejor consejo para apreciar este álbum: escucharlo entero de nuevo y, como con quien nos rompió el corazón, creer en él por una segunda vez para descubrir que, paradójicamente, este anómalo disco de “pop” roquea, y mucho.

Tap Out All The Time One Way Trigger Welcome To Japan 80’s Comedown Machine 50/50 Slow Animals Partners In Crime Chances Happy Ending Call It Fate, Call It Karma


De música y primaveras Texto Gina Trujillo / Diseño edgar laram

el mundo. Este episodio tiene lugar dos veces al año, en marzo y septiembre, y su importancia en muchas culturas es tal que ha marcado milenariamente los ciclos de preparación de la tierra y recolección de los frutos provenientes de ella. Es quizá esta la razón por la que se cree que de igual forma, pasiones, romances, enamoramientos y alegrías emergen de los seres vivos. Hoy en día, quienes albergan alguna creencia mágico-energética llevan a cabo múltiples ritos transmitidos de generación en generación para sentir que el universo se une con el ser. Plantar semillas para asegurar un mejor futuro, hacer ruido para neutralizar energías negativas, levantar ofrendas para llamar al amor, escribir deseos para traerlos a la realidad, usar amuletos para convocar la suerte, danzar para pedir luz y prosperidad, invocar la ayuda de alguna deidad en la fertilidad, ayunar, orar, quemar incienso, encender velas, cantar, pintarse, desnudarse o vestirse de un determinado color, alzar las manos al cielo, meditar, entrar en “común unión” con la naturaleza personal y universal, son sólo algunas de las manifestaciones del deseo (o quizá necesidad) que el hombre y la mujer tienen de entrar en contacto con una fuerza libre ajena a sí. Concluyendo, cualquiera que sea la creencia o intención personal resta no sólo abrir los brazos, sino también el corazón para que el motivador renacimiento de un ciclo natural nos invada y aliste para comenzar de nuevo, esperando ,obviamente, siempre lo mejor. Paz y música.

Si pudiéramos musicalizar este momento, lo perfectamente ideal, aunque trillado, sería utilizar el Concerto nº. 1 en mi mayor, Op. 8, RV 269, de «Le quattro stagioni», la obra más trascendental del compositor barroco Antonio Vivaldi, y aunque claramente no es de música de lo que platicaremos esta ocasión, sí lo haremos sobre la llegada de una de las estaciones más celebradas en todo el globo terráqueo: la primavera, cuyo arribo en el hemisferio norte difiere bastante en tiempo al del lado opuesto del globo. En todas partes, la primavera es recibida con una infinidad de tradiciones derivadas de las más diversas creencias culturales y religiosas; para muchos, la llegada de esta estación es un motivo de celebración que da origen a rituales para atraer o canalizar energías y lograr la confabulación con los cambiantes ritmos de la naturaleza y el cosmos. Desde antaño, se han celebrado ceremonias para evocar cambios o invocar suertes; por ejemplo, las civilizaciones asiáticas antiguas, asociaban el paso del invierno a la primavera con el nacimiento o la muerte y resurrección de deidades y seres queridos. La primavera simboliza para muchos el principio del equilibrio porque ni luz ni obscuridad predominan entre ellas. Su entrada la determina el equinoccio, que es un evento astronómico (cuyo nombre proviene del latín aequinoct’um y significa noche igual) en el cual el paralelo de declinación del Sol y el ecuador celeste coinciden. La salida del sol ocurre exactamente en el este y su puesta en el oeste; por ende, el día y la noche tienen la misma duración en todo

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Mario A. Tassías

Cuando uno pinta, se delata Mario es un artista visual que pertenece a la nueva generación de creadores chiapanecos. Aunque se confiesa amante de la línea, su trabajo lo ha llevado experimentar con el grabado, la pintura y la escultura. Actualmente radica en España, donde culmina sus estudios de fotografia y gráfica experimental en la Universidad Politecnica de Valencia.

Lleva el nombre de su padre y es el primero de tres hermanos. Le siguieron Daniel y Raúl; sólo él desarrolló el gusto por el arte, los otros ni siquiera estuvieron cerca. Daniel se graduó en Derecho mientras que Raúl lo hizo en Turismo. ­ Yo salí así. Es como una condición — que no se puede ocultar —explica Mario mientras ríe a la pregunta de si hay más artistas en su familia.

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A sus 30 años, y luego de un atropellado proceso de reconocimiento, Mario sabe quién es. Desde niño mostró talento para dibujar, sin embargo se vio orillado a buscar alternativas para “ganarse la vida”. Estudió Comunicación porque se relacionaba al ámbito en que se había desarrollado su padre y por las posibilidades creativas de acercarse a la fotografía, al cine y al diseño.

No eran fortuitos su gusto por Goya o sus muchísimos trazos en las libretas; su interés por las formas orgánicas o su todavía floreciente técnica. No. Se trataba de algo realmente profundo, algo que incluso obviaba el infortunio de vivir en una ciudad en que poco se aprecia el arte, visual o no; algo que se le imponía cada vez más como su único destino.

Hizo toda la carrera “esperando lo bueno”. Incuso entró al campo laboral, hasta que luego de un año se dio cuenta de que no podría seguir; definitivamente no era lo suyo, le faltaba emoción; se estaba muriendo.

—Hay que aceptarse, para qué tratar de encajar en algo que no. Lo dice sin reparos. Aun sabiendo que probablemente se trate de la decisión más importante de su vida. Aquello que muchas personas no se atreven a hacer

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porque la loza que les representa el tiempo les pesa demasiado. En cambio a él se le ve tranquilo. Aún pasa por estudiante de segundo semestre de la universidad. –La edad es algo mental —responde. Fue entonces que se inscribió a la carrera de Artes Visuales y comenzó un ascenso en plano personal. Desde ese momento se ha dejado ser. Las ideas le vienen a la cabeza, las aborda con distintos materiales, no discrimina el papel del lienzo, ni la piedra del metal o del ámbar. Su exploración, aunque incipiente por los alcances que sus maestros le auguran, es la de un artista entregado a su quehacer sin zozobra, sin arrepentimientos, pura creación. Mario muestra un gusto especial por los animales, admira de ellos la forma en que se presentan ante el mundo, sin máscaras ni tapujos, desnudos, sinceros; pero sobre todo, le apasiona el cambio, la transformación. En su obra, puede verse la facilidad con que un dibujo pasa a ser pintura y ésta a su vez, pasa al “plano real” con la escultura. Hay una evolución ahí, en el dominio de los materiales, en el perfeccionamiento de su técnica, pero sobre todo, en su manejo del discurso. No le hace falta un taller propio; trabaja en la mesa de su casa o en un bastidor improvisado mientras escucha algo de Talamasca, Infected Mushroom, o recientemente Daft Punk. Se trata de apaciguar sus ganas de crear, “la comezón” dicho en sus propias palabras. Reconoce en el cambio de espacio un estimulo que detona su imaginación y que le ayuda a explorar el rico banco de imágenes en su mente.

Texto / Foto / Diseño edgar laram

Mario ha encontrado en su arte un medio de realización. Una forma de reconocerse y de materializar sus pasiones, sus miedos e inquietudes. Mientras pinta se libera, va cortando una a una sus ataduras; se delata y se muestra, como los animales, tal cual es.

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Texto Willi López / Diseño edgar laram

LUIS

BARRAGÁN El máximo exponente de la arquitectura mexicana contemporánea

Originario de Guadalajara, Jalisco, debido a que perteneció a una familia de hacendados, desde muy joven desarrolló un gusto por la arquitectura campestre de las grandes haciendas, así como la relación que éstas tienen con su entorno natural. Después de haber estudiado (curiosamente) ingeniería, Barragán viaja a Europa entre los años 1925 y 1926, coincidiendo con el importante movimiento moderno que se venía gestando con exponentes la talla de Le Corbusier, Walter Gropius, Theo Van Doesburg y Adolf Loss por citar a algunos. A su regreso a México comienza a trabajar proyectando y remodelando casas que tienen simples elementos de diseño propio y manifiestan pequeñas insinuaciones de su aprendizaje por Europa; pero es hasta que decide cambiar de residencia a la Ciudad de México en 1937, cuando su arquitectura toma un rumbo más definido. Es en la Ciudad de México donde Barragán se relaciona con diversas personalidades del medio artístico e intelectual del momento. Su estrecha relación con el artista plástico Mathias Goeritz, así como con el arquitecto Max Cetto y el pintor Chucho Reyes se vuelven de suma importancia para la percepción espacial y emocional del arquitecto. Con el

paso de los años y debido a estas relaciones personales que lo van nutriendo de componentes plásticos, Barragán comienza a desarrollar un estilo muy particular que no tarda en llamar la atención del medio; su casa-estudio es un claro ejemplo de ello. La casa-estudio de Luis Barragán, ubicada en Tacubaya, se construye entre los años 1943 y 1947; se compone de 2 plantas desarrolladas en un terreno de aproximadamente 120 metros cuadrados y cuenta con una fachada gris sumamente austera que asume una postura de integración con el contexto próximo y que contrasta totalmente con su interior. Es en esta casa donde se puede ver claramente la integración de los espacios interiores llenos de colores muy vivos y cálidos con el jardín exterior, generando una interrelación constante donde los espacios más importantes están vinculados todo el tiempo con el exterior; de esta manera podemos decir que el diseño del jardín se vuelve igual de relevante que el de los espacios interiores. De la misma manera Barragán acentúa la relación con el entorno natural en la azotea, con un pequeño truco que nos demuestra su destreza e ingenio como arquitecto; basta con subir la altura de los pretiles para eliminar de la vista cualquier elemento del contexto urbano próximo y realza el elemento más importante de todas las azoteas: el cielo. Estas relaciones espaciales entre exteriores e interiores se vuelven elementos constantes en sus siguientes obras como la capilla del Convento de las Capuchinas Sacramentarias del Purísimo Corazón de María en Tlalpan, la Fuente de los Amantes en Atizapán o la Plaza del Campanario en Arboledas; es en estos proyectos donde el diseño del paisaje pasa a otro nivel de importan-

Taller


Vestíbulo

cia, ya que no sólo es el tema arquitectónico el que cobra relevancia sino el entorno urbano y cómo es posible, a través de la arquitectura, generar ambientes que sirvan como lugares de descanso en la trama urbana. Es hasta el año de 1976 cuando Barragán demuestra todo su ingenio con la Casa Gilardi, una vivienda que se localiza en San Miguel Chapultepec. Es el desarrollo de esta arquitectura, el juego de luces y los recorridos espaciales que van cambiando durante los diferentes espacios a medida que se van recorriendo, los juegos de colores, de luces y de sombras, los que lo llevan a ganar el Premio Pritzker de 1980, el máximo galardón que se otorga a un arquitecto. Hablar de la obra de Barragán es hablar de la evolución de la arquitectura mexicana contemporánea, de cómo dejó de ser esa superposición de simbolismos y elementos ornamentales, muros de colores, techos a dos aguas, y se convirtió en una arquitectura que se compone de recorridos, de volúmenes de color, transiciones espaciales y la fuerte interacción del contexto urbano y natural que rodea al elemento arquitectónico. Si bien Barragán coincidió en tiempo y espacio con personalidades muy importantes para el mundo del arte y la cultura, no sólo de México sino del mundo, habrá que reconocer que supo encausar todas estas líneas en la dirección correcta para poder lograr un estilo propio, pero que a su vez se nutre de todas las influencias que lo formaron como persona; si uno presta la atención suficiente, es posible darse cuenta de la presencia de Goeritz en el manejo de la plástica y los volúmenes en sus entornos arquitectónicos, también ver el uso del color de Chucho Reyes, o el homenaje que hace a Le Corbusier incorporando a sus obras el uso de “la quinta fachada”.

Si tratáramos de buscar los componentes más importantes que nos deja su legado arquitectónico, irremediablemente tendríamos que citar al maestro Humberto Ricalde en su artículo Pensar, edificar, morar. Una reflexión sobre Luis Barragán (2004), donde se pregunta: ¿Qué es lo que Luis Barragán añade a su catálogo de “invariantes” para lograr sus espacios arquitectónicos y urbanos tan característicos? Agrega a los términos de su lenguaje espacial una reflexión donde el tiempo, la psique y la esencia histórica se embisagran y articulan.

13 CASA LUIS BARRAGÁN Si deseas conocer más sobre Barragán y su obra, ingresa a la página oficial de su casa; en ella encontrarás información, galerías, planos y noticias sobre exposiciones temporales. Sólo escanea el código con tu celular


LA MIGRACIÓN DE

Texto Alejandra Vergara / Diseño edgar laram

los calcetines Los calcetines (Calzaide domesticus) son la especie más común de la familia de las calzas (Calceidae); suelen encontrarse debajo de la cama o, en temporada de apareamiento, anidados uno sobre otro en los cajones inferiores de las cómodas. Muchos de los hábitos de los calcetines han llevado a algunos etólogos a homologarlos con las aves1. Sin embargo, hasta la fecha no 14 se ha demostrado que estas especies tengan un ancestro común. Una de las características conductuales que es similar en aves y calcetines es su migración; entre otras cosas, las distancias recorridas por ambos son equiparables, siendo las de los calcetines ligeramente inferiores a las del gaviotín ártico (Sterna paradisaea). Para poder hablar de la migración de los calcetines es necesario desmentir una creencia popular en torno a ellos: los calcetines no son una especie monógama y si bien viven con una única pareja durante largos periodos, la tendencia natural de estas prendas las lleva a buscar un nuevo compañero para anidar o, en la mayoría de los casos, a migrar en solitario. Hasta la fecha no se ha encontrado una relación entre el sexo del calcetín y su impulso migratorio; las cifras al respecto nos hacen pensar que el género no es determinante en la migración (52% de los calcetines que migran son hembras, mientras que el 48% restante son calcetines machos). Actualmente no hay un acuerdo sobre cuál es la periodicidad de los ciclos migratorios de los calcetines, ya que éstos presentan importantes variaciones dependiendo de la “resistí el impulso furioso de ponerlos/ en una jaula de oro y darles cada/ día alpiste y pulpa de melón rosado.” Neruda, Pablo, en su trabajo “Oda a los calcetines”, publicado en Nuevas odas elementales (1956).

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región, color y textura del calcetín y de su apego con la pareja. Incluso se han reportado casos de pares de calcetines en cautiverio en los que ningún miembro de la pareja ha presentado impulsos migratorios2. No obstante, las migraciones de calcetines se registran todos los años en diferentes partes del mundo. A pesar de que todavía no se tiene claro qué es lo que lleva a los calcetines a emprender el viaje migratorio, existen estudios que demuestran algunos factores que influyen en el proceso. Un estudio de campo realizado en 2010 por un grupo de solteros, demostró que la exposición de los calcetines al exterior, durante los viajes a la lavandería, acelera el ciclo migratorio. Otro factor importante relacionado con la migración es el diseño del calcetín: se ha encontrado que los calcetines con diseños coloridos son más propensos a iniciar antes el proceso migratorio que los calcetines blancos, negros o grises. Cuando un calcetín emprende un viaje migratorio, lo hace solo3: no lo acompañan ni su pareja ni otros calcetines. La pareja se quedará ya sea en el cajón de la cómoda o vagando en el cesto de ropa sucia o bajo un mueble, hasta que comience su propia migración generalmente iniciada en el bote de basura. Otro de los misterios —quizá el más grande— en torno a la migración de los calcetines es el destino final de éstos. Al respecto se han aventurado numerosas hipótesis, siendo la teoría Núñez Oberg la más famosa. Dicha teoría sostiene que el destino de los calcetines es el clóset; sin embargo, esto es difícil de comprobar ya que —dice la teoría— una vez iniciado el proceso migratorio, el calcetín sufrirá una metamorfosis ocasionada por el esfuerzo del viaje y llegará a su destino convertido en un gancho para ropa. W. M. Thackeray registró, en 1867, el caso de un par de calcetines que, reticentes a migrar, llegaron a envejecer hasta tener que ser remendados en varias ocasiones.

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Este es uno de los principales argumentos en contra del ancestro en común con las aves, ya que es sabido que las aves, en su mayoría, suelen migrar en grupo.

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bizarro bizarro Imaginemos que le queremos contar a alguien que vimos caminar a un gato cerca de la ventana de una casa, un gato que por sus características era diferente a todos los demás. Con esta información es muy probable que digamos “Vi pasar un gato bastante bizarro”; pero, ¿de verdad sabemos lo que la palabra “bizarro” significa? La Real Academia Española define la palabra bizarro como sinónimo de valiente y esforzado, aunque la mayoría de nosotros hacemos uso de ella cuando queremos referirnos a algo raro o extravagante; esto es lo que se conoce como calco semántico y lo adoptamos del idioma francés e inglés, en los cuales, la palabra «bizarre» sí posee esta connotación. Texto Factor Dios / Diseño edgar laram

Una vida (fragmento)

Texto Gustavo Macedo Pérez

Llegó el capataz y dictó órdenes a los que cavaban zanjas, fue luego con los que trabajaban el cemento y después llegó con los de los ladrillos. Sus gritos eran subrayados por el vaho que le brotaba de la boca. Les dijo que la meta del día era levantar tres muros del cuarto de la esquina oeste. —Y recuerden —continuó el capataz, sintiendo de pronto una inspiración mística— que no apilamos ladrillos, sino que construimos catedrales. le dijo el hombre a su compañero. Ninguno había entendido la alegoría.

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Este texto forma parte de Introspecciones, un libro con nueve relatos cortos en el que su autor nos ofrece un breve estudio sobre lo complejos que son nuestros días, sobre lo inmenso y abrumador que es lo cotidiano.

Diseño edgar laram

—Pensé que esto iba a ser una bodega —


Atardecer por edgar laram

Andador Guadalupano de San Crist贸bal de las Casas, Chiapas.

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los recuerdos

Texto & Pintura Arcadio Acevedo

Débora: el pretexto para escribirte me lo dio la intempestiva visita de Paulina, esa amiga de la que tanto te hablo y, por diversos e impredecibles motivos, nunca te he presentado. Diseño edgar laram

Retrato de Fuensanta

Como a la Ilona de Álvaro Mutis, a Paulina la trajeron las primeras lluvias de mayo, como a los barquitos de papel pilotados por los recuerdos de la infancia, como a las nubes pastoreadas por el viento. La añoranza, Débora, es el mar, se me ocurre a la impronta. La vida, la existencia propia, es la playa. Nuestros actos presentes, pasados y futuros —váleme el contrasentido— son los granos de arena que la forman, que le dan consistencia para que podamos, a discreción, coger la vida a puños, asirla de los pelos, prenderla de la cintura, de las chichis, apañarla de los tobillos, de donde chingados se pueda… O dejarla escurrir entre los dedos. Es decir, dejar que la vida que tuvimos desnuda, apetecible, trémula, caliente al alcance de nuestra gula existencial, en la palma de nuestras manos, vuelva a la vida sin habernos provocado en el espíritu de la carne, en la carne del alma, el grato estropicio de la experiencia, la mordedura en las rodillas, el hoyo en las palabras, el patín en los huevos, la dislexia en el corazón. La invaluable cicatriz de los tropiezos, pues. ¡Para qué putas respirar entonces! La vida es el océano, los recuerdos la playa multimillonaria de granos, y uno es uno -junto a otros uno-, siempre uno nunca dos, sentado en el butaque de su existencia —o tirado en la hamaca, si prefieres— con los ojos atornillados en el infinito, taladrando la curvatura del orbe, tratando de indagar con las pupilas qué hay más allá de los mojones de la remembranza, qué palpita después del último tumbo de lo intangible.

Las evocaciones, la mar en olas, tienen mil formas de empaparnos, de toparnos. Cangrejos púrpura, los recuerdos llegan zigzagueantes a la playa, a uno. Parecen retroceder cuando en realidad avanzan. O, estando presentes, fingen ausencia ocultos a la vista bajo la arena, aguardando su oportunidad. A propósito, Débora, sostengo que los recuerdos por naturaleza inmutable no pueden, aunque quisieran, ser inoportunos. Perros hogareños —no domesticados—, osos polares de trópico, delfines de agua dulce, cachalotes de piscina, quelonios voladores, serpientes emplumadas; de repente los recuerdos te asaltan a ras de playa, jadean, se tienden a tu vera y con los ojos húmedos se reducen a lamerte los pies con unción, con gratitud casi. Como hago con Paulina. Estampidas de conciencia, olas embravecidas, rencorosas, a veces las remembranzas te embisten en tropel. Te pasan encima con sus pezuñas etéreas de metal y piedra. Te dejan convertido en muestrario de jirones. En caldero de pujidos. A veces, llanto de infantes, saliva de besos paternales, lágrimas de coitos avenidos; los recuerdos te caen encima como brisa fresca, como flores de flamboyán, como baba de bebé. En otras, cometas fantasiosos, los recuerdos simplemente te sobrevuelan. Boyas aladas de colores, se anclan en el firmamento para ayudarnos a no olvidar que uno es uno, junto a otros uno, siempre uno nunca dos. Y que la eternidad se acaba en cuanto vivir nos provoca somnolencia y decidimos apagar los ojos.




Circo Beat, 1994

Esa tarde decidí ir a ver la televisión un rato y me topé con el canal Telehit, recién se abría el sistema de televisión por cable. Ahí, en uno de los videos, estaba él: nada elaborado, sin secuencias, sin trama; el ritmo de la canción era pegajoso, sin embargo, por la corta edad que tenía decidí salir de ahí y apagarla. Corría el año de 1994 y el primer single promocional de su disco Circo Beat, era la “Mariposa Tecknicolor”, ahí estuve frente a una de las canciones más exitosas de su carrera y en ese año, la canción de moda en la Argentina que ya empezaba a hacer ruido en México. Llegó el año de 1996; en una visita a un primo que estudiaba en el D.F. y, bendita sea la suerte, vivía al lado de mi casa, recuerdo haber visto la tapa del CD, era de cartón, con colores amarillos y negros, con fotos de él, muy fina; estaba en su cuarto escuchando el disco, y le pregunté «¿Y ese quién es?», «Se llama Fito Páez, toca bien, es argentino, es rockero». Me gustaron tres canciones de golpe, no resistí y le pedí que me lo prestara, lo tuve en mi casa dos días, escuché todo el

Fito Páez El dios hijo de la santa trinidad del rock argentino Texto Gilbero Martínez / Diseño edgar laram

disco y cuando llegó la Mariposa Tekcnicolor fue como una revelación, era simplemente bella, hermosa, nostálgica, me provocó muchos sentimientos. Una particularidad que tenía el disco, es que traía incluida una breve reseña de por qué se escribieron las canciones, al leerlo me di cuenta que no sólo tocaba bien, era bárbaro en toda la extensión de la palabra, manejaba un vocabulario bastante culto en comparación con el rock de Alex Lora o los discursos místicos (a veces fumados) que le había escuchado a Saúl Hernández, era totalmente diferente, un rock desconocido en mis días. Fue hasta 1997 que pude adquirir el Circo Beat. Vi ese disco, sin pensármelo dos veces, lo cogí, se lo llevé a mi papá y le solté sin tregua «quiero este disco», con la decisión de que no me iría de ahí si no estaba en mis manos; mi padre, como buen padre que es y ha sido, me lo compró. Pasaba largas horas escuchando ese disco, servía para bañarme, para hacer tarea, como buen método para dormir en las noches, incluso había veces en que simplemente me sentaba a tomar café en mi casa, solo, escuchándolo. Creo que a todos en la familia los traía mareados con él; por alguna razón, ya sea por la alta tolerancia o porque en ellos despertaba un gusto también, nunca dijeron algo al respecto. Una noche, mi papá me llamó y me preguntó «¿Cuál es el nombre del rocke-

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ro que escuchas siempre?» y le contesté «Fito Páez» «¿Hay otro que se llame así?» «Hasta donde sé no papá», dijo «Mira» señalando la contra portada de un disco de Mercedes Sosa, “Yo vengo a ofrecer mi corazón” L y M: Fito Páez. Siempre me gustó esa canción, jamás pensé que fuera de este rockero. Desde entonces y para siempre, mi padre le tuvo un gran respeto y cuando alguien lanzaba alguna crítica, me hacía segunda para salir en su defensa. Con el tiempo vinieron más discos y más familia se integró a la música de Fito, desde mi hermana, mi hermano, mi mamá, hasta primos y tíos. El momento cumbre llegó en 2005, con un viaje hasta el D.F. para verlo en vivo. El concierto estuvo grosso acompañado de sus músicos de siempre, con el plus de que traía bajo la manga, 15 músicos de cuerda, chelos, violines y metales. Un concierto de rock como lo definió Fito: «Esto es un concierto de rock elegante». Fito ha formado parte de mi vida, en momentos fúnebres llegó el disco El mundo cabe en una canción y con él, “Te aliviará”, que habla de la fuerza para enfrentar la vida después de haber enterrado a alguien y una de las formas de aliviar ese dolor es cantando “canta, canta, te hace bien”. «Pareciera que supieras por lo que estoy pasando» me dije una vez en esos días negros. Por ese y muchos momentos más, estoy agradecido y me siento identificado con él: Fito perdió a su madre cuando nació, tiempo después falleció su padre; má tarde, siendo un joven triunfador en la escena del rock y ya consagrado, dando una gira por Brasil, sujetos aberrantes, entraron a robar a la casa de las tías que lo criaron, las mataron, incluyendo a la sirvienta que estaba embarazada de cinco meses. «Si tú lo lograste, yo también Fito, creo que sabes de lo que hablas, creo que me entien-

El mundo cabe des en una cación, 2006 y creo que de tenerte, estoy seguro de que voy a salir adelante», eran palabras que pasaban por mi cabeza en el año, terrible año para mí, de 2006. Es quizás por estos sucesos, que en muchas canciones Fito habla de la tragedia humana, de las injusticias sociales, de los de abajo, del amor, del desamor; pero sobre todas las cosas de que siempre hay una luz al final del túnel. Quién aún no lo ha escuchado, tiene la oportunidad de conocer a un gran músico, un artífice de la creación; no por algo tiene el disco de rock más vendido de la historia en Argentina, El amor después del amor; algo ha de tener este rockero para que lo consideren como uno de los integrantes de la Santa Trinidad del rock argentino. Se dice que Charly García es el Dios Padre, Fito Paéz el Dios Hijo y Luis Alberto Spinetta (ya fallecido) el Espíritu Santo.

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Revista Neurona trae para ti una selección de canciones de Fito Páez, para que la disfrutes durante o después de esta lectura. Sólo escanea el código con tu celular, descarga la app y escucha.


“Padre, quiero confesarme. No he pecado, pero voy a pecar: voy a hacer todo el mal que pueda, porque es necesario. Lo he descubierto, he descifrado la clave…”. De esta manera es como el director, Alex de la Iglesia (Bilbao, España; 1965) da inicio a la cinta El día de la bestia (1995), la cual se consagra como una de las mejores cintas ibéricas de acción/ Dirección terror de la época, tras haber obAlex de la Iglesia tenido, además de otros premios, País el Premio Goya al mejor director. España La película que se presume inauAño gura el género de la “Comedia 1995 satánica”, es en todos los casos, Duración extravagante. Su humor negro 99 minutos vislumbra y arrebata los seveGénero ros cánones que presiden a la Thriller, comedia, terror Iglesia: la parodia, la ultraja y la desmiembra. El sólo hecho de aseverar la destrucción del mundo por el anticristo, advierte una gran embestida de la fe de los creyentes desde una raíz social muy profunda. En El día de la bestia, el sacerdote Ángel Berriatúa, quien es además catedrático de Teología en Madrid, tiene que acostumbrarse a hacer el mal porque quiere ponerse en contacto con Satanás para impedir su advenimiento. Tras haber descifrado, después de 25 años, que el Apocalipsis, según San Juan, no es más que un criptograma, un mensaje en clave que marca el 25 de diciembre de 1995 como el día exacto del nacimiento del hijo de Satán y en consecuencia el fin del mundo, intenta averiguar el lugar exacto del nacimiento para detenerlo. En lo personal, a pesar de ser su segundo largometraje, Alex de la Iglesia realiza un gran trabajo cinematográfico, sus diálogos son precisos, ácidos y categóricos y proyectan, contrario a los fundamentos lineales de las creencias religiosas, la realidad exacerbada que se vive día con día y la manipulación televisiva de las masas por la culpa, la duda y la ignorancia. Ade-

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La cinta, que se presume, inaugura el género de la “comedia satánica”, es en todos los casos, extravagante.

más alcanza en su desarrollo, un fondo sombrío y sin embargo original donde los tres personajes principales, el sacerdote Ángel Berriatúa (el mentecato), el metalero José María (el tonto) y el profesor de las ciencias ocultas “Caván” (el embustero) parecen formar una unidad casi increíble y venerable. Los efectos especiales, contrario a lo anterior, carecen de verosimilitud. El gusto por De la Iglesia fue el correcto más no el mejor. Intentó preservar el matiz natural en cada una de las escenas, sin embargo, en su mayoría eran excedidas o demasiado dramatizadas o demasiado evidentes, incluso en las tomas menos complicadas.

El día de la bestia es una película interesante, llena de acción y suspenso; incomoda para algunos y reverente para otros. Digna de verla de principio a fin.

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Las fotografías antiguas de varones con bigotes sólo muestran una pequeña parte de la controversia que hubo a finales del siglo antepasado, sobre el hecho de que los varones se dejaran crecer pelo sobre el labio superior. Aunque es verdad que a algunos caballeros se les solía mimar sirviéndoles el chocolate en una taza con mostachera, para que no se ensuciaran el bigote, éste también tuvo importantes opositores que lo consideraron antihigiénico o de pésimo gusto: En el siglo XIX, un millonario estipuló en su testamento que sus hijos gozarían de su herencia sólo si éstos cumplían con la condición de no dejarse crecer el bigote jamás. De igual

Sobre el bigote Texto Factor Dios / Diseño edgar laram

manera, un comerciante ofreció una recompensa a los empleados que no lo usaran; e incluso se presentaron casos de despidos o no contratación de personas que lo acostumbraban.

Una de las más antiguas representaciones que se tienen de alguien usando bigote es la del mayordomo Keti, que vivió en la dinastía VI del Antiguo Egipto; pero si de bigotes populares se trata, el artista catalán Salvador Dalí ostenta el primer lugar sólo detrás de Nietzsche.

Una empresa “más respetuosa” prefirió no entrometerse en la vida privada y gustos de sus trabajadores, decidió prohibir los bigotes “sólo durante el horario de trabajo”.

CATÁLOGO del bigote


Texto Helena Cañas Diseño edgar laram

encuentros inesperados

Hace escasos tres meses comencé un seminario sobre culturas de género tratando de completar un horario y expectativas que aún no logro descifrar. El atrevimiento ha sido mucho cuando he tratado de poner a prueba mi conocimiento sobre la materia; y aunque debo confesar que muchos nombres no me fueron del todo desconocidos, la mayoría de las propuestas hechas por diferentes autoras sobre el problema de la mujer, me resultaron más que ajenas. Ahora que ha tocado revisar los principales trabajos que abren el camino a los estudios sobre la mujer, ha resultado un encuentro fortuito; caigo en la cuenta de que estoy ante quienes dieron el primer paso para procurarnos una libertad (no concretada todavía) y un lugar que permite poner en duda el concepto que las diferentes sociedades han construido e impuesto sobre nosotras a lo largo de la historia. Los recorridos hechos sobre el lugar que ha ocupado la mujer a través del tiempo en las distintas sociedades y las preguntas como qué es mujer han llegado a significar una nueva manera de entendernos. Aunque hoy resulta imposible conceptualizar a la mujer sin la influencia de las figuras que crea la sociedad, hoy podemos optar por construir nuestro propia noción de manera libre, individual y consciente de lo que habremos de dejar a las demás. A través de la literatura hemos sido censuradas; a través de la iglesia hemos sido oprimidas y a través de la familia nos hemos enrolado en un círculo vicioso en el que las únicas posibilidades son el sometimiento o la miseria, y sin el afán de ser protagonistas únicas de la historia, considero que esta mitad de la humanidad está preparada para mostrarse al mundo, asumiendo un discurso propio, construyéndose desde sus propias experiencias y abriéndose paso con la confianza de saberse merecedora de la igualdad de oportunidades que se le debe. Aunque hoy la idea de feminismo esté (por lo menos un poco, hay que aceptarlo) satanizada, hace unas semanas cuando me preguntaron qué me consideraba, pude decir con menos temor que feminista; hoy conozco una parte de la larga lucha que se ha emprendido a favor de los derechos de la mujer, la cantidad de vidas que se han perdido a causa de la poca o mucha libertad de la que podemos disfrutar y en medio de una sociedad que representa el espejo roto por una lógica posmoderna con realidades caleidoscópicamente múltiples y posibles, hoy me pregunto, ¿por qué tardé tanto en llegar a ello?

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Cuando la niebla

cubre nuestros cabellos Texto Paola Klug / Diseño edgar laram

Una abuela chinanteca de las montañas de Veracruz me habló una vez sobre las canas de su cabello refiriéndose a ellas como la niebla del tiempo. Ella decía que era incapaz de comprender por qué las mujeres modernas —jóvenes y maduras— hacían todo lo posible para cubrir la niebla en su cabeza; a final de cuentas cada hebra blanca y plateada no era más que el reflejo del amor que la luna sentía por nosotras. Estas palabras pueden o no significar algo para nosotras, las mujeres modernas; pero no dejan de ser mágicas y nos dan la oportunidad de ver las cosas —nuestras canas— desde un enfoque diferente. Después de escucharla me quedé pensando hasta qué punto y por qué razones me he teñido el cabello desde hace años. La primera vez que lo hice fue por falta de amor de propio; mi cabello era caoba y el de mi madre era rubio y yo quería parecerme a ella; ustedes saben qué importante es para cualquier mujer la aceptación de los demás y en aquel entonces nadie creía que mi madre era mi madre pues no nos parecemos en nada. El resultado fue desastroso, me veía horrible y tuve que teñirlo nuevamente para no tener que ver nuevamente a esa mujer desconocida en el reflejo del espejo. Con el tiempo lo seguí tiñendo de distintos colores, siempre con la esperanza de evidenciar algún cambio interno —ustedes saben de qué hablo— Si terminaba una relación, si comenzaba otra, si me sentía feliz, triste o sola siempre era mi cabello el que tenía que pagar por ello. Galones de peróxido, químicos y tintes fueron colocados una y otra vez sobre mi cabeza. Miles de cortes mutilaron mi cabello, pero no fue hasta pasados los veintitantos que las primeras canas comenzaron a aparecer.

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Mi primera reacción fue el miedo. Miedo a envejecer y es que eso me habían enseñado durante toda mi vida. Los cuentos de hadas nunca mostraban una princesa canosa y en las películas y en la televisión las mujeres con cabello de niebla pertenecían a la tercera edad; pero momento, yo no tenía ni treinta años y ya estaba visualizándome como de setenta ¿Esto es normal? Claro que no, pero es parte de la propaganda que todas nosotras nos vemos obligadas a consumir desde que somos niñas. Las canas no representan la edad de las personas, no son exclusivas de las jóvenes ni de las adultas, de las delgadas, ni de las llenitas; son como la celulitis, como los vellos que cubren nuestra piel, como las cejas o las pestañas sin embargo a ellas nos han enseñado a temerles y odiarlas. Cuando falleció mi hermano, mi cabello se cubrió de canas y yo estaba muy molesta por ello. Detestaba ver mi cabeza llena de hebras blancas, verlas crecer una y otra vez a pesar de que acababa de teñir mi cabello algunos días antes; me miraba al espejo y las arrancaba, incluso llegué a llorar al ver que la batalla que había iniciado contra mi propio cuerpo estaba perdida. Y ese es el punto al que quiero llegar, estamos peleando contra nosotras mismas a causa de la opinión de los demás, a causa de las imposiciones estéticas de personas que también se odian a sí mismas. Por eso la celulitis es inaceptable, por eso el depilarse las axilas es obligatorio, por eso es mal visto que una mujer tenga vello facial o tenga los dientes manchados: nos venden una forma de vida imposible y sin cuestionarlos se la compramos. Cada una de nosotras es bella porque es única, nosotras representamos una de las


miles de formas de la naturaleza y todo lo que de nosotros brote —sea del color que sea— es parte de nosotras mismas. Hemos sido engañadas por el sistema de las apariencias; nos han usado como maniquíes, como correctores imperfectos del Photoshop y nunca seremos como ellos dictan que seamos, jamás alcanzaremos los estándares que exigen por mucho que sigamos renegando de nosotras mismas. Quizá las canas sean una muestra de amor de la luna, un saludo del tiempo que hemos caminado en esta tierra o productos de un mal momento en nuestras vidas; lo que es cierto es que son nuestras, es que ellas somos nosotras —tal como las venas debajo de nuestra piel o las uñas en nuestras manos y pies—, y lo importante de esto no es si seguirás cubriéndolas o no, sino que ahora la decisión la tomarás después de cuestionarte a ti misma las razones para hacerlo. Desde tiempos ancestrales las mujeres hemos prestado atención especial a nuestros cabellos; ha sido símbolo de magia y de fuerza, sobre él se han trazado las victorias y las derrotas de nuestro género. Hemos cubierto nuestras cabezas o las hemos llevado

arriba con orgullo, pero últimamente hemos olvidado que es parte de nosotras ¿Pintarías tu sangre de morado porque el rojo represente vejez o descuido? No, y no lo harías porque consideras que tu sangre es más importante que tu cabello; y justo a esto me refería al hablar de la batalla que tenemos contra nosotras mismas. Con esto no quiero decir que debes dejar de teñírtelo, en absoluto. La única finalidad de estas palabras es darte la oportunidad de ver la niebla de tu cabello desde otra perspectiva; una que no escucharás en televisión, una que no intenta venderte nada sino por el contrario, darte el valor de lo natural. Tengo treinta y tres años, mi cabeza tiene mucha niebla últimamente y estoy segura de que seguirá brotando sin importar lo que haga; puedo aceptar mi naturaleza o seguir fingiendo que el tono negro azulado de mi cabello es real, lo que es cierto es que por primera vez en mi vida soy responsable de las decisiones que tomo sobre mi cuerpo, sin dejar que nada ni nadie influya sobre mi templo personal.

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