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La Patria, mis Alas por Suarlin R. Cordova

por Suarlin R. Cordova.

I. Yo, la muchedumbre

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¿Me preguntas qué se siente ser de aquí?

Yo no soy de aquí, soy del viento

Soy de yaqui y de chortí

¡Calma! Soy tierra, soy fuego, suelo y cielo, no te miento.

Desvanecido me he encontrado

Moribundo, sediento, alienado y desolado

Piensa en letras y en lienzos, créame y seré un alma errante, de amor profeso, desde el sur a Paquimé.

Obesos son los padres que dirigen el camino

Devoradores de almas ínfimas que corren desdichadas

Que siempre vienen en bandadas

Recorriendo carreteras y a cuestas la esperanza

Para poder llenar al fin un poco más la panza de aquellos que sentados les dirigen el destino.

¿Qué se siente ser de aquí?

Es la llaga insana, el grito sordo, el dolor agonizante

Es la nostalgia cuando estás lejos, es para mí la incompetencia ignorada, la patria amenazante.

Cercenado estoy, soy un pueblo mutilado

Y aunque tantas veces me han matado

Me levanto con la ilusión de ver en el horizonte la justicia llegar como llega la lluvia al pie de monte

Décadas he recorrido vestido de luto

Llevando en la memoria el recuerdo inventado, el pasado idílico, el futuro incierto, el presente imaginado

Sorbiendo realidades de tierras lejanas

Que con fronteras oceánicas siguen siendo hermanas de este suelo donde reina el bastión corrupto.

II. Tú, la patria

Invento cruel, falible y voraz

De simbología forastera transmutada en local

De sueños egoístas y de la unidad siempre incapaz

Haz hecho de este suelo un inmenso arrabal.

Inocentes crédulos de ti se entregaron en tu nombre

En las interminables filas donde mujer y hombre

Ensangrentados y moribundos gritaban libertad

Burlaste su muerte por tu interés mezquino disfrazado de bondad.

Ángeles y santos han salido a tu encuentro

En defensa invisible que hace al pueblo subyugar

Que tus hijos malhechores han sabido utilizar

En un acto ventrílocuo donde su voz es tu voz

Haz cortado su esperanza con tu hoz

Pero una luz pequeña e inefable se mantiene muy adentro.

III. Nosotros, pueblo y patria

Hoy te tengo frente a mí, patria odiada ¿Así agradeces mi ala protectora?

Bajo ella me he sentido vulnerable y desnudo

Ha arrepentirte llegas a mala hora

Gritarte quisiera hasta quedar mudo

Yo soy sorda desde hace mucho alma desolada.

He huido de tus fronteras tantas veces Así lo has querido, yo no te he echado

Trasmutado en carnada de narcos y peces

Una cifra más a la lista donde el nombre es ignorado

Tengo llagas en todo el cuerpo, hace poco me haz quemado

¡Calla! Haz silencio, la bandera está ondeando

La soberbia y la ambición los ojos te han vendado

Y tú, pueblo, vas fugazmente olvidando

Cambia el tiro de gracia y dirígelo a mi corazón

He dejado de escuchar a la razón F

alsa e insoportable es tu democracia

¡Oh patria mía! Bríndame el derecho de eutanasia

He sido mutilada, vendida y arrendada como tú

Marcada en un plano con alfileres como vudú.

Me he ensanchado y encogido, levantado y construido

Me han parcelado y destruido, pero yo no he huido.

Mis pies son tus pies, alcémonos y huyamos

¡Yo no puedo caminar!

Tengo pies terráqueos hundidos en el mar

Entonces volaré por ti, yo te llevo en el pecho

Y con los pesares que me has hecho

Hoy te pido madre mía que volemos y nos fundamos.

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