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Poemario Mínimo por John Jairo Quitián Murcia

por John Jairo Quitián Murcia.

La verdad sueño

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Con voz agitada,

imaginando el paraíso,

juega el niño con su padre

pero las horas negras van arribando.

Vuelan

vuelan y no se van.

Son arpías que se desploman

y devoran a su querido padre.

Despierto.

¡Me despierto!

Y aquel terrible sueño cae en el rio y pienso,

con la indiferencia del cartón y el cemento

¿Por qué desapareció mi padre?

Te pongo un nombre

Te pongo un nombre

para olvidar el mío.

Te doy un cuerpo

porque no gozo el mío.

Te regalo el lenguaje,

señala a los culpables

y mata aquello que piensas.

Nacer es la primera de muchas

muertes que te dejo de herencia.

Por cada labio que conozcas

pon una letra

y labra tu propio epitafio.

No cedas a tu deseo.

Rebélate y pelea

contra tu nombre

como hice con el mío.

Reflejo de otro

Soy el reflejo de otro,

de lo que siente y dice,

lo que ve y piensa.

Carne temblorosa gesticulando

con la luz de su reflejo.

Imaginario, erótico, agresivo.

Existo gracias a él.

Penetrándome me dice ¡tú eres!

pero solo en el espejo.

Él está frente a mí,

él está dentro de mí,

tan íntimo y extraño.

Cautivo de un deseo

que se aleja en la memoria

pago sus pecados

entre abandono y silencio.

Espejo que todo lo ensamblas

dispones a otra copia más para soportar

la desnudes de tu odiosa presencia.

Historia mínima

I.

Del cielo bajan corroídas aves

y escupen yerros de carne rizada

despojando al cuerpo de su última lagrima.

II.

Sobre la tierra brumas y tristeza

despedazan el abrazo

en la fosa de los olvidos.

Y las oraciones se elevan

pero nadie las escucha.

III.

De aquella felicidad

que se perdió en la ribera

queda el balón de trapo,

símbolo de nuestra inocencia.

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