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Divagación de la Vida Cegada por la Mentira por José Natividad Méndez Patiño

por José Natividad Méndez Patiño.

(Para quienes enfrentan la batalla de las denuncias falsas)

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Tu cuello…

Cárnica-efímera

vasija de una historia

y la historia dentro

de aquella historia

o masa creciente

disuelta en lo que no existe

pero que una vez

que te hubo nombrado

como sembrador de la penumbra y la depravación

es el bucle

en que se encierran

esos ojos extirpados por la ira.

Tu historia,

algo que al narrador de lo infinito

no le dieron oportunidad de concluir.

Resbala de la mejilla

y navega la soga

tu última lágrima y el testimonio vagabundo

de tu labio

que quiso aferrarse a la inocencia

y le fue devuelta la ignominia

que todo lo ensombrece y devora

o habrá de tatuar desasosiego

en los espíritus de quienes permanecen.

Aquí la presunción de lo que es

y su trayecto hacia los hechos;

es un fantasma yendo entre humos

de antorchas avivadas,

ahí está, no se ve, no quieren verlo,

yo no lo sé, no sé nada

pero tengo de cierto el peso

de asumir la partícula de la responsiva

esa tan fácil de prostituir por unas reacciones

y un puñado de billetes.

Yo minúsculamente vengo a ofrendarte un puñado

de esta rabia que vomita letras:

A ti

varón que no conozco

y ya no podrás oírme

y sin embargo es tu iris

de sofocación ya desvanecido

el puerto en que lanzo

esta botella a un mar embravecido.

Tus piernas ya de pronto

arrulladas por el aire;

cerradura que se abre,

nudo atado fuertemente

y el descenso.

Uno, dos, tres,

es una utopía de compresiones cardiacas

que no debieron ocurrir.

¡Carajo¡

Despierta, sé que estás exhausto,

pero despierta

voz que los necios

se negaron a escuchar…

Tu pecho otrora microcosmos de sueños

ya no florece de latidos.

Todo el espacio

es un aullido de dolores tardíos

demasiado tardíos

y más tarde aún;

las excusas y disculpas

apestando a claveles.

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