Revista Pedalea #54

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año

05 | n º 54 | noviembre 2018

Angélica "Kayla" Merino

Emprendedora ariqueña prepara la expansión nacional e internacional de su marca de alforjas.

Actualidad

Deberes y deudas de la nueva Ley de Convivencia Vial. Editorial Por Sandra Aguilera del Colectivo Muévete . Vivencial "El transporte de la democracia", por Gracia Bergesi . Revista mensual de circulación gratuita www.revistapedalea.com

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www.revistapedalea.com

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Contenidos Publicación digital de fomento de la cultura ciclista de edición mensual. //Directora Myriam Salazar

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//Fotografías Ibar Silva Fabian Wagmisrer Víctor Rojas Myriam Salazar

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//Portada Ibar Silva

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//Textos Natalia Bobadilla Gracia Bergesi Myriam Salazar Colaboración especial de Sandra Aguilera Coordinadora General Colectivo Muévete.

//Portafolio Alpes Escuela de Imagen y Comunicación //Diseño Aribel González

La voluntad cambia las ciudades

Luis Andaur

portafolio

Jimmy Caroca Rojas

//Diagramación La Máquina Editores //Ventas Victor Rojas vrojas@revistapedalea.com //Contacto contactorevistapedalea@gmail.com

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Revista Pedalea es una publicación independiente, editada por La Máquina Editores Limitada. Revista Pedalea no se responsabiliza por las opiniones de sus colaboradores. Todos los derechos reservados. Las imágenes publicadas no pueden ser reproducidas por ningún medio sin autorización.

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Deberes y deudas de la nueva ley de convivencia vial

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Alforjas Kayla Design

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El transporte de la Democracia.


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La voluntad cambia las ciudades Por Sandra Aguilera, Coordinadora General Colectivo Muévete.

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El Colectivo Muévete, creado en 2013, está integrado por personas y organizaciones vinculadas al uso de la bicicleta y comprometidas con la movilidad sustentable. La mayoría nos conocimos rodando en las calles o en actividades que invitaban a reflexionar sobre cómo este sencillo medio de transporte ha crecido y aporta a la vida de los individuos y al crecimiento de nuestras ciudades. En las calles fue donde aprendimos una forma de movernos, pero fue también ahí donde comprendimos las potencialidades que tenían los espacios públicos y de tránsito, para transformarse en equitativos y sustentables; así comenzamos a reconocer su crecimiento natural y orgánico, hacia nuestra propia territorialidad. Esa visión transformó nuestro rol y nos llevó a comprender la importancia de tener un papel más activo como ciudadanos. Tal y como dijo el escritor uruguayo Eduardo Galeano: "Ningún gobierno latinoamericano, civil o militar, de derecha, centro o izquierda, se ha atrevido a desafiar al poder motorizado". Razón tenía. No sólo la disposición de los gobiernos de turno ha sido continuar fomentando su uso y el desarrollo de infraestructura asociada, sino que continúan sin comprender sus beneficios transversales en diferentes problemáticas de la vida moderna en el país: Chile posee un índice de 34,4% de obesidad (OCDE, 2018), los niveles de emisión de CO2 no han logrado reducirse y los altos niveles de estrés están dañando severamente la calidad de vida de los chilenos, particularmente en las grandes ciudades, como en nuestra capital Santiago. Un reciente estudio de la “Journal of Clinical Sleep Medicine”, de este año, ubicó a los habitantes del Gran Santiago como los que más tienen mal dormir en comparación con cuatro ciudades latinoamericanas: Ciudad de México, Montevideo y Caracas. Lo que afecta directamente a la salud mental. Por otro lado, el ítem de alimentos y transporte acaparan casi el 34% del desembolso mensual de las familias del país. Los siniestros viales cobran miles de vidas anualmente. Y así seguimos y sumamos. La movilidad activa por sobre la motorizada, es un enfoque que puede colaborar en estos diversos ámbitos de nuestro país, pero también es una perspectiva con miras al futuro que esperamos para nuestras ciudades. Entonces, ¿cómo el ciudadano de a pie, o sobre dos ruedas, puede proponer y hacer valer su voz?, ¿cómo pueden ejecutarse proyectos de forma justa para todas las personas? Con constancia, principalmente y apoyando proyectos como el Mapocho Pedaleable –actualmente estancado en Contraloría-, o la Ley de Convivencia Vial, con los que nos hemos involucrado como colectivo, junto a otras agrupaciones. Han sido años de presión constante, de búsqueda de alternativas, de gestión, sobre todo de voluntad. Es por eso que cuando vemos que se reduce el presupuesto para movilidad sustentable desde el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, en aproximadamente 55%, que la Mesa Santiago Pedaleable, instancia de trabajo de movilidad regional, está en el congelador para sus avances, confirmamos que lo que más ha faltado es voluntad política de las autoridades de turno. El trabajo integrado y vinculado entre sociedad civil, entidades públicas y privadas, es la mejor alternativa de evaluación de propuestas y de seguimiento de avances. Genera espacios comunes de conversación y acuerdo, integra todas las voces que conviven en una sociedad, colabora a la eficiencia de las medidas a implementar y direcciona el futuro de las ciudades. La movilidad activa, es necesaria. Además de los aportes a la salud de las personas, reduciría los siniestros de tránsito y de paso aportaría a redirigir ese gasto médico o de programas de salud, en mejoras en la calidad de vida de las personas, como parques y espacios públicos para la ciudadanía. Es ahí cuando se hace evidente lo necesario del trabajo en políticas públicas dirigidas hacia la movilidad activa y sustentable, como un eje fundamental para un desarrollo equitativo. Pero ese trabajo se ve fortalecido cuando integra a todos y todas las personas que nos movemos por las calles. Cómo colectivo sabemos que el tráfico continúa en movimiento, que las sociedades están en constante cambio, que en las calles los ciclistas nos seguimos desplazando y, más importante aún, que las personas nos seguimos encontrando.

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actualidad

Deberes y deudas de la nueva Ley de Convivencia Vial

El próximo 11 de noviembre entra en vigencia este cuerpo legal que promete venir a mejorar la relación entre conductores, peatones y ciclistas. Aquí revisamos sus alcances y puntos pendientes.

Por Natalia Bobadilla

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El jueves 10 de mayo de 2018 marca el inicio de una nueva etapa en la relación entre ciclistas, conductores y peatones en las calles. Ese día se publicó en el “Diario oficial” la nueva ley de convivencia vial (o ley de convivencia de modos). Su propósito es mejorar la interacción de distintos modos de transporte y delimitando el espacio vial que corresponde a cada uno, todo para evitar los tan habituales conflictos y accidentes. Esta es una iniciativa que nació desde la ciudadanía, a través de más de 100 organizaciones sociales de ciclistas, peatones y víctimas de siniestros viales que apoyaron la ley, tanto desde su creación, cuando fue presentada en el Congreso en 2015, hasta su tramitación. Pero la gran prueba de fuego será el próximo 11 de noviembre, día en que entre en vigencia esta ley, que incluye varias modificaciones a la actual Ley de Tránsito. Por eso, la clave para que las nuevas medidas tengan efecto es su socialización, es decir, que todos los actores que conviven en la calle conozcan sus alcances.

Lo que hay que saber La nueva ley establece ciertas normas que, de no cumplirse, pueden significar una multa para el usuario. Partiendo con que el uso de casco se vuelve una obligación y que está prohibido el uso de elementos distractivos (como audífonos, por ejemplo), el nuevo texto legal especifica que la circulación de las bicicletas es por la calzada o por las ciclovías. Así, queda prohibida la circulación por las veredas, con la excepción de menores de 14 años, niños menores de 7 años acompañados de adultos, personas de la tercera edad o con discapacidad y en casos donde existan factores climáticos o de seguridad. En relación a esto, también se establece la distancia que deberán mantener los vehículos en la calzada, en maniobras de adelantamiento, la cual es de 1,5 metros. Otro de los puntos de la nueva ley tiene que ver los altos estándares de seguridad que deben cumplir ciclovías que de ahora en adelante se construyan. Ejemplo a se-

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guir es, por ejemplo, la que existe en calle Rosas, en Santiago Centro, la cual tiene una correcta demarcación y una adecuada separación de la vía de los automovilistas. En el caso de las ya construidas que no cumplan con los requisitos, habrá un plazo de 3 años para adecuarse a la normativa. También se incorpora el concepto de las zonas de detención adelantada, denominadas Bici box y Moto box, que son espacios demarcados entre la línea de detención de los automóviles y el paso peatonal, en cruces donde hay semáforos o algún carabinero dirigiendo el tránsito, donde se podrán ubicar las motos y las bicicletas para que tengan mayor visibilidad por parte de los automovilistas.

Lo que se v iene (y lo que queda pendiente) Si bien los avances de la nueva ley de convivencia vial, que se suma a la reducción de velocidad máxima en zonas urbanas puesta en marcha hace un par de meses, aún queda trabajo por hacer.


“Esto no se trata de un instrumento de regulación de la circulación de modos en la calle. Es más bien una definición. La ciudad necesita y cada vez más es espacio vial para disfrutar de una ciudad densa. El espacio urbano es escaso y más caro, cada vez con viviendas más pequeñas, eso nos obliga a vivir puertas afuera. La calle es el patio”, planteó la ministra de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, durante el Foro de Convivencia Vial: alcances de las modificaciones a la Ley de Tránsito, organizado por la Asociación Vive la bici y Pedalea x la calle, con el patrocino de Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) Universidad de Chile. “El espacio público es al que todos deberíamos tener igualdad de acceso en cuanto a calidad, pero eso no ocurre. Hay que fortalecerlo como eje de la ciudad y que no dependa del lugar donde uno viva”, sumó.

En este sentido, la jefa de cartera explicó que la fiscalización es clave. “Por ejemplo, para lo que dice relación con el máximo de velocidad, tenemos que aprobar el Centro Automatizado de Tratamiento de Infracciones (CATI). Si no tenemos como controlar masivamente con medios digitales, es muy difícil que logremos un efecto real. Ahora este proyecto está con suma urgencia en la Cámara de Diputados y con apoyo bastante transversal”, detalla. Como muchas de las normas que apuntan a la mejora de la infraestructura son a largo plazo, la ministra explica que hay formas de hacer algo mientras tanto. “Hay opciones para reasignar el espacio que ya existe sin grandes alteraciones, como reducir el ancho de las pistas de autos, lo cual además induce a una baja de velocidad, para reasignar ese espacio a circulación de bicicletas”, expone.

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En esa misma línea, Claudia Díaz Muñoz Bagolini, presidenta del Colegio de Secretarios de Juzgado de Policía Local, opinó: “La reglamentación del Ministerio de Transporte para mejorar la infraestructura es un tema esencial que ojalá se concrete porque eso va a permitir que esta ley, que parece quizás un poco incoherente, tenga efectos”. Luis Alberto Stuven, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (CONASET) planteó que hay ciertas zonas grises que quedan de la ley. “La definición de los ciclos es un avance, pero se pone más complejo cuando se refiere a vehículos de dos o más ruedas impulsados por motor eléctrico con potencia 250 watts, ¿qué pasa con los de 300 watts?”, expuso. “Hay un problema interpretativo grave. Si Carabineros estuviera en cada esquina y fiscalizando como se debe, esto podría eventualmente generar más de algún conflicto”, sumó.


Desde su punto de v ista, hay dos a lternativas: “Primero hay que tratar de modificar cómo regulamos las sanciones sobre exceso de velocidad para que efectivamente haya un impacto. Y segundo, el cómo convertimos el exceso de velocidad con resultado de muerte de un cuasidelito de homicidio a una tipificación específica de delito, para complementar la ley de convivencia vial y la ley miscelánea. Si no lo hacemos, creo que vamos seguir subiendo la siniestralidad”.

Foro de Convivencia Vial.

Además de los automovilistas, los conductores de buses son parte de los actores que conviven en la calle. Humberto Franchini, gerente de operaciones de METBUS, aseguró que en la empresa están trabajando para reducir los conflictos y que la convivencia mejore.

con respecto a leyes de siniestralidad es que tienen que ser certeras, con prontitud y severidad. Lamentablemente en Chile no se cumple con ninguno de esos principios”, agregó.

Entregando datos de que el 2017 fueron 87 las colisiones con ciclistas y en lo que va del año, son 48, las muertes se han mantenido en 2 personas. “Nos estamos involucrando en los protocolos de convivencia de los conductores. Aumentamos en un 300% los equipos de prevencionistas de riesgos, quienes salen a la calle y recopilan información de accidentes para luego sensibilizar a los conductores. Se realiza un análisis de la gestión de datos de atropellos y mapeo de los lugares (qué factores del entorno los provocan, por ejemplo)”, aclaró sobre la labor que están haciendo en esta materia. Una mirada más crítica tiene Carolina Figueroa, presidenta de Fundación Emilia Silva Figueroa. “Creo que falta muchísimo. El punto de inflexión para nosotros como fundación es qué pasa con la penalización del exceso de velocidad y otras imprudencias. La siniestralidad vial es educación, sensibilización y fiscalización, pero también son sanciones”, argumentó. “Lo que dicen los estudios y la bibliografía sobre las sanciones penales

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Las proyecciones de los alcances de la nueva ley de conv ivencia v ia l tienen algunas miradas optimistas y otras más pesimistas. Lo que queda claro, es que los ciudadanos tienen el poder de plantear cuáles son los temas a legislar en este caso: porque ¿quién más que los que andamos en la calle día a día conocen los conflictos que se viven? Ahora solo queda esperar qué pasa después del 11 de noviembre.


mi primera bicicleta

Luis Andaur: “Entiendo la bicicleta no como un medio de transporte, sino como una forma de vida”.

A sus 52 años, este periodista, profesor de educación física y conductor de televisión ha batido récords, cumpliendo sus sueños pedaleando, viajando y disfrutando de la naturaleza. Siempre con pasión y amor hacia las dos ruedas.

Por Natalia Bobadilla Fotos: Victor Rojas

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Escuchar a Luis Andaur hablar sobre su vida, es casi como el relato de una película de acción y aventuras, mezclado con un programa del National Geographic y una charla motivacional. En una sola palabra: intensidad. A sus 52 años, este periodista, profesor de educación física y conductor de televisión dice que no le quedan muchos sueños por cumplir, ya que ha tenido la fortuna de concretarlos. Pero lejos de desmotivarlo, eso le permite hoy enfocarse en los legados que quiere dejar, siempre teniendo a la bicicleta como protagonista. Para entender esto, hay que, necesariamente, remontarse a la infancia de Luis. “Mi primera bici fue para una Navidad, yo tenía cinco años. Era una bicicleta roja, chiquitita, con ruedas de apoyo. Recuerdo que pasé muy cerca por un muro de ladrillo, me rasmillé el brazo entero y lloré mucho. Aprendí a andar solo”, cuenta el conductor de “Bicitantes”, de Mega, quien es el mayor de cuatro hermanos.

Ya en esos días, dejaba ver su personalidad aventurera. Los porrazos fueron algo cotidiano. “Estaba todo el día en bicicleta y patines. Era muy loco. Recuerdo que me fracturé una muñeca y estuve un verano entero con yeso. Fue terrible para mí ”, dice ahora entre risas. “Y seguí siendo así, jajajá. En bici me arrancaba de las cuadras de seguridad que siempre establecen los papás para que uno no se aleje de la casa. En el colegio me acuerdo que organizaba un grupo con mis cuatro amigos más locos. El acto más osado fue habernos ido a Las Vizcachas, cuando yo vivía en La Cisterna”, suma.

Una forma de vida

Pero fue cuando ingresó a estudiar Pedagogía en Educación Física en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), que se comenzó a dar cuenta que el pedaleo sería su compañero de por vida. “Mi papá no quería comprarme una bici porque pasaba cayéndome. Hubo un he-

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cho que fue traumático para mí. Cuando me iba colgando en la micro, un día se acercó otra micro y chocaron ambas. Se murieron personas en ese accidente. Eso me marcó. Decidí comprarme una bicicleta, pero tuve que juntar la plata yo. Hice clases de acondicionamiento físico para eso”, recuerda. “Me iba a la universidad en bici. Me demoraba 25 a 30 minutos versus a 45 en micro. Me desestresé mucho”, acota. Por esos días, otro hecho gatilló su pasión por las dos ruedas. La bicicleta amor a primera vista: desde que la vi siempre soñaba con recorrer el mundo, con pescar mi mochila con cámaras y equipos para viajar. Pero creo que el momento que marcó un cambio f ue cuando v i a un amigo en la universidad que se hizo una mountain bike hechiza, con neumáticos anchos. Imagínate, era mediado de los 80. Yo me obsesioné con eso. Quería una bici más pro. Era bueno para subir cerros. Yo destacaba en los deportes extremos y de aventuras”, explica.


Luego de eso vino su primer paso en televisión. “Se me ocurrió ir a Canal 13, donde un amigo que trabajaba en un programa que se llamaba ‘Deporte color’. Les vendí la idea de subir el Aconcagua en bicicleta. Me dijeron este tipo está loco. Después fui a Oxford a pedir auspicio. No creían mucho en mí, pero igual me prestaron una bici”, cuenta. A sí, en 1991 emprend ió u na de sus primeras grandes aventuras. Alcanzar la cumbre del cerro Aconcagua, a ‎6 .959 metros de altura, en bicicleta. “Yo iba a sacarme un par de fotos nomás. Cuando venía bajando me di cuenta que había hartos periodistas. No tenía idea que había batido un récord mundial: ser el primer hombre en solitario que había escalado en bici la montaña más alta en América Latina y la altura máxima en bici en el mundo”, recuerda de esa hazaña que repitió nuevamente ocho años más tarde. “De ahí en adelante Oxford me apoyó para desarrollar una carrera profesional. Estuve 5 años recorriendo cuanta montaña había y batiendo récords. El Ojos del Salado, el volcán Licancabur, también montañas de Perú y Bolivia, como la Cordillera Blanca y la Cordillera Real, respectivamente. Toda la plata me la gastaba en cámaras de fotos, grabadoras de video, parapente, equipos de buceo, todo lo que necesitaba. Comencé haciendo mis primeros videos, los que llevaba a RTU Deportes. Las fotos que sacaba las llevaba en exposiciones a colegios y universidades”, dice sobre sus inicios en la TV. Tras estudiar periodismo, gracias a una beca que le dio una universidad privada, continuó haciendo su práctica profesional en “Extra jóvenes”, luego “Pase lo que pase”, “Sábado gigante”, “La ley de la selva”, “Animales”, “Pasaporte salvaje” y, actualmente, “Bicitantes”. En sus proyectos ha sumado siempre también su afición por los animales, algo que desarrolló desde pequeño. -¿Ha sido muy difícil llevar toda una vida fiel a lo que te apasiona? -Estoy en mi mejor momento porque este programa (“Bicitantes”) reúne todo lo que me gusta: ciclismo, animales y viajes, pero

dándole contenido a lo que hago, algo que antes no podía hacer porque el tiempo en televisión es muy breve. Mi papá me educó muy bien, pero nunca me apoyó mucho con lo que yo quería hacer, los deportes extremos, porque él era muy timorato con el tema de que me fuera a pasar algo. Con mi mamá pasaba lo mismo. Al final después cedieron al ver todo lo que fui logrando. -Pero eso de los accidentes, tiene algo de cierto e incluso tu vida ha estado en riesgo. -Siempre he llevado una vida muy deportiva, muy sana, nunca he fumado, pero he tenido muchos accidentes. Tengo placas de metal en el brazo, el coxis, las costillas, la pierna derecha, etc. Curiosamente en bicicleta nunca he tenido accidentes ni en todos los cerros que bajé. Siempre ha sido por caídas y cosas así. Jugando fútbol, hace dos años, tuve una fractura expuesta. Estuve a punto de morir porque cuando me estaban operando tuve una trombofilia, se dispararon trombos para todos lados. Fue realmente grave, pero solo quedé con un daño muy severo en el pie. Aún no recupero la sensibilidad y funcionalidad del pie. -¿Cómo afectó esto tus proyectos? -Estoy en kinesiología para recuperar la musculatura y poder irme de viaje para

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una nueva temporada de “Bicitantes”. Requiero una operación por otro problema que me detectaron en un pie. Pero espero poder viajar en enero o febrero. -Has hecho todo lo que te gusta en bicicleta, ¿te queda algo por cumplir? -Yo hice con mis compañeros mi memoria de título en la UMCE sobre la bicicleta. Era un estudio súper acabado, donde hablamos de las ciclovías, lugares para andar en Santiago. Esto era en el año 90, es decir fuimos precursores con este tema. Por eso ver mi ciudad y que la gente ande en bicicleta es como un sueño cumplido, uno de mis mayores logros. En televisión he hecho todo lo que me ha gustado. Estoy muy feliz ahora, en una postura de no exigirme tanto y relajarme un poco. Siento que debo aportar ahora, ir a distintos lugares, para hacer temas más sociales o el cuidado del medio ambiente. Yo entiendo la bicicleta no como un medio de transporte, sino como una forma de vida, de descontaminación, para desestresarse, de beneficios físicos, etc. Además te muestra dos realidades. El subdesarrollo, por un lado, porque en países africanos se usa como necesidad, pero en países desarrollados es un modo de vida y creo que en Chile ya estamos consiguiendo que sea así.


emprendencleta

Alforjas Kayla Design: Emprendimiento desarrollado en Arica proyecta su expansión en el mercado nacional e internacional.

La diseñadora autodidacta Angélica Merino (38), lleva 4 años elaborando alforjas y bolsos con una propuesta enfocada en las necesidades de los ciclistas y el diseño étnico.

Por Myriam Salazar Fotos: Ibar Silva

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Hace 20 años, Angélica llegó a la ciudad portuaria siendo una cantante de hip hop soul. Hoy, es activista en Bici Ñustas y creadora de la promisoria marca Kayla Design, la que busca contribuir al fomento del uso de la bicicleta en el extremo norte del país. En su trayecto diario al trabajo y cargando su mochila, se vio en la necesidad de un bolso que le permitiera mayor comodidad. “Cuando llegué a Arica todos me conocían por Kayla. Comencé el 2014 con el proyecto, en ese tiempo me trasladaba en bici al trabajo y yo misma fabriqué un bolso para mi bicicleta, hecho totalmente a mano. A la gente le llamó la atención y decidí hacer más para vender”.

Partió sin capital y cosiendo a mano. “No tenía idea de cómo usar una máquina de coser. Aprendí por tutoriales en YouTube y preguntando directamente a los chicos que ya hacían alforjas”. Así conoció a Francisco Naranjo (Bicla) y Camila Bersano (Fluoresencia), fueron ellos los que la aconsejaron en sus inicios, junto a otros emprendedores que le aportaban datos para abastecerse de materiales en Santiago. Los nuevos negocios necesitan mucho más que buenas ideas y ganas de independizarse. En ese sentido Angélica postula constantemente a diversas convocatorias de perfeccionamiento e innovación, como también a ferias de diseño y comercio. Ha sido beneficiaria de programas del

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Estado como Convenio Mujer Exporta y ProChile, el cual la llevó a integrar una rueda de negocios en Colombia el 2017. Fue seleccionada como expositora en el 5° Foro Mundial de la Bicicleta, ha participado en varias ocasiones en Feria Awaio, Diseño e Innovación de Inacap Arica, por nombrar algunas. Este año obtuvo el 3er lugar Desafío Emprendedor Banco de Chile a nivel nacional y la distinción Elena Caffarena por destacar en emprendimiento y potenciar a más mujeres. Acaba de obtener un PRAE de Corfo con el cual podrá expandir su marca y productos por otras ciudades del país y el que le permitirá viajar al Urban Bike Festival en Suiza el próximo año, donde espera concretar contratos para exportar sus productos.


Ciclista y activista

Angélica no se detiene. Otra de sus pasiones y que también se vincula a la bicicleta es su labor en la Agrupación Bici Ñustas y Ciclobiciosos donde junto a otros voluntarios trabajan en conjunto con la Oficina de Movilidad de la municipalidad, donde realizan clases de educación vial en los colegios municipales y campañas de educación para la comunidad. “Es un trabajo constante, muchas veces se nos cierran las puertas, pero teniendo bases y fundamentos suficientes se han logrado objetivos importantes como: concretar más kilómetros de ciclovías, biciestacionamientos en lugares estratégicos y difusión en medios locales”. Con el tiempo Angélica ha desarrollado mayor variedad de accesorios e incorporado nuevos elementos a sus creaciones, como materiales reflectivos y la integración de textiles típicos de la zona norte. -Cuéntanos de tus productos y sus características. -Fabrico alforjas dobles, individuales, bolsos de manubrio y para el cuadro de la bicicleta. Son todos de telas impermeables, muchos se trabajan con reciclaje textil en su diseño, que hacen que sea único. También trabajo con textiles andinos para promover la cultura local de la región macro andina. Tengo una línea de accesorios para mujeres y niños como: carteras, mochilas, bananos, estuches.

“Bici Ñustas busca empoderar a la mujer para pedalear por la calle, que se informe y cambie su medio de transporte con seguridad”.

-¿Cómo planeas el futuro de Kayla Design? -Me veo de aquí a cinco años más con ventas de exportación y también potenciando el uso de la bicicleta, también ayudando a otros a emprender. -¿Vas por la tienda propia? -Si, en diciembre. Será una tienda en el casco antiguo de Arica, un punto de venta, taller de trabajo y lugar de encuentro para dictar charlas y talleres. -¿Sigues cantando? -Hace mucho no canto en escenarios, pero no descarto la posibilidad de retomarlo como hobby.

“He conocido a muchísimas personas en este trayecto. Hay tiempos en que la cosa va mal, pero nunca hay que bajar los brazos, la bicicleta te puede llevar lejos si eres constante”.

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portafolio

Ilustraciones Jimmy Caroca Rojas

Desde niño me han fascinado las historias, leyendas, mitos con mundos y criaturas fantásticas y siempre pensé que no eran suficientes las imágenes que acompañan a estos relatos. Considero que son necesarias las ilustraciones para representar y conocer más estos mundos desconocidos. Por esa razón me parece interesante y me apasiona a la vez, dar vida a aquellos mitos y leyendas chilenas que se han ido perdiendo con los años. Mi trabajo como ilustrador artístico tiene como fin rescatarlos del olvido o la extinción y salvar aquellas historias que se han propagado durante el tiempo por medio de la tradición oral y a la vez, conservar nuestras historias como parte del patrimonio que nos representa. Para elaborar estas ilustraciones quise rescatar historias pertenecientes a cada región de Chile, representando en ellas la flora, fauna, vestimentas, arquitectura, paisajes, y geografía del lugar. Así aportar realismo y credibilidad a los relatos. Transportando al lector a este mundo fantástico. En cada ilustración se utilizó la técnica análoga, la que me acompaña y apasiona desde mis primeros años.

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El transporte de la Democracia.

Viaje al Bike! Bike! un encuentro internacional para proyectos comunitarios de bicicletas, realizado en Los Ă ngeles, California, Estados Unidos el pasado septiembre.

Por Gracia Bergesi ciclista e integrante de Argentina en Bici.

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# Aviso 1: Este escrito puede traer consigo ideas radicalmente positivas. Si detestas el optimismo quizás puedas jugar a esta ficción por un momento, como quien llora con una comedia romántica. # Aviso 2: El lenguaje utilizado para su construcción procura incluir a todo tipo de identidades. Si no toleras este uso de la palabra te invito a practicar la empatía. Viajar para conocer a otras personas que trabajan por un mundo similar al de mis deseos. Viajar para aprender otras formas políticas. Viajar para habitar otras comunidades. Viajar para traer oxígeno a mi

grupo de activismo. Viajar para pedalear otras calles. Viajar para saber cómo está la comunidad ciclista de la otra punta del continente. Viajar para hacer lazos. Viajar por que lo que hacemos acá puede ser replicado allá y con lo de allá podemos sembrar algo lindo acá. Me reconfortaba en estas justificaciones a medida que mi traslado sumaba grandes gastos de combustible. Subí y bajé de tres aviones en 15 horas, pasé algo de hambre por que la aerolínea olvidó preparar mi menú vegano y comencé a estar más sensible.

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Para quienes aún no lo saben; Bike Bike es un encuentro comunitario de integrantes de colectivos que trabajan con la bici como herramienta para crear sociedades más integradas. El espacio tiene una estructura horizontal, registrarse es gratuito y se sostiene en base a donaciones. Cualquiera que desee brindar un taller puede hacerlo describiéndolo en la página https://es.bikebike.org/. Quienes organizan se encargan de proveer todo lo necesario para que eso suceda cuidando los detalles, y quienes estén interesades se aseguran de llegar predispuestes a aprender.


Este año el encuentro se celebró en Los Ángeles pero cambia de manos y de ciudad todos los años procurando sostener tradiciones que ayudan a la diversidad de quienes asistimos. Para que las 7 personas de Argentina (incluyéndome) y algunas mexicanas más pudiéramos viajar, un grupo de seres generosos donó dinero dentro de un programa al que llaman Travel Equity (equidad). Esto asegura, de alguna manera, que la red se ensanche y a mí me creó el compromiso, felizmente asumido, de llevar conmigo el poder multiplicador de ese encuentro. Pero la diversidad no trasciende solo fronteras políticas, además se la puede palpar en las personalidades y expresiones de cada une de les concurrentes. Era muy claro, aunque la primavera acabara de llegar a nuestro Hemisferio Sur, yo la sentía ahí, en la libertad con que las personas fluían, en sus cuerpes emancipades de estereotipos, en sus acciones empáticas, en los calurosos abrazos que te daban para presentarse (algo excepcional

para ese país) y en el respeto afectuoso con el que se movían por los espacios. Desde la inscripción, cuando se disponían a prestarnos bicis, entendí que estaba en un lugar que se alejaba mucho de la hostilidad con la que vivo a diario en las calles de mi ciudad. A los 20 minutos parecía estar dentro de una burbuja en la cual todas las personas que la habitaban habían firmado un contrato. Y sí, habitar ese espacio significaba comprometerme a fomentar el crecimiento personal de todes los que me rodearan siendo pacífica, honesta, respetando los nombres, pronombres e identidades expresas y moviéndome hacia la construcción de una comunidad. Con esa premisa: ¿cómo no ser la mejor versión de vos mismo? Si, quien está al lado tuyo se alegrará con tus alegrías, y en esto, les prometo, no estoy exagerando. Así transcurrieron los días, sintiéndome una mejor yo y aprendiendo a sacarme las

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basuritas que me protegían, pero que en ese ambiente no servían de nada. Las charlas se sucedían con la misma vehemencia con la que lo hacemos acá, las temáticas eran las mismas y las preocupaciones también. Chris Carlsson abrió un espacio en el que nos preguntamos: “Si la bicicleta es la llave, ¿Qué puertas abre? ¿Hacia dónde van?”. Cuando una persona con más de 25 años de biciactivismo y 40 de ciclista te hace esa pregunta toda tu vida da vueltas. Y eso me paso, y mientras desesperaba comencé a entender que vamos hacia lo que él llama ¨Common mental space¨ -o espacio mental comunitario-, ¨Mutual Aid¨ -ay uda mutua-, ¨Mutual agreements¨ -acuerdos mutuos-, ¨Shelter¨ -refugio-. Y es que ganar los espacios en las calles y que la bicicleta sea política pública legítima no es suficiente. Los cambios en la humanidad llevan tiempo y lograrlos, una paciencia radical que implica sostener ese compromiso de por vida, bajo la lógica de repensar cómo creamos nuestras vidas.


Ya sé, esta es una revista sobre la Bicicleta así que debería contarles como es pedalear en Los Ángeles. Sus pobladores han sabido incorporar a la gigantesca jungla de asfalto lindos lagos, parques, montañas, mar y rocas. La naturaleza convive y construye la identidad de esta cultura urbana más allá del infinito gris. Es omnipresente y sobre todo para la bicicleta, con la cual para sostener la cadencia tenés que meter cambios todo el tiempo. Respecto a infraestructura ciclista creo que han tenido respuestas muy inteligentes. La ciudad claramente, como parte de un país autocentrista, fue construida para los autos. Pero en los últimos años (en 2010 comienzan el Bicycle Plan) han dibujado en todas las calles un espacio para que les ciclistas se incorporen al tránsito. De vez en cuando podés encontrar espacios segregacionistas (ciclovías) pero lo más común es que la calzada tenga un gran símbolo de bici en su carril derecho y algunas señaléticas que apoyan la moción con afirmaciones como ¨Ciclistas pueden usar todo el carril¨,¨Comparte¨ y ¨Cuida a les ciclistas¨. Eso resulta en un funcionamiento bien orgánico; cuando une automovilista te ve circulando en medio del carril baja su velocidad y te sobrepasa por el carril aledaño. Además, podés encontrar algunos tesoritos creados exclusivamente para el goce de les amantes de las dos ruedas, como ¨Los Angeles River greenway/ bike path¨ (sendero ciclista/camino

“Chris Carlsson abrió un espacio en el que nos preguntamos: “Si la bicicleta es la llave, ¿Qué puertas abre? ¿Hacia dónde van?”. Cuando una persona con más de 25 años de biciactivismo y 40 de ciclista te hace esa pregunta toda tu vida da vueltas”.

verde del río Los Ángeles) que te guía al costado del río conectando a más de 10 comunas al espacio verde más grande de la Ciudad (Griffith Park), es solo para ciclistas y peatones, respiras aire fresco y te transportas doce kilómetros como en una brecha mágica entre la naturaleza y el cemento.

Otro regalo que gestó la cultura ciclista de esta ciudad son las míticas pedaleadas de The passage. Llevan 9 años ininterrumpidos de encuentros todos los miércoles por la noche. Su magia reside

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en la exploración, el recorrido está pensado o consignado con premisas que se pueden relacionar tanto con la literatura como con la geografía o con cualquier ocurrencia; pero solo les creadores saben a dónde vamos, el resto simplemente se deja llevar disfrutando de las sensaciones que te recorren al habitar esos espacios citadinos. La velocidad que adopta la caravana se vuelve constante y se convierte en libertad unida al azar que une siente que le atraviesa. Ya es hora de volver a casa y despedirme. Comienzo, entonces, a ordenar las ideas enfrentándome a un autoanálisis. Elijo nuevamente y con franqueza, creer en mi sociedad. Lo primero que haré será agradecer a les compañeres de mi comunidad ciclista, porque estos espacios que me permitieron despertar, en mi territorio los crearon elles. Luego, seguiré enérgicamente con las actividades comunitarias, pero incorporando y dialogando desde la perspectiva aprendida. Finalmente, volveré a la bicicleta, a habitar las calles de mi ciudad, a sonreír a les automovilistas, a frenar para proteger al peatón y a replicar todas las veces posible la energía de la no violencia.


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