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La semilla

La milenaria sabiduría de la kabbalah enseña que el universo entero está regido por leyes espirituales que influencian sobre la vida humana.

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Una de las leyes más importantes es la ley de causa y efecto que opera en todas las áreas de nuestra vida; negocios, relaciones, emprendimientos, etc. Esta ley explica cómo nosotros, a través de nuestras intenciones, estamos poniendo una semilla espiritual cada instante. Para que esta semilla evolucione y se convierta en un fruto dulce (bienestar) en nuestra vida, es importante que tenga algunas características que vamos a revisar a continuación: Una semilla fuerte jamás puede incluir en su ADN el interés oculto, el deseo de anular a otro o el usurpamiento de ningún tipo de mérito ajeno. Así que antes de empezar una amistad, una pareja o un negocio, hazte esta pregunta ¿qué es lo realmente estoy buscando?

Al responder honestamente esta pregunta podrás ver qué contiene la semilla (intención) en el fondo y modificarla para que sea lo más pura posible.

Siempre sabemos cuándo la semilla no es pura, siempre, pero preferimos cerrar los ojos con la esperanza de que prospere.

Mientras más auténtico seas, más auténticas serán todas tus relaciones. Si alguien te “falla” es porque creaste la apertura para que eso ocurra, es decir: te fallaste primero a ti.

La solidez en las relaciones empieza siempre por ser sólido internamente, sólido en tu deseo de ser mejor persona todos los días, sólido en tus valores, sólido en tu verdad y cómo la transmites al mundo. Esta solidez pone semillas fuertes y dulces dentro de la ley de causa y efecto que permite que recibas frutos dulces en tu vida.

Las cosas y las relaciones que tienen una semilla real, verdadera, completa no desaparecen, permanecen eternamente, incluso más allá de la vida física. Si por el contrario sientes que en tu vida muchas cosas han sido efímeras o volátiles, esta podría ser la razón.

La próxima vez que tengas frente a ti un deseo o una oportunidad pregúntate ¿por qué razón quiero hacerlo? Asegúrate de que sea una semilla pura y disfruta del proceso mientras esperas tu fruto.

Por: Patricia Jurado Instructor de Kabbalah

Fundación Kabbalah Ecuador

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