2 minute read

Mis ojos me delatan

Preguntarme que quién soy, quizás, es una de las interrogantes más difíciles que alguien pueda plantearme, y en ese alguien me incluyo a mí.

Tengo 38 años, siento una gran pasión por la comunicación en todas sus formas, estoy casada con el más guapo de todos (obvio para mí), tengo una hija a la que amo con cada fibra de mi ser y se me nota, además de unos padres, hermanos, sobrinas, maravillosos.

Advertisement

Eso aún no responde a la incógnita. ¿Quién soy?

Tengo una personalidad fuerte y soy muy segura de mí misma. No dudo en una conversación, no titubeo ante cuestionamientos morales y menos ideológicos. Sé caminar por el filo de la cornisa y, aunque el vacío inunde mi panza, una vez que crucé la línea, ya no hay vuelta atrás, ya no hay indecisiones.

Soy cambiante, atolondrada, necia, muy necia.

Cuando estoy sola, leo en voz alta, hago pausas e inflexiones, asumo el papel del personaje y su entorno. Juego con mi cabello corto como el de un niño, sobre todo cuando mi cerebro mastica y mastica ideas.

Puedo estar en un café en París o en una tarde de piñas coladas en la playa con solo cerrar los ojos, y allí, en esos destinos, hablo con todos los que me rodean, les cuento secretos.

Me entrego por completo a los que amo, que por supuesto son pocos. Cuando olvido, lo hago de verdad, no hay ni un resquicio ni una imagen borrosa, tanto así que he perdido al menos la mitad de mi vida, unas veces por necesidad, otras por decisión.

Disfruto mucho de las tardes soleadas, calentitas, de las conversaciones largas, de la gente apasionada. Puedo cambiar de planes en un abrir y cerrar de ojos, si la propuesta es buena y me engancha.

No sigo modas, menos tendencias. Mi estilo es un reflejo de eso que llevo por dentro. Mi ojo está entrenado y puedo distinguir con facilidad lo que es estético y lo que no, si está bien planteada una cromática, si una propuesta es simétrica, si tiene coherencia. Siempre imagino a los que han trabajado atrás de un proyecto y cómo lo hicieron.

Mis ojos me delatan. Comunican, en ocasiones, más de lo que quisiera.

Y aún con toda esta descripción, si me preguntan quién soy, la respuesta sería: Soy Manuela.

This article is from: