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LOJA La bellísima Centinela del Sur en los Andes de Ecuador

Por: Luis Maldonado-Robles Fotografía: César Farías

En una soleada mañana andina y luego de un espectacular vuelo de unos cuarenta minutos atravesando de norte a sur la acertadamente llamada “Avenida de los Volcanes”, bautizada así por el sabio alemán Alexander Von Humboldt, nuestro avión inicia su descenso sorteando con habilidad una maraña de colinas que nos regalan impresionantes paisajes, hasta aterrizar en el pequeño aeropuerto de Catamayo, que sirve a la ciudad de Loja. Catamayo es un hermoso y rectangular valle subtropical de clima en extremo agradable, que nos recibe con sol, cielo azul y un entorno de intenso color verde, principalmente dado por los extensos cañaverales que cubren el valle.

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De entrada, esos paisajes ya nos cautivan. Tomamos nuestro vehículo privado para iniciar el viaje por carretera pavimentada de poco más de treinta minutos que nos llevarán hasta los 2.060 metros sobre el nivel del mar donde se encuentra la capital de la provincia del mismo nombre: Loja, conocida como “capital cultural”, “capital musical” y también “Centinela del Sur” del Ecuador, ubicada en el histórico valle de Cuxibamba. En el camino se van develando fascinantes paisajes andinos entre la compleja y caprichosa topografía del extremo sur de los Andes ecuatorianos.

Es todavía temprano en la mañana y arribamos a la ciudad de Loja. A esta pequeñamediana urbe andina, la palabra “encantadora” le queda como hecha a la medida.

Su entorno geográfico, su aire plácido, tranquilo y fascinante, junto con su arquitectura y la inmediata evidencia de la genuina calidez y hospitalidad de su gente, nos hacen enseguida sentirnos en casa. Por cierto, la ciudad posee una muy buena infraestructura hotelera y de servicios turísticos que la hacen aún más atractiva y grata de visitar.

Nos instalamos rápidamente en nuestro cómodo hotel y, sin tiempo que perder, solo luego de un delicioso y aromático café lojano acompañado, como no podía ser de otra manera, de un tamal lojano, una de las delicias gastronómicas más famosas de la ciudad, salimos para un primer contacto con esta encantadora ciudad cuya población urbana es de alrededor de 200.000 habitantes. El primer objetivo es el Centro Histórico de la hermosa ciudad, fundada en 1548 por el español Alonso de Mercadillo. Nuestro guía y anfitrión nos explica que la mejor manera de recorrer el Centro es indudablemente a pie y, en efecto, es la mejor opción dada la cercanía de todo en su Centro Histórico. Aprendemos que el vocablo “loja”, significa “centinela” y que la ciudad española, en su ubicación actual, se fundó sobre lo que fue parte de un asentamiento del pueblo ancestral de los “Paltas”.

Un auténtico ícono de Loja es “La Puerta de la Ciudad”, única en su género, que replica las simbólicas “puertas” oficiales de muchas ciudades españolas y europeas desde la Edad Media. Aquí se despliega un modelo del Escudo de Armas de la ciudad y cuenta con un museo en el que se exhiben muestras del arte lojano contemporáneo. Este es un punto ideal para iniciar el recorrido por el Centro Histórico de la hermosa urbe que desborda limpieza, orden, pulcritud y no cuesta ningún trabajo evidenciar porqué está catalogada como una verdadera capital de cultura y en particular de música en el Ecuador.

La siguiente visita es a la impresionante Torre del Reloj, otro ícono lojano y edificación única en su clase, con su considerable altura y formas rectangulares que sorprenden por su originalidad. Desde lo más alto se obtiene una excelente vista del Centro Histórico de la ciudad, tachonado de las torres, campanarios y cúpulas de las docenas de Iglesias, casi todas construidas en tiempos de la Colonia, con algunas reconstrucciones posteriores. La caminata nos lleva a la Plaza Central, donde se destaca la hermosa e imponente Catedral de Loja, que es la morada temporal de la famosísima Virgen de El Cisne en su visita anual a la capital provincial. La Catedral es una de las iglesias católicas más grandes del Ecuador y una maravilla arquitectónica y de arte colonial. En la Plaza Central se destaca el monumento al ilustre filántropo lojano Bernardo Valdivieso, promotor de la excelencia educativa de la cual Loja es un ejemplo nacional.

En el relativamente pequeño perímetro que ocupa el Centro Histórico, prácticamente en cada cuadra hay una nueva Iglesia, plaza o plazoleta, pletóricas de historia, hermosa arquitectura colonial y en el interior de los templos, auténticas obras de arte religioso, especialmente pintura y escultura de tiempos coloniales. Aquí encontramos el monumento a Simón Bolívar, en el parque que lleva su mismo nombre, en conmemoración de su visita a Loja en 1822.

A poca distancia está la Iglesia de San Francisco con su plazoleta adyacente y el monumento al fundador español de la ciudad. Dignas de visitarse son también las Iglesias de Santo Domingo y San Sebastián. El poco espacio disponible del artículo no permite entrar en detalles, pero queda la invitación para que, quienes no han ido a Loja lo hagan y con certeza disfrutarán grandemente de esta preciosa ciudad. Un sitio emblemático e imperdible es la Calle Lourdes, en el centro mismo de la ciudad, donde se despliegan con verdadero primor sus casas de estilo claramente colonial, ahora convertidas en los más variados comercios típicamente lojanos. Se nos ha ido la mañana y es tiempo de almorzar. En materia de gastronomía, Loja es también un emporio de cocina tradicional que encanta al paladar más exigente con sus especialidades únicas tales como el “Repe”, cremosa sopa a base de plátano verde; la “Cecina”, carne de cerdo, secada al sol y adobada con especias y hierbas nativas; tamales, humitas y fritada entre muchas opciones más. La deliciosa “Horchata” es una bebida refrescante hecha a base de 22 hierbas naturales que no se puede dejar de degustar. Tengo que confesar que, para mi gusto, en Loja he comido el más delicioso cuy asado de todo el Ecuador.

La tarde se nos queda corta todavía con los museos dignos de visitar como el Museo de la Cultura Lojana; el Museo de la Madres Conceptas en su convento colonial; el Museo Arqueológico y el Museo de la Música, aunque hay muchos más. No se puede dejar de mencionar que Loja tiene como elemento adicional a su innata belleza, el estar atravesada por los ríos Zamora y Malacatos, cuyas riberas dan origen a hermosos paisajes, jardines naturales llenos de sauces y flores y un entorno que hace respirar paz y aire puro. Hacia el centro-norte de la ciudad, el Parque Recreacional Jipiro, además de ofrecer un enorme y grato espacio verde para los residentes y visitantes de la ciudad, tiene como atractivos peculiares algunas edificaciones que representan símbolos de diversas partes del mundo como una pagoda, una mezquita, la Catedral de San Basilio, un castillo medieval y desde luego pistas de patinaje, juegos infantiles, rampas para bicicletas y un hermoso lago con botes para remar. A corta distancia al sureste de la ciudad se encuentra también el fascinante Jardín Botánico.

Visible desde diversos ángulos de la ciudad se encuentra el imponente Parque Eólico Villonaco, en la cumbre del Cerro Villonaco, eterno guardián de la ciudad, en el cual se destacan sus once enormes turbinas generadoras de energía eólica que hacen de Loja también un ejemplo a seguir en materia de sostenibilidad y conciencia ambiental. En próximas entregas les hablaremos del Parque Nacional Podocarpus, las mágicas poblaciones de Malacatos y Vilcabamba, el célebre Valle de la Longevidad y muchos atractivos más, muy cercanos a Loja, todo lo cual hace de esta ciudad y provincia uno de los destinos más fascinantes de nuestro Ecuador.

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