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Unidas por la calistenia

KARLA: Por su acelerado crecimiento, el pediatra recomendó que Nicole hiciera ejercicio de fortalecimiento. A sus 11 años, ningún gimnasio la aceptaba y no se inclinaba por un deporte. Nos enteremos que la calistenia era ideal para fortalecer a nuestra hija sin interrumpir su crecimiento. El Viking House fue nuestra mejor alternativa y sin pensarlo mucho empezamos una rutina que creímos en un inicio que sería insostenible, ya que implicaba levantarse a las 05:00 y entrenar hasta las 06:20 para a continuación correr a casa, bañarnos, desayunar y salir al colegio y al trabajo. Mientras tanto, mi esposo levanta y prepara cada día a nuestro hijo para el colegio. Llevamos una vida en donde todos somos partes fundamentales del sistema familiar.

NICOLE: En un inicio realmente pensé que no lo iba a lograr. A parte de ser algo totalmente desconocido, levantarme temprano me costó un poco al inicio, pero tenía claro que debía esforzarme si deseaba seguir creciendo. Mis padres siempre me han enseñado que ¨todas mis acciones tienen consecuencias, buenas y malas¨, estaba en mis manos hacer de este esfuerzo una fuente de buenas consecuencias. Conocer a un grupo irremplazable de amigos es una de las cosas buenas que surgieron de esta nueva rutina en mi vida. Con mucho ánimo y energía disfruto de mi ejercicio diario junto a mi mamá. Necesariamente duermo temprano y me obligo a ser organizada, todos en casa colaboramos como un equipo.

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Muchos de mis amigos pasan solos, sus papás trabajan hasta tarde y tienen quién les haga las cosas. Nosotros nos divertimos como familia cocinando, arreglando la casa o el jardín.

Mantener el ritmo en el tiempo es algo que nos llena de orgullo. Juntas lo logramos. No hay pretextos. Muchas veces es mi pequeña quien me sorprende a las 5:00 de la mañana; ¨nos vamos al gym, ¿verdad?”.

A esto se suma la experiencia familiar que vivimos a diario. Todos somos uno, entrenadores y entrenados. En este punto no sabría decir si nos esforzamos más de lo que disfrutamos. Encontramos en el Viking House una familia extendida, unida por el amor a nuestra nueva pasión: la calistenia.

Mamá de dos (una adolescente y un pequeño), esposa, coordinadora de la carrera de animación digital de la USFQ y dueña (con mi esposo) de nuestro estudio de animación e ilustración. Atiendo niños, coordino clases, imparto cátedra, manejo clientes, cocino y limpio, sin mi tiempo en el gimnasio me volvería realmente loca.

Cada madrugada libero mis tensiones, preocupaciones y el mismo cansancio acumulado del día a día, pero por sobre todo, refuerzo y construyo una mejor relación con mi hija y la acompaño en su crecimiento físico y espiritual.

Con el ejercicio aprendí a sobrellevar el mal humor o tristeza que a veces como adolescente me viene sin que logre entender lo que me pasa y a tener una mejor actitud hacia el día a día.

Me encanta compartir ese tiempo con mi mamá y me gusta tanto lo que hago que a veces repito la rutina con mi papá en la tarde. Ir al gimnasio se volvió mi elección.

No tengo celular o redes sociales, por ahora no los necesito. Por el trabajo de mis papás, tengo acceso a mucha tecnología, pero hallo más importante en mi vida el ir al gimnasio, dibujar, leer o compartir con mis amigos y familia. Como muchas mujeres y madres profesionales, por mucho tiempo me ocupé poco de mí misma. Ahora espero ser un ejemplo para que Nicole aprenda a cuidar de su cuerpo, su salud y su espíritu. Su personalidad tímida se ha reforzado con el cariño y la cercanía de nuestros compañeros, otra razón para agradecer a este grupo humano por ser parte de nuestras vidas. Aunque a veces me duele todo, en el colegio cuando hago deporte, soy una de las mejores y eso me hace sentir muy bien. Ahora me paro recta y no me encorvo, soy de las más altas de la clase y espero en poco pasarle a mi mamá y aunque como mucho mejor, no quiere decir que no me gusta la pizza o el cheesecake.

Gracias José, Nelson y Polo, con su apoyo he logrado hacer cosas que no pensé posibles sobre todo a mi edad, pero sobre todo por enseñarme a que en el Viking House no nos rendimos.

Apoyo, motivación, camaradería sincera, cariño y amistad definen a nuestra “nueva familia de vikingos”. Creo que ningún otro gimnasio hubiese permitido que madre e hija crezcan física, personal y familiarmente como nosotros hemos logrado.

Nicole Rubio, 12 años. Karla Chiriboga, 36 años.

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