Diciembre, 2021 Edición 31
Revista
Sentidos
Hora de Balance 2020 - 2021
Relatos sin palabras- INuestros niños también hablan - Testimonios que sanan.
ÍNDICE
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REVISTA SENTIDOS
Editorial (Directora Sandra Barbero) Relatos sin palabras a. Querida Loly. b. Dentro de nuestro hogar, su vida se va apagando. c. ¿Es justo no poder despedirnos de ti, vivo o muerto? d. Carta de una viuda al marido que no pudo velar. e. Cuatro días de marzo. f. Querido papá. g. No pude verte una última vez. h. Llorar con abrazos desatasca, mientras se susurran frases que acarician. Nuestros niños también hablan a. Sin Otra Opción b. Lo bueno y lo malo de la cuarentena c. El futuro de los niños d. Era un día normal e. Quédate En Casa f. Mi experiencia con el coronavirus. Testimonios que sanan a. #QuédateEnCasa b. Testimonio de Teresa Paredes c. Sentidas palabras con sentido: más allá de la pandemia Artículos - Sí a la Vida, a pesar de la Pandemia. - El Sentido de la cotidianidad en la Pandemia. - Balance necesario en tiempos complicados. - Tiempo después
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REVISTA SENTIDOS
Artículos - Herramientas para cerrar el 2021 y darle la bienvenida al 2022. - ÁNGELES CAÍDOS EN TIEMPOS DE COVID-19. La urgencia de una mirada existencial colectiva. - El recuento de los daños o Resiliencia - Balance se llama TRANSFORMACIÓN Frases con sentido
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Agradecimientos
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Novedades DAU
EDITORIAL
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REVISTA SENTIDOS
Dau - Escuela de Vida
EDITORIAL Hora de balance 2020-2021
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a palabra BALANCE representa para cada quien una vivencia que puede estar asociada a distintas experiencias, en lo personal voy a usar esta “hora de balance “para revisar, hacer un alto y darnos la posibilidad de mirar lo vivido en este tiempo bajo el contexto de la pandemia. Mi balance estará vinculado a lo que he vivido que considero también que ha sido experimentado, por muchas personas que transitaron un proceso de cambio en estos dos años, esta sensación que todos hemos vivido y aún estamos viviendo de “recolocarnos”. Particularmente quiero compartirles lo que nació en este tiempo que es un servicio diario de prácticas de meditación con énfasis en el cultivo de la compasión que inicio en abril del 2020, si alguien me preguntara porque nació esta comunidad bajo la advocación del Arcángel Uriel, yo mencionaría hoy, y haciendo el balance, que ha sido fruto no de la pandemia ( ese es el contexto) ha sido fruto de la conexión con la mística, con la necesidad de sostenerse en la incertidumbre, en la conexión con lo sagrado, con abrirse a lo espiritual y en comunidad. Nadie se salva solo. Nadie. Haber elegido la compasión, como una capacidad inherente a la humanidad que nos habita, fomentarla y seguir fomentándola, es haber apuntado no a la religiosidad, porque la compasión está en el centro de todas las tradiciones religiosas y en el centro mismo de la ética, del bien común, de la comunidad.
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EDITORIAL Compasivamente hemos tenido que mirarnos y mirar a los demás para poder abrazar con más aceptación las diferencias que se manifestaron en épocas de encierros, de asilamiento, de crisis sociales y políticas. Estamos transitando momentos en los que hay manifestaciones deshumanizadas en nuestras sociedades, y como espectadores observamos, violencia, individualismo, compulsión al consumo, impunidad, el “sálvense quien pueda”, el primero yo, el “mejor no me comprometo con nada”, eso lo que vemos a diario, pero también hay un incontable número de acciones valiosas que no tienen tanta prensa, la entrega de docentes, médicos, equipos de salud, profesionales de toda índole, haciendo voluntariado para poder darnos una mano, los unos con los otros, para que el dolor por lo transitado sea menos pesado.
En estos dos años , he desarrollado algunas herramientas para poder compartir con ustedes aplicaciones de la Logoterapia y de la Tanatología , y hoy en esta hora de balance , me he dado cuenta que este caminar me encontró haciendo un trabajo de integración o confluencia en cada espacio o programa creado, porque fiel a los principios de la teoría Frankliana, la Logoterapia debe tener una evolución y una aplicación específica en el contexto de la historia que vivimos, y en esta confluencia he trabajado desde lo humano, lo místico, lo meditativo, lo existencial y lo poético distintos espacios como talleres, cursos, meditaciones (hay más de 300 en el canal de YouTube de Uriel Brillo dorado) Estas creaciones son algunas de lo que este contexto ha inspirado en mi… Diario íntimo para tiempos de incertidumbre. Monstruos y Dragones. Entrenamiento en práctica compasiva nivel 1 y 2. Empodérate, tú tienes el poder sagrado. Arquitectura de la luz. Sanar a través de la visión arquetípica. Pareja y espiritualidad en tiempos de pandemia. La tarea del duelo y del doliente. La pedagogía del cuidado: 9 semillas. Te veo venir, SOLEDAD. Charlas TEC- TALKS para la comunidad educativa en pandemia.
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REVISTA SENTIDOS
EDITORIAL
Como cada cierre de año, las mejores intenciones afloran, hemos perdido y hemos ganado, hemos amado, llorado, sufrido y hemos también reconstruido. PERO, SOBRE TODO, AQUÍ ESTAMOS, SOBREVIVIENDO A UNA PANDEMIA.
Dau - Escuela de Vida
Estos son algunos de los espacios a los que he invitado a participar a muchos de ustedes en este tiempo, y que agradezco desde mi alma, habernos cruzado en el camino.
Agradezco a Dau, al equipo de trabajo en todas las áreas, por seguir adelante en tiempos que no han sido fáciles, a docentes, terapeutas, voluntarios, alumnos, ex alumnos, comunidad DAU en todos los escenarios. Mi familia, hijos amados, cuanto han crecido en este tiempo…cuánto. Pero fundamentalmente agradezco a Dios, y entrego cada día de mi existencia, todo lo que hago en sus manos, me abandono en la confianza absoluta de que hay siempre un plan mayor que nos contiene, que este es el viaje del alma que vino a aprender a recordar que hay un poder sagrado que nos habita. Y que allí, como dice Santa Teresa de Ávila, hay un castillo lleno de luz, justo ese es el centro de nuestra espiritualidad, y aunque los vientos soplen fuertes, hay que saber encontrar el camino que nos devuelve a ese centro. Mara- Natha. El señor Viene… Feliz Navidad, feliz 2022.
Sandra Barbero
Directora académica de DAU Escuela de Vida y del Instituto Peruano de Logoterapia Viktor Frankl.
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RELATOS SIN PALABRAS
Al momento de encontrar un balance entre estos 2 últimos años que fueron devastadores para la raza humana encontramos algunos relatos que algunas personas tuvieron la oportunidad de compartir para un diario español llamado “El País” donde podemos apreciar que el dolor de las personas es tan grande que puede dejarnos sin palabras. En este apartado “relatos sin palabras” podremos conocerlos un poco más. Recogiendo tus cosas, papá, encontramos esta carta que le habías escrito a mamá hace casi tres años. Volver a leer estas palabras fue como una puñalada en el corazón. Tú no tenías fuerzas para leer la carta en su funeral y mis hermanos tampoco, así que me pediste que a mí que lo hiciera. Yo ni siquiera recuerdo si pude leerla entera, pero lo intenté.
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RELATOS SIN PALABRAS
“Querida Loly” Tú cuidaste en su última enfermedad a tu padre, a tu hermana y a tu madre. ¿Quién habrá de cuidarme a mí? Yo te aseguré que estaría a tu lado cuando enfermases para cuidarte y atenderte en todas tus necesidades. Lamentablemente, por motivos de salud, no he podido cumplir con este compromiso que cumplieron con creces tus hijos. Pero hay otro compromiso que sí he podido cumplir: el que adquirí cuando prometí amarte todos los días de mi vida, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, hasta que la muerte nos separase. La muerte, inexorable, ya nos ha separado. Pero no ha destruido ni destruirá jamás mi amor por ti, que permanece incólume como el primer día. Vela por tus hijos y sus cónyuges, para que nunca se separen y puedan vivir intensamente su amor, como nosotros lo hemos vivido. Vela especialmente por tus nietos. Y si aún te queda tiempo, vela también por mí, hasta que llegue el momento de reunirme contigo para siempre donde quiera que estés, donde nada ni nadie nos pueda separar. Con mi amor perenne Miguel Ángel
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RELATOS SIN PALABRAS
“Dentro de nuestro hogar, su vida se va apagando” Mi pareja tiene un cáncer terminal, con escasas semanas de vida. Cuando la pandemia empezó a circular, dos semanas antes del estado de alarma, hice acopio de comida, mascarillas... Y comenzamos un encierro que, salvo por las revisiones médicas semanales, perdura hasta ahora. Acudir al hospital siempre ha sido un estrés y una tensión, desde el primer día usamos mascarilla, éramos los únicos. En el autobús, al vernos, nos cedían los asientos porque creían que estábamos enfermos. Nadie pensaba en nada en esos días. Y así seguimos, libres de virus, con visitas semanales a La Princesa, desinfección total al entrar en casa. Dentro de nuestro hogar de 50 metros, su vida se va apagando. Pedro García Cotrina | Madrid
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RELATOS SIN PALABRAS
¿Es justo no poder despedirnos de ti, vivo o muerto? Querido papá, Me han dado la oportunidad de poder escribirte estas palabras. Solo decirte que no pudimos hacer nada por ti. El 9 de marzo ya no pudimos verte en la residencia. A finales de marzo, después de muchos días sin coger el teléfono, nos dijeron que no comías, lo que nos extrañó muchísimo. El 15 de abril te trasladaron al hospital para confirmar con dos test que ya habías generado anticuerpos, pero el virus te había dejado destrozado y te quedaba muy poca vida. Volviste a la residencia sin poder tener la más mínima presencia de tus seres queridos. Otra vez la pesadilla, sin poder abrazarte, nosotros que no hemos faltado ni una sola tarde a la residencia para estar contigo. ¿Es justo morir solo? ¿Es justo no poder despedirnos de ti, vivo o muerto? ¿Qué duelo nos espera? Paz Ventura Martín / Leganés (Madrid)
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RELATOS SIN PALABRAS
Carta de una viuda al marido que no pudo velar Aún recuerdo el veinte de enero de hace ya muchos años cuando el cura dijo: “En la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe”. Tú asentiste con el rostro muy serio. Venías de hacer la mili y aún desprendían ese olor a soldado entregado a su patria. Yo también asentí con rubor en las mejillas. Me había llevado al chico más guapo del pueblo y por supuesto que pensaba quedármelo para mí hasta que la muerte nos separara. De eso hace ya 68 años. ¡68, Miguel! ¡Cuánto ha llovido desde entonces! Durante este tiempo fuiste un buen marido y un maravilloso padre. Un adelantado a tu tiempo, decían las malas lenguas, al “permitirme” trabajar de maestra a la escuela rural. Siempre atento y dispuesto a ayudar a todo el mundo. Con tu gran sonrisa como carta de presentación. Crecimos y envejecimiento juntos, Miguel. Y, fiel a lo que nos hizo prometer el cura, como buenos cristianos, nos cuidamos en la salud y en la enfermedad. Al principio, cuando éramos jóvenes, en una gripe o en un virus de estómago. Con los años apareció mi diabetes y tu hipertensión. La artrosis vino para quedarse a vivir en nuestra estructura ósea y la vista y el oído fueron perdiendo calidad. Pero a ti, Miguel, siempre te vi sin dificultad y no hubo noche que no me hiciera eco de tu “te quiero” entre líneas. “Estoy como un toro”, solías decir y yo nunca te contradije. ¿Cómo iba a contradecirte, Miguel, ¿si 68 años después seguía igual de enamorada que aquella chiquilla atolondrada que se perdía en la hierba de tus ojos? Pero algo falló, querido. Porque, aunque lo intentaste -me lo dijo la enfermera que me llamó para darme la noticia-: “Luchó hasta el último momento”. No pudiste ganarle la batalla a este bicho del que parece que no podremos deshacernos. Y yo también fallé, Miguel. Te fallé a ti y le fallé a Dios porque no pude estar a tu lado. Cogerte de la mano. Decirnos todo con la mirada como hemos hecho siempre. Un golpe de tos. Dos. Dificultad al respirar. Fiebre... Y lo último que recuerdo es la ambulancia alejándose a través de una calle vacía. “No puede acompañarlo, señora, es el protocolo”. Me dijo el muchacho de la ambulancia. “Pero es mi marido”, repliqué con un hilo de voz. “Es el protocolo”. Y la conversación concluyó. Era la primera vez que nos separábamos en 68 años, Miguel. Y aún sigo esperando a que entres en casa llamándome a voz en grito: “¡Carmela, Carmela, ya estoy aquí”. Pero no regresas y aquí estoy yo, sin haberte podido ver por última vez. Sin tus cenizas. Sin tu cuerpo. Sin tu voz. Aquí estoy, Miguel, escribiéndote esta carta sin saber si, allí a donde hayas ido, llega el correo. Adaptándome a esta “nueva normalidad” y deseando encontrarme pronto contigo. Siempre tuya, Carmela.
Elizabeth López Caballero / Las Palmas
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“Cuatro días de marzo”
Mi historia seguramente no será la más impresionante, pero a mí me marcó y por eso quiero compartirla. Acababa marzo y mi peor augurio se cumplió. Tras varios días raros, tuve que ingresar. De repente la pesadilla era real para mí. Me encontré sola, angustiada y rodeada de miradas. Por culpa del “bicho”, las personas éramos miradas que se cruzaban. Miradas diferentes, suplicantes unas, llenas de miedo y angustia la mayoría, compasivas y llenas de amor las de los profesionales que nos cuidaban. Primero estuve en una sala de espera llena de dibujos infantiles, la de pediatría, disfrazada de forma macabra por el virus. Luego me trasladaron a Ifema pabellón nueve, en un viaje difícil de olvidar por lo dantesco del escenario y sobre todo por el inmenso amor y entrega de los jóvenes de la UME y de Elena y Cristina, médica y enfermera, otras miradas maravillosas... Me marcó llegar al pabellón nueve, sentarnos en la sala de admisión improvisada y esperar allí impresionado por tanto dolor yacente. Cuando ya me asignaron cama tuve ocasión de consolar en su impotencia a una joven enfermera que tenía que ponerme una vía “imposible” porque el material que tenía no era el adecuado. Yo la animaba para que no tuviera miedo por mi dolor porque lo mío se pasaría, pero su impotencia volvería una y otra vez... Después llegó un ángel, solo puedo recordar su mirada, su voz y el inmenso cariño que transmitía con sus palabras. Se tomaba su tiempo consolándonos a cada una de nosotras derramando amor y empatía. Hubo muchas miradas cuidándome, miradas de los grandes profesionales jóvenes que han estado y están dejándose la vida por nosotros. Después tendremos que devolverles con creces tantas cosas... Que no olvidemos nunca esto. Yo estoy curada. Me llevé tanto cariño y dedicación, altruismo... tantas miradas... Gracias Lidia, mi ángel, lo conseguiste, Cumplí mi promesa y no recaí... Tú, por favor, no cambies nunca.
Paloma Saralegui Muñoz / San Sebastián de Los Reyes
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“Querido papá” Anónimo Te escribo estas líneas porque es muy difícil conseguir hablar contigo desde Australia. Y la verdad es que me duele mucho, muchísimo, no poder comunicarme contigo en estos momentos. Hablo con mamá y Esther a menudo y me mantienen informada. Siento que te haya tocado estar ingresado sin visitas durante la peor crisis sanitaria que no solo España, sino el mundo entero, está viviendo. Lo que me consuela es que Esther me dice que el equipo médico que se ocupa de ti es muy bueno y que, además, son muy amables y la atienden cuando llama para informarse. La verdad es que es de agradecer, y mucho en las condiciones actuales. Espero que estabilicen el funcionamiento del riñón, que puedas regresar a casa junto a mamá y que puedas ver más a menudo a mis hermanos. Yo seguiré lejos, pero al menos conseguiré hablar contigo y quizás verte cuando ande alguno de ellos cerca y te puedan mostrar en la pantalla del móvil. Pero sobre todo espero que respondas bien al tratamiento. Tenía planeado pasar unas semanas en Tenerife en agosto, pero ahora mismo los vuelos internacionales están casi todos cancelados. Esperemos que para entonces hayamos salido de esta pesadilla. Aquí en Canberra, hace tres semanas, se acabó por momentos el papel higiénico en los supermercados. Y me vino a la cabeza la imagen de las páginas amarillas recortadas en el aseo de la abuela, tu madre. Pensé en lo humilde que fueron tu infancia y tu juventud, en todo lo que luchaste y trabajaste y en todos los sacrificios que hiciste que nos han permitido llegar a todos donde hemos llegado. Junto a mamá, también luchadora y trabajadora, sois definitivamente los mejores padres del mundo entero y parte del extranjero. Papá, espero de todo corazón que ahora que han dado con el diagnóstico consigan aliviarte el dolor y que puedas volver a disfrutar de las cosas que te gustan, sobre todo la comida y la música. Cuando Esther me decía que comías sin apetito, y sobre todo que no encendías la radio, me apenaba mucho. De este último viaje guardo con especial cariño el recuerdo del ratito que pasamos juntos en la cocina, tú escuchando música y yo degustando un pedazo de la tortilla de patatas deliciosa que tanto te había costado hacer. Te quiero mucho, papá, muchísimo, y espero poder volverte a echar la vista encima pronto. El texto anterior es un extracto de la carta que escribí a mi padre. Nunca quiso comprarse un Smartphone y me había sido imposible hablar con él desde su ingreso el 13 de marzo. Falleció el 3 de abril, después de casi tres semanas solo en el hospital. Afortunadamente permitieron que mi hermana Esther le acompañase, con restricciones (mascarilla, guantes, confinada en la habitación), durante sus últimas horas. Fue solo entonces cuando mi hermana pudo leerle mi carta, cuando ya no había ninguna esperanza.
Elizabeth López Caballero / Las Palmas
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“No pude verte una última vez”
Antes de que te intubasen ya estabas muy débil. Tú, que siempre me chinchabas porque no te escribía lo suficiente: “¡Ah, pero si tengo una hija!”, me repetías. Ahora ya no me decías nada, me enviabas algún corazoncito cuando te daba la energía. Después de dos semanas intubado por fin llegó una buena noticia. Al día siguiente te iban a hacer el traqueo. Me apresuré en contárselo a la familia que tenías repartida por el mundo. Por fin una buena noticia. Por fin una pequeña luz al final de este largo túnel de incertidumbre, de pesadillas y de angustia. Siempre con ese “volver o no volver” en la cabeza. Volver era darme por vencida, era llamar al mal tiempo, o así lo pensaba. Absurdamente. Y entonces llegó el viernes: “Skype YA”, ponía en el mensaje. Nos dijeron que podíamos venir a despedirnos, que la cosa pintaba muy mal. Aún le escucho decir, detrás de su pantalla latinoamericana, lo que todos estábamos pensando: “¿Pero ¿qué ha pasado?”, la misma pregunta que me hicieron aquellos a los que el día anterior les había dado esperanza. A los que les dije que él era una roca, que de esta saldría, que no podía ser de otra manera. El rayo de luz se convirtió en un fluorescente que nos cegaba el alma. Si pasabas la noche estabas fuera de peligro. Te aferras a ese 1%, por mucho que sepas que solo te haces más daño. Me desperté a las 5 de la mañana para ir a agarrar el vuelo de las 8 en el único aeropuerto abierto de París. Miré el móvil. Tres llamadas perdidas a medianoche, hacía 10 minutos que dormía. Te impones un muro: ducharse, cerrar la maleta, cerrar la casa, salir. Y entonces lo vi. Esa persona que la noche anterior me dijo “me da igual la hora a la que sales o el confinamiento, te llevo al aeropuerto. No es negociable”. Se lo vi en la cara. Él sí estaba despierto cuando llamaron. Entre mascarillas y guantes nos fundimos en lágrimas en el amanecer parisino. Lloré todo el viaje de avión, y en el aeropuerto, y en el taxi, y en casa. Porque no pude despedirme. Con una inmensa gratitud porqué ella sí pudo, y ellos también. Porque mucha gente que ha vivido lo mismo no pudo. Pero yo no. No pude verte una última vez. Y por mucho que el racionalismo me mantenga un poco a flote, que piense que no me hubiese gustado verte así, postrado, tú, siempre tan fuerte, me duele el alma al pensar que mis hijos se perderán el mejor abuelo del mundo. Ese es para mí el drama del confinamiento, no poder despedirte de los tuyos. Y tener que vivir el duelo sin los tuyos. Sin sus abrazos, sin sus caricias. La tristeza que te invade cada vez que cuelgas el teléfono y recuerdas que ahí sigues. Solo, delante de tu pantalla. Saber que para los otros el dolor es igualmente grande: los que lo conocían tienen ese dolor de la pérdida del que no se lo merecía. Para los que nos conocían a nosotros está el dolor de no poder estar, de sabernos solos, de sabernos perdidos en un mar de lágrimas en este espacio-tiempo suspendido que te priva de esa cotidianidad que en momentos así te permite sobrevivir.
Léa Dimant De Visscher / Barcelona
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“Llorar con abrazos desatasca, mientras se susurran frases que acarician”
Hace más de un mes perdimos a mi padre, víctima de esta pandemia. Murió pocos días después de empezar la primavera, en absurda contradicción con el florecer de la vida. Su muerte está siendo tan inmanejable para mí y mi familia que no dejo de cuestionarme el duelo y sus dichosas fases, a la vez que contemplo con desesperación cómo la escandalosa cifra de muertos se convierte en un simple listado. Todo transcurrió tan rápido que ni llegamos a sospechar de su trascendencia. Mi madre vio a mi padre, por última vez una semana antes de morir. Salió de casa hacia urgencias por su propio pie, escoltado por dos sanitarios de ambulancia. No tuvo la opción de acompañarle esa noche. Tampoco la de aparecer por el hospital los días posteriores. Nunca más le volvió a ver. Que conste que entiendo (e incluso agradezco) la misión preventiva de los sanitarios. Pese a ello, sigo soñando con otro final más justo, más romántico, más amable. ¿Y si ella hubiera tenido la oportunidad de verle un instante, de tocarle, de acariciarle? ¿A quién correspondía esa decisión? ¿A quién pedirle cuentas ahora? ¿A quién le importan estas respuestas? Me siento muy absurda apelando al fútil consuelo moral, cuando parte del planeta se está desmoronando. Lo peor de perderle es haber sido despojados de la oportunidad de cuidarle, de acompañarle y de velarle. No tener nada que decir sobre un hecho tan íntimo y nuestro resulta tan devastador que puede llegar a desesperarnos. Un mes más tarde de su muerte, pudimos enterrar sus cenizas, sin funeral ni música. También solos. Siempre he sido escéptica con los rituales funerarios, pero jamás pude imaginar cuánto extrañamos la marabunta de familiares y amigos llegando al velatorio, el colorido de las flores y esos mensajes de amor en voz alta. Atrapados en nuestras respectivas casas y sin el calor de los abrazos, nos sentimos congelados, anestesiados. Es imposible dar salida a las lágrimas. “Papá, no pudimos abrazarte, ni besarte, ni decirte adiós”. Nos seguimos escondiendo y seguimos soñando con otro final, al tiempo que ponemos nuestro empeño en buscar un sentido a este ingente dolor. Tratamos de apartar de la cabeza esa maldita despedida que nunca tuvo lugar y buscamos un poco de paz, aferrándonos al recuerdo de su sonrisa, de su voz. Sería imperdonable perder, también, la perspectiva de una relación de toda una vida. Hacemos lo que podemos, aunque sintamos que nada es suficiente. Me sigue atormentando -por qué no decirlo- imaginar su soledad ante esa muerte inhumana. Aislado en la cama del hospital y necesitando el calor de nuestros abrazos, en esos momentos de consciencia, donde su última mirada tampoco nos encontró a su lado. También me inquietan (y mucho) las secuelas de todos esos abrazos que mi familia y yo nos hemos perdido (y seguimos perdiendo), necesariamente aislados en la fase 0. Llorar parece fácil, pero no lo es. Sé que llorar con abrazos desatasca, mientras se susurran esas frases interrumpidas que acarician y calman. Queremos nuestros abrazos. Todos. Aunque sepamos que querer lo imposible tampoco sirve de nada.
Beatriz Moreno Milán / Madrid
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NUESTROS NIÑOS TAMBIÉN HABLAN
Tener un espacio para poder darle voz a nuestros niños y lo difícil que fue vivir en la pandemia también es una forma de dar un balance al despedir este año, encontramos algunos relatos de niños que tuvieron la oportunidad de compartir cómo fue vivir bajo el confinamiento producido por el Covid-19.
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“Sin Otra Opción” Siena Padilla Engler, 8 años. Santa Monica, CA Padeció COVID-19*. El viernes era mi día favorito: estaba con mis amigas y al final de la tarde veía tele con mis papás en nuestra “Noche familiar”. El problema fue que un viernes ya no hubo escuela y, aunque suene bonito, no lo fue. Resulta que no habría clases hasta el 20 de abril. Yo me puse muy triste, pues aún con la cancelación de la escuela, había trabajo por hacer.
¡Eso no podía estar bien! Estar encerrados en casa es una cosa, ¡pero estar encerrados en casa con tarea es terrible! Especialmente porque
puede que tengamos que ir a la escuela en el verano de todas maneras. ¡¡¡Qué horror!!! Aun así, me sentía bien porque tenía a mi familia, o al menos eso pensaba…
al hospital y sólo había enfermeras vestidas con batas. No estaba nadie de mi familia; tampoco ningún libro ni televisión. Todo lo tenía que hacer sola. Sólo enfermeras alrededor de mí.
Tres semanas después del viernes, a mí me dio el coronavirus. Sentí una tragedia que no me gustó para nada. Estaba tan triste que no podía parar de llorar. Había rogado que no me pasara, pues mi papá es doctor, así que, si yo me enfermaba, él estaba en riesgo y no era justo.
Me sentía triste, como una flor muerta, acostada en una cama de hospital incómoda, con mi familia en la casa llorando muchas lágrimas. Yo también lloré. Tenía mucho miedo y ya quería salir. Estaba aburrida y no podía hacer ni música ni gimnasia. Cuando me sentí mejor, pude hacer todo lo que quería y la primera cosa que hice fue una voltereta. Después, barras. Luego, guitarra. Oh, se me olvidó: la primera cosa que hice fue un abrazo de familia gigante y desde ese tiempo yo fui la niña más feliz de todas. Los tacos fueron mi primera comida.
Me pusieron en cuarentena personal: ya no podía estar con nadie más. Me preguntaba por qué no podía estar con mi familia. Fue triste: tenía mucha soledad en un cuarto encerrada. No podía jugar con mi hermana. Me llevaron
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Más o menos me gustaba pasar más tiempo con mi familia, pero no del todo porque ¡mi mamá me hacía estudiar más de lo que necesitaba! Ya quería volver a la escuela. Yo tenía muchas tareas. Y luego el director dijo que quizá no nos veríamos sino hasta el verano.
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“Lo bueno y lo malo de la cuarentena” Mérida Hoenigmann, 7 años Pasadena, CA Comparte espacio de oficina en casa con su mami* El Coronavirus está haciendo que la gente se enferme. Estamos en cuarentena. Me gusta que no podamos salir de mi hogar porque no hay escuela. Pero tengo que estudiar en casa. Aun así, está bien porque me puedo quedar en pijama todo el día. También puedo ver TV durante mi recreo. Pero, la cuarentena no me gusta porque no puedo ir al parque y extraño a mi papá.
“El futuro de los niños” Judith H. Aguilera, 11 años. Los Ángeles, CA ¡Los niños también tenemos sueños! ¡Yo tengo un sueño! Yo sé que nuestros padres quieren un mejor futuro para nosotros, pero, ¿alguien nos ha preguntado lo que nosotros queremos en nuestro futuro? Esta es la historia de una niña de once años que sabe que su mami la quiere mucho y que trabaja bastante para darle lo mejor que puede. Su mamá siempre le dice que los niños no deben preocuparse por arreglar el mundo y que su más grande deseo es que crezca sana y fuerte, pero sobre todo que se respete a sí misma y a los demás. No quiere que la niña se preocupe: ¿pero cómo no hacerlo si escucha a los adultos hablar de virus y enfermedades; de trabajo, seguridad, y varias cosas más? Por eso la niña sale al jardín a imaginar el futuro ideal. Se imagina algo sin guerras, violencia, discriminación o fronteras. Pero también un futuro donde todos podamos ser felices, respetados, amados, incluidos, y que las escuelas sean de calidad, tengan comida sana y enseñen no sólo conocimientos sino también habilidades para sobresalir en la vida. Esta niña quiere un futuro donde los sueños se hagan realidad.
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“Era un día normal” Giovanny Ruiz Lucio, 11 años Los Ángeles, CA Era un día normal hasta que mi familia y yo miramos las noticias y dijeron que el coronavirus se había extendido y que teníamos que estar en cuarentena para que no hubiera más. Pero las personas no hacen caso porque no les gusta seguir reglas, y ahora el mundo está totalmente infectado con este peligroso virus. Toda mi familia está siguiendo las reglas para que ya no haya más muertos en el mundo.
Lo que yo siento es tristeza porque ya no miro a mis amigos ni estoy en mi escuela, pero también estoy feliz porque las personas no salen a cortar los árboles, las playas están sin gente, y las tortugas y los peces nadan felices por todo el mar. Nosotros tenemos que cuidar nuestra naturaleza porque necesitamos respirar aire limpio. También debemos cuidar a nuestros animales y no tirar basura en la calle.
“Quédate En Casa” Jennifer Ruiz Lucio, 13 años Los Ángeles, CA Se siente triste por su (falta de) graduación* El 13 de marzo fue una mañana bonita. Como siempre, me levanté muy contenta para irme a la escuela. Llegué y entré a mi primera clase. En ese momento hubo un anuncio de que teníamos que cerrar la escuela por dos semanas. No lo podía creer porque la voz hablaba de un virus llamado COVID-19. En ese momento sentí algo raro dentro de mí: no sabía lo que estaba pasando. Yo pensé que no era grave lo que sucedía, ya que había escuchado esta noticia en la televisión y no le
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tomé importancia. Pero cuando el director nos explicó todo, entendí que este virus era más grave de lo que pensaba. Mis compañeros y yo nos sentimos muy tristes porque en este año nos graduábamos de octavo grado. Teníamos muchos planes para nuestra graduación. Nuestro sueño está cancelado. Aun así, todos estos días que he estado en casa me han servido para reflexionar sobre muchas cosas que no había pensado antes. Pero me aburro un poco porque no puedo salir a la calle.
Además, mi entrenador de fútbol nos dijo que todas nuestras prácticas se habían cancelado y también nuestros partidos. Este virus es bien peligroso porque se están muriendo muchas personas en diferentes partes del mundo. Hay quien no lo está tomando en serio: hay mucha gente en la calle, supermercados, playas, parques, etc. Mi familia y yo estamos siguiendo las reglas: permanecemos en casa y nos lavamos las manos por 20 segundos.
normalidad. Yo siento que esto es como el fin del mundo. Me gustaría poder ayudar a toda la gente porque me siento mal al escuchar en las noticias de que se siguen muriendo más y más. Espero que haya una cura pronto. Yo rezo a Dios todos los días para que cuide a mi abuelito porque las personas de la tercera edad se contagian más rápido. También le pido que este virus se aleje y nunca más regrese.
Tampoco nos tocamos la cara. Yo quisiera que todas las personas siguieran las reglas para que este virus no se propague más y todo vuelva a la
“Mi experiencia con el coronavirus” Gerardo Ruiz Lucio, 11 años Los Ángeles, CA
Mi nombre es Gerardo. Yo me siento muy triste porque no estoy en la escuela con mis amigos. Ya son varias semanas que estoy en casa haciendo tarea desde mi teléfono. A veces mi mamá nos lleva adonde nos prestan unas computadoras a mis hermanos y a mí, ya que nosotros no tenemos.
que en los hospitales no tienen suficientes camas para las personas enfermas. Por eso me sentí feliz cuando llegó un barco con mil camas para nuestra gente que lo necesita. Escucho de mi familia que nos tenemos que cuidar mucho.
Desde que empezó esto, estamos siguiendo Pero esto no importa: mis hermanos y yo somos reglas para todo: nos lavamos las manos, no felices al lado de mi mamá porque ella siempre nos tocamos la cara, tomamos tragos de agua nos cuida y nos protege, y nos hace comida cada 20 minutos, y cuando sale mamá o papá, saludable para que nuestro cuerpo esté fuerte. antes de entrar, se quitan los zapatos afuera y Nuestra vida cambió de un momento a otro con ponen su ropa en una bolsa, y se meten a bañar este virus que está afectando a nuestro mundo. inmediatamente. Son muchos cambios en Mucha gente ha perdido la vida. Me doy cuenta nuestra vida, pero juntos venceremos este virus mortal.
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TESTIMONIOS QUE SANAN
#QUÉDATEENCASA
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i nombre es Ninfa García Copado. El año 2019, fue particularmente difícil para mí, en el mes de mayo murió mi esposo, pero ni siquiera por un momento imaginé lo que estábamos próximos a vivir en el mundo entero. Una noche, el árbol se fijó en el cielo y pensó quVivo en Cd. Acuña, Coahuila, una pequeña provincia de mi país, México. Somos frontera con los Estados Unidos de Norte América. Cuando se está transitando por un duelo, se añora el tiempo del que todo el mundo te habla, las personas que se acercan te expresan. El tiempo, el tiempo te dará consuelo y esperanza, encontrarás paz en tu corazón. Transcurrió el año y aquel virus que mencionaban en las noticias a principios del 2020 lo veíamos muy lejano de nuestra tierra. Cuan equivocados estábamos, llegó el Covid19 al mundo, y llegó para quedarse, pero no sólo eso, hizo su arribo como un gran maremoto que arrolló a la población entera, provocando desolación, terror, caos económico, social. Provocó el
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aplazamiento de muchos planes, proyectos de trabajo, viajes, etc. Yo funjo como directora del Dif Municipal, somos alrededor de 260,000 habitantes, la mayor fuente de trabajo es por maquiladoras extranjeras, así que el confinamiento de personas en una nave industrial es lo habitual. El contagio no se hizo esperar, nuestro sector salud se colapsó, no había medicamentos suficientes, ni camas en los hospitales. Así que hubo que enviar a las personas a sus casas. Ojalá que sólo se hubiese tratado de resguardo para esperar la tan anhelada vacuna, muchas personas teníamos que salir a trabajar y a comprar lo esencial a pesar del miedo que sentíamos. Se cerraron los parques, los cines, las escuelas, las iglesias. Pero se siguieron viviendo los problemas latentes en muchas familias, tales como las adicciones, las agresiones etc., pero también fueron meses de reencuentro para muchas familias, los jóvenes y los niños tuvieron que quedarse en casa, se vivió la convivencia
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diaria que ya no se da en estos tiempos en los que todos andamos corriendo entre trabajo, escuela, redes sociales. Ya estamos a finales del año 2021 y las circunstancias de los estragos que se vivieron están latentes, las personas están atrapadas en su dolor, en su duelo, llenos de culpas porque no pudieron hacer nada por su familiar fallecido, ni siquiera estar presentes a la hora de su muerte, en muchos hogares hubo pérdidas múltiples. La pandemia ha provocado en nosotros la capacidad de sobreponernos a esta crisis sanitaria, una persona no puede escoger directamente sus circunstancias, pero si puede escoger sus pensamientos, esta resiliencia es la que nos ha llevado a salir adelante. Deseamos volver a la nueva normalidad, al hecho de poder salir confiados, siguiendo los protocolos que marca el sector salud, pero nos topamos con todos aquellos que siguen sin querer vacunarse porque no creen en esta alternativa y argumentan que todo esto del virus es una conspiración del gobierno contra la población. Esto nos resulta muy frustrante, porque después de vivir tanto dolor, tanto temor, debiéramos resurgir con una conciencia más solidaria, siendo personas más sabias, más fuertes. El autocontrol es fuerza, el pensamiento correcto es maestría, la calma es poder. Así que digámosle a nuestro corazón, “Paz y quédate quieto”.
Ninfa García Copado
Licenciada en Derecho Magister en Consejería Familiar
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SENTIDAS PALABRAS CON SENTIDO:
MÁS ALLÁ DE LA PANDEMIA Escritos simples para temas complicados
Estamos casi a la vuelta del 2022, es increíble, nos vamos por los dos años de Pandemia y seguimos con lo que creímos es contranatura con mascarillas, protectores faciales, distanciamiento, por lo menos desde donde escribo, Lima, Perú. Cuántos momentos hemos pasado, sobre todo, cuánto cambió nuestro día a día. Hoy, que pienso en estas líneas vengo de visitar a familia que por la pandemia no vi desde aquel marzo del 2020 desde que nos pusimos en cuarentena. Después de tanto tiempo de no verlos cuánta enseñanza del valor al entorno cercano me deja esta crisis. La mesa no está igual, hay ausentes repentinos que trascendieron al cielo. Hemos vivido en el mundo sin fronteras momentos de incertidumbre, dolor, miedo, duelo, como diría Camus en la Peste, algo así como en tiempos donde llorar se lleva en soledad, es un privilegio tener entre todos las mismas sensaciones. Es decir, no estamos solos en este sentir. Nos hemos humanizado, aceptando el dolor y dándonos cuenta que esto nos pasa a todos…remamos en el mismo mar y en distintos barcos, pero con las mismas tormentas. Cuán presente estuvo Viktor Frankl en honor a su frase, cuando ya no podemos cambiar la situación tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos… y sabes… no sabías como hacerlo y lo hiciste lo mejor que pudiste, no sabías como acompañar a esa persona y aunque sientas que faltó lo hiciste con amor y miedo, te mereces un gran reconocimiento porque fue lo mejor que pudiste…el hubiera es una fantasía, no sientas culpa, cómo sabes que si hubiera sido de otro modo hubiera sido todo mejor , lo que es, es y de otro modo no puede ser ni pudo haber sido. Abrázate mucho, no existe lo que faltó hacer, eso no estaba en tus manos en ese momento. Tal vez perdiste personas muy cercanas y muy valiosas, no pudiste despedirte como nos enseñaron con esos rituales y velorios, tuviste que hacerlo de otra manera. Siente la paz del ausente, valora lo que sí hizo en vida no lo que no pudo hacer, valora el amor que sí pudiste darle y que te dio, aquellos momentos donde nos damos cuenta que discutir no tiene sentido, que somos distintos y pensamos distinto. Honor a los muertos y paz a los vivos dice Frankl en el Hombre Doliente, que así sea. Tal vez tú te contagiaste de COVID 19 y batallaste lejos de tus seres queridos, tuviste miedo, angustia y hoy estas aquí con un gran aprendizaje de vida y valor, más humano…como un consultante que me permitió redactar esto, estuvo en UCI, me hablaba de sueños mientras para el resto estaba inconsciente y me dice ya no soy el mismo, imagínate como serlo después de tanto!!, no somos siempre los mismos somos
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Seguro muchos tenemos los bolsillos más reducidos, seguro el negocio cerró, o bajó, pero en todo lo que nos pasó hay dos palabras, nos quedó: aceptar y resignificar…y al final aprendimos de otra manera porque volvimos a aprender, reaprendimos, reconstruimos… resignificamos, redibujamos de otra manera a la que no sabíamos, pero fuimos posibilidad para poder seguir.
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posibilidad , estás más enriquecido querido O, en este renacer, estás más sensible como no estarlo!, estás mejorado y con una experiencia de vida nueva! Y sentido.
Aceptamos la situación porque no quedaba otra, aunque con angustia, ansiedad, en mucho pánico, esta realidad se presentó y nada pudimos hacer para cambiarla, y ese miedo que te hace daño es producto de un imaginario que crees que es certeza cuando en realidad es tu imaginación, el futuro no sabemos cómo viene. Para qué nos aturdimos con imaginarios, por otro lado, el pasado no vuelve…las situaciones no podemos cambiarlas ni que sean como quisiéramos, ¿pero cada uno de nosotros siempre es posibilidad de elegir qué hacemos con lo que nos pasa… quiere decir dejar de llorar si estamos tristes? No, eso no es ser fuerte, ser fuerte es seguir a pesar del dolor. Mira ese dolor, esa angustia, no se trata de que apretes un botón para que estés alegre, se trata de construir sobre ese dolor, se trata de aceptar a pesar de las lágrimas, se trata de que sea un maestro este dolor no un aspecto para querer eliminarlo porque no se puede, se trata de abrazarlo y dejarnos abrazar por este dolor, para que nos deje una enseñanza de amor, es en los momentos de crisis y situaciones límite donde podemos desplegar el valor de actitud. Es transitando la emoción la manera de sentirnos mejor. Es en el lodo y caos de la crisis donde encontramos el tesoro más preciado en cada uno. Victor Frankl habla del yo factico, ese que muere y perece y también habla del yo facultativo, símbolo de posibilidad sentido y resignificación, afrontar la necesidad inexcusable de destino y el derecho de vivir el dolor es el sentido de sufrimiento El hombre doliente es posibilidad de sentido y valor tras sufrimiento. ¿Hemos aprendido de esta crisis, cual crees que es tu mejor regalo de aprendizaje incluso con situaciones límite vividas?
Lisette Chávarry
Psicoterapeuta Gestalt /Logo terapeuta.
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TESTIMONIO DE TERESA PAREDES Corría el año 2020, cuando el planeta entero se vio sacudido por una enfermedad infecciosa provocada por el virus Sars Cov-2. La Pandemia de Covid 19 o Coronavirus, ha sembrado desde entonces, muerte, dolor y desolación, se ha llevado familias enteras, sin respetar edades, pero también nos ha hecho encontrarnos a nosotros mismos, nuestro núcleo, nuestra Humanidad. Esta es la historia de Teresa, una mujer de 61 años, quien acompaña a Nelly de 86 años viviendo juntas de manera armoniosa. Ambas se cuidaron mucho durante el tiempo de la cuarentena dispuesta por el gobierno, respetando los protocolos de seguridad, lo que no hacía presagiar lo que sucedería este febrero del 2021. Teresa es delicada de los bronquios, cuando se resfría, estos se complican, de allí que no se dio cuenta de lo que ocurría. Había ido a la Clínica San Borja a recoger las medicinas de Nelly y pensó que había pescado un resfriado. Al llegar junto a Nelly siguió con sus labores, pero llamó al médico y se hizo la prueba del Covid como descarte, la cual salió negativa; y le indicaron los remedios para el supuesto resfrío. Mientras Nelly empezaba ya a sentirse rara. El Covid había llegado a la casa. Poco a poco Teresa sentía una tos que la agobiaba cada vez más y los remedios poco o nada la aliviaban. Le vuelven a hacer la prueba del antígeno y da positivo. Llamó a su familiar para que viniese a ayudarla, porque ya sentía fatiga y ahogo y recorrieron, el Hospital Naval, el Hospital Rebagliati, el Centro de EsSalud de Angamos, el Hospital de EsSalud de La Molina, sin encontrar ayuda, ni oxígeno. Ella ya estaba saturando 85. Mientras tanto, a Nelly se le hizo la prueba para el descarte del Covid y salió positiva. En el país no se encontraba oxígeno fácilmente, las colas para abastecer los balones había que hacerlas desde la noche previa a la
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Ese mismo día, Teresa y Nelly entraron en la misma cama King Size, y quiso Dios que se pudiera conseguir un concentrador de oxígeno de 20 litros ese mismo día, después de una ardua búsqueda a través de las redes sociales. Las redes cumplieron un papel muy importante ya que todo debía ser por delivery, todos teníamos miedo de contagiarnos, los horarios recortados también jugaban en contra. No había espacio libre en los hospitales así que quienes se curaban en sus casas eran muy afortunados, y así fue como ésta casa se transformó en una clínica.
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apertura de los locales, era un caos.
Juanita, la amiga de Teresa, llegó para apoyar y a pesar de las mascarillas y los protocolos, también se contagió de Covid. A diferencia de Teresa y Nelly que enfrentaron la enfermedad con ganas de avasallarla, Juanita era miedosa, se le practicó la prueba molecular, y al dar positivo, el médico procedió a darle el tratamiento adecuado y nunca requirió oxígeno, pero se retiró a su casa a recuperarse. El Covid había tomado el 70% de los pulmones de Teresa, el médico estaba muy preocupado por ella, decía que ella estaba en manos de Dios, que tenía dudas si lo lograría, y de la otra paciente de 86 años, tampoco quería opinar, se mantenía reservado, pacientes de alto riesgo, decía. Aparte de la medicación, la buena alimentación es indispensable, sangrecita como paté para el pan, extractos de frutas y verduras frescas diariamente, sentirse queridas y cuidadas, rezos y canciones, programas en la televisión que sirvieran de distracción, las bromas y en especial la actitud, esa actitud personal ante las circunstancias para decidir cómo reaccionar, tal como decía Víktor Frankl. Teresa cuenta que cuando le dijeron que tenía Covid, se sintió destruida, y le pesó haber ido a la clínica, pensó en el año transcurrido en cuarentena, sin salir, extrañando a las amigas, los traguitos, el cigarro compartido. Pero se daba fuerzas a sí misma, se decía: “¡No me voy a morir,” “Voy a salir adelante”! ¡Resiliencia pura! Como no le habían dicho lo mal que estaba, el mal pronóstico de sus pulmones, Teresa luchó por su vida, y se dedicó a cuidar de su acompañada y dejó de pensar en ella. Se preocupaba por Nelly, y Nelly por ella, así ambas compartieron la enfermedad, se cogían de la mano, rezaban, y pedían a Dios que las ayudara a salir adelante.
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TESTIMONIOS QUE SANAN La hija de Teresa vive en Barcelona, está haciendo un doctorado en Terapias de Lenguaje, y Teresa le había encomendado a un amigo que cuidara de ella. Este amigo se contagia de Covid, y él estuvo 70 días en UCI. Cuando salió, sus músculos no respondían, falleció 1 mes después de un infarto como consecuencia del Covid. Ella se entera y se siente devastada, el dolor es mayúsculo, ella sufre en silencio, duela. Otro amigo que había trabajado con ella en la fábrica de calzado Diamante también fallece, un sobrino policía, su esposa que es enfermera y al niño de ambos cogen el Covid, pero se recuperaron al igual que otros miembros de su entorno. Teresa necesitó 2 meses de oxígeno para restablecerse, afortunadamente, sólo ha necesitado unas cuantas sesiones de terapia de rehabilitación, sus pulmones están muy bien, ella está activa, pero ésta enfermedad marcó un antes Después de la enfermedad, valora la vida porque enfrentó a la muerte, es más agradecida a Dios, a y un después. su familia y a quienes la rodean, dejó el cigarrillo, Antes de enfermarse, Teresa no estaba tan es más sensible y más tolerante. cercana a Dios, no le daba tanta importancia a la salud, era intolerante, fumaba.
Ya se ha vacunado 2 veces, se siente feliz por ello, se siente más segura, sigue los protocolos de seguridad estrictamente y cuida de ella y de todos, especialmente de Nelly, su compañera de momentos tan difíciles.
Clara Juskievicz Malamud de Brender Tanatóloga Psicopedagoga hospitalaria Voluntaria en Aprendo Contigo en el INEN.
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“Sí a la vida, a pesar de todo” Viktor Frankl
puertas de cumplir dos años de iniciada la pandemia, hago una pausa para reflexionar y contemplar lo vivido. Dos años llenos de cambios, de incertidumbre, muertes, duelos, tensión, rediseño, aprendizaje, nuevos hábitos, resiliencia y una gran posibilidad de ver la vida y la muerte desde otro punto de vista. El sufrimiento y la vulnerabilidad nos unió como personas, creando nuevas relaciones con los vecinos, los colegas, los compañeros de estudios y abriéndonos posibilidades inimaginables para lograr sueños que gracias a la virtualidad se hicieron posibles, como llevar cursos o asistir a
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SÍ A LA VIDA, A PESAR DE LA PANDEMIA
conferencias internacionales en el mismo día. Interrumpe mi reflexión la siguiente pregunta: ¿Qué estaba sucediendo en nuestras vidas antes de que la OMS declarara la pandemia y entremos en cuarentena mundial? Vuelvo mis pasos hacia atrás y veo a las personas viviendo aceleradas, corriendo entre el trabajo, su familia, los estudios, sus metas, buscando cada día tener más y alcanzar más. Nuestra salud y autocuidado con suerte se asomaban cuando nos aquejaba alguna dolencia . Y de pronto llegó la pandemia, la cuarentena, ese encierro que le permitió a gran parte de la humanidad, hacer una pausa e ir hacia adentro de sí mismos, hacernos conscientes y sacar a
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flote nuestra creatividad, nuestra capacidad de resiliencia, de autocuidado y poner todo de sí por y para los suyos. Paradójicamente usamos mascarillas para no perder la posibilidad de respirar. Al cubrir nuestros rostros desenmascarábamos nuestra vulnerabilidad y los temores iban saliendo, la incertidumbre pasó a ser parte de nuestras vidas. ¿Cuántas experiencias pueden pasar en casi dos años de vida de una persona? Esta interrogante puede tener múltiples respuestas y depende de muchos factores: el contexto, la condición de salud, los vínculos, los recursos económicos, etc. Pero dos años en medio de una pandemia, que nos conecta al otro en esa triada trágica de la vida que nos habla Viktor Frankl: el sufrimiento, la culpa y la muerte inevitable; sin duda, son dos años repletos de experiencias nuevas y desafiantes. Muchos hogares se encontraron frente al desempleo y la muerte. A pesar de ello, eligieron seguir adelante sin dejarse abatir por las circunstancias, haciendo uso de su creatividad y con una actitud de esperanza ante la vida… emprendieron. Mis vecinos crearon un nuevo grupo de WhatsApp: “Avisos Torre C”, grupo creado para los anuncios de venta, servicios y de vez en cuando, para que los vecinos con vista hacia la avenida, nos avisaran si los establecimientos estaban abiertos o si las colas habían disminuido. El vínculo creado en el chat pasó de ser comercial y social a solidario y comunitario. Recuerdo cuando la noticia del primer contagiado llegó a mis oídos, rápidamente busqué información de Europa y Asia como referente de lo que podíamos vivir en Perú. Ante el no saber nada, la posibilidad de que pueda pasar de todo era innegable y atravesé un cuadro de ansiedad. Los números dejaron de ser números y eran vidas, primos, amigos, tíos, hijos, papás, parejas, abuelos. Salir por provisiones cada 14 días implicaba para mi pareja llegar a casa, desinfectarse, esperar de 4 a 7 días para saber que esa salida no había traído el contagio a casa. Esta fue la realidad que viví. La realidad de muchas familias y el personal de
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Lo inevitable… la muerte, quien nos tocó de una u otra manera. Hoy nos queda honrar a los que partieron, habitar nuestros duelos y perpetuar lo que aprendimos de los que se fueron, incluida mi yo antes de la pandemia.
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salud fue distinta, ellos salían a diario, conviviendo de manera más cercana con el virus, estar expuestos era parte de su rutina diaria.
Cuando todo se ensombrece tenemos la capacidad de buscar esa luz, ese faro que nos pueda seguir guiando para aprovechar y disfrutar de la vida y honrar con ella a nuestros muertos, porque a la vida hay que decirle que sí, a pesar de una pandemia.
Silvia Serrano Rosales
Licenciada en Ciencias y artes de la comunicación en la especialidad de Publicidad. Entrenadora Elite Logoterapeuta Voluntaria en el programa Te escucho de Dau Escuela de Vida.
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EL SENTIDO DE LA COTIDIANIDAD EN LA PANDEMIA Los años 2020, 2021 y quizás algunos más serán años recordados por la Pandemia que azotó al mundo entero, por primera vez en la historia contemporánea tenemos un evento cuyo impacto es global, afecta la salud de todos los habitantes del planeta de una u otra manera. Los que no han sufrido el COVID, han sufrido pérdidas de seres queridos, de trabajo, de libertades, que los han llevado a padecer emocional y físicamente. El confinamiento y las medidas tomadas por los Estados para preservar nuestra salud nos han obligado a compartir con las personas de la familia muchas más horas que las que estábamos acostumbrados y esto ha detonado aspectos de nuestra relación con ellos que no conocíamos o que atenuábamos por el corto tiempo que pasábamos juntos. Todo esto tuvo un impacto en nuestro día a día mucho mayor que el que nos hubiéramos imaginado, trabajar en casa, todos, no resultó tan fácil, que los niños tuvieran sus clases de la escuela online tampoco fue fácil de acomodar, los momentos que quizás teníamos para Nosotros ya no existían, nuestros roles se sobrepusieron de tal manera que empezamos a hacer todos de todo. Esta parte logística fue sencilla al lado de la que sucedía en cada uno de nosotros sin darnos cuenta. Considero que casi todos para no generalizar, empezamos a preguntarnos qué era lo más valioso, la respuesta para la mayoría fue la salud, que es obviamente lo que se resquebrajó por la pandemia y más temíamos perder, pero además de eso comenzamos a mirar más de cerca nuestros vínculos más próximos, aquellos que quizás dábamos por sentado que estaban bien. La familia como célula embrionaria fundacional de la sociedad, es también nuestra primera escuela de valores y primera fuente de sentido, y había que trabajar en ella diferentes aspectos descuidados por rutinas que no permitían que nos miráramos, conociéramos,
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ARTÍCULO independientes, pasaron a ser totalmente dependientes ya que son los más vulnerables a contraer el virus, no es fácil para ellos recurrir a la tecnología, tuvieron que resignarse a seguir las reglas establecidas y sentir la soledad de estar rodeados de una familia ocupada, cada uno en lo suyo. Empezaron a deprimirse, preguntarse sobre la muerte como posibilidad mucho más que antes. Todo esto sucedía y había que asumir la incertidumbre de alguna manera.
comprendiéramos. Uno de los temas más importantes fue la comunicación, cómo nos estuvimos comunicando y cómo la coyuntura nos obligó a hacerlo. Al compartir el espacio todo el día y la noche, tuvimos que aprender a dialogar con todos los miembros de la familia, algo que probablemente no hacíamos.
En un momento, que aún no podemos definir cuando fue, apelamos a nuestra espiritualidad y empezamos a ser muy creativos sobre la actitud que debíamos tener cada uno y todos como familia, para tratar de vivir cada día de la mejor manera posible. Empezamos a agradecer cada día, juntos, el hecho de estar bien, tener trabajo, cada uno debe decir de qué está agradecido, descubrimos juntos cuanta riqueza existe en nuestra vida que no habíamos notado y ahora es relevante, muchas risas y comentarios simpáticos nos alegran esos momentos.
Con la pareja empezamos a percibir interés o no a los temas de la organización del hogar, para eso la comunicación debía ser clara y los planteamientos realistas, de esa manera podríamos consensuar en cómo sería nuestro día a día. Este diálogo debió ser empático comprendiendo las necesidades de cada uno de los miembros de la familia. Comprendimos que estábamos del mismo lado de la cancha, aquí no había competencias sino el mismo equipo encontrando las mejores estrategias para salir adelante. Luego y no menos importante nuestras emociones, los niños sin comprender el aislamiento de sus amigos, sus abuelos, hubo que explicarles y recurrir como en casi todo a la tecnología, sin embargo, les hacía falta el abrazo, el contacto físico que es tan importante. Los adultos mayores acostumbrados a ser
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ARTÍCULO Empezamos a rezar juntos por las personas que perdieron la vida y eran amigos, parientes, padres de amigos, abuelos de algún conocido, inclusive rezamos por los desconocidos y sus familias. Empezamos a conocernos, y a saber que algunas veces queremos estar a solas y debemos permitir y respetar que cada uno tuviera su espacio y momentos de soledad y silencio, momentos de hacer algo solos, como mirar el atardecer o simplemente mirar el techo de la habitación. Empezamos a tener todos algún tiempo con la abuela, nos dimos cuenta que ella necesitaba que la tuviéramos al tanto de lo que nos sucedía, ella vive y le encuentra sentido a su vida a través de nuestros logros, alegrías, consolándonos si estamos tristes y acompañándonos si estamos preocupados, ahora valoramos sus consejos y amamos su compañía. Notamos como esto hace que se sienta mucho mejor. Empezamos a contribuir con personas o grupos que necesitan ayuda, ollas comunes, revisamos nuestros closets cada cierto tiempo y vamos encontrando muchas prendas de ropa que usamos muy poco y las donamos para los que están pasando frio. Empezamos a comprarle a los nuevos emprendedores que por la pandemia perdieron sus trabajos y decidieron reinventarse, hoy miramos con empatía a aquellos que tienen menos que nosotros y están pasándola mucho peor. En nuestros trabajos, aunque ya teníamos aportes ad honorem estos se multiplicaron. Finalmente, hoy todo funciona más o menos bien, aprendemos a respetarnos, sabemos que podemos discutir y no estar de acuerdo en todo y que la paz y la armonía permanente no existen, Seguimos con la incertidumbre de no saber cuándo podremos volver a la vida que teníamos
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antes, en realidad nunca lo haremos, somos personas distintas y nuestra vida no volverá a ser como antes, nos conocemos más, nos amamos más, crecimos y entendemos lo fuertes y valiosos que somos como familia y como sociedad si nos unimos y miramos al otro con amor, comprensión y empatía. En este camino comprendo más que antes, que somos nuevos cada día y a cada instante y por eso la convivencia es tan entretenida o complicada depende de cómo la veamos. Viktor Frankl nos dice “De un modo u otro, toda situación nos brinda la posibilidad de una realización de valores, ya se trate de valores de creación o simples valores de actitud. No hay en la vida ninguna situación que el hombre no pueda ennoblecer haciendo algo o aguantando (Goethe). Y aún podríamos afirmar, en rigor, que el padecer representa ya un “hacer”; siempre y cuando se trate de un verdadero padecer, de aguantar un destino que no puede hacerse cambiar mediante la acción o evitarse por omisión, únicamente en estos casos de “auténtico” padecer puede hablarse de una aportación del hombre, únicamente este padecer inevitable es un padecer pleno de sentido” Frankl, Viktor Psicoanálisis y Existencialismo 3ª edición, 166 s
Sylvia Mendoza Peñas
Consejera en Logoterapia Life Coach y Coach Ejecutiva
ARTÍCULO
BALANCE NECESARIO EN TIEMPOS COMPLICADOS
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os años de cambios que el mundo nos ha lanzado sobre la cabeza, y los cambios constantes a veces no nos permiten reaccionar si no nos detenemos o si los vemos con temor. Y acá estamos, sin embargo, todo lo idílico que surgió al empezar el confinamiento mundial encontramos ahora que aquello fue una ilusión, hermosa, pero que cayó nuevamente en lo cotidiano del ser humano. Veíamos animales silvestres circulando por las playas, por las avenidas, curioseando en las casas y nos volvimos a dar cuenta de cuánto el ser humano no es amigable con esa naturaleza llena de sentido. Y volvimos a sentir una paz enorme desde nuestro confinamiento, le fuimos encontrando sentido, nos parecía justo que los delfines, los venados, los pelícanos, estuvieran libres y curiosos tratando de aprovechar los espacios que normalmente les eran esquivos o riesgosos. Es tan natural como eso, dejamos espacios libres y son ocupados por otros seres vivos ansiosos de vivir plenamente. Y sentimos que valía la pena estar encerrados no sólo para cuidarnos sino para permitir a esos seres vivir con libertad, y ya nos decíamos que esta realidad nos estaba humanizando, que regresaríamos cambiados y listos para el futuro. Y sin embargo a medida en que todo fue volviendo a la “normalidad”, la que nosotros hemos consagrado como normalidad, volvimos a salir, a ocupar espacios, a cuidarnos a medias a buscar juntarnos a veces con un desenfreno que nos dice nuevamente lo poco racionales que podemos ser. Y no me refiero con esto a la natural necesidad de juntarnos, de tomar aire, de caminar, de sentirnos libres, sino a la otra, a la que a veces lleva a grupos e individuos a cerrar los ojos y gozar al máximo sin parar, sin medir, sin sopesar el riesgo en el que ponemos a los otros o a nosotros mismos con algunos actos en nombre de nuestra “libertad”. Reacciones que no tienen que ver solamente con el rechazo al confinamiento sino con la desesperación por olvidar, por acelerarnos, por encontrar en una noche tal vez el sentido que no encontramos en un mundo carente la mayor parte de las veces de ese sentido.
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En esa medida se ha convertido en un acto de solidaridad colectiva y de responsabilidad no solo el vacunarnos, sino el cuidarnos para evitar el contagio no solo por nosotros sino por todos lo que entren en contacto con nosotros. De contribuir, de aprender algo para darlo, de buscar ser mejores para que todos lo puedan disfrutar, de sembrar condiciones para vivir todos mejor.
Es por esto que vemos que cuando hay un riesgo colectivo como lo ha sido y lo es la pandemia salió lo mejor pero también a veces lo más complicado de nuestra forma de ser, y es en esos momentos y a la luz de nuestro trabajo con el sentido que debemos evaluar con el corazón la importancia de lo que nuestros actos significan para los otros, para el prójimo que no es solo parte de los nuestros sino ese otro que es parte de todos y que no siempre conocemos o apreciamos porque no es igual a nosotros. La consecuencia en todos los ámbitos de acuerdo al sentido que pregonamos debe notarse en ese equilibrio entre lo decimos y lo que vamos siendo. Contribuir a la salud colectiva, así como contribuir pagando impuestos o contribuir ofreciendo algo a la sociedad no es siempre retributivo, ese carácter debe ayudarnos a abrir nuestra mente y sobre todo nuestro corazón para aceptar que somos parte de un todo. Contribuir para que todos aún aquellos a los que no conocemos se beneficien, he ahí el bien común, concepto que a veces nos cuesta reconocer o al menos llevarlo a la práctica. Ser generosos con el ser humano y la naturaleza no es necesariamente con el prójimo que tenemos a nuestro alcance y que más se parece a nosotros. Es ser capaces de hacer algo por el otro, por la humanidad, por el ser humano de carne y hueso que late, sufre, sueña igual que nosotros y poder
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darle luces para que se acerque a su sentido de vida si se relaciona con nosotros.
El encuentro con el otro debería ser una oportunidad de vivir el sentido y que nos entendamos y nos amemos a nosotros mismos como entendemos y amamos a nuestro ser más querido, como entenderíamos y amaríamos a un padre a un hijo. A nuestro mejor amigo. Hagamos un propósito ahora y estemos abiertos a que se conozca lo que podemos dar. Lo que podemos soltar y hacerlo, y tener la certeza que mientras más soltamos más recibimos a cambio. Ser tanatólogos o logoterapeutas es ayudar a encontrar el sentido, en esa medida todos nuestros actos deberían ser consecuentes con esa vocación y, lo que tratamos de iluminar en nuestros acompañados, que sea también una luz que ilumina nuestro propio camino. Que lo difícil de la situación que atraviesa la humanidad nos humanice más y nos permita transmitir humanización.
Yolanda Borrea Tejera Educadora tanatóloga Diplomada en Logoterapia Consejera
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TIEMPO DESPUÉS En la vida existen sItuaciones para las que no estamos preparados Muchas reuniones se quedaron en el pendiente, las escuelas sin la bulla, risas y juego de niños y adolescentes, los centros comerciales se cerraron, las calles vacías. Jamás pensamos que una experiencia como esta iba a ser parte de nuestras vidas y recuerdos. Han pasado 20 meses desde que nos aislamos y tuvimos que vivir tantas emociones que no conocíamos frente a una situación tan extrema, a la que cada uno tuvo que ponerle el sentido que fuere frente a la realidad. Pensar en todo lo que vivimos es parte de lo real y que ahora vive en el pasado y que se conserva de manera irrevocable, experiencias desconocidas frente a la incertidumbre. Hace algunos meses venía a mi mente cómo me sentía al salir a la calle hacer compras necesarias, miedo de no contagiarme, cuidar a mis seres que estaban conmigo, mis padres, personas amadas de la tercera edad, mis hijos otro grupo en riesgo. Tenía que tener todos los cuidados al salir y al volver. Las calles con un ambiente extraño, los almacenes se cerraban temprano todo quedaba en silencio. No teníamos la libertad de ir y venir a nuestro antojo, a donde quisiéramos, con las personas que nos guste. Ya todo cambió. Todo dependió de la actitud con las que cada uno supimos afrontare este momento doloroso, como bien lo dice Viktor Frankl. Tuve que reconstruirme, modificar algunas formas de vivir, siempre viéndole el lado positivo a la pandemia, siendo “activista”, guardando cada recuerdo, conservándolos con gozo, porque la vida hay que vivirla intensamente.
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¿Por qué sentir nostalgia de las situaciones vividas?, lo importante es lo vivido, los sentimientos que hemos sentido, el amor que hemos dado y recibido. Los recuerdo que lleguen deberán estar acompañados siempre de una sonrisa. Así son los de la pandemia, recordar los momentos vividos con mis hijos, ya más tiempo para compartir, para conocernos, saber que les gusta y que no. Nostalgia se debe tener de lo no vivido, que sólo queda en un anhelo. El mundo no se detiene sigue pese a cualquier situación que se vive, como refiere Buscaglia (1984) el mundo va a seguir su curso, con o sin ti. El hecho es cómo lo afrontemos, siendo felices, espontáneos, diversos, soñadores, todo esto
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no tiene precio sólo la voluntad de hacerlo en cualquier momento dado y así le damos sentido a lo que estamos viviendo. Viendo desde este instante de mi vida, los momentos vividos hace un año atrás, hago un balance de mi existencia en este mundo, me siento gozosa de los momentos vividos, porque así los he vivido en grande he disfrutado de cada circunstancia que se ha presentado, he aprendido a sonreír con los ojos, a abrazar con una sonrisa. No estuve preparada para esto, pero somos seres en contante aprendizaje, así podemos caminar por estos momentos para los que no estamos preparados.
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Volví a mí misma, a desarrollar mi individualidad, a la creatividad, a soñar en grande, a poner en práctica, la compasión, a estar satisfecha con mi vida. Y a creer nuevamente, conocí a Tatiana Arias y ella dice que si tu corazón lo soñó es porque ya te pertenece. Sigamos soñando para que nuestro espíritu vuele.
Celinda Villarreal Sánchez
Psicóloga Clínica Logoterapeuta Estudió la Formación Internacional en Logoterapia y Análisis Existencial en Holding Dau Perú
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HERRAMIENTAS PARA CERRAR EL 2021 Y DARLE LA BIENVENIDA AL 2022 POR TIZA MARTÍNEZ
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Si estás leyendo esto eres uno de los afortunados, al igual que yo, que sobrevivió un segundo año de pandemia. Eres uno de los afortunados que tiene ojos que le permiten leer este artículo y cerebro que vincula las letras transformándolas en ideas; eres un afortunado con un medio virtual lleno de información a alcance de la mano. Digo esto porque muchas veces nos revolcamos en la acequia llena de barro de la queja y no nos damos cuenta del manantial cristalino, lleno de vegetación y mariposas que nos espera un poquitito más allá. Sólo hace falta levantar la vista y avanzar unos pasos. Sólo hace falta distanciarnos y ver la figura más grande; cambiar de perspectiva. ¿Qué herramientas están a mano para cerrar este año? Primero: SOLTAR Sin vaciar la taza no hay posibilidad de llenarla
de té. Hay infinidad de formas de soltar. A continuación, un ritual muy sencillo. Un ritual es una serie de acciones realizadas principalmente por su valor simbólico y emocional. Recordemos que siempre la emoción supera la razón. Racionalmente pensamos que algo que no nos gusta puede ser lógico o bueno para nosotros, pero no podemos evitar sentir la emoción del enfado o del miedo, por ejemplo. Es por eso que los rituales funcionan.
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acia el término de cada año nos sentimos con ganas de hacer un balance. Nos damos cuenta que hubo pérdidas y ganancias. Algunos años perderemos más, tendremos duelos importantes y otros años serán años grabados en nuestra memoria por estar llenos de momentos gratos: si fuimos a la fiesta de promo; el año en que encontramos el amor; cuando conseguimos ese trabajo que ansiábamos; el nacimiento de nuestro primer hijo… No siempre quedamos “taz” con “taz” pero llegamos al comienzo del siguiente año con ilusión y esperanza.
Lo primero: NO HAY NADA QUE SE “DEBA” HACER, son unas recomendaciones que pueden modificarse de acuerdo a tus propias creencias. 1. Regálate dos horas para ti. 2. En un papel anota o dibuja todo lo que sientes que ha sido negativo en el 2021. Detállalo. No sólo hechos sino actitudes tuyas, emociones, momentos feos, etc. TODO lo que puedas pensar. Date el tiempo. 3. Nos valdremos de los elementos de la naturaleza. El papel y su contenido va a significar lo sólido, la tierra. Lo enrollamos y, sobre un material no sintético como un plato de loza o vasija de metal, le prendemos fuego. El fuego hace alquimia y trasforma. Vemos cómo el humo se disuelve en el aire mientras sentimos que todo lo que contenía el papel también se va. Finalmente botamos lo que quede de cenizas en agua que corra (en el mar, en un lavadero, etc.). Hacer que termine de irse. 4. Agradecemos las enseñanzas y notamos “los date cuenta” del año que termina.
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ARTÍCULO ARTÍCULO Segundo: ESTABILIZAR Ya hemos soltado, no tenemos que esperar a fin de año. Podemos vivir soltando. Al soltar a veces nos sentimos movidos y toca estabilizarnos. Vamos a lograrlo con un ejercicio sencillo de respiración. Los beneficios de las prácticas de respiración milenarias tienen el aval de investigaciones recientes. En el Neurophysiology Journal se publicó hace dos años que el cerebro reacciona de forma distinta cuando cambiamos voluntariamente la manera de respirar. La actividad cerebral cambia si creamos a voluntad ritmos respiratorios que llegan a organizar las oscilaciones que se producen en la corteza cerebral. En sencillo, si las emociones y pensamientos alteran nuestra respiración, nosotros podemos modificar nuestra respiración para cambiar nuestras emociones. Las ventajas son claridad, atención, concentración, estabilidad y, a la vez, contribuir con la alcalinidad de nuestro cuerpo debido a la oxigenación (un cuerpo más alcalino es un cuerpo más sano). La respiración profunda purificatoria consiste en botar todo el aire, inhalar por la nariz muy profundo empezando por el estómago, luego llenando el pecho y finalmente llevando los hombros arriba y hacia atrás. Retemos. Soltamos lento por la boca todo el aire hasta quedarnos vacíos completamente. Repetimos. Lo ideal es hacerlo al menos dos minutos cada mañana o antes de dormir. Tercero: ENFOCAR Toca ahora reestablecer nuestro poder, nuestro valor, nuestra autoestima. Juntar todas nuestras fuerzas y enfocarnos en que el 2022 sea el mejor de los años, con todo lo que traiga. Nuevamente buscas un rato para ti. Te regalas un cuaderno de notas lindo que empieza con tu plan de vida, tu hoja de ruta y hacia dónde quieres ir. Sé que vivo diciéndoles que lo ideal es estar en el aquí y ahora. Me ratifico, siempre debemos traernos al momento presente. Pensar menos y sentir más. Adicionalmente, es importante dedicar un tiempo para tener clara nuestra menta o no vamos a ninguna parte.
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ARTÍCULO ARTÍCULO Dau - Escuela de Vida
A dónde va nuestra atención, nuestra energía. En la primera hoja dibujaremos también una flecha. En la punta escribiremos nuestra meta. Cuando lanzamos una flecha, ya no controlamos NADA: ni el viento ni cualquier otro factor que pueda desviarla. No podemos agarrarla para corregir su rumbo, solo tenemos que confiar en que apuntamos bien. No nos apegamos al resultado. Y si no le damos a la diana, podemos aprender una lección y volver a intentar. Digo que nuestro plan va a estar en la primera hoja para poder revisarlo y cambiarlo a lo largo del 2022 si es necesario. Y en las siguientes hojas podemos crear un diario de agradecimiento que es una herramienta muy poderosa para cambiar nuestra perspectiva de la vida. Sólo necesitamos anotar cada noche 3 cosas que nos han hecho sonreír o nos han dado gusto en el día: una ducha deliciosa, la conversación con un amigo, un paseo por el parque, todo vale. Al igual que llenamos nuestra casa, calle, etc. con luces de navidad, prendamos nuestra luz interna. Si nosotros prendemos la luz, no solo veremos más claro el camino por el que andamos, sino que haremos que las personas que están cerca también lo vean mejor. “Aunque nada cambié, si yo cambio… todo cambia” Marcel Proust
Tiza Martínez
Tanatóloga Acompañante en procesos de pérdida, mediante la práctica de la compasión y la escucha activa Profesora en Mindfulness y Tanatología Centinela de Vida Fundación Humanizando
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ARTÍCULO Dau - Escuela de Vida
ÁNGELES CAÍDOS EN TIEMPOS DE COVID-19.
La urgencia de una mirada existencial colectiva
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on motivo de la pandemia por COVID-19, es profusa la difusión de artículos periodísticos y académicos con relación al trauma que esta situación provoca, con un foco analítico colocado inicialmente en los grupos que han constituido la primera línea, dado su duro batallar y exposición directa al virus, en ocasiones hasta mortal. Hoy también es innegable que el trauma se extendió silenciosamente a otros grupos vulnerables, golpeados por el contagio y la precarización de las condiciones de vida. Merece, en ese sentido, recordar la alerta del jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedro Ghebreyesus, en el sentido que el planeta deberá afrontar en los próximos años “un trauma masivo, que está más allá de toda proporción, incluso más grande del que experimentó el mundo después de la Segunda Guerra Mundial”. Desde ya notamos como en estos tiempos de pandemia se ha instalado una suerte de estrés, con rasgos de depresión y ansiedad; apreciación nítida en el quehacer cotidiano fuera y dentro del acompañamiento terapéutico individual, y que hoy también tiene un alcance colectivo a pesar de que dicho cuadro clínico social no está bien visibilizado y en cierta media se relativiza por la urgencia de “sobrevivir” frente al virus y frente a la pobreza. La relativización, por cierto, va desde estamentos decisionales que generalmente constriñen la mirada a enunciados y normativas
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ARTÍCULO relacionadas con la salud mental (que solo llegan a lo epidérmico de esta crisis emocional masiva sin precedentes), hasta una cobertura mediática que se activa para cubrir episodios vistos aisladamente, casi siempre con doloroso morbo, tal como ocurre también cuando la precarización de la calidad de vida es expuesta “sin filtros” en las pantallas noticiosas. En relación con lo anterior, lo más apropiado es referirnos a trauma psicosocial en la forma en que es presentado por Ignacio Martín-Baro, quien hace referencia al impacto que tiene un hecho perturbador de gran envergadura sobre la sociedad, con efectos particulares en cada individuo y donde el hecho perturbador actúa no sólo como causa, sino como elemento permanente de esta patología. La guerra, los genocidios, los desastres y las pandemias son hechos perturbadores; en los dos primeros hay un exprofeso deseo dañar y desmoralizar, y los dos últimos, aunque no son atribuibles a la intervención humana en cuanto a su ocurrencia, si lo son en cuanto a las acciones que se deben tomar para superar el daño material y mental.
de pertenencia a una humanidad nueva que converge en torno al dolor, en torno a la pérdida, para luego avanzar hacia la resignificación, hacia la esperanza, hacia una mejor humanidad. Reconocimiento colectivo del dolor y de la pérdida desde una mirada existencial.
Es esencial definir cómo y desde qué fuerza interna y externa vamos a afrontar el tiempo venidero, y cuál será la actitud con la que nos conduciremos respecto a nosotros mismos y De tres ejes propuestos por Martí-Baro respecto a los otros. Esta es la reflexión tomada para reconocer los síntomas de una sociedad en préstamo de Mauricio López4, secretario afectada por el trauma psicosocial, al menos dos ejecutivo de la Red Eclesial Panamazónica se constatan hoy: la violencia, que para el caso (REPAM), a la que es imposible no suscribirse es la omisión (o mala gestión y negligencia desde en respuesta a la interrogante por él mismo algunos Estados, o lo que es peor, premeditado planteada: ¿Cuál es el sentido de la vida hoy, en aprovechamiento) y la mentira institucional que contexto de crisis sanitaria? Y la respuesta a desnaturaliza la realidad (en lo que nos convoca, que nos atrevemos, desde estas líneas, es a la se traduce en varias formas de ocultar o soslayar de sentirnos parte de una experiencia vital de la dimensión del malestar colectivo, de no querer dolor humano que pasa por asumir una actitud ver el dolor y menos de condolerse genuinamente). de esperanza, en un mundo posible más allá de El tercer eje sería el de la polarización social en la pandemia. torno al manejo de la emergencia, cosa que no se Probablemente estamos hoy rosando esa advierte de manera clara, probablemente porque experiencia vital del dolor y haremos bien, prevalece un sentir de que la pandemia nos ha arrebatado seres queridos a unos y a otros; sentir desde nuestra modesta tribuna cotidiana de que no es expresado socialmente o que tal vez se impostergable compromiso social, en terapia y fuera de ella, en reconocer que no solo se trata de encuentra represado. una experiencia individual sino también colectiva, De cara a una respuesta de trascendencia ni más ni menos. De allí la insistencia en la mirada social, es útil que esta energía sea canalizada amplia y abarcadora, de revalorización de una hacia la aceptación grupal y colectiva de la pérdida, sociedad que está en busca de su sentido. y asumida sentida y vivida como expresión
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ARTÍCULO Dau - Escuela de Vida
Si bien la actual pandemia no supone bombas, destrucción de ciudades, ni campos de concentración, sí destruye -mediante el arrebato súbito de vidas- proyectos, sueños compartidos, ganas de seguir. Vemos como muchos seres queridos parten y sentimos que se han ido los mejores, porque si la pandemia les quito el latido vital, su sufrimiento los revistió de cierta luz y humanidad que nos invita a pensar en ellos como ángeles caídos, y por lo tanto dignos de los mejores homenajes, de ser recordados siempre, de ser testimoniados como protagonistas de estos tiempos. Así, la Memoria y el reconocimiento de lo sucedido, será simiente de sanación para un futuro distinto y mejor del colectivo humano que se reconoce como tal. Y hablar de Memoria no es un asunto postergarle o al que hay que dejar que resuelvan las generaciones de la post pandemia. Lo entienden así sociedades como la argentina, chilena y española, por mencionar solo algunas, donde iniciativas como la “Marcha de las Piedras”, el “Día de la Condolencia y el Adiós”, y el “Memorial del coronavirus: Despedidas por una pandemia”, respectivamente, se convierten en emocionados espacios para un reconocimiento socialmente extendido del dolor, lo que coadyuva con avanzar hacia esa esperanza que, por ser colectiva, suma, cohesiona y conforta. Es deseable que algo así ocurra en el Perú y por cuenta, fundamentalmente, de la sociedad civil como ha ocurrido en los países aludidos. Sin duda, el momento es crucial para encender en nuestro país la llama del activismo existencial, honrando a nuestros caídos y a nuestros dolientes.
Luis Miguel Escala
Psicólogo social en la administración pública del Perú Psicopedagogo Voluntario del programa Te Escucho
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EL RECUENTO DE LOS DAÑOS O RESILIENCIA.
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uando un periodo de tiempo se cierra usualmente es porque se ha completado un ciclo y todo lo vivido en ese lapso queda como parte de los recuerdos, las experiencias y lo que llena nuestro espíritu, y va dando significados a nuestra vida.
buscando nuevas metas a seguir, ideales que alcanzar; el cambio y el movimiento es lo que inyecta de vida a cada momento.
Las experiencias vividas en cada ciclo, tanto positivas como negativas, van desarrollando en nosotros la capacidad de tolerar la frustración, de Abrir y cerrar ciclos, dejar ir, hacer duelo y tener renunciar a lo que no se puede alcanzar y tener gratitud. ¿No es esto de lo que se trata la vida? gratitud respecto de aquello que sí fue logrado. Es El ser humano está en constante renovación, decir, nos llevan a crecer en todos los aspectos.
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Es inevitable entonces para cada uno de nosotros hacer un recuento de lo experimentado, lo vivido y aprendido durante el ciclo 2020 y 2021. Uno de los sentimientos más importantes para poder crecer y amar es la gratitud, siempre que hay gratitud hay esperanza en lo bueno. Si hemos llegado hasta este momento en el tiempo y el espacio, tocará hacer ejercicio de gratitud, por lo que hemos recibido y por lo que se nos ha negado, pues en ambos casos hemos tenido experiencias positivas o negativas que se han convertido en aprendizajes para enfrentar la vida con una mirada nueva. Es así como logramos un balance entre lo bueno y malo y dejamos ir aquellas que ya no pertenecen a este momento, hacemos un duelo. Liberamos energía que queda a disposición para encontrar otra liga, otro ideal, otro comienzo. Estamos en el umbral de iniciar un nuevo año, un nuevo ciclo, recorriendo la existencia de atrás hacia adelante, conectando cada experiencia para lograr la propia historia y con la capacidad y entendimiento que se sigue escribiendo en esa hoja en blanco para conformar los siguientes capítulos. Parte de la salud emocional está en poder contar nuestras historias fluidamente con todos sus matices, que ciclo a ciclo se tejan los capítulos para que formen un continuo que se seguirá desarrollando con gratitud hacia lo que fue, y entusiasmo por lo que se escribirá. Para ello es necesario hacer el balance, y dar paso a cerrar ciclos con serenidad, recuperando la riqueza de lo vivido y agradecer. ¿Por qué no podemos cerrar ciclos? Nuestra mente se queda atrapada en momentos pasados que conforman ciclos a los que ya no deberíamos pertenecer frenando nuestro propio avance y truncando el presente. A todo esto, se le llama apego, que es el vínculo afectivo que nos ata a cosas o personas. No se trata de olvidar, sino de descubrir la evolución dentro de uno mismo para poder seguir avanzando a pesar de la pérdida sufrida. Cuando esto ocurre comenzamos a recordar con cariño, pero no con necesidad,
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ARTÍCULO
podemos agradecer por lo que fue y no sufrir por lo que ya no es, logramos asimilar la pérdida como una experiencia para crecer y aprender, no como una caída que nos volvió más débiles. Para la Logoterapia yla Tanatología, es importante el efecto que otro tipo de influencias tienen sobre la mente, por ejemplo, los rituales, técnicas, procedimientos o creencias sobre los ciclos y su cierre. Es por eso que, en ocasiones, una serie de pasos que implican recordar y sufrir, ayudan mucho a perdonar, desapegarse y sanar; la mente es muy poderosa y si uno piensa en sanación, obtendrá sanación. Te comparto algunos pasos para poder hacer un balance con más eficiencia y puedas dar paso a la Resiliencia con todo lo que hemos vivido como humanidad en este 2020 y 2021.
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1. Recuerda con detalle lo experimentado en el proceso y nota y anota lo más relevante para ti. 2. Perdona y perdónate por lo que creas que sea necesario para liberarte de sentimientos, sensaciones, emociones y percepciones que te impidan continuar. 3. Ríndete. Es imposible que encuentres una explicación o respuesta a todas las preguntas que te lleguen a la cabeza, así que intentar contestarnos todos los signos de interrogación que surjan de una pérdida o abandono no disminuirá en ninguna medida lo que sentimos. Aferrarse a querer entender exactamente lo que sucedió y la razón de que sucediera, solamente nos desgastará incontrolablemente, llevándose todas las fuerzas que nos quedan para lograr
ARTÍCULO ARTÍCULO Dau - Escuela de Vida
cerrar el ciclo en verdad. 4. Acepta. Existen cosas que quedan fuera de nuestro control, no intentes cambiarlas porque llegará a ti una inmensa frustración. El mejor camino para lograr aceptar lo que ya nos pasó, es dejar de pensar en posibilidades distintas. El tiempo no regresa, lo hecho, hecho está. 5. Despídete y suelta. Cerrar círculos y etapas en la vida es un desafió a saltar al vacío, a lo incierto, Cecilia Cedillo a lo desconocido, aun cuando sea algo elegido Psicóloga Clínica por uno mismo. Si no puedes solo, pide ayuda, Psicoterapeuta Gestalt transitar en compañía este proceso puede ser la Logoterapeuta y Tanatologa mejor opción y en Dau, escuela de vida tenemos Prevención de adicciones y Kinesiología educativa opciones para darte apoyo. Voluntaria del Programa Te escucho de Dau Holding Group
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ARTÍCULO
MI BALANCE SE LLAMA
TRANSFORMACIÓN Si mi vida presente fuera un lugar sería un parque de diversiones, y eso lo supe desde enero cuando me escribió un ser especial para preguntarme como me veía en este año 2021, a lo cual, y dado el remolino emocional en el que me encontraba en ese momento le respondí que mi vida parecía un parque de diversiones, a veces con picos emocionales como los que se generan con el movimiento de una montaña rusa y a veces con momentos de calma como cuando la montaña rusa se encuentra estacionada. Y de repente, gracias a esa pregunta me di cuenta que no tenía claro cuando había entrado a ese lugar, también me di cuenta que era un parque de diversiones al que entré sin comprar boleto; es decir se trataba de un lugar abierto al público, al que me ordenaron entrar y sin más preguntas, yo cumplí la orden; y eso fue el jueves 19 de marzo de 2020, cuando se decretó un simulacro vital en la ciudad de Bogotá, como medida preventiva para prepararnos ante una eventual crisis del sistema de salud como consecuencia de la pandemia COVID-19. Previo al ingreso me informaron que esto sería hasta las 11:59 P.M. del lunes 23 de marzo; sin embargo, este simulacro se convirtió en una serie de cuarentenas ininterrumpidas que para mí terminaron hasta finales de mayo de 2020. Según mis recuerdos puedo decir que para ese entonces me encontraba tranquila, acompañada de música de relajación, en un cuarto con vista al jardín, que me inspiraba el recuerdo de la finca donde crecí rodeada de verde natural, con el tiempo distribuido de forma equilibrada entre el trabajo, el estudio y la vida personal y familiar. Según los apuntes de mi diario cuando empezó la cuarentena estricta tuve la sensación de haber tenido muchas horas de entrenamiento previo, se vino a mi mente la emoción de haber vivido muchos momentos de aislamiento preliminar, unos forzados por diferentes situaciones y otros porque sentía esa necesidad de estar sola en el silencio de mi habitación. También tuve la sensación de preguntarme sobre los sentimientos de Ana Frankl en su aislamiento durante el holocausto, siendo una niña aislada y escondida, y tuve la sensación que yo estaba aislada pero no escondida. Con la cuarentena llegaron cambios no previstos en lo laboral, y hoy puedo decir que, en aras de la adaptación al cambio, de la solidaridad del momento, de la contingencia
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ARTÍCULO
Llegaron una serie de reuniones diarias por zoom, por video llamada, una lista de tareas nuevas, largas jornadas laborales, niveles de estrés muy altos y esa tranquilidad de la entrada inicial al parque se fue transformando sin darme cuenta a qué velocidad, en caos, ese caos que se siente cuando se está perdido en medio de la multitud, el caos que se siente cuando la vida nos enfrenta a un callejón sin salida. Aclaro que yo no era consciente en ese momento que había entrado a un parque de diversiones, donde parecía que la única diversión existente era la montaña rusa y que la mayor parte del tiempo estaba en su pico más alto. Aunque admito, algo bueno de la vida en el parque, era que podía consumir los alimentos recién preparados y tener algunos momentos de receso, que, aunque muy pocos, fueron agradables en compañía de una abuela de 80 años y de una compañera de apartamento que dejaron una huella en mi corazón, porque se trataba del único espacio en el que me bajaba de la montaña rusa mientras se programaba la nueva ruta. En esos momentos, hablamos, cocinamos, jugamos, reímos, brindamos y también lloramos.
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mundial, no fijé límites y entonces en ese parque me perdí.
Sin embargo, seguía en mi montaña rusa emocional, no lograba tener el tiempo para hacer bien los trabajos académicos y eso me frustraba, extrañaba a mi familia, cada día estaba más sensible, más irritable, más solitaria. Con el pasar de los días, se me quitaron las ganas de llamar a las personas con las que habitualmente hablaba, solo sobrevivió mi familia primaria y unos dos o tres amigos, los demás ya no están, no sé si volverán, tampoco sé si quiero que vuelvan. Mientras estaba en el parque tuve momentos donde sentí unas profundas ganas de llorar, pero justo en ese instante recibía una llamada que anunciaba una nueva elevación de la montaña rusa, y entonces me decía “no es posible que ni siquiera algo tan básico que es desahogar mi alma, no lo pueda realizar”; ahora sé que era cuestión de no responder el teléfono para recibir una nueva instrucción laboral, ahora sé que era cuestión de fijar los límites de horas diarias de trabajo, ahora sé que si es bueno ayudar y dar más y entender que hay situaciones de la vida que nos exigen más, pero que dar más significa darse más, porque de lo contrario el motor se quema, la polea se revienta, el sistema colapsa. Y entonces decidí, aunque admito empujada por la presión bajarme de la montaña rusa y en junio de 2021 renuncié al trabajo que con tanta gratitud recibí en el año 2019, porque fue la posibilidad de vivir en una ciudad de clima frío, donde conocí personas lindas, me enamoré de los felinos, me adapté muy rápido y encontré un lugar tranquilo para vivir cerca al lugar de trabajo, lo que me permitía desplazarme caminando sin vivir el estrés del transporte público, los disturbios generados en protestas, y el riesgo de contagio por los altos niveles de ocupación del sistema de transporte.
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ARTÍCULO Seguí en el parque, pero sin esa atracción y eso implicó de nuevo otros cambios, empacar de nuevo, volar de nuevo, en un vuelo con escala en mi casa familiar, una escala con hora de llegada, pero sin conocer la hora de salida y sin identificar el lugar de destino. A noviembre de 2021 tampoco conozco el lugar de destino, solo sé que me encuentro en una escala que ya lleva 5 meses, donde puedo decir que he conocido otras formas de trabajo, otras formas de relacionamiento laboral, otras posibilidades a partir de los conocimientos, experiencia y recursos disponibles actualmente. Es un presente que se parece a aprender a empezar de nuevo, sé que mi reto personal, sigue siendo fijar límites, ser amiga de mi cuerpo, ser amiga de mi espíritu, ser amiga de mi familia, amiga de mis amigos; este presente se parece a siembra, se parece a un nuevo parque, pero esta vez un parque con menos diversiones extremas, este es un parque de diversiones, sin costo de entrada, donde nos reservamos el derecho de admisión, algunas personas pueden solo recorrer el parque, sin disfrutar ninguna de las atracciones, otras quizá se lancen a la aventura y les permita conocer parte de la inmensidad del mismo, y otros quizá descubran el océano interior que alberga mi espíritu. Es decir, este es un presente en el que YO SOY EL PARQUE, y este parque apagó algunos motores y tiene encendidos los necesarios para vivir, para recuperar la salud, esa que se afectó por sobredosis de adrenalina y cortisol. Poco a poco los motores se están encendiendo de nuevo y la esperanza acompañada de la acción me conduce al sentimiento de saber que en esta siembra la cosecha será compartida con otras personas; las que siempre están presentes mi familia y los amigos que sobreviven, los amigos nuevos, los seres que me hacen preguntas como la que inspiró este escrito y que se convierten en un rayo de luz, los que aparecen y desaparecen pero siempre permanecen, yo creo que esas almas son cómplices espirituales con quienes nos conectamos por alguna razón sin que eso implique una comunicación frecuente. En este nuevo parque sé que siempre el espíritu alberga la posibilidad de revelarse en nuevas situaciones y emociones, durante el 2020 viví sensaciones hasta ese momento desconocidas para mí como el síndrome FOMO; la sensación del RENACER cuando se recupera lo perdido, la frustración de asumir los nuevos desafíos que implica recuperar lo perdido; si bien el parque tenía muchos desafíos, fuera del parque también, esto implica la transformación para recibir nuevas emociones que para mí seguirán pareciendo extrañas cuando se presentan por primera vez. En este nuevo parque, siento que me aterra el sinsentido del aislamiento, aislarme de mi, de los míos, de lo que me gusta, de lo que disfruto, de mi esencia, de mi ser.
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ARTÍCULO Dau - Escuela de Vida
Hay cosas que hasta el momento no he recuperado y tampoco sé si volverán, pero las que tengo las disfruto, en este nuevo parque no puedo hablar con extraños en el restaurante; ahora hablo sola; también es una posibilidad dejar que mi imaginación vuele, pensar en los proyectos que tengo entre manos y dejar que las ideas fluyan, el silencio seguro es un buen espacio para ello. Entre las actividades que configuran mi presente están escribir, bordar, escuchar música, organizar, hablar con mi familia y amigos, el programa de voluntariado del programa TE ESCUCHO, que llegó mientras estuve en el parque de diversiones extremas y quiero que se quede para continuar, fue la posibilidad de ayudar desde el lugar que me encontraba, aunque yo también necesitara ayuda, ahora estoy encontrando otros caminos de voluntariado para ayudar en la dimensión empresarial, y así en este parque se están construyendo otros senderos que llevan a nuevos paisajes. En este parque sé que estoy preparada para nuevas experiencias, que traigo aprendizajes y victorias del anterior, porque si bien muy desafiante, quedaron para mí avances en el proyecto de desarrollo personal. Ahora que soy un parque quiero que sea lindo, que sea tranquilo, que sea un espacio de siembra, para cultivar nuevas virtudes, es un parque en remodelación, ese es mi balance - el de la TRANSFORMACIÓN para asumir los nuevos DESAFÍOS. Quiero desde este parque preguntarte si tu presente fuera un lugar, ¿qué lugar sería?, ¿cuáles son los desafíos para habitar ese lugar? y ¿cuáles son las transformaciones que requieres para asumir esos desafíos?
Claudia Caicedo Aranzazu
Consejera en logoterapia Administradora de empresas Voluntaria del programa Te Escucho
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FRASES QUE BRIND “En tres palabras puedo resumir todo lo que he aprendido sobre la vida: todo sigue adelante.”
-Robert Frost
“Por muy larga que sea la a brillar entre
-Khalil G
“No te rindas, por favor no “Memoria selectiva para recordar lo
queme, aunque el miedo mu
bueno, prudencia lógica para no arruinar
esconda, y se calle el vient
el presente, y optimismo desafiante
alma, aún hay vida en tus su
para encarar el futuro”
tuya y tuyo también el deseo
-Isabelle Allende
comienzo nuevo, porque es
moment
-Mario Be La resiliencia no es recuperarse de algo. Es reconstruirse. Las crisis me han desarmado y me armaron de nuevo siendo una mejor versión de mí”.
-Patricia Cabrerizo 58
REVISTA SENTIDOS
“La solidaridad nos salva
nos confirma que la vida tie
sentimos en comunidad y
-Yolanda
DAN UN PROPÓSITO tormenta, el sol vuelve las nubes”
Gibran
“El dolor en el presente se experimenta como ofensa. El dolor en el pasado se recuerda como enojo. El dolor en el futuro se percibe como ansiedad”.
-Deepak Chopra
o cedas, aunque el frío
uerda, aunque el sol se
to, aún hay fuego en tu
ueños. Porque la vida es
o, porque cada día es un
sta es la hora y el mejor
to”.
enedetti
“Si un problema puede solucionarse, si la situación es tal que puedes hacer algo al respecto, entonces no hay necesidad de preocuparse. Si no puede arreglarse, entonces preocuparse no tiene utilidad alguna”.
-Dalai Lama
de la desesperanza y
ene sentido cuando nos
y cuidamos del otro”
a Rojo
“No tienes que controlar tus pensamientos; solo tienes que dejar de permitirles que te controlen a ti”.
-Dan Millman 59
PELÍCULAS RECOMENDADAS
PELÍC
RECOME
“Contagio” (2011).
Sinopsis: Dirigida por Steven Soderbergh (Ocean’s Eleven), Contagio narra cómo el mundo se ve asolado por la rápida propagación de un virus desconocido, que se transmite a través del aire y que es capaz de acabar con una vida humana en pocos días. Mientras el virus se expande por toda la Tierra, los médicos de Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades y los de la OMS inician una búsqueda contrarreloj para encontrar el antídoto contra la mortífera enfermedad, que ya se ha cobrado un sinfín de víctimas en todo el mundo. Mientras, el caos y el pánico reinan en una sociedad cada vez más desmoronada en la que lo único que puede hacerse es luchar por la supervivencia. Curiosidades: A pesar de ser estrenada en 2011, la película se destaca por predecir la Pandemia de Covid-19 surgida en China. Sin embargo, en la película se muestra el virus un poco más fatal.
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REVISTA SENTIDOS
PELÍCULAS RECOMENDADAS Dau - Escuela de Vida
CULAS
ENDADAS
“Virus” (2013).
Sinopsis: : La peor epidemia jamás vista está arrasando Bundang, un suburbio de Seúl. Después de introducir a una serie de inmigrantes ilegales en el país, Byung-woo muere a causa de un virus desconocido. Poco después, los mismos síntomas aparecen en otros residentes de la zona. El pueblo se siente indefenso ante un virus que se transmite por el aire y en el que el número de afectados crece rápidamente, desatando el caos. Tratando de evitar la peor de las previsiones, la ciudad, en la que viven más de 19 millones de habitantes, se prepara para cerrar por completo sus fronteras por órdenes del gobierno. Mientras tanto, el especialista vírico In-hye y el rescatista Ji-goo se adentran en la ciudad para obtener una muestra de sangre del “paciente cero”, una parte crucial de la investigación para tratar de fabricar una vacuna. Curiosidades: La película parte de la paranoia del director, ya que, este siempre debatía con sus amistades acerca de una gripe que sea tan contagiosa que llegue a crear una pandemia.
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PELÍCULAS RECOMENDADAS
PELÍC
RECOME
“Epidemia” (1995).
Sinopsis: En los años 60, un extraño virus con una tasa de mortalidad del 100% y que se transmite por el aire infecta un pueblo de Zaire. Ante un peligro así, los militares optan por bombardear la localidad. 30 años más tarde, el virus mortal reaparece en un pueblo de California. Sam Daniels, un virólogo del ejército de los Estados Unidos, debe encontrar rápidamente un antídoto para impedir la drástica intervención que tiene prevista el ejército. Superproducción de género catastrófico que enfrenta a su héroe con un enemigo invisible: un virus letal importado de África y con un sospechoso parecido al ébola. El director alemán Wolfgang Petersen (“Troya”) se encargó de realizarla contando para ello con un reparto estelar: Dustin Hoffman, Kevin Spacey, Rene Russo (“En la línea de fuego”), Morgan Freeman (“Cadena Perpetua”), Cuba Gooding Jr. (“Jerry Maguire”) y Donald Sutherland. Curiosidades: : Roger Ebert definió la película para el Chicago Sun Times como “una de las historias más escalofriantes de nuestro tiempo”. Mick LaSalle escribió que “esta es una buena película de las que hacen que las personas queramos ir al cine, pero a la vez es lo suficientemente aterradora como para que uno se pregunte si debería evitar las multitudes”.
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REVISTA SENTIDOS
PELÍCULAS RECOMENDADAS Dau - Escuela de Vida
CULAS
ENDADAS
“Doce monos” (1995).
Sinopsis: : Tras la epidemia provocada por un virus asesino que ha matado a millones de personas, los supervivientes se refugian en comunidades subterráneas, húmedas y frías. El prisionero James Cole se ofrece como voluntario para viajar al pasado y conseguir una muestra del virus, gracias a la cual los científicos podrán elaborar un antídoto. Durante el viaje conoce a una bella psiquiatra y a Jeffrey Goines, un excepcional enfermo mental. Cole tratará de encontrar al” Ejército de los 12 Monos”, un grupo radical vinculado a la mortal enfermedad. Curiosidades: Describe la historia de un prisionero llamado James Cole (Bruce Willis) que, en un mundo pos apocalíptico, se ofrece como voluntario para un experimento científico que tiene como finalidad viajar al pasado para saber qué provocó la situación en la que se vive en el futuro.
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PELÍCULAS
RECOMENDADAS
PELÍCULAS RECOMENDADAS
“Cargo” (2017).
Sinopsis: Thriller post-apocalíptico que narra la historia de Andy, un padre que tras ser infectado por un “virus zombi” cuando es mordido por su mujer, deberá poner a salvo a su hija, no sólo del resto de muertos vivientes, sino de sí mismo. En 48 horas, y si no pone ningún remedio, la vida de Andy llegará a su fin, por lo que antes intentará llegar a una tribu aborigen que podría ser su única salvación. El problema es que este grupo de personas viven aisladas y no se fían de cualquiera, por lo que ganarse su confianza no será tarea fácil. Curiosidades: Se habla del colapso de la civilización del hombre blanco y de cómo la epidemia que ha devastado el mundo provoca una especie de vuelta a los orígenes. Son ideas que se van descubriendo de forma progresiva a lo largo de la película, pero están ahí, disfrazadas bajo la fachada de un hombre que viaja con su bebé a través de la estepa australiana persiguiendo la elusiva promesa de un lugar seguro.
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REVISTA SENTIDOS
AGRADECIMIENTOS
Sandra Barbero
Dau - Escuela de Vida
AGRADECIMIENTOS
Lisette Chávarry
Directora del Instituto Peruano de Logoterapia Víktor Frankl.
Psicoterapeuta Gestalt / Logoterapeuta.
Ninfa García Copado Licenciada en Derecho, Magíster en Consejería Familiar.
Clara Juskievicz Malamud de Brender
Tanatóloga, psicopedagoga hospitalaria, voluntaria en Aprendo Contigo en el INEN.
Silvia Serrano Rosales
Consejera en Logoterapia, Life Coach y Coach Ejecutiva.
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PELÍCULAS RECOMENDADAS AGRADECIMIENTOS
AGRADECI
Celinda Villarreal Sanchez
Yolanda Borrea Tejera
Educadora tanatóloga diplomada en Logoterapia y consejera.
Psicóloga Clínica, Logoterapeuta, Estudió la Formación Internacional en Logoterapia y Análisis Existencial en Holding Dau Perú.
Tiza Martinez Tanatóloga - Acompañante en procesos de pérdida, mediante la práctica de la compasión y la escucha activa, profesora en Mindfulness y Tanatología, centinela de Vida Fundación Humanizando.
Luis Miguel Escala
Psicólogo social en la administración pública del Perú, psicopedagogo, voluntario del programa Te Escucho.
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Cecilia Cedillo
Psicóloga Clínica, psicoterapeuta gestalt, Logoterapeuta y Tanatologa, prevención de adicciones y kinesiología educativa, voluntaria del Programa Te escucho de Dau Holding Group.
AGRADECIMIENTOS Dau - Escuela de Vida
IMIENTOS
Sylvia Mendoza Peñas
Claudia Caicedo Aranzazu
Consejera en logoterapia, administradora de empresa, voluntaria del programa Te Escucho.
Consejera en Logoterapia, Life Coach y Coach Ejecutiva.
Emerson Vásquez Psicólogo, miembro del área clínica de DAU Escuela de vida.
Franco Ayala
Psicólogo, miembro del área clínica de DAU Escuela de vida.
Nayre Córdova Miembro del área de diseño y edición de revista.
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DIRECCIÓN EJECUTIVA: M.B.A. Juan Dávila Medina DIRECTORA IMAGEN Y COMUNICACIÓN INSTITUCIONAL: Sandra Barbero Sereno ÁREA CLÍNICA: Emerson Vásquez y Franco Ayala DISEÑADOR: Nayre Cordova y Diego Dávila
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+51 987 383 009