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Escuelas, ¿lugares para el aprendizaje?

Las necesidades del espacio educativo y sus antecedentes en México

Por: Samuel Anza

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Alumno del segundo año de arquitectura en la Universidad de Montemorelos en Nuevo León, México

Con la llegada de la pandemia por COVID-19 nuestro estilo de vida sufrió cambios muy drásticos. El uso del cubrebocas, el distanciamiento social y otras medidas fueron agregadas a nuestra vida cotidiana. Sin embargo, uno de los ámbitos en el que esta situación afecta directamente, es en la educación. Por una parte, se implementaron nuevas técnicas de enseñanza y se comenzaron a utilizar diversas herramientas tecnológicas, ampliando la manera de enseñar los contenidos en clase, pero existe un lado negativo.

A los niños les ha resultado aún más difícil poner atención a las clases en línea desde sus casas que estando en un salón de clases; al mismo tiempo que se les ha complicado realizar cualquier tipo de trabajo como lo es la toma de apuntes, lo cual en la escuela no habría sido mayor problema. Agregado a esto, se encuentra el hecho de que los niños no logran percibir las cosas de la misma forma en que lo harían en una clase presencial.

Es cierto que tener clases desde casa les ha brindado a los alumnos y a los docentes, mayor comodidad, pero no se puede ignorar el hecho de que existen muchos distractores por los cuales se ven en la necesidad de adecuar un espacio en donde puedan recibir e impartir sus clases.

Esta es la razón por la cual el regreso a las escuelas es muy esperado, pero ¿las escuelas son realmente un lugar adecuado para el aprendizaje? Esta experiencia nos ha demostrado, entre muchas otras cosas, el hecho de que la infraestructura, el equipamiento y el espacio sí logran influir en el aprendizaje, por lo cual deberían de contar con los requisitos mínimos.

Durante el Foro Internacional de la Infraestructura Física Educativa en el mes de junio del año 2017, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) habló de la importancia que tienen la infraestructura, las instalaciones y el equipamiento de las escuelas y de cómo estos influyen en el aprendizaje de los estudiantes.

Si bien por sí mismos, la adecuada infraestructura y los servicios educativos no garantizan la calidad de la enseñanza, sí ofrecen condiciones mínimas de seguridad e higiene para los estudiantes y contribuyen directamente a garantizar espacios propicios para el aprendizaje, aumentando la permanencia de estos en las escuelas.

(UNESCO, 2017)

Se ha teorizado que los efectos de la infraestructura en el aprendizaje se pueden clasificar en dos tipos de influencia. En la primera cumple un rol motivacional; es decir, que el entorno genera un ambiente agradable que motiva y mejora la actitud de los estudiantes y docentes frente al aprendizaje y la enseñanza. En cambio, la segunda es de tipo funcional; es decir, facilita el proceso de aprendizaje y enseñanza (Campana, Velazco, Aguirre, y Guerrero, 2014).

La infraestructura escolar en México ha progresado significativamente. El ciclo escolar 2019-2020 reportó 198,348 escuelas públicas (CONALITEG, 2019). Sin embargo, tener tantas escuelas no significa que todas cuentan con una infraestructura adecuada. De hecho, son muchas las que están en condiciones precarias, no contando con alguno o varios de los servicios básicos.

Según el Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (INIFED), 45% de las escuelas de educación básica no se encuentran conectadas a un sistema de drenaje y 20% no cuenta con red de agua potable. Destaca, asimismo, que el 5% de las escuelas no tienen acceso a servicios de electricidad. Además, 31% presenta daño estructural en sus instalaciones y 33% funcionan con estructuras atípicas, es decir, con edificaciones que no se apegan a la normativa establecida (INIFED, 2018).

El diseño y estructura tradicional de las escuelas mexicanas no solo es ineficiente, sino que además se ha quedado obsoleto frente a los nuevos modelos pedagógicos. Se necesitan escuelas que respondan a los cambios sociales, culturales, tecnológicos y axiológicos. Esto requiere redefinir los espacios físicos, cambiar los papeles sociales en la escuela e innovar los recursos.

Si analizamos las escuelas mexicanas, nos damos cuenta que han seguido el mismo esquema de diseño desde hace varios años. El modelo tradicional de escuela pública mexicana, heredera del panóptico, como ha señalado Foucault (2003), estuvo marcado por la necesidad de construir disciplinas cerradas en un escenario de crecimiento demográfico que necesitaba sólidos dispositivos de control social y político.

Este modelo de escuela se puede decir que inició en 1932, con las escuelas llamadas del millón de pesos debido al importe proporcionado por el Departamento central, en donde el arquitecto Juan O´Gorman introdujo la nueva arquitectura donde utilizó materiales nuevos en la construcción tales como el concreto reforzado y el acero; estos materiales brindan una estética muy particular, producto del funcionalismo.

Como resultado del uso de estos materiales, se propuso un módulo de 3 x 3 metros, ya que según cálculos realizados por el arquitecto, se obtenían secciones de concreto muy económicas. Al tomar como referencia este módulo se obtenían dimensiones de 6 x 9 metros con una altura de 3 metros; iluminadas por un costado a través de ventanas con antepecho a 1.50 metros sobre el nivel del piso y cerramiento a 3 metros; de ésta un tercio servía para ventilación, y al disponer en el muro opuesto pequeñas aberturas realizadas con tubos de albañal, se lograba una ventilación cruzada (Lozada, s.f.).

Si bien es cierto que no era una mala solución, dado que se utilizaban materiales novedosos, no se esforzaban en el diseño ya que lo que querían era construir muchas escuelas al menor costo posible, lo que hoy en día no ha cambiado demasiado.

Sigue siendo muy utilizado el es- quema de uno o dos edificios con un patio central multipropósitos, aulas rectangulares monótonas y poca o casi nada de áreas verdes; lo cual se ha copiado y pegado en todo el país, únicamente reajustando un poco de acuerdo al terreno. Un funcionalismo sumamente marcado.

Escuela Primaria Colonia Pro-Hogar (1932)

Tomado de Guia O’Gorman. Arquine + RM. México D.F. (2008)

Según el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en el informe de políticas para fortalecer la infraestructura escolar en México (2018), la razón de haber quedado obsoleta la infraestructura escolar se debe en parte a la escasa flexibilidad y las normas de construcción vinculadas al esquema centralizado en el que se desarrollan, y las dificultades de trasladar necesidades pedagógicas a las realidades constructivas.

Evidentemente, esto lo tiene muy presente el INIFED debido a que ha comenzado a realizar labores de mantenimiento y de rehabilitación. Con base en el informe de rendición de cuentas de conclusión de la administración 2012-2018 del Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa, al mes de octubre del 2018 se atendieron y mejoraron más de 20 mil escuelas de educación básica. También el INIFED opera, vigila, da seguimiento o asesora técnicamente a programas federales estratégicos en la materia, como son: el Programa Nacional de Reconstrucción en el Sector Educativo (PNR), el FAM Potenciado, el Programa Nacional de Bebederos, el Programa Nacional de Certificación, La Escuela es Nuestra, entre otros.

Escuela primaria Melchor Ocampo de Juan O´Gorman, en la colonia San Simón

Tomado de Escuelas Primarias 1932 (Ciudad de México: SEP, 1933)

El INIFED, en los criterios para el diseño arquitectónico (2018), menciona que las instalaciones educativas serán diseñadas para apoyar los procesos pedagógicos y ofrecer un ambiente de aprendizaje flexible, seguro y estimulante; por lo que deberán cumplir con las siguientes características:

• Pedagógicamente efectivas: proporcionan ambientes de aprendizaje en los que caben las necesidades presentes y futuras.

• Estimulantes: proporcionan ambientes que propician la creatividad.

• Saludables y productivas: permiten a alumnos y docentes alcanzar su máximo potencial, proporcionando ambientes saludables, seguros, cómodos y accesibles.

• Rentables: permiten el ahorro de costos de construcción y operación mediante el uso de materiales y sistemas que hacen más eficiente su construcción, operación y mantenimiento.

• Sustentables: minimizan el impacto al medio ambiente y maximizan el uso de fuentes renovables no contaminantes.

• Centrada en la comunidad: formar parte integral de las comunidades que la rodean.

Secundaria Técnica Número 2 “Benito Juárez”

Tomado del blog de la secundaria técnica 2 Benito Juárez (2010)

Sin embargo, la referencia a un buen diseño que permita un mejor aprendizaje es demasiado vago y que al final es ignorado casi por completo, dejando unos edificios que cumplen apenas con los requisitos mínimos.

Por otra parte, es notorio todo el esfuerzo que se está haciendo por construir nuevas escuelas y mejorar las que ya existen, pero se están enfocando en la cantidad y dejan de lado la calidad. Existe otro problema que incluso las escuelas que cuentan con la infraestructura correcta, los servicios completos y el equipamiento necesario no han podido solucionar. Y es que, a pesar de contar con los requerimientos necesarios, las escuelas parecen aburridas, monótonas y tristes.

Como podemos ver, México tiene dos grandes problemas en cuanto a infraestructura escolar se refiere. La solución requiere no sólo cuestiones políticas y económicas, sino también sociales y culturales. Se necesitan nuevos diseños de escuelas que no solo sean contenedores de personas, sino que impulsen el aprendizaje. Se debe mostrar el salón de clases como un espacio multifuncional e interactivo que incite comportamientos libres y creativos en los alumnos, así como en los docentes y no un lugar aburrido y triste en el cual todos esperan el fin de las clases para poder salir de la escuela.

Las nuevas escuelas no solo se deben adaptar a los nuevos modelos educativos, sino que deben tener una visión hacia el futuro para poder ir a la par con esta nueva era cambiante.

Referencias

Campana, Y., Velazco, D., Aguirre, J., y Guerrero, E. (2014). Inversión en infraestructura educativa : una aproximación a la medición de sus impactos a partir de la experiencia de los Colegios Emblemáticos. Lima, Perú: Consorcio de investigación económica y social.

Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos. (2019). Inició el ciclo escolar 2019-2020. Gobierno de México. https://www.gob.mx/conaliteg/prensa/ inicio-el-ciclo-escolar-2019- 2020?idiom=es

Foucault, M. (2003). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. Buenos aires: Siglo veintiuno.

Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. (2018). Políticas para fortalecer la infraestructura escolar en México. Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa . (2018). Criterios de Diseño.

Javier Jiménez, J. (2020). Inicio, progreso y retos de la infraestructura física educativa. Real Estate. Infraestructura y construcción.

López Hernández, J. (s.f.). La mala infraestructura educativa reproduce la desigualdad. Centro mexicano de estudios económicos y sociales.

Lozada, A. (s.f.). Arquitectura escolar en México. Centro de investigaciones y estudio de posgrado, Facultad de arquitectura (UNAM).

Miranda López, F. (julio de 2018). Infraestructura escolar en México: brechas traslapadas, esfuerzos y límites de la política pública. Perfiles educativos, 40(161). doi:ISSN 0185-2698

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. (2017). La Oficina de la UNESCO en México y el INIFED celebran el Foro Internacional de Infraestructura Física Educativa. http://www.unesco.org/new/es/media-services/ single-view-tv-release/news/la_oficina_de_la_ unesco_en_mexico_y_el_inifed_celebran_el_f/

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