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Panteon Casa D´Italia
Cementerio de La Loma
Arquitectura, respeto y memoria
“Aquí es pundonorosa la muerte...,...bellos son los sepulcros, el desnudo latín y las trabadas fechas fatales, la conjunción del mármol y de la flor.” ...dice Borges de La Recoleta y, obvio es decirlo, La Loma es nuestra Recoleta.
Al pensar la inclusión del Panteón de la Asociación Italiana en el recinto del cementerio La Loma, la premisa fue tomar el espíritu de la colectividad italiana con una actitud de respeto hacia lo formal y significativo existente, de tal manera de armonizar con lo solemne de su carácter y lo que propone el tema en sí.
La búsqueda proyectual estuvo centrada en rescatar una composición simple, enfatizando un eje a partir del cual se proponen dos pabellones simétricos. Partiendo de la idea de producir un solo edificio que unificara lo que era posible construir en las dos parcelas. Entonces los dos pabellones se articulan por un espacio central a los fines de concentrar los accesos y generar un espacio común que pasa a tener un carácter protagónico en la composición. Para reforzar el concepto de acceso y articulación que cumple el espacio central se utilizó como elemento simbólico una cúpula vidriada que remata con una cruz de bronce. Este espacio propone el uso ceremonial de la despedida y es donde puede incluso realizarse un oficio religioso. En su piso se refleja la planta octogonal de la cúpula.
Cada pabellón cuenta con una superficie de 390 m², distribuidos en dos plantas y con una capacidad de 540 nichos, lo que hace un total de 1080 unidades. El tratamiento general, tanto interior como exterior, es de fundamental importancia en la caracterización de una obra de marcado corte clásico, el uso de los materiales y el tratamiento de los espacios son premisas que determinan las características generales de la obra.
El planteo funcional para la resolución espacial de cada pabellón fue, el de establecer un eje circulatorio en el sentido del lado más largo a partir del acceso, que remata en un vano de luz con vitraux, bajo el cual se coloca el reclinatorio. Esta circulación está flanqueada a un lado por una pared de nichos, y al otro por bloques de nichos agrupados, dejando calles de ingreso que, rematadas en vanos con vitraux, logran transmitir a partir de las distintas tonalidades un estado de paz y recogimiento que se vincula con el exterior. Este esquema se repite en los dos niveles de cada pabellón, que quedan a media altura respecto del acceso.
El aspecto exterior recrea una imagen que representa un periodo de la arquitectura italiana. La imposición de un orden clásico, la jerarquización de partes y el ritmo en la composición de las fachadas se refleja en:
1- E l basamento, sólido, pétreo, que sostiene al muro, el muro con alternancia de llenos y vacíos destacados con sillería en los vanos, y el coronamiento con la moldura o cornisa, verdadero remate que define el tercer elemento del orden.
2- La jerarquización de partes se propone al señalar el espacio protagónico - la entrada, definida con arcos monumentales para la escala del conjunto, de piedra que nacen como parte del basamento, centrales en la composición y en eje con la cúpula y la cruz.
3- En la pared sur se reproduce el ritmo de alternancia de llenos y vacíos, siendo en este caso reemplazados los ventanales por placas de mármol pulido con alegorías al tema.
La cubierta es de tejas cerámicas, en pabellones a cuatro aguas con agujas de remate en los cumbreros.
Los portales de acceso de cada pabellón se resolvieron combinando las carpinterías con vidrio, generando transparencia y continuidad, incluyendo la imagen de la cruz en su diseño.
El interior se define en la combinación de los distintos mármoles antes citados, usando de manera uniforme el neutro del claro botticcino en planos verticales, para los frentes de nichos, que sirven de apoyo al nombre y a la flor “....porque siempre las flores vigilaron la muerte”, mientras los contrastes se proponen para los pisos, en combinaciones geométricas.
Pensamos que la propuesta, austera en general en su aspecto exterior, sin estridencias de formas ni estilos, con el aporte de la cúpula, habrá de integrarse naturalmente en el entorno, enmarcada por el tratamiento de los espacios exteriores, que continúan dando muestras del criterio de orden clásico adoptado en toda la obra. Para eso se optó por la realización de una plaza de carácter renacentista, que permite jerarquizar el eje central del edificio. Logrando con la forestación propuesta, una escenografía que realza la obra en su conjunto.
Este proyecto fue concebido con la intención de incorporar obras artísticas (murales, esculturas, vitrales, etc.) con un marco referencial que define una temática evocativa de la colectividad italiana en Mar del Plata y su relación con el mar, el puerto y sus actividades, desde la inmigración a nuestros días. Además de la inclusión de temas de carácter religioso, que obviamente constituye una de las caracterizaciones principales de la obra propuesta. Esta etapa se encuentra en desarrollo.