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Editorial
Contenido
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l mundo del arte se ha encargado de mostrar aquello que muchos adultos niegan: el mundo de los niños es mucho más complejo y perturbador de lo que podamos imaginar o recordar. Es un universo adulto en miniatura. Desde Vladimir Nabokov hasta Yukio Mishima ya se habían encargado de presentar sus muy oscuras perspectivas de «el pensamiento de los niños», y aunque se trate de negar no cabe duda que sus mentes, aunque inexpertas, albergan los mismos sentimientos, dudas, deseos y esperanzas que las de cualquier otra persona, porque la final no dejan de ser eso, personas. En este número de Super 8 se presentan «las otras visiones de la infancia» haciendo un breve recorrido de películas en las que los niños, lejos de ser símbolo de pureza, manifiestan tendencias que difícilmente se asocian con su estado infantil. «… Un padre es una máquina de ocultar la realidad, una máquina de urdir mentiras para los niños. Pero eso no es lo peor: íntimamente cree que representa la realidad. Los padres son las moscas de este mundo. Sobrevuelan nuestras cabezas a la espera de una oportunidad y, cuando descubren algo podrido, caen sobre ello zumbando y hozan en la carroña. Sucias, lascivas moscas que van aireando a los cuatro vientos que han jodido con nuestras madres. Harían cualquier cosa para contaminar nuestra libertad y nuestras facultades. Cualquier cosa para proteger las sucias ciudades que han construido para sí mismos.»
El cine es poesía The other 2
Tesoros fílmicos Shut in 6
La mente maestra The prodigy 10
La caja de Pandora El Ángel 15
Había una vez Case 39 18
Esperamos tus críticas y comentarios en Facebook
En portada: El Ángel
(El marino que perdió la gracia del mar, Yukio Mishima).
Super 8 Número 110 Editor: Azucena Mecalco Redactores: Amaury Hernández, Manuel Pineda, Jorge Slonso Espíritu, Libertad Pineda. Arte y Diseño: Azucena Mecalco Ciudad de México Abril 2019
Todas las imágenes que aparecen aquí pertenecen a sus respectivos autores, y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro.
Por Azucena Mecalco
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ese a que dentro del imaginario colectivo se le ha otorgado a los niños el carácter de inocencia y pureza, el cine de terror no ha desaprovechado una sola oportunidad para llevar a las pantallas historias de niños siniestros, cuya maldad va más allá de los límites conocidos.
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Existen producciones en donde vemos a esas pequeñas criaturas realizar las más terribles fechorías, ya sea por encontrarse bajo el dominio de algún ente perverso (The exorcist, William Friedkin, 1973) o por el simple hecho de disfrutar de su posición en el mundo (The good Son,
Joseph Ruben, 1993). También se han creado historias de pequeños sociópatas (We need to talk about Kevin, Lynne Ramsay, 2011) o infantes perturbados por traumas que terminan confundiendo la realidad con la fantasía, sólo por mencionar algunos temas.
EL CINE ES POESÍA
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Dentro de esta última categoría han surgido grandes producciones como Veneno para las hadas (1984) de Enrique Taboada, que se presentaba la historia de una pequeña manipuladora que terminaba por convencer a su mejor amiga de que era una bruja poderosa capaz de destruirla, llevando a la pequeña aterrorizada a cometer un acto terrible que conducía a la película a un final atroz e inesperado. Asimismo, en 2015, Veronika Franz y Severin Fiala presentaron Ich seh, Ich seh, película que conmocionó al mundo por su relativa crudeza e imágenes perturbadoras. Sin embargo, antes de cualquiera de las dos mencionadas existió un filme quizá menos conocido en la actualidad, que relataba una historia muy semejante, aunque mucho mejor lograda que el filme de Franz y Fiala: The Other, cinta de 1972, protagonizada por Chris Udvarnoky y Martin Udvarnoky, dirigida por Robert Mulligan y escrita por Tom Tryon, quien además es el autor original de la novela que sirvió como base para el filme.
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La película narra la historia de Niles Perry y su hermano gemelo Holland Perry, quienes viven en una pequeña granja junto con toda su familia, desde la abuela hasta los tíos. El aburrimiento se apresa con frecuencia de los hermanos que no encuentran una actividad suficientemente atractiva para pasar sus tiempos libres, excepto por el misterioso juego de la abuela, quien les enseña a entrar en la mente de personas o animales con la finalidad de ver el mundo desde otra perspectiva. Desde luego el juego consiste en utilizar la imaginación,
pero Niles comienza a creer que realmente cuenta con poderes místicos que le permiten entrar en otras mentes y ver lo que ocurre desde los ojos de los demás. Así, mientras él se divierte con su, supuestamente, juego inocente, Holland busca la emoción a su manera, y se mete en problemas a cada nueva oportunidad que se le presenta. Pronto cambia de ser el chico que le hace bromas a la vecina a un pequeño homicida que le provoca a ésta un ataque al corazón. Su único confidente es Niles, quien
y la abuela, su interacción y los misterios que envuelven su relación a lo largo de la historia. La participación de la experimentada Uta Hagen en el papel de la abuela, alcanza un contraste perfecto con la actuación inexperta, pero siempre creíble, de los gemelos Udvarnoky.
poco a poco comienza a sentirse abrumado por la actitud perversa de su hermano y decide acudir a su abuela para frenar al monstruo que Holland lleva dentro. El único problema es que él mismo
desconoce qué tipo de monstruo lleva él en su interior. Sin recurrir a grandes efectos especiales, escenas grotescas, sangre a borbotones, o sustos
El argumento se encuentra tan bien construido que la paleta de color en verdes vivos la mayor parte de la historia, lejos de mermar el aura de terror, incrementa la tensión en momentos ruidosos y típicos, la película se clave, en los que la tranquilidad torna asfixiante desde los pri- se ve interrumpida por algún simeros cinco minutos. Y aunque niestro acontecimiento. Además en algún sentido puede resul- de estos valiosos atributos, para tar predecible, lo cierto es que completar la atmósfera de tenla manera en la que está hilada sión, la película contó con música de Jerry Goldsmith, quien es capaz de llevar al público desde la feria del pueblo, pasar por la granja en un día animado, hasta terminar en una noche de tormenta con una tragedia anunciada desde los primeros minutos del filme. Esta es sin duda una excelente película del cine de terror clásico estadounidense, que recurre mucho más a la mente oscura del espectador que a sobrados artefactos visuales para aterrorizar. Aunado a ello, nos conduce a reflexionar qué tan capaces somos de diferenciar la fantasía de la trama mantiene la tensión en la realidad, y cuan factible es secada instante. guir creyendo visceralmente en la inocencia asociada al mundo Pese a que la película cuenta de la infancia. con un amplio elenco, la trama principal la sostienen los niños FICHA TÉCNICA Título: The other Director: Robert Mulligan Guión: Tom Tryon Música: Jerry Goldsmith Fotografía: Robert Surtees Elenco: Uta Hagen,Diana Muldaur, Chris Udvarnoky, Martin Udvarnoky Año: 1972 País: E.U.A. Duración: 108 min.
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En la edad de la punzada Por @AMAURY1984
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los realizadores de todas y cada una de las artes les encanta abordar el tema de la “juventud” y no podemos culparlos. Terminamos haciendo todo lo que deseábamos o si tuvimos oportunidad de hacerlo durante nuestra pubertad/ adolescencia, seguro desquiciamos nuestra vida y años después terminamos en las filas de algún culto religioso ultra disciplinado. Hay ocasiones en las que desde la infancia todo se va al traste para el desarrollo humano. ¿Qué etapa es la
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responsable de nuestros grandes “asuntos” a la hora de madurar? En el guión de Shut In, creado por Christina Hodson para la película dirigida por Farren Blackburn, se plantea, sutilmente, que la respuesta a esa pregunta bien podría ser ninguna. Si la vida y las relaciones de una persona con su entorno más cercano se tornan ríspidas puede ser por algo de años atrás o de minutos antes.
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Richard y Mary viven en la Nueva Inglaterra rural. Sus recuerdos de la infancia de su hijo Stephen son absolutamente felices: padre e hijo convivían en actividades propias de la zona; madre e hijo eran inseparables. Todo era felicidad en esta pequeña familia “reformada” hasta que el muchacho llegó a la “edad de la punzada”. Lo problemas familiares pronto fueron llevados a la vida escolar a un nivel que no permitió que el joven siguiera en la escuela local. Ambos padres deciden mandarlo a un internado para que lo eduquen. Aunque esta acción de enviar a los jóvenes problemáticos a internados es típica de la cultura estadounidense; poco a poco ha sido reemplazada por la todavía más tóxica acción de medicar la infancia para hacerla controlable. Esta situación, bien planteada por Hodson, trae a la trama de la película un resultado similar. El camino hacia el internado concluye con la desintegración de esta familia cuando padre e hijo tienen un accidente de tránsito que le cuesta la vida a uno de ellos y la conciencia al otro. Meses después la psicóloga Mary vive sola junto a un cuerpo que ya no responde al nombre de Stephen. Asediada por la culpa que siente por su responsabilidad parcial en el incidente, ahora vive sirviendo a Stephen y trabajando por sus pacientes. Un pequeño niño sordo en especial la preocupa por su corta edad y su aversión a la vinculación con otras personas.
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Christina Hodson construye gradualmente un thriller del drama inicial, cuando Mary recibe la inesperada visita de su pequeño paciente en medio de la noche. Sola en medio de la nada escucha romperse un cristal. El pequeño niño trata de protegerse del frío en el vehículo de su psicóloga pero ante la posibilidad de regresar al orfanato en el que vive huye en medio de la noche y el frío invernal. Mary ahora anexa a su lista de “cadáveres en el closet” el de el pequeño niño sordo.
La acumulación de culpas de la joven psicóloga le empieza a pasar factura a ojos de su psiquiatra personal. Los ruidos que escucha por las noches en su casa y los sueños en los que lastima al imposibilitado joven no son más que reflejo de que requiere una buena dosis de antidepresivos como todo ciudadano. Unos cuantos estudios de sangre para justificar la prescripción y todo estará listo. Pero, ¡oh sorpresa! Mary parece haber estado tomando medicamentos… ¿sin saberlo?
El desenlace de esta interesante aproximación a la niñez, pubertad y adolescencia es abordada por los tradicionales clichés del thriller y poco a poco pierde el ritmo que la historia traía durante su primera mitad. Persecución, violencia y muerte abordan la pantalla y realmente se sienten como ir a 120Km/h y frenar súbitamente hasta los 30. Las razones de los personajes importan poco ahora que podemos presentir el desenlace de esta historia que pasa por un dejavu de acciones que confluyen en el final feliz que el productor espera. Pues porque así es como deben terminar los thrillers.
FICHA TÉCNICA Título: Shut in Dirige: Farren Blackburn Escribe: Christina Hodson Fotografía: Yves Bélanger Musicaliza: Nathaniel Méchaly Protagonizan: Naomi Watts, Charlie Heaton, Jacob Tremblay, Oliver Platt, y otros.
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LA MENTE MAESTRA
Cómo temer a los niños del cine
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ada vez que voy al cine, que entro a paginas de videos para ver avances y reviso IMDB, me aparece un cartel, propaganda o noticia sobre el próximo estreno de una película perteneciente al género de terror. Estas películas abundan como el pelo de gato en
Por Manuel Pineda mi casa. Claro que no veo todas, pero sí la mayoría a petición de la editora y miembro fundador de esta publicación. Los avances cinematográficos siempre son engañosos, en ocasiones te cuentan todo, en
otras te dan una perspectiva diferente y en los peores te ponen el susto que veras en la película, quitando el encanto de saltar de tu asiento. Y como todo, hay veces que los veo y otras no, ya que el excesivo numero de películas que se
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producen, distribuyen y exhiben es inmenso y no hay tiempo para ver todo.
igual. Desafortunadamente para algunos espectadores es difícil separar las historias previas que ha visto en pantalla con lo que Así que hay veces que uno ve actualmente. A mí me sucede tiene que entrar a ciegas y llevarse esto último. decepciones como en Nevesta (La Novia, Rusia, 2017), o dar Cada vez que veo una elogios por obras maestras como nueva película, se me dificulta Hereditary (2018). Las historias disfrutarla porque encuentro un que vemos en estas películas generalmente tienen la misma primicia: el espíritu vengativo, sin descanso, con pendientes en el mundo terrenal; el demonio que hace de las suyas debido a su naturaleza; el diablo que ha renacido o poseído un cuerpo humano; las almas de la gente que ha firmado pactos con algún ente maligno; y por supuesto los cultos que tratan de proteger a la humanidad o condenarla. A pesar de que las historias son similares, siempre habrá una forma diferente para contarlas y realizarlas, por eso no podemos dar por sentado que todo es
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punto de comparación con obras cinematográficas previas. Son pocas las que me sorprenden a pesar de contarme una historia que ya conozco. The Prodigy (2019) es una película estadounidense que estuvo en estos días en cartelera mexicana, así que aproveché
la oportunidad para verla ya que el avance cinematográfico era muy atractivo, aunque no debe de confiarse al cien por ciento porque al ser buena mercadotecnia, te disfraza la realidad. Así pues, le di una oportunidad al cineasta Nicholas McCarthy, quien cuenta con una escasa filmografía con dos obras cinematográficas de producción mediana y del mismo género: The Pact y Home. La película trata sobre la vida de un niño, cuyo nacimiento coincide con un evento dramático. El chico lleva un desarrollo extraordinario e inexplicable, haciendo creer a su familia que engendraron a un niño genio, hasta que poco a poco se va revelando la verdad. En pocas palabras, la maldad existe y jode por placer. Estas películas me caen mal, en la mayoría de los casos, porque siempre hay un espíritu malvado que molesta a la gente que sólo desea tener una propiedad, que desea tener una mudanza tranquila, una familia feliz, un trabajo estable y desarrollarse personalmente. Pero no, tiene que venir el fantasma y repetir un crimen que realizó hace 10, 20, 30, 35 años, etcétera. Tiene que venir el demonio y
poseer un cuerpo solo porque jugaron La Ouija. O desde niño se es sensible a los espectros y porque no, ahora que es adulto molestarán a su familia.
una película donde el niño es maligno, pienso: no debo tener hijos. Pero al pensarlo, obtengo una pregunta ¿cuantas personas pensaran lo mismo?
¡Diablos!, como me desagrada esto y más que el maligno se salga con la suya. Bueno, en el caso de The Prodigy, resulta que un asesino serial hizo un pacto para vivir en otro cuerpo humano, al puro estilo de Child’s Play (conocido en México como Chucky, 1988). Y de ahí se origina todo el terror, incertidumbre, peleas entre las parejas y el miedo de la madre al hijo.
El cine así como los medios de comunicación han ido influenciando en la formación humana desde su masificación. Desde la muerte de la madre de Bambi o el mal trato a Dumbo, hechos que generaron traumas en muchos niños y que probablemente haya formado un ejército de seres protectores de los animales, detractores de la cacería deportiva y de los circos. O todos aquellos que ¿Y como no tener miedo? Si el miraron el sufrimiento de algún niño se ve demoniaco desde el androide creando teóricos sobre principio además de su excesiva los derechos de los robots, la inteligencia y su comportamiento guerra como determinante del particular. Cada vez que veo fin del mundo generando un gran número de gente que se opone a las políticas bélicas de los gobiernos, o a Ellen Ripley y a Sarah Connor como ejemplos a seguir de muchas mujeres y hombres. La influencia es inmensa, puede ser positiva o negativa. El cine como muchas herramientas de enseñanza pueden ser peligrosa si se hace un mal uso de ella. Por lo tanto, cada vez que veo una película de terror con niños protagonistas me hace dudar sobre la paternidad, incluso sobre la paternidad de mis amigos, ¿será que sus hijos son entes del mal? En la mayoría
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de los casos no lo son, pero la duda siempre existirá.
Furlong y Jake Lloyd, sin mencionar a todas las actrices de Disney Channel que han Regresando a The Prodigy, tenido problemas con los medios la película cumple con lo que debido a su vida normal. La promete aunque el trailer tiene sobreexplotación de la persona edición mejor realizada que es una carga que no cualquiera le da más suspenso y terror al puede soportar y que la industria espectador. Al final son pocas las cinematográfica suele ejercer, escenas que satisfacen esa dosis gracias a que la audiencia quiere de susto que busca el público más allá de lo que ve en pantalla. asiduo a este tipo de películas. Y el final es satisfactorio aunque The Prodigy muestra una me recuerde el porqué me caen verdad, una terrible verdad, al mal las obras de este género. darnos un niño verdaderamente infernal, en donde la lucha entre Para los 6 millones de dólares la inocencia y la maldad llega a su invertidos en la película, ya se estaba llegando a la triplicación del presupuesto, nada mal. Respecto a la critica, como muchas obras de esta índole recibió criticas mixta, categorizándola como una película promedio. Eso sí, coincidieron en que si buscas una con un niño malvado como protagonista, entonces es buen titulo cinematográfico. Los niños en el cine siempre será un tema controversial debido a las exigencias de la industria y junto a padres ambiciosos pueden terminar con la infancia del ser. Ya hemos conocido casos como el de Macaulay Culkin, Edward
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límite. Los padres ya no pueden confiar en su propio hijo y harán lo necesario para detenerlo. Probablemente ya no la encuentren en cartelera pero estoy seguro que ya no tarda en salir a través de alguna plataforma de streaming o en algún formato casero. Véanla junto a The Omen, Children of the Corn o The Good Son. Y recuerden, los niños de la industria también tienen derecho a una vida privada y digna, según Calcetín con Rombos Man.
LA CAJA DE PANDORA
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l 3 de febrero de 1972, Argentina se conmocionó por el arresto de un homicida múltiple, ladrón y estafador llamado Carlos Eduardo Robledo Puch. Pero, no fueron los 11 homicidios, los múltiples robos, ni la complicidad establecida del criminal lo que impactó al país; sino su belleza.
Por Azucena Mecalco En aquel momento resultaba inconcebible que un chico de sólo 20 años de edad, con cara angelical, risos de David al más puro estilo de Miguel ángel, y profundos ojos azules, perteneciente a una familia de clase media, con habilidad para tocar el piano y además poliglota, fuese capaz de cometer los crímenes que se le imputaban. Pese a ello,
las pruebas de su criminalidad, sumado a su propia aceptación de los hechos, no mentían. El joven no sólo era culpable; sino que no mostraba arrepentimiento alguno por sus actos. Basado en esa escalofriante historia, en el año 2018, se presentó El Ángel, con guión de Luis
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Ortega, Rodolfo Palacios y Sergio Olguín. De forma completamente romantizada, Luis Ortega, quien además es el director, recrea la historia de Carlos Robledo, materializada en la figura de Lorenzo Ferro. Desde una perspectiva neutral, pero no por ello menos ficciosa y romántica, el director encapsula la vida diaria de aquel que la prensa denominaría «bestia humana» en el año de su arresto. Lejos de mostrar al protagonista como un «psicópata, desviado, diabólico», la película presenta la historia de un chico que no termina de encontrar su lugar en la sociedad. Un adolescente común que se enamora, que desea y es capaz de sobrepasar cualquier límite con tal de satisfacer cada uno de los ambiciones que surgen en él y lo devoran irremediablemente. El guión, la actuación o los eventos no muestran jamás al sujeto terrible del que hablaban los periódicos; sino esa parte indómita e inherente a las personas
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que la mayoría puede dominar y que hace la diferencia entre un ciudadano normal y un asesino serial. Mas, ello no implica que se presente al personaje como una víctima de las circunstancias. Cada movimiento de cámara fue diseñado para arrastrar al público como voyeur no sólo dentro de las experiencias físicas del personaje, sino incluso le ayuda al espectador a sumergirse en sus pueriles pensamientos, deseos y motivaciones, y le muestra la banalidad de sus acciones y la raíz de sus impulsos.
La actuación de Ferro es tan convincente que resulta imposible no sentir empatía hacia su personaje. Su manera de moverse, dirigirse al resto del reparto y mirar a la cámara producen la impresión de cercanía, y transmiten la sensación de realidad que permite seguir el filme de principio a fin sin sentir aburrimiento, pese a su duración de 118 minutos. Los espacios fueron adecuados para sumergir al público en los años 70, momento en que se
en distintos países, en donde ha obtenido buenos resultados tanto en taquilla como dentro de la crítica especializada.
desarrolla la historia, automóviles, vestuario y lenguaje se acoplan a la situación. Sin embargo, el elemento más encomiable es la mezcla de sonido, que hace uso de clásicos setenteros como Billy Bond y La Pesada o Pappo’s Blues, para ambientar cada uno de los escenarios en los que se mueve el protagonista. La película contó con un presupuesto de tres millones de dólares que casi logró duplicar. Recibió excelentes críticas y evaluaciones y se presentó como parte de diversos festivales tanto fuera como dentro de concurso. Contó además con el patrocinio en producción de los hermanos Agustín y Pedro Almodóvar y distribución de 20th Century Fox.
Actualmente se encuentra tanto en salas comerciales como
culturales de México, y se ha presentado, desde finales de 2018
Esta es una excelente película para aquellos que gustan de las historias policiacas y mórbidas que presentan situaciones escabrosas, sin caer en la sobre explotación de recursos audiovisuales grotescos para generar una impresión en el público. Vale la pena verla sin prejuicios, dejando de lado el hecho de que fuese inspirada por un acontecimiento verídico y, sobre todo, sin perder de vista que no deja de ser una ficción, una adapta-
ción de sucesos que sin duda no fueron tan estéticos y románticos en la vida real. FICHA TÉCNICA Título: El Ángel Dirección: Luis Ortega Guión: Sergio Olguín, Luis Ortega, Rodolfo Palacios Fotografía: Julián Apezteguia Elenco: Lorenzo Ferro, Chino Darín, Daniel Fanego, Mercedes Morán Año: 2018 País: Argentina/España Duración: 118 min.
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HABÍA UNA VEZ
Por Libertad Pineda
Douglas J. Ames: I talk to a lot of kids, I don’t think I’ve ever felt like that before. Emily Jenkins: Like what? Douglas J. Ames: Threatened.
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a maldad y la bondad cohabitan en los humanos. El objetivo de la primera es sólo actuar con intención negativa y causar el mal y sufrimiento alrededor, en la segunda el actuar bien pre-
valece y el hacer sentir bien. Sin embargo, esta ocasión nos merece especial atención el tratamiento de la maldad pura encarnada en la infancia.
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Los niños son seres dulces, traviesos e inocentes a los que hay que proteger. En lo particular es el adulto, padres o tutores, el encargado de tan alta responsabilidad. En lo general es el estado el que vela por los intereses de la infancia y que verifica que el primer actor, haga su labor. Al menos, ese es el objetivo y por lo que se sabe en países muy avanzados, así sucede. Pero, ¿qué pasa si se introduce la maldad y lo demoniaco en la ecuación?
Renée Zellweger encarna la bondad y la responsabilidad en un extremo casi enfermo y Jodelle Ferland interpreta a la niña qué sufre abuso infantil. Los padres de Lilith (Jodelle) intentan cometer un crimen, pero gracias a la intervención de otros, tuvimos una de película de 115 minutos. Lillith Sullivan: [waking] I can see you.
La factura en general de esté producto es buena. El director Christian Alvart logra una atmósfera interesante de horror y suspenso. Merece atención especial la primera media hora, ya que, logra mantener nuestra atención. Conforme se va desarrollando la historia, los guionistas caen en clichés francamente desgastados o en escenas predecibles, pero el director lo salva manteniendo el ambiente tenso y terrorífico. La producción comenzó en el 2006, anunciaron muchas fechas de estreno entre ese año, y al final, se estrenó en octubre del 2010, gastaron cerca de 26 millones de dólares y la ganancia final fue de 28 millones. Tuvo tantos tropiezos que otro poco se quedaba en el cajón de los recuerdos. Cuándo rodaron Lilith tenía 13 años, y cuándo la estrenaron, ya no tenía
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nada que ver con la imagen de adolescente que poseyó años antes, pues, ya había cumplido 16 años. Los puntos positivos recaen en las actrices, Lilith realmente se ve inofensiva, su cara guarda inocencia, enmarcada en la palidez y delgadez de su cuerpo puberto. Y la transformación se da rápidamente en una niña con rasgos de sociopatía: manipulación emocional y ausencia de empatía. Hacía la mitad del filme, la actriz ya construyó un personaje siniestro. El otro personaje, qué funciona bien es Emily (Renée Zellweger). Con un papel dedicado al trabajo, que además busca hacer el bien, ella resulta ser bastante efectiva. El contraste
entre ambas, bondad y maldad es creíble y llevadero. Por otro lado, los papeles masculinos están destinados a ser los extras que enmarcan pero no prenden en el guión.
inocentes son sujetos de protección, al menos en esta ficción.
El género de terror es complejo en su factura, y difícil de llevarlo a la pantalla grande sin caer en situaciones inverosímiFinalmente cabe mencionar les o francamente ridículas. Se que se puede vivir un infierno puede mirar esta película sin esdonde todos se aparenta tranqui- perar mucho de ella o si no se es lo. No siempre los que parecen exigente con las historias. Tiene algunas ideas que le permiten continuar y volar la imaginación hacía lares más oscuros, y tiene unos errores que al final, menguan la calidad. Vaya usted y disfrute. FICHA TÉCNICA Título: Case 39 Dirección: Christian Alvart Producción: Lisa Bruce, Steve Golin. Protagonistas: Renée Zellweger Jodelle Ferland, Bradley Cooper, Ian Mcshane País: E.U.A. Idioma: inglés Año:2009 Duración:115 mins
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