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Editorial

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Contenido

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a revista agradece a todos los colaboradores, que de forma completamente desinteresada, han trabajado a lo largo de estos 100 números para mostrar una perspectiva distinta del universo fílmico, siempre desde su propia experiencia con el cine. Asimismo agradece a todos los lectores que siguen la publicación y espera seguir contando con su apoyo, sus comentarios y su participación en este proyecto independiente cuya finalidad es promover el cine de todas las épocas.

El cine es poesía Historia de fantasmas

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Tesoros fílmicos El cine y ... yo: Saw 6

La mente maestra Conociendo la cinematografía, un texto de un aspirante a vivir del cine 10 La caja de Pandora Una vida de terror

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Había una vez Una historia de vida 18

Para Conocer El inicio 22 Esperamos tus críticas y comentarios en Facebook

En portada: collage de Alien, Blade Runner, FMJ

Super 8 Número 100 Editor: Azucena Mecalco Redactores: Amaury Hernández, Manuel Pineda, Frida Pineda, Jorge Slonso Espíritu, Libertad Pineda. Arte y Diseño: Azucena Mecalco Ciudad de México Mayo 2018

Todas las imágenes que aparecen aquí pertenecen a sus respectivos autores, y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro.


Una historia de fantasmas el cine que me emociona

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Por Jorge Alonso Espíritu

omo muchos, soy un viajero que rara vez da un paso. Soñé con estar en muchos lugares y he estado en bien pocos. No conozco el café en una esquina de Montevideo, ni la estatua de Fernando Pessoa cerca del mar en Portugal, ni las calles como laberintos de Marruecos. No he subido al Tepozteco, ni caminado en el desierto sagrado de Wirikuta, ni visitado las playas nudistas de Zipolite. En mi epitafio sería demasiado decir que he vivido. Pero si mis recuerdos no tienen muchos lugares exóticos, sí acumulan, en cambio, mucho cine.

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Lo dice mi historial de Facebook, siempre útil para los nostálgicos: Un día como hoy, hace un año, entraba a una sala sin un solo asiento disponible, y sin un solo ruido a ver La libertad del Diablo, documental dolorosísimo de Everardo González. Un año antes, 2016, el viaje era a Ucrania, a una de mis películas más queridas: Una vida iluminada, road movie sobre la memoria personal e histórica, basada en el libro de Jonathan Safran Foer. En el 2015, El séptimo sello, cinta indispensable de Ingmar Bergman; 2014, Las trillizas de Belleville, con esplendida animación y música; un año antes vi La estrategia del Caracol, cinta colombiana, y en el 2012, fui con mi familia a ver Avengers. Resulta que me gusta comenzar mayo con cine. Pero si me preguntan, prefiero el cine íntimo. El que no habla de grandes héroes, sino el de luchas personales, el que tiene poco de épico y mucho de introspectivo. Me

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basta un personaje. Una cámara fija. Un escenario. Casi un monologo teatral. Me gustan menos los ejércitos que los amigos, disfruto menos las bodas que los besos. Que no me traigan grandes presupuestos, me basta la imaginación y la empatía. George Me-

lies siempre será vigente. No me interesa un cine sin sueños. De las muchas cintas de las que podría hablar este número 100 de Super 8, me inclino por una de las últimas que pasaron a formar p arte de m i c a non


su propia tristeza, la vida y la muerte incompleta. El fantasma, interpretado por Casey Affleck debe ser uno de los más convincentes de los últimos tiempos, aun cuando su representación es completamente básica: una sábana con agujeros en los ojos, como en los juegos infantiles, porque al fin y al cabo, el cine más poderoso tiene mucho de los juegos primigenios. Pero esa estrategia estética no acota la narrativa, la fortalece. Es un punto de partida para hablar del dolor del amor, de los recuerdos, del apego y el desapego, de c i ne matográfico: Historia de fantasmas, de David Lowery. Entre una broma y una declaración de principios, la mencionada película se sostiene con un mínimo de efectos especiales, privilegiando las emociones incluso sobre la historia: un matrimonio joven comparte hogar y vida, entre las manías y las ocupaciones cotidianas de ambos, hasta que en un accidente automovilístico el hombre muere. Por supuesto, regresa después al hogar como un fantasma, sufriendo la tristeza de su mujer,

los seres y momentos que nos habitan y de los seres que habitamos. De nuestras historias, que se intersectan con las personas que nos encontramos. Las personas que son parte de nosotros, a veces sin quererlo. El ritmo del filme es lento hasta dormir a los incautos que no llegan preparados. La magnífica fotografía y el sonido suave crean una atmósfera melancólica que conmueve y emociona. En su conjunto representa a la perfección el cine que algunos buscamos. El cine que aún cree en los sueños.

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El cine y ... yo: Saw (Título en honor a quien honor merece More)

Por @AMAURY1984

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uando a uno le suelen preguntar, ¿qué películas te han marcado?. La memoria falla, uno no recuerdan más que lo que recientemente ha visto y termina respondiendo algo bobo. O por lo menos eso me suele pasar a mí. Y dicho y hecho, pasó cuando en la última junta editorial en algún piso muy alto de un edifi-

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cio muy alto, el consejo editorial de esta HONORABLE publicación se reunió para trata con extrema urgencia los temas para el que sería nuestro número 100. Todos quedamos mudos al saber que Super 8 llevaba tantos números en su haber, así que debía ser un número especial. Pero, después de tantos números


TESOROS FÍLMICOS

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es bastante probable que uno ya haya hablado sobre esas películas que lo marcaron. En algún número hace mucho hable de Leigh Whannell y James Wan, la dupla australiana que redefinió el cine de terror allá en 2004. Me alegró mucho por que estos dos hayan llegado a las grandes ligas de Hollywood y ahora manejen presupuestos obscenos para generar proyectos taquilleros. Y algunos de ellos como The Conjuring me hicieron ver que aún cuentan con la vocación de crear. Sin embargo ninguna de sus producciones ha vuelto a provocar en mí lo que provocó SAW. Allá por 2004 el cine de terror estaba muy de capa caída, por lo menos para mi no existía ningún título que llegase a cartelera. La nefasta saga Scream, junto a su prima hermana I know what you did last summer, acompañadas de cosas como Signs o Mimic, tenían hundido al género en el pozo de los altos costos y la mediocridad. Cuando el proyecto de Whannell y Wan llegó a cines ni siquiera supe de él. Fue hasta que la encontré en uno de mis lar-

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gos paseos por de sección de DVDs de “conocida cadena de tiendas de CDs” que vi Saw, de manufactura soberbia, presupuesto de cine independiente y un argumento que me voló la cabeza. A sus 20 años a uno le pasan muchas cosas por la cabeza: que si la universidad, que si votar y por quién, que si la mortalidad de uno. Desesperadamente buscamos la forma de resolver nuestro entorno y temas tan críticos como trascender empiezan a crear un conflicto latente. De alguna manera el guión creado por Whannell y Wan refleja esto claramente. Si recuerdan aquella genial película inicia con un hombre en una bañera. Asustado por no poder ver nada y no saber dónde se encuentra, comienza a gritar. Cuando una luz se enciende podemos ver que no está solo. Un hombre se encuentra en el otro extremo de una especie de cuarto de baño. En medio un hombre tirado que yace muerto. Por medio de una serie de grabaciones en las que un títere con cara de payaso, alguien le hace saber que están ahí por las acciones de cada uno. Sin embargo dichas acciones los vinculan aunque Adam, el hombre de la bañera, no parece saber nada de Lawrence, el caballero en el otro extremo del cuarto. Un serie de pistas que acompañan unos cuantos videos del títere nos dejan conocer el pasado de Adam y Lawrence. El caballero que a dispuesto su voz para dar personalidad al juguete

de los videos planeó todo para confrontarlos; más que a uno contra el otro, a cada quien con su acciones. El objetivo del asesino de los rompecabezas es matarlos a menos que pueda dejar en ellos una marca tan profunda e irreparable que los haga cambiar, como él tuvo que cambiar. Sabemos del objetivo de Jigsaw Killer por la investigación policíaca que se desprende de la desaparición de Lawrence. Un caso hace no mucho tiempo de una chica adicta a las drogas parece apegarse a la desaparición de Lawrence. De nombre Amanda, la chica que logró sobrevivir al asesino fue encerrada en un cuarto, en su cabeza lleva una especie de jaula que destruirá su cráneo si no logra encontrar la llave escondida en el cuerpo anestesiado del que solía venderle drogas. Amanda puede recordar cada terrible momento de sus acciones en aquel cuarto pero lo que

nunca se le pudo olvidar es que las acciones del Jigsaw Killer le dieron un propósito a su vida. Las acciones de un perfecto desconocido le dieron un sentido, le abrieron lo ojos a lo que todos a su alrededor veían. Así pues, este no es un guión sobre un asesino psicópata sofisticado y soberbio por ser más listo que el agente investigador policiaco más capacitado. Es una historia sobre darle un propósito a nuestras acciones, que buenas o malas, marquen nuestro paso por este tangible y etéreo pedazo de existencia. ¿No es un lindo mensaje? un mensaje que acompañado por la radicales acciones de un asesino nos marcó a muchos.

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Conociendo la cinematografía

un texto de un aspirante a vivir del cine Por Manuel Pineda “No querría imponer a nadie mis puntos de vista sobre el cine. Lo único que espero es que quienquiera que sea a quien me estoy dirigiendo (esto es, gente que conoce y ama el cine), tenga sus propias ideas, su particular punto de vista sobre la realización cinematográfica y la crítica de cine.” Andrei Tarkovski – Esculpir el Tiempo.

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l cine está constituido de imágenes secuenciales que al reproducirlas a una velocidad determinada genera la sensación de movimiento. Al proyectar las imágenes registradas por la cámara cinematográfica se acom-

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pañó con música en vivo. Después se pudo agregar una pista de sonido grabada previamente para que se sincronizara con la imagen, así evolucionó la cinematografía para llegar a nuestro presente. Todas las imágenes eran impresas en una material sensible a la luz: la película cinematográfica, que revolucionó al entretenimiento. Ahora, gracias a los avances tecnológicos, ya no es necesaria la película cinematográfica para poder filmar una película, los conceptos se mantienen pero el soporte material ha cambiado. Ya que puedes registrar lo que pasa a través del lente en un medio de almacenamiento digital y no solo almacenarlo ahí sino


LA MENTE MAESTRA

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transferirlo por vía digital, en una señal sincronizada a un satélite, para que el equipo de producción pueda editar mientras filmas al otro lado del mundo. O coordinarte con la orquesta sinfónica de Marruecos y su director orquestador para que interpreten las partituras escritas por tu compositor sin tener que viajar al mediterráneo.

Si han seguido mis textos durante la incursión en esta honorable publicación, Super 8, que ha llegado al número 100, han de saber que el cine es una de mis mayores pasiones, que surgió desde pequeño gracias a la influencia de mis padres. Conforme pasó el tiempo ha ido madurando con la guia constante de los géneros cinematográficos que han persistido en mi cinemateca personal: Bélico, Ciencia Ficción, Fantástico e Histórico.

La industria cinematográfica ha evolucionado, ha crecido y se ha convertido en un monstruo generador de millones de dólares, donde su principal fuente de El primer recuerdo que tengo ingreso son los espectadores que de mi asistencia al cine fue con

Alien en ese tiempo. Sigo sin entender porqué hay gente que la desprecia sin tomar en cuenta todos los problemas de producción que tuvo la filmación, inconvenientes como filtración del guion y subsecuentes modificaciones. Las demás películas que recuerdo fueron las que vi a través de la televisión por medio de transmisiones abiertas o en formato VHS. Robocop, Terminator, Predator, Alien, Star Wars, Jurassic Park, Back to the Future, Platoon, asisten a los complejos de exhi- Alien 3, una película magistral Apocalypse Now, Full Metal Jacbición cinematográfica. que había dado un fin a la saga ket, Heavy Metal, Barry Lyndon, 2001 A Space Odyssey, The Shining, E.T., Close Encounters of the Third Kind, Superman, Batman, Spartacus, The Agony and the Ecstasy, Blade Runner, Edward Scissorhands, Legend, Dark Crystal, Labyrinth, entre otras fueron las películas que vi en mis primeros años. Obras cinematográficas que me gustaban por muchos detalles que realmente no comprendía. Tuvieron que pasar de 15 a 20 años, cursos, escuelas y mucho aprendizaje parar poder entender qué era/es y porqué me gusta. Respecto a las idas al cine eran otra cosa. Crecí al nor-oriente de la Ciudad de México, en el Estado de México. Mi infancia

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sin embargo solo dos poseen la mayor cobertura en todo el país, además de ellas hay centros culturales, casas de la cultura, universidades junto a cinetecas que se dedican a exhibir cine para que llegue a la gente. De las cinematecas, hay dos muy importantes a nivel nacional que se encuentran en la capital del país: La Filmoteca de la UNAM y la Cineteca Nacional. Ambas se encargan de la exhibición pero su prioridad es rescatar, preservar, resguardar además de restaurar el patrimonio fílmico de la nación. Lo que ex-

antes del internet era muy difícil de proyectarse en México. Estas instituciones, a parte de sus funciones principales, han sido sedes de festivales nacionales e internacionales de cine. Lo cierto es que mi relación con ambas instituciones ha sido muy particulares. A la Cineteca Nacional la conocí por mi familia aunque no recuerdo cual fue la primer película que vi ahí, pero les puedo asegurar que tengo muchos recuerdos como cuando fui a ver Chicogrande, El Topo, Alien, Mi universo en minúsculas e Inland Empire de David Lynch

se desenvolvió entre Nezahualcóyotl y Ecatepec de Morelos, además de visitas ocasionales al centro de la ciudad. Así que los primeros complejos de exhibición cinematográfica que conocí fueron lugares que en su mayoría han desaparecido: Metrópolis Cinemas sobre avenida Chimalhuacán (abandonado), Multicinemas Bosques de Aragón (restaurante), Multicinemas Center Plaza (abandonado), uno que estaba en la colonia Bondojito (restaurante), el de plaza Tepeyac, el Palacio Chino (cerrado), hiben va desde el cine nacional (entre otras), donde soporté la etc. en sus distintas etapas, cine si- necesidad fisiológica de orinar lente y el cine internacional que durante toda la proyección. Algunos de los cines mencionados ya no existen, otros se convirtieron en restaurantes, en centros comerciales, unos siguen siendo complejos cinematográficos pero pertenecen a otras compañías y los más trágicos son los abandonados donde sólo quedan los vestigios de otra época. Claro, estos son los complejos que recuerdo y menciono desde mi contexto porque hay otros lugares en la misma situación que generaron un efecto especial en otras personas. Además de los que fueron importantes para la historia de la exhibición cinematográfica en México. En la actualidad todavía existen varias cadenas de exhibición

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Con la Filmoteca de la UNAM fue otro tipo de experiencia ya que llegué ahí a través del servicio social y me quedé como becario durante dos años, cambiando completamente mi perspectiva sobre la cinematografía, el arte y la industria. La experiencia fue única porque comprendí cómo funciona la cámara de cine y la película cinematográfica, la conformación de la película a través de los materiales además de los procesos químicos, el rescate de películas en estado deplorable, la transferencia a medios de respaldo de alta tecnología, la remasterización y el análisis de los derechos de autor relacionados a las obras fueron parte de los conocimientos que me han moldeado. Gracias a que me acerqué a la Filmoteca de la UNAM pude iniciar otra etapa que fue la de estudiar el cine de manera formal: me inscribí al diplomado

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de Apreciación Cinematográfica que se imparte cada año en el Centro de Capacitación Cinematográfica. A partir de ahí he estado en otros cursos relacionados a la producción audiovisual, el lenguaje y la interpretación cinematográfica. A tal punto de que concursé el año pasado al proceso de ingreso de la Licenciatura en Cinematografía que se imparte en el CCC, con resultado desfavorable, pero no pienso rendirme.

El cine es un arte que pertenece a una industria, hay películas que se hacen para ganar dinero y otras para perderlo. Algunas veces con la ganancia de una se pueden hacer varias obras e incluso alcanza para el yate del financiador. A mí me gustan ambos tipos ya que me gusta disfrutar de acción sin sentido como sentir un drama cuasi real, puedo reír con tonterías y divertirme con clichés audiovisuales, lo único que no puedo aceptar es que te den todo digerido pensanComo consecuencia de esta do en que el espectador es tonto maduración, he conocido a más y que no le va a entender. cineastas, profundizado en el trabajo de cada uno de ellos, disLectores, cineastas, aspiranminuido mi prejuicio fílmico, tes, críticos, personas, todos soampliado mi perspectiva y cono- mos espectadores de un mundo ciendo, con ello ha aumentado en constante cambio, somos el mi ignorancia. También empecé público de una película viva cada a colaborar con Super 8, en don- vez que pensamos, que sentide se han publicado mis textos mos, que imaginamos, que derelacionados al cine desde hace seamos y que soñamos, somos cuatro años y he encontrado un la película y ella es el reflejo de nicho de expresión. nosotros.


LA CAJA DE PANDORA

Una vida de terror

Por Azucena Mecalco

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l cine es una herramienta mística. Gracias a él visualizamos lo desconocido e incluso vemos desde una perspectiva diferente aquello que ya conocemos. La cámara es capaz de asir en imágenes lo material e inmaterial, los fenómenos físicos pero también los pensamientos y emociones.

Resumir la experiencia con el cine resulta casi tan complejo como tratar de buscar una definición que englobe todo lo que el universo cinematográfico significa para quienes gustamos de vivir a través de él de muy diversas formas. Sin embargo, es posible hablar de películas, direc-

tores, actores, efectos especiales y todo aquello que hace parte de los mundos que se recrean en pantallas. Mi experiencia personal con el cine se podría contar a través de los filmes de terror. Desde luego soy fanática de miles de películas que no entran en esta

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categoría y, de hecho, mi director favorito, Stanley Kubrick, sólo cuenta con una película perteneciente a este género The shining (1977). Sin embargo, a mí me gustan las películas que asustan. No podría definir qué es exactamente lo que me induce a asistir a las salas cinematográficas cada vez que se estrena alguna, e incluso a buscarlas por vías menos legales. Simplemente puedo decir que el cine de terror es parte fundamental de mi experiencia como cinéfila. Entre las primeras y muy vergonzosas obras que he visto figura, por ejemplo, El extraño hijo del sheriff, dirigida en 1982 por Fernando Durán Rojas, cinta que pude ver en la década de los noventa cuando apenas era una infante. La película desde luego no es espectacular y los escasos efectos especiales con los que cuenta no son para nada creíbles; sin embargo, tiene todavía un halo de misterio, quizá provocado por la corta edad que tenía cuando la pude ver por primera vez.

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La historia sencilla de un hombre que debe elegir a cuál de sus hijos siameses salvar, desencadena toda una serie de siniestros acontecimientos que culminan en un final inesperado. A ello se suma que, hasta el día de hoy, es la única película en la que uno de los personajes osa regañar al fantasma protagonista por «faltarle el respeto a su padre». Desde luego ese detalle no era lo trascendental cuando la vi por primera vez. Lo grandioso consistía en la forma de mantener el suspenso pese a los escasos recursos de producción con los que contaba. Estos primeros acercamientos con el cine de terror me llevarían más tarde a consumir todo aquello en lo que figurase el nombre de «la maldición de…», «el exorcismo de…» o cualquiera que ostentara fantasmas o apariciones. Aunque el cine de terror va más allá de los fantasmas de cabellos largos, debo confesar que mi debilidad máxima se reduce a aquellos filmes en los que los espíritus son los productores del terror.

Así pues, el encanto de ver entes inanimados poseídos por alguna manifestación de ultratumba me resulta irresistible. No me avergüenza entonces reconocer haber visto todo tipo de cintas, sobre todo orientales, en las que el fantasma en cuestión se refugia en un teléfono, violoncelo, lócker, peluca, zapatillas, etc. Desde luego no todas las películas de terror resultan en cómicos enfrentamientos de escasos recursos de producción. Existen también las que escapan del estereotipo y muestran formas de terror mucho más complejas y gratificantes. En esta categoría englobaría todas las producciones de Kiyoshi Kurosawa, quien siempre intenta plantear una perspectiva filosófica para los fenómenos aterradores. Asimismo, directores como Hideo Nakata mostraron, por lo menos en sus inicios, fórmulas completamente distintas de cómo debía ser el terror, aunque con la constante utilización del mismo esquema narrativo, y hasta del mismo diseño de fantasma, terminaron por transfor-


marse en productos predecibles. Ello no demerita la aportación del director de Ringu (1998) a la cinematografía dentro del género de terror. En años recientes James Wan ha sido uno de los más prolíficos directores y productores de cintas del género, dentro de la gran industria hollywoodense. Han surgido también nuevas propuestas como Paranormal activity (Oren Peli, 2007), que logró sorprender y horrorizar a los seguidores de los fantasmas que nos habíamos acostumbrado ya a las fórmulas conocidas. Aunque, como ocurre en el caso de producciones de este tipo, las ganancias fueron tan fructíferas

que no dudaron en replicar el argumento hasta terminar por cansarnos. Han aparecido también casas productoras como Blumhouse Productions, a quien le debemos Insidious (2011), Sinister (2012), Get Out (2017), entre otras. El panorama del cine de terror continúa expandiéndose dentro de la gran industria cinematográfica a nivel mundial, plataformas de streaming como Netflix permiten hoy en día visualizar cintas del género producidas en Chile, Argentina, México, India y Tailandia por mencionar algunas. Asimismo la internet facilita el consumo de este tipo de películas que siguen siendo del gusto

del público. Por alguna misteriosa razón, sin importar qué tantos avances tecnológicos existan y qué tantos horrores se vean en las noticias diarias, al público parece seguir gustándole la idea de asustarse. Gracias a ese consumo indiscriminado de cintas de terror

los fanáticos de las historias de fantasmas podemos seguir consumiendo argumentos basados en «hechos reales» y no tan reales que nos mantienen con los ojos abiertos durante las noches y conteniendo la respiración durante las proyecciones.

El cine de terror, figura para mí, como para otros tantos millones de consumidores, como una parte fundamental de mi experiencia como espectadora. Me permite despegarme del frenesí cotidiano y observar como buena voyerista las peripecias de quien se ve sumergido en los confines de ese mundo que «está más allá de la vida». Cuando veo este tipo de películas no busco un mensaje, un análisis crítico o una interpretación filosófica; me limito a disfrutar de la historia y dejarme llevar por los acontecimientos que la construyen. Es verdad que existen muchos otros géneros, cada año se producen cientos y miles de cintas a nivel mundial; mas para mí, el cine de terror ofrece la posibilidad de abrir una puerta a una dimensión placenteramente ficticia que se vuelve real por lo menos mientras dura la proyección en la pantalla.


Una historia de vida Por Libertad Pineda

Atreyu: Do you have a cold? Morla, the Ancient One: No, we are allergic to youth.

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i experiencia con el cine me lleva a mis más antiguos recuerdos. Mis padres con su juventud rebosante y su inexperiencia, nos llevaban a la Cineteca Nacional a ver películas infantiles. Así descubrí, Die unendliche Geschichte (1984) y La fracture du myocarde (1990). Probablemente la segunda no era muy infantil, sin embargo, la recuerdo vívidamente. Me colmó

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de un sentimiento de tristeza y de temor a perder a mis padres. Además de que despertó cierto gusto por le cine francés. Lo siguiente que recuerdo es Child’s play (1988), sé que me aterró. Probablemente haya visto esta película en casa, ya que tengo la imagen de Chucky en la sala de mi abuela. Y el autor a esta “escalofriante” exposición fue mi tío, adolescente en aquel entonces. Por último, cabe mencionar una saga de horror y ciencia ficción: Alien (1979), Aliens (1986) y Alien 3 (1992). Las primeras dos, quizás, las habré visto en formato Beta, también en casa, y por


HABÍA UNA VEZ

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cuenta de mi padre (de aquí la inexperiencia, pues, habré tenido entre 8 y 10 años). Si había sentido que el muñeco asesino era de terror, estas películas me causaron horror del más puro. La última, la de 1992, la vi en el cine. En ese entonces tenía cerca de diez años de edad. Y estos trabajos fílmicos fueron la punta de lanza en mi carrera cinéfila. Ripley: Final report of the commercial starship Nostromo, third officer reporting. The other members of the crew Kane, Lambert, Parker, Brett, Ash, and Captain Dallas - are dead. Cargo and ship destroyed. I should reach the frontier in about six weeks. With a little luck, the network will pick me up. This is Ripley, last survivor of the Nostromo, signing off. [to Jonesy the cat] Ripley: Come on, cat. Los noventas significaron, para mi experiencia, un cambio de ver cine en la sala de proyección y en casa. Entro el VHS, mejorando la imagen. De esta forma, mi padre adquirió la trilogía de Star Wars, volviendo ultra fan a mi pequeño hermano. Y yo entré a la secundaria, y por fin, fui al cine con mis amigos. Quizás las elecciones que hicimos no eran las mejores pero

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lo disfrutamos. Queríamos que nos contaran historias. Aunque, ir a la sala de cine, no siempre estaba a mi alcance, logré de una manera muy barata ver cine de otras latitudes. El canal once de televisión pública tenía una programación de películas a las 10 de la noche, ciertos días de la semana. Y a través de su programación vi un par de cintas que me cimbraron: Novecento de Bernardo Bertolucci (1976).

no tenía idea que aún se podían dar ese tipo de personas en este planeta. La otra cinta fue Dekalog, 1988-9, de Krzysztof Kieslowski. Al momento de ver un par de capítulos del decálogo, tenía 13 o 15 años. Un pasaje obscuro en mi vida. La melancolía, el melodrama y la moral que destilaba este trabajo visual, se amoldo a mi sentir de aquella época. Si bien, años después volví a verlos, pero en un contexto diferente y propósito diferente: en la clase de ética de la preparatoria. Deje de ver sólo la melancolía para concentrarme en el análisis de los mandamientos judeocristianos, la moral y la doble moral. Aujourd’hui, on peut filmer absolument tout mais, en s’approchant des gens, on rencontre des limites, celles de l’intimité, de la vie privée, audelà desquelles les intéressés ne veulent ni ne peuvent nous laisser pénétrer. Krzysztof Kieslowski

Si ya había sentido terror por una historia ficticia en la oscuridad del espacio exterior, Novecento me hizo vibrar las fibras más intimas. Los camisas negras y Attila, me causaron miedo, por mucho tiempo. Sabía que el fasPara mis 17 años, ya tenía cismo había sido real y eso era lo una carrera larga viendo cine, y atemorizante. En ese entonces tenía la idea de que, en general,


Hollywood hacía películas sin mucha resonancia. Mi ingenuidad era tan enorme como el presupuesto y la recaudación juntos, de un blockbuster de verano. En ese entonces me enfoque en el cine proveniente de Europa, y un director japonés. El primer trabajo que conocí de Kurosawa fue Los sueños de Akira Kurosawa (1990) y más tarde, me sorprendería Tengoku to jigoku (1963). Win Wenders fue el director europeo que literalmente adoré por: Der Himmel über Berlin (1987). Volé, me hizo soñar y pensar en las decisiones de las personas. Después, de pasarse mi época de ingenuidad. Mi padre, de nuevo jugó un papel importantísimo, al acercarme a los trabajos de Stanley Kubrik, Martin Scorsese y, de nuevo, a Ridley Scott. Más tarde, entraría a la universidad y comenzaría a asistir al Centro Cultural Universitario para ver cualquier ciclo de cine que se estuviera proyectando. Y se convirtió en una actividad sagrada los viernes por la tarde. “Cinema make us be, sometimes, really serious because it survives all of us. There, the film survived Michelangelo... and this film here will survive me. One of the most curious and mysterious forces of cinema, is that it survives all of us. And that’s why sometimes in front of the cameras, it’s all a matter of live and death. So, there is enough reasons to be serious.” Wim wenders

de trabajos fílmicos. El cine pasó de ser un hobby o un entretenimiento cualquiera, para pasar a ser parte seria de nuestra vida. La cinematografía ha sido necesaria para vivir, para reflexionar o para la contemplación. Hoy a mis 35 años y con cientos de películas vistas, ya no me siento tan ingenua, y tampoco descalifico por el simple hecho de ser una película hecha para las masas, pues, incluso, esas están bien hechas. Quizás fue la influencia del cine, la que me puso en el camino de las artes visuales.

La fotografía transmite una idea o una emoción, el cine lo hace con una historia detrás, junto a la música y los escenarios, abre los ojos y el espíritu hacía otros mundos o hacía otras aristas. Y todo esto en su conjunto expira e inspira vida. Films that are entertainments give simple answers but I think that’s ultimately more cynical, as it denies the viewer room to think. If there are more answers at the end, then surely it is a richer experience. Michael Haneke

En algún punto de mi vida, mis padres y hermanos, comenzamos a intercambiar experiencias cinéfilas en serio. Y la familia se volvió en una experta consumidora consciente

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PARA CONOCER

El in A

principios del siglo XXI, cuando yo era una niña mi familia me invitaba a sentarme a su lado para ver películas como Alien, Blade Runner, Dead Alive, Señales y Exterminio, películas para adultos, que impactaron a una niña consentida e ingenua de entre 3 y 5 años que apenas podía almacenar violencia en su cerebro, quien creía que el mundo era puro y positivo pues mi familia me daba mucho amor y me ponían a ver Sakura Card Captor y películas infantiles. A esa edad esas películas ya mencionadas me hacían cerrar los ojos por el miedo, me causaban pesadillas, todavía recuerdo

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nicio Por Frida Pineda aquel sueño desagradable que tuve a los cinco años donde: estaba con mi familia platicando en el cuarto de mis padres, en el primer piso, y de repente escuchamos ruidos en el patio de atrás, enseguida supe que se trataba de algo espantoso que causaría muerte y me dije a mi misma ‘’protege a tu familia’’. Entonces lentamente avance hacia las escaleras, casi sudando y atemorizada, sentía mi corazón latiendo fuertemente, al tocar mi pie el primer piso de las escaleras sentí escalofrío, bajé sigilosamente y agachada para inmediatamente ver de qué se trataba, pisé el séptimo escalón ya casi rozando con las escaleras

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cuando a lo lejos en la ventana mis ojos se encontraron con los ojos de aquel ser, unos ojos tan intensos y negros que no reflejaban nada, ni siquiera vida.

Dio pocos pasos para llegar al comedor lo cual me sorprendió pues alguien normal daría como ocho pasos fue entonces que vi su tamaño, era enorme, muy alto y muy delgado, con gran agilidad Inmediatamente sentí vacío, y piel gris, cada vez que se acery de re ojo pude ver que mi fa- caba se veía más grande y yo no milia se asomaba para ver lo podía moverme, sentía que la anque sucedía, en ese momento a mis ojos todo se silenció y el tiempo se detuvo, me quedé inmóvil, intentaba gritarles para que se escondieran pero yo no podía quitar mi mirada de aquel ser hostil que desafiaba al tiempo, quien ya iba entrando a la casa.

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gustia, el miedo, y la desesperación iban a matarme, ¿Qué podía hacer yo? Me quedé aterrorizada y lo peor era que no podía moverme, cada vez que el sujeto se acercaba perdía el aire, la fuerza y la esperanza de salvar a quienes amaba.


y trato de sentir sus emociones, por eso simpatizo con la actuación, para mí es como magia, puedo fingir ser otra persona con otra historia y al final seguiré siendo yo misma.

El cine es fantástico, tiene el poder de cambiar, puede influenciar y manipular a la gente, incluso educar, ya sea para bien o para mal. Así como lo hizo conmigo, el cine fue parte de mi educación, lo sigue y seguirá siendo.

Vi que su mano se aproximaba y me dije ‘’Este es el fin, despierta’’. ¿Qué era lo que Frida más temía durante su infancia? Los extraterrestres, especialmente esa raza hostil llamada ‘’Grises’’. Antes no analizaba ni un poco las películas, no me creía eso de que las historias eran irreales, y aunque me lo dijeran no me lo quería creer, me decían “no llores, solo es actuación, así es la historia de la película”. Quería vivir en un mundo de “ciencia ficción” y todo esto gracias al cine, incluyendo mi sueño fue gracias a los directores, el reparto, los productores, editores y todos, que hicieron bien su trabajo y por eso Frida, la niña consentida se creía esas historias fantásticas y actualmente sigue creyendo y temiendo a los seres de otros mundos. Siempre me he dicho que caigo fácilmente en las historias, aunque el guion o la actuación sean muy malos, realmente me imagino que soy yo el personaje

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