Chef&Hotel110

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Chef&Hotel|hotelería

El concepto detrás del hotel está basado en una historia familiar verdadera, y eso se respira en todos los rincones. “Lo logramos gracias a la diseñadora de interiores Macarena Ibarra, quien se preocupó de reutilizar telas, maniquíes e implementos de sastrería para lograr una decoración elegante, acogedora y evocadora”, dijo Lorena Aedo. Así, la decoración está directamente relacionada con el rescate cultural del oficio del sastre y la historia de la casa, por eso se decidió reutilizar muchos de los muebles originales. “Las camas tienen pieceras con trabajos de sastre originales, hechos con telas finísimas. Las cabeceras son los marcos de las antiguas ventanas, y cada habitación tiene un maniquí que se puede usar como colgador. En distintas partes del hotel se pueden ver planchas, máquinas de coser y dedales, así como fotografías que remiten al noble oficio de la sastrería”, explicó la dueña.

HABITACIONES Claudia Andrade, la administradora, describió la capacidad hotelera: “tenemos cinco habitaciones, todas con baño privado, que destacan por su decoración y la comodidad de camas y muebles. Cada una tiene el nombre de una tela usada por los sastres: Cachemire, Tweed, Príncipe de Gales, Algodón y Seda. Son distintos ambientes con distintas características, y en total podemos alojar diez personas con un servicio ‘a la medida’, totalmente garantizado”. Hay habitaciones con camas king, de dos camas y una con cama nido, pensando en que una pareja pueda venir con sus hijos; también hay dos habitaciones amplias con mesas de trabajo. Todas tienen baño privado y estufa eléctrica, y hay wi-fi en todo el hotel. La filosofía de los dueños del hotel incluye la sustentabilidad y el apoyo a artesanos locales. Por eso los artículos de baño están hechos por personas julio-agosto 2017

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Chef &Hotel|enoruta de Colchagua

Chile: apuntes a la luz de la vela Ro d o lf o Ga mb e tti d e l Pi n o P erio d ista PU C , co l u mn i sta , Pro f e so r u n i ve rsi ta ri o Ex P resid e n te C í rcu l o d e C ro n i sta s G a stro n ó mi co s

María Graham

L

ju l io - ago s t o 20 1 7

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a reciente nevada del 26/07/2017 dejó a casi medio millón de santiaguinos sin energía eléctrica. Algunos hasta cinco días desconectados de todas las redes. Lo bueno: fue un ejercicio de supervivencia. Con vela, computador y el pdf del siempre delicioso “Diario de mi residencia en Chile (1822)”, de María Graham, escocesa que vivió en el Chile de O’Higgins. Joven viuda de un oficial británico que murió en el Estrecho (un siglo antes del Canal de Panamá), amiga de Lord Cochrane, reporteó – como lo haría la más lúcida y culta joven actual – las costumbres de nuestro país. La gastronomía le interesaba, con certero juicio. “Los mariscos son muy variados y muy buenos, particularmente una variedad muy abundante llamada ‘pico’ (hoy le dicen picoroco), y unas jaibas admirables, de forma redonda. De las provincias del sur traen con frecuencia una abundante variedad de ostras, y las rocas de Quintero proporcionan el ‘pico’, que es el marisco más delicado, sin excepción, que he probado”. Residió en Valparaíso, Lord Thomas Cochrane poseía un fundo en Quintero. Sobre verduras anota que “las frutas y legumbres del mercado de Valparaíso son excelentes en su clase, pero el estado de atraso en que se halla la horticultura, como tantas otras cosas, hace que dejen mucho que desear. Aquí las frutas se dan, a pesar del descuido con que se las trata. Las manzanas, peras, uvas, duraznos y cerezas secas, higos, abundancia de naranjas, limones y membrillos, prueban que sólo hace falta el cultivo. Todo se trae a mula o a caballo a la ciudad. Las frutas en árguenas cuadradas, hechas de mimbre, ingeniosamente trenzadas y tejidas, y las legumbres, en una especie de cambucho hecho también de mimbre” P. 175. Las costumbres chilenas le resultan exóticas y primitivas. “Encontramos a la madre, que estaba sola en el estrado reclinada en algunos cojines. Delante de ella tenía una mesita baja, sobre la que había extendido un mantel de algodón muy poco limpio. Las hijas entraban sólo para servir a su madre, pues comían en la cocina. El primer guiso fue una médula cocida, invitándonos a

untar en pan que cada cual tenía. La anciana llegó a pasarle con sus dedos unos pedacitos bien sopeados a miss H., que trató de pasárselo a un perrillo que estaba detrás de ella. Yo unté mi pan diligentemente y lo comí con gusto”. Y luego, charquicán. “Consiste en carne fresca de buey muy hervida, pedazos de charqui, rebanadas de lengua seca y tomates, calabazas, papas y otras legumbres cocidas en la misma fuente. La dueña de casa comenzó a comer de la fuente con los dedos, invitándonos a imitarla, pero una de sus hijas nos trajo a cada uno un plato y un tenedor, diciendo que sabía que esa era costumbre nuestra. Esto no obstante, la buena señora persistió en ponernos en el plato los pedazos más delicados con su pulgar e índice” P. 205. Mejor suerte tuvo en casa de Lord Cochrane. “Sirviéronnos el popular charquicán, preparado con carne fresca y seca, y diversas legumbres, y sazonado con ají o pimienta chilena, en una gran fuente de plata. A cada una de las ocho personas que nos sentábamos a la mesa se le distribuyeron cubiertos de plata. Leche, harina de maíz y aguardiente completaban la comida” P. 246. Oh, sorpresa, la hierba mate no era desconocida entonces, como hoy creen algunos. “Me sirvieron en mi aposento mi acostumbrado desayuno de té, huevos y pan con mantequilla. La familia no come nada a esta hora, pero aquí algunos se desayunan con una jícara de chocolate, otros con un poco de caldo, y los más con mate” P. 254. Prolija – y anglicana –, reporteó en detalle el terremoto de 1822 que destruyó Valparaíso. Y sin saberlo, hasta documenta un ovni de esos días, en un texto que pocos han notado: “más noticias de los lugares vecinos. Los pescadores de Quintero y las playas inmediatas afirman que en la noche del 19 vieron una luz a gran distancia en el mar. Permaneció un rato inmóvil, avanzó enseguida hacia la costa y dividiéndose en dos, desapareció. La credulidad de la gente la ha convertido en la Virgen que vino a salvar al país” P. 384. ¿Algo bueno en un apagón? Que nos reencuentre con una aguda mujer del siglo XXI, que nació dos siglos antes.














































































































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