Rock Salta Nº18

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Número 18 | Diciembre 2013

CONTENIDO Editorial Noticias

04 05 Discos del rock salteño 06 Rock del NOA 07 RS Pregunta 08 Salta Boombox 09 Random 13 Presenta su nuevo disco

Alex Lora Personal Fest

18 20 El poder de los detalles 23 Reflexiones en la Chevy 34 La Vela Puerca 39 Entrevista con Sebastián Teysera

Hip Hop en Salta Estelares Edelmiro Molinari Calor humano

Manu Chao Pág. 26

Giróscopo Omar Mollo Medios cordobeses Andrea Álvarez Sin Chequear | Gustavo Sala

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STAFF DIRECTOR Santiago Castellanos

scastellanos@rocksalta.com

EDITOR Federico Anzardi

fanzardi@rocksalta.com

DISEÑO Bernardo Rodriguez Berri brberri@rocksalta.com

Llegamos al final de un nuevo año con la tranquilidad de haber hecho todo lo que estuvo a nuestro alcance para crecer. Haciendo un balance, el saldo es sumamente positivo. Esta revista ha crecido en imagen, contenido y reconocimiento. Para hacer algo hay que hacerlo bien y el camino está lleno de obstáculos. Pero con convicción, buenas ideas y un equipo unido, pudimos mantener esta publicación en un momento donde las revistas van quedando cada vez más relegadas. Como dice el Enano Teysera en estas mismas páginas, “el que no busca, el que no es valiente y no se la juega, nunca llega a estar en el momento o el lugar indicado”. Quiero felicitar a cada uno de los que han colaborado con nosotros este año. Al staff permanente, fotógrafos, colaboradores ocasionales y a cada uno de los que se han brindado para que hoy Rock Salta sea una de las revistas más importantes del interior del país. Con este número, desembarcamos en la ciudad de Rosario, siguiendo el objetivo de llevar nuestras páginas a todo el país. Seguimos creyendo que la mejor manera de difundir a las bandas del NOA es trabajando seriamente y llegar cada día a más lectores. Además, la novedad es que ya pueden descargar la aplicación para leer la revista en sus tablets o smartphones de manera gratuita desde rocksalta.com/revista. Durante diciembre, también podrán descargar de manera gratuita el disco homenaje al Cuchi Leguizamón, donde trece bandas salteñas le rinden tributo al gran folclorista. Para cerrar, y esperando reencontrarnos el próximo año con muchas más novedades, los invito a visitar todos los días rocksalta.com, donde podrán seguir informados durante todo el verano. ¡Felices fiestas para todos!

Santiago Castellanos Director RS Producciones scastellanos@rocksalta.com

www.rocksalta.com ROCK SALTA es una publicación de Rock Salta Producciones. Domicilio: Pueyrredon 1031 1ºB - CP 4400 - Salta. El nombre y el logo son marcas registradas por Santiago Castellanos. © 2006-2013. Expedientes INPI 3083222 y 3083224. Las publicaciones son de absoluta responsabilidad de sus autores y pueden no coincidir con la opinión del director. Las colaboraciones son ad-honorem y no crean ningun tipo de dependencia legal ni laboral entre los autores y la revista. Prohibida la reproducción parcial o total de los artículos sin mencionar la fuente. Revista impresa en Mundo Grafico S.A., y distribuida por Distribuida por Romulo J. Guzman S.A. y Distribuidora Chorba. Tirada: 3000 ejemplares. Foto de Tapa: Gastón Iñiguez. Fotos “En Vivo”: Martín Azcárate (La Vela Puerca y Divididos), Eugenia Díaz (Cafe Tacvba).

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DIAGRAMACIÓN Colmena Boutique Audiovisual colmena.audiovisual@gmail.com

REDACCIÓN Pablo Choke Torramorell pchoke@rocksalta.com

Rodrigo Juárez

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Diego Maita López

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Eduardo Marcé

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Eduardo Pece

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Alejandro Wierna

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FOTOGRAFÍA Martín Azcárate

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Violeta Gil

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Gastón Iñiguez

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COLABORAN EN ESTE NÚMERO Pablo Astudillo, Damian Benetucci, Eugenia Díaz, Matías Hessling, Lukas Isaac, Constanza Juan, Gonzalo Quispe, Mauro Rico, Gustavo Sala. CONTACTO Redacción: revista@rocksalta.com Publicidad: publicidad@rocksalta.com

CONSEGUÍ ESTA REVISTA EN todos los kioscos de revistas del NOA. SALTA Atipiko: San Martín y Bs. As., loc. 6 Chaco: Córdoba 235 Magoya: España 425 Música Store: España 876 TUCUMÁN La Rockería: Buenos Aires 39, loc. 6 JUJUY Argentos: Otero 280 Fixion: Belgrano 616 SANTIAGO DEL ESTERO Reina Momo: Paseo Tucumán, loc. 18 De Tal Palo: Belgrano 852 CÓRDOBA Locuras: 9 de Julio 451 Oktubre: 9 de Julio 138, loc. 7 ROSARIO La Daga: San Martín 876, subsuelo SAN LUIS La Cueva: Galería Sananes, loc. 6 CAPITAL FEDERAL Punto de encuentro de Revistas Culturales: Corrientes 3307 Mercurio Disquería: Av. Santa Fe 2729 - 1º piso, local 42 POR INTERNET Sistema NorteTicket: norteticket.com


Cosquín, a marzo Cosquin Rock 2014 cambió de fecha. Se llevará a cabo el sábado 1, domingo 2 y lunes 3 de marzo, en coincidencia con los feriados de carnaval. El predio será el mismo que viene albergando al festival los últimos años: el Aeródromo de Santa María de Punilla. Al parecer, el hecho de que los feriados por el carnaval incluyan lunes y martes y la excelente respuesta de la gente en la edición 2013, han sido fundamentales en la decisión de En Vivo Producciones de tomar esas fechas. Los abonos de edición limitada con la fecha original (7, 8 y 9 de febrero) que ya hayan sido adquiridos tendrán validez.

Reveldes La opinión de La Renga sigue siendo la que en la familia desate algún bardo. Esta vez, su decisión de participar del festival por los treinta años de democracia en nuestro país, trajo opiniones diversas. El grupo subió al escenario montado en Plaza de Mayo el pasado 10 de diciembre, donde también participaron León Gieco, Chango Spasiuk, Adriana Varela, Rodolfo Mederos, Horacio Guarany, Kapanga, Jaime Torres, Gustavo Santaolalla y otros. La polémica se desató cuando La Renga empezó a tocar al mismo tiempo que la policía tucumana comenzaba una feroz represión contra los ciudadanos de la capital de esa provincia. Muchos seguidores desaprobaron la actitud de la banda, asegurando que los músicos se desentendían de la situación. Lo cierto es que el grupo subió a tocar en el mismo momento en que se producían los hechos en Tucumán. Tras el mini concierto gratuito, Chizzo aseguró: “Estamos en un punto de crecimiento y de lucha sobre todo. Los últimos gobiernos han acercado mucho a la juventud y se nota un resurgimiento popular que es muy importante para la Argentina.

CalmaNiño despide el 2013 Después de un año de reordenamiento interno (hubo cambio de guitarristas), CalmaNiño dará su primera fecha propia del 2013, lo que será un debut y despedida del año. Será el sábado 28 de diciembre, a partir de las 20, en Mega Espacio Cultural Ameghino (Ameghino 775, ex Express Arte). Junto a Calma, también actuarán Cachetada de Loco, Clownface, los tucumanos Cábala Ska y Pneumonía Hawk. Las entradas anticipadas cuestan $30 y se consiguen en Atípiko (Buenos Aires y San Martín, local 6), Chaco (Córdoba 235) y Magoya (España 425). También se pueden conseguir a través del sistema NorteTicket.

Interesante encuesta El blog La música es del aire (lamusicaesdelaire.blogspot.com) realizó una monumental encuesta sobre el rock argentino. Más de 300 periodistas, músicos y otros vinculados al rock de todo el país eligieron sus discos preferidos del género y el resultado se viene publicando en diferentes entregas desde el mes de octubre. Se trata de una elección federal actualizada de los discos que conmueven a todo el país. Así, los clásicos inevitables (Spinetta, García, Los Redondos) aparecen acompañados de artistas actuales como El mató a un policía motorizado, Acorazado Potemkin y La Perla Irregular, además de trabajos de culto de grupos como Los Pillos. Cada disco está reseñado por periodistas especializados y músicos. Se destacan los aportes de Litto Nebbia, Pablo Schanton, Eduardo Fabregat, Diego Mancusi, Oscar Jalil, entre otros, además del ladri editor de esta revista.

Novedades jujeñas La Yugular, uno de los grupos más importantes del NOA, anunció la salida de su segundo disco para los primeros meses del 2014. En sintonía con trabajos clásicos como el Álbum Blanco, Almendra, Manal y otros (OK, quizás estemos exagerando), el nombre de la placa será homónimo al de la banda (o sea, se va a llamar La Yugular, se entiende). El álbum, grabado durante el 2013, fue producido por el ex Karamelo Santo, Goy Ogalde, y Lucas Guzmán. Algunos de los temas serán “Latinoamérica sangra”, “Su voz”, “Mi sueño mejor” (cover de Los Kjarkas), “Doña Natty”, “Melodía rebelde”, “Más”, “Guarda el aire” y “Sin fin”. El disco será editado a través de Rock Salta Discos y estará disponible para su descarga gratuita a través de la web del sello. Posteriormente, la edición física se podrá conseguir en los shows de la banda y en diferentes puntos de venta de todo el país. Los jujeños, pioneros del reggae andino, tuvieron un excelente 2013. Fueron los ganadores de la final argentina del Rototom Contest, superando a grupos como Yataians. Además, la banda está tocando en el ciclo Igualdad Cultural. El primer disco de La Yugular fue Plantate!, editado en 2010, y tuvo gran repercusión a nivel nacional. Tuvo muy buena repercusión con canciones como “A cielo abierto” (a dúo con Raly Barrionuevo) y “Puedo sentir”, entre otras que le brindaron una personalidad única en la escena reggae del país. ¿El nuevo disco será el que los comience a posicionar más allá del NOA? Creemos que así será.

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Cielo Andino Adrián Vitry (2005) Por Diego Maita López

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reo que aún recuerdo el momento en que conocí a Adrián. Estábamos en una guitarreada, entre gente vinculada al montañismo, en el departamento de su hermano. Habrá sido 1995, 96. Transcurría un repertorio latinoamericano (propio de ese mundo) y algo del rock que le metíamos los más pibes. Bob Dylan era religión y ante el “tocate una de Nirvana” de mi boca, el muchacho en cuestión soltó: “Nirvana murió”. Era la época, la muerte de Cobain había dejado su marca. Esta anécdota no es casual, y esa circularidad permite entender Cielo Andino. Lo primero, esa forma de cantar de Vitry que no es sólo la influencia de Vedder, sino la propia de varios cantantes de la escena grunge. Y justamente Adrián y otros socios musicales, desde mediados de los noventa fueron los que en Salta se encargaron de encender esa llama. Cómo olvidar la banda que tenían con Hernán Bass y Alberto “Sodom” Fernández: Crisis, que luego derivarían en los aún (intermitentemente) vigentes Temerario Joe. De hecho hay un disco inédito de esa banda (Crisis) que al menos debería estar accesible en formato digital. Y más allá de algún legado de esos otros noventa, resulta novedoso como desde la experiencia en la montaña (Vitry siempre tuvo fama de ser un montañista solitario, algo no tan común en esa disciplina) hay toda una escritura que por momentos llega (¿sin querer?) a una descripción digna de los folcloristas de la primera mitad del siglo XX. En “Animales” hay un importante despliegue en ese sentido. Desde una copla que reza “que no me falte platita, no me falte coquita, no me lleve el diablo”

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a un relato en off, que nos cuenta los ritos de las comunidades andinas para afrontar la falta de agua. En ese sentido también se mueve “Prólogo” (que se circula por un tiempo de huayno), complemento necesario de “Animales”. La credibilidad intelectual para actitudes de ese tipo en el mundo del rock sólo la tienen unos pocos: este es un caso. “Molinos de viento”, “Sueños de ascensión” y “Cielo andino” abandonan esa faceta descriptiva y más bien remiten a una cuestión introspectiva, derivada de la misma experiencia anterior. Gran parte de la música desarrollada por solistas aborda la interioridad en la escritura, pero claro, como las experiencias de vida son el insumo, estas canciones marcan una diferencia. Las texturas sonoras también son destacables: “Canción urbana” funciona como una muestra de eso. Desde una apertura con teclas bien marcadas, pasando por un solo de bandoneón (del maestro Rubén Chammé), llegando a

un violín (de Guillermo Zurita, integrante de La Imaginaria, banda de rock local de los noventa) que va jugando atrás, y le da esa melancolía necesaria a la canción. “Vívelo todo” y “Pronto sabrás” seguramente son las canciones más radiables, como si el rock local lo fuera. La primera quizá tiene un tono más pop mientras que la segunda (una de mis favoritas del disco) es más cercana a las baladas “alternativas” de veinte años atrás, que van desde un motivo tranqui a un estribillo que remonta desde algún machaque riffero. Cielo Andino en un disco heterogéneo, desde la poesía a la música. Conviven instrumentos, texturas y colores sonoros muy distintos, y ahí

está la riqueza. El disco fue registrado en Estudio El Cerro y junto a Adrián Vitry, que además de la voz pone algunas guitarras y bajos, son los dueños de la sala (los hermanos Rafael y Ramón Vivas) quienes se hacen cargo de las guitarras y el bajo respectivamente. Completan el equipo Rubén Chammé, a cargo de la batería e intervenciones con el bandoneón, Chinato Torres en percusión, Guillermo Zurita en violín y aparecen como invitados el güemense Marcelo Piorno en guitarras, Fernando Ortiz en batería, Cecilia Desinglau en voces femeninas. Javier Figueroa, también parte del staff del estudio, es quien se hace cargo de las teclas y de la producción artística del disco. Cielo Andino rompe con cierta doctrina rockera, pero eso refuerza aún más su sentido, y tiene el inmenso valor de cuestionar cuál es el camino y el lenguaje que debería seguir un disco (de rock) hecho en Salta.


Por Gonzalo Quispe // Foto: Constanza Juan

Catamarca

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alpaso es un grupo de amigos que tiene su raíz en Andalgalá (Catamarca) pero que plantaron base en Córdoba. Instalados en la ciudad mediterránea, salieron a recorrer el circuito del rock cordobés. Allí, de boca en boca y con un clima de fiesta en sus shows, fueron multiplicando su público hasta unas 700 personas presentando su debut discográfico Para Otro Lado, en 2008. Al diálogo se presta, siempre atento, Nicolás Bustamante, voz y guitarra de la banda, quien hace un balance del primer disco: “Para Otro Lado ha sido hasta ahora la espalda que teníamos para sacar a la luz a Malpaso. Fue la confirmación para salir al ruedo porque estábamos convencidos de lo que veníamos haciendo. Para Otro Lado ha llevado a Malpaso a lugares de todo el país y eso ya es motivo de amor eterno a nuestro primer disco.” En octubre, y en momentos que la industria del disco da pocas señales de vida, acaban de editar su segundo álbum: Postales Sonoras, con una edición fuera de serie: un box de madera que contiene catorce postales que reflejan el trabajo de diez fotógrafos; algunos profesionales, otros aficionados o inquietos con su cámara, pero todos apasionados. El por qué de idear así el disco, lo explica Nicolás: “Desde que aparecieron las versiones finales de los temas que iban a ir al disco, todo se empezó a encadenar para que termine siendo una creación totalmente conceptual. Queríamos un envase que atraiga

a la gente a comprarlo, para darle más peso al trabajo entero y no a canciones aisladas. Les mandamos a diez fotógrafos una canción para que la escuchen e imaginen una postal que represente para ellos el tema. Les encantó la idea y decidimos hacer postales antes del tradicional ‘librito’, sobre todo porque la idea nos sugería ese formato.” Las canciones en Postales Sonoras hablan de rebeldía, de nostalgias de viaje y tiempo, de movilizarse y luchar contra lo establecido. En trece temas liberan sentimientos y cuentan qué quieren transmitir: “Hablamos de nuestra propia sensibilidad, sin filtros. De la sensación más cruel de la vida en sociedad: las injusticias. De las luchas para cambiar estados de cosas estáticos. Hablamos de Callejeros, de Mariano Ferreyra, de Carlos Fuentealba, de la megaminería y el drama de los pueblos en su destierro. Y hablamos por supuesto de amores y alegrías, porque tenemos una visión crítica de las cosas, pero respiramos la juventud, que se puede conseguir felicidad en las revoluciones cotidianas”. En los casos citados, hay una razón que los liga a esas injusticias, donde son voz autorizada: son nacidos en la región, estudiantes universitarios y acompañan desde siempre la causa Cromañón. En esa línea crítica, una de las canciones destacadas es “Zamba del tipo duro”, donde fijan posición sobre el conflicto de la minería a cielo abierto en Andalgalá. “Es una situación desigual e incoherente que las empresas multinacionales desembarquen en los

pueblos. Es una lógica capitalista que deja en un plano muy lejano lo más importante que es el medio ambiente, la salud, la autonomía, y prima el interés económico por sobre cualquier factor”. Todo Malpaso se muestra comprometido con esta situación, y eso parece merodear en más de una canción del disco. Al igual que su antecesor, Postales Sonoras promete recorrer Córdoba y alrededores, y llegar en vivo a varias ciudades del NOA y también a Buenos Aires. En esa ciudad agobiante, los Malpaso anhelan también poder mostrar otra vez su música: “Nosotros sabemos que el rock es federal cuando es foráneo. Y en realidad es una movida ultra unitaria, de la gran ciudad. Amamos Córdoba y nos encantaría poder vivir acá toda la vida, con la banda en crecimiento, pero quizás falte todavía un tiempo para cambie esa situación en todo el interior. Nos encanta Capital, porque nos ha ido muy bien las veces que fuimos, pero quizás se dé paulatinamente y no de repente, el tiempo nos va a ir marcando el camino de cuál es el destino de Malpaso.”

CONTACTO www.malpaso.info

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RS PREGUNTA

POR PABLO CHOKE TORRAMORELL // FOTO: ISIDORO ZANG

Carlos Barrabino Cantante de Barrabino Quinteto

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uánto tiempo llevás en el mundo de la música? - Empecé a estudiar guitarra a los diez u once años en la localidad de Quilmes, Buenos Aires, de donde soy oriundo. Desde ese día supe que quería eso. Fue tener la conciencia de decir “es esto lo que quiero hacer”. Fue una cosa bastante graciosa porque me mandaban a estudiar inglés y un día trajeron unos volantitos anunciando que a los mejores tres promedios del trimestre le regalaban dos meses de clases de guitarra: yo era un desastre, mi boletín no era el mejor pero me mandé igual al curso. Y como nadie más quería estudiar guitarra, me aceptaron. Es más, fue una cosa casi clandestina porque no tenía guitarra propia, me pedía prestadas de amigos. - El primer disco que compraste. - Desde que era chiquito, como a los diez años, ahorraba guita de los mandados y me iba corriendo a una disquería a comprar algo. A la distancia me parece algo bastante insólito. Compré cosas raras, no me acuerdo qué habrá sido pero tenía gustos de los más llamativos. Los amigos de mi hermano me influyeron un poco en eso, así como otros tienen esta herencia de los padres mis hermanos eran para mí mucho más referentes que mis viejos. Insólitamente cuando cumplí trece años me regalaron el primero de Jethro Tull, el This Was, que lo volví a comprar en CD hace seis años atrás porque es absolutamente maravilloso. Ese disco era de un lado mono, una cosa impresionante, parece prehistórico. - ¿Cómo sería un breve repaso por los grupos por los que pasaste? - Hay una historia ahí. En los ochenta toqué mucho tiempo en una banda que se llamó Caminata, con Patricio Villarejo, actual director de la Orquesta Kashmir. Luego también tuve otra banda que se llamó Nuestra Vida con Sonia Levitan, una cantante muy buena. Después trabajé con mi apellido muchísimo tiempo, como por ejemplo Ba-

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rrabino y la banda del teatro. Y acá en Salta, sin lugar a dudas, La Imaginaria, una banda que tuve con Guillermo Zurita. Quizás hubieron algunos integrantes más estables y comprometidos como, por ejemplo, Luis Román, con quién toco inclusive hasta el día de hoy. - El mejor show que diste. - En el Teatro San Martín de Buenos Aires toqué dos veces y la segunda vez fue extraordinaria: creo que fue en 1989 con mi banda de por ese entonces, un proyecto grande con bandoneón, una cantante, bajo, batería y piano. Hacíamos una música medio urbana. Por ese entonces andaba por esos caminos, toqué bastante tiempo música ciudadana. De hecho, uno de mis primeros trabajos se llamó Aire porque cuando me preguntaban qué es la música que hago siempre respondía que eran “aires de…”. Ni siquiera soy demasiado rockero, siempre fui muy ecléctico. Siempre le he escapado a los purismos toda mi vida. El purismo es un mal innecesario. - ¿Y el peor? - El peor fue en la Biblioteca Manuel Belgrano de Berazategui en mis primeros años como músico, lo recuerdo con mucho cariño. Éramos un dúo, con mi mejor amigo y nos llamábamos Oniria: música de sueños, éramos más pretenciosos que la mierda (risas). Ensayábamos a morir, sin método ninguno, apenas sabíamos de música pero teníamos temas propios y también una audiencia importante. Creo que fue uno de los primeros shows que toqué en mi vida. Pero nos dio un tal ataque de pánico previo al show que nos paralizó, tocamos muy nerviosos, fue terrible. Después, los shows más fuleros son cuando existe algún tipo de problema interno: quizás la gente ni cuenta se da pero vos tenés la banda fisurada por dentro y ya hay algo que no te hace feliz. - Armá una banda ideal. - La banda ideal, y sin hacer demagogia, realmente es muy parecida a la que integro actualmente, porque mis com-

pañeros me hacen feliz y estamos bien. La música es algo que se hace desde diferentes lugares. No es solamente un combinado de buenos músicos: es muy difícil hacer buena música sin buena onda o sin ideas. Por ejemplo, vos podes tener un músico brillante pero al mismo tiempo facho y eso a mí me bloquea, no podés hacer nada, me ha pasado. Entonces prefiero juntar unas cabezas que funcionen más o menos para el mismo lado. Si encontrás eso, genial, metele para adelante. - El mejor show al que fuiste. - Invisible en el Luna Park, eso fue en el año 1976 presentando el disco El jardín de los presentes. Sin lugar a dudas ese fue el mejor show al que fui en mi vida, impresionante. Fue emoción del primer tema al último. Una tremenda banda, ahí sí encontrabas lo que quisieras: música, poesía, perfección y composición: Tommy Gubitsch, Machi Rufino, Spinetta y Pomo. Si querías una selección, ahí la tenés. - ¿Cómo ves al panorama actual del rock salteño? - Me parece que la música puede mejorar con más repertorio propio. Por ejemplo, la provincia de Salta tiene un agujero negro en su repertorio folclórico: se murió el Cuchi ¿y ahora quién se compone una zamba? Algo bueno, de calidad, que pueda trascender los festivales que se hacen con la misma grilla de siempre. ¿Quién te puede hacer una zamba verdadera, que le pegue en el palo a lo que es una del Cuchi? Como para ir teniendo un camino, para decir “bueno, vamos por este lado”. Y hablo del plano del folclore como podría hablar de otros géneros, es lo mismo. Para mí, si vos tenés malas ideas y malos medios, bueno, sos un desastre. Y si tenés malas ideas y buenos medios tampoco sirve de nada. Ahora, si vos tenés buenas ideas ahí si tendríamos que ver de dónde sacar algunas cosas para mejorar la propuesta. Si hay malas ideas podés ir a Abbey Road y hacer un disco horrible, intranscendente.


Por Pablo Choke Torramorell // Foto: Martín Azcárate

BOOMBOX: SALIENDO AL SOL Pasó la primera edición del festival de la Cerveza Salta. Polvo, trayectoria y nuevos sonidos en una larga y exitosa jornada de música.

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las cuatro de la tarde del sábado 23 de noviembre se siente la ansiedad por la inauguración oficial del enorme escenario del Boombox. La música sonando desde los parlantes y dos filas divididas entre hombre-mujer seguido de un estricto control policial para el acceso al predio fue la primera imagen para todos los que se fueron acercando, con el correr de las horas, al Centro de Convenciones. Con meses de anticipación se realizó un concurso de bandas donde, a través de una aplicación de Facebook, se anotaron más de ochenta artistas y grupos de la región NOA. Con la participación digital del público se determinaron las diez más votadas que, en una especie de semifinal, un jurado integrado por músicos y productores terminaron seleccionando a las dos bandas ganadoras por “la trayectoria y los antecedentes” en relación a las demás. La grilla quedaba así conformada por ocho grupos que prometían una extensa jornada de música en vivo: Divididos, Bersuit Vergarabat, Perro Ciego, Mi Karma

Gonzalez, Los Huayra, Ey Paisano, Cachetada de Loco y Gabriel Morales. Contrariamente a lo que ocurre seguido en todo festival masivo, al momento del arranque de la grilla con Ey Paisano ya había una buena cantidad de personas esperando por los recitales. Las bandas encargadas de la apertura no sufrieron del mal del “poco público por tocar temprano” pero sí tuvieron solamente la mitad frontal del escenario habilitada para su espectáculo. Con un buen sonido, el grupo fusión de folclore y rock demostró estar atravesando su mejor faceta: encontraron su eslabón dentro de la evolución del sonido musical que venían manejando. Con percusionista invitado, el grupo reducido en un solo cantante (Facundo Funes), arengó al público bajo un sol que amenazó por momentos con retirarse. Lágrimas de barro, el disco que sacaron este año y presentaron exitosamente en la Casa de la Cultura, sonó fresco y redobló la propuesta cuando subió Salchi Dique, de Perro Ciego, a cantar la nueva versión de “La boca e lobo”, el clásico salteño del grupo Mambrú y sus Desertores.

El momento de Cachetada de Loco se hizo esperar por el acomodo de equipos e instrumentos en el reducido escenario. Mientras abajo la gente seguía acampando de a poco los rincones amplios del Centro de Convenciones, la música ganó nuevamente terreno con la banda sonando al principio con unas fallas de sonido que quedaron superadas al segundo tema y el comienzo del pogo entre los presentes. Desde muy temprano, con el sol a cuestas, los saltos generados entre la gente levantaron mucho polvo del piso de tierra del campo sin ningún tipo de revestimiento. Una cumbia, un cuarteto y un rock ska sirvieron de contrapunto con Ey Paisano para terminar complementándose. “Un fuerte aplauso para todas las bandas que se anotaron en el concurso. Todos queríamos estar acá, nos tocó a nosotros y estamos agradecidos” comentó con micrófono en mano Pedro “Pego” Alonso, bajista y uno de los cantantes de este sexteto que huele a fiesta musical y teatral en constante movimiento. Sin lugar a dudas uno de los momentos más familiares se empezó a vivir a partir de la actuación de Gabriel Mora-

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les: la tarde empezaba a caer y grupos de familia completos disfrutaron de la actuación del ex Operación Triunfo como la de las dos bandas siguientes. Repasando desde bagualas hasta covers clásicos del cancionero folclórico, mostró una faceta más latina en algunos temas. El turno de Mi Karma González devolvió el rock ska y el pogo al escenario del Boombox. La mayoría de los presentes aprobaron la actuación del ahora cuarteto quedándose con ganas de un bis. Pero los tiempos en un principio fueron muy respetados. La cita con “las bandas populares” que son moneda corriente en actos oficialistas del gobierno local concluyó con una larga y festiva actuación de Los Huayra. Folclore moderno que parece no encontrar su rumbo en la experimentación que el grupo atraviesa desde hace unos años. Por esta continuidad festivalera masiva y popular lograron una conexión especial con su público y el apoyo se hizo sentir con cada gran ovación luego de los temas. Quizás el único momento innecesario hacia el final de su set fue el homenaje (¿realmente hacía falta?) a Spinetta con la reversión folclórica de “Muchacha (ojos de papel)”. Cerca de cuarenta mil personas se encontraban en el predio cuando fue el turno de Perro Ciego. Siguiendo el mismo repaso por los cuatro discos editados que los tuvo activos sobre diversos escenarios en este 2013, confirmaron que la trayectoria que fueron ganando paso a paso la tienen merecida: impecable tarea a cargo de los principales solos de viola de Martín “Gamba” Aguilera y un Salchi Dique apostando más al rol de frontman cantando junto al griterío de la gente. Tantos años entregando buenas composiciones y recitales merecen hacerse un replanteo al momento de hablar del cuestionado “apoyo al rock salteño”: suponiendo que este festival hubiese tenido una entrada con un mínimo costo de 70 pesos, ¿cuántas de las miles de personas que desataron un verdadero festín con Perro Ciego en el escenario del Boombox aceptarían pagar ese monto por el mismo, e inclusive más extenso y variado, show? ¿Es aca-

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so la fórmula del festival sponsoreado la solución a la poca concurrencia de gente en los recitales locales con entradas económicas? Hay quienes prefieren invertir el mismo monto, y mucho más, en lo que se conoce como “la previa” que en la misma entrada para un espectáculo: bienvenidos a la cultura de la queja. ¿Por qué una banda local no puede planificar un buen show a cierto costo (que suele ser el mínimo) y los consagrados nacionales si pueden manotearnos los bolsillos?

¿Es acaso la fórmula del festival sponsoreado la solución a la poca concurrencia de gente en los recitales locales con entradas económicas?

Lo de Bersuit Vergarabat puede considerarse como el punto alto de toda la jornada: muchísima gente disfrutando, bailando, saltando y pogueando como nunca antes con las bandas que ya habían tocado. Con nueva alineación del equipo, en realidad un cambio de roles con una salida de roja eterna del otrora cantante, Bersuit debutó en tierras salteñas con una explosión de hits antiguos y modernos, “Toco y me voy”, “El viejo de arriba” y “Cambiar el alma”, “Dios te salve”, por ejemplo. “Venimos haciendo terapia juntos hace ya un par de largos años”, le dijo Daniel Suárez a Rock Salta unos días antes del arribo a Salta. Dani, junto al Cóndor Sbarbati, es parte de la nueva voz de la banda y hace referencia a la etapa que expe-

rimentaron con la salida de Gustavo Cordera: “Estamos muy bien. Acabamos de grabar el próximo disco. Se va a llamar El Baile Interior y son doce canciones nuevas”. Finalizado el show con una siempre emocionante “Un pacto” junto a Juan Cruz Torres, ex Humahuaca Trío e hijo de Jaime Torres, un importante porcentaje de presentes optó por abandonar el lugar. El final no fue otra cosa que una clase magistral de lo que significa hoy en día Divididos para el imaginario colectivo seguidor de su obra y todos sus derivados: clásicos de la vieja escuela de Sumo, Billy Bond y Pappo, el virtuosismo símil Hendrix, y el sonido potente que les dio, con justicia, el mote de “aplanadora”. Solamente la histórica hermandad Mollo & Arnedo puede acoplarse tan bien a la joven bestialidad de Ciavarella. Ellos tres ahí arriba hacen sonar de todo como sus antojos lo ameriten (casi tradición en el Norte, Ricardo soleó otra vez con una pierna ortopédica). Un recital que se hizo desear bajo una descontextualizada música electrónica que se repitió una y otra vez durante toda la jornada entre los espacios muertos de cambio de bandas. Una enorme muestra que tranquilamente los catapulta hacia otro nivel aún más alto del alcanzado con Amapola del 66, la última placa. No por nada en temas como “Mantecoso”, “Azulejo”, “Voodo Child”, la intro de “Ala Delta” y el final de “Next Week” tuvieron sus cuelgues instrumentales de varios minutos extendiendo las versiones clásicas tiñéndolas de un progresivo por momentos jazzero basado en la improvisación de cada uno con su respectivo instrumento; no hace falta aplaudir cada solo de guitarra de Ricardo. No hizo falta meterse en el campo de los hits radiales: todo estaba ocurriendo ahí y los que se quedaron lo supieron entender y aprobar: hasta el “momento acústico” se vio reducido solamente en “Spaghetti del rock” y “Par mil”. Podrán haber faltado algunos clásicos en esa lista pero qué importa, el cierre que le ofrecieron al Boombox no se puede discutir: fue distinto y gustó. Queremos el bis.




Por Eduardo Marcé // Fotos: Mauro Rico

CUANDO ESTÉS ACÁ

Random está a punto de editar Pidanoma, un disco conceptual que exigirá al oyente. De Tafí Viejo al mundo, la banda más impactante del Norte argentino abandona las letras en inglés y se hunde en una crudeza climática.

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na tranquila ciudad del interior con tradición folclórica y ferroviaria, tres músicos, una casa, un productor, un sello, un ex Mars Volta de invitado, financiamiento colectivo y un nacimiento. Son muchos los ingredientes que van a resultar en Pidanoma, el nuevo disco de Random, una banda que a base de laburo sostenido, shows explosivos y una música dinámica, impredecible y poco convencional se ganó su lugar de privilegio en la escena norteña. Tafí Viejo, conocida también como la “Capital Nacional del Limón”, es una ciudad ubicada a veinte kilómetros al noroeste de San Miguel de Tucumán. Es donde se encuentra el centro de operaciones de Random. La excusa para llegar hasta allí es entrevistar al trío en los momentos en los que comienzan a definir las mezclas de lo que será su tercer disco, grabado en su sala/estudio (donde también fue compuesto) con los tres tocando en vivo, sin sobregrabaciones. Desde su iniciático EP, la banda no hizo más que llamar la atención de la prensa, no sólo a nivel nacional sino internacional. Siempre desde la completa autogestión, les representa un gran desafío mantener ese nivel de exposición con este nuevo disco. Su discografía, hasta ahora, consta de prrimo, The., publicado a fines de

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2009, y su primer largo, Todo.s los colores del, de 2011. Ambos están disponibles en losrandom.com para descarga gratuita. Pidanoma (la acentuación del título es libre y a gusto del consumidor) se viene en el 2014, y marca una evolución y cambio en la banda manteniendo una conexión con el disco anterior. En la charla también está presente Ramiro Rodríguez, productor de Random y de una nueva camada de bandas del rock tucumano. Sólo este año pasaron por sus perillas Nadadores, Zener y Factor Común, mientras finaliza lo nuevo de Hate Fusion y el esperado primer material de Ferreyras. “Va a los shows, conoce más que nadie a Random, está en los ensayos, sabe de qué se trata. Es fundamental eso”, dice Marcos Crosa, baterista del grupo, sobre la reelección de Ramiro como productor. Pidanoma, gestado en 2013, será dado a luz tentativamente en enero de 2014, según anunciaron a través de un video, a fines de noviembre. Y esto de usar palabras y metáforas relacionadas con nacimientos no es algo caprichoso. El disco nuevo tendrá su posterior edición física que será costeada a través de una plataforma de financiamiento colectivo (por primera vez para una banda tucumana), donde todos vamos a poder colaborar comprándolo anticipadamente. Todo esto saldrá a la luz cuando sal-

ga (nazca) el disco. Algunas de las nuevas canciones ya fueron adelantadas. “Corto Normal” había debutado en vivo cuando presentaron el segundo disco. “Guri Guri” ya es parte fundamental de los shows, como se puede ver en los videos que están en su página. Pidanoma contará en una de sus cinco canciones con un invitado internacional de lujo: el ex Mars Volta Adrián Terrazas González. Internet acortando las distancias y permitiendo que lo que grabó en su estudio de Estados Unidos llegue a Tucumán. En su bunker de Tafí Viejo, los Random también llevan adelante todo el trabajo de su sello, Las Tías Records. El colectivo (que incluye a videastas y artistas gráficos) debe su nombre a que la casa donde está instalada la sala pertenecía a una de las tías de Marcos, quienes también inspiran la gráfica del disco. El sello agrupa no solo a bandas de Tucumán, como Delphoz, Ferreyras, Zener, Cachín Selis o Carlitos Canzión, sino a salteñas como Nagoba, los cordobeses de Combustión Espontánea y hasta una de Brasil, Seu Bené. Parte de su labor incluye la grabación y edición en video de sesiones en el estudio, las que pueden verse en el canal de You Tube del sello. Vayan buscando su almanaque y agenden, entonces, que en enero de 2014 tienen que estar atentos a la sali-


da de Pidanoma, el nuevo de Random; aunque en realidad sea más fácil suscribirse a su lista de mails, que será la vía por donde se distribuirá el link para que puedan recibir este disco/niño en el día de su lanzamiento/nacimiento. Y de paso, esperar la fecha de presentación del disco, probablemente en marzo del próximo año. En esta charla, Raúl García Posse (voz y guitarra), Pablo Lamela Bianchi (bajo), Marcos y el productor Ramiro hablan de Pidanoma, su significado, la evolución del grupo y lo que esperan para el futuro. - Raúl García Posse: Como fue compuesto acá decidimos grabarlo en este lugar y todo en vivo, para que tenga la energía que tiene la banda en vivo. - Pablo Lamela Bianchi: Fue una experiencia nueva para todos por el tema de grabarlo en vivo, porque habíamos grabado antes pista por pista, y la energía, el toque en vivo, no es lo mismo, no se consigue lo mismo haciéndolo de esta manera que de la otra. - Marcos Crosa: O en otro lugar. Capaz que en vivo en otro lugar no hubiera sido lo mismo, teníamos el capricho de grabarlo acá. - Ramiro Rodríguez: La mezcla del disco ya estaba en la tocada de ellos, con los efectos, todo incorporado. Por eso está buenísimo que haya sido en vivo, hubiera sido imposible de hacer

por partes. - Raúl: Que hayamos grabado en vivo hace que sea algo visceral, musicalmente lo es, y el sonido es crudo, de estar en vivo. Hay errores que están como coordinados, como nos estábamos viendo todos, hay cosas, accidentes de la grabación, que después hasta los terminás reproduciendo.

It’s Evolution, Baby! - Ramiro: La diferencia con los otros discos es el sonido que ellos tenían en los ensayos. Ya tenían el disco cocinado, a diferencia de los otros discos donde costó más encontrar el sonido de los instrumentos. El disco es crudo pero con muchísima más dinámica que los anteriores, y ese es uno de los secretos del disco. Acá el disco suena a lo que tocan ahora: como lo tocan, así suena. - Pablo: A los otros discos había que ensamblarlos sobre la marcha. - Ramiro: Lo que yo observé es que en relación a los otros discos, en este están muy marcados los lugares de cada uno en la banda, cada uno encontró el lugar que tenía que tener. Las cosas suenan muy en su lugar, más en relación a lo que hubo que trabajarlas en el otro disco, acá ya estaban reasentados los instrumentos de cada uno, lo que hacía cada uno en las canciones. Eso está buenísimo, porque lo hace sonar muchísimo más fluido al disco.

- Raúl: Grabábamos con amplis prestados, eran un montón de factores también. Este disco ya suena netamente a nosotros. Las influencias se notan pero con mucha sutileza, al contrario de los discos anteriores donde por ahí estaban más marcadas, a pesar de ya tener un sonido propio. - Marcos: El disco se hizo esperar, lo grabamos como tres veces antes, lo veníamos probando. El disco nos fue exigiendo cosas a nosotros, se exigía por sí mismo - Pablo: Los temas sufrieron una cantidad de modificaciones incontables, tenían una estructura, después se agregaba algo, se alargaba, se acortaba, se sacaba. Algo de siete minutos terminó siendo un tema de 15, pero con otra línea de lo que venía planteándose al principio. - Raul: De hecho, este disco no tiene casi nada de voces, creo que fue por un montón de cuestiones, técnicas, personales. El disco fluía de manera instrumental y es como que, por lo menos a mí, que soy el que canto, no me producía ganas de cantar. Solo la música ya llenaba todo, no hacía falta, o por ahí usaba las voces como algo ornamental, como si fuera un teclado o cosas así, que nunca lo pensamos, no fue premeditado. El disco fue exigiendo cosas musicalmente. - Pablo: Y relegando otro tipo de cosas. Puede ser que se buscó un cambio

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con respecto a la maduración o evolución natural del disco, porque es distinto al disco anterior, entonces no necesariamente tenían que ser en ingles las letras. - Raúl: La lírica de este disco tiene algo particular: Empezamos a usar el castellano, ya no cantamos en inglés. Y empezamos a usar neologismos, palabras o frases inventadas por nosotros que generan que cuando uno las vaya a escuchar, el disco, el tema, y todo lo que estés escuchando te digan lo que vos querés que te diga, nosotros no te estamos dando nada en bandeja diciéndote lo que dice. Cada uno lo descubre y asimila como puede, y eso está buenísimo. Eso lo exigió el disco, nosotros no pensamos “bueno, ahora se termina el inglés”. Es como que las letras en inglés en este disco directamente no iban y todo fue congeniando hasta llegar adonde llegamos.

Esperando Nacer - ¿Cuándo va a salir el disco? - Raúl: Va a nacer el mismo día en que nazca Felipe Crosa, el hijo que está en camino de Marcos. No va a tener una fecha de lanzamiento cierta, sino que va a ser más como un nacimiento, va a estar todo pensado para que la gente tome este disco como si fuera un hijo igual que como lo tomamos nosotros. Va a tener un peso importantísimo para nosotros, para la gente, y me imagino que para Felipe tambien. Imaginate que este disco va a tener 25 años y él también, y va a cumplir el mismo día que cumple el disco. El disco no se está mezclando, se está gestando en nosotros. Ya está latiendo hace rato y falta que sea parido. - Pablo: El proceso fue largo y de gestación, por lo menos año y medio, dos años de tocarlo, cambiarlo. - Raúl: Primero vamos a lanzar un single, como para ir adelantando algo, después la edición digital, que va a ser gratuita como venimos haciendo, y luego la edición física. Lo bueno es que no estamos diciendo “va a nacer tal día a tal hora” y eso genera más expectativa incluso en nosotros. Ni siquiera nosotros sabemos cuándo va a nacer, vamos a estar pendientes de que Marcos saque la mano por la ventana y diga “listo, ya nació” y lo sacamos. Al mismo tiempo que nazca el bebé, sale el disco. Eso va a generar algo muy especial. Nosotros valoramos nuestros discos por igual, pero esta carga emocional que va a tener va a ser muy grande.

Nadie sale vivo de aquí - Ya dijeron antes que es un disco crudo, visceral. ¿Es un disco más difícil que los anteriores? - Marcos: No sé si más difícil, pero

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si más personal. - Raúl: Es un mensaje más directo. Con este disco, al igual que con los anteriores, no sabemos qué va a pasar, nadie sabe si va a ser aceptado, si hay gente que se va a espantar, que de seguro lo va a haber, y gente a la que le va a encantar. Que sean tres o diez mil que se enamoren del disco como nosotros. A nosotros nos da igual, mientras haya alguien que se cope con el disco y lo escuche mil veces, y si alguien se larga a llorar, o vomita, o le agarra desarreglo estomacal, mejor. Eso es buenísimo. Que te genere aunque sea repulsión, ya es algo, te está generando algo, te mueve las entrañas.

“Que hayamos grabado en vivo hace que sea algo visceral. Hay errores que están como coordinados.” - Pablo: Lo bueno es que te genere algo, no te deje pasivo frente al disco. - Marcos: Justamente por eso lo definimos como estresante, es oscuro, difícil, es un disco muy personal, jodido. Es una escucha diferente, son canciones largas, algunas son como mantras, quizás en las primeras escuchas no lo asimilás, no entrás en sintonía y después sí. - Pablo: O te va a costar, y una vez que realmente cases la onda y el trance que representa el disco capaz que te gusta muchísimo. - Ramiro: Cada evolución que tiene la banda va acercando gente que por ahí no escucha bandas del género, y es muy loco eso: que una banda como la de ellos llegue a gente que no le gusta el heavy. En este disco abren la cancha a ver qué va a pasar, quién va a entrar. - ¿El publico que los sigue busca el cambio o quiere más de lo mismo? - Pablo: Eso es lo que esperamos definir con este disco. - Raúl: Está dividido. Hay gente que te pide que largues otro “Cachafaz”, o fórmulas que habrán funcionado en la gente, cosas que le habrán gustado mucho, y nosotros es lo primero que descartamos. Si estamos componiendo y nos damos cuenta que estamos repi-

tiendo recursos o algo lo descartamos al toque. Pero hay otra gente que realmente está abierta, sabe que se viene algo distinto y están abiertos a eso. - Pablo: Fue porque se dio así, el disco se fue componiendo así y de una manera muy distinta a la anterior. En un futuro podríamos no descartar y retomar algunas cosas, no de la misma manera sino buscándole la vuelta. Este disco se dio así. - Marcos: Hay gente a la que le decimos este disco ya no tiene tantos gritos, no tiene doble maza, y te dice “no, ¿qué está pasando?”. Entonces estamos sorprendiendo al público y el público se sorprende solo. - Pablo: Le buscás la vuelta para hacer algo distinto o que suene diferente, para no copiarte de lo que hiciste anteriormente. Creo que ese es uno de los pilares fundamentales que buscamos nosotros. No copiarte de lo que venís haciendo antes y no es que nos fue bien o mal, sí tuvimos una repercusión interesante. Abrir las fronteras, hacer algo distinto, y si le gusta a esa gente que le guste a más gente todavía, si es posible. No copiarte de lo mismo y volver a sacar un disco parecido, porque así vas a llegar, pero vas a llegar a la misma gente de siempre.

Pida, nomás - ¿Hay una conexión entre Pidanoma y los trabajos anteriores? - Marcos: Esa conexión se da del último track de cada disco al primero. El último de prrimo, The. (“Expressive Logic”) ya era una cercanía de lo que se venía con Todo.S los colores del. Y “Meeting at jabol” (última canción del segundo disco) ya tiene este tipo de baterías, quizás no exactamente igual, pero ya se venía respirando algo diferente. Y el disco que vamos a grabar el año que viene, que estamos componiendo, parte desde “Guri Guri 3 piñas”, que ya tiene una diferencia abismal con el resto de los temas del nuevo disco, y te da un indicio de lo que puede llegar a venir. Se van anticipando. - Pablo: Como que los últimos temas del disco son los más nuevos, y van anticipando un tipo de sonido o composición similar de lo que va a ser el próximo disco, pero es pura casualidad, no es que se lo piense así, salió así, pasó en los tres discos. - ¿Cuál es el orden de las canciones? - Marcos: Empieza con “Corto Normal”, que revienta al principio, y después viene “Ojota y Media” y sigue “Me Chango”, que también revienta al principio, pero como es más largo te lleva por otro sendero, pasás por otras emociones y termina con un final como tenso. Después viene el del medio, que es el más estresante, que es


“Mia gato está solo en la oscuridad”, que es duro de escuchar, es como que ahí está el nudo de la historia. Después viene “Guri Guri 3 piñas”, que es todo calmo y tiene una de las partes memorables, emotivas, melancólicas, tristes. Es como que si tiene un vaivén el disco entre los temas, y volvemos a usar esta cosa que es fundamental: tratar de que con pocos recursos, con pocas cosas, hacer un discurso y armar un disco. En este disco se cuenta una historia y la vas a poder escuchar en todos los temas, hay un hilo. - Pablo: Y existe una conexión melódica, emocional, entre tema y tema. No son temas aislados, todos representan un hilo conductor, todos tienen algo que se mezclan con los otros temas.

Speaking in Tongues - ¿Qué sintieron cuando empezaron a leer críticas en otros idiomas? - Marcos: Que nos faltaba aprender otros idiomas. - Raúl: Es tremenda la alegría, por más que no entiendas qué están diciendo, que no sepas si es positivo o negativo, el solo hecho de ver la imagen del disco y un montón de símbolos raros nos genera una alegría. Todas esas posibilidades nos la da internet, que en un instante tu música esté en otra parte del mundo, aunque sea un tipo que esté prestando atención a lo que se hace acá desde Tafí Viejo. Es absolutamente loco. - Marcos: Es chistoso e irónico. Uno lee comentarios de Polonia, Hungría, Lituania. - Raúl: Blogs independientes de gente de lugares del mundo que ni te acordás que existen y estás ahí, y ellos ni deben saber qué es Argentina. Y de un modo u otro les llegó el disco en su computadora o su mp3 y se copan y es genial. La idea con este disco, con las nuevas herramientas y posibilidades que tenemos, es abrir más el camino y ver hasta dónde se puede llegar. - ¿Como comenzó eso? - Raúl: Hubo un laburo de prensa, fue un trabajo de acercarnos nosotros a esos sitios, acercar el material, pero superó todas nuestras expectativas, se empezó a desperdigar por todos lados, a nadie se le ocurrió mandar a un blog de Lituania. Entrabas y estaba en

un idioma que no conocías y no sabías cómo mandarle, cuál era la información de contacto. Se generó eso solo, de la nada, la gente se empezó a pasar ese disco. - Marcos: Sobre todo con éste, lo muy importante y más radical, comparado con los otros, va a ser que como hacemos música para el mundo, decir “yo me la banco en todo sentido, éste es mi idioma, esto me identifica”. Hablar de cosas con las que nos identificamos, hay un carrero grabado en el disco. Creo que va a llamar más la atención esto a que cantemos en inglés. Antes era puramente musical y nos damos cuenta que intrínsecamente está todo ahí, uno se identifica, la gente te identifica. Invitar a que conozcan quiénes somos, qué hacemos y en qué lugar estamos.

“El disco va a nacer el mismo día en que nazca Felipe Crosa, el hijo de Marcos. No se está mezclando, se está gestando en nosotros. Ya está latiendo hace rato y falta que sea parido.” - ¿Como hacen para mantener ese trabajo y hacerlo más grande? - Raúl: Es complicado. Cada vez te volvés más exigente con vos mismo. La inversión de tiempo, de esfuerzo, y la monetaria también, de este disco va a ser mucho más grande que en los anteriores, y seguramente el próximo va a generar más esfuerzo, más sudor que este. Te vas volviendo más exigente. - ¿Que expectativas tienen? - Raúl: Y son como los hijos, esperamos que les vaya bien. - Marcos: Que sean lo mejor del mundo. Para nosotros va a ser algo que

siempre nos refleje, y está increíble. Si lo escuchan uno o dos personas, da igual, creo que se está ganando más fidelidad que popularidad, lo que más nos interesa es tener un oyente fiel, y que nos entienda. - Pablo: Con este disco tenemos aún más expectativas que con el anterior, que nos sorprenda el tipo de oyente y el lugar de donde nos pueda llegar a escuchar, que le vuele la cabeza a un chabón de la China con el que ni siquiera chateaste.

De Tafí Viejo al mundo - ¿Tener el sello les permite experimentar con Random y tomarlo para las demás bandas también? - Marcos: Claro. Todavía no editamos ningún disco en su totalidad (prensa, fabricación, distribución), entonces Random va a ser el conejillo de indias para los dos, la banda y Las Tías. Eso es un aprendizaje para los dos. El sello está participando dentro del marco de Recalculando, beneficia a Random y todo lo que se pueda lograr para las demás bandas. Estuvo muy bueno viajar a Buenos Aires, tocar en Tecnópolis con otras condiciones; hubo charlas, capacitaciones, fue muy a fondo. Tenemos una propuesta de presentar proyectos donde estemos involucrados todos los sellos y evaluar para llevar a cabo ese proyecto, esta genial, es súper necesario. - ¿Saben cuándo y dónde va a ser la presentación del disco? - Marcos: No. Obviamente los requisitos son que sea muy grande, que podamos tocar todo el disco, presentarlo hasta con imágenes, y que vaya muchísima gente. Puede que sea gratis. Lo que más nos importa es que vaya la gente, que todos tengan la misma oportunidad y las mismas posibilidades de ir a vernos. Estaría buenísimo plantear una muy buena gira por las provincias a las que fuimos y por nuevas también. Salta, Córdoba, Buenos Aires, tenemos pensado irnos a Brasil. Queremos hacer una apuesta grande a tocar y tocarlo. - ¿Siempre con base en Tucumán? - Marcos: Sí, con base acá. Nos hace falta por cuestiones externas a nosotros, tampoco hay muchas opciones, pero uno nunca sabe qué va a pasar. Desde acá para el mundo.

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Por Santiago Castellanos // Foto: Lukas Isaac

HASTA QUE EL CUERPO AGUANTE En octubre, El Tri festejó sus 45 años de vida con un concierto de cinco horas. Breve repaso por la vida de Alex Lora, amo y señor del rocanrol mexicano.

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l apagarse la luz del Arena Ciudad de México, sonaron los primeros acordes de “Todo por el rocanrol”. Fue el comienzo de cinco horas ininterrumpidas de show. Cada 12 de octubre, en México se conmemora el Día de la Raza rocanrolera. Es la fecha aniversario de El Tri. En el 2013 se cumplieron 45 años de carrera de la banda y de su líder. Porque decir El Tri es decir Alex Lora. Alejandro Lora Serna es una leyenda viva del rock en español. Rebelde, contestatario, luchador y con una personalidad extravagante, logró sobrevivir muchísimos años de censura desde la clandestinidad en el DF mexicano. Muchos lo comparan con Pappo, otros con Keith Richards, el siempre eligió a Jimi Hendrix y a John Lennon. Para entender lo que significa Alex Lora en el rock mexicano y latino hay que remitirse a sus inicios. En el año 68 formó Three Souls in My Mind, banda que hacía temas en inglés influenciados por el rock yanqui de los sesenta. Luego de dos discos, decidió comenzar a grabar en español, dándole identidad al rock mexicano. En el Festival de Avándaro (el Woodstock mexicano), se presentaron ante 300 mil personas en el año 71, y a partir de ese momento, Three Souls se convirtió en un fenómeno social en todo el país. “¡Culero! ¡Culero! ¡Culero!”, gritan las casi 25 mil personas que colman el recinto. Cada vez que Alex gesticula, la raza responde con ese grito de guerra. Son los mismos que día a día viven en la marginalidad, en la explotación laboral, o separados de sus familias por una frontera que fue marcada a dedo. Desde sus inicios, Alex Lora se en-

frentó a la clase política, denunció crisis sociales, atravesó clases sociales con su música y se convirtió en el poeta del rocanrol. Su público (“la raza”) lo sigue incondicionalmente a lo largo y a lo ancho de México y, sobre todo, en Estados Unidos. Los mexicanos que viven en “el gabacho” son quizás los que más se identifican con las letras de El Tri, siempre directas y contestatarias. Shows en Chicago, en todo el estado de Texas, Nuevo México o Arizona hacen sentir a la banda como si estuviera en cualquier escenario de la república del tequila.

Cada vez que Alex gesticula, la raza responde. Son los mismos que día a día viven en la marginalidad, en la explotación laboral, o separados de sus familias por una frontera que fue marcada a dedo. Pero al hablar de Alex Lora, es imposible no nombrar a Chela. Celia García es su esposa, manager y pieza fundamental en esta historia. Iniciativa suya fue dejar un testimonio en imágenes de lo que ha sido la vida de Alex en el rocanrol, haciendo un documental titulado Alex Lora Esclavo del Rocanrol. Se filmó a fines del 99, con la dirección del reconocido director Luis Kelly, quien junto a su equipo siguió al grupo en todas sus giras y actividades duran-

te dos años, logrando casi 600 horas de grabación. “Un saludo de parte de El Tri a toda la banda. En especial a los que vinieron desde la república del asado y el fernet, y desde la república del pisco”. En el sur de Latinoamérica, la banda pisó muy fuerte en Perú, luego de obtener en 1985 su primer disco de oro en México por Simplemente. En 1999 llegaron por primera vez a nuestro país. Tocaron en Mar de Plata junto a La Renga y en Cemento, con los de Mataderos como invitados sorpresa. Al regresar, en 2006, emprendieron una gira que los llevó a hacer más de diez shows en Buenos Aires, La Plata, Rosario, Córdoba y la Costa Atlántica. Es increíble: un show donde el artista apenas bebe agua o se cambia una remera en más de cinco horas. El resto es pura música, pura entrega. Alex Lora editó 45 discos. Con Three Souls in my Mind fueron quince: trece en estudio y uno doble grabado en vivo en Reclusorio Oriente. Con El Tri grabó treinta más: 22 en estudio (uno doble) y ocho en vivo, donde se destacan el de la Cárcel de Santa Martha y el del Hollywood Palladium de los Ángeles. “Vivir en México es lo peor / Nuestro gobierno está muy mal / Y nadie quiere protestar / Porque lo llevan a encerrar”, canta Alex al comenzar “Abuso de autoridad”, tema que descontrola a todos los asistentes, que cantan identificados la letra. A lo largo de su carrera, Alex Lora fue el mejor comunicador y cronista urbano de México, sus canciones muestran la realidad, son denuncia de corrupción, de injusticia y de opresión a las clases marginadas. Tras 45 años, aún parece tener resto para ir por más.

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Por Diego Maita López

CIRCO Y ROCK

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n la era de los megafestivales, cualquier gesto que además de música brinde entretenimiento es bienvenido. O, al menos, así parecía demostrarlo el público que atestó durante la tarde la veintena de stands que ofrecían suvenires de diverso tipo: toallitas refrescantes, gorras, llaveros, cigarros, entre otras cosas. Destrezas varias eran evaluadas, desde cantar en un karaoke a mojar con una pistola de agua una especie de tampón, en un juego de tiro al blanco. Y no está mal que así sea… como condimento. Es que los festivales hace rato han dejado de ser espacios de integración y de confraternidad, sea entre músicos y/o entre el público. Probablemente, el que va a ver a Aerosmith se muestre indiferente (con suerte) frente a Los Reyes del Falsete. Entonces, si va a haber una suma de “individualidades” musicales que puede llegar a ser aburrida (claro, nadie en su sano juicio viene con la misma expectativa de ver ocho o más bandas), mejor que haya una oferta de diversión que permita evitar el tedio de quedar cuarenta minutos esperando que termine LA banda. Pero estamos refiriendo a un festival de rock, o de música. A las 17.30 del primer día, el Personal Fest presentaba un marco de público reducido. A esa hora, Detonantes pasaba la prueba de los dos temas. Eclecticismo en plan rock “maleducado”, con un cantante lookeado a lo Billie Joe Amstrong y chupines reglamentarios. Mucha actitud, aunque uno aprendió a desconfiar de eso. Banda Moen sería la siguiente experiencia musical: prueba no superada. Sí, la banda sonaba bien, mostrando una crudeza sonora bastante respetable, y el cantante dentro de todo andaba, ese vaivén de expresividad fingida que presentaba al cantar no gustó nada. Phil Anselmo hay uno solo. Draco Rosa fue la siguiente parada.

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El 12 y 13 de octubre se realizó el Personal Fest 2013 Deluxe. Dos jornadas para vivir entretenimiento puro con dosis de música. Las bandas emergentes más destacadas.

El tono sombrío de las letras y el sonido de Draco, el power de su banda (La Santa Orquesta Phantom Box) y la onda que le puso al show, hicieron olvidar que alguna vez fue Robi Rosa. “De música ligera” sirvió de cierre a un set que no desentonó con la propuesta del festival.

Sambara, rock setentista y progresivo en su vertiente menos solemne. Pibes con un gran despliegue sonoro y físico que invitaban con sus canciones a salir de la melancolía. Vale una aclaración. La parte musical del festival se desarrollaba en cuatro escenarios. Dentro de todo era posible organizarse (la puntualidad que había en el horario de las bandas era casi alemana y digna de destacar) y ver un par de bandas de cada escenario, haciendo un tour por el predio, pero a medida que el festival avanza llega un momento donde todo se superpone (y eso es intencional): desde las bandas, al cansancio, el hambre y las ganas de ir al baño. Band of Skulls y Buckcherry arrancaban en el escenario 1 y 3 respectivamente. El fin de Buckcherry coincidió con “Is this love”, cuarto tema en el repertorio de Whitesnake, que también hizo gala de su repertorio clásico, en el escenario 2. Mucha gente viéndolos, mucho hardrockero de cincuenta años. Uno no termina de entender como esa gente, con tantos excesos encima, pueden desplegar tanto.

Y hablando de excesos, el cierre de la primera jornada, vino a manos de la banda de los “Toxic Twins”, Aerosmith. Obvio que el 95% del público (25 mil personas aproximadamente) fue a verlos, a disfrutarlos. Y el show, sin lugar a dudas es un tributo a su historia.

¿Y cuánto vale ser la banda nueva? La tarde del día tuvo los sets de Leandro Fresco, Intrépidos Navegantes, Hipnótica, La Armada Cósmica, Barco, Zero Kill, Silvina Moreno y The Thristes. Fue el escenario 4 el que deparó la grata sorpresa del festival: Sambara. Rock setentista y progresivo en su vertiente menos solemne. Pibes con un gran despliegue sonoro y físico que sí, invitaban con sus canciones a salir de la melancolía. Para tener una idea, no hace más que cerrar los ojos e imaginarse a La Máquina de Hacer Pájaros tocando algo así como “Autos, Jets, Aviones, Barcos” (sí, es de Seru, pero la imagen es a propósito), con un público bailando desprejuiciado al son del mini Moog en un verano del 69. Están prestos a presentar su primer disco (producido por Javier Malosetti) y seguramente le daremos el lugar que se merecen. El cierre de la noche estuvo a cargo de Muse. La banda de Bellamy es muy buena, de una precisión destacable, pero su anclaje en vivo trasciende lo estrictamente musical. Sin embargo, el cierre moral y rockero del festival, estuvo antes, a cargo de los Jane’s Addiction. La banda de Perry Farrell, Dave Navarro, Stephen Perkins y Chris Chaney dio cátedra con lo mejor que puede esperarse de ese rock llamado alternativo. El show de Jane’s Addiction fue una fiesta cervezal, aún en un festival donde no se vendían bebidas alcohólicas. Por lejos, lo mejor del Personal Fest 2013 Deluxe.



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Por Federico Anzardi

EL PODER DE LOS DETALLES

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n 2006, cuando laburaba de lavador en una agencia de turismo, siempre recordaba dos canciones: “Crimen”, de Cerati, y “Homero”, de Viejas Locas. La primera me venía a la mente por la parte que dice “¿Cuánto falta? No lo sé. Si es muy tarde, no lo sé”. Cantar eso mientras cepillaba los pisos mugrosos que dejaban los turistas me hacía reír. Trabajaba de noche, hasta la madrugada. En épocas de temporada alta la cosa se ponía densa y no sabía muy bien hasta qué hora podía quedarme. Las combis y los bondis no paraban de llegar. Éramos dos: César, un pibe de Tartagal, que creo que estudiaba Hotelería, y yo. Llegábamos a las cinco o seis de la tarde y nunca nos íbamos antes de las tres de la mañana. Una vez nos fuimos a las seis y media, en pleno invierno. Nuestra jefa, la dueña de la agencia, vivía en el mismo lugar, así que ese día la vimos trabajar, cenar, irse a dormir y despertarse. Todo en una misma jornada. Al llegar a mi casa comí una milanesa con papas fritas que le había pedido a mi novia de ese entonces. La compró la noche anterior, entró con la copia de la llave que tenía casi desde el comienzo de nuestra relación, dejó el menú servido y se fue. Cuando me senté a cenar a las siete de la mañana la comida estaba fría, las papas estaban todas pegadas y la Coca Cola había perdido su baja temperatura. No tenía heladera. A “Homero” la cantaba por una razón más obvia: la vida del obrero es así, repetíamos a coro con César. Era una manera de aceptar nuestro presente. Nuestros elementos de laburo no eran muchos: una manguera común y corriente conectada a una canilla, un par de trapos hechos con restos de jeans viejos, uno o dos baldes, algunos cepillos y bidones con detergente. Teníamos que laburar al aire libre. Uno afuera y otro adentro del vehículo. Nos turnábamos cada tanto. En invierno era jodido. Y en ésa época era cuando más se laburaba, porque los turistas suelen aparecer en julio. En los seis o siete meses que

trabajé ahí, nunca tuve un día libre. El turismo no tiene feriados, me dijo mi jefa el día que comencé. Supuestamente, yo estudiaba en la universidad, pero después de unas semanas dejé de ir a clases. No me daba el cuero. Me acostaba tardísimo, dormía hasta la una o dos de la tarde, pasaba por lo de mi novia un rato, volvía y me iba a la agencia. Así todos los días. A veces, después de laburar, me iba a un ciber 24 horas que quedaba cerca de mi casa. Una de las pocas cosas lindas que me pasaban en ese laburo aparecía cuando me tocaba la parte de adentro de las combis y los bondis. Primero, porque no me mojaba ni me cagaba de frío. Además, aprovechaba las bondades del interior. En la mochila siempre llevaba discos. En mi casa no podía escucharlos porque no tenía cómo reproducirlos. Entonces, cuando me encerraba con un cepillo, el trapo, la palita y la escoba; ponía algún CD. Una vez, mi jefa abrió la puerta y me encontró agachado, cantando “Vete de mí, cuervo negro”, de Almendra. Había llevado el box set de la banda. Me lo había comprado unas horas antes, cuando lo vi tirado en el piso de la disquería HR Maluf, famosa entre los melómanos salteños porque allí, cada tanto, aparecen gangas inolvidables. Esa tarde, un rato antes de entrar a trabajar, había ido a mirar, como siempre, y me acerqué al mostrador a preguntar algún precio, sabiendo que no me iba a comprar nada. Entonces la vi. Estaba de costado, debajo de otra, que creo que era de tangos. Cuando noté su presencia, me olvidé de todo lo demás. “La caja de Almendra, ¿cuánto sale?”, pregunté. El empleado no sabía a qué me refería. “Eso verde que está ahí”, le dije, señalando el suelo. Costaba sesenta pesos, el mismo precio que tenía cuando fue editada, en 1999, pleno 1 a 1. No lo dudé ni un segundo y la llevé. Mi novia, que escuchaba Chayanne, leía Cosmopolitan y miraba Gran Hermano, me preguntó si estaba seguro, no estaba convencida de que gastara en eso. No le di pelota. Me fui feliz. Tenía menos plata que antes, un

laburo de mierda y se me hacía tarde, pero estaba todo bien. Mi jefa, que me pagaba 350 pesos, siempre me decía lo mismo: lo importante está en los detalles. Para ella era imperdonable una manchita en el vidrio, el cenicero sucio o los cinturones de seguridad mal acomodados. Era una mujer imparable. No confiaba en nadie y no podía delegar. Se enojaba seguido, gritaba, denigraba a un par de empleados y daba portazos. Después, de un momento a otro, cambiaba y trataba a todo el mundo como el Señor Burns cuando se inyectaba esa medicina que lo dejaba fluorescente. Traía paz y amor. En ese momento la detestaba, pero hoy tengo que reconocer que tenía razón. Esas pequeñas cosas ayudan siempre, mejoran. Para mí, eran las canciones, que me hacían el aguante en momentos complicados. Porque es muy frustrante tener que hacer algo que no nos gusta, estar obligados a ir todos los días al bajón total. Es desgastante y nos hace sentir una miseria. Los discos me sostenían y hacían más llevadera esa rutina. Una vez llevé un CD de Robert Johnson. Cuando mi jefa pasó caminando por nuestra zona de laburo con su hija, que tenía tres años, dijo “pero mirá qué feo lo que escuchan los chicos. Deciles, ‘qué feoooo’”. La nena nos miró, se río y dijo “qué feo” en su rudimentario español. Yo sonreí por cortesía de empleado chupamedias, pero por dentro insulté y juré que nunca iba a dejar que las situaciones me sobrepasaran. Prometí conseguir todo lo que me propusiera y que nunca más iba a trabajar en algo que no me gustara sin pelearla hasta las últimas consecuencias. A fines de septiembre de ese año, renuncié. Estaba harto. Falté sin aviso y al otro día me senté en la oficina y dije que ya estaba, que eso no era para mí, que gracias por todo. Cuando cerré la puerta de la oficina, con mi flamante ex jefa negando con la cabeza, desaprobando mi actitud de irresponsable, sonreí. Me di cuenta de que el sol todavía estaba arriba y yo lo podía aprovechar.

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Por Eduardo Pece

LA LIRICA EN LA ERA DE LA INFORMÁTICA Perfumes sombríos, violas filosas que se elevan al infinito y letras que van directamente a las pantallas del mundo nuevo. En Pajaritos, bravos muchachitos, el Indio Solari continúa expandiendo sus temas recurrentes y se afirma en el lugar que le resulta cómodo: orfebre de estudio.

E

n estos últimos diez años, el Indio Solari pergeñó su propia industria, se trasformó en ícono y logró la carrera solista más exitosa jamás vista en la Argentina. Shows de convocatoria récord, una constante presencia en los medios de comunicación y, lo más ninguneado, cuatro discos de una factura altísima. Con la edición de Pajaritos, bravos muchachitos, el calvo cantante mantiene la lúgubre-electro sombra compositiva que fue creando en cada nuevo álbum, pero como bonus se regala un rato feliz con viejos amigos. El trabajo cierra con “La pajarita pechiblanca”, que escapa al sonido de los once tracks restantes. El tema marca la anunciadísima participación junto a los ex Redondos Semilla Bucciarelli, Sergio Dawi y Walter Sidotti. Con un fuerte tono de comedia, merced a un saxo juguetón, más algunos aires gitanos por el acordeón del otrora bajista, la canción recuerda a “Blues de la artillería” y a “Aquella solitaria vaca cubana”, por la particular forma de cantar y el tono naif. Las habituales letras románticas guitarreadas, marca registrada de Porco Rex (2007), están ausentes, salvo en dos oportunidades: “A la luz de la luna”

y especialmente en “Había una vez…”, donde se esconde una nueva historia de amores cobardes y sueños desvanecidos (“el mundo sigue girando sin tu amor”). Con constantes variaciones en esa frenada que es su voz, Solari logra un nuevo hit mamila sin necesidad de un riff puntiagudo: “hacer la revolución con una canción de amor”. De El perfume de la tempestad (2011) es el disco del que más paisajes sonoros sobrevivieron, como los bajos que alternan entre bailables y gruesos, los duelos de violas que se muerden, ocupan todas las hendijas posibles y se elevan hasta el infinito. Los vientos son usados solamente para provocar en tracks puntuales: saxo de Sergio Colombo en “Cada pequeña muerte”, trompeta de Miguel Tallarita en “Un par de fantasmas” y cuerdas en “Arca Monster”. El tema de apertura, como es su costumbre, tiene toda una fuerza particular. “A los pájaros que cantan en las selvas de internet” es crudo, de corte marcial y operístico, por momentos recuerda lo plasmado en el disco Ultimo bondi. “Yo no tengo Twitter. De movida, porque es Babel. Ya todo el mundo debería saberlo. Vivimos una narración de la vida, ya no vivimos la vida, eso hay que aceptarlo”, le contaba el Indio a la revista Rolling Stone en diciembre de

2010, en una entrevista donde también afirmaba que usaba muy poco internet. Lo raro es la constante referencia en su poesía a las cada vez más abiertas fauces de la red y sus distintas trampas sociales. “Hasta hace poco la narración de la vida estaba en manos de la prensa. Ahora está en manos de todos. Nunca sabés si las cosas son ciertas o no: son probables.” Desde el 2004 y el debut con El tesoro de los inocentes (Bingo Fuel), Baltasar Comotto adquirió un peso propio en cada material nuevo del ex Patricio Rey. Sus solos en las seis cuerdas, esas cabalgatas sonoras, son lo que da la cohesión al material registrado y trabajado de manera absoluta por Solari en Luzbola, su estudio casa de parque Leloir. Los arreglos, rabietas y melodías cargadas de distorsión y efectos de Gaspar Benegas, también influyen de la misma manera. Las violas destacan en “Beemedobleve”, “Las supersticiones traen mala suerte” y “Amok! Amok!”. La lirica del Indio deja nuevos y cuantiosos slogans para la tablet de la dama y el smartphone del caballero. Curiosamente, la gran mayoría de las piezas terminan en un fade out, detalle para terminar de completar ese concepto de disco trabajado de a capas y capas en estudio.

TRES TEMAS TRES: “Amok! Amok!” - “Había una vez...” - “La pajarita pechiblanca”.

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Por Federico Anzardi // Fotos: Martín Azcárate, Gastón Iñiguez y Eugenia Díaz

SE FUERZA LA

MÁQUINA Qué pasa por las calles donde toca Manu Chao. Rosario, Cosquín y Salta fueron invadidos por la música, los policías corruptos, el narcotráfico y las multinacionales contaminantes. La gira argentina del ex Mano Negra reflejó realidades similares en un país dividido.

E

l Estadio Delmi arde, hace transpirar sin moverse. Históricamente, el palacio de los deportes salteño siempre fue una olla a presión que suena como el orto. Hoy no es la excepción. En el escenario montado frente a las plateas, Gambeat dispara programaciones y, como un enfermo, agita el brazo derecho por encima de su cabeza. Arenga, grita, mira a la multitud con la automatización que provoca hacer lo mismo en todas las ciudades de una gira mundial. Pero también con la energía propia del que ama lo que hace, como canta Carajo. Todavía no tocó el bajo que cuelga de su cuerpo, que espera ser sacudido durante más de dos horas y media. El guitarrista, Madjid Fahem, aparece cuando Gambeat y Philippe Teboul, el batero, ya están empezando a forzar la máquina. Al fondo del escenario, Manu Chao mira la performance inicial de sus compañeros, franceses como él, y fuerza su propia máquina. Salta solo, en el lugar, recibe la arenga a través del retorno y empieza a precalentar a segundos de salir a escena y comandar el show más enérgico de la historia del rock en Salta. Abajo, cuatro mil personas también acusan recibo. Cuando Manu sale y se cuelga la acústica, sube la energía. Cuando el grupo empieza a cantar a coro (“¡Ya llegó! ¡Ya llegó!”), la temperatura vuelve a elevarse. Y cuando la banda arranca con un ritmo ska punk que se repetirá a través de toda la noche, la gente se conmueve. Ya fue todo. A saltar y a descargarse. Hay un rugido que baja desde la platea y llega hasta el borde del escenario. Un “vamooo” largo y potente que alcanza a erizar la

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piel. Porque significa mucho para una ciudad esquizofrénica que se debate entre el conservadurismo recalcitrante de iglesia omnipresente y el troskismo ganador de las elecciones. El progresismo de moda en el Norte se encuentra con el soundtrack soñado. La whipala flamea, los pueblos originarios hoy son recordados. La facultad de Humanidades se trasladó al estadio. Los turistas europeos conocen el Delmi y se cagan de calor por ese francoespañol, músico de mundo capaz de hipnotizar con canciones que parecen todas iguales, en los discos y en vivo. Manu Chao, la experiencia alterlatina post noventas purificada y envasada, con mensaje combativo que se adapta a cada lugar donde se presenta. Ya llegó.

Primera Estación: Rosario La gira argentina 2013 de Manu Chao y La Ventura comienza el jueves 28 de noviembre en el Salón Metropolitano de Rosario, una de las ciudades que albergó al músico en el año 2000, cuando arribó al país por primera vez tras la separación de Mano Negra. El Metropolitano está dentro del predio del shopping Alto Rosario, en una zona que bordea el río Paraná, cerca del barrio Pichincha. Un lugar de edificios modernos que pretende transformarse en una versión local de Puerto Madero. Apenas unos pocos propietarios de casas antiguas resisten la tentación millonaria que les ofrecen las inmobiliarias para quedarse con sus terrenos. Hay aire acondicionado en el galpón de esta vieja estación de trenes remodelada que aún conserva algunos vagones

de antaño como piezas de museo. Es una sala VIP para conciertos. La ventilación es tan extraordinaria que no hay rastro de olor a faso. En los baños hay agua, jabón líquido y toallitas de papel. Pulcritud extrema para el hippismo urbano. Los rosarinos todavía recuerdan el primer show de Manu en la ciudad. El que dio en el Anfiteatro Humberto de Nito, en 2000. El que empezó a edificar el mito. Las notas de esos años también lo hicieron. El suplemento No, Rolling Stone y otras publicaciones de la época daban cuenta de la llegada de ese músico que era capaz de sumergirse en las profundidades de los barrios más peligrosos y necesitados de la ciudad que le tocara visitar. Para colmo, sólo tenía un disco editado (Clandestino, de 1998) y aún sorprendía. Manu Chao era el rey en una Argentina que todavía padecía el efecto pizza con champagne que estaba a punto de explotar. Afuera del Metropolitano están los chicos de Comunidad Rebelde, que hace un año destruyeron un bunker de drogas y lo están transformando en el primer centro comunitario de la ciudad con una construcción 100% sustentable. La Comunidad está formada por vecinos y organizaciones sociales como CUBa-MTR, la Juventud Revolucionaria del Che y la TUPAC. “Tenemos una organización social que hace diez años que está en barrio Triángulo, en la zona oeste de Rosario. En diciembre de 2012 funcionaba un bunker de drogas en el barrio y con los vecinos lo tiramos abajo, a mazazos, porque ya no daba para más la situación. Idas y venidas de autos, todo el quilombo que lleva el narcotráfico. Una vez que se derrumbó ese espacio se decidió construir un


centro comunitario que funcione para el barrio. Diferentes talleres de oficios, actividades culturales. Estamos en el proceso de construcción, todavía. Estamos construyendo con material reciclable, tierra, botellas, caña. Es un proceso más lento pero está bueno, porque lo estamos haciendo en forma de taller. Estamos enseñando y aprendiendo otra manera de construcción y dándole pelea al narcotráfico”, cuenta Nicolás Sanfilippo, uno de los responsables de la organización. Comunidad Rebelde asegura que el negocio de las drogas es posible gracias a la complicidad de muchos, y señala tres actores clave: la policía, “que participa de negociados y brinda apoyo”; el gobierno provincial del socialista Antonio Bonfatti, “que le resulta imposible ocultar sus vínculos con estas organizaciones criminales”, y el gobierno nacional, que “no sólo no hace nada para resolver esta situación, sino que es cómplice, garantizando la impunidad, el libre accionar y la sustentabilidad de los negocios de narcos, canas y gobernantes”. El trabajo de la organización posee un gran apoyo de la escena del rock rosarino. El domingo 1 de diciembre se organizó un festival a beneficio del centro comunitario. Participaron Cielo Razzo, Vudú, Carmina Burana, The Koalas, Chicos Vaca, Gonzalo Aloras, Degradé, entre otros.

Para Nicolás, el centro comunitario “es una pequeña salida”. “Con esto no se acaba el problema, pero es un paso adelante. Y la idea es difundirlo por todos lados, para que en otros barrios, otros vecinos se animen a tirar abajo a los bunkers. Lo que pasa es que como hay mucha complicidad con los políticos y la policía, se vuelve a armar”, explica.

Hace un año, los chicos de Comunidad Rebelde destruyeron un bunker de drogas y lo están transformando en el primer centro comunitario de Rosario con una construcción 100% sustentable. Su manera de pensar, intentando crear pequeños pero significativos impactos, concuerda con lo que el propio Manu Chao dijo este año en una entrevista

al diario español El País: “Buscar una solución global está fuera de mi alcance, me rindo; pero existen soluciones a escala local”, declaraba, y ponía ejemplos: “El huerto es autoabastecimiento, trueque, relación humana, es revolución. Tocar en bares es otro ejemplo”, agregaba. Comunidad Rebelde es sólo uno de los distintos movimientos sociales que se concentran esta noche en el Metropolitano. Manu Chao tiene esa capacidad de nuclear diferentes causas. Los que se acercan allí saben que tienen una gran posibilidad de difundirse. Ahí están, entonces, distribuidos en diferentes stands, asambleas contra la minería a cielo abierto, otra por los derechos de la niñez y la juventud, y los chicos de Comunidad, que además venden los discos de La Semilla, el grupo que está en el escenario. La Semilla es una banda rosarina con dos discos editados. Con influencias folclóricas y melodías andinas, el grupo se asemeja a Arbolito: rock fusionado al extremo. Con causas sociales como premisa, uno de los últimos temas que hacen es “El humahuaqueño”. Al verlos se perciben ciertas ganas de estos chicos de haber nacido en el NOA para poder vestir con mayor autenticidad buzos de llama y poseer una fuerte marca regional que en ellos no parece muy natural. “La idea de esta banda es la igualdad y la alegría”, dicen. Hay

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mucha nariz de payaso entre el público, algo que confirma el carácter del grupo. Antes de despedirse, los músicos piden que la movida autogestiva de Rosario aguante. A las 21.50, aparece Manu Chao junto a La Ventura. Como Bob Dylan, Manu reinventa su música y provoca confusiones en la audiencia, que por momentos tarda en reconocer qué canciones está escuchando. Así, una pieza dulce como “Minha galera” puede encajar en el formato rumba ska punk que el ex Mano Negra ofrece con su enérgico show, que en Rosario no pasa de tibio, de intensidad de manual. Por momentos, la banda se asemeja a Manga de Boludos, el grupo ficticio de fiesta perpetua de Peter Capusotto: no paran y parecen estar haciendo el mismo tema una y otra vez. Pero son diferentes: aparecen “Clandestino”, “Desaparecido”, “Bongo Bong”, “King Kong Five”, “Mala vida”, “La vida tómbola” y varios más. Tras dos horas y cuarto de intensidad precisa, las seis mil personas abandonan el Metropolitano con un sabor agridulce. El concierto del 2000 sigue pesando en los rosarinos.

Próxima Estación: Cosquín Dos días después, el 30, el show se traslada a la ciudad de Cosquín. Es un sábado muy caluroso en la ciudad de Córdoba, pero en Cosquín la tarde es fresca y primaveral. El clima serrano que se vive ayuda a recordar las primeras experiencias del Cosquín Rock, que comenzó en 2001 en esta localidad y ahora se realiza en Santa María de Punilla. Comparada con la edición 2013 del festival, la plaza Próspero Molina es un lugar pequeñísimo, aunque le hayan sacado todas las butacas. Aquí sólo caben 15 mil personas. A las siete de la tarde, la tranquilidad reina en las calles y en la plaza principal del pueblo. Todos charlan, bailan, toman, fuman y cantan sin problemas, hasta que deciden entrar al predio del show. La paz se ve destruida por la fuerza cordobesa, que confunde control con exceso de autoridad y confirma que ser policía es una de las peores cosas que le pueden pasar a un ser humano. En Rosario son acusados de conniven-

cia con los narcos. En Córdoba apretan el puño y se hacen los heavys innecesariamente, con soberbia. La policía cordobesa revisa. Como en Los Simpsons, hace inspección de billeteras. Un chico aparentemente ebrio es interrogado. Le preguntan cómo se llama, si tomó y por qué lo hizo. A otro le encuentran pastillas, le preguntan para qué las tiene. El pibe contesta que son recetadas. Otro se ve obligado a abrir el estuche de sus lentes y a mostrar el paño que usa para limpiarlos. Curiosamente, la requisa minuciosa no incluye las zapatillas.

La fuerza cordobesa confunde control con exceso de autoridad y confirma que ser policía es una de las peores cosas que le pueden pasar a un ser humano. Apretan el puño y se hacen los heavys innecesariamente, con soberbia. Ante las protestas de la gente, los policías se hacen los boludos y toman por boludos al resto, diciendo que esa severidad es “normal” en todos los conciertos. Ante la respuesta negativa de la gente, que sabe que el control está siendo exagerado, los oficiales aseguran que es así en todos los conciertos de Córdoba. Finalmente, dicen que es así en todos los conciertos de la zona de Punilla. Nunca pierden. Siempre una palabra más para justificarse. Con todo, la marihuana pasó igual y adentro venden baldes de escabio. En la Próspero Molina todos están del orto y nadie pro-

voca disturbios. Adentro del predio hay banderas y stands con folletos y planillas para firmar. Se destaca Tierra para la vida digna, que asegura que el déficit habitacional en Córdoba es del 48%. Exigen que la tierra no se contamine y sea para quien la trabaje y la habite. Además, la ONG Conciencia Solidaria habla sobre el peligro de la energía nuclear. Informa que la ley 9526, que prohíbe la mega explotación minera en el territorio provincial, corre el riesgo de desaparecer tras el pedido de inconstitucionalidad que realizó la Asociación de Profesionales de la Comisión Nacional de Energía Atómica junto con la Cámara de Empresarios Mineros de Córdoba. El escenario Atahualpa Yupanqui, meca del folclore, es gigante para la escenografía de Manu. En Rosario entró justa. Hoy, el telón de fondo con diversas consignas (“Desalambremos esta vida”, “No a la mina”, “Ni un pibe menos”, “Ni una piba menos”), queda desproporcionado, parece casi olvidado. A las 20, aparece Nenes Bian, un multitudinario grupo cordobés de cumbia, cuarteto y rock. La fórmula es precisa: letras de humor y denuncia con ritmos cambiantes que buscan no decaer jamás, a lo Caligaris. Comienzan cantando para poco menos de 200 personas. Terminan media hora después, después de cantar contra la policía. La Cartelera sube a las 20.45. Muy buena banda de cumbia, reggae y ska, con reminiscencias a Karamelo Santo. También cantan contra la cana. Suenan bárbaro, son una fiesta en serio. Se van muy aplaudidos después de hacer dos bises. Hay un sentimiento de mayor pertenencia en las bandas cordobesas que no se percibía tanto en Rosario. Quizás sea un espejismo provocado por el camuflaje cuartetero, o quizás sea la precisión con la que los dos grupos sintonizaron el momento y decidieron cantar contra la policía, a una semana de la Marcha de la Gorra, producida en Córdoba. La movilización exigía la derogación del Código de Faltas provincial, que permite a los uniformados detener a la gente bajo la ambigua figura del “merodeo”, sin un control judicial. Casi a las 21.50, un hombre se sube a una escalera y comienza a pintar “Fuera

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Monsanto” con una brocha blanca, sobre la parte superior del telón de fondo. A medida que va completando la frase, la ovación se va incrementando. La Plaza está repleta cuando, de golpe, con las luces encendidas, aparece Manu, aplaudiendo a la gente. Saluda y dice que es un honor tocar en este escenario con tanta historia. Inmediatamente le da el micrófono a quienes lo acompañan, un grupo de activistas contra la instalación de la empresa de herbicidas y transgénicos Monsanto en la zona de Malvinas Argentinas, en las afueras de la ciudad de Córdoba. “Estamos luchando contra la multinacional Monsanto en Malvinas Argentinas hace tres meses. Sabemos que estamos luchando contra un monstruo. El gobierno nacional, el provincial y el intendente son cómplices. Nos están golpeando y amenazando. Sabemos que es una multinacional que viene a expulsar a los campesinos, a talar los árboles, a adueñarse de lo que es nuestro, a adueñarse de nuestras semillas. Pedimos por nuestro derecho a la salud y a la vida”, dice Sofía, una mujer que pertenece a las madres del barrio Ituzaingó Anexo Córdoba. Mientras ella habla, Manu sostiene una bandera alusiva. Tras los discursos, todos se retiran bajo aplausos. Pocos minutos después, las luces se apagan y comienza el show de La Ventura, que esta vez se revela mucho más intenso que en Rosario. El lugar, la gente y la banda están más predispuestos, se les nota en las caras. Además, el sonido y las luces son impecables, ayudan mucho. El público está tan encendido

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que no para de arengar. Manu se golpea el pecho con el micrófono y todos lo acompañan con palmas. Es un solo de corazón amplificado. Atom Heart Manu. Sobre el final, Amparo Sánchez aparece de invitada. Amparanoia, la Manu Chao femenina, como intentaron promocionarla a mediados de la década pasada, es mucho más que una copia del francés. Con su voz conquista a todos y se va aplaudida, dejando con ganas de más.

Próxima Estación: Salta Es lunes 2 de diciembre y el verano decidió pegarse una vuelta anticipada por la ciudad de Salta, que se ve asediada por un sol apocalíptico que provoca cáncer de todo. El Estadio Delmi, la caja de zapatos del rock del NOA, empieza a anticipar que será una noche inaguantable. Por ahora, al mediodía, sólo hay algunos plomos y asistentes preparando un asado en el estacionamiento interno, mientras Manu y sus músicos prueban sonido. Poco después aparecen los músicos de La Yugular, la banda de reggae de Perico, Jujuy, que está cobrando cada vez más notoriedad a fuerza de personalidad musical, letras comprometidas y una soltura cada vez mayor en el escenario. En los pasillos, los organizadores locales intentan conseguir artesanos “de verdad” para que suban al escenario. A las siete de la tarde, la cerveza ya es el líquido básico de todos los que

empiezan a reunirse alrededor del estadio. La increíble disparidad de precios en Salta se percibe en los menús económicos por veinte pesos (plato principal, sopa y pan) y los vendedores ambulantes que encajan las latas de Quilmes al mismo precio. A las once de la noche, cuando Manu Chao ya lleva una hora de show intenso, caluroso y enérgico por la devolución impactante que obtiene del público, Carlos “El Perro” Santillán aparece en el escenario y moviliza a las masas. Se las mete en el bolsillo con un discurso infalible de tono épico. Breve y contundente, sabe expresarse y logra conmover: “Yo soy del movimiento Tupaj Katari, vengo de Jujuy. Tenemos las comunidades originarias avasalladas. 521 años de la conquista que no fue conquista, fue invasión. Y esa invasión continúa. Así como resisten los desmontes, así como resiste Malvinas en Córdoba la represión de la cana, así resisten las comunidades en Jujuy. Y nosotros tenemos que decir que esas comunidades levantan sus voces contra el desmonte, contra la minería que se lleva todo y no deja nada, nos están invadiendo. Por eso es que tenemos que resistir. Por eso, les decimos a los jóvenes: no dejen que nos vuelvan a confundir los políticos traicioneros, como hacen siempre. Nosotros somos la verdadera revolución. Los jóvenes tienen que producir el cambio.” Más tarde, el Perro explica su vínculo con Manu: “Nos conocimos hace seis años, cuando él fue a Jujuy. Veníamos de la asunción de Evo Morales, recuperamos unos galpones para el movi-


miento Tupaj Katari y pudimos compartir toda una noche. Se quedó con nosotros junto a la gente del asentamiento. La lucha estaba realmente candente en Jujuy en ese momento y, como todos saben, Manu está donde está la lucha. Ellos venían de una gira por Bolivia y venían con el hacha afilada. Se quedaron ahí compartiendo y tuvimos un vínculo. Y ahora que llega de nuevo pudimos estar nuevamente juntos”. Agrega que su discurso arriba del escenario se debió a que “es lo que está pasando en la Argentina”. “Por un lado nos hablan de soberanía y por el otro venden toda nuestra patria a todas las empresas multinacionales que vienen, se asientan y se llevan todo.” Quienes también suben al escenario son los representantes de El Tranquerazo, un acampe, que se encuentra en la Ruta Nacional 16, Kilómetro 653. Andrés Luna Diez, uno de sus miembros, cuenta que están allí resistiendo para evitar la instalación de la planta de nitrato de amonio Austin. “Estamos hace siete meses al costado de la ruta evitando que pasen las máquinas, porque el impacto ambiental de esta empresa va a ser muy importante en la zona”, cuenta. También dice que necesitan “marchas muy populares en Salta capital”. “El poder político y económico es muy fuerte pero estamos acá para pedirle al ciudadano de Salta capital que se sume a la lucha”. Asegura que de instalarse la empresa, la contaminación del río Juramento será inevitable a un mediano plazo. Olga Fernández, otra de las representantes, dice que permitir el avance

de la empresa es hipotecar los bienes de las futuras generaciones. “Tenemos un gobierno que abusa del desarrollo de la gente. Promete desarrollo, trabajo digno y no es así”, finaliza.

“Estamos acá para pedirle al ciudadano de Salta capital que se sume a la lucha”, dicen los representantes de El Tranquerazo, que luchan contra la planta de nitrato Austin. Quien también tiene contacto con Manu arriba del escenario es Sergio “Mula” Saracho, cantante de La Yugular, que fue invitado a improvisar unos versos en “El Viento”, o “Por la carretera”, o lo que haya sido ese medley punk en vivo que no termina de ser una canción sin parecerse a otra. “Cuando terminamos de tocar, vino el mánager

y me dijo que Manu quería hablar conmigo. Fui, estaba él con la guitarra y me dijo para hacer algo sobre el tema”, cuenta el Mula, que destaca la capacidad de Manu para utilizar su música para dar a conocer diferentes causas. “Lo bueno de la música es que podés decir cosas, transmitir tu mensaje. Llega más a la gente”, explica. Tras el show más caluroso de la gira, donde la lista de temas, el vestuario y los recursos escénicos se repitieron, Manu Chao y La Ventura se van del país, rumbo a Chile, donde los esperan otras realidades. Mientras tanto, en Rosario, Córdoba, Salta y otras ciudades del país, la policía termina de cargarse a la sociedad pocos días después de los conciertos. Los acuartelamientos y los diferentes saqueos produjeron divisiones profundas, hicieron emerger al Micky Vainilla de clase media que muchos argentinos llevan adentro. Algo ya empezaba a oler raro durante el show en el Delmi: la policía salteña, recientemente beneficiada con súperpoderes que le permiten hacer requisas sin orden judicial, no supo controlar una estampida de gente sin entradas, con el concierto empezado, y optó por la salida fácil, la de repartir palos. En Tucumán, la policía paró, provocó el caos, negoció un nuevo sueldo y salió a reprimir en el Día de los Derechos Humanos. En menos de dos semanas, el clima de revolución inminente, de sí-se-pue-de que transmitían los conciertos de Manu, fue pisoteado por una realidad amarga. Harán falta muchos conciertos nuevos para poder forzar la máquina otra vez.

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Donde las águilas se atreven Y

seguimos transitando este viaje imaginario, el cual, ya sin lugar a dudas, ha superado toda realidad, quedando en total evidencia que los códigos se perdieron y la tolerancia pasó a ser una cualidad que todos quieren tener. Entonces nos encontramos con un público cada vez más blando, ya que ésta condición no le permite decir lo que realmente piensa, bancándose hasta algo tan horrible como tomar fernet con Pepsi o recitales organizados por cervezas que adentro no te venden ni agua. Esto no camina así. O, citando otro ejemplo, escuchar bandas que hacen reggae o cumbia (de más está decir que éstos últimos ya tienen sus espacios y no tenemos por qué bancarlos en un reci del palo). La única diferencia entre éstos es la ropa o el pelo (esto en Europa no pasa), cuando en otro momento esta mezcla hubiese sido repudiable. Es que tratar de ser parte y sentirse “in” tiene su precio. Y para los músicos también. Para “vivir de esto” con tanta competencia seguramente necesitarán otros condimentos. A las minitas ya se las ganaron, el ensayo y el estudio de la música seguramente “forjará esa punta de daga” para levantar bien alto la bandera del metal. En otras palabras, “pegás un estribillo piola y zafás”. En fin… aburridoooo. Nos vamos a ver boxeo o alguna peli porno soft al Comedor familiar El Tata, donde sólo las águilas se atreven. Célula peronista que supo ocultar el secreto del ají que deja al intestino despedazado por mil partes. Ese lugar donde siempre habrá alguien para compartir una poesía o un “pechito colorado” con jugo. Dicen que una vez se vio en la mesa 1 a un enano con un sombrero grande y descalzo que se pidió una mila con mucho ají y de ahí nadie más supo de él. Comedor familiar El Tata, donde comen las huestes. Nos despedimos recordándoles que por más hundidos que estén, siempre se puede estar peor. ¿Pueden creer que existen los tributos a La 25? Sip, sip.






Por Santiago Castellanos // Fotos: Martín Azcárate

NORMALMENTE ANORMAL Sebastian Teysera habla de los inicios y el nuevo sonido de La Vela Puerca. Charla profunda con el capitán del barco que conquistó el rock argentino desde las orillas.

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os pioneros de esta manía charrúa que vive el rock argentino forman una banda que excede lo musical. Parte de esta manera de vivir (y tocar) tiene que ver con la personalidad de su líder. Aunque Sebastian Teysera reniegue y no acepte el mote, todos saben que el Enano es el alma de La Vela Puerca. Cada eslabón aporta lo suyo pero la esencia del grupo se refleja al verlo a él en persona. Es un tipo simple y amable, sencillo en su vestimenta y en sus conceptos. Se hace querer por buen músico y por su carisma, pero más que nada por su personalidad alejada de cualquier estrellato. La comparación con José “Pepe” Mujica le infla el pecho: “Me llegó ese comentario, es un honor para mí”, dice. La tarde salteña se pierde y la terraza del hotel donde se hospeda la banda es un lugar ideal para una charla sin guión. El Enano se relaja y cuenta su relación con los músicos de otros palos, su condición de apolítico, la crítica a la uruguayización de nuestro rock y, claro está, de la actualidad y futuro de La Vela Puerca. Disco gratuito, el alejamiento del público, el sonido de la banda y el rock entre amigos. - Volvieron a Salta luego de tres años para presentar Pasaje Salvo.

¿Cómo surgió la idea de editarlo gratis y online? - Surgió de varias puntas. La primera es que no queríamos que pasara tanto tiempo entre un disco de estudio y otro. Siempre nos tomamos, mínimo, tres años. O hasta cuatro entre El Impulso y Piel y Hueso. No queríamos que pasara tanto pero no lo logramos porque Piel y Hueso nos dio un montón de laburo, muchas giras hasta el día de hoy. Nos dimos cuenta de que no íbamos a sacar un nuevo disco este año y, calmando la ansiedad de la gente pero más que nada la nuestra e intentando ser consecuente con esa idea, empezamos a escarbar canciones y demos que estaban colgados. La otra fue haber sucumbido a las redes sociales, era hacer una especie de inauguración, de entrar a las redes con algo. - Se negaron por mucho tiempo. - Sí. Pero ojo, había gente de la banda que estaba a favor y otros no. - Me imagino que vos estabas más para el no. - Claro (risas). Yo salía con remeras que decía “Más book y menos Face”. - Pero a nivel banda sirve, ¿no te parece? - Sí, obvio. Pero depende de cómo lo uses. Es una herramienta más de comunicación, la herramienta actual. Lo primordial fue que nos dimos cuenta

que nos estábamos alejando de la gente, esa era la parte grave. La comunicación con la gente siempre fue una de las grandes raíces de lo que hacemos, entonces para inaugurar las redes y calmar ansiedades decidimos escarbar ahí a ver qué había. También volver a experimentar la parte del DVD pasado, los cinco temas en Sondor, que fueron grabados así, todos juntos. Volver a hacer eso con Esteban Demelas, nuestro sonidista, como productor. No fue como trabajar con alguien que está por fuera de la banda. Era una experiencia que queríamos tener y por eso decidimos hacerlo. Entrar a un estudio, dos días y chau. Veníamos de un disco con mucho laburo, alquilando una chacra y viviendo en un ambiente monotemático entre cuatro y cinco meses. Esto fue algo mucho más fresco, más rápido, quedamos re contentos. - El público también. - Y, es una nueva forma de difundir la movida, con la repercusión y la velocidad que tiene internet. Por otros canales iba a tardar muchísimo en llegar a tanta gente. - Musicalmente, ¿es un adelanto del próximo disco o algo ajeno? - Aún no tenemos mucha idea hacia dónde vamos (risas). “La hiedra” había quedado afuera de Piel y Hueso, “Los reyes de los buzones” quedó afuera de

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El Impulso, hace muchos años. Y “De amar” es un tema nuevo. Yo creo que es un resabio de donde veníamos, no creo que sea hacia dónde vamos. Estamos tirando ideas, recién en febrero vamos a tirar las cartas sobre la mesa a ver qué hay. Todos tienen sus ideas, yo tengo la idea de hacer lo contrario a Piel y Hueso: un disco corto, que no sea tedioso ni nostálgico. Hacer algo más corto, de escucha corta, un disco de media hora. Es mi idea, no sé qué va a suceder. - Piel y Hueso es un disco bastante conceptual. ¿Partió de la idea de las “dos caras”? - No. La idea era un disco pesado, para adelante y rockero. Un disco para tocar en vivo, con temas simples sin arreglos estrambóticos. Bien diferente a El Impulso, que tenía temas más rebuscados, era un disco más bien para escuchar. De hecho, a El Impulso lo modificamos bastante para tocarlo en vivo, no convivía con nuestra etapa anterior. Dos universos totalmente opuestos. - Los mantenían por etapas en el vivo. - Claro, entonces queríamos hacer una amalgama entre lo anterior y El Impulso, que se meta en el medio y nos amplíe el espectro musical, para poder hacer un show nuevo. Y así salió. El concepto de los dos estados de ánimo surgió al darnos cuenta que teníamos muchos temas tranquilos, siempre ha sido una de las caras de la moneda de La Vela. Y para un disco de trece temas íbamos a poder poner uno o dos como mucho. Iban a quedar temas afuera y se iban a seguir acumulando, porque nunca vamos a hacer un disco completo de temas así. Aprovechamos, los separamos y grabamos todo. El concepto surgió con el correr del disco. - ¿Crees que a la gente le gusto ese concepto? - Si, costó un poco pero se entendió. Es un disco que tiene temas de vivo, temas de pogo y temas de escucha, era un poco lo que buscábamos. - Refleja lo amplia que es la banda. Comenzaron un poco desfachatados y hoy suenan muy compactos. - La premisa de la banda siempre fue plantearnos que para crecer compositivamente hay que tomar nuevos desafíos. Cuando aceptas ese desafío y asumís los riesgos, creces. Repetir una formula exitosa me parece una forma medio pacata de vivir la vida. Respetando nuestro sonido característico, fuimos asumiendo otros desafíos, teniendo la valentía de abordar otra manera de hacer música. Seguir una formula te deja estancado, ¿no? Después es más difícil salir de ahí. Nosotros nos íbamos a frustrar si la hacíamos así, era una especie de auto suicidio hacerlo. Por eso apostamos al auto suicidio artístico, probar cosas nuevas y ver qué sucede. Hay muchos riesgos, porque podes pe-

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garla o no. - Grabaron un DVD en el Luna Park. ¿Qué crees que le aporta a la banda? ¿Qué diferencia habría con Normalmente Anormal? - Nos faltaba un DVD en vivo. Lo de Normalmente Anormal fue más enfocado a la historia, al documental. Fue agarrar y decir “che, creo que tenemos una linda historia para contar, como banda y como grupo humano”. Además, había un concierto en vivo pero no estaba enfocado para un DVD de la banda en vivo desde un principio. Y como banda que va a cumplir 19 años creo que teníamos que tener un DVD en vivo. Estamos conformes de lo que vamos viendo y escuchando, suena a lo que es la banda en vivo hoy en día.

“Hemos pasado de tocar en Montevideo para 25 mil personas a hacerlo para cincuenta en Europa. Tenés que defender tus canciones en cualquier lugar como la primera vez. ¡Qué aburrido ser los Rolling Stones!” - Son una banda con gran presencia de vientos, con temas crudos, otros más tranquilos. ¿Cómo definirías a La Vela Puerca? - Y, somos como una loca ciclotímica (risas). Creo que es una banda totalmente sincera consigo mismo, que tiene muy en claro por donde no ir. No por prejuicio sino por no saber hacerlo. Por ejemplo, yo no puedo rapear, no sé improvisar, soy muy práctico. Siendo conscientes de lo que no nos sale, creo que somos una banda muy valiente para hacer canciones. - Han metido violines, gaitas. ¿Fue por exploración artística o porque los temas lo pedían? - Porque el tema lo pedía, somos esclavos de la canción cien por ciento. Y eso lleva al desafío de tener que defenderlo en vivo. Lo que la canción pide es maquillaje, en sí al tema lo hace la guitarra y la voz, se puede volver a eso. - De hecho vos lo haces en vivo con algunos temas y alcanza. - ¿Cómo no va a alcanzar? La esencia es esa. Después lo que haces es maqui-

llarla, adornarla con otros instrumentos. Pero puede sonar sin eso porque en realidad así nace. - La Vela es una banda de amigos, son como una familia. ¿Eso los hace más fuerte? - Es lo que nos ha ayudado a sobrevivir tantos años. La gran mayoría éramos amigos del barrio. Al Mandril lo conocí en la playa, yo entraba al agua y el salía (risas), y no tocábamos ni el timbre. Después se fue sumando gente que sabía tocar, como Ale Picone o Pepe Canedo. Coli (Quijano) vino porque le quise comprar el saxo y no me lo quiso vender. Entonces vino el saxo con el (risas). Es su primera banda, igual que con el Cebolla. Esa es la gran esencia. En un momento nos planteamos intentar sobrevivir de esto, tener una banda con tus amigos era una utopía para el rock uruguayo. La primera banda que consiguió vivir del rock fue La Vela. Recién hace unos años NTVG y El Cuarteto, pero pará de contar. Nos dimos cuenta que, además de amigos, nos estábamos convirtiendo en compañeros de laburo. - ¿Esa amistad dificulta las cosas? - Y… tenés discusiones a otro nivel. A veces más violentas que con un colega normal. Las tormentas son feroces pero se resuelven y se abordan desde la amistad. Ante todo somos amigos, y antes de perder un amigo se pierde la banda, es así en serio. Cuando estas discutiendo eso pesa, entonces no hay riesgos, todo se resuelve. - Con Cebolla compartís el rol de cantante. Se nota que no hay egos absurdos. - No, para nada. De hecho lo pedí y lo sigo pidiendo. De eso se agarró el Cebolla para tenerse cada vez más confianza. Toda la vida dije que cuanta más gente compusiera o escribiera, más rica iba a ser la banda. Uno tiende a repetirse, a hacer las cosas de la misma manera y eso no está bueno. - ¿Todos aportan en las letras? - No, generalmente somos el Cebolla y yo. Nadie ha querido agarrar esa sartén. El único que lo hizo fue el Mandril, que compuso “El viejo”. Exploto todo y nunca más pudo hacerlo (risas). - La vara muy alta. - Claro, se puso un techo gigante y es muy difícil para él, yo lo comprendo. Fui yo el que le rompí los huevos para que escribiera porque sabía que escribía cuentos o poemas. Hizo una, explotó y ahora dice “yo ya estoy, ya la hice” (risas). Lo ha intentado, es un proceso personal, cuando tenga que salir otro va a salir. Y el Cebolla está componiendo cada vez mejor porque se está teniendo más confianza. Ambos sabemos que hay canciones que son para La Vela y otras que no, la banda tiene su idiosincrasia. - Han pasado por muchos momentos. ¿Cómo fue el primer viaje a Ar-


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gentina? - En el 99 al Salón Pueyrredón. Nos quedamos a dormir arriba del escenario. El Salón es nuestra casa desde esos días. - Reducto punk, el Salón. ¿Entraron a través de esa escena al país? - El Salón fue el primer lugar que nos abrió las puertas. Después sucedieron dos cosas muy importantes. La primera fue tomar una decisión. En el 99 ya habíamos llenado un Teatro de Verano con 5 mil personas y podríamos haber entrado a Argentina de una manera mucho más mediática, pero no. Quisimos hacer las cosas como si fuéramos una banda de Rosario, Córdoba o Salta. Subir cada escalón como era: Catulo Castillo, Marquee, Cemento, El Teatro, Obras, Luna Park y Ferro. Era la única forma creíble de crecer, que la gente entienda y nos adopte como una banda de acá. Yendo directo a Obras, capaz que lo llenas con una buena campaña de prensa, ¿pero quién iba a entender eso? Lo otro fue tomar el consejo de Claudio Kleiman, que nos dijo que teníamos que ir a tocar a la Costa Atlántica. Y cuando conocimos a Bersuit en México, pegamos buena onda y nos invitaron a tocar con ellos, justamente por la Costa. Fue como un apadrinamiento mutuo porque nosotros lo hicimos en Uruguay. Fue la época de Libertinaje, un boom, La suerte de estar en el momento y el lugar indicado. El que no busca, el que no es valiente y no se la juega, nunca llega a estar en el momento o el lugar indicado. - El crecimiento en Argentina, ¿sumó a lo que tenían en Uruguay o sienten que ya había un techo hecho allá? - Ya habíamos hecho todo, vivimos un momento muy importante para todo el rock uruguayo, una época donde empresas multinacionales empezaron a apoyar y se hicieron cosas impensadas. El caso del Pilsen Rock, en Durazno que queda en medio del Uruguay. Meter 100 mil personas ahí, ni siquiera en Montevideo. ¿En Argentina qué sería? Diez veces más. Eso era insostenible, no era real. Después mermó y muchas bandas desaparecieron, pero quedó una parte buena, se llegó a aceptar la movida. El rock uruguayo quedó en un lugar muchísimo mejor que lo que era en los ochenta. No creo que lleguemos a más de lo que hicimos allá, ninguna banda lo hará. Si vos querés vivir de la música tenés que salir, en Uruguay no podes. Nosotros fuimos los primeros extraterrestres que nos fuimos a Europa, no había antecedentes. Veníamos a Argentina y en 2002 vivimos 45 días en México DF. Abrimos la cancha y hoy en día tenemos casi la misma cantidad de shows en Alemania que en Argentina. Aunque es cierto que en Alemania hacíamos 57 shows en 65 días (risas). Palo y palo.

- Pegaron buena onda con bandas como Die Arzte, los Hosen y Marea. - Son cosas que te regala esta historia que son increíbles. Una banda uruguaya que va a Europa que termina tocando con la banda más grande de Alemania o en festivales con The Cure, Pearl Jam o Marilyn Manson. Después te vas a España y giras con Marea, con Reincidentes. Creo que a todo le hemos sacado el máximo jugo posible.

“La premisa de la banda siempre fue plantearnos que para crecer compositivamente hay que tomar nuevos desafíos. Repetir una formula exitosa me parece una forma medio pacata de vivir la vida.” - ¿Cuándo se dieron cuenta que la cosa venía en serio? ¿El clic lo hicieron cuando se metió Santaolalla? - No, fue antes. Cuando salió Deskarado me acuerdo de haberle dicho al Mandril “mirá, vamos a grabar un disco y lo vamos a sacar. Algo va a pasar, para bien o para mal, pero ya no va a ser lo mismo”. Yo sabía que venía una frustración porque no pasaba nada o que pase algo y nos tengamos que hacer cargo. Me acuerdo que Mandril le decía al productor del disco “estas escuchando un disco de oro”, haciéndose el canchero. En Uruguay la tirada era de 500 discos, si los vendías era un éxito y con tres mil era disco de oro. Fue disco de oro al mes, y terminó vendiendo doce o quince mil discos y decidimos hacernos cargo. Como hacerlo era lo que no sabíamos, y ahí entra Santaolalla. Tiró muchas cosas, en algunas le hicimos caso y otras no. Nos aconsejó mudarnos a Buenos Aires pero la banda ya tenía hijos, era todo un bardo. Costó más, fue más sacrificado pero nos quedamos en Montevideo. - De alguna manera, ¿sufren las giras a esta altura? - Yo las disfruto mucho, estoy acostumbrado. El hecho de oscilar en la cantidad de público y la estructura en los lugares donde tocamos, me parece súper sano. Hemos pasado de tocar en Montevideo para 25 mil personas a ha-

cerlo para cincuenta en Europa. Tenés que defender tus canciones en cualquier lugar como la primera vez. Lo hablamos y lo concebimos de esa manera. ¡Qué aburrido ser los Rolling Stones! Ellos mismos van y sacan 300 entradas a quince dólares para un show no sé dónde. Tocan así porque lo extrañan. - ¿Y con las nuevas bandas? ¿Son de meterse a dar una mano, a producirlas? - A nivel producción no lo hago más. Soy disco de oro como productor con Parvadomus de Once Tiros. Fue el primer y único disco que produje. Ellos tenían 18 o 19 años y eran un caos. Divinos, con una frescura y una locura que superaron mi esencia punk, me mataron. Divinos, pero no (risas). - Y darle lugar a nuevas bandas antes de sus shows. - Lo que hace es traer bandas de Uruguay a tocar a Argentina. Bufón, Buenos Muchachos, Grafolitas, La Chancha Francisca, Eté & Los Problems. Nos gusta invitar bandas uruguayas, a las cuales les pagamos y les cubrimos todo, no tienen que poner nada. Acá nos han llegado mails diciendo “loco, tengo plata para telonearlos”, y eso en Uruguay es inconcebible. Es una relación “te invito, venís, no te preocupes por nada”. ¿Cómo te voy a cobrar?, es algo impensable. - ¿Cómo tomás la crítica hacia el rock uruguayo? - Mirá, a todos nos cuesta por igual, sea del palo que sea. Está esa cosa de “lo que yo hago es de verdad y lo tuyo no”. Me da igual. El otro día me decían que las mejores bandas argentinas son las uruguayas, creo que es un comentario que no aporta nada. A algunos les molesta o no entienden la masividad de cierto estilo pero me resbala porque yo crecí como cualquier banda de acá, no caí de ningún lado. Conozco todo, vengo hace dos millones de años y hasta hemos hecho más cosas que otros. Te digo que hasta puedo llegar a entenderlo desde la situación que está planteada actualmente, donde NTVG mete cincuenta mil personas. Pero no me detengo ni medio minuto en hacerme mucho drama porque yo sé cómo es la cosa y todo lo que hay esta ganado en buena ley. - Vos vivís lejos de la ciudad, en el campo. No hay tantas diferencias con el muchacho que los critica. - Lo que pasa es que él no sabe que tenemos mucho en común (risas). - ¿Cómo te llevas con la exposición que te da la banda? Más de una vez te deben pedir ir a algún evento. - Ya no me lo dicen (risas). No me llevo muy bien con el personaje público, no tengo una personalidad que disfrute de eso. Lo tomo como una consecuencia de lo que hago. Amo lo que hago y, como todo, tiene sus pro y sus contras. Pero ojo, si pongo en la balanza salgo

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ganado. Ahora no es tanto, la época del Pilsen Rock era tremenda. Pasé por momentos difíciles donde mi personalidad me jugaba una guerra complicada y tuve que aprender a convivir con eso. Por eso vivo donde vivo. Tampoco me quiero transformar en un ermitaño, porque sin darte cuenta te vas aislando y cuando te querés acordar, ¿cómo lo revertís? - ¿La música te dio amistades o tus amigos son de otro lado? - Mi círculo de amigos lo hice por el rock. Garo (Arakelián), guitarrista de La Trampa y compositor increíble. O Andy Adler, que era de los que más despotricaba. Soy amigo de Lisandro Aristimuño y de Claudio O’Connor, lo mismo con los 2 Minutos o Las Pastillas del Abuelo. Y cuando me fui al campo me hice un montón de amigos más que no tocan nada y lo mismo nos cagamos de risa. Te puedo decir que soy un poco el eslabón entre los músicos de Uruguay, logré que gente que tenía prejuicios entre si ahora sean ami-

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gos. A mí me gusta mucho ser así, quebrar prejuicios. Conocer a personas que no coincidan conmigo musicalmente me llena, me da una energía tremenda. - ¿Te imaginas haciendo algo fuera de La Vela? - Si, volcar mi parte creativa y compositiva en un proyecto paralelo pero esporádico. Como lo fue Yo y el Enano Mandril, tocábamos con otros músicos, era como un recreo. Hace mucho que no lo hago y la verdad que me gustaría. Me gustaría hacer, al conocer tantos músicos de diferentes palos, una especie de Travelling Wilburys. Componer todos, juntarnos y grabar un disco. No sé si tocarlo, regalarlo por internet quizás. Disfrutaría más por proceso de grabarlo que el resultado. - ¿La Vela tiene una línea política? - Es social más que político, la banda siempre fue apolítica. Nos han ofrecido tocar en millones de lugares y no vamos aunque simpaticemos con el asunto. No nos gusta panfletear un mensaje ni tomar postura política a favor o en con-

tra, es la manera que nosotros creemos que podemos volcar nuestras ideas. Nos decían “toquen a favor de la marihuana”, pero para eso ya hicimos “Mi semilla”, ya lo dijimos. Cada uno tiene su pensamiento, somos una banda que tiene cierta inclinación de izquierda, a favor de una distribución más justa de las riquezas y que todos podamos tener acceso a la educación y la salud. Pero eso es sentido común. Es la A del ABC. - Y esa comparación que te hacen con Mujica. ¿Incluye lo personal y también lo político? - Por lo personal, yo realmente tengo cero sensibilidad política. He escrito cosas que parecen políticas pero no lo son. Siempre dije que la política es una mierda. La política es donde pongo el cuadro, si te gusta más en esta pared o en la de allá. Y no hay que hacer política, hay que arreglar la casa, los caños, los cimientos. Eso es lo que todos tenemos que hacer, y la política viene después. Cuando la casa está bien, ahí hacemos política.


Por Matías Hessling

SALTA STYLE

El movimiento hip hop salteño es un nicho marginal que se niega a transar con la cultura oficial. ¿Qué los separa de la cumbia que sólo quiere alargar la fisura?

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quién se le podría ocurrir que en una ciudad norteña, de raigambre andina y colonial, racista, clasista y orgullosa de su tradición folclórica profundamente popular, pudiese emerger una movida urbana originaria de comunidades afroamericanas de las ciudades más grandes de Estados Unidos. Podríamos levantar el dedito salteño y denunciar colonialismo cultural como lo haría un purista, o podríamos ensayar una explicación a esta rareza local encarnada en pibes y pibas nacidos y criados en los barrios marginales de una ciudad pre-

juiciosa, pibes de quien todos esperan y dan por sentado, que solo podrían expresar cumbia, choreo y bardo. El realizador audiovisual Santiago Álvarez registró con fascinación en 2007 un documento que da cuenta de la emergencia del hip hop como cultura local en la primera década del siglo XXI; cuando un grupo de jóvenes adolescentes manifestaban al mismo tiempo su diferencia y su pertenencia salteña en la puerta de la tienda San Juan, un comercio de telas que forma parte de la memoria histórica urbana salteña, ubicado en el centro mismo de esta ciudad pueblo. Álvarez registró el testimonio

de la FE Crew (Freestyle Estrategia Crew), el primer grupo salteño de hip hop. Quizás su fascinación por lo disonante en un entorno del que sólo se espera cumbia y folclore para ojos extranjeros, no le permitió preguntarse cómo era posible que estos hiphoperos nativos hayan tenido la posibilidad de consumir una expresión cultural extranjera de masividad reciente. Ni siquiera en la Argentina de finales de los noventa era masivo (aunque podríamos abrir una discusión en torno a Illya Kuryaki and the Valderramas). El hip hop todavía era “música alternativa” para la industria local (a pesar de que en Esta-

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dos Unidos el hip hop iniciaba su edad de oro con los gangsta raps de la costa este tiroteándose con municiones militares con los rappers de la costa oeste). Sí existían ya, grandes exponentes latinoamericanos made in USA (Cypress Hill, ponele), pero que no eran transmitidos por los medios de comunicación habituales en el consumo de las clases populares. Era necesario contar con cable y acceso a internet. Quizás el boom de los cybercafés, que en los barrios marginales se convirtieron en puntos de encuentro nocturno, haya ayudado en el encuentro de los pibes de familias de clases bajas con el contenido testimonial propio de este movimiento nacido en el norte de América. El hip hop, con orígenes primigenios en los 60, agrupa cuatro elementos artísticos: la música (los beatboxings y DJ), la lírica (los MC), el baile (los bboying o breakdancers) y la gráfica artística (el grafiti y el muralismo); pero comúnmente suele reducirse a un estilo o género musical encarnado en la poesía hablada. La música hip hop ha sido nutrida (y ha nutrido y fusionado) con numerosos estilos, prácticas culturales, expresiones artísticas, procedencias étnicas, incluso llegando a ser un elemento central en la cultura pop de los grandes artistas de la industria musical (no hay artista yanqui que se precie de mainstream que no haya contratado un negro o negra que le rapee algún pasaje de sus singles que rankearon en los charts de los últimos diez años). La cultura hip hop al ser industrializada se hizo tan pop y masiva que hoy medio planeta está siendo conquistado por coreanos y japoneses al ritmo de (un inentendible) K-pop; títeres asiáticos industrializados haciendo hip hop. Salta podrá ser muy tradicional y conservadora, pero no está caída del mapa globalizado de los medios de comunicación y sus adolescentes y jóvenes no están exentos (por provenir y habitar el margen social) de participar de los procesos culturales globales que habilitan fusiones e hibridaciones con las culturales locales. Ya sucedió años ha con el rock y el pop anglosajón, denunciando en su momento por el purismo blanco salteño como la perdición de lo nativo en manos de la cultura extranjera, puristas coloniales que piensan: “ahora los yutos salteños rapean”. El desarrollo de la cultura hip hop en su cuna estadounidense se clasificó en olas o escuelas, la old school caracterizada con fusiones melódicas del funk y el soul, y armada en bases de sintetizadores, con letras testimoniales de la vida negra en los suburbios, rimada con metáforas. La new school, o segunda ola, a partir de mediados de los ochenta, se caracterizó por el minimalismo de sus patrones rítmicos (beatbox) y la influencia de la cultura rock, con letras plagadas de insultos y provocaciones,

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realidades sociopolíticas y estructuras líricas agresivas, proyectando la imagen de una actitud dura pero con onda. El desarrollo de estos elementos y su fusión con la cultura pop convirtieron al hip hop en una industria comercial, rompiendo los límites de color de piel y pertenencias de clases (desde los muy blancos Beastie Boys y Eminem a los middle-class-boys como Justin Timberlake). Según definen los hiphoperos salteños actuales, FE Crew encajaría en la vieja escuela. Salta, podemos decir, tiene sus propios fundadores de la cultura hip hop local.

Conciencia ideológica o la delgada línea entre hip hop y cumbia La FE Crew ya no existe; es solo un mito fundante de los hiphoperos locales, que por una cuestión de costos y liquidez monetaria coparon la histórica glorieta Federico García Lorca de la plaza principal de la ciudad, un espacio objeto de disputa de toda clase de vecinos, artistas y funcionarios durante más de 150 años. Las crews de la nueva ola (pareciese que entre el primer grupo y los nuevos hubiesen pasado veinte años, pero sólo pasaron siete) eligieron la glorieta por su refaccionado piso de madera para las destrezas de los bboys, el aire libre para el humo de los porros y las gradas para el público de las contiendas de freestyle. Para los transeúntes y comerciantes salteños, al principio los pibes eran un grupo de vándalos que destrozaban las instalaciones públicas cuando se juntaban para drogarse a plena luz del día delante de los palomitas escolares que se reúnen cada mediodía en el monumento al general unitario Arenales. La policía de Salta, que durante bastante tiempo persiguió y espantó a los pibes morochos de capuchas del centro turístico de la ciudad, como si fuesen moscas que molestan el paisaje (como sucede con los manteros, los puesteros de frutas, entre otros grupos marginados), les concedió la presencia en la glorieta al entender la baja peligrosidad social de este grupo de chicos que se entretienen bailando, cantando y haciendo música. Además, por supuesto, están las mil cámaras que registran todos los movimientos de la plaza. En Salta, de acuerdo a un conteo abrupto realizado por las mismas crews, habría alrededor de cien MC, es decir, un número importante de tiradores de rimas freestyle que compiten entre ellos por el reconocimiento comunitario cada fin de semana en diferentes puntos del conurbano sur salteño: La Merced, Rosario de Lerma, Cerrillos. La mayoría nacidos y criados en ba-

rrios marginales de hoy clases populares trabajadoras, barrios con pasados de villas y asentamientos, con presencia de pobreza estructural, drogas y asistencialismo estatal, misiones territoriales parroquiales y católicas, comedores comunitarios, calles de barro, cumbia y exceso policial; guaridas de pibes chorros, cocinas de paco y centros de ventas de marihuana y cocaína de las clases altas. Palmerita, Solidaridad, Ceferino, Miguel Araoz, Norte Grande, Santa Cecilia. Algunos de los barrios de los que provienen los integrantes de las crews salteñas, la mayoría varones de entre 17 y 21 años, albañiles, cadetes, puesteros. Las crew salteñas también están atravesadas por la cuestión de género, sobresale Shombres, una crew conformada por MC mujeres que mandan a callar a los muchachos. Los pibes salteños saben muy bien lo que hacen, tienen claro todos los elementos culturales a los que adhieren, sus rituales y simbolismos, compraron la ilusión de pertenecer a un grupo de referencia en un mundo cosmopolita lejos de lo folclórico, cerca de lo globalizado. Gorras con sellos internacionales, zapatillas bajas, vestimenta urbana, pantalones anchos, buzos amplios, nada de marca, como un esperaría de una trasposición burguesa de un estilo importado; esta es una vidriera con ropa sucia, y estilos construido en base a las posibilidades económicas. Para cualquier salteño de ley, posibles pibes chorros encapuchados. ¿Pero qué los separa de la cumbia? ¿Un deseo de realización humana marca la diferencia? Las crew hacen un intento de responder la pregunta. Nunca se la hicieron. Sin embargo observar en la mano de uno de los MC de la glorieta un librito de bolsillo escrito por Schopenhauer (padre del idealismo occidental, que de seguro un escaso número de lectores de esta revista alguna vez haya leído) permite insistir con la pregunta. “De la cumbia nos separa la forma de pensar. Ellos usan el instinto. Lo primero que ven lo toman como referencia y lo repiten. No profundizan en lo que sienten”, dispara un MC criado en Palmeritas. El amor como concepto, preguntas existenciales, condiciones de vida, realidad globalizada, pobreza estructural; son algunos de los tópicos de las crews salteñas, tópicos globales de la cultura hip hop internacional con la necesaria cuota de localismo existencial. La cultura hip hop salteña crece todos los días. Uno podría determinar fácilmente que es gracias a la saturación de redes sociales por internet. Sí, hay un poco de eso, hay fan pages, anuncio de eventos, comunidades regionales (Salta es la última ciudad del NOA en desarrollar un movimiento hip hop. Tucumán, Jujuy y Santiago del Estero llevan


la delantera). Sin embargo la principal red social comunitaria está dada por los encuentros reales, la transmisión por vínculos de cercanía (barrial y familiar) y contacto espontáneo y callejero. Todo aquel pibe que en su barrio del margen se siente un poco outsider de su entorno termina cayendo a la movida de la glorieta, y es recibido en la unión. “El hip hop es unión, es solidaridad”, advierten los MC de la glorieta. Suena loco para una urbe como Salta, que hoy se precia de cosmopolita, que las principales movidas de freestyle se den o en el mismísimo punto central de la ciudad, la glorieta de la plaza o en los municipios del Gran Salta, sin espacios intermedios de expresión. No hay barrios que concentren crews donde se puedan ver las expresiones de uno de los elementos de la cultura hip hop; el grafiti. A los vecinos de sus propios barrios no les gustan estos pibes que se expresan en una cultura foránea, los ven amenazantes y censuran el arte urbano callejero estampado en las paredes. Y eso que los pibes se ríen cuando se les pregunta si es por una cuestión pesada. En Salta, ni en la región, existe algo parecido al Gagsta Rap de Tupac Shakur y Notorius B.I.G. Las armas y los enfrentamientos urbanos quedan para los pibes chorros. La cumbia, ¿nuestro propio gangsta style? Encontrar las diferencias sin oírlas implica tener ojo para las llantas altas, la ropa deportiva de marca, los sellos locales y las huellas del fútbol. Otro MC marca: “La mentalidad de hacer dinero convirtiendo todo lo que ven, hacen y escuchan a cumbia nos diferencia”. Hacer dinero desde el margen; y ahora también en la clase media snob: blancos convirtiendo clásicos de rock a cumbia. Blancos haciendo cumbia para ricos, profesionales y bonitos. Tranquilamente podríamos gozar la fantasía de una movida gangsta costera de la cumbia villera contra el vaciamiento de sentido político de una expresión artística popular en manos de chicos bien. Pero eso es para otra nota. Seguramente entre los lectores haya más de un agapornista que no comprenda la trascendencia musical de la banda de sonido marginal de la gran ciudad de un Pablo Lescano y sus Damas Gratis. A la cultura hip hop undergroud del Norte se llega por una transmisión vincular, no por la radio o la TV. Tampoco por las redes sociales. Los hiphoperos locales ni las mencionan. Los cultures del hip hop local, leen mucho y escuchan. Muchos son conversos. Se repiten las historias de descargas musicales fallidas. Una canción mal titulada en Taringa hizo que muchos pibes que creían que bajaban una cumbia terminaban dándole replay a un tema hip hop, cuyas letras modificaron sus consumos culturales. La exposición involuntaria a la lírica de los MC en español abrieron puertas al acercamiento

a la cultura hip hop de varones sensibles del margen urbano y de mujeres que buscan fuerza para denunciar su lugar en un mundo de mandatos machistas. Y si no denle play a la española Mala Rodríguez como para darse una idea. Los efectos sociales de la depredación neoliberal en España permitió la emergencia de artistas underground con alta lírica, algunos hoy comercializados, otros en el margen, y varios circulando por Salta y la región cuando hijos de padres argentinos exiliados en los noventa en la península ibérica retornan a la Argentina.

Alrededor de cien MC compiten por el reconocimiento comunitario en diferentes puntos del conurbano sur salteño: La Merced, Rosario de Lerma, Cerrillos. Las crews salteñas tienen una resistencia al cooptamiento comercial y estatal. Confiesan que más de una vez recibieron visitas de funcionarios de la Secretaria de Cultura de la Provincia (cuya sede se encuentra a cien metros de la glorieta) ofreciéndoles un espacio para manifestar sus expresiones, ofertas que rechazaron. Las crews dicen que deciden permanecer al margen, deciden el underground, no ser masivos, elegir a quienes quieren hablarles, con quién compartir su arte. Hay excepciones por supuesto, y ya hay hiphoperos emergentes en programas de televisión local, seminarios y talleres en gimnasios y centros de danzas, y mini estrellitas que buscan comercializar sus poesías habladas. La cultura hip hop norteña es un mo-

vimiento que está creciendo, que se desarrolla en base a buenas intenciones y altas dosis de sensibilidad, pero con un fundamentalismo purista por el género que anula una posibilidad de un condimento artístico nativo y local. Sólo las condiciones de procedencia dan la pauta de localismo. Pero sin eso, estas crews de rasgos andinos podrían haberse originado en cualquier urbe sudamericana, aunque existe una interesante excepción: Calle 13, hoy masivos e híper comercializados, pero con un resultado artístico trascedente, una equilibrada fusión entre los elementos del hip hop y los movimientos culturales y artísticos latinoamericanos. En su momento, vanguardia musical. ¿Podrá darse en Salta una fusión del hip hop con la cultural local? Una fusión que permita la emergencia de un artista con producciones de alto nivel artístico y conceptual sobre la realidad política social y cultural en una ciudad tapada por los cerros, donde una elite colonial gobierna desde una acrópolis donde las cruces y los (limitados estética, política y conceptualmente) medios de comunicación marcan la dirección en la superficie. Sin embargo en el underground local se fermenta un movimiento que, a menos que la policía con sus nuevas potestades de requisa y atropello no lo aplaste; si logra entender los términos de negociación real y deja la guía del idealismo de Schopenhauer y decide emerger para un cambio sociocultural real, habrá de tranzar de alguna manera con los modos de gestión cultural local, o seguir manteniéndose al margen y lograr una autogestión para difundir sus propuesta, o seguir construyendo una comunidad cerrada, una más en Salta. Si el objetivo de quienes integran las crews es mantener sus estilos de vida, el hip hop como conciencia artística del ser en el mundo, deberán aprender a dejar los egos de lado, los discursos hechos poses y hacerse cargo de su procedencia. No somos yanquis, ni afroamericanos, ni vivimos en el Bronx, como tampoco somos rusos sometidos por los zares, ni una ciudad industrializada y proletaria como para encontrar una referencia política en el Partido Obrero. Sin embargo hoy la capital salteña se pone tan troska que enamora, y de repente, de la forma menos esperada, puede producirse un quiebre cultural ante tanto colonialismo y religión. Se enciende un deseo por la emergencia de un mesías que tenga la capacidad de conjugar un movimiento cultural del margen con la realidad de una urbe folclórica, que le de contenido político a las expresiones artísticas locales, que redundan en blancura, estética burguesa y miedo a los malos modales; o decantan en cumbia bailable que solo quiere ponerla y alargar la fisura.

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Por Alejandro Wierna

Salir de la melancolía Manuel Moretti repasa la historia de las canciones de Estelares. Under, reversiones y éxito. De los sueños a la concreción.

M

anuel Moretti podría haber sido un poeta maldito, un bohemio incomprendido que malgastó su vida a fuerza de caprichos y testarudeces no contenidas. Podría haberse terminado de perder en la lisérgica experimentación de drogas y tener una muerte prematura que unos pocos amigos embellecerían con el paso del tiempo. Pero sus expresiones lograron encauzarse, embotelladas en envases cada vez más asimilables, y darle un buen motivo para continuar compulsivamente gestando melodías. “Fueron canciones que nacieron de la desesperación y tienen la impronta que comunican”, le decía Moretti a Rolando Graña en una memorable entrevista por televisión. Estelares es hoy una banda fuerte, convocante, que cuenta con el aval de discográficas, pero el camino que los llevó a eso fue largo y pesado. Atrás quedaron proyectos seminales como Licuados Corazones o Peregrinos, donde se originaron varias de las canciones hoy instaladas en el inconsciente colectivo de miles de personas. Un trip con muchas expectativas, peleándole a la abrumadora realidad de estar flotando a la deriva: de La Plata a Capital Federal. De las sombras de Lou Reed, Television y Talking Heads, a un grupo de guitarras de tango. De los sueños a la concreción. De la inversión poco onerosa para grabar Extraño lugar (1996) y Amantes suicidas (1998), a la producción y asistencia de Juanchi Baleiron y Eduardo Bergallo. De vivir de prestado, en casas de amigos y novias, a vivir de las canciones. “De esa época aprendimos una nueva forma de trabajar. Comenzamos a producir los discos, a preproducirlos un poquito, que con los dos anteriores no había pasado porque los trabajamos de una manera más soslayada. Yo creo que en nuestras cabezas las canciones siempre son lo mismo, más allá de todo lo que nos fue pasando a lo largo de los años en nuestra historia. Laburar con Juanchi fue muy productivo para producir un disco de rock. Nos enseñó

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varios elementos que antes no trabajamos”, admite Manuel. Pero antes de la salida de Ardimos, el famoso álbum de 2003 que medianamente los consagró y significó el inicio de un camino seguro hacia la profesionalización comandada por los controles de Baleiron, la banda había grabado el (hoy) famoso Demo verde. El mismo contenía siete canciones, y fue registrado tres años antes en Del Cielito, con Sebastián Escofet en sus filas. Si bien este no fue editado ni distribuido, es una reliquia añorada por muchos fanáticos que pugnan por obtener alguna copia que pudiera estar dando vueltas por algún recoveco. Contiene grandes hits que terminarán haciendo brillar a Ardimos, más la inédita “El auto pinta el camino”, una canción rápida y armoniosa con palmas y chasquidos que contrasta estrepitosamente con la profunda melancolía desgarradora que tiene la versión de “Estrella”. Lamentablemente esas guitarras intensas y sus machaques casi tangueros pulieron hasta atenuarse y desaparecer en la versión final. Quien siga medianamente de cerca la banda, sabrá que muchas de las canciones que forman parte de su repertorio (en vivo y en álbumes) han sabido atravesar varios años, incluso décadas, combatiendo estoicamente el abandono. Imbatibles desde su estructura, probablemente sufrieron ciertas modificaciones rítmicas o temporales, pero ahí están, palpables, contrastables con mil y una versiones previas, sobreviviendo y cargando la pasión del puño que alguna vez las escribió, perturbado y ansioso por plasmar sentimientos melancólicos. “Siempre que consideremos que una canción está viva… incluso a veces por circunstancias caprichosas, porque nunca se conocieron y le queremos dar otra oportunidad para que salgan a la luz, como canciones de los noventa, de la época de Peregrinos, lo hacemos. También pasó que canciones del primero y segundo disco, como ‘El corazón sobre todo’ o ‘El último beso’, teníamos ganas de volver a trabajarlas y que suenen como nos gusta realmente. Afortunadamente tenemos un montón

de canciones, aunque a veces tenemos ganas de revisitar algunas viejas y darle nuevas oportunidades en diferentes circunstancias”, dice Manuel. De todas maneras, el camino entre ese demo y el disco consagrante tampoco sería tan llano. Las demoras inevitables que implican la salida de un disco, más las decisiones que superaban a la banda y pensar en las estrategias para darle la mejor rotación posible, impacientaban a todos. Especialmente desde el plano económico, ya que era una apuesta fuerte que tenía que salir bien sí o sí. Los años y la plata pasaban, y aunque acompañaban las canciones, la desesperación de estar en movimiento fue letal. Como resultado, Moretti grabó un disco intermedio; un CD-R que definió en cuanto lugar pudo como un “no-disco”. Es un oasis que ni sucede a Amantes Suicidas, ni es el inicio de una incipiente carrera solista. “Es tan solo la muestra de algunos de mis trabajos en los últimos años. (…) si todo va como imagino, haré estos discos-no discos cada cuatro meses. Casi todas las canciones han formado parte de la preproducción del tercer disco de Estelares, y si bien no han sido grabadas en él, pueden ser registradas en cualquiera de los próximos. La sensación de pérdida, por aquellos años, era el hilo conductor”, aclara en el interior del disco, sintiendo (tal vez) que la explicación era necesaria, para sus seguidores, para sus músicos, o incluso para sí mismo. “Una familia de melodías y versos que han sido y seguirán siendo mi salvación. Estas canciones vienen del mundo de la urgencia. Mi urgencia.” La mañana del aviador (2002), está compuesto por 16 canciones que entregan ese soplido fuerte de estar grabado en un ambiente íntimo, casero. Casi todo se resolvió en su vieja Tascam 424, con guitarras crujientes y un secuenciador Yamaha QY10. Allí se encontrarían piezas invaluables como “Hoteles”, “Aire”, “Tanta gente”, y “Julia”. Temas centrales de los discos que siguieron. Sin embargo, las giras y el momento fuerte en el que se encuentra la banda no parece resultarle algo incómodo para continuar componiendo. Si bien


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la soledad y la desesperación le funcionaron en un momento, nada lo detiene hoy que su realidad cambió, y ya no se pregunta cuándo llegará el momento mientras trabaja en un bar. Aunque sí se admite más haragán. “El proceso está tan internalizado que me cuesta contarlo. Ya no puedo hablarte de cómo lo hago. Sigue la melodía, vivo grabando cosas. Lo que yo le llamó `la usina’, que es el mundo de la canción, sigue estando vivo… no sé si de la manera como antes, la verdad que no lo pienso así, aparece como algo de ahora, sigue estando ahí, lo que sí me pasa tal vez es que ya no me doy tiempo a terminarlas tanto como antes. Ahora uso la computadora, el Pro Tools y he terminado algunos demos, pero es como que tomo una idea, juego con ella y no la desarrollo tanto. La termino pasando a la banda”. En su BlackBerry carga (y muestra) una lista extensa de archivos, tal vez haya más de cuarenta. “Está todo vivo. Y no te hablo de lo que está en la computadora, o en el iPad, esto tengo acá, para el viaje, para escuchar. Las melodías están todo el tiempo. Las grabo con la guitarra, con piano, caminando, como decía Calamaro.” Victor Bertamoni y Pablo Silvera son los dos pilares fundamentales que acompañan a este Quijote en su cruzada. Suman impecables arreglos musicales a esas melodías que pueden llegar en diferentes formas: vals, tango (Manuel es un confieso fanático de Pugliese. Comparte la pasión con Víctor, quien lo integró a un grupo de guitarras de tango en La Plata, y es totalmente extrapolable el ritmo y la pasión de aquellos años al primer disco Extraño Lugar), o folk, citando autores oscuros

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y bohemios que probablemente no conozca un inmenso porcentaje de pibes que se van subiendo al tren Estelares año tras año. Magnánimo regalo del paso por la universidad platense.

“Cuando compuse ‘Ella dijo’, pensaba ¿a quién le afané esto? No puede ser mío”. “En los shows que estamos dando ahora no estamos tocando exclusivamente el disco nuevo que salió el año pasado. Sí metemos algunas canciones, pero estamos haciendo lo que disfrutamos, lo que tenemos ganas de tocar. El otro día por ejemplo volvimos a ensayar ‘El barrio’, que quedó afuera del primer disco (N. de la R: pero sí se pue-

de escuchar en Lados B, ese álbum independiente de tapa verde con un casete en portada que lanzaron en la misma época que PopArt los enlistaba en sus filas con Ardimos). No sé a dónde nos llevará eso, pero es ponerse a tocar música, lo que nos gusta. Es algo que estamos disfrutando mucho por ahora. El año que viene sale el disco en vivo que grabamos en el Gran Rex (con invitados como Palo Pandolfo y Ale Sergi), así que por lo pronto cuando nos metemos a la sala de ensayo preparamos canciones que serán para un supuesto futuro disco, que espero sea doble.” Después de Sistema nervioso central (2006) y Una temporada en el amor (2009), la vida les cambió rotundamente, tuvieron que reaprender a disfrutar sus canciones, la masividad, sonar todo el tiempo en radios y lugares, y el proceso se hizo tan gratificante como extraño. “Cuando compuse ‘Ella dijo’, pensaba ¿a quién le afané esto? No puede ser mío”, recuerda Manuel. Por aquellos años fueron teloneros de Oasis, ante un River bastante colmado y tras dar un set corto, cargado de hits, Manuel se despidió diciendo “Somos Estelares, métanse en nuestra página y conozcan qué es lo que hacemos”; tal vez por cierta culpa de no poder desplegar todo su arsenal y mostrar que hay mucho más que esas canciones a sus espaldas. Pero la época donde las ganas de salir corriendo a gritarle al mundo que conozca sus canciones más allá de “Aire”, “Un día perfecto” o “Ella dijo”, primaba, ya pasó. Hoy disfrutan su repertorio, entienden que es propio y lo ensamblan en un set list impecable que show tras show llevará al frenesí y a la emoción a un número considerable de público. De eso no se puede renegar.




Por Federico Anzardi

Foto: JLG

Hombre de las cumbres Edelmiro Molinari habla sobre la necesidad de llenar de amor a la música y al mundo. Vida y sangre de un artista de culto que hace más de dos mil años que piensa lo mismo.

E

n el mes de abril, investigadores del Conicet determinaron, tras cinco años de trabajo, que Merlo, en San Luis, es la ciudad con mejor calidad ambiental del país. Se basaron en variables como el confort climático, el nivel de contaminación, la inundabilidad, los ruidos y el estado de las playas y los espacios verdes de cada lugar. Aseguraron tener una “concepción amplia” del ambiente y explicaron que una buena calidad ambiental no significa ausencia de problemas, sino, además, presencia de elementos atractivos en el paisaje y el entorno. En Merlo está Edelmiro Molinari. Allí decidió radicarse, hace seis años, aún antes de que el Conicet comenzara sus investigaciones ambientales. No parece haber sido azarosa la elección de este músico de 66 años que se crío en el porteñísimo Bajo Belgrano pero terminó como un nómade trotamundos, viviendo en diferentes países. Algo lo llevó hasta allí. Su conexión profunda con la tierra lo depositó en ese lugar.

En “Mestizo”, una canción que está en el segundo disco de Almendra, la ópera rock que no fue, ya se mostraba inquieto por la naturaleza y sus alcances. “Voy al sol, y cuando esté seco iré como por el aire hasta vos”, escribió en 1970. En el disco anterior, el mítico debut del cuarteto, Molinari firmó una pieza clave para su carrera y el rock argentino entero: “Color humano”. Desde el primer acople que lo arranca hasta el riff inconfundible, gordo y profundo, se nota que estamos ante una canción perdurable y de una importancia que en su momento quizás no habrán sabido percibir, pero hoy aparece todo el tiempo, en cada uno de sus nueve minutos de duración. Cuando Spinetta emerge para cantar los versos de Edelmiro, todo termina de cerrar: “Beso mares de algodón sin mareas, suaves son, sublimándonos, despertándonos. Somos seres humanos sin saber lo que es hoy un ser humano”. ¡Todo antes de cumplir 23 años! Color Humano, la banda, fue otra estrella fugaz de poca vida y largo aliento, tras la separación de Almendra.

Tres discos entre 1972 y 1974 que aún hoy siguen sonando demoledores por la cohesión que existía entre los músicos que conformaban el grupo (además de Molinari en guitarra y voz, estaban Rinaldo Rafanelli en bajo y David Lebón en batería, luego reemplazado por Oscar Moro en los dos últimos álbumes). Escuchar canciones como “Cosas rústicas”, “Hace casi 2000 años”, “Las historias que tengo”, “Pascual tal cual” o “Sangre del sol” deslumbra y demuestra lo injusta que puede ser la historia del rock con algunos de sus referentes. Es muy difícil conseguir los trabajos de Edelmiro en una disquería. Contacto, el álbum editado en 2012, se consigue en Mercado Libre a $500. El CD de Edelmiro y La Galletita, publicado en 1984 con una banda en la que también estaba Skay Beilinson, está a la venta en el mismo sitio a $300. Su vinilo, a $1.200. Probablemente Skay sea uno de los pares más cercanos a Edelmiro, no sólo por ser dos emblemas de la guitarra del rock argentino, sino también por su costado espiritual, metafísico. Son per-

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sonas de una profundidad inusual para la escena. Se muestran y se manejan como tipos que van más allá de lo que estimula el mundo actual de consumo e inmediatez. Enseñan con su manera de vivir. Obligan a pensar. Seguramente por esa afinidad, sus dos guitarras se ensamblan de gran manera en la canción “Contacto”, del último disco de Edelmiro. Los une algo más que una gran técnica en las seis cuerdas. Edelmiro Molinari es uno de esos tipos que todos nombran y muy pocos escuchan. Queda bien decir algo sobre Color Humano. Pero lo cierto es que no suena en las radios, no sale seguido en las revistas y suplementos y casi nadie aparece cantando una canción del grupo. Le pasaba a Pappo, le pasaba al Flaco, le pasa a Molinari, como le sucede también a muchos otros músicos del rock argentino que forjaron el movimiento y hoy tienen que ver desde la transmisión online de un megafestival cómo todo se reduce a banderas que tapan el escenario y coros desafinados que tapan la música. Hay que decirlo de manera bestial y con incorrección política: mientras Las Pastillas del Abuelo, Salta La Banca, La Beriso y tantos otros residuos de los noventa, pacos del paco del paco de bandas míticas, llenan más de un Luna Park con públicos que manejan rituales que rozan las actitudes coercitivas; tipos como Edelmiro Molinari y Javier Martínez se tienen que conformar con una salita humilde. Afortunadamente, el rescate que cada tanto hace La Renga, invitándolo a tocar o versionándolo, salva aunque sea un poco ese desequilibrio. Ricardo Iorio también aportó lo suyo, grabando en 2008 una gran versión de “Hace casi 2000 años”, en su disco Ayer deseo, hoy realidad. Al momento de esta entrevista, Edelmiro se preparaba para tocar el 16 de diciembre en el Hotel Bauen, de Buenos Aires. Aseguraba que se trataría de una fiesta con invitados como Rodolfo García, Bernardo Baraj, Emilio del Guercio y León Gieco. “Lo importante es que es una fiesta entre amigos, una guitarreada eléctrica. El repertorio no es solo el mío, sino que incluyo canciones de personas que admiro profundamente. Vamos a tocar un tema de Jimi Hendrix, las cosas que a mí me han tocado a través de este camino. Realmente es un placer poder hacerlo. Quiero hacer material nuevo mío pero también un reconocimiento a las influencias. Algunas son muy cercanas, como Javier Martínez, Luis Alberto. Otras lejanas: Oscar Alemán, como guitarrista. O lejanas en sentido físico pero no metafísico, como Hendrix. Es lo que me gusta hacer en casa y lo llevo al escenario para pasar un buen momento y apuntar a un año más positivo, a ver si convergemos más hacia el amor y el entendimiento que todo lo que está pasando hasta ahora”,

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contaba, y sus palabras de unión resuenan con mayor fortaleza después de un comienzo de diciembre caótico, de aprietes policiales en forma de acuartelamiento y una sociedad quebrada entre el saqueo y la intolerancia justificada a lo Micky Vainilla.

“La Renga tiene toda la libertad del rocanrol, son independientes. Todo lo que no le gusta a los monopolios. Son un emblema cultural, social y de amor. Realmente es un placer que existan.”

- Yo tenía un tío que fue nacido en Tartagal. Conocí de pasada. No estuve mucho tiempo en Salta, nunca me quedé a pasar unos días. Me encantaría. - A tocar tampoco, ¿no? - No, creo que con Almendra fuimos hace muchos años. - ¿Y recordás algo de eso? - No, porque fue hace muchos años. Y fue una gira por todo el país. Llegábamos a las ciudades y seguíamos porque teníamos que tocar en otra. Eso pasa como un pantallazo. - En tus canciones decís “en la música sólo hay amor”. - Claro, porque es lo único que nos queda. Lo demás está demostrado que no va. Hace mucho más de dos mil años que estamos haciendo lo mismo y no funciona. El mundo está cada vez peor. De los animales venimos siendo lo peor, porque nos arrancamos los ojos los unos a los otros, los seres humanos. Cosa que no hace ninguna otra especie animal. La libertad viene con el amor, si no, no existe. Es muy metafísico esto pero realmente es lo único que existe en contra de todo el materialismo absurdo que estamos viviendo y por el cual estamos haciendo pelota este mundo maravilloso que tenemos. - Recién citaste “Hace casi 2000 años”, una canción que compusiste a los veintipocos. Ya en esa época tenías ese pensamiento. Pero al mismo tiempo te criaste en Belgrano, en colegios que quizás no iban por el mis-

mo lado. ¿Qué te hizo pensar así? - En realidad uno no cambia. “Hace casi 2000 años”, “Color humano” y todo eso, fue compuesto en aquella época, cuando éramos muy jóvenes, con Almendra y Color Humano. Pero la realidad es que uno no cambia. Por lo menos yo creo que no he cambiado con respecto a eso. Hay gente que cambia para bien o para mal. Vivimos un momento de ensueño a fines de los sesenta. Había una especie de ensueño en todo el mundo, que a través de la música iba a venir la paz, el amor y todo. Se lo ata al hippismo, a Woodstock, al año 69. La realidad es que eso sí pasó pero terminó disolviéndose en un mundo totalmente materialista y absolutamente despojado de todo esto que nos está faltando ahora: el amor, lo que tiene que emparchar toda la porquería que le hemos hecho al mundo, a la Pachamama, a la tierra que nos dio todo. La estamos depredando de una manera brutal y es por una cuestión absoluta y exclusivamente material. Nada más. Se crean necesidades que no son tales, contaminamos todo. No miramos más allá. No pensamos. Como dijo un jefe Piel roja, la tierra no es algo que heredamos de nuestros padres, sino que es algo que heredamos de nuestros hijos, y es nuestra obligación cuidarla para ellos. Y estamos haciendo todo lo contrario por cuestiones materiales. Lo metafísico no existe en eso. Hacemos cosas por dinero y punto. Y ahí se va todo al diablo. - Es como decís en una canción: “todo el que mata casi siempre usa corbata”. - Y sí, porque es un poco esa hipocresía. Es lo mismo en términos de la política. ¿Qué vine pasando con la política? La política, como término, no existe, no tiene significado. Es nada más el acomodo que hacen algunas personas de lo que está pasando y nos pasa a la gente pero para provecho propio, no es para mejorar el estado de todo el mundo. Le preguntaron al Dalái Lama qué era lo que más le sorprendía de la humanidad, y dijo “el hombre”. Porque sacrifica su salud para ganar dinero, y cuando lo consigue sacrifica su dinero para recuperar su salud. Y está tan ansioso por el futuro que no disfruta el presente. Entonces el resultado es que no vive ni en el presente ni en el futuro, vive como si nunca fuese a morir, entonces muere sin haber vivido realmente nunca. - Es tremendo (risas). - Y totalmente. Profundamente, es así. Hay palabras de ciertos tipos que son tan reales que son impresionantes. Son hombres sabios. Algunos ángeles que pasan por acá. - Te lo dicen de una forma tan simple que te destruyen. Te hacen replantear muchas cosas. - (Se ríe) Exactamente. Esa es la cuestión: seguir con este asunto. No me


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Foto: Pablo Astudillo


acuerdo qué Papa dijo “el que construye sobre dinero, construye sobre arena” (N. de la R: Benedicto XVI). Y esa es otra absoluta realidad. No podés decir más nada. En cambio, si vos construís sobre amor, no vas a construir para tu provecho propio, valga la redundancia, sino que van a ser otras las razones. Y la codicia, la hipocresía, las traiciones y todo eso, dejarían de existir. - Vos te mudaste a San Luis hace seis años. ¿Tuvo que ver con escaparse de Buenos Aires y todo el lío de las grandes ciudades? - Sí, yo viví la mayor parte de mi vida adulta fuera del país. Viví 23 años en Los Angeles, casi un año en Hawái. Después volví, me fui a vivir a Chile, que estuve como cuatro años más. O sea que son muchos años fuera en mi vida de adulto. Uno espera dejar una estela un poco más clara, a eso es lo que aspiro. Porque no me gusta esto que estamos dejándole a nuestros hijos. Tenemos que hacerlo diferente,

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tenemos que dejarnos de joder y realmente enfocar las cosas como se deben enfocar. ¿Pero cómo cambiás a todo el mundo de eso? De la codicia, la hipocresía, de la traición. Vos sabés que el general San Martín, que realmente fue un santo, tuvo dos vueltas a Buenos Aires. Normalmente mencionan una, pero en la segunda vuelta intentó quedarse. Vino a Buenos Aires y se quedó durante un mes en el barco que lo trajo. Vino con otro nombre. El tipo llegó, recaló el barco después de meses de viaje desde Europa y no bajó. Un marinero le fue a decir al capitán que había un tipo que no se quería bajar. Y el capitán lo dejó quedarse mientras estuvieran. Lo que hizo San Martín fue que se encontró con los compinches de aquella época. Los mandó a llamar al barco y habló con ellos. Y el tipo vio que acá nos estábamos destrozando, porque estábamos todos divididos, tal cual estamos hoy. Una división extraordinaria. Algunos se creían señores de algunos terrenos,

otros de otros, había peleas políticas. Y el flaco decidió no bajar, no pisar nuestra tierra porque había dicho que jamás iba a desenvainar su sable para derramar sangre de nuestro propio pueblo. Y se volvió, lo cual es una tristeza. Pero fijate que eso ya pasaba en aquella época. Y volvió a Francia y ahí quedó. - Recordé el verso del tema “Color Humano”: “somos seres humanos sin saber lo que es hoy un ser humano”. No sé si ya sabremos definirnos. - Claro, bueno, es lo que sentí en el momento en que me salió esa canción. Porque si nos ponemos a pensar, eso es lo que nos está pasando. El conocimiento se puede dividir en dos partes: una parte científica y una parte metafísica. La parte científica la humanidad voló. Pasamos de la piedra a la rueda, de la rueda a los jets y a lo que tenemos ahora. En la parte metafísica, donde uno puede incluir todas las cosas como el amor, y están también las religiones, donde está lo que no es material. Ahí


“Se crean necesidades que no son tales, contaminamos todo. No miramos más allá. No pensamos. Hacemos cosas por dinero y punto. Y ahí se va todo al diablo.”

no triunfamos en nada. Nos dividimos como locos. Cada uno creyó en la suya o tuvo un concepto. Si Jesucristo se hubiera encontrado con Buda, Mahoma o Moisés, no creo que se hubieran cagado a palos y se hubieran matado entre todos ellos. Al contrario, quizás hubieran formado una sociedad filosófica donde cada uno podría aportar lo que traía. Eso se podría haber concretado y haber desparramado en la humanidad. Pero no pasó así. Nos dejaron en pelotas porque se tomaron interpretaciones de cada uno de ellos. Algunos dijeron que eran ángeles y otros dijeron que eran diablos y se eliminaban y seguimos hasta el día de hoy así. El problema más grande que hay en el mundo, las dos razones máximas de guerra y del estado en el que estamos, son económicas y religiosas. Nada más que eso. Todos tienen derecho a creer en alguna cosa en particular, pero más allá de eso somos una sola raza. No importa si somos amarillos o rubios o

blancos. Somos exactamente lo mismo. Si comprendiéramos eso, creo que iríamos unidos hacia adelante, hacia lo que no podemos entender porque no llegamos a ese nivel. Es un nivel superior. - ¿Deberíamos volver a los valores nativos, como vos decís en tu disco Contacto? - Claro, de alguna manera eso sería una forma de poder rescatar algo. - ¿Y cuáles son esos valores nativos? - Todo lo que vos consideres que lo nativo tenga de belleza y pureza. Obviamente, antes las cosas eran diferentes. Ahora han cambiado mucho. Nos han metido en un mundo materialista donde se piensa en forma de materialismo. Es una época muy jodida, porque es muy difícil hablar adelante de chicos muy jóvenes, pero en los países donde hubo guerra y en otros también, se cazan niños y niñas para vender los órganos. Se lo congela y se los vende a la gente que tiene guita y los quiere

comprar. Y si eso no es un horror, yo no sé qué es un horror (risas). - Es difícil conseguir tus discos en físico. Contacto en Mercado Libre se vende a $500. - No, pero eso es mentira. Es porque vino un tipo, me compró un disco a mí y lo vende a $500. Está loco. Ahí tenés, este mundo materialista que es una porquería. Primero, el disco lo pueden conseguir contactándose con la página oficial mía. Lo que no tenemos es intermediarios, porque no sirve para nada. El intermediario es la persona que hace guita sin hacer nada. Eso va en todos los niveles. Hace unos meses, gente del campo fue con camiones llenos de leche y otros con vegetales. Pararon y vendieron la leche a $1,50, que era lo que el intermediario les pagaba a ellos. Y ellos le vendían directamente a la gente. Fue maravilloso. Mostraron que ésa es la verdad, que no son ellos los que venden el litro a $7,50. ¿Entonces por qué todos esos intermediarios?

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Bueno, es el mundo materialista del que estamos hablando, que nos aleja a todos de lo que nos corresponde. - Seguramente el tipo que vende a $500 tu disco especula con la dificultad que hay para conseguirlo en las disquerías. Eso seguramente responda a que el mercado discográfico ha sido muy injusto con vos, te ha dejado muy de lado. - Con todo el mundo, no conmigo solo. Son un producto directo de todo esto que estamos hablando. Fijate que las compañías de discos, cuando uno firma, si vos no te das cuenta, te firman para siempre. Suponete, un músico muy bueno: si los tipos dejan de sacarle el disco le borran su carrera artística, lo borran para siempre. Son cosas anticonstitucionales e inmorales. Da mucho para pensar y se necesita que nosotros pasemos el poco conocimiento que tengamos a las nuevas generaciones para que ellos vayan abriendo cada vez más los ojos y se vayan borrando todas estas atrocidades. - La Renga te invitó varias veces a tocar. En los noventa circulaba un pirata de ellos haciendo “Cosas rústicas”, ahora grabaron “Hace casi 2000 años” en vivo y circula el video.

Se nota tu influencia en ellos. - Fue un placer conocerlos. Cuando yo regresé acá, a Argentina, ellos ya eran muy conocidos. Me comentaron unos amigos lo mismo que me dijiste vos y al final nos encontramos con ellos y nos hicimos hermanos de sangre, de espíritu y de todo. Y ahí tenés: ellos son un baluarte de la independencia. Porque en todas sus cosas no transan con ninguna radio, con ningún promotor, no ponen un aviso en los diarios. Y es el grupo que más convoca gente en nuestro país. Porque son el ejemplo perfecto de la devoción, de la pasión. Tienen toda la libertad del rocanrol y son independientes. Todo lo que no le gusta a los monopolios. Son un emblema cultural, social y de amor. Realmente es un placer que existan. - ¿Por qué Color Humano duró tan poco y produjo tanto y de tan buena calidad? - Son cosas que atañen un poco al mundo. Me parece que tuvo que ver que en todo el mundo, más o menos a principios de los sesenta, cuando aparecieron Los Beatles y Los Rolling Stones, hasta fines de los setenta, hubo una salida especialmente en la zona intermedia, que son fines de los sesenta y principios

de los setenta, hubo una generación de música en todo el mundo que fue increíble. Fue un fenómeno mundial. Había grupos en cada país con su propia expresión, que les estaban cantando a su gente. Y a nosotros nos pasó que nos tocó eso. Claro que persiguiendo los propios ideales. Lo más lindo de todo es que todo lo que se hizo en esa época ha perdurado y llegamos hasta el año 2013, que yo jamás pensé que iba a llegar. Cuando compuse “Hace casi 2000 años” decía “yo en el 2000 no voy a existir”. Sin embargo, aquí estoy. Así que ahora canto “hace más de dos mil años que pienso en lo mismo”, pero todavía no encuentro solución. Porque en realidad hay que vivir el hoy, el presente. Nosotros estamos pensando siempre en el futuro en base a lo que pensamos. Y lo que pensamos está basado en el pasado. No estamos en el hoy. Entonces, creo que lo que hay que vivir es el hoy, desprenderse del pasado y de esa manera, si vivimos plenamente el hoy, viendo la verdad en lo falso, va a haber un cambio radical en todo el mundo. Pero esto no es cosa fácil (risas). - Y si vivimos el hoy, mañana será mejor, como decía Luis Alberto. - Sí, ahí está (risas).

Por Federico Anzardi

LAS HISTORIAS QUE TIENE A continuación, grandes momentos de la discografía de Edelmiro Molinari, para que no estés por ahí repitiendo “si, es re groso” sin escuchar. Almendra – Almendra (1970)

El segundo disco de Almendra fue doble y más rockero que Sergio Rotman a las tres de la mañana cantándote en la cara “Moonage Daydream”. A la mierda con la delicadeza de “Muchacha”. Al final, Almendra era una aplanadora. Edelmiro aporta gemas power como “Mestizo” y “No tengo idea”. La tenía clarísima.

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Color Humano – Color Humano III (1974)

Edelmiro Molinari – Contacto (2012)

La segunda mitad de un disco doble editado por separado. Es la cumbre del grupo. “Cosas rústicas”, “Hace casi 2000 años”, “A través de los inviernos” y “Las historias que tengo” son una bola de demolición de rock setentoso y volado. Que vuelvan, con Los Natas de soporte. ¿Dónde andará Moro?

“Un acto de amor consolidado por todos”. Así describe Edelmiro a su último trabajo hasta el momento. Canciones nuevas y versiones de clásicos (“No pibe”, “Adónde está la libertad”), con invitados de lujo como Skay Beilinson y Chizzo Nápoli.


Por Pablo Choke Torramorell

GIRÓSCOPO:

LLEGANDO LOS MONOS A punto de editar su primer disco, la banda salteña festeja sus diez años de vida. Leo Goldstein habla del funcionamiento de un grupo poco usual.

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ncontrarse con ellos no tan sencillo, por más que el año que viene cumplan diez años de vida como banda. Quizás sea porque Giróscopo está conformada por cuatro personas respaldadas por años largos dentro de la música: diversos proyectos entre grupos, festivales y algo que se llama vocación. Algo que simplemente comenzó como un trío semi jazzero hacia fines del 2004 con un debut en el recordado pub Esquina Libertad. Hoy eso es una anécdota más para contar. Hace calor y hay mucha humedad en la pequeña sala de ensayo montada en el departamento de Leo Goldstein, tecladista, arreglador y cantante del grupo, que propone escuchar de principio a fin Movimiento Constante, el disco que piensan sacar a la calle para principios del año entrante. Lo que empieza a sonar de unos parlantes acoplados a la notebook de Leo no es más que el máster semifinal; o sea, lo que prácticamente se convertirá en el disco. El bajista Jorge “Corcho” Rodríguez lo acaba de escuchar de nuevo y piensa en hacerle unos retoques más, hay algo que quiere modificar, aunque

con una simple escucha de alguien ajeno al grupo ese detalle parezca imperceptible, como si no hiciera falta ningún maquillaje. “En realidad acá no ensayamos con la banda”, dice Goldstein, para aclarar que con otros proyectos más en “solitario” sí puede sentarse a meditar allí. “Tengo la suerte de poder post producir algunas cosas en la compu de casa”, agrega. Pero con el grupo no, ya que hay más instrumentos y personas en juego. Son once canciones: diez composiciones propias e inéditas y un cover de la vieja época de Frank Zappa, uno de los tantos artistas influyentes dentro del mundo Giróscopo que pueden desembocar desde Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota hasta los Beatles. Con guiños a Luis Alberto Spinetta y Pedro Aznar (en “Quietud” y “Remolinos de brazos”), algo de reggae (“Roto como un vaso”, “En el infierno de San Pedro” y “Lucille has messed my mind up”, de Zappa) mezclado con rock (“Subidón de flacura”), funk (“Lo dulce que viene”) y hasta una bossa nova para el final (“Llegando a la luna”), el disco parece que verá la luz, ¡por fin!, desde un largo e interrumpido proceso que viene

pateándose desde el 2010, cuando empezaron con las sesiones de grabación. “¡Un mundial nos duró la grabación de este disco!”, compara Leo, riéndose de la dilatación del álbum que quieren publicar para el año que viene: “Arrancó son Sudáfrica y termina en Brasil”. Uno de los principales motivos por los que el disco está cerca de salir es el incentivo económico que la banda recibió este año gracias al Fondo Ciudadano de Desarrollo Cultural del Gobierno local: políticas culturales abocadas a apoyar diversos proyectos artísticos o con fines pedagógicos por toda la provincia. Se inscribieron ahí y tuvieron la suerte de ser seleccionados. “Lo autogestionado demora más. Se da cuando se da y se termina cuando se tenga que terminar. Lamentablemente no se pudo terminar antes, pero bueno, no estoy disconforme con el trabajo. Más allá del tiempo, el disco está bueno, la banda suena bien”, cuenta Leo. Giróscopo se completa con Diego Vilte (ex Alter Ego y Club 14; actualmente regresó con La Renegona) en la batería y Carlos “Pelado” Vega en guitarra. Leo, o “El Ruso” para sus compañeros de escenarios, es el encargado de diagramar

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los temas, los compone y se los entrega al resto para terminar de crear la canción: “Grandes músicos que aportan mucho, le dan un toque especial.” Tener un álbum propio bajo el brazo es como el principal documento de identificación para cualquier banda. Y si recién esos nuevos artistas se están haciendo conocer, es fundamental llevar el disco a todos lados para cosechar posibles nuevos oyentes y, lo principal, dar a conocer esa expresión de arte. “Es una suerte que todo se dé para que el disco salga. Es una alegría. No quiero que se extienda más porque eso hace que se dilate un poco la banda. Estoy demeando un segundo disco con temas que ya venimos tocando y están buenos”, comenta Goldstein adelantándose al futuro inminente con algunas bases de lo que será el nuevo sonido de Giróscopo. “Estoy muy contento con el disco: refleja lo que es la banda. Es lo que tocamos, está todo como suena cuando tocamos en vivo.” - Una especie de plazo fijo lo de las futuras canciones del grupo. - Además es la ansiedad. A veces no sale todo tan rápido como uno piensa en su cabeza y hay que esperar y ser paciente. Las fechas a veces no se dan o no salen. Tocar con David Lebón en el Teatro Provincial el año pasado fue una suerte. Yo que sé, son cosas lindas que nos pasaron también: como tocar en festivales, que nos inviten a tocar. Porque somos muy amateurs, no sabemos cómo meternos. La falta de estar en el medio nos perjudica. Poquitas situaciones así, pero lindas. - El cover de Zappa es la única canción en inglés del disco y del resto también te encargaste de cantarlas. ¿Cómo te ves siendo el cantante? - Me veo flojo como cantante, podría estudiar un poco más pero bueno, me falta. También creo que no hay que disfrazarte cuando no pronuncias bien el inglés, por ejemplo. Igual entiendo que en el rock tampoco es la actitud cantar tan prolijo. Creo que lo pienso un poco más así. Tanta producción por ahí me da desconfianza. La primera vez que Giróscopo tocó fue en Esquina Libertad, uno de los tantos bares y pub recordados de la histórica noche salteña. “Nunca fuimos de tocar muy seguido. Hubo épocas que nos salían laburos piolas y por ahí tocábamos en el Shopping pero después me parece que nos dedicamos más a la cuestión de los temas propios. Siempre cosas que nos gustaron”, dice el tecladista y cantante con un cierto anclaje temporal en las primeras épocas: “Con el tiempo uno se da cuenta que no hace falta complicarla tanto. Me parece que el disco refleja que la banda está en una etapa intermedia de significar las cosas: que los arreglos surjan y que están muy bien hechos por el resto de la banda”.

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Jorge siempre estuvo en el grupo. Después llegaron varios cambios en la banda: de los orígenes como trío, con Pocho Epifanio en batería, hasta el actual cuarteto. “Por ese entonces se sumó Javier Pastrana en guitarra eléctrica. Sólo meses estuvimos como trío. Una viola sumó mucho más, por ahí el piano o el órgano a veces no cubren todo. Está bueno pero en vivo hace falta una viola, siempre te suma. Después como Javi estaba buscando sonidos más fuertes, se fue para Madre T-Rezo y luego formó Shangai junto a Jorgito, el bajista.” - ¿Y cómo se concretó la formación actual? - Desde hace cinco años que estamos los que estamos. Con el Pelado Vega tuve la suerte de participar de la grabación de Pelafustán (el último disco de Perro Ciego) y tocarlo en vivo junto a ellos, como la participación del DVD que lanzaron hace poco. Yo lo admiro mucho, además es un tipo con una cabeza enorme y siento que se puede aprender mucho al lado de él. - Casi diez años de banda. Dijiste que no tocan mucho, ¿por qué? - Porque nos movemos bastante under. Creo que hay momentos que tenemos más continuidad y otros que no porque todos queremos hacer todo pero lamentablemente al no ser una banda de corte comercial eso te limita mucho los lugares y el público. O sea, cuando podemos nos juntamos sino nos estamos enviando los archivos por mail. Tampoco hay que subestimar el alcance que podemos llegar a tener, ¿no? Ya que nos hayan dado el impulso del Fondo Ciudadano es una gran cosa. Eso me parece que es una ayuda como para ir a los medios una vez que tengamos el disco y movernos: dejándole a todas las radios el disco y contándole lo que hacemos. Por más que no nos conozcan, van a saber que estamos, que somos unos cuatros chiflados que tocamos cada tanto y que nos gusta la música. - ¿Ahí está la definición del grupo entonces? - No lo sé. Lo defino como una banda de canciones que está en el rock nacional.

La dicha en movimiento La interfaz del reproductor de música de la notebook indica que el disco está a punto de terminar, va en la canción número nueve: “En el infierno de San Pedro”, un reggae con arreglos en guitarras criollas. El álbum camba de clima en casi todas las canciones. Es un proyecto ambicioso, como casi todo debut, con ganas de sonar bien “hasta en el estéreo de un auto”. Y la lista de invitados es conocida: a pesar de que Giróscopo sea un cuarteto, en Movi-

miento Constante se camuflan, y muy bien, los vientos a cargo de Juan Pablo Mayor y Patricio Bracamonte en trompeta y trombón respectivamente. Un viejo amigo del grupo como Rafael Vivas (“una súper persona”) se encargó de hacer partes desde una guitarra acústica y también tuvo otro rol: produjo el trabajo de grabación con la banda. Después está Martín “Gamba” Aguilera, otro Perro Ciego que aparece en el mapa musical con su viola eléctrica en “Subidón de flacura”, tema diez del disco, un rock que el grupo disfruta hacer en vivo y, para Leo, “suena muy bien.” La guitarra criolla que se escuchaba puntear recién desde la computadora portátil pertenece a Juan José “Colo” Vasconcellos, de Los Huayra: “Tuve la oportunidad de grabar con ellos en dos discos y son unos músicos bárbaros. Entonces esto es como una especie de devolución de favores.” La mezcla, a cargo de los ingenieros Javier “Limón” Figueroa y Ramón Vivas, fue un enorme proceso de aprendizaje para los músicos que, por más que tengan la experiencia en sus espaldas, siguen con intenciones de querer seguir aprendiendo cosas. Y porque la imagen de un grupo también es el parte de todo, Leo menciona a Federico Mesón, “un invitado permanente” a cargo de los arreglos estéticos, escénicos y de la gráfica, que todavía no está elegida. “El disco va a estar para su descarga gratuita desde la web pero también, por supuesto, se va a poder comprar. Soy más hincha de que se sigan comprando discos, por eso es que queremos hacer con Fede un lindo laburo en el arte externo e interno, lo valoramos mucho.” El disco comienza con “Quietud” y termina con “Llegando a la luna”. Un largo viaje desde la postura de quedarse quieto, pasivo ante la velocidad de la vida cotidiana hasta el desembarco en el satélite lácteo luego de varias millas recorridas. Según la visión de Leo, el disco tiene mucho de ese viaje. Durante el 2008 se dedicó a viajar por varias partes del mundo recogiendo experiencias de otras culturas que, sin premeditarlo, fueron a parar a las canciones de Movimiento Constante. - ¿De qué hablan las letras? - Siempre tirando una buena onda. Algo de amor, alguna que otra resaca, muchos viajes. Hay de todo. Por ejemplo, “Infierno a San Pedro” se refiere a San Pedro de Alcántara, en España. Después “Quietudes” la escribí en la costa atlántica pero yo ya estaba viviendo acá y había esa cosa de no estar en ningún lugar y hacía falta esa quietud. - ¿Qué sería lo mejor que les puede ocurrir ahora? - Lo mejor sería la presentación del disco. Poder entregarle a la gente el material terminado para que lo escuchen en su casa o en donde quieran y que sepan que aquí estamos.




Por Gonzalo Quispe // Foto: Constanza Juan

Mollo, Alma, Música Establecido en el género tanguero desde 2003, Omar Mollo no pierde su esencia de rockero y se anima a desmenuzar distintas etapas de su vida. Sus primeros pasos en el folclore, el coqueteo y conquista con la música ciudadana y la semilla que dio origen a un grupo de culto como MAM.

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o odiaba el tango por mi viejo. Él siempre decía: ‘Vos vas a triunfar con el tango, no con el rock’”. Así de sincero y vestido de la cabeza a los pies de riguroso negro, Omar Mollo sigue siendo ese rockero que cargó y descargó en más de una oportunidad su carrera musical transitando entre folclore, tango y el rock and roll. Nos recibe en su camarín con una toalla en la mano, acaba de brindar su show en la Salón de Actos del Pabellón Argentina de la Universidad Nacional de Córdoba. Hasta allí llegó para presentar Barrio Sur, el disco galardonado con el premio Gardel al Mejor Álbum, cantante masculino de tango.

Niño hereje Omar Mollo tiene 63 años. Nacido en la localidad de Pergamino, provincia de Buenos Aires, con guitarra en mano desde su niñez comenzó su relación con la música. Por ese entonces, apodado Patito, formó su primer grupo de folclore: Los Romanceros de Achalay. Se volcó como cantor de tangos y más tarde como líder de unos de grupos pioneros en el rock pesado argentino: MAM (Mente, Alma, Materia). A fines de los sesenta, Omar buscaba su chance recorriendo canales porteños de televisión y radio. Apareció con Antonio Carrizo en la vieja Radio El Mundo, concursando por una guitarra y llevándose el premio. También participó en Grandes Valores del Tango, en un certamen donde no podía ganar

porque era un extra. Entre risas, Omar rememora aquella situación: “Tenía 18 años y empecé a ir a los canales de televisión. Un día estaba en Canal 9 y vino la productora Martha Reguera y me dijo ‘Me falta un participante, vení acá ya y salvame’. Y yo canté ese día un tema improvisado. Fue hace muchísimo tiempo y estuvo muy bueno.” Esa rebeldía con su padre lo hizo discontinuar con el tango: “Mi viejo era un visionario impresionante. Y el odio que tenía hacia el tango era hacia mi viejo, no al tango. Por llevarle la contra, nada más. Era muy gardeliano y el único que servía era Gardel”. Para ese entonces empiezan a sonar en su vida The Beatles, Jimi Hendrix, Santana y explota el rock and roll en esos convulsionados años. En ese contexto nació MAM con Raúl Lagos, Juan Domingo Rodríguez y su hermano Ricardo. Más tarde sumarían a Diego Arnedo. Cuando el grupo empezaba a recoger los primeros reconocimientos y ofertas para grabar, Omar se fue a Brasil por unos días y volvió a los dos meses. A su regreso, Sumo ya daba los primeros pasos de su historia más conocida. En los años ochenta, Omar Mollo se desentendió de su carrera y largó todo, hasta que decidió rearmar aquel grupo de los años setenta pero con sangre nueva. En el primer disco de MAM (Opción, de 1999) incluye el tango “Se tiran conmigo” de los hermanos Luis y José Leandro Díaz. Esa fusión del rock y el tango fue el puntapié inicial para iniciar su recorrido profesional en la música ciudadana.

Tangópolis En el año 2002 editó su debut tanguero, Omar Mollo Tango. En esas idas y vueltas de la vida le llegó su oportunidad de grande. Osvaldo Pugliese solía decir que “el tango te llega después de los treinta”. El cantor hace retrospectiva y da su parecer: “En la vida yo me manejo como si las cosas llegan cuando deben llegar. Pero si no fuese por mi mujer Graciela, que me molestó durante dos años y me dijo ‘hasta que no grabes un disco de tango, no voy a parar”. Porque veía que Gustavo Cordera, Andrés Ciro, Ricardo Iorio decían ‘que grabe un disco de tango, porque es el que puede cantarlo de verdad’. Aunque toda mi vida canté tango, profesionalmente no me animaba, por esa cosa de respeto. Conocí muchos casos de rockeros que quisieron pasarse al tango y no pasó nada. Y yo me creía uno más. Pero vinieron los primeros tangueros grosos, esos que no te perdonan, los que entienden de verdad y me dijeron: ‘A vos te perdonamos el rock and roll, pero ahora seguí’. Ellos me dieron la fuerza para grabar mi primer disco y empezar este camino.” Tangueros ortodoxos como Rubén Juárez lo apoyaron, pero también le advirtieron: “Loco, vos nunca te disfraces de tanguero. Así estás bien porque respondés con tu actitud, porque cerramos los ojos y nos haces acordar a los viejos tangueros.” A partir de ese momento le llegaron los primeros reconocimientos. Desde 2004, fue presentándose ininterrumpidamente en Europa. Destinos como

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Holanda, Francia, Portugal, Letonia o Finlandia se hicieron cotidianos. Allí se presentó con suceso y ganando espacio en los grandes teatros del viejo continente. “En el primer año que hago tango, me va muy bien y viajo a Europa. Llego a Holanda y en la primera actuación que hago, estaba el bandoneonista Carel Kraayenhof. Es holandés pero ama el tango desde pequeño, vino a estudiar con Astor Piazzolla y más tarde armó su sexteto Canyengue. Me vió y le dijo a mi mujer: ‘Quiero que cante para mí, para mi sexteto y que hagamos tango en todo Europa’. Y así se dio. Lo bueno es poder venir de un país donde lo que hacés es genuino. Yo no puedo ir a hacer rock and roll a Europa o Estados Unidos, porque ya lo inventaron ellos. Lo que uno hace es mucho más creíble, porque uno viene del país de origen.”

Pasional En repetidas oportunidades tiene palabras de gratitud para Graciela Minervino, su mujer, manager y guía. En Barrio Sur le dedica especialmente una canción que lleva su firma: “Para Gra”. Ella lo acompaña, ya sea en Ámsterdam o en Buenos Aires, y fue la mentora para que Omar tomase la decisión de mutar como artista y virar al tango. “Yo estoy en la búsqueda contaste. Esto en muy poco tiempo me dio satisfacciones, me dio gente amiga que me dio consejos. Mi mujer tuvo mucho que ver, el cuidado que tuvo conmigo para guiarme. Si me dejaba solo, hubiera sido cualquier cosa. Hace trece años que estamos juntos y ella me dijo ‘Vos cantá, que yo me encargo de todo lo otro’. Y yo tengo esa libertad y divinidad, que es un privilegio de poder cantar y no tener que estar lidiando con nadie para subir al escenario con un rollo así en la cabeza. Eso es maravilloso.” Ya en Holanda, donde estaba realizando su última gira por el continente europeo, recibió una invitación vía email por parte de CAPIF: “Le llegó un mail a Graciela diciendo: ‘Omar tiene que presentarse a la gala de los Premios Gardel, necesitamos que esté para que cante’. Y yo me la vi venir y pensé: me parece que este año me gano el premio. Mi mujer les respondió: Pero para volver tenemos que pagar una multa por adelantar los pasajes. Insistieron: ‘lo

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pagamos, no hay problema... que venga’. Había insistencia y fue así.”

Tangolpeando En 2005, cuando aún llevaba una doble agenda como cantor de tangos y líder de MAM, editó su último álbum de rock: Lo ves. El disco cerraba con un canción que lleva la autoría de Gustavo “Chizzo” Nápoli: “Tanguito pa’ mi país”. Aquel viejo tema (jamás editado por La Renga) supo ser tocado en vivo en shows como las fiestas del Condon Clú que se llevaban a cabo en la porteña Federación de Box en el año 1992. Omar cuenta cómo llegó a ese inédito, se emociona al contar la anécdota y se golpea el pecho diciendo “¡Chizzo es una maza!”.

“Vinieron los tangueros grosos y me dijeron ‘a vos te perdonamos el rock and roll, ahora seguí’. Ellos me dieron la fuerza para empezar este camino.” “Un día Chizzo me dijo ‘tengo un tango que escribí hace veinte años y nunca lo hice ¿lo querés? porque a vos te cabe’. Y le dije que sí y lo grabé, mi mujer hizo los coros y quedó una versión hermosa. Cuando me dio esa canción, le dije ‘¿Estás seguro?’ y me dijo ‘¡Vos te mereces esto y mucho más!’. Con MAM tocó miles de veces conmigo y tuve la suerte de grabar a dúo con él “La Matanza” en el disco del Tano Marciello. Yo grabaría o haría cualquier cosa que Chizzo me diga porque es lo más, es de buena leche.”

Ricardo Iorio planea terminar el año editando un nuevo álbum. Quizás lleve por título Tangos Prohibidos, dónde reclutó a los hermanos Jorge y Juan Carlos Cordone para interpretar una selección de canciones orilleras, algunas de las cuales ya fueron presentadas en vivo en los shows de Almafuerte como “Gol argentino” y “En la vía”, de Edmundo Rivero. Omar Mollo se alegra al recibir la noticia y opina del nuevo proyecto del cimarrón del heavy nacional. “¿Los hermanos Cordone? son unos dioses. Yo iba a grabar con ellos, me fui a Europa y no lo pude hacer. Son dos capos, es lo más que vi en mi vida. ¿Y si Iorio se va para el tango? No, no se va a ir, porque su gente no lo va a dejar. El puede hacer un tango, vale lo de Iorio porque tiene esa onda de abajo, sucia, bien de arrastre. Pero Ricardo se merece no sólo tango, lo que sea porque tiene su gente que se la ganó el.”

Mala Yunta No son pocos los artistas del rock que incursionaron en el tango. Omar Mollo es un comodín que en varias oportunidades aportó su carisma y voz a quién lo invitara. Así apareció con Los Piojos, Bersuit, grabó (a instancias de Ricardo Mollo) un programa especial con Daniel Melingo en el viejo canal Solo Tango y con MAM, hasta invitó a Rubén Juárez en el originario Cosquín Rock de la Plaza Próspero Molina. Sin embargo, en Barrio Sur se da la regla inversa: aparecen “Tango del Diablo”, de Andrés Ciro Martínez, y una delicada versión de “Muchacha (ojos de papel)”. En ese dominó de rockeros no sería descabellado pensar un disco que reúna a Mollo y sus amigos. A manera de juego, le citamos algunos de esos nombres y Omar interrumpe entusiasmado: “¡No sabés lo que canta Celeste Carballo! ¡Hay un tango que canta que está buenísimo y no recuerdo como se llama! (N. de la R: probablemente se refiera a “Vuelvo al sur”, de Astor Piazzolla). Tuve la oportunidad de estar en un festival al aire libre, Buenos Aires Tango, con Gustavo Cordera, Iván Noble, Willy Crook, Daniel Melingo y la vi a Celeste y me deslumbró. Pero me gustaría que venga un productor y que sea como Pappo & Amigos, un tema con cada invitado. Me encantaría.”


Por Alejandro Wierna

Nuevos trapos Cuatro periodistas opinan sobre el presente del rock cordobés. El recambio generacional, la difusión y la participación del público en el crecimiento del género en la provincia.

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s casi incuestionable la idea que afirma que en Córdoba está pasando algo. Se teorizó acerca de un recambio generacional que, a tren de la organización espontánea en círculos productivos como sellos independientes o colectivos de artistas, encontró el camino correcto para hacer de sus obras productos imperecederos y con la fuerza necesaria para trascender fronteras físicas y prejuiciosas que anteriormente frenaban la posibilidad de un movimiento emergente (sólido) en el interior del país. A todo esto, lo verdaderamente concreto es que en la actualidad son numerosas las bandas mediterráneas que editaron discos impresionantes que consiguieron elogios y respuesta tanto en la prensa como en un público multiprovincial. Pero como de esto ya se ha hablado en Rock Salta, un buen balance, para cerrar el año repasando lo que fue y especulando con lo que vendrá, es posible si quienes cuentan cómo se lo vive desde adentro son los periodistas que apreciaron y trabajaron con la música local en tiempo real mientras ésta se iba transformando. Los elegidos para esta suerte de de-

bate diferido (si es que acaso eso existe) fueron periodistas que desde sus respectivos puestos, en medios disímiles entre sí, de alguna manera forman parte de este período tan mencionado. Ellos son: José Heinz, redactor de La Voz de la Interior, quien escribe sobre música cordobesa desde suplementos como Vos o Ciudad Equis; Cj Carballo, creador de Cualquiera, un programa de radio donde desde hace años constituye un epicentro fuerte de todo lo que pasa en la ciudad a nivel cultural, conversando y ofreciendo set en vivo con toda la vanguardia necesaria. Y finalmente, Gonzalo Puig y César Pucheta de Otra Canción, un programa de Radio Nacional Córdoba que se extiende hacia un portal informativo donde mostraron una manera muy profesional de entablar debates, generar contenido original y difundir a los participantes de muchas ramas, abriendo el abanico del rock a niveles plausibles. - ¿Qué es concretamente lo que ven en Córdoba hoy? - Heinz: En los últimos dos años ha habido una ebullición cultural, que no lo limitaría a lo artístico ya que hubo también un gran trabajo de los gestores.

Eso está muy presente en la música, con grandes bandas y discos de mucha calidad. Hoy existen las condiciones y la posibilidad de que se edite material con un audio competente. Esto tiene también su correlato en las artes visuales, y en el teatro independiente. A eso creo que hubo un acompañamiento, de los medios por un lado, y del público, aunque de forma muy tímida, por el otro. Por suerte hay un entusiasmo generalizado. - Cj: Veo como una explosión de creatividad y de rock, que seguro está motorizado por la aparición de cuatro sellos, aunque hay más, que son LoFi Records, Basura Discos, Discos del Bosque y por supuesto Ringo, que tiene una suerte de némesis en la unión de bandas que se fueron encontrando y uniendo en diferentes terrenos. Prácticamente están saliendo algo así como cuatro discos por mes, que es algo ambicioso y se da en un contexto distorsivo donde la industria discográfica en el mundo va para atrás. Eso es una prueba irrefutable de que algo está pasando. Seguro hace falta que termine de motorizarse desde otras patas. A veces eso se da muy a destiempo, tenés gente que mapea en tiempo real lo que está

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ocurriendo, y por contagio está atento a todo, pero también tenés periodistas porteños que están en una cueva acá en Córdoba y no conocen nada, entonces todo les llega seis o siete meses tarde. Pero bueno de todas formas sigue siendo válido. Todavía falta, pero comienza a haber un eco, incluso en medios tradicionales que tienen una línea editorial que podría no gustarte. - Puig: Yo veo una escena que se está conformando con ciertos parámetros que uno podría llamar rápidamente profesionalismo. Todo en base a preocuparse por detalles importantes como ensayos, grabaciones, ediciones de material, agruparse en redes. Son cosas que hacen que la escena alcance una consistencia que en épocas anteriores no podía conformar. Eso genera que existan proyectos que puedan mantener una continuidad en el tiempo, y después hacer trampolín gracias al trabajo en redes con otros lugares. Pasa que en Córdoba, hace cinco años no había un montón de locales que existen hoy y apuestan a la música en vivo. Había solo reductos para ir a ver determinadas bandas y no mucho más. A esas plazas se le suman incluso cosas oficiales como Ciudad de las Artes o El Griego que se recupera. Las bandas comienzan a tener ritmo en base a las tocadas. - Pucheta: También es muy importante que estas bandas decidan quedarse en la ciudad y eso les da trascendencia. Durante mucho tiempo existió la mentalidad de irse a Buenos Aires. Hay muchos cordobeses que se fueron con proyectos y terminaron ganándose la vida como sesionistas en otras bandas. Hoy que están apostando a grabar y a armar su carrera hacen pie y recién piensan en salir. - ¿Y qué lectura se permiten hacer? ¿Cuáles serían las condiciones que posibilitaron esta realidad? - Heinz: Creo que hay una generación nueva de músicos, criados al calor del download, que son mucho más desprejuiciados para sus consumos musicales, ergo para escribir música. Desde mi punto de visto noto que muchos perdieron ese miedo a hacer una música más comercial, por llamarle de alguna manera, sin perder calidad. Córdoba siempre fue nicho de grandes músicos, pero siempre relacionado a un costado más academicista, complejo, y hoy creo que se refleja que se hace una música para un público mucho mayor. Esto está muy reflejado en la música pop de Córdoba. - Cj: Creérsela. Confiaron en que mancomunadamente y bajando el ego podían salir buenas cosas. La generación precedente a esta no llegó hasta donde debería haber llegado solamente por una cuestión de ego. Estos pibes laburan codo a codo y han entendido la cuestión del bien común. Si Planeta X de Rosario muestra desde hace

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diez años que se puede hacer un laburo autogestionado, editando discos y libros desde una casa y funciona muy bien, ¿por qué no se puede hacer acá en Córdoba? Vieron que con esfuerzo y ganas se puede. Fue simplemente animarse. Si existe un Manchester, que no es Londres, o un Seattle que no es Nueva York, bien puede existir un Córdoba. No es descabellado pensarlo así. Como están dadas las cosas en la industria cultural y con las nuevas tecnologías, y por cómo cambió el paradigma en la manera de escuchar y conseguir música, la gran zanahoria del burro ya no es Buenos Aires. Hay muchos artistas que se mueren por venir a tocar acá.

“Editorial Nudista hizo una cosa alevosa de tener trece lanzamientos este año. Y te preguntás si es absorbido o no. Salen discos todo el tiempo, ¿el físico es un objeto obsoleto? ¿Sirve el link? ¿La gente abre y escucha de verdad?” - Puig: Hoy es mucho más fácil acceder a música diferente, y de alguna manera terminó de explotar algo que se venía madurando desde hace mucho tiempo y que, ayudado por un momento en particular de condiciones sociales y políticas, termina encontrando forma concreta. Hay políticas firmes de Cultura Nación para apoyar el desarrollo cultural, y no solo en la música, sino en cine, literatura y medios. La tecnología es más barata y es más fácil grabar un disco en casa que décadas anteriores. - ¿Existe una exigencia de que haya una huella de regionalismo en la música? - Heinz: Hace un par de semanas se hizo un festival en Villa María de Discos del Bosque, y lo invitaron a Humprey Inzillo, de Rolling Stone, para que diera una charla, e hizo alusión al “regionalismo crítico”, que habla de una actualización o aggiornamento de algunas características de la región, para crear música. Yo no sé si Córdoba necesita de eso. Un ejemplo que se te viene inmediatamente a la cabeza es hacer cuarteto con rock, que es un género propio de aquí en el mundo entero, yo creo que los músicos hacen algo que los entusiasma y no están pensando en representar algo de eso. Existe sí cierta

variedad que es muy sana y está presente en casi todas las propuestas. Pero no creo que haya una intención manifiesta de querer demostrar que son cordobeses. Creo que quieren demostrar que hacen su música y pueden llegar a mucha gente. A mí me pasa, esto es muy personal, que no tengo un interés antropológico si se quiere, sino más bien sentimental o emocional. Sean una banda de somalíes, de salteños o de irlandeses, me tiene que gustar como música primero, después entro a tallar otras cuestiones que sí me interesan, pero el lenguaje musical por sí mismo ya me tiene que gustar desde antes. Yo no parto de un pueblo y digo “a ver qué clase de música hacen”. - CJ: Yo estoy en contra de la idea de que una banda de Córdoba para pegar tenga que ser de cuarteto. Me niego a pensar eso de la misma manera en que me niego a que los cordobeses por contrato tengamos que ser graciosos. Hay bandas brillantes que tocan un estilo muy particular en base a todo lo que indagan y a su background musical. Hay gente que ha entendido bien que ser cordobés es mantener cierta atorranteada propia de nosotros, y con esa viveza hacer un género que disfruten. Ojo, si una banda quiere pegarse al cuarteto a mí me parece muy bien, solo que no la consumo. Uno puede hacer lo que quiera y lo haga feliz, pero me opongo a la idea de “tener que hacerlo para pegar”. Si te sale a buena hora, si lo hacés para operar forzosamente como banda local en busca de éxito, estás pensando como el enemigo. Es un racismo al revés. Lo que pensaría un gerente de marketing porteño, “vos venís del norte disfrázate de coya, vos contate un chiste”. Si aceptás eso, estás replicando toda una estructura nefasta. La estás legitimando. Cada cosa tiene su lugar si vos lo sabés buscar. Tu sonido es tu sonido si vos le ponés tu impronta. De todas maneras ya está todo hecho. La cuestión es revisitar con categoría y elegancia algo y meterle tu idiosincrasia. No está mal la cita, ni que se vea tu influencia. - Puig: Hay cierto desprejuicio hacia las formas que los llevan a mixturar el rock con el folclore, el cuarteto u otros géneros y poder llevar eso a otras ciudades. Hacen ruido justamente por eso. Empezaron a aparecer muchos proyectos muy buenos que te das cuenta que trabajan seriamente. En eso de “pintar la aldea”, algo muy interesante es lo que pasa con Los Caligaris en México, o con Eruca Sativa, que si bien hacen una cosa más universal, grabaron con Titi Rivarola y se codean con músicos cordobeses, mostrando un rasgo particular. La Pata de la Tuerta fue a Chile y les fue muy bien. Hay gente de afuera que se acerca para ver qué es lo que tienen para decirles estos músicos. - Pucheta: Durante mucho tiempo se pensó que para llegar a determinados


circuitos no había que mostrar mucho las raíces de uno. Decían “cómo voy a hablar de Córdoba si quiero llegar a Capital Federal y no me van a entender lo que digo”. A partir de ese cambio de cabeza, se da el quiebre que muestra que las bandas, al apostar a su ciudad para consolidarse, terminan haciendo alusión a sus orígenes o al lugar donde viven. Además, hubo cooperativas de músicos que se reunían para intentar resolver determinadas problemáticas, (que hoy encuentran solidez en Músicos Convocados de Córdoba) y al dejar ese aislamiento y comenzar a juntarse con pares para analizar vivencias y estrategias, fortalecieron el sentido de pertenencia. Esos cambios se manifiestan en vos como persona, y obviamente como músico en la obra que escribís. - ¿Hay un público activo capaz de absorber las cosas que se están generando? - Heinz: Es la gran deuda pendiente, sí creo que nuclear artistas sea algo bueno; están aprendiendo mucho y consiguiendo cosas, contar con un aparato de logística, por más pequeño que sea, es un gran avance. El otro día Fer Caballero, que es un gran percusionista local, dijo algo muy cierto: “el público no tiene culpa de nada”. Vos no podés decidir sobre las cosas que lo entusiasman. Si tienen ganas de gastar su plata en los bailes los fines de semana están en su derecho. Les cuesta ganarla y sabrán qué es lo que quieren hacer. Es una responsabilidad nuestra, como periodistas, y para los músicos también “poner de moda la música local”. Así entre comillas, por más raro que suene. Hay que captar la atención de la gente, buscando más público. Si vamos a seguir con el snobismo de que a tal banda hay que ir a verla unos cuantos selectos, no sirve de mucho. Hay gente que no está tan en la pomada, y no se entera de quienes tocan ni qué hacen. Ahora les pasó por ejemplo a los De La Rivera, que New Age los usa en una publicidad. Algún curioso o jeropa que vio a Zaira Nara y le gustó, y llegó hasta el disco tal vez se copa y es público nuevo que sumás. Hay que pensar en todas esas variantes. Nosotros ya estamos viejos y tenemos los gustos definidos, pero hay muchos preadolescentes con avidez de escuchar música nueva, y tenés que estar ahí, ofreciéndola. - CJ: Es algo que se está analizando. Yo me lo replanteo todo el tiempo. El hecho está, ¿y ahora? No solo en la música, en Córdoba hay una editorial como Nudista que hizo una cosa alevosa de tener trece lanzamientos este año. ¡Es una bomba! Y te preguntás si es absorbido o no. Salen discos todo el tiempo, ¿el físico es un objeto obsoleto? ¿Sirve el link? ¿La gente abre y escucha de verdad? Son tantas preguntas que no se saben muy bien en este período de transición entre un objeto que

está desapareciendo y otro que está ahí. Hay todo un territorio borroso que no alcanzo a determinar. La falsa regla de grabar discos, editarlos y con la plata de venta recuperar, no creo que se esté cumpliendo. Van aprendiendo otras formas de financiamiento. Los discos siguen siendo en enorme proporción regalados. Sí hay bandas que han tocado mucho, se formó una estructura nueva, trabajan con agentes de prensa y han formado un público que los puede acompañar. La fábula del rock existe en las películas, la épica de ir en una van atravesando el país y que un productor te descubra es algo que acá no existe y no va a pasar.

“La generación precedente a esta no llegó hasta donde debería haber llegado solamente por una cuestión de ego. Estos pibes laburan codo a codo y han entendido la cuestión del bien común.” - Pucheta: Los músicos han entendido en base a los cambios en su laburo que es necesario replantear la relación con el público. Han entendido que el público es parte del proyecto. Sin ellos no hay lugares, no hay bandas ni hay circuitos. Han logrado entender la idea de conformar a su propio público. Y laburarla desde diferentes lugares, como las redes sociales, o la producción. Hay muchas instancias colectivas de encuentro. Y es un cambio político. Los sellos y las uniones de músicos entendieron que el público se puede cruzar y es lo mejor que les pasa. Hay shows paralelos y así la gente está en todos lados. Eso es un gran logro que antes era impensado. - Puig: Se rompió el cerrojo de que te vayan a ver tus amigos. Se fueron preguntando cómo quebrar eso y cómo convencer nuevo público. Juntándose con otros músicos comienzan a reclutar más personas. Cuando se agote eso buscarán otra estrategia, como tocar con bandas de otros géneros y así. Hay que romper el techo. Conjugar todo en un show. - ¿Qué apreciación hacen de los canales de difusión y distribución utilizados para transmitir esa música? - Heinz: Las redes sociales ayudan, abrieron el panorama muchísimo, pero

los medios tradicionales siguen siendo fundamentales porque te dan un aura de legitimación. Que no es del todo cierta, sino más bien un valor simbólico, pero bueno, todavía existe. Es evidente que las radios, y las tapas de revistas siguen teniendo su carga simbólica. De todas formas no es lo mismo un medio que otro, y es importante saber bien a cuál direccionar. El tema difusión es tan complicado que no lo termino de entender. Estoy convencido de que si tu música es buena va a llegar, de alguna manera dará con los oídos indicados. No digo que tengas que escribir un hit sí o sí, sino tener algo. Creo que se termina dando, como decía Arlt, “por prepotencia de trabajo”. - CJ: Hay muchos canales y organismos a los que esta revolución tecnológica los dejó como espectadores ciegos que no pueden agarrar guita, y eso les molesta. Las bandas chicas, desde el vamos, ya desde el vestuario, ganan con la posibilidad de este acceso masivo a la información. Esas herramientas que están al alcance de todos te dejan un beneficio propio. Si tu banda es escuchada por un pibe de Ucrania, ya ganaste. Hay organismos obsoletos y ladrones que no entienden nada de lo que está pasando y ante todo prohíben, porque hasta que no tengan armado el curro no van a dar un paso adelante. Esperemos que se pueda regular todo para que puedas, como músico, ganar esa guita virtual que se está manejando, pero celebremos desde ya el logro de poder alcanzar la difusión que se logra. Hay que instrumentar y torcer la tecnología a tu favor, pero a priori, vas ganando en democratización. - Puig: Aparecieron programas de radios que están tomando armas en la difusión. Pero claramente el vivo es el que termina sumando mucho. Las redes sociales también te permiten rotar, imaginate que hay temas que se viralizan, y sin estar en un disco siquiera te posicionan en algún lugar. La punta fuerte de lanza está ahí. Hay mucha música muy buena que cuando es programada en un medio no queda disonante con música de otros lugares, y la podés pasar sin ningún prurito. Antes las separaban “atentos que esto es de Córdoba”, como alertando que podría sonar mal. Hay que ver las condiciones de consumo también, hoy vos sos el dueño de acceder a la música como quieras, al compilado lo armás vos, pero es importante comprender que no existe tampoco una cultura de comprar por internet. Antes se piratea. Por eso iTunes y Spotify llegaron tan tarde acá. A mí me parece que el físico aún tiene un tiempo largo de vida, por una cuestión fetichista, fíjate que hasta hay un revival del vinilo, y por un deseo conceptual del artista y del público de tomar la obra como algo integral. Hay un orden y un arte en el objeto.

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Por Pablo Choke Torramorell // Foto: Damian Benetucci

Chica

granada La baterista, compositora y cantante se encuentra en los preparativos para un nuevo disco. De Soda Stereo a la contaminación que los grandes festivales generan en la música, ¿se pudrió todo, Andrea Álvarez?

Y

también soy una banda de rock!”, concluye la enumeración de las cosas que hace. O es. Porque ella, Andrea Julia Álvarez según su DNI o, sino simplemente AA, parece vivir de una saludable etapa considerada dentro de lo denominado “workaholic”, algo similar a una adicción al trabajo. Entonces está en todas: ultimando detalles de lo que se convertirá en su nuevo disco, componiendo casi constantemente canciones nuevas, oficiando de percusionista invitada junto a la banda de su ex pareja, Leonardo De Cecco, batero de Attaque 77. Y hacer tantas cosas también tiene su riesgo, como por ejemplo, que desconfíen viéndola en otro rol que no sea el que la caracterizó popularmente, como baterista. “Cuesta mucho entender que una puede ser más de una sola cosa: cantar, tocar, componer, producir. Una cosa es contarlo en lugares del interior del país que no me conocen bien, pero en Buenos Aires, donde toco todo el tiempo, es raro que se sorprendan cuando caigo sin la batería. Y canto mucho, Es más, cuando voy a los medios solamente a cantar, sin la batería, obvio, me miran sorprendidos y me dicen ‘¿¡Che, y la batería!?’. Cuando

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apareció mi popularidad con Soda Stereo empecé a querer instalarme como baterista y hoy por hoy estoy súper instalada como batera pero nadie me tiene como cantante. Siempre digo que los percusionistas dicen que soy baterista y que los bateristas dicen que soy percusionista. ¿Y los cantantes? No dicen nada”, se ríe Andrea en su merecido reclamo hacia los que se dedican a encasillarla en un solo rubro. “Hago de todo, en realidad, todas las tardes doy clases, tengo un montón de alumnos, tengo un hijo, un perro, grabaciones, reportajes, tomo clases de guitarra, de canto, voy al gimnasio, participo de grabaciones de discos”. Hace una pausa para respirar, parece que hacía falta ese mini espacio en silencio. “Lo que me pasa ahora es que no tengo tiempo para componer cosas. A veces me digo, ¡quiero un domingo, u otro tiempo más!” - Haciendo de todo un poco, ¿qué es lo que sigue en esa lista de deberes? - Me queda hacer de todo, me encanta. O sea, me encanta la idea de tocar con alguien que nunca toqué, grabar e involucrarme en cosas distintas. Pero, si no me gusta la persona no lo puedo hacer. Por ejemplo, toqué mucho tiempo con Patricia Sosa por más que no me guste el estilo de música que hace. Pero al ser tan grosa y buena persona es

como que lo pasamos muy bien durante el show. Eso me importa muchísimo. Hay ocasiones donde me llaman a tocar a algún lado y generalmente digo que sí. Tengo un problema con la plata y es que ¡no le doy importancia! Pero porque no me importa. En cambio si te lo pregunto antes es porque no me convence para nada la idea, es probable que no lo quiera hacer. Pero no pasa por ahí. Toco siempre con bandas under que no las juna nadie, los ayudo, hago grabaciones. - Estando en contacto con el under, ¿cómo ves la escena actual del rock en Argentina? - No me gusta lo que está pasando. Hay casos aislados de gente que labura y tiene un compromiso con la música como lo tenía yo cuando era chica. Si no tocás no podés vivir. O sea, la música es tu lugar de resistencia ante esta sociedad que está todo mal porque esa es la verdad. Pero yo ya estoy grande y, ahora, con el advenimiento del protools, cualquiera toca. Cualquiera. Pero ni siquiera se preocupan por tocar bien porque igual después lo arreglan. Inclusive hasta músicos conocidos hacen lo mismo. Yo toco todo parejito desde principio al fin, es mi generación y de muchos más. Ahora, existen en Buenos Aires lo que son monopolios como PopArt, donde muchas bandas de chicos,


que por ahí no entienden o no se dan cuenta de cómo son las cosas, deciden nuclear con ellos. Entonces todos terminan transando con esos monopolios y cuando te quedas afuera de eso, fuiste. Yo me llevo bien con la gente de PopArt o supongo que ahora ya no me llevaré bien con ellos (risas) pero no me importa, no es algo personal. Es interesante ver cómo fue involucionando el rock desde que PopArt lo agarró y empezó de a poco a poquito a hacer poder de un montón de cosas. Cambió la escena pero para peor. Lo que pasó en Cromañón también ayudó a eso. Hoy podés tener un disco listo pero el asunto es cómo lo sacás, te terminás preguntando eso siempre. Nadie te da nada, no hay sellos. Hoy ser re laburador es que vos hacés todo lo que tiene que hacer un jefe de prensa, un mánager. Lo terminás haciendo vos, que sos el músico. Y no es así, o sea te hacen hacer el trabajo que los inútiles no hacen. Cada vez hay menos mánager, menos todo. Ni la lista del supermercado saben hacer, ¿me entendés? Es muy difícil. Está muy caído y cuando ves que en el resto del mundo esta situación se está revirtiendo con las web y todo eso, en Argentina todo es un curro: los festivales son un curro, están mal planteados para que no la pase bien nadie porque los únicos que la pasan bien son los organizadores que cobran la guita antes. Dependiendo quién es el que programa y arma festivales, depende quién toca. Tocan siempre los mismos. Ese “manoseo” de la música al que Andrea hace referencia por parte de los peces gordos, antes supo llegar a ser algo casi impensado: los circuitos unders hechos hoy historia casi patrimonial del rock en Argentina donde bandas como Sumo pasando por Los Twist hasta llegar a Soda Stereo, llegaban a significar tanto en la gente que empezaron a marcar, casi sin darse cuenta, el camino de varios. Y allá por 1990 Andrea se termina incorporando al trío de Cerati, Bosio y Alberti, el proyeco más ambicioso del rock argentino en proyección por toda Latinoamérica de finales de los ochenta y en el arranque de una década que terminó marcando a fuego el ritmo de las cosas. Para la despedida del 97 en River, el primero de la banda, la invitaron a hacer lo suyo con la percusión en el tema “Lo que sangra (la cúpula)” y en el reencuentro Me Verás Volver, después de diez años, la ceremonia se revivió con la misma intensidad. Hasta se dio el lujo de ser “baterista de Soda por un día” en el único y privado show que la banda dio en febrero del 2008. “Fue en el evento de ‘Personalidad del año’ de CAPIF y, lógicamente, ganó Soda Stereo. Como Charly Alberti se tuvo que retirar antes de tiempo, me invitaron a tocar de sorpresa con Gustavo y Zeta.” - Grabaste y tocaste en vivo con

Soda Stereo en la época de Canción Animal, uno de los momentos más recordados por los fanáticos, ¿cómo lo viviste? - Fue muy linda para la gente también. Yo siempre digo que en Soda soy un poco como (Federico) Gil Solá en Divididos, viste: por ahí toca otro en nueve años pero todos se terminan acordando de él. Mi paso por Soda fue re importante para la gente y para las mujeres también porque fue la primera vez que una mujer tuvo su lugar en un sitio tan importante como lo ocupaba Soda. - ¿Cómo viviste ese acontecimiento? - Muy naturalmente. Viví en Estados Unidos y cuando llegué al país empecé a tocar con Charly García. Luego me llamaron todos para tocar porque yo pertenecí en el ambiente musical de una manera muy natural, muy fluida. Yo misma me ofrecí para tocar en Soda porque me lo encontré a Gustavo en la calle y me empezó a contar que estaban ensayando para la grabación de un nuevo disco entonces le propuse participar con ellos. En ese momento que lo viví, no me daba cuenta que era tan importante lo que pasaba; lo viví muy natural, hasta me quejaba. Pero a la vez hay otra cosa muy interesante: el grupo de gente que se formó con Soda en ese momento. (Adrián) Taverna, Tweety (González), los sonidistas, todos. Somos muy unidos hasta el día de hoy. Como una familia, nos divertimos juntos, nos reímos y sufrimos mucho por lo que le está pasando a Gustavo. Pero sí, nos vemos siempre con todos: Taverna es el sonidista de Coleman, Tweety produjo dos discos donde yo toqué: el de Ulises Butron y el de Benito Cerati. Estamos en contacto constantemente. - ¿Cómo vivís los días con Gustavo internado en la Clínica Alcla? - Mal. Es muy triste. Y aparte pasa algo en especial por lo que él significa para mí. Fue una gran enseñanza y una persona con la cual yo también tenía un vínculo importante: tocó en mi primer disco, la primera persona en quién pensé darle mi disco terminado fue él, para ver qué me recomendaba hacer. Recuerdo de todo. Desde cualquier ensayo, la forma en que te ayudaba. El deja un vacío muy importante no solamente en la vida de todos nosotros sino que en la escena pop rock musical argentina. Abarcaba tanto la música de él que dejó un agujero enorme donde empezaron a surgir bandas que no pasan de ahí. Digamos que en este país se tratan de tapar agujeros en vez de generar nuevos espacios entonces empiezan a inventar bandas horrendas que intentan cubrir ese espacio que no va a ser cubierto. Sobre todo por gente que no tiene ni la décima parte del talento que tiene Gustavo. - ¿Un espacio incapaz de ser reem-

plazado? - Sí. Ese espacio es único. Nunca existió (y no creo que exista) una banda o artista como Soda o Cerati que pudo hacer música de calidad y comercial a la vez. No eran tan rockeros y a la vez tenían toda la estética rockera encima. Es muy notorio el agujero que dejó y cómo empezaron a surgir grupos de rock latino horrendos, bandas pop argentinas horrendas y mediocres que no pueden ni afinar dos notas seguidas. Y ojo que no es que no me guste el pop, sino que me gusta que canten bien. En realidad no soy muy fanática, me gustan mucho más otros géneros: el blues, rock y el heavy metal, por ejemplo. Pero si cantan mal se los digo en la cara, no me importa nada. Es una falta de respeto. Detesto que canten tan mal y que no se preocupen por eso. Soy muy crítica, son horribles todos. Los dos grandes cantantes que teníamos y que afinaban, mirá en lo que tengo que hacer hincapié, ¡en la afinación!, eran Spinetta y Gustavo. Es una pérdida muy grande. Y para todos los músicos que estamos vinculados a ellos, es algo que tenés en el cuerpo que se siente raro. A través de su sitio web oficial (andreaalvarez.com), Andrea entra en una confidencia casi diaria con sus seguidores con posteos varios donde reporta su presente y el destino de sus pasos. “Se viene el video! Me gustó mucho esperar y ver que me gusta! (…) Ni bien esté terminado vamos a difundirlo en los medios, en las redes y van a poderse bajar el tema gratis!!! desde mi web”, da indicaciones desde un posteo de principios de septiembre sobre el nuevo tema adelanto de lo que se vendrá. Andrea hace un buen empleo de las redes sociales y sabe cómo manipularlas casi sincronizadas entre sí para que tanto sus seguidores de Twitter como de Facebook, o los más simples internautas de su página web, no se queden afuera de nada. “¡Te admiro GROSA, tu entusiasmo!”, le responde una tal Florencia desde un comentario. Y si de ritmos ininterrumpidos de trabajo hablábamos, este año Andrea también fue invitada a tocar junto a Gran Martell, el trío de Jorge Araujo, Gustavo Jamardo y Tito Fargo mientras cerraba los ciclos acústicos junto a Attaque 77. Hoy ya se puede escuchar (y ver) “Se pudre todo”, el tema nuevo que la encuentra en un power trío con nuevos acompañantes de banda (Lonnie Hillyer y León Peirone en bajo y guitarra respectivamente), Andrea se encuentra ultimando detalles de lo que será el sucesor de Doble A (2008), el disco que se relanzó durante el 2010 en formato DVD para descargarlo legalmente desde internet mediante la misma página oficial. Lo nuevo de AA parece que va estallar por encima de su enorme cabellera enrulada, esperando que todo siga pudriéndose.

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No nos hacemos cargo de la información de esta página. No tuvimos tiempo de chequearla.

Salta Rollinga Fest Luego del asombroso éxito de convocatoria que trajeron las visitas de La 25 y Jóvenes Pordioseros, las autoridades salteñas responsables de lo que fue el cuasi intrascendente Festival de Jazz, analizan la posibilidad de pegar un volantazo de estilo musical y “brindarle rocanrol a los pibes”, según dijo un importante funcionario que pidió discreción respecto a su identidad. “Se me puede complicar con la gilada”, alegó. Al parecer, la visita doble de la banda de Toti Iglesias, la cual regresó en menos de cinco meses agotando entradas en ambas oportunidades, encendió algunos radares, siempre en busca de billetes fáciles. Desde algunas de las principales productoras del norte también comenzaron a maquinar la idea de un festival de varias fechas dedicado al rocanrol barrial. Un rumor indicaría que ya está en marcha la creación de la Semana del Rock Barrial en Salta, imitando lo que realiza el alicaído ciclo de cine. Seguiremos informando.

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Policías indignados La fuerzas del orden del Norte argentino estarían presionando a las autoridades municipales para evitar cualquier próximo show de la banda platense El mató a un policía motorizado en la zona. Con la reciente exitosa gira que llevo a los autores de hits del under como “Mi próximo movimiento” y “Amigo Piedra”, por Santiago del Estero, Tucumán y Salta, la policía de cada ciudad habría tomado de muy malagana el

nombre de la banda. “Si por lo menos fuera un motochorro al que dicen que mataron la cosa no estaría mal”, afirmó el uniformado, que montado a su vehículo se encargó de despegar cada cartel que vio en las paredes de Salta a mediados de octubre. “En los ochenta la gente llamaba a la radio y pedía temas de The Police y ahora piden temas de gente que mata policías”, le afirmó a Rock Salta otro uniformado desde San Miguel de Tucumán. Ante la consulta telefónica, el representante santiagueño de los policías indignados respondió: “A mi el nombre de la banda me da lo mismo, lo que quiero es que dejen de tocar por Santiago canciones tan embolantes”.




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