Rock Salta Nº20

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Número 20 | Junio - Julio 2014

CONTENIDO Editorial Noticias

04 05 Discos del rock salteño 06 Libros salteños 07 Rock del NOA 08 RS Pregunta 09 Carajo 13 Entrevista y gira por el NOA

Reflexiones en la Chevy 18

Bersuit Vergarabat Hablan de su disco

Jauría DVD en Córdoba

R.F.A. Degrade Rock sin género Los Gardelitos Eli Suárez presenta Ciudad Oculta

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66 Editorial cordobesas 71 Jujuy Suena 74 Lollapalooza Argentina 76 Sin Chequear | Gustavo Sala 78 Orquesta juvenil de Salta

ESPECIAL FOLCLORE RALY BARRIONUEVO - BRUNO ARIAS GRITA NATIVO - EY PAISANO - OROZCO BARRIENTOS

Pág. 40

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STAFF DIRECTOR

Santiago Castellanos scastellanos@rocksalta.com

EDITOR

Federico Anzardi fanzardi@rocksalta.com

DISEÑO

Bernardo Rodriguez Berri brberri@rocksalta.com

DIAGRAMACIÓN

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a tapa de este número emula a la vieja revista Folklore, publicada en los años del boom del género. En sus portadas aparecían los referentes de un movimiento que hoy son vistos como próceres y dominan el cancionero popular hasta nuestros días. Cuando decidimos entrevistar a Raly Barrionuevo y a otros músicos que pertenecen al folclore menos tradicionalista, notamos que ponerlo al santiagueño en una tapa similar a la de esa antigua revista significaba dos cosas: que Raly está a la altura de esos próceres, y que hoy el rock y el folclore se alimentan de muchísimas fuentes compartidas. Los artistas que forman parte de las notas centrales representan a un grupo mucho más grande que Rock Salta viene visibilizando desde sus inicios en la web, en 2006. Siempre lo decimos y hoy lo reafirmamos: el folclore actual de nuestra región está, principalmente, en la música que no suena en las radios ni aparece en los diarios y en los folletos turísticos, porque habla de lo que no se debe hablar. También es una manera de demostrar que nuestro nombre no nos limita. La ortodoxia rockera no es el camino por donde queremos transitar. Además, también estuvimos entrevistando a importantes bandas y músicos que pasaron por el NOA. El contenido federal está presente con exponentes de Tucumán, Córdoba y Rosario, sumado al contenido y las secciones de siempre. Por último, les informamos contentos que desde julio podrán encontrar la revista en Corrientes, San Luis y Neuquén. No dejen de visitarnos todos los días en rocksalta.com, donde podrán encontrar notas que no se publican en el papel y son realizadas con el mismo compromiso y la misma entrega con la que está hecha esta revista.

Santiago Castellanos Director RS Producciones scastellanos@rocksalta.com

Colmena Boutique Audiovisual colmena.audiovisual@gmail.com

REDACCIÓN

Pablo Choke Torramorell pchoke@rocksalta.com Rodrigo Juárez rjuarez@rocksalta.com Diego Maita López dmaita@rocksalta.com Eduardo Marcé emarce@rocksalta.com Eduardo Pece epece@rocksalta.com Gonzalo Quispe gquispe@rocksalta.com Alejandro Wierna awierna@rocksalta.com

FOTOGRAFÍA

Martín Azcárate mazcarate@rocksalta.com Gastón Iñiguez giniguez@rocksalta.com

COLABORAN EN ESTE NÚMERO

Ignacio Babino, Lucas Canalda, Maximiliano Conforti, Eugenia Díaz, Violeta Gil, Edgardo Gutierrez, Rodolfo Gutierrez, Matías Hessling, Constanza Juan, Edgardo Kevorkian, David Lescano, Sandro Mansilla, Hugo Maza, Daniel Medina, Pedro Mena, Gustavo Sala, Fernanda Salas, Alejandro Velazquez, Franco Vera, Pablo Welschen.

IMPRESIÓN

Mundo Gráfico S.A.

DISTRIBUCIÓN

Rómulo J. Guzmán S.A. Distribuidora Chorba

CONTACTO

Redacción: revista@rocksalta.com Publicidad: publicidad@rocksalta.com

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ROCK SALTA es una publicación de Rock Salta Producciones. Domicilio: Pueyrredon 1031 1ºB - CP 4400 - Salta. El nombre y el logo son marcas registradas por Santiago Castellanos. © 2006-2013. Expedientes INPI 3083222 y 3083224. Las publicaciones son de absoluta responsabilidad de sus autores y pueden no coincidir con la opinión del director. Las colaboraciones son ad-honorem y no crean ningun tipo de dependencia legal ni laboral entre los autores y la revista. Prohibida la reproducción parcial o total de los artículos sin mencionar la fuente. Tirada: 4000 ejemplares. Foto Tapa: Rodolfo Gutierrez. Foto Contratapa: Prensa Carajo. Foto Central: Eugenia Díaz. Foto Índice: Constanza Juan.


La sanidá pasó por Buenos Aires Pez detonó Salta Tras ocho años de ausencia, Pez se presentó en Salta como parte del ciclo Cultura da la Nota. 800 personas contuvieron sus ganas de saltar y fueron arrasadas por el sonido del power trío en las butacas del Teatro Provincial. “Desde el viento en la montaña hasta la espuma del mar”, “Os garcas”, “La madre de todas las artes”, “No mi corazón coraza”, “Ahogarme” y “Cabeza de departamento”, fueron algunas de las canciones que sonaron. Además, la banda adelantó un tema llamado “20 de marzo de 2014”, que remite inmediatamente al estilo de Moris. No faltó su excelente y festejada versión de “Estallando desde el océano”, que regalaron “para todos los Sumo” desde su cuenta de You Tube. Para la despedida, luego de hora y media de show, el grupo eligió la fuerte, dulce y grave “Los verdaderos sonidos de la libertad”.

La cultura emergió en Córdoba El pasado 21 de mayo, y durante tres días, la docta se convirtió en una ciudad emergente. Es que organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (sí, Macri hace campaña en todos lados), el Festival Ciudad Emergente propuso variadas expresiones artísticas orientadas a la cultura joven. La renovada Plaza de la Música fue el mejor ámbito para un evento de estas características, donde por primera vez el recinto pudo ser aprovechado en su plenitud, ofreciendo espacios para todas las alternativas artísticas que tuvieron lugar durante las tres jornadas. Música, cine, stand up, muestras de arte, skate, grafitti, baile urbano, hip hop, moda, juegos interactivos, revistas y charlas conformaron el amplio espectro de este mega evento. Tocaron excelentes bandas como Eruca Sativa, Guauchos (ver página 56), El Kuelgue, La Perra Que Los Parió, Utopians, y los locales Lautremont, De La Rivera, Los Frenéticos, Hipnótica y The Tristes, entre otros. Rock Salta tuvo presencia en el espacio de difusión de revistas del festival. Los miles de asistentes se dieron una vuelta por el subsuelo de la Plaza de la Música y pudieron disfrutar, entre tantas otras, a nuestra humilde publicación.

Los tucumanos Random siguen cosechando elogios por su excelente segundo disco. Pidanoma está apareciendo en los medios especializados más importantes del país: ya fueron nombrados y entrevistados en revistas como Rolling Stone, Jedbangers y el Suplemento No de Página 12. Aprovechando la popularidad y prestigio que dan los medios porteños (porque cuando los nombramos nosotros, ustedes, público cipayo, no dan bola) el trío se presentó en Buenos Aires y Rosario con gran éxito. La capital del país los recibió en dos lugares distintos: la Casa de la provincia de Tucumán y Club V. En tanto, la ciudad de Fito Páez, Litto Nebbia, Fontanarrosa, los narcos y el asado felino, los cobijó en Bon Scott. En las tres fechas se encontraron con fieles seguidores que conocían sus canciones ¡y hasta les pidieron que firmaran discos!, algo casi inédito para todos los rockeros del NOA. Mientras preparan nuevas fechas por diferentes ciudades, Los Random informaron que comenzaron a trabajar en un nuevo disco, aún sin fecha de edición.

25 años de Perro Ciego La banda más importante de Salta está de festejos. Es que durante el mes de julio, Perro Ciego cumplirá 25 años de carrera (sí, un cuarto de siglo, mientras la mayoría de los grupos locales se separan antes de grabar un ensayo). La Secretaría de Cultura de la provincia organizará una serie de eventos y acciones en pos de homenajear a la banda liderada por Marcelo “Salchi” Dique. Entre otras, el grupo se presentará en la edición de julio del ciclo Cultura da la Nota, aunque esta vez sin “banda principal” foránea. La noche del miércoles 31 de julio será sólo para disfrutar a Perro en el Teatro Provincial. Además, se está preparando un documental sobre la banda con mucho contenido inédito de las primeras épocas, se editará el libro que escribió el reconocido periodista Tony López (ver Rock Salta 3), se organizarán diferentes muestras y hasta está corriendo el fuerte rumor (?) de que Rock Salta preparará un número especial sobre la banda. Ah, también le preparamos un regalo muy especial al grupo, aunque habrá que esperar a julio para “verlo”.

Detonantes presentó videoclip Detonantes es un cuarteto que apuesta a un sonido de rock profundo y visceral. Armado a inicios del 2008, está formado por Joaquín Carámbula (voz, guitarra y compositor), Mateo Sujatovich (guitarra y coros), Juan Manuel Colonna (batería y coros) y Juani Agüero (bajo y coros). En 2013 lanzaron su disco homónimo. El álbum fue grabado en Estudios ION y Quick Sun Records, consta de diez canciones que varían de géneros logrando un estilo propio de rock, con híbridos de garage e indie rock, y muestran influencias inevitables como Beatles y Led Zeppelin, pero pasando tambien por Pity Álvarez y los Arctic Monkeys. El primer corte, “Tirando poderes”, se transformó recientemente en un cuidado videoclip en el cual participa el ascendente Chino Darín, quien actualmente está en cartelera de todos los cines argentinos con el policial Muerte en Buenos Aires. Para la segunda mitad del año, Detonantes prepara una gira por el Noroeste argentino.

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SALTA Atipiko: San Martín y Bs. As., loc. 6 Chaco: Córdoba 235 Magoya: España 425 Música Store: España 876 TUCUMÁN La Rockería: Bs. As. 39, loc. 6 JUJUY Argentos: Otero 280 Fixion: Belgrano 616 SANTIAGO DEL ESTERO Reina Momo: Paseo Tucumán, loc. 18 De Tal Palo: Belgrano 852 CÓRDOBA Locuras: 9 de Julio 451 Oktubre: 9 de Julio 138, loc. 7 ROSARIO La Daga: San Martín 876, subsuelo CAPITAL FEDERAL Mercurio Disquería: Av. Santa Fe 2729 - 1º piso, local 32 POR INTERNET Comprala online y conocé más puntos de venta en todo el país ingresando en: www.rocksalta.com/revista

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CANCIONES PARA LLORAR EN EL BAÑO Victor Conti (2013)

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parecido originalmente bajo la forma de dos EP (Canciones… Damas y Canciones… Caballeros), éste es el último trabajo discográfico de Víctor Conti. Reiterando una forma de trabajo desarrollada en álbumes anteriores (20 canciones de mierda y una PC y Criando cuervos), el tipo se corta solo. O casi. Toca todos los instrumentos, se graba, se mezcla, y por ahí da lugar a eventuales compañeros de ruta. Es interesante la pluma de Conti, quien fuese el padre de gran parte de las letras en esa banda de culto salteña que supo comandar con su hermano Pablo: Anguila Macabra. Se nota el paso del tiempo, pero también el estilo desfachatado de un tipo que sabe meter la duda en el oyente. Uno no sabe si las letras son el producto obvio y necesario de horas de psicoanálisis, o si simplemente se está cagando de risa de sí mismo (y por ende de los que estamos escuchando). No soy aficionado a explayarme sobre las letras, pero voy a tomar algunos fragmentos que resultan interesantes. En la canción “Semejante”, el estribillo casi torna en mantra (“Semejante hijo de puta resulté/Yo que te pedía que no me insultés”), y pienso que si nos quedamos con “Justo que iba a matarte y matarme/Cuando apareció tu madre/Y en la ventana puteando tuve que quedarme”, de “Dame tus ojos” (un hermoso bolerito), aparecen expuestas a corazón abierto la culpa y la ira, propia de las relaciones amorosas, al menos entendidas desde ese paradigma que empieza a cuestionarse acá, en el Norte. Y la musicalidad muestra un cambio bastante importante. Ya 20 canciones de mierda… había desarrollado un eclecticismo que luego abandonó en Criando cuervos, que fue un regreso a las fuentes. Pero acá, Conti vuelve a

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Por Diego Maita López

dar pie a las máquinas, puestas en primer plano, y sonoramente se ciñe a la canción acústica, pasadas bajo el filtro y con el maquillaje de alguna maldita PC. De hecho, salvo en la “Chacarera de un triste” (versión casi punk), que cierra el disco a modo de yapa, la guitarra eléctrica brilla por su ausencia. Incluso la Intro es bien electro, y es ahí donde encontramos las pistas de la catarsis que vendrá. Es muy buena, basada en un poema de Oliverio Girondo. Podríamos decir que el disco es irregular. ¿Está mal decirlo? Sin embargo, hay canciones que vale la pena destacar. Voy a tomar dos que me parecen de alta factura: “Rompamos” es una. Parece hecha por un Lisandro Aristimuño poseído o bajo el influjo de alguna pócima que le lleva la sensibilidad para otro lado. Por el clima, las texturas sonoras y por algunos pasajes de hones-

tidad poética y brutal: “No tengo celos/ Traelo/Cogelo delante de mí/Que use mi toalla mis lentes/Mi cepillo de dientes/mealo antes de partir”. De fogón. Y sin lugar a dudas, mi favorita es “Rincón de oscuridad”, una de las canciones más bonitas que escuché en el ámbito del rock salteño. Una balada, un poquito oscura, pero también con muy buenas líneas: “Rincón de oscuridad; la esquina de mi sal/Cenizas de un baúl cerrado/Y vos, mezquinando tu luz/Y esquivando mi alud de sombra y llanto”. Canciones para llorar en el baño es un muy buen disco. Con pasajes líricos poco comunes en nuestra escena. Es el tercero de Víctor Conti y, como los anteriores, de descarga gratuita. Vale la pena, dar un clic y reescuchar. Hasta que la palabra llegue.


Por Daniel Medina

OTRA ANOMALÍA EN EL SISTEMA Rafael Caro, el extraño de las letras salteñas, combina la búsqueda de nuevas estructuras con una temática clásica. Rasgos posmodernos y vestigios feudales.

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n el arte ser raro es bueno. Con un poco de talento, al raro ya le alcanza para sobresalir. Si el talento es mucho, entonces estamos ante alguien que no podrá pasar desapercibido. Es el caso de Rafael Caro, un personaje extraño dentro de las jóvenes letras salteñas. Los cuentos publicados en la antología de la Revista Sonámbula ostentan humor, ingenio y experimentación, características que no suelen verse en la narrativa local, mucho menos en el cuento. En una reciente entrevista, el escritor Alejandro Luna hizo una interesante, aunque discutible, división de la nueva narrativa salteña teniendo en cuenta las influencias. Si los viejos narradores se caracterizan por meter en una licuadora algo de realismo mágico + varios gramos de solemnidad salteña + poco o nada de talento + dosis tremebundas de color local pa’ turistas pué, Luna observa que hay jóvenes bukowskianos, carverianos y posmodernistas. La cuarta línea, a la que Luna respalda, entre otras cosas porque es su máximo exponente, es la que tiene como base a los narradores rusos clásicos. Caro sería, entonces, lo más cercano a un narrador posmodernista, matizado, por la simple condición de vivir en una provincia donde todavía hay vestigios feudales. Veamos algunos de esos rasgos de narrador posmo: por ejemplo, en el primer cuento, ese narrador que decide construir una historia a partir de

distintos avisos clasificados y así expone las costuras con que se construye un relato delirante. En otro cuento, el escenario es un gimnasio, Súper Saya Gym, lo que le permite a Caro trazar un intertexto pop: por ese extraño gimnasio campea, lo quiera o no, el fantasma de Goku y todo Dragon Ball Z.

Caro no es totalmente posmodernista. Los más interesantes jóvenes escritores son los que saben mezclar, ocultar y sumar influencias. Desde luego, Caro no es totalmente posmodernista. Y, por suerte, los más interesantes jóvenes escritores son los que saben mezclar, ocultar y sumar influencias. Ni bukowskianos puros, ni carverianos puros. “Escribo desde que inicié la escuela primaria. Me gustaba escribir cuentos o dibujarlos. Se trataba de secuencias narrativas sin mucho orden y/o lógica donde de una historia me salteaba a otra

casi sin relación de continuidad temporal ni lógica”, dijo. Como una estética también se construye por oposición a otras, Caro no tiene problemas en decir qué es lo que no le gusta: “Esos escritores que fabrican libros como salidos de una cadena de montaje, siempre la misma estructura narrativa, que se aprovechan de la gente para rapiñar con sus creencias religiosas en un estilo apto para todo público, cuyo saber omnisciente los habilita para dictar talleres sobre todos los campos del saber humano desde la poética al marketing de escritores. Son tan Narcisos que se citan a sí mismos todo el tiempo”. El ejemplo que da de lo que no quiere ser: José Agüero Molina. Es difícil definir y mucho más predecir una estética en Caro. Entre sus libros favoritos no figura ninguno de los escritores pilares del posmodernismo: John Barth, Donald Barthelme, William Gaddis, William Vollmann, Mark Leyner. Por el contrario, tiene como escritores de cabecera a Nicolás Maquiavelo, Homero, Eugenio Cambaceres, Oscar Wilde, Isaac Asimov, Ray Bradbury, Robert Silverberg, Arthur C. Clarke y Aldous Huxley. Su último cuento, publicado en la edición de abril de Sonámbula, desconcierta aún más: mantiene la búsqueda de nuevas estructuras, pero con una temática que lo muestra más cercano a las preocupaciones de los rusos. Así es Caro. Raro, aún cuando hace todo lo posible por no serlo.

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Por Hugo Maza (Director www.tqsr.com.ar)

Tucumán

BOYAR

TROMPO Y SUS DESTAJADORES

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a creatividad y originalidad de Trompo y sus Destajadores va desde su nombre hasta su particular música. El nombre surgió de un programa ficticio de televisión pintado en un cuadro por el hermano de Tochi, cantante del grupo. La pintura intentaba retratar la violencia que se emite desde la TV. TYSD posee siete integrantes que se reparten guitarras, bajo, batería, percusión y violín. Nació en 2012 y sus músicos tienen entre 22 y 23 años. Para la mayoría, es su primera banda. Es difícil encasillarlos en un género musical, ya que si bien algunas de sus canciones son de rock alternativo, otras fusionan murga y cumbia. La percusión y el violín aportan un sonido complejo a canciones muy simples. TYSD cuenta con un disco físico que pronto estará a la venta en diferentes puntos de Tucumán.

trompoysusdestajadores1.bandcamp.com 8

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e cruzaron y debatieron muchos nombres hasta ponerse de acuerdo. La indecisión era tal que en cada ensayo se llamaban de una manera diferente. Un día llegaron a una conclusión: la banda es como una boya y la gente los hace flotar. Entendieron que gracias al aguante de sus seguidores podían seguir apostando a tener una banda de rock. Ese fue el origen de su actual nombre, Boyar. La banda formada en 2012 está compuesta por cuatro integrantes, todos alumnos del Instituto Técnico, un colegio de educación preuniversitaria perteneciente a la UNT. Al igual que cientos de bandas de adolescentes, Boyar empezó haciendo covers de los Redondos y Divididos, pero no se quedaron ahí. Ya tienen grabado un demo con cinco canciones propias y siguen componiendo. Según Gero, baterista de la banda, les costó mucho poder llegar a grabar el demo. La venían remando desde hacía casi dos años, tocando en bares y en festivales importantes, como La música no mata, de julio del 2013. También participaron en varias “Semanas” de colegios tucumanos, una celebración anual que llevan adelante todos los secundarios de la ciudad. Boyar tiene como objetivo grabar su primer disco y seguir tocando, aunque el desafío real de toda banda de secundario es poder sostener el proyecto colectivo en el tiempo y organizar sus horarios, aun cuando cada uno de los integrantes siga rumbos distintos y adquiera nuevas responsabilidades.

soundcloud.com/boyarrock


Por Pablo Choke Torramorell // Foto: Alejandro Velázquez

RS PREGUNTA

Sergio “Mula” Saracho Cantante de La Yugular Reggae

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ómo y cuándo arrancaste en el mundo de la música? - Escuchándola desde niño, ya que en mi casa se acostumbraba a comprar discos de tango, folclore, melódicos y rock. El primer disco de rock nacional que escuché fue Artaud, de Pescado Rabioso. Me lo prestó un vecino. Con él intercambiábamos vinilos internacionales. De ahí escuchaba a tipos como Rod Stewart, Toto, Michael Jackson, Queen y hasta Donna Summer, hasta que llegué a Reggatta de Blanc, de The Police. Ése disco me partió la cabeza, ahí escuché el reggae por primera vez. Investigando, me enteré que su influencia era un tal Bob Marley. Desde ahí penetré en la raíz de la música reggae descubriendo al mismo Marley, Steel Pulse, Black Uhuru, Burning Spear, Culture, Sugar Minott, Desmond Dekker y una catarata increíble de música de la isla (Jamaica). Aprendí a tocar la guitarra a los 22 años, viviendo en Córdoba. Estudié canto con una profesora particular y empecé a tocar en bandas allá: primero en una de blues que se llamaba Viejos Burdeles, después otra de reggae, y así fui circulando por varias. A fines de los noventa fundé en Jujuy un grupo de covers que se llamaba La Yugular Barrientos, que duró hasta el 2003. Y en 2005 nació La Yugular Reggae. -El mejor show que diste. - Fue en el Carlos Paz & Love del año 2009: un festival reggae que duró dos días y que se hizo a la vera del lago San Roque. La vibra que emanó ese público fue increíble, aparte de la talla de los músicos presentes: Mad Professor, Macka B, Gondwana, Alika y Nueva Alianza, Kameleba, Nonpalidece, y muchas bandas del interior del país. -¿Y el peor? - No sé si hubo uno peor, pero sí te puedo decir de uno en el cual hubo una falla de producción de quien nos contrataba: tocaba Dread Mar I en Salta y nosotros éramos los teloneros, pero no

llegamos a tocar porque el del sonido no se encargó de nosotros. Una vergüenza. - ¿Cuál fue el primer disco que compraste? - Había una disquería a seis cuadras de mi casa. El dueño era de apellido Condorí y tenía un hijo al que apodaban “Sococha”, el cual después con los años fue uno de los mejores DJ de Jujuy. Cuando salía del colegio pasaba por ahí y me quedaba un par de horas escuchando las novedades que llegaban. Y el primer disco que compré fue 101, de Depeche Mode, un disco doble en vivo. - ¿Y el peor disco que hayas comprado? - Un día pasé por la casa de un amigo que tenía en Córdoba, muy melómano, y me hizo escuchar un tema de Cher, que se llamaba “Believe”. Y me gustó tanto que al tiempo estaba en una disquería y pregunté por el disco de Cher donde estaba ese tema, lo tenían y me lo compré. No me gustó para nada, estaba hecho sobre bases programadas y sonidos electrónicos salvo el tema que había escuchado. Después me enteré que ése disco lo había grabado con temas sobrantes que Madonna descartó porque no estaban a la altura del resto. Un bodrio. - ¿Qué andás escuchando últimamente? - Mucho nu reggae. Los nuevos exponentes como Protoje, Ce’Cile, Chronixx, Busy Signal, Mr. Vegas, Jah Mason, Tarrus Riley y Etana. Pero sin abandonar algunos clásicos del reggae como Dennis Brown, Gregory Isaacs, Big Youth, Delroy Wilson, Don Carlos y Eek a Mouse. - ¿Con quién te gustaría tocar? - Disfruto mucho tocando con La Yugular, mis músicos son lo más. Me gusta mucho compartir el detrás de escena con las bandas, creo que es lo que más nutre en este camino hermoso de la música. Tuve el honor de que altos músicos a quienes respeto me inviten a compartir escenario con ellos,

como Raly Barrionuevo, Che Sudaka, Inti Huayra, Perro Ciego, Pimentón Verde. El último fue Manu Chao (ver Rock Salta 18), que me invitó a cantar con él. ¡El que me convoque, ahí estaré! - Recomendate un disco. - Me gustaría recomendar, especialmente a la nueva generación de músicos, el primer disco de rock nacional que escuché: Artaud, de Pescado Rabioso, para mí la obra cumbre de Luis Alberto Spinetta. Ése disco influyó mucho en mi adolescencia, me encendió el motor para meterme de lleno en la música. - ¿Cómo sería tu banda ideal? - ¡Buenísima pregunta! Hay músicos muy talentosos en el Norte argentino. Voy a armar una con músicos de Salta y Jujuy, siguiendo la línea de instrumentos de una banda de reggae roots. En batería lo pongo a Alejandro Rodríguez, que tocó en El Barco Del Abuelo y ahora está en Jardineros. Me quedo con mi bajista Demian Salerno y en primera guitarra a Marcelo “Salchi” Dique, de Perro Ciego. En guitarra rítmica a Juan Huanca y en teclados a Oli Portal, ambos ex La Yugular. Los vientos estarían a cargo de dos Combo Locoto: en trombón Francisco Lemme y en trompeta Toty Ríos. Si tengo que invitar unos instrumentos andinos convoco a Guillermo Valeriano (ex Humahuaca Trío) en sikus y quenas, y en charango a Luis “el mago del charango” Velásquez que toco en la misa criolla con Ariel Ramírez. - ¿Cómo ves la escena actual del reggae en el NOA? - ¡Creció muchísimo! Así como en el país. El reggae ya está consolidado y tiene su espacio en muchos festivales donde se puede compartir con bandas de diferentes géneros. Hemos tenido la oportunidad de compartir escenario con muchos artistas y cada uno de ellos tiene su raíz, su toque característico, su identidad. A falta de lugares para tocar creo que hay que seguir empujando la nave para que siga en alza.

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Por Federico Anzardi

ELEGIR NO TRAICIONARSE

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na vez conocí a una chica que no me parecía muy linda. No tenía demasiados atributos físicos, no entusiasmaba a la vista. La miraba con sus veintipocos y podía ver en ella un futuro de vieja complicada, vislumbraba su pronta decadencia. No estaba buena la sensación. Se despertaba y desayunaba cigarrillos. Su voz chillona cada tanto adquiría musicalidad. Se embalaba en las charlas convirtiéndose en un largo punteo preciso y aburrido que escalaba hasta llegar al clímax. Mucho vocabulario, poca emoción. Era Yngwie Malmsteen. Además, la dominaba el malhumor y estaba un poco alterada por la vida. No garpaba ni dos mangos, pero una noche descubrí que tenía algo. Salimos a escabiar y me di cuenta de que nuestras personalidades se parecían. Fue una señal, me hacía mirarla distinto. Su charla interminable ya no era insoportable. Nos fuimos porque ella quería comprar puchos y caí cuando la vi borracha, sin saber para dónde ir. Me quedé mirándola: una piba que se vestía desordenadamente, que se emborrachaba feo, que tenía una panza cervecera que encajaba bárbaro con todo su ser y que así se sentía bien. Más tarde conocí su departamento, con una cocina dada vuelta de cosas sucias. Era un dos ambientes con vasos usados y ceniceros repletos repartidos como floreros. Siempre quise conocer a una chica que se cagara en las formalidades y dijera “hoy no limpiamos, hoy compramos algo para comer y nos quedamos en la cama a hacer nada”. Ese lugar y ella me identificaban. Y me encantó, me gustó mucho. Ya era hermosa. Tuve una sensación similar cuando me di cuenta de que estaba adaptado a Salta. Almorzaba un bife con arroz en el laburo y no podía parar de condimentar todo con el ají picante clásico de las mesas salteñas. Estaba sorprendido y feliz por eso. Unos años antes, cuando recién llegaba a la ciudad, había hundido una empanada frita en un pote repleto de esa salsa y había salido corriendo a colgarme de la canilla del baño, con la boca ardiendo. Padecí años de nostalgia por mi vida anterior, sin entender la salteñidad al palo que me rodeaba. Pero para el momento del bife con arroz había derrotado al enemigo. Disfrutaba de la comida, picaba con gusto. Salía a la calle y me sentía en mi lugar. Todo había llevado su tiempo. Para adaptarme tuve que recorrer calles y

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pueblos, leer los diarios y notar que había palabras y expresiones que se usaban sólo allí, como decir “a horas 14” en lugar de “a las 14 horas”. Una vez me pidieron que atajara el agua. Cuando ya estaba por tirarme con mano cambiada para sacar del ángulo un chorro imaginario, vi cómo cerraban la canilla, y entendí. Para volverme salteño debí mirar con ojos locales, dejar de extrañar lo anterior. Hasta cambiar mi forma de hablar, porque cuando llegué no me entendían, decían que hablaba rápido. Desde entonces conservo esa pausa que no tiene el entrerriano promedio que ya no soy. Pronuncio las “ll” sin la fuerza del porteño ni la transparencia del misionero. Cada vez que escucho una tonada del Noroeste me alegro tanto que vuelvo mentalmente a sus calles y escucho a tipos en carros tirados por caballos que anuncian por altoparlantes hechos mierda que hay tierra para las plantas, señora. Porque cuando uno es conquistado por un paisaje no hay forma de salir de ahí. Quedamos atrapados para siempre. Entender me hizo ser parte y después llegó la identificación, la lectura más profunda que no hace cualquiera. A lo Neo en Matrix: ver códigos y saber relacionarlos. Gracias a esa adaptación, cuando LaForma publicó Vamos, en 2010, sentí por primera vez que en el mundo había música creada con el mismo aire que yo respiraba. Unos años antes no lo hubiese entendido del todo. Sus canciones estaban armadas con los sentidos apuntados hacia adentro. No era un disco introspectivo, de búsqueda espiritual. Era un trabajo que funcionaba como espejo para los salteños de estos años. Durante una hora recorría diferentes climas y momentos de la provincia. En 2014, cuando la banda labura en canciones nuevas con la irregularidad que dan el amateurismo y las faltas de difusión, público y apoyo cultural, el disco mantiene sus cualidades intactas. Lo hace porque Salta sigue siendo la misma. LaForma logra identificación cuando Horacio Ligoule canta “La Linda tiene calles muy bien decoradas. Pusieron luces muy costosas marcando dónde debemos mirar. Sus veredas tan pulcras son sepulcros para almas cansadas de la tristeza callada de los que no pudieron encontrar jamás nada de nada”. Pero también al recrear un clima de descontento y desigualdad en una provincia que se muestra al mundo como un paraíso natural de poncho y tradición, escondiendo su cara más

oscura. Cuando el grupo apunta hacia adentro, gana. Pierde cuando se pone ambicioso y amplía sus horizontes a las luchas latinoamericanas. Vamos es Salta, es la música del arte alternativo que no sale en los medios bancados por el gobierno o la oposición. Es el Pibe Acosta cantando en bares y muriéndose con su mejor disco ya editado. Vamos es el nuevo folclore salteño, alimentado de la música de otros lugares. Eso es “Vidala del destiempo”, Pink Floyd de la puna. No hay peñas jóvenes en la ciudad. Los folcloristas le cantan al turismo, todavía se preguntan dónde iremos a parar si se apaga Balderrama. No hay, en la actualidad de la canción tradicional de la provincia, una voz que reproduzca la realidad de políticos perpetuos, de una sociedad dividida entre los pobres sometidos de siempre (“Patrón por favor dé permiso”) y los cholos de doble apellido que aprueban la represión policial a maestros, estudiantes y vecinos. Salta es tierra machista y misógina, donde mueren turistas y los ministros justifican los abusos. “Palo & Gas” e “Inmoral” lo resumen. Durante todo Vamos está presente la idea de la búsqueda de la pertenencia. Ubicar nuestro norte (“Estás acabado si no sabes de dónde sos, ni adónde estás hoy parado”, “No vive el que sólo espera, hay que perderse para encontrar”, “Dónde buscamos las huellas si no llegaron a ningún lugar”). Con todo, no hay que ir muy lejos para notar cuál es el mensaje que la banda quiere dar. En “Yosotros Rock”, la primera canción, ya lo dejan asentado: las respuestas están acá. Acá es Salta y Salta somos nosotros. “No quieren que mires padentro, hay tanta bronca guardada”, cantan al final, justo antes de la suite “Sueños exiliados”, que a puro guitarrazo eléctrico, sikus y quenas, cierra el disco. Para LaForma, saber quiénes somos es elegir no traicionarse. En épocas de mp3 e inmediatez, cuando una opinión en Facebook ya nos cataloga para siempre, no nos bancamos mucho tiempo un solo disco o a las personas. Y el tiempo es necesario para entender. Dejar que las gorditas desordenadas de dientes manchados se descubran mucho mejores que las que nos bombardean con selfies. Que una ciudad muestre su verdadera identidad sombría. Que una banda de blues y rock clásico se mande un disco trascendental de psicodelia puneña. Que cuente lo que vemos, nos englobe, nos haga parte y nos movilice.



Por Eduardo Pece // Fotos: Martín Azcárate

ONLY LOVE CAN SUSTAIN Transformada en una de las mejores bandas del país, Carajo regresó al NOA para mostrar su ambicioso disco doble. Evolución sonora y amor omnipresente, sin caer en el rock cristiano.


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la salida de un boliche en Salta, en la conocida zona de La Balcarce, Marcelo “Corvata” Corvalán (bajista y cantante), Hernán “Tery” Langer (guitarrista) y Andrés Vilanova (baterista), están siendo acribillados a fotos. Sobre la vereda, chicas y chicos saludan a sus ídolos, obtienen la anhelada presea en sus cámaras o celulares y se van contentos dándole lugar al siguiente. Son cerca de cincuenta pibes. Una hora atrás, Carajo volaba pelucas en el interior del local, en lo que fue su cuarta presentación en noches consecutivas. Mañana, domingo, van a finalizar en Jujuy su gira por el NOA. Con una buena onda que no evidencia el cansancio que llevan encima, marcan sus firmas en discos, posters y remeras, hacen los cuernitos reglamentarios del metal o fruncen los dientes con caras de malos. Otra foto se dispara. En realidad tendrían que estar cenando a la vuelta, en un bar que tiene todo listo para su llegada. Los minutos pasan. Para cuando Dafne, la manager de la banda, y de alguna forma la autoridad de toda la gira, se da cuenta del tacle que sufrieron los músicos en la puerta, abandona inmediatamente el puesto de merchandising que estaba guardando en valijas, y va a remediar la situación. Su hija, Julia Vilanova, terminará el trabajo, y mañana armará el nutrido local ambulante por última vez antes de volver a Buenos Aires. Son las últimas fotos en la vereda, la próximas vendrán luego de la cena, en el Meet & Greet programado por la producción local y al que accederán ganadores de concursos radiales.

cas” (Walas dixit) que la banda sacó al mercado, incluido el ambicioso último trabajo de estudio, Frente a Frente (2013): un disco doble de 16 canciones separadas por su agresividad, que tiene el sonido carajense característico, pero además permite ver algunas nueva facetas. A esta altura, una marca del grupo, como explica Tery: “Eso vino desde el arranque, con el primero. Cuando no nos seguía nadie quisimos hacer algo nuevo y al otro disco, cuando teníamos pocos fans o poca gente que nos venía a ver, igual queríamos hacer algo distinto. Si te fijás, en cada disco pasa lo mismo. Obviamente que la presión nos la ponemos antes que nada nosotros mismos, con tratar de dar lo mejor, de hacer un mejor disco, tratar de agregar algo en cada canción. Es como una naturaleza nuestra, no nos permitiríamos hacer algo que no aporte nada nuevo, o que sea lo mismo que antes, todo nace de esa premisa.”

- Solo en una oportunidad vi tanta paciencia luego de un show. - Viste son buenísimos. ¿Qué banda era? - Bruno Arias. Se sacó fotos con todo el mundo al terminar un recital que dio en el Teatro Provincial. - No sé quién es. A diferencia del cronista de Rock Salta, Dafne, madre de Andrés, y ex esposa y ex manager de Don Vilanova/Botafogo, no conoce al jujeño. Ella vela desde hace más de diez años por la empresa en la que se fue transformando Carajo. El año pasado analizó cada oferta luego de que la banda abandonara el sello Universal. Ahora, desde la total independencia, diagrama fechas en el Luna Park, cierra futuras giras por distintos países del continente y busca el desembarco definitivo en una plaza fuertísima como lo es México. En otras palabras, es tan importante para el grupo como el productor estrella Alejandro Vázquez, responsable de cada uno de los cinco álbumes o “bombas atómi-

Carajo tiene huevo

“No nos permitiríamos hacer algo que sea lo mismo que antes. En cada disco pasa lo mismo. Todo nace de esa premisa.”

La gira por el NOA inicia un jueves en Santiago del Estero. En una charla con un programa de TV local, y ante las clásicas preguntas de rigor, Corvata contará que tiene muchos parientes en esta provincia y la periodista con su camarógrafo se irán contentos con su nota de color, no se van a quedar para el show. Esta será la segunda fecha consecutiva, la noche anterior la banda se presentó en Alta Gracia, Córdoba, y en cuatro horas harán lo propio en la tierra de la chacarera. Hace nueve años que Carajo no se presenta en la provincia. “La verdad que perdimos la cuenta, se nos hizo largo, no fue a propósito, simplemente que a veces es la cuestión con los productores, o tenés que aprovechar la oportunidad, también, como este caso, que venimos con un micro de gira. Ahora hicimos la mayor cantidad de fechas posible, y la idea era esa, justamente, para ya no dejar pasar más

tiempo”. El vocalista charla por primera vez con Rock Salta. Las respuestas son largas, su ritmo para hablar es sumamente pausado, pensativo, y más de una vez derivan en otros pensamientos que no tiene mucho que ver con la pregunta en sí. Son casi las 20 y la noche esta fría. Mientras ojea la revista 19 se encuentra con la extensa cobertura del Cosquín Rock 2014, festival que los tuvo como protagonistas, pero esta vez en el escenario principal a diferencia de años anteriores. “Hay veces que te gustaría compartir escenario con tu banda favorita. En el verano del 2013 sí nos tocó el escenario Heavy y estuvimos con Exodus, Almafuerte, Mastifal y un montón de bandas que nos dijimos ‘guau, qué bueno poder estar acá’. Había historia, grandes músicos, bandas internacionales, y fue buenísimo. Para este 2014, cuando nos convocaron, nos dijeron de cambiar el escenario, y no dijimos nada. Pero después, cuando vimos que compartíamos con Jauría, Eruca Sativa, Catupecu Machu, Las Pelotas, dijimos bueno, la verdad esto también está buenísimo. Sentimos que hay una gran variedad de rock y son todas bandas súper importantes, y está bueno poder ser una de las que aporta algo distinto en esa jornada.” El show de Carajo en Cosquín fue bajo una tarde de lluvia y una vez más deslumbraron con potencia y claridad. El trío suena arrollador en vivo, tanto que es difícil encontrarles rivales y las comparaciones con Divididos están siempre presentes, a pesar de que los estilos sean distintos y los ex Sumo les tripliquen los años arriba de los escenarios. Un enorme logro para una banda que se formó humildemente en el 2001, luego del alejamiento de Corvata y Andy de A.N.I.M.A.L. A esa base ya probada se le sumó la guitarra de Tery, un verdadero “cerebrito” de las seis cuerdas y el sonido, con todo su arsenal de efectos característicos del nu metal. De todas maneras, la buena fortuna los acompañó de entrada, y para su primer disco, el homónimo Carajo (2002), lograron un timing perfecto con su carta de presentación: “Sacate la mierda”. Ese primer corte llegó en el momento justo y supo acoplarse perfectamente a la bronca reinante por esos años de crisis en el país: “Miro la TV y odio lo que veo/hay que meterlos a todos presos/tanta propaganda para/la corrupción asesinando al pueblo.” Como es su costumbre, tal tema va a cerrar todos sus conciertos en estas fechas por el Norte. Al final de la canción, la escena se reitera en cada punto. Gritos ensordecedores, la voz de Corvata casi desgarrada, todas las luces prendidas y los instrumentos sin emitir ningún sonido. Es el final de una descarga absoluta de sólo cuatro minutos. Como si te hubieras animado a cagarte a piñas con el que te jodió todo el

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año en el último día de clases. Como si estuvieras tirándole todo encima a ese jefe que te explotó durante tanto tiempo, que ni siquiera vale recordarlo. Así termina un show de Carajo. Algunas semanas después, en el acto por el 25 de Mayo, el power trío interpretará esa única canción en trasmisión directa para todos los puntos del país y ante una Plaza de Mayo repleta. En una Argentina aparentemente dividida, las redes sociales se inundarán a favor y en contra de su participación en un acto oficial: “Me siento re desilusionada al ver a Carajo en un acto kirchnerista”, “¿O sea que por tocar un solo tema se vendieron? Qué mente cerrada la de algunos”, “Si vamos al caso estuvieron en el RockBA del gobierno de Macri. Más allá que sea K, es una fecha patria de todos los argentinos”. En menor medida el hecho recuerda a lo sucedido con La Renga hace unos meses atrás, cuando tocaron en el mismo lugar en el acto por el Día de los Derechos Humanos, y en Tucumán sucedían graves incidentes por el acuartelamiento de policías. “Este país, pobre, ha sufrido distintas etapas. Creo que en los noventa se hacía más fácil girar más seguido por el país. Fue como una explosión también en ese momento, con lo que A.N.I.M.A.L. fue. Me parece que en algún momento se parece a lo que es Carajo ahora. Porque en ese momento estaban Hermética o Rata Blanca, y todo lo que había sido Riff o Pappo. Estaba toda esa escuela de metal bien clásico y ortodoxa. Y cuando salió A.N.I.M.A.L., era una cosa distinta, nueva, que la gente mucho no entendía al principio. Y después, disco a disco, fuimos ganado ese espacio, ese respeto, y terminamos siendo una banda muy querida. Creo que con Carajo ahora paso lo mismo”. De vuelta en Santiago, la charla con Corvata continúa, parados al lado del colectivo de gira, que tiene escrito Salta La Banca (?) en su vidrio delantero, y que alquilaron para poder llevar a cada lugar su propio backline, instrumentos, luces, escenografía y el equipo de trabajo para montar y operar todo eso. En total, son una docena de personas. “El micro de gira nos da la posibilidad de cargar todas nuestras cosas, para estar cómodos con el show que queremos dar”, declara Tery. “Después del cuarto, si, estas más cansado, estamos más liquidados, uno trata de dormir y descansar lo más que pueda, más que nada por el estado físico y la voz, que es lo que más se reciente. Seguramente si fueran seis o siete shows, habría un día de descanso, de volver a recuperar fuerzas, pero por ahora cuando son tres, cuatro o cinco, es de un tirón”, completa, en relación a la cantidad de fechas consecutivas que suelen hacer. Minutos antes de la medianoche “Trágico Mundo Caído” y “Drama”, los dos

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temas que abren su último disco, darán inicio al show que 400 personas vivirán a mil. Para los números de concurrencia de la capital santiagueña, la fecha es un éxito. Todas las canciones son recibidas como victorias por el público, que salta, poguea, canta, aplaude y llena sus oídos de metal alternativo. Luego de hora y media de show y palpitando el final, el canto que arrancó en un par ya es unánime: “¡Carajo tiene huevo, tiene huevo, carajo tiene huevo!”. La banda se ve sumamente feliz. Corvata salta al ritmo y se acerca al mic para devolver la gentileza y cantar “Santiago tiene huevo”. Ya sin los retornos en sus orejas le regalan al público su medley de Pantera. Para terminar de arrasar con todo.

Luego de hora y media de show, el canto ya es unánime: “¡Carajo tiene huevo!”

Desterrando a los oscurantistas Viernes por la noche en San Miguel de Tucumán. Para alegría de los jóvenes, ya no existe el famoso tope horario, el absurdo cierre obligatorio de las 4 AM que tantos problemas trajo al rock (ver nota a Massacre en la Rock Salta 16). Por eso, el show va a ser bien pasada la medianoche. La fecha cuenta con dos bandas locales de teloneras: R.F.A. y Vampiro Indio. Ninguna de las dos hace metal. En la previa, entonces, se escucha ska, reggae, cumbia, hardcore y punk. El afable Rolo Marín, cantante de R.F.A. e icono del rock hecho en el Norte (ver página 30), en su momento sobre el escenario decidirá no hablar de política. Pero festejará el hecho de que la movida rockera vuelva al Club Estudiantes, un típico galpón de chapa con cancha de básquet y una sola grada lateral. El reducto fue muy importante en los noventa para la siempre efervescente movida musical tucumana. La espera por Carajo se alarga, el

público se impacienta, muchos abandonan sus asientos y van a la cancha para estar bien cerca cuando empiece. Algunos toman algo desde los puestos de bebidas. Pasadas las dos de la mañana se iniciará un viaje por toda la discografía de la banda con temas ya clásicos como “Chico granada”, “Ironía” o “Triste”. En ese sonido es difícil encontrar referentes nacionales y las influencias parece que vienen más de afuera. Corvata se expresa al respecto: “Sí, puede ser, quizás uno tiene un referente en cuanto al tipo del show y la manera que encaran las bandas de afuera pioneras, de Inglaterra, Estados Unidos. De ahí fue la cuna del rock, desde los Beatles, a Pink Floyd, pasando por Iron Maiden, los Rolling Stones, Zeppelin, Deep Purple, Black Sabbath. Hay una gran influencia fuerte en esos comienzos y un poco de cómo podría ser o debería ser o un verdadero show de rock. Quizás nosotros somos de mirar esos ejemplos a la hora de querer armar una gira, o querer amar un show. Pero bueno, después como colegas o como músicos, la verdad que hay un montón de artistas nacionales que nos encantan, que nos parecen genios inigualables que tuvo este país, como Spinetta, Pappo. La gente pionera de todo lo que fue el heavy metal: V8, Hermética. La banda Riff, lo que cada músico aportaba a las formaciones de Pappo´s Blues, Manal o Divididos. Nos gustan mucho los IKV, como músicos los respetamos mucho y los valoramos. Somos muy abiertos en cuanto a lo musical, nos llama la atención cuando algo está bien hecho, cuando realmente te das cuenta que hay un laburo, en cuanto a la composición, en cuanto al sonido, al show en vivo, y esas son cosas que de alguna manera nos gustan ver, escuchar. Decimos qué bueno que esta banda hace tal cosa, qué bien que montan un show, Y entonces todo es como influencia, de alguna manera”. Un vez más, las respuestas del líder son sumamente extensas, reflexivas y esquivas de la pregunta original. “Que dios los bendiga”, de esa forma se despide Corvata, con los Carajo, luego de su breve actuación en Plaza de Mayo, pero a eso el bajista no lo va a decir en ninguna de las fechas por el NOA. Desde hace unos años el vocalista se convirtió al cristianismo. Curiosamente, igual que Andrés Giménez, su ex compañero en A.N.I.M.A.L., ambos suelen hablar de la ‘iglesia punk’, un movimiento que en palabras para la revista Rolling Stone, “no es nada más y nada menos que una reunión de amigos donde todos tratan de ser como son”. - Sus letras tiene un alto contenido espiritual, cuando están escribiendo les sale hablar de eso. - Corvata: Sí, son cosas que vivimos, que nadie está exento, hablar del amor o de la muerte, o de lo que uno


espera, por lo que uno trabaja, por lo que uno lucha, creo que todo nace de lo espiritual. La música es muy espiritual porque transmite muchos sentimientos, muchas cosas. A través de la palabra, junto a la música, se logra también alcanzar los corazones, o dejar una idea clara al que escucha. - En El Mar de las Almas (2010) hay una frase que dice “sólo el amor te sostendrá”. Spinetta tiene un disco que se llama Only love can sustain. Es lo mismo. ¿Sabías eso? - C: No, no, sabia, qué bueno (mira al piso, sonríe un poco, piensa y sigue). Mirá, nosotros somos muy afortunados con los que no toca vivir, tener la suerte de subir a un escenario y que haya gente abajo esperándote, que estén esperando que hagas un disco nuevo, que quieran escuchar tus canciones. La verdad que hay como una comunión. Y quizás el amor se manifiesta de esa manera, por eso coinciden tantos artistas, desde John Lennon, Bob Marley, Floyd a su manera y Kurt Cobain a su manera también, trataban de rescatar eso. - Ustedes zafaron de ser considerados una banda de rock cristiano. Aparte de no transar con la idea de que el metal tiene que ser satánico, ustedes se despegaron rápidamente de todo eso. - C: Sí, yo creo que lo nuestro tiene una raíz más humana, más personal, y después cada uno lo puede ubicar en su

fe o en su creencia, o lo que sea. Todos tenemos una manera más o menos de creer o de encontrar nuestra fe, y eso es lo bueno de poder convivir. Sabemos que hay ciertas cosas en común para todos, que encierra la palabra amor, o también el compromiso, esa lealtad o ese honor que uno busca a través de su música o su arte.

“Todos tenemos una manera de creer o de encontrar nuestra fe, y eso es lo bueno de poder convivir.”

- Pero hay bandas que están muy vinculadas con el tema, como Rescate, con quien colaboraron en un disco. - Tery: Sí, pero esas son bandas que, como vos decías antes, el objetivo o su música están apuntando a ese lugar. O

por ahí todos los integrantes son cristianos, y demás. Acá Carajo es una diversidad, la verdad también se trata de ser más universal. - Se busca más una espiritualidad que una religión puntual. - T: Claro. - C: Sí, así es. El show en Tucumán llega a su última etapa y el reloj está a punto de pisar las cuatro. El público que pogueó la veintena de temas escuchó mejor que los que decidieron quedarse sentados en las gradas. El final llega otra vez con el medley de la banda del inolvidable Dimebag Darrell, versión que los salteños de Gauchos de Acero suelen también realizar en vivo.

Espíritu combativo En Salta, el show es muy temprano. Son las 19 y el equipo técnico de la banda está preparando todo en el boliche de la zona de la Balcarce con capacidad para 800 personas. Los técnicos cuentan que están muy cansados. Anoche terminaron de desarmar todo cerca de las seis de la mañana y salieron en el micro para nuestra ciudad. Como en todas las fechas, los músicos llegarán cuando todo esté en condiciones y probarán sonido. Tery explica que a diferencia de otras bandas, prefieren

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hacer la prueba ellos, para ganar confianza y estar tranquilos en el momento del show. Sin banda soporte, la fecha salteña luego de tres años de ausencia inicia cerca de las 21.30. Los temas de Frente a Frente son recibidos de la mejor manera. El meticuloso guitarrista advierte al respecto: “No veo que Carajo sea una banda de fanático casual. Sí puede pasar, pero la mayoría no, y te das cuenta cuando hacemos la firma de disco. Es como muy intenso lo que la gente te hace sentir, estar ahí y ver al público tan enganchado de lo nuevo. Apenas sacás un disco y ya muchos se aprenden las canciones.” “Promesas” cierra el último disco, y en esta gira sirve para dividir en dos el set, y preparar todo para la furiosa despedida. La canción pone en primera voz a Tery y cuenta con la particularidad de tener la voz de Julieta Corvalan, hija del bajista, en coros. El ex A.N.I.M.A.L. se suma entonces al grupo de Ciro Martínez, Andrés Calamaro o Raly Barrionuevo, entre otros músicos, que llevan a sus hijos al trabajo. El final de “Promesas” es a puro arreglo de cuerdas. En el disco, la dirección de estos detalles de música de cámara corrió a cuenta del propio guitarrista y Alejandro Terán, gran colaborador de Charly García, entre otros artistas. En vivo todo esto sale por medio de pistas pregrabadas y los músicos aprovechan

para salir de escena. Aún quedan las patadas finales de “Ácido”, “Shock” y, desde luego, “Sacate la mierda”. En Salta no hay tiempo para más. El grupo se despide desde el sumamente alto escenario del lugar.

“No veo que Carajo sea una banda de fanático casual. Es muy intenso ver al público tan enganchado de lo nuevo. Apenas sacás un disco y ya muchos se aprenden las canciones.”

En la noche del domingo, en los siempre admirables Galpones Recuperados Tupaj Katari, de San Salvador de Jujuy, los músicos serán entrevista-

dos por última vez por Rock Salta y compartirán el aire de Radio Rebelde, que funciona en el entrepiso del lugar. La fecha pintaba como la más difícil de la gira en cuanto a convocatoria, pero finalmente el público dice presente. Agitan tanto que transforman el vapor en líquido, y desde la chapas del techo caen esporádicas gotas de agua. Para no perder la costumbre, Corvata grita latiguillos como “tiene ganas de joder”, antes de algunos temas, y evitará otros, como dedicar “Acorazados” a las carajeras presentes. - ¿A pesar del cansancio y todo el esfuerzo no te pasa de extrañar las giras? - C: Si, cuando uno arranca la gira está entusiasmado, va con todo, y llega el segundo y tercer día y uno ya empieza a extrañar un poco y decís “qué ganas de estar en casa”. Yo tengo dos nenas, mi mujer. Soy bastante familiero, me gusta pasar tiempo en mi casa, estar tranquilo viendo unas películas, escuchar música, pasear. Pero después me pasa que llego estoy en casa, un semana, dos, y digo “¡Ya está!”. Como que te pica el bicho otra vez. Quiero subirme a un micro y salir a tocar. Disfrutamos bastante las giras, y somos conscientes de que son muy importantes, poder mostrar nuestra música en la mayor cantidad de lugares posibles. Seguir recorriendo el país, y eso también es el motor de todo.

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PIEDRA & CAMINO L

os días y las noches transcurren inevitablemente para todos, pero las cosas extrañas no son para los que duermen: son del dominio de aquellos que acuden al llamado del asfalto. Para nosotros no sería un viaje más. Por el contrario, atravesaríamos cientos de kilómetros de la ruta más emblemática de nuestra tierra, la Ruta 40, quedando marcados a fuego. Travesía para huestes de ley, que sepan levantar la bandera del metal sin ablande ante la adversidad. Lo cierto es que no es que seamos supersticiosos, ni mucho menos, pero que las hay, las hay. Transitábamos algún lugar, nos acompañaba la oscura noche, las estrellas y la nada misma. Hacía frio y el copiloto designado dormía, como era de esperarse, cuando de repente uno dijo “mirá allá, en el puente”. A lo lejos se veía a una mujer de pelo blanco. Al acercarnos confirmamos la primera impresión: su vestido no tocaba el suelo. Pasamos a fondo pero en silencio. No quisimos mirarla detenidamente, así que nos quedamos con esa imagen, la de una persona de blanco mirándonos pasar. Esto se ponía intenso. “¿No será la música que estamos escuchando?”, dijo uno, sugestionado, mientras sonaba un demo de Anal Abort. Todo podía ser en ese momento. De golpe, el camino se acabó, un rio era nuestro próximo obstáculo. Nos bajamos para buscar el rumbo con linternas y celulares de baja gama pero unos ruidos hicieron nula nuestra búsqueda, como si nuestro destino estuviera trazado más allá de las decisiones que tomáramos. No había casas ni luces, no pasaban autos. Estábamos solos y no podíamos arrugar. Mie-

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do era la palabra que nadie quería decir. Reconocerlo delante de las huestes es como abandonar los trapos en el alambrado. El orgullo por sobre todo, debilidad cero. El camino seguía igual que antes: aburrido, oscuro. Nosotros nerviosos. Para colmo, el último CD que nos quedaba para escuchar era uno de La 25 que nos habían regalado para difusión. La cosa empeoraba, pero contra todo pronóstico y sin cartel alguno llegamos a una “lomitería” que nosotros titulamos como La Salamanca, un oasis en la nada misma. Nos quedamos mirando, buscando una respuesta lógica al hallazgo, pero no había. “¿Entramos?”. “Sí” contundente: mesas de pool, cervezas y milanesas completas en el menú. Árboles grandes, tipo algarrobos, nos protegían de la helada que caía. El piso de patio criollo, tierra bien asentada y recién regada, luces con banderines de colores, al fondo los baños tipo pozo ciego. Cuando entramos nos miraban, como diciendo quiénes son estos de negro. Podíamos notar cómo se codeaban. Claro, era su lugar, su tesoro, y nosotros, los forasteros. El trato fue demasiado amable, como si supieran nuestros gustos. Sabían atendernos, trajeron comida y bebida. Las chicas que adornaban el lugar nos sonreían: esto sí que no era normal. Nos asustaba pero también nos gustaba. Olores a especias, gente que se reía todo el tiempo de manera muy superficial (como cuando hace un chiste malo tu suegro). Todo era muy raro, atemporal. Ya nos estábamos aquerenciando, pensábamos que esa gente algo nos pediría. Porque cuando la limosna es grande hasta el más hueste duda. Por suerte no tuvimos que prometer ni entregar nada a cambio, ya que sólo nos quedamos un rato. El apuro por llegar al pago era más fuerte. La ruta te lleva por ciudades antiguas y lejanas. Ese lugar podría haber sido una casa de burlesque. Tampoco sabemos si en realidad existió o si sólo fue una alucinación colectiva. Nosotros preferimos decir que estuvimos en una salamanca. Y que la pasamos muy bien.




Por Santiago Castellanos // Fotos: Martín Azcárate

CAMBIAR EL ALMA CON EL BAILE INTERIOR, LOS INTEGRANTES DE BERSUIT VERGARABAT CONFIRMAN SU UNIDAD ARTÍSTICA Y AFIANZAN LA QUÍMICA GRUPAL DE UN COMBO POPULAR QUE VIVE UNA NUEVA ETAPA.

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na nueva noche fría. El sábado mostró una tarde soleada que hizo que muchos se confiaran y cayeran ante el gélido clima que azotó la localidad de Rosario de Lerma, a unos treinta kilómetros de la capital salteña. El show de Bersuit Vergarabat terminó y los miles de jóvenes que viajaron desde Salta no querían ver lo que seguía en el festival Rosario le canta a la Patria. Había sido suficiente. El calor y la música que habían bajado del escenario habían provocado pogos jóvenes y ridiculeces adultas de los más entrados en años, que olvidaron que el alcohol y sentirse pendejo nunca son buenas combinaciones. Eso genera la música popular de Bersuit, que mezcla clásicos y nuevos temas que se bailan por igual. Horas antes, en un hotel céntrico, Juan Subirá, Carlos Martín, Pepe

Céspedes y Dani Suárez se relajaron y hablaron de todo: El baile interior, su flamante disco; el sonido bersuitero, las causas sociales y, claro, la distancia que los separa de Gustavo Cordera. - Hace unos meses editaron El baile interior, un disco cancionero, fiestero, ecléctico. Básicamente, bersuitero. - Juan Subirá: Sí, este disco es la confirmación y reafirmación de un concepto y una química grupal desde que la banda de algún modo se refunda cuando se va Gustavo. Es el segundo disco con las voces de Dani y Cóndor (Sbarbati), pero también con temas cantados por Pepe, Tito (Verenzuela) y por mí. Estamos muy contentos con el resultado final. - Arranca con “Huayno 14”, que tira un mensaje muy para adelante. - Carlos Martín: Frente a tanta “inseguridad” hay que cantarle un poco a

la libertad. - Dani Suárez: Sí, eso que te venden “cuidado, quedate en tu casa”. - Carlos: Creo que es el antídoto contra la inseguridad, o contra los que te quieren atemorizar. - Dani: Rehenes mediáticos, como diría Víctor Hugo. - Carlos: Es un antídoto ante eso, las cosas pueden estar mal pero hay que salir, no te podés quedar en tu casa. - Le hicieron un tema a Spinetta y otro a Chavela Vargas. ¿Qué relación tenían con el Flaco? - Juan: Luis fue un maestro, un guía para todos. - Dani: Mucha admiración. Estuvimos hace poco en Tecnópolis haciendo un homenaje con Lito Vitale. - Juan: Había muchos artistas y se hizo Artaud casi completo y como 28 temas más. Lito es la segunda vez que lo hace, hizo un repertorio totalmente

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distinto a la primera vez en Villa Gesell. - Dani: Aznar había hecho un homenaje a sí mismo (risas). - Juan: Fue muy lindo participar de ese evento, un honor. - ¿Habían compartido escenario con el Flaco en alguna oportunidad? - Juan: En el concierto a beneficio de los chicos de la escuela Ecos, por ese trágico suceso en la ruta. - Carlos: Cuando Tito trajo el tema, era tan descollante, tan movilizador, nos hipnotizó esa canción. - ¿Y con Chavela? - Juan: No la conocíamos, hubiera sido muy lindo conocerla como cantante, como artista, pero también como personaje. Yo creo que para lo que representa socialmente la mujer ella fue revolucionaria. Rompió con un montón de estereotipos. Era desafiante, como dice el tema. Se fue de la casa a los quince años, se peleó con la familia, se empezó a vestir de hombre, a fumar habanos cuando se le cantaba, qué sé yo. Cosas que la distinguieron de la media. Y también fue una artista formidable, le imprimió al canto, a las historias de sus canciones una profundidad y un sentimiento maravilloso. - ¿Cómo fue laburar con Cachorro López? - Carlos: En este disco todos aportamos composiciones y cuando llega la hora de grabar el disco teníamos como cuarenta canciones. Entonces tuvo que entrar y entre todos consensuamos qué temas iban. Su laburo fue que el disco esté equilibrado, que tenga diferentes momentos. - Llegaron a la TV con “Cuatro vientos” como cortina de Señores Papis. - Juan: Fue la primera vez que nos pasó de esta forma. Ya habíamos hecho participaciones en otras cosas, como Malandra o PNP. - Carlos: En el caso de Malandra se había hecho la música para la tira. En este caso no, la canción la trajo Dani y ya estaba adentro del disco. Por una cosa u otra coincidió en tiempo, forma y lugar para que calzara como anillo al dedo a la tira. De hecho, anticipó el lanzamiento del disco. - Dani: Lo que pasa en la tele es incontrolable. Viste lo que es. Hoy fui al Patio de la Empanada, había una coplera y un chabón tocando la guitarra y me dice “ehh, te quiero, y lo voy a gritar a los cuatro vientos” (risas). - El arte de tapa es obra de ustedes. - Juan: Si, de Carlos. - Carlos: Sí, yo pinto, las pinturas del interior ya tienen un tiempo. La de la tapa se me había disparado con un posible título, que era “Corazonada”. A mí me gustaba mucho, de hecho le puse al cuadro ese nombre. Se lo mostré a los chicos, les gustó y quedó.

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Las influencias - En esta nueva etapa han forjado una gran amistad con Los Tekis y vinieron varias veces al NOA (ver Rock Salta 14). ¿El tema “Tilcara en carnaval” refleja esa amistad? - Juan: El carnaval es impresionante en todo el Norte. En Tilcara es explosivo, un pueblito de diez mil personas que de repente hay setenta u ochenta mil, como hubo este verano y el anterior, es una locura. - Carlos: Nosotros somos unos forasteros colados (risas). - Juan: Pero colados bien, no invasores. Uno pasa por las calles y es impresionante prenderse en la fiesta del lugar. - Carlos: Es maravilloso. Nos encanta difundir el carnaval tanto como la obra del Flaco o la de Chavela Vargas. Como herramienta de difusión también está bueno, cualquier argentino que quiera disfrutar de una fiesta tradicional, se va a encontrar con algo maravilloso.

“Estamos atravesados por todo lo que nos gusta. En Bersuit encontrás chamamé, chacarera, huayno, tango, milonga, candombe o murga. No somos tradicionalistas ni para hacer rock.” - Pepe Céspedes: Que sepan hay algo más que el carnaval de Gualeguaychú. - Carlos: Claro, este no tiene publicidad ni marketing, es otra historia. - Juan: Por suerte no le hace falta. - ¿Qué relación tienen con el folclore tradicional? - Dani: ¿El de bombacha de gaucho? - Juan: El más folclorero es el Cóndor. - Dani: Yo me crié escuchando folclore y tango. Mucho después entró el rock. - Pepe: En mi casa se escuchaba música de Paraguay, mi familia es de allá.

A gran volumen en el patio de la casa. - Juan: Ustedes y los vecinos (risas). - Pepe: Sí, y el barrio entero. Con varios equipos sonando a la vez. Se mezclaba Creedence con Luis Alberto del Paraná o el Trío Los Panchos. - Carlos: Yo creo que el folclore y el tango aparecen porque es ineludible en nuestra música, está presente siempre, algunas veces más visible que otras. - Aunque siempre todo teñido de rock. - Juan: Es como nuestro idioma. - ¿Y con el nuevo folclore? Raly Barrionuevo, Bruno Arias, Orozco Barrientos. - Juan: Hay una gran movida. Aca Seca está muy bueno. - Carlos: No somos tradicionalistas nosotros. - Juan: Es que seguimos siendo una banda de rock. Solamente que estamos atravesados por todo eso que nos gusta, lo que hemos vivido por experiencia, viajes o por el gusto de escuchar música. En Bersuit encontrás temas con diferentes estilos: chamamé, chacarera, huayno, tango, milonga, candombe o murga. - Pepe: A nosotros siempre nos salió naturalmente, y cuando se incorporan Cóndor y Dani le agregaron esa impronta por el timbre de voz. Y Santaolalla en su momento se copaba con eso y veíamos que en sus producciones, como Café Tacvba, también tenía el folclore mexicano metido en la música. A nosotros nos gustó mucho eso. - ¿Es la esencia de la banda? - Dani: Y si, pasó a ser un poco nuestra personalidad. - Carlos: Santaolalla fue el que hizo que nos animáramos a hacerlo porque nosotros teníamos esa veta hacía tiempo, pero era como que queríamos ser del rock, ¿no? Y él decía “bueno, sí, pero esto también es rock, lo hace más interesante”. Y la verdad es que el rock tampoco nos sale tan bien, no somos tradicionalistas ni para hacer rock (risas). - Dani: No tendríamos la paciencia para hacer nada tradicionalista. Es la personalidad de la banda pero también una necesidad de que se renueven los aires. - Juan: Los que conformamos este grupo, con diferentes personalidades y aportes al sonido y la química grupal, somos tipos muy diferentes. Algunos quizás mucho más rockeros, como Oski o Tito, otros aportamos otras cosas. ¡Es lo que hay! (risas) - ¿Y en el vivo cómo se sienten con eso? ¿Encontraron un equilibrio de estilos? ¿Con los temas nuevos cuesta armar una lista? - Juan: Y, cuesta. - Está claro que mucha gente se quedó atada a los clásicos de la banda. - Dani: Es que los clásicos siguen


Foto: gentileza Sony Music estando y empiezan a entrar canciones nuevas. De hecho, de La Revuelta entraron y quedaron “Dios te salve”, “No te olvides”, “Cambiar el alma”. Llegaron para quedarse. Variando temas hace que lleguemos a todos los que nos van a ver, no encerrarse en el público de rock sino que ante un público popular o familiar todos la pasan bien. - Pepe: En el Salta Boombox fue impresionante ver las familias. La pasamos bárbaro. - En Salta han dado shows inolvidables (2004, 2008, Boombox), siempre han tenido gran respuesta del público. - Pepe: ¿Cuál fue el de 2008, el que nos declararon personas no gratas? - Juan: No, ese fue en 2004.

Salta, las prohibiciones, el compromiso - Fue un caso ícono del rock en Salta. La prohibición de Romero. - Dani: Era la época de “Árbol caer”, de la Reserva Pizarro. Pusimos una bandera y nos bajaron los policías del escenario. Teníamos una bandera que no acusaba a nadie, decía “La protección del Parque Pizarro”, o algo así. Nos vinieron a bajar por la bandera, la policía con armas. - Los shows en Salta son muy recordados por distintos motivos. ¿Les

pasa que hay provincias donde la pasan mejor que en otras? - Juan: Y, eso pasa a veces. Por ejemplo, al principio íbamos mucho a Rosario, la banda era adorada. No me preguntes por qué, surgió de una manera inesperada. - Carlos: Era una locura. - Pepe: Yo creo que todo lo que es el interior, y el interior del interior lo redescubrimos estos últimos años y nos dejamos llevar por lo que pasa, es muy lindo. Como hablábamos al principio con lo de la paranoia, Dani siempre tira chistes cuando llegamos con el micro. - Dani: ¡Qué inseguridad que hay por acá! Mirá, las bicicletas, la gente en la calle, las puertas abiertas, la gente tomando mate con las sillas en el frente de la casa. Y yo jodo porque ves eso y no lo podés creer. - Pepe: Tuvimos como una nueva relación con todo el país, de punta a punta, pero adentro, viendo el baile interior. Un poco viene de ahí el nombre del disco. - Hace unas semanas lanzaron el video de “De tripas corazón”, filmado en la ex ESMA. La letra tiene un fuerte mensaje. ¿La banda está comprometida socialmente desde la música? - Carlos: Sí, es seguir difundiendo este tipo de causas. Juan escribió la letra, Pepe le puso la música y la canción cobró una potencia y una profundidad

que va más allá incluso de lo que dice. A mi forma de ver, quedó una canción bellísima. El mensaje creo que es algo que tenemos que seguir reafirmando día a día porque es una conquista que no tiene que ir nunca más para atrás. Los derechos humanos, la restitución de la verdadera identidad de los nietos encontrados y tantos logros en esa materia que se dieron en esta última década. Es necesario seguir insistiendo en esto para que sea una causa nacional, para siempre. Y ese es nuestro humilde aporte, a través de una canción. - Juan: Es que es así, la memoria y este camino es permanente. Estuvo muy lindo poder hacer el video en lugares que fueron centros clandestinos de detención. Simbólicamente siniestros pero a la vez recuperados para la vida, para expresiones artísticas. En la ex ESMA tenés a las Madres, a H.I.J.O.S., a las Abuelas, ahora están haciendo un lugar para los pueblos originarios, la presencia de veteranos de Malvinas. Es un lugar impresionante, gigante. Un lugar para todos los que antes no tenían lugar. - Pepe: Un lugar de horror convertido en pura vida, como dice la canción. - También participaron en el Festival contra la Trata en Tucumán. ¿Siempre se han sentido cerca de los reclamos sociales? - Pepe: Permanentemente nos ofrecen tocar aunque no siempre se pue-

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de. Lo de Marita Verón en Tucumán estuvo buenísimo, con bandas locales también. Muchas veces se ve porque se anuncia el festival, pero otras veces son anónimas, vamos a tocar y listo. - Juan: El tema de la trata de personas es algo muy serio, muy profundo. La verdad que supera el conocimiento de la mayoría de las personas. Cuando estuvimos ahí con Susana Trimarco nos hizo un recorrido por todo el lugar donde está la Fundación, que también era un centro clandestino de detención, y nos mostró un poco todo el laburo que están haciendo, realmente nos partió la cabeza. - Carlos: Con más de seis mil chicas rescatadas de la trata, ¿no? No es una cifra menor.

De todos lados - Parecería que Bersuit ya no es una banda argentina sino latinoamericana. Han tocado mucho en todo el continente. - Pepe: Al único lugar donde no fuimos es a Perú. - Carlos: Fuimos una sola vez. - Pepe: Es cierto, fuimos una sola vez y tocamos para seis personas. - Juan: En el Hard Rock Café (risas). - Carlos: No nos conocía nadie, era imposible, fue por el 98, 99. - Suenan en muchos países donde la gente hace propias sus canciones, como les pasó a Soda o a los Cadillacs en su momento. - Juan: Y, nosotros viajamos mucho y tocamos mucho en todos los países de Latinoamérica, Centroamérica y Estados Unidos. - Carlos: Te vas enamorando de las cosas de cada país. Su comida, su cultura, su música, y todo eso va quedando. - ¿Los argentinos somos medio bichos raros? - Dani: Sí, aunque no me cierra la palabra “medio” (risas). - Carlos: Y, sí. Pasa que tenemos la estampita de Maradona. - Juan: Y ahora el Papa. Dios y el Papa. Y no nos olvidemos de Messi. ¡Como lo critican! - Carlos: Hay que dejarlo, no hay que criticarlo. Es un artista y a los artistas se los ama, se los aplaude, se los celebra. - Dani: O nada. - Pepe: Ese es un tuit de Calamaro, muy bueno. - Volvieron hace tres años y en 2012 editaron La revuelta. El título encajaba a la perfección. - Juan: El título fue importante para nosotros porque cerró el concepto de un momento y de un sentimiento. Era la vuelta pero a la vez había una especie de revolución interna. Nos encantó el título, nos cerró mucho la idea y termi-

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nó siendo la canción que cerró el disco también. - ¿Cómo fueron los dos años de parate? ¿Fue difícil volver a armar todo? - Carlos: Estábamos todos con otros proyectos. Juan ya había grabado su disco solista, los chicos estaban con De Bueyes, yo estaba haciendo mis cosas. Cada cual estaba como disperso, enfocado en hacer otras propuestas. - Pepe: Tito hacía años que había empezado un disco. - Carlos: Que lo terminó ahora. - Juan: Lo sacó ayer (risas). - Carlos: Se hicieron otras cosas pero cada vez que nos juntábamos en algún evento, en algún recital de Juan o de los Bueyes tocábamos alguna canción. Nos juntábamos y pasaba algo fuerte, intenso, era como que la llamita estaba. Chiquita pero estaba prendida, se podía generar un gran fuego de vuelta. Y bueno, eso fue lo que sucedió con La revuelta. - Dani: También fue un desafío ponernos la camiseta de la vuelta, y encarar todo con lo que sabíamos que se venía. De historia, de cosas densas, de todo lo hecho.

“La gente empezó a entender que había una banda que respaldaba todo ese sonido y que hoy en día sin la presencia de Cordera suena igual de bien. O mejor.” Revuelta sin Cordera - Sabían que no iba a ser fácil dejar atrás la etapa anterior. La figura de Cordera era muy fuerte. - Juan: Obvio. - Carlos: Primero nos teníamos que convencer nosotros de que podíamos hacerlo. Creo que en esos eventos, esos pequeños shows se veía eso, que podíamos hacerlo, podíamos sacar adelante esas canciones con este nuevo formato, con este sonido. Me acuerdo que los primeros ensayos nos poníamos a tocar

y al toque ya empezaba a sonar bien, nos daba confianza. La gente lo recibió bien, más allá que Gustavo se bajó y era la cara visible de la banda. La gente empezó a entender que había una banda que respaldaba todo ese sonido y que hoy en día sin la presencia de él suena igual de bien. O mejor. - ¿Por qué se dio ese alejamiento? ¿Fue por cuestiones musicales, de rumbo como banda o decisiones personales? - Juan: Yo la verdad es que no sé el motivo concreto, puntual. Si es uno o por ahí son muchos motivos. Gustavo nunca nos dio una explicación. Lo que sí te puedo decir es lo que imagino o puedo especular: que él tenía ganas de hacer otro proyecto, que de hecho lo hizo y está buenísimo. O que se cansó de nosotros, del grupo, o del personaje de él mismo, que era pesado. Era muy pesada la mochila que se había ido creando. No sé, razones puede haber un montón, también quizás razones comerciales, decir “tengo un buen negocio personal para hacer”. - Carlos: Para mi le pegó el cincuentón (risas). - Dani: Yo voy más con la última que dijo Juan. - Pepe: ¿Cuál fue la última? - Todos: ¡Negocio! - Juan: Y puede ser, pero también hay un proyecto artístico. Y en ese aspecto yo no reclamaría nada a una persona. Si Carlitos viene mañana y dice “che mirá, voy a hacer una banda nueva, quiero tocar mi música”, me puede gustar o no, pero lo voy a entender. Pero con Gustavo fue todo medio raro, nunca se supo, no hubo un diálogo que vos decís “bueno, me voy loco, porque me pasa esto”. - Ese es el reclamo, puntualmente. - Dani: Claro, hubo una manipulación de por medio que no debería haber estado. Por peso de historia, de amistad y de años de compañerismo. Digamos, todos somos libres y qué más queremos nosotros, que nos conocemos hace años, que el otro sea feliz y esté bien. Y por ahí la felicidad del otro es estar solo. Pero la manipulación de la historia fue el tema. - ¿El cambio fue de él y no de la banda, ustedes siguen como siempre? - Carlos: Él se fue, abandonó el proyecto y punto. No dio explicaciones y la puerta la dejó abierta, se fue. - Juan: Supongo que en su cabeza siempre estuvo la idea de volver en algún momento, cuando realmente se le cantara las pelotas. - Carlos: Está esperando el momento en el que le canten las pelotas (risas). - Juan: La verdad es que nosotros en ese aspecto en un momento pateamos el tablero, en el sentido de que dijimos “loco, volvamos”. - Carlos: “Si no querés venir no vengas, pero nosotros vamos a seguir


Tito Verenzuela durante el show de Bersuit en Rosario de Lerma.

igual”. - Juan: Y bueno, ahí empezó otra historia. - ¿Les pesó pasar de la ultra masividad previa al parate a la incertidumbre de arrancar nuevamente? - Juan: Ya tenemos 26 años de carrera, inclusive nos conocemos de antes, y cuando la historia es tan larga pasás por tantos momentos como River, hacer diez Luna Park seguidos, cosas muy fuertes. Pero también hicimos lugares chicos, para seis personas en Perú (risas). Pasaron muchas cosas. - Carlos: La vida del músico, del artista en general, es sinuosa. No es siempre encumbrado y quedarte ahí para siempre. Sube y baja. - Pepe: Hay que reafirmarlo cada vez. - Carlos: Es así, la famosa frase “no es difícil llegar sino quedarse”. Llegar se llega, pero también bajás, nadie llega y se queda. Los que llegan y se quedan se mueren en el éxito total. Todos en su momento tienen que tener altibajos, porque es así. - ¿Esta reinvención los tiene conformes? ¿Están como imaginaban al juntarse nuevamente? - Carlos: Estamos re contentos acá, trabajando (risas). - Dani: La palabra no sé si es conformes, nos mantiene unidos y felices haciendo lo que queremos hacer, pasándola bien. Como decía Pepe, co-

nociendo en estos años el interior del interior, volviendo a encontrarte con la gente, lanzando nuevos discos. Redescubriendo parte de la historia de la banda, cómo suenan hoy las canciones de los primeros discos y qué vienen a decirnos de nosotros. Algunas canciones se burlan de nosotros.

“Pasamos por cosas muy fuertes: River, diez Luna Park. Pero también tocamos para seis personas en Perú.” - Juan: El año pasado, cuando festejamos los 25 años, hicimos un repaso de toda nuestra historia. En esos tres Vorterix tocamos ochenta canciones, ensayamos cien. Fue un trabajo casi antropológico, de estar hurgando en nuestra música, en las palabras, en ese personaje que escribió esas canciones, que éramos nosotros mismos pero hace

veinte años. Fue muy fuerte y lindo poder hacerlo, rescatamos muchas cosas. - Con el público bersuitero de las primeras épocas, ¿qué onda? - Carlos: Ya son abuelos (risas). - Juan: No, tenés al Facha de Boedo, Susanita. - Pepe: De la primera época hay muertos, presos, abuelos, recuperados. Pero muchos muertos (risas). - Dani: Claro, pero los de la segunda época, esos del 95, los veo dejándoles el lugar a los pibes que estaban haciendo pogo ahora y ellos al costado haciendo el aguante tranquilos. Y eran los barderos que siempre estaban ahí. - Pero siguen yendo. No es que esta nueva etapa no les gustó o no se la bancan. - Juan: No, siguen yendo. Aunque el público se renueva todo el tiempo. - Dani: Crecen, les pasan cosas. - Juan: Pensá que nosotros tenemos entre cuarenta y cincuenta años, y los pibes esos también. - Carlos: A esa edad no todos siguen yendo a ver recitales. - Juan: Aunque muchos vienen con sus hijos. - Carlos: Van padres, hijos y hasta nietos. - Pepe: Siempre está el nostálgico reventón o el nostálgico que transporta su vida a través de nuestra música, el de “porque yo cuando iba éramos cuatro”. Pero bueno, hay de todo.

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Por Alejandro Wierna // Fotos: gentileza Jauría

LUZ Y FUERZA JAURÍA GRABÓ UN DVD EN CÓRDOBA Y RECORDÓ A AGUSTÍN TOSCO, A 45 AÑOS DEL CORDOBAZO. CIRO PERTUSI HABLA DEL LÍDER SINDICAL Y SOBRE LA NECESIDAD DE RETOMAR UNA BASE PATRIÓTICA, EN EL BUEN SENTIDO.

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E

n el marco de las actividades desarrolladas para conmemorar el 45° aniversario del Cordobazo, Jauría se presentó en el anfiteatro Agustín Tosco, del sindicato de Luz y Fuerza, de la ciudad de Córdoba. Precisamente, si hay un músico que puede asociarse a la figura del dirigente del cual tomó su nombre esa sala, es Ciro Pertusi, quien posee una gran fascinación (y devoción) que reproduce en público mediante entrevistas, comentarios en shows, y hasta inmortalizando una dedicatoria en el primer disco de la banda, editado en 2010. Aprovecharon la ocasión para considerar el registro de un DVD que pudiera capturar el momento y piensan titularlo Luz y Fuerza. A priori puede sonar algo redundante y sin sentido, pero lo que se vivió allí el martes 27 de mayo verdaderamente hace justicia al nombre. En una sala pequeña, con butacas y revestimiento cálido, ideal para actos escolares o proyecciones audiovisuales, el sonido fue demoledor, y Jauría pudo demostrar, como en pocas ocasiones, de qué están hechos realmente. Algo que probablemente todos estaban esperando desde aquella movida inicial, que dio vida al grupo como un ensamble inteligente de buenos componentes. Si bien ya no se encuentra Pichu Serniotti

entre las filas del grupo, la potencia de Ray Fajardo en batería, y la voz intensa y melódica que tomó Pertusi a fines de los noventa, eran factores que sugerían muchas cosas. El complemento con los hermanos Mauro y Sebastián Ambesi, quienes ese día celebraban su cumple 35, y su velocidad punk con pulcritud elogiable, fue crucial.

Jauría pudo demostrar de qué está hecho realmente. Algo que todos estaban esperando desde aquel inicio del grupo como un ensamble inteligente de buenos componentes. El escenario chico se dibujaba asimismo con pantallas planas distribuidas a lo largo de las tablas para dar forma a una escenografía escueta pero intimista. Mientras una pared de Marshalls enmarcaba a la perfección el

cuadrito para las fotos, y despeinaba a todos los presentes. La radiografía del perro caminante que define al grupo transmitía calidez a esa extrañísima locación alfombrada y familiar. Cuando el show comenzó, la potencia estremeció todo y un juego de luces enceguecía dándole presencia a las anatomías por medio de contornos que construían una imagen épica. La lista de temas hizo un repaso por los dos discos de Jauría, a los que les sumaron seis de las canciones con letras más combativas de la época de Attaque 77: “Perfección”, “Canción inútil”, “Western” (con aclaración: “Así como hice una canción para Favaloro, me di cuenta que el gringo tenía el mismo tipo de ángel y luz. Me dije le debo una canción a este hombre. Concilié con mi almohada y con mi conciencia”), “Los consejos del Abuelo”, “Donde las águilas se atreven”, y una extraña versión semi acústica de “Setentistas”, sin batería, y planteando un desafío interesante al público, que intentaba despegar el tono de Mariano Martínez de la melodía estudiada. La batería fue postrada sobre una tarima completamente iluminada, con los Tom elevados que le permitían lucirse como si fuera una banda hard ochentosa. Cada golpe calaba hondo en el pecho, y relucía un sonido que hasta aquí no se pudo reflejar a la perfección en un disco. Demostraron que la energía y la dedicación puestas en vistas a este

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“Hay que apostar a la unificación, como ocurrió en el Cordobazo, con estudiantado y obreros por igual.”

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show fueron realmente contundentes, y que tocar en esa fecha, y sobre ese escenario, sí aportaba un valor simbólico muy fuerte. No contaron con músicos invitados, pero sí cedieron el micrófono para que Héctor Tosco, el hijo de Agustín, pudiera subir a brindar unas palabras y rememorar la importancia de preservar en la memoria la lucha y la unión de clases por un objetivo común. Fue realmente emotivo, las palabras con sentido y el convencimiento de continuar un legado, al menos desde el homenaje y el recuerdo, se hicieron presentes ante un público bastante heterogéneo que probablemente pueda tomarlos como disparador para iniciar una lectura diferente de la historia convencionalmente narrada. Con respecto al lazo que une a la banda con Tosco, Ciro recuerda: “Es una historia que data de hace mucho tiempo, cuando yo tenía 19 años hubo una medida de fuerza dentro de la fábrica donde trabajaba y echaron a tres empleados para amedrentar y que se cortara ese reclamo. Yo estaba adhiriendo y fui uno de esos despedidos. Me había plantado porque me parecía muy válido el reclamo. Era la fábrica de un gastronómico. Entonces estuve yendo y viniendo al sindicato, para tratar de recuperar mi puesto, porque la verdad es que estaba muy aferrado, yo había empezado a trabajar a los catorce y fue

mi formación. Me salvé de la colimba por estar en la fábrica. Era muy importante para mí, un chico sin padre, en un momento como que ocupó ese lugar. El asunto es que ahí, en el sindicato, había imágenes y en una estaba Agustín Tosco, que yo no conocía y me preguntaba quién era ese hombre, con tanta luz propia, y más adelante pude toparme de cara con el contenido, con toda la información de lo que había detrás de esa figura.” Además, se permite reflexionar acerca de la situación socio política actual, y encuentra que hace falta pugnar por un sentido de unidad: “Hay que retomar un poco esa base patriótica, en el buen sentido, no patriotera ni agresiva, y apostar a la unificación, como ocurrió en ese momento con lo que fueron estudiantado y obreros por igual, y más allá de las oposiciones, retomar la camaradería y apuntar a un bien común y un bien colectivo por una nación. Hay muchos intereses capitalistas e individualistas que nos traen a una instancia poco feliz de ver quién gana la partida, del circo romano de me gusta o no me gusta. Si todos estamos peleando por un país mejor, ¿entonces cómo es la cosa? ¿Por qué no podemos ponernos de acuerdo? Oficialismo, oposición, izquierda, centro izquierda y más allá. Es como cuando unos padres se separan, ¿queremos lo mejor para el hijo? Bueno, tenemos que ponernos de acuerdo.

El gringo peleaba por eso, quería una CGT unida, tenía unas convicciones fuertes muy marcadas y también trabajó la cesión. Ceder por el bien común.” La relación se volvió estrecha, y en el año 2011, Jauría participó junto a los familiares de Tosco en la inauguración de una escuela de Villa Pueyrredón, en Buenos Aires. En la comunión intimista que se vivió la noche de Luz y Fuerza, también hubo espacio para que manifestaran su palabra asambleístas del acampe de Malvinas Argentinas, quienes vienen desarrollando una estoica lucha contra Monsanto. Además, Pertusi aprovechó para elogiar al equipo de roller derby local, Hiedras Venenosas, reconociéndoles el logro de confiar en otra forma de expresar femineidad sin que ello resulte peyorativo ni frívolo ni vanidoso: “No hace falta ser una Barbie pelotuda para ser mujer, y ellas lo están demostrando, hacen algo hermoso y se divierten.” Fueron 22 temas que quedarán plasmados en el primer material audiovisual de la banda, y de alguna u otra manera servirá como manifiesto para comprender la sencillez en la cual se encuentran sumergidos. El predominio de las letras y el trabajo minucioso sobre las melodías fueron volcados frente a un público respetuoso que reaccionó ante lo ofrecido y no se quedó en demandas añejas sin sentido.

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ROLO, EL ROCKERO Por Eduardo Marcé // Foto: Franco Vera

ROLO MARÍN RECUERDA SUS AÑOS AL FRENTE DE 448, LA HISTÓRICA BANDA TUCUMANA QUE CANTÓ SOBRE LAS TORTURAS EN PLENO GOBIERNO DE BUSSI. ADEMÁS, EL MÚSICO HABLA DE SU PRESENTE CON R.F.A Y DE LA RECOMPENSA QUE DA SEGUIR HACIENDO MÚSICA.


H

ace más de veinte años en Tucumán se abría una puerta que todavía no se pudo cerrar. El 25 de marzo de 1994 hacía su debut, en el desaparecido pub Dick Tracy, 448, o simplemente, La 4. La banda liderada por Rolo Marín junto a su hermano Claudio borraría fronteras para tocar en todo el país, llegando incluso a Bolivia, y quebraría la escena trayendo nuevas maneras de producir y acercarse al público con la música. “La banda arrancó en agosto del 93, debutamos ahí nomás. ¿Te acordás el quilombo que fue? Se cayeron unas vigas del techo, la gente saltaba por las ventanas. ¡Qué salvajismo, por dios! Vinieron tres patrulleros, el dueño del local nos quería matar.” Quien cuenta esto no es otro que Rolo, recordando esa mítica noche donde comenzó (formalmente) todo. Pero en realidad, desde fines de los ochenta el ya decía que estaba armando una banda con su hermano. La expectativa era alta, entonces “claro, todo el mundo fue a ver qué pasaba, pero después continuó, no fue sólo esa vez.” Eso que continuó después tomó forma de disco en 1996, el primero en formato CD editado por una banda de rock tucumana. Rolo recuerda: “El estudio estaba a siete cuadras de acá, nosotros juntábamos el mango, de peso en peso, y Tunkila (su hermano) tenía un (amplificador) Fender Twin, le poníamos las cuatro ruedas y lo llevábamos rodando por la calle para ir a grabar, y así se grabó el primer disco. Fue el más exitoso de los discos que grabé, me pasó de grabar cuatro discos más, mucho más profesionales, pero nunca generaron lo que el primero. Fue el más exitoso de todos, hicimos tres tiradas de mil unidades pero la gente lo copiaba. Fue un suceso para la época, muy loco, muy sorprendente, porque sonaba ahí, grabado en sistema ADAT, con tecnología de la época, pero la intensidad era…” Ese disco, llamado 448, tenía un hit como “Torturador”, que sonaba en el Tucumán bussista, y poseía un carácter tan mítico como los primeros años de la banda. Hasta apareció hasta en Estados Unidos. “Nekro me cuenta que fue a Los Angeles de gira y entra a una de esas disquerías grandes, empieza a buscar y se encuentra con ese disco, no lo podía creer. En Córdoba también. Me dijeron que lo vieron en Rosario en una vieja disquería, ese disco sigue dando vueltas.” Boom Boom Kid es uno de los primeros vínculos de 448 con bandas más importantes. En el primer show de Fun People en Tucumán es cuando muchos

reciben su primera lección de independencia y autogestión. Chicos que después escribirían fanzines en la ciudad vieron uno por primera vez en ese show, y seguirían el ejemplo incluso hasta el día de hoy. “Ellos venían terminando la gira de Anesthesia, y a punto de sacar Kum Kum. Existía una cosa de bandas de otros lugares de la Argentina que también tenían una metodología de laburo interesante, profesional, como Intense Mosh, de Rosario, los Karamelo Santo, que todavía no se habían ido a Buenos Aires; Cabezones en Santa Fe, Hammer en Córdoba, Pogrom en Salta. Te encontrabas con una escena que hoy no está, no existe. Están las bandas, quizás muchas más, pero no siendo parte de un bloque que era buenísimo encontrarte, porque después te ibas a tocar a otro lado y esa misma gente te armaba los shows. Una época inolvidable y no solamente por 448, había grandes bandas acá. Tenías a La Insignia, Cave Ne Cada, Euzkadi, una escena de lugares donde uno llegaba y estaba lleno.”

“ACÁ EN TUCUMÁN HAY MUCHOS MÁS LOCALES, RADIOS QUE APOYAN, BARES QUE ABREN LAS PUERTAS, PERO HAY MUCHO DESINTERÉS DE LA GENTE. LAS BANDAS TENDRÁN QUE HACER SU AUTOCRÍTICA TAMBIÉN.” Es con Fun People con quienes los 448 desembarcan por primera vez en Buenos Aires, y nada menos que en el mítico Cemento: “Después tocamos con Babasonicos, y empezamos a hacer cosas con bandas que en ese momento no eran famosas ni masivas sino que venían desde el under con buen pie, que venían creciendo. Te encontrabas con colegas que tenían la misma historia que vos, teníamos todos el mismo entusiasmo.” No está mal recordar los veinte años del comienzo de La 4, pero su presente está hoy en R.F.A., como se llama ahora el proyecto de Rolo & Sus Facking Adictos, que iniciara un tiempo después de la ruptura de 448, y que editó su segundo disco en 2012. Cuando apareció,

Rolo aseguraba que ese sería el disco que posicionaría a la banda (ver Rock Salta 13). ¿Eso pasó? “Artísticamente sí. Es el mejor disco que hice en mi vida, fueron dos años de laburo. Cada canción, cada métrica fue pensada de manera obsesiva, las letras fueron trabajadas de esa manera, la grabación también fue así. Mi placer es escuchar el disco, me encanta, lo disfruto, y listo. Eso ya está hecho. Por todo eso me siento feliz. Después, si va a llegar o no, bueno, hoy es la banda en directo, nos está yendo bien, estamos tratando de seguir y de crecer, como toda banda que grabó un disco. Creo más en el posicionamiento artístico, la histeria veinteañera no la voy a tener, ya soy un loco grande. Tu legado es artístico, lo que voy a dejar es mi música a través de los discos. Si sos serio y querés lo que estás haciendo, lo tenés que documentar, el disco es un portfolio que tenés. Siempre que arme una banda y tenga canciones terminadas, voy a sacar guita de donde no tenga para grabarlo y después sacarlo.” Desde ese primer show en Cemento, Buenos Aires siempre estuvo en la mira de 448, y ahora de R.F.A., llegando incluso a tocar más en la Ciudad de la Furia que en el NOA. Al respecto, Rolo dice: “Conmigo es una ciudad muy receptiva, llegamos a hacer veinte shows por año allá, y muy poco en el Norte. Allá está todo armado, hay una escena armada, la gente me conoce, los productores me conocen, creen también, si no, no nos hubieran hablado para tocar en un estadio como el Malvinas con NOFX o con Gatillazo, ni nos estarían invitando a todos lados. Está mucho más jodido que hace veinte años atrás, sobre todo después de lo que pasó con Cromañón. Para mí, después de eso, el rock entró en un letargo del que no tiene recuperación. Imaginate si tenés 18, 19 años, tenés una banda, y de entrada ya tenés que pagar para tocar. Son parte de un semillero, de lo que va a venir, y ya tienen que meter la mano en el bolsillo. Si ya, de por sí, no tiene guita, apenas pudo comprar su instrumento (quizás hasta se lo compraron los padres) y en vez de cobrar tiene que pagar para tocar ¿Cuánto tiempo puede durar el loco? Un año, dos, tres. Después el padre, o la mujer, o la novia, le dice ‘no traes nada, andá a buscar un laburo’. Los que tienen los locales habilitados son muy pocos y hacen lo que quieren con esto, entonces generó que se cierren muchas oportunidades para las bandas under. A las bandas grandes no les afectó nada, el que llevaba seis mil personas no estaba en el under, no necesitaba de esos locales chicos, pero a los que venían por atrás los cagó. Para tener éxito con tu banda tenés que llevar gente, para que el sello te de bola tenés que estar años trabajando. Si no hay lugares va a ser complicado.

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- ¿Y acá? - Acá en Tucumán hay muchos más locales que antes, hay radios que apoyan, hay bares que abren las puertas para que toquen las bandas, pero hay mucho desinterés de la gente. Las bandas se tendrán que preguntar por qué no generan interés, tendrán que hacer su autocrítica también. Una banda como 448 tocaba en Caja Popular, un estadio para mucha gente, y hoy si llevás 300 personas está buenísimo. Tiene que ver con las épocas, me parece. Hoy hay mucha oferta de todo a la noche, antes quizás no había tanto, la gente quizás pierda interés por esto y está en otra cosa. Estamos en un momento como de transición, el rock es una música que tiene sesenta años, perdió la sorpresa, seamos sinceros, no hay nada más para inventar en el rock. Hace ya casi veinte años que tiene un gran conflicto de creatividad, ya es una música clásica, pero uno tiene que estar por encima de todo, si no te volvés loco. Entrevistar a Rolo no es para nada difícil, las respuestas van saliendo sin necesidad de que las preguntas sean emitidas. Si hay algo que quizás le llegó con los años y la experiencia es que está más reflexivo y puede ver en perspectiva su carrera, pero sin por eso resignar la pasión en lo que hace, dice y siente: “Tuve muy buenos momentos, y eso no me lo saca nadie. Sigo haciendo lo que me gusta, esto es lo que más me gusta hacer en el mundo. El tiempo del show, en el que estoy en el escenario, es el momento donde estoy más feliz, me transporto, y logro un grado de plenitud única. Entonces, uno se vuelve adicto a eso. Me pasó de tocar en Cemento, en el Malvinas, como en cada antro. Y siempre fui feliz, con mucha gente, o con muy poca también, pero si estás pensando en eso, entonces… Ya hace mucho se me pasó eso. Todos los colegas que pensaron eso ya no están tocando, muchos dejaron. Yo disfruto de los que están y doy el alma por la gente que hay, sea la que esté. Cierto es que una banda toca para tener éxito, es una hipocresía no reconocerlo, pero hace muchos años, en mi caso, que creo que soy un tipo que ya está hecho. Montar un recital, correr con los riesgos de la infraestructura, el local, el alquiler, si traés bandas de afuera tenés que cubrir el hotel. Si ponés toda tu expectativa en eso y después no te va bien, no querés hacerlo más. Los gustos de la gente son ciclotímicos, va y viene todo, y en ese camino vamos descubriendo y viviendo, de eso se trata. Si vos estás buscando el hit para tratar de salvarte te volvés loco. Entonces seguís haciendo lo que te gusta, y creo que voy a seguir rockeando hasta que me muera. Para mí la guita es lo de menos, yo estoy por la institución, yo estoy por el rock, mi legado es ese, lo demás que me chupe

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un huevo, gano guita por otro lado y soy feliz, no me falta nada. Si yo tengo una cuestión en la que me siento institucionalmente identificado, de decir, ¿qué sos vos? Yo soy rockero, soy Rolo el rockero. Desde los ocho años, que vi mi primera banda de rock con un tipo rompiendo una guitarra y las chispas saltando por el aire y sintiendo la distorsion de esa Gibson Les Paul, me di cuenta que era lo que más me emocionaba y por lo visto no es un capricho de niño, me sigue emocionando igual. El rock es mi vida, es lo que me emociona, más que nada en el mundo. La música es la energía que me permite, a mis cuarenta y tantos años sentirme aún joven, como sigo sintiendo en mi corazón que la eterna juventud es el rock and roll y con eso voy llevándola.”

“EL NOA ES UN MERCADO INTERESANTE. CINCO PROVINCIAS QUE SIEMPRE FUERON ROCKERAS. SE PUEDEN GENERAR COSAS INTERESANTES. EL MERCADO DE BUENOS AIRES ESTÁ SATURADO.” - Te vas mintiendo a vos mismo. - No sé. Hay gente que le va mejor económicamente pero no son tan felices como yo. Uno no se miente a uno mismo, ya me hice esa pregunta más de una vez, si uno es un delirante, un desequilibrado. Uno se ve distinto cuando sale a la calle y no es igual a otro o no le gusta la misma música que a la gente que te rodea. Yo te puedo decir, veinte años después, que estoy feliz por lo que hago, me encanta hacer música, tener una banda, subirme a un escenario, nada en el mundo me gusta más que eso. Te vas adaptando a los tiempos y tratás de ser lo más profesional posible y dejar tu legado artístico, puede ser bueno o malo, pero es uno dejando lo mejor de uno mismo. Nada es más emotivo que hacer música, es un gran refugio espiritual, porque me permite mantenerme inocente, crédulo, me gusta creer, más allá de que después acertás, te equivocás y vas creciendo en la vida. Es eso, errar o acertar, cuando errás tratás de

achicar el margen para no equivocarte más, y los aciertos disfrútalos porque tampoco duran tanto. Uno va sobrellevando eso con mucha pasión, es lo que me sostiene. Todos los días de mi vida pienso en mi banda, en la música, disfruto muchísimo, es lo mejor para mantenerme sano. Fui promotor de boxeo, llegué a tener mucho poder, de una manera u otra mucha gente dependía de mí, viajé por el mundo acumulando experiencia, muy buenos hoteles, pero nunca, nunca, nunca, es igual que hacer música. Aun ganando mucha más guita que haciendo esto. Y un día mandé a la mierda todo, prefiero volver al llano, al mundo del arte, y disfrutar, que es el lugar del mundo donde me siento cómodo y contenido. Te juro que en los años que llevo muy pocas veces recuerdo haber ganado guita con la música, gané mucha más guita haciendo otras cosas, pero nada más lindo que eso. - ¿Como sigue el proyecto a futuro? - Me está costando mucho irme dos semanas. Tengo una pareja, mi familia, mi perro, mis amigos. Me cuesta cada vez más alejarme y quedarme mucho tiempo ausente, así que decidimos darle mucho más bola al Norte, y me genera expectativa, porque es un mercado virgen. Si uno hace las cosas bien y apunta a trabajar, hacer buenos shows, con buen sonido, una buena estructura detrás, es un mercado interesante. Son cinco provincias que siempre fueron rockeras, se pueden generar cosas interesantes. El mercado de Buenos Aires está saturado, cincuenta bandas tocando en un radio de tres cuadras, despedazándose entre ellas, shows martes, miércoles. Acá no hay tanto, y se puede, haciendo bien las cosas se puede generar una movida interesante, como para seguir sosteniendo, porque mi lugar en el mundo es este, soy del Norte, no soy porteño, éste es mi lugar. Donde nos llamen vamos, pero siempre es bueno que en tu casa te reconozcan. - ¿Eso se da o no? - Si, sería un ingrato si dijera que no, por ahí las pagas no son las mejores, con tantos años, cinco discos. La gente en la calle sí te lo reconoce, siempre está bueno que alguien te diga que vos significaste algo en alguna etapa de su vida con una canción, eso es buenísimo, no busco más que eso. Hay gente como yo que es feliz con ese tipo de cosas. Me preguntás qué es lo que busco, y yo busco llegar al corazón de alguien, si lo logro, buenísimo, para mí es la plenitud, a esta altura más que nunca. Uno puede tener una expectativa que no se te fue cubriendo, no de la manera que vos lo pensabas, pero con el tiempo te das cuenta que uno también recibió cosas buenísimas, y te quedás con lo mejor, que es eso, la cuestión emotiva, de saber que a alguien le llegaste al corazón, lo demás es chamuyo.


FUERZA NATURAL CON POESÍA, SOFISTICACIÓN Y SENCILLEZ, LA BANDA ROSARINA DEGRADE TRANSITA UN PRESENTE DE PLENITUD Y MIRA AL FUTURO CON LA TANGIBLE COMPLICIDAD DE LA CANCIÓN. Por Lucas Canalda // Fotos: Maximiliano Conforti

Sobre la incandescencia de Avenida Pellegrini y con cervezas que pretenden pasar por rojas pero apenas atinan a naranja se encuentran Nahuel Marquet y Emiliano Cattaneo, compositores, cerebros y espíritus fundacionales de un grupo que sobrepasa las dos décadas de vida. Cattaneo (voz, teclados, sintetizadores) está cansado pero muy contento y tiene un porqué imbatible: 72 horas antes, Degrade llenaba Mano a Mano, ejemplificando de manera contundente el gran presente de la banda, que se demuestra a través de impecabilidad musical, cientos de voces coreando las canciones y expectativas cumplidas arriba y abajo del escenario. La ocasión, además, confirma de manera inobjetable el status de referente que estos músicos tienen desde hace

un tiempo considerable. Abriendo la noche estuvo Mi Nave, una de las revelaciones más celebradas de la movida rosarina de los últimos años, que cuenta entre sus integrantes a jóvenes que en su adolescencia se fueron nutriendo de discos y recitales de Degrade. Para explicar cómo se convierte la banda en referente, tal vez, no debería recurrirse a detallar las décadas transitadas, ni a los clásicos que la gente canta con emoción en recitales o en sus casas. Explicarlo es un ejercicio que sitúa a la memoria en la escena de los años noventa y en la búsqueda de horizontes estéticos alternativos a las sobredosis de testosterona y cuadratura musical que se sucedían por entonces. La contagiosa y bailable “Valentín” o la intensidad poética de “Espina” funcionaban

como un llamado de pertenencia para quien estuviera atento a oír un llamado empático. “Cuando nosotros irrumpimos era una escena muy blusera y nosotros veníamos de una canción más pop, más tirando a García, a Páez -recuerda Marquet, cantante, acordeonista y guitarrista- En nuestro primer disco, Ratitas (1998), era cuestión de agarrar todas las canciones que había y exponerlas sin pensar ni el estilo ni el palo. Era una banda que no tenía un lugar, era tocar en los festivales. Recuerdo estar tocando en un lugar llamado Cambalache y que había uno que nos gritaba ‘putos, putos’.” Cattaneo explica y especifica un poco la historia: “Nosotros nos dimos cuenta que Agua (2001) fue importante hace re poco. Nunca nos dimos cuenta de

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eso en ningún momento. En Rosario a fines de los noventa lo copado no tenía nada que ver con la sensibilidad. La escena anterior a esa época noventera, la de Punto G, la de Certamente Roma tenía algo en la veta pop, pero después eso quedó devastado. Se separa Mortadela Rancia y no queda nada.” - ¿Cómo se siente ser referentes de bandas jóvenes? - M: Me parece un honor. Es el otro el que te pone en ese lugar, siempre te define el otro. Vos podés creer un montón de cosas de vos mismo pero viene un pibe y te dice “Para mi eran la sensibilidad que faltaba en la escena”, y es un honor total. Es un honor que vengan chicos y nos digan “yo crecí escuchando Agua”. Lo que siento es que lo que se hace con amor y convicción de algún modo termina siendo referente de algo o de alguien porque es honestidad, es una honestidad que se ve. En 2012 la banda edita Degrade, su sexto disco, y lo presenta ante un colmado Teatro Príncipe de Asturias (Centro Cultural Parque España), donde varias generaciones se borronean en un mismo goce cancionístico. El álbum (disponible en degrade.bandcamp.com) es una alquimia única que conjuga sutiles vetas litoraleñas, poesía delicada y cortante sobre el mismo filo, se embebe en el rock argentino de finales de los setenta y se presenta en forma de ahora. Impulsado por el soplido de la fuerza lírica el grupo alcanza una página en blanco que se dispone a caminar con libertad y ligereza desde entonces. “Yo estoy un poco de acuerdo con vos, es un poco místico, la mística

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del presente y es otra de las cosas de hacerse más grande, de decir ‘pará un poco’. Tanto Emiliano como yo fuimos padres, es la mística de decirnos ‘vamos, a darle brillo a este momento porque se va y hay que disfrutarlo’ -expresa Marquet-. La mística de la canción como un lugar para construir y pensar el futuro. Yo todavía escucho Degrade

Su último disco conjuga sutiles vetas litoraleñas, poesía delicada y cortante. Se embebe en el rock argentino de los setenta y se presenta en forma de ahora. y me emociona porque creo que estábamos imaginando nuestra vida por venir. La canción como ese lugar en el que uno idea su vida. Como dice ‘Flores amarillas’: así derecho hasta ser feliz, no paremos para dormir. Siempre mirando para adelante pero celebrando el presente. Creo que el disco es una celebración de la madurez.” La soltura, que es el presente del grupo, llega con el quiebre que marca La Hora Azul (2007), una joya que devuelve a un Degrade fortalecido desde la naturalidad y que, tomando consciencia de su relevancia en el circuito

local, retoma el romance con sus fans de siempre cautivando asimismo a una nueva generación de melómanos. Según Marquet, el cambio había comenzado tiempo antes: “Tomo como una inflexión a un acústico que grabamos un año antes de La Hora Azul, durante una serie de recitales que hicimos en el Berlín bar. Veníamos de un bajón porque se va nuestro primer guitarrista, Gerardo Agnese, a vivir a Europa, el país pasa por todo el revuelo del 2001 y nosotros en 2003 teníamos para hacer un disco que no pudimos hacer, hicimos un disco medio fallido que termina siendo el EP Árida (2005). Fue un momento raro. Hubo algunos cambios de integrantes hasta que se conforma de nuevo la banda en 2005, entonces hacemos una serie de recitales que nos dan una idea de que la canción es Degrade. La canción, no eso de querer sonar potentes. Cada banda pasa por etapas, nosotros desde Agua hasta el 2006 quisimos ser una banda que no éramos, quisimos ser más rockeros, más duros, estábamos escuchando At The Drive In, bandas que estaban buenas para escucharlas pero no eran para querer aplicarlas a tus canciones, uno tiene otra impronta. Ese verano, con esa serie de recitales acústicos en enero, nos fue re bien, y vimos que la canción sola podía estar bien al frente. Vimos que el hilo conductor de la banda eran las canciones y lo que funciona de verdad eran las canciones y que no había que buscar más allá de eso. Cuando al año siguiente switcheamos ese pensamiento ya teníamos un disco para grabar. Con dos semanas dentro de la sala de ensayo, temas medio en verde, entramos


y los terminamos. Teníamos un disco despojado y sincero. De un momento a otro, Degrade había virado a un pop que tenía más que ver con la historia de la banda. Creo que en La Hora Azul y un poquito antes de ese disco que yo te digo fue empezar a madurar. Fue un gran alivio esa maduración.” En la actualidad, Degrade se completa con Pablo Giulietti y Guido Benvenutti en guitarras, Álvaro Manzanero en batería y Lisandro Sague en bajo, pero son Naki y Pato, amigos desde la infancia, la constante que lleva adelante el proyecto. Al preguntar sobre cómo conducir una dupla creativa que probó ser resistente a embates varios (crisis musicales y grupales, debacles económicas de nuestro país, cambios de paradigmas de la industria discográfica) y que se acerca a paso tímido a los 25 años, los cabecillas de Degrade se ríen, toman aire y comienzan a disparar sus respuestas certeras. - Cattaneo: Creo que hay algo que tiene que ver con sentir que este lugar es el lugar de uno. Hay una sensación de pertenencia. La parte creativa y la parte que termina siendo la concreción de la música es algo que ni se discute en Degrade. Solamente hay un momento de tensión en cuanto a lo creativo en las etapas de producción total, cuando uno está a punto de entregar el laburo, tal vez ahí aparecen tensiones. - Marquet: Si bien nosotros dos formamos la banda y la llevamos adelante, siempre nos apoyamos en todos los integrantes que conforman al grupo. - Cattaneo: Varía la intención del grupo. Nosotros somos un colectivo

creativo y fue siempre así. Ya en el punto de las canciones pasa que escuchamos la misma música desde chicos con Nahuel. Las bases del dogma están en nosotros de manera muy parecida, más allá que después nos convertimos en personas re diferentes, en gustos, en instrumentación, nada que ver la forma de escribir al mismo tiempo, sin embargo, siempre se mantuvo la misma capacidad de coacción.

“La motivación de un proyecto en marcha es lo que sostiene a Degrade hasta hoy.”

- Marquet: Está buena la interpretación de Andrés Yeah, el diseñador de la cubierta del último disco, dos animales de medios diferentes, uno acuático y uno aéreo pero que están unidos, es un pez que nunca termina sino que empieza a ser pájaro. Dos medios muy diferentes pero que tienen un punto de unión que es vital, ese punto de intersección es el éxito. Si lo ves de cerca puede ser gigante. - Cattaneo: Aparte creo que se sostiene por veinte años haciendo los shows que hacemos. Hay un momento de encuentro.

- Marquet: Tiene que haber fuerza para estar veinte años en una banda, para soportar las zozobras del barco. Nosotros las hemos bancado y cuando hemos tenido que distanciarnos un tiempo lo hicimos y hemos vuelto con más fuerza. En 2009 yo me fui a Europa por laburo unos tres meses y hubo un parate en la banda pero después volví, nos tomamos unos vinos y dijimos “esto necesita un disco más”. Degrade, nuestro último disco, fue un disco necesario. Yo creo que el arte necesario está bueno porque es honesto. Nos sentamos y dijimos “da para un disco más, vamos a hacerlo, es necesario, y le vamos a poner Degrade” porque era una prueba de que somos nosotros. - Me viene a la mente una época con “Valentín” sonando en la radio y con recis de mayor convocatoria, las primeras canciones de Agua comenzando a asomar y de repente se viene abajo todo. - Cattaneo: Uno necesitaba agarrarse a los proyectos porque el país no tenía proyectos, el país se derrumbaba. Todo el mundo se iba. Había que tener proyectos, era una forma de pasar el momento, era un momento horrible, una efervescencia fea para nuestra generación. - Nahuel: Yo recuerdo lo que dice Emiliano. Esa cosa de aferrarse a algo. Recuerdo un fervor entre la crisis y el dolor, de una melancolía positiva con fuerza hacia adelante. Un dolor que se hacía obra. - Cattaneo: Un proyecto, si sos artista tené un proyecto en marcha. La motivación de proyecto en marcha es lo que sostiene a Degrade hasta hoy.

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Por Fernanda Salas // Fotos: Martín Azcárate y Violeta Gil

NINGUNA MINITA QUÉ LUGAR OCUPA LA MUJER EN EL ROCK DE UNA PROVINCIA MACHISTA Y MISÓGINA COMO SALTA. ¿ROCK FEMENINO? ¿ROCK HECHO POR MUJERES? ¿O SÓLO ROCK? Ajustemulabanda, el lado pop

S

alta es una provincia acostumbrada al silencio. Los salteños hablamos despacio, pausadamente. A veces parece que gritamos, en las marchas, ante las injusticias. Parece, porque, por lo general, no dura mucho. En esta aldea se susurra todo: los chismes, las historias. Nuestro cantito se acerca más a los rezos, aunque ésos sean los que más suenen. Pero todavía hay resistencia. El rock es ese lugar, suena a veces de noche, a veces parece escondido entre el poncho. Pero está, resiste. Y es así como la historia de las mujeres del rock en Salta aparece entrecortada y silenciosa. Hubo que recurrir a la

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memoria colectiva para tratar de armar un poco esta historia, que en realidad son muchas, y están entrelazadas. Y esos recuerdos están un poco nublados o no tenidos en cuenta. Hay quienes hasta se atreven a decir ¿hay mujeres que hacen rock? Y con esa pregunta cuestionan más que la existencia de tal historia. En este momento la banda de rock que suena son las fabulosas Wi Fi’s, íntegramente formada por mujeres en Salta: Celeste Martín (guitarra y voz), Ana Poggioli (batería), Natalia Mesples (guitarra y voz), Sandra Ledezma (teclados) y Neiza Guaymas (bajo). Se trata de la fusión de los integrantes de Santa Gertrudis y sus Dinamitas y Casandra. Logran una mezcla de sonidos en los que se marca una tendencia

rockera fusionada con ritmos latinos. Allí se nota el toque de cada una de las integrantes: el órgano de Sandra las particulariza, como así también la conjunción de la voz rasposa de Celeste con la melodiosa de Natalia. Todas las integrantes componen. Si bien es una banda nueva, ya cuentan con un gran logro, que fue ganar la edición 2012 de la Batalla de las Bandas, organizada por la radio Fábrica de Música (ex FM Natura), en la que participaron más de veinte grupos locales. Esto les permitió grabar un demo. Lo que significa, para muchas bandas como las Wi Fí’s, independientes y de autogestión, tener la posibilidad de difundirse. Anita cuenta un poco del proceso de grabación del demo: “Teníamos que


Las WiFi’s

grabar rápido, o sea, en un día, dos días teníamos que grabar todo, así que tratamos de llegar lo más afiladas posible, porque no había tiempo en el estudio para arreglar nada. Grabamos siete temas, uno no entró y quedó así.” El proceso tuvo dos partes: una en la que grabaron con la Fábrica de Música, y la mezcla y edición que realizaron con Víctor Conti (ver página 7), todo en muy poco tiempo porque querían cumplir con el objetivo de tener un material que circulara y presentarlo en la fiesta de cumpleaños. Para hacer el viaje en retrospectiva primero hay que pasar por el sábado 2 de noviembre del 2013. Ese día la aldea se vistió de rosa, pero no fue un rosa minita, barbie, fue más bien un fucsia poderoso, lleno de rock. Las Wi Fi’s cumplían dos años y presentaban su demo. El evento fue en Status Bar, espacio que acoge a muchas bandas locales y que tuvo en su escenario a grupos nacionales como Banda de Turistas y El mató un policía motorizado. Todo fue una fiesta, las festejadas saludaban, se sacaban fotos con el público. Todo estaba adornado con guirnaldas, globos y hasta tortas. En un rincón había fotos de la banda, pertenecientes a Gabriela Jora. Se las podía ver a las chicas teloneando a Eruca Sativa en ese mismo lugar. También estaba colgado el dibujo que ilustra el demo, a cargo de la artista plástica salteña Charlie Brown, y otro de la dibujante salteña Eleonora Kortsarz. Algo muy común en los círculos de artistas, desde hace algunos años, es que en los eventos esté mezclado todo. Así circula el arte y es, además, una manera de espantar al fantasma de “no pasa nada en Salta”.

otros proyectos, con lo que podemos destacar su permanencia en el tiempo y un trabajo constante.

Ramificadas

Flashback

Las Wi Fi’s son el grupo de rock más importante hasta ahora, no sólo porque está conformado íntegramente por mujeres, sino también porque nuclea a chicas que participaron y participan en

¿Ahí se termina todo? Recién comenzamos. Aparece el nombre de Liliana Vargas, cantante de Aspid. Su hermano, el Flaco Vargas, es un conocido guitarrista y también integró esa banda

“Somos chicas, pero en un punto, a veces no nos damos cuenta. Nos sentimos músicas y le damos para adelante.” Y es así como sabemos que Celeste Martín formó NN y Casandra. Neiza (23) hace casi diez años que da vueltas en bandas punks como Desconectado, Sinapsis, Jhonny Alpargatas (con el baterista de flema Diego Piazza y Ponja, cantante de Tukera) Casandra mientras repartía su tiempo con la Sinfónica juvenil. Naty formó parte de Santa Gertrudis y Ana de Tewuk Lapak, Copeta Llama y Caschi Lanudo. Si pensamos en los estilos de Santa Gertrudis y Casandra podemos entender la síntesis que se encuentra en las Wi Fi’s. Las primeras presentan una diversidad musical con una línea simple pero efectiva. Las Casandra se caracterizan por una simpleza rítmica y melódica tratando de mantener un sonido crudo y duro del punk en pos de un mensaje claro. Conciso pero lleno de fuerza.

a fines de los setenta y principios de los ochenta. Liliana, entonces, es la primera mujer que se destacó aquí en el palo del rock salteño. En 1987, durante el gobierno de Hernán Cornejo, con Eduado Ashur como secretario de Cultura de la provincia, se realizó un concurso de rock. Participaron cerca de veinte grupos, entre ellos, Ibiza, formado por cinco chicas que hacían pop. En los noventa, mientras vos ibas a los cumpleaños de quince de tus amigas, Lourdes Aramburu tocaba en la banda Thanatos. Un poco más acá, Caro Wierna sonaba en Mambrú y Paula Zenzano en Santuario. Y no hay que dejar de lado a Lorena Nieva, de Epitafio Grosero, ni a Naty Barboza de Noxius. Hasta hace poco, una banda de barrio daba vueltas por diferentes bares y fiestas unders, eran los Morcy Jones, que contaban con la vocalista Valentina Ovejero y la saxofonista Tati Bursdrago. La lista crece y se multiplica en los géneros. En el palo del reggae, los nombres Verónica Eusebio y Cecilia Espinoza, del Barco del Abuelo, y Mercedes Herrera en Camarón Bombay. Llegando al jazz, vuelve a aparecer Liliana Vargas, además de Cecilia Sutti y Ana Miles.

El lado pop El universo de las chicas no se termina en el rock. La contracara de las Wi Fi’s hoy son las Ajustemulabanda, grupo que está conformado por Sol Augeri (percusión, coros, locución y juguetes sonoros), Rita Di Vece (guitarra y coros), Carolina Vázquez (voz, guitarra y composición) y Ramón Vivas (bajo, producción general y arreglos). Se formaron hace cinco años y coronaron su 2013 participando del ciclo Cultura da la Nota teloneando a Man Ray. Poseen un disco llamado Más allá menos acá. Las Ajuste están llenas de colores distintos, incluso resulta muy difícil definir qué clase de música hacen.

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Paula Zenzano, de Santuario

A ellas mismas les cuesta. Dicen que “es un grupo de música, teatro, danza, loco”. “Canciones con mucho humor de despecho femenino, de situaciones femeninas y de mucho juego”, describen. “De juego y sketchs humorísticos sobre situaciones cotidianas que les pasan a las mujeres, o no. Desgracias domesticas, desgracias amorosas sobre todo que lo llevamos bien al ridículo, inventamos personajes. Más que nada es algo lúdico y bolúdico. Para sacar la cuestión que uno tiene adentro bien afuera, tirársela al público, que el público se divierta y ya. Y que el publico nos tenga un poquito de miedo también”, completan. Una amplia definición para una propuesta fresca y divertida, que no sólo está dirigida a mujeres: “¿A la mujer qué le pasa? Se siente identificada, y el hombre se da cuenta de un montón de cosas y se ríe porque no le queda otra”, cuentan las Ajuste. En efecto, se trata de pop con un cuidado mayor en las voces y los arreglos vocales, una sátira desde el momento de la composición hasta la puesta en escena. Tienen un disco editado y se acercan al segundo.

Chicas solitarias También están las chicas que no necesitan banda, que agarran sus guitarras y se mandan solas. En este grupo encontramos a Milimalista (Mili Carón) quien va a estar en un EP producido por Opalo Records. Mili se anima al juego, a cantar en francés y a experimentar, recuerda a Juana Molina y a Rosario Bléfari. Otra que anda en eso es Isis Es, una joven artista multifuncional que hace nueve años se mueve en el rock y así se presenta: “Estoy en Nórdicos Andinos, una banda de acá. Es nueva, hacemos

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rock fusión, además de tocar como solista con el nombre. Estuve con varias bandas del underground salteño, como Intip Shaplan, que fue mi primera banda oficial. Ganamos la segunda edición de La Batalla de Salta Rock. Y otras, como los Vegans, Los planton, Alta Conciencia, Ci, y otros proyectos experimentando integrar arte en sí, no sólo música. En Chile viví varios años, y ahí creamos un grupo con un amigo artista, Combo Blazar. Sólo somos dos con computadoras y amigos que invitamos. Cada vez que voy componemos y tocamos. Amo la música como arte sin discriminar. Improviso música y letra fusionando movimientos y sonidos.”

Nombrar, pronunciar y liberar el grito del rock es lo que nos compete. Esa tarea de visibilización en una provincia como la nuestra es una cuestión política.

A pesar de ser una chica joven, Isis es una de las mujeres más destacadas por sus pares del rock local. Su presencia en el escenario marca la diferencia. Si bien este fue un veloz repaso de una cantidad de nombres en la escena de la música. No se trató de separar,

discriminar, diferenciar a las mujeres de los hombres sino más bien de visibilizar el trabajo constante de muchas mujeres. Sabemos que el rock en particular y la música en general nos permiten vivir momentos especiales, emociones que nos permiten salirnos de nosotros, pero no podemos quedarnos sólo con el espectáculo o con la estética pura. O preguntarnos sólo por lo que es mainstream o no, menos en Salta. Nombrar, pronunciar y liberar el grito del rock es lo que nos compete. Esa tarea de visibilización en una provincia como la nuestra es una cuestión política. No hace falta que recorramos el historial de mujeres desaparecidas, el número creciente de casos de violencia, los femicidios, o el fallo a favor de de la Corte Suprema de Justicia por el caso de la mujer que quiere ser colectivera (como ejemplo curioso), para saber qué papel está jugando la mujer hoy. Nombrarlas es darle lugar. Por otro lado, implica también la posibilidad que estas mujeres difundan sus producciones. Está claro que no inquietan los interrogantes rock femenino o hecho por mujeres. Y pensando en las Wi Fi’s y las Ajuste, se puede decir que no hay diferencia con las demás bandas (masculinas, mixtas): se enfrentan a las mismas cosas. Desde la conformación hasta los armados de las fechas. A todas les cuesta empezar, desarrollarse y continuar. “Somos chicas, pero en un punto, a veces no nos damos cuenta. Nos sentimos músicas y le damos para adelante”, dice Celeste Martin, y es cierto. Estas mujeres se están riendo de tanta salteñidad machista, mientras las Wi Fi’s se revientan como pochoclo, las Ajuste no se quieren casar. Las mujeres ocupan el mismo lugar que los hombres. Ni rock femenino, ni rock hecho por mujeres: ¡Solo rock!



Por Alejandro Wierna // Fotos: Eugenia Díaz y Rodolfo Gutierrez

TRACCIÓN A SANGRE DESDE SU HOGAR EN LAS SIERRAS, RALY BARRIONUEVO HABLA DE SU FUTURO ARTÍSTICO, LAS RAÍCES QUE LO FORMARON, EL COMPROMISO Y LAS CARACTERÍSTICAS DE LAS CANCIONES TRASCENDENTES.




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n largo camino sin pavimento zigzaguea mientras va cortando pequeños pedazos de tierra. En otra época del año probablemente el paisaje sea verde, pero ahora, la lluvia y el otoño tiñeron todo de marrón. Hay mucho barro y ninguna clase de señal que indique hacia dónde conduce esa vía. El trayecto estrecha las localidades de Mendiolaza y Unquillo, en la provincia de Córdoba, y si continúa, con desniveles pronunciados y torpemente, se puede llegar hasta Cosquín. Allí vive el Raly. En una zona muy calma y con una tranquera similar a las que ilustran la “ruta”. Podría ser aquí, o a cincuenta metros, o tal vez a un par de kilómetros. Nada cambiaría su forma de vivir, la sencillez con la cual se sienta a mirar su amplio patio y a tomarse unos mates. “Mis vacaciones son estar en mi casa, y de acá no me mueve nadie”, dice de manera tajante, mientras da inicio a la leve pendiente de confianza que comenzará a ascender hasta llegar al nivel más amistoso, cuando hará chistes, reversionará canciones y compartirá teorías sin basamento científico que se le ocurren en una de esas tantas tardes que disfruta de su hogar. La temporada festivalera pasó y llega el momento de tomar decisiones, de optar por componer, grabar un disco, o tomarse el tiempo para aplacar las ansias de algún hobby, como viajar, por ejemplo. Pero nada de eso ocurre con él, admite no disfrutar los viajes y haber encontrado su lugar en el mundo en Unquillo, tocando su guitarra criolla y compartiendo con amigos. Manejando los tiempos que le permita la agenda y soltándose a la curiosidad instrumental. “Yo para lo único que viajo es para tocar, no soy un viajero ni disfruto estar mucho tiempo fuera. Adoro y amo los caminos, que me parece que pueden ayudarte a crecer y a comprender muchas cosas, pero no tanto el viaje. No conozco Europa ni me interesa, creo que el camino está ligado al movimiento de cada uno, y no tiene que ver puntualmente con una cantidad de kilómetros.” - ¿Los padecés? Quitando la gratificación de la gente que va al show. - Sí. Si estoy en el marco de una gira y tocando, sí estoy feliz. Pasa que sé que ese es el objetivo que me lleva ahí. Además puedo conocer gente y pegar una ojeada a algunos lugares. Me apasiona charlar y ver las cosas que están buenas, las luchas, los dolores y las particularidades, pero eso no obedece a la topografía del lugar, es algo que va mucho más allá. Si conozco varios países latinoamericanos es porque me invitan a tocar. Soy feliz cuando estoy con mi grupo y me puedo subir a un escenario. Saliendo con eso, vamos a la China cuando quieras. Pero después me vuel-

vo. No disfruto las playas, por ejemplo. Dos días sí. Si me tengo que quedar cinco me corto los huevos (risas). No quiero estar paseando y sacando fotos, porque todo eso me distrae, y si no estoy tocando o haciendo lo que me gusta termino fastidiado. - Pero a Rodar lo compusiste con un cuatro, instrumento al cual llegaste por un viaje. - Es verdad. Tengo una curiosidad por los instrumentos, supongo que les pasará a todos los músicos, pero me interesa mucho el mundo culturalmente hablando. Lo que pasó con Rodar fue que me paré de otra forma ante las canciones, se generó un concepto de cosas acumuladas, y las composiciones salieron desde el cuatro. Yo había viajado a Caracas a tocar, y tenía la intención de comprarme uno, ya que estaba ahí, como un suvenir, y un venezolano me acompañó a buscar un lugar, pero estaba cerrado. La cuestión es que se movió por su cuenta y me trajo uno de regalo al hotel. Lo interesante fue que dentro

“No hace falta ser un erudito para darse cuenta que soy un cantante de folclore. Si puedo compartir de manera natural con algunos músicos de rock es porque me gané un lugar aquí.”

del estuche trajera un método que enseñaba las cosas básicas, y ya desde el avión me puse a boludear, y el mismo desconocimiento hizo que comenzara a improvisar en melodías nuevas para mí. Fue hermoso y terminé haciendo un disco entero con eso. Ahora le tengo más respeto a esa curiosidad, y lo llevo para todos lados.

Sobre preconceptos y definiciones La figura de Raly Barrionuevo genera un juego inevitable, que es el de tomar una posición con respecto a dónde se lo va a ubicar. El consumo musical, de la mano de la rotuladora, parece estar muy mal aprendido, y lleva a la observación de esperar que un movi-

miento alerte algo que permita complementar esa lectura incompleta. Pero él no tiene ese conflicto, no se detiene a preguntarse qué porcentaje le falta para completar tal o cual imagen y se autodefine sin titubear: “No hace falta ser un erudito en cuestiones folclóricas para darse cuenta que soy un cantante de folclore. Tengo un color personal en la voz, pero es eso lo que soy. Yo me hice fuerte desde esta música, es lo que hago, y si hoy puedo compartir cara a cara de manera natural con algunos músicos que tocan rock, es porque me gané un lugar aquí. Si yo hubiera inclinado mi carrera para ahí, si desde la adolescencia hubiera elegido tocar rock, ni en pedo hubiera llegado hasta acá.” Pero lo cierto es que el tire y afloje de los rótulos también vino de la vereda del folclore, donde de alguna u otra manera se hicieron corriente los términos “folclore joven”, o “nuevo folclore”, por su coqueteo con una apertura instrumental y rítmica que lo llevó a enriquecer sus canciones, y a darle fuertes contrastes que (afortunadamente) lo ponen en distancia de ciertas estructuras homogéneas y esperables. Ya desde El principio del final, su álbum debut publicado a mediados de los noventa, cuando tenía tan sólo 23 años, es posible encontrar que la impronta emana un aire fresco y renovador. Y esa búsqueda se termina de potenciar en Ey Paisano (2004), un disco fuerte, con una madurez suficiente como para influenciar a una nueva corriente de músicos que empezaba la década del 2000 liberándose de prejuicios y de estructuras condicionantes. Una oportunidad concreta para avanzar hacia ese sentido se dio en 2009, cuando grabó un disco de canciones clásicas del folclore que lo marcaron durante su infancia. Conectado a una fibra emotiva muy fuerte, decidió homenajear aquella herencia musical que lo formó. El álbum se llamó Radio AM, y fue ensamblado a dueto con la pianista Elvira Ceballos. “A Elvira la conocí gracias a un festival que organizó el Rotary La Cañada, aquí en Córdoba, era un show para un teatro donde iban a entregar becas para gente con capacidades especiales apostando a la inclusión. A mí me llamaron para tocar con un grupo de mujeres ciegas y ahí estaba ella. Me causaba mucha gracia porque lo llamaba ‘el festival de lo difícil’. Es una mujer muy fuerte que tiene además problemas en los huesos y te mira desde su silla de ruedas y te dice ‘¿cuál es tu problema?’, y te das cuenta que a veces te deprimís como un boludo por cualquier cosa. En ese momento comenzó nuestra relación, y fue creciendo mucho, ella colaboró en dos discos míos (Ey Paisano y Noticias de mi alma de 2007), y nos propusimos a grabar unas cancio-

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nes que nos gustaban. Fue muy natural esa comunión, ni siquiera ensayamos, nos juntábamos a tocar y a grabar. Fue algo hermoso.” - ¿Creés que cantar esas canciones te puso en otro lugar? Digo, ante tu misma carrera. - La verdad es que hay una forma de interpretación que yo nunca había sacado hasta ese momento. Una forma de cantar más ligada al canto criollo, si se quiere. Se ve que estaban guardadas ahí en el inconsciente, porque realmente no sabía que las podía cantar de esa manera. No me lo había propuesto nunca antes, y son canciones que escuché desde la más tierna infancia, las cantaba mi papá, mis tíos. Lo disfrutamos mucho, y siempre imaginé que tenía que ser un disco doble, pero no lo pudimos hacer por cuestiones de presupuesto. Ahora por suerte las cosas están diferentes, pasó el tiempo y estamos en condiciones de hacerlo. Vamos a grabar este año el Volumen 2, y así saldo una deuda que tengo, y de paso me doy el gusto de cantar las canciones que tanto me gustan. Elvira es no vidente y tiene una inmensa trayectoria a sus espaldas como maestra y generadora de cultura. Desde hace más de cincuenta años enseña música a otros ciegos, y traduce partituras al sistema de lectura braille. Ahora es el turno de Raly, quien se decidió a formalizar algunos aspectos y a estudiar de la mano de ella para tener ambos recursos: la calle y la escuela. Tal vez todo esto sea resultado de la fascinación que le dio ver los conocimientos de Yusa, la cantante cubana con la cual tejió una relación musical muy estrecha, compartiendo vivencias y varios destinos. Ella estuvo involucrada en la producción de su último disco y destelló sobradas muestras de lo que una formación continua puede lograr si se combina con la enseñanza de la vida, de los desvelos y los encuentros. Sin embargo, Raly entiende que la historia se evidencia en cada acción, y que hay algunas cosas que no se pueden obtener de otra manera: “Todo músico que haya mamado unas raíces va a poder terminar tocando un instrumento, porque en definitiva es una herramienta. El mensaje no está en el instrumento, está en la persona”, defiende con una seguridad convincente. “En la mano derecha de un músico, bueno, de los que rasguean, porque en los pianistas es la izquierda, está la raíz de uno. La otra puede tener la búsqueda y la improvisación, pero la verdad está en la mano derecha. Ahí está la sabiduría, la historia de uno, los abuelos, las fiestas a las cuales fuiste de chico. Sebastián (Salles, también oriundo de Frías), nuestro bajista, no podría tocar así si antes no hubiera tocado el bombo, o no hubiera rasgueado una chacarera. No se aprende fácil todo ese misterio

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que tienen los patios, las reuniones y ensuciarte las patas mientras compartís con amigos.” Cuando la confianza alcanza un buen grado de plenitud, Raly se muestra suelto, baja las defensas de la timidez y usa el lenguaje más coloquial que se le puede pedir. Hace algunos chistes, canta y deja entrever que hay una inocencia que jamás se perdió, que no es necesario tener soberbia ni ataques de ego o vanidad. Es un joven de 42 años que no está en ese berretín de tirar postas y querer pasar un legado de lo que la vida le enseñó. Pero internamente sí siente un punto de ebullición que lo inquieta, repasa con ojo crítico sus propias letras, y se volcó de lleno a la lectura. Comenzó a escribir cuentos, y se proclama en contra de destruir el lenguaje desde la pronunciación, por el solo fin de forzar una melodía cantable. “Es algo que no me puedo perdonar, hay muchas canciones donde no tuve ese cuidado. Pero

“Las canciones que trascienden se componen entre los veinte y los treinta años. Yo hice ‘Chacarera del exilio’ y ‘Zamba y Acuarela’. Ya cumplí.”

igual ya está, ya pasó, de hecho ahora con los años veo un poco mi carrera y lo que escucho y se me metió una idea en la cabeza. No diría que es una teoría, pero es algo que pienso y que hasta aquí tiene sentido, y es que las composiciones de los artistas que trascienden, las escribís entre los veinte y los 32 o 33 años”. - ¿Cómo sería eso? - Así como te digo, que las canciones que trascienden, es decir que sobreviven al paso del tiempo y llegan a las personas, se componen a esa edad. Con trascender me refiero a que las pueda silbar alguien y ni siquiera saber a quién le pertenece. Obviamente después podés hacer canciones y discos geniales, pero no van a tener la misma trascendencia. Si no las hiciste en esa etapa estás en el horno. - ¿Y en qué basas tu teoría? - Nombrame un autor.

-… - Fijate la carrera de Silvio Rodríguez, de Jaime Roos, Peteco (Carabajal), Bob Dylan. - Vos ya pasaste esa edad. ¿Tenés miedo o te frustra? - No, ya está, yo ya hice “Chacarera del exilio”, “Zamba y Acuarela” (risas). Ya está, yo ya cumplí. - Nombraste a Dylan, ¿fuiste consumidor de rock? - Sí, totalmente. Mirá, la cosa es así, yo me crié en Frías con la música que grabé en Radio AM, listo buenísimo, es una de las músicas más hermosas que existe en todo Latinoamérica. Pero lo que me pasó fue que al llegar a la adolescencia, que es una edad donde uno necesita una contención que muchas veces falta en casa, esas canciones me fueron quedando cortas. No las subestimo, pero esas chacareras tradicionales ya no me hablaban de la realidad que estaba viviendo. Fue una edad de crisis, donde comencé a rescatar cosas de otros lados. Iba a los boliches con mis amigos y escuchaba a Charly García, o a Soda Stereo, o a Spinetta, y sus canciones me eran mucho más cercanas que la “Chacarera del sufrido”. Yo flasheaba, me quedaba escuchando y no sabía ni qué era “revolución”. Ahí comenzaron a aparecer muchas preguntas nuevas que no me hacía hasta entonces. Y lo cierto es que no teníamos en casa para reproducir esos discos. Los escuchaba afuera, en un boliche, en un bar, en la casa de amigos. Nunca entendí de dónde los sacaban. Un día estábamos en la casa de un chango, ahí en Frías, y pone un disco con una música que me llamó muchísimo la atención. Era folclórica, pero tenía algo raro, una voz fuerte y mucha potencia. Era MPA (Músicos Populares Argentinos), tocaba Jacinto Piedra y tenían una batería, te juro que no entendía qué mierda era eso. Al tiempo se separan, y Jacinto se viene con Peteco y arman Santiagueños, era como su vuelta a la provincia con un proyecto nuevo. Tocaban en las escuelas “llegan de noche...” (canta “Te voy a contar un sueño”), y se me ponía la piel de gallina, no podía creer que con la música folclórica volviera a sentir eso. Era una cosa fresca que me hablaba de cosas que me interesaban.

El nacimiento de un compromiso La salida de Transmisión Huaucke, el disco que grabaron Peteco Carabajal y Jacinto Piedra en el año 1987, bajo el nombre de Santiagueños, fue una verdadera bisagra en la historia del folclore contemporáneo en el país, ya que signó el ingreso de un nuevo caudal de jóvenes que comenzaban a interesarse por esta música. Raúl Eduardo Barrio-


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nuevo, Raly, fue uno de ellos. Tres años más tarde abandonaría su Santiago del Estero natal para radicarse en la provincia de Córdoba. Una ilusión y la apuesta fuerte de confiar en sus canciones lo llevaron a empezar un largo recorrido que lo vincularía con peñas, con universidades, con jóvenes que mantenían una lucha concreta de reivindicación de diversas problemáticas sociales. El Duende Garnica y León Gieco fueron dos personas cruciales en este recorrido, de los cuales se hizo amigo, y con mucha admiración aprendió a rescatar la participación y la mirada crítica que siempre los caracterizó. Barrionuevo apoya la lucha del MOCASE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero), que es una organización formada en la década del noventa para reivindicar los derechos de los campesinos y defender la posesión de las tierras, mientras busca mejorar las condiciones de vida de las familias que allí residen. Participó de la Universidad Trashumante, que trabaja desde la educación popular con la idea de formar maestros que conozcan la problemática, y defendió públicamente casos emblemáticos como el de Ramona Bustamante, una campesina del norte de Córdoba que fue desalojada por una empresa sojera luego de que viviera en esas tierras por ochenta años. Participa como invitado en la canción “Ramona”, que grabó la cantante cordobesa Clara Cantore en su disco Ser tiempo (2013). También demostró un sólido respaldo a la lucha contra las actividades mineras en Andalgalá, provincia de Catamarca. “Yo escribí canciones literales, como ‘Ey Paisano’ u ‘Oye Marcos’, pero en general suelo ser bastante enemigo de la literalidad, no me copa tanto y pienso que se puede abordar desde una construcción más poética, o metafórica. Eso también es la verdad de la existencia, y le creo mucho más a la poesía que a la realidad misma. Le da un condimento al mundo. Creo que la mejor forma de participación es estando, formando parte de las luchas. A mí la injusticia me pone para la mierda, hace unos días estuve tocando acá en Argüello, en un asentamiento que está rodeado de infantería, porque están por desalojar a unas personas. Y hay que ir y estar, sin tanta estrategia de ver dónde vas a tener más prensa, o dónde queda bien. Hay muchísimas personas que andan por abajo, de manera callada, escribiendo cosas muy fuertes. Yo trato de darles siempre un lugar, los llevo a compartir escenario y espero que puedan mostrarse porque de otra forma tal vez no llegarían, o sería muy lento todo.” - ¿Te propusiste producir a algunos de esos músicos? - La verdad que no lo pensé tanto, no lo sé, de pedo me llevo bien con mis propios discos. Tendría que ver, po-

dría estar lindo porque son experiencias para ambos, lo que volcás y lo que aprendés. Todavía no lo creo, igual. - ¿Sos metódico para grabar? Siempre trabajás en el mismo estudio, tal vez encontraste una costumbre o una relación simbiótica. - No tengo un método, pero sí me gusta llegar y grabar. Definir las cosas rápidas. Hay algunas canciones que se cierran ahí, pero por lo general, las que están más inspiradas ya salen hasta con el arreglo y es cuestión de ir y grabarla nomás. Por lo general nacen de una forma, aunque pueden terminar de formarse en el camino. Me ha pasado. De todas formas las más creíbles me parece que son las que nacen así y así son. Me parece que las terminás entorpeciendo por querer hacerle muchos arreglos. - Sos bastante práctico, no te volvés loco con los retoques. - Sí, totalmente. Me molesta hacer muchas tomas. Siempre siento que la mejor es la primera, porque después tenés que dejar descansar todo un poco

“La participación es formando parte de las luchas. Hay que ir y estar sin tanta estrategia de ver dónde vas a tener más prensa, o dónde queda bien.”

para volver a estar fresco para poder hacerla como te la planteaste. Y cuando tengo que grabar voces es igual, me pasó muchas veces de llegar y que me digan “a ver mandá una voz de referencia para que tenga el tema”, y darme cuenta que nunca más la voy a poder superar a esa. Todo se trata de comunicar y transmitir emoción. Hay que tocar la fibra desde las canciones, no hay mucho más misterio.

Lo que vendrá El paso del tiempo parece preocuparlo a Raly, y saca cálculos: pasaron dos años y medio desde su último disco. Está escribiendo algunas canciones, y se entrega a la incertidumbre de no

tener un concepto en mente. Dice que así como invitó a Leo García en su momento, las canciones pueden pedir ese desafío y eso es algo que le atrae. Admite que le gustaría invitar a Richard Coleman, por quien tiene una gran admiración, pero minutos después deja desvanecer la idea y vuelve a la timidez inicial. Este año se cumplen cien años del nacimiento de José Chango Rodríguez, un autor cordobés que nutrió al folclore de algunas de esas gemas que Raly reconoce como trascendentes e implacables. No resulta extraño que piense en homenajearlo de manera concreta, plasmando reversiones en un disco con aspiraciones antológicas que le huyan a la reivindicación nominal, y permitan reconstruir el camino del cantor aislado, que desde prisión convertía la miseria de las penas en piezas coleccionables. La obra de Rodríguez en sí tiene su reconocimiento, en peñas y fogones es tomada como himno y dejan a las canciones ser, descontextualizadas, armoniosas, intensas. Pero lo que a Barrionuevo le atrae es la prosa, la impronta de un tipo que fue capaz de cantarle a distintos paisajes del país, y a las problemáticas sociales que padecían los trabajadores. Otro autor digno del fetiche en los días de soledad de Raly es Luis Franco, un escritor catamarqueño con fuerte carácter libertario. Otro más de los encuadrados en el reconocimiento tardío, y en la inmortalidad de las placas de bronce. El nombre de Franco volvió al eje de acción cuando sus osamentas fueron acarreadas nuevamente hacia la ciudad de Belén, hace algunos años. Sin embargo, detrás de ese sustantivo que hoy remite a una biblioteca popular, se esconde la obra de un poeta que, sin pelos en la lengua, se opuso a la opresión social, clerical y filosófica. Pero Franco no sólo escribió libros como La hembra humana, que le costó el enojo de la Iglesia, y el enfrentamiento con sectores conservadores de una de las provincias más católicas de la Argentina, sino que también pasó a los hechos, al encabezar una rebelión agraria en busca de la dignidad de los campesinos ante derechos impostergables como la tierra y el agua. Terminó en la cárcel, negado para siempre por la prensa caudilla, y muriendo pobre y exiliado. Su legado ronda los cincuenta libros, donde es posible obtener de fuente directa las luchas y cosmovisiones de la vivencia bucólica de codearse con el proletariado. Probablemente el autoencierro y la reflexión intensa de Raly resulten llamativos y presurosos, pero pocas dudas quedan, al escuchar la pasión con la que cuenta todo, que esta alimentación y revisionismo forman parte de un proceso que indica que algo está por llegar.

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Por Diego Maita Lรณpez // Fotos: Rodolfo Gutierrez e Ignacio Babino

CERCA DE LA REVOLUCIร N Influenciado por Daft Punk, Bruno Arias se propone renovar el folclore. El lento y firme camino de un artista hacia la consagraciรณn popular.

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l Carmen es un pueblo chico de Jujuy. Está a una hora y media de Salta Capital, por Ruta 9. Es el lugar de Jorge Cafrune, uno de los músicos más politizados que tuvo el NOA en el siglo XX. La versión oficial dice que murió al caer del caballo. La historia, que a veces dice la verdad, reza que al barbudo lo boletearon por no callar en los años de plomo. El contexto es significativo. Hacer un reportaje cualquiera, un 24 de marzo, podría pasar desapercibido. Pero en la historia de Bruno Arias, que carga en su historia familiar con un tío desaparecido, no lo es. Jujeño, de 35 años de edad, es uno de los que desdibuja la línea entre folclore y rock. Incluso, y es un dato poco señalado, grabó en un disco de Peteco Carabajal (Chayna Kunan, 2005), la “Canción del brujito”, junto a Charly García. Pero no confundamos. Es un músico popular, y su repertorio aborda ritmos de raíz folclórica, como huaynos, carnavalitos, tinkus o ritmos propios de la Patagonia. Sin embargo, su actitud fuera del escenario es claramente “rebelde”, si es que cabe aún ese tipo de caracterización. Y arriba de las tablas es un fenómeno, uno de los artistas que logra sacar vibrantes pogos en sus shows, que rompe el acartonamiento que tiene la mayoría de artistas folclóricos. Bruno Arias es quizás la próxima estrella a ubicarse en el panteón de los convocantes. Y en un ambiente donde sus virtudes pueden ser defectos, logró expropiarle el premio Consagración 2013 a cualquiera de esos artistas del folclore actual que pagan para tocar en horarios centrales del Festival de Cosquín. Así, Bruno tiene mucho más rock que varios rockeros bonitos, y educaditos.

- Tenés un tío desaparecido, montonero. ¿Cómo creés que impacta en tu obra, en lo que escribís y en lo que cantás? - Uno va pasando por diferentes etapas y también en un constante aprendizaje. Y en ese andar uno va sacando afuera cosas que no las tiene desarrolladas, o que siempre estuvieron adentro. Entonces yo creo que esa parte dormida estaba ahí, en el inconsciente, porque ya desde que nací, desde que estaba en la panza de mi vieja seguramente, el llanto de mi mamá de algún momento de esos se ha ido transmitiendo. Ese dolor de antes que nazca. Entonces, creo que en estos tiempos donde yo me conecto desde otro lugar con la música, por ahí desde mirar, no solamente el paisaje y la vivencia de la gente, sino también de poder transmitir a través de las letras la necesidad de la gente, como que uno comienza a tomar conciencia de lo que es subirse a un escenario, de-

cir cosas arriba de un escenario y del poder que tiene la palabra desde un escenario. Yo creo que siempre que hay una temática “desaparecidos” es como que el cuerpo solo ya se estremece, o lo toma desde otro lugar más sensible que otra cosa. Entonces, a la hora de cantar y de tener eso adentro es como que cambia la historia, en la voz, en el sentimiento y es como que lo que cantás te nace de verdad. No es que vos estás transmitiendo algo, es tu herencia, y es como que también eso te impulsa. Si a alguien en tu familia lo mataron por un ideal o por un pensamiento, por una dirección o por un rumbo que tomó, es fuerte; es muy fuerte y te compromete, sin que vos te des cuenta. Entonces, influye mucho para mí tener este tío desaparecido. Ha hecho que también me interese por otras cuestiones, por otro tipo de cantautores, de músicos, como Violeta Parra, Víctor Jara, Chico Buarque, Mercedes Sosa, Atahualpa, Cafrune, el mismo Cuchi Leguizamón, que tenían un pensamiento por ahí de izquierda o un pensamiento… sería… libertario.

“Tengo que seguir creciendo. Firme y lento, para poder desarrollar una carrera que dure, que deje algo.”

- ¿Cómo era ser “sobrino de desaparecido” previo a ser el Bruno cantor? ¿Era “de eso no se habla”? ¿Te señalaban como “familiar de algún zurdito”? - En realidad en mi familia siempre ha estado esa asignatura pendiente, de hacerse cargo de eso. Como que ha estado silenciado. A veces se ha escuchado el dicho ese “muerto el perro se acaba la rabia”, que yo le he escuchado de mi abuelo. Siempre ha estado silenciado eso y tampoco la familia ha estado involucrada en lo que hacía mi tío. Tampoco se sabía qué es lo que hacía mi tío, en dónde militaba, qué cargo o qué función tenía en Montoneros, o por qué viajaba, qué hacía. Entonces, es como que siempre ha sido un misterio para mí, de ver la foto de mi tío desaparecido, y como máximo: “él es un tío”, y nunca entendí bien lo que pasó. Entonces, en estos tiempos, después de treinta años, yo recién empiezo a descubrir la historia y el pensamiento de

lo que ellos buscaban. No es que yo comencé tocando, y sé que soy sobrino de desaparecido, y ya te cantaba un tema que tiene que ver con la temática. -¿Pensás que la música te llevó a entender todo eso que contás? - No me lo imagino fuera de la música, como que lo veo difícil. Sólo que trabaje en una fábrica comunitaria, o lugares recuperados, lugares de resistencia. Yo creo que la música ha sido un punto clave, a través de los festivales donde había luchas de diferentes cosas. Por ejemplo, desde un padre que lucha por un hijo muerto por un patovica, o por un padre que lucha por su hijo asesinado en un festival de rock, o madres que luchan contra el paco, a docentes reprimidos, a pueblos originarios. La música ha hecho vincularme a esos ambientes, y ha hecho que comience a entender y a diferenciar los distintos pensamientos. - Después de la última dictadura militar, y salvando artistas aislados, como la Negra Sosa, por ahí Peteco Carabajal, Raly Barrionuevo o vos, hubo cierto silencio. ¿No pensás que los artistas masivos del folclore están teniendo una deuda con las causas populares? - Depende desde dónde se lo mire. Porque un artista que canta cosas de pueblo, y llena un estadio y le da alegría a treinta mil personas para mí no está teniendo una deuda popular. Me parece que le está dando alegría a la gente y eso yo no lo mido por si tira un mensaje que sea comprometido o no. Son puntos de vista. Obviamente yo prefiero a los artistas que también dejan un mensaje. Pero nunca voy a desmerecer a alguien que llena un estadio y que le da alegría a la gente. Porque yo quiero ser un artista popular también.

La búsqueda de la estrella - Te fuiste de Jujuy buscando ser un artista popular y con una convocatoria limitada al circuito festivalero de Salta y Jujuy, ¿Considerás que tras este tiempo, diez años en Buenos Aires, sos un artista popular? - Yo creo que eso uno nunca lo va a saber. Un artista llega a ser popular cuando la gente lo legitima. Creo que si uno no es aceptado por su propia gente (y en mi caso, en esta provincia donde hay mucha diversidad cultural) no lo es. Cuando uno va a un lugar alejado de tu pueblo, de la capital, y te metés en la puna, te metés en los valles, en las yungas, y un lugareño de ahí te acepta, con tu música, yo creo que ahí uno llega a ser popular. Cuando voy a caminar por un pueblo cerca, como San Antonio, y hay un obrero de la construcción, por darte un ejemplo, tomándose un vino en una esquina y uno pasa y te gritan

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“vení, eh, Bruno, tomate un vino”, yo creo que ahí llegás a ser popular. Pero eso uno no lo elije. - ¿Pero uno nunca va a saber o desde la humildad cuesta decir “soy legitimado”? ¿No pensás que por abajo y por arriba hay suficientes indicios para pensar “soy popular, sólo que me cuesta hacerme cargo”? - Yo creo que es un comienzo a ser popular. Un artista popular también tiene que ser convocante. - ¿Y cómo venís de convocatoria? - He crecido bastante y convoco mucho más, pero tampoco es que llevo mucha gente como llevan otros artistas. Yo creo que todavía falta desarrollar la carrera. Todavía tengo que seguir creciendo, invirtiendo, apostando, a tener un nuevo disco, a sonar mejor, a ser más profesional. Y no es de modestia, sino que uno también sabe con el tiempo a dónde puede llegar, las cosas que hay que mejorar y los pasos que hay que seguir. Sin desesperarse, firme y lento, para poder desarrollar una carrera a futuro, que sea una carrera que dure, como la hicieron los grandes referentes, como Mercedes Sosa, no de pegar con un éxito, desaparecer y después no te conoce nadie, sino desarrollar una carrera a futuro, que deje algo y como así yo aprendí de discos, de referentes del folclore, mi música, de acá a diez años pueda servir para nuevas generaciones, a que puedan aprender algo.

El norte, ahí - Hablando de las nuevas generaciones y las referencias a los artistas, ¿qué te provoca saber que La Yugular Reggae en algún momento de su repertorio mete un tema tuyo? - Es importante que haya cruces de géneros, sacarse todos esos prejuicios: si es folclore, es rock, es tango, porque la música es una sola. Entonces, lo importante es que la música interactúe desde lo verdadero, desde lo espontáneo, y desde una forma más comunitaria, colectiva, despojándose de los egos, y de los celos artísticos. - ¿Y cómo es tu relación hoy con la escena, no sólo musical, sino cultural del Norte? - Un sueño que se cumplió fue llevar músicos de la Quebrada, de Maimará y Tilcara, al Escenario Mayor de Cosquín. Chicos que nunca tuvieron la oportunidad de estar en el festival mayor, de salir en horario televisivo. Después, estoy relacionado mucho con la gente de la Quebrada, de la Puna, donde puedo voy y toco. Me gusta también que haya cruce de géneros. Por ejemplo, últimamente en los recitales nuestros está tocando el guitarrista Juan Acosta de La Gallega y suena distinta la banda, con un sonido eléctrico, una guitarra distorsionada, porque no es

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que somos folcloristas tocando eléctrica. Es alguien que toca rock, tocando folclore. Y últimamente, buscando un sonido nuevo, hemos incorporado esta guitarra. En el próximo disco va a estar presente la guitarra eléctrica más que en otros discos anteriores, donde el sonido que predominaba era la zampoña y el charango, y ahora va a tener ese color que por ahí, sin darnos cuenta, nosotros arriba del escenario tenemos una actitud rockera, pero tocando folclore. Pero eso también se nota con la gente, y cuando se arma un pogo con un carnavalito es como si estuviéramos tocando rock, pero es folclore. Y yo creo que tiene que ver con los momentos que nos toca vivir.

Bruno, el Rock y Karicia -¿Cómo llegaste a Juan en este caso, o a querer incorporar al rock? ¿Vos fuiste público de rock, ibas a ver alguna banda? - A mí me gusta siempre ir a ver diferentes bandas. Alguna vez he ido a ver

“Es importante que haya cruces de géneros, sacarse todos esos prejuicios: si es folclore, es rock, es tango. Porque la música es una sola.” La Yugular, a un festival de rock, a ver una banda de metal, y alguna vez pude conocerlos. Me acuerdo que cuando era adolescente iba a ver una banda de Jujuy que se llamaba Carbono 14, que siempre los seguía a todos lados. Cuando podía también iba a ver La Gallega, y es como que ahora después de varios años me doy el gusto de poder compartir con ellos. Y por ahí sí, me gustaría en algún momento, qué sé yo, como anhelo lindo, sería poder compartir algo con la gente de Divididos, conocerlo al Indio Solari, o ir a un recital de La Renga, y compartir más de cerca con esos artistas que yo admiro mucho su rock desde lo popular, lo que generan en la gente. - Y antes de tu carrera musical, de chico, adolescente ¿cuáles eran tus escuchas musicales? - Y mirá, es jodido, porque culturalmente Jujuy es cumbiero y de folclore

carnavalero. Es difícil ver muchos recitales de rock en Jujuy, es más fácil ir a un boliche y ver a un grupo de cumbia. Entonces, yo creo que he comenzado escuchando cumbia, más que nada. - ¿Veías a los históricos de Jujuy, como los hermanos Torres (de los grupos Green y Red), Ciclón, toda esa onda? ¿O por dónde iba? - Siempre escuchaba grupos que venían, como Karioma, Los Bybys, Karicia, toda esa mano, Sonido Master. Pero escuchaba cumbia porque es lo que se escuchaba en la radio, porque es lo que escuchaban mis compañeros en la escuela. Y aparte folclore, más que rock. Después, cuando empecé con la música, era folclore. Era como un sectario del folclore. - ¿El rock te llega estando afuera? - Sí, de estar en Buenos Aires, poder estar en diferentes eventos donde veía bandas. Escuché una banda como Jericó, que nada que ver, u Oconnor. Bueno, Hermética, obviamente. Seru Giran y Pedro Aznar, en todo lo que es el último tiempo, también lo he escuchado. - Nombrás a Jericó, Hermética, alguna vez hablaste de Megadeth y Iron Maiden, ¿qué es lo que te llama la atención del metal? No creo que sea lo único que escuches dentro del rock. - Me gustan mucho los cantantes. Me parece, la personalidad, la forma de moverse en el escenario, la entrega, el rock que tienen adentro en la expresión, es terrible. Después me gustan mucho las guitarras eléctricas, los dúos de guitarras eléctricas. Me encanta. Y bandas que tienen un sonido. Yo te puedo escuchar desde Sting, The Police, a una banda de ahora como Linkin Park, porque me gusta el cantante, cómo varía la voz. También admiro mucho a Foo Fighters, al cantante. Puedo pasar a Brasil, a Lenine, en los conceptos. Y también Radiohead me gusta, o paso a Uruguay, a Jaime Roos, nada que ver. Todavía el rock es como que lo estoy descubriendo. - Y en todo este rompecabezas que tenés en el oído, te gusta Daft Punk. - ¡Me encanta! (risas) - ¿Por qué? ¿Qué es lo que te llama la atención, porque lado te ha pegado? - Me encanta el violero ese, que tenía una banda antes, que no me acuerdo como se llamaba (N. de R: Neil Rodgers, que graba en Random Acces Memory, fue violero del grupo de funk Chic, sesionista de Duran Duran, entre otros). - Es todo lo opuesto al mundo del folclore, tanto laboratorio musical. - Pero lo que más me gusta de Daft Punk, es sí o sí los yeites de la viola, cómo el violero conceptúa con los acordes, cómo toca, el swing sobre todo. Y el groove de la banda es tremendo. El


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bajo con la batería, tremenda. El sonido, el audio es muy profesional, tienen como un audio re mil procesado, que vos lo ponés en cualquier equipo y va a sonar el bajo y la bata con todo, eso está buenísimo. Me gustaría también, en un futuro disco, poder lograr un concepto así, donde el bajo y la batería estén presentes, como que tenga también el folclore mucho groove.

Balance sobre el folclore - Dame un diagnóstico general del folclore argentino. - Me parece que obviamente hay un negocio atrás en muchas cuestiones, donde muchos artistas pagan para tocar. Si vos pagás para tocar en un lugar, vos valés lo que vos pagás. No respeto a los que pagan para tocar, no los respeto como artistas, por más que sean talentosos. Y otra crítica que puedo hacer al folclore es que hay mucha gente que se queja de lo que pasa, y que no tocan en los lugares grandes; no aportan a que en esos lugares grandes se cambie la historia, como decir en el escenario que no le gusta el festival y mostrar a la gente que lo que él hace le da una opción de decir “ah, mirá cómo toca este chabón, y ahora sube esta banda y no, esta banda es una cagada”. Por eso yo trato de ocupar todos los espacios. Si me invitan a tocar a Canal Chirolita voy a ir, si me invitan a TN voy a ir, si me invitan

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a la TV Pública voy a ir. - Y algo positivo que veas del folclore. - Positivo, muchas cosas. Hay mucha movida de changos jóvenes que están componiendo y están renovando el cancionero popular, y muchos que están, digamos, con sus canciones, con su búsqueda, desenmascarando lo superficial del folclore. Por ejemplo, Luciano Cañete, que tiene el disco Tierra

“En La Quiaca, donde soy embajador cultural, hice un festival, hablé en contra de la megaminería a cielo abierto, y se me cortó todo.” y mentira. Horacio Banegas con el disco Inmediaciones; el disco que sale ahora de los Che Joven. Hay unos cambios: Vislumbre del Esteko de Santiago del Estero me gusta mucho, sobre todo con la temática de sus letras, las formas de expresarse en el escenario, que va más allá de una simple puesta en escena, va desde lo visceral.

Eventos desafortunados - Hay una anécdota: Cafayate, el año pasado. Un video te muestra tocando en la plaza, y la cana está maltratando a la gente que te está haciendo un círculo. ¿Qué te viene a la cabeza? ¿Qué querés contar? - Ahí me sentí un artista popular, en ese momento, custodiado por el pueblo. Yo creo que ahí he cumplido un sueño, que la gente me cuide. Esas son cosas que no te olvidás más, son muy profundas, muchos sentimientos. Y a la vez, también te inspira a muchas cosas. - ¿Cómo se armó? ¿No pudiste tocar, o te acortaron el set y ahí surgió la idea de la plaza? - Fue así: justo, por problemas técnicos, y porque se desborda el festival, quedan muchos artistas sin tocar. Entonces, comienzan a acortar los tiempos y tenía dos opciones: cobrar la plata e irme a mi casa, o tocar sin batería, sin armar un set grande, adelante, dos canciones. No me iba a ir a mi casa sin tocar y cobrando, era como una estafa para mí. Entonces decido tocar aunque sea dos canciones sin batería, para la gente. Cuando estoy tocando, y me estoy yendo, me gritan del público “eh, pagué la entrada para verte a vos y tocás dos temas”. Entonces, por micrófono, me vuelvo y le digo a la gente “los que vinieron y pagaron la entrada para


verme a mí nomás, yo voy a la plaza ahora y voy a tocar en la plaza ya, para los que me quieran escuchar”. Entonces fui, y cuando llego (me demoré 45 minutos) había veinte personas ya esperándome. Cuando me siento a tocar ya había treinta, y cuando me di cuenta, había cien, y luego ya estábamos tocando y toda la gente bailando en la calle. Y al rato, en el séptimo tema (será que mis temas duran muchos minutos) la policía nos empieza a correr a todos. Y ahí nos fuimos tocando por las calles hasta que llegamos al río. - ¿Y después de eso te llegó algún comentario, o alguna manifestación de disgusto de alguien, o ahí quedó todo? - No. El intendente de Cafayate me habló, y me dijo que para el año yo iba a tocar mínimamente en el horario central, en la noche central y mínimo media hora. - Fue este año. - Sí. - ¿Y la experiencia de este año qué tal estuvo? - Y este año toqué con la Plaza llena, en el horario central, antes de Soledad, después venía el Chaqueño (Palavecino), y en el medio de mi show tiraron como no sé cuánta plata de fuegos artificiales y encima estuve acompañados de niños, Moxotoros, de Vaqueros, que son todos chicos que tocan sikuris. - Y ahí te legitimo la gente, también. - De una. Y lo que sí, ahora, si voy el año que viene a la Serenata, voy a tocar en la plaza, antes del festival, a la tarde. Quiero que sea un clásico: cada vez que vaya a Cafayate, toco en la plaza. Pero esta vez lo vamos a llevar con sonido y esas cosas.

Contra todos los males de este mundo - Hay un video tuyo con Susy Shock, y es muy fuerte ver un artista de folclore cantando una canción de cuna con una artista trans, por todo lo asociado a la cuestión de la maternidad y el género. ¿Cómo llegaste a ese encuentro? - Primero era descontracturar eso del folclore, y para mí era también como ponerme en una postura de “yo puedo tocar con quien quiera, y lo voy a hacer”. No me importa si sos tradicionalista, si no te gusta, no me importa. Yo me siento bien con esa persona, y la respeto como artista, y me parece un músico-música, como quieran llamarla, impresionante, Susy Shock, sobre todo con todo lo que ella dice. Y con todo lo que lucha por su sexualidad y contra la discriminación, porque ese género está despectivamente discriminado, sufren muchos ataques del machismo. Entonces, es una forma también de aprender

y de ir en contra de lo que vos tenés culturalmente incorporado: el Norte es un pensamiento machista. Entonces, poder romper con eso. No importa tu sexualidad, lo que importa es el arte. Entonces, es una forma de que el arte siga haciendo inclusión, y no porque sea trans, gay o lesbiana, o lo que sea, o lo que vos decidas ser, yo no voy a compartir un escenario con vos. Está mal eso. - ¿Hubo repercusiones en el mundo del folclore después de grabar con Susy? - No, no me interesa. Obviamente uno escucha todos los comentarios, pero yo creo que uno también tiene que estar seguro de lo que uno hace y tiene que proponer cosas, jugarse a hacer cosas, y a decir cosas, y a equivocarse. - Se te conoce mucho por la lucha con los qom y también con la gente que lucha contra la megaminería. ¿Es fuerte en ciertos lugares del país la presión que ejercen las mineras en las carteleras de los festivales, o no tanto? - Siempre algo está subsidiado por una minera, obviamente. Se tiene que limitar lo que piden. Es muy probable que en un festival como la Pachamama en Tucumán, en Amaicha, y encima el festival dice de la Pachamama, de la Madre Tierra, Madre Naturaleza, por ahí tenga subsidio de alguna minera, como La Alumbrera, y no sé, artistas como Raly Barrionuevo no puedan tocar. Había alguien de algún festival que dijo “Raly Barrionuevo, Bruno Arias y Dúo Coplanacu no pueden venir a tocar acá, porque siempre hablan en contra de la megaminería a cielo abierto”. Otra vez que estuve en algún festival y hablé de la megaminería, me cerraron las puertas. Me pasó, en La Quiaca, donde yo soy Embajador Cultural. Hice un festival y hablé en contra de la megaminería a cielo abierto, y después de ahí se me cortó todo. - “Devuelva su embajada”, ¿te han dicho? - Yo siento que nunca me han censurado, por hablar en contra de la minería a cielo abierto. Es más, yo toco para Cultura de la Nación, en todo el país y siempre hago referencia a la megaminería como algo que está mal, y sigo trabajando por Cultura de la Nación. También me ha tocado tocar en el Fuerte de Andalgalá, en el festival, donde se hizo por primera vez un festival sin el subsidio de la minera, y todo el pueblo y toda la gente pensaba que no se podía. Fue un desafío lindo poder estar en un evento así, donde no dependen de la empresa minera, para poder tener artistas nacionales. Me ha tocado estar en Andalgalá y ver la situación y compartir con la gente que vive ahí, cambia la película. Entonces, uno se compromete más, y cuando canta y habla de esas cosas, tiene un sustento, un fundamento atrás, está sostenida. No están vacías.

Trato de que cada cosa, si abro la boca, tengo que saber del tema, o compartir con gente que la ha pasado, o los verdaderos protagonistas, me tienen en cuenta para que yo pueda visibilizar su lucha y difundirla.

EL CUCHI NO PARA - El Cuchi Leguizamón estuvo muy presente en la primera parte de tu repertorio, ¿a qu é remite, qué te provoca el Cuchi, y cómo lo referenciás? - Primero, es como que yo llego al Cuchi Leguizamón a través del Dúo Salteño. Tengo una gran admiración por ellos. Tuve la suerte de conocerlos, cuando se separaron poder tocar con Patricio Giménez (uno de los dos miembros del Dúo), cantar, tocar con él, en el mismo escenario, estar junto a él, con Miguel Ángel Pérez, el poeta, Perecito, y tocar con ellos. Vivir la historia del folclore, con historias de todos los “mitos Cuchi Leguizamón”. Escuchar “lo verdadero” de sus historias, porque ellos lo palparon, lo tocaron, lo vivieron, y aprendieron, directo del Cuchi Leguizamón. Hay en You Tube un documental muy lindo, que se llama El Silbador, sobre el Cuchi, de (José) Issa. Por ejemplo, ese documental, estaría bueno que lo pongan en la página para que lean, puedan descubrir más desde un pensamiento, aparte de su creación. Cómo él pensaba también, cuál era su ideología. Para mí el Cuchi Leguizamón es un referente que a pesar que el tiempo se mueva, vaya cambiando todo, su música va perdurar siempre, vino para quedarse. Y que esa música ha marcado mucha historia en diferentes generaciones, y ha dado dirección a que el folclore, que venía desde un lugar, evolucione a un lugar de la música del mundo, que pueda enriquecerse desde lo armónico y lo melódico. Yo siento que el Cuchi es una pieza importante para darle evolución a la música folclórica, a pesar de que fue prohibido, en las listas negras, en la época de la dictadura, donde el Dúo Salteño estuvo diez años sin cantar, donde después de esas listas negras el folclore tuvo hasta hoy una involución fuerte. El Cuchi Leguizamón rompe todo eso, y se sigue manteniendo, y sigue proponiendo cosas, y seguimos aprendiendo cosas. Algo que no para.

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Por Pablo Choke Torramorell // Fotos: gentileza Grita Nativo

ESTALLANDO EN LA QUEBRADA En el norte de la provincia de Jujuy vive Grita Nativo, el grupo que continúa con el legado de Humahuaca Trío y abre nuevos caminos.

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ire y luz allá en Jujuy. El mediodía empieza a despedirse de las diminutas calles que merodean las zonas turísticas de Humahuaca y, como todo domingo futbolero, la mayoría de los artesanos, lugareños y turistas argentos inician una automática procesión llena de fe hacia los pocos bares disponibles que los alojarán aunque sea por los próximos noventa minutos. Los caminitos apestados de viajeros con chulos coloridos sobre sus cabezas ahora parecen algo desolados. El reloj señala las dos en punto pero parece más tarde por la quietud percibida. En el hostal Kuntur Wasi, a unas cuadras de la pintoresca plaza San Martín, Apu Condorí es el primero en aparecer: trabaja ahí desde que su padre construyó y puso en marcha la recepción para los turistas. En Humahuaca hay más hosta-

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les que hoteles y la mayoría juegan con el diseño andino en paredes, puertas e inmobiliaria. Apu se encarga de recibir a todos aquellos forasteros que atraviesen la puerta buscando alojamiento. En tiempos muertos recurre al ocio que lo mantiene feliz desde hace más de diez años, la música. Sentado en la recepción, suele agarrar una guitarra y cantar, tararear o componer canciones. Durante mucho tiempo fue el guitarrista central de Humahuaca Trío, un poderoso quinteto de músicos con la que llegó a sacar dos discos fundamentales para entender hoy la esencia de Grita Nativo, el nuevo proyecto musical que mantiene en pie con el bajista Pablo Narezo y el baterista Leandro Martínez (ambos también ex Humahuaca), y nuevos compañeros de ruta como la señorita Micaela Chauque y el guitarrista platense Andrés Irigoyen. A Micaela le encanta sonreír. Tiene

mil y una anécdotas para contar dentro de su travesía con la música andina y trata de no omitir detalles en su relato. Es profesora de quenas y zampoñas en las escuelas de arte de Humahuaca y Tilcara. Es fanática de la música andina y tradicional de las comunidades indígenas Durante el resto de su jornada se las arregla para coordinar horarios entre las giras con sus proyectos como solista, talleres y recitales pedagógicos. Y una de las sonrisas que hace es el recuerdo de su “entrada al mundo del rock” con Divididos hace cuatro años, durante la presentación oficial de Amapola del 66, cuando Ricardo Mollo, después de conocerla en una tienda de música a los pies del Pucará, la invitó a participar del histórico recital. “Me cambió la vida, tengo la suerte de decir que entré en el mundo del rock por la alfombra roja, como una auténtica entrada Inca”, dice. Micaela es la primera


en arribar al hostal para la entrevista. Pablo es el último y el que tiene más verborragia de los tres. Es de Buenos Aires pero desde hace años vive en Humahuaca, dedicándose primero al turismo regional al mismo tiempo que tocaba con el Humahuaca Trío, que siempre fue disparejo al momento del vivo: a veces cinco músicos, otras seis o cuatro. Este año se animó a hacer unos talleres de ensambles musicales para la Escuela Normal República de Bolivia de Humahuaca, a unas tres cuadras del hostal. Tanto él como Apu son los que actualmente residen en la localidad. Micaela y Leandro viven en Tilcara. Andrés vive en La Plata, es realizador y director audiovisual con permanentes trabajos por toda la Argentina y Latinoamérica para la Televisión Pública. Entrevistando a músicos del Norte conoció a Apu. Con el tiempo, la relación entre ambos fue fortaleciéndose y en el 2012 grabó el videoclip de “Originario”, canción que la da el nombre al segundo y último disco del Humahuaca Trío. - ¿Qué van a grabar? - Pablo: Canciones de Grita Nativo, nuevas. Hicimos algunas reversiones de la época de Humahuaca Trío pero son todas canciones nuevas la de esta etapa. Nos parecía que pasar a ser Grita Nativo iba a ser un desafío como mucho más interesante. Se había cumplido un ciclo y la nueva formación fue un cambio importante en el desarrollo artístico, algo mucho más interesante. Micaela con su tono de voz, la forma de tocar el charango de Apu y lo que genera la guitarra eléctrica de Andrés. Antes no teníamos eso. Entonces se nos abre un campo muchísimo más interesante. - Micaela: Nunca pensé que iba a tocar con ellos. Lo que pasa con las bandas de rock es que no hay igualdad de condiciones dentro del grupo. Siempre hay un líder que quiere llevar el mando de todo. Espero que no vuelva a pasar y es la idea en Grita Nativo: siempre me incluyeron en las producciones, en la parte artística, decisiones sobre viajes. La participación que tengo en la banda es de una charla abierta, una toma de decisiones conjuntas. Y en las grabaciones pasa lo mismo. - Pablo: Para mí es súper fabuloso que hoy, a punto de cumplir 41 años, después de tocar en bandas de rock desde que tengo quince años, sea la primera vez que me encuentre con la posibilidad de estar en un grupo donde no hay un referente líder. Es algo imposible y a su vez soñado. Es como el equipo que sale campeón del mundo; no sale campeón uno solo, sino el equipo completo, el técnico, los ayudantes. Y no sé cuánto durará. El aporte artístico de todos es fundamental. - Apu: La decisión que Pablo tomó de vender su jeep para armar el estudio donde grabamos Originario nos

dio un entrenamiento y un aprendizaje de las cagadas que nos mandamos para no volverlo a hacer en el día de hoy. A veces te das cuenta que arreglos que hiciste no suman al tema pero uno de caprichoso lo deja igual. ¡Y si no tiene que ir, no va! - Pablo: Pero siempre fueron pasos importantes. Por eso menos es mucho más. Hay un tema de Micaela que se llama “El Milagroso”, un huayno/carnavalito que cambió un montón, es tremendo. No es lo que hacen Los Tekis, por ejemplo, que escuchás un carnavalito por tres minutos sin ningún cambio, todo monótono. No es hablar mal, es un criterio artístico y crítico. Te repito, menos es más.

“AL PIBE DE JUJUY LE TOCÁS LA TEMÁTICA DE LO QUE PASA EN LOS BARRIOS BAJOS PERO LE DA MÁS BOLILLA SI ALGUIEN LO HACE DESDE AFUERA.” - Un nuevo concepto de sonido entonces. - Micaela: Para mí, que no vengo del pasado de la banda, creo que es un sonido mucho más rockero pero a su vez pienso que tiene una identidad mucho más auténtica por la participación que tenemos en la decisión de todo. - Pablo: Hay una diferencia estética enorme entre el primer y segundo disco: para donde iba el tema. Y ahora con esta formación y la participación de todos rompimos un poco eso de “todos los temas tienen que tener bajada folclórica/andina desde lo rítmico. No nos movamos de ahí”. Hoy estamos grabando canciones distintas, hay un tema de Andrés que se llama “Palea”, un ska rock ochentas súper psicodélico; y arriba de eso escuchas el arpegio del charango y Micaela tocando: te vuela la peluca. O sea, escuchas la estructura del tema y no hay un tinku/huayno establecido. Lo importante es romper con algunas cuestiones. Te remarco que en cuestiones tímbricas es mucho más rico: la voz femenina, las formas de tocar y cantar de Micaela; hay un cambio gigante. - Micaela: Cada uno de nosotros somos creativos desde la composición,

desde la música, de un escenario. Eso ya te da una característica fuerte de lo que somos. - Hace poco, estuvieron tocando en Buenos Aires y Córdoba. Siendo una “banda nueva”, ¿cómo sintieron la repercusión de la gente que ya los venía escuchando? - Pablo: Se nota que todo es mucho más fresco y más feliz. Por ejemplo, la gente está muy contenta de que Micaela esté participando. Creo que se ve que la estamos pasando bien, hay otra alegría de trabajo. Quizás tenga que ver con esto que decía ella de que todos nos sentimos libres de hacer y deshacer. La gente percibe eso, loco. Lo percibe muchísimo. Esa libertad, esa frescura genera el disfrute del público. Todo está tan espontáneo y compartido que todos lo disfrutamos. - Apu: Estamos contentos. Y eso es muy importante. La primera vez que yo toqué la guitarra en una banda fue en Humahuaca Trío. Estuve como diez años sin tocar el charango por tocar la viola. Y ahora me reencontré en eso. El clima es muy distinto. - ¿Y el público local? Sus vecinos. - Apu: Esta parte del norte es muy del folclore o la cumbia. Se paga para cumbia y folclore, en ese orden. Vienen grupos a los boliches a tocar quince minutos y al público no le importa y paga para ver eso en vivo, así sea a las cuatro de la mañana. - Pablo: En la movida local de Jujuy nunca noté que se le dé mucha cabida a la estética que nosotros promovemos. Durante diez años, con Humahuaca Trío, estuvimos en cualquier cantidad de eventos y se juntaba un “grupo” de gente para vernos pero de ahí no cambia. En San Salvador, La Yugular rinde mucho más, por ejemplo. Al pibe de Jujuy le tocás la temática de lo que pasa en los barrios bajos pero le da más bolilla si alguien lo hace desde afuera. - Apu: A Ricardo Vilca le pasaba lo mismo. Yo me acuerdo de estar en un festival de verano de acá y la gente diciéndole “Vilca, ¿por qué no tocás una más triste así me corto las venas?”, se le mataban de risa. Lo cargaban. Y bueno, fíjate que ahora está mucho más valorado de las fronteras para afuera que de acá. - ¿Creen que asentaron el reconocimiento con la banda anterior o es arrancar de cero? - Apu: Y, fueron muchos años de estar en carrera. Obviamente que algo se nos reconoce. Con “Papacho Quispe” tuvimos mucha llegada, encima con un video de una calidad muy buena. Esas son las posibilidades que te da grabar con una compañía muy grande. Pero bueno, ahora tenemos que hacer otro trabajo. Inclusive hay gente que todavía ni se enteró que Humahuaca Trío no está más y ahora es Grita Nativo. Es empezar desde cero con el nombre.

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Por Federico Anzardi // Foto: David Lescano

DOCUMENTO ÚNICO Desde Formosa, Guauchos se está transformando en una de las bandas emergentes más prestigiosas del país. Sus integrantes cuentan cómo es abrirse camino desde la identidad y la unión musical, a las trompadas.

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o son tantas las bandas que transmitan identidad desde todos los frentes. Guauchos es una. Su rock folclórico progresivo psicodélico (por poner una etiqueta larguísima e innecesaria) los posiciona en un lugar destacado dentro del mapa emergente nacional. El origen formoseño de sus integrantes no pasa desapercibido. Se nota en los tererés en loop que consumen 24x7 y en su tonada transparente. También en los pequeños detalles que hacen a la obra. Por ejemplo, las tapas, realizadas por Marcos Ramírez, líder de la banda Nde Ramírez y hermano de Juan Manuel, baterista guaucho. Las portadas de Guauchos (2011) y Pago (2013) transmiten lo mismo que se escucha: una obra parida desde un lugar concreto, con sus características. “A Pago lo preproducimos en una quinta allá, en Formosa. Y llevamos un

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sistema de microfoneo que no es trascendental en el disco, pero hay unos detalles. Y estábamos en la preproducción y nos metíamos por el monte. Una mañana estaban todos fisurados y yo estaba totalmente al pedo. Me puse los auriculares y me metí a caminar por el monte. Terminé grabando una familia de monos carayá, que andan por los árboles, arriba, se mueven en familia. Y eso está presente a full y es al toque de la ciudad. Después pasa eso de la música formoseña que suena. Hay compositores muy fuertes”, cuenta Juan Manuel, hablando sobre el componente local que existe en la banda. Esa identidad no nace por casualidad ni en poco tiempo. Se trata de años de música mamada inconscientemente. “En mi casa había un disco que sonaba siempre. Mi viejo para hacer el asado ponía ese disco, cosas así. Era Transmisión Huaucke, de Jacinto y Peteco, que es un discazo, para mí es el Álbum Blanco del folclore. Lo escuchaba y ni sabía quién tocaba. Después, cuando

fui más consciente de las cosas que me gustaban, empecé a rastrear el disco. Y ahora lo tengo en mi computadora, lo escucho. Es un disco tremendazo, que como terminás descubriendo después de quién es, primero entra por la música en sí”, dice Lucas Caballero, guitarrista y uno de los propietarios de la porteña disquería Mercurio, lugar clave para entender el rock independiente de estos años. “A mí me pasó una cosa muy loca con Juanmi, el violero. Estábamos viajando y puso de su celu un disco de Ozzy de los noventa. Y automáticamente flasheé, porque mi hermano lo tenía en mi casa, en vinilo. Nunca supe que era de Ozzy, ni nada, pero de vez en cuando sonaba. Y lo sabía de memoria. Eso con el folclore nos pasa mucho. En casa había un disco de Domingo Cura muy bueno. Toda una sesión de temas súper percusivos. Y hay un tema que lo tengo re presente. Eso está a full. Después vino todo el grunge y aprender la historia del rock. Por eso, cuando pasó


de irnos y volver a Formosa, y armamos la banda, la sinceridad musical gestó la identidad”, completa Juan Manuel. - Una de las cosas que se nota que adquirieron del lado del folclore son las voces. Hoy el rock no canta tan bien. - Juan Manuel: La banda tiene muchos frentes musicales bien armados. Y los más importantes son Fede (Baldus, cantante) y Lucas, que van juntos a todos lados y suena re lindo. Eso es producto de la historia que tenemos nosotros como banda, que son muchísimos años. Cuando estamos muy prendidos musicalmente fuego les falta lugar a las voces, por eso a veces salimos a tocar en un formato más acústico. Y es re lindo, porque están las voces adelante. - Lucas: Nos gusta mucho una banda de Santa Fe que se llamaba La Cruda. Sus voces eran espectaculares. Y nosotros teníamos esa referencia de hacer un rock bien cantado, prestarle atención al detalle de la voz. De hecho, en Pago hay una reversión de “Mi flecha”, una canción del Negro (Rodrigo González), el cantante de La Cruda. - ¿La identidad del grupo también va por asumir la música de donde uno es? - L: Buscamos hacer un camino propio en la música. Investigarnos a nosotros mismos. Tocar, amasar cosas, probar. Los temas son casi todos progresivos, tienen varias partes. Jugamos mucho con eso y es lo que termina de darle el color a Guauchos. - JM: Ahora el rock argentino está teniendo cada vez más bandas que tienen que contar su identidad. Es lo que nos diferencia de una banda de Ramos Mejía. Decir, bueno, somos de Formosa y tratamos de tener esa identidad. - L: O los Saltimbankis, de Corrientes. - JM: Claro, que hacen punk chamamecero. Tremendo. Son unos marcianos. - L: Y está bueno porque es más honesto. Los pibes se bajan del escenario y son así, tal cual. El baterista cae con los platos adentro de una bolsa de supermercado. Son una tormenta. - JM: Son totalmente diferentes a nosotros. Siempre decimos “ni en pedo tendríamos una banda así” (risas), pero nos gusta tanto porque hacen esa cosa punk. Y son re punk, pero son re correntinos. Tienen esa cosa que está buenísima. Hay muchísimas bandas que van por el camino de la identidad. Y creo que pertenecemos a esa nueva camada, que es federal y desmitifica un poco esa cosa de estar acá, en Buenos Aires. Que es un poco ambiguo, porque nosotros estamos acá, pero por suerte tenemos la posibilidad de ir y venir. Tenemos un poco de acá y de allá. Nos gusta esa posibilidad que tenemos, pero creo que en todo el país hay bandas, hay músicos, productores, periodistas, que están

haciendo cosas con identidad sin pasar por Buenos Aires y con una escena re linda. Creo que el camino conduce hacia eso. Brasil tiene un circuito mucho más amplio, descentralizado. Nosotros estamos haciendo eso, que ya pasa. Ojalá cada vez sea más grande. - Buenos Aires todavía pesa mucho a la hora de la difusión, quizás. - L: Es donde están las fábricas que hacen las cosas. Acá se hace la prensa, la difusión, el trabajo técnico. En Formosa no hay estudios con las mismas capacidades que acá. Estuvo bueno venir acá, hacer el contacto y después llevarlos a todos a Formosa. Todos se comieron un asadazo, empanadas de yacaré. - JM: Hay un ida y vuelta constante entre Buenos Aires y Formosa.

“El rock argentino está teniendo cada vez más bandas que tienen que contar su identidad. Es lo que nos diferencia de una banda de Ramos Mejía. Decir, bueno, somos de Formosa y tratamos de tener esa identidad.”

- Y la experiencia que ustedes recogen acá la pueden llevar a Formosa para que la escena se pueda desarrollar. - JM: Exacto, nosotros somos parte de una escena, como la formoseña, que está buena. Y las bandas entendieron que se puede evolucionar, trabajar. Allá organizamos charlas, festivales, acompañamos a músicos amigos que están empezando. Eso está buenísimo. - Quizás hoy las escenas regionales pueden aprender mucho de Buenos Aires fijándose en las movidas emergentes como Festipulenta, Festipez. Donde se mueven bandas independientes y autogestionadas. - L: Totalmente. Las chicas de Mercurio, Lucy (Patané) y Marina (Fages), empezaron a organizar el Festi Hermoso, en el Konex y en Matienzo. Y eso es otra escena donde generan, ha-

cen autogestión y ganan un espacio más en las grillas de la ciudad. Y empiezan a aparecer otras bandas, como Las Taradas, que metió dos mil personas. - JM: Nos pasa que tenemos muchos músicos conocidos y vemos a la escena del rock, del folclore, del indie, y todos proponen algo. Algunos con más calidad, otros con más empuje. Pero eso está pasando. Y aprendés. Pasa mucho en Buenos Aires y también pasa en el interior. Nos pasó en Corrientes, nos pasó en Córdoba. No fuimos nunca a Salta ni al Noroeste. Tenemos muchas ganas. La otra vez fuimos por primera vez a Santiago del estero. - L: Tocamos con Vislumbre del Esteko. Santi Suárez es un compositorazo, estudiaba con Jacinto Piedra. El hermano también. Y fuimos a tocar con ellos, probamos sonido. Y preguntamos “che, ¿a qué hora subimos?”, “y a las tres y media”, “ah, ¿tocamos después?”, “no, no, antes”, (risas) “ah, ¿y vos a qué hora subís?”, “no, cinco y media, seis, antes no viene nadie” (risas). Está bueno eso, vas conociendo cómo es cada lugar. - Y en este camino fueron aprendiendo y rodeándose de gente que los ayudó a crecer. - JM: Sí, pero musicalmente y en la parte de la producción somos nosotros los que llevamos adelante el barco. A veces chocamos, nos damos vuelta. A veces parece que todo se está por terminar, pero por otro lado… - Medio dramático. - JM: Sí, peor que unas novias. - L: Re dramáticos. Somos un matrimonio cansado, pero con buen sexo (risas). - Salva todo. - L: Claro (risas). Cada vez que tocamos nos volvemos a abrazar. - JM: Sí, por ahí parece que todo está por colapsar pero sabemos que es así desde que tenemos nueve años. - ¿Por ahí se agarran entre ustedes, se putean? - JM: Sí, no lo cuento orgulloso, pero por ahí nos damos unos tortazos. Y en cualquier situación normal de banda, no pasa eso. Entonces uno lo vive tan intensamente que a veces vuelan unos platos. - ¿Y por qué se agarran, por decisiones musicales? - L: Por cansancio, viajes. No es que haya broncas. Sino que terminás reaccionando de la peor manera. Que al toque te arrepentís. Un matrimonio cansado (risas). - JM: Pasa que tenemos tanta historia. Tenemos treinta años, y empezamos a tocar juntos a los nueve. Y uno ve eso. Yo ya tengo una hija. Pero la relación es emocional. Por ahí viene la gente y te dice “che, qué bueno que suena”. Y es porque está cargado de cosas buenas y de desgaste. De historia. Es parte de la banda.

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Por Pablo Choke Torramorell // Foto: Martín Azcárate

REVOLUTION CHANGO

Entre tinkus, chayas y un disco editado, Ey Paisano arma su propia filosofía de vida, homenajea al Pibe Acosta y refuta “la magia” de las peñas y el folclore moderno.

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a parrilla está lista. Sólo falta recoger un pedazo de pan para buscar un chori y condimentarlo a gusto. La mesa rebalsa de vasos, botellas, sobrecitos de aderezos y una fuente de ensalada. Diego, el dueño de casa, también es el cocinero oficial. Está parado al lado del asador, invitando a los comensales a servirse el manjar de viernes por la madrugada. Juan Liendro, vientista de Bruno Arias y amigo íntimo, está de paso por Salta, así que se prende a la guitarreada nocturna en el hogar de los Arzelán. Marcos y Juan (charanguista y cantante, y vientista, respectivamente) mantienen una fluida charla con Liendro, aprendiendo de los consejos de “los jujeños que coparon Buenos Aires” sobre cómo mantener la actividad en marcha. Arias, al igual que Raly Barrionuevo, lleva adelante la minuciosa tarea de sembrar las semillas de la música norteña fusión por diversos escenarios importantes del país, y los Ey Paisano piensan encaminar su carrera en algo similar.

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A mediados del 2010, un grupo de amigos con experiencia en bandas del ambiente rockero y metalero (Marcos Jándula, Juan Urquiza, Diego Arzelán, Daniel Morales Facundo Funes y Antonio Prevedt), decidían darle vida a un proyecto que venía gestándose de a poco: hacer música andina no tan convencional. Salir de lo encasillado, despojar de prejuicios a tantos artistas de cuna que vienen haciendo “más de lo mismo” encastrados en el folclore más básico. La idea era manejar un estilo musical “diferente y bien alegre”. El repertorio fue armándose con reversiones de clásicos del cancionero popular andino, como hacer un ska con un tema de Los Kjarkas. Así nacieron las primeras canciones con esa característica y chispa que hoy por hoy son marca irrefutable de la banda. Las presentaciones en vivo invitan al bailongo y a la fiesta de colores en el aire. Quizás la motivación sea siempre innovar y no esperar el clásico, por eso el repertorio es un paisaje heterogéneo que atraviesa huaynos, sayas, tinkus, cumbias y reg-

gaes. Para Diego, la banda espiritualmente tiene “alma y filosofía de rock”: “Porque escuchás una base de guitarra eléctrica, un bajo potente que viene del heavy metal y la batería que tiene sus raíces desde el rocanrol clásico.” Tener un disco bien hecho otorga presencia en el mundillo de las bandas emergentes, es el “documento del grupo”. Con Lágrimas de barro, el debut editado el año pasado, Los Ey Paisano se fueron posicionando cada vez mejor en la escena local. El álbum incluye una versión de “La Boca e’ Lobo”, del grupo de culto salteño Mambrú y sus Desertores, con la participación de Salchi Dique, de Perro Ciego, como cantante invitado. Tocar en una peña folclórica siendo una banda del género es, de alguna manera, una etapa obligatoria que se atraviesa en los inicios. Los bares, pubs y aguantaderos under quedan reservados casi exclusivamente para el rock y sus diversificaciones. Pero los Ey Paisano se sienten más cómodos (“como en casa”) en esos lugares no tradiciona-


les para el folclore. Incluso más que en festivales, otro bastión sagrado del circuito. Prácticamente desde el arranque, entre el grupo y su círculo íntimo de amigos se fueron organizando “partuzas andinas” que hoy son algo casi institucionalizado dentro de la tradición after y post show paisano: “Tocamos en vivo y ponemos bailarines de tinku, distribuimos lanzanieves entre la gente y les damos ‘la gelatina del amor’, hecha con vodka, que termina emborrachando a todo el mundo. Son nuestros redonditos de ricota. La primera vez éramos sólo cinco personas. En la última quedó gente afuera.” - ¿Por qué su público está en los bares y no en otros lados? - Marcos: Pasa que, aparejando el camino con las bandas de rock en Salta, está bueno lo de construir ese público que te hace el agite, el aguante. En el folclore ese público está, pero es distinto. En el rock es diferente. No nos molesta que en medio del show se suba gente al escenario a bailar, lleven banderas y arenguen. En el folclore el artista está ahí arriba del escenario y no se lo tiene que molestar. A mí me gusta que la gente haga fiesta. - Juan: Es como que en este momento estamos construyendo un público que es diferente. Desde arriba del escenario lo vemos. - Diego: Nosotros negamos rotundamente tocar en peñas. Pensamos que las peñas basurean a los artistas: es ir a tocar, hacer el “Feliz cumpleaños” (que no falla) , hacer “Zamba de mi esperanza”, cobrar tus setenta pesos y mandarte a mudar. Es hacer ese circo. - Juan: Las peñas te manejan el repertorio. Es la piedra en el zapato para nosotros, que queremos mostrar lo que venimos haciendo y lo que somos. De nada te sirve haber mamado horas y horas para haber sacado un tema a nuestro estilo para que vengan y te digan “haceme ‘El humahuaqueño’”. - Diego: Claro, si no hacés “Vienes y te vas”, popularizado por Los Tekis, no existís, porque la gente viene a escuchar eso. Por eso nos abrimos y preferimos tocar en un bar los temas que nosotros queremos. Son otros ingredientes extramusicales que los tomamos más como una banda de rock que de folclore. Una vez tocamos en la peña de Balderrama y nos pegaron una patada en el culo. Al querer vivir y hacer sentir esa esencia, muchas veces recibieron una incómoda patada a lo Balderrama. Durante la etapa de difusión de Lágrimas de barro, desde la producción de una radio se les comunicó que para poder promocionar su música debían tocarla en el estudio. Alegaban que por ser folcloristas debía ser natural para ellos andar con un bombo bajo el brazo. Aunque verdaderamente el inconveniente fue que la música que hacen suena vacía de contenido tocándola solamen-

te con un bombo y guitarra criolla. Y siguiendo una fiel corriente derivada en una actitud punk respondieron “no podemos ir a un medio y no tocar lo que realmente hacemos. No la vamos a caretear, no somos Los Huayra”. Eran tiempos de elecciones políticas y la productora del programa se quedó sin respuesta. Terminaron yéndose sin salir al aire. “Cosas así tienen su parte de orgullo”, reconoce Diego. “No me hagás una nota si no querés. Prefiero plantarme a ser una marioneta más. De a poco el camino de la banda es independiente y lo encaramos por ahí”.

“Las peñas basurean a los artistas: es ir a hacer ‘Zamba de mi esperanza’, cobrar tus setenta pesos y mandarte a mudar. Una vez tocamos en Balderrama y nos pegaron una patada en el culo.”

-Marcos: Más allá de la actitud, para mí se trata de tener una propuesta como banda y tratar de compartir eso con la gente para que se enganchen. En lo andino hay un paradigma entre Los Tekis, Sergio Galleguillo y ciertas bandas que tienen una cuestión fiestera con un repertorio universal. Entonces la gente se confunde. Pero hay un momento donde uno, como artista, busca encontrarse en lo que quiere hacer. Sin ir más lejos, chicos como Los Jayitas, que empezaron con covers y hoy en día están buscando su propio estilo porque en algún momento les llega la necesidad. El mercado no quiere que salgan otros Tekis. En Salta nosotros teníamos dos paradigmas, por un lado Tekis y por el otro Arbolito: fuimos por un camino neutral a eso e incorporamos caños de bronce, trompeta, saxo, trombón y la quena. En esa búsqueda de la identidad de la banda fuimos probando sonido. Más allá de que la gente se enfieste, me interesa que se detengan a escuchar ciertos temas del disco que por ahí tienen algo para decir y que está bueno que te acompañen con la letra. -Muchas veces, con la música del carnaval lo que importa es vivir el momento y no se la da bolilla a la letra, al contenido. ¿Cómo ven el tras-

fondo cultural del mensaje que quieren dar y la opinión de la gente? -Marcos: Tenemos temas como “Nuevo amanecer”, que es un huayno que habla sobre reivindicar ciertas cosas sobre la tierra, y tuvimos la oportunidad de grabarlo con Bruno Arias, un golazo. También aparecen canciones como “Libertad” y “Fiesta latinoamericana”, que habla de la unión de los pueblos. El mensaje de los pueblos originarios, de la unión, de la realidad social presente de cada uno, es lo que hace a nuestra música. -Juan: Nuestro público parece acaparar lo que nosotros queremos transmitir. Nos pasó de ir a tocar a ciertos lugares y que la gente coree los temas. Eso demuestra que les gustó. Es transmitir algo y que no sólo sea el ritmo de un tinku. -Marcos: Soy más escéptico en esa cuestión. A veces me suena a bajada de línea que conmemoremos el 12 de octubre como Día de la diversidad cultural, que nos preocupemos por los wichi que no tienen tierras en el norte; por muchas cosas que por ahí en el resto del año ronda la hipocresía. Uno mira los pueblos originarios y quiere ir a ver más allá, ver Latinoamérica, una cuestión cultual más amplia. Pero nosotros tenemos una fuerte comunidad originaria en el norte de nuestra propia provincia. Acá veo una fuerte discriminación con gente que es coya, que merodea la zona del Mercado, que ves en la universidad, en el centro, en la realidad cotidiana. Pienso que se puede demostrar desde un pequeño accionar que vos también le das un espacio, sin hacerle caras y gestos raros o comentarios despectivos. Tenemos muchas cosas en común, ancestralmente, culturalmente, musicalmente. Es una cuestión que nos afecta y nos embola. -Diego: Aparte, musicalmente curtimos mucho la música que viene de allá. Hasta quizás la música que hacemos nosotros sea más boliviana que salteña. Nos pasa de sentirnos identificados más con otros ritmos del norte que con una zamba. -Marcos: Nos sentimos más identificados con un huayno, un carnavalito o un tinku que con un tango, por ejemplo. Y es por una cuestión geográfica. Desde chicos quizás tuvimos más presente la comunidad norteña que la del sur. “Nos pasa de escuchar muchos temas rockeros que le cabrían tranquilamente a la banda”, dice Diego para explicar el porqué del homenaje a Mambrú y Sus Desertores. “Y no te hablo en relación a lo que han hecho Los Tekis con Rock and Tekis: ellos eligieron temas muy caretas. Ojo, la idea es muy buena; la ejecución no. Han ido a lo que todo el mundo conocía. Yo tengo ganas de hacer algo similar pero por otro lado. Es fácil agarrar ‘Mírenla’ de Ciro y hacerla un huayno.”

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Por Diego Maita López

NO TAN DISTINTOS DESDE LOS AÑOS SESENTA, LAS FRONTERAS DE LA MÚSICA POPULAR ARGENTINA SE HAN IDO CORRIENDO HASTA LLEGAR A NUESTROS DÍAS, CON OBRAS QUE PUEDEN SER ENCASILLADAS EN DISTINTOS GÉNEROS.

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l ámbito de la música popular argentina ha sido dividida al menos en tres grandes géneros: tango-folclore, rock y tropical-cuarteto. Esa división ha sido un clásico, y desde temprano, a mediados de la década del cincuenta en el siglo XX, se han dado antagonismos entre los “folcloristas” y tangueros. Entre estos últimos (verdaderos cultores de la trilogía “sexo, drogas y…”) y los rockeros, también hubo disputas cuando apareció la llamada música joven o foránea. Párrafo aparte merecen los encuentros y desencuentros entre todos éstos y la música tropical. Sin embargo, desde los años sesenta estas fronteras se han ido corriendo muy lentamente. Almendra y el bandoneón de Rodolfo Mederos. Más acá en el tiempo, León Gieco y Dino Saluzzi. Melingo se fue pa’l tango, e incluso en Salta, un tal Adrián Fleitas (que en la década del noventa se movió mucho por el palo del rock, e integró, entre otras bandas, Normal 40) hoy forma parte del tradicionalicísimo grupo de folclore Los Ceibales. Todos casos testigos. Así, el siglo XXI se ha puesto más evidente en relación a esto, y la escena de la música popular ha visto músicos que circulan, desprejuiciados, con una pata en el rock, y la otra por ahí, o algo así. Un ejemplo paradigmático es el dúo Orozco-Barrientos. Integrado por Raúl “Tilín” Orozco y Fernando Barrientos, han sido ungidos por León Gieco (quien, nos guste o no, fue quien hizo de Abel Pintos un nombre conocido) y fichados por Gustavo Santaolalla. De hecho, ya llevan tres discos laburados con el multipremiado productor. No es nada raro. Santaolalla fue uno de los pioneros, con su grupo Arco Iris, en esto de derribar fronteras y tabúes. A Barrientos lo conocemos como la voz de Tanguito en la película Tango Feroz. De hecho, “El amor es más fuerte”, leit motiv de la peli, le corresponde. Luego, también con la banda de rock Caín-Caín. Sin embargo, ya era un viejo guerrero de la música: “Yo empiezo

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a tocar en un circuito, en Mendoza, en el 81, 82, y en relación al folclore, yo tenía la impronta de mi viejo”, cuenta. Orozco, su socio, y mentor del proyecto, se lo conoce como instrumentista y arreglador de folclore cuyano, una subespecie donde la virtud del guitarrista es muy apreciada. Sin embargo, charlando dice: “La gente sabe que antes que Fernando toque rock, yo ya tenía mi banda, incluso con un sonido más duro, se llamaba CAN”. Así, en una Mendoza, donde hay cruces frecuentes

Pedro Aznar realizó un trabajo de exploración sobre el repertorio de bagualas y coplas del Norte. Lo presentó en la Serenata a Cafayate, pero el público quería pan y circo. entre el rock y el folclore (por lo menos una vez superada una fuerte impronta nacionalista que ese repertorio tuvo hasta los años setenta), fue “Tilín” quien invitó a Fernando a ampliar el repertorio, el cancionero de la música cuyana. Orozco saca pecho: “Tenemos un sentido rockero, y nuestras canciones tienen aires folclóricos. Si viene un estudioso y nos dice que no son zambas o chacareras, tiene razón”. Cierra la entrevista destacando el rol del Cuchi Leguizamón e invitando a escuchar a ese prócer del folclore cuyano como es Don Félix Palorma. Pedro Aznar también es una influencia importante. A fines de los noventa realizó un trabajo de exploración sobre el repertorio de bagualas y coplas del

Norte. Y lo presentó en la Serenata a Cafayate de 1998. Estuvo brillante, pero bueno, el público quería pan y circo. De todas maneras, Aznar se ha rodeado constantemente, desde aquellos tiempos, de músicos que marcan un nuevo camino. De entre sus músicos sesionistas, surgió el Aca Seca Trío, que quizás coqueteando mas con el jazz que con el rock, han dotado de altísima calidad al “folclore”. Podemos hacer muchos nombres, y seguro nos quedamos cortos: Ultravioleta y el Dúo Orellana-Luca, de Santiago del Estero. Tremor y los por ahora ausentes Doña María, de Capital Federal (más a la vanguardia), por citar sólo algunos. No podemos dejar esto sin marcar trayectorias inversas. Y acá el rol de Chango Farías Gómez ha sido clave. Fue él quien se jugó, y ya desde los sesenta comenzó a “ututear”, metiendo armonías de negro spirituals en canciones tradicionales. Y en los ochenta, desde MPA (Músicos Populares Argentinos), o en los noventa, con el grupo La Manija, le metió una dosis de electricidad al folclore que fue irreversible. De ahí en adelante, salvo honrosas excepciones, los que llevaron este sonido a los grandes escenarios del país, fueron meros imitadores y ladronzuelos de guante blanco. Entre las excepciones, encontramos dos santiagueños: Peteco Carabajal, quien fue ladero de Farías Gómez en MPA, y Horacio Banegas. El primero viene de una familia tradicional, y tanto en Santiagueños, un dúo con el genial y fallecido Jacinto Piedra, como en su etapa solista, renovó el cancionero, y siguió la exploración sonora iniciada junto al maestro. Con menor exposición mediática y momentos musicales y poéticos de una factura similar, el menor de los hermanos Banegas también hizo lo suyo. De hecho, el es un referente para todo un folclore que podríamos denominar under. Como dato de color, sirva contar que en su banda debutó, siendo muy chico, Cristian “Mono” Banegas, uno de sus hijos, y arquitecto del sonido de Raly Barrionuevo.



Eli SuĂĄrez, Paulo Bellagamba y Diego RodrĂ­guez: Los Gardelitos 2014


Por Federico Anzardi // Fotos: Edgardo A. Kevorkian

PAREDÓN Y DESPUÉS CON CIUDAD OCULTA, ELI SUÁREZ COMIENZA A TOMAR LAS RIENDAS DE LOS GARDELITOS DEFINITIVAMENTE, SIN PERDER LA ESENCIA DE LA BANDA. UNA VUELTA A LAS RAÍCES PARA PODER LIBERARSE Y SEGUIR ADELANTE.

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li Suárez es un tipo tímido, callado, que anda por lo bajo. No le gusta sobresalir ni figurar. Prefiere hacer las cosas a su modo, con sus tiempos, austeramente, sin ostentaciones. Lo aprendió de sus referentes y de su familia, especialmente de su padre, Korneta, un poeta arrabalero que con poesía, música y acciones lo marcó para siempre. Tanto, que a veces esa herencia se transforma en una carga. El 25 de mayo, apenas unos días después del decimo aniversario de la muerte de Korneta, apareció Ciudad Oculta, el nuevo disco de Los Gardelitos, la banda que continúa hasta hoy gracias a la tenacidad, el compromiso y, ahora también, por fin, las canciones de su hijo. Ciudad Oculta regresa a las raíces musicales de la banda, al sonido que forjó a miles de fanáticos en todo el país. Rock con melodías tangueras, poesía de empedrado y suburbio. También se conservan las guitarras crudas de Oxígeno, el disco anterior, de 2008, algo que en su momento fue criticado por los fans ortodoxos y hoy reluce como una característica más. Ciudad Oculta está formado por seis canciones inéditas de Korneta y seis flamantes composiciones de Eli, las primeras que escribió después de ese debut composi-

tivo (y además, hit) que fue “Mezclas raras”. Ya con el nuevo trabajo en la calle y con respuestas positivas sobre su laburo, Eli confirma que es hora de adueñarse de la banda por completo y para siempre, asumir definitivamente el legado. “No es una cuestión de apoderarse sino que naturalmente va deviniendo en eso. Es natural. Con el tiempo te vas haciendo cargo”, dice, ya más relajado, una semana después de la salida de Ciudad Oculta. Mientras estuvo preparando las canciones casi no atendió llamadas, no revisó muchos mails. Se concentró solamente en la música con obsesión e inseguridad. Entre risas reconoce que volvió locos a todos en su familia, mostrándoles los temas a cada rato y preguntándoles si les parecían bien. Salvo dos canciones que ya habían sido anticipadas (“Un taxi” y “Puño y letra”) el resto se conoció cuando apareció el disco. “A la letra de uno de los temas, ‘Viejo y querido rocanrol’, la hice una semana antes de publicarlo. Me salió sobre la marcha y quedó fresco. Se podría decir que el disco se tomó el tiempo que se tenía que tomar. Llegó en el momento que tenía que llegar. Y está bueno que sea fresco. Complementa con las canciones de Korneta, que esperaron tantos años para salir, y como los buenos vinos, se ponen mejores con el tiempo”, cuenta. Eli ve la publicación online y gratuita del disco como una manera de “saltar

la burocracia”. “Nosotros se lo dimos directo a la gente, sin intermediarios”, agrega. “Mantenemos la mística de hacer algo el 25 de mayo, le da un toque especial. Algo parecido pasó cuando adelantamos la letra de ‘Pájaro y campana’, que está dedicada a mi viejo, justo el día en que se cumplían diez años de su fallecimiento (el 12 de mayo). Que sea en ese contexto ya le da otra profundidad, y este disco tiene mucho de eso. De alguna manera recupera un lugar que la banda siempre tuvo, pero mucha gente ponía en duda. Y por otro lado, va más a la esencia de Los Gardelitos. Desde el nombre del disco, que remite a las participaciones que teníamos en los festivales de Ciudad Oculta, y también remite al concepto estético de la banda ciudadana, que habla de las cosas que no se ven a simple vista. Se refleja eso en ‘La canción que se oculta’.”. En el disco, la banda mira para atrás para poder salir adelante. Tomar impulso y llegar más alto. Eli sintió la presión gigantesca de sacar un nuevo trabajo y la necesidad de publicar su propio decir, a pesar de tener las canciones suficientes de Korneta como para llenar un álbum completo. En Oxígeno aportó “Mezclas raras”, en Ciudad Oculta la mitad de los temas. Durante años estuvo oculto detrás de las canciones de su padre. Cantaba y tocaba lo que otro había compuesto. Había armado una pared, su propio The Wall ciudadano. Con estas seis nuevas canciones, Eli

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comienza a derribar el muro. Comienza una nueva etapa. Los Gardelitos, paredón y después. Todos los temas de Ciudad Oculta compuestos por Eli transmiten la idea de intentar liberarse. Desde el arranque, con “Puño y letra”, las cosas quedan claras: “La vida es nueva a cada paso y no bajamos los brazos por cantar una canción que salga del corazón aunque nos rompa en pedazos.” Eli rompió en pedazos su corazón pero pudo volcar las palabras. Y al hacerlo en pocas semanas, justo antes de entrar a grabar, logra una gran catarsis. “Lo que vendrá” es, quizás, la que tire las frases más fuertes. Allí, canta que es “tiempo de transmutar el dolor en poesía, que la música sea guía de lo que vendrá”, y reconoce que “requiere más valor la alegría que la pena. La tristeza se vuelve condena si uno la deja estar”. Se da cuenta de que seguir bajo el ala protectora de Korneta, ese pájaro que lo mira desde arriba, es condenarse a sí mismo. “Ese tema es bastante particular porque habla de lo que va a venir y a la vez dice que lo que va a venir tiene relación directa con lo que fue. Volver a las raíces. Por eso también decimos en otro tema que un árbol sin raíces no tiene flores para dar”, cuenta, e informa que en el disco la palabra “oculta” aparece en tres temas. Y pasa a recitar algunas de las frases: “‘La ciudad que se oculta en mi corazón’, ‘En sueños forjamos nuestra historia revelando paisajes ocultos de nuestra memoria’. Hablo de que los sueños que tenemos tienen que

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ver con nuestra historia, y cuando uno puede revelar esos paisajes ocultos, que son las victorias y las conquistas que uno supo tener, es cuando empezamos a mirar para adelante.” “Me dieron muerto y acá estoy”, canta en “Viejo y querido rocanrol”, un tema a favor del movimiento del rock barrial que lo mantiene como emblema

“El disco recupera un lugar que la banda siempre tuvo, pero mucha gente ponía en duda.” y contra las discográficas que los cajonearon, contra la prensa especializada que no los publica y contra todos los que no creían en la continuidad de la banda sin Korneta. Ahí aparece otra de las facetas del Eli oculto.

“Hablo de la situación del rock de acá desde la experiencia nuestra, y marcando postura con lo que cantaba La Renga, el rocanrol no morirá jamás. A mí me dieron por muerto, a Los Gardelitos nos dieron por muertos, y siempre dicen que el rock murió. Y esa canción lo desmiente porque la gente se copa. Eso es lo que tapa la prensa más influyente para promover otras cosas de las compañías, que te cajonean. Nosotros lo vivimos en carne propia. Cuando estuvimos en una multinacional nos cajonearon por no decirles todo que sí. Nos decían tenés que hacer un videoclip con ‘Llámame’, nosotros queríamos hacerlo con ‘No puedo parar mi moto’, y nos decían ‘no, pero ese tema no es tan hitero’. Es la postura nuestra, contestábamos. Querían que hiciéramos una conferencia de prensa en el Hard Rock Café para presentar el disco y nosotros no, conferencia de prensa no hacemos, nosotros tocamos en vivo para la gente. Hacíamos notas, todo, pero nunca esa cosa tan acartonada. Nosotros tenemos otra postura. Y bueno, vayan a presentarlo en exclusiva en FM Hit: no, no, no. Y cuando les decís a todo que no, te cajonean, te mandan al muere.” Eli no cree en las canciones acartonadas y prefabricadas que promueven las multinacionales. “Entendemos al rock como un grito salvaje que sacude la opinión. El rock tiene que tener ese instinto”, dice. Respecto al concepto del disco, asegura: “Lo oculto no siempre tiene que ser malo, negativo. Está oculto porque está dentro mío, no porque sea malo.


Hay un prejuicio de la gente con lo oculto. O el prejuicio barato que tienen algunos con nosotros: no, como tocaban en las villas son unos resentidos sociales que van a querer ir al Luna Park a prenderlo fuego, a romper toda la calle Corrientes. Nada que ver. Korneta siempre fue un poeta. Y de pronto ves cómo el mainstream y lo establecido terminan difundiendo una idea de lo que sería la gente de abajo, los supuestos marginales, que es muy berreta. Porque le terminan dando bola a Pablo Lescano, que canta ‘se te ve la tanga’, que a un poeta como Korneta, que está hablando de cosas que son esenciales. Y esa indiferencia duele. Porque están ciegos a un montón de cosas que siente la gente, o que siente ese poeta que sigue siendo Korneta, para difundir otra cosa que es para que la mayoría de la gente diga ‘es verdad, los de la villa son re cabezas’. Y no es así. Nosotros fuimos a tocar un montón de veces a la Oculta y conocíamos gente que escuchaba Artaud de Spinetta, gente con mucha cultura musical, un sentimiento genuino y puro por la música. Y así en otras villas.” Ciudad Oculta es un álbum conceptual, a pesar de tener canciones de dos autores distintos. Está hecho para ser escuchado de principio a fin, con guiños internos en las letras y en la música. Cuando Eli lo explica y comienza a recordar todas las conexiones que posee el disco, confirma ser un creador que no deja nada librado al azar. “Pusimos el disco entero para que capten la idea de la obra. El primer tema se llama ‘Puño

y letra’ y el anteúltimo, ‘Al pie de la letra’, y hay una referencia musical similar en ambos comienzos. Y yo también busqué relacionarme con las canciones de mi viejo. Por eso ‘Puño y letra’, que habla de escribir un tema, es el primero, y el siguiente es ‘Hojas del otoño’: las hojas que caen, pero también las hojas de la vida de alguien que está es

En el disco, la banda mira para atrás para poder salir adelante. Tomar impulso y llegar más alto. cribiendo. Cuando el tipo dice ‘quiero hablar de tantas cosas y no se me ocurre nada’ es Korneta contando lo que le pasa cuando escribe un tema. Y en el anterior estoy contando lo que me pasa a mí cuando escribo un tema. Después,

el ‘rocanrol’ con ‘Buen día, nena’, por más que sean distintos musicalmente, tienen un hilo. ‘Tibias noticias del sol’, de Korneta, dice “es tanto el dolor que sacude la vida que esconde las tibias noticias del sol’, y yo antes puse ‘tiempo de transmutar el dolor en poesía’. Ahí también hay una relación. Todos esos yeites los descubrís escuchando el disco entero.” La banda va a presentar el disco el 20 de junio en el estadio Luna Park, de Buenos Aires. Será una fecha especial. No sólo porque pisarán un escenario importante, sino por otros detalles, más cercanos al espíritu del grupo. Duran te el show, los padres del bajista Diego Rodríguez y el baterista Paulo Bellagamba subirán a tocar con ellos. “Va a ser muy lindo, va a mantener esa cosa familiar que tiene Los Gardelitos”, cuenta Eli. Hoy, Eli Suárez considera una posibilidad inédita hasta hace algunos años: el próximo disco de Los Gardelitos podría venir sin canciones de Korneta. Lo pide el funcionamiento de la banda, lo pide el público. Lo pide la propia necesidad de Eli. Y así lo piden las herencias familiares: continuar el legado, perpetuarlo, pero con una marca propia. Como el mismo reconoce, mirando atrás tiene la receta para seguir adelante:

Si te gusta la música no te reprimas. Toca sólo lo que dice tu corazón. Pero nunca toques para estar de moda.

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Por Matías Hessling

PECHANDO POR UN SUEÑO

DE CÓMO EN DIEZ AÑOS LA ORQUESTA SINFÓNICA INFANTOJUVENIL PASÓ DE SER UN CUARTETO POPULAR DE CUERDAS A UNA ESCUELA DE EXCELENCIA ACADÉMICA QUE ACAPARA LA DEMANDA DE NIÑOS, JÓVENES Y FAMILIAS DE CLASES POPULARES SALTEÑAS.

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alta, como toda ciudad apostólica, ha sabido llevar adelante iniciativas “de rescate social” de diferentes grupos en extremo vulnerados, como es el caso de jóvenes y niños de clases populares. Estas iniciativas suelen ser personales, de hombres y mujeres con cierta sensibilidad social frente a problemáticas comunitarias, muchas de ellas con alto impacto; pero nunca cuestionando explícitamente los fundamentos primigenios de esas vulneraciones sociales: la mala distribución de la riqueza en un capitalismo feudal. En Salta las historias sensiblemente exitosas de integración cultural y de impacto cuantitativo no se tiñen de rojo trosko ni son ecofriendly. Tienen la discursividad de un peronismo papal pero el pragmatismo de un populismo liberal alla “Un techo”. La que sigue es la historia que relata Kelly Wayar (Delia Raquel Wayar), oriunda de Orán (la Ciudad Juarez salteña), al norte de la provincia. Kelly es la creadora y actual directora de un proyecto sociomusical que acaba de cumplir diez años: la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil. Un proyecto que empezó en 2003, en una escuela pública del barrio Castañares, al norte de la ciudad, con cinco alumnos cautivados por las habilidades de Kelly para tocar cumbia y folclore en su viola. En 2014 cuenta con más 400 estudiantes de entre ocho y 18 años provenientes de todos los departamentos de la provincia, la mayoría de familias precarizadas. Cuenta con instrumentos propios, está a punto de convertirse formalmente en una escuela de música con un titulo equivalente al de una escuela técnica, ha sido formalmente incorporada a la repartición pública provincial, y por primera vez acaba de alquilar una casona propia para funcionar de forma independiente en la zona “Beverly Hills” de la ciudad, a pasitos del Monumento al dios Güemes.

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Esa juventud descarriada Una de las problemáticas que hacen a la discusión política contemporánea vinculadas a la cultura, y sensiblemente a las culturas alternativas musicales, es la que refiere a una incógnita sobre como estabilizar los desbordes generacionales de niñeces, adolescencias y juventudes frustradas, vulneradas, ignoradas, violentadas; desbordes manifestados en consumos problemáticos de sustancias varias, conflictos con la ley penal, suicidios, crímenes tempranos, entre otros. Meros consumidores para

¿Qué hace que pibes y pibas de clases bajas se decidan a formarse musicalmente? “Hacer la música que te gusta”, responde Kelly. un sistema que no los deja consumir más que sentido común. Hoy los adultos de todos los sectores parecen estar capacitados sólo para responsabilizar al narcotráfico por los estados alterados de las juventudes, cuando el desborde tiene más que ver con configuraciones culturales, transmisión de valores y condiciones socioeconómicas vinculadas a la construcción de una subjetividad; que a con un supuesto acceso prematuro a las drogas. Los sectores medios profesionales salteños, progresistas a lo Binner, dejan entrever cuestionamientos para con

los resabios de esa propuesta cultural modernista e institucionalista, de carácter elitista, que imprimió la administración neoliberal de Juan Carlos Romero hasta 2007, con el Ballet de la Provincia, la Orquesta Sinfónica y los Museos artísticos - turísticos. Sin embargo, estos mismos sectores son los consumidores de esas propuestas que la gestión de Juan Manuel Urtubey sostuvo, amplió y sacó a la calle para actos y festivales de corte populista. Esta conjugación entre expresiones de alta cultura, como la música clásica; y las clases más populares (escuela pública, barrio/villa/asentamiento, sin antecedentes de formación musical) merecen un estudio sociológico que excede a este artículo, que permita responder a esta pregunta: ¿Qué hace que pibes y pibas de clases bajas se decidan a formarse musicalmente? “Hacer la música que te gusta”, responde Kelly.

La Orquesta, y una propuesta edulcorada Este proyecto se autodefine como un “proyecto social-cultural y educativo de características comunitarias que tiene como principales objetivos: la promoción del aprendizaje musical y el rescate social de la juventud y la niñez por medio de las oportunidades que brinda esta actividad artística”. La principal línea de acción es el “Rescate Social”, algo así como la “salvación” de jóvenes y niños con alguna situación de vulneración de derechos a través de la formación musical. Prejuciosamente, por esta idea de salvación, se lo podría vincular a una ideología religiosa, poco afín a las ciencias sociales que buscan una intervención de cambio colectivo y comunitario. Sí, se lo puede vincular a esa religiosidad tan local, sin embargo para la media, bastante transgresora. Cuando la Orquesta toca en alguna iglesia, invitados por el cura párroco con el fin de ponerle un momento musical a la


festividad patronal, padres fundamentalistas se molestan con la orquesta y no permiten tocar a sus hijos cuando en el programa figura como “obra a ejecutar” la música de Misión Imposible. Los “beneficiarios” de este proyecto son niños y niñas, muchos de ellos en situación de emergencia habitacional (duerme toda la familia en el mismo cuarto), adolescentes que no siempre tienen plata para el colectivo, menores institucionalizados, que se mezclan con estudiantes provenientes de familias y localidades con mejores condiciones sociales. Este retrato poblacional aparece como una foto de esa idílica escuela pública homogeneizante de las diferencias de clases que supo tener Argentina hasta los noventa. A principios de abril, la orquesta presentó en el Teatro Provincial un concierto calificado por la prensa local como “innovador”. Se llamó Delincuencia Sinfónica Juvenil, dirigido por el compositor Pablo Herrera y con la participación en vivo, pintando in situ un gran lienzo, del artista plástico Roly Arias. Los músicos estaban vestidos de civiles, sin sus uniformes negros habituales, y generaba un contraste inquietante ver unos cuantos músicos usando atuendos que cualquier señora

de bien, engalanada para una noche de concierto, calificaría sin pensarlo de “pibes chorros”. Jeans amplios, buzos canguro y gorrita. Las relaciones sociales salteñas tienen un basamento potente de racismo y clasismo. La imagen de un “pibe chorro” con un contrabajo sobre el escenario del principal escenario salteño es una imagen de alto impacto. Esta propuesta conceptual innovadora para el circuito local, ya desde su propuesta conceptual, tuvo que ser edulcorada con explicaciones anticipadas del maestro Herrera ante una posible acusación de promover el delito juvenil. La “arriesgada” propuesta fue explicada desde la ética musical basada en una disciplina que los músicos en formación cumplen a rajatabla, explicitándose que esos “valores se contraponen a los que personas dispuestas a realizar actos vandálicos suelen poseer” (sic) y asegurando que la imagen de cotidianidad de los músicos en escena “implica una cuota de dotes actorales por parte de los músicos, a los fines de presentar y proponer al público hacer un ejercicio de pensamiento acerca de una temática que afecta a nuestra sociedad” (sic). Entonces Herrera propuso entender la conceptualidad del concierto desde “una ‘delincuencia be-

névola’, que busca la apertura de nuevos caminos para el arte, o mejor dicho las artes, porque creemos firmemente en su integración y combinación; una ‘delincuencia benévola’ que le abra las puertas de la música sinfónica a todo tipo de personas, y no solamente a una élite como hoy lamentablemente sigue ocurriendo; una ‘delincuencia benévola’ que permita a un arte temporal como la música acercarse a un arte espacial como la pintura, y viceversa; una ‘delincuencia’ que pueda romper con el prejuicio de que en Salta solamente se pueden componer zambas y chacareras, y no tenemos nada en contra de ellas, pero sí nos parece que el espectro de opciones musicales debe ampliarse” (sic). Si trasponemos estas excusas a la propuesta del proyecto de Kelly Wayar podemos pensar en que los “pibes chorros” de la orquesta son (posibles) delincuentes rescatados/recuperados, y que se vuelven transgresores al romper su destino esperado a través de un universo musical y cultural reservado para elites locales. “Alguien tiene que hacer algo”, escribía Roly Arias en el lienzo que luego pintaría durante el desarrollo de la función. Ya el proyecto por un lado, y la propuesta conceptual del concierto

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por el otro, se justificaban por su exitoso abordaje social. Explicar una propuesta conceptual es de cierta manera tinellizar a la audiencia. ¿Pero a quien se le explicaba? ¿A un público popular poco conocedor de los formalismos de la música clásica? ¿A un elite sinfónica que cuestiona la ruptura musical (una orquesta que interpreta cumbia, rock y folclore) en un espacio que consideran propia? ¿Al progresismo local que cuestiona la utilización de recursos públicos para fomentar actividades cargadas de un contenido ideológico conservador? El proyecto iniciado en 2003 pasó por diferentes momentos, y superó numerosos obstáculos. Desde la negativa de la Escuela Provincial de Música a seguir recibiendo estudiantes que no cursaban ninguna carrera, a mudarse constantemente de espacios por falta de recursos para pagar alquileres o por el difícil acceso para sus músicos, hasta por los prejuicios de directivos escolares y docentes de las escuelas públicas en las que se presentaban, que desde el prejuicio de una adolescencia del margen, “culturalmente irrecuperable”, era cuestionado después de cada presentación pública. “Los chicos no eligen hasta que conocen, antes son simples consumidores”, afirmaba maravillado un director. La orquesta infantojuvenil contó con el impulso del fundador y primer director de la Orquesta Sinfónica de Salta, el venezolano Felipe Izcaray, que vio en el proyecto un germen del Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, un programa de educación musical del país caribeño cuya misión es “sistematizar la instrucción y la práctica colectiva e individual de la música a través de orquestas sinfónicas y coros, como instrumentos de organización social y de desarrollo humanístico”. Este programa, bien conocido por Izcaray, a través del cual sentó bases para su prolífico y exitoso desarrollo musical, es conocido internacionalmente por “rescatar” a personas jóvenes en circunstancias extremadamente empobrecidas del “ambiente de abuso de drogas y el crimen”. En Salta el proyecto no se orientó a esta última misión, para la cual se hace necesaria la participación de otros organismos provinciales como las secretarias y direcciones de acción social del Ministerio de Derechos Humanos, que actualmente no tienen articulación alguna con la orquesta. Algunos municipios “becan” con traslado a sus jóvenes para que puedan asistir semanalmente a tomar sus clases. La foto que sensibiliza y que expone el abordaje social y comunitario del proyecto es relatada por Kelly Wayar a partir de la descripción casi sonora de la música de cuerdas saliendo de una casa rancho de un barrio marginal salte-

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ño. Instrumentos que cuestan entre dos mil y veinte mil pesos, en custodia de niños en situación de pobreza. Hasta la provincialización de la orquesta, el proyecto se financió con donaciones canalizadas a través de la fundación de la esposa de Izcaray. En 2006 por decreto del gobernador, y luego de un trabajo de lobby por parte de su fundadora, se provincializa la orquesta. Romero ordenó que las asignaciones presupuestarias no ejecutadas de los ministerios provinciales se destinen al financiamiento de sueldos de profesores y personal de apoyo, así como el alquiler del espacio donde se formarían los músicos. Hoy el presupuesto sale del Instituto de Música y Danza dependiente de la Secretaria de Cultura de la provincia.

Los sectores progresistas salteños cuestionan la propuesta cultural elitista que imprimió Romero. Sin embargo, son los consumidores de esas propuestas que Urtubey sostuvo.

Para la envergadura social y cultural del proyecto, resulta extraño que del mismo no participe un equipo interdisciplinario que permita un abordaje integral de las problemáticas de estos niños y jóvenes que encuentran en una propuesta artística un acceso a la inclusión social y cultural. El currículum de Wayar indica que realiza capacitación docente en Derechos Humanos, sobre el niño en situación de riesgo social, y en el rol docente como operador preventivo en seguridad de los niños. El abordaje de las problemáticas juveniles necesita también de otras disciplinas y de profesionales con conocimientos especializados. Siguiendo el eje de acción social del programa venezolano, y casi en paralelo al proyecto salteño, el Estado Nacional desarrolló desde su Secretaria de Cultura el Programa Social de Orquestas Infantiles y Juveniles en 2004, que tiene como principal objetivo “contribuir a la integración sociocultu-

ral de los niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad, mediante la formación de orquestas infantiles y juveniles orientadas a favorecer el desarrollo de las capacidades creativas y el acceso a los bienes culturales, fundamentalmente en los sectores sociales más postergados”. Este programa se llevó adelante en la ciudad de Orán con profesores locales. Quienes participan de estas experiencia de inclusión social desde una propuesta musical que a primera vista reviste un modelo conservador (disciplinar al tratarse de un estilo “clásico”), afirman que los jóvenes que se vuelven músicos orquestales abandonan su cultura musical de origen, la cumbia, al darse cuenta de las limitaciones musicales de ésta, y que el cambio actitudinal ante una realidad social que se les impone está dado a partir de la empatía y respeto que se genera en una situación de aprendizaje constante, del desarrollo sensorial de la interpretación de un instrumento que se materializa en un éxtasis físico, mental y espiritual superior al consumo de cualquier sustancia. Otros resumen el éxito de estas iniciativas simplemente en el axioma “ocupar el tiempo de ocio de niños y adolescentes en propuestas más productivas y eficientes contribuyen al desarrollo personal”. Más allá del análisis de este cronista, la realidad muestra que el proyecto de Kelly Wayar ha tenido un fuerte impacto durante diez años de experiencia y crecimiento, cumpliendo sus objetivos de rescate social y excelencia académica, generando un desarrollo social y humano a partir de formar jóvenes en situación de pobreza con un nivel de profesionalismo que les permitió ingresar a un mercado laboral en constante desarrollo y bien pago. Se repiten los relatos sobre músicos formados en esta Orquesta Juvenil que luego se volvieron en sostenes familiares. La demanda ha superado a cualquier oferta, los cupos están sobrepoblados y hay listas de espera. La orquesta infantojuvenil es un proyecto cultural con una función social de desarrollo humano, pero que en su pretensión de integración de clases e igualdad social en la homogeneización del aprendizaje musical borra el conflicto fundante de la exclusión social de la que provienen la mayoría de sus músicos. Su futuro como propuesta transgresora, si es que el proyecto busca mantener esa línea de desarrollo, está en explicitar ese conflicto. Un intento fue Delincuencia Sinfónica Juvenil, al que se lo suavizó al no querer incomodar a las clases dominantes, excusándose en explicaciones sobre una propuesta artística altamente disruptiva a partir de una configuración conceptual muy superior a cualquier manifestación del palo del rock local.




EL ARTE DEL Romance Por Alejandro Wierna

EN LOS ÚLTIMOS AÑOS, LLANTO DE MUDO Y NUDISTA SE CONVIRTIERON EN REFERENTES PARA EL MERCADO EDITORIAL INDEPENDIENTE. DE CÓRDOBA A TODO EL PAÍS, SUS CREADORES HABLAN SOBRE CATÁLOGOS CON RECORRIDO PROPIO.

E

l avance continuo y la aparición de nuevos participantes en el plano cultural y artístico del país deja de ser una nota de color, digna de sorprender a un grupo pasivo de anoticiados, para convertirse en una realidad palpable que fluye a pasos agigantados, y obliga a replantear un mapeo diferente de los puntos geográficos desde los cuales se atomiza. La organización de fuerzas, de ideas y de recursos primó por encima de todo intento banal de imponer un ego, y se consolidaron colectivos de artistas que apuestan a ir más allá de toda frontera conservadora. En Córdoba, dos editoriales toman la literatura como punto de partida para aunar los deseos de un grupo reducido de individuos, quienes se dignan en poblar las librerías y los hogares con

publicaciones de una nueva generación de escritores, poetas, y dibujantes. Ellas son Llanto de Mudo y Editorial Nudista. Dos fuertes núcleos que están muy relacionados al mundo del rock y al empuje propio de un sello discográfico.

Llanto de Mudo Nace en el año 1995, de la mano de un puñado de adolescentes que intentaba construir un marco imaginario que diera contención al insatisfactorio pasar de no tener a dónde ir. Algunos escribían, poesías, cuentos, relatos, otros dibujaban, y un tercer grupo disfrutaba el cine de manera apasionada. Tenían alrededor de veinte años y confiaron en que si su arte se imprimía tendría adeptos. Lo hicieron, y empezaron casi sin darse cuenta una historia que lleva dos décadas de continuidad y crecimiento.

Diego Cortés está al frente del proyecto, muchos pararon, abandonaron y se sumaron de manera transitoria a lo largo de todo este tiempo, pero él hizo de su juego un oficio, y de la editorial un modo de vida. El local se encuentra en la célebre galería cordobesa del Complejo Cinerama, un viejo paseo comercial al cual los colores y los olores le delatan el pronunciado desfasaje con las tendencias arquitectónicas, marketineras y populares del momento. Están instalados en ese lugar desde hace diez años, cuando la casa les quedó chica y decidieron hacer una aparición más pública y apostar fuerte. Allí, en pocos metros cuadrados, conviven cientos de ejemplares de todo tipo. Bien podría ser una comiquería más del montón, pero sin embargo se trata de mucho más que eso: un sello con un catálogo frondoso donde esperan ansiosos muchos autores ser trasladados hacia algún destino

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Martín Maigua y Juan Cruz Sánchez Delgado, de Editorial Nudista

nuevo. “La editorial en sí dejó de ser sólo de Córdoba, por suerte hoy estamos en todo el país”, asegura Diego, con confianza, y se explaya acerca de la dificultad de hacer convivir ramas tan disímiles: “Tener una sola idea global de concepto en el catálogo es algo muy difícil, sí hay cierta línea que intentamos que se mantenga, pero es muy laxa, porque trabajamos con distintos tipos de libros. No es lo mismo la narrativa y la poesía, que las historietas. Cada una tiene un circuito diferente, y requieren de una producción y una estrategia distinta.” Esas estrategias recaen más sobre el mundo del comic, donde pudieron insertarse cómodamente y hoy son invitados a formar parte de ferias y convenciones a gran escala, tanto en circuitos nacionales como internacionales. “No me interesa tanto el plano económico, de andar viendo qué publicar para ganar plata, porque he visto a mucha gente fundirse detrás de esa lógica. Básicamente hago lo que me gusta a mí. Los libros me tienen que gustar. Yo aprendí a trabajar de diseñador y de editor gracias a esto, se fue convirtiendo cada vez más en mi laburo. A la gente le gusta mucho la forma en la que trabajamos nosotros con los autores, y si bien no podemos llevar a cabo todas las locuras que queremos, porque no tenemos plata, sí trabajamos con coediciones y nos asociamos para poder financiar la mayor cantidad de obras posibles. A algunas las bancamos completamente.” El grupo de personas que compone Llanto de Mudo tomó tantas formas que es impreciso definirlo, pero sí existe un número de colaboradores que respaldan el proyecto de Diego y lo asesoran en las temáticas correspondientes, como por ejemplo ocurre con la interesante revista Palp, de ciencia ficción, que comenzaron a publicar recientemente. “En un momento dado tenés que tercerizar. No podés estar por sobre todo, leyendo, diseñando, imprimiendo, porque te quema la cabeza y ni siquiera

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mejorás. Nosotros llegamos a publicar cinco o seis libros en un mes, eso hizo que comencemos a trabajar con distribuidoras, que laburan con librerías y así nos venden. A todo eso te lo va pidiendo el libro mismo, si trabajás con Diego Parés (dibujante con quien publicaron dos libros) o con Gustavo Sala, lo tenés que hacer así. Por suerte nos escribe muchísima gente de todo el país, y de todos los géneros.”

“Si bien no podemos llevar a cabo todas las locuras que queremos, porque no tenemos plata, trabajamos con coediciones y nos asociamos para poder financiar la mayor cantidad de obras posibles.” (Llanto de Mudo)

Desde hace tres años, el crecimiento es muy sostenido, y en la actualidad cuentan con colecciones nuevas donde se publican autores de diferentes edades. Muchos de ellos llegan por primera vez a encontrar una plataforma propicia

para el nacimiento de su carrera literaria. Se trata de un modo de autogestión que invita a confiar en la realización de los proyectos personales.

Editorial Nudista Nace en el año 2010, cuando Martín Maigua y Juan Cruz Sánchez Delgado, inspirados en un taller literario, decidieron confiar en la creación de un espacio que fuera capaz de dar soporte a los autores que veían no lograban una publicación que hiciera justicia a sus obras. Ese taller estaba coordinado por Luciano Lamberti, y se desarrollaba en Casa 13, dos nombres muy relacionados a la cultura emergente, desde el talento y la apuesta constante a elevar la vara propia mientras potencian, con mucha camaradería, a una corriente de autores nuevos. El propósito principal de Nudista fue autodefinirse y lograr un criterio curatorial que respalde la calidad de las obras emergentes, para consolidar un catálogo fuerte que genere confianza en las personas que de a poco comienzan a conocer cada uno de sus libros. “Siempre tuvimos la lógica de un sello de música, de bancar de manera independiente a un autor, como un sello productor, y entregarle las herramientas para que fuera capaz de publicar algo digno”, asegura Juan, quien es el encargado de la parte artística de la editorial y trata de convertir cada libro en un producto único, que pueda conversar con otros productos, audiovisuales y gráficos, que ayuden a la propulsión de la obra. El equipo se completa con Soledad Graffigna, a cargo de la comunicación y la organización de las presentaciones. Una particularidad de esta editorial es la realización de booktrailers, que son pequeñas piezas audiovisuales para promocionar un lanzamiento. De hecho, las presentaciones de los libros tampoco son convencionales, intentan que se trate de un lanzamiento masivo,


de tres o cuatro libros a la vez, y optan por realizarlas en un lugar público, con una banda tocando en vivo. “Tiene que haber un plus, que saque del acto solemne de una presentación aburrida donde vayan los amigos por compromiso”, respalda Juan. “Nosotros hacemos que los autores sean protagonistas de sus propias tapas, leo el libro y extraigo un fotograma, una escena que salga de ahí y la encarnamos poniéndolos a los mismos escritores, que son introvertidos, a actuar. Esa foto panorámica es la tapa, tenemos una estética y un estilo que lo reconocés al mirarlo”. Martín es el encargado de la edición editorial, supervisa todo y se subordina al catálogo, lo respeta y lo cuida como algo orgánico que fue creciendo y tomando vida propia. En la actualidad cuentan con 22 títulos publicados, muchos de ellos casi están agotados y tuvieron tiradas de 500 ejemplares. La trascendencia de Nudista fue implacable, y ello los llevó a replantearse todo y confiar en que el proyecto podía crecer pese a que no sea su actividad económica principal. Dejaron de llevar los libros en colectivo, y de apilarlos en sus casas, para trabajar con distribuidoras y tener una fuerte presencia nacional. “A medida que esos libros comenzaron a hacer su propio recorrido, fueron encontrando lectores y despertando interés en nuevos escritores. Pudimos salir a otras provincias, y publicar a personas

que realmente admiramos. Ya no tenemos que estar convenciéndolos, por suerte lo seguimos construyendo lentamente y las ofertas siguen llegando. Planificamos a largo plazo y estamos en todos los detalles”, afirma Maigua. Con la inquietud y la obsesión de no ponerle límites al proyecto, sino más bien potenciarlo, incursionaron en los ebooks, y comercializan el formato a través de su página web, y de sitios importantes como Amazon y Baja Libros. En base a esta faceta, firmaron contrato con Digital Books y apuestan al e-commerce, y al archivo sin DRM, como algo paralelo a su propio catálogo físico. Llanto de Mudo y Nudista tienen mucho en común: trabajan desde la independencia y no le temen al desafío de apostar por la consolidación de un proyecto que permita que otras personas puedan lucirse y publicar una obra que tenga repercusión en todas partes. Su lógica no es rigurosamente comercial, sino todo lo contrario, creen en un concepto y defienden valores como la innovación y la superación personal. A la inversa de lo que ocurre con el crecimiento del rango en el nivel de vida de las personas, las edades de los escritores “jóvenes”, que probablemente signarán el ritmo de una generación nueva de lectores, comenzó a adelantarse varias décadas y mucho tienen que ver en ello esta clase de proyectos.

“Siempre tuvimos la lógica de bancar de manera independiente a un autor, como un sello productor, y entregarle las herramientas para que fuera capaz de publicar algo digno.” (Nudista)

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Por Edgardo Gutierrez

CUANDO JUJUY SUENA, ROCK TRAE

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odo concurso es un reto, una forma de ponerse a prueba con todas las variables existentes: cantidad de competidores, jurados, tiempos y formas. Hay una amalgama de posibilidades latentes, las instancias están sujetas a cosas del destino, la suerte o la misma capacidad de cada uno de los actores. El primer Concurso Provincial de la Música Jujuy Suena, fue organizado por la Secretaria de Cultura de la provincia de Jujuy con la intención de “poder estimular la pluralidad de expresiones musicales en el marco de la diversidad cultural del contexto jujeño, reconociendo a las diversas identidades culturales que conviven en nuestra provincia y, la riqueza de la diversa producción musical de nuestros creadores contemporáneos”, según afirma uno de los objetivos del mismo. En este sentido hay que decir que Jujuy, como toda provincia del NOA, tiene aspectos culturales muy particulares, todo esto regado del clásico pintoresquismo nativo, que tanto se difunde en afiches, publicidades y demás elementos. Lo musical, como patrimonio intangible, es más un acervo natural que una construcción ficcional. La música se late y se respira, en múltiples formas sonoras. Es por eso que en este concurso en particular se tomaron como ejes concursables los siguientes ritmos: rock, folclore, alternativo y tropical. Estos ejes puestos de una manera arbitraria para poder distinguir ciertos ritmos son acertados, pero la música puede ser también tomada desde una

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visión más compleja y podemos hablar también de música “seria” y “popular”. Ahora bien, para entender este fenómeno se puede aplicar y pensar la

Jujuy, como toda provincia del NOA, tiene aspectos culturales muy particulares, regados del clásico pintoresquismo nativo que tanto se difunde en afiches y publicidades.

música, en general, desde la visión de cultura que propone Umberto Eco en su tesis central sobre Apocalípticos e integrados, sobre la cultura de masas, obra publicada en el año 1965. También podremos encontrar pistas en la sociología musical de Simon Frith, en su

LA SECRETARÍA DE CULTURA DE JUJUY ORGANIZÓ A FINES DEL AÑO PASADO UN CONCURSO PARA AYUDAR A DIFUNDIR A LAS BANDAS LOCALES. TRIPULANTES, LA YUGULAR Y ENEYSTH RESULTARON GANADORAS.

texto Hacia una estética de la música popular, publicado en 1987. Formé parte de Jujuy Suena como jurado, conjuntamente con Santiago Castellanos (director de Rock Salta) y Daniel Sbarra (guitarrista de Virus). Las bandas que se presentaron fueron La Yugular Reggae, Cabarette, Coyas Duros, Karpem, Garrapatas de Plomo, Tripulantes, Oscura Cepa, Eneysth, Azuleric, Alonso Brothers, Inteligencia Artifical, La caja negra, La rockera y otras. Los ganadores fueron Tripulantes (primer lugar), La Yugular (segundo) y Eneysht (tercero). Entre los premios se cuenta con capacitación sobre Producción Musical, grabación y edición de disco (replicación), promoción del material en el NOA y la grabación de un videoclip.

Tripulantes Formada por Roberto Polco en batería, Sebastián Alfaro en guitarra, Juan José Rojas en voz y Tomas Cazón en bajo, Tripulantes nace en julio de 2011. Con canciones que hablan de lo cotidiano desde una perspectiva relajada y por ratos cruda, en 2012 graban su primer disco de la mano del productor Armando Peloc en estudios Arpel. Actualmente se encuentran sumergidos en la etapa de edición de su primera producción discográfica, en la que intervinieron músicos invitados de diferentes grupos locales.

La Yugular


La Yugular Reggae

Eneysth Banda conformada en 2005, lleva mucho camino recorrido por la provincia y el país. Bob Marley, Peter Tosh y Steel Pulse mezclados con nuestro idioma, el estilo de vida, el clima de estas latitudes y filtrados por nuestros cuerpos y personalidades. De eso se trata la originalidad de la música de La Yugular Reggae. Han compartido escenario con Las Pelotas, Manu Chao y muchas bandas independientes del interior del país. Se encuentran en plena preparación de su segundo disco de estudio, producido por Goy Ogalde.

Tripulantes

Eneysth Durante abril de 2011, David y Elías se reúnen para formar una banda de death metal melódico, un estilo muy poco profesado en la provincia. Joaquín Espada, estudiante de la Escuela Superior De Música de Jujuy, se hace cargo del bajo, y Alfredo Chocovar se incorpora en la guitarra. Tras diversas audiciones, la voz del grupo aparece con Marcelo Colman. El nombre eneysth proveniente de la palabra eneista: persona que está en contra de

la humanidad. La banda debuta en el Union Metal Fest y desde entonces ha participado de numerosas fechas en la provincia y la región, llegando hasta a la vecina ciudad de Villazón, en Bolivia. El año pasado, el grupo grabó un demo de seis canciones llamado Teorías conspirativas que fue muy bien recibido por el circuito local. Actualmente se concentran en lo que ellos llamaron su “triada eneista”, que consta en difundir su material, seguir componiendo nuevas obras y entrar pronto al estudio de grabación.

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Por Eduardo Pece

CASIPALOOZA

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on grandes artistas de primer nivel mundial, Lollapalooza deslumbró a una multitudinaria convocatoria en sus dos fechas. A pesar de los grandes aciertos, no faltaron detalles que opacaron las jornadas. Con una importantísima historia de prestigio encima y asentado en Chile y Brasil desde hace algunos años, el festival, uno de los más importantes del mundo, tuvo su primera edición en la Argentina. Para los desprevenidos, este festival surgió a principios de los noventa en Estados Unidos, creando una idea de entretenimiento musical al cual se llega mediante una extensa grilla de grupos actuales, glorias de la historia del rock y fuerte presencia de la escena electrónica. Con formato de megashows simultáneos, decenas de actividades paralelas, comida y mucha diversión. En esta época de escasos caracteres, todo tiene que reducirse y entonces la que engloba todo el concepto es la palabra “experiencia”. La aventura de un grupo de argentinos de distintas latitudes yendo a vivir dicha “experiencia” en Chile, puede recapitularse en la Rock Salta 15. Para los fanáticos de la familia amarilla es inevitable asociar el asunto con el capítulo donde Homero Simpson frena

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balas de cañón con su estómago. El lugar del megaevento, en la siempre congestionada ciudad central, fue el Hipódromo de San Isidro. Ubicado en la primera línea bonaerense, a solo algunos kilómetros de la General Paz, y de históricos reductos recitaleros de menores dimensiones como el Estadio Obras o River. La enormidad del sitio quedaba demostrada por todo lo que había que caminar desde el momento del ingreso hasta llegar a los escenarios. De acuerdo al horario de llegada, estas pasaban de divertidas caminatas con amigos a corridas interminables para llegar a tiempo y no perderse alguna banda. Todo se desarrolló sobre el pasto del interior del ovalo del hipódromo, pero a la organización se le olvido algo básico, como poner lonas en los lugares de alto tránsito o el famoso piso de plástico, que hubiera evitado el barrial en el que se transformaron las inmediaciones de los cuatro escenarios, en especial en el segundo día. Cosquín Rock puede citarse como un ejemplo a seguir en este aspecto, ya que a pesar de las constantes lluvias que sufrió en su edición de 2014, se pudo defender. Si en Lollapalooza llovía la mitad de lo que llovió en las sierras, otra hubiera sido la historia para contar. La edición argenta pagó derecho de piso y se realizó a mitad de semana los primeros días de abril. Además de que la inabarcable grilla, con más de

Breve repaso del primer Lollapalooza Argentina, un festival que promete estar a la altura del autoproclamado mejor público del mundo.

cincuenta artistas, contó con algunas figuritas menos que sus pares vecinos, como Muse, Café Tacvba, entre otros. Cabe enfatizar cómo uno a uno los horarios anunciados se cumplieron a rajatabla, salvo el triste caso de los Portugal. The Man, que arrancaron tardísimo su set y sonaron con muchos problemas. Los puntos altos fueron los jóvenes y furiosos Cage The Elephant, la colgadéz de Lorde, todo el rap old school y romanticón de Jovanotti, incluido su homenaje a Fito Páez. Los temas gancheros de Imagine Dragons festejados por miles y miles de jóvenes, al igual que las canciones de los franceses Phoenix, o los ingleses Vampire Weekend. Mientras en el NOA algunos dormían la siesta, Ariel Minimal gritaba “qué fuerte que está el ex Smith”. Su banda Pez, tocó en el Escenario Alternativo, donde a pesar de la gran distancia entre tema y tema se metía el sonido del Escenario Principal 2, que en esos momentos ocupaba Johnny Marr. Lo mismo les pasó a todos los que variaron en esos dos escenarios. La parte dedicada a comidas era realmente gigante y contaba con decenas de opciones, a precios (dentro de todo) esperables. Algo sumamente negativo fue el irrisorio puesto de agua gratis: dos tanques elevados y escondidos al fondo de todo. Esto contrasta totalmente con lo vivido en Chile, donde los puestos de agua


En esta época de escasos caracteres, todo tiene que reducirse. La que engloba todo el concepto es la palabra “experiencia”.

eran una fiesta. Algo a solucionar en próximas ediciones. La segunda jornada fue en feriado y se trasformó en la más convocante, merced de los sobrevalorados Red Hot Chili Peppers, que a cuesta de incontables hits radiales disimulan cada vez que visitan el país su falta de capacidad para llevar adelante un buen recital en vivo. A pesar de esto se las ingeniaron para dar un show acertado, que se pudo escuchar perfectamente desde muy lejos, y fueron los encargados de cerrar el festival. Entre lo inolvidable podemos citar toda la locura de Trent Reznor y sus Nine Inch Nails, quienes brindaron un show demoledor de sentidos. La fiesta total que desataron los Capital Cities por la tarde, y a los ineludibles

Pixies, que repasaron clásicos de larga data pero también mostraron sus nuevas canciones. A pesar del amor que les demostró la gente, su lider Black Francis se mostró fiel a sus principios y no la tribuneó en ningún momento. Por su lado, los Soundgarden se despacharon de entrada con los temas que la gente quería escuchar y dieron un show para fanáticos. Un punto aparte merece la actuación de Arcade Fire: letras sensibles montadas sobre pop sofisticado y rock de vanguardia. Su primera vez en el país dejó una excelente imagen de estos canadienses amados por el Indio Solari, que merced a excelentes discos y propuestas extravagantes se transformaron en una de las bandas más importantes del mundo.

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Mi Karma González agota los recursos

NO NOS HACEMOS CARGO DE LA INFORMACIÓN DE ESTA PÁGINA. NO TUVIMOS TIEMPO DE CHEQUEARLA.

El departamento de Marketing, Ventas, Publicidad, Canje, Pago a Medios, Aceptación de Contratos y Otros Negociados (MVPCPAMADCYON) de la banda salteña de soft pop reggae Mi Karma González estaría en crisis tras notar que se agotan sus recursos para posicionar al grupo en lo más alto de la música argentina. La oficina, la más grande del universo MKG, no sabe qué más hacer para que el grupo trascienda. “Ya lo mandamos a Andrés a hacer campaña por Urtubey, a transar con el gobierno tocando en to-

dos los festivales, cantamos a favor de la cana para tenerlos de nuestro lado, lo mandamos al gimnasio para que se ponga groso y las chicas miren más las fotos en lugar de escuchar la música, y aún así no pasa nada”, se lamentó uno de los 35 empleados que conforman MVPCPAMADCYON. “Lo último fue ponerlo en pelotas definitivamente”, agregó, haciendo referencia a las imágenes que muestran al fornido frontman del grupo sin nada de ropa, tapando sus partes nobles con una guitarra y mostrándose como una mezcla de Alien, un Lenny Kravitz del NOA y una marioneta empresarial que hace lo que le dicen. “Si esto no funciona, se complica. Estamos estudiando algún escándalo mediático para golpear con todo. Ya le escribimos a varias vedetes, pero no nos contestan los mails”, finalizó.

Salta, la nueva meca indie Después de la inolvidable presentación de Pez en el Teatro Provincial, donde 800 personas aplaudieron de pie a Minimal y compañía un miércoles por la noche, Salta se postula como la capital nacional del rock independiente alternativo anti mainstream esponsoreado. “Así es, fue increíble lo que sucedió en el teatro. La bola ya se corrió por todos lados y se espera que otros grupos similares comiencen a visitarnos”, aseguró una funcionaria de Cultura que no se quiso a dar a conocer ya que reconoció su gusto por “otras músicas, menos hippies, de gente con menos barba”. Se supo, entonces, que a Salta ya estaría saliendo una combi con representantes de grupos tan indies como alternativos e impopulares para negociar conciertos en salas de la ciudad. Se habla de Fútbol, Poseidótica, Ararat, Bestia Bebé, La Patrulla Espacial, Shaman y Los Pilares de la Creación, Jimena López Chaplin, Javi Punga, Placard, Fede Cabral, Los Rusos Hijos de Puta, Yataians, Lucy Patané, Marina Fages, Humo del Cairo, La Perla Irregular, El Perrodiablo, Valle de Muñecas, Las Diferencias y siguen las firmas. “Todos esperan meter más de 600 personas por show, algo que puede ser inédito en sus carreras. Algunos nunca juntaron esa cantidad en todos sus conciertos juntos”, agregó la funcionaria. Consultada acerca de los grupos salteños que acompañarían la llegada de los visitantes alternos, la muchacha negó con la cabeza y afirmó: “No habrá músicos locales, ya es demasiado armar una fecha con una banda injunable. Imaginate con dos.”

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FE DE ERRATAS Por un error involuntario, la nota “Locales otra vez” de la revista Nº19, salió firmada por Eduardo Pece. El autor de la misma fue Alejandro Wierna.




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