Número 22 | Agosto 2017
CONTENIDO Editorial Noticias
04 05 Discos del rock salteño 06 Gauchos sinfónicos 08 Fede Baronio 11 Radio Roquen Roll 14 Economías informales 26 Reflexiones en la Chevy 30
STAFF DIRECTOR
Santiago Castellanos scastellanos@rocksalta.com
EDITOR
Federico Anzardi fanzardi@rocksalta.com
DISEÑO
Bernardo Rodriguez Berri
DIAGRAMACIÓN
Colmena Boutique Audiovisual colmena.audiovisual@gmail.com
ERUCA SATIVA ENTREVISTA Y GIRA POR EL NOA
Pág. 16
REDACCIÓN
Franco Hessling Rodrigo Juárez Diego Maita López Eduardo Pece
COLABORAN EN ESTE NÚMERO Gerar Casal, Carolina Vera
FOTOGRAFÍA
Martín Azcárate
IMPRESIÓN
Mundo Gráfico S.A.
CONTACTO
Redacción: revista@rocksalta.com Publicidad: publicidad@rocksalta.com
A
medida que avanzaron los números, Rock Salta pasó de ser una revista de rock a abordar, como diría el Indio, la “cultura rock”, que es mucho más que la música, las bandas y los discos. Se trata de una manera de ver el mundo. En esta nueva etapa que comienza creemos que hay que sumar inquietudes y posturas desde dónde escribir. Los avances de las causas de género han sido tan fuertes en los últimos años que es imposible eludirlos. Queremos apoyar de manera activa las campañas de Ni Una Menos. Queremos seguir buscando “eso que no está en Google” y lo que no sale en los grandes medios. Queremos hacer una revista que sintonice con el presente, algo sumamente difícil. Es muy simple hacer periodismo de revivals, de aniversarios, con el diario del lunes. El desafío es saber interpretar la época. Para lograrlo es fundamental salir a la calle, ir a ver bandas, conocer problemáticas que se estén discutiendo, por más minoritarias que parezcan. No hay que mirar la realidad sólo desde las redes sociales. Para intentar definir el rumbo, recolectamos opiniones recientes, realizadas casi todas en el último año, de periodistas que tienen más experiencia que nosotros. Les prestamos atención para poder conocer su visión, pero no olvidamos que además de tener un mayor recorrido en el periodismo, también tienen más años, son de generaciones anteriores. La tarea de definir de qué va a tratar Rock Salta en este 2017 y cuáles son los parámetros para trabajar en el periodismo actual es exclusivamente nuestra y de nuestros colegas generacionales. El estadounidense Greil Marcus dijo en una nota reciente para Rolling Stone que la edición original de esa revista se basaba en “entender la cultura” que se estaba viviendo. Entender la música, la política, la ropa. Consideró que los periodistas de la publicación no trabajaban para “explicar” sino para decir “tenés que prestar atención, acá es donde las cosas nuevas están pasando. Donde se están teniendo las mejores discusiones, donde la gente que hace cosas de verdad está tratando de decir lo que piensa”. Según Pipo Lernoud, una revista actual que represente a las ideas en las que se basó el rock, podría estar en contra de la minería, en contra de los desmontes, en contra de los transgénicos, a favor de los espacios culturales. Podría hablar sobre el cambio climático, sobre derechos humanos, sobre pueblos indígenas, sobre agricultura orgánica autosustentable, sobre cooperativismo. Para Alfredo Rosso, debería tener “una mirada más amplia y abarcativa de nuestra historia, encarada desde el arte, la música, la ecología, la poesía, las histo-
4
rietas”. Mostrar que el mundo es mucho más grande de lo que muestra la cultura oficial. También, hablar sobre música de todo el país y realizar un “uso creativo y con mayor discernimiento de la tecnología, conectándose con sitios web luminosos y esclarecedores”. Luciana Peker, periodista de Página 12, consideró en una nota de 2008 que “no es sólo de los temas de los que se habla, es desde el lugar en el que se habla”. El salteño radicado en Tucumán, Franco Vera, brinda talleres de fotográfía social bajo el lema “los ojos ven donde los pies pisan”. El inglés Simon Reynolds dijo hace pocos meses que hay que estar en la calle y brindar más visibilidad a la cuestión LGBT y a las temáticas de género. En una nota reciente en Infobae, la escritora y periodista Mariana Enríquez opinó que es interesante “hablar del rock desde lo que no tiene que ver con las canciones, los solos y la buena voz”. Lo que rescatamos de todo esto es que Rock Salta debe hablar sobre grupos de las provincias, dar a conocer sus historias, que al ser poco difundidas son novedad aunque tengan décadas encima. Tenemos que prestar mucha atención al rock post Cromañón, hacer lo que casi nunca hacen los demás medios: poner a esas bandas en tapa. Hay que insertar la temática de género. También notas sobre la comunidad LGBT. No queremos dejar de lado los abusos de la Policía o los negociados sobre desmontes y megaminería que afectan a miles de personas. En estos años macristas sabemos dónde estamos parados. Queremos reflejar cómo hacen los salteños, los tucumanos, los rosarinos, los cordobeses o los jujeños para zafar del cambio. Para eso queremos hacer artículos sobre centros culturales, conocer movidas de autogestión, escribir crónicas sobre marchas y más. Siempre más. Creemos que todos estos elementos nos darán un buen punto de partida para probar, equivocarnos y empezar a trabajar de nuevo. A medida que avancemos vamos a conocer mejor de qué somos capaces.
Santiago Castellanos Director RS Producciones scastellanos@rocksalta.com
ROCK SALTA es una publicación de Rock Salta Producciones. Domicilio: General Güemes 569 - CP 4400 - Salta. El nombre y el logo son marcas registradas por Santiago Castellanos. © 20062017. Expedientes INPI 3083222 y 3083224. Las publicaciones son de absoluta responsabilidad de sus autores y pueden no coincidir con la opinión del director. Las colaboraciones son ad-honorem y no crean ningun tipo de dependencia legal ni laboral entre los autores y la revista. Prohibida la reproducción parcial o total de los artículos sin mencionar la fuente. Tirada: 2000 ejemplares. Foto Tapa: Martín Azcárate.
Lea, que hace bien Se viene El mató El mató a un policía motorizado volverá al NOA en septiembre. Luego de la gira por México y España, la banda platense tocará en Tucumán y Salta. El show tucumano será el sábado 16 de septiembre en el Centro Cultural Leticia. El domingo 17, la banda se presentará en Amnesia, en pleno corazón de la Balcarce de Salta. La gira continuará en Buenos Aires (5, 6 y 7 de octubre en el Teatro Vorterix) y Córdoba (13 y 14 de octubre, en XL) El mató volverá a la región de la mano de La Síntesis O’Konor, uno de los mejores discos del año, donde renovó su sonido apelando a la melancolía pop. Las entradas ya están a la venta en NorteTicket.com.
Compilado MIAS Los Músicos Independientes Asociados de Salta (MIAS) editaron su primer compilado de bandas. Se trata de un trabajo realizado con el apoyo del Ministerio de Cultura y Turismo del Gobierno de la Provincia de Salta y la Unión de Músicos Independientes (UMI). El disco trae canciones de Víctor Conti, LaForma, Nagoba, Descanso Eterno, Adobe, Camagüira, entre otros. Los temas fueron grabados entre 2009 y 2014. Se trata de un proyecto de la Comisión Directiva de 2015 que recién pudo ver la luz este año. El 23 de junio asumieron las nuevas autoridades de MIAS. El Comité Ejecutivo que se mantendrá hasta 2019 quedó compuesto por Diego Maita (Presidente), Sebastián Aciar (Secretario), Pablo Domingo (Tesorero), Cristian Gana (1º Vocal), Celeste Martin (2º Vocal), Emilio Barrabino (3º Vocal), Mariano Pedraza (4º Vocal), Cecilia Espinosa (1º Vocal Suplente), Sergio Mollinedo (2º Vocal Suplente), Victoria Cataldi (3º Vocal Suplente), Pablo Soler (4º Vocal Suplente). La Revisora de Cuentas estará compuesta por Andrea Rico (Titular) y Adrián Moroni (Suplente). Desde Rock Salta alentamos a todos los músicos independientes de la provincia a que se acerquen a la asociación. Como diría el colombiano Andrés Caicedo, ¡que viva la música! Y si es salteña e independiente, mejor.
Gourmet Musical es la editorial favorita del sector de Rock Salta que la va de ilustrado. Los periodistas de esta redacción podrán no completar el trámite del monotributo, tener la heladera repleta de cupones de descuento y andar con la misma campera desde hace una década, pero nunca dejarán de adquirir los libros independientes que edita Leandro Donozo. Este año las novedades de Gourmet son, como siempre, muy interesantes. Este mes se presentará oficialmente “Fábricas de música”, el excelente libro de Marina Cañardo sobre el comienzo de la industria discográfica en Argentina. Un trabajo minucioso, repleto de material de archivo. Además, salió “Spinetta, mito y mitología”, de Mara Favoretto, la misma autora de “Charly en el país de las alegorías”, otro libro publicado por Gourmet. Se trata de un nuevo análisis que pone foco en la obra de uno de los máximos referentes de nuestro rock. Para las próximas semanas se espera la aparición de “80 preguntas a Miguel Grinberg”. El catálogo de Gourmet es sumamente atractivo para los amantes de la música y la cultura popular. Los lectores interesados podrán encontrar libros sobre Korneta Suárez, Sandro, Pipo Lernoud, la revista Expreso Imaginario, Astor Piazzolla, entre otros. ¡A comprar!
Entrá seguro NorteTicket.com es una plataforma de venta de entradas que está creciendo cada día más. Hoy en día tiene la mayoría de los shows rockeros (y de otros palos) de Salta, el NOA y el NEA a la venta. La novedad es que se puede comprar las entradas con cualquier tarjeta de crédito o débito y, para los que no tienen tarjeta, también se puede abonar en efectivo a través de la red de cobro de Pago Fácil. Además, la novedad es que no hace falta canjear las entradas en ningún punto de venta sino que las mismas llegan al correo electrónico y se imprimen sin necesidad de moverte de tu casa. Si te quedaste sin hojas, no te preocupes, podés mostrar la entrada desde tu smartphone. El control de ingresos se hace a través de un sistema de lectura de códigos QR que evita la duplicidad de las entradas.
Rock emergente La Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de Salta abrió la convocatoria a bandas que deseen participar del concurso A los 4 Vientos. A través de la Dirección General de Industrias Creativas, el concurso brindará la oportunidad de tener un videoclip de calidad a bandas emergentes. A partir de mediados de agosto, las bandas podrán ser votadas online. Las que sumen más likes y comentarios en su publicación al momento del cierre del conteo, accederán a las presentaciones en vivo en el Anfiteatro Cuchi Leguizamón del Parque San Martín, durante septiembre. Un jurado elegirá en cada fecha a una banda ganadora, quienes competirán en la final del concurso. Las bandas inscriptas deberán completar sus datos y el barrio de procedencia, lo que permitirá trazar un mapa de la situación musical actual en la Ciudad de Salta. A los 4 Vientos 2017 se trata de una Edición Especial dedicada a Gustavo Leguizamón con motivo de los 100 años de su nacimiento, entendiendo que el mejor homenaje que se le puede hacer al Cuchi es fomentar la producción musical de las bandas locales. COMPRÁ ESTA REVISTA EN SALTA Atipiko: Zuviría 408 Morrison: Caseros 646, loc. 7 TUCUMÁN La Rockería: Bs. As. 39, loc. 6 JUJUY Fixion: Belgrano 616 SANTIAGO DEL ESTERO De Tal Palo: Belgrano 852 CÓRDOBA Oktubre Centro y Nueva Córdoba Lado B: Tucumán 105 www.tienda.rocksalta.com
5
PARTE DE LO IMPOSIBLE La Imaginaria (1996) Por Diego Maita López
La banda de Carlos Barrabino publicó el primer CD de la historia de nuestro rock. Un trabajo ecléctico, con mucho de Tom Petty, rock candombe antes de Bersuit, funk y aires de chacarera.
S
i de acá a 200 años alguien quisiera indagar en la historia del rock salteño desde sus orígenes hasta la finalización del Siglo XX, seguramente no tendría a disposición un registro que revele lo que fue esa parte del panorama musical. Hay un dato innegable: el rock salteño, que ya ostenta algo así como cincuenta años desde sus 6
primeros pasos, tuvo (y no es una tendencia que haya cambiado) en el tercio final del Siglo XX una producción discográfica escasa, desproporcionada para la cantidad de bandas que circularon. Quizás sobren los dedos de las dos manos para contar casetes y CD editados. Así, hay hitos que tienen un valor simbólico (más allá del valor musical) y es el caso del disco que reseñamos en este núme-
ro de Rock Salta, el primer CD editado en la historia del rock salteño: Parte de lo imposible, de La Imaginaria. La Imaginaria fue una banda que, en este disco, y podríamos decir como formación original, estuvo integrada por Carlos Barrabino (guitarra y voz), Guillermo Zurita (violín), Luis Román (bajo) y Juanjo Bustos (batería). Barrabino, oriundo de Quilmes, se radicó en Salta a principios de 1995. Tras su llegada, se puso en contacto con músicos locales como Román y Abel Iturria. De a poco tomó fisonomía la banda, que se completó con Zurita, por esa época profesor de violín en la Escuela de Música, y Bustos, que venía de otras bandas de rock en los ochenta y tempranos noventa. Si uno toma como puntos de un segmento esos inicios de 1995 y la fecha de edición del CD, julio de 1996, podría pensarse que cierto aire de quietud fue roto por este grupo humano que tomó como nombre el de un libro del poeta Carlos Müller (en aquellos tiempos, un miembro más del staff la banda). Pero hablemos de música: Parte de lo imposible es un disco ecléctico. Hoy, cuando es usual que quienes llenan los estadios en los recitales de rock tengan más de cincuenta años, viene a la cabeza la idea de un rock “adulto”, o con mucha calle
y vida encima. La parte más rockera tiene mucho de Tom Petty o el Dylan eléctrico, quizás por esa marca distintiva que fue el violín de Zurita, un instrumento tan raro en el rock argentino que, con excepción del finado Jorge Pinchevsky, no tiene una tradición local. El disco arranca con “Los carniceros”, un rock 4/4 (rítmicamente “cuadrado”, clásico) con ciertas variaciones armónicas en la estructura de la canción que profundizan el sentido de la letra: escrita desde los noventa, remite en la figura de los carniceros a la década del setenta, mostrando esa continuidad entre ambos momentos de nuestra historia que no era tan obvia como quizás hoy sí. “M.M. & Enemigos”, track 5 del disco, aborda la misma temática (no dejo de leer ciertos pasajes propios de la lírica solariesca), cerrando con una sentencia propia de tiempos donde aún no había empezado, desde el Estado, la política de revisión de las responsabilidades por los crímenes de la dictadura: “Miedos, monstruos y enemigos / eran los de antes”. Escucharlas desde este presente, quizá como un tercer momento en esta histo-
ria, no hace más de reforzar significados. “Volver a empezar”, el segundo tema del disco, relaja el sentido de lo anterior. Es optimista, la percusión tiene mucha presencia y camina sobre un tempo de rock candombe antes de que Bersuit se pusiera de moda y que todos golpeemos las manitos un sábado de Zumba por la noche. El mismo aire se percibe en “Canción camino”. “Fanático” es la tercera canción. Arranca precedida por una obertura instrumental. Es oscura, pero atravesada por el amor, como quien puede salir de una tormenta (personal o de pareja) a través de una caricia. Una guajira en tono menor, sin la sencillez armónica de las canciones más conocidas de Santana, y con una frase que me gusta mucho: “El premio (si llegamos vivos) / puede ser, tan sólo ser / un beso al despertar”. Parte de lo imposible muestra así varios matices rítmicos: “Para vivir mañana” es un funk amigable, con un puente de walking (un recurso rítmico propio del jazz) en el medio; “Nuestras cartas” es un tiempo de bossa, una canción amorosa, hermana-
da con “Promesas al amanecer”, que cierra el disco. En estas dos últimas reside la ternura del álbum. Cierro esta reseña con el tema 7: “De la falsa sonrisa”, una canción que ocasionalmente aparece, más de veinte años después, en el repertorio de Carlos Barrabino (hoy en plan solista), y que tiene ese toque de “tierra” que uno a veces reclama en el rock de la región. Es un aire de chacarera, en primera persona, con una mirada bastante crítica de “ciertos lugares” del imaginario social. Parte de lo imposible fue grabado entre marzo y abril de 1996, en tan sólo treinta horas para todo el proceso, en el Estudio Carisma 2000 (más conocido como C-2000 en esa época), de David González; un altillo de la calle 20 de Febrero al 800 donde se grababa (entre otras cosas) mucho de cierto folclore emergente de la época. Quizás valga recordar que el estudio luego se mudó a la calle Adolfo Güemes y finalmente dejó de existir cuando su propietario, por esa época alineado al movimiento cristiano, se radicó en un país de la Europa nórdica.
7
Por Eduardo Pece // Foto: Carolina Vera
SINFONÍAS PARA NO ADOLESCENTES 8
La propuesta llevada adelante por Gauchos de Acero y la Orquesta Sinfónica de Salta sirvió para homenajear los cincuenta años de rock argentino y demostrar el enorme talento de la banda salteña. La lista de temas, llena de lugares comunes, los nervios y la obligación superando a las ganas, no dieron un resultado acorde a las expectativas de los más exigentes.
E
l rock y el metal llevan un tire y afloje con el mundo de la música clásica desde siempre. Muchas veces se dieron unos besos y lo celebró todo el mundo, como fue el caso del disco S&M (1999) grabado en vivo por Metallica y la Orquesta Sinfónica de San Francisco. Como ejemplo nacional, que primero no cayó bien pero que luego el tiempo puso en un lugar elevado, tenemos el de Gustavo Cerati y sus 11 episodios sinfónicos (2001). Sin olvidar todo un género muy rico en historia como el metal sinfónico o el gótico con exponentes gigantescos como Therion, Lacrimosa, Nightwish, entre tantos otros. El anuncio del recital en conjunto de Gauchos de Acero y la Orquesta Sinfónica de Salta había encendido las ganas de muchos de escuchar algunas de las canciones del trío salteño, la mejor banda de la actualidad en nuestra ciudad. La decepción llegó al conocer que la música de los Gauchos no iba a ser interpretada por la Sinfónica, sino que se trataría de una versión reducida de la lista de temas que la Orquesta ya había tocado en un fallido show en la Plaza 9 de Julio en diciembre de 2014. En esa oportunidad, un combinado de músicos del rock local y la Sinfónica le pusieron el pecho al desastroso sonido al frente de la catedral. A pesar de los varios ensayos, el mega show al aire libre jugó en contra y fue algo que pasó rápidamente al olvido. En este caso, el recital del pasado 1 de junio sirvió para darle cierre al ciclo Rock and Roll Cultura, desarrollado en el hall y en la sala más grande de la Casa de La Cultura. Con este ciclo la Secretaría de Cultura de
la provincia se sacó de taquito lo de homenajear a un género que desde otras partes del estado provincial y la municipalidad sólo se busca destruir con cierres sistemáticos de lugares de expresión, indiferencia para con los artistas en actos importantes e incluso patrullando recitales rockeros como si se tratara de un campo narco. Las entradas en este primer show fueron gratuitas y se tenían que retirar unos días antes de la boletería de la Casa de la Cultura. En la previa, FM La Plaza transmitió desde el hall, como hizo en las anteriores fechas del ciclo. La entrevista radial a los Gauchos develó lo difícil que estuvieron los ensayos, en especial con la batería de Agustín Jorge.
Aunque “La bifurcada” esté metida a fuego en el imaginario popular, resulta incómodo cantar “feminista perdida” o “sos feminista y yo machista”. No fue muy feliz la elección de esa canción. Poco después de las nueve de la noche, los músicos de la Sinfónica lucían muy apretados en el escenario de la sala Juan Carlos Dávalos. Arrancaron con una suite instrumental de varias canciones de Charly García. Un certero inicio para entrar en sintonía con las melodías del más grande de todos. Luego, la directora Yeny Delgado le dio la bienvenida a los tres hermanos Jorge, que ocuparon su lugar al
centro del escenario. “Mil horas”, de Los Abuelos de la Nada, y “Ella usó mi cabeza como un revolver”, de Soda Stereo, fueron los que arrancaron la unión. La segunda ya contaba con arreglos de cuerdas en la versión original que acá se complejizaron y agrandaron, generando que esa marcha fúnebre hit de mitad de los noventa adquiera otro vuelo. Con la cantante Estefanía Niewolski de invitada llegó “Spaghetti del rock”. En “La Bestia Pop” la gente atomizó, pero solo un poco, las butacas y acompañó de entrada con las palmas una versión dulce y algo blusera. Uno de los puntos más altos de la noche fue “Una luna de miel en la mano”. La canción de Virus sacó sonrisas y cambió el humor paquete de varios. El poder de la banda de los hermanos Moura sigue rompiendo esquemas. “Fue una experiencia impresionante y un desafío compartir con todos estos músicos increíbles. Tuvimos que bajar el volumen, subirlo, bajarlo y adaptarnos a esta orquesta maravillosa. Nos bancaron a full y tuvieron una enorme paciencia”, dijo Emilio, guitarrista y vocalista, mientras pedía aplausos para los músicos y anunciaba el único momento donde los Gauchos pudieron ser los Gauchos, que fue cuando hicieron su conocida versión de “Hipercandombe”, de La máquina de hacer pájaros. Esto despertó la ovación de los seguidores del trío, que sintieron que por fin estaban viendo a la banda que se anunciaba en la entrada, esa que tiene un pie en el metal y el otro en el progresivo. Gacela, reconocido cantante local, subió para acompañar la versión de “Ciudad de pobres corazones”. Muy acertado lo del cantante, que aprovechó la bron9
ca de la autobiográfica canción de Fito Páez para gritar “basta” a los femicidos. “Alma de diamante”, del fundamental Luis Alberto Spinetta, sirvió para que los miembros de la Sinfónica que se estaban durmiendo por tocar canciones tan simples le pusieran algo más de ganas. El grueso de la gente no recibió tan bien como aquella vez del 2014 la versión de “Jugo” de los Illya Kuryaki & The Valderramas, que pasó sin pena ni gloria a pesar del agite de algunos ninjas mentales en la sala. Todo lo contrario con “La Bifurcada”, celebrada por muchos. Aunque la canción esté metida a fuego en el imaginario popular, no es un buen momento o por lo menos resulta incómodo cantar “feminista perdida” o “sos feminista y yo machista” en los tiempos que corren. No fue muy feliz la elección de esa canción, que sumó a Leonardo Villada, vocalista de la banda local La Furia como el último cantante invitado de la noche. Los arreglos en su mayo10
ría fueron de Juan “Pollo” Raffo y Guillo Espel. El cierre llegó con “Manuel Santillán, El León” uno de los grandes clásicos de Los Fabulosos Cadillacs, que activó las palmas instantáneamente. Entre los aplausos del final vino el bis con “Mil horas”, que quedó opacada por lo buenas que estuvieron las anteriores canciones. Tal vez no fue la mejor elección para cerrar. La impresión no fue del todo buena: se sintieron el nerviosismo y las pocas ganas de muchos de la Sinfónica, que en menos de quince minutos de finalizado el show ya se habían retirado de la Casa de la Cultura con instrumentos en mano. No fue general, pero se sintió eso de no estar del todo metidos en lo que estaban tocando. El pedido de que se repita por parte de Emilio se vio materializado el 27 de junio en una función solidaria organizada por los mismos músicos de la Orquesta. Con entradas a la venta a setenta pesos, todo se preparó para ayu-
dar a Iva Jovanovic, integrante de la Sinfónica que había tenido un accidente y necesitaba el dinero para su tratamiento. Esta revancha no contó con todos los músicos ni con las visuales de la primera vez, pero en el ambiente se sentía otra cosa. La lista de temas fue la misma, pero todo estuvo mejor, el ánimo era otro. Se sentía que estaban ahí porque querían hacerlo. Por suerte esta función también agotó las entradas y muchos se pudieron dar el gusto de disfrutarlo. Aunque los más exigentes se quedaron con ganas de escuchar canciones no tan viejitas. Después de todo, si son cincuenta años de rock nacional hay casi veinte que no estuvieron representados. Se apeló solamente a la nostalgia de los ochenta y noventa. Pero sobre todo quedaron las utópicas ganas de escuchar las propias canciones de los Gauchos en formato sinfónico. Tal vez haya que esperar otras cinco décadas para que el Estado salteño decida financiar algo así.
Por Lucas Canalda // Fotos: Gerar Casal
ROMPER TODO Y EMPEZAR DE NUEVO EL ROSARINO FEDE BARONIO PRESENTA DESCOMPOSITOR, DISCO DE LABORATORIO QUE CONVIERTE A UN HOMBRE EN UN ARSENAL DE SONIDOS.
F
ede Baronio es un habitante de la sonoridad rosarina desde hace más de una década. Sus esfuerzos cohabitan una zona común entre las movidas del rock y la electrónica además de estar conectado a diversas (a) puestas audiovisuales que toman lugar en circuitos impensados. En una década de actividad regular en la música, Baronio engendró proyectos como el electro pop de tintes oscuros de Shine y más tarde La Orquesta Infinita, criatura musical de integración colectiva integrada por músicos de diversos estilos como el glam, folk, blues, pop o grunge. En su
condición de músico, productor, compositor o sonidista circula por los espacios emergentes así como también en espacios de escala mayor del mainstream siendo actor de apertura de bandas como Camouflage o el ex Depeche Mode, Alan Wilder. Sin embargo, su apuesta artística siempre está consagrada a lo casero, a lo intimista en cuanto a la creación de las canciones. Es un notorio contraste y algo casi paradójico pensar o relacionar esa labor tan casera o artesanal con el sonido de Descompositor, un arsenal de capas musicales que abruman por la cantidad de arreglos y detalles minúsculos que se van revelando en cada nueva
escucha. Además de escribir las diez canciones que integran el disco, Baronio grabó voces, guitarras, bajo, sintetizadores y programaciones. Al escuchar los casi treinta y cinco minutos que forman a Descompositor resulta sencillo imaginar a Baronio como una especie de Doctor Frankenstein experimentando en soledad por horas y haciendo del estudio propio un laboratorio con múltiples pistas de despegue. “El disco lo compuse yo solo en mi habitación. La premisa fue armar unas canciones de la manera más simple y austera posible, y sin intervención de otras personas”, apunta el rosarino sobre la idea 11
inicial del proyecto. “Cada vez que me ponía a tocar o improvisar con la guitarra, el teclado o un sintetizador, me grababa. Y de esas improvisaciones fueron saliendo los demos. Luego fui completando la instrumentación y agregando ideas, escribiendo las letras y terminando lo que fueron las canciones. Cuando ya las tuve armadas, comencé a mejorar el audio o regrabar algunas tomas, si era necesario. Hice tomas en mi casa y en casas de amigos que me iban prestando algún instrumento, e incluso grabé las tomas de guitarras eléctricas de ‘Ejército’, ‘No lo tengo’ y ‘Accidente’ en un departamento alquilado en Berlín, donde paré unos meses”, explica. - Uno escucha un sonido tan poderoso y lleno de arreglos para luego repasar los créditos y encontrarse que fue grabado íntegramente por una sola persona. Da la sensación de encontrarnos con un “one man army”. ¿La creación y el desarrollo fue todo en solitario o hubo alguien más? ¿No hizo falta una cabeza de afuera que ayude con la perspectiva para no quedarte tan enfrascado? - En sí, la idea de Descompositor fue probar mis capacidades y habilidades, ver qué podía lograr solo. Anteriormente, siempre estuve acompañado en la composición y producción de mis canciones. Incluso Rey Viento, el cual se podría decir que es mi primer disco solista, cuenta con la participación de veinte músicos. Me gusta cambiar de parámetros de trabajo drásticamente para poder lograr resultados disímiles, y eso fue Descompositor para mí: una prueba, un desafío y un juego. Parte de la prueba era también lograr algo distinto a lo anterior. Esa es la única regla que no cambio. En ese proceso, mis productores son mis amigos. El feedback que me dan, sus críticas, su mirada, me ayudan a encuadrar las canciones o corregir vicios propios del trabajo en solitario. También, y por el mismo motivo, decidí que no quería 12
mezclar yo mismo el disco. De todo el trabajo que conlleva un álbum me pareció que lo único que era razonable delegar para que se aprecie mejor la producción era la mezcla, realizada por Cristian D’Alessandro. El título del álbum presenta un interesante juego de supuestos: mientras que la primera acción sugiere deconstruir también estimula una idea de correr al compositor clásico de su lugar. “Si bien mi disco anterior fue el primer material que compuse solo y sobre el cual tuve absoluto control, no fue un disco solista per se. Entonces, siempre pensé a este nuevo disco como una tarjeta de presentación: Fede Baronio, descompositor. ¡Y claro! Ese es mi oficio. Cuando trabajo con canciones de otros músicos también tiendo a destruirlas. Veo a la producción como una bola de demolición mágica, que sólo deja en pie lo que realmente garpa de una canción. La destrucción y reconstrucción son un ejercicio habitual para mí, y eso debía ser un aspecto fundamental en mi disco. También, me aburre la idea del cantautor en el Siglo XXI. ¿Cómo plasmar el espíritu de los tiempos con una guitarra? Eso es del siglo pasado. Si bien no puedo escapar a la condición de compositor, puedo correr el eje del discurso sonoro y usar el mismo lenguaje, pero en un contexto distinto”, detalla. - ¿Qué artista te hizo pensar la composición desde otro lugar, a buscar otro eje? - Los artistas que me gustan mucho son muy dispares estilísticamente entre sí, pero tienen un elemento en común: siempre se reinventaron, y pusieron mucho ingenio en cómo hacerlo. Por nombrar algunos ejemplos: The Beatles, The Stooges, David Bowie, Depeche Mode, Radiohead, Nine Inch Nails. Creo que sus virtudes máximas fueron poder desprenderse de una sonoridad característica y captar una corriente vanguardista del momento para canalizarla en sus músicas, no por moda sino por
un deseo interno de experimentar con lo más nuevo que hubiera. Esa idea me apasiona, y aunque reconozco no tener la grandeza intelectual de cualquiera de ellos, es un concepto con el que pretendo seguir explorando. Lo que ya hice, me aburre repetir. Soy bastante destructivo con las ideas parecidas también: cuando algo se parece a otra cosa, llevo un parámetro al extremo, feedback de un delay, drive de una distorsión, lo lleno de reverb, o pongo un sample en reverse, y veo qué pasa. ¿Quién necesita guitarras, habiendo tantos efectos? (risas) - Hay algo andrógino en las letras, cantás sobre un “vos” pero ese “vos” puede ser “él” o “ella”. - Pienso continuamente en la reinterpretación que puede darle el oyente a las letras. Mi anhelo es que pueda existir una identificación con el mensaje. Y en mi caso, el mensaje que pongo en las canciones no tiene que ver con una condición de género masculino o femenino. Mis vivencias y experiencias pueden ser transmitidas a cualquier persona, y así me gustaría que sea. Me interesa eliminar los condicionamientos u obstáculos que bloquean la identificación con el mensaje. Es por eso también que no escribo con “tú”, sino “vos”. Trato de oscilar entre el lenguaje hablado y lo literario, por decirlo de alguna manera, o la poesía, sin perder la naturalidad ni tampoco la compostura. - En el disco hay pulso casi bailable que no afloja. También hay riffs, mucho rock. Por otro lado, “No lo tengo” es parte canción acústica. Todo, igual, suena orgánico, no hay nada forzado. - Quizás, el hecho de que nada suene forzado, es porque toda esa melange convive dentro de mí, son mis influencias, mis gustos. Me reconozco como un oyente ecléctico, y también me gusta mucho combinar elementos que no necesariamente caigan en un estilo o género. Es una manera
de rebelarme contra la cultura de los “tags” en la que vivimos, pero no por una mera cuestión marketinera ni de ser distinto o hacerme el raro, sino porque es lo que me sale y me gusta. Me gusta jugar con las expectativas del oyente y hacer cosas imprevisibles. - Tu proyecto previo, La Orquesta Infinita, al igual que este disco tienen una idea de continuidad del paisaje sonoro. ¿Te interesa esa idea de arquitectura del sonido? - Es como más cómodo me siento. El estudio es mi laboratorio y utilizo lo que tengo a mi alcance para crear canciones. Las limitaciones son mi guía, y trato de utilizarlas a mi favor para innovar. Si hoy hay una guitarra criolla y un sinte, o una computadora y un micrófono, aunque suenen bien o mal, todo sirve para el propósito de plasmar una idea. Hay que hacer con lo que se tiene. Tener recursos disponibles no necesariamente te hace un mejor artista. En mi caso, la escasez de recursos fue fundamental porque me obligó a buscar alternativas. - En ese paisaje sonoro hay una utilización de capas. Esa construcción tiene que ver con hacer del estudio un laboratorio donde dejarse llevar y caminar cientos de posibilidades. - Me fascina trabajar con capas de instrumentación y me gusta la idea de una música que permita visualizar paisajes o situaciones. Pero eso requiere cierta abstracción y es muy difícil lograrla en canciones. Creo que el disco de La Orquesta Infinita sugiere eso, pero no está completamente plasmado, ni perfectamente ejecutado. Es un álbum en el cual abrí las canciones a muchos músicos amigos, capturé sus interpretaciones en crudo e incluso un poco improvisadas, y luego me encerré a editar y mezclarlas de una manera en que se pueda captar la historia subyacente. Hay muchas capas de sonidos y de sentido en esas canciones. El hecho de que esa historia me
haya atravesado con la intensidad que lo hizo, ayuda a poder captar ese paisaje en el cual yo estaba inmerso. Por eso, Descompositor toma un poco esa posta para poder concretar algunas ideas inconclusas e incluso llevarlas más allá. - Un disco tan de laboratorio presenta un desafío al llevarlo al vivo y hasta cierta imposibilidad. ¿Pensás en eso o te sentís cómodo haciendo proyectos que sean para presentaciones puntuales? - Siempre concebí a los discos de estudio como obras diferentes a las presentaciones. No quiero sentir limitaciones al instrumentar o arreglar temas para un disco, pensando en cómo se van a reproducir en vivo. Además, esa particularidad plantea desafíos para la banda al momento de re-
“Todo sirve para plasmar una idea. Hay que hacer con lo que se tiene. Tener recursos disponibles no necesariamente te hace un mejor artista”. versionar las canciones. Me gusta mucho la reinterpretación que puede darle la banda a los temas, y creo que vuelve más interesante la presentación en vivo, la transforma en una performance más que en una mera reproducción de las canciones. Es por eso que elijo para tocar en la banda a músicos capaces de crear con lo que ya existe, nuevas versiones que tengan una impronta personal, que zapen, que prueben arreglos o formas de tocar. Los temas ya están inmortalizados en el disco, por lo que el vivo se convierte una nueva etapa de destrucción y reconstrucción. Debo reconocer también que me gusta tocar poco en vivo. Prefiero una presentación con mucha
preparación que muchas presentaciones desperdigadas sin ninguna particularidad estética o visual. - En la última década con tus distintas bandas pudiste estar en escenarios del under y hasta participar de recitales grandes con artistas extranjeros. ¿Cómo ves el presente de la escena rosarina? - La escena rosarina está complicada actualmente. Por empezar, la disminución de lugares para tocar en vivo fue dramática en estos últimos tres años. Pero creo que hay un problema aún mayor. Si lo viéramos con una óptica económica, te diría que falta demanda. El público ha perdido el interés por ver recitales de bandas locales. Eso tiene que ver con un aspecto coyuntural de la cultura nacional, pero también con la falta de innovación que hay de parte de los músicos. Entiendo que esa falta de innovación es en parte porque no se cuenta con dinero para realizar ideas magnánimas, pero también con la falta de una conducta creativa con respecto a la puesta en escena y conceptualización de un espectáculo en vivo. Es como si la líbido del rock se hubiera extinguido y ya no fuese más atractivo para el público. Si bien esto representa un problema, también hay una gran oportunidad acá. Hay tiempo para reorganizarse, crear, asociarse con artistas de otras disciplinas, buscar nuevos lugares para tocar o intervenir, en fin… reinventarse. - ¿Qué artistas de Rosario te interesan en la actualidad? - Siento una gran admiración y orgullo por los músicos con los que tengo la fortuna de trabajar, como Fede Leites, David Bersany, Mercedes y los un millón. Leites me parece uno de los artistas más reveladores y adelantados de nuestra escena. El último disco de Lesbiano tiene un alto level. Muerto en Pogo sacó un disco alucinante hace un año. También me alucinan Ponzonia y ÑÑÑÑ, aunque son santafesinos, los adoptamos. 13
Por Federico Anzardi
FUIMOS REYES Se estrenó la segunda parte de Radio Roquen Roll, el documental de Martín Carrizo que refleja la historia del rock cordobés. Este nuevo trabajo se basa en lo ocurrido entre los años 1985 y 2001 y pone el foco en el ascenso y en la caída de las bandas que tuvieron su mejor momento en el fin de la primavera alfonsinista. Cada vez que uno se topa con un trabajo profundo que rescata a bandas que no tuvieron trascendencia nacional o no se mantuvieron a través del tiempo en los medios de mayor alcance, pasa lo mismo. Uno se pregunta ¿y éstos de dónde salieron?, como dicen que hizo Sandro después de ver a unos músicos mendocinos que le pasaban el trapo. En realidad, las bandas desconocidas por nosotros, hijos del centralismo dominante que todavía nos domina, no tienen la culpa de esa reacción. Ellas siempre estuvieron ahí. En los últimos años, cada vez se visibilizan más. Radio Roquen Roll muestra una escena que tuvo muchos vaivenes, como todas las de las provincias. Pero el rock de Córdoba en particular tuvo (¿tiene? ¿tendrá?) un caudal de grupos sumamente fuertes que marcaron una época y, al menos, a una generación de cordobeses. Es el caso de los músicos que coparon la movida a mediados de los ochenta. De la mano de festivales como el Chateau Rock y una buena di14
fusión a través de los medios, el rock de Córdoba, por un ratito, fue consumido por todos y todas. Pasaporte, Corte y Confección, Proceso a Ricutti, Astroboy, El beso, El final de los árboles, Los Enviados del Señor, Los nuevos coleccionistas de pasillos, Herederos de Einstein, Rastrojero Diesel, Los Navarros, entre otras; son algunas de las bandas que la historia oficial del rock argentino tiene en el banco de suplentes y todavía hace esperar para ingresar aunque sea como el hermoso recuerdo de lo que alguna vez fueron.
En los inicios del rock cordobés, los artistas querían ser “abogados o ingenieros”, hacían música como una distracción temporal. Aquí, todo es distinto. A través de numerosas entrevistas, Carrizo muestra las diferentes influencias de cada grupo. Desde el “free punk”, Virus, Fito, Soda y The Cure, hasta el teatro independiente y shockeante de La Fura dels Baus. También menciona lugares clave, como la disco Lado Norte, ubicada al lado de la actual Casa Babylon, y los artículos periodísticos que Topo Gregoratti pu-
SE ESTRENÓ LA SEGUNDA PARTE DEL DOCUMENTAL RADIO ROQUEN ROLL. EL TRABAJO DE MARTÍN CARRIZO HACE FOCO EN LOS AÑOS OCHENTA, CUANDO LA DOCTA SINTONIZÓ CON EL SONIDO DE LA ÉPOCA, TUVO HITS Y SE ALIMENTÓ DE INFLUENCIAS DEL TEATRO INDEPENDIENTE Y EL FREE PUNK. blicaba en el diario La Voz del Interior y ayudaban a difundir la escena por fuera del gueto. Radio Roquen Roll confirma que todas las patas de la mesa funcionaban al mismo tiempo. No es un dato menor a la hora de analizar cualquier escena provincial. En la parte 1, estrenada en 2014 y disponible en YouTube, se documentan los inicios del rock cordobés desde los primeros años de la década del sesenta hasta mediados de los ochenta. Momentos de artistas que querían ser “abogados o ingenieros” y hacían música como una distracción temporal en el camino hacia sus aspiraciones tradicionales. Formaban parte de la camada previa a Los Beatniks y Los Gatos. Carecían de la carga ideológica de los pioneros del rock argentino. En la parte 2, todo es distinto. A los músicos ya no les alcanzaba con creerse iguales o mejores que los de Buenos Aires. Tenían un objetivo claro que, sabían, era posible alcanzar sin tener que moverse de la ciudad, sin tener que pasar por Capital Federal. Probablemente el documental distorsione un poco la mirada y vuelva más épico el pasado. Ya no importa. En Radio Roquen Roll, las bandas conforman una historia riquísima, llena de matices y estilos, con anécdotas y canciones que muestran mucha necesidad de crear y ser profesionales. Casi, casi, el sueño del pibe.
Por Santiago Castellanos // Fotos: Martín Azcárate
HASTA QUE EL CUERPO AGUANTE ERUCA SATIVA GIRÓ POR TUCUMÁN, JUJUY Y SALTA. JUSTO ANTES DE LLENAR EL LUNA PARK, EL TRÍO CORDOBÉS SE PRESENTÓ EN TEATROS, PUBS Y REDUCTOS ROCKEROS DE NUESTRA REGIÓN. LA INAGOTABLE NECESIDAD DE TOCAR DONDE SEA, PERO NO COMO SEA.
Pochoclos incluídos: Brenda, Lula y Gabriel, de paseo por la Balcarce salteña. En las páginas anteriores: el trío durante su presentación en el Teatro del Huerto, en Salta, el domingo 4 de junio.
T
arde de viernes en San Miguel de Tucumán. Lula Bertoldi, Brenda Martin y Gabriel Pedernera llegan al Robert Nesta, el reducto que es la envidia de cualquier productor de Salta o Jujuy. El escenario grande y cómodo, los camarines decentes, la capacidad para 400 personas y la barra lo convierten en uno de los mejores lugares para recitales de rock de la región. Saludan con muy buena onda a todos los presentes, entre los que hay algunos periodistas, ganadores de meet & greet y allegados a los dueños del local. El staff de Eruca es muy acotado en esta gira. Los que secundan y asisten al trío son un sonidista, un stage y un tour manager. Ellos se visten de lo que hace falta y demuestran que cuando hay compromiso y ganas no necesariamente hace falta tener un séquito de treinta personas para que las cosas se hagan bien. La prueba de sonido se retrasa y la banda recibe a los medios tucumanos, graban unas entrevistas para la TV, saludan a algunos fans y se acomodan en camarines. El show arrancará a la medianoche y se esperan entre 300 y 400 personas. En la prueba de sonido, Gabriel destroza la batería mientras Lula tararea en camarines. El trío hace una prueba corta y al palo. Afuera, muchos se agrupan intentando escuchar algo y esperando que abran las puertas. En medio de la prueba, Lula interactúa con la gente por redes sociales. Video en vivo, saludos y una pequeña muestra musical como para que los fans que no están en Tucumán se sientan cerca. En esta noche fresca y agradable, la banda soporte es Burro de Arranque, que tiene un estilo bien renguero. Voces podridas, guitarras, una armónica y volumen al palo. Eruca se queda conversando con ellos después de la prueba. Se muestran muy cerca-
nos, con buena onda genuina, no forzada. - Son una banda que viaja mucho, tocan muy seguido en las provincias. ¿Les gusta mucho la vida en gira? - Brenda: Sí, mucho. - Lula: De hecho, sólo nos faltarían Chaco y Catamarca. En esta gira Barro y Fauna íbamos a hacer Catamarca pero no se pudo cerrar la fecha. - ¿Les cambia en algo que les falten tan pocas provincias? ¿Significa algo “completar el mapa”? ¿Giran por necesidad de difusión o por gusto? - B: Realmente nos gusta. Hay muchas bandas a las que no les gusta girar, a nosotros nos gusta mucho. Nos gusta ir a lugares nuevos, tratar de llegar a la mayor variedad de lugares. Es verdad, algunos podrán elegir hacer un show cada tanto en las ciudades más grandes, pero a nosotros nos gusta ir a donde se pueda. Hace poco estuvimos en Allen, un pueblo muy chico en Rio Negro. Es lindo ver cómo la gente se pone re contenta. Te dicen “gracias por venir, nunca viene nadie”, es muy linda esa sensación. Cuando se puede, porque hay muchos lugares a los que es complicado llegar logísticamente. - Gabriel: Lo que pasa es que nos preocupa que la gente la pase bien. Que escuchen y vean bien, hay lugares que es un poco más difícil. - Se nota que cuidan mucho el sonido. No al extremo de exigir pavadas pero sí que haya una buena técnica. - L: Si. De hecho, en Catamarca no se dio el show, no cerramos la producción, porque había muchos temas con la seguridad. Aunque parezca una frase hecha, no estaban dadas las condiciones, pero de verdad. Hicimos todo lo posible, nos apretamos lo más que pudimos pero no podíamos ser descuidados con la seguridad, que la gente no esté segura, que no haya habilitaciones y esas cosas. Nunca lo hicimos ni
lo vamos a hacer. Cuando empieza la música en vivo, ya hay 150 personas. La lista de Eruca incluye 23 temas. La banda repasa todo el nuevo disco, Barro y Fauna, más clásicos como “Para que sigamos siendo”, “El genio de la nada”, “Amor ausente” y “Magoo”. Es un show en el que queda claro que no hay nada librado al azar. Más allá de las condiciones del lugar, el sonido o las luces. El grupo sabe bien lo que tiene que hacer. Tras una hora y media, el público queda súper conforme. Finalizada la presentación, la banda se funde con el público. Se sacan fotos, firman autógrafos y charlan con la gente que hace mucho los quiere tener cerca. Son las dos de la mañana y hay que descansar. En pocas horas queda el tramo más largo de la gira: unir San Miguel de Tucumán con San Salvador de Jujuy. - Presentaron Barro y Fauna en Córdoba, vienen girando mucho y culminan en el Luna Park. - L: Lo interesante era poder llevar el disco nosotros a las provincias, invitando a que vayan al Luna. Es una forma distinta de llegar a la gente. Muchos son muy agradecidos de que vayamos a sus ciudades y luego de ver el show en su lugar quieren viajar al Luna, lo cual para nosotros es muy lindo porque van a ver dos shows muy distintos. Además, el disco cautiva mucho en vivo, gusta mucho. Eso hace que la gente se anime a viajar, que quiera ir al Luna Park. En Puerto Madryn, por ejemplo, nos pasó que había unos chicos que no estaban decididos pero vieron el show y dijeron “listo, vamos”. Después nos mandaron una foto que habían comprado la entrada. - Y además es llegar distinto. El primer Luna fue luego del parate por maternidad y no venían tocando, fue como un regreso ahí. - G: Claro, no sólo por el disco sino por el ritmo de tocar. La 19
“Nos gusta ir a lugares nuevos. Es lindo ver cómo la gente se pone re contenta. Te dicen ‘gracias por venir, nunca viene nadie’. Es muy linda esa sensación”. otra vez hacía siete meses que no tocábamos y justo se nos ocurrió tocar en el lugar más grande que habíamos hecho hasta ese momento. Hay algo que hicimos con este disco que nunca lo habíamos hecho antes: el disco salió mucho antes que empezáramos a tocarlo. Siempre era como que hacíamos la presentación del disco con el disco. - L: Sorprendíamos a la gente en la presentación. Escuchaban los temas por primera vez en vivo en el orden que estaban en el disco. - G: Y estaba buenísimo, era un show con sorpresas. Pero a la vez uno también extraña la reacción ante eso. Cuando son temas que hace tanto le venís poniendo tanto huevo, que te encanta cómo quedaron en el disco, y llegas al lugar y la gente está ahí, a la expectativa. Disfrutándolo pero masticándolo a la vez. Jujuy recibe a Eruca con una tarde soleada y la marcha de Ni Una Menos en la puerta del hotel. Es la primera visita que hace el grupo a la provincia. Después del check in, la banda no duda en sumarse a la manifestación. 20
Zeppelin Bar es más chico y rústico que el Robert Nesta pero es el lugar ideal para este debut. Es Jujuy auténtico. La banda prueba sonido en un local apagado que se enciende con los primeros acordes de la guitarra de Lula. Todavía no hay fans ni periodistas. Hoy no habrá banda soporte. Se espera que asistan 200 personas, nada mal para una primera visita. - Respecto a la producción de Barro y Fauna, ¿sienten que es lo mejor que han hecho? ¿Fue una evolución este disco? - L: Es difícil evaluarlo de esa forma. En realidad responden a distintas etapas. En esta etapa queríamos probar algo así, irnos a grabar a otro país, sentir esa experiencia de qué pasaba, cómo nos pegaba. - ¿Y cómo les pegó? - L: Zarpado, fue tremendo. Una experiencia súper linda. La vivimos muy juntos. Viajamos con nuestros hijos, Brenda con su marido, yo viajé con mi mamá porque mi marido estaba con mucho trabajo. Los maridos músicos a veces no nos pueden acompañar (risas).
- B: Es complicado - L: Pero fue re lindo porque convivimos mucho. - ¿Lo tenían listo al disco o le dieron la última vuelta de rosca allá? - B: Terminamos algunas cositas allá. - L: Estuvo bueno por eso, hacía muchos meses que no estábamos juntos tanta cantidad de horas, en realidad como un año y pico. Habíamos tenido los bebés y los ensayos eran muy breves, de a puchitos, onda de cortar tres horitas acá o allá. Y de repente ir al estudio y estar ocho o diez horas encerrados trabajando fue súper lindo. - ¿Llevó mucho tiempo de preproducción el disco? ¿Desde cuando lo venían craneando? - G: Los primeros demos son de cuando estábamos mezclando Huellas Digitales, que aportó mucho al concepto y al sonido de este disco. Y la experiencia de ser madres calculo que habrá aportado a lo compositivo. - L: Si, a nosotros nos cambió. Era una mirada que nosotros ya traíamos de la banda y fue como mostrarla un poco más. Siempre
“Siempre creímos mucho en las canciones, que no siempre hacía falta la distorsión, el riff o el power para mostrar lo que teníamos”. creímos mucho en las canciones, que no siempre hacía falta la distorsión, el riff o el power para mostrar lo que teníamos. Capaz que con Huellas Digitales nos animamos a dar ese paso, que quede plasmado en un disco, que la gente lo escuche. Y a nosotros nos marcó una bisagra en la carrera en el sentido de que después de ese disco quedaban todas las puertas abiertas. Después de Huellas... podría haber venido cualquier tipo de disco, nos dejaba esa posibilidad. Ya hicimos tres discos de power trío, luego vino Huellas... que es un disco mucho más “raro” o más rebuscado en la instrumentación. Y después quedaba todo abierto. - A nivel artístico, ¡que importante tener esa libertad! Siempre la tenés, pero... - L: Si, la tenés y un poco no la tenés, porque uno está un poco atado. A veces decís “¿por qué me pongo en este lugar que no me corresponde? Yo quiero hacer música”. Con Huellas... rompimos eso, le dimos las alas a Eruca para que pueda revolotear y seguir adelante sin un límite.
- También fue la primera vez que trabajaban con un productor. - G: Si, fue muy buena la experiencia. Y tuvo mucho que ver quién era (Adrian Sosa, de Bajofondo), porque no sé si hubiese sido lo mismo con otro. Habíamos probado un par de veces con otras personas, en otros momentos, pero no era lo mismo. La prueba fue con “Nada salvaje”, que lo hicimos en Romaphonic. Se lo mandamos a Adrián y él empezó a aportar desde su lugar. Ahí dijimos que estaría bueno pensar en un disco con él y la experiencia estuvo muy buena. - ¿Grabaron pensando en defender los temas en vivo de la misma forma que están en el disco? ¿Buscan una uniformidad de sonido entre el disco y el vivo? - B: Hay un poco y un poco. No es que nos vamos a atar a no hacer un tema por esa razón. Si de repente sale una canción que no podemos tocarla en vivo, la vamos a grabar igual. No nos pasó todavía, pero si pasa quedará sólo en el disco, aunque sí lo tenemos en cuenta. Todo lo que podamos resolver nosotros,
mejor. Pero hacemos lo que le quede mejor a la canción. “Abrepuertas”, por ejemplo, empieza con un loop de la guitarra que no lo toca nadie y en el vivo está grabado. ¡Y no importa! No buscamos ocultar eso. Es algo que está en el disco y lo disparamos en vivo para que suene como en el disco. Lo importante es que suene bien. - G: Y no limitarse. Son como dos artes, dos trabajos distintos, grabar discos y hacer shows en vivo. Cuando uno graba discos no puede haber nada que te limite porque si no nos hubiéramos perdido de tantas obras. Salvando la distancia, mirá si Queen hubiera dicho “‘Rapsodia Bohemia’ no la hagamos, ¿como la defendemos en vivo? Mejor no la grabemos”. O discos de Cafe Tacvba, Los Beatles con “Eleanor Rigby”, si bien es verdad que ellos en ese momento ya no tocaban en vivo. - B: Los Beatles se encerraron a hacer discos sin tocar en vivo porque su situación era que ya no daba que salieran a tocar en vivo. Salían a tocar sin escucharse, directamente. Entonces, ellos tuvieron un motivo. Pero 21
Un mar de celulares hirvientes: Lula Bertoldi, rodeada de fans salteĂąos.
22
si nosotros tenemos que grabar un disco para salir a tocarlo en vivo, hay que tener ciertas cosas en cuenta, ¿me entendés? Pero eso no quiere decir que el disco no pueda contener obras que hayan nacido para ser sólo parte del disco. Es conceptual, de hecho me encantaría poder grabar un disco que nunca lo toquemos en vivo, que sea una herramienta que pertenece sólo al estudio. De tanto tocar cosas, darle vueltas y que no se pueda reproducir en vivo. Me encanta esa idea. - G: Es que son dos situaciones distintas. Por un lado tenes la grabación de un disco, y por otro el armado de un show en vivo. Muchas veces para armar un concierto en vivo tenés que hacer algunas maniobras que en el disco fueron distintas. Sin ir más lejos, para grabar el disco usamos 17 guitarras y acá hay dos nada más. Entonces, a la hora de armar un show estás pensando en eso y no puede haber nada que te limite. Y con la grabación del disco es igual, nada te puede limitar para que sea el mejor. Si un tema necesita un mellotrón, probémoslo. Si está bueno, después veremos qué pasa con ese mellotrón en el vivo. - ¿En este disco metieron todo lo que quisieron meter? - G: Sí, igual es un disco bastante crudo, también. Está todo hecho ahí, con los tres tocando en el estudio. Inclusive las canciones más distintas del disco, como “Somos polvo”, también están armadas así, en la sala, con los tres tocando a la vez. - ¿Y cómo encuentran el equilibrio entre los temas lentos y los temas power? - L: Siempre que sean lindas canciones, van a estar. Sabíamos que este disco teníamos que salir a tocarlo mucho en vivo, porque nos gusta mucho girar y porque hacía cuatro años que no sacábamos canciones nuevas. Quizás el próximo disco puede ser que no lo toquemos tanto en vivo, pero necesitábamos estas canciones, seguir tocando. Pero en ese sentido el criterio es que esté bueno
el tema. Igual, siempre nos sale componer en la justa medida. - Esa magia que no tiene mucha explicación. - B: En el caso de este disco lo pensamos como un show en vivo, en cuanto a los climas. - Barro y Fauna les trajo muchas satisfacciones. Nominados a los Premios Gardel, por ejemplo. ¿Les cambia algo ganar premios? - L: A ver, cambiarte te cambia. No te digo que te salva la vida ni que te cambia la carrera para siempre, pero te da un empujón importante. De todas formas, ya la nominación es para nosotros es un gran empujón. Obviamente que ganar un Latin Grammy es una bomba en toda Latinoamérica, te miran distinto. La primera vez que estuvimos nominados justo estábamos de gira por México y la verdad que la gente, o mismo en las entrevistas, te daban más bola por ese tema. Ni siquiera me imagino cómo sería si hubiésemos ganado. Lo mismo con los Premios Gardel. - Ustedes trabajan con Sony. ¿Te soluciona la vida o te limita mucho estar con una compañía tan grande? ¿Creen que hubiesen estado nominados si sacaban el disco con otra compañía? - B: Esa duda que a mí se me ha cruzado también se diluye en el momento que me acuerdo que estuvimos nominados con un disco que grabamos con nuestro propio sello, Marca tus Marcas, que ahora no lo seguimos utilizando pero con ese sello estuvimos nominados con Es (2010). Y eso ya nos confirma que no tienen nada que ver que estés con una discográfica gigante, ese lo hicimos totalmente independiente. - ¿Y a nivel libertad artística? - B: 100 por ciento. Toda la libertad. - G: Creo que si no, no podríamos estar. No hay limitaciones, jamás nos impusieron ninguna limitación por pertenecer a la compañía. Todo lo contrario, son
aliados. Están ahí para lo que necesitemos y nos ayudan a seguir realizando estos proyectos que quizás de otra manera para nosotros sería mucho más difícil, como ir a grabar un disco afuera. O el simple hecho de que el disco esté en todas las disquerías del país, eso es algo que tiene mucho valor. Nosotros en el pasado lo hemos hecho de otra manera y es muy difícil. - L: En una época lo hicimos, ¿se acuerdan lo que era eso? Una locura. - G: Sí, son distintos momentos. Pero tener un sello tan grande, con una estructura tan grande a disposición cien por cien y que la libertad sea total es genial. Que ellos escuchen el disco y nos digan “está buenísimo”. - Las compañías se van dando cuenta de que no se pueden meter mucho tampoco. - G: Sí, pero no todas. - L: Además no todos los grupos funcionan igual. A nosotros nos cuentan que hay artistas que van a preguntarles a ellos como sello hacia dónde ir, o cómo hacen tal cosa. - G: ¡O que necesitan canciones! Depende mucho del artista. En realidad el sello está para lo que nosotros necesitemos. Si les decimos que queremos grabar un disco pero no tenemos ni un tema, seguramente nos van a conseguir veinte temas, no sé. - B: (Se ríe) Re aburrido sería. - ¿Cómo es la relación con los colegas? ¿Sienten que se ganaron un lugar? ¿Dónde están parados hoy en día? - L: Si tuviéramos que medir la popularidad de la banda por cómo se nos ve en el ambiente, somos re grandes. Después, la que no nos conoce mucho es la gente (risas). Nos conoce la gente del ambiente, pero voy a la carnicería y el carnicero no me conoce. En ese sentido lo digo. - Pasa que los temas tampoco son cancioneros o totalmente radiables. - L: Sí, también me ha pasado con este disco, o con Huellas Digitales, que en el barrio el vecino 23
se entere que yo tocaba en una banda, la empezó a escuchar y le gustó. Y ahí te das cuenta que es loco, porque si sonáramos más en la radio tal vez habría más gente a la que le gustaría la banda. Si bien podemos ser una banda con cierta complejidad musical, no creo que sea un impedimento para escuchar la canción.
nos hubiésemos dado ese tiempo. Eso fue muy importante. - Cuando volvieron después de ese parate habrá sido con otra cabeza. Muchas cosas habían cambiado. - B: Y siguen cambiando. Se te duplica la vida y va cambiando todo a un ritmo totalmente desconocido todo el tiempo. - ¿Y ya se acomodaron? - B: Es que creo que no te acomodas nunca, es acompañar a otra persona en su crecimiento. Te cambian los tiempos todo el tiempo, estamos adaptándonos y viendo cómo compartir la mayor cantidad de tiempo con ellos y hacer lo que hacemos.
“Lula cumplime el sueño de cantar con vos”, reza el cartel que sostiene una chica que llegó desde La Quiaca para asistir al show. “Como le vas a decir que no con ese cartel”, bromea Brenda. La lista de temas de Jujuy es muy similar a la de anoche en Tucumán, sólo agregan “El balcón”. Promediando el show, se corta la luz, situación que manejan y aguantan con un acústico “Lo visual refleja la improvisado. Son esas cosas que forma que tenemos marcan a fuego a los presentes. de hacer música. Está En Jujuy siempre pasan cosas y bueno ofrecer lo que a de eso no se olvidarán ni la bannosotros estéticamente da ni el público. El pacto se sella nos parece que mejor con la participación de la chica acompaña a las del cartel, que al grito de “¡Viva canciones”. Jujuy! ¡Viva La Quiaca!”, acompaña a Lula en la voz de “Amor ausente”. Se trata de uno de los puntos altos y emotivos de la noche. Luego del show, se quedan casi - ¿Cómo es el día a día de los cuarenta minutos entre el públi- tres cuando no están en gira? co, conversando, sacándose fo- L: No tenemos una rutina. tos y firmando cuanto autógrafo - G: Depende de muchas coles piden. sas. Si estamos preparando un show capaz que nos juntamos - ¿Están haciendo la carrera todos los días. Si estamos entre que quieren hacer? giras, capaz que no nos juntamos - B: A mí no me gusta llamarle en dos meses. Si preparamos un carrera, me parece que lo impor- disco, capaz tres o cuatro veces tante es el camino. No estamos por semana. Nunca es igual. Es apurados de llegar a ningún lado. que le ponemos mucho huevo, Ese sería el sentido de estar en mucho amor, mucha energía. una carrera. Tampoco queremos Entonces cuando termina una llegar antes que nadie, me parece gira y volvemos dos o tres días que está buenísimo lo que esta- a casa, está buenísimo disfrutar mos haciendo. Despierta ese es- de la otra parte de la vida. Las píritu de tocar en vivo, de seguir chicas con sus hijos, yo tiempo haciendo canciones. para mí. Como compañeros de - L: Y de respetar nuestros trabajo, si viene alguna de las tiempos de vida. Nosotros nos chicas y me dice “che, me encandimos el lujo de cortar para tener taría que no ensayemos en todo hijos. Si estuviéramos en una ca- el mes porque voy a estar con mi rrera para llegar a algún lado no hijo”, ¡yo haría lo mismo! No les 24
voy a decir “tenemos que seguir porque hay que sacar este tema”. Hay que ponerse en el lugar y el momento de cada uno. Somos demasiado afortunados de hacer lo que nos gusta, que encima nos vaya bien y nos garpen por eso. ¡Somos demasiado afortunados! Por eso no serviría hacer de esto un martirio, un sufrimiento de tener que estar sí o sí todos los días a las siete de la mañana en la sala. Si podemos estar tranquilos y estar bien, mejor así. - Le dan mucha bola a lo visual, lo estético. Desde la indumentaria, la puesta en escena del vivo y los videoclips. - B: Sí, creo que lo visual refleja la forma que tenemos de hacer música. Y si la gente nos va a ver en vivo va a usar sus ojos, y está bueno ofrecerles lo que a nosotros estéticamente nos parece que mejor acompaña a las canciones. Tiene que ver con eso. Así como le ponemos dedicación para que las canciones suenen lindo, lo mismo pasa con lo que se ve. - Mirando el futuro, ¿se imaginan tocando hasta que sean viejos? - B: ¡Yo sí me imagino, me encantaría! Ser como los Rolling Stones. Llegar hasta viejo así, con onda, debe estar re bueno. - L: Hasta que los chicos digan “mami, bajate por favor” (risas). - Hasta que el cuerpo aguante. - B: Yo me imagino que sí, siempre que esté vivo y despierto el espíritu de la música. - G: Es que mientras disfrutemos tanto nunca vamos a estar desesperados por el retiro. El tema es si lo dejás de disfrutar. Si alguien llega a cierta edad y trabaja de algo que no le gusta, está desesperada por retirarse. Pero al trabajar de algo que te gusta tanto, lo vamos a disfrutar tanto como hoy. El otro día vi un video de un baterista que se llama Roy Haynes, que tiene 94 años, tocando en un club de jazz en Nueva York. Tocando de una manera que lo ves disfrutar y parece que tuviera treinta. Es como
que se transforma el chabón. - B: Bueno, ¿y McCartney, que lo fuimos a ver ahora? ¿Cómo puede ser? - G: Claro, ¡y tiene 75 años! El tipo no toma agua durante todo el show, toca y canta más de tres horas. ¡Hasta sube la escalerita del piano corriendo! - L: Y claramente no tiene la necesidad económica. - Después de mucho tiempo instalados en Buenos Aires, ¿extrañan Córdoba? - L: Si, se extraña. - B: La verdad que nos encanta ir a Córdoba, cada show es especial. Por ejemplo, fue donde presentamos Barro y Fauna, donde hicimos una puesta más imponente, más acorde al lugar. Siempre tratamos de dar algo más. Pasa que más allá de que seamos de ahí es una plaza muy importante, entonces todo va de la mano. - L: Si, es distinto. Amigos, familiares. - B: Siempre está el desafío de volver a conquistarlo. Es que como hay confianza, ¿viste? (risas) - ¿Y el público de los inicios sigue yendo a verlos? - B: ¡Si! En el show en Plaza de la Música había un montón de gente de la primera época y estuvo re emocionante. Muchos con sus hijos. También hay gente que nos conoce de las primeras épocas y que ya no vive más en Córdoba, entonces cuando vamos viajando por el país los encontramos en otras provincias. - El feeling con la gente es muy fuerte. A través de redes sociales siempre tiran algún video en vivo en plena prueba, interactúan mucho con el público. - G: Siempre fue así, desde que no existían las redes sociales actuales. - Es raro porque hay muchas bandas que no le dan bola a eso, o después de un tiempo se cansan. - G: ¿Sabes qué pasa? Está bueno ser accesible. A mí me hubiese encantado que las ban-
das que me gustaban cuando era chico fueran accesibles, pero era imposible. Llegar a charlar un ratito después de un show con alguien era imposible. Entonces está bueno ser así. Siempre que se pueda, claro. Tampoco es que ponemos más energía en eso que en ensayar. - B: Lo mismo con las bandas que te escriben, que te mandan su música. Está bueno poder responderles, porque nos ha pasado de escribirles a músicos y nada. - Cuando giran siempre tienen contacto con bandas de cada lugar. ¿Siguen en contacto con ellos? ¿Han pegado onda con muchos?
Luego de la producción de fotos en el Paseo Balcarce, entre artesanías, pochoclos y selfies con algunos curiosos, la banda puede distenderse un rato en este ajetreo constante que es la gira. El show salteño es en el Teatro del Huerto, un recinto algo extraño para este tipo de recitales. Sirve para demostrar una vez más la angustiante falta de lugares acordes para que el rock pueda mantener una agenda decente en nuestra ciudad. Domingo, frío y las condiciones mencionadas atentan un poco a la convocatoria pensada por la producción, que esperaba cortar unos 400 tickets. Es el show diferente de la gira. El teatro permite modificar un poco la lista y agregar temas (“Corazón delator”, cover de “Si sonáramos más en Soda Stereo) o versionar algunas la radio tal vez habría canciones. Pero la calma que tomás gente a la que dos esperaban se ve interrumpida le gustaría la banda. desde el segundo tema, cuando Si bien podemos ser las casi 300 personas no aguanuna banda con cierta tan sentadas y, previa invitación de Lula, abandonan sus butacas complejidad musical, para vivir todo el show de pie no es un impedimento amontonados en las primeras fipara escuchar la las. Linda sorpresa para la bancanción”. da, que está muy cómoda en un escenario grande y con bastante agite de frente. Para seguir con - L: Sí, con algunos más y con la rutina post show, nuevamente otros menos, digamos. Es natu- se quedan casi una hora firmanral, es lindo. Nos dan muchos do autógrafos, charlando con la discos, hay cosas muy buenas. gente y sacándose fotos. - G: La verdad que hay cosas - Mirando al futuro, ¿Latinomuy buenas. Te puede pasar que américa es un objetivo que se venga una banda que no conoces plantean? y te dé su disco, y sea Sig Rag- B: ¡Sí! Colombia, Chile, que ga. Entonces uno tiene que estar no pase tanto tiempo para volver abierto a escuchar. Ahora estoy a México, Bolivia, Uruguay. La escuchando mucho una banda de idea es volver un poco más seMontevideo que me dio el disco guido, tal vez una o dos veces hace poco. Se llaman Socio. ¡Espor año para que rinda y dé sus tán buenísimos! Viste que no hay frutos cada visita. un uruguayo que no tenga talen- ¿Y Barro y Fauna para cuánto, no conozco (risas). Es impreto tiempo? ¿Cuál es el plan? sionante. - L: Vamos a ir viendo. La gira termina al día siguien- G: La idea es tocarlo para te en Salta. Es la cuarta vez que siempre (risas) la banda toca en esta ciudad. Las - B: Por lo menos este año es anteriores habían ocurrido en el del disco, de presentación, de saya extinto Euphoria y en distin- lir a tocar afuera bastante. Destas ediciones del Personal Fest. pués, ¡vamos viendo! 25
Por Franco Hessling
BROTES EN LOS CONTORNOS La economía informal es una parte importante dentro de un sistema productivo pensado para que muchos queden fuera de lo registrado. En tiempos de neoliberalismo se multiplican las experiencias tanto como se arraigan las que lo anteceden. ¿Dónde está la grieta? “Vengo a hacerle el aguante a mi vieja para que no se clave acá todo el día sola”, cuenta el muchacho arrellanado al costado de una manta en la que se ofrece ropa usada y algunas pequeñas prendas artesanales tejidas a mano. Carlos ronda los treinta años y habla con la convicción de los que lograron un camino superador al de su predestinación. Le faltan unas diez materias para terminar su educación a distancia, sustentada por las changas de un padre albañil (y enganche de mucho despliegue) y las ventas de una madre feriante, ama de casa y sostén emocional de la familia. Benjamín de tres hermanos, los dos primeros debieron incluirse a la generación de ingresos en edades más tempranas, Carlos sólo va a la feria desde hace unos cinco años, aunque el estudio sigue siendo su actividad principal. 26
No aporta más detalles, lo que fue verborragia por saberse ungido torna en parquedad. Su actitud cambia diametralmente, se presenta la duda de si la conversación fue real o producto del delirio. La Feria de Soli, iniciada en la avenida Ingeniero Pontussi y la calle de la escuela, como todos la conocen, surca por varias cuadras con febriles ofertas, una tras otra, un mercado bastante más efervescente que el de los shoppings. Se vende de todo menos lo que tenga que ver con suntuosidad, hay desde comes y bebestibles hasta puestos que ofrecen pólizas, reparación técnica de celulares, herramientas mecánicas y artículos de librería, mercería y almacén. La multitudinaria zona sudeste de la ciudad de Salta monta un circuito comercial no contribuyente de escalas magníficas, sucedáneo de los
supermercados, marcas de ropa y restaurantes. Salvo Carlos, el locuaz devenido hostil, la mayoría desconfía de las preguntas de un evidentemente distinto, que puede ser policía, inspector o enviado de los grandes capitalistas. La única manera de graficar lo que sucede en la Feria de Soli es dejándose llevar por la corriente. Entonces se descubre que las papuchas se venden frías y que las garrapiñadas son de las que tienen exceso de azúcar y maníes húmedos. Los empaquetados son excesivamente baratos, desde fideos hasta pañales, pasando por artículos de limpieza, jardinería y juguetes. La mercería es levemente más económica que en un local céntrico y la ropa ronda la mitad de precio. Como en cada rincón del país, tal vez del continente, un grupo de pibes juega a la pelota. La cancha está separada del Centro de Salud N°61
por la avenida Pontussi, en una esquina del cuadrante donde se inicia la feria, entre la calle Fierro Martín S y la diagonal de la escuela. Hay manteros y puestos con abundante mercadería empaquetada que perfectamente podría estar en una góndola de hipermercado, pero que llega en camionetas y se vende a precios módicos, accesible para esos a los que, proporcionalmente, cada centavo les cuesta más. “Estoy en el Mercado Vaquereño, en la feria de la Balcarce y en la plaza del frente de la Legislatura. Durante la semana tejo y armo los productos en mi casa, en La Caldera, y durante el fin de semana me dedico a las ventas en ferias”, señala Denise, que tiene uno de los puestos más coloridos de la oferta textil feriante. Mientras conversa la rodea con trotes, corridas y caminatas su pequeña hija de unos seis o siete años, de notorio parecido físico con ella. “Los cambios en la economía se van notando, ahora estamos en una de las peores épocas, la venta está muy floja”, dice, y añade: “En años anteriores, hace cuatro o cinco, se veía mucho turismo y las ventas eran mucho más fuertes”. Descarta la posibilidad de abandonar la vida de artesana feriante que lleva hace unos seis años en Salta. “Se disfruta mucho la independencia en el trabajo, uno se organiza como quiere, la vida de artesano te da mucha libertad”, explica. Mercedes y Josefina trabajan conjuntamente en la elaboración de productos en cuero y telas, principalmente carteras y billeteras pero también otras variedades. Realizan diseños propios y los venden en distintas ferias. “Estamos fijas en el Mercado Vaquereño y los sábados, una vez por mes aproximadamente, vamos a la feria de la plaza Güemes”, apunta Josefina. Sobre la posibilidad de instalarse en un local comercial tradicional, reconocen haber barajado la opción aunque la variable costos se dispararía de tal forma que sería
imposible para las arcas del pequeño emprendimiento. Mercedes indica que “en un local es muy caro el alquiler y se pagan un montón de impuestos”, y su compañera completa añadiendo que si pusieran un comercio tradicional se verían obligadas a pagar salarios, pues ellas ya ocupan sus días en el proceso productivo. Resulta un reduccionismo, aunque no del todo intempestivo, afirmar que los ingresos que cada hogar genera son la matriz de su unidad microeconómica, como se sabe, condicionada por las veleidades de la coyuntura macroeconómica de cada momento. A grandes rasgos y abusando del prisma dialéctico, diríamos que la generación de ingresos corre por dos suertes: la de los que aprovechan la fuerza de trabajo ajena y la de los que explotan la suya para sobrevivir -no exclusivamente los asalariados, también los pequeñísimos emprendedores, cuentapropistas y cooperativistas, por citar algunas variantes-. El segundo grupo, en un sistema histórico -el capitalismo- y en una circunstancia política -Cambiemos en Argentina y giro a la derecha regional, mundial dirán los más osados-, vive en condiciones de opresión tales que el empleo en blanco se vuelve un ideal. Estar asalariado y registrado representa aguinaldo, cobertura de salud y aportes previsionales, entre otras delicias de estos tiempos tan, tan, pero tan flacos. Abusando del legado de Dickens, los llamemos “tiempos difíciles”, en los que tener vacaciones pagas es una aspiración para muchos inalcanzable. Según datos de la Junta Interna ATE del Instituto Nacional de Estadística y Censos -no del Indec como institución, sino de sus laburantes, quienes publicaron hace pocos años el libro No somos cómplices de la mentira, con guarismos paralelos a los oficiales-, la inflación interanual de 2016 fue del 41,2%.
Para finales del año pasado, los trabajadores del organismo calculaban que la Canasta Total de Consumo Mínimo del Noroeste -el umbral entre la tranquilidad y la urgencia- costaba 17.414 pesos. Los apuntalamientos formales no son mucho mejores: para el primer trimestre de este año el Indec -ahora sí- calculó el promedio de ingresos por principal ocupación para un individuo, en el país, en 12.305 pesos. Para un salteño, cifra quimérica. En la provincia, el empleo no registrado es mayor al 40% del total de trabajadores, por encima de la media nacional recientemente estimada de modo oficial en 33,8%. Muchos argentinos y casi la mitad de los trabajadores salteños están en esa ingrata localización dentro del sistema que se conoce como “economía informal”. Si se suman ellos con los subocupados, aquellos que tienen trabajo formal pero que involuntariamente no alcanzan las 35 horas remuneradas por semana, puede decirse que la gran mayoría de los laburantes está en las hondas aguas de la informalidad. Aquellas profundidades de los márgenes son estructurales al capitalismo nacional, aunque han crecido por las políticas de ajuste implementadas en los últimos años, al menos desde enero de 2014, cuando se resolvió una importante depreciación de la moneda que profundizó el mercado informal-financiero con las especulaciones en la venta paralela de dólares. En la etapa que tiene a Mauricio Macri como presidente, el ajuste se volvió más asfixiante, extendiendo la desaceleración de la economía con las recetas más ortodoxas: congelar el consumo interno erosionando el poder adquisitivo y estrechando la cantidad de puestos de trabajo. Y por supuesto, con más episodios de palo para los que se plantan a luchar. Entre aquellos que dan batalla están los que se la rebuscan como pueden, empujados a los densos oleajes de los circuitos 27
informales en los que para generarse ingresos hay que cargar con el prejuicio de la mirada que, llamaremos, “clasemediera”. Muchos de los desvergonzados pregoneros de esa óptica más preocupada por el acercamiento del que se tiene abajo que por arrimarse al que se tiene arriba, en franca hipocresía, son los que más consumen los brotes de la economía informal, a la que gustan llamar “comercio ilegal”. Se estigmatiza el comercio no contribuyente, como si su actividad estuviese fuera de la ley. Absurdo. Los tribunos de la mirada clasemediera cargan sus placares con la ropa que se agrupa en montículos irregulares sobre los tablones de las ferias americanas. Éstas son un verdadero ejemplo de unidad latinoamericana para la subsistencia: empiezan en la llegada de donaciones a Bolivia a manos de las altruistas ONG estilo Cáritas, se contrabandean hacia Argentina y se instalan en las ciudades, tablones y plásticos haciendo de techos para vender a precios magros la ropa que los gringos descartan. La unidad latinoamericana para la subsistencia que tiene como último eslabón las ferias americanas (tomen nota los legalistas clasemedieros), es menos culpable que los talleres de esclavitud que elaboran las marcas refinadas. Juliana Awada, pareja del presidente Macri, está denunciada por la cooperativa La Alameda como esclavista, incluso de niños, a los que hacinaría en talleres textiles bonaerenses donde se fabrican marcas como Cheeky y Awada. “Éste un mercado que promueve el desarrollo local, entonces es sólo para productores y artesanos del departamento de La Caldera. Los que son productores de otras localidades pueden venir una vez al mes, a menos que lo que ofrezcan no lo produzca nadie en el mercado”, detalla Victoria Reyna, elaboradora de granola en el Mercado Vaquereño. Está prohibida la participación 28
de aquellos que sólo venden sin introducir ningún trabajo propio en el producto ofrecido. La muchacha comenta que en el mercado toman “las decisiones en asamblea”, las que, cuanto menos, se realizan una vez al mes. “Tenemos tres círculos para organizar el trabajo, uno de comunicación, otro de administración y otro de logística”, dice, y agrega que para las tareas rutinarias tienen “un sistema de papelitos, se los reparte sacándolos azarosamente de una bolsa”. También tienen un sistema de préstamos para los feriantes que llevan al menos un semestre participando de la organización del
“El rock argentino está teniendo cada vez más bandas que tienen que contar su identidad. Es lo que nos diferencia de una banda de Ramos Mejía. Decir, bueno, somos de Formosa y tratamos de tener esa identidad.” mercado. Los préstamos no se ceden ni se saldan en valor dinero -pese a que sí son en dinerosino que se estiman en el valor de la nafta al momento de pedir y devolver el precio. A merced de los arbitrios de los formadores de precio del oro negro. Las ferias que cunden ya no sólo se dedican a la venta de ropa, diversificaron los productos pero también se multiplicaron los espíritus feriantes, en los que se vislumbran variantes tan disímiles como el(los) Mercado(s) Vaquereño(s) y la “Feria de Soli”, en el corazón de la zona sudeste. Independientemente de que las dos puedan ser vistas
como experiencias alternativas propias de la economía informal, una surge de la decisión voluntaria de personas que pretenden integrarse al mercado de manera colectiva, y otra emerge por la inminente necesidad de granjearse ingresos. Diríamos, unos son feriantes por elección y los otros por imposición material, los pensantes de los márgenes y los marginados. Coinciden en que, en ambos casos, los trabajadores hacen de la actividad feriante una vía de subsistencia. En Vaqueros conviven dos ferias, una apañada por el intendente Daniel Moreno y la otra atosigada por él; maniqueo. Los primeros son más inocuos en términos políticos, son de aquellos a los que la necesidad los empujó. Los segundos, en cambio, son de los que fueron aventados por la conciencia (¿de clase?), pese a lo cual erigen algunos principios puristas para no abrir la feria (es sólo para residentes del departamento y productores, no para intermediarios de otro tipo); allí no hay lugar para la muchachada de la unidad latinoamericana para la subsistencia. Se trata de una mirada azuzada contra el sistema capitalista especulativo, un mercado de productores particulares que se unen para montar la venta, garantizando salud artesanal a los consumidores. No obstante, se fracciona de las otras experiencias de circuitos de economía informal que nacen de los marginados. En la Feria de Soli, los lunes y viernes se monta una de las postales que ilustra con más exactitud la fuerza de la necesidad mezclada con el liberalismo económico, mercantil. La que alguna vez fuera una feria sucinta mutó a un pulposo entramado de galerías en las que se ofrece una variedad de bienes y servicios (como desbloqueos de celulares) digna de los mejores centros comerciales. La tecnología ha cobrado mucho lugar, desde la electrónica hasta electrodomésticos, hay puestos pequeños y algunos similares a un salón de venta de Fravega o
Garbarino. Las ferias de Miguel Ortíz y San Remo son de las que crecieron en los últimos tiempos. Con toda la semblanza barrial, en ellas se vislumbra un intermedio entre el Mercado Vaquereño de los pensantes de los márgenes y la Feria de Soli: no lo hacen como alternativa a los métodos clásicos del mercado que promueven las leyes y los estados -pese a que puedan estar funcionando justamente como esa alternativa-, ni tampoco los obliga la más acuciante necesidad de procurar ingresos. El lazo barrial como núcleo de colectivización es lo más destacado, los vecinos se conocen, instalan sus tiendas improvisadas y van ganando un espacio que, además de asirlos económicamente, los hace socializar con los cercanos. Ellas son. Ni hacen ni están atrás de nadie, ellas son. Las mujeres, una parte preponderante de la economía informal, por ende, protagonistas de las experiencias que se manifiestan en los márgenes de la economía de mercado regulada por las leyes, estas últimas empeñadas en cristalizar las desigualdades entre hombres y mujeres. Al igual que es incorrecto hablar de “comercio ilegal”, no se puede decir que estas experiencias son “comercio irregular” porque están autoreguladas por las y los feriantes. Las mujeres, odiosamente invisibilizadas en los relatos históricos, han sido artífices de grandes epopeyas de resistencia. No sólo de lucha política, como la revuelta de Nueva York que por efemérides internacionales signa el Día de la Mujer los 8 de marzo, sino también por aplomo, fortaleza y determinación para encarar las causas colectivas con igual forma de organización, colectiva. En ese marco, similar a cuando el Argentinazo de 2001 obligó a estrategias de economía informal que prescindieran del dinero, en el último año un grupo de salteñas conformó el
Género Trueque. Entre aquellas experiencias luego del “que se vayan todos” y ésta, al igual que con el Mercado Vaquereño y la Feria de Soli, hay una brecha de contexto. Las primeras surgieron del apremio más que de la resistencia política -aunque integró ambos componentes-, y la última tiene más contenido ideológico que urgencia material de las trocadoras. Hay un móvil fundamental que distingue a ésta y todas las experiencias de mujeres organizadas: la sororidad, que se entiende como el entrelazamiento solidario y empático entre ellas. “La idea surgió en agosto del
Hay que parar de criminalizar al que no hace otra cosa que sobrevivir pese a las tribulaciones de un sistema pergeñado para segregar a los que trabajan de los que viven del trabajo ajeno. año pasado, con una colega nos acordábamos de los trueques que habían surgido en 2001, entonces a ella se le ocurrió que podíamos hacer un trueque que sea sólo de mujeres para que también sea un espacio para hablar de todas las cosas que pasan en Salta con la violencia patriarcal”, rememora Florencia Soraire, quien está desde la primera hora en la iniciativa, pese a lo cual prefiere remarcar que se trata de una propuesta colectiva que se va reconfigurando al calor de los aportes que cada piba realiza. Soraire, antropóloga de profesión, asevera: “Siempre nos planteamos la contradicción que genera ponernos como pilar de
la economía del hogar, más que nada por la gestión de los recursos, y el mandato del cuidado y la protección que tenemos las mujeres por parte del patriarcado”. Opina que el Género Trueque está teniendo tanta llegada -ha ido incrementando el caudal de participantes en cada encuentro- por “la necesidad de las mujeres” de encontrarse con la otra “no como competencia sino como compañera, hermana”, y completa asegurando que “es un espacio en el que se busca sororidad”. Sandra es vendedora ambulante en el centro de la ciudad capitalina. Pertenece al selecto grupo de los que cambian su oferta según la coyuntura, preparados para vender paraguas cuando llueve, anteojos oscuros cuando hay sol, encendedores cuando hay motivación y ceniceros cuando hay ascuas. “Siempre vendo artículos de temporada, me tengo que preocupar en buscar cosas que el comercio no vea como competencia”, acota, y cuenta que estuvo demorada por contraventora, que muchas veces sufrió incautación de mercadería y que por eso dejó de ser mantera para convertirse en itinerante. Trabaja en la calle desde hace unos diez años y recuerda que empezó en la venta callejera porque su ex marido se había quedado sin trabajo (“a mi edad son pocas las posibilidades de conseguir un empleo normal”). Por la mañana ronda las calles cercanas a la catedral, vuelve a su casa a cocinar para sus hijos, dos de ellos aún en edad escolar, y por la tarde merodea las puertas de los bancos cerrados sobre España. Escapa de los inspectores para poder hacer el mango. Hay que parar de criminalizar al que no hace otra cosa más que sobrevivir pese a las tribulaciones de un sistema pergeñado para segregar a los que tienen de los desposeídos, a los que pueden de los imposibilitados. En fin, a los que trabajan de los que viven del trabajo ajeno, la única grieta. 29
ESTO CON LOS MILICOS NO PASABA
C
osecharás tu siembra por los falsos profetas. Añorar la reproducción y la masividad de las huestes causó un efecto poco deseable. Es posible entonces el tan ansiado equilibrio de lograr entender a los demás sin caer en la intolerancia de decirles las cosas como son. O al menos lo que a uno le pasa realmente, sin pretender quedar bien todo el tiempo. Nos detenemos y aparece la culpa como palabra extorsionista, creada por amargos y desconfiados que te invitan a vivir sin disfrutar a pleno. Muchos, influenciados por ella, viven pensando siempre en quedar bien con los demás y no con uno mismo. Esa careta sin sentido que nos reprime a pasar un buen momento. Y la verdad es que uno ya es “grande” para esto. Las cosas son como son y se aprenden de chico. Sin grises, es negro o negro. De esta forma seguramente seríamos odiados o amados, pero auténticos. Seríamos de verdad. En el gran Circo Romano tenemos como artistas de lujo, por un lado, la demanda: cambiadores compulsivos de chapitas, amantes de los covers para enfiestarse, regateadores de precio, y que sólo escuchan los demos (¡que locos!). Y una fracción menor que es fiel, que valora la obra del artista. Por otro lado, las bandas: esos que de un día para otro dependen de la votación de la gente o de un jurado para tocar quince minutos sin importarle el palo del recital. En muchos casos no se dan cuenta de que suenan mal porque nadie se los dice. Si se presentan, no se quejen. La televisión nos está enfermando. Depender de la votación del público con un “me gusta o no” nos parece terrible. Nadie puede decirte si tu música está mal. Es tuya y te gusta, listo. Te puede bajar el pulgar por ser una propuesta inadecuada al tipo de recital, pero eso es otra cosa. ¿Cuándo se llegó a esto? ¿Cuándo lo que a uno 30
lo hace feliz pasó a depender de la votación de los demás? La masividad nos hace movernos como zombies y lo inmediato postergó a lo importante. Con esta oferta ya se adivina el tipo de demanda, entonces invocamos a ese orgullo, al tan nombrado, odiado, separador de bandas: el “ego de los artistas”. Tenemos el poder como público de decirle “no” a la basura que nos venden. Alcanza con no comprar por comprar. Cada uno sabe cuál fue la razón. Sólo hay que repasarse y mirarse desde afuera. Esta es nuestra realidad, seguimos esperando que pase algo y lo que se nos está pasando es la vida misma. No es por comparar, pero (y ahí viene la comparación) nuestros problemas, inquietudes, mambos, lo que sea, son de una magnitud pequeña en relación a los jóvenes setentistas creadores de grandes clásicos que no tenían los elementos de hoy. Eran pocos y todo se aprovechaba mejor, tocaban en lugares pequeños sin cobrar entrada y lo disfrutaban como si fuese el último. Ellos utilizaron la metáfora para esconder canciones de protesta. Hoy le cantan a la pizza con rúcula, al pollo al disco, con mensajes como “vamos a pasarla bien, vamos a sentirnos bien”; al faso. Hoy “no dicen ni le cantan a nada”. Bruno Arias, con todo su folclore, tiene más rock que varias bandas. ¿Dónde están las letras panfleto? Basta de covers, tenemos que eliminar esa maldita costumbre. El público quizás no asista, pero se producirá el colador necesario y con el tiempo lo aceptará y será un público fiel. Y si están buenas tus canciones las hará propias y se identificará con ellas. Ahora, capaz tus canciones son horribles, pero eso es otra cosa. Si Higuaín la metía era otra Argentina. Todo puede pasar, pero quedar bien con uno mismo es la que va. Y si creés que estás en las últimas, recordá que siempre se puede estar peor.