Rock Salta Especial Nº2

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ESPECIAL PERRO CIEGO


STAFF DIRECTOR

Santiago Castellanos scastellanos@rocksalta.com

EDITOR

Federico Anzardi fanzardi@rocksalta.com

DISEÑO

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ste número especial es un merecido homenaje a la banda más importante del rock salteño. Creemos que es justo hacerlo a nuestra manera, a través de lo que sabemos hacer. Repasar la historia del grupo, el show en el Teatro Provincial donde festejaron toda su carrera, sus mejores canciones, recordar al Pibe Acosta y conocer qué significan estos cinco músicos para la escena local es nuestro aporte. Deseamos que este número sea recordado dentro de muchos años, cuando la banda ya no toque y esta revista no exista. Cuando Perro Ciego se mantenga en la mente y el corazón de cada uno de los que los vieron en vivo. En una provincia donde reina el folclore, Perro Ciego ha logrado ser reconocido por todo su ambiente cultural. También han trascendido en la región y en los reductos bluseros de la capital, donde los artistas los han respetado como pares. Espero que disfruten y atesoren esta revista. En tiempos donde lo virtual y digital crece a pasos agigantados, una banda de la trayectoria de Perro Ciego merecía su homenaje en papel, algo que perdure en el tiempo. Como su música. Como siempre, los invito a seguir visitando rocksalta.com, donde cada día encontrarán novedades del rock de Salta, la región y el país.

Bernardo Rodriguez Berri brberri@rocksalta.com

DIAGRAMACIÓN

Colmena Boutique Audiovisual colmena.audiovisual@gmail.com

REDACCIÓN

Pablo Choke Torramorell pchoke@rocksalta.com Rodrigo Juárez rjuarez@rocksalta.com Diego Maita López dmaita@rocksalta.com Eduardo Marcé emarce@rocksalta.com Eduardo Pece epece@rocksalta.com Gonzalo Quispe gquispe@rocksalta.com Alejandro Wierna awierna@rocksalta.com

FOTOGRAFÍA

Martín Azcárate mazcarate@rocksalta.com Gastón Iñiguez giniguez@rocksalta.com

COLABORAN EN ESTE NÚMERO

Celina Cassi, Marcelo Dique, Violeta Gil, Tony López, Federico Porcel, Federico Rodriguez Lescano, Gustavo Sala, Damian Stigliano, Mario Tapia.

IMPRESIÓN

Santiago Castellanos Director RS Producciones scastellanos@rocksalta.com

Mundo Gráfico S.A.

DISTRIBUCIÓN

Rómulo J. Guzmán S.A. Distribuidora Chorba

CONTACTO

Redacción: revista@rocksalta.com Publicidad: publicidad@rocksalta.com

EDICIÓN

Agosto, septiembre y octubre de 2014

www.rocksalta.com 4

ROCK SALTA es una publicación de Rock Salta Producciones. Domicilio: Pueyrredon 1031 1ºB - CP 4400 - Salta. El nombre y el logo son marcas registradas por Santiago Castellanos. © 2006-2014. Expedientes INPI 3083222 y 3083224. Las publicaciones son de absoluta responsabilidad de sus autores y pueden no coincidir con la opinión del director. Las colaboraciones son ad-honorem y no crean ningun tipo de dependencia legal ni laboral entre los autores y la revista. Prohibida la reproducción parcial o total de los artículos sin mencionar la fuente. Tirada: 4000 ejemplares. Foto Tapa: Fotomontaje. Prensa Carajo. Fotos Poster: gentileza Perro Ciego. Foto Índice: Bernardo R. Berri.


LES SIGUE GUSTANDO

Referentes del rock salteño cuentan qué significa Perro Ciego en sus vidas. Influencia, admiración y aplausos para una banda que todavía funciona como un disparador para hacer música. Foto: Damian Stigliano

Cuca Zenzano (Santuario)

Leo Goldstein (Giroscopo)

Horacio Corimayo (New Rusia A La Vinagret)

Perro me dio dos cosas: el orgullo de ser salteño cuando viajás a otras provincias e intercambiás música con otros músicos o gente del rock. Ponés la banda, se sorprenden y les gusta, y uno dice “sí, esa banda es de mi ciudad”. Es un sentido pertenencia, de anclaje. Y segundo, me dio el ejemplo de mantener una carrera, una propuesta artística pese a las peripecias que viven muchos músicos del país. Esa insistencia, persistencia y hasta obstinación. Cantidad de años no legitiman a una banda, tienen que venir con contenido. En ese sentido, Perro Ciego legitimó su carrera con discos y giras.

Para mí es un honor haber participado de una banda que me enseño mucho, son maestros para mí, en cierta forma. Pude tocar con ellos, grabar, viajar y conocerlos, es algo que atesoro. Son un ejemplo de convicción, poesía, imagen y, por supuesto, canciones. El Pelado es un maestro, Salchi un poeta y gran músico, Gamba es un violero único y Jopo desde la batería sostiene toda la maquinaria. Imposible no pensar en El Pibe y en su aporte, por jugársela por lo que siempre sintió. Una verdadera pena haberlo perdido. Son enormes, les tengo un gran cariño y admiración.

Los conocí en el año 1992, un verano con mis amigos en la pileta municipal de Cerrillos. Llegamos y estaban tocando en un escenario al lado de la pileta, rockeando a full. Hacían covers de los Ratones Paranoicos y sonaban muy bien. Después de eso me animé a armar una banda, había visto que se podía y con los años llegue a tener la mía. Después de tantos años siguen rockeando con muchos discos. Siento un gran respeto por ellos porque jamás abandonaron su sueño. Hoy la provincia los tiene como referentes del rock and roll, inspirando a muchos a empezar sus bandas y proyectos musicales.

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Emiliano Livelli (Bort)

Miguel Luna (Los Kuervos)

Cristian Gana (Laforma)

Los conocía de nombre cuando iba al colegio. Eran famosos por ser la única banda de rock en Salta que sonaba bien. Los vi por primera vez en el Vaqueros Rock 2004, abrieron con “Paracaídas” y fue un flash, una banda que sonaba bien. De ahí me hice fan de sus canciones y los iba a ver seguido. Tienen varios compositores en la banda y cada uno compone distinto pero son todos geniales. Soy fan del rock stone y es una banda que me gusta tanto como los Ratones o como Primal Scream. Nunca entendí por qué no trascendieron a nivel nacional.

Hablar de Perro Ciego es hablar de la esencia del rock en Salta, del sueño de cuatro amigos que se juntaban a zapar y sin querer formaron un grupo humano y musical que trascendió Salta y el país a base de trabajo y humildad. Parece que fue ayer cuando zapábamos en Musicoop, en el que compartimos vivencias inolvidables junto a muchos músicos. Me une una gran amistad con Salchi, compartimos barrio, escuela y música. Ese don de buena gente que tiene fue un factor fundamental para que Perro llegue adonde ha llegado. Es un orgullo para Salta tener músicos de esta talla y un orgullo personal tenerlos de amigos. Mis felicitaciones y ojalá cumplan otros veinticinco años más. ¡Salud Perro Ciego!

Son el ejemplo a seguir, siempre varios pasos adelante del resto. Cuando era adolescente eran la banda vigente, recuerdo cuando fui a verlos al Teatro de la Ciudad, una fiesta. Teatro a pleno y la gente bailando. Luego se acabaron los covers y empezó la era de los temas propios. Un trayecto largo para terminar en Letras Rojas, y se lanzaron a la masividad. El boom de CM y la Casa de la Cultura llena, el fanatismo rolinga y el mito de rock salteño. La maduración del rock junto con Peón de Luna marcó que siempre se puede mejorar. La claridad musical, la experiencia y el profesionalismo quedo totalmente plasmado en Pelafustán. Aun cuando la escena parece diluirse, los lugares cierran y el público parece abandonar, Perro Ciego siempre nos mostró que el camino sigue, que hay que ir hacia adelante. Nunca con los brazos bajos, siempre haciendo, tocando y dejando legado. Perro Ciego son los ídolos calchaquíes. Alguien a quien admirar.

Emilio Jorge (Gauchos De Acero) Perro Ciego me parece una banda muy importante para el Norte, ya que consiguieron muchos logros a través de su música. Perduraron a través de los años y son una gran influencia para un montón de pibes nuevos que aparecen en la escena. Para mí fueron una gran influencia desde chico.

Diego Arzelan (Ey Paisano) Perro Ciego fue la banda de sonido de una de las mejores épocas de mi vida. Resume amigos, fiesta, noche. Además tuve la suerte de compartir escenarios, viajes, estudio y ensayos con ellos. De una forma u otra siempre me marcaron el camino.

Ricardo Tapia (La Mississippi) 6

Emir Herrera (Cosa Gorda) Vivía en Tartagal cuando conocí a Perro Ciego. Yo comenzaba el secundario y venía curtiéndome con el rock sin saber tocar ningún instrumento. Cuando escuché Letras Rojas se convirtieron en una influencia para mí. Cuando los escuché en vivo comencé a seguirlos hasta hoy. Gracias a ellos agarré la armónica y el bajo, y me decidí por la música. Soy fan y amigo de la banda, marcó mi vida, crecí escuchándolos y tuve la suerte de compartir escenarios con ellos. Aprendí mucho con ellos y de ellos, estoy muy contento de la vida por cruzarme con gente tan grosa y humilde.

Genaro Alfarano (La Vizcacha) Perro Ciego fue la primera banda de rock que conocí en Salta. Son grandes personas y músicos. Tuve la oportunidad de compartir varias experiencias durante mi trayectoria con ellos y siempre con la mejor onda. Me crié y aprendí con ellos. El estilo del rock and roll no es de mi agrado pero Perro Ciego siempre me llegó, me siento identificado con algunas de sus canciones y me gusta lo que hacen.

Conocí la música de Perro Ciego por su segundo disco (Letras Rojas), que según recuerdo alguno de ellos me acercó en algún momento, en algún lugar. Tardé un tiempo en escucharlo, pero cuando lo puse descubrí un grupo que estaba, como primera medida, interesado en sonar bien. Y lo habían logrado. Pasaron unos años, y ya escuchábamos de ellos bastante, de sus shows en Córdoba y el Norte argentino, su nombre iba creciendo de a poco en los oídos de todos. Pasaron un par de años y escuché Peon de Luna, y ahí entendí para que lado rumbeaba la banda, y cómo integraban el aire de los silencios del folclore norteño con el rock y el blues. Las letras siempre fueron importantes en Perro Ciego, siempre fueron un plus a su música muy importante. Tuvimos el gusto de tocar con ellos en el Teatro Provincial de Salta en el 2011. Un acontecimiento importante para ambas grupos, ya que fue nuestra primera vez en esa provincia. Ahí pude ver en vivo a la banda y su público, en una relación de amor fluida, de festejo de sus canciones. Una noche a teatro lleno. Luego disfruté de ellos en Buenos Aires en su show del Roxy que los mostró con una solidez y profesionalismo para disfrutar. Salchi calmado como siempre, dirigiendo la canción; el Pelado al pulso con Pablo en bajo y batería, y Martín Aguilera en el sonido eléctrico profundo de la guitarra. Perro Ciego tiene mucho aún por decir, componer es respirar profundo entre disco y disco, para llenarse los pulmones de lo que nos rodea. En eso andan.


APRENDER A SER

Foto: Celina Cassi Prensa

Por Pablo Choke Torramorell // Fotos: Violeta Gil

Perro Ciego repasa su historia en una entrevista en la que no faltan las anécdotas y el balance de una carrera siempre en ascenso. Trabajo, convicción y respeto, las claves del éxito de la banda más importante de Salta.

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l paisaje impresiona un poco. Hay un poco más de cuarenta mil personas mirando hacia el escenario donde Perro Ciego está tocando “Cuando nos vamos”, un clásico de su segundo disco. La postal pertenece al Festival Salta Boombox 2013 y es registro fiel del actual presente del grupo: a 25 años de su fundación, se convirtió en un ícono representativo del rock salteño. Podrán existir varios subgéneros llevados adelante por otros muchos grupos actuales de la escena local, pero el premio al “aguante y persistencia” es definitivamente para ellos, que hasta en el sonido encontraron un lugar para su evolución continua, disco a disco. Rocabola (1996), Letras Rojas (2003), Peón de Luna (2006) y Pelafustán (2010) son los nombres que bautizan cada etapa, cada estado de ánimo y los diversos panoramas que se encontraban atravesando: cambios, pérdidas de inte-

grantes, nuevos desafíos, extensas giras y la mochila de la experiencia que se fue consolidando cada vez más en la vida de sólo cuatro músicos, todos con apodos de por vida: Marcelo “Salchi” Dique (voz, segunda guitarra), Carlos “Pelado” Vega (bajo, coros), Martín “Gamba” Aguilera (primera guitarra) y Pablo “Jopo” Zenteno (batería). La década del noventa estaba empezando a asomarse y un grupo de compañeros adolescentes de secundaria del Instituto Padre Gabriel Tommasini se empezaron a juntar en reuniones con amigos para tocar. De ahí salió la oportunidad de encontrarse en un taller de música independiente, donde algunos de los docentes que estaban a cargo resultaron ser el “Chinato” Torres y “Cacho” Gala, otros precursores del rock en Salta que con el tiempo se fueron convirtiendo en leyendas entre los músicos de la vieja escuela. Y justamente el término “escuela” seguía presente porque todos se encontraban aprendiendo a tocar instrumentos, al

tiempo que compartían una gran pasión por el mismo estilo de música. La intención fue ir un poco más allá y formar un grupo de rock. O de rocanrol y blues, que era lo que más cómodo los hacía sentir. Una de las la señales que les iluminaron el camino fue haber visto en pantalla grande Crossroads, un film del director Walter Hill rodado en 1986, inspirado en la leyenda del blusero Robert Johnson. Casi en el límite entre una road movie y una historia de vida con ganas de ganarle al mito, en Crossroads aparece un personaje llamado Willy Brown, apodado “Blind Dog”, perro ciego. La historia de este armoniquista junto al protagonista se convierte en el hilo conductor de la película y es uno de los motivos que plasmó para siempre ese nombre para estos salteños que anteriormente ya habían participado de recitales en vivo pero bajo otros nombres. Hoy son banderas, cánticos entre seguidores que se van renovando conforme al paso del tiempo, generaciones

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de chicos que ya son padres de familia (como ellos) y que siguen apoyando incondicionalmente al grupo. “No hay edad para ser lo que somos”, dice un grupo de seguidores a la salida del Teatro Provincial, durante el festejo oficial por los 25 años, realizado el 30 de julio. “Acompañar a un grupo por muchos años es algo que se siente diferente, como que recibís el mismo cariño que das. Crecés con ellos y por la cercanía hasta podés generar un buen vínculo de amistad. Eso es Perro Ciego”, concluyen. Durante dos horas consecutivas miles de personas disfrutaron de una gran velada de aniversario confirmando el gran presente que atraviesan. Y las cosas y momentos que restan por vivir. “Cuando uno llega a una fecha así siempre como que te invita a reflexionar bastantes cosas, pensando en que es una fecha especial. A veces uno se pregunta ‘¿y dónde está el éxito?’, y creo que estamos en una etapa en donde eso ya no importa. No importa si tocamos en Cosquín el año que viene o no. Estamos en una fase donde sabemos que esto es el proyecto de nuestra vida musical y va a seguir existiendo más allá de lo que suceda. Tendría que pasar algo muy fuerte como para que se desarme. Pero sentimos que logramos lo que queríamos”, reflexiona el Gamba en una reunión con la banda completa. “Estamos en una situación súper cómoda. Si bien la parte económica es lo único que no se logró, lo resolvimos de otra manera. De alguna forma seguimos generando cosas como banda, la grabación del nuevo disco, ensayos, tocadas. Es como que siempre estuvimos de alguna manera generando cosas. En algún momento, y como todo músico, dijimos ‘quiero tocar en Buenos Aires, salir de gira’ y sí, nosotros pasamos por eso y no se dio. O se dio a medias, de otra manera. Y ahora ya está, lo que venga lo vamos a ir generando nosotros. Estamos bien como estamos.” -A pesar de que sigue siendo una “idea de éxito” el viaje a la capital del país, ustedes sienten haber superado eso. - Gamba: En algún momento estuvimos muy preocupados por el tema de la expansión del grupo hacia las afuera de Salta pero hoy ya no lo sentimos así. Por ahí en la época entre Peón de Luna y Pelafustán, donde quizás fue una época donde mayor exposición nacional tuvimos, había una preocupación de decir “che, tratemos de entrar en un sello, llegar a más gente, tocar más en Baires”. Toda una preocupación de la banda de apuntar a eso, una cuestión de posición, de fama. Eso ya pasó, ahora estamos en una etapa diferente: satisfechos de lo que pasamos en todo este tiempo. No nos recriminamos o preguntamos ese tipo de cosas. Estamos mucho más calmados. Tampoco

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tenemos la presión de una banda que está con un sello, por ejemplo, donde tenés que sacar temas, donde no tenés y te termina saliendo un disco de mierda. Y si ahora viene un sello, no sé si lo agarraremos, ¿entendés? Al margen y siempre presentes. Así podría definir alguien ajeno al grupo la esencia que caracterizó a Perro Ciego durante tanto tiempo. Cuarto de siglo no se cumple más de una vez. Muchas cosas cambian en ese recorte del tiempo. De pasar a verse en los pasillos internos de la secundaria a la que asistían, llegaron las trastiendas de algunos precarios bares que recién abrían sus puertas hacia un nuevo público que se estaba gestando. Con ganas de escuchar rock en vivo. Ya no querían sentir el mismo sonido del disco de moda.

“Las bandas piensan que grabando dos discos y metiendo más de cien personas en un show se les viene una gira por Argentina. No hay gira, tenés que seguir peleándola como siempre. Esa es la única que va.”

Los músicos querían salir a tocar, hacerse sentir que estaban ahí. Y pudieron concretar la mejor idea que se les pudo haber ocurrido, formar un proyecto comunitario entre los músicos que andaban “sueltos” dando vueltas por el ambiente, con un sólo objetivo: agrupar a todas las bandas en un mismo núcleo y así distribuirse las fechas de recitales en distintos lugares. Esta idea se materializó bajo el nombre de Músicos Salteños Integrados en Cooperativa (Musicoop). Gracias a esta organización el movimiento local de la época empezó a generar interés en la mayor parte del público que se encontraba ajeno a lo que estaba ocurriendo. En los diarios y revistas de época se empezó a anunciar las tocadas de los incipientes grupos por distintos lugares del centro salteño y alrededores. Hasta se pudo generar un espacio de arte para recitales en vivo en el Paseo San Francisco, perteneciente al edificio que comprende a la Basílica

San Francisco y el primario y secundario del Tommasini. Lo que se buscó al principio, parecía estar lográndose. Pero lamentablemente el proyecto se fue empezando a estancar y deteriorarse hasta el punto de convertirse en otra cosa muy distinta a lo pactado: las cosas no marchaban como antes y eso generó una molestia interna entre sus integrantes. Para Gamba, “por esos años Musicoop funcionaba como el aspecto de sociabilización de las bandas: estábamos todos en la misma. Bandas de folclore, cumbia. La idea era juntarnos como músicos y generar espacios. En alguna época eso nos sirvió y también nos detuvo. En un comienzo estuvo bueno porque éramos una unión verdadera de bandas luchando por algo común y después se produjo una especie de vicio: nosotros éramos la banda que más convocaba en ese momento. Entonces se hacían recitales y toda ganancia iba a parar hacia todos. Como éramos una cooperativa, se distribuía todo entre todos. Pero en un momento sólo Perro Ciego era la banda que se movía para conseguir fechas, llevar gente y eso beneficiaba también a los que no hacían nada. Los que más producían éramos nosotros, ¿entendés?”. Al respecto, Jopo opina similar a su compañero de banda: “Todos nos juntábamos con un mismo fin: grabar, conseguir actuaciones. Y cuando ya se achancharon los demás empezaron a producirse los roces. Éramos los únicos que bancábamos la estructura que se armó en un principio.” Pero antes de concluir esta etapa, cabe resaltar que gracias a esa cooperativa la banda pudo conseguir un cimiento bastante fuerte para convertirse en lo que hoy en día es. Y esa base sólida fue la grabación de un casete que sirvió de maqueta para Rocabola. La experiencia fue única, y no sucedió aquí en Salta. Los músicos viajaron a Santa Cruz de Las Sierras, en Bolivia, buscando el reencuentro con Cacho Gala. “Con la cooperativa viajamos en total tres bandas, pero originalmente la propuesta era para Perro Ciego, solamente. Me crucé con Cacho aquí en Salta y me tiró la idea de ir a grabar allá algo, ya que él se había mudado a vivir allá. Y como por esos días yo tenía un espíritu muy cooperativo, caí a la cooperativa y lancé la invitación a todos. Aparte la idea era aprovechar el viaje tan largo para hacer como una gira por varios lugares, tocar lo más que se pueda. Como éramos bastantes, llegamos y tuvimos que alquilar una casa por un mes”. El viaje, los shows, y las intimidades vividas, marcaron un antes y un después en la vida de estos músicos que buscaban aventurar el destino con sus propias manos. Sigue recordando Gamba: “Y los únicos que terminamos tocando fuimos nosotros. La última semana no teníamos un mango y lo único que morfábamos era arroz con jugo de


limón. Yo volví a mi casa pesando 49 kilos. Siempre fui flaco pero esa vez volví esquelético (risas). Ahí sucedió el detonante que hizo que Perro saliera de la cooperativa. Fue toda una situación medio extraña y complicada. Pero, por otro lado, como experiencia estuvo bárbara. Además Rocabola se termina grabando, de alguna manera u otra, con la estructura de la cooperativa.” -Salvando las distancias, hoy en día en Salta sigue de pie una estructura similar, la de M.I.A.S (Músicos Independientes Asociados de Salta), ¿lo podrían relacionar con lo que fue alguna vez Musicoop? - Pelado: Ellos están mucho más en la cuestión de legislación de la música, cosa que antes nosotros no manejábamos. Tienen una labor mucho más administrativa. Y eso está bueno que ocurra porque hay mucho desconocimiento de algo que como músico tenemos que saber, cómo te legislan lo que hacés o pretendés hacer.

El tiempo está de su lado “¿Por qué duramos tanto?”, repregunta Jopo a una interrogación que se vuelve figurita repetida en las diversas entrevistas para los medios que están brindando por el aniversario. “Duramos por la perseverancia. Se dieron las casualidades de los laburos de cada uno. Cuando había que laburar, se acababa la fiesta para varios. Aparte, personalmente, es un proyecto. Y aparte las ganas que tenemos de seguir haciendo lo que nos gusta. Tenemos más de cuarenta años y las ganas siguen estando. Y el respeto que nos tenemos entre nosotros es fundamental”, explica. La falta de compromiso con un proyecto es moneda corriente al momento de nombrar bandas que pasaron a ser un pedacito más de la increíble historia del rock salteño, tanto con sus momentos brillantes como con los que lo sepultaron en

el olvido. Artistas y buenos músicos hay, “lo que no hay es compromiso y respeto”, concluyen los músicos de Perro Ciego. Con esto queda confirmado que sin esos dos elementos un proyecto musical no puede avanzar más allá de su sombra que, generalmente, es nula. Hubo más de una oportunidad donde realmente el espíritu, propuesta e intención de un grupo que recién estaba empezando impactó al curioso que se asomaba a bares a vivir “la noche salteña”. Pero, parece ser regla, ocurre lo de siempre. ¿Un desgaste? ¿Una saturación de personalidades? ¿Una cuestión de egos? Para Gamba, “las bandas sufren una especie de desilusión que de alguna manera a nosotros también nos pasó pero lo supimos superar. Parece que están esperando algo que no les sucede. Y que no va a suceder nunca aquí en Salta. Y eso no entienden las bandas. Piensan que grabando dos discos y metiendo más de cien personas en un solo show se les viene una gira por Argen-

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tina y más lujos. Y es mentira, no es así. O sea, no hay ‘gira por Argentina’, vos tenés que seguir peleándola como siempre. Esa es la única que va. Y ojo que no es algo que solamente pase aquí. Es algo a un nivel general. Una realidad de todos lados. Lo que te estoy diciendo es algo que lo veo en bandas recientes y lo vi en bandas cuando nosotros recién estábamos arrancando.” -¿Es decir que hoy la banda es más primordial para ustedes? - Jopo: Es perseverancia. Seguir teniendo un proyecto con las mismas ganas y el respeto que nos tenemos cada uno. Se dio el tema de los laburos y que pudimos organizar para seguir juntándonos. Cada uno mide el éxito a su manera. Yo estoy bárbaro. Me siento exitoso porque puedo seguir tocando, haciendo música, soy independiente, laburo manejando mis horarios, estoy feliz. - Gamba: Si te agarrara la fama siendo más pendejo quizás hoy serías más pelotudo. Y a nosotros eso no nos pasó, ni ahí (risas). Y al mismo tiempo es un poco más difícil porque todos tienen sus cosas aparte. Pero toda esa cosa de coordinar ensayos, shows, discos, sigue estando, claro. Eso es el corazón de una banda: si no tenés el tiempo para hacerlo, no existís como banda. Mirá, este año nosotros no hicimos muchos shows en vivo pero seguimos ensayando, proyectando cosas que por ahí no

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son públicas pero que ya van a salir. Hay muchos pibes que dicen “si no llego a lograr tal cosa en tal año, desarmo la banda”. Ese concepto de fama, de éxito, está lejos desde el punto de vista nuestro. Seguimos vigentes, hacemos shows y van pendejos de quince a veinte años y gente nueva que se prende.

“Esto es el proyecto de nuestra vida musical y va a seguir existiendo más allá de lo que suceda. Sentimos que logramos lo que queríamos.” ¿Qué más podés pedir? -¿Por qué creés que ocurre eso? - Gamba: Me parece que si vos tenés una vigencia es porque la gente te escucha. Escucha tus temas y se siente identificada con los discos que hiciste. Eso es muy importante. Más allá de la cantidad de público, por ahí hay bandas

que llevan cincuenta personas y depende de la ciudad en donde ocurre. Hoy en día en Salta llevar cincuenta personas es un número importante. Nosotros en los últimos shows estuvimos llegando casi a las mil personas y eso está espectacular. Si no mirá a los chicos de Teddy Krueger: se juntaron una noche y llevaron más de cien, es genial que ocurra eso. - Pelado: No es muy relevante para mí el lema de “la banda que cumple 25 años”, como apuntando a la gran anécdota. Es importante en el sentido de durar, aguantar y seguir adelante. Eso está bueno. Pero no es el propósito principal cumplir años de vida y nada más. Tenemos un disco nuevo, hay cosas nuevas: tratamos de que el nuevo sonido no se parezca a lo anterior. El que te diga que eso no le cuesta, miente. Muchas veces una banda saca discos con temas muy similares, repetitivos porque no tiene una suficiente autocrítica para decirse “nos estamos relamiendo en lo mismo”. Aunque quizás no esté tan mal porque eso es un indicio de que lo hacés bien y nadie más puede: AC/DC viene haciendo el mismo disco desde hace treinta años pero ese disco es muy necesario porque nadie más lo puede hacer. Ya sabés lo que van a hacer y a qué va a apuntar. A veces la gente tiene una postura de que tiene que exigirle al artista qué es lo que tiene que hacer. Y el músico tiene derecho a hacer lo que se le


dé la gana. Al artista se le exige pero uno puede exigirle al público que escuche cosas como la gente (risas). Creo que cada uno tiene una manera u otra de hacer lo que hace. - Gamba: De todas maneras, nosotros tratamos de hacer algo diferente. Si vemos que algún tema es más de lo mismo, volvemos para atrás. Damos muchas vueltas para dejarlo como queremos. - Pelafustán propone un cambio algo radical a lo que hicieron en los discos anteriores. ¿Parte de eso tiene que ver con lo de la “renovación de sonido” a la que hacen referencia? - Gamba: La idea de Pelafustán venía de volver un poco más al formato rockero clásico de bajo, batería y violas. Ahora tenemos una idea diferente. Lo que nos quedó de esa grabación es que ahora queremos lograr algo distinto. Tenemos otro concepto, hablando técnicamente, del sonido de las violas. Al tomar la decisión de tocar solamente los cuatro es como que las violas entran con mayor protagonismo: ya no hay un piano, una percusión, una trompeta, ni siquiera una armónica. Queda la base, que somos nosotros cuatro. - ¿Eso los obliga a marcar cambios en algunas canciones incluso antes de su edición final? - Pelado: Claro que sí. Por ejemplo, “Dos jardines” es una canción que tiene como diez años. O “Cenizas” y “Dejó

de llover”. Esas canciones son del último disco y tuvieron que cambiar de forma, de título, de todo. - Gamba: En general todos los temas parten así. Viene una idea original y después sufre todo un cambio. Cuando decidimos grabar Rocabola pasó algo similar también.

“Duramos por la perseverancia. Tenemos más de cuarenta años y las ganas siguen estando. Y el respeto que nos tenemos entre nosotros es fundamental.” - Pelado: En Letras Rojas hay una versión de “No sé quedarme” que está en el demo original y no terminó entrando, quedó finalmente para Peón de Luna. Tengo una letra inédita del Pibe que descubrí de la época de Letras Rojas. Ahora tengo que ver si entra para el nuevo disco. Primero tengo que co-

rregirle los errores de ortografía: tenía su manera de escribir el Fede. Era bien rebelde con eso. Me acuerdo que me la dio pero no quería que la lea porque empezaba a corregírsela y se empacaba. Me decía “me censurás todo”. Tenía esas salidas.

Cuatro por cinco Por más que hoy en día el grupo se presente en formato de cuarteto básico para lo que hacen (dos guitarras, bajo y batería), la esencia de Perro Ciego siempre tuvo tendencia a mutar casi por la marcha. La época donde tuvieron más músicos invitados sobre un escenario fue, justamente, la de Pelafustán, complementándose con el agregado en vivo de un teclado, percusión y vientos, más el apoyo en una armónica, elemento clave para entender los primeros sonidos de la banda. Porque hasta el año 2007, Perro era un quinteto con la participación directa de Federico “Pibe” Acosta, quien además de estar a cargo de grandes composiciones que brillan en Peón de Luna, hacía de la armónica el emblema del grupo. Tras su fallecimiento, ese espacio fue cubierto en el último registro de recitales por Leandro Escobar, un joven músico amigo de la banda. Pero la historia fue escrita así. La formación original era con Carlos Aguilera en el bajo. Después, el Pe-

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lado entra como violero y Salchi sólo se dedicó a la parte vocal. Para Rocabola, el Pelado y Jopo se van y entra Fabián Americe en viola y Armando Molina en batería. El piano de “Cenizas” es de Ernesto “La China” Sánchez, quien, junto al Pelado, es coautor de temas como “Póker y ruletas”. La enumeración sigue creciendo por el relato que despierta recuerdos y memorias que parecían haber sido olvidadas por completo. Fernando “Rata” Pérez Herrera fue el tecladista de la época Rocabola. “Antes de que Carlos decida irse, pegó un par de faltadas y ahí terminó entrando fijo el Pelado. Con Rata estuvimos unos dos años y ahí en el 98 entró el Pibe”, señala el Salchi. Pero el contacto con el “Rata” Pérez no quedó en la nada. En “Singular”, tema del último disco, es él quien toca el piano. “Nos mandó las cosas por internet porque vive en España”, aporta el Gamba. “Ya en la última época tuvimos los invitados estables de siempre: Leo Escobar, Leo Goldstein en teclados, Juan Pablo Mayor en los vientos. Son etapas.” Con el repaso de músicos que alguna vez pisaron el mismo escenario junto a la banda, también se llega al recuento de las veces que tuvieron que hacerle frente a los cambios de ánimos por parte de algunos de sus seguidores más antiguos. No es sencillo para alguien que se sujeta demasiado a algo (o a alguien) empezar a percibir la nueva situación con nuevos ojos. La sensación del inminente cambio se hace presente y genera algunas dudas por parte de la recepción del grupo. “No rompan más las bolas, la banda sólo quiere que toquen Rocabola” fue (¿es?) un cantito popular que se empezó a hacer eco en las tocadas después de un tiempo en el camino. El público les estaba diciendo algo que, quizás, la banda sepa muy bien: “Ese pedido comenzó cuando sacamos Peón de Luna. Ahí nace todo eso”, dice Salchi. “Peón… es el disco que marca una ruptura musical con temas como ‘No quema igual’ o el ‘El gran peón’, que no tienen la esencia del rocanrol clásico. Si bien ahora esos temas ya están aceptados por ése público, en esa época era como decir ‘eh, ¿qué pasó acá? Yo quiero escuchar lo clásico’. Además en esa época tampoco estábamos haciendo en vivo los temas viejos.” - Jopo: Creo que nunca le dimos mucha atención a ese cantito. - Gamba: Cuando hacemos la lista de temas de un show, obviamente que consideramos lo que la gente quiere escuchar. Pero cuando presentamos Pelafustán, hicimos sólo temas de ese disco porque queríamos hacer ese show. - Jopo: Y generalmente se tocan más temas del último disco. Depende del momento que estás viviendo. - Claro, y así seguramente nacieron las mejores fechas que recuerden. - Pelado: Sí, todas las presentaciones

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de los discos han sido importantes en su momento. - Gamba: Y también los shows del festival de la Cerveza Brahma 2003, en Tucumán, con Ratones Paranoicos, y el Salta Quilmes Rock 2004 antes de Los Piojos nos impulsó un montón. Fuimos escalando posiciones. Fueron grandes shows que dimos por primera vez en escenarios grandes, con estructuras más profesionales. - Pelado: Eso sirvió, porque al año siguiente, gracias a eso, viajamos al Cosquín Rock 2005. En el 93 fue la primera tocada importante, con Los Auténticos Decadentes. En el 2000, durante La Noche de los Jóvenes, tocamos frente a treinta mil personas con Los Pericos. Para nosotros fue muy importante. Fueron muchos escenarios: tocamos con Los Súper Ratones, con León Gieco, Divididos.

“A veces la gente tiene una postura de exigirle al artista qué es lo que tiene que hacer. Y el músico tiene derecho a hacer lo que se le dé la gana.”

- Gamba: Una vez hicimos un viaje a Rosario de la Frontera por el Rosario del Rock en un complejo con un sonido a todo orto. Fue una gran propuesta. Pero sólo vendimos cuatro entradas. Por esos tiempos, desde la cooperativa viajamos unas cuatro bandas, alquilamos un bondi. Todo bien profesional. Llegamos allá y del lugar nos dicen que no había ni una entrada vendida, un fracaso. Entonces nos instalamos en el centro de Rosario a panfletear con unos parlantes, difundir el asunto para tratar de salvarlo. No recuerdo si llegamos a tocar ese día nosotros, porque estábamos programados para el final. Empezó a tocar la primera banda y teníamos la fe en que la gente iba a empezar a llegar, pero no fue así. Año 1992. Así como ese, hicimos varios viajes. - Salchi: En esa época no hacíamos ese tipo de recitales. Esa anécdota fue una jugada que surgió por la cooperativa. Por lo general tocábamos en boliches ya con gente puesta. Por ejemplo, no había ni un cacheño en el Cachi Rock que se hizo hace un año. Eran

todos de Salta Capital. Es difícil, salvo que vayas a tocar para la municipalidad del pueblito o en algún festival. - Gamba: También salimos a tocar a boliches de Güemes, Orán, Metán. Hacíamos covers y por ahí mandábamos algo nuestro. En Jujuy hubo una época buenísima en un bar llamado Paradise, una casa ubicada en una loma. Y el dueño cobraba solamente la bebida, sin entradas. Y se ponía hasta el ojete de gente. Entonces nos pagaba el hotel por todo el fin de semana, nos pagaba las tres noches y cada quince días estábamos ahí tocando. Se hacía fortuna. - Salchi: Con Letras Rojas ya empezamos a tocar más en festivales y teníamos más temas como para hacer shows propios. Desde ahí no fuimos más a boliches. No nos llamaron más (risas). Habíamos cambiado la bocha. -Para la presentación de Peón De Luna hicieron mucho uso del espacio público como método de difusión, con afiches bastantes llamativos. Algo que nunca habían hecho de esa manera y cantidad y que les terminó resultando positivo. ¿Todo por iniciativa propia? - Gamba: Y fue mucho más significativo para ésos años: no había invasión de bandas de afuera que venían a tocar. Y nosotros sentíamos que estábamos pasando por un muy buen momento: venía mucha gente a los shows, estábamos sacando el disco. Entonces apostamos mucho a todo. - Pelado: Tené en cuenta que nosotros veníamos de hacer recitales gratis en los años anteriores. Cuando cumplimos catorce años tocamos con una comparsa de carnaval y todo lo que eso implica. Por eso empezamos a llevar mucha más gente. - Gamba: En la zona de la Estación de Trenes grabamos el video de la canción “Letras rojas”, en vivo al cumplir trece años. Estuvo muy bueno. Armábamos las cosas nosotros mismos. - Jopo: Nos bancábamos todo nosotros. - Salchi: La organización de los shows era siempre a cargo de nosotros. Hacíamos de todo. - Gamba: No había lugares para ir a tocar, a no ser La Casa de la Cultura. Entonces agarrábamos y nos juntábamos un día a la tarde, íbamos a un bar y le preguntábamos al dueño si podíamos tocar. Así se fueron armando algunos lindos ciclos en un bar que estaba al frente de la Legislatura, por ejemplo. El dueño al principio nos miraba raro pero fue todo un verano de fechas todos los fines de semana con mucha gente. - Salchi: Nos movíamos siempre. Así fueron apareciendo varios lugares más que nos abrían la puerta para tocar. Hacíamos viernes y sábados, todos los fines de semana. Y siempre íbamos renovando afiches para cada tocada. Mucha gente nos empezó a escuchar gracias a


esos afiches. Autogestión, producción de fechas a mano propia y desenlaces a veces no deseados de un recital, entonces, fueron convirtiéndose de a poco en el día a día de una banda que pretendía sobresalir desde lo que ellos mismos fueron creando. Así fue como Perro Ciego se “institucionaliza” con la ayuda y soporte logístico de Sebastián Magnasco, un viejo amigo en común entre Jopo, Salchi y Gamba que entró a ocupar el rol de manager, logrando articular un poco mejor cuestiones ligadas directamente a la organización y programación de fechas y actividades. “Con esa movida, ese ingreso, se profesionalizó más la banda. Seba nos aportó un montón de cosas”, dice el Pelado. “Aunque al mismo tiempo también fue aprendiendo con nosotros: recuerdo que él manejaba un ciclo en el Teatro de la Fundación y empezó a meter bandas de rock en esas jornadas. Lo conocíamos porque hicimos la secundaria en el mismo colegio. Y ahí en ese ciclo, él se acerca y se ofrece para darnos una mano en el tema de la organización de recitales”, termina de recordar Gamba. Es por eso que, en líneas generales, ellos mismos consideran que están sentados sobre una base de cuatro por cinco, por la inclusión de una persona que se encarga no de tocar un instrumento frente a un público, sino de generar que eso sea posible.

-Y si de retribución hablamos, ¿qué les dio la banda en estos 25 años vida? - Pelado: A mí Adrián Otero me llamó para tocar con el argumento de que yo era de Perro Ciego, ya que habíamos sido su soporte las dos veces que habían venido a tocar acá con Memphis. Y encima tenía el casete de Rocabola, hasta lo había escuchado. Y lo mismo con Ricardo Tapia de La Mississippi. Ellos se

“Este año no hicimos muchos shows en vivo pero seguimos ensayando y proyectando cosas que ya van a salir.”

acuerdan mucho de las bandas de blues porque no son muchas, entonces más o menos somos los mismos. Nos pasa por

ejemplo con La Rusa o en Córdoba con Che Ciruja o Armando Flores. Tenés una empatía que se mantiene. Y eso te da mucho. - Salchi: Yo doy clases de música porque me respalda esto. Más allá de que me dedico a esto desde hace más de veinte años. No hago ni publicidad y por suerte estoy lleno de alumnos, por una cuestión de confianza que hay en la gente, ya me conocen. Perro Ciego tiene todo que ver. Y eso que nunca les enseño temas de Perro o les hago escuchar la banda. - Gamba: Reconocimiento social, hay gente que inclusive conoce mi nombre pero no a mí. A veces voy en taxis llevando la guitarra y me preguntan “¿dónde tocás?” y se sorprenden cuando le decís el nombre de la banda. - Salchi: Mucha gente que sigue la trayectoria de la banda, gente que se mudó a otra ciudad y te escriben desde diversas partes. - Pelado: Una vez me encontré con una pareja con el hijo, venían del Chaco y me mostraron el talonario de las entradas de un recital nuestro donde se conocieron. - Salchi: Hasta desde la televisión local nos invitaron a cenar en un programa de Canal Once. - Pelado: ¡Si, encima estaba buena la comida! Es más, repetimos el programa porque salió mal la primera vez y comimos dos veces (risas).

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UNA GRAN FAMILIA

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lgunos dirán que no es ventajoso tener mucho tiempo para pensar, ya que en nuestro interior surgen ideas que nos aturden y nos llevan inevitablemente al pantano mismo. No voy a hablar de eso, porque la vida también me supo llevar por caminos agradables, recuerdos que se fueron con el tiempo, recuerdos que reviven otra vez. Achico los ojos, pongo la mano en la frente, como tapándome la luz que me da en la cara, y recuerdo: era el fin del 99, el neoliberalismo hacía estragos, la Balcarce sólo tenía un foco en la esquina de calle Necochea, los bares a los que uno podía ir estaban casi todos alejados entre sí (lo mejor es que no había cuidadores de autos). Cafru Bar, Iguana, La Roca y otros que no eran bares pero donde algún reci se hizo. Furci, el Sindicato de Canillitas. El aguante era distinto, muchos consumían música globalizada. Salías con cinco pesos y tenías para invitar tragos a todos. Los TDK regrabados no daban para más, necesitábamos música en vivo, a bandas como Los Kuervos, La Turra, Gatos Pardos. Cómo olvidar a Salchi arriba de los parlantes imitando a Juanse. Increíble. Aguijones (banda amiga). Y con la punta de la daga, Perro Ciego.

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En ese entonces, los seguidores del blues y el rock salían en busca de eso que de a poco iría desahogando la represión reinante. Como la convocatoria de Perro era buena, muchos aprovechaban para pintar remeras a precios populares sobre los Stones y Ratones Paranoicos. Además, las minitas se subían a bailar en las mesas, La 8 copaba todo con un trapo gigante, los tan recordados bondis de Mandril que nunca llegaban, siempre con problemas técnicos. La 8 con flameadoras y bengalas mojadas. Y la vieja guardia, que (sin dar nombres) brindaba aguante desde siempre. Verse casi todos los días era común: en los cumpleaños, en la cancha. Una gran familia. Cómo olvidar el día que pidiendo calma a las huestes del rock vimos saltar a Salchi al centro del quilombo, volteando a quien se le cruzara en el camino. Lo más gracioso de eso fue que cuando el vocalista notó que la gente estaba eufórica, decidió saltar con la idea de que lo agarrasen entre manos y todo bien. Salchi dijo “ésta es la mía, salto”, la gente se abrió y cayó regalado. Seguramente estos sean datos de poco valor para mucha gente. A mí siempre me alegrarán el alma y me arrancarán una sonrisa. Salud.






Por Eduardo Pece

25 CANCIONES

C

uáles son las mejores 25 canciones de Perro Ciego? La pregunta se lanzó en las redes sociales y el público se expresó votando sus favoritas de cada disco. Los propios integrantes del grupo dieron su opinión. Además, músicos que crecieron escuchando a la banda dejaron sus impresiones. Periodistas de Rock Salta y medios colegas trabajaron para armar la lista y sumergirse en los fundamentos de cada elección. Si bien es cierto que con cuatro trabajos no hay tanto material en el cual ahondar, hay creaciones que vale reconocer en el medio de una actualidad regional donde las canciones de los artistas locales no suenan en los medios masivos y las producciones discográficas son escasas y esporádicas, debido a las conocidas dificultades que sufre cada banda o artista al no vivir de la música. Esta lista busca mostrar que lo más importante siempre será hacer buenas canciones. 1. “DORMILÓN X 8” PEÓN DE LUNA (2005) Ninguna otra canción creada por el rock de la región retrata tan bien lo que pasa en la escena. No importa si la banda es de metal extremo, reggae, pop o de planteos más ambiciosos o experimentales. Nadie queda por afuera de “te dicen muy bueno tu rock and roll / lindo, pero ahora ya terminó / otra noche más y otra vez / cargamos y a guardar / otra noche y otra vez más / final sin empezar”. Y es que así es la cosa para miles de bandas de todo el país. En una Argentina en la cual nadie duda que si Spinetta o Cerati hubiesen hecho carrera en Estados Unidos o Inglaterra hoy serían estrellas mundiales, de la misma forma aunque salvando las distancias creativas, hay decenas de

bandas que tendrían otra suerte de estar en Buenos Aires. Un caso es el de los propios Perro, que muestran de sobra mejores argumentos que casi toda la repetitiva escena de rocanrol argentino post noventas. Cuando suena en vivo esta canción, la fiesta, las banderas, y el cantito característico de la hinchada en el estribillo de son conmovedores y contrastan con la idea relatada en la letra, en especial al traer los recuerdos de sus mejores momentos en popularidad, que los llevó a presentar el disco en el Estadio Delmi, algo que ninguna otra banda local pudo lograr, ni ellos repetir. Eduardo Pece. 2. “PERRO CIEGO” ROCABOLA (1997) Uno de los temas más populares del grupo. La juventud y el buen gusto por un blues no son comunes de encontrar, pero con la escuela stone en la espalda y mucho de Pappo, en su disco debut la futura gran banda del NOA plasma con melancolía una profecía algo errada: “Yo sé que un día / Cuando ya no esté / Mis canciones se escucharán”. Rocabola de Perro Ciego: ¿Acaso el disco de rock salteño que más entró en la gente? Es cierto que hoy escucho el cantito futbolero de la hinchada de Perro, en el cual le pide a la banda que “no rompa las pelotas y toque Rocabola” y molesta, porque respeto y valoro muchísimo el crecimiento musical que tuvieron desde ese momento; pero por otro lado, es imposible pretender que la gente que sigue al grupo no tenga por siempre presente ese repertorio que fue el que puso al rock de autor en un lugar importante de la cultura salteña. Si Rocabola tiene una virtud es ésa. Después de mucho tiempo de dominio del repertorio folclórico, la gente empezó a cantar canciones de rock escritas en Salta. El título del disco tributa al nombre original de la banda. Diego Maita. 3. “NO QUEMA IGUAL” PEÓN DE LUNA (2005) La más bella canción de todo el repertorio de la banda. Infaltable en los

shows, donde sólo basta esa armónica inicial y la guitarra jugueteando por detrás para que nos rindamos a sus pies. De letra melancólica y estribillo ganchero. Está firmada por Dique-AcostaAguilera, y son ellos tres los que se lucen. La voz de Salchi entrega tal vez su mejor registro, el Pibe brinda belleza con sus aportes en coros y en su característico instrumento de viento, Gamba en viola eleva este blues a la primera clase, ya sea soleando o en los detalles mínimos, demostrando la influencia de grandes guitarristas como Eric Clapton, de quien supo aprender y muy bien. También hay mucho del espíritu de Tom Petty and The Heartbreakers. La canción fue reconocida por importantes músicos salteños vinculados al jazz, como el baterista Chinato Torres, ubicándola como la mejor canción del rock salteño. E.P. 4. “EL TIEMPO NO ESTÁ DE TU LADO” - LETRAS ROJAS (2003) Luego de seis años de su debut, el aplomo en la composición y el sonido comenzaban a hacerse palpables. Entre las canciones que marcan a fuego este paso está “El tiempo no está de tu lado”. El trajín de la vida es una constante en las letras de Perro: mucho calor humano, en relaciones personales o de pareja, que terminan en el callejear habitual de las noches y días. “El tiempo…” habla de esos cumpas irrescatables, que saben angustiarnos y alegrarnos, y con los que sólo podemos compartir momentos “como si fuera la última vez”. Y cada trazo de guitarra o de armónica, toda la canción minimalista y poderosa, remata perfectamente la historia de los hermanos de la vida. Mario Tapia. 5. “PARACAÍDAS” PEÓN DE LUNA (2005) En todo show de Perro Ciego se desata la fiesta con las primeras notas de la armónica. “Es un hitazo poguero y la letra es de las mejores, tiene esa parte punchera que me re cabe: ‘Han pasado cosas por aquí y también algunas más allá. La verdad no ofende si callás, la

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verdad sin mentira no es verdad.’ Esas dos frases lo dicen todo para mí”, cuenta Emiliano Livelli, voz y guitarra de Bort. “Paracaídas” es rock stone bien entendido, una receta extraída de sus majestades satánicas pero con vuelo propio, ese que plasmaron en el (para muchos) mejor disco de la banda. E.P. 6. “RESACA” LETRAS ROJAS (2003) El rocanrol, cuando se hace bien, transmite energía como pocos otros géneros, y “Resaca” lo hace perfectamente. “Una guitarra clara, cristalina, balanceada. Con riffs y licks justos para los huecos que debe rellenar. Un exceso del buen gusto”, dice Cristian Gana, violero de LaForma sobre su colega y referente Martin Aguilera. La voz al frente es la del Pibe Acosta, que va relatando una historia donde se ve reflejada su mentada bohemia: “En el fondo de ese vaso / hoy me detuve a ver / algún recuerdo astillado / que volvió sin querer.”. Todo encaja perfecto en medio de tantas cuerdas y nuestros zapatos no paran de bailotear. En Vamos (2010), su excelente segundo disco, LaForma le hace una sentida dedicatoria al Pibe con “Acosta Del Rock”, donde cierran gritando “no le queda más que no parar de rockear”. E.P. 7. “ESTABAS AHÍ” PELAFUSTÁN (2010) Una canción que refleja el dolor por la partida del Pibe Acosta. Firmada por Martín Aguilera, compañero además en su banda paralela Cebolla de Vidrio, fue el tema adelanto de Pelafustán. La noche, un bar, un trago, la bohemia, el recuerdo, la tristeza y la súplica final. Sentida vocalización del Salchi, la viola de Gamba cual pinceladas, va pintando una pieza sonora emotiva y penetrante por donde se la escuche. Tony López. 8. “LO PEOR” PEÓN DE LUNA (2005) Blues hecho a la perfección. Cristian Gana dice al respecto: “Excelente manejo del slide, cosa que en Salta nadie usa, prácticamente. Gran variedad de matices y de colores. Evidentemente se usaron tres guitarras distintas. El sonido cristalino es cualidad inconfundible de las seis cuerdas de Martin”. La autoría es del bajista Pelado Vega, quien suele aportarle un refrescante sentido del humor a las letras del grupo, sin olvidar la ironía. Fue una de las más votadas en las diversas encuestas y es la canción más reproducida de su discografía según el sitio Jamendo. En el sitio encontramos algunos comentarios sumamente elogiosos. Incluso en inglés, francés e italiano. E.P.

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9. “DOS JARDINES” PELAFUSTÁN (2010) El tema mamila de los Perro. La melancolía de un amor que ya se esfumó y toda la tristeza que ello conlleva. Si el día de mañana fuera lanzada por los expertos baladistas de Calamaro, Páez o NTVG se transformaría en hit radial inmediatamente. Nadie dudaría ni un segundo que corresponde al estilo y sello de esos exitosos artistas. Así de buena y de distinta a lo acostumbrado por la banda es esta canción firmada por Vega. Fue trabajada por el grupo durante casi diez años. Con un muy buen gusto en los detalles, como la batería o la percusión, sumado al habitual gran trabajo de guitarras marca registrada, que hacia el final se eleva en intensidad y emotividad. El piano de Leo Goldstein proporciona el principal sonido aliado de “Dos jardines”, que curiosamente con su intro y cierre jazzeados es de las pocas veces que el grupo juguetea con el género. E.P. 10. “ROCK DEL BARRIO” ROCABOLA (1997) Del mítico primer casete de la banda, una alusión de pertenencia a ese lugar del cual jamás nos iremos, por más que ya no vivamos allí. Fiesta, las chicas, el vino y la banda de rock sonando. El piano de Fernando Pérez le pone la dosis de “negritud” a este clásico del repertorio de Perro. Inevitablemente, la memoria viaja a lugares como Tequila o Furci, claves en la noche salteña de fines de los noventa. T.L. 11. “LETRAS ROJAS” LETRAS ROJAS (2003) La canción resume muy bien el espíritu del disco: una banda divirtiéndose, haciendo rocanrol y blues con espíritu y estilo stone. Juegan en terreno conocido de manera ejemplar y plantean algo de muy buena factura. En un bar donde todos estén bailando canciones de Pappo y Ratones Paranoicos (una de las grandes influencias del grupo), “Letras rojas” logrará que todos sigan moviendo las patitas y los brazos a lo Mick Jagger. E.P. 12. “PELAFUSTÁN (NO TENGO GROOVE)” - PELAFUSTÁN (2010) Un funky furioso, con el bajo grooveando a pleno y haciendo mover cada parte del cuerpo, metiéndose en trance. Un estado en donde los vientos (trompeta y trombón), las congas y las distintas guitarras son electricidad en las venas. No importa que no sepas bailar: si no arrancás con esto simplemente no tenés alma. De los mejores tres minutos de rock hecho en el Norte argentino,

tres minutos perfectos. “Pelafustán” da nombre al mejor disco técnicamente hablando de la banda y deja en claro un camino de evolución musical notable, comparándolo con lo realizado en los dos primeros trabajos y de continuidad a lo consumado en Peón de Luna (2005). El trasfondo histórico de la canción nos lleva a ese punto donde el habitual circuito salteño de bares de la Balcarce se iba transformando en un rejunte de boliches y pubs donde la música solamente sonaba desde las computadoras y por medio de los DJ de turno. Mientras que las pantallas de los celulares cortaban la oscuridad, los mensajes de texto oportunos, comenzaban a ser más efectivos que un encare desprejuiciado y remador. “¡No tengo groove! Ardo como el sol (¡Uh!)”. Bienvenidos al nuevo rock. E.P. 13. “CUALQUIER BAR” ROCABOLA (1997) Rocabola, un disco sencillo pero prometedor, se mueve dentro de los diferentes clásicos de raíz negra: rocanrol, shuffle, blues y booggie. Las temáticas son las reglamentarias: fiesta y escabio, las peripecias del andar nocturno, el barrio antes de que exista el rotulo de rock barrial, obviamente entrelazadas entre ellas. Como bien refleja “Cualquier bar”. En una vieja nota realizada con motivo de los 20 años de la banda, Salchi comento que “los temas de rocabola eran casi todos míos (…) las letras eran mucho más livianas, mas rocanroleras, mas viejita. Con el tiempo fue siendo un poco más poética la cosa. Va cambiando con el crecimiento de cada uno. No es lo mismo cuando teníamos 18 años que ahora…” Los teclados que se escuchan son de Fernando “Rata” Pérez Herrera. El álbum fue grabado en los estudios de MusiCoop, armado en un baño. La grabación fue realizada por Enrique “El loco” Albarracin en una portaestudios Tascam de cuatro anales y una vieja computadora con un arcaico software de grabación que para la época era de vanguardia. D.M. 14. “DESTAPADOS” PEÓN DE LUNA (2005) Una para levantar encendedores y cantar con los ojos cerrados. Gran trabajo compositivo, donde la simpleza embellece y los detalles se distinguen dulcemente. Cada instrumento va tejiendo una historia en conjunto, incluidas voces, coros, y hasta pandereta. Todo se percibe en sintonía. Para Livelli, es su canción preferida de su disco preferido de Perro. “Una balada con una armonía, una melodía y una letra hermosa, y con un contenido espiritual inmenso. Lo mejor del tema es la subida del bajo al final cuando toda la banda hace re mayor el bajo hace la, y


empieza invirtiendo los acordes de las violas”, cuenta. E.P. 15. “CUANDO NOS VAMOS” LETRAS ROJAS (2003) El corte stone está firme con una viola a lo Keith Richards, en especial en esos característicos silencios entre riffs. Además de una letra que no para de decir “nena, nena”. Es sólo rocanrol, pero nos gusta. Otra del repertorio pensada para bailar y sacar esos viejos pasitos del placard durante cuatro minutos, hasta que llegue el final de fogón. E.P. 16. “AMANECIDO” PELAFUSTÁN (2010) Rock cuadrado, sin tantas vueltas. Signos de quietud y relajo que, de tanto rédito emocional y efectividad en el gusto popular, mejor dejarlos como están. El diccionario explica que el título del álbum hace referencia a una persona holgazana y perdida. En “Amanecido” no se puede dejar de lado los apuntes manuscritos del rock stone argentino. Tan fuerte hace unos años gracias a una oleada de bandas que, lamentablemente, nivelaron la escena para abajo. Los grandes compositores teóricos (B.B. King, Rolling Stones, Eric Clapton, Ratones Paranoicos y Pappo) se interpretan sin demasiada reflexión personal, logrando cumplimentar las exigencias de la currícula. Federico Rodríguez Lescano. 17. “SONRISA ETERNA” LETRAS ROJAS (2003) Uno de los tantos temas que calaron hondo del disco más reconocido y radial de la banda. Salchi dijo alguna vez que ésta es la canción que más disfruta hacer en vivo. La intro que excita a los fans, las guitarras en contrapunto y el final sutil del Pelado Vega la convierten en uno de los clásicos de Perro Ciego, infaltable en los recitales. Federico Porcel. 18. “EL GRAN PEÓN” PEÓN DE LUNA (2005) El Pibe en su máxima expresión. Se adueña de la banda tomando la posta en la voz y en la composición, transformándola en Mambrú y sus Desertores, su malogrado combo de sonidos latinoamericanos. A pesar de la enorme carga de noches que siempre llevaba encima, todos los integrantes de Perro admitieron que al momento de grabar, Acosta se cuidaba. “Es como esos diez que hacen una jugada que tira abajo al estadio y después no la tocan en todo el partido y te comés cuatro. El Fede era así”, contó Vega. “El gran peón” es ese maravilloso momento en el que seguimos cayendo una y otra vez. E.P.

19. “OTRA NOCHE MÁS” LETRAS ROJAS (2003)

22. “CENIZAS” PELAFUSTÁN (2010)

Una ciudad desierta y la monotonía de siempre, donde cotidianeidad se convierte también en soledad. Y sólo un rocanrol puede ayudar a borrar esa sensación. Es lo que cuenta esta gran canción de guitarras furiosas con muchas evocaciones el sonido clásico de Hendrix y hasta la potencia de un Ricardo Mollo zapando con zapatillas. El duelo cruzado entre las guitarras de Salchi y Gamba elevan al oyente durante tres minutos y marcan el quiebre de clima del disco. En vivo la sensación se potencia y no tiene desperdicio. Pablo Choke Torramorell.

En el plano musical, Pelafustán es como una clase académica de rock tradicional. Con un filtrado de años en la mejora del dictado, se instruyen a fondo los estilos básicos de la música originaria. Entre las diversas cátedras se encuentra este obligatorio blues en todas sus velocidades. Las letras del disco, llenas de cotidianeidad según el cantante Dique, retratan estilos de vida comunes. Identifican a la gente común, si es que realmente existe algo así. Historias personales que buscan un cambio que nunca llega, o que internamente no se busca conseguir. Tipo de existencia que no quiere ligarse a nada, sino solamente existir. Un verdadero pelafustán. F.R.L.

20. “BOOGIE DEL CAFÉ” PELAFUSTÁN (2010) Intuido en los primeros discos pero nunca concretado con tanta contundencia de big band, en Pelafustán la banda graba finalmente un boogie-woogie categórico. Es una de sus canciones más breves, apenas pasa los dos minutos. Los vientos adquieren un protagonismo muy pocas veces visto en la obra de Perro Ciego. Esta distinción lo convirtió en el tema más acertado para cantar junto a Ricardo Tapia, de La Mississippi, a principios de 2011 en The Roxy Live de Buenos Aires. Con letra y música de Vega, en sus estrofas se relata a la perfección la vida de los músicos que hicieron suya la noche del paseo Balcarce, que hasta no hace mucho tiempo atrás estaba repleto de bares. 21. “EL CORCHO” ROCABOLA (1997) Canción inédita agregada en la versión CD del disco debut (la original fue en casete). Cuenta la leyenda que el tema se grabó en un aventurero viaje hacia Santa Cruz, Bolivia, realizado en 1994. La invitación vino de parte de Cacho Gala, ex profesor de guitarra de algunos integrantes del grupo, ya asentado como músico en el país vecino. “Vivimos cuarenta días juntos, comiendo arroz y limones de un árbol, porque nos habíamos hecho mierda la guita. Volví pensando 49 kilos”, contó Gamba Aguilera a Rock Salta en 2011. Esa experiencia los marcó para siempre y cimentó las fuertes raíces que tienen como banda. En sus tres minutos, este rock n’ blues clásico repite en su letra la temática típica del género: el alcohol. Desde hace un tiempo atrás Perro renovó esta significativa pieza pasándola a un formato cuasi acústico, una vuelta de tuerca que revalorizó en nostalgia y valor compositivo ese primer registro del grupo.

23. “SIN MOLESTAR” ROCABOLA (1997) La clásica canción de grupo que recién se inicia: letra corta, producción básica, estribillo efectivo, voz joven a pulir y una historia basada en la experiencia de algún integrante o un amigo cercano. “Te quito la ropa / le vamos a dar”, dice Salchi. Podría ser el tema estándar de cualquier banda joven, pero ya tenía un detalle extraordinario que se repetiría brillantemente en los siguientes discos: el solo. Para disfrutar, los cuarenta segundos finales con Martin Aguilera, el mejor guitarrista rockero que dio la tierra del folclore. F.P. 24. “PERDIDOS” PELAFUSTÁN (2010) El sonido de la banda se encuentra depurado y ajustado en su conjunto. Voces, primeras guitarras y rítmicas (categorización aún vigente), bases e instrumentaciones que llenan el espacio, como pianos y armónicas, son enmarcadas en un todo donde no hay margen a dobles lecturas. Es rock tradicional, cerrado, cuadrado. Y para quien se sienta identificado con él, muy efectivo. La canción cuenta con el curioso acompañamiento de Mario Teruel, de Los Nocheros, en guitarra española. F.R.L. 25. “NO SÉ QUEDARME” PEÓN DE LUNA (2005) El trinar de pajaritos anuncia el regreso a casa, con el sol pegando tras otra noche de bares y la imagen de un amor del pasado. Un blues con aporte del Mecha Menéndez y Salchi en la letra, el Pibe deja su marca inmortal en el repertorio de Perro Ciego. De invitada está Yamile Burich en saxo. “Mil días de botellas, mil noches sin ella…”. Mozo, marche otra, bien helada. T.L.

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Por Pablo Choke Torramorell // Fotos: gentileza Cultura Salta

FIESTA COMPLETA PERRO CIEGO ESTUVO DE FESTEJO EN EL TEATRO PROVINCIAL DE SALTA: 25 AÑOS EN UNA NOCHE CON SUS SEGUIDORES Y AMIGOS PRESENTES.

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ue una celebración especial. Por primera vez en su historia, el exitoso ciclo Cultura da la Nota desarrolló una jornada exclusivamente con una banda local como número principal. El motivo lo ameritaba, 25 años de música ininterrumpida que dejaron cuatro discos de estudio, centenares de shows, caminos de ida y vuelta, giras, encuentros y un presente que invita a seguir caminando. Una banda, no lo olvidemos, de rocanrol que supo ir adaptándose a los cambios de su entorno y lo que implique hacer rock en el interior de Argentina. Y un Teatro Provincial desbordado de fanáticos y seguidores fue la postal que marcó la celebración del aniversario. Muchas veces se ha hablado sobre el nombre del grupo, a qué hacía referencia, cómo surgió, por qué un perro ciego. La respuesta fue repitiéndose en varias ocasiones pero, y a modo de recuerdo de esos días de principios de la década del noventa, para la noche del festejo se decidió revestir al Provincial en lo que alguna vez fue: un cine. Así fue como los años “del Victoria” reaparecieron al apagarse las luces para dar comienzo a la velada con una proyección sobre una gran pantalla blanca ubicada hacia el fondo del escenario de distintos fragmentos de la vieja película Crossroads, inspirada en Robert Johnson, una leyenda del blues, donde aparece Willy “Blind Dog” Brown. Con el teatro a oscuras, la pantalla terminó de proyectar la primera parte de los fragmentos del film y la banda abrió el festejo oficial con “Perro ciego”, una canción convertida en himno por la gente. “Cenizas”, “Lo peor” (con Leandro Escobar como invitado en ar-

mónica) y “Letras rojas”. La primera pausa mantuvo la misma temática durante toda la noche con la proyección de diversos fragmentos de la película. La seguidilla entre “Destapado”, “Perdidos”, “Cuando nos vamos” y “El corcho” dio pie para la presentación de los músicos invitados: Juan Pablo Mayor y César Viltes para la ejecución de los vientos en “Pelafustán” y “Boogie del Café”, del último disco y remontándose a lo que fue la primera fecha del ciclo Cultura Da La Nota, cuando Perro junto a La Mississippi inauguraron esta etapa de shows protagonizados por dos bandas por fecha.

Con el teatro a oscuras, la pantalla terminó de proyectar la primera parte del film y la banda abrió el festejo oficial con “Perro ciego”, una canción convertida en himno.

“Estamos todos” Lo que siguió fue “El tiempo no está de tu lado”, “No quema igual” (con la participación de Agustín Zenteno, hijo

del Jopo, en guitarra acústica y en batería en “Amanecido”), la canción nueva “Cero Man”, “Azabache”, “Viejas ganas”, “Dormilón x8”, “Estabas ahí”, “Paracaídas” y “Resaca” con distintas proyecciones sobre la pantalla de fondo que a veces mostraba al público visto desde escena. La velada había llegado a más de su mitad y todavía daba la sensación de que faltaba mucho por recorrer. Fueron muchos años con muchas cosas por decir y escuchar. El fanático cantó “que no rompan las pelotas” para escuchar algo del primer disco Rocabola: esa extraña sensación de quedarse con la vieja época que todavía arrastran algunos en cada show. Fue, quizás, uno de los motivos para empezar a concluir la noche con un “popurrí rocanbolero” que, además, tuvo la participación especial de Carlos Aguilera en el bajo, un ex Perro Ciego y hermano de Martín “Gamba”. Hacía muchos años que la banda no tocaba sobre un escenario con esa formación y así sonó un enganchado con lo mejor que dio el grupo en su primer disco: “Rock del barrio”, “No queda nada”, “Cualquier bar”, “Volar con un blues”, “Vamo a bailar” y “Fiesta loca”. Fue el momento justo elegido por la banda como un regalo para todos los presentes. Para todas las veces que vieron que el apoyo sigue estando y que, como dicen ellos, “están vigentes”. El broche final llegó con otro clásico, “Póker y ruletas”, y un final compartido con algunos amigos del camino y un Salchi cantando con el público sobre su espalda. Como siempre ocurre en este tipo de presentaciones, seguramente más de uno se habrá quedado con ganas de escuchar alguna canción excluida del festejo. Pero eso será, seguramente, el motivo para seguir al lado de ellos en lo que se viene por delante.

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FOTOS

“En Furci, un bar que quedaba en la San Juan casi Ituzaingo. Fue a fines de los 90, altas fiestas se armaban.”

“Casa de la Cultura, Peon de Luna. Con Juan P. Mayor y Leo Martino.”

“El casorio de un amigo. Fiesta retro stone en El Castillo de San Lorenzo.”

“Con Fabian Amerise en Tabasco, esa noche tocaba Toque y Despegue.”

“El Pibe metiendo voces para el disco Letras Rojas, en El Tridente.”


S RETRO Por Marcelo “Salchi” Dique

“La combi en un viaje a Tartagal. Paramos al costado de la ruta a acomodar los bultos. ¡Mucho calor!”

“En Tabasco, donde fue despues La Panaderia. Era la epoca de Rocabola.”

“En Esquina Libertad, una de tantas noches de bares.”

“El Pela, el Pibe, el Loco Albarracín y yo en el estudio, con Letras Rojas.”

“El Anfiteatro del Parque San Martin, no recuerdo quien lo organizo.”


Por Tony López* // Foto: gentileza Perro Ciego

UN BLUES EN TU NOMBRE Federico Acosta fue integrante de Perro Ciego durante diez años. El poco tiempo compartido alcanzó para convertir al Pibe en una leyenda de la banda y de todo el rock salteño. Aún hoy recuerdo con nostalgia aquellas tardes de domingo. Salía rumbo a la Feria de la Balcarce en busca de amigos y era casi una fija encontrarme con el Pibe en el mítico Bar Madrid o por la zona de la Estación de trenes. Algunos sábados, Fede llegaba a la radio después de un viernes de “insomnio” y se convertía en uno más del equipo. Otras veces me mostraba papeles con líneas escritas que después se transformaban en canciones. Tratar de reconstruir el camino musical de Federico Acosta es cautivante. No sólo por haberlo conocido, sino porque su figura adquirió tintes míticos con el paso del tiempo, tanto para el público seguidor de Perro como para sus colegas. Su imagen está asociada fuertemente a Perro Ciego, banda donde estuvo diez años, entre su rol de invitado y de integrante pleno. Conoció a sus amigoscompañeros en 1987, cuando se inscribieron en el Taller de Instrumentos Eléctricos que llevaban adelante Cacho Gala, Tony Gariglio y Chinato Torres, integrantes de La Pirámide, por aquellos tiempos la banda de la incipiente escena local. De allí salieron músicos con una gran vocación artística. El Pibe formó su primera banda junto a tam-

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bién iniciáticos compinches musicales: Leandro “Ñomo” Hipaucha y Walter Guzmán. Desde el mismo nombre ya se notaba el sello rocker blusero que por entonces marcaba la vida de esos muchachos: Banquete de Pordioseros, en obvia alusión al disco de los Rolling

La estadía de Banquete de Pordioseros en Buenos Aires se fue complicando. El grupo la peleó hasta donde pudo. El Pibe volvió a Salta en 1995. Stones. Leandro, residiendo desde hace varios años en Barcelona, donde es un reconocido contrabajista, recuerda esos momentos: “Éramos chicos y bastante salvajes para la edad, él era mayor, un par de años. Como persona era un

compañero y nos divertíamos juntos. Él cantaba y tocaba la armónica. Yo la guitarra. Él era más intuitivo y con un talento natural. Yo ya estudiaba música, nos complementábamos. Yo viví temporadas con él en casa de su mamá, que era un caos, pero tocábamos y soñábamos con el grupo y hacer cosas”. Uno de esos sueños era viajar a Buenos Aires, a tocar donde se pudiera, con el anhelo de poder hacer pie en su circuito rockero. Antes de marcharse, el Pibe y Leandro pasaron a formar parte de la última formación de La Pirámide, con la cual sólo hicieron un par de fechas, una por el Centro Cívico de Ciudad del Milagro, en junio de 1989. La estadía de Banquete de Pordioseros en la gran ciudad se fue complicando con el correr de los meses. Algunos consiguieron un trabajo paralelo al de músico para poder sobrevivir, otros regresaron. El grupo la peleó hasta donde pudo. El Pibe volvió en 1995. Solía decir “a mí Buenos Aires me echó”. Inmediatamente se puso en contacto con sus viejos amigos del Taller. Se sumó a Toque y Despegue, donde estaban Chinato Torres en batería, Fabián Amerise en guitarra y Palmito Flores en bajo, lo que se dice un verdadero bandón, con base funk, rock y blues. Chinato reme-



mora: “La banda debutó en el boliche Metropolis, luego hicimos el Teatro Alberdi. Todos tocábamos en bandas paralelas, lo que dificulto el accionar de Toque, pero siempre nos hicimos un tiempo. Soul, jazz, funk, fusión, todo por el mismo precio. La partida del Pibe hizo que nos replanteáramos si seguir o no, ya que la baja fue muy sensible.” Al mismo tiempo, Fede subía como invitado de Perro Ciego en algunas ocasiones. De esa química musical surgió junto a Salchi y Gamba Aguilera, Blues x 3, que tocaría en lugares como La Panadería, el bar 1140 y el Cafru Bar, un antecedente de la explosión de la Balcarce en el 2000. Cuando Gamba no pudo seguir, ingresó el Pelado Vega. Blues x 3 se transformaría al poco tiempo en La Renegona, banda de neto corte laboral para la zona de pubs de la ciudad. Se complica un poco precisar en qué momento el Pibe Acosta se convierte en parte plena de Perro Ciego. A comienzos del año 2000, una sesión fotográfica realizada en el estudio de Carlos Vergara (que luego serviría para el afiche promocional de los once años de la banda), mostraba que Perro era nuevamente un quinteto. En Letras Rojas (2002) Fede aportó su voz en “Resaca”, donde también compartía la composición. Fue en Peón de Luna (2005), disco que le discute autoridad a cual-

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quier trabajo de cualquier género hecho en Salta, donde su rol alcanzó el punto máximo: “El gran peón”, “Lo peor” y “No sé quedarme” lo ratifican.

Fue en Peón de Luna donde su rol alcanzó el punto máximo: “El gran peón”, “Lo peor” y “No sé quedarme” lo ratifican.

Entre 2000 y 2007, Fede tuvo dos proyectos más: Mambrú y Sus Desertores, junto a Ramiro Kantor en guitarra, percusión y voces, César Gamarra en trompeta y dos integrantes de la legendaria banda Aspid: el Flaco, Raúl Vargas, en primera guitarra, y Miguel Guzmán en bajo. Grabaron un disco que no tuvo una edición oficial, Shave the planet. El Pibe canta en casi todos los temas. En la memoria resuenan tí-

tulos como “La boca del lobo”, “La pasión” y “N’ el umbral del socavón”. El otro proyecto fue Cebolla de Vidrio, donde ratificó su empatía musical con el Gamba Aguilera, quien recuerda: “Tenía ganas de hacer algo con el Fede diferente a lo que hacíamos con Perro. Profundizamos la veta funk. Por ese tiempo estaba al palo con los discos de Willy Crook y Los Funky Torinos. De hecho, teníamos una canción que se llamaba ‘Liberen a Willy’”. Por Cebolla pasaron muchos integrantes y fueron varias las formaciones, pero hay hechos que merecen resaltarse: en 2004 participaron con el tema “Cicatriz”, de tinte autorreferencial, autoría del Pibe, en el compilado de bandas locales que editó Cerveza Salta. Al final de ese año tocaron como soporte durante la última vista de Pappo a la ciudad. Con la última formación, que incluía además de Gamba y el Pibe a Carlos Aguilera en bajo y Marcos Goldaraz en batería, tocaron en 2006 en el Teatro de la Fundación, junto a LaForma. Esa tocada fue grabada y quedó como un suvenir que algunos atesoran, dentro de lo más preciado de los registros locales. El 8 de septiembre de 2007, el Pibe se fue de gira a otras dimensiones. Inquieto musical, duende saltarín, sensible ser, sale un blues a tu nombre. Tony Lopez es el autor del libro Estabas ahí, 25 años de Perro Ciego, de próxima edición.



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Músicos del rock salteño exigen su homenaje

Perro Ciego vuelve a las fuentes Los cuatro integrantes de Perro Ciego estarían estudiando la posibilidad de regresar a sus raíces y volver a grabar canciones que respeten los sonidos de sus orígenes. “Y, viste, los chicos están hartos de tocar cada vez mejor y madurar para que la gente sólo les pida canciones del primer disco. Me parece que se dieron cuenta de que la cosa pasa por ahí”, declaró un integrante del staff de la banda, que habría presenciado discusiones entre los integrantes del grupo, quienes verían con preocupación el crecimiento inversamente proporcional de su calidad compositiva en relación a su convocatoria. “Ya era, hagamos rocanrol cuadrado nomás”, habría sido la frase determinante, tras un ensayo. Todo indicaría que Perro Ciego volvería a cantarles a las nenas, al barrio y a los códigos establecidos durante la década pasada, en la que el estancamiento estaba bien visto. “Seguro ahora vuelven a llenar el Delmi”, expresó el asistente.

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APAN contra Perro Ciego La Asociación Protectora de Animales de Salta estaría estudiando seriamente denunciar a la afamada agrupación local Perro Ciego por aparente maltrato animal. Según trascendió, los integrantes de la mencionada banda de música progresiva estarían incurriendo en una grave falta al tomar como ícono a un can con discapacidad visual. “Ya estamos iniciando los trámites para que la banda se vea obligada a cambiar su nombre. Es una ofensa y un claro ejemplo de maltrato animal utilizar esta denominación. El pobre perro no tiene la culpa de no ver. No eligió ser una marca de la que ningún ejemplar canino se ve beneficiado”, habría declarado una de las integrantes de APAN. Consultados al respecto, los integrantes de Perro Ciego prefirieron no brindar declaraciones, aunque aclararon que sus mascotas caninas particulares se encuentran en buen estado y con las vacunas al día. El petitorio para exigir a Perro Ciego un cambio inmediato de nombre estaría firmado por APAN, agrupaciones feministas y veganas de toda la provincia y del NOA.

Advertidos por la publicación de un número especial dedicado completamente a celebrar los 25 años de carrera de Perro Ciego, otros músicos del rock salteño habrían pegado el grito en el cielo por la indignación que este hecho les causó. “Es una vergüenza, una nueva muestra de cómo se desprecia el trabajo de los artistas locales”, declaró un músico que no quiso revelar su identidad, mientras enfundaba su guitarra criolla luego de un set folclórico tradicional en una peña de renombre de esta ciudad. El mismo agregó que “no es posible que una sola banda se vea beneficiada con un número especial, nosotros también merecemos algo similar”. Aparentemente, las innumerables agrupaciones de músicos independientes que posee la ciudad estarían redactando (cada una por su lado) una solicitada en la que expresarían la necesidad de ser tributados por esta revista, a pesar de que muchos de ellos no tienen discos registrados ni canciones en el imaginario popular del rock local o un récord de entradas vendidas superior a los 46 tickets. “La gente de la cultura merece ser bien tratada. Que nos dejen de lado a la hora de pensar un número especial sólo refleja el paupérrimo estado en el que se encuentra el país. Tampoco nos dan la nota de tapa, no nos hacen publicidad gratis, ni hablaron bien de todos los shows (siete) que dimos este año entre las bandas abajo firmantes. Nos ningunean. Esto tiene que cambiar”, exhortaría uno de los manifiestos.




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