Hermes 31: El fin de la vida: ¿derecho a decidir?

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Bizitzaren amaieran: erabakitzeko eskubiderik? Galdera hau dakarkizugu gaur Hermeseko orrialdeetara zure hausnarketa eragin asmoz. Kalean, gizartean dagoen galdera da, gure buruari behin baino gehiagotan ere egin diogun galdera da. Egia esan beldur pixka batez eta deseroso inguratzen gara heriotzaren eremutara, gizakiok, bizitzarako sortuak, bizitzaren amaiera oraindik gainditu gabeko ikasgaia baitugu. Gehienetan gai hau gizarteratua izan da kasu “mediatiko”en eskutik, eztabaida bizia −baina gehienetan antzua− sortuz. Gu beste izaerako ahalegin bat egiten saiatu gara, flash eta titularretatik haratago, polemika artifizialetatik ihesi nahian. Gaia ez baita eutanasia bai, eutanasia ez aukerara mugatzen, eztabaida ez baita txuri ala beltz, ez eta “progre” eta “karken” artekoa ere. Gaia konplexua da, guztiz konplexua, hil hala bizikoa, mila ertz dituena eta guztiongan eragina duena. Bizitzaren amaierak dimentsio ugari ditu: pertsonalak, familiartekoak, emozionalak, espiritualak, medikuntza izaerakoak, etikoak, sozialak, legalak, kulturalak, erlijiosoak… Ezin, beraz, bizitzaren amaieraren inguruko galderari silaba bakar batez erantzun.

Edita: Sabino Arana Fundazioa. Director: José Antonio Rodríguez Ranz. Consejo de Redacción: Belén Greaves, Iñigo Camino, Filgi Claverie, Sebastián García Trujillo, Iñaki Goirizelaia, Iñaki Martínez de Luna, Andoni Ortuzar, Mari Karmen Garmendia, Fernando Mikelarena, Iratxe Molinuevo, Olatz González Abrisqueta, Manu Castilla, Asier Muniategi, Juan Luis Bikuña, Mikel Donazar, Iñaki Bernardo, Daniel Innerarity, Arantza Gandariasbeitia, Nino Dentici, José Luis Mendoza, Irune Zuluaga, Aitor Bikandi. Colaboran en este número: Jacinto Bátiz, Koldo Martínez Urionabarrenetxea, Mario Iceta Gabicagogeascoa, Nazario de Oleaga, Juan José Baños Loinaz, Fernando Mikelarena, Álvaro Baraibar Etxeberria, Peio Ayerdi, Iñigo Zabalza Landa, Joseba Iñaki Sobrino, Xabier Unanue Ortega, Iñaki Goiogana. Diseño: Logoritmo. Fotografía: Txetxu Berruezo. Láminas: Koldo Etxebarria. Imprime: Flash Composition. Sabino Arana Fundazioa. Gran Vía, 29-5º. 48009 Bilbao. Tel: 94 405 64 50. idazkaritza@sabinoarana.org www.sabinoarana.org. Depósito Legal: BI-986-01 ISBN: 1578-0058

Horrexegatik gaiari dagokion soseguz, zorroztasunez eta sakontasunez hurbildu gat zaizkio, eztabaida aske, ireki eta ikuspegi anitzekoari bide emanez. Medikuntza paliatiboetan eskarmentu handiko mediku bat –egun hospitaleko unitate-buru dena–, bioetikan aditu bat, Bilboko elizbarrutiko gotzain laguntzailea eta legelari bat ekarri ditugu gurera. Gaia ez da hurrengo orrialdeetan agortzen, noski ezetz, helburua ere ez baita bati edo besteari arrazoia ematea edo kentzea, guztion arrazoiak mahai gainean jartzea baizik. Zeintzuk dira zureak? P.D. Ekainaren 29an Xabier de Irala izan genuen hizlari Hausnarketa eta Gogoetarako Tribunan. Handik egun batzuetara Juanjo Bañosek elkarrizketatu zuen Ainhoan, bere etxean. Egun BBKko presidente ohia da, guretzat betiko laguna!

gure gaiak 4

Jacinto Bátiz Koldo Martínez Mario Iceta Nazario de Oleaga

debate 28

Fernando Mikelarena Álvaro Baraibar Peio Ayerdi Iñigo Zabalza Landa

elkarrizketa 54 Xabier de Irala

reflexiones 64

Joseba Iñaki Sobrino

informe 72

Xabier Unanue Ortega

historia 84

Iñaki Goiogana

gure gauzak 92 apunte director 98


¿Y si desea la muerte?

GUREGAIAK

Dr. Jacinto Bátiz

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N

o podemos ignorar ni mirar hacia otro lado cuando el enfermo nos manifiesta que no desea continuar viviendo de la manera que lo está haciendo, acompañado por un sufrimiento continuo e insoportable. No es que quiera morir, lo que no quiere es sufrir. Es entonces cuando nosotros, los médicos, tenemos la obligación de aliviar su sufrimiento. Deseo abordar el tema de la eutanasia desde la experiencia de los últimos 15 años en mi práctica asistencial con enfermos que se encuentran en los últimos meses o incluso en los últimos días de sus vidas y que la Ciencia Médica no ha conseguido curar su enfermedad. Asimismo tratar de reflexionar sobre lo que le hace sufrir para que el enfermo nos solicite morir cuanto antes. El tratamiento del asunto de la muerte en nuestra sociedad está más orientado a escapar de hablar de ella que a hacerle frente de forma seria

y decidida. La muerte está actualmente dominada por la cuestión de la eutanasia. En este debate participan los círculos académicos dedicados a la filosofía moral, la filosofía jurídica, la ética médica, el derecho penal... Por si fuera poco, a través de casos célebres, como Ramón San Pedro o Inmaculada Echevarría, el tema de la eutanasia ha ido manteniendo su presencia en los medios de comunicación, sin que se tratase de casos de eutanasia, sino de suicidio asistido y de limitación del esfuerzo terapéutico, respectivamente. Sobre la eutanasia cualquier tertuliano, sin profesión identificada, a veces, se permite opinar en los programas de televisión y radio, a la vez que opina de los divorcios de los famosos, de la crisis económica o de las decisiones e investigaciones científicas. La eutanasia siempre será un tema que provocará la toma de posición ante ella y ante el que la opinión pública está muy sensibilizada. El debate sobre la eutanasia y el enfermo Los debates que se contemplan en los medios de comunicación, casi siempre confunden más que aclaran a los ciudadanos las dudas que se plantean sobre este tema, pero además no creo que sean de interés para el verdadero protagonista de este asunto, que es el ciudadano enfermo, que solicita que se le alivie su sufrimiento al final de su vida. Permítanme que les explique, desde mi punto de vista, cómo se plantea el debate público


Dr. Jacinto Bátiz

sobre la eutanasia. Al ciudadano se le ofrecen dos alternativas a elegir: por un lado, vivir las últimas fases de una enfermedad incurable con dolor grave y sufrimiento de todo tipo y generalmente abandonados; por otro lado, solicitar un final lo más rápido posible. Ante este dilema no es raro que se opte por la eutanasia. El planteamiento que se hace con bastante frecuencia cuando un periodista nos encuesta sobre la eutanasia suele ser el siguiente: “¿A usted le gustaría que le practicaran la eutanasia en caso de que padeciera una enfermedad irreversible y tuviese dolores insoportables?” Ante semejante pregunta es fácil contestar que sí. Las conclusiones que plasmará seguidamente el autor de la encuesta en el titular de su periódico será que la mayoría de los ciudadanos está a favor de la eutanasia. Amable lector, después de estar muy cerca de los enfermos moribundos durante muchos años y haber aprendido sobre cómo vivir cuando ellos inician el proceso de morir, permítanme que les diga que los enfermos no desean de nosotros que hagamos de nuestra ayuda a morir bien un debate moral ni un debate legal, tan solo desean y esperan de nosotros un debate asistencial. Los profesionales sanitarios que cuidamos a los enfermos que sufren creemos que los progresos de la medicina paliativa han provocado el ocaso de la noción de eutanasia como liberación del dolor insufrible. El Panel de Expertos para el alivio del dolor y cuidados paliativos de la OMS en 1990 estableció lo siguiente: “los gobiernos deben asegurar que han dedicado especial atención a las necesidades de sus ciudadanos en el alivio del dolor y los cuidados paliativos antes de legislar sobre la eutanasia”. Este comité de expertos llega a la conclusión de que con el desarrollo de los métodos modernos de cuidados paliativos, cualquier legislación sobre la eutanasia es completamente innecesaria. Creo que un gobierno que antes de desarrollar un programa de cuidados paliativos acometa una legislación permisiva comete algo que puede ir desde una frivolidad hasta una irresponsabilidad. En una cultura que no da un significado a la última fase de la vida, la actitud de repulsión hacia

Jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos HOSPITAL SAN JUAN DE DIOS Santurtzi (Bizkaia)

Creo que un gobierno que antes de desarrollar un programa de cuidados paliativos acometa una legislación permisiva comete algo que puede ir desde una frivolidad hasta una irresponsabilidad. esta fase se hace parte de su narrativa cultural, empujando a médicos y pacientes hacia la eutanasia. ¿Por qué una persona enferma solicita la muerte? Desear tener una buena muerte, morir bien, es una legítima aspiración de los seres humanos. Por ello, los profesionales de la salud estamos obligados a ayudar a nuestros enfermos a que mueran bien. Pero, ¿verdaderamente desea la muerte? ¿Cuál es la demanda auténtica de un agonizante que pide la eutanasia? Cuando un enfermo dice: ¡Acabemos con esto! ¿Cómo debemos comprenderlo? ¿Que acabemos con su vida? ¿Que acabemos con ese dolor insoportable que padece? ¿Con su angustia? ¿Con su soledad? La dra. Cicely Saunders, de quien muchos aprendimos a través de sus escritos, en unos de ellos que ella escribió sobre este asunto de la eutanasia decía lo siguiente: “Si un enfermo pide la eutanasia es porque echa de menos a alguien, y este alguien en muchos casos es el médico. Muy a menudo la petición de hacedme morir debe traducirse por aliviadme el dolor y prestadme atención. Si se satisfacen estas dos necesidades, generalmente la petición no vuelve a repetirse”. Hay enfermos que nos dicen en ocasiones: “Doctor, me siento una carga para mi familia. ¡Ayúdeme! No quiero seguir viviendo así”. La petición individual o social de la eutanasia debe ser considerada generalmente como una demanda de mayor atención y suele desaparecer cuando se aplican los principios y la práctica de los cuidados paliativos, cuando se soluciona el “así”. El enfermo necesita sentirse querido por los suyos. Necesita sentir que sigue siendo importante para sus seres

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queridos, que sigue siendo querido por lo que es y que no necesita cambiar. Todo esto va a ser para él un motivo para querer seguir viviendo. Fue Nietzche quien dijo: “El que tiene un por qué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo”. Cuando fui a saludar a una enferma que acababa de ingresar en nuestra Unidad lo primero que me preguntó fue: “Doctor, ¿me practicará usted la eutanasia?”. Yo resEl enfermo pondí con otra pregunnecesita sentirse ta: “¿por qué desea la querido por los eutanasia?”. Ella me dijo: “Porque no quiero suyos. Necesita sufrir”. Yo le prometí sentir que sigue que le ayudaría a aliviar siendo importante su sufrimiento hasta los para sus seres extremos que fueran queridos, que necesarios. A partir de sigue siendo entonces, todo el equipo querido por lo asistencial comenzamos que es y que no a ayudarle a no sufrir. Desde entonces aprennecesita cambiar. dimos que el enfermo Todo esto va a ser nos pide que aliviemos para él un motivo su sufrimiento, aprendipara querer seguir mos que detrás de la viviendo. Fue petición “quiero morir” Nietzche quien hay un trasfondo que dijo: “El que significa “quiero vivir o morir de otra forma”. El tiene un por qué enfermo pide ayuda, y para vivir, puede si no comprendemos el soportar casi sentido profundo de su cualquier cómo”. petición, determinamos que desea la muerte. La única cuestión que nos preocupa a los médicos es: “¿Qué le ocurre al enfermo para desear la muerte? Cualquiera con un poco de experiencia en la atención a enfermos graves sabe que, cuando un enfermo solicita la muerte, es muy importante averiguar qué hay realmente detrás de esa petición. Tal vez sea una llamada de atención para que se le alivie el dolor o se le ponga remedio al insomnio insoportable. Quizá sea una queja encubierta para que se le trate de una manera más humana o se le haga compañía. Sencillamente, para que se le explique lo que le está ocurriendo.

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La tentación de la eutanasia como solución precipitada se da cuando un enfermo solicita ayuda para morir y se encuentra con la angustia de un médico que quiere terminar con el sufrimiento del enfermo porque lo considera intolerable y cree que no tiene nada más que ofrecerle. Los médicos nos sentimos fracasados cuando no podemos curar. Pero debiéramos ser conscientes de que el verdadero fracaso es tener que admitir la eutanasia como solución alternativa al alivio de síntomas y a la comunicación. El fracaso se produce cuando nos planteamos quitar la vida a un enfermo porque no sabemos cómo mejorarle sus síntomas ni cómo modificar las circunstancias personales en las que está viviendo. Tal vez a quien solicita la eutanasia, si su miedo se lo transformamos en seguridad, el paternalismo en autonomía, el abandono en compañía, el silencio en escucha, el dolor en su alivio y la mentira en esperanza, no volverá a solicitarla. ¿Cómo mé di cos?

debemos

actuar

los

Aunque la muerte es inevitable, morir malamente no lo debiera ser tanto. Cuando algo se hace o se deja de hacer con la intención directa de producir o acelerar la muerte del enfermo, entonces corresponde aplicar el calificativo de eutanasia. La atención médica al final de la vida debe evitar su prolongación innecesaria, pero también debe evitar su acortamiento deliberado. El Código de Ética y Deontología Médica de la Organización Médica Colegial vigente nos recuerda a los médicos cómo debemos actuar: CEDM. Cap. VII. Art.27.1 “El médico tiene el deber de intentar la curación o mejoría del paciente siempre que sea posible. Y cuando ya no lo sea, permanece su obligación de aplicar las medidas adecuadas para conseguir el bienestar del enfermo, aún cuando de ello pudiera derivarse, a pesar de su correcto uso, un acortamiento de la vida. En tal caso, el médico debe informar a la persona más allegada al paciente y, si lo estima apropiado, a éste mismo”. CEDM. Cap. VII. Art. 27.2 “El médico no deberá emprender o continuar acciones diagnósticas o terapéuticas sin esperanza, inútiles u obstinadas. Ha de tener en cuenta la voluntad explícita del paciente a rechazar el tratamiento para prolongar su vida y a morir con dignidad. Y


CEDM. Cap. VII. Art. 27.3 “El médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte de éste”. El teólogo Juan Masiá también nos da algún consejo en este sentido: “Dejar a la muerte que llegue sin empeñarse en prolongar artificialmente la agonía, sin miedo a usar los analgésicos y los recursos paliativos necesarios para aliviar el dolor y el sufrimiento”. Frente a la eutanasia la medicina paliativa propone humanizar el proceso de morir. ¿Cómo podemos humanizar el proceso de morir? Si no abandonamos al enfermo, le aliviamos el dolor insoportable, limitamos el esfuerzo terapéutico y sedamos en la agonía cuando lo necesite estaremos humanizando el proceso de morir. Ante un enfermo en situación terminal, lo que se hace o se deja de hacer con la intención de prestarle el mejor cuidado permitiendo la llegada de la muerte, no solo es moralmente aceptable sino que muchas veces llega a ser obligatorio desde la ética de las profesiones sanitarias. NO ABANDONAR AL ENFERMO.- En la Facultad de Medicina se nos enseña a salvar vidas; de esta manera la muerte de nuestro enfermo la vamos a interpretar como un fracaso profesional. Sin embargo, es preciso que incluso los médicos comprendamos que la muerte es algo natural porque cuando la rechazamos terminamos por abandonar al enfermo. Solamente cuando seamos capaces de aceptarla como algo natural e inevitable, nos dedicaremos a cuidar a nuestro enfermo hasta el final y sin sensación de fracaso. El enfermo nos necesita para que estemos junto a él y podamos aliviar su sufrimiento mientras llega su muerte. Los enfermos ya saben que nosotros no somos unos dioses, lo único que desean es que no les abandonemos cuando más lo necesitan. El enfermo desea tenernos a su lado con nuestro acercamiento humano para que le ayudemos en todas sus necesidades. Él ha com-

prendido que la técnica ya no le es útil para curar su enfermedad, pero tiene la necesidad de las personas, de su familia, de sus amigos y de su médico. Necesita que le expliquemos lo que le va a pasar, necesita que no le engañemos, pero todo ello, con sensibilidad exquisita para que le ayude a comprender lo que necesita en esos momentos tan difíciles y únicos para él.

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cuando su estado no le permita tomar decisiones, el médico tendrá en consideración y valorará las indicaciones anteriores hechas por el paciente y la opinión de las personas vinculadas responsables”.

ALIVIARLE EL DOLOR.Para poderlo hacer bien tal vez tengamos que abandonar nuestra tendencia a pensar que el dolor ajeno, el del enfermo, es un dolor exagerado, y el dolor propio, el nuestro, es un dolor insoportable. No debemos permitir que alguien sufra dolor por ignorancia nuestra de cómo tratarlo, por temor a aliviarlo con la posología suficiente o por creencias erróneas. El enfermo tiene derecho a ser aliviado de su dolor. Tal vez, aceptamos que es un derecho, pero sigue siendo un problema internacional. El número de consultas relacionadas con el dolor está aumentando, pero el tiempo que los médicos le dedican a cada una se reduce. El 80% de los médicos consultados sobre este tema consideran que las consultas relacionadas con el dolor seguirán aumentando. El 72% admite no dedicar suficiente tiempo al enfermo con dolor. El médico tiene el deber de aliviar el dolor del enfermo. Y tiene que tener presente que si dice que le duele es que le duele, y si dice que le duele mucho es que le duele mucho. Él será el que nos va a indicar la eficacia de

Los médicos nos sentimos fracasados cuando no podemos curar. Pero debiéramos ser conscientes de que el verdadero fracaso es tener que admitir la eutanasia como solución alternativa al alivio de síntomas y a la comunicación. El fracaso se produce cuando nos planteamos quitar la vida a un enfermo porque no sabemos cómo mejorarle sus síntomas ni cómo modificar las circunstancias personales en las que está viviendo.

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la analgesia cuando nos diga: “doctor, ya no tengo dolor”. El tratamiento del dolor no es una cuestión opcional, sino un imperativo ético. LIMITAR TRATAMIENTOS INÚTILES.En nuestro país se puede morir mal por falta de cuidados paliativos y también se puede morir mal por exceso de tecnologías médicas. Son muchos los enfermos en fase terminal que todavía mueren con el suero puesto y esperando una analítica o entubados en un servicio de urgencias. Ni la obstinación terapéutica que llevaría al encarnizamiento terapéutico, ni el abandono son respuestas éticas ante un enfermo al final de la vida. Lo que se puede llegar a hacer para mantener a un enfermo con vida es impresionante. Pero tenemos que tener muy en cuenta que tan importante como luchar por curar a un enfermo es saber parar cuando tenemos claro que es imposible curarle. La limitación del esfuerzo terapéutico no es ninguna forma de eutanasia, sino una buena práctica médica, aunque sabemos que es más fácil poner que quitar. SEDAR CUANDO LO NECESITE.- La sedación en la agonía es un tratamiento adecuado cuando los enfermos padecen sufrimientos intolerables, en los pocos días u horas que preceden a su muerte, y que no han respondido a las intervenciones paliativas. Un enfermo con enfermedad terminal, oncológica o no, puede presentar en sus momentos finales algún síntoma que le provoca un sufrimiento insoportable, que puede ser difícil e imposible controlar. Esto obliga al médico a disminuir la conciencia del enfermo para garantizar una muerte serena. La sedación si está bien indicada, bien realizada y autorizada por el enfermo o en su defecto por la familia, constituye buena praxis médica. En una medicina humana no tiene cabida la incompetencia terapéutica ante el sufrimiento terminal con tratamientos inadecuados como pueden ser: tratamientos insuficientes, tratamientos excesivos o abandono. La correcta asistencia a los moribundos implica que se recurra a la sedación cuando sea rigurosamente necesaria, tras haber fracasado todos los tratamientos disponibles para el alivio de los síntomas. La sedación, en sí misma, no es buena ni mala. Lo que puede hacerla éticamente aceptable o reprobable es el fin que busca y las circunstancias en que se aplica.

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Una ciencia médica que necesita de la eutanasia tiene que transformarse tan pronto como sea posible es una medicina que procure cuidados cuando ya no hay curación. Estudios muy rigurosos muestran que la petición de eutanasia por parte de los enfermos disminuye al mejorar la formación de los profesionales en el tratamiento del dolor y en cuidados paliativos. Los profesionales de la salud tenemos que aprender a ayudar a morir bien y todas las técnicas de acompañamiento al moribundo y a su familia. El médico debe estar preparado para escuchar algo más que una petición de morir. El progresivo incremento de las enfermedades crónicas constituye actualmente un paradigma que ya no se puede considerar como cuestión marginal en la enseñanza de las Facultades de Medicina. No es lo mismo aprender a tratar a un enfermo agudo que a uno crónico, del mismo modo que hay diferentes prioridades asistenciales entre el paciente que se encuentra en cuidados intensivos y el que está en situación de enfermedad terminal. La demanda social de medicina paliativa es un buen ejemplo para entender la urgencia de reformas curriculares más adaptadas a las necesidades de la sociedad. ¿Hablamos de lo mismo? En muchas ocasiones se juega con la ambigüedad de las palabras y se entretiene con la confusión que existe alrededor de las prácticas que nada tienen que ver con la eutanasia, como el cese de tratamientos fútiles o la prescripción de analgésicos o sedantes para aliviar los dolores y las angustias. Sobre todo, a veces se nos hace creer que no existe más que una alternativa para el sufrimiento extremo: el acto de provocar deliberadamente la muerte. Eutanasia pasiva es la cesación o no inicio de medidas terapéuticas fúti-

En nuestro país se puede morir mal por falta de cuidados paliativos y también se puede morir mal por exceso de tecnologías médicas. Son muchos los enfermos en fase terminal que todavía mueren con el suero puesto y esperando una analítica o entubados en un servicio de urgencias.


Eutanasia indirecta es cuando a veces podría adelantarse la muerte como resultado del efecto secundario de un tratamiento analgésico o sedante. Pero este término tampoco debe emplearse. Sería mejor emplear doble efecto. Eutanasia es la acción u omisión directa e intencionada, encaminada a provocar la muerte de una persona que padece una enfermedad avanzada o terminal a petición expresa y reiterada de ésta. Cuando aplicamos las medidas terapéuticas que son proporcionadas, evitando la obstinación terapéutica, evitando el abandono, evitando el alargamiento innecesario y evitando el acortamiento deliberado estamos realizando una buena práctica médica: AYUDAR A MORIR BIEN. A modo de conclusión final Todas las personas tienen derecho a una asistencia sanitaria de calidad, científica y humana. Por tanto, recibir una adecuada atención

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médica al final de la vida no debe considerarse un privilegio, sino un auténtico derecho. Una ley de eutanasia podría generar desconfianza hacia los profesionales de la salud al entenderse que su aplicación no sería indiferente para la economía de una institución sanitaria.

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les o innecesarias en un enfermo que se encuentra en situación de enfermedad terminal. Este término no debe utilizarse, ya que estas actuaciones no constituyen ninguna forma de eutanasia y deben considerase buena práctica médica.

¿El médico puede ser el cuidador de la salud de las personas y ser capaz de poder producir, al mismo tiempo, su muerte intencionada?

¡Con qué facilidad la ley pretende dar solución al sufrimiento de estos enfermos¡ ¡Qué pena que solamente se hable en los medios de comunicación de los enfermos en fase terminal cuando se trata el tema de la eutanasia! ¡Qué pena que nos preocupemos más en legislar sobre nuestros enfermos que en cuidarlos y aliviarlos como se merecen y de formar a nuestros profesionales para que lo hagamos cada vez mejor! El enfermo en fase terminal no desea que le eliminemos, quiere que le cuidemos y que le aliviemos hasta que se muera. Pero es verdad que tenemos que saber responder a la pregunta: ¿qué hacer si desea la muerte?

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La experiencia de la belleza en la contemplación La investigación que realizo ahonda en la belleza metafísica, la dimensión esencial del ser humano que, junto al sentimiento, el gozo poético y la armonía, se ubica en el espacio interior del ser humano. Utilizo el lenguaje poético que me permite acceder a esa zona interior. El principal recurso poético que utilizo es la figura humana en actitud contemplativa y en silencio. Las figuras están sentadas, de pie o paseando y están en contemplación, mostrándonos la actitud que se ha de tener para descubrir la belleza.

La contemplación es un medio para recuperar esa mirada gozosa y poética del ser humano. El arte se convierte así en una expresión de esa vivencia estética interior, vivencia que es más importante que el objeto del arte. En este sentido, mis imágenes son poesías visuales que apuntan al observador, que es el verdadero protagonista de la realidad estética. La contemplación y el arte es útil en la medida que nos propicia ese estado interior. La función del arte es devolvernos al origen de la estética como experiencia que está dentro del propio ser humano. La belleza metafísica es un estado interior y la función del arte tiene que ser la de llevarnos a ella vivencialmente. “La belleza que somos capaces de apreciar fuera es la belleza que llevamos dentro”. (Antonio Blay Fontcuberta)

KOLDO ETXEBARRIA www.koldoetxebarria.com Licenciado Facultad de Bellas Artes de Bilbao. Pionero en la aplicación de las nuevas tecnologías en el arte. Participa en numerosos cursos y congresos. Diseñador infográfico de EUSKAL TELEBISTA SELECCIÓN PREMIOS Seleccionado Muestra Internacional de Arte por Computadora “IMAGINA” Montecarlo. Monaco Premio ARTE CONTEMPORANEO ERTIBIL .Diputación de Bizkaia Premio II CERTAMEN NACIONAL DE PINTURA . –Arte y tecnologíaPremio III CERTAMEN NACIONAL DE PINTURA –Arte y tecnologíaPremio IV CERTAMEN NACIONAL DE PINTURA –Arte y tecnologíaPremio ARTES PLÁSTICAS Ayuntamiento Basauri SELECCIÓN EXPOSICIONES – MUESTRAS ARTE DIGITAL LACDA- DIGITAL ART GALERY OF LOS ANGELES (USA) –La belleza del observadorIMAGINA FESTIVAL INTERNACIONAL MONTECARLO MONACO SALA AMARIKA DIPUTACIÓN ALAVA - El silencio del serMUSEO GUGGENHEIM BILBAO -Arte y creatividad reflejos de la mente-

MIRADA POÉTICA

Están en espacios de quietud y sosiego, enmarcados por las arquitecturas lúdicas acogen y arropan a la figura humana contemplativa en una atmósfera de quietud, siendo la luz y el color los que bañan estos espacios.



Amaieran erabakitzearen baldintzak eta mugak.

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Koldo Martínez Urionabarrenetxea

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Ars moriendi Izenburu honen azpian elkartu ohi dira XV. mendean heriot za on bat izateko eta ongi hilt zeko prozedurak eta kont seiluak emateko idat zitako testuak. Ez naiz ni hain urrun joango. Baina 1950. urtera arte, gut xi gorabehera, medikuek eta gizarteak berak ere argi zeukaten medikunt zaren helburu bakarra –edo behint zat nagusiena– bizit za salbat zea kosta ahala kosta zela. Honekin batera, gizartearen moraltasunaren print zipio nagusiak bizit za sakratua zela defendat zen zuen eta, beraz, gizakiok ezin genuen, inolaz ere, bizit zaren mugak aldat zen saiatu, ez bizit zaren hasieran ez amaieran. Bizit za sakratua zen, Jainkoak emandako dohaina eta berak soilik mugat zen zuen bizit zaren iraupena; guk, gizaki gaixook ezin genituen muga horiek aldatu ezta hori lort zen saiatu ere. Gauzak honela, medikunt zaren eta moralaren arteko ez-

kont za perfektu bat ematen zela esan dezakegu. Baina azken urteotan egoera erabat aldatu da eta gaur medikunt zaren helburu bakarra edo nagusia aipatutakoa dela inork ez luke onartuko. Bestalde, egun, asko gara gizartean –bizit zaren sakraltasuna onartu ala ez– bizit zak izen hori merezit zeko eta bizit za bizit zea merezi ahal izateko, oinarri minimo bat zuk izan behar dituela, gut xienezko ezaugarri bat zuk bete behar dituela pent sat zen dugunok. Eta bizit zak baldint za xume horiek ez baditu betet zen, oinarrizko kalitate bat ez badu, agian, hobe dela hilt zea sasi-bizit za hori bizit zen jarrait zea baino. Egoera berri honek deliberazio moralaren beharraren aurrean jart zen gaitu. Gainera, heriot z-kausak ere asko aldatu dira urte gut xi hauetan. Orain ez asko, hilt zen zirenen %99a eritasun akutu edo bat-bateko istripuez hilt zen zen. Eta gu baino askoz gazteago. Orduko biztanleek ez zuten beraz heriot zaz pent sat zeko asti eta aukera handirik izaten. Gaur, ostea, urte askoz gehiago bizi gara eta heriot za ailegat zen zaigunean, %90ean eritasun kronikoak direla medio helt zen zaigu. Eritasun kronikoek osasunaz, bizit zaz, eritasunaz, menpekotasunaz eta heriot zaz pent sat zeko aukera ematen digute. Areago, errealitate berri honek erabakiak hart zera behart zen gaituela azpimarratu nahi dut. Zeren gaur, gehienok, ospitaleetan hilt zen gara, medio teknologiko arrot z batean, eritasun-prozesu luze baten ondoren eta (bizi ala hilt zeko) hainbat erabaki hartu ondoren.


Koldo Martínez Urionabarrenetxea

Biziaren amaierarako erabaki horiek erraztu ahal izateko Aldez Aurreko Borondateak deituriko dokumentuak legalki onartuak izan dira, Ipar Ameriketako kasuan bezala, Espainian eta Autonomia Erkidego guztietan. Nahiz eta etikoki eta legalki zilegiak izan, dokumentuok praktikan arazo sakonak dituzte paziente batek azken une horretarako osasun lagunt zaz bere azken borondateak argitu ahal izateko. Demagun, dena dela, ahalegin intelektual handi bat eginez –politikariak eta lege gizon eta emakumeak lasai egon daitezen– erabakiak hart zera lagunt zen dutela, hau horrela denik hain argi ez badaukat ere1. Galderak betikoak dira, hala ere: zeint zuk dira biziaren amaieran –edo biziaren amaierarako– hartu behar diren erabakiak? Zeint zuk dira ospitaleetan egunero hart zen ditugun erabaki horiek? Bizit zaren amaieraren erabakiak Lau motatakoak dira: 1. Ez erabakit zea. Ez erabakit zea erabakit zea da ere. Ez erabakit ze honetatik it sukeria terapeutikora ailegat zen gara, inperatibo teknologikoaren menpe bizi garelako, zerbait egin ahal dugunean egitera behart zen gaituena, zertarako edo zer helbururekin ez badakigu ere. Eta horrela, Zainketa Trinkoen Unitateetan bizi-sostengu tratamenduez jarrai dezakegu pazientea heriot za t xar, deseroso edo desegoki batez hilt zen den arte. 2. Ahalegin terapeutikoaren mugat zea edo egokit zea. Termino honek hiru erabaki konkretu hart zen ditu bere baitan: tratamendua errefusat zea, tratamendua ez hastea eta hasitako tratamendua kent zea. Lehenbizikoa egiteko pazienteak du ahalmena; azken bient zat jeneralean, arau bezala, paziente eta medikuaren arteko akordioa aldarrikat zen da, moralki onartuak izan daitezen. 3. Paliatibismoa, hot s, tratamendu sendagarriei erant zuten ez dieten pazienteen zaint za orokor aktiboa. Oinazearen eta beste sintomen eta arazo psikologiko, sozial eta espiritualen kontrola funt sezkot zat hart zen du medikunt za paliatiboak2. Paliatibismoan sedazio terminala ere dago eskura-

Medizinan doktore. Intentsibo Medikuntzan espezialista Bioetika Masterra European Master in Bioethics Gizakien sexualitatean Masterra Bioetika Fundamentala eta Klinikoa elkarteen lehendakariordea

gai, beste ekint za eta prozedura guztiak saiatuak izan ondoren soilik eman daitekeena. Horretan, pazientea sedatu egiten da konortea gal dezan, inolako sintomarik jasan ez dezan edo heriot za lasai eta baket su bat lor dezan. Medikunt za paliatiboaren edo aringarriaren praktika hauek guztiak pazientearen onespenaz egiten badira, erabat etikoak eta legalak dira. 4. Medikoki lagunduriko heriot za (MLH), hot s, eutanasia eta suizidio lagundua. Eta hauent zat da, ene ustez, bildu gaituen jardunaldiak proposat zen duen galdera, biziaren amaieran erabakit zeko eskubiderik ote den galdet zen denean, bi hauek baitira legalki onartuak ez direnak legeria gehienetan. Nahiz eta geroz eta gehiagorent zat praktika etikoak izan, legez kanpo daude lurralde gehienetan. Galdera horri erant zuten saiatuko naiz orain baina aldez aurretik eutanasia eta suizidio lagundua zehazki definitu beharra dago. E utanasia eta suizidio lagundua

Gaur, gehienok, ospitaleetan hiltzen gara, medio teknologiko arrotz batetan, eritasun-prozesu luze baten ondoren eta (bizi ala hiltzeko) hainbat erabaki hartu ondoren.

Biziaren amaieran erabakitzeko eskubiderik ote dagoen galdetzen denean eutanasia eta suizidio lagunduaz galdetzen da; beste praktika guztiak etikoki eta legalki onartuak baitira.

Asko dira munduan eman diren bi praktika hauen definizioak. Nik ondoko hauei eut siko diet3. Eutanasia, pazientearen heriot za zuzenean ekoizten duen ekint za, beraz, kausa-efektu harreman bakar eta berehalakoa duena, eskaera

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konkretu, informatu eta errepikatu baten ondoren, eritasun sendaezin bat dela eta sufrimendu edo “oinaze orokor” baten inguruan pazienteak jasan ezinat zat jot zen duena eta beste tratamendu bat zuetaz arindua izan ez dena, pazientea ezagutu eta berarekin harreman kliniko sendo bat mantent zen duen profesional batek egina. Suizidio lagundua, aldiz, egoera horretan, profesionalaren ekint za pazienteari beharrezkoak diren medioak ematera mugat zen denean bera izan dadin bere heriot za ekoizten duena. Medikoki lagunduriko heriot zaren onespen soziala Badirudi gizarteari, praktika bi hauen onespenaz galdet zen zaionean, Gauss kanpaiaren irudia hart zen duten erant zunak jasot zen direla. Mutur batean MLH legeztat zearen erabat kontra daudenak kokat zen dira. Beste muturrean, erabat alde daudenak, edozein kasutan onart zen dutenak. Eta erdian, kanpaiaren arearik zabalenaz jabet zen direnak, egoera bat zuetan bai eta besteetan onartuko ez luketenak, hot s, pazientearen baldint zen arabera beren aldeko edo kontrako irit zia ematen dutenak. Eta hauei, gehiengoa izanik, zuzendu beharko lit zaizkieke hausnarketa ahalegin guztiak MLH legeztat ze bidean. Arestian argitaratutako artikulu batean, Espainian MLHren onespen soziala hamarreko eskala batean 4,73koa dela, Bretainia Handian 4,99koa eta Frant zian 6,16koa ikusi da4. Frant ziako hegoaldean eginiko lan soziologiko batean hiru talde berezi geratu ziren agerian5. Alde batean, MLH guztiz onargarria dela pent sat zen dutenena, onargarritasun baxuena %30ekoa izanik, eskaerarik ez dagoenean; beste kasu guztietan, hortik gorakoa. Beste talde bat, MLH inoiz onargarri jot zen ez duena, baina hala eta guztiz ere praktika hau ont zat ematen duena, adibidez, %10ean pazientearen eskaera errepikakorra denean. Azkenean, talderik handiena, bat zuetan MLH onart zen duena eta beste bat zuetan ez horrenbeste. Esaterako, talde honek eskaera errepikakorra denean, lehen taldeak eskaerarik ez dagoenean bezain onargarri jot zen du eta eskaerarik ez badago bigarren taldeak eskaera errepikakorra dagoenean neurri berean onart zen du. Lan honetan argi geratu zen ere MLH aurrera

Eskubide-diskurtso elebakarretik baloreen eleaniztasunera pasatu behar dugu gai hau behar den sakontasunaz hausnartzeko. eramateko gai zirenek onespen eskasagoa zutela praktikarako: onespen handiena erizain-lagunt zaileek erakusten zuten, pixka bat gut xiago erizainek, gut xiago psikologoek eta gut xien onart zen zutena medikuak ziren. Nire iduriko, honek erabaki hau teorikoki onart zea errazagoa dela praktikan jart zea baino argi eta garbi uzten du. Hot s, MLH praktikatik urrun dagoenak askoz errazago onart zen duela ekint za bera aurrera eraman behar duenak baino. Horrela frogatu du ere Bretainia Handian egindako lan soziologiko batek6: bertan, agerian geratu da gizarteak medikuek baino askoz lasaiago onart zen duela MLH, diferent zia handiegi batez gainera. Desadostasun morala Ikerketa lan hauetatik –eta beste askotik– argi gerat zen da desadostasun moral sakona dagoela hiritarren artean, profesionalen artean eta baita ere hiritarren eta profesionalen artean gai hau epait zerakoan. Aipatu bezala, MLHaren arazoa dela eta, funt sean dagoen desadostasuna biziaren kont zeptuan inguruan ematen da. Bat zuent zat bizia sakratua da; geroz eta gehiagorent zat, bizia bizi izateko oinarrizko kalitate bat izan behar du. Aurrez aurre dauden bi jarrera moral hauen artean, agian, ez dago negoziat zerik ez eta inolako kont sent su moral lort zerik. Baina, hala eta guztiz ere, jarrera hauek mantent zen dituztenak elkarrekin bizi dira gizartean. Elkarrekin edo gut xienez elkarren ondoan. Eta horrela jarraitu behar dute. Eta jarraituko dute. Asko dira desadostasun morala adierazteko aipat zen diren kausak: oinarrizko irit zi moralen ezberdintasuna, hizkunt za komun baten eza, aurreirit ziak, dialogoaren exijent zia prozedimentalak, pert sonen interesak, komunikabideen eragina, isolamendu epistemologikoa, jarrera dogmatikoak, errealitatearen interpretazio eskemak, hart zen diren erabakien ondorioak, etab. Kausa hauek guztiak lau ataletan bil daitezke, ene ustez: baliabideen urritasuna, eskuzabaltasun mugatua, –eta ikert zen ari garen gaiaz garrant zi handiagokoak diren– balore bateraezinak eta errealitatearen ulermen ez osoa. Lau kausa hauek giza kondizioaren atalak dira, geure “naturan” sustraiturik daude eta

3~5. Amaieran erabakitzearen baldintzak eta mugak. Koldo Martínez Urionabarrenetxea 14


Bat zuen ustez eztabaida morala saihestu behar da. Hauent zat, eztabaidak legala behar du izan, besterik ez. Nire ustez, eztabaida morala saihestea auto-sunt sit zailea da, zeren eta gizartean jadanik dauden zatiketa sozialek, ultrakeria ideologikoek eta adostasun ezak iraungo dute moralki eztabaidat zen –deliberat zen– ez badugu, eta gainera diferent zia moral horiek mantent zen dituztenen arteko lankidet za sozialaren bilaketarako aukerak murriztu egingo dira.

Desadostasun morala ez da sekulan desagertuko gizartean baina desadostasunaren ekonomiarantz abiatzeko deliberazio morala erabat beharrezkoa zaigu. Lehen gai honi buruz desadostasun moral sakona dagoela aipatu dut baina beste puntu bat azpimarratu behar da horrez gain, lehena bezain garrant zit sua dena, alegia: desadostasun morala hor izanik, ados ez dauden guztiek era berdint suan hart zen dute faktore bat zuen garrant zia: pazientearen eskaera, bizi-it xaropena, sufrimendua etab… Eta hau horrela izanik, gehienent zat MLHren onargarritasunarent zat erabakigarriak dira eskaera, pazientearen adina, eritasunaren sendagarritasuna eta pazienteak jasaten duen sufrimendua7. Hala eta guztiz ere, ehuneko handiago edo t xikiago batean, lehen aipaturiko ikerketa horietan denek onart zen dute MLHren zilegitasuna nahiz eta pazientea inkont ziente edo koman egon, nahiz eta eskaerarik ez izan, nahiz eta eritasuna sendaezina ez baizik eta soilik tratat zeko zaila izan… Eta pazienteek berek, bai Holandan bai Oregonen, MLH eskat zeko aipat zen dituzten arrazoi nagusiak autonomiaren eta duintasunaren galerak eta eguneroko eginbeharrak aurrera eramateko gai ez izatea dira. Eta proport zio askoz t xikiago batean, oinazearen kontrol desegokia. Holandako esperient ziatik lortutako emait zak8 oso kritikatuak izan dira MLHren despenalizazioaren kontra daudenen aldetik. Batez ere, eskaerarik gabe “eutanasizatuak” izan diren pert sonen kopurua. Lehen t xosten batean, 1990koa, %1a izan zena, hot s, 1000 pert sona inguru. Datu hau bera

GUREGAIAK

horrexegatik desadostasun morala ez da inoiz guztiz desagertuko geure artetik.

bakarrik despenalizazioaren kontra egoteko arrazoi haina omen da, horien ustez. Baina hau horrela gertat zea despenalizazioari zor zaiola esatea funt s gabekerian erort zea da, errealitate hau despenalizazioaz lot zen duelako inolako arrazoirik eman gabe. Lotura hori egiteko jakin beharko genuke inguruetako herrietan zer mailatan ematen den “eskaerarik gabeko eutanasia” –eta ez dakigu– eta proport zio handiagoaz ematen den –eta hau ere ez dakigu– eta denboran zehar gora joan beharko luke –eta, zorionez, legalizazioaz ez da hori gertatu, zeren eta urteak pasa ahala, kopuru hori %0,6ra jait si da 2005eko datuetan–. Eta nik ez dut, noski, beherapen hori MLH legeztat zeari zor zaionik esango, ausartegia eta besteak erort zen diren arrazoi gabetasun berean erort zea lit zatekeelako. Baina datuak datu. (Eta, gainera, ez al dugu gaur egun geure pazienteen etorkizunaz erabaki mugat zaileak hart zen mediku eta senitarteen artean, hot s, pazienteen eskaerarik gabe?) Bestalde, denboran zehar, eutanasiaren kopuruak maila berdint suan dirau (%1,8) eta, dirudienez, asko igo dena sedazio terminala izan da (%8,6, nahiz eta datu hau azken bost urtetako analisian soilik jaso izan den). Suizidio lagundua onartua duen Oregoneko esperient zia ere garrant zit sua eta interesgarria da9. Bertan, 1998ko suizidio lagunduaren kopurua %0,055ekoa bazen, egun %0,194ra igo da 2008an; 11 urte hauetan ehuneko ertaina 0,12koa delarik. Denetara, hamaika urte hauetan 401 pert sona dira suizidio lagunduaz hil direnak Ipar Ameriketako estatu horretan. Horietatik, %88a zainketa paliatiboak zituen. Suizidio lagundua eskatu dutenak ez dira t xiroak, emakumeak, kultura gut xien dutenak edo talde marjinatuetako kideak baizik eta alderant ziz; horrela hil direnen adina ere, beste edozein kausaz hil direnena bezalakoa da; eta bukat zeko, ez da “turismo suizidarik” eman, MLHren kontra zeudenek profetizat zen zutenaren kontra. Erabakit zeko eskubiderik?

MLHren legeztat zearen alde daudenek hainbat eskubide aipat zen dute beren jarreraren alde: askatasuna, autonomia, pribazitatea, duintasuna, berdintasuna, kont zient zia askatasuna eta jabego eskubideak. Kontra daudenek ere,

4~5. Amaieran erabakitzearen baldintzak eta mugak. Koldo Martínez Urionabarrenetxea 15


Gizarteak Medikoki Lagunduriko Heriotza ontzat emateko garrantzi handia ematen die eskaerari, sendagarritasun ezari eta pazientearen adin eta sufrimenduari.

Nire ustez, eskubide-hizkunt za hau erabat garrant zit sua izanik, elebakarra da, eskubideez kezkat zen delako soilik. Zehaztugabea da eskubideen artean ematen diren gatazka saihestu ezinak konpont zeko mekanismorik eskaint zen ez duelako eta eskubideen artean hierarkia zehat zik ez dagoelako; sinplista eta bukatua, nolabait esatearren, konklusioa eztabaida bukatu aurretik lortua duelako eta beraz, eztabaida premiagabeko bihurt zen duelako; absolutista, zeren eskubide bat onartua izan denean, askotan absolutut zat hart zen da eta mugak ezart zea arbitrariot zat edo zent zugabekeriat zat hart zen ohi da; eta ez konprometitua, eskubideak maila pert sonal batean hart zen direlako, maila indibidual batean, kontuan hartu gabe, adibidez paziente hauen kasuan, pert sona komunitate baten baitan bizi dela eta gatazkak norberaren eskubideen eta komunitatearenen artean sort zen direla, kontrajarritako eskubideen artean ere, eta amait zeko, kontrajarritako eskubide eta interesen artean. Eta gainera ezabaketa eta distort sioa sort zen du, eskubide bat onart zean, askotan beste batena ukat zen duelako eta, areago, eztabaida ematen denean monopolizatu egiten du beste argudio eta arrazoi guztiak uxatuz. Horrexegatik uste dut nik gai hau ikert zean

OHARRAK Martínez K. Los documentos de voluntades anticipadas. ANALES Sist Sanit Navar 2007; 30 (Supl. 3): 87-102. 2 vOMS. Cancer Pain relief and Palliative Care. Geneva: OMS, 1990. 3 Simón P, et al. Ética y muerte digna: Propuesta de un consenso sobre un uso correcto de las palabras. Rev Calidad Asistencial 2008; 23: 271-285. 4 Cohen J, et al. European public acceptance of euthanasia: Socio-demographic and cultural factors associated with the acceptance of euthanasia in 33 European countries. Soc Sci Med 2006; 63: 743–756. 5 Teisseyre N, et al. Under what conditions is euthanasia acceptable to lay people and health professionals? Soc Sci Med 2005; 60: 357-368. 1

Eta eskubidea errealitate bihurt zeko, eskubide-hizkunt za soilik ez, deliberazio morala ere aurrera eraman beharko genuke, desadostasun moralaren ekonomiaren bidean, gizartean eskubide-hizkunt zaz soilik lort zen ez den denon arteko bizikidet za lortu eta mantendu ahal izateko. Bizit zaren sakraltasuna balore bat daitekeelako, baina baita ere gizartean elkarrekin bizi diren eta elkarrekin bizit zen jarraitu behar duten hiritarren bizikidet zarena.

Eta, beraz, MLHren legeztat zea ikert zean baldint zetaz eta mugetaz hit z egin behar dugu. Eta hauek dira lehenbailehen erant zun beharreko galderak: zer legeztatu behar da, eutanasia, suizidio lagundua edo biak? Eta hori erabaki ondoren, zer sintoma mota kont sidera daiteke onargarri MLH legeztat zeko? Eskaera erabat beharrezkoa al da? Zer erabakit zen da pazientea inkont ziente edo inkonpetente dagoenean? Paziente terminalent zat soilik onart zen dugu MLH? Zer adin onart zen dugu adin minimot zat MLH eskatu ahal izateko?... Erant zun beharreko galderak dira, Holanda eta Oregoneko esperient ziak ezagutu ondoren, bi leku hauetan legearen eta errealitatearen artean ematen diren kontraesanak eman ez daitezen…

Seale C. Legalisation of euthanasia or physician-assisted suicide: survey of doctors’ attitudes. Soc Sci Med 2009; 23: 205-212. 7 Frileux S, et al. When is physician assisted suicide or euthanasia acceptable? J Med Ethics 2003; 29: 330-336. 8 Van der Heide, et al. End-of-life practices in the Netherlands under the Euthanasia Act. NEJM 2007; 356: 1957-1965. 9 Ver: http://oregon.gov/DHS/ph/pas/index.shtml 10 Martínez K. Sobre la moralidad de la eutanasia y el suicidio asistido. Rev Calidad Asistencial 2005; 20: 400-407. 11 Júdez J. Suicidio asistido y eutanasia: un debate clásico y trágico, con pronóstico reservado. ANALES Sist Sanit Navar 2007; 30 (Supl. 3): 137-161. 12 Martínez K. Eutanasia y Cuidados Paliativos: ¿Amistades peligrosas? Med Clin 2001; 116: 142-145.

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eleaniztasunera pasatu behar dugula eta eskubideak, bai, kontutan hartu baina baita ere balioak, emozioak, desioak, nekadura, oinazea… pazienteenak eta, zergatik ez, profesionalenak ere 10-12.

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MIRADA POÉTICA II

beren aldeko eskubideak aipat zen dituzte: bizit za, berdintasuna, jabegoa eta autonomia eskubideak. Noski, bakoit zak bere erara interpretat zen dituela eskubide bakoit za eta guztiak.



GUREGAIAK

Los cuidados paliativos, respuesta adecuada a la enfermedad incurable o terminal

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Mario Iceta Gabicagogeascoa

S

urge de modo recurrente el intento de crear en nuestra sociedad un estado de opinión favorable a la eutanasia, considerándola como una forma aceptable, e incluso deseable, de afrontar la enfermedad incurable o terminal, e identificándola con el ideal de una muerte digna. Para abordar este aspecto tan importante de nuestra existencia como es afrontar la propia muerte, me gustaría ofrecer las siguientes reflexiones que nos ayuden a comprender los aspectos esenciales de la etapa final de la vida y de la muerte.

El amor, una luz para la contemplación y la acción Para abordar el problema de la enfermedad incurable y terminal es necesario situarnos en una perspectiva adecuada que parte inexorablemente de conocer la verdad profunda del hombre y de su existencia. No es posible captar la riqueza insondable y la dignidad de cada persona si no es a la luz del amor. Es en la experiencia amorosa donde se revela la irreducible originalidad de cada persona concreta. Ni las ciencias empíricas ni el pensamiento racionalista fruto de la modernidad nos sitúan en la perspectiva adecuada para percibir y reconocer tal dignidad. La originalidad irreducible de la persona humana Ser persona es el modo de ser característico del hombre. Y ser persona quiere decir estar constitutivamente abiertos a la trascendencia y


Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo Auxiliar de la Diócesis de Bilbao. Doctor en Medicina y Cirugía. Doctor en Bioética y Ética.

vueltos e inclinados a la comuhumano es concebido como nión con Dios y con los demás. mera realidad individual cerraEl que tú existas es un don Cada uno de nosotros es un da en sí misma, imposibilitada y un bien para mí y viceversa. don en sí y para los demás. para tender a una comunión Esta dimensión personal es real con los demás. La propia de importancia decisiva: por perfección y la felicidad no se una parte nos indica el modo en que el hombre se alcanzarán en la trascendencia humana que sarealiza a sí mismo y, por otra, nos revela cuál es el liendo de sí construye la comunión con los demás, fundamento último de la familia y de la sociedad, sino que dependen exclusivamente del ejercicio de así como la referencia profunda de la solidaridad y mi libertad considerada como un absoluto. cooperación verdaderas entre todos los hombres. Efectivamente, el hombre sólo puede alcanzar su Esto nos lleva a concebir la vida de cada plenitud cuando sale de sí mismo para darse. Es lo hombre no como un don en sí mismo y para los que se conoce como dimensión extática del amor, demás, sino como una realidad que se posee y que el movimiento que fundamenta el ágape. El estar debe ser únicamente administrada por una libertad constitutivamente vuelto a la comunión con el otro absoluta y radical. La vida es cuestión de cada uno; es el fundamento de toda comunidad humana. nadie intente inmiscuirse en la vida del otro. El que Coloquialmente puede afirmarse que porque soy tú vivas o mueras no es ya una realidad que entra persona, he sido creado, en cierto modo, para en mi misma esfera vital y que, por tanto, en cierto cuidar de ti, de empeñarme en promocionar tu modo me afecta y provoca que yo cuide de ti. bien y de este modo tanto tú como yo nos trascendemos y nos dirigimos hacia nuestra propia Cuando se disuelve la dimensión personal perfección y felicidad. Participamos de una misma del hombre, se termina por disolver el fundamento esfera vital que teje de modo estable y real las profundo y real de la sociedad y de la comunión relaciones humanas, que son más profundas que humana, quedando ésta únicamente bajo el arbilas meras relaciones económicas o sociales. La trio del contrato social y de intereses espurios. promoción mutua de todos los hombres en el bien se fundamenta en la dimensión personal de cada Ante esta concepción individualista de la uno de nosotros. El que tú existas es un don y un vida del hombre y de una imaginaria libertad bien para mí y viceversa. absoluta, la enfermedad es percibida como una amenaza insoportable a mi posesión más preciada: mi propia vida. La muerte pasa a ser la mayor Un modo distorsionado de perenemiga y la negación de mi libertad. Por eso cibir la realidad. La cultura de la es necesario que también ella esté sometida: yo muerte decido cuándo y cómo morir. Yo ejecuto mi propia muerte. La eutanasia es de este modo identificada Esta radical importancia de la noción de con la buena muerte, la muerte digna, la muerte persona se vio eclipsada por la irrupción del pensamiento propio de la modernidad, principalmente a partir de la época ilustrada. El ser humano no es concebido como persona, sino como mero individuo. Esta visión enormemente reduccionista conlleva graves consecuencias. Cada uno de nosotros no es ya considerado como un don para los demás, naturalmente inclinados a la comunión, sino que el ser

Ante esta concepción individualista de la vida del hombre y de una imaginaria libertad absoluta, la enfermedad es percibida como una amenaza insoportable a mi posesión más preciada: mi propia vida. La muerte pasa a ser la mayor enemiga y la negación de mi libertad.

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deseable, en cuanto que yo me adueño de ella, ni siquiera la muerte debe escapar a mi idílica libertad concebida de modo absoluto. El misterio del sufrimiento y de la muerte Nuestra experiencia moral inmediatamente nos advierte de que este modo de concebir la vida y la muerte colisiona frontalmente no sólo con la realidad sino también con la dignidad del hombre y su verdad más profunda. En el fondo percibimos que el sufrimiento, la enfermedad y la muerte constituyen un misterio que apenas alcanzamos a comprender, pero que de un modo u otro a todos nos afecta. Pero también surge en nosotros la experiencia La Medicina tiene de que son realidades la obligación que, vividas bajo la mirade conocer da de Dios que es amor, sus propios lejos de dañar la dignidad límites. No es del hombre y su libertad, omnipotente. constituyen una ocasión Llega un excepcional en la que momento en se revela la grandeza de que la muerte nuestra existencia.

no puede ser vencida por los medios terapéuticos y aparece de modo inevitable.

El hospital es un lugar en el que se experimenta la fragilidad de la naturaleza humana, pero también las enormes potencialidades y recursos del ingenio del hombre y de la técnica al servicio de la vida. La vida de toda persona es siempre un don y misterio. Del respeto y la defensa de la vida en todas sus fases depende la calidad auténticamente humana de una convivencia. La Medicina como servicio El hombre vencido y apaleado que crudamente nos presenta la parábola del buen samaritano es imagen del hombre enfermo e indigente que necesita ser recreado y restituido a su dignidad desposeída.

Tomando la imagen del buen samaritano como icono del más alto ideal de la profesión sanitaria, la tradición cristiana enriqueció sobremanera la rica herencia de la ética hipocrática. La concepción de la Medicina como ayuda, tutela y promoción de la vida adquiere el nuevo sentido de la diaconía, es decir, de servicio, que incluye la entrega de la propia vida, a imagen del Cristo médico que se inclina sobre la humanidad doliente. Tratamientos, cuidados y soporte vital Por tanto, la raíz última que da sentido a toda profesión sanitaria es el compromiso por servir, promocionar y tutelar la vida humana, de modo particular aquella más débil y necesitada. Con respecto a las situaciones de enfermedad incurable o terminal, este compromiso ético se concreta en la excelencia técnica, moral y humana de lo que se conoce como Medicina paliativa. Ésta trata de mejorar todos los aspectos, tanto físicos como psíquicos, espirituales, familiares y sociales del enfermo. Es evidente que la Medicina tiene la obligación de conocer sus propios límites. No es omnipotente. Llega un momento en que la muerte no puede ser vencida por los medios terapéuticos y aparece de modo inevitable. Con el fin de discernir la conveniencia de los diversos procedimientos médicos, se ha hecho ya clásica la distinción entre tratamiento y cuidados. Esta distinción conlleva una dimensión ética, en cuanto que es doctrina comúnmente aceptada que los cuidados deben ser siempre proporcionados, mientras que los tratamientos pueden ser lícitamente suspendidos si se trata de medidas extraordinarias o desproporcionadas. El error más común de esta distinción es no darse cuenta de que las medidas de soporte vital (tales como la respiración asistida, la reanimación cardiopulmonar o la nutrición parenteral) no pertenecen ni a una ni a otra categoría. Su consideración ética es substancialmente distinta, y merecen una diversa y cuidadosa atención, en cuanto que de su suspensión se sigue inmediatamente la muerte del enfermo. Solamente podrán ser lícitamente suspendidas cuando producen graves alteraciones o efectos secundarios o colaterales que hacen inviable un uso continuado.

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Esta pregunta que de modo insolente dirige Caín a Dios después de haber asesinado a su hermano, contextualiza admirablemente el humus en el que crece la mentalidad de la eutanasia. Cuando Caín pregunta altivamente a Yahvé: ¿Acaso soy el guardián de mi hermano?, el silencio de Dios es clamoroso porque la respuesta es evidente: Por supuesto que sí, claro que eres guardián, puesto que en la medida en que eres hombre, eres también hermano y eres también guardián. La eutanasia, en último término, viene a indicar al enfermo terminal que su vida es demasiado pesada no sólo para él, sino también para nosotros y para toda la sociedad y no estamos dispuestos a cargar con ella. Ya no me concibo como alguien llamado a cuidar de ti. La eutanasia, en Prefiero cuidar de mí y último término, sólo de mí. Has dejado viene a indicar al de ser un don y un bien enfermo terminal para nosotros.

que su vida es demasiado pesada no sólo para él, sino también para nosotros y para toda la sociedad y no estamos dispuestos a cargar con ella. Ya no me concibo como alguien llamado a cuidar de ti.

La experiencia moral inmediatamente nos indica que este planteamiento es contrario a la dignidad humana porque el hombre es siempre un don. En último término, la eutanasia es expresión de la abolición del hombre, de la traición de la Medicina a su principio esencial de servir y tutelar la vida, convierte a quien la practica en un homicida y constituye el fracaso clamoroso de una sociedad que no quiere hacerse cargo de quien necesita de modo imperioso no tanto de medios técnicos, sino sobre todo de humanidad, de nuestro calor y compañía, es decir, la percepción real de no estar sólo sino de que existimos para cuidar los unos de los otros. La eutanasia constituye siempre un mal, aunque se quiera disfrazar de buenos sentimientos y de procedimientos técnicamente correctos, escondidos muchas veces bajo eufemísticas ex-

presiones. Si el aborto, que sigue hiriendo la sensibilidad moral de los hombres, es presentado bajo el término más aséptico de interrupción voluntaria del embarazo (IVE), la eutanasia pretende esconderse bajo expresiones piadosas tales como muerte digna. Dos modos de afrontar la propia muerte

GUREGAIAK

“¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?”

En último término, es preciso afirmar que el momento de la muerte puede ser vivido de dos modos radicalmente opuestos. El pasaje de San Juan, en el que el Señor revela la dinámica profunda de la Pasión, puede ayudarnos a comprender el modo La eutanasia plenamente digno de asuconstituye mir la muerte. El Señor afirma que en su Pasión siempre un nadie le quita la vida simal, aunque se no que la entrega como quiera disfrazar ofrenda de amor para que de buenos nosotros vivamos de esa sentimientos misma vida. El Señor se y de refiere específicamente al procedimientos Misterio de la Eucaristía técnicamente que anticipa su entrega correctos, pascual: “Tomad y comed, escondidos esto es mi Cuerpo entregado por vosotros”. El muchas veces cristiano, en su santo baubajo eufemísticas tismo, fue incorporado a expresiones. esta dinámica del Misterio Pascual que se renueva cada vez que celebramos la Eucaristía. La muerte no puede arrebatar la vida al cristiano porque ésta, en el bautismo, ya fue entregada y asumida en otra Vida infinitamente mayor. La muerte no es una cuestión de verse desposeído de algo propio, sino de unirse a la Entrega por excelencia que Cristo realizó en su Pasión y unirse y descansar en Él. El Señor nos acompaña en la vida y en la muerte porque nuestra vida está unida a la suya. Él sabe mejor que nadie el momento y el modo y será el que más nos convenga. No nos deja solos. De este modo podemos comprender en qué consiste la buena muerte: no en un acto de autonomía absoluta y de reivindicación sino en un acto de

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entrega y de don de sí. La eutanasia, de este modo, se sitúa como la antítesis de la Eucaristía. La eutanasia, por ello, se situaría en el polo opuesto al amor verdadero y la misericordia. Los cuidados paliativos La Medicina paliativa tuvo sus comienzos en 1842, cuando Jeanne Garnier establece en Francia la primera institución dedicada exclusivamente al cuidado de los enfermos terminales. También la religiosa irlandesa Mary Aikenhead funda en Dublín el “Hospice de Nuestra Señora” para la atención de los enfermos terminales. La misma congregación crea poco después en Londres el “Hospice de San José”, que continúa prestando servicios a los enfermos teminales o con enfermedades crónicas. De este modo nace el movimiento Hospice. En 1967 se funda en

Ante la enfermedad terminal o incurable existen, a mi modo de ver, dos respuestas que se sitúan fuera del ámbito de la Medicina. Tales respuestas son la obstinación terapéutica y la eutanasia.

Londres el “St. Chirstopher Hospice”, dirigido por Cecily Saunders como paradigma moderno del movimiento Hospice. Y en 1973 Belfor Mount, en Canadá, sustituye el término Hospice por el término “cuidados paliativos” en el Hospital Real Victoria. Los cuidados paliativos, como respuesta a la enfermedad incurable y terminal, constituyen una nueva filosofía de la curación y del cuidado. Proporcionan un cuidado integral del paciente (asistencial, psicológico, social y espiritual), de la familia y del entorno. Procura cuidar, así mismo, a los cuidadores. Proporciona una asistencia no sólo hospitalaria, sino en la medida de lo posible, también domiciliaria. Es una Medicina eminentemente interdisciplinar, de una alta cualificación científica y ética. Aún queda mucho camino por recorrer para que esta nueva concepción del curar y del cuidar esté plenamente desarrollada en nuestro sistema sanitario y en nuestra sociedad.

Dos respuestas inadecuadas a la enfermedad terminal o incurable Ante la enfermedad terminal o incurable existen, a mi modo de ver, dos respuestas que se sitúan fuera del ámbito de la Medicina. Tales respuestas son la obstinación terapéutica y la eutanasia. Por un lado, debe rechazarse, por inadecuado, lo que se conoce como obstinación terapéutica, ensañamiento o encarnizamiento terapéutico. Con estas acepciones se quiere designar la actitud del médico que, ante la certeza moral que le dan sus conocimientos de que los tratamientos aplicados ya no proporcionan beneficio al enfermo, no procede a su suspensión sino que se obstina en continuar o proponer nuevos procedimientos en contra de lo que un adecuado juicio prudencial y la experiencia médica aconsejan. La obstinación terapéutica alarga inútilmente la agonía de un enfermo

La eutanasia, de este modo, se sitúa como la antítesis de la Eucaristía. La eutanasia, por ello, se situaría en el polo opuesto al amor verdadero y la misericordia.

en estado terminal o mortifica innecesariamente a un enfermo incurable. Constituyen la obstinación terapéutica aquellas “intervenciones médicas no adecuadas a la situación real del enfermo por ser desproporcionadas a los resultados que se podrían esperar, o bien por ser demasiado gravosas para el enfermo o para su familia.” (EV, 65). Como afirma el Código de Deontología Médica, “El médico tiene el deber de intentar la curación o mejoría del paciente siempre que sea posible. Y cuando ya no lo sea, permanece su obligación de aplicar las medidas adecuadas para conseguir el bienestar del enfermo, aun cuando de ello pudiera derivarse, a pesar de su correcto uso, un acortamiento de la vida. En tal caso, el médico debe informar a la persona más allegada al paciente y, si lo estima apropiado, a éste mismo” (Código Deontología Médica, 27. 1). “El médico no deberá emprender o continuar acciones diagnósticas o terapéuticas sin esperan-

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En términos similares se expresa la guía europea de Ética y comportamiento profesional de los médicos: “Cuando la condición del enfermo requiere un procedimiento de reanimación, todo debe ser intentado, por un tiempo y en las condiciones científicamente razonables para asegurar la eficacia. El “ensañamiento terapéutico”, en estas condiciones, es conforme a la obligación

Sería necesario, a este respecto, profundizar en el conocimiento de los principios que sustentan la Medicina paliativa: el respeto y protección de la debilidad y el reconocimiento de las limitaciones propias del conocimiento médico.

de prestar ayuda. Por el contrario, llegado el momento, estas acciones pueden ser legítimamente abandonadas”. En el otro extremo se sitúa la eutanasia. Ésta constituye, así mismo, una respuesta inadecuada a la enfermedad terminal. La eutanasia es conocida también como homicidio por compasión. Constituye una acción u omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte. La Asociación Médica Mundial la define como “el acto deliberado de dar fin a la vida de un paciente, ya sea por propio requerimiento o a petición de sus familiares” (AMM 1987). En último término, la eutanasia se sitúa fuera del ámbito y objetivos de la Medicina y significa su propia claudicación. Además, sitúa al profesional sanitario en un ámbito que no le corresponde: decidir sobre la vida y la muerte. La eutanasia debilita la confianza entre el paciente y el médico. Fomenta la sensación de carga en el paciente. La eutanasia,

en último término, propone la muerte como remedio de una enfermedad incurable o terminal. Es muy interesante examinar las experiencias que acerca de la eutanasia se vienen realizando en el Estado de Oregón, y en los estados de Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Suiza, donde esta práctica está legalizada. Curar, al menos aliviar, siempre consolar y nunca abandonar

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za, inútiles y obstinadas. Ha de tener en cuenta la voluntad explícita del paciente a rechazar el tratamiento para prolongar su vida y a morir con dignidad. Y cuando su estado no le permita tomar decisiones, el médico tendrá en consideración y valorará las indicaciones anteriores hechas por el paciente y la opinión de las personas vinculadas responsables.” (Código Deontología Médica, 27. 2). “El médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte de éste” (Código Deontología Médica, 27. 3).

En esta conocida expresión podríamos resumir la actitud de los profesionales de la salud ante cualquier tipo de enfermedad, que también es aplicable a la situación de enfermedad terminal o incurable: curar, al menos aliviar, siempre consolar y nunca abandonar. La cuestión de la eutanasia antes de ser un asunto médico y asistencial es una cuestión más bien de carácter antropológico, moral y social. Los cuidados paliativos constituyen, a mi modo de ver, la respuesta adecuada de la Medicina ante las situaciones de enfermedad incurable o terminal. Sería necesario, a este respecto, profundizar en el conocimiento de los principios que sustentan la Medicina paliativa: el respeto y protección de la debilidad y el reconocimiento de las limitaciones propias del conocimiento médico. A los profesionales sanitarios cristianos: “Alumbre así vuestra luz a los hombres” En una Medicina que crece a pasos agigantados en conocimientos técnicos y terapéuticos, pero que muy a su pesar, va perdiendo en humanidad, la presencia en el sistema sanitario de profesionales cristianos constituye una necesidad imperiosa. Volver a mostrar la dignidad de la persona, el sentido de la enfermedad y de la muerte, la dimensión de diaconía, de servicio y entrega de los profesionales sanitarios, la necesidad de su cualificación técnica junto a una altísima cualificación moral, constituyen los elementos fundamentales que los profesionales cristianos y los hospitales católicos están llamados a proclamar en el sistema sanitario actual. Ésta es verdaderamente la luz y la sal para el mundo de la salud. Y la invitación del Señor es imperiosa: “Alumbre así vuestra luz a los hombres para que conozcan vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

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El fin de la vida: ¿derecho a decidir?

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Nazario de Oleaga

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os tiempos evolucionan. Al menos, así nos parece, o nos gusta que parezca. Pero hay ciertas cuestiones, de honda raíz cultural, en las que nos resulta mucho más difícil mudar los principios que desde siempre se encuentran arraigados en nosotros. Cuánto más, cuando la reflexión se nos presenta sobre la vida misma, el fin de la misma, o los derechos que cualquiera de estas situaciones pueda comportar, porque si hablamos del derecho a decidir el fin de la vida, más que de un derecho a vivir, ni tan siquiera de un derecho a decidir, estaríamos planteándonos algo tan serio como el derecho a morir.

¿Deberían penalizarse este tipo de conductas?

¿Es lícito no sólo plantearse la cuestión, sino yendo más allá, considerar si tenemos como derecho propio el derecho a morir? ¿Qué posición deben adoptar los poderes públicos ante este tipo de situaciones? ¿Son todas iguales? O ¿alguna de ellas merece un tratamiento distinto? ¿Qué ocurre con la eutanasia?

Podríamos hablar también de las figuras de la inducción o de la cooperación al suicidio, figuras éstas que se encuentran castigadas en el art. 143 de nuestro Código Penal, con la pena de prisión de 4 a 8 años para los inductores, o con la pena de prisión de 6 a 10 años si la cooperación llegara hasta el punto de ejecutar la muerte.

Podríamos plantearnos otras muchas interrogantes, pero para reflexionar acerca del tema que da título a este artículo, hemos encontrado ya la primera de las figuras cuyo estudio puede causarnos un cierto malestar. La eutanasia. Médicamente, entendemos la eutanasia como muerte sin sufrimiento físico. ¿Quién no quisiera una muerte así para sus seres queridos, o incluso para sí mismo? Sin embargo, esta figura, que en el diccionario se define como acción u omisión que, para evitar sufrimiento a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él, presenta, como se desprende de la propia definición, distintas variantes, alguna de las cuales nos mueve sin duda a la preocupación. Podemos estar hablando de la figura del suicidio que, por supuesto, no se encuentra penado. No tendría sentido que lo estuviera, por cuanto que desaparecido el autor, desaparece la responsabilidad penal.

Sin embargo, en nuestros textos legales, y en el propio art. 143 del Código Penal, ya vemos que se trata de dar una respuesta más benévola al


Nazario de Oleaga

problema que tratamos de suscitar. ¿Qué es lo que debe ocurrir con aquellos que causen o cooperen activamente con actos necesarios y directos a la muerte de otro, por la petición expresa, seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave que condujera necesariamente a su muerte, o que produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar? Pues nuestro legislador lo tiene claro. Son conductas que se mantienen tipificadas como delito, si bien que castigadas con penas atenuadas, menos graves. Y hemos llegado ya al momento en el que debemos preguntarnos si realmente tenemos derecho a decidir el fin de la vida, y si consecuentemente tal decisión debe ser respetada por las leyes que emanen de nuestro Parlamento. En otras palabras, ¿debe ser punible la actuación del cooperador en la muerte del paciente, cuando éste lo solicite? Aquí es donde el debate queda centrado. ¿Qué interés debe prevalecer? Mantener a toda costa que la vida siga su curso, con la utilización de medios no naturales, terapéuticos, por mor de los avances técnicos, incluso, cuando ello es posible, a pesar de la decidida voluntad del paciente de dar fin a dicha situación. ¿Qué posición pueden ocupar los parientes del paciente, cuando éste no es capaz de mostrar su parecer? Está claro que hablamos de situaciones en las que se conjugan diversos factores: una enfermedad incurable o extraordinariamente grave en cuanto a padecimientos y, por supuesto, la inequívoca voluntad del paciente en este sentido. ¿Cómo se regula en el Estado español el derecho a decidir la propia muerte, el derecho a morir? En virtud de la Ley de Autonomía del Paciente, de 14 de noviembre de 2002, y que rige en todas las Comunidades Autónomas, se regula

Decano del Ilustre Colegio de Abogados del Señorío de Bizkaia y Presidente del Consejo Vasco de la Abogacía.

el derecho a rechazar un tratamiento médico (bien sea el derecho a rechazar un tratamiento médico, bien sea la ayuda de un respirador para mantenerse con vida, o la quimioterapia para luchar contra el cáncer, o incluso una transfusión sanguínea). La idea que se regula en la Ley de 2002 no es nueva. Ya venía recogida en la Ley General de Sanidad del año 1986, si bien que entonces se sentaba que el paciente debía solicitar el alta voluntaria. Sin embargo, la Ley de 2002 reafirma la autonomía del paciente en el derecho a rechazar el tratamiento médico, sin necesidad de motivarlo, ni tan siquiera de justificarlo.

Médicamente, entendemos la eutanasia como muerte sin sufrimiento físico. ¿Quién no quisiera una muerte así para sus seres queridos, o incluso para sí mismo? Sin embargo, esta figura, que en el diccionario se define como acción u omisión que, para evitar sufrimiento a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él, presenta, como se desprende de la propia definición, distintas variantes, alguna de las cuales nos mueve sin duda a la preocupación.

En este sentido, parece que podemos hablar de que ciertamente, cuando menos en ciertas situaciones y bajo determinadas circunstancias, contamos con el derecho a decidir el fin de nuestra vida.

Pero de nuevo, y al margen de la ética, que obviamente estará presente en la adopción de todo este tipo de decisiones, nos encontramos con un problema jurídico, concretamente de lo que los juristas llamamos un “problema de tipo”, o de tipificación del delito, o lo que es lo mismo, de definición del delito.

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Debemos distinguir en qué casos se produce ese rechazo del tratamiento, que ya hemos visto que no es punible, de otros supuestos en los que podría hablarse de eutanasia o asistencia al suicidio. Estos dos supuestos, según se ha desarrollado más arriba, se encuentran tipificados, y castigados, en nuestra legislación (Art. 143 CP). No es punible el hecho, por ejemplo, de la retirada del respirador, como ocurrió en Granada en marzo de 2007 con la paciente Inmaculada Echevarría, por la sencilla razón de que la muerte no fue provocada por esa retirada, sino por su propia enfermedad. De hecho podemos añadir que, por el contrario, lo que sería ilegal en nuestro país sería mantener a alguien conectado a un aparato contra su voluntad.

Sería ilegal en nuestro país mantener a alguien conectado a un aparato contra su voluntad.

Conocemos además que éste, el de mantener a alguien conectado a un aparato contra su voluntad, es un debate abierto en otros países. Pensemos en el caso de Eluana Englaro, fallecida en Italia en febrero de este año, que motivó que el Senado italiano dictase una Ley, el 26 de marzo, que aún aprobando el llamado testamento vital, lo despojó de todo sentido, al disponer que la voluntad escrita del paciente no sería vinculante para el médico y que prohíbe renunciar a la hidratación y alimentación artificial. Es chocante, porque esta Ley conculca el Art. 32 de la Constitución italiana, que sanciona que todos los pacientes tienen derecho a renunciar a las terapias médicas, tal y como ocurre en el resto de los países de nuestro entorno. Pero las leyes españolas no permiten la eutanasia, porque ésta supone hacer algo que mata directamente a la persona, por ejemplo, mediante una inyección letal, de la misma manera

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que mataría a una persona sana, en cuyo caso el supuesto estaría conceptuado como un homicidio. Por el contrario, en el rechazo terapéutico se toma en consideración a una persona que muere por dejar de luchar contra su enfermedad, por su propia voluntad. El rechazo terapéutico es obviamente una situación y una decisión de muy difícil adopción, y que habremos de asegurarnos que se adopta con un criterio sano, al margen de presiones y que sea refrendado por los Comités de Ética Asistencial, en cuya participación han de tener papel preponderante los médicos y familiares más cercanos que asistan al enfermo. Para cuando el paciente no se encuentre en situación de decidir, se ha ideado el llamado testamento vital, que consiste en un documento que todos los ciudadanos pueden dejar por escrito

Cuando no es posible una muerte digna sin ayuda, cuando ya se ha decidido claramente la voluntad de acabar, ¿la ayuda, la eutanasia, debería estar despenalizada? ¿Debería existir reproche penal para la tercera persona que ayuda a cumplir la voluntad del paciente? para que se respete su voluntad en el caso de llegar a una situación en la que hayan perdido su capacidad de juicio. Tan relativo es su valor, recordemos el asunto Eluana en Italia, que de entrada por muchos especialistas, mayoritariamente médicos, se defiende que el papel de los Comités de Ética (o Bioética) Asistencial es incluso más importante que el llamado testamento vital. Y ello, arguyen, porque la función de los Comités no es permitir o no permitir, dejar o no dejar, sino valorar caso por caso, en tanto que el testamento vital se otorga en unas condiciones determinadas, generalmente de buena salud, y estos especialistas, con los que comparto opinión, estando a favor de que se respete la autonomía


Estas voluntades anticipadas, para las que existe un registro, llamado Registro de las Voluntades Anticipadas, deben expresarse por escrito. Hace cinco años que tenemos la oportunidad de acceder a este Registro. En cualquier caso, entiendo que no debemos olvidar que la primera norma del testamento vital es la libertad individual. Nunca debe presionarse al otorgante, y menos si ya es “paciente”. Cada uno debe decidir mientras pueda, estando bien informado. La asociaciones defensoras del Derecho a Morir Dignamente hacen hincapié en que el testamento vital permite dejar constancia por escrito del tratamiento médico que se quiera recibir, con anticipación a alguna situación en la que el otorgante no se encuentre ya en situación de poder expresarlo.

Pero antes de finalizar, nos queda dar respuesta a una última pregunta: cuando no es posible una muerte digna sin ayuda, cuando ya se ha decidido claramente la voluntad de acabar, ¿la ayuda, la eutanasia, debería estar despenalizada? ¿Debería existir reproche penal para la tercera persona que ayuda a cumplir la voluntad del paciente?

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del paciente, también defienden que tal decisión debe ejercerse en condiciones en las que la autonomía y capacidad de juicio del paciente no estén alteradas.

Es ciertamente difícil dar una respuesta para todos los supuestos, pero teniendo en cuenta que éste es el modo en el que en otros supuestos obra la ley, dando respuestas generales a distintos asuntos particulares y teniendo en cuenta que en otros países que han venido estudiando la cuestión y que han despenalizado estas conductas, como Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Suiza, no se ha producido un repunte de En cualquier caso, entiendo supuestos de eutanasia activa, que no debemos olvidar sino que incluso, por el contrario, que la primera norma parece que han disminuido, creo que no se debe dar una respuesta del testamento vital es la desde el Código Penal y que, en libertad individual. Nunca definitiva, tales conductas deben debe presionarse al ser despenalizadas. otorgante, y menos si ya es

Se evitarán así discusio“paciente”. Cada uno debe nes entre médicos, familiares, Junto a esta despenalizadecidir mientras pueda, e incluso jueces, a la hora de ción, por supuesto, deben desaestando bien informado. decidir sobre los cuidados que rrollarse perfeccionarse y hasta debe recibir un paciente irrecupemimarse los Comités de Ética rable, si bien no podrán añadirse Asistencial y la información que en estas “voluntades anticipadas” todos los ciudadanos debemos telas figuras, los tipos, que vayan ner para ayudarnos a decidir sobre contra la ley, de tal modo que, por ejemplo, no ponuestras vidas, ya sea sobre su preservación, ya dría añadirse la eutanasia aunque fuere voluntad sobre la ocasión de poner fin a la misma. del paciente. Estas voluntades anticipadas pueden otorgarse bien ante Notario bien ante tres testigos mayores de edad, también capaces y por voluntad propia. Naturalmente, como cualquier testamento, en el que no se deja sino constancia de una voluntad personal unilateral, el llamado testamento vital o voluntades anticipadas puede modificarse en cualquier momento.

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DEBATE

Banderas tintadas, identidades bifurcadas, gobiernos excluyentes Fernando Mikelarena

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l pasado 28 de mayo se celebró en el Hotel Tres Reyes de Pamplona una mesa redonda, organizada por Tuterako Nafarren Etxea y por la Fundación Sabino Arana y patrocinada por Udalbide, que contó con la participación del historiador Álvaro Baraibar, del sociólogo Peio Aierdi y del jurista Iñigo Zabalza. Como quiera que la situación terminal de un ser querido me impidió aquel día ejercer la labor de moderador inicialmente prevista, valgan estos párrafos como compensación del ejercicio introductorio que entonces debí llevar a cabo. Álvaro Baraibar es un brillante historiador cuya obra Extraño federalismo, basada

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A mi madre, Karmentxu Peña Perugorria. In memoriam.

en su tesis doctoral y publicada por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales en 2003, creo que no ha tenido la difusión necesaria y cuya lectura recomiendo vivamente en cuanto que reconstruye las claves esenciales de la transición política en Navarra a finales de los setenta y principios de los ochenta. En su intervención, se centró en los aspectos históricos del escudo de Navarra, uno de los símbolos políticos esenciales, junto con la bandera y el himno, de cualquier comunidad. Las aproximaciones históricas, como la de Álvaro, tienen la virtud de poder deconstruir el significado de objetos y de iconos a los que se ha dotado de excesiva inmanencia. Al ciudadano navarro actual, educado en un presunto carácter auténtico, por secular y antiquísimo, de los símbolos de Navarra, sobre todo en comparación con el tachado como más reciente e inventado de otras comunidades, le parecerá extraño escuchar que, en realidad, el escudo y la bandera de nuestra comunidad no tienen ni un siglo de vida. Tal y como han recordado también otros autores, la verdad es que su combinación moderna fue creada en 1910 por Campión, Olóriz y Altadill (los tres euskaros, y los dos primeros nacionalistas o próximos al


Fernando Mikelarena

Profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza

nacionalismo), inspirándose en las tradicionales Laureada de San Fernando, otorgada por Franco cadenas y en opiniones precedentes acerca del como distintivo de reconocimiento de la ayuda color rojo de las tropas navarras medievales. y de la colaboración prestada por los sectores También creo que puede resultar novedoso para mayoritarios de la sociedad navarra al golpe de el lector no avisado el hecho de que tal símbolo estado. Tal y como nos recuerda Baraibar, la bantuvo hasta 1931 significación separatista por su dera con la Laureada, persistentemente utilizada utilización por los nacionalistas vascos de Navarra durante la dictadura franquista por la Navarra ofi(napartarras o nabarristas), tal y como se recoge cial y de la que todavía se encuentran abundantes en la prensa de los años diez del siglo pasado ejemplos, se convierte en el símbolo de la Navay tal y como pudo comprobar en sus propias rra foral y española, martillo del comunismo y del carnes el concejal nacionalista tafallés Doxandaseparatismo. Por otra parte, ese hecho explicará baratz que, por colocar la enseña en el balcón del la distancia frente a esos símbolos de los sectores ayuntamiento de Tafalla el día de San Francisco minoritarios que no apoyaron la sublevación y que Javier de 1923, tuvo que padecer las iras de los tuvieron que afrontar una durísima represión. somatenistas y marchar exiliado a Iparralde. La utilización normalizada y la apropiación Por consiguiente, considero de tal símbolo por parte de la derecha que no es en absoluto baladí hablar conservadora y tradicionalista no tuvo de la existencia, si nos fijamos en lugar hasta la llegada de la República, Durante la guerra la apariencia, de tres versiones de en respuesta a la decisión de la primeescudos de Navarra durante el siglo civil, la bandera ra Comisión Gestora de la Diputación XX: la primigenia, y que formalmente roja y el escudo que, compuesta mayoritariamente por se corresponde con la actual; la mural de Navarra con representantes de la conjunción repurepublicana; y la bordeada con la las cadenas en su blicanosocialista, acordó republicanilaureada del franquismo del periodo zarlo en junio de 1931, reemplazando versión original de 1937-1979. La relativización de la la corona del escudo por una muralla 1910 registrarían continuidad del emblema que ello imcon cuatro torres. Posteriormente, duuna enorme plica queda todavía más cuestionada rante la guerra civil, la bandera roja y el difusión por efecto si atendemos a la urdimbre de signifiescudo de Navarra con las cadenas en cados adheridos a tales versiones, en de su empleo su versión original de 1910 registrarían cuanto que la primera de las versiones masivo, casi en una enorme difusión por efecto de su (es decir, la original, supuestamente empleo masivo, casi en pie de igualdad pie de igualdad subsistente hoy en día) se desdobla con la bandera española, por parte de con la bandera en dos tramas semánticas absolutalos tercios de requetés, en concordanespañola, por mente diferentes. cia con su convencimiento de su papel parte de los tercios de reconquistadores, desde esta Code requetés, en Creo que acierta Baraibar al vadonga insurgente, de la España, a concordancia con interpretar el debate actual sobre los su juicio, degenerada por los gobiernos símbolos de Navarra y la proscripción su convencimiento republicanos. de la ikurriña, considerada ésta por el de su papel de navarrismo oficial meramente como el Si ya en manos de los combareconquistadores, símbolo de otra comunidad autónoma, tientes carlistas y falangistas navarros desde esta prescindiendo del hecho de que pueda alzados en julio de 1936 el escudo Covadonga ser el símbolo en el que se reconozca y la bandera de Navarra adoptaban insurgente, de complementariamente un sector de la el carácter de enseñas metafóricala España, a su ciudadanía navarra, como un ajuste mente tintadas (es decir, teñidas de juicio, degenerada de cuentas por parte de la derecha naun significado diferente al original), varra en relación con el hecho de que por los gobiernos su reconversión será absoluta con el durante la Transición se acordara la añadido, en noviembre de 1937, de la republicanos.

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eliminación de la Laureada como aditamento del escudo de Navarra. Baraibar acompaña esa lectura de testimonios fehacientes, en sí mismos y en su significación, de las resistencias ofrecidas por representantes políticos de UPN y de UCD a la referida supresión. Por otra parte, acerca del seguimiento que otras fuerzas hacen del regionalismo excluyente de UPN en ésa y en otras cuestiones, cabe recordar que, precisamente, una de las ideas más interesantes de la monografía anteriormente citada de Baraibar se refiere al papel desempeñado por UPN desde su misma aparición en el espacio político navarro. Surgido dicho partido como reacción frente a la Constitución de 1978, fundamentalmente por la aprobación de la Disposición Transitoria Cuarta, se apropió del discurso elaborado con anterioridad por Jaime Ignacio del Burgo, llegando a radicalizarlo con algunos ingredientes tomados del antiguo foralismo tradicionalista y forzando a fuerzas políticas como UCD y el PSN a una carrera de afirmación navarrista en la que no cabían ni caben medias tintas y de la que la primera expresión sería la total exclusión de los nacionalistas vascos en el proceso de negociación de la LORAFNA. De hecho, la estrategia de UPN captó réditos inmediatamente. Tal y como recuerda Baraibar, el giro navarrista de los socialistas navarros de principios de los años ochenta conllevó la desaparición de la ikurriña de ayuntamientos gobernados por ellos en un seguidismo absoluto de las pautas marcadas por UPN. Esa estrategia de tensionamiento y de reduccionismo por la que la única visión correcta de Navarra es la que defiende UPN, proyectando además la legitimidad de la marginación de los sectores que no comparten aquélla, ha contaminado desde entonces el debate político en nuestra comunidad. Todo lo anterior no excusa obviamente el tristísimo apoyo indirecto que a esa estrategia ha prestado la violencia asesina de ETA, radicalizando, como no podía ser de otro modo, más las posiciones.

El giro navarrista de los socialistas navarros de principios de los años ochenta conllevó la desaparición de la ikurriña de ayuntamientos gobernados por ellos en un seguidismo absoluto de las pautas marcadas por UPN.

Llegados a este punto, resulta obligado referirse a aspectos tangencialmente mencionados por Baraibar. A pesar del poso negativo que sobre sectores no identificados con el navarrismo oficial e identificables con el vasquismo haya podido tener la bandera de Navarra (con la Laureada) durante el franquismo y la primera transición, consideramos erróneo que los navarros vasquistas hayan permitido en el curso del tiempo esa apropiación de las enseñas navarras por parte de aquél, máxime cuando en el origen de las mismas estaban euskaros y napartarras. Creemos que en esta cuestión simbólica, y también en otras como en lo que se refiere a la relación con el Estado, el vasquismo navarro puede hacer valer su nabarrismo, por utilizar una expresión de principios del siglo pasado, para confrontarlo con el navarrismo oficial, sobre todo bajo la consideración de que la bandera de Navarra actuaba originalmente como un precipitado de intenciones de nacionalismo navarrista y vasquista. La intervención desde la sociología de Peio Aierdi, centrada en las identidades, es, a mi entender, interesantísima y muy novedosa en todos los aspectos que toca. Estoy absolutamente de acuerdo con sus contenidos, si bien, como más adelante explicaré, encuentro alguno de ellos insuficientemente desarrollado. Por lo demás, coincido plenamente con él en que el meollo de la cuestión navarra es el de la bifurcación en dos corrientes identitarias, en la coexistencia en Navarra de dos sentimientos identitarios predominantes, uno orientado hacia lo vasco y otro centrado en lo español –en la doble esfera de lo político y de lo cultural–, caracterizándose ambos por hacer compatible con lo navarro su respectivas lealtades. Hoy en día, las mencionadas dobles lealtades siguen siendo, una con mayor presencia que la otra y junto con la de navarro a secas, las etiquetas identitarias preferidas de los navarros, muy por encima de las etiquetas vasco o español. Esa constatación no es atributo exclusivo del presente, ya que el hecho de la duplicidad de lealtades se asienta con firmeza en nuestra tierra en las dos primeras décadas del siglo pasado, paralelamente a la primera implantación del nacionalismo hacia 1910 y al surgimiento de una corriente reactiva contraria en los años posteriores. Resulta oportuna la detallada descripción que hace Aierdi de los elementos identitarios emblemáticos para cada una de esas dos formas de ser navarro, mencionando algunos que son

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El meollo de la cuestión navarra es el de la bifurcación en dos corrientes identitarias, en la coexistencia en Navarra de dos sentimientos identitarios predominantes, uno orientado hacia lo vasco y otro centrado en lo español -en la doble esfera de lo político y de lo cultural-, caracterizándose ambos por hacer compatible con lo navarro su respectivas lealtades.

Con todo, un aspecto al que yo doy mayor significación articuladora, en relación con la conformación de cada uno de esas dos adscripciones predominantes, es el de la foralidad. Aierdi afirma el homogéneo apego hacia ella de los dos sentimientos de pertenencia y su carácter de aspecto incluyente y consensuado, aún cuando ello no quiera significar que uno y otro interpreten similarmente el hecho foral ni los efectos que de él se derivan. Particularmente, creo que, en realidad, las interpretaciones respectivas de la foralidad por parte de una y otra corriente identitaria discrepan bastante entre sí. Aunque ésta es una cuestión difuminada en las últimas décadas a causa de haberse convertido las relaciones con los territorios que conforman la CAV en el eje de debate por antonomasia y a causa de haber asumido Navarra un techo competencial elevado, en comparación con el poseído entre 1841 y 1983, en el marco de la España autonómica, nos hemos olvidado del peso de la relación con el Estado como elemento conformador de diferenciación identitaria. En este sentido, hay que recordar que los navarros vasquistas fueron siempre radicalmente treintaynueveunistas, es decir, se movieron sin tapujos ni retóricas florales en el plano reivindicativo de la

reintegración foral plena y, llegado un momento, actualizada en conformidad con las exigencias sociales. Mientras tanto, el navarrismo españolista encontró acomodo en las tesis cuarentayunistas, tal y como quedó palpablemente demostrado en la coyuntura republicana en la que el no al Estatuto Vasconavarro de la mayoría carlista y conservadora no se acompañó en absoluto por un apoyo a un estatuto uniprovincial a la moderna, sino que se compaginó con la reivindicación del marco de 1841 como único posible. Este tema, diluido, como digo, en los últimos decenios, ha vuelto a emerger en la formulación de Pactismo Mayor con el Estado, alternativo al de Pactismo Menor del navarrismo oficial, como punto programático nuclear en la Propuesta Político-Institucional de la coalición Nafarroa Bai para las elecciones autonómicas del año 2007.

DEBATE

en la sociedad actual mucho más cruciales y relevantes de lo que algunos puedan pensar, sobre todo porque, más allá de los símbolos oficiales (en última instancia, solamente expresiones últimas de identificaciones previas), las identidades se conforman a partir de tramas ciertamente complejas, dotando de significados plurales a objetos y aspectos diversos.

Por otra parte, la naturaleza propositiva del último párrafo del texto de Aierdi, de apuesta por la convivencia cívica de las dos adscripciones identitarias predominantes en Navarra, cuya existencia en pugna, como bien señala él, perdurará en el tiempo, encuentra un correlato en la apuesta que Nafarroa Bai también realizó en la propuesta mencionada en el párrafo anterior por el respeto a las distintas lealtades identitarias y por la necesidad de reconocer la presencia de dobles identidades.

El Laurak Bat no es una innovación icónica del nacionalismo vasco ni una aportación de Sabino Arana, sino que es un emblema vasquista de siglo y medio de historia. La última de las aportaciones, la del abogado Iñigo Zabalza, analiza una cuestión poco cultivada por los juristas, la relativa a la normativa sobre símbolos. Su texto se articula en dos partes. Por un lado, el examen del litigio interpuesto ante el Tribunal Constitucional por el Gobierno de Navarra en 1983 en relación con la presencia del escudo navarro en el Laurak Bat, aprobado como escudo representativo de la CAPV en 1978, así como de la sentencia correspondiente. Por otro, un análisis crítico de la Ley 24/2003 de Símbolos de Navarra.

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Zabalza señala lo llamativo de que, en su Sentencia 94/1085, el Tribunal Constitucional reconociera al Gobierno de Navarra la competencia para vetar la utilización de los emblemas relativos a nuestra comunidad por parte de otras comunidades autónomas, remarcando que, tal y como indicaron los dos magistrados discrepantes de aquélla, el hecho analizado no producía invasión de competencias ni producía efectos jurídicos.

Zabalza tiene, además, razón al denotar que el celo vigilantísimo del Gobierno de Navarra acerca del cumplimiento de dicha ley en lo que toca a la proscripción de la ikurriña en las casas consistoriales, queda en evidencia al considerar la actuación de aquél en relación con otros extremos presentes en la misma norma. No se detecta la misma actitud promotora de acciones administrativas o legales para la retirada y sustitución de la simbología franquista, simbología que, según la Disposición Transitoria única de dicha norma, había que haber eliminado en el plazo de un año desde la promulgación de la misma. Este último aspecto no es ni mucho menos intrascendente, en especial si consideramos que, tal y como hemos demostrado en un artículo publicado recientemente en la revista electrónica Hispania Nova, de libre acceso a través de Internet, Navarra fue la provincia española con mayores índices de represión durante la guerra civil si ponderamos el número de los asesinados por los insurgentes con la cifra de los votantes de las opciones políticas represaliadas.

En resumen, considerando que la simbología oficial de Navarra (bandera de Navarra, escudo de Navarra, himno de Navarra) es aceptada por el conjunto de la ciudadanía y que el debate es susCon todo, de mucho más interés, por su citado por los símbolos de la parte complementaria actualidad, son los comentarios referidos a la de las dobles adscripciones (símbolos ligados con actual Ley de Símbolos, catalogada como una lo español y símbolos ligados con lo vasco) y por norma cuya principal finalidad, entroncando con el la proscripción de los símbolos relacionados con carácter reactivo del navarrismo que lo genera, es la minoría vasquista, sería pertinente obstaculizar la presencia pública en apuntar hacia el papel que deben los ayuntamientos de la ikurriña, una jugar las instituciones, en cuanto que, En sociedades enseña que, quiérase o no (y el que además de garantizar las libertades esto escribe no es demasiado amigo pluralistas como la y los derechos individuales, han de de la ostentación ni de banderas ni de navarra, marcadas comprometerse en la defensa de la otros símbolos, sea cuales sean), es por la presencia de pluralidad de culturas e identidades sentida como propia por una porción una diversidad cultural en las que los ciudadanos se inscride la ciudadanía navarra. Y es que la ben, para así posibilitar una articue identitaria, y en la cuestión no reside solamente en la lación político-institucional que sea que ninguna posee el norma, sino, sobre todo, en la voluntad percibida como un proyecto abierto vigor suficiente para manifiesta del Gobierno de Navarra, y que fomente una conciencia dúctil. hacerse exclusiva, los prescindiendo de cualesquiera princiEn sociedades pluralistas como la proyectos políticopios que tengan que ver con la autonavarra, marcadas por la presencia institucionales han de nomía municipal, en hacerla cumplir, de una diversidad cultural e identitapretender el diseño de tal y como se ha corroborado tanto ria, y en la que ninguna posee el vigor escenarios flexibles en el caso de Villava, un municipio suficiente para hacerse exclusiva, los que hagan posible cuyos vecinos aprobaron la presencia proyectos político-institucionales han la vida en común, de la ikurriña mediante referéndum a de pretender el diseño de escenarios finales de los setenta, como en el de evitando de plano los flexibles que hagan posible la vida en otros ayuntamientos que optaron por marcos cerrados y común, evitando de plano los marcos otras pautas de actuación. excluyentes. cerrados y excluyentes.

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LA ESTÉTICA DEL SER

A pesar de que Zabalza no lo menciona, el Laurak Bat no es una innovación icónica del nacionalismo vasco ni una aportación de Sabino Arana, sino que es un emblema vasquista de siglo y medio de historia. Surgió en el marco de la campaña de acercamiento de las cuatro diputaciones vasconavarras de los años sesenta del siglo XIX y se presentó por primera vez en la Exposición Agrícola de Pamplona de julio de 1867. Si bien al principio despertó algunas reticencias, en las décadas siguientes, hasta 1915 más o menos, su utilización se normalizó en Navarra, a la par que lo que sucedió con otros signos del vasquismo cultural, corriente dominante entre las élites y en el conjunto de la sociedad en aquel periodo.



DEBATE

Historia y memoria de las cadenas de Navarra

C

uando hablamos de símbolos en Navarra es necesario precisar a qué nos estamos refiriendo. Son muchos los símbolos de carácter religioso (San Francisco Javier, San Miguel de Aralar, incluso los monasterios de Leire, Iratxe, Roncesvalles y otros), los símbolos escultóricos o conmemorativos (la estatua de los Fueros, Amaiur), los símbolos naturales (Aralar, el Castildeterra de Bardenas) y de todo tipo. Todos ellos tienen en nuestra tierra connotaciones políticas que los acercan a una determinada manera de entender Navarra. Y es que si hay un símbolo por excelencia ese es el símbolo político. De todos ellos, tres son los que suelen fijarse como símbolos políticos primordiales de una Comunidad: el escudo, la bandera y el himno. En mi artículo me voy a centrar en uno de ellos, el escudo. En Navarra el escudo, por su trayectoria histórica y

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Álvaro Baraibar Etxeberria política es, sin lugar a dudas, el símbolo por excelencia, tanto para quienes lo contemplan como propio, como para quienes se sienten incómodos con él, a veces sin saber muy bien por qué. En 1910, hace casi un siglo, la Diputación Foral fijó el Escudo y Bandera de Navarra. La Comisión de Monumentos Históricos de Navarra, dentro de los actos programados para la conmemoración en 1912 del VII Centenario de la Batalla de Las Navas de Tolosa, propuso a la Diputación que fijara como escudo las tradicionales cadenas y como bandera la que hoy tenemos. Campión, Olóriz y Altaldill, tres conocidos euskaros, aceptaron, de este modo, el mito fijado por el Padre Moret en el siglo XVII según el cual Sancho VII el Fuerte, a raíz de su heroica gesta en la batalla de Las Navas de Tolosa habría adoptado como su nuevo escudo las cadenas del palenque de Miramamolín que él mismo rompió. Hoy sabemos que Sancho VII nunca utilizó las cadenas. Es más, sabemos que ni siquiera eran cadenas, sino los refuerzos metálicos de un escudo. A pesar de ello la leyenda continúa. A partir de 1910 ha habido diferentes discursos acerca del significado de las cadenas y del escudo de Navarra y una mayor o menor identificación con el mismo por parte de unos y otros sectores políticos y sociales de nuestra Comunidad. Una fecha clave que nos ayudará a comprender el porqué de estas distintas actitudes frente a las cadenas es 1936.


Álvaro Baraibar Etxeberria

El hecho de que quienes tomaran la decisión de fijar el escudo y bandera de Navarra en 1910 fueran destacados dirigentes de la Asociación Euskara hizo que en un principio se asociara su uso al napartarrismo. Sin embargo, a raíz de la victoria de Franco en la Guerra Civil y de la lectura sobre el “sacrificio hecho por Navarra” en el Alzamiento de 1936 las cadenas quedaron totalmente asociadas a la imagen de Navarra construida por el franquismo. Las cadenas eran el símbolo de la primera reconquista (contra el Islam) y la laureada, concedida por Franco en 1937 a Navarra, era el símbolo de la segunda reconquista: la llevada a cabo durante la guerra civil contra el comunismo y el separatismo. A la muerte de Franco, los símbolos de Navarra precisaban de una democratización. El intento de eliminar los símbolos del franquismo (para empezar, quitando la laureada del escudo de Navarra) se convirtió en un debate sobre la ikurriña. Veinticinco años después, en marzo de 2003, una nueva Ley de Símbolos de Navarra, gestada como una herramienta política para impedir el uso de la ikurriña en el espacio público navarro, ha sido la que curiosamente ha permitido o, por lo menos, ha abierto el camino para la eliminación de los símbolos del franquismo. Las cadenas por sí mismas, como todos los símbolos, no nos dicen nada. Los símbolos se llenan de contenido a través de los discursos y la acción política. Lo que a lo largo del tiempo se ha dicho acerca de su significado es lo que nos muestra que los símbolos, como casi todo en política y en la vida, no siempre han querido decir lo mismo. Los símbolos, como las identidades, se definen, redefinen y cambian con el paso del tiempo, a pesar de que siempre haya quien esté interesado en hacernos creer que las cosas son desde siempre como ellos afirman. Pero regresemos a la historia de Navarra a lo largo del siglo XX a través del prisma de las cadenas. En la Guerra Civil, una parte muy importante de la sociedad navarra se alineó con el bando que finalmente resultó vencedor de la contienda. Este

Doctor en Historia por la Universidad de Navarra

hecho marcó la realidad de Navarra durante el periodo de la dictadura franquista y, sobre todo, sirvió a un determinado sector de la derecha conservadora para construir y consolidar un discurso sobre la identidad del viejo Reino que resaltara la vocación hispánica que, en su opinión, había demostrado desde siempre en los momentos cruciales de la historia. Este discurso, de carácter marcadamente tradicionalista, hundía sus raíces en el regionalismo de finales del siglo XIX y adquirió nuevos matices con la relectura que Los símbolos, del mismo hicieron el nacionalismo español como casi todo y figuras como Ramien política y en la ro de Maeztu o Víctor vida, no siempre Pradera, entre otros han querido decir muchos, asentándose lo mismo. Los poderosamente en amsímbolos, como plios sectores sociales las identidades, se en el marco de la «nuedefinen, redefinen va» España construida por el franquismo. y cambian con el A raíz de la guerra y del papel jugado por los requetés navarros en ella, el viejo Reino se convirtió para amplios sectores del régimen encabezados por el propio Franco en un ejemplo a seguir. Navarra era la región española por antonomasia; la región que había sabido permanecer inalterada y lejos del contagio de los enemigos de la patria, fiel a la Tradición y verdadera garante del carácter y los rasgos del espíritu hispánico. La intensidad del proceso de identificación fue tal que no resulta

paso del tiempo, a pesar de que siempre haya quien esté interesado en hacernos creer que las cosas son desde siempre como ellos afirman.

Navarra, a la muerte de Franco, había quedado fuertemente asociada a la idea de la España eterna construida por el discurso oficial del franquismo.

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descabellado afirmar que Navarra, a la muerte de Franco, había quedado fuertemente asociada a la idea de la España eterna construida por el discurso oficial del franquismo. Son muchos los textos que podemos recuperar para ejemplificar lo que acabo de comentar. Uno de ellos está tomado de un libro de Julio Gúrpide, Geografía e historia de Navarra, escrito en 1943, pero que no se publicó hasta 1952. En él, el autor explica los elementos que conforman el escudo de Navarra. A partir de la batalla de Las Navas de Tolosa las cadenas habían pasado a formar parte del escudo de Navarra, en recuerdo de la hazaña de Sancho VII el Fuerte en la Reconquista. Cuando siglos después «los enemigos de la Religión y de la Patria, valiéndose de una república incendiaria de ‘sangre, fuego y lágrimas’» pretendieron destruirlo todo, surgió «el Movimiento Nacional, la Santa Cruzada». Navarra, a la que Franco llamó «Cuna del Movimiento», lo entregó todo en un nuevo esfuerzo en pos de esta empresa. «Y el Caudillo Franco, que aquilató mejor que nadie el esfuerzo de Navarra» le concedió la Cruz Laureada de San Fernando (pp. 7-8). El carácter providencial de la misión del antiguo Reino está muy presente en la construcción de la identidad de Navarra hecha por el tradicionalismo, por el navarrismo. La identificación de Navarra con esa España franquista tuvo como elemento especialmente significativo la concesión de la Cruz Laureada de San Fernando1. El 9 de noviembre de 1937, en el acto de homenaje a las Brigadas Navarras organizado en Pamplona con motivo del final de la Campaña del Norte, Franco impuso la Laureada al escudo de Navarra. Unos días después el Boletín Oficial del Estado publicaba el Decreto 411, de fecha 8 de noviembre, donde se decía: «En el resurgir de España se destaca Navarra de modo señalado por su heroísmo y sacrificio. Fue Navarra la provincia en que se fijaba la mirada de los españoles en los días tristes del derrumbamiento de la Patria; fue el crédito de sus virtudes el que la convirtió en sólida base de partida de nuestro Alzamiento, y fue su juventud en armas la que en los primeros momentos formó el nervio del Ejército del Norte».

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La más alta distinción militar, premio al valor heroico demostrado por el viejo Reino en la Cruzada, en la nueva reconquista de España, venía a sumarse, en su escudo, a las cadenas, logradas por Sancho VII el Fuerte en las Navas de Tolosa, en 1212. La reconquista contra el infiel se unía simbólicamente en el escudo de Navarra a la nueva reconquista, la gloriosa Cruzada Nacional. La Historia se cerraba, de esta manera, formando un círculo perfecto, donde todo tenía sentido, donde todo quedaba perfectamente explicado.

El intento de democratizar la bandera de Navarra, eliminando de ella los símbolos del franquismo; se convirtió en una discusión en torno a «ikurriña sí, ikurriña no». Con el franquismo, las cadenas quedaron marcadas. Se habían convertido, en cierta manera, en el símbolo de la Navarra foral y española y soportaban una carga simbólica e ideológica difícilmente asumible por la mayor parte de la sociedad navarra a la altura de 1976. Por otro lado, a lo largo del franquismo, la ikurriña, bandera del País Vasco, se había convertido en un símbolo de la lucha antifranquista y su significado había trascendido al inicial, como bandera del PNV, e incluso al posterior, como bandera del Gobierno Vasco, para convertirse en el símbolo de todos los vascos, más allá de las fronteras de las 3 provincias. Cuando llega la transición a la democracia la polémica Navarra-Euskadi que se desarrollará a nivel institucional en la construcción de la nueva España de las autonomías, tuvo también su versión en el plano de los símbolos. Como ya he dicho, el intento de democratizar la bandera de Navarra, eliminando de ella los símbolos del franquismo, se convirtió en una discusión en torno a «ikurriña sí, ikurriña no». Una vez celebradas las elecciones de abril de 1979, completada por tanto la democratización de las instituciones forales según lo dispuesto en el Real Decreto 121/1979, de 26 de enero, la supresión de la laureada del escudo de Navarra se hizo acuciante para casi todos. Los símbolos no podían escapar a la necesaria reconciliación nacional. No resultaba adecuado mantener en el


En el mes de junio de 1979, el presidente del recién constituido Parlamento Foral, el entonces socialista Víctor Manuel Arbeloa, decidió colocar el escudo de Navarra sin laureada en la institución foral. La decisión fue criticada por la UCD de Del Burgo, pero la reacción más airada contra el presidente del Parlamento vino de la mano de UPN, en la voz de uno de sus parlamentarios, Alfonso Añón Lizaldre. Una decisión —afirmó el parlamentario navarro— «tan unilateral, tan audaz y, en mi opinión, tan nefasta» sin duda sería «asunto de mucha discusión y mucha tensión». Arbeloa no era quién para decidir al respecto. «Si fue galardonado nuestro glorioso escudo por el Jefe del Estado, que sea él quien nos la quite. Es decir, el Rey»2, aunque tal vez Añón estaba pensando en otro Jefe de Estado, el que había concedido la Laureada en 1937. ¿Cómo se puede entender la defensa de la laureada en el escudo de Navarra por parte de UCD y UPN? ¿Cuáles fueron sus argumentos y sus razones? Para ambos partidos, la laureada era un signo que distinguía a Navarra de una manera expresiva y evidente del curso histórico seguido por el País Vasco. Para las dos fuerzas navarristas la laureada era el símbolo vivo del compromiso de Navarra con España, del destino hispánico de Navarra, manifestado con fuerza en 1936. En el esfuerzo de UCD y UPN de alejar Navarra de Euskadi, la laureada y las cadenas eran un punto de apoyo que simbolizaban dos momentos históricos en los que los caminos de Navarra y el País Vasco habían seguido vías distintas. Se trata de una simplificación evidente, pero útil en el debate político. Sin embargo, aún había una razón más: el miedo. Miedo a Euskadi y a que la eliminación de algunos símbolos que marcaban distancias con el País Vasco fuesen sustituidos por otros que acercasen Navarra a Euskadi. La laureada, como afirmación de la identidad española del viejo Reino, salvaría a Navarra de la ikurriña y, en consecuencia, libraría a Navarra de la amenaza de

una posible incorporación a Euskadi. Esta era la razón de fondo tanto de UPN como de UCD.

DEBATE

escudo del antiguo Reino un elemento como la Laureada, reconocimiento al valor demostrado por los vencedores en la guerra y prueba patente del dolor que la Guerra Civil había causado en miles de familias de toda la geografía navarra. El escudo debía ser también de quienes habían perdido la contienda. Resultaba imprescindible que la sociedad de vencedores y vencidos fuera superada.

Victoriano Bordonaba, parlamentario de UCD en aquellos años, avisó del peligro que amenazaba a la identidad de Navarra si se aceptaba la eliminación de la laureada. Desde siempre, afirmó en la sesión de la Comisión de Régimen Foral de 21 de junio de 1980, estaba acostumbrado a ver el escudo de Navarra «en lo que a mí desde pequeño se me enseñó como escudo completo, y, de alguna forma, en la moción de los socialistas aparece el escudo sin laureada; en la moción del PNV aparece ya el escudo sin corona y en la moción de “Herri Batasuna” ya no aparece ni el escudo». La intención de concordia inicial del presidenEn el esfuerzo te del Parlamento al de UCD y UPN de retirar la laureada del alejar Navarra de escudo de Navarra poEuskadi, la laureada día terminar derivando y las cadenas eran en actuaciones tales un punto de apoyo como eliminar la corona cuando ya no nos que simbolizaban importe «el recuerdo dos momentos de nuestro viejo Reino históricos en los y eliminar al final hasta que los caminos el escudo, que es de de Navarra y el alguna forma la idenPaís Vasco habían tificación con nuestra seguido vías propia idiosincrasia distintas. e identidad». Lo que se escondía tras los argumentos de reconciliación no era sino «un proceso indudablemente claro de eliminación de una serie de motivos que estorban, por razones históricas, por razones políticas, por multitud de razones»3. Se trataba, sin duda, de un oscuro plan trazado por el nacionalismo vasco, perfectamente organizado y escalonado, como se podía ver, para ir eliminando las esencias de la identidad española de Navarra y acometer la conquista vasca del solar navarro. En octubre de 1981, más de dos años después de que Arbeloa colocara en el Parlamento el escudo de Navarra sin laureada, se aprobó la Norma sobre bandera y escudo de Navarra, donde

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Durante el franquismo las cadenas quedaron asociadas a una Navarra foral y española. Además, durante la transición UCD y UPN defendieron símbolos franquistas con tal de alejarse de la posible incorporación a Euskadi. Por todo ello y porque todavía UPN, a día de hoy, no ha marcado distancias claras con la dictadura franquista, las polémicas de la identidad en Navarra siguen salpicadas por el recuerdo de la guerra y del franquismo.

Quedan muchas cuestiones en el tintero, como por ejemplo, la defensa del arrano beltza por parte del abertzalismo navarro como símbolo de la territorialidad (con Sancho VII todos los territorios vascos estuvieron agrupados bajo una misma bandera), la polémica por la presencia de las cadenas en el escudo de Euskadi hasta 1986, la restrictiva Ley de Símbolos de 2003 o la actual recuperación de las cadenas por parte de algunas fuerzas del nacionalismo vasco, pero no quiero rebasar los límites de mi artículo.

Sí quiero, no obstante, antes de concluir hacer una reflexión, al hilo de la polémica planteada los últimos años sobre la eliminación de los símbolos del franquismo: las calles de la Txantrea o la retirada a Franco o al Conde de Rodezno de la condición de Hijo Adoptivo y Predilecto, respectivamente, son algunos ejemplos. Algo parecido ocurrió, como hemos visto, con la laureada en el escudo de Navarra. Tal y como he tratado de explicar, durante el franquismo las cadenas quedaron asociadas a una Navarra foral y española. Además, durante la transición UCD y UPN defendieron símbolos franquistas con tal de alejarse

de la posible incorporación a Euskadi. Por todo ello y porque todavía UPN, a día de hoy, no ha marcado distancias claras con la dictadura franquista, las polémicas de la identidad en Navarra siguen salpicadas por el recuerdo de la guerra y del franquismo. Historia y memoria están muy presentes en la interpretación de los símbolos de toda comunidad política. Sin embargo, es importante distinguirlas. La Historia, como ciencia del pasado, nos cuenta lo ocurrido, los acontecimientos, las causas, las mentalidades que hicieron posible que algo sucediera. La memoria, como recuerdo del pasado, en su vertiente pública, recuerda y olvida hechos de la historia. La memoria no está obligada a recordarlo todo. Es selectiva y cambiante. Su función pública es precisamente la de rescatar del pasado acontecimientos, lugares, personas y símbolos con los que hoy en día, desde los valores de nuestra actual sociedad, nos sentimos identificados.

La presencia en el espacio público, en nuestras calles y plazas, bien como nombre de las mismas, bien en forma de monumentos, es un reconocimiento desde el presente a determinadas personas y acontecimientos históricos de los que nos sentimos orgullosos. Ese es el cometido y el sentido de la memoria. Pero, además, eso no es la Historia. Por ello, precisamente, al eliminar símbolos del franquismo de nuestras calles (o al retirar a Franco y otros la condición de Hijos Adoptivos y Predilectos), no estamos cambiando la historia. La Historia de Navarra es la que es y por supuesto que la asumimos, más que nada porque poco podemos hacer al respecto. Lo que sí estamos cambiando es la memoria del pasado, lo que queremos recordar como un mérito del pasado.

NOTAS 1 Hay que hacer notar que no se trata de Fernando el Católico, como a veces se piensa, sino Fernando III el Santo, rey de Castilla entre 1212 y 1252 y de León entre 1230 y 1252, canonizado en 1671.

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2 Añón Lizaldre, Alfonso, «Una decisión unilateral de Arbeloa». Diario de Navarra, 27 de junio de 1979. 3 Diario de Sesiones del Parlamento Foral de Navarra. Comisión de Régimen Foral, núm. 21, p.17.

METAFÍSICA DEL SER

aquélla desaparecía finalmente del escudo foral. UCD y UPN mantuvieron una actitud contraria a la eliminación de la laureada como un gesto de protesta, pero para entonces ya se había fraguado el giro de los socialistas hacia posturas más navarristas (en el consenso del Amejoramiento) y se había abierto una nueva etapa, también en los símbolos, de acercamiento entre navarristas y socialistas. La ikurriña desaparecería de los balcones de los ayuntamientos gobernados por los socialistas: Pamplona fue un ejemplo.



Identidades en Navarra. Una aproximación sociológica

DEBATE

Peio Ayerdi

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E

s una suerte que las identidades del tipo «Identidad navarrista» o «Identidad vasquista» sean relativamente estables y estén arraigadas en la Comunidad Foral de Navarra. Ello nos da una oportunidad para confirmar, una vez más, la plena actualidad sociológica de las identidades en sociedades avanzadas como la nuestra, en la que han acontecido transformaciones importantes. Con todo y a pesar de tantos cambios, nos encontramos ante una sociedad localista con rasgos propios o, si se me permite decirlo, “nativistas”. Con geografías humanas muy diversas, pero donde las costumbres y las tradiciones no acaban de ser apartadas por los medios de comunicación electrónicos y aún gozan de importante confianza social. Muchos cambios sí y de todo tipo, pero la identificación con la propia tierra no decae. Y el sentimiento de navarridad, en sus, como veremos, dos representaciones colectivas, está ampliamente extendido.

Más allá de navarristas y vasquistas nadie bien informado negará que lo que comparten ambas identidades es su identificación con Navarra. Por eso parecen especialmente excluyentes y hasta integristas todas esas afirmaciones que sostienen que los navarros “vasquistas” son víctimas de un gran error cognitivo, consecuencia evidente de la perversa manipulación del nacionalismo vasco. En estas desquerencias no sin frecuencia se presenta a la identidad vasco-navarra, como manufacturada, como unos navarros desnaturalizados, increíbles y extravagantes, inauténticos por vocación, gente inadaptada de la auténtica y genuina navarridad, algo absurdo en sí y por sí mismo: ¡el puro disparate antinavarro! Antes de nada, confirmar una realidad, y es que no pocos de los elementos de la identidad navarra sufren una bifurcación o se plasman en divisiones sociales. También hay que hacer constar que estos dos grupos identitarios no son simétricos cuantitativamente hablando ni tampoco estáticos en el tiempo. Eso no quita para que en algunos casos, como veremos más adelante, la coincidencia sea importante. Y a esto también debemos prestar atención. Toda comunidad imaginada se teje con una serie de hechos sociales que representan a la propia comunidad. Estos elementos son de tipo simbólico, es decir, suponen denotaciones y connotaciones. Por su parte, el reconocimiento de éstas funciona como fuente de legitimidad e integración al grupo de pertenencia. Aquí se analizan nueve elementos identitarios.


Peio Ayerdi

Profesor titular de Sociología de la UPNA

ELEMENTOS Y DISPOSICIONES DE LAS DOS IDENTIDADES NAVARRAS GRUPO IDENTITARIO NAVARRISTA

GRUPO IDENTITARIO VASQUISTA

Un buen día de playa y restaurantes.

Relaciones de más densidad social.

Ser navarro:

Orgullo de ser navarros (Nosotros) frente a ser vascos (Ellos).

Orgullo de ser navarros (Nosotros) y también vascos (Nosotros).

Antiguo Reino:

Hecho histórico diferencial de la fundación de España. Reino conquistado, dominado y desnabarrizado.

Euskal Herria:

La desaparición de Navarra (de España).

Pertenencia simbólica pero real en sus consecuencias.

“Ser vasco”:

Nacer en la CAPV.

Querer ser.

Fueros: Navarra: Euskera: Maneras de ser: Vínculos con la CAPV:

Historia e instituciones públicas diferenciadas. Una región española. Una peculiaridad de Navarra, entre otras. La Javierada, Sanfermines y Osasuna.

El primer elemento que vamos a comentar es el de los Fueros, entendidos éstos como una historia y unas instituciones públicas diferenciadas con unas leyes y competencias propias que se configura como una especie de “soberanía parcial”. Aquí el apego de los dos sentimientos de pertenencia es relativamente homogéneo. Con todo, no estamos hablando de interpretaciones similares del hecho foral y aún menos de las consecuencias que de ello se derivan. Eso sí, estamos ante un punto de interés y de encuentro que no deberíamos nunca desconsiderar pues se configura como un espacio relativamente incluyente, negociado o de consenso.

Historia e instituciones públicas diferenciadas. Una región vasca. La Lingua Navarrorum. Folklore, Sanfermines y Osasuna.

El hecho diferencial navarro existe realmente y los dos grupos identitarios lo reconocen: unos en muchísima mayor medida claro está, y otros en menor medida, pero no hasta el punto de negar la particularidad navarra. En cambio, la consideración de Navarra como una nación no es un hecho social suficientemente cierto.

Seguidamente tenemos la consideración de Navarra como región pero con un rasgo definitivo. Lo que para unos es una región española para otros es una región vasca. Todos, en algún grado, reconocen que la Navarra del siglo XXI a pesar de ser heterogénea, no es perfectamente similar respecto a los espacios que la rodean: es distintiva. El hecho diferencial navarro existe realmente y los dos grupos identitarios lo reconocen:

unos en muchísima mayor medida claro está, y otros en menor medida, pero no hasta el punto de negar la particularidad navarra. En cambio, la consideración de Navarra como una nación no es un hecho social suficientemente cierto.

Pero sigamos con nuestro análisis y ahora nos referiremos al Euskera como un elemento simbólico que se contempla en ambos grupos identitarios; si bien a veces el valor otorgado es más bien alterno e invertido. El sentimiento identitario vasco-navarro y el amor al euskera están íntimamente unidos. Para el otro grupo, en cambio, el euskera no es más que una singularidad de Navarra, entre otras; que por supuesto no es ni su principal peculiaridad ni tampoco la de toda la mayoría de Navarra. Aquí los desencuentros son importantes. Lo que para unos es un rasgo de singularidad, para otros es la lengua de los navarros. Estos últimos consideran al euskera un elemento decisivo de su identidad (“sin euskera no hay identidad vasca” dicen) y entienden que se le debe dar un valor público prominente. Para los portadores del

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sentimiento de pertenencia navarrista el vascuence, término con el que este grupo connota toda una disposición, es un asunto de muy complicada gestión pública. No pocas veces visto desde la desconfianza y como algo problemático de por sí. Algunas veces incluso, simplemente como la “gran impostura del nacionalismo vasco en Navarra”. Puestas las cosas así, donde unos postulan la defensa y el desarrollo de una de las lenguas de la comunidad, para los otros esto mismo supone un déficit de equidad y una fuente de problemas totalmente incontrolables que conviene doblegar como a las amenazas de las catástrofes naturales. Sin embargo, sabemos que muchas de las prácticas públicas que se derivan de esta mentalidad tan restrictiva no significan más igualdad, sino al contrario, más desigualdad en las oportunidades civiles de los individuos de los dos grupos identitarios. En síntesis, el euskera como elemento simbólico se percibe con diferente valoración por uno u otro grupo y esto quizá tenga que ver con la gran importancia que justamente tiene para uno de los grupos en competencia. El otro grupo, el navarrismo, suele percibir al euskera desde la mirada de la inquietud y el desdén, quizá porque es muy consciente de que está ante un elemento decisivo para la pertenencia y pervivencia del otro grupo identitario. Algunas veces me pregunto si no habrá también un sentimiento equiparable al de los celos, por disfrutar el grupo vasco-navarro de un elemento de identidad tan definitivo, mientras que los navarristas, a pesar de su gran tenacidad e influencia, no acaban de dar con una idea con tanta fuerza como es el euskera para la identidad vasca. Puestas las cosas así, no es difícil que el euskera para los ingenieros culturales navarristas se convierta no en un elemento de identidad sino en un anti-elemento de identidad, que funciona como fotocopia en negativo. O lo que es lo mismo, en vez de una querencia, una desquerencia. Otra disposición electiva de estos dos grupos identitarios gira en torno a las Maneras de ser de los navarros. En ese sentido, el valor a la palabra dada, la franqueza y la lealtad son estimaciones compartidas por ambas identidades. Me estoy refiriendo a una mentalidad ‘imaginada’ de cómo son los navarros, de cómo nos ven y de cómo nos vemos a nosotros mismos. Una jota navarra lo dice

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así: “La jota tiene que ser, lo mismo que el buen navarro, sincera y corta en palabras, temperamental y al grano”. Cierto o no cierto, así se escribe. Aquí se apuntan cuatro elementos emblemáticos de pertenencia a esas maneras de ser de los navarros: la Javierada/el folklore, los Sanfermines y Osasuna. No vamos a entrar en la descripción de la lógica y las prácticas de cada uno de estos elementos. Pero sí confirmar que existen amplias zonas de acuerdo entre los dos sentimientos de pertenencia. Los dos últimos (Sanfermines y Osasuna) son los más compartidos y a la postre los mejor negociados, pero nunca totalmente similares entre sí.

El valor a la palabra dada, la franqueza y la lealtad son estimaciones compartidas por ambas identidades.

También nuestras identidades navarras rivalizan en Sanfermines. Al hablar de los Sanfermines apuntamos a un ‘tiempo de fiesta’ donde nos presentamos al mundo tal como somos (o creemos ser) y nuestras maneras de ver las cosas. De hecho más bien son un inventario de tradiciones (viejas y nuevas) desplegadas a lo largo de 204 horas de fiesta. No importa el momento en el que te introduzcas en ella; siempre encuentras diversión y armonía social. El éxito radica en tratar de reproducir una fiesta siempre fiel a sí misma y fiel a cómo nos vemos los navarros a nosotros mismos. Si a una persona (esperemos que no sea un fundamentalista islámico) se le ocurriera aparecer por la Vieja Iruña del 6 al 14 de julio, se encontraría con miles de personas vestidas de blanco y rojo, haciendo gala de su navarridad. Lo cierto es que también nuestras identidades navarras rivalizan en Sanfermines. Unos buenos escenarios para comprobar esto son, el txupinazo, la plaza de toros de Pamplona o la procesión en honor a San Fermín. Da la sensación de que los que más sentido encuentran a los sanfermines son los navarristas y los vasquistas. Con todo, hay zonas y ambientes concretos identificados para ambas colectividades.


DEBATE

También hay zonas más mixtas, sobre todo por no van mucho más allá de, si me las mañanas. Eso no quita para que también nos permiten simplificar las cosas, “un encontremos con desencuentros, sobre todo en la buen día de playa y restaurantes”. actitud más o menos crítica respecto a algunos acEl otro grupo por el contrario, asutos institucionales donde la bandera de la identidad miendo el gran valor lúdico de lo vasca, la ikurriña, si bien un día estuvo presente anterior, va más allá en el sentido (1979-1983) ahora no lo está, ni parece que lo de que tienen y quieren más relavaya a estar en el futuro inmediato. ciones con las genEsto no es fácil de olvidar por parte tes de la comunidad del grupo vasco, que no se siente vecina dentro de Los navarristas se representado en el capítulo de los una identidad nasienten en primer lugar símbolos. ¿Por qué cuesta tanto cional compartida. muy orgullosos de ser entender esta nostalgia de pérdida Dicho de otra forma, relaciones de poder civil por parte del sector tienen los dos grupos, pero las del navarros. Pero hay algo navarrista? grupo vasco-navarro tienen mayor que es definitivo y es magnitud y, lo que es más imporque ese “nosotros los El otro elemento compartido tante, tienen más densidad social. navarros” no se entreteje es Osasuna. Los clubs de fútbol Esto lo podemos comprobar en el con la pertenencia a la representan sentimientos de ciumayor grado de parentesco y de identidad vasca. dades, de regiones y hasta senencuentros de amistad mantenido timientos nacionales. Sintetizan por este grupo. Esto es así no sólo la identidad de pertenencia a un por la mayor cercanía geográfica grupo. O lo que es lo mismo, conssino por las distintas disposiciones tituyen totems grupales. A primera electivas o querencias según gruvista, existe unanimidad en torno a po de pertenencia. la consideración de Osasuna. Pero Las personas con dentro del club navarro también El siguiente elemento que sentimiento de hay controversias que se plasman, aquí proponemos, apunta a ese pertenencia vasquista, por ejemplo, en las discusiones sentimiento quizá un poco difuso aún considerándose osasunistas sobre si sus jugadopero real de Sentirse navarros y sumamente orgullosas res pueden formar parte de una estar orgullosos de serlo. Aquí pode ser navarros, lo están selección navarra o una selección demos decir que los navarristas igualmente también de vasca. La misma promoción de un se sienten en primer lugar muy jugador de Osasuna se interpreta orgullosos de ser navarros. Pero ser vascos. de manera diferente si es fichado hay algo que es definitivo y es que de fuera por el Real Madrid o por ese “nosotros los navarros” no se el Athletic de Bilbao. En síntesis entreteje con la pertenencia a la diremos, que a pesar de que estamos ante un identidad vasca. Este hecho social es tan cierto elemento compartido por ambos grupos identicomo real y, vayamos por donde vayamos, insostarios, también es verdad que en determinados layable; nadie que esté bien informado debería de contextos el control del primer club navarro se desconsiderarlo, si quiere tratar esta cuestión de convierte en algo estratégico por su fuerte carga manera realista y objetiva. La controversia surge de representatividad simbólica. cuando ese sentimiento de orgullo de ser navarros (Nosotros, los navarros y españoles) se equipara y Parece significativo considerar aquí tamapoya en el hecho de no ser vascos (Nosotros los bién las Relaciones con la CAPV, entre otras navarros, frente a Ellos los vascos, no españoles). cosas porque es la comunidad vecina de Navarra En cambio, las personas con sentimiento de pertecon la que se tienen más vínculos y relaciones. nencia vasquista, aún considerándose sumamente Bien es verdad, como todo el mundo sabe, que orgullosas de ser navarros, lo están igualmente los perfiles de esas relaciones son muy diferentambién de ser vascos. tes. Los del grupo identitario navarrista agradecen la oportunidad de viajar y disfrutar de lo que para Claro está que aquí de nuevo se nos preellos sí que es el País Vasco; pero sus relaciones senta un escollo insalvable. Si unos entretejen su

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navarridad con el hecho no-ser vascos y otros la entretejen siendo también vascos, no es difícil que surjan las bases para que se configuren los más cerrados y restrictivos círculos donde la confianza y la lealtad se debilitan extraordinariamente con relaciones de máximo desafío en un juego de sumacero. Donde se hace cierto el lema de “lo que es bueno para ti, siempre es malo para mí y al revés, lo que a ti te perjudica, a mí me fortalece”. Cuando esto ocurre, cuando las relaciones se problematizan de tal modo, los dos grupos identitarios antes o después salen afectados, pero muchísimo más el minoritario, entre otras cosas porque despliega y disfruta de mucha menos influencia y poder social. Hay que considerar también la referencia a Navarra como Antiguo Reino. Más allá de la historia y la metahistoria, lo cierto es que ambos grupos de pertenencia aluden a la significación de este hecho socio-histórico. Esto nos puede llevar a pensar que estamos ante un punto de encuentro entre los dos grupos identitarios. Sin embargo, una vez más, nos encontramos con dispares interpretaciones y lecturas sobre las consecuencias de lo ocurrido pronto hará cinco siglos. Sin profundizar en este sugestivo asunto, lo cierto es que mientras unos lo consideran como un hecho histórico diferencial de la fundación de España, para otros su resultado es un reino conquistado, dominado y desnabarrizado. Sobre este asunto el debate permanecerá abierto durante mucho tiempo, pero mi versión sociológica es que quizá no sea tan acertado considerar que las presentes realidades sociales deban compadecer ante la Historia de una forma tan obligada. Esto es así porque las actuales estructuras sociales, políticas y culturales son muy diferentes a las de entonces. Y en el caso que nos ocupa, las identidades navarras de nuestros días, éstas poco tienen que ver con un pasado tan distante. A pesar de todo, resulta significativo el hecho de que no poca gente desde ambos grupos de identidad admita que todo este nudo identitario “se hubiera resuelto mejor” (dicen) si en vez de hablar de Euskal Herria se hablara de Navarra. ¿Cómo? Echando una mano a la entrañable, pero también perfectamente abstracta por irreal, inversión de jerarquía: Navarra como ente superior que abarcaría a todo el País Vasco. Esto, desde el punto de vista

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No poca gente desde ambos grupos de identidad admite que todo este nudo identitario “se hubiera resuelto mejor” (dicen) si en vez de hablar de Euskal Herria se hablara de Navarra. ¿Cómo? Echando una mano a la entrañable, pero también perfectamente abstracta por irreal, inversión de jerarquía: Navarra como ente superior que abarcaría a todo el País Vasco.

sociológico, no deja de ser un guiño amable para el buen ambiente del mundo relacional. Algo que también lo podemos ver reflejado en los tan influyentes como parciales chistes del dibujante humorista Oroz en el Diario de Navarra. Todo un artefacto imaginario sin mucho compromiso y sin efectos sociopolíticos significativos. O lo que es lo mismo, un impecable limbo social.

Resulta obligada una referencia a la idea de Euskal Herria. Hemos ya comentado la paradoja que se nos presenta cuando para unos Navarra es una región española, y para otros, una región vasca: a este respecto existe una diferenciación terminante. Así, cuando se les pregunta a los navarros sobre los territorios que definen mejor a Euskal Herria o País Vasco, rápidamente aparece la escisión de espacios geográficos según grupos de identidad. Lo que para unos son las 7 provincias, para otros se limita a la Comunidad Autónoma Vasca. Y además en proporciones casi recíprocas. Ésta es otra gran controversia perfectamente coherente con el sentimiento de pertenencia al grupo de cada cual. Un hecho social con el que de una manera o de otra siempre deberemos hacer las cuentas.

Concretando un poco más podemos afirmar que para el grupo identitario principalmente navarro y navarro-español sólo la idea de Euskal Herria supone nada menos que la desaparición de Navarra. Para el grupo vasquista su pertenencia a Euskal Herria es sobre todo simbólica y difusa, pero también real en sus consecuencias. Estamos hablando de algo que nunca ha llegado a cristalizar o, lo que es lo mismo, no se ha institucionalizado; que es como decir que no acaba de ser totalmente cierto aquí y ahora en su forma más acabada. En general, la idea de Euskal Herria en Navarra se ve más como


un símbolo que como un proyecto realmente plausible bajo la misma estructura administrativa. Con todo, en el imaginario colectivo del grupo identitario vasco sí que se recoge si no tanto la idea de una Euskal Herria efectiva sí la idea de una Euskal Herria posible y esto es real en sus consecuencias. Una de ellas es la referencia a un proyecto compartido de soberanía. Y otra consecuencia sería compartir un marco cultural, histórico, lingüístico propio. Para el grupo identitario navarrista, en cambio, la noción de Euskal Herria está muy asociada con la ideología e incluso con lo que ellos consideran una impostura de identidades y por eso garantizan que supone nada menos que la desaparición de Navarra. El último elemento elegido se refiere a las “condiciones” otorgadas al hecho de Ser vasco. Este componente quizá sea uno de los más reveladores a la hora de analizar la relación entre estos dos grupos identitarios. Observando el siguiente gráfico llama poderosamente la atención las dicotómicas condiciones asociadas al hecho de considerarse vasco. El grupo de identidad vasca lo refiere con el hecho de “querer ser”. El grupo navarrista, en cambio, no acaba de admitir del todo este hecho y curiosamente no lo establece como condición suficiente y considera que para ser vasco es necesario nacer en el País Vasco.

Para el caso de que Navarra no se considere País Vasco, esto supone ni más ni menos que una seria restricción a la existencia del grupo vasco-navarro. Y es que para los vasquistas navarros ese sentimiento de ser vasco tiene que ver con sus antecedentes familiares, con su mundo relacional y con su socialización educativa. O sea que esa identidad se despliega y se construye en donde viven. Esto lo podemos entrever en la afirmación de que “Yo me siento vasco porque soy vasco y porque he nacido aquí”. Y es que ser vasco en Navarra no es igual a ser guipuzcoano o vizcaíno ¿Y por qué tendría que ser esto así, digo yo? Ese sentimiento de ser vasco se entiende desde aquí, desde la propia Navarra.

DEBATE

La idea de Euskal Herria en Navarra se ve más como un símbolo que como un proyecto realmente plausible bajo la misma estructura administrativa.

Para los navarristas, en cambio, ese sentimiento no es genuino, sino confeccionado en tanto que viene de fuera de Navarra, con lo que estamos de nuevo ante una seria divergencia. Una división que nada ejemplifica mejor que un tratamiento sociocultural de la vasquidad trazada siempre desde la contención, desde el control y desde el desgaste programado. Pero la brecha no se cierra, sino que aún se abre más cuando a no pocos vasquistas, utilizando la misma lógica, les cuesta admitir que haya gente que afirme, por ejemplo: “Yo no reniego de mis antepasados, pero yo ahora soy navarro y no vasco”, por aplicar fíjense Uds. la misma lógica de que “cada uno es como es”.

TERRITORIOS QUE DEFINEN MEJOR EL PAÍS VASCO SEGÚN SENTIMIENTOS IDENTITARIOS EN NAVARRA (%)

6~7. Identidades en Navarra. Una aproximación sociológica. Peio Ayerdi. 45


Con esto se cierra este curioso círculo repleto de exclusividad, en donde se nos presenta esa impresión tan desapacible que surge cuando te llaman y consideran lo que no eres. El problema se hace más vivo cuando desde un lado o desde los dos, se forman las versiones más cerradas, menos abiertas y fluidas. Cuando esto sucede y, tristemente, no pocas veces sucede, las relaciones entre estos dos grupos de identidad son de máxima suspicacia, de desconfianza, a veces incluso de máximo reto. Para los navarristas estamos ante un caso claro de impostura y usurpación; y para los vasquistas estamos ante un caso no menos claro de asimilación y segregación. Una y otra vez se insisten en las diferencias y en evitar unas aproximaciones siempre sentidas como lejanas. Una buena ocasión para sacar pecho de estatus, desplegando estrategias de cierre social en las que se imponen los ejes: nosotros/ellos, dentro/fuera, auténtico/inauténtico. En ellos, los miembros de un grupo de pertenencia se sienten no ya distintos sino superiores y mejores que los del grupo de no pertenencia. Esto es lo que hace que un comportamiento adecuado para mi grupo se califica al mismo tiempo como un comportamiento inaceptable para el otro grupo. Estamos, entonces, ante un proceso de conversión de las “virtudes de un grupo” en “defectos del otro grupo”. Cuando esto ocurre, cuando estas divisiones se instalan y alientan una y otra vez, no se (a)mejora Navarra sino que se nos evapora esa

cultura cívica que muchos asociamos con la buena sociedad que tanto navarristas como vasquistas nos merecemos. Antes de terminar, es bueno recordar que con sentirse vasco-navarro nada se hace (ni se debe hacer, ¡ojo!) que sea racionalmente indefendible desde una cultura cívica. El pluralismo de identidades persistirá durante muchos, muchos años, ya que la pugna entre estas identidades no las debilitará sino al revés, así que no queda otra salida que comprometernos a encontrar los términos bajo los cuales mejoremos nuestras relaciones. Las marcas de este itinerario son las que nos llevan por una Navarra plural, pero también por una Navarra compartida en donde ambos grupos se respeten mutuamente unos a otros y también se reconozcan en sus diferencias. Compartir la querencia a Navarra, no significa, por supuesto, tener las mismas ideas y prácticas políticas, ni negarse a sí mismos, y menos aún renunciar a los proyectos de cada uno. Pero sí significa comprometerse a encontrar términos bajo los que estemos de acuerdo en vivir juntos. En la medida en que tengamos éxito en esto, cada uno de los grupos de identidad sentirá que está recibiendo un trato justo y sabrá que no va haber ni vencedor ni vencido a largo plazo. Los sueños de unos no deberían ser las pesadillas de los otros. La pretensión de hacer valer los valores más deseados no puede suponer la asimilación, la neutralización, la injuria y aún menos la eliminación de los otros. Tampoco, claro está, la supresión de sus proyectos de identidad social.

Ser defensor del P.V. Eusko Ikaskuntza. Octubre 2004

7~7. Identidades en Navarra. Una aproximación sociológica. Peio Ayerdi. 46

CONTEMPLACIÓN

CONDICIONES MÁS IMPORTANTES PARA CONSIDERARSE VASCO SEGÚN SENTIMIENTOS IDENTITARIOS EN NAVARRA (%)



Símbolos en Navarra. Derecho y política identitaria

DEBATE

Iñigo Zabalza Landa

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Una materia poco atendida por el Derecho Tradicionalmente para el escaso sector doctrinal que, en la ciencia jurídica, se ha interesado por la cuestión relativa a los símbolos, éstos vienen constituidos principalmente por tres categorías; bandera, escudo e himno1. En consonancia al vago interés que ha despertado esta materia para las diversas disciplinas jurídicas, la regulación que sobre la simbología existe resulta parca, poco concreta y menos aún desarrollada, toda vez que el mundo del Derecho se ha limitado a la mera transposición de los usos y manifestaciones, desde luego pertenecientes a disciplinas no jurídicas, que se han ocupado de esta cuestión.

La simbología siempre ha estado mucho más vinculada a discusiones y decisiones de orden político, mucho más cercano y vinculado a las pasiones, sentimientos identitarios o afinidades sentimentales a determinadas manifestaciones a las que una comunidad o distintos grupos comunitarios sienten apego. Experiencia predicable incluso en aquellos regímenes que pretendiendo una implacable uniformización de grupos, han pretendido articular ésta primando únicamente la exhibición y honorificación de la simbología del grupo dominante, frente a la del resto de grupos identitarios, en posición de sometimiento, cuyos proyectos, destinos, y también signos identitarios son distintos a los del grupo dominante. Bajo estas premisas, y visto el escaso y deficitario efecto vinculante que una regulación acerca de esta materia produce en la comunidad obligada al cumplimiento de las mismas, en muchos casos, con efectos contrarios a los deseados, la producción normativa es escasa y dispersa, y responde además a criterios de jerarquía y sistemática poco definidos2.


Iñigo Zabalza Landa

“Laurak bat” y las Cadenas de Navarra. Nace una competencia Por acuerdo del Consejo General Vasco de 2 de noviembre de 1978 (BOCGPV de 1 de diciembre de 1978), fue aprobado el escudo representativo del ente preautonómico de los Territorios Históricos de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, conocido en La simbología euskera como “laurak bat”3 siempre ha compuesto por cuatro estado mucho cuarteles circundados por más vinculada una corona de hojas de a discusiones y roble y que integra los decisiones de escudos de armas de los orden político, tres Territorios citados, mucho más junto con el de Navarra cercano y –cadenas de oro sobre vinculado a fondo de gules con una las pasiones, esmeralda en el centro en sentimientos unión de los ocho brazos identitarios de eslabones–.

o afinidades sentimentales a determinadas manifestaciones a las que una comunidad o distintos grupos comunitarios sienten apego.

La todavía Diputación Foral de Navarra requirió al Gobierno Vasco a que retirara de su escudo las cadenas que entendía como privativas del escudo de Navarra, y como representativas de su identidad y personalidad diferenciada respecto de la representada por el Consejo General Vasco y los Territorios Históricos que englobaba, de manera que el citado acuerdo venía a infringir una competencia que la entonces Diputación Foral de Navarra, promulgado el texto constitucional de 1978, entendía como una compendia de Navarra –Disposición Adicional Primera y Disposición Adicional Cuarta de la Constitución–. La tesis planteada por la Diputación Foral de Navarra, entendía, con cita de diversos antecedentes históricos, que el escudo de Navarra represen-

Abogado

tado por las cadenas era un derecho histórico, que la propia Constitución por mor de su Disposición Adicional Primera no podía menos de amparar y respetar. Su inclusión sin su consentimiento en uno de los cuartos del escudo representativo de la futura Comunidad Autónoma Vasca, suponía incluso una vulneración de la propia Disposición Adicional Transitoria Cuarta, en cuanto que obviando el procedimiento allá establecido, suponía “simbólicamente” siquiera la incorporación de Navarra al ente autonómico vasco. Correlativamente con el planteamiento anterior, el vehículo procedimental utilizado por la Diputación Foral de Navarra no fue otro que el conflicto positivo de competencia, contemplado en el art. 63 de la Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre, del Tribunal Reconociendo Constitucional4. El litigio así planteado dio lugar a la Sentencia dictada por el Pleno del Tribunal Constitucional 94/1985, de 29 de julio, que fue adoptada por la mayoría de sus miembros, y a la que dos magistrados formularon voto particular haciendo constar su discrepancia con el criterio mayoritario plasmado en la Sentencia5. La cuestión de fondo suscitada en el debate jurídico suponía ensamblar dos normas constitucionales. De un lado, el art. 4.2 que reconoce a los Estatutos de Autonomía

el Tribunal Constitucional que se trata de una materia que no tiene precedente en el constitucionalismo español ni en el derecho comparado europeo, llega a la conclusión de que los símbolos, tras la promulgación del texto constitucional, y pese a no estar comprendido en el reparto competencial de los art. 148 y 149, es una competencia que faculta a las Comunidades Autónomas a determinar qué símbolos reconocen o establecen como propios.

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la capacidad para reconocer banderas y enseñas propias de la Comunidad Autónoma, y de otro, la Disposición Adicional Primera que ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales. Reconociendo el Tribunal Constitucional que se trata de una materia que no tiene precedente en el constitucionalismo español ni en el derecho comparado europeo, llega a la conclusión de que los símbolos, tras la promulgación del texto constitucional, y pese a no estar comprendido en el reparto competencial de los art. 148 y 149, es una competencia que faculta a las Comunidades Autónomas a determinar qué símbolos reconocen o establecen como propios. En el caso de Navarra, este título competencial sería además un derecho histórico con encaje constitucional a partir de la Disposición Adicional Primera, partiendo del art. 7.1 de la Ley Orgánica 13/1982, de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra, que reproduce la redacción del art. 1 de la Ley sobre Bandera y Escudo de Navarra aprobada por el Parlamento Foral el 26 de octubre de 1981, quedando actualizado al marco constitucional.

Pese a que la Exposición de Motivos proclame que a través de la nueva regulación se procede a una regulación completa de los tres símbolos básicos de la Comunidad Foral al objeto de fomentar su presencia en la vida oficial y ordinaria de la sociedad, lo cierto es que se trata de una ley especial.

Más llamativo resulta todavía el alcance de la competencia simbólica, pues ésta, como hemos visto, además de facultar al reconocimiento y creación de símbolos, otorga la potestad, frente a otras Comunidades, para regular de forma exclusiva su utilización, de suerte que dichos símbolos no puedan ser utilizados sin el consentimiento de la Comunidad a que corresponden, ni apropiándose de ellos aisladamente ni

3~5. Símbolos en Navarra. Derecho y política identitaria. Iñigo Zabalza Landa. 50

integrándolos como tales símbolos identificadores en el emblema de otra Comunidad. Frente a este criterio, los magistrados discrepantes negaron que el art. 4.2 atribuyera competencia alguna en la materia, y en consecuencia que el “Laurak Bat” supusiera la usurpación de título competencial alguno. Su conclusión fue: De todo cuanto antecede se desprende necesariamente la conclusión de que el uso por la Comunidad Autónoma del País Vasco del “Laurak-Bat”, que sin duda puede herir los sentimientos de muchos navarros e incluso, tal vez, resultar poco concorde con la exigencia constitucional (art. 2 C. E.) de solidaridad entre las nacionalidades y regiones que integran España, no es contrario al orden de competencias vigente y no invade la competencia propia de Navarra, pues tal uso, en palabras que tomamos de la propia Sentencia de la que disentimos, “no produce efectos jurídicos propios”. Ley Foral 24/2003, de 4 de abril, de Símbolos de Navarra. El navarrismo identitario La Ley Foral 24/2003, de 4 de abril, de Símbolos de Navarra, en vigor desde el 20 de mayo de 2003, supone una variación significativa del régimen legal habido hasta la fecha en materia de símbolos, que hasta la fecha había sido abordada por la Ley Foral 7/1986, de 28 de mayo, que deroga. Pese a que la Exposición de Motivos proclame que a través de la nueva regulación se procede a una regulación completa de los tres símbolos básicos de la Comunidad Foral al objeto de fomentar su presencia en la vida oficial y ordinaria de la sociedad, lo cierto es que se trata de una ley especial, reaccionaria a otras adhesiones de la sociedad navarra a otras manifestaciones simbólicas, y con unos destinatarios específicos: Ayuntamientos donde sólo ondea la bandera oficial de la Comunidad Autónoma del País Vasco, como única enseña, o donde ondea la bandera de la Comunidad Autónoma del País Vasco en unión de las de España y de Navarra, rescatando la literalidad de la propia Exposición.


Pues bien, la Ley Foral 24/2003 pretende eliminar, a golpe de ley, esas otras manifestaciones simbólicas, que en absoluto son ajenas a la propia sociedad navarra, y que se venían manifestando a través de diversos ayuntamientos, fijando a través de su art. 8 un verdadero régimen de uso de la bandera de Navarra en las Administraciones Locales, vetando expresamente otras manifestaciones, en forma de bandera, que no sean las propias de la Ley Foral 24/2003 o, en su defecto, la Ley 39/1981, de 28 de octubre. Régimen imperativo que mal puede compadecerse con los principios de plena autonomía y personalidad jurídica plena de las Administraciones Locales proclamado por el Capítulo II del Título VIII –De la Organización

Territorial del Estado–, arts. 140, 141 y 142, de la Constitución, y que en el caso de Navarra, son proclamados entre otros por la Ley Orgánica 13/1982, de 10 de agosto, de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra (art.46.3), o por la propia Ley Foral 6/1990, de 2 de julio, de Régimen de la Administración Local de Navarra (art. 1), cuyo art. 26 reconoce a los municipios y otras entidades locales el derecho a dotarse de una bandera.

DEBATE

Resulta una La Ley Foral ley “ad hoc”6 que 24/2003, pretende despliega mecaniseliminar a golpe mos administrativos de ley, esas otras y jurisdiccionales manifestaciones de todas aquellas simbólicas, que en manifestaciones o absoluto son ajenas adhesiones simbólia la propia sociedad cas que no sean las navarra, y que se aceptadas por el navenían manifestando varrismo oficial, con a través de diversos especial fijación en lo que a la exhibición ayuntamientos, por parte de algunos fijando a través ayuntamientos nade su art. 8 un varros de la ikurriña, verdadero régimen que más allá de su de uso de la bandera estatuto jurídico púde Navarra en las blico como bandera Administraciones oficial de la ComuLocales, vetando nidad Autónoma del expresamente otras País Vasco, es un manifestaciones, en símbolo con el que forma de bandera, una parte significaque no sean las tiva de la sociedad propias de la Ley navarra se identifica, Foral 24/2003, pues como tuvo ocasión de manifestar el o en su defecto, Tribunal Constituciola Ley 39/1981 de 28 nal en la Sentencia de octubre. antes comentada, el símbolo político supone, entre otras, una respuesta socioemocional, que contribuye a la formación y mantenimiento de una conciencia comunitaria.

El argumento político de fondo, al que se dota de ropaje jurídico, vuelve a ser recurrente en el año 2003, veintiún años después de que se sustanciara en 1982 ante el Tribunal Constitucional en el debate relativo al “Laurak Bat” y las cadenas de Navarra, y que diera lugar a la Sentencia de Pleno de 29 de julio de 1985. En ambas ocasiones se recurre al mismo argumento, que tan buenos réditos ha dado al discurso navarrista formulado en términos de antivasquismo, pues si en el año 1982, la Diputación Foral de Navarra argumentó que la inclusión de las cadenas de Navarra en el “Laurak Bat” constituía la usurpación de un emblema privativo, que invadía un título competencial, y que suponía, al menos simbólicamente, hacer efectiva la integración de Navarra en la Comunidad Autónoma Vasca, la Ley Foral 24/2003 no puede consentir que [sus símbolos] se vean menoscabados por la intolerancia de quienes pretenden imponer otros símbolos, de otras identidades contrapuestas, que puedan pretender dar carácter oficial a lo que, en todo caso, sólo es una fórmula de alternativa comunitaria posible y no probable. La experiencia en su aplicación también nos ha demostrado las motivaciones ajenas al Derecho que propiciaron la aparición de esta norma, mediante la interposición de acciones jurisdiccionales

El celo depurativo de la norma no ha sido idéntico a otras manifestaciones simbólicas, como es la numerosa simbología franquista existente en muchos municipios de Navarra, sin excluir a su capital, Pamplona.

4~5. Símbolos en Navarra. Derecho y política identitaria. Iñigo Zabalza Landa. 51


El celo depurativo de la norma no ha sido idéntico a otras manifestaciones simbólicas, como es la numerosa simbología franquista existente en muchos municipios de Navarra, sin excluir a su capital, Pamplona, que a día de hoy cuenta con una

NOTAS 1 Como novedosa aportación a la categorización de los símbolos, cabe destacar el criterio empleado por la Ley 6/2003, de 9 de octubre, de símbolos, tratamientos y registro de las Entidades Locales de Andalucía, aprobada por el Parlamento andaluz, que define en su art.2 los símbolos en función de su forma de expresión: gráficos, de expresión verbal, vexilológicos y sonoros. 2 Claro ejemplo es la bandera del Estado español, que tiene una configuración tripartita, pues en su configuración intervienen la propia Constitución, Ley 39/1981, de 28 de octubre, por la que se regula el uso de la Bandera Nacional y el de otras banderas y enseñas, y el Real Decreto 2694/1981, de 18 de diciembre, por el que se establece el modelo oficial del Escudo de España. 3 Escudo cuya versión original data del Decreto del Gobierno de Euzkadi de 19 de octubre de 1936, y que eliminaba los atributos de institución monárquica o señorial y de luchas fratricidas entre vascos, y agregando lo símbolos de su primitiva libertad. 4 Conforme al citado cauce procedimental “1. Cuando el órgano ejecutivo superior de una Comunidad Autónoma considerase que una disposición, resolución o acto emanado de la autoridad de otra Comunidad o del Estado no respeta el orden competencial establecido en la Constitución, en los Estatutos de Autonomía o en las leyes correspondientes, y siempre que afecte a su propio ámbito, requerirá a aquélla o a éste para que sea derogada la disposición o anulados la resolución o el acto en cuestión.”

Así la representación procesal del ya constituido Gobierno Vasco planteó como motivo de inadmisibilidad del conflicto positivo de competencia, rechazar que la adopción del citado acuerdo fuera un conflicto jurídico en cuanto que el “Laurak Bat” no reportaba ningún perjuicio para Navarra, no alteraba, ni alteró después su régimen competencial como Comunidad Foral, y que por tanto, estábamos ante un debate eminentemente político. El Pleno del Tribunal estaba compuesto por Manuel García-Pelayo (presidente), Jerónimo Arozamena Sierra, Ángel Latorre Segura, Manuel Díez de Velasco Vallejo, Gloría Begué Cantón (ponente de la Sentencia comentada), Rafael Gómez5

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plaza dedicada a un ex Ministro de Justicia, Tomás Domínguez Arévalo, Conde de Rodezno, en el periodo 1938-1939, cuya dedicación ministerial fue principalmente la derogación de buena parte de la legislación democrática del periodo republicano, y firmar con su puño y letra cincuenta mil penas de muerte, sin que conste que el consistorio pamplonés haya sido requerido por parte del Ejecutivo Foral a su retirada, en cumplimiento, precisamente, de la propia Ley Foral 24/20037, o le haya sido demandando este cumplimiento a través de los Tribunales de Justicia.

Ferrer Morant, Ángel Escudero del Corral, Antonio Truyol Serra, Francisco Pera Verdaguer, Francisco Tomás Valiente, Francisco Rubio Llorente y Luis Diez Picazo (siendo estos los dos magistrados suscriptores del voto particular). 6 No obstante, el trámite parlamentario en la Cámara Foral, tanto en comisión como en pleno, atemperó la redacción inicial remitida por el Ejecutivo Foral, publicada en el Boletín Oficial del Parlamento de Navarra nº 7 de 5 de febrero de 2003 (V Legislatura), cuyo ámbito de aplicación y alcance punitivo era mayor al del texto finalmente aprobado. Así, además de las Entidades que componen la Administración Local (art. 7 del Proyecto de Ley Foral) la redacción originaria del art. 8, establecía:

1. Siendo la exhibición de la bandera de Navarra un símbolo de pertenencia y de solidaridad, en el sentido expuesto en el artículo 5 de esta Ley Foral, todos los entes y corporaciones públicas y aquellas organizaciones de representación política, sindical o gremial, que reciban por cualquier título aportaciones, subvenciones o financiación con cargo a los Presupuestos Generales de Navarra o de las demás Administraciones Públicas en cuantía superior al 50% del total de sus ingresos calificados contablemente como ordinarios, en el año anterior, deberán tener izada la bandera de Navarra, y las demás que legalmente procedan, en el interior y en el exterior de sus sedes o edificios, en los términos previstos en esta Ley Foral para las Entidades Locales. 2. El incumplimiento de esta obligación dará lugar a la retirada, suspensión, revocación, con exigencia de reintegro, o denegación, según los casos, que se tipificarán previamente, de todas o parte de dichas aportaciones, subvenciones o financiaciones, mediante la tramitación del correspondiente procedimiento, que se regulará reglamentariamente, sin perjuicio de las responsabilidades personales en que pudieren incurrir los obligados a su cumplimiento. 7 La Disposición Transitoria única de la Ley establece que en el plazo de un año desde su entrada en vigor, las autoridades en ella referidas procederán a la retirada y sustitución de la simbología propia del régimen franquista.

LA EXPERIENCIA DE LA BELLEZA

por parte de los Servicios Jurídicos de la Comunidad Foral de Navarra, que han alcanzado incluso a municipios de Navarra en los que no se exhibía enseña alguna en la balconada de su casa consistorial.



ELKARRIZKETA

“Los vascos estamos llamados a ser líderes en la globalización a través de la innovación”

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Xabier de Irala

X

abier de Irala en Ainhoa es otro Xabier de Irala. ¿El auténtico? Podría ser. Lo que es seguro es que, allí, se trata de un personaje radicalmente distinto al que el mundo empresarial, con una componente pública evidente, conoce. Por eso le cité allí, cosa que, para mi alivio y satisfacción, aceptó casi de inmediato. Tenía la intuición

de que en ese escenario, en el caserío, en el momento de la entrevista vacío, pero punto de reunión ineludible para las decenas que forman ya la saga Irala, encontraría el hábitat necesario para hablar de todo con garantías de éxito en las respuestas. No me equivoqué. Así que para alguien que, como yo, hace algún tiempo que dejó la profesión activa del periodismo, es un privilegio este regreso trufado de respuestas novedosas, algunas de ellas valientes, otras

-Para romper el hielo, me gustaría que me contaras algo que no hayas contado nunca. -Esto parece que va en serio, ¿eh? En el txoko del club de remo Isuntza lo tuve más fácil. Allí no se trataba de contar, sino de cantar algo que no hubieran escuchado nunca. Y creo que les sorprendí cantándoles una de saharauis que no conocían. Allí se unió y cantó todo el mundo. Se armó gorda. Pero supongo que a lo largo de la entrevista irán saliendo cosas… -Juan María Atutxa te definió en tus orígenes hace poco como “niño del exilio”. Creo que eso te gustó. A esos orígenes les siguió luego una vida trashumante. Y ahora no sé si tus perspectivas son las de seguir siéndolo o la de convertirte al sedentarismo, con el abandono de tu etapa profesional. -Físicamente, quizás, pero mentalmente seguiré abierto a la trashumancia, sobre todo porque somos mucha familia y muy repartida, y a ella se le unen también un buen número de amigos. Eso te obliga a recordar mucho y a compartirlo con ellos allí donde sea. Así que profesionalmente ya no seré, creo, trashumante, pero sentimentalmente sí.

curiosas, todas interesantes. No en vano se trata de uno de los personajes más buscados y nunca encontrados para una entrevista periodística en los últimos años. Ahora que abandona su actividad profesional tras innegables éxitos, los últimos al frente de Iberia y la BBK, era el momento de conocer al verdadero Xabier de Irala. Este fue el objetivo una y otra vez a lo largo de toda la entrevista. El resultado lo juzgarán los lectores de Hermes.

-Porque la trashumancia ha marcado tu vida… -Sí, yo soy un producto de la guerra civil. Nací en Nueva York, fui educado aquí, en Iparralde, y más tarde en Filipinas. He desarrollado mi vida profesional en varios países, primero con General Electric, luego con ABB, más tarde con Iberia y la BBK… -…Que es la que te trajo a casa

-En efecto, me ha permitido asentarme aquí.

-Sin embargo, hubo un momento en que estuvo a punto de cambiar el signo de tu trayectoria. Estuviste en un tris de asentarte en Canadá… -Efectivamente. Fue el año en que nos casamos Martine y yo. Aquí la cosa del empleo

El cierre patronal de Iberia fue algo muy estudiado y coordinado con el gobierno español, no un órdago de Irala, y esto no lo he contado nunca.

ENTREVISTA: JUAN JOSÉ BAÑOS LOINAZ. FOTOGRAFIA: TXETXU BERRUEZO

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estaba muy difícil, se veía venir la crisis del petróleo y el gobierno canadiense estaba dando incentivos para jóvenes titulados que hablaran francés. Nos venía al pelo. Mi mujer estaba terminando la tesis doctoral e hicimos la solicitud. Cosas de la casualidad, nos concedieron el visado justo el día en que me contrataron en General Electric para dos meses como traductor, decidimos esperar mientras ella terminaba la tesis, pero ya no nos fuimos, me contrataron un mes más y luego otro y así quince años. ¿Qué hubiera pasado? Tenemos amigos de aquella época y hoy son canadienses, con hijos canadienses, etc. Quizás hubiera sido ese nuestro sino también, de haber aprovechado aquella oportunidad. -Olvídate de Euskadi y quédate con un lugar en el mundo que te haya dejado una huella imborrable y, si Tras el 11s puede ser, visible aún… estuvimos -Filipinas sin duda. Por a punto muchas razones. Es el país de parar donde yo estudié, hice la catodas las rrera de ingeniería y luego hice compañías el MBA, así que es el país que europeas. me dio la oportunidad de llevar a cabo una formación que ha sido fundamental luego para el resto de mi vida profesional. Además allí hice muchos amigos, y a una edad, 18 años, que creo que te marca para siempre. No los veo mucho, pero son de verdad. -Hablemos de aquí en adelante de los dos Iralas que creo conviven dentro de ti. De ese personaje a lo Clint Eastwood, duro de pelar en lo empresarial, y de ese otro digamos que a lo Ryan O’Neal, capaz de emocionarse y emocionar, pegado a sus raíces… ¿Con cuál te quedas? ¿Quién es el auténtico? -Uno se divide en dos. Yo creo que todos tenemos diferentes facetas en nuestro comportamiento. -¿Ha existido algún momento en que ambas facetas se hayan hecho evidentes al unísono?

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-Recuerdo el día en que en Iberia tomamos la decisión del cierre de Viasa, la compañía aérea de bandera de Venezuela. Aquello requirió de mucho temple y de una firmeza tremenda, ante presiones de todo tipo. Pero era inevitable. La actitud de unos pocos, los pilotos, acarreó que quedaran en la calle 3.500 personas. Hubo que hacerlo y se hizo, pero se llevó consigo muchas horas de sueño por mi parte. No dejaba de pensar ni un momento en el drama para tantas familias. Convivir con eso, en un país ya sumido de por sí en dificultades, es terrible. Pero en toda decisión hay que asumir las consecuencias, aunque sean emocionalmente desgarradoras. -Quedémonos primero entonces con el Irala a lo Clint Eastwood. Lo de Viasa es un buen ejemplo, pero mucho más cercano en el tiempo es tu pulso con el SEPLA (sindicato de pilotos españoles), que te llevó incluso a ordenar el cierre patronal nada menos que de Iberia. Eso debe de ser vertiginoso en el interior de quien toma esa decisión… -Cumplamos ahora con la respuesta a tu primera pregunta. Porque lo que voy a contar no lo he contado nunca. Aquella fue una decisión muy planificada y en coordinación con el Gobierno, por mucho que éste tuviera que adoptar una lógica posición de sorpresa. Llevábamos ya tiempo con rifirrafes con los pilotos. Éstos acostumbraban a utilizar la fuerza, incluso para cuestiones que no eran de su incumbencia. Por ejemplo, cuando decidimos alquilar aviones para algunas rutas. Les dijimos con toda claridad que lo suyo era pilotar aviones, y hacerlo bien, y que la gestión era nuestra responsabilidad. Hubo quien nos recomendó prudencia porque una huelga podría irse intensificando hasta el punto de descomponer la Red, llegándose incluso al clímax de la dimisión de la dirección de operaciones. Un colapso absoluto. Y claro la obligación de un Gobierno, con el ministro de Fomento a la cabeza (Álvarez Cascos en aquel momento), es que la compañía de bandera no se pare… Ante esa pescadilla que se muerde la cola yo propuse pronto la posibilidad de un cierre patronal en caso de conflicto. Lo hice ya en el año 98, pero el cierre no se produjo hasta 2001. La primera vez que lo propuse me miraron con cara de “éste está loco”. Yo pregunté por qué no podía hacerse, si con ello, entre otras cosas, se obligaba a la gente a reflexionar. Poco a poco la mentalidad


ELKARRIZKETA fue cambiando y pronto se comprendió que era posible, así que pusimos en marcha un plan perfectamente organizado y estudiado, sabiendo cuál era el mejor momento para hacerlo, con la mayor parte de los aviones en el suelo, qué debería ocurrir con los clientes, el mantenimiento… en fin, todo estudiado. -Hasta que llegó ese momento… -En efecto. En 2001 comienza a dimitir el personal de la dirección de operaciones y pregunto en el Consejo quién asumía la responsabilidad si, con dicha dirección dimitida, ocurría cualquier incidente. No hubo respuesta. Nadie quiere asumir esa responsabilidad, como es natural. Así que era el momento de hacerlo. Los pilotos planteaban una subida del 30% y, ante mi plante, el sindicato se lanzó a una campaña para echar al presidente, como ya habían hecho con anterioridad con Espinosa de los Monteros. Así que fueron llegando cartas de dimisión, una por una, de los pilotos que formaban la dirección de operaciones, creo que unos 200. Cuando llegaron varias decenas, decidimos llegado el momento, el cierre patronal. Lo hicimos después de sopesar las opciones sobre la mesa con el Ministerio de Fomento. Lo fundamental era que con ese cierre se obligaba a un laudo por parte del

Gobierno, pieza clave para la resolución del conflicto. Y esto tamAlgunos partidos poco lo he contado nunca. No se sabe que querían aprovechar el cierre fue producto la fusion para de una estrategia coobtener un peso en mún del Ministerio e las cajas que los Iberia, por mucho que votos les niegan. el ministro pusiera el grito en el cielo el día que le anuncié (él estaba en Francia) que el momento había llegado y que esa noche del 13 de julio iba a cerrar la compañía. Él debía mantener una determinada pose y estuvo en directo con el “Butanito” y todo, poniendo, como digo, el grito en el cielo. Una vez cerrada la compañía, a las doce de la noche, comenzaron a llegar cartas de los pilotos revocando su dimisión. Sencillamente se asustaron. A las siete de la mañana, la compañía ya estaba abierta, sin dimisiones sobre la mesa (llegaron más revocaciones que dimisiones presentadas, seguramente porque no hubo tiempo siquiera a que éstas llegaran). El cierre sólo afectó a siete vuelos. En cualquier día normal se podían llegar a cancelar del orden de 15.

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sión?

-¿Aguantó todo el Gobierno la pre-

-A las 3 de la mañana me llamó Rato para que abriera, una vez que habíamos recibido ya veinte cartas de pilotos revocando su dimisión. Le dije que con veinte cartas yo no abría y el SEPLA tuvo que seguir redactando cartas de revocación toda la noche. -¿Y Aznar? ¿Estaba en el “ajo”? -Yo no había hablado con él, pero sé que a las ocho y media de la noche, media hora antes de que yo anunciara en el Telediario el cierre a partir de las 12, un mensajero fue a contárselo a Aznar. Éste estaba jugando al padel. Paró, escuchó y siguió jugando. Así que informado sí estaba. -Un episodio con Irala a lo Clint Eastwood en estado puro vaya… -Ansón me dijo que aquello fue un órdago que acabé ganando. Y yo le dije que no, que aquella fue una operación perfectamente coordinada y organizada. Creo que no me creyó, pero acabo de contar la verdad. -Con una actuación sin precedentes como esa, otras acciones tuyas aparecen como minucias. Por ejemplo, el día en que entraste en Iberia decidiste despedir a alguien por utilizar el teléfono del presidente. -Era el teléfono de crisis de la compañía, directamente conectado con Moncloa, que yo sólo tuve que utilizar una vez en siete años. Recién nombrado presidente de Iberia, se produjo el secuestro de uno de nuestros aviones, con desenlace rápido afortunadamente, y un señor, sin estar yo presente, decidió que podía usar dicho teléfono BBK no sin mi permiso. Ese mismo día fue puede despedido. Mi secretaria supo en ese quedarse momento que ella sería la siguiente parada ante si se reproducía un hecho similar por la abortada parte de quien fuera.

fusión, quiere ser la referencia en Euskadi y ya está estudiando la primera adquisición de otra entidad bancaria.

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-Las consecuencias del 11 de septiembre en Iberia debieron ser durísimas… -Los seguros se interrumpieron y más tarde se dispararon y no había forma de volar en aquellas condiciones. El Gobierno americano reaccionó de inmediato y avaló a las compañías aéreas, pero Europa era un caos. Cada gobierno decía una cosa. Yo entonces era presidente de la IATA (Asociación in-


ELKARRIZKETA

ternacional de aviación civil) y tras una reunión decidimos que si no obteníamos un aval de los gobiernos respectivos en Europa dejaríamos de volar. Así se lo dije a Rato, presidente del ECOFIN por aquel entonces. Fueron dos días en que lo pasé muy mal. Ya me veía pasando a la historia como el presidente que hizo dejar de volar a los aviones. Por fin logramos un aval de los gobiernos para tres meses, lo cual nos dio el tiempo suficiente para renegociar con las compañías. Esto también está dentro del capítulo de lo no contado nunca.

-Siguiendo con tu etapa profesional, es inevitable hablar de la abortada fusión de las cajas… -Lo diré una y mil veces. Es una fusión empresarialmente de libro, con redes complementarias que evitan el siempre tensionante solape, que sólo se produciría en servicios centrales y de manera muy pequeña. Así que lo único que debe quedar claro es quién manda y a partir de ahí todo es relativamente sencillo. Sí, porque la fusión no se afronta por motivos de debilidad. Es obvio que BBK está claramente destacada, a continuación viene la Kutxa en cuanto a solvencia y la Vital no anda muy detrás. La fusión se afronta desde la solidez. Ahora bien, políticamente es necesaria una modificación de la Ley de Cajas, porque con su redacción actual, el territorio histórico de Araba se quedaría sin representación, algo que no se compadece ni con la lógica, ni con la Ley de Territorios Históricos. Sería una modificación sencilla, pero algunos han querido aprovechar el viaje para modificarla en otros aspectos que les den a ellos mayor peso. Por ejemplo, los sindicatos. Y me parece legítimo. Además, no cambiaría sustancialmente nada si éstos cuentan con un par de puntos más de representatividad que el 7% que ostentan actualmente. Lo que ya no me parece tan claro es que algunos partidos quieran más modificaciones en aras, dicen, de la pluralidad. Se quejan de que un partido domine en algunas estructuras. Y algunos se enfadan cuando yo digo que si lo hace es porque lo ha ganado con votos. ¿O es que la pluralidad es que se cambie una ley porque los votos no me dan lo que persigo? Y luego ya se ha visto lo que ha pasado también con la lista más votada a la hora de formar gobierno… Y conste que yo estoy de acuerdo con la pluralidad, pero, para mí, claro, es otra cosa distinta. -Así que, genio y figura, lo que no puede hacerse desde esa fusión, tú entiendes que lo debe hacer la BBK por sí misma… -Es que cada día que pasa estamos perdiendo una oportuni-

Para nosotros, el concepto ‘etxea’ es algo mas que un tejado.

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es muy difícil que lo vayas a hacer. Se pierde frescura, las ideas se agotan y se corre el claro riesgo de perder credibilidad. Y yo, quiero ser claro en esto, ya no me levanto por las mañanas en las condiciones físicas y mentales que el cargo requiere. Mucho menos ante los tres o cuatro años decisivos que vienen. Y si hay algo claro también es que es muy difícil llegar, más aún mantenerse, pero lo definitivamente casi imposible es saber marcharse. Creo que Mario va a aportar muchísimo valor al proceso. Tenemos un balance muy sólido. Tenemos gente buena, preparada, sabemos los retos que nos vienen encima. Los planes de acciones están bien definidos y yo estoy bastante tranquilo en relación con el desarrollo del negocio bancario porque creo que el nombramiento Los vascos somos influyentes allí de Natxo (Sánchez Asiain) donde estamos, pero nos falta una aporta también desde un necesaria cultura de trabajo en punto de vista técnico unos red. conocimientos y una experiencia que yo creo que es buena para la organización. Con ello asentado, creo que Mario será decisivo en la Si los partidos tuvieran operación corporativa ante la generosidad llegaría el necesario profunda reestructuración del sector que se avecina. Tiene consenso para este país. experiencia, conocimientos jurídicos de primer orden, relaciones… Está en perfectas condiciones de asumir el liderazgo. Mario lo tiene todo para triunfar

dad de tener una entidad financiera de primer orden, que sirva de motor para el desarrollo industrial, económico y social de este país, y yo no soy muy optimista ya respecto a la fusión. Así que nosotros vamos a avanzar por nuestra cuenta. Y tenemos algo muy claro para ello. Jamás seremos una caja de referencia en España si no somos antes la Kutxa de referencia en Euskadi, que es nuestra huerta. Por eso hemos empezado a abrir ya oficinas en Gipuzkoa. Entretanto, eso no impide aprovechar cualquier operación corporativa que se ponga a tiro. -¿Estás pensando en alguna adquisición a corto plazo? -Sí, claro. -Así que ya la tenéis estudiada. -No sigas. No puedo decir más… aunque tampoco es muy difícil de adivinar. Si coges los datos públicos y ves los que están arriba y los que están abajo, enseguida llegarás a ciertas conclusiones. (Autor: No me atrevo a formular con ninguna).

-Has dicho en público que de tu antecesor en bajo la premisa de que no -Pero claro, tampoco General Electric recibiste todo lo que encuentre está tendrá que ser continuista, tres sobres como único necesariamente bien. supongo… consejo. “Ábrelos en orden cada vez que te enfrentes a -Sería un error que Mauna crisis”, te dijo. Abriste rio dijera algo así como “todo el primero y ponía: “Échale la culpa al anterior”. lo pasado está perfecto”. Precisamente el cambio Abriste el siguiente en la segunda crisis y leíste: permite una mayor frescura y transparencia para “Acomete una profunda reestructuración en la saber ver no sólo los aciertos, sino los errores. Eso compañía”. Y cuando abriste el tercero…: “Vete es bueno, porque permite ser dinámico y corregirpreparando tres sobres”. ¿Temes el momento los. La situación de partida para nosotros tampoco en que Mario Fernández abra el primero? era mala, sólo que hallamos algunos peros y nos pusimos a trabajar para corregirlos. -(Una amplia y sonora sonrisa)… ¡Y puede que lo tenga que abrir rápidamente además! -Cambiemos de tercio. Asomemos la mente al exterior de las empresas. Alguna vez -En serio, cómo ves tu relevo al frente te he oído decir que la globalización es una de BBK. esperanza para los más desfavorecidos. ¿De -He dicho muchas veces que en el mundo verdad crees que eso es así? de la empresa lo que no has hecho en diez años,

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-¿Y qué papel estamos llamados a jugar los vascos en ese proceso? -Yo creo que estamos llamados a liderar, a ser líderes en este proceso de globalización. ¿Por qué no? Para ello el tema de la innovación es fundamental. Y lo es porque somos un pueblo pequeño. Hay 250 ciudades en el mundo que tienen más habitantes que Euskadi. Que sí, que somos pequeñitos. Entonces no nos podemos quedar quietos a riesgo de que el proceso de globalización sea una ola que nos pase por encima y nos deje medio tumbados. Ahora bien, si nosotros nos centramos en la innovación no

sólo podemos participar de ese proceso de globalización, sino asumir el liderazgo. -¿No crees que en nombre de la innovación hay quien está vendiendo como nuevas motos muy viejas? ¿No estaremos creando un término mito? -Quizás en alguna medida y ciertos casos, sí. Pero en este tipo de procesos el impacto mediático es muy importante. Así que hay que machacar y machacar y machacar los mensajes para que el pueblo acabe tomando conciencia de dónde está el camino en estos procesos de los que estamos hablando. Y el único es ése, el de la innovación. Lo

Todo lo que soy se lo debo a Martine, lo dejó todo para ayudarme a ello.

Coraje, lealtad y generosidad fue el legado de aita y el que yo trato de dejar a hijos y nietos.

contrario es la muerte. No podemos competir en costes. Eso se ha terminado. Tenemos que competir en conocimiento. Y en eso estamos llamados, insisto, a ser líderes. -Tú que lo has vivido en primera persona, ¿crees que los vascos repartidos por el mundo son influyentes en sus respectivos países de residencia?

ELKARRIZKETA

-Sin duda. Yo creo que la globalización plantea más incertidumbres para las clases más favorecidas. Nosotros como país hemos alcanzado un nivel de vida y hemos alcanzado un nivel de bienestar que es de los mejores que hay en Europa sin la menor duda. Ahora la globalización nos aporta muchas incomodidades. El tema, por ejemplo, de los movimientos migratorios. Antes estábamos obligados a salir. Ahora vienen. Y son necesarios. Lo ideal es que vinieran formados. Por eso ahora en la Fundación Altos Hornos estamos planteando llevar la formación profesional a sus países de origen, para que puedan cubrir una necesidad desde el primer momento. Yo siempre pongo el ejemplo de los soldadores. Bizkaia llegó a ser la meca de los soldadores. Hoy, sencillamente no hay. ¿Por qué no formarlos en origen para seguir contando con una tecnología que vamos perdiendo?... Los procesos de globalización son inevitables e irreversibles y van a contribuir, en mi opinión, a la mejora del bienestar general.

-Yo creo que tenemos influencia, en general, y tenemos bastantes ejemplos de eso. Ahora bien, lo que no hemos sabido es organizar un trabajo en red. No lo hemos cultivado. Organizar una red de conocimiento, de empresarios, del tema cultural etc., sería altamente interesante y fructífero. Cuando se creó la Liga de los Amigos de los Vascos a raíz de la guerra civil, se creó una asociación muy potente que contribuyó mucho a transmitir una imagen de los vascos muy positiva y que además ayudó mucho a toda la diáspora que había salido de la guerra y que estaba pasando por dificultades. Eso yo creo que se ha abandonado. Últimamente yo creo que el gobierno de Ibarretxe y quizás antes también, había relanzado algo eso, pero no de una manera suficientemente fuerte. Yo tengo un hermano que se acaba de jubilar (era vicepresidente de la Ford que está en Detroit), que a través del Basque Centre for Studies de Reno, donde estoy yo también, asistió a una reunión aquí, cerca de Vitoria, con una serie de personas. Y me contaba que había desde catedráticos en Canadá hasta médicos, etc., tratando de crear esa red de gente que actúa de manera individual por el mundo. Creo que es, insisto, muy necesaria.

-Háblame de la crisis. ¿Tú ves luz al final del túnel? -Se me ocurre una broma de mal gusto, porque la que veo quizás sea la de un tren que se nos viene encima… En serio, no sé lo que puede durar esto. Por

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una parte están los llamados brotes verdes, con intereses bajos, materias primas al alza, cierta recuperación de las bolsas, pero luego miras a la economía real y los datos son preocupantes. Es posible que en 2010 el sector de las cajas en su conjunto esté en pérdidas, los márgenes van a bajar, la mora se va a incrementar… en fin, algo duro. Por otra parte, José Mari Aldekoa (Grupo Mondragón), un hombre para nada alarmista, habla de que no saldremos hasta 2014. Claro que el suyo es un sector muy específico, muy tocado y donde la competencia es muy fuerte. Es muy difícil prever algo para la economía en su conjunto que sea fiable. -No esperaba que la parte Clint Eastwood del hombre-empresa diera para tanto, pero falta el otro Irala. El familiar, el que hace de Ainhoa un lugar para sentirse y hacer sentirse libres a los demás… un lugar en el que falta Martine, la esposa que lo dio todo por él y sus éxitos, recientemente fallecida. Porque, en efecto, lo dio todo por ti… -Eso es así. Ella en su momento tomó una decisión que yo creo que ha sido fundamental para que yo pudiera desarrollar la vida profesional que he llevado. Ella ha ejercido de la etxekoandre que hemos conocido siempre en el país, y es la que ha contribuido a mantener las raíces, a pesar de las vueltas que hemos dado por ahí. Y éste, el caserío en el que nos encontramos, ha sido el punto donde mis hijos sabían que, estuviéramos donde estuviéramos y

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estuvieran donde estuvieran, aquí había un punto de reencuentro vital. Si no es por ella, no hubiera podido hacer lo que he hecho en esta vida. Y esto a veces lo olvidamos. El dicho dice que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer, pero creo que muchas veces hay que empezar el dicho al revés. -Fue a ella a quien dedicaste el premio Vasco Universal probablemente porque era un hito en tu vida al margen de tu labor profesional. -Sí. También le dediqué la

¿Euskadi independiente? Yo creo en el concepto ‘burujabetza’, libertad con responsabilidad. Legión de Honor que me dio el año 99 el gobierno francés. Vasco Universal me hizo sentirme querido en casa y la Legión de Honor fue una satisfacción viniendo de un país, Francia, que tuvo a bien acoger a aita cuando estaba condenado a muerte en otros países como España o la Alemania de Hitler. -Hablemos entonces de tu aita, tan pegado como estuvo al lehendakari Aguirre. He leído que tú recibiste de él tres valores que siempre has conservado, coraje, lealtad y generosidad… -Yo he intentado vivir con ellos y transmitírselos a mis hijos. Coraje frente a situaciones difíciles que se te presentan en la vida. Lealtad a unos principios y a unos ideales, y luego generosidad. Ge-

nerosidad en todo. Pero generosidad no es dar una limosna al chaval que está pidiendo. En la vida también hay que saber ceder algo de lo que tú tienes para que mejoren otros, y quizá uno de los problemas que tenemos hoy en la sociedad, tanto que hablamos de la falta de acuerdo, es probablemente que hay una falta de generosidad. Los consensos sólo pueden llegar a través de ella. -Es también el legado que dejas hoy supongo a tu familia, a tus hijos, a tus nietos… -Y procuro hacerlo desde el ejemplo. De palabra solo es más fácil, pero inútil. -También he leído otra de tus afirmaciones en torno a tu aita. Según ella, Anton de Irala “estaba contra la imposición y el engaño tanto del franquismo, como del nazismo y del comunismo” ¿Cuál sería hoy el ismo que representa la imposición y el engaño, desaparecidos esos tres? -Es que yo creo que el comunismo no ha desaparecido, ha renacido, y ése es uno de los temas muy importantes hoy. El comunismo ha renacido y para mí sigue siendo marxismo. -Y luego el resto de tu familia. ¿Orgulloso de haber ayudado a construir un clan tan amplio como unido? -Sí, sí, orgulloso, claro que sí. -Supongo que todos tienen algo de ti. -Supongo. No sé, yo le solía decir a mi mujer que parecía absolutamente imposible que mis hijos tuvieran el mismo padre. -? -Es que son tan distintos… pero a ella no le gustaba que di-


jera esto y agarraba sus buenos enfados. Es que yo creo que realmente la verdadera trasmisora de los valores ha sido su madre, yo lo único que he hecho es facilitar la logística. -Pero a ti como legado de Martine te queda seguir su camino en ese sentido… - Sí, claro, sin duda. Y para nosotros los valores tradicionales que siempre ha tenido este pueblo, como etxea, que es algo más que un tejado… son algo por lo que merece la pena luchar en un mundo tan materialista como el que nos ha tocado vivir. Esto no es como una ciudad. Aquí, en Ainhoa, nos conocemos todos los vecinos, participio en auzolan… No sé, esto es otra cosa y toda mi familia no solo lo sabe, sino que lo aprecia.

-Unas preguntas que necesitan respuestas rápidas y necesariamente cortas. Por ejemplo, ¿tú crees en una Euskadi independiente?

-Independiente de quién. Yo creo en el concepto “burujabetza”. Libertad con responsabilidad. Esa es la verdadera independencia. Nor bere buruaren jabe izatea. -¿“Yes, we can” o “Noski baietz”?…, esto es, ¿lengua universal o lengua del corazón, con cuál te quedas? -Con las dos. Muchas veces planteamos los temas en sí o no, o en incompatibilidades. Yo creo que en muchos de estos aspectos hay que decir “depende”. En algunos momentos y para algunas cosas tienes que ir por un camino y en otros tienes que ir por otro. Y eso los marxistas lo saben muy bien. Que uno se divide en dos lo saben muy bien. Irujo?

-¿Olaizola o Martínez de

-Esto, como no se puede dividir, me quedo con los dos, esto es, a mí lo que gusta de verdad es verles jugar una final. -¿Txuleta o besugo? -¡Y dale! Los dos. Empe-

zaría por el besugo… ¡y luego la chuleta! Pero si hay que empezar al revés tampoco tengo problema. (risa abierta… y compartida) -¿Hotel o casa rural? -Pues hombre, cuando voy a Estocolmo y me quedo en el Gran Hotel, pues estoy en la gloria, pero aquí en el Baztan estoy mejor en una casa rural. -O sea, ¡los dos! -¡Los dos!

risas)

-¿Cine o teatro? -Ninguno de los dos. (más

-¿Libro o Internet? -Libro. Entre otras cosas porque cada vez me cuesta más leer una pantalla. -Para terminar, ¿hay alguna pregunta que te arrepientas de haber contestado? -¡Cuando vea el resultado te lo diré! Demasiado tarde…

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Las fronteras del diálogo para Claudio Magris.

REFLEXIONES

Una lectura crítica

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C

Joseba Iñaki Sobrino

laudio Magris es un intelectual italiano que goza de un cierto prestigio en España. Si tuviésemos que juzgar en función de las referencias que a él o a su obra se realizan en los medios de comunicación vascos parecería un auténtico desconocido, pero se trata de un autor reconocido en el Estado nada menos que con el premio Príncipe de Asturias y con la traducción y publicación en castellano de algunas de sus obras más relevantes; particularmente una muy interesante recopilación de ensayos, la mayoría en forma de artículo periodístico, que la editorial Anagrama ha publicado con el título de La historia no ha terminado, en una colección que goza de justo renombre y notable éxito de venta.

que si fue escrito hace ya algunos años (en 2001), sigue formando parte por un lado de las cuestiones que más ocupan y preocupan al autor en relación con el mundo en el que vivimos, y de las que más ocupan y preocupan en el ámbito de la sociedad vasca en relación con el medio con el que acabar con la violencia de ETA que llevamos tanto tiempo padeciendo. Junto al ensayo específicamente dedicado a la cuestión, son muy interesantes las alusiones que realiza al diálogo en otros artículos de los que integran la recopilación.

Uno de los trabajos que forman parte de esta publicación es un ensayo titulado “Las fronteras del diálogo”,

Magris considera en primer lugar que “diálogo y tolerancia pueden ser considerados casi sinónimos”1, “que la verdad nunca puede ser el dominio y la imposición de una sola doctrina que

Por venir de quien viene, y tener Magris la audiencia que tiene entre quienes pueden decirnos tantas cosas, por enfrentarse directamente al meollo de algunas de las preguntas básicas que también otros muchos nos hacemos y porque, como se va a ver, admiramos el esfuerzo pero no compartimos íntegramente sus resultados, creemos que su ensayo merece y soportará una lectura crítica, la que puede hacer el lector con nosotros si continua a lo largo de las siguientes páginas. EL DIÁLOGO PARA C. MAGRIS: NECESIDAD Y PROBLEMA


Joseba Iñaki Sobrino

“La verdad nunca puede ser el dominio y la imposición de una sola doctrina que no se pone en entredicho y no admite el diálogo paritario con opiniones distintas”.

no se pone en entredicho y no admite el diálogo paritario con opiniones distintas”, y recuerda la afirmación de Lessing de que “la verdad pura solo pertenece a la divinidad”2.

La tolerancia significaría “actuar según una trama, respetar las improvisaciones propias y de los demás y aceptar que quien declame con nosotros cambie inesperadamente lo que tiene que decir y responda, por ejemplo, con una receta culinaria a una declaración de amor”3. Sin embargo, percibe “la necesidad, la dificultad, quizá la imposibilidad, la inextricable problematicidad del diálogo y la tolerancia y de sus límites”4. “La tolerancia, o sea el diálogo y sus contradicciones constituyen un problema universal, que se plantea hoy a la conciencia –y también a la legislación– con una urgencia desconocida hasta ahora en la historia”5. ¿Por qué constituye el diálogo un problema? Porque si la supremacía del individuo característica de la cultura occidental presupone la igualdad en dignidad y derechos de todos los seres humanos y “la recíproca tolerancia de las diversidades y el diálogo entre las culturas”6, los crecientes contactos entre pueblos y culturas “son susceptibles de crear situaciones difíciles, en las que el dilema entre el debido relativismo cultural y la afirmación de los valores irrenunciables podrá plantearse dramáticamente”7. Más en concreto, “casi todas las diversidades... pueden y deben ser superadas, contra toda estulta y rencorosa cerrazón, en un diálogo fraterno”, pero “pueden producirse situaciones en las que ciertas culturas, grupos o individuos sientan como valores irrenunciables lo que a otros les parece inaceptable e inhumano”8.

Licenciado en Derecho y en Antropología. Máster en Hacienda Pública y Finanzas.

En estas situaciones “siempre se debe apostar por el diálogo, pero con la conciencia de que podemos encontrarnos ante dilemas dramáticos que lo pongan en solfa”9, como el de la decisión entre realizar una transfusión de sangre a un menor cuyos padres se opongan en virtud de sus convicciones religiosas, imponiéndola por la fuerza o dejar morir a la criatura.

Los crecientes contactos entre pueblos y culturas “son susceptibles de crear situaciones difíciles, en las que el dilema entre el debido relativismo cultural y la afirmación de los valores irrenunciables podrá plantearse dramáticamente”. ¿Cuál es la solución por la que opta Magris? Dialogar significa “ponerse en tela de juicio; luchar por las ideas de uno, pero estando dispuestos, en principio, a dejarse convencer si las tesis del adversario resultaran lógicamente más fundadas y humanamente más auténticas”, pero esto “implica una elección previa –antes del comienzo del diálogo– de las posiciones con las que se está dispuesto a dialogar, para combatirlas pero reconociéndoles una misma dignidad”10. Quien no es un asesino “no aceptaría discutir con quien, por ejemplo, afirmase la licitud de emplear la violencia con un niño y matarlo”11.

Dialogar significa “ponerse en tela de juicio; luchar por las ideas de uno, pero estando dispuestos, en principio, a dejarse convencer si las tesis del adversario resultaran lógicamente más fundadas y humanamente más auténticas”.

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Nos podemos encontrar en situaciones “que impiden, moralmente, transigir y dialogar, tolerar”12. Situaciones “en las que sea menester elegir unos valores en perjuicio de otros, decidir cuáles son las leyes no escritas de los dioses a las que recurre Antígona, aquellas que en ningún caso pueden ser violadas”13.

de la violencia y así sucesivamente... en la base de la libertad hay algunos principios fundamentales que ya no hay que poner en entredicho: la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, sin distinción de sexo, nacionalidad o religión, es uno de esos principios no negociables... no estamos dispuestos a discutir con quien quiera negar el derecho de voto a las mujeres, a los negros, a los católicos o a los ateos”18.

Es una tarea difícil por la necesidad “y al mismo tiempo la imposibilidad o por lo menos la extrema dificultad de reconocerse en un mínimo, en un quantum de irrenunciable universalismo ético”14.

Sin embargo, la ley positiva, el reflejo de ese cuerpo de valores, “por sí misma no es legítima –ni siquiera cuando nace de un ordenamiento democrático o del sentimiento y la voluntad de una mayoría– si atropella la moral”19, una violencia infligida a un individuo “no se convierte en algo justo solo porque un así llamado sentimiento común la apruebe”20. Como expone muy bien en otro trabajo, “un Estado democrático puede darse leyes –aprobadas por mayoría y por lo tanto impecables desde el punto de vista de la legalidad– que menoscaben valores morales y les parezcan a algunos ciudadanos moralmente ilegítimas”21.

Se tendrá que elaborar, “con esfuerzo, en una continua confrontación y diálogo con las culturas de los nuevos europeos, un mínimo cuerpo de valores comunes no negociables”15, porque la democracia “consiste en el esfuerzo continuo y nunca definitivo de distinguir entre las posiciones que tienen derecho a enfrentarse, por más duramente que se contrapongan en un plano de igualdad, y las posiciones que, dolorosamente, tienen que ser excluidas de ese diálogo en libertad”16.

La democracia “consiste en el esfuerzo continuo y nunca definitivo de distinguir entre las posiciones que tienen derecho a enfrentarse, por más duramente que se contrapongan en un plano de igualdad, y las posiciones que, dolorosamente, tienen que ser excluidas de ese diálogo en libertad.

Este rechazo “es doloroso, porque siempre es doloroso excluir a hombres o ideas del diálogo, pero es inevitable”17. En un artículo publicado en el Corriere della Sera en 2004 y también recogido en el citado libro, reitera esta posición: “a diferencia de los regímenes totalitarios, en democracia se puede y se debe poner en entredicho casi todo”, pero “para hacer posible esta contraposición civil, la democracia tiene que excluir y prohibir aquello que la impediría, prohibir por ejemplo el hacer valer las razones por medio

Mirándolo por otro lado, si la mayoría no tiene razón, ¿quién la tiene?, “es fácil caer en la tentación de imponer por la fuerza otra razón, que a su vez no tiene más que fuerza”22. La tragedia y la dignidad humanas estriban en que “no hay respuesta preconstituida a este dilema; lo que existe es solo una búsqueda difícil, no exenta de riesgos, incluso morales”23. Lo que no podemos hacer es “sustraernos a la responsabilidad de elegir valores universales y comportarnos en consecuencia; si se renuncia a esta asunción de responsabilidades en nombre de un relativismo cultural que sitúe a cualquier actitud en el mismo plano, se traicionan las leyes no escritas de los dioses de Antígona y nos hacemos cómplices de la barbarie”24. Estamos inmersos en un clima cultural en el que cada vez es más difícil elegir una cosa y excluir las otras, “este sincretismo exasperado” es típico de momentos de tránsito entre civilizaciones, pero si se es cristiano no se es budista y viceversa, “pretender amortiguar y fundir las diferencias de esas religiones en un mejunje privado implica infligir una ofensa a la seriedad y dignidad de cada una de ellas”25; se respeta una concepción del mundo

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“solo si nos la tomamos en serio hasta el fondo, si nos confrontamos rigurosamente con la verdad que anuncia y con nuestra capacidad o incapacidad de abrazarla realmente”26. Una filosofía o una fe “propugnan una unidad orgánica, no una ensalada en la que cada uno de sus ingredientes concretos sea facultativo”27.

Lo que realmente sucede es que “en esta sociedad la tolerancia se distorsiona hasta dar en algo que se le parece mucho pero que en realidad es su contrario: la indiferencia... la intercambiabilidad de cualquier cosa por cualquier otra”28. Hay ámbitos en los que “es justo que la ley se adecue a las costumbres... y hay ámbitos en los que ninguna difusión puede hacer que una costumbre sea lícita; aunque fueran multitudes las que practicaran el asesinato, éste continuaría siendo un delito que hay que perseguir, por más difícil que, en tales circunstancias, ello pueda llegar a ser”29. Por todo ello, “a veces nos asalta una duda desconcertante, una verdadera y auténtica tentación, que es menester combatir y que hoy es quizá más difícil que nunca –y por ende tanto más necesario– combatir: la duda acerca del diálogo propiamente dicho, de su validez”30. Según Magris, ya Erasmo de Rótterdam “siente que éste –si no se basa en una previa afinidad electiva o en una sustancial vecindad de puntos de vista, que por otra parte lo hacen superfluo– es inútil... se percata de que en el diálogo se convence solo a quien ya está convencido y de que el destino de la palabra y de la razón es equívoco”31, aunque “no se trata de dudar por ello de la razón”32 y la grandeza de Erasmo está en que “continúa persiguiendo tenazmente la razón, porque se niega a creer que esa nada tampoco sea la verdad definitiva”33.

Hasta aquí la síntesis personal del pensamiento del intelectual triestino. Recapitulando, estaríamos ante la necesidad del diálogo como medio de superación de las diferencias, ante el problema de que no todas las diferencias pueden ni deben ser superadas siendo inevitable la exclusión de las posiciones que se enfrentan a determinados valores, ante la necesidad de determinar cuáles son éstos y consecuentemente cuáles son aquellas, y ante el problema de que el mecanismo democrático de legitimación, la mayoría de votos, no legitima por sí sola cualquier elección. Toca ahora expresar respecto de ella nuestras coincidencias y discrepancias.

REFLEXIONES

“En esta sociedad la tolerancia se distorsiona hasta dar en algo que se le parece mucho pero que en realidad es su contrario: la indiferencia… la intercambiabilidad de cualquier cosa por cualquier otra”.

DEL DIÁLOGO COMO UNA DE LAS BELLAS ARTES Hay que comenzar advirtiendo que cuestiones terminológicas y conceptuales están detrás de muchas de las discrepancias y controversias que se expresan a través de los medios de comunicación; es el diferente significado que atribuimos a las palabras (uno de los más grandes atributos del lenguaje) el que está detrás de las mismas, o dicho de otro modo, estamos muchas veces utilizando los mismos términos para hablar de cosas de alguna manera distintas y es eso lo que nos dificulta compartir opiniones. Es éste también el caso. Comprobarán que si Magris llamase a las cosas como lo hacemos nosotros, si no englobase en diálogo algunas cosas que creemos que deben denominarse de otra manera y no utilizase el concepto en sentidos distintos y equívocos, tal vez la distancia de nuestras respectivas posiciones fuese tan pequeña como la que parece haber entre nuestras inquietudes. Por ello hay que comenzar precisando los conceptos. Nuestro intelectual italiano considera diálogo y tolerancia “casi sinónimos”, cuando el diálogo es más, o en todo caso, un instrumento a través del que ésta se manifiesta como actitud vital de carácter más global y omnicomprensivo. Tal vez la tolerancia que caracterice indudablemente a determinadas personas no se traduzca en diálogos en temas o personas concretas por, por ejemplo, falta de oportunidades para que el tal diálogo tenga lugar.

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Magris además parece considerar diálogo tanto la acción de contrastar pareceres, como el acuerdo, síntesis o resultado que presume que puede derivarse de tal práctica y de ahí que, preventivamente, establezca límites y excluya posibilidades. Consideramos por nuestra parte que hay que distinguir y denominar de manera distinta la acción de contrastar pareceres e intercambiar opiniones y el eventual resultado (que puede o no darse) en virtud del cual los dialogantes confluyen en una posición común, modificando acaso alguno de ellos, en mayor o menor medida, la que mantenía previamente. Otra precisión terminológica. Considera dialogar “ponerse en tela de juicio, dispuesto en principio a dejarse convencer”. Descendiendo del plano del “deber ser”, del de los desideratums que compartimos, al de la realidad con la que nos tropezamos a diario, aplicar este exigente baremo excluiría del concepto la inmensa mayoría de los diálogos a los que aplicamos de ordinario tal denominación. Hay algunos que se desarrollan durante lustros (pongamos de ejemplo algunos diálogos sociales o el que en la sede de Naciones Unidas tiene lugar, con mediadores independientes, entre Marruecos y el Frente Polisario sobre la autodeterminación del Sahara) en los que ninguna de las partes parece dispuesta a dejarse convencer de la bondad de los argumentos de la contraparte. Es evidente que existen diferentes tipos de diálogo y que la caracterización del triestino solo se corresponde con algunos, y no precisamente de los más frecuentes. No solemos dejar de considerar árbol aquel que no da fruto, o que no da el fruto que se presume debería. Hay quien reprocha a algunos diálogos no construir otra cosa que monólogos alternativos y el habla popular ha acuñado para ellos una expresión muy gráfica, “diálogo de sordos”, pero dejar de llamar diálogos a los en alguna medida “improductivos”, reclamaría el prácticamente imposible esfuerzo de determinar un resultado exigible y evaluar en función del mismo la pertinencia de la denominación. Creemos, dejando sentadas las discrepancias terminológicas, que estamos ya en condiciones de abordar el fondo de la cuestión.

Hay quien reprocha a algunos diálogos no construir otra cosa que monólogos alternativos y el habla popular ha acuñado para ellos una expresión muy gráfica, “diálogo de sordos”, pero dejar de llamar diálogos a los en alguna medida “improductivos”, reclamaría el prácticamente imposible esfuerzo de determinar un resultado exigible y evaluar en función del mismo la pertinencia de la denominación.

Estimamos por nuestra parte que no es ésta una consecuencia necesaria del diálogo y que de producirse quizá hubiera que encontrar sus causas en lugar distinto del diálogo, en, por ejemplo, una débil convicción sobre las propias creencias o una insuficiente reflexión sobre sus contornos, límites y consecuencias, pero creemos no obstante necesario revisar los presupuestos de tal posición. ¿Existe en primer lugar tal mínimo cuerpo de valores sobre los que no cabe transacción? Siendo como es una cuestión que ha hecho correr ríos de tinta jurídica, ética y antropológica urbi et orbe, no podemos ni tan siquiera resumir aquí el debate que ha suscitado, pero si, tomando los derechos humanos como parte fundamental, si no única, (quizá en otra ocasión podamos enfrentarnos a ese miura) de ese cuerpo de valores comunes (al fin y al cabo la mayoría de los estados han asumido la declaración de que son universales, indivisibles e interdependientes), podemos concluir con X. Etxebarria34 que “hay que afirmar para todos los humanos de todas las culturas un núcleo básico principial”, “el que históricamente se ha encarnado

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Lo que preocupa fundamentalmente a Magris y en torno a lo que construye también su idea de democracia es que como consecuencia del diálogo entre quienes participan con él de la convicción de que existe un “mínimo cuerpo de valores comunes no negociables”, y quienes puedan no compartir que tal mínimo exista o lo sitúen en torno a valores distintos, pueda producirse una aceptación de la lesión del mismo o de los elementos que lo integran.


La universalidad habría que entenderla, según este planteamiento, no como de partida, fruto del descubrimiento local, no como de llegada, expresión de objetivo definido en el que confluir, sino como de recorrido, abierta al cambio, redescubrimiento y pluralidad. A expensas de determinar por ambas partes lo que entendemos incluido entre lo no transigible, coincidiríamos, pues, con Magris en la existencia de acuerdos imposibles o ilegítimos, aquellos en los que se produjese o de los que se derivase lesión, al menos de ese núcleo básico principial al que alude Etxebarria. ¿Significa eso que no puede dialogarse sobre la cuestión, que no pueden contrastarse pareceres con quienes sostengan lo contrario, que no existe, o con los que lo sitúen en ámbito distinto? Es aquí donde discrepamos absolutamente del intelectual italiano. Supuesto que consideremos acertada nuestra postura y equivocada la de quienes nos contradicen, ¿debemos renunciar a cualquier esfuerzo para convencerlos del mayor beneficio que para el interés común y general de la especie humana conlleva que acepten nuestra tesis? ¿Debemos renunciar a conocer mejor los posibles reproches y críticas que pueden formularse contra ella y con ello a la posibilidad de enriquecer nuestros argumentos de defensa y potenciar con ello su capacidad de atracción? ¿Es compatible con la convicción de que la dignidad, la libertad, la igualdad y la fraternidad se integran en alguna

medida, y con la interpretación que se quiera, en ese núcleo de lo intangible, la soberbia intelectual de renunciar a ofrecer a los acordes y discrepantes la panoplia de argumentos y valores en que nos apoyamos?

REFLEXIONES

en las palabras de dignidad, libertad, igualdad y fraternidad, aunque luego el soporte narrativosimbólico y determinados matices interpretativos de estas categorías varíen culturalmente”, que “hay que afirmar con formulaciones prácticamente unívocas de validez universal una serie de derechos mínimos básicos y fuertes, en general, aunque no exclusivamente en negativo”, que “hay que afirmar otra serie de derechos de modo genérico, que inevitablemente tienen marcadas encarnaciones culturales e históricas particulares”, y que “hay derechos que... pueden considerarse diferenciales en función de las culturas grupales”. Obviamente la madre del cordero estriba en colocar cada oveja con su pareja.

Nuestra respuesta es indudablemente negativa. Partiendo de que el resultado final de acrecentar el número de conformes con la posición que defendemos, conlleva un beneficio para el propio individuo y para la sociedad, no observamos razón alguna que obligue o aconseje renunciar a intentar conseguirlo en la medida en que se pueda. Magris desde luego no ha expuesto argumento alguno, más allá de la falta de confianza en sí mismo y el temor a hipotéticas cesiones.

Si eso es así, ¿cómo pretendemos conseguirlo? ¿Cuál es el camino alternativo al diálogo, al contraste civilizado de opiniones a través del que puede conseguirse algún avance en esta línea? ¿Existe alguno más idóneo? Volvemos a encontrarnos ante una respuesta necesariamente negativa. Ningún otro camino es tan conforme con la esencia de lo que integra el tan referido núcleo principial, en la delimitación de Etxebarria, o por lo menos no lo es en igual medida. Si queremos, como creemos que se deriva necesariamente de la dignidad, la libertad, la igualdad y la fraternidad humanas, realizar un cierto esfuerzo proselitista de estas convicciones, solo puede hacerse a través de una opción

La universalidad habría que entenderla, según este planteamiento, no como de partida, fruto del descubrimiento local, no como de llegada, expresión de objetivo definido en el que confluir, sino como de recorrido, abierta al cambio, redescubrimiento y pluralidad.

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que conjugue estos valores en clave interactiva, no situando las propias por encima de las ajenas. El único procedimiento que a nuestro juicio cumple tales condiciones es el del diálogo, lo que excluiría el prohibirlo o limitarlo en estos supuestos. Si proclama Magris la necesidad general del diálogo, salvo en los supuestos en que se realiza sobre el mínimo cuerpo de valores no negociables, y consideramos haber fundamentado que incluso en éstos es no sólo admisible sino altamente recomendable, no hace falta reivindicación adicional para eximirlo de culpa. Es por otra parte contradictorio, a nuestro juicio, creer, como afirma, que “la verdad nunca

Partiendo de que el resultado final de acrecentar el número de conformes con la posición que defendemos, conlleva un beneficio para el propio individuo y para la sociedad, no observamos razón alguna que obligue o aconseje renunciar a intentar conseguirlo en la medida en que se pueda. (dice nunca) puede ser el dominio de una sola doctrina que no se pone en entredicho y no admite el diálogo paritario con opiniones distintas”, y situar un ámbito, nada más y nada menos que el que constituye el sustrato fundamental del que derivan las convicciones específicas y particulares, el del los valores no negociables, “au dessus de la melée”. Consecuentemente la democracia no puede ser tampoco para nosotros el esfuerzo de distinguir entre las posiciones que tienen derecho a enfrentarse y las que tienen que ser excluidas de ese diálogo en libertad. No puede haber opiniones excluidas del diálogo “a priori”. Puede haber opiniones a las que se exija, precisamente, dialogar, esto es, expresarse con arreglo a lo que se ha predeterminado que constituye el diálogo (y aún esto, como es obvio, debería estar sujeto a

potencial contraste), pero no opiniones a las que se les impida hacerlo. Puede haber (y de hecho hay) posiciones imposibles de asumir individual y colectivamente, pero tampoco es legítimo cualquier medio de enfrentarse a ellas. La naturaleza de tales posiciones y los instrumentos a través de los que se proclamen y defiendan determinarán a su vez la legitimidad del modo de enfrentarse a ellas, pero no deberán desconocerse los requisitos que la doctrina penal exige para validar la legítima defensa, en particular la inminencia de la amenaza, la proporcionalidad de la respuesta y la inexistencia de posibilidades alternativas de menor lesividad. Sigue pendiente sin embargo un reproche que conviene analizar con cierto detenimiento. ¿Es consecuencia necesaria del diálogo con las posiciones inadmisibles por su afectación de lo innegociable, el que se derive una efectiva lesión de ese núcleo básico principial? Nadie, y desde luego no Magris, ha explicado el porqué. A nuestro juicio ni siquiera de un “acuerdo” o “consenso” (que es a lo que creemos que se refiere el triestino en algunos de los casos en que utiliza esta palabra) podrá predicarse tal conclusión sin analizar su contenido. No hay por qué prejuzgar que en el mismo se vaya a producir cesión alguna por quienes compartimos su convicción central y la de Etxebarria, ¿por qué no cabe pensar en cesión de la otra parte? Pero es que además es perfectamente imaginable el diálogo del que no derive acuerdo alguno, ¡si lo vemos todos los días! No queremos desconocer una crítica que si Magris no formula explícitamente sí han expuesto otros autores, cuál es la de que pueda, con independencia de que se llegue o no a acuerdo alguno, legitimarse, concederse personalidad, protagonismo o apariencia de verosimilitud, a posiciones que en principio carecen o debieran carecer de aquellas, por entablar diálogo con ellas, por colocarlas en un real o aparente igual nivel que la que defendemos. No obstante nadie plantea con seriedad que se esté legitimando el atraco o el secuestro aéreo por dialogar con quien retiene rehenes en una

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La pregunta entonces es obvia: ¿es el diálogo el que legitima o es tan solo la expresión, el reconocimiento si se quiere, de algo que se daba previamente? ¿Ofrece un valor añadido a las posiciones inadmisibles o se enfrenta simplemente al hecho de que cuentan con un respaldo que conviene disminuir, si es posible, de esa manera, habida cuenta de la medida en que obstaculiza la convivencia civilizada? Ninguno de los inquisidores del diálogo nos ha ofrecido todavía una respuesta convincente. Debemos agradecer a Claudio Magris su valentía al encarar una cuestión en la que demasiadas veces sobran sobreentendidos y falta reflexión sobre las incoherencias de la posición “políticamente correcta”. Tenemos que compartir su liberal posición en torno a que la verdad excluye la imposición de una sola doctrina y la exclusión de su crítica y del diálogo con las disidentes.

REFLEXIONES

acción de esta naturaleza para convencerlo de la inutilidad de su propósito. Solo se exponen consideraciones de este tipo cuando el delincuente formula reivindicaciones directamente relacionadas con la política, empleando el término en su sentido más restrictivo. Más aún, nos atrevemos a afirmar que sólo cuando tales reivindicaciones revertían ya cierta controversia en el ámbito del Estado de que se trate con anterioridad a la acción delictiva. Tal vez incluso exclusivamente cuando aquellas demandas contaban también “a priori” con un grado relevante de apoyo social.

Asumimos también, en la posición más desarrollada por, por ejemplo, Etxebarria, que existe un núcleo básico de valores en detrimento de los que no podemos aceptar acuerdo alguno.

No podemos, sin embargo, coincidir en que no quepa dialogar con quienes discrepan de nuestro parecer en ese ámbito. No podemos aceptarlo por cuanto ni siquiera de un acuerdo con tales contradictores debe necesariamente derivarse lesión alguna de valores innegociables, que, de producirse, tampoco tendrá por causa el diálogo, sino eventuales otras a buscar en el ámbito de la convicción de los cedentes. Mucho menos aún podrá declararse que se produce esto por el mero hecho de dialogar, de intentar incluso convencer al otro de lo equivocado de sus argumentos.

Concluimos, pues, con Magris en que el diálogo es una necesidad sí, pero no en que sea un problema. Estos hay que buscarlos en otra parte. Y quizás porque en algún momento no se practicó lo suficiente.

Concluimos, pues, con Magris en que el diálogo es una necesidad sí, pero no en que sea un problema. Estos hay que buscarlos en otra parte. Y quizás porque en algún momento no se practicó lo suficiente.

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INFORME 72

Territorios, regiones y estados miembros: el dilema regional en la Unión Europea Xabier Unanue Ortega INTRODUCCIÓN: TERRITORIOS, REGIONES Y ESTADOS MIEMBROS

ropea, viéndose obligadas a depositar sus reivindicaciones y expectativas en el foro interno del propio Estado al que pertenecen.

Tradicionalmente, la Unión Europea (UE) ha mostrado un escaso interés y sensibilidad por la cuestión regional, desconociendo casi totalmente, hasta fechas relativamente recientes, el fenómeno regional. Durante muchos años, la presencia y la intervención de las regiones en los asuntos europeos ha sido considerada por parte de la UE como una cuestión interna de los Estados en la que ella no tenía nada que ver. Como consecuencia de ello, las regiones carecían de capacidad para intervenir en el proceso de integración eu-

La primera aproximación de las instituciones comunitarias a la cuestión regional parte de una necesidad práctica: la de organizar el territorio sobre el que va a implementar sus políticas. Es cierto, así, que el Derecho comunitario ha venido estableciendo a efectos prácticos una distribución regional del territorio europeo1. Pero esa división no se elaboró desde reflexiones constitucionales o institucionales europeas, sino que más bien obedecía a razones puramente pragmáticas de orden económico: las regiones quedaban reducidas a simples unidades técnico administrativas a los efectos de implementar las políticas en las que se empleaban los diversos fondos comunitarios. Las regiones eran, por lo tanto, determinadas áreas o zonas sobre las cuales había que aplicar una actuación concreta, y carecían de connotación alguna (histórica, cultural, política, etc.) más allá de la meramente tecnocrática. De esta manera, la


Xabier Unanue Ortega

cuestión regional floreció no sólo en los Estados descentralizados de la Unión, sino en varios Estados Miembros (EM) que desconocían el fenómeno regional. Es el éxito de esta política “regional” europea2 –en sus vertientes de política de cohesión y fondos estructurales– el que en un primer momento funciona como revulsivo de la cuestión regional. Esto, unido a la existencia e importancia de un fenómeno regional previo en el seno de algunos de sus EM3 y a las reivindicaciones más persistentes de esas regiones existentes en los EM descentralizados, ha llevado en los últimos años a que este olvido del hecho regional se haya visto paliado, aunque de forma parcial y leve, a través del “reconocimiento” a las regiones de ciertas vías de participación en la UE. Por una parte, mediante una vía de hecho consistente en la intensificación de contactos entre la Comisión y las regiones en el ámbito de la política regional o de cohesión territorial (diálogo, consultas previas, asociar a las regiones en la ejecución de determinadas políticas comunitarias con fuerte impacto territorial, etc.), generalizado a partir de la publicación del Libro Blanco sobre la Gobernanza (2001). Y por otra, a través de una vía más institucional u oficial que tiene su principal exponente, a su vez, en dos importantes cauces de participación: de forma colectiva, a través del Comité de Regiones creado en Maastricht en 1992; y de forma individual a través de la participación en las delegaciones estatales (artículo 203 TCE, que previsiblemente será sustituido en el próximo futuro por el artículo 16 del Tratado de la Unión Europea en su redacción por el Tratado de Lisboa [TUE2]) en las instituciones comunitarias, particularmente el Consejo de Ministros En consecuencia, tanto por su origen como por la variedad de tradiciones constitucionales de los EM de la que parte, el fenómeno regional en la UE es muy diverso. Existen regiones tanto en los Estados descentralizados como en los que no lo son. Existen incluso “regiones dentro de las regiones”4. Aunque tampoco se debe deducir de esta afirmación que la región sea una forma universal de composición del Estado, ya que existen Estados sin regiones, como pueden ser Luxemburgo o

Abogado Doctorando EHU-UPV

Malta. Por ende, la regionalización en la UE, desde un punto de vista institucional y competencial, aun siendo un fenómeno importante, no es homogéneo. Las regiones con competencias legislativas representan un 30% aproximadamente del total de las regiones del Comité de Regiones (CdR), mientras que existen otras regiones que son más bien unidades administrativas sin verdaderas competencias legislativas, aunque posiblemente se vayan concibiendo como regiones por su inclusión en una dinámica regional europea. Igualmente, existen regiones-nación con vocación legítima de estatalidad cuyo objetivo es convertirse en Estados Miembros de la UE, con las mismas competencias y soberanía que vayan teniendo los EM en el proceso de integración (estatalidad residual). Desde el punto de vista económico, existen Länder alemanes con un PIB superior al de 22 EM. Igualmente, desde el punto de vista demográfico y geográfico, Las regiones con muchas regiones de alcompetencias gunos EM son mayores legislativas en tamaño, población representan y peso específico que un 30% muchos de los EM, no aproximadamente sólo los EM minúsculos del total de (Luxemburgo, Malta, y las regiones Chipre), sino de lo que ya constituye casi la midel Comité de tad de los EM de la UE. Regiones. Este hecho, que se hará cada vez más evidente a medida que se vayan incorporando los nuevos candidatos a EM (Croacia, Macedonia) Esta diversidad y los demás Estados dificulta europeos, que ya han enormemente solicitado la respectiva la definición candidatura (Albania, consensuada Bosnia-Herzegovina, de un modelo Montenegro, Kosovo y europeo de Serbia), es una de las participación mayores contradiccioregional. nes del actual sistema institucional europeo y

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está en la base de lo que vamos a llamar el “dilema regional” de la UE.

Las regiones con vocación de estatalidad concebirán su paso por el estatus de región como transitorio y no tendrán un interés políticoestratégico sino más bien pragmático y provisional en la definición de un modelo europeo de participación regional.

Esta diversidad dificulta enormemente la definición consensuada de un modelo europeo de participación regional, no sólo por las diferencias de partida en cuanto a tamaño, importancia u organización interna de las regiones, sino principalmente debido a las diferentes expectativas en intereses, no sólo de los diferentes EM (principales actores del proceso de construcción europea y detentores de la última palabra en las decisiones comunitarias), sino incluso de los distintos actores regionales. Las regiones “administrativas” o “territorios”, grupo mayoritario en la UE actual, posiblemente consideren el actual modelo difuso de participación regional como adecuado, ya que les supone un apoderamiento respecto a su situación de partida y expectativas, por lo que no empujarán hacia la definición de un modelo regional europeo, aunque se beneficien del mismo. Un grupo de “regiones constitucionales” que tienen asumida su condición de región y que, sin aspirar a un cambio de estatus constitucional, pretenden defender sus competencias como regiones y participar activamente, apostarán por un reforzamiento del modelo regional participativo. Finalmente, las regiones con vocación de estatalidad concebirán su paso por el estatus de región como transitorio y no tendrán un interés político-estratégico sino más bien pragmático y provisional en la definición de un modelo europeo de participación regional. LA CUESTIÓN REGIONAL EN LOS TRATADOS CONSTITUTIVOS El sistema comunitario europeo, aunque se basa formalmente en la doble legitimidad de los Estados (representada por el Consejo) y de los ciudadanos (representada por el Parlamento), tal y como reconocen los Tratados Constitutivos desde el Tratado de Maastricht (artículo 1 TCE), ha sido en origen una creación de los propios Estados y en gran medida sigue siendo una “unión de Estados”, que en el plano internacional mantienen soberanía y personalidad internacional, y que se organizan

sobre la base de Tratados internacionales, es decir sobre un basamento de Derecho internacional público. La Comunidad Europea confirma así el principio de estatalidad y el principio según el cual la personalidad internacional se adquiere bien a través de la estatalidad o bien a través de una organización internacional creada entre Estados y a la que estos confieren personalidad jurídica y capacidad de actuar en las relaciones internacionales.

Los EM aportan su soberanía a la UE. Se trata de una soberanía parcial (ya que retienen competencias en las materias no otorgadas o conferidas) y compartida (ya que entran en un proceso de codecisión o codeterminación con los restantes EM que también comparten su soberanía), concepción muy cercana al reparto de competencias, y que conlleva un riesgo real de reducción de las competencias estatales, dada la tendencia de las competencias comunitarias a expandirse, no sólo tratado a tratado, sino también por medio de una interpretación expansiva de sus títulos competenciales. Esto a su vez conlleva un riesgo aún más real de vaciamiento de las competencias regionales. La constatación de este fenómeno de “expansividad del Derecho comunitario” condujo a buscar cierto límite a la actuación comunitaria, por medio de los principios de subsidiariedad y proporcionalidad5. Esta reacción se consolidó en el Tratado de Ámsterdam a través del reconocimiento otorgado al principio de subsidiariedad. Sin embargo, el citado origen “estatal” de la Unión ha dejado impronta y se refleja en dos características del entramado institucional de la UE: la relativa neutralidad del Derecho europeo respecto de la estructura institucional interna de sus Estados miembros y la importancia del Consejo como centro de gravedad de las decisiones comunitarias. La consagración del principio de “autonomía institucional” en el vigente artículo 6.3 del Tratado de la Unión Europea (TUE), es consecuencia del respeto por parte de la Unión a la autonomía interna de sus EM, lo cual es consustancial a una organización formada por Estados que se proclaman soberanos y que formalmente actúan como tales en la Comu-

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nidad internacional. Esta “neutralidad institucional” del Derecho comunitario con respecto al ámbito interno de cada EM, a su vez, viene a ser la razón de ser de la predicada indiferencia, neutralidad o apertura (según el caso) de las instituciones europeas respecto a la cuestión regional. Dicho principio de autonomía institucional significa que el Derecho comunitario derivado (reglamentos, directivas, etc.) no puede restringir el poder de autoorganización de los EM más allá de lo ya previsto por los Tratados Constitutivos. Esto, en la llamada fase descendente o de aplicación del Derecho comunitario, quiere decir que la determinación de la autoridad competente a nivel interno para ejecutar una determinada obligación derivada del Derecho comunitario es una cuestión, esencialmente, de orden interno de cada Estado. Así mismo, en la fase ascendente o de conformación del Derecho comunitario, significa que la participación o falta de participación de las regiones en el ámbito europeo depende básicamente de la participación que el propio derecho nacional interno les reconozca. Ambas no son sino dos caras de una misma moneda, ya que, por un lado, conforme a él la UE expresa su vocación de neutralidad con respecto a las cuestiones competenciales y organizativas internas de los EM, y por otro, la determinación de la autoridad competente para la ejecución de una determinada obligación no puede totalmente escindirse de la cuestión de cuáles son los órganos interesados o afectados por la misma a los efectos de la participación en la fase ascendente. Esto no obstante, las regiones también han ganado referencias en los Tratados Constitutivos, también en el Tratado de Lisboa. Además del ya citado Comité de Regiones, pasando por la modificación del artículo 2036 TCE, la Unión avanza lenta pero progresivamente en favorecer una mayor participación de las regiones, para que éstas encuentren, junto a los Estados miembros, su sitio en la Unión. Así el artículo 4.2 TUE2 reconoce la realidad regional, dentro del respeto a las estructuras territoriales y como parte del respeto a la identidad nacional, en el mismo sentido que antes lo hacía el artículo I-5 del Tratado Constitucional. Asimismo, recuperando el contenido de su artículo III-280,

el artículo 167 del TFUE se refiere al respeto a la diversidad regional en política cultural. Se reconoce la dimensión regional de ciertas políticas de la UE como son trasportes (artículo 96 TFUE), cultura (artículo 167 TFUE), redes transeuropeas (artículo 170 TFUE), cohesión económica, social y territorial (artículo 174 a 178 TFUE), medio ambiente (artículo 191 TFUE) y protección civil (artículo 196 TFUE).

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La participación o falta de participación de las regiones en el ámbito europeo depende básicamente de la participación que el propio derecho nacional interno les reconozca.

La Unión avanza lenta pero progresivamente en favorecer una mayor participación de las regiones, para que éstas encuentren, junto a los Estados miembros, su sitio en la Unión. En consecuencia, y a pesar de que es indudable que el Derecho comunitario ha adquirido una entidad propia diferenciada del Derecho internacional público en que se basó originalmente, y de que tanto el Derecho comunitario como el Derecho interno han ido abriendo vías de participación para los entes regionales, los sucesivos Tratados consagran y confirman la figura del “Estado Miembro”, y lo hace a través de dos principios fundamentales: como fuente de soberanía y como entes con autonomía institucional constitucional. Por ello, tanto el TUE y el TCE, como sus versiones una vez entre en vigor el Tratado de Lisboa, son textos normativos inseparablemente unidos, por un lado, al desarrollo a través del Derecho derivado (directivas, reglamentos, decisiones…) y por otro, (y muy particularmente en relación a la participación de las regiones) al ordenamiento constitucional interno particular de cada EM. Por ello, la valoración de los Tratados constitutivos de la UE no puede ser llevada a cabo correctamente si se realiza al margen del Estado desde el que se realiza esa valoración: depende de la actitud que cada Estado adopte, dentro de su marco de competencia, con respecto a sus respectivas regiones. LA POLÍTICA DE RECONOCIMIENTO La tendencia a asimilar todos niveles infraestatales que se ve reflejada en la composición del Comité de Regiones, o en el uso que la Co-

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misión hace del sintagma “autoridades locales” para abarcar, sin distinciones, “la gran variedad de niveles subnacionales y organismos gubernamentales como municipios, comunidades, condados, provincias, regiones, etc.” ha motivado que, como reacción, surja un fuerte movimiento denominado “política de reconocimiento”, que propugna que se debe asumir la idea de que la UE dispone de múltiples niveles o de una estructura múltiple y compleja: - internacional-mundial (marco común) - europea supra-estatal o intergubernamental (UE) - estatal, centralizada o federal (todos los EM) - regional o federada (algunos EM) - infra-regional (algunas regiones: TTHH, comarcas, conurbaciones) - local-municipal-urbana (todos los EM) Partiendo de la constatación anterior, la “política de reconocimiento” propugnaría una implicación directa y activa de la UE en la cuestión regional -dejando de lado al menos mínimamente el principio de neutralidad de la UE- y, por otro lado, también la creación de un status constitucional especial para determinadas regiones, que evite la dilución de su configuración competencial e institucional y pueda paliar, al menos mínimamente, la incoherencia que supone el tratamiento recibido por un amplio número de EM en comparación con el recibido por estas regiones, en atención a su tamaño e importancia. Varios principios generales del derecho europeo se combinarían para fundamentar el reconocimiento de este status: la igualdad soberana de los Estados, la autonomía institucional o constitucional, la democracia representativa y participativa, el valor de la diversidad cultural regional (167 TFUE o 151 TCE), la atribución de competencias, la subsidiariedad, la proximidad a la ciudadanía y la efectividad de la integración. Desde este punto de vista, la autonomía institucional o constitucional de los EM y el reconocimiento de dicho status constitucional especial van de la mano y se basan en la siguiente afirmación: “La Unión respetará la igualdad de los Estados miembros ante los Tratados así como su identidad nacional, inhe-

rente a las estructuras fundamentales políticas y constitucionales de éstos, también en lo referente a la autonomía local y regional” (4 TUE). Es en este mismo principio de autonomía institucional o procesal, que reconoce la potestad de autoorganización del EM en materia jurisdiccional, procesal o administrativa, donde la política del reconocimiento encuentra su mayor apoyo, porque el principio de autonomía institucional tendría también una lectura reflexiva. No sólo implica por parte de la UE y sus instituciones un respeto hacia la forma de organización de que se dote el EM, en la interpretación más clásica de no mirar cómo está estructurado La “política de internamente, sino que reconocimiento” la Unión debe tener propugnaría una en cuenta dicha orgaimplicación directa nización para respetarla, para no alterarla y activa de la UE y para implicarla en la en la cuestión eficacia de la actuación regional -dejando comunitaria. En este de lado al menos sentido, la “política de mínimamente reconocimiento” puede el principio de señalar a los Tratados neutralidad de la de Niza (52 TUE) y de UE- y, por otro Lisboa (355 TFUE, 349 lado, también TFUE) que reconocen la creación expresamente ciertas especificidades regiode un status nales que obedecen a constitucional singularidades, sobre especial para todo, geográficas, para determinadas interpretar los Tratados regiones, que de forma que se concluevite la dilución de ya en el reconocimiento su configuración del estatuto especial de competencial e las “regiones constituinstitucional. cionales autónomas”. De esta manera las doctrinas de la “política de reconocimiento” han tenido acogida en sede jurisdiccional, en concreto en la jurisprudencia del TJCE sobre competencias fiscales regionales a partir de la sentencia del Tribunal de Justicia en el asunto Islas Azores (06-09-2006), confirmada recientemente por la sentencia sobre la fiscalidad vasca (11-09-2008) y por la sentencia del Tribunal de Primera Instancia en la sentencia (18-12-2008) sobre el régimen

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Nos encontramos ante una asimetría regional europea finalmente reconocida por el sistema jurídico comunitario. Nos encontramos pues ante un instituto emergente del sistema jurídico europeo que recaba ya en la actualidad un cierto grado de reconocimiento, embrionario aún, bajo el vigente Tratado de Niza y que pasa a formar parte del acervo comunitario, del sistema jurídico, con la jurisprudencia Islas Azores. Todo ello es indicativo de que el Tratado de Lisboa ha asumido, porque previamente los Estados lo han hecho, la existencia de territorios a los que cabe dar un tratamiento distinto por parte de las instituciones de la UE siempre que se respete la integridad y coherencia del ordenamiento jurídico de la Unión. En definitiva, nos encontramos ante una asimetría regional europea finalmente reconocida por el sistema jurídico comunitario. LA OPCIÓN DE LA ESTATALIDAD Y LA AMPLIACIÓN INTERNA Como hemos dejado sentado al afirmar la diversidad y heterogeneidad del fenómeno regional en la UE, muchas regiones se conciben como partes integrantes iguales y simétricas de un Estado-nación, y a pesar de las posibles reticencias hacia ciertas formas de repartos competenciales o de acomodamiento, no darán el paso a la reivindicación de la estatalidad propia7. Sin embargo, existen en varios EM regiones que tienen aspiraciones nacionales o incluso de estatalidad. Hemos visto también que esta política de reconocimiento ha tenido cierta acogida, tanto en la jurisprudencia comunitaria como en los Tratados constitutivos, particularmente en el Tratado de Lisboa. Aún así, su recepción a nivel comunitario es aún tímida, y la articulación a nivel estatal es diversa y, en muchos Estados, aún deficiente. Lo que nos lleva

a considerar que, si fallan estos resortes en el Estado y en Europa, es muy posible que se acentúen las aspiraciones estatalistas de estas regiones-nación. La cuestión que se sigue, desde la filosofía política y moral, es cómo pueden estas regiones-nación reconciliar una aspiración de estatalidad (de convertirse en EM) con la demanda y articulación de un modelo de participación regional que defienda sus intereses y todavía pueda ser respetuoso con el principio de lealtad institucional entre la UE, los EM y sus regiones. Y cómo puede la UE respetar la autonomía institucional y constitucional de sus EM, sin favorecer un innecesario desmembramiento de la Unión en caso de que se produzca alguna de estas segregaciones.

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fiscal de Gibraltar (Gibraltar contra Comisión y Reino Unido contra Comisión, Asuntos T-211/04 y T-215/04). Todas estas sentencias, así como las Conclusiones de la AG Sharpston en el asunto C-212/06 sobre la prestación asistencial del Gobierno flamenco, consolidan una línea jurisprudencial.

Existen en varios EM regiones que tienen aspiraciones nacionales o incluso de estatalidad.

En consecuencia, desde el punto de vista de la UE, debe anticiparse la eventualidad de que estas aspiraciones se acentúen o, incluso, lleguen a cristalizar en la creación de nuevos Estados a fin de poder responder adecuadamente atendiendo, muy particularmente, a la garantía de los derechos e intereses de los ciudadanos y empresas de los diferentes EM, a la estabilidad económica e institucional de la Unión y a la flexibilidad y reducción de los costes de tramitación necesarios para garantizar la coherencia y la efectividad del Derecho comunitario. La propuesta Lamassoure ponía el dedo en la llaga al señalar la incongruencia que suponía el hecho de que, tras la ampliación a 25, y luego a 27, pasarían a ser miembros de la UE países menos poblados y extensos que algunas de las regiones ya existentes y que, contrariamente a esas regiones, dispondrían de representación en el Consejo y en la Comisión. Una solución puede encontrarse en las políticas de reconocimiento y acuerdo que ya hemos mencionado. No obstante, la toma en consideración de las regiones en la adopción de decisiones de las instituciones comunitarias es como hemos visto, a

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varias de las actuales regiones de la UE insistan día de hoy, un modelo excesivamente en avanzar por la vía de la estatalidad y, en este abierto, basado en el principio de autosentido, de plantearse cómo habría de resolverse, nomía institucional y constitucional de desde el Derecho comunitario europeo e internalos EM y subordinado en consecuencia cional público, la eventualidad de ampliaciones a la predisposición del Estado, susceptiinternas fruto de la secesión de alguna de estas ble por ello de interpretaciones en contra regiones-nación y cómo resulta esta alternativa de la parte más débil, la regional. Esto en comparación con el modelo de participación es lo que pretendía corregir la propuesta regional. Lamas soure cuando pretendía romper con la dinámica clásica mantenida hasta La utilidad práctica de la seceentonces, según la cual se considera que la cuestión sión y ampliación interna regional es un asunto puramente interno de los Estados. Si a ello le sumamos que un mayor protagonisYa hemos apuntado que, sin perjuicio de las mo de las regiones necesita para materializarse que legítimas aspiraciones independentistas basadas los Estados cedan cotas de control en los procesos en sentimientos identitarios, nacionalistas, lingüíslegislativos comunitarios y de construcción europea, ticos o culturales, no faltan razones también desde lo que es siempre difícil que ocurra motu propio y, una perspectiva económica o institucional que en tanto la UE siga estando controlada por los EM, pudieran justificar una decisión de este es difícil que venga impuesto desde la tipo. Un hecho cierto es que existen UE. Además, ninguna “política de recoregiones con un peso económico y denocimiento” podrá ser realmente efectiva Un hecho cierto mográfico suficiente para compararse a la hora de saciar esas aspiraciones o es que existen a algunos de los EM de la Unión. Los de disuadir eventuales segregaciones, regiones con un ciudadanos de estas regiones pujantes si no entra a analizar las razones que peso económico pueden plantearse por qué no habrían subyacen a las mismas y las alternativas y demográfico de optar a la estatalidad, o si el hecho a disposición de las regiones, ya que sólo suficiente para de permanecer como región en lugar de desde dicho análisis podrá diseñarse un convertirse en EM no estará mermando modelo regional que pueda ser suficiente compararse a sus posibilidades de participación, deen comparación a ellas, y hacer así que algunos de los sarrollo y bienestar en comparación con no sea necesario recurrir a las mismas. EM de la Unión. otros ciudadanos de la Unión8. Las ecoLos ciudadanos Por ello, en este caso desde nomías de escala que anteriormente se de estas regiones el punto de vista regional, aunque la producían a nivel nacional, al centralizar pujantes pueden opción favorecida por la región sea el las dispersas fuerzas regionales en un plantearse porqué desarrollo de un modelo regional eurosolo Estado supra-regional, se produno habrían peo satisfactorio, más que la de iniciar cen ahora a nivel internacional, tanto de optar a la su propio camino como Estado, no deja mediante la liberalización del comercio estatalidad, o de tener interés el estudio de dicha altermundial como, de forma más intensa, si el hecho de nativa, auque sea como eventual forma dentro de grandes zonas económicas permanecer como de presión que, frente al inmovilismo como la que constituye la propia UE. Lo región en lugar o reticencia estatal a implicarse en tal que lleva a una dinámica ambivalente desarrollo de la política regional, pueda de competición-cooperación interregiode convertirse esgrimir alternativas creíbles y viables al nal por conectar con los flujos transnaen EM no estará simple sometimiento a la voluntad estacionales que originan estas economías mermando sus tal, de forma que permita a las regiones de escala, acentuando la importancia posibilidades de mantener cierta tensión negociadora real e inmediata del nivel regional con participación, que continúe el empuje hacia un modelo respecto al estatal en cuanto al diseño desarrollo y de participación regional adecuado. e implantación de políticas. Por todo ello, un estudio completo de la cuestión regional no puede dejar de abordar la posibilidad de que una o

bienestar en comparación con otros ciudadanos de la Unión.

A esta posibilidad es necesario añadir la ventaja que puede suponer una simplificación administrativa deriva-

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(desigualdad real) con su reflejo en la ponderación de votos en el Consejo, número de eurodiputados, etc.–, la estatalidad tiene un peso decisivo, de tal manera que una región previsiblemente aumentaría considerablemente su representación, incluso desde el punto de vista del reflejo de esta desigualdad real, en la medida que se mantuvieran los equilibrios y proporcionalidades existentes.

Esto es especialmente cierto en el seno de la UE, ya que ésta aporta un marco de estabilidad y armonización de políticas entre los diferentes EM (ciudadanía europea, unidad del mercado dentro del mercado único, moneda única, libertad de establecimiento, de residencia, de libre prestación de servicios, libre circulación de personas, reconocimiento mutuo de todo tipo de derechos sociales y cotizaciones, homologación de títulos, incluso derechos políticos limitados…) que, unido a la situación sociopolítica actual, propia de un sistema globalizado, hace que una eventual decisión de constituirse en un Estado independiente no sólo implique menos cambios de lo que sería habitual, sino que, a la vez, ofrece grandes ventajas a los países pequeños, lo que en conjunto hace viable y atractiva la opción a la estatalidad y al estatus de EM.

Es más, suponga o no la segregación y surgimiento del nuevo Estado una separación de éste de la UE, en cuanto el nuevo Estado independizado adquiere por medio de la secesión personalidad internacional, la UE puede negociar con él toda clase de Tratados, incluidos aquellos por los que el nuevo Estado pueda comprometerse, de igual modo que hoy en día hacen otros Estados que no son miembros de la UE, a mantener la aceptación del acervo comunitario y la pertenencia al mercado único (Suiza, Islandia, Noruega, Liechtenstein), a emplear la moneda única (Andorra, Mónaco, San Marino, Vaticano, Montenegro, Kosovo), o a formar parte del territorio Schengen (Suiza, Islandia, Noruega). Así mismo, como también señala este artículo 50 TUE2, nada impide que posteriormente pueda dicho Estado o dicho territorio que se ha separado del EM y de la UE volver a integrarse en el territorio comunitario, solicitando la adhesión como cualquier otro Estado.

Partiendo de ahí, las ventajas de la estatalidad en el seno de la UE serían muchas y variadas. Por cuanto son los EM las “altas partes contratantes” que constituyen la UE entre sí, se exige la unanimidad de éstos (no de las regiones) para la adopción de las decisiones más importantes de la UE, incluidas las decisiones “constituyentes” o de diseño de la arquitectura institucional comunitaria. Convertirse en EM daría a la región un peso considerablemente mayor en lo que respecta al diseño del marco general europeo en que ha de desenvolverse, al asumir un papel directo y activo en la construcción europea, considerablemente ampliado desde esta nueva perspectiva. Asímismo, los EM están directa e igualmente representados en la UE y tienen participación en absolutamente todas las instituciones, incluso aquellas que actualmente se mantienen fuera del alcance de las regiones (TJUE, BCE, Comisión,…). Aunque la igualdad entre EM no es absoluta –ya que se corrige por el distinto peso poblacional de los Estados

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da de reducir los niveles administrativos, rebajando tanto los trámites y costes públicos como el cuerpo funcionarial9, aumentando las posibilidades de participación democrática y control ciudadano por la mayor cercanía para con éste10 así como de redirigir en cierta medida en su propio beneficio las inercias económicas centralizadoras propias de toda capitalidad política que hasta la fecha se han dirigido a quien ostentara la misma en el Estado predecesor11 mediante la creación de un polo político y representativo propio.

La posibilidad jurídica de la secesión y ampliación interna en el derecho comunitario Existen por tanto ventajas para los Estados pequeños y las regiones que accedan al estatus de EM. No obstante, todo lo dicho hasta ahora parte de una premisa, y es que la región independizada podría incorporarse como EM a la UE. Esta premisa, sin embargo, requiere ser verificada. Ya hemos dejado de sobra sentado que el sistema comunitario es un sistema jurídico operativo en el Derecho internacional, ya que se crea como derecho entre “estados” sobre la base de tratados internacionales, y que los EM no dejan de ser Estados soberanos, tanto desde el punto de vista del Derecho comunitario europeo, que

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respeta su autonomía constitucional e institucional, como desde el punto de vista del Derecho internacional, ya que todos los EM conservan su personalidad internacional. Conforme al artículo 6 TUE, apartado 3, la Unión respeta la identidad nacional de sus EM. Ello implica que la Unión no afecta al ordenamiento constitucional de un EM, sea centralizado o federal, y, en principio, tampoco influye en el reparto de competencias dentro de un EM. La nueva redacción que el Tratado de Lisboa ha dado a esta disposición (art. 4.2 TUE2) añade un inciso que, en principio, podría hacer pensar que el Derecho comunitario descarta la posibilidad de una secesión o separación de parte del territorio de un EM cuando, repitiendo lo recogido en la segunda frase del propio artículo I-5.1 del malogrado TCUE, señala que “la Unión respetará las funciones esenciales del Estado, en particular las que tienen por objeto garantizar su integridad territorial, mantener el orden público y salvaguardar la seguridad nacional”. Sin embargo, esto resultaría contradictorio con el predicado respeto a las estructuras constitucionales de los EM y su carácter de Estados soberanos con personalidad propia en el ámbito internacional. Por ello no hay que perder de vista que el precepto hace hincapié expresamente en el respeto debido por parte de la Unión a las estructuras constitucionales de los EM y a esas funciones entre las que se incluye por parte la Unión. La redacción completa del precepto reza como sigue: “2. La Unión respetará la igualdad de los EM ante los Tratados, así como su identidad nacional, inherente a las estructuras fundamentales políticas y constitucionales de éstos, también en lo referente a la autonomía local y regional. Respetará las funciones esenciales del Estado, especialmente las que tienen por objeto garantizar su integridad territorial, mantener el orden público y salvaguardar la seguridad nacional.” Ello significa que, en este punto, el Derecho comunitario europeo no puede imponer a los EM, que permanecen soberanos también a la luz del Derecho comunitario, el mantenimiento de una integridad territorial, puesto que las decisiones sobre el territorio son inherentes al propio concepto de soberanía (de hecho, es la soberanía

sobre el territorio lo que define las fronteras del Estado), ni puede prohibir que en ejercicio de esa misma soberanía el Estado decida llevar a cabo alteraciones de sus fronteras, cesiones territoriales o cualquier otra mutación de la configuración e integridad territorial y constitucional del Estado. Tan es así que la UE no puede tampoco forzar la permanencia en su seno de sus respectivos EM, o, a mayor abundamiento, ni siquiera de partes del territorio de esos EM. El artículo 50 TUE2 en la redacción del Tratado de Lisboa vuelve a consagrar el derecho de los EM a decidir retirarse de la Unión que ya recogía el TCUE, lo que constituye un reconocimiento del principio de Derecho internacional público subyacente por el que los Estados soberanos pueden denunciar y separarse unilateralmente de los Tratados que firmen. Son los EM quienes retienen la soberanía, deciden unilateralmente (sin perjuicio de las negociaciones que sean necesarias para resolver el modo de ejercitar esta decisión) su permanencia o no en la Unión, decidiendo también indirectamente sobre la integridad territorial de la UE, y alterando también indirectamente por medio de esta decisión unilateral la composición de los órganos e instituciones comunitarias (en los que, consecuentemente, dejarán de tomar parte los parlamentarios, miembros del Consejo, comisarios, magistrados del TJUE, miembros del CdR,… de ese EM). Esta posibilidad de alterar unilateralmente las fronteras de la UE no se limita al supuesto contemplado expresamente en el citado artículo 50 en que todo el Estado decide su separación de la UE, sino que debe entenderse aplicable también (quien puede lo más puede lo menos) al supuesto de que un EM (a iniciativa propia o a instancias de una parte de su territorio) decidida, sin dejar de ser EM, separar una parte de su territorio del territorio comunitario, en ejercicio de esa misma autonomía constitucional reconocida por la UE12. La parte, igual que el todo, puede decidir separarse de la UE. Consecuentemente, si un EM iniciase un proceso de segregación por medio del que una parte de su territorio decidiera separarse del territorio nacional, especialmente si ello supusiera que este territorio se separarse de la UE, la UE no puede sino respetar dicha decisión, incluso aunque ello implique negociar las condiciones de su ejercicio y las consecuencias de la decisión en el seno de las instituciones comunitarias.

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La única duda es sobre cuál es la manera en que una región puede llegar a acceder al estatus de EM, y más en concreto, cuál de estas dos opciones es la que debería seguir la región independizada para hacerlo:

La diversidad, heterogeneidad y disparidad del fenómeno regional, combinado con los principios de autonomía constitucional e igualdad formal o soberana de los EM, conllevan una subordinación de la cuestión regional a las decisiones y política interna de los EM, que ha derivado en un debilitamiento institucional de ciertas regiones y a una dilución de su especificidad constitucional.

a) si entendiendo que la segregación lo excluye de los Tratados constitutivos, ha de seguir la vía de la solicitud de admisión conforme al artículo 49 TUE (unanimidad después de haber consultado a la Comisión y previo dictamen conforme del Parlamento Europeo, el cual se pronunciará por mayoría absoluta de los miembros que lo componen; ratificación de todos los Estados contratantes, de conformidad con sus respectivas normas constitucionales) o b) si, dado que los Tratados Fundacionales están sometidos a las provisiones de Derecho internacional público relativas a los Tratados internacionales, sobre las que se han ocupado las Convenciones de Viena de 1969, 1978 y 1986 sobre Derecho de los tratados, cabe entender que todas las disposiciones referidas al Estado predecesor deben en lo sucesivo entenderse

aplicables a ambos Estados, de forma que el nuevo Estado puede considerarse EM desde el principio, sin necesidad de interrupción ni de seguir el arduo proceso de solicitud de admisión. CONCLUSIONES

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La duda por tanto no es si la segregación de parte de un Estado que ostente la posición de EM es o no posible desde el punto de vista del Derecho comunitario. La duda no es si el que un EM haya ratificado los Tratados constitutivos invalida esa posibilidad o si ello altera las normas de Derecho internacional público. La duda no es si, desde lo estipulado por el Derecho comunitario y del Derecho internacional público, una región podría o no llegar a convertirse en un EM. La duda no es si el nuevo Estado podría permanecer dentro de las fronteras arancelarias de la Unión, beneficiarse de las ventajas de la moneda única o disfrutar de las libertades reconocidas por el Derecho comunitario incluso después de su independencia. Todo eso es posible, pues tanto el respeto de los principios de Derecho comunitario y de Derecho internacional público expuestos, como la aplicación analógica del artículo 50 TUE2, o la experiencia práctica lo confirman.

De todo lo dicho hasta el momento podemos concluir que el análisis del regionalismo en la UE desde las perspectivas mencionadas (cohesión y fondos estructurales, nueva gobernanza y agenda de Lisboa, institucionalización en la UE, para-diplomacia y cooperación interregional) nos conduce a la paradoja siguiente: ya no es posible concebir la estructuración institucional de la UE ni el proceso de integración europea sin tener en cuenta la dimensión regional, pero al mismo tiempo la diversidad, heterogeneidad y disparidad del fenómeno regional, combinado con los principios de autonomía constitucional e igualdad formal o soberana de los EM, conllevan una subordinación de la cuestión regional a las decisiones y política interna de los EM, que ha derivado en un debilitamiento institucional de ciertas regiones y a una dilución de su especificidad constitucional. Por otro lado, la incorporación de nuevos EM, acentuando la heterogeneidad de los EM y el consiguiente agravio comparativo que para las regiones más importantes supone el diferente tratamiento que reciben EM y regiones, así como las aspiraciones de estatalidad de las regiones-nación más reivindicativas, colocan a la

La UE debe prever también la posibilidad y resolver los eventuales interrogantes jurídicos, políticos e institucionales que plantearía la segregación y conversión en Estados independientes de alguna de las regiones existentes en los EM.

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UE ante un auténtico “dilema regional”. Es necesario que la UE responda ofreciendo a las regiones una salida digna que dé respuesta o al menos mitigue la contradicción subyacente a dicho agravio comparativo. Paralelamente, e independientemente de lo que a tal respecto dispongan las respectivas Constituciones nacionales de los EM y de que conforme a ellas ello sea posible o no (ya que, como toda Constitución, las Constituciones nacionales siempre

son susceptibles de evolución y modificación), la UE debe prever también la posibilidad y resolver los eventuales interrogantes jurídicos, políticos e institucionales que plantearía la segregación y conversión en Estados independientes de alguna de las regiones existentes en los EM, ya que si el dilema no se resuelve de otra manera (o incluso aunque se resolviera satisfactoriamente, si dichas regiones persistieran en sus legítimas aspiraciones de independencia política), no puede por completo descartarse la posibilidad de que finalmente acabe produciéndose una “ampliación interna de la UE”.

La Nomenclatura de Unidades Territoriales Estadísticas o NUTS. 2 La cohesión territorial, económica y social dentro de la UE constituye uno de los ejes de la integración europea, la segunda política más importante de toda la UE desde el punto de vista presupuestario. Hoy en día, las regiones se contemplan como actores principales en la consecución de los múltiples y ambiciosos objetivos de la agenda de Lisboa, como actores del desarrollo sostenible y de la lucha contra el cambio climático, o como elementos importantes para asegurar la pluralidad cultural dentro de la UE. 3 El fenómeno regional es importante en cuatro de los seis EM más grandes y más poblados de la UE que están por encima de 40 millones de habitantes, y es importante en la mitad de los seis EM fundadores. 4 Particularmente, la Comunidad Autónoma del País Vasco o Euskadi (CAV) sería una región a efectos europeos, que cuenta además con sus propias regiones, como entes “infraestatales infraregionales” con sus propias competencias normativas y administrativas, los llamados Territorios Históricos. 5 Como es sabido, en virtud del principio de subsidiariedad, en los ámbitos que no sean de su competencia exclusiva, la Unión intervendrá sólo en caso de que, y en la medida en que, los objetivos de la acción pretendida no puedan ser alcanzados de manera suficiente por los Estados miembros sino que puedan alcanzarse mejor, debido a la dimensión o a los efectos de la acción pretendida, a escala de la Unión. Por su parte el principio de proporcionalidad se refiere a que el contenido y la forma de la acción de la Unión no excederán de lo necesario para alcanzar los objetivos de los Tratados. 6 Este artículo, que previsiblemente será sustituido en el próximo futuro por el artículo 16 TUE2, hace referencia a la representación de los Estados en el Consejo por un representante “de rango ministerial”, expresión buscada para permitir que esa representación estatal la pueda ejercer un ministro regional y es el que ha abierto la puerta a la participación de regiones como las Comunidades Autónomas. 7 Esta posibilidad no puede ser ya considerada una mera posibilidad teórica, ya que diferentes regiones de varios EM (Escocia en el Reino Unido, Euskadi en España, las Islas Feroe en Dinamarca…) han planteado iniciativas concretas, más o menos precisas o explícitas, que apuntan en esta dirección, independientemente de que hayan llegado o no a materializarse. 8 A modo de ejemplo, la CAV tiene 2,1 millones de habitantes, sin contar a Navarra, y si partimos de un concepto 1

más económico, la eurorregión CAV-Navarra- Aquitania produce más de un 1,3% del PIB de la UE, lo que arroja dimensiones demográficas y económicas similares (cuando no superiores) a la de muchos Estados miembros: además de los ya citados, en rangos similares podrían situarse Finlandia, Hungría, Dinamarca, Lituania, Letonia, Eslovenia, Estonia, Chipre o Malta. 9 Tanto la multiplicación de órganos de gestión que caracteriza el Estado autonómico, como los problemas que, por organismos empresariales y partidos de índole estatal han sido denunciados en España con el ánimo de revertir el proceso autonómico en pos de una “recentralización”, y que han dado en llamar la “jungla normativa” y “cuerpo funcionarial hipertrofiado”, podrían resolverse y revertirse también, de forma radicalmente opuesta a la que propugnan, por esta vía. 10 Aunque no hay que menospreciar tampoco la utilidad de la distancia como medida de objetividad e imparcialidad, que puede servir de control a redes clientelares, prejuicios y conflictos de interés que pueden proliferar en las distancias cortas, tanto o más que en las largas. 11 Madrid es un ejemplo claro de una ciudad-región que ha sabido aprovechar su capitalidad política para fomentar la concentración económica y convertirse en un referente de la globalización. No en vano, sin entrar a contabilizar balanzas fiscales y de inversión, claramente favorables al centro sobre la periferia, el 80% de las órdenes que van a la Bolsa de Bilbao llegan de Madrid. 12 Esto sucedió, de hecho, en el caso de Groenlandia (territorio danés incorporado a la UE como tal parte de Dinamarca en 1973 que, a raíz de un referéndum celebrado por los habitantes de esta isla en 1985, decidió no formar parte de la UE, obligando a Dinamarca a negociar su exclusión del territorio comunitario con los demás EM). Como señala el artículo 50 TUE2 y sucedió también en el caso groenlandés, nada obsta a la unilateralidad de la decisión que el EM tenga que negociar con la Unión las condiciones de esa separación y las consecuencias que desde todos los puntos de vista ha de tener esta separación de la UE (revisión de la representación del EM en los órganos comunitarios, de las contribuciones debidas a la Unión… las alteración del peso del EM en el conjunto de la UE a resultas de la separación de parte de su territorio y población del ámbito comunitario; disposiciones relativas a las relaciones jurídicas públicas y privadas con el territorio separado sometidas a Derecho comunitario de forma previa a la separación; disposiciones en relación a la moneda, a cuestiones arancelarias…).

11~11. Territorios, regiones y estados miembros: el dilema regional en la Unión Europea. Xabier Unanue Ortega. 82

EL SILENCIO DEL SER

NOTAS



HISTORIA

Antón Irala y la primera delegación del Gobierno Vasco en los EE.UU. Iñaki Goiogana La acción exterior del Gobierno de Euzkadi en sus inicios Mientras el Gobierno vasco permaneció en Euskadi, el objetivo principal del mismo, como es lógico, se centró en el esfuerzo bélico. Esta actividad encaminada a la guerra tuvo su reflejo en la política exterior del ejecutivo presidido por José Antonio Aguirre. Así, entre octubre de 1936 y junio de 1937 se abrieron varias delegaciones vascas en diversas localidades del mundo, cada una de ellas con una misión específica. Una de las primeras en abrir sus puertas fue la de París. Importante representación, no sólo porque allí iba a residir el Gobierno una vez perdido el

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territorio vasco peninsular, sino porque la ciudad del Sena era la virtual capital diplomática del mundo, centro de negocios desde donde se podía actuar en la compra de suministros y armas para Euskadi, importante punto neurálgico de la cultura y de la política desde donde una propaganda bien hecha podía tener eco en casi todos los rincones de la Tierra, además de ser la capital del país que más podía hacer (tanto a favor como en contra) por los vascos y por la República. El hexágono era el territorio por donde debían forzosamente pasar todas las ayudas, tanto materiales como de otro tipo, que fueran en auxilio del Gobierno de Euzkadi o de la República y constituía también la vía de escape y tierra de acogida para los refugiados y exiliados, al menos y necesariamente, era la primera etapa del destierro. En el Estado francés, además de la delegación de París, muy pronto se estableció también la representación de Bayona. Al principio, oficina dirigida principalmente a ser cabeza de puente entre el territorio autónomo vasco y el mundo exterior, tanto en su versión de última escala de los suministros con destino Bilbao, como meta de muchos


Iñaki Goiogana

vascos que, de territorio republicano, salían para el exilio. La sede labortana no careció de importancia política, sin embargo su peso específico vino determinado por su función de escala en la cadena de suministros y, según avanzaba la guerra, en su vertiente de asistencia a los cada vez más numerosos refugiados. Bayona fue la cabeza de la zona del sudoeste francés, área donde residieron el mayor número de refugiados vascos. En esta labor de ayuda a los exiliados, Bayona estuvo asistida por una subdelegación sita en Burdeos, puerto de arribada de numerosos barcos que partieron desde la costa cantábrica con una numerosa carga de exiliados y también escala comercial de los productos con destino Bilbao. La oficina de Burdeos llegó a la categoría de delegación cuando la caída de Bilbao y del frente norte hizo crecer el flujo de exiliados que llegaban a Francia a través de la ciudad girondina. Los primeros días de 1937 el Gobierno de Euzkadi abrió, con José Ignacio Lizaso a la cabeza, la representación vasca en Londres, establecida, en un primer momento, en la Embajada de España. Desde el punto de vista de los intereses del Gobierno vasco, el Reino Unido era un país importante puesto que era el principal valedor de la política de no intervención, que, además de practicarla él mismo, logró imponer a Francia, cortando de esta manera los mercados naturales donde la República podía abastecerse de material de guerra con el que enfrentarse a los sublevados. Por otra parte, Gran Bretaña, al contrario que Francia, nunca acogió a un crecido número de exiliados vascos. Si exceptuamos a los dos millares de niños vascos evacuados en el vapor Habana en la primavera de 1937, y las tripulaciones de los barcos vascos que navegaron desde puertos ingleses y galeses, los refugiados vascos residentes allí casi se podían contar con los dedos de las manos. Sin embargo, el Reino Unido era, junto a Francia y la Unión Soviética, el país que definía la política europea de seguridad frente a las potencias del Eje. Por lo tanto, el giro que los acontecimientos, tanto a nivel español como continental, pudieran tomar, en el caso de que pudieran ser influidos diplomáticamente, iba a

Archivo histórico del Nacionalismo Vasco. Artea.

dirimirse en gran medida a orillas del Támesis. El futuro de Euskadi, en alguna medida, se cocía en el Foreign Office y era bueno que la voz del Gobierno de Euzkadi se oyera de primera mano. Fuera de estas delegaciones en territorio no español, el Gobierno de Aguirre sólo abrió dos oficinas más antes de 1938. Una en Bruselas y la otra en México. La representación en la capital belga solo funcionó entre septiembre de 1937 y marzo de 1938 y mantuvo sus puertas abiertas mientras residió en la ciudad flamenca el consejero Telesforo Monzón. Su gestión fue meramente propagandística y de atención, en lo poco que podía, a los niños vascos acogidos por las organizaciones católicas y de izquierdas. Durante esos meses y a instancias de la delegación, se publicó un folleto en colaboración con nacionalistas flamencos, se atendió y preparó una gira del ballet nacional vasco Eresoinka y poco más.

Bayona fue la cabeza de la zona del sudoeste francés, área donde residieron el mayor número de refugiados vascos. Por su parte, la delegación mexicana era anterior, una de las primeras, remontándose su establecimiento a principios de 1937. Su área de influencia se quería que fuera continental, abarcando tanto el norte como el sur de América. Sin embargo, en los primeros años de funcionamiento su actividad fue muy débil, limitándose su labor a unas escasas actividades comerciales y de propaganda. Entre las actividades de suministro cabe citar la adquisición de una emisora de radio que se pretendía fuera la emisora oficial del Gobierno de Euzkadi, pero que el desenlace de la guerra en territorio vasco impidió que siguiera su curso hasta Bilbao desde Burdeos a donde había sido transportada desde los EEUU, país donde fue construida y adquirida. Contrariamente a lo dispuesto por las autoridades vascas como fin para la emisora, tras la guerra fue rescatada de la aduana bordelesa por los franquistas y trasladada

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a San Sebastián para que emitiera desde allí en funciones de estación de radio comercial. En cuanto a las labores propagandísticas ejercidas desde la delegación, los agentes vascos en México editaron una revista muy de vez en cuando y con escasa repercusión social. El delegado, Francisco Belausteguigoitia, y sus colaboradores prefirieron dar pocas señales de vida (incluso suprimieron o disimularon los membretes de las hojas de correspondencia de la delegación) para no enfrentarse al ambiente muy crispado de México. En el país azteca las poblaciones emigradas españolas, en especial la vasca, eran mayoritariamente favorables a las tesis nacionales. Por el contrario, el Gobierno mexicano era de los pocos que colaboró con verdadero interés en favor de la República. En esta lucha de intereses las tesis del Gobierno vasco eran poco atendidas y sus valedores, caso de los miembros de la delegación, entendían que con su exposición tenían mucho que perder y no tanto que ganar. Esta situación de división entre la postura mayoritaria entre la emigración y la sostenida por el Gobierno mexicano (y vasco) se mantuvo hasta la finalización de la guerra y el estallido de la II Guerra Mundial y el posterior alineamiento de los Estados Unidos a favor de los aliados. En ese momento (a partir del otoño de 1939, pero especialmente a partir del verano de 1940) el dilema que se presentó a los emigrados vascos y españoles en México fue o bien ser fieles al Gobierno español y, consecuentemente, enfrentarse al coloso del norte y engrosar las listas negras que los norteamericanos imponían, o bien alinearse con las Naciones Unidas y continuar con normalidad con sus negocios, sobre todo comerciales, como hasta la fecha. Cuando esta disyuntiva se les planteó a los residentes vascos de México, engrosados en número, además, por los exiliados que empezaron a llegar a partir de la primavera de 1939, ser partidario del Gobierno vasco empezó a ser bien visto y deseable. Esto explica la calurosa acogida al lehendakari Aguirre cuando arribó a tierras americanas en el verano de 1941. Pero hasta que llegara esta fecha benigna para los intereses del Gobierno vasco, faltaban muchos meses y todo era incierto, hasta el desenlace mismo de la guerra era una incógnita.

El ejecutivo de Aguirre, sin relegar al olvido elementos propagandísticos utilizados hasta la época como fueron el equipo de fútbol Euzkadi o el ballet nacional Eresoinka, incidió mucho en un elemento diferencial que hacía del caso vasco único en la contienda del 36. Nos referimos a la catolicidad de los vascos y su defensa de la fe, a pesar de encuadrarse en el conflicto hispano al lado de la República y, por lo tanto, frente a los cruzados franquistas.

El Gobierno vasco abrió más oficinas representativas en los primeros años de su existencia, pero estas delegaciones estuvieron localizadas en territorio republicano, concretamente en Madrid, Barcelona, Valencia y Alicante. Reorganización del aparato exterior Esta representación exterior de Euskadi establecida ya antes de junio de 1937, fecha de la pérdida del territorio vasco en manos de los franquistas, no se modificó, exceptuando los casos poco importantes de Bruselas y Cuba, hasta que se acometió cierta reforma en la política exterior del ejecutivo vasco. Sin duda, las circunstancias obligaban a modificar la labor gubernamental. La

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Además de las citadas sedes, cabe ser señalada también la delegación de La Habana establecida en el otoño de 1937, aunque su creación no fue tanto por decisión del Gobierno como por la voluntad militante de Juan Garay, su titular. Efectivamente, Garay, una vez terminada la guerra en Euskadi, emigró a Cuba, donde residían algunos parientes suyos, y antes de partir a las Antillas se ofreció al ejecutivo de Aguirre para realizar labores de relación entre los vascos del Caribe y la sede de París. El ejecutivo vasco aceptó el ofrecimiento, pero la representación de Garay no fue en los años que duró mucho más allá de lo puramente testimonial y de buena voluntad.


Dejando a un lado la labor asistencial, y centrándonos en las relaciones exteriores y de promoción del Gobierno vasco, vemos que el ejecutivo de Aguirre, sin relegar al olvido elementos propagandísticos utilizados hasta la época como fueron el equipo de fútbol Euzkadi o el ballet nacional Eresoinka, incidió mucho en un elemento diferencial que hacía del caso vasco único en la contienda del 36. Nos referimos a la catolicidad de los vascos y su defensa de la fe, a pesar de encuadrarse en el conflicto hispano al lado de la República y, por lo tanto, frente a los cruzados franquistas. Desde luego, la utilización del elemento católico para la labor difusora replanteada en el año 1938 no surgía de la nada. Ya en Bilbao se empezó con esta línea y se editaron algunos folletos criticando el catolicismo de los sublevados y defendiendo la ortodoxia del PNV y del Gobierno de Euzkadi al enfrentarse a los golpistas y a la opinión casi unánime de la jerarquía. Por otra parte, la catolicidad del nacionalismo vasco databa desde el inicio de la proclamación de las ideas nacionales vascas por Sabino Arana, aunque la línea doctrinal en la que ahora militaban los jeltzales, sin salirse de la ortodoxia romana, incidía especialmente en las reformas sociales que permitieran hacer posible una amplia clase media disminuyendo de esta forma la gran fosa entre los pocos pudientes y la gran masa desheredada. Una ideología democrática y social enfrentada tanto al individualismo liberal como al estatismo nazi-fascista o al colectivismo marxista. Una tercera vía que pretendía compaginar las libertades individuales con las obligaciones colectivas. Este catolicismo social, minoritario todavía, gozaba, sobre todo en Francia, de un gran prestigio intelectual dado por pensadores como Maritain y otros, y de un prestigio antifascista aportado por democristianos de la talla del sacerdote siciliano Don Sturzo, fundador del primer partido popular fuerte y, en aquellas fechas, exiliado de la Italia de Mussolini.

HISTORIA

función bélica desapareció (aunque quedaron algunos restos de actividad en la unidad militar creada en Barcelona con soldados vascos y catalanes, la Brigada Mixta 142 Vasco-Pirenaica) y hubo de ser sustituida por labores políticas y de asistencia a los refugiados, ambas, además, replanteadas por la condición de desarrollarse fuera de su territorio natural.

El despliegue exterior y propagandístico del Gobierno de Euzkadi puesto en marcha en la primavera de 1938 podríamos dividirlo en cuatro áreas. Por una parte, podemos distinguir un área no geográfica sino de difusión publicitaria. En efecto, el Gobierno de Euzkadi impulsó extraordinariamente la edición de libros, folletos e informes tirados a ciclostil en esta época, haciendo siempre hincapié en los aspectos sociales del conflicto y en las soluciones social-cristianas para el mismo. Entre las obras publicadas se hallan los trabajos Le Clergé Basque; Un homme, un Clergé, un Peuple; 7 mois et 7 jours dans l’Espagne de Franco; Le Problème Basque; etc.

Otra área donde desarrolló su acción el Gobierno de Euzkadi fue en Centro-Europa. Aquí, especialmente en Ginebra, en los organismos internacionales allí radicados y en el área germanófona quien actuó fue Francisco Javier Landaburu. Así, en misiones propagandístico-diplomáticas, el diputado alavés se trasladó varias veces a Ginebra para asistir a reuniones internacionales, contactar con diplomáticos y periodistas y dar a conocer la versión vasca de los hechos sobre los que interesaba informar. Entre los contactos fijados en la ciudad helvética cabe destacar las relaciones entabladas con Joseph Ageorge, periodista católico alemán exiliado con el que el Gobierno vasco acordó publicar un boletín en alemán –se llamó Europa-Korrespondenz– para la zona de lengua germánica. Este periodista alemán era conocido ya en ambientes vascos. Mantenía relaciones con Alberto Onaindia con quien coincidió cuando el canónigo markinarra preparaba la expedición vasca al Congreso Eucarístico Internacional de Budapest y más tarde en la misma capital húngara durante la celebración del mencionado congreso a donde había acudido el exiliado alemán en calidad de corresponsal de periódicos católicos importantes y don Alberto como miembro de una comisión de sacerdotes vascos, financiada por el Gobierno de la República española y formada por él mismo, José Miguel Barandiaran y Eduardo Escarzaga, antiguos profesor y rector, respectivamente, del seminario de Vitoria.

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Lo dicho sobre Onaindia muestra que era otro de los puntales de la acción propagandística vasca en medios católicos, el tercer área que hemos identificado como campo en los que incidió el Gobierno de Aguirre en esta época. Don Alberto desarrolló una actividad propagandística incansable desde finales de 1937 hasta su partida a Inglaterra en junio de 1940 huyendo de las tropas invasoras alemanas. Labor que consistió en inforDesde el punto mar, principalmente al de vista del Vaticano, del desarrolGobierno de lo de la guerra, de las Euzkadi el ámbito falsedades nacionales, americano estaba de la situación de los desatendido y era católicos vascos, tanto muy importante exiliados como represacambiar este liados en el interior… en estado de cosas, definitiva, en desmontar el mito de la cruzada puesto que la franquista ante las autosituación en la ridades eclesiásticas. que se hallaba el Don Alberto, procedente ejecutivo vasco, de los medios socialsin territorio, hacía cristianos vascos que que necesitara de durante los años pacífitodos los apoyos cos de la República se que pudiera desarrollaron en torno a hallar y la gran la Agrupación Vasca de emigración vasca Acción Social Cristiana en América era un (AVASC), desplegó su actividad en ambientes filón importante. eclesiásticos. Los carNo era la única denales Jean Verdier, razón, pues ya arzobispo de París, o hemos visto Achille Liénart, arzoque los vascos bispo de Lille, el diario americanos no La Croix, los ambientes estaban muy democristianos francedispuestos hacia ses, tanto religiosos (esla República o el pecialmente dominicos) Gobierno vasco, como laicos (la Jeune Republique, L’Aube, pero no dejaba Jacques Maritain, etc.), de ser una razón fueron objeto de numeimportante. rosas visitas y destino de incontables informes

remitidos por Onaindia o las autoridades vascas para el conocimiento de la situación por los destinatarios mismos y, a través de ellos, del Vaticano, objetivo final siempre de esta propaganda. Antes de pasar al cuarto área, cabe decir que el director de toda esta orquesta diplomáticopropagandística fue Antón Irala, secretario general de la Presidencia y estrecho colaborador del lehendakari José Antonio Aguirre. Desde París, trabajando con Pedro Basaldua, también secretario del lehendakari y antiguo miembro de la AVASC, la lehendakaritza con Irala como principal cargo del mismo, puso en marcha la edición de libros y la coordinación de la acción de agentes tan valiosos como Onaindia y Landaburu. Estos trabajos estaban unidos, claro está, a los que se desarrollaban en el territorio leal a la República. Éstos, los que se realizaban en el Estado español, estaban encabezados por Julio Jauregui, también secretario de la Presidencia pero en Barcelona y también antiguo miembro de la Agrupación Vasca de Acción Social Cristiana, y por Manuel Irujo, ministro de la República. Ambos empeñados en abrir al culto católico libre iglesias en Catalunya. Sin embargo, como hemos visto, desde el punto de vista del Gobierno de Euzkadi el ámbito americano estaba desatendido y era muy importante cambiar este estado de cosas, puesto que la situación en la que se hallaba el ejecutivo vasco, sin territorio, hacía que necesitara de todos los apoyos que pudiera hallar y la gran emigración vasca en América era un filón importante. No era la única razón, pues ya hemos visto que los vascos americanos no estaban muy dispuestos hacia la República o el Gobierno vasco, pero no dejaba de ser una razón importante. Por otra parte, los gobiernos americanos, desde el norte hasta el sur, podían hacer mucho por dar una salida a la guerra fuera de la opción militar, incierta, o a la bélica misma con el suministro de armas a la República. Además, el que la emigración vasca estuviera mayoritariamente a favor de Franco no quiere decir que toda ella lo estuviera o que no pudiera cambiar de parecer. Había que intentarlo. Por último, se hallaba el mundo católico americano tan diverso como el europeo. Dividido en diversas tendencias no todas desfavorables a las ideas profesadas por los vascos nacionalistas.

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HISTORIA

ticipaban de las mismas opiniones de los americanos medios de la época. Los Estados Unidos estaban tratando de salir de la gran recesión En esta tesitura el ejecutivo de Aguirre deciproducida por el crack de la Bolsa dió enviar dos misiones propagandísticas a América. y su consecuente enorme aumento Una a Buenos Aires, encabezada por el consejero de las bolsas de pobreza. En este Ramón Aldasoro, a quien acompañaron Ixaka Lósentido, las poblaciones pez Mendizabal, Santiago Cunchillos y católicas eran mayoritaPedro Archanco, y otra a los EEUU, con riamente partidarias de sede en Nueva York, formada por Antón La población las políticas liberales del Irala, en calidad de delegado, y Manu y católica presidente Roosevelt. Ramón de la Sota, Juan Aramburu, Eusestadounidense Esto es, eran favorables a una ecotasio Arritola y José Urresti. distaba muy nomía participada por el gobierno y en mucho de las cierta forma planificada. Como podeDejando a un lado las relaciones mos ver una ideología que cuadraba mantenidas por la delegación de Irala poblaciones muy bien con la del catolicismo social con los vascos estadounidenses y con de la misma al que se había adherido el PNV en los los políticos locales, incidiremos en los significación años anteriores a la guerra. contactos mantenidos con los católicos religiosa que norteamericanos. En las instrucciones podrían conocer Sin embargo, y siguiendo con que el lehendakari Aguirre entregara a Irala y sus sus adhesiones políticas, los católiIrala se decía en el punto segundo: “tracompañeros. cos estadounidenses mostraban una bajar el campo católico y conservador” y Eran una minoría, decidida oposición a las ideas más en el sexto: “buscar las relaciones precipero no como o menos revolucionarias y también sas para estudiar la situación del campo a la posible intervención de su Gocatólico y conservador con vistas a una los católicos bierno en conflictos alejados de sus acción más amplia. Ver de conseguir británicos. En fronteras. En estas posturas antirraamigos y admiradores de Euzkadi entre los EEUU eran dicales y aislacionistas o neutralistas católicos y demócratas” (Koldo S. Sepobres y estaban tampoco eran originales los católicos bastián, The Basque Archives, Txertoa, marginados pero norteamericanos, pero, tal vez, se Donostia, 1991, pp.151-153). No eran se hallaban en mostraban más conservadores que muy precisas y en los dos puntos el condiciones sus conciudadanos judíos y proteslehendakari emparejaba a los católicos de presionar tantes. Cabe decir también que los con los conservadores. Por lo que se ve, al Gobierno, al católicos norteamericanos tenían muy tanto los componentes de la expedición presente la experiencia reciente de la a América del Norte como los que quecontrario que en revolución mexicana y los desmanes daron en París tenían unas ideas muy el Reino Unido anticlericales allí cometidos. vagas de lo que podría encontrarse en donde eran muy América y de lo que podría hacerse. pocos en número. Por su parte, la noticia de la guerra civil hispana no movilizó extraordinaLa población católica estadouriamente a la población católica. Para nidense distaba muy mucho de las ésta la guerra era un elemento muy alejado al que poblaciones de la misma significación religiosa que no hubieran prestado demasiada atención de no podrían conocer Irala y sus compañeros. Eran una ser por la persecución anticlerical y por la postura minoría, pero no como los católicos británicos. En adoptada por gran parte de la jerarquía al cerrar los EEUU eran pobres y estaban marginados, pero filas con la española cuando los obispos españoles se hallaban en condiciones de presionar al Gosolicitaron la ayuda a sus compañeros del mundo bierno, al contrario que en el Reino Unido donde en la Carta del episcopado español de 1937. eran muy pocos en número. Carecían de grandes intelectuales que les guiaran y proporcionaran Incluso en esta tesitura de una jerarquía unas ideas nuevas pero se mostraban muy unidos favorable a las posturas franquistas, los católicos entre sí y fieles a su jerarquía. Por lo demás, parLas misiones propagandísticas en América

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Esta división de opiniones o no comunión total con uno de los bandos también se manifestaba en la National Catholic Welfare Conference, el organismo rector del catolicismo estadounidense. En este organismo sus máximos mandatarios, monseñor Ready y William Montavon, tuvieron que conjugar la defensa de la Iglesia Española y de los católicos con los esfuerzos por distinguir esta postura con la defensa de las tesis de Franco (J. Tusell y G. García Queipo de Llano, El catolicismo mundial y la guerra de España, BAC, 1993, p. 314). A esta América llegaron Irala y sus compañeros en agosto de 1938, un tiempo marcado también por el posible levantamiento del embargo de venta de armas a la República planteado por Roosevelt, postura fuertemente criticada por sectores católicos partidarios de Franco. La ley que impedía la venta de armas a la República se había promulgado por la guerra de Abisinia disputada entre los italianos y los etíopes y en el momento de su establecimiento no se pensó que pudiera ser aplicable a un caso de guerra civil. Sin embargo, presiones políticas y de elementos favorables a los nacionales hicieron que la administración Roosevelt se valiera de la misma para decretar el cese de ventas de armas a la República (el bando franquista no podía esperar adquirir armas en los EEUU por carecer del estatus de beligerante). Una opinión pública favorable a las tesis republicanas solicitó el levantamiento del embargo, pero los más alineados con los franquistas presionaron en contra.

Los católicos estadounidenses mostraban una decidida oposición a las ideas más o menos revolucionarias y también a la posible intervención de su Gobierno en conflictos alejados de sus fronteras. Los delegados vascos pronto captaron el ambiente religioso-político en general y el católico en particular y no dejaron de visitar a todos los personajes verdaderamente representativos y que pudieran ayudarles en sus objetivos de difusión. Esa misión, de muy pocos medios y que en lo temporal solo se prolongó desde agosto de 1938 hasta enero de 1939, creo que para valorarla hay que ponerla en relación con la llegada dos años y medio más tarde a los EEUU del lehendakari Aguirre. Es notable la coincidencia de nombres que en verano-otoño de 1938 apoyaron o mostraron su solidaridad a Irala y sus compañeros de expedición, caso del padre Ford, capellán de la Columbia University, los responsables de las revistas Commonweal y Catholic Worker, etc. y esta misma nómina una vez que Aguirre arribe a tierras americanas. En 1941 incluso los que se mostraron más reticentes con los propagandistas vascos de 1938 se unirán sin reservas al lehendakari y serán los que le pongan en contacto con ciertas agencias del Gobierno interesadas en hacer propaganda católica contraria al Eje en Sudamérica. En 1942, cuando los EEUU entren con armas y bagajes en la guerra mundial las relaciones iniciadas por Antón Irala y sus compañeros de viaje, y continuadas por Manu de la Sota y Manuel Ynchausti cuando el secretario general de la Presidencia volvió a Europa ante la inminencia de la finalización de la guerra civil, harán posible que Aguirre adquiera la categoría de profesor de la Columbia University, los exiliados democristianos europeos tengan un ambiente propicio en América y puedan desarrollar su labor difusora en Sudamérica, además de preparatoria para Europa una vez finalizada la contienda mundial. Con este viaje propagandístico de escasos cinco meses se estaban dando los primeros pasos para el gran recibimiento de Aguirre, la colaboración vasco-americana durante la guerra mundial y, a más largo plazo, los planes para el establecimiento en Europa de las ideas social-cristianas una vez acabada la II Guerra Mundial.

7~7. Antón Irala y la primera delegación del Gobierno Vasco en los EE.UU. Iñaki Goiogana. 90

EL SILENCIO DEL SER II

norteamericanos mostraron signos inequívocos de pluralidad y no de unanimidad. En el mismo sentido, si bien la gran mayoría de la prensa católica era cercana a las tesis franquistas, los medios que creaban opinión estaban divididos. Si por una parte se hallaba la revista America, editada por los jesuitas, en el bando de los pro franquistas, el periódico Commonweal incluyó en sus páginas opiniones de ambos bandos y tomó un partido muy similar al de los comités por la paz civil, partidarios de un doble no a los dos bandos en lucha. Otro medio importante que negó su colaboración a Franco fue el Catholic Worker, políticamente próximo a las tesis social cristianas pero radicalmente antibelicista y, por ello, partidario del doble no.



GUREGAUZAK

Bilboko Elkarrizketak: gure munduraren eraldaketa

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Estatua, Merkatua eta Komunitatea, trilogia berri dohainez betea

I

az antolatu ziren lehenengo aldiz “Bilboko elkarrizketak: Gure munduaren eraldaketa” solasaldiak; orduko hartan mahaira ekarri ziren aztergaiak politika humanisten jarrerari buruzkoak eta politika publikoaren ardatzean pertsona kokatu beharra izan ziren; baita konbergentzia-ereduei buruzkoa ere, hala Amerikan nola Europan… Oraingoan aurrean dugu, iaz ia burutik ere pasatuko ez zitzaigun beste erronka bat, ez behintzat halako handia hau da: “gaur egungo krisi ekonomikoa eta horrek izan litzakeen irtenbideak”. Zenbait politikari latinoamerikarrek eta europarrek eta nazioarte aditu bat zuek —besteak beste: Franco Danieli, Italiako Atze­rri

Gaietarako ministro ohia, Claudio Huepe, Kristau Demokraziako nazioarteko idazkari eta Txileko ministro ohi eta diputatu ohia, edo Sandro Gozi, Italiako Alderdi Demokratako diputatua eta Gutenberg Martínez, Txileko Diputatuen Ganberako mahaiburu ohia— joan den maiatzaren 7an Estatua, merkatua eta komunitatea trilogiaren birsorreran oinarritutako paradigma berria aztertu zuten, finantza eta ekonomi arkitektura berri baterantz abiat zen saiatzeko, halako eraz ezen, hark politika berrien erdigunean pertsona eta herritarren erkidego edo komunitatea kokaraz ditzan.


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uropako Demokraten Institutuak eta Sabino Arana Fundazioak, maiatzaren 21ean, jardunaldi bat antolatu zuten nazioarteko aditu zenbaitekin, Europar Batasunean eta munduan Europak duen segurtasun eta defentsa politikaz hitz egiteko. Frantziako, Txekiar Errepublikako, Italiako, Txipreko eta Euskadiko bertoko zenbait aditu bildu ziren gai horiei buruz eztabaidatzeko, beraiekin zirela, halaber, zenbait kazetarik, parlamentarik eta intelektualek osatutako goi mailako ordezkaritza bat eta beste aditu-talde batzuk.

ko zuzendaria; Tomas Weiss, EUROPEUM-Europar Politikako Institutuaren zuzendaritzako kidea eta Karlosen Unibertsitateko (Praga) ikertzailea; Giovanni Gasparini, Nazioarteko Gaietarako Nazioarteko Institutuaren (Erroma) zuzendaritzako kidea eta ikertzaile seniorra; Antonios Stylianou, Nikosiako (Txipre) Unibertsitateko Zuzenbide Fakultateko irakaslea, eta Luca Bader, Europako Demokraten Institutuko zuzendaria. Partaideen artean Izaskun Bilbao EAJ-PNVko europarlamentarioa ere izan zen.

GURE GAUZAK

Europaren segurtasun eta defentsa politika (ESDP) eta erronka global berriak

Bilbora bildu ziren pertsona nabarmenen artean aipatu behar dira, besteak beste: François Lafond, AEBetako German Marshall Fundazioaren Parise-

BBK busca acometer una operación corporativa relevante y situarse a la cabeza del sector

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l presidente de BBK, Xabier de Irala, afirmó el pasado 29 de junio en una conferencia organizada por Sabino Arana Fundazioa, que la caja vizcaína deberá afrontar una operación corporativa “relevante” para situarse en el posible escenario de consolidación del sistema bancario, dentro del grupo de siete u ocho entidades, con un volumen de negocio de 75.000 millones de euros y una cuota de mercado total del 40%. Estas entidades serán de alcance estatal, con una cuota de mercado mínima del 4 o 5% y podrán ser constituidas a través de fusiones intercomunitarias potencialmente con inyección de capital público. El futuro escenario tras la reestructuración del sistema financiero dibujado por Irala prevé un primer grupo de tres o cuatro entidades con un volumen de negocio superior a 225.000 millones de euros y el resto lo compondrán entidades locales potencialmente públicas.

Asimismo, Xabier de Irala apuntó que dos son los retos estratégicos de BBK para 2009-2010: reforzar la eficiencia y explorar potenciales operaciones corporativas para adquirir escala. Según explicó, BBK es una de las pocas entidades con fortaleza de recursos propios suficiente para acometer una operación corporativa que le dé escala. “El futuro sistema bancario español situará la escala mínima eficiente en el 4 por ciento de cuota. BBK con una cuota actual del 1,2 por ciento necesitará una operación corporativa relevante. En corto plazo se sucederán oportunidades para absorber entidades financieras de tamaño relevante y con problemas de solvencia y liquidez”, indicó.

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Bilbao, Donostia, Gasteiz: hiru hiri, 3 dimensiones

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ntre abril y mayo pasados, Sabino Arana Fundazioa organizó un ciclo de conferencias que, bajo el título general de “Bilbao, Donostia, Gasteiz: hiru hiri, 3 dimensiones”, tuvo como protagonistas a los alcaldes de estas tres capitales vascas: Iñaki Azkuna, Odón Elorza y Patxi Lazcoz, respectivamente. El encargado de inaugurar el ciclo fue el primer edil gasteiztarra, Patxi Lazcoz, el 29 de abril. A él le siguieron Odón Elorza, el 12 de mayo, e Iñaki Azkuna, el 21 del mismo mes. En su intervención, Lazcoz invitó a aunar esfuerzos y a hacer de las tres capitales vascas una gran “euskal hiria”, es decir, una única gran ciudad dentro de la Euskadi del siglo XXI. Para ello, apeló a la colaboración entre las tres capitales vascas “para hacer país mediante proyectos comunes” y defendió que el triángulo Bilbao-Gasteiz-Donostia “deje de ser un simple apeadero del mundo y se convierta en una estación central en el club de las grandes ciudades”. En este sentido, se refirió también a la “Y” vasca como “una gran oportunidad y un gran reto”. Por su parte, el alcalde donostiarra, Odón Elorza, defendió la candidatura a la capitalidad cultural de Donostia como “un instrumento para aumentar la cohesión social de la ciudadanía”. El primer edil donostiarra señaló que “lo cierto es que necesitamos elementos, eventos y metas que nos unan, que ayuden a vertebrar el país”. “Y es que vivimos un poco de espaldas” -dijo- y “el futuro se llama cooperación y complementariedad en todos los campos”, añadió. Para Odón Elorza, “son ya demasiados años de división, de violencia, de odio. Y nuestro país nunca será fuerte, nunca tendrá el respeto internacional, sin acabar con todo lo anterior”. “Precisamente porque creemos en ese principio que dice: ser cultos para ser libres, apostamos con energía por el proyecto San Sebastián-Euskadi 2016”, manifestó.

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El alcalde donostiarra afirmó, asimismo, que “Bilbao y San Sebastián, junto a otras ciudades desde Biarritz y Bayona hasta Vitoria, nos necesitamos para fortalecer el territorio, para garantizar nuestra presencia en distintos foros, para hacer más felices a los ciudadanos”. Finalmente, Iñaki Azkuna, realizó un repaso a la transformación de la ciudad con la mirada puesta en los proyectos futuros que marcarán la “segunda” transformación de la Villa. Azkuna defendió los pactos alcanzados con la Diputación para seguir transformando la ciudad y abogó por la colaboración entre las tres capitales vascas siempre que sean “ciudades completas que no renuncien a desarrollar todo su potencial”. Azkuna se refirió a los proyectos actualmente en curso como el Conservatorio de Música, la Alhondiga o el Teatro Campos -que se inaugurará a finales de año- Zorrozaurre, etc. También reclamó compromiso al Gobierno vasco para la realización del Centro de Artes Escénicas. Por último, apostó por un gran acuerdo entre las dos grandes sensibilidades de Euskadi si se quiere lograr la definitiva vertebración del País. Y añadió: “En este momento toca reagrupar a todos los nacionalistas democráticos desperdigados en siglas que solo han conseguido debilitarnos. En mi debilidad está la fuerza, clamaba San Pablo, fuerza que es posible uniendo a los demócratas que creen que Euskadi es una nación, que puede convivir sin problemas con otros pueblos del Estado, y que amando intensamente a nuestra tierra podemos tener una visión universal”.


Iñigo Urkullu reclama la participación de las instituciones europeas para solucionar el conflicto vasco

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l pasado 27 de mayo, el presidente del EBB de EAJPNV, Iñigo Urkullu, y el responsable del Programa de la UE para la Paz y la Reconciliación para Irlanda del Norte, Pat Colgan, junto a una treintena de representantes de asociaciones pro derechos humanos, diplomáticos, catedráticos, periodistas, políticos, etc. participaron en un seminario organizado por Sabino Arana Fundazioa para abordar el papel que juega la Comisión Europea en los procesos de pacificación en Europa y explorar el desarrollo de mecanismos similares en Euskadi. El presidente del EBB de EAJ-PNV, Iñigo Urkullu, reclamó la

necesidad de que las instituciones europeas tomen parte para solucionar el conflicto vasco ya que, “todos los observadores internacionales coinciden en señalar que esta participación europea, unida a la participación norteamericana, han sido claves para el éxito del proceso de paz en Irlanda del Norte”. “Nuestra sociedad se pregunta cómo es posible que esta participación tan comprometida sea posible en Irlanda y no en Euskadi. La respuesta es sencilla. En su caso tanto el Reino Unido como Irlanda se mostraron abiertos a recibir esa contribución europea y en nuestro caso el gobierno español se opone sistemáticamente a lo que considera una injerencia externa. Unos no tienen miedo ni complejos de ningún tipo para recibir con naturalidad el apoyo de las instituciones europeas y otros se encierran en sí mismos, demostrando una mentalidad autárquica totalmente alejada del mundo globalizado en el que vivimos”, afirmó.

Por su parte, el responsable de gestión del Organismo de programas especiales de la UE (SEUPB) y responsable del Programa para la Paz y la Reconciliación en Irlanda del Norte y en los condados limítrofes con Irlanda, Pat Colgan, presentó un proyecto verdaderamente ambicioso para crear una red que aglutine a instituciones y entidades sociales que deseen intercambiar experiencias para contribuir a consolidar procesos de paz dentro de las fronteras de la Unión. “Participaremos e impulsaremos esa red con un doble objetivo: aprender y compartir. Queremos aprender de lo que ha funcionado en Irlanda del Norte, queremos abrir una comunicación directa con las instituciones europeas sobre esta materia y también vamos a ofrecer nuestra experiencia en la construcción de una sociedad desarrollada de manera sostenible en circunstancias muy adversas”, aseguró el presidente del EBB de EAJ-PNV.

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El obispo auxiliar de Bilbao, Mario Iceta, aboga por los cuidados paliativos y el doctor Luis Montes por la despenalización de la eutanasia El pasado 10 de junio, el hotel Sheraton, por la mañana, y el Palacio Euskalduna, por la tarde, fueron escenarios de un “sereno, sosegado, riguroso y profundo” debate organizado por Sabino Arana Fundazioa bajo el título “El fin de la vida: ¿derecho a decidir?”. La actividad de la mañana, en el hotel Sheraton de Bilbao, incluyó cinco ponencias ante cuarenta expertos, entre ellos representantes de asociaciones provida y de derecho a morir dignamente, médicos y magistrados. Las comunicaciones corrieron a cargo del Obispo Auxiliar de la diócesis de Bilbao, Mario Iceta; el médico anestesista y ex-jefe del servicio de Urgencias del Hospital Severo Ochoa de Leganés (Madrid), Luis Montés; el decano del Colegio de Abogados de Bizkaia, Nazario Oleaga; el jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital San Juan de Dios de Santurtzi, Jacinto Batiz; y el médico del Hospital de Navarra y experto en Bioética, Koldo Martínez. Por la tarde, Montes e Iceta impartieron sendas ponencias en el Euskalduna.

A juicio del prelado, deben ser evitados “la obstinación y encarnizamiento terapéutico, que no reconoce la limitación de la medicina” y la “provocación deliberada de la muerte del enfermo, lo que supone la eutanasia”. Para Mario Iceta es “lícito” aplicar analgesia para reducir el dolor, “a pesar de que se reduzca la conciencia y a pesar de que se puede reducir la vida porque no se busca la muerte del enfermo”. No obstante, el Obispo Auxiliar de la Diócesis de Bilbao opina que la eutanasia, que consiste en “poner fin a la vida de modo deliberado, aunque sea a petición propia, no es la respuesta, porque nadie puede disponer de la vida del otro y uno mismo es un ser vivo y un bien, que posibilita la libertad”. Sin embargo, a juicio del doctor Montes “hay que despenalizar la eutanasia activa y la colaboración necesaria, que están penalizados en el artículo 143 del Código Penal”, porque, según afirma, es “consenso popular, la capacidad que tenemos de decidir” en esa situación, porque “si no, la vida es una obligación”. Para el doctor Montes la Ley andaluza de Muerte Digna, es “un paso más y un avance para ir saliendo de esta oscuridad, ilegalidad que los trabajadores sanitarios hemos tenido siempre en un tema tan importante como es el final de la vida”. En relación con la sedación terminal aclaró que no hay que confundirla con la eutanasia. La sedación terminal siempre se “produce con el enfermo agónico, en aquellos pacientes que presentan síntomas de intenso sufrimiento, está despenalizado y sería una mala práctica no hacerlo”, afirmó. La larga jornada de trabajo concluyó con un interesantísimo debate entre los dos ponentes ante las numerosas preguntas de una abarrotada sala en el Palacio Euskalduna.

TO BE DELIGHT

Monseñor Iceta, quien además es doctor en Medicina y experto en Bioética, pidió “no caer en la provocación deliberada de la muerte del enfermo” y defendió los cuidados paliativos en enfermos terminales. Concretamente reclamó reconocer la medicina paliativa como especialidad en las universidades y

aumentar el número de centros dedicados exclusivamente a tratar a los enfermos incurables.

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APUNTE DEL DIRECTOR

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rincipio y fin de vacaciones. Comienza un nuevo curso, también en la política vasca, también para el nacionalismo institucional y para el PNV. Nuevo curso que significa punto y final a la dura –muy dura- resaca de una victoria electoral tornada en paso a la oposición. Punto y final a la rabia, la impotencia y la resignación. Toca reflexionar y actuar, resituarse en el presente y mirar esperanzadamente al futuro. Mayo del 2009 no fue el fin del mundo, fue el principio de una nueva etapa, ahora comenzamos un nuevo curso. Un nuevo curso con Patxi López en Ajuria-Enea y el pacto PSE-PP al socaire de los vientos que soplan en todas las direcciones. El matrimonio es, sin duda, de conveniencia, mal avenido, pero también los matrimonios mal avenidos duran –me gustaría equivocarme-. Un gobierno que, como todos, tendrá aciertos y fracasos, pero que cuenta con el plus de un potente equipo de amplificadores que demasiadas veces pretende hacernos comulgar con ruedas de molino. No hay lugar para la crítica, menos para la autocrítica. En mayo del 2009 comenzó una nueva etapa, no la historia. No es el año cero de la política vasca ni de la acción de gobierno en Euskadi. Un gobierno, dotado de plena legitimidad, que cuenta, no obstante, con un importante hán-

FIN DE CICLO. COMIENZO DE CURSO dicap: no es el gobierno ni el pacto que queremos los vascos y las vascas. Una situación ésta de excepcionalidad que en el medio plazo solo podría corregirse de dos maneras: o la acción de gobierno naturaliza al pacto PSE-PP y lo hace cada vez más aceptable e incluso deseable a los ojos de una mayoría –dando así verdadera carta de naturaleza al cambio-, o se configuran gobiernos que, más allá de la aritmética parlamentaria, sean también expresión de las preferencias de los ciudadanos y ciudadanas de este país. El PNV no ha fracasado, ganó las elecEs la hora ciones y presenta una del día a día, más que notable hoja de pero también servicios. Hoy se sitúa ante una nueva encruy sobre cijada. No es la primera todo de las vez en la historia. Enideas-fuerza crucijada significa riesgo, y también oportunidad. Cuenta con un acreditado aval –situar a Euskadi en el top de los índices de desarrollo humano es una conquista colectiva, en la que, no obstante, algún mérito habrá que reconocer al proyecto político que ha liderado el país-, aval que, me temo, no es suficiente. Se trata de volver a ilusionar, propiciar y liderar nuevas dinámicas con las que una mayoría de vascos y vascas se puedan sentir de alguna manera identificados. No es cuestión de “nacionalizar” la sociedad vasca –misión imposible y fracaso anunciado- ni de homogeneizar; se trata de reconocer, asumir y liderar nuestra diversidad. Es la hora del día a día, pero también y sobre todo de las ideas-fuerza. Jaungoikoa, lagizarra, aberria… son necesarios, pero hoy ya no suficientes. Las nuevas generaciones nos miran y… ¿encuentran? Quizás debiéramos empezar por mirar primero nosotros, por pulsar más de cerca su latido, para poder ofrecerles así las más atractiva e ilusionante de las utopías: un mañana –y un hoymejor. José Antonio Rodríguez Ranz

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