Hermes 61 EUROPA y sus territorios

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PENTSAMENDU ETA HISTORIA ALDIZKARIA. REVISTA DE PENSAMIENTO E HISTORIA

MAYO 2019 MAIATZA. Nº 61 ZBK. 5€

EUROPA Y SUS TERRITORIOS

XABIER EZEIZABARRENA VALENTIN POPESCU ATTILA DABIS NICOLA MCEWEN JOXERRAMON BENGOETXEA EGUZKI URTEAGA

JUAN MARÍA URIARTE “LA PAZ AUTÉNTICA, DESEADA Y DESEABLE, CONSISTE EN LA RECONCILIACIÓN”



Gaur ere Europa hizketagai Hermesen. Gurutz bidean dagoen Europa, kili kolo dabilen Europa, hauteskunde batzuen atarian aurkitzen den Europa. Oraingo honetan atzera begiratu nahi izan dugu, ehun urte atzera. 1918ko urtarrilaren 8an Estatu Batuetako presidentea zen Woodrow Wilsonek Kongresuaren aurrean eginiko Adierazpena ekarri dugu gogora. Gerraren bukaera, Europaren berrantolaketa, Europaren mapa berria, autodeterminazio eskubidea… Ez, ez dira gaurko egunean besterik gabe aplikatzeko errezetak, testuingurua beste bat baitzen, 100 urte pasa dira, gaurko erronkak beste batzuk dira, baina… historiaren ikasgaiak beti ikasgai. Europa: gehiago eta hobea. Bai, baina nola? Beti pentsatu izan dut proiektu bat gauzatzeko lau direla ezinbesteko elementuak: begirada, jomuga, bide orria eta bidea egiteko erabakia eta ausardia. 2019ko Europan proiekturik bai? begiradarik bai? jomugarik bai? bide orririk bai? eta, agian garrantzizkoena dena, bidea elkarrekin egiteko borondaterik bai?

XABIER EZEIZABARRENA

EDITA: SABINO ARANA FUNDAZIOA MANDOBIDE, 6-3º. 48007 BILBAO. T: 94 405 64 50 idazkarit za@sabinoarana.eus www.sabinoarana.eus DIRECTOR: JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ RANZ. COORDINADORA DE EDICIÓN: OLGA SÁEZ. OBRA GRÁFICA: DAMARIS PAN. FOTOGRAFIA:TXETXU BERRUEZO. DISEÑO: LGRTM. IMPRIME: FLASH IMPRESIÓN. D.L.: BI-986-01. ISBN: 1578-0058

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VALENTIN POPESCU

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ATTILA DABIS

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NICOLA MCEWEN

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ELKARRIZKETA: JUAN MARÍA URIARTE

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EGUZKI URTEAGA

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GURE GAUZAK

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APUNTE DEL DIRECTOR

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I. NOTAS SOBRE EL CRECIENTE EXTREMISMO POLÍTICO

LA UNIÓN EUROPEA ANTE UN CRECIENTE EXTREMISMO GLOBAL (DESDE EUSKADI, EN EL CENTENARIO DE LA DECLARACIÓN DEL PRESIDENTE WILSON)

XABIER EZEIZABARRENA PROFESOR DE DERECHO ADMINISTRATIVO (UPV/EHU Y DEUSTO) JUNTERO EN GIPUZKOA (EAJ/PNV)

Como todos sabemos, el disparate político en Estados Unidos se llama Donald Trump y preside el gigante americano. Siendo esto preocupante, resulta tanto o más grave que detrás de su pensamiento político existan varios millones de personas apoyando “políticas” extremistas y carentes de rigor o pensamiento político alguno. Más al Sur, en Brasil, el triunfo de Bolsonaro con similares recetas, ha ampliado el espectro de preocupación en un país con un peso tradicional del progresismo que ha preferido ahora refugiarse en la más rancia ultraderecha. En el ámbito europeo, proliferan corrientes políticas similares: Orbán en Hungria, Salvini en Italia, las crecientes ultraderechas en Polonia, Holanda, Austria o Francia o la irrupción de “Vox” en España son algunos ejemplos. De las propuestas más descarnadas de estas corrientes y sus seguidores sobresale la reducción de lo público, la categorización de las personas en diferentes niveles de derechos y, como no, la eliminación selectiva de las obligaciones que todos tenemos como personas. En estos modelos extremos, derechos y obligaciones no caminan de la mano, puesto que el cumplimiento y desarrollo de los Derechos Fundamentales dependen de otras variables como la nacionalidad, los ingresos o el pensamiento político, entre otras cuestiones. Frente a ello, es imprescindible mantener una visión fuerte de las Administraciones Públicas como garante de los derechos y servicios; es preciso reconocer que las conquistas sociales y políticas en forma de derechos, y especialmente en relación con los Derechos Humanos, traen consigo la asunción de una serie de obligaciones. Éstas se relativizan para las corrientes de ultraderecha, en función de variables personales, de género, raza, ideológicas o dependientes de la nacionalidad de cada persona.


Un ejemplo de este fenómeno es visible en la protección del derecho a la libertad de expresión, especialmente de la libertad de prensa e información. Tan importante como su protección a través de las Administraciones Públicas, es considerar que tal derecho implica obligaciones positivas y negativas para todos. Obligaciones que implican límites, para no permitir ejercicios abusivos del derecho o que puedan quebrantar los derechos de terceros, su dignidad o su intimidad personal y familiar. Frente el discurso de muchas sociedades que quieren mantener y aumentar sus derechos en este ámbito, Trump y otros abogan por limitar el mismo castigando directamente a los medios no afines ideológicamente. Otro ejemplo es el de la protección ambiental o las políticas contra el cambio climático. Si la protección del medio ambiente genera una serie de obligaciones para las Administraciones Públicas, ello implica también obligaciones para cada uno de nosotros, empezando por comportamientos individuales y colectivos que reduzcan nuestros impactos ambientales. El actual Gobierno de los Estados Unidos rechaza tales planteamientos y plantea incumplir los compromisos internacionales previamente alcanzados en la materia. El debate sobre las obligaciones públicas y ciudadanas es un imperativo político y social. La sociedad debe implicarse, activamente, en la sostenibilidad real de los servicios públicos. Frente a ello, el Gobierno de Estados Unidos y otras corrientes neo-conservadoras o de ultraderecha abogan por la paulatina reducción de la Administración y sus servicios públicos básicos. Una vez más, el problema no es la política que lideran Trump, Bolsonaro, Orbán y compañía, si no el hecho de que millones de personas en muchas sociedades secunden la misma y aboguen por reducir derechos y obligaciones. Ante estos fenómenos, y especialmente desde la UE, es necesario que el sostenimiento de docenas de servicios públicos requiera de compromisos de los ciudadanos a la hora de su mantenimiento y de su sostenibilidad. No es posible pedir los mismos esfuerzos, en ese sentido, a un joven de economía desahogada que a una familia con una situación de desamparo. La Administración, con criterios de equidad, debe abordar estas situaciones de forma equitativa pero diferenciada. Siendo consciente de que su tarea no es, exclusivamente, la de prestar servicios y garantizar derechos a diestro y siniestro, sino, también, la de encontrar en el tejido social a una ciudadanía

ES IMPRESCINDIBLE MANTENER UNA VISIÓN FUERTE DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS COMO GARANTE DE LOS DERECHOS Y SERVICIOS; ES PRECISO RECONOCER QUE LAS CONQUISTAS SOCIALES Y POLÍTICAS EN FORMA DE DERECHOS, Y ESPECIALMENTE EN RELACIÓN CON LOS DERECHOS HUMANOS, TRAEN CONSIGO LA ASUNCIÓN DE UNA SERIE DE OBLIGACIONES. ÉSTAS SE RELATIVIZAN PARA LAS CORRIENTES DE ULTRADERECHA, EN FUNCIÓN DE VARIABLES PERSONALES, DE GÉNERO, RAZA, IDEOLÓGICAS O DEPENDIENTES DE LA NACIONALIDAD DE CADA PERSONA

responsable que colabore en el logro de comunidades cohesionadas que no dejen a nadie en la estacada. El Estado del bienestar también ha de ser sostenible con la colaboración de la sociedad, ante modelos de injusticia social y vacío ideológico como el que defiende la ultraderecha. Para garantizar una sociedad con derechos y obligaciones los ciudadanos tenemos que ser conscientes de que la Administración Pública no es un “Ave Fénix” que todo lo puede, cuyos servicios gratuitos se extienden sin límite. La Administración Pública debe garantizar y fomentar, lógicamente, los Derechos Fundamentales de los ciudadanos en su totalidad, así como los servicios públicos básicos que constituyen la sanidad, la educación, el transporte, la gestión de las emergencias, el acceso a la energía, la seguridad, el acceso a la cultura, la protección ambiental o el acceso a la vivienda pública en alquiler y tantos otros de importancia singular. Mientras tanto, existen algunos otros “servicios públicos” cuyo mantenimiento es perfectamente discutible en base a criterios económicos, de sostenibilidad y de obligaciones sociales. En resumen, frente a los falsos paradigmas de Trump, la ultraderecha y sus millones de seguidores, Europa debe apostar por fomentar

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EN RESUMEN, FRENTE A LOS FALSOS PARADIGMAS DE TRUMP, LA ULTRADERECHA Y SUS MILLONES DE SEGUIDORES, EUROPA DEBE APOSTAR POR FOMENTAR UN TEJIDO PÚBLICO CON DERECHOS Y OBLIGACIONES QUE CONTRIBUYAN A FORTALECER NUESTROS SERVICIOS PÚBLICOS Y NUESTROS NIVELES DE PROTECCIÓN SOCIAL. LA PREOCUPACIÓN NO DERIVA SÓLO DE LA EXISTENCIA DE UNA FUERTE ULTRADERECHA, SI NO DE SUS MILLONES DE INGÉNUOS ACÓLITOS, INCLUIDOS VARIOS MILLONES DE EUROPEOS

un tejido público con derechos y obligaciones que contribuyan a fortalecer nuestros servicios públicos y nuestros niveles de protección social. La preocupación no deriva sólo de la existencia de una fuerte ultraderecha, si no de sus millones de ingénuos acólitos, incluidos varios millones de europeos. En palabras de Churchill, “la democracia es el peor de los regímenes, excluidos todos los demás”. Se trata de fortalecerla y no de debilitarla como pretende cualquier extremismo.

En el caso vasco, Agirre, Leizaola, Irujo, Garaikoetxea, Ardanza, Ibarretxe, Urkullu y otros nacionalistas históricos han venido actualizando un pensamiento nacional, europeísta y abierto, hasta nuestros días. La legitimidad de estos postulados deriva de la propia democracia como fórmula de convivencia sobre la base de los derechos individuales y colectivos, que son la razón de ser de la Unión Europea (UE). Los ejemplos de Escocia, Catalunya y Euskal Herria demuestran que no es suficiente con decidir el futuro en un contexto europeo y de nueva soberanía. Es necesario explicar para qué se quiere ejercer el derecho de libre determinación. Los datos son elocuentes en un momento de severa crisis política mundial. En el caso vasco, la economía constata que hace 30 años Euskadi estaba muy alejada de su situación actual en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas. A día de hoy, estos datos sitúan a la sociedad vasca en un notable tercer lugar, cuyos índices sólo son superados por Noruega e Islandia, mientras muchos Estados retroceden en sus índices de bienestar. Las Naciones Unidas miden dicho índice en base al Producto Interior Bruto por persona, el nivel de alfabetización, el acceso a la educación y la esperanza de vida, etc. El logro de estos índices de bienestar ha sido posible creciendo en poder político, incluso ejerciendo competencias que el Estatuto de Gernika reconoce pero que el Gobierno de España ni

II. MÁS DEMOCRACIA EN LA UE: EL RETO DE LAS NACIONES HISTÓRICAS En este complejo contexto, el debate reabierto en la Unión Europa sobre la eventual libre determinación de nuevas naciones como Escocia, Catalunya y Euskal Herria tiene su precedente temporal en 2004 con la Propuesta de Reforma del Estatuto de Euskadi aprobado por el Parlamento Vasco por mayoría absoluta y rechazado, sin debate real alguno, por las Cortes Generales en Madrid. La posterior Ley de Consulta del Parlamento Vasco también fue objeto de rechazo por el Tribunal Constitucional y la celebración de la consulta prohibida. La cuestión no es nueva y seguirá marcando la agenda política de muchos lugares del mundo que como Quebec, Escocia, Gales, Catalunya, Flandes, Baviera y Euskal Herria, entre otros, desean ver garantizados sus derechos individuales y colectivos.

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LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA DEBE GARANTIZAR Y FOMENTAR, LÓGICAMENTE, LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LOS CIUDADANOS EN SU TOTALIDAD, ASÍ COMO LOS SERVICIOS PÚBLICOS BÁSICOS QUE CONSTITUYEN LA SANIDAD, LA EDUCACIÓN, EL TRANSPORTE, LA GESTIÓN DE LAS EMERGENCIAS, EL ACCESO A LA ENERGÍA, LA SEGURIDAD, EL ACCESO A LA CULTURA, LA PROTECCIÓN AMBIENTAL O EL ACCESO A LA VIVIENDA PÚBLICA EN ALQUILER Y TANTOS OTROS DE IMPORTANCIA SINGULAR

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“en la práctica de la política internacional, llámese realista o, como un autor moderno titula, “sucesora de Maquiavelo”, el pensamiento parece que no quiere claudicar, antes bien, se centra un poco alrededor de la doctrina eterna y clásica del derecho y de la libertad”. (...) en buena medida como parte de un “orden nuevo en el que las características basadas en el derecho natural de los hombres y de los pueblos tengan una consagración política basada en el respeto y la libertad”. (…) “la historia nos enseña que si los principios se salvan, dominan al fin a la corrupción de las costumbres”.

LOS EJEMPLOS DE ESCOCIA, CATALUNYA Y EUSKAL HERRIA DEMUESTRAN QUE NO ES SUFICIENTE CON DECIDIR EL FUTURO EN UN CONTEXTO EUROPEO Y DE NUEVA SOBERANÍA. ES NECESARIO EXPLICAR PARA QUÉ SE QUIERE EJERCER EL DERECHO DE LIBRE DETERMINACIÓN. LOS DATOS SON ELOCUENTES EN UN MOMENTO DE SEVERA CRISIS POLÍTICA MUNDIAL

transfiere ni cumple 40 años después de iniciarse la vía estatutaria. En consecuencia, es necesario subrayar que cualquier ejercicio de libre determinación política, como también sucede en el caso de cualquier Estado constituido, tiene su marco de legitimidad y de viabilidad en los derechos fundamentales de todos (individuales y colectivos). Ese es el camino sugerido por Escocia o Quebec y, obviamente, también ansiado por Catalunya y Euskal Herria. Entre otras cosas porque el marco internacional y el de la Unión Europea nos obligan a todos, seamos o no Estados. Llama la atención, por tanto, que haya quien subraye como impedimento que un eventual nuevo Estado como Catalunya, Escocia o Euskal Herria deba pedir, en su caso, el ingreso formal en la UE. ¡Evidentemente! ¡Tal y como hicieron en su día España, el Reino Unido o Francia! Esta es una obligación universal para todo nuevo Estado que quiera ingresar en la Unión Europea según el artículo 49 del Tratado de la Unión Europea. Como también se mantiene la obligación de cumplir determinados requisitos y garantías democráticas a quienes ya son miembros de la UE. La gestación de nuevas opciones de soberanía es también fruto del movimiento europeísta, de la lucha contra los fascismos y de la recuperación de las libertades, tras sendas guerras a ambos lados de los Pirineos, algo bien conocido y sufrido, entre otros, por el lehendakari Agirre.

Nuestras sociedades y nuestras necesidades cambian rápidamente y debemos adaptarnos a las nuevas realidades. Nuestras instituciones así lo han hecho en las últimas décadas para situar a Euskal Herria en la vanguardia europea en índices de bienestar. Todo ello forma parte del derecho de libre determinación de los pueblos según los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos de 1966, puesto que este derecho no es un fin en sí mismo. La cuestión central es poder ejercer esa libre determinación en garantía de los derechos fundamentales y creación de bienestar. En síntesis, no es suficiente con la libre determinación. Se trata de un derecho individual y colectivo que se inspira en el resto de Derechos Fundamentales; para vivir mejor, para gestionar mejor, para crear mayor bienestar y convivir en paz, armonía política y social en la Unión Europea. Siendo como es todo esto la esencia de Europa, el ejercicio pacífico de este derecho no debería extrañar a nadie.

LA CUESTIÓN NO ES NUEVA Y SEGUIRÁ MARCANDO LA AGENDA POLÍTICA DE MUCHOS LUGARES DEL MUNDO QUE COMO QUEBEC, ESCOCIA, GALES, CATALUNYA, FLANDES, BAVIERA Y EUSKAL HERRIA, ENTRE OTROS, DESEAN VER GARANTIZADOS SUS DERECHOS INDIVIDUALES Y COLECTIVOS

Este espíritu se recoge en su correspondencia con Irujo y con Lizaso, su hombre de referencia en Londres, poco tiempo antes de que Bélgica sufriera la invasión de Hitler:

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DAMARIS PAN (Mallabia, 1983) artista, docente e investigadora. Ha realizado sus estudios de Bellas Artes en la UPV/EHU y en la Kunsthochschule Weissensee de Berlín. Defendió en 2014 su tesis doctoral en torno al desvío y la anomalía como fundamento artístico. Su material para hacer y producir un resultado es para ella el Arte (general) y la Pintura (habitual). En la actualidad vive en Bilbao y trabaja como profesora en el Departamento de Pintura de la UPV/EHU. Pertenece al grupo de investigacion laSIA, desde donde se trata de explorar la dimensión investigadora de la práctica del arte. Entre las diferentes becas recibidas destaca su residencia en Art Omi, New York (2018), además de la actual residencia en Bilbaoarte (2019).



E 1918-2018 CIEN AÑOS DE VÉRTIGO

VALENTIN POPESCU PERIODISTA

l devenir histórico de la humanidad tiene en su conjunto un desarrollo relativamente regular, pero con un proceso de aceleración constante que el siglo pasado alcanzó una velocidad alucinante. Tan grande ha sido esa velocidad -tal, la cantidad de acontecimientos trascendentales- que los testigos de la evolución difícilmente se han percatado de su magnitud. Y es que el alud de avances, cambios y desapariciones fue abrumador en todas las parcelas de la vida, desde la política y la económica hasta la moral y la científica con un lugar preeminente para la tecnología. Se llegó a la Luna, se dominó la energía nuclear, se generalizó el uso de la informática, se trasplantaron órganos en los hombres y se clonaron otros seres vivos. Y casi olvidados, pero trascendentales fueron el descubrimiento de los antibióticos, los abonos nitrogenados baratos y la “revolución verde” que ha erradicado las hambrunas de buena parte de la Tierra. El siglo registró las dos guerras mundiales más mortíferas de la Historia, la desaparición de una escala de valores que había regido el mundo blanco durante siglos. Y también desapareció el colonialismo, el apartheid, así como varios imperios. Se logró la consecución de sueños quiméricos como la unificación alemana y la creación del Estado de Israel y se consumió el hundimiento de unos consensos morales que habían sido asumidos -aunque más de boquilla qué de hecho- por el que podríamos llamar “primer mundo” en los siglos inmediatamente anteriores. Me refiero a que el vertiginoso cambio de las estructuras sociales y de los motores económicos arrasó con toda la estructura moral e intelectual que había sido el colágeno de la sociedad blanca desde el siglo XVIII hasta ahora. Lo relativamente nuevo -relativo, porque el fenómeno tiene antecedentes en la Historia- es que esta vez las sociedades de las distintas naciones viven de


los frutos y sobreentendidos de una cultura que ha quedado fragmentada y descompuesta hasta lo irreconocible. También registran estos cien años un sorprendente pasmo político. Así, en un mundo globalizado no se encuentra el sermón de la montaña por ninguna parte, pese a que es pieza indispensable para la convivencia. Consecuentemente, también se ha confundido la piedad con el derecho absoluto a la sopa boba. Y para terminar de dejar sin brújula a los habitantes de este nuevo mundo, se ha demonizado el criterio de autoridad justamente cuando el abaratamiento de la informática provoca la proliferación de noticias manipuladas y rumores estúpidos, dejando a las masas huérfanas de un punto de referencia seguro; seguro o, por lo menos, razonablemente fiable. En el ámbito cultural, el siglo XX -y aún más lo que llevamos del XXI- ha sido testigo de la irrupción del inglés como la lengua franca del mundo. El tráfico aéreo y el comercial se hacen en inglés; los hombres de ciencia hablan entre sí en inglés; se canta en inglés; se imprime las instrucciones de uso en inglés y hasta se pretende vestir, beber, comer y vivir a lo angloamericano… Y al que no le guste, peor para él. Tanto cambio social, económico y cultural ha producido casi inevitablemente un pasmo político, sobre todo en Europa. La pulverización del mundo bipolar y el renovado recurso a las armas de las naciones occidentales, del que las guerras de Yugoslavia han sido el ejemplo más claro, han socavado fuertemente la apuesta por el Estadonación. Las causas de este fenómeno son múltiples, demasiadas para el tiempo y las luces de que yo dispongo para debatirlas aquí. Pero salta a la vista que el impacto de la descolonización, el terrorismo urbano, las agudas crisis económicas cíclicas y el abandono de una formación cultural sólida “erga omnes” ha determinado que las nuevas generaciones desconfíen de los valores heredados y busquen otras vías. Digo otras vías y no nuevas fórmulas, porque no es nuevo deshacer una empresa fracasada, como en los casos de Checoslovaquia y Yugoslavia, para desmembrarlas en las entidades territoriales anteriores. Ni tampoco es nuevo desconfiar de un responsable que no da respuestas satisfactorias a necesidades básicas. Es decir, la desconfianza de una juventud que se ve

EL VERTIGINOSO CAMBIO DE LAS ESTRUCTURAS SOCIALES Y DE LOS MOTORES ECONÓMICOS ARRASÓ CON TODA LA ESTRUCTURA MORAL E INTELECTUAL QUE HABÍA SIDO EL COLÁGENO DE LA SOCIEDAD BLANCA DESDE EL SIGLO XVIII HASTA AHORA

condenada al paro o que teme no tener ni siquiera porvenir porque ninguna autoridad defiende el medio ambiente. Así, en resumen, no es nuevo renegar del Estado nación; situaciones similares se dieron, “mutatis mutandis” ya en los siglos XIV, XIII y XII antes de Cristo, pero es hasta cierto punto nuevo el síntoma de pasmo: ver que las primeras vías encontradas por las nuevas generaciones a los más que viejos problemas son las ya abandonadas tiempo ha por la Humanidad. Renunciar al Estado-nación para volver a las etnias -como sucede en varias regiones de África- no está dando buenos resultados ni los dió en el pasado. Y África es solo un caso extremo. Porque en Europa asombra ver cómo de las ruinas de la URSS nace un Estado que solamente existió en la Edad Media, la República de

LA PULVERIZACIÓN DEL MUNDO BIPOLAR Y EL RENOVADO RECURSO A LAS ARMAS DE LAS NACIONES OCCIDENTALES, DEL QUE LAS GUERRAS DE YUGOSLAVIA HAN SIDO EL EJEMPLO MÁS CLARO, HA SOCAVADO FUERTEMENTE LA APUESTA POR EL ESTADO-NACIÓN

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RENUNCIAR AL ESTADO-NACIÓN PARA VOLVER A LAS ETNIAS -COMO SUCEDE EN VARIAS REGIONES DE ÁFRICA- NO ESTÁ DANDO BUENOS RESULTADOS NI LOS DIÓ EN EL PASADO. Y ÁFRICA ES SOLO EN CASO EXTREMO

Moldavia. O cómo de la Yugoslavia de Milosevic nacen entidades políticas que tuvieron autonomía también en la Edad Media, como el Kosovo o Bosnia Herzegovina. Tampoco es menor el pasmo que produce ver c���������������������������������������� ó��������������������������������������� mo las potencias que no dudaron en acabar con la Libia de Gaddafi se desentienden de la saña turca contra la minoría kurda… una minoría que representa casi el 10% del censo nacional. En realidad, el problema étnico o de las minorías nacionales es ignorado empecinadamente por las mayorías nacionales. En unos casos, por prepotencia; y en otros, por todo lo contrario: por miedo o impotencia latente. Pero en todos los conflictos de este tipo constituye un factor determinante el apego de las clases dirigentes al concepto exclusivo y excluyente del Estado-nación. Resumiendo, muchísimo -y, por tanto, muy mal-, se puede decir que el siglo XX enterró un mundo. Y con él, su modelo muy precario de convivencia, una escala de valores morales y cierto conformismo fatalista con la sociedad existente que había adoptado la civilización blanca de la época. Menos radical, pero no menos trascendente, fue la desmitificación del comunismo estalinista, del laicismo persa y del militarismo prepotente en demasiadas partes de la Tierra. Las derrotas de Estados Unidos en el Vietnam y de la URSS en el Afganistán acabaron con el mito de los ejércitos invencibles. La contrapartida fue un auge de las guerrillas y, a la larga, del terrorismo en casi todo el Globo. Me he contagiado de la vorágine del siglo XX y he galopado en esta panorámica de los acontecimientos del siglo pasado. Me explicaré a partir de ahora un poco más despacio

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y abarcando menos. Porque, para no hacer de esta charla una plaga, me limitaré a hablar de política. Y aunque no tan solo, hablaré sobre todo de política europea, que es la nuestra y nosotros somos tan egocéntricos como los demás… y como siempre. En el balance del siglo pasado, el capítulo mayor corresponde a las desapariciones. Con la II Guerra Mundial se le dio la estocada final al colonialismo y a la hegemonía blanca en el planeta. Francia, Gran Bretaña y Alemania cedieron la primacía a Estados Unidos, Rusia y China. Digo Rusia y no Unión Soviética, porque la URSS fue una de las desapariciones más sorprendentes. Y no porque su extinción fuera imprevisible, sino porque el régimen estalinista dominaba como nadie el arte del disimulo, la propaganda y la ocultación y supo tapar con alardes militaristas y proselitismos ideológicos la quiebra de sus estructuras económicas y el desgaste de sus cuadros políticos y motivaciones románticas. La Unión Soviética de finales del siglo XX se parecía a los hidalgos españoles del siglo XVIII, llenos de título de nobleza y oropeles, pero sin nada en el estómago ni en la despensa.

EN REALIDAD, EL PROBLEMA ÉTNICO O DE LAS MINORÍAS NACIONALES ES IGNORADO EMPECINADAMENTE POR LAS MAYORÍAS NACIONALES. EN UNOS CASOS, POR PREPOTENCIA; Y EN OTROS, POR TODO LO CONTRARIO: POR MIEDO O IMPOTENCIA LATENTE. PERO EN TODOS LOS CONFLICTOS DE ESTE TIPO CONSTITUYE UN FACTOR DETERMINANTE EL APEGO DE LAS CLASES DIRIGENTES AL CONCEPTO EXCLUSIVO Y EXCLUYENTE DEL ESTADO-NACIÓN


De todas formas, en buena parte la sorpresa se debió también a las ganas de no ver. La polarización ideológica de la “guerra fría” era tal tras la II Guerra Mundial que los comunistas y sus simpatizantes veían sus deseos y no las realidades del llamado “mundo rojo”. Poco después de la muerte de Franco, yo pude viajar como periodista por la República Democrática Alemana y vi en la ciudad de Pausewitz -cerca de la frontera con Polonia- uno de los cuarteles del Ejército soviético de ocupación y me costó mucho creer a mi guía cuando me dijo que eran, una caserna militar, ya que yo habría jurado que eran establos. Con decirles a ustedes que las ventanas no tenían cristales, sino que estaban tapadas con papel de diario empapado en grasa… La Unión Soviética es el caso antagónico al del Imperio Turco que, tras una larga agonía, feneció con la derrota alemana en la I Guerra Mundial. Como la Rusia zarista, la Turquía otomana murió convirtiéndose en todo lo contrario de lo que había sido hasta entonces; en el caso turco, durante siglos mientras que el ruso comunista fue de solo tres generaciones. Pasó de gran potencia, islámica y tradicionalista, a república laica y occidentalizada, amén de nación pesimamente financiada y peor gobernada. Pero a diferencia de Rusia, que quiere volver al protagonismo histórico por el sendero de un ultranacionalismo ambicioso -pero paciente-, la Turquía de Erdogan y el AKP pretende erigirse ya en la referencia política del Oriente Medio por la senda del islamismo radical y la opresión militar. A todo esto, el sultanato turco le dejó al mundo en herencia un avispero de naciones mal preparadas y peor avenidas que siguieron recurriendo a la violencia cruel tanto para resolver sus diferencias internas como las internacionales: los Balcanes. Claro que a la crispación balcánica cooperaron también -y no poco- las potencias occidentales vencedoras en la I y la II Guerra Mundial, que zurcieron y separaron territorios con criterios distantes y abstractos como si los Balcanes fueran otra África colonial a repartirse… aunque en este caso no fueran más que zonas de influencia. Ironías de la Historia: En las guerras de Milosevic, que acabaron con la Yugoslavia de Tito, la intervención militar de las potencias de Europa Occidental no fructificó hasta que entraron en combate las fuerzas estadounidenses -es decir, no europeas- de la OTAN. No hablo de la extinción del imperio de los Habsburgo porque es muy parecido al caso

EL TERRORISMO, EL FUNDAMENTALISMO, EL POPULISMO Y LAS MIGRACIONES MASIVAS SON FENÓMENOS DE LARGO RECORRIDO HISTÓRICO, PERO POTENCIADOS AHORA POR LA MASIFICACIÓN Y UNA GLOBALIZACIÓN SOCIAL QUE PARECE HABER ALCANZADO YA SU TECHO

del sultanato otomano. Quizá con dos grandes diferencias. Una es la herencia geopolítica dejada por ambos imperios; la austriaca resultó menos envenenada. Y la otra es que el rencor de los vencedores de la I Guerra Mundial se cebó en el componente militarmente más fuerte del Imperio Austro-húngaro: Hungría. Los tratados de paz del 1918 como del 1945 fueron cruelmente rencorosos con Hungría. Menos radicales que esas desapariciones e irrupciones en el escenario histórico han sido muchos de los otros cambios registrados el siglo pasado. Así, por ejemplo, el terrorismo, el fundamentalismo, el populismo y las migraciones masivas son fenómenos de largo recorrido histórico, pero potenciados ahora por la masificación y una globalización social que parece haber alcanzado ya su techo. Todos estos fenómenos impactaron en la historia de los siglos XX y XXI como no lo habían hecho nunca en la Historia, incluyendo las conmociones de las llamadas invasiones de los pueblos de la mar en el siglo XIII antes de Cristo. Antes que Stalin, Hitler y Mussolini hubo un Sila o un Cromwell. Y antes del terror como arma

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de guerra -antes que el Septiembre Negro, el FLN argelino, los talibán afganos o los tupamaros argentinos- Tamerlán, Gengis Kan o los almorávides ya usaban la crueldad para potenciar sus propios ejércitos con el pánico que generaban en sus víctimas potenciales las crueldades de los respectivos soldados. KGB, Gestapo o Stasi son modernizaciones mejoradas de la policía especial del zar Iván el Terrible o de los inquisidores de Torquemada. Pero los espantosos del siglo XX y XXI disponían de unos recursos técnicos y económicos que no podían ni siquiera haber soñado sus predecesores. Naturalmente, el balance político-militar del siglo XX no es sólo negativo; también hay un relato positivo de esos cien años. Es el que recoge la generalización de políticas sociales, un mayor respeto de las minorías, la potenciación de las legislaciones democráticas y las mejoras tanto jurídicas como económicas del mundo laboral, la erradicación de enfermedades horrendas como la viruela o la poliomielitis. Y en el “haber” político del siglo hay que anotar cuándo y cómo se acabó la división de Alemania y el muro de Berlín; se crearon Estados realmente independientes en el mundo musulmán; los judíos obtuvieron una patria… aunque fuera a costa de los palestinos; y el mundo laboral de las naciones industriales comenzó a ser más justo y generoso. La lista se podría alargar mucho más, pero me temo que la paciencia de ustedes, no. Para nosotros, los europeos occidentales de hoy en día, el hito de los datos positivos del siglo pasado es la creación del Mercado Común que ha derivado en la Unión Europea. Evidentemente, dista mucho de ser el ente supranacional unificador de Europa Occidental deseado por sus fundadores, pero es un paso titubeante, aunque esperanzador, hacia la soñada federación de Estados europeos que garantice de una vez para siempre la paz de esta parte del mundo. Quizá hoy eso parezca más quimérico que factible, pero sea como la Europa de las Patrias ideada por el general de Gaulle o como una versión cisatlántica de los Estados Unidos de América, la Unión Europea es un muy posible camino de paz y estabilidad para el Viejo Continente. Claro que posible no quiere decir ni mucho menos, fácil. Porque para conseguir la unidad sociopolítica del Continente falta, o ha faltado hasta ahora, voluntad. Por si no bastara con

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las abismales diferencias económicas existentes entre las naciones del Viejo Continente, también dificultan enormemente el proceso unificador las diferencias culturales, morales y religiosas imperantes aún en Europa. Y lanzado a señalar piezas del rosario de trabas a la creación de ese ente supranacional he de poner en la lista a la mayor de todas: el egoísmo. O, mejor dicho, los egoísmos. Porque aquí se disputan la primacía los egoísmos todos, desde las ambiciones personales, hasta los empecinamientos retro nacionales, las suspicacias étnicas y el pulular de los oportunistas especializados en pescar en aguas revueltas. Y es que a los egoísmos hay que tenerles en cuenta, ya que se son un elemento constitutivo de los seres vivos. No voy a recordarles que el primer paso evolutivo de los primeros seres vivos que habitaron el planeta fue el canibalismo de los unicelulares; comerse al vecino para prosperar al menor coste energético posible. Así que pasaré a hablar de una época un poco más moderna: la de los moradores de Europa de ayer y anteayer. Hablaré de los neandertales -que vivieron aquí hasta hace 40.000 años- y de los aqueos y demás tribus que bajaron del norte para poblar la Grecia actual y las costas del Egeo.

PARA NOSOTROS, LOS EUROPEOS OCCIDENTALES DE HOY EN DÍA, EL HITO DE LOS DATOS POSITIVOS DEL SIGLO PASADO ES LA CREACIÓN DEL MERCADO COMÚN QUE HA DERIVADO EN LA UNIÓN EUROPEA. EVIDENTEMENTE, DISTA MUCHO DE SER EL ENTE SUPRANACIONAL UNIFICADOR DE EUROPA OCCIDENTAL DESEADO POR SUS FUNDADORES, PERO ES UN PASO TITUBEANTE, AUNQUE ESPERANZADOR, HACIA LA SOÑADA FEDERACIÓN DE ESTADOS EUROPEOS QUE GARANTICE DE UNA VEZ PARA SIEMPRE LA PAZ DE ESTA PARTE DEL MUNDO


La arqueología y la mitología no atestiguan más convivencia pacífica de aquellos hombres que en los territorios tan despoblados a la sazón que el encuentro con otros moradores o vecinos se daba de Pascuas a Ramos. La Europa de hace 40.000 años albergaba unos cinco millones de seres humanos. Y unos milenios más tarde, los aqueos y demás inmigrantes septentrionales se contaban por unos pocos millares por tribu o estirpe colonizadora o invasora. Es decir, que fuera cuando fuera, los seres humanos sólo han convivido en paz cuando han tenido a los vecinos fuera de su alcance. Todo este introito al Mercado Común/ Unión Europea viene a cuenta del conato de explicación de porqué un proyecto tan idealista como prometedor en sus inicios está piafando ahora con alarmantes síntomas de descomposición. La idea de una Europa social y políticamente uniforme a la par que económicamente solidaria es hoy en día un triste espectro que se desgaja por el norte con el brexit, se atraganta de autoritarismo por el centro polaco-magyar y apesta en el este por la corrupción que campa a sus anchas en Bulgaria y Rumania. Y, por si fuera poco, en todas partes la cuestión humanitaria que plantea el alud de fugitivos del hambre y de las guerras del tercer mundo saca a relucir los peores sentimientos de toda la población europea, llamada a un poco de conmiseración y solidaridad. Todo esto sucede ante todo a causa del mayor defecto que ha tenido este proyecto supranacional desde su nacimiento: el mantenimiento contra viento y marea de las soberanías nacionales. La imposibilidad de superar ese egocentrismo mayúsculo que ha torturado la historia europea -y no sólo la europea- a lo largo de más de 3.000 años ha causado que el proyecto del superestado continental naciera con una mínima expectativa de supervivencia por carecer de piezas tan esenciales como una política social, fiscal y jurídica comunes. Eso explica también en parte que el proyecto fuera un éxito apabullante en tanto y cuanto se limitó a ser solamente lo que su nombre decía: un mercado común de seis naciones muy parejas en sus riquezas proporcionales, pero cada vez más inseguras de sus escalas de valores morales y culturales e interesadas todas seis por un igual en formar parte de un mercado sin fronteras ni aduanas y con una divisa común… y casi nada más.

LA IDEA DE UNA EUROPA SOCIAL Y POLÍTICAMENTE UNIFORME A LA PAR QUE ECONÓMICAMENTE SOLIDARIA ES HOY EN DÍA UN TRISTE ESPECTRO QUE SE DESGAJA POR EL NORTE CON EL BREXIT, SE ATRAGANTA DE AUTORITARISMO POR EL CENTRO POLACO-MAGYAR Y APESTA EN EL ESTE POR LA CORRUPCIÓN QUE CAMPA A SUS ANCHAS EN BULGARIA Y RUMANIA.

El éxito inicial incitó a creer que se podría ir a más en el proceso integrador y, sobre todo, evidenció que resultaba peligrosísimo ser una isla de bienestar rodeada de naciones cada vez más pobres a medida que se alejaba del núcleo de los seis. Y así, más por decreto que por construcción, se fue ampliando el Mercado Común poco a poco y con cada vez menos rasgos de mercado y voluntades compartidas hasta llegar a la constitución de la Unión Europea actual que está al borde del precipicio. Porque es una Unión que es toda una desunión económica -recuérdese la quiebra griega- y toda una rebelión egoísta, mírese por donde se mire: la xenofobia húngara, la cerrazón en banda italiana en el tema migratorio, el hiper nacionalismo jurídico de Polonia y Rumania o la pataleta secesionista de una Gran Bretaña, nación que fue siempre muchísimo más atlántica que europea…Y en esta enumeración me he limitado a citar tan solo las crisis más recientes y sonadas. Abundan las señales de fin de trayecto político; de que todo ha entrado en fase de liquidación. Quizá -¡ ojalá !- no sea así y Bruselas encuentre gente e ideas nuevas para proseguir en la construcción política más ambiciosa del siglo XX, iniciada con el nada romántico nombre de Mercado Común. También es posible que este proceso político fuera inviable desde siempre por mor de

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la esencia de los seres humanos, que son incapaces de renunciar a la propia personalidad, a la propia identidad, en aras de un bien común general. Uno de lo grandes cerebros políticos del siglo pasado -el general Charles de Gaulle- lo entendió así y cuando el ciclo de ampliaciones llegó a pretender la incorporación de Gran Bretaña, él propuso en aquel momento abandonar el camino de las integraciones e iniciar otro proyecto más modesto y por tanto más factible : La “Europa de las patrias”. No iba a ser una Europa fundida en un ente nuevo, pero sí una Europa sincronizada y armonizada en la que las soberanías seguían siendo protagonistas, pero dentro de un orden superior a ellas. Según el, a la sazón presidente francés, en la “Europa de las patrias” iban a poder convivir a gusto no solo los británicos, sino también los rusos y demás europeos del este. En su visión, la “Europa de las patrias” acogería a todos los Estados del Continente, desde los Urales hasta el Atlántico. Para acabar esta charla, añadiré dos reflexiones rápidas sobre el capítulo más negro de la historia del siglo XX: las guerras. La lista la encabezan por derecho propio las dos guerras mundiales, las más mortíferas en la historia de la Humanidad. Pero los conflictos armados -guerras y guerrillas- los ha habido casi sin solución de continuidad a lo largo de los siglos en todas partes. En esto, el siglo XX y el XXI no se han diferenciado de los que le precedieron más que en su poder destructor.

A LAS GUERRAS SE LLEGA ANTE TODO POR FALTA DE RECURSOS INTELECTUALES -POR NO SABER ENCONTRAR ALTERNATIVAS A LA MATANZA- Y POR FALTA DE GENEROSIDAD. LA INMENSA MAYORÍA DE LOS CONFLICTOS ARMADOS SURGIERON POR EGOÍSMO PURO Y DURO

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Y en un mundo que pretendía ser ya maduro, pensante y experimentado esto teóricamente no tenía cabida. Pero la tenía, y mucha. Ni puedo ni pretendo hacer aquí un análisis de los conflictos armados y sus causas. Pero es obligado señalar que a las guerras se llega ante todo por falta de recursos intelectuales -por no saber encontrar alternativas a la matanza- y por falta de generosidad. La inmensa mayoría de los conflictos armados surgieron por egoísmo puro y duro. Lo uno y lo otro lo llevamos los seres humanos en los genes. Los habitantes del planeta de hace 200.000 años eran capaces de recorrer en un día hasta 80 km, pero los avances culturales y técnicos progresaban 3 km por año. Así que, ante la eternidad del egoísmo cerril y la violencia como panacea sociopolítica, uno no tiene más remedio que llegar a la conclusión de que en el siglo XX, el actual o el siglo XXX antes de Cristo, la Historia la han protagonizado siempre los seres humanos… ¡de la misma manera, a su manera! Pero, aunque sea a trancas y barrancas, en conjunto, la Historia tiene una tendencia positiva, hacia lo mejor.



L PROMISES AND PRACTICES 100 YEARS OF STRUGGLE FOR SZEKLER AUTONOMY IN ROMANIA

ooking back on the conclusion of World War I, against the backdrop of the centenary of the 14-point Declaration of President Woodrow Wilson, one cannot help but agree that the general negligence of the victorious Entente-powers in honouring the concept of self-determination as a guiding principle for redrawing European and world maps, generated almost insurmountable differences among the nations and nationalities of the old continent in general, and Central-Eastern Europe in particular. A salient example is the case of Romania and its approach to the Hungarian speaking community of Transylvania. In particular, those who live compactly in a traditional region called Szeklerland (SzĂŠkelyfĂśld).

In the following brief study I intend to demonstrate on the example of Szeklerland that for nearly 100 years now, Romania has been intentionally failing to implement her obligations pertaining to minority protection. As subjects of the nationalizing policies of consecutive Romanian administrations,(1) Szeklers had to come to terms with being incorporated into a state that has been treating members of the community as third grade citizens, and their aspirations for greater self-rule as a potential threat to the existence of the state.

HISTORICAL CONTEXT

ATTILA DABIS COMMISSIONER OF FOREIGN AFFAIRS OF THE SZEKLER NATIONAL COUNCIL

If one juxtaposes the content with the implementation of salient treaties concluded by, or related to Romania throughout the course of the XIX, XX and XXI century, it becomes quite unambiguous that the country was never serious in accepting any kind of practical constraints on its authority regarding the treatment of minorities.(2) This was true of the Treaty of Paris (1856), which granted autonomous status to Wallachia and Moldova within the Ottoman Empire; the Treaty of Berlin (1878) that provided international recognition for Romania; the Treaty of Versailles (1919) that significantly expanded the borders of the country; or the specific conventions and charters that deal exclusively with human- and minority rights (e.g.: the International Covenant on Civil and Political Rights (1966), the European Charter for Regional or Minority Languages (1992), or the Framework Convention for the Protection of National Minorities (1994).


FIGURE 1. CENTRAL AND EASTERN EUROPE BEFORE AND AFTER WORLD WAR I.

MAP COURTESY OF HAUS PUBLISHING

Most importantly, article 11 of the Treaty between the Principal Allied and Associated Powers and Romania, signed in Paris on 9 December 1919, stipulated that “Romania agrees to accord to the communities of the Saxons and Szeklers in Transylvania autonomy in regard to educational and religious matters”. The guarantor of this treaty was the League of Nations, as well as the Permanent Court of International Justice. In practice, this meant that Romania agreed that any member of the Council of the League of Nations shall have the right to bring to the attention of the Council any infraction, or any danger of infraction of these obligations, and that any difference of opinion regarding these obligations shall be referred to the Permanent Court of International Justice, the decisions of which shall be final and undisputable. The rapid collapse of the minority-protection system of the League of Nations, however, rendered these provisions void and unenforceable. The Hungarian Kingdom had lost over 70% of its territory, and more than 60% of its population, including around 3.7 million ethnic Hungarians (who mostly lived directly adjacent to the newly established borders), as a consequence of the peace Treaty of Trianon (1920). From the 325.411 km² large pre-war territory of the country, the part that Romania had received (103 093 km²), was in itself bigger than Hungary today (93 030 km²). As of that point, it became a raison d’État for Hungary to win back the lost territories.(3) To this end, the country sided with the Axis Powers who decided to redraw the borders so as to give back Hungary neighbouring territories where the majority was Hungarianspeaking, including northern-Transylvania, and with it, also Szeklerland. The effects of these so-called first and second Vienna Awards (adopted in 1938 and 1940 respectively) lasted only until the end of the war, after which Szeklerland once again became a part of Romania, as well as the Soviet sphere of influence. This latter fact proved to be

a salient factor in the future of the region, given that the leadership of the Soviet Union considered that a certain degree of autonomy must be accorded to Szeklerland, in the framework of post-war peace building in the Eastern bloc.(4) Thus, the constitutionally entrenched Hungarian Autonomous Province (HAP) was created in 1952, providing some level of autonomy, mostly in cultural and linguistic issues, to a predominantly Szekler administrative unit. Being a huge thorn in the side of the nationalistic communist political elite, the borders of HAP were first redrawn in 1960 (by incorporating Romanian-speaking communes, and taking away Hungarian-speaking ones, in pursuit of altering the ethnic/cultural proportion of the population), only to be eliminated in 1968 through Law nr. 2 (a law still in force), establishing the currently existing administrative division of Romania.(5)

BASIC FEATURES OF THE DRAFT STATUTE OF AUTONOMY OF SZEKLERLAND

This takes us to contemporary times. On the one hand, consecutive Romanian administrations voiced plans of an administrative reform which would merge the three counties with substantial Szekler-Hungarian population (Harghita/ Hargita-82.9%, Covasna/Kovászna-73.79% and Mures/Maros-38.09%) into a larger administrative region (together with overwhelmingly Romanian Alba, Sibiu, and Brasov counties), in which the proportion of Szekler-Hungarians would drop below 30%. On the other hand, however, the autonomy statute draft, elaborated by the Szekler National Council, enumerates those municipalities that should become part of a unified Szekler administrative unit, vested with autonomous competencies.(6) Based on this draft, an autonomous Szeklerland would have the following basic characteristics:

EL ARTÍCULO 11 DEL TRATADO ENTRE LAS PRINCIPALES POTENCIAS ALIADAS Y ASOCIADAS Y RUMANIA, FIRMADO EN PARÍS EL 9 DE DICIEMBRE DE 1919, ESTIPULABA QUE “RUMANIA SE COMPROMETE A CONCEDER A LAS COMUNIDADES DE LOS SAJONES Y LOS SÍCULOS DE TRANSILVANIA AUTONOMÍA EN LO RELATIVO A LAS CUESTIONES EDUCATIVAS Y RELIGIOSAS”

2~5. PROMISES AND PRACTICES 100 YEARS OF STRUGGLE FOR SZEKLER AUTONOMY IN ROMANIA. ATTILA DABIS

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• A regional executive power, responsible for a democratically elected autonomous legislature. The latter would have its seat in Marosvásárhely/ Târgu Mures, the historical capital of Szeklerland, and would take over the exercise of various competences from the central state, as set out in the statute of autonomy. • The autonomous government would assume jurisdiction from the central state to make decisions in: education and culture; mass communication and media; public welfare; roads and transportation; local commercial- and industrial activity; agriculture; forestry; mining and energy production; determining its own municipal system; ownership and management of public property, utilities, and local tax revenues. • The funding base for the exercise of these competencies would come from the autonomous regions capacity to levy and collect its own taxes and fees. The bulk of these revenues would remain in the region, but a pre-negotiated sum would be transferred to the central budget, just like in the case of the Basque country. • The Hungarian language would become an official language in Szeklerland, together with the Romanian language. There would also be a linguistic quota, such as the one existing in SouthTyrol, meaning that the linguistic composition of the region -as established by the last census- should be reflected in the composition of the personnel of the public institution, notwithstanding the fact that all public employees would be obliged to have fluency in both Hungarian and Romanian languages. • The traditional administrative units called Szekler seats (Székely székek) would be re-established, and granted local legislative and executive competencies. • Finally but most importantly, the autonomous region would be entrenched in the Romanian legal system. No separate state entity would come into being. Citizens of an autonomous Szeklerland would continue to be citizens of Romania, sharing rights and obligations with other Romanian citizens that arise from the laws of the state. The Constitution of the country would remain the highest legal norm for an autonomous Szeklerland, meaning that the Constitutional Court of Romania would be able to quash legislation of the autonomous parliament if they deem it violates the provisions of the Constitution. At this point, it is noteworthy to make a brief reference to the widespread albeit false presupposition, namely that territorial autonomy as an institutional solution contradicts the

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constitutional order of Romania due to the fact that the first article of the constitution stipulates that the country is a “sovereign, independent, unitary and indivisible National State”. This misbelief follows from the general misunderstanding on the connection between state sovereignty and the devolution of powers to sub-state entities. In fact, there are no constitutional obstacles to establish a territorial autonomy within Romania. There are only political obstacles, which tend to be wrapped and presented as legal ones as a means to avoid any kind of dialogue with the representatives of the Szekler community on regional power sharing.(7) (8)

PRESENT DAY CHALLENGES

As mentioned earlier, Romania has always been reluctant to accept constraints on its authority towards minorities. Various political and diplomatic elites preferred investing their creative energies in generating the appearance that the country abides by their international commitments regarding minority protection to actually abiding by them. The consequences of this general rule of law deficiency are tangible in everyday life. The Szekler community as a whole, and their autonomy aspirations in particular are being treated as a threat to national security. This is the reason why even blatant violations of fundamental human rights are perceived as a legitimate tool against people associated with the autonomy movement. A salient example in this respect is the practice of public authorities in trying to systematically hamper the organisation of the Day of Szekler Freedom protest, which is the largest pro-autonomy demonstration in Szeklerland each year. As of 2014, public authorities have been continuously imposing prior time-place-manner restriction, and/or sight-and-sound sanctions in connection to this event. In 2015, the Mayors Office of Marosvásárhely (where the demonstration takes place) decided to ban the protest altogether, while in 2016 the Gendarmerie issued over 100 financial penalties for organisers and participants alike, amounting to over 61.000 euros, violating the rights of persons belonging to the Szekler community to freedom of speech, expression and peaceful assembly. In 2018, the Ministry of Internal Affairs decided to impose an unlawful entry ban on the Foreign Affairs Commissioner of the Szekler National Council, that is, on the author of this study. One of the most widespread and pervasive problem pertains to the notorious nonimplementation of rights linked to the exercise, and reproduction of minority language and culture.

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Existing linguistic rights are seldom implemented (including those on the use of the Hungarian language in public administration, or on bilingual place name signs); institutions educating in Hungarian often face enormous and unjustifiable administrative obstacles (like in the case of the University of Medicine and Pharmacy of Marosvásárhely / Târgu Mures, where medical education in Hungarian has been continuously sabotaged for several years now); additionally, the cultural landscape of public spaces remain predominantly Romanian, even in municipalities with a significant proportion of Hungarian inhabitants. Furthermore, the restitution process of property that had been confiscated during the communist regime was effectively stopped, and in some cases the Szekler community faces the re-nationalisation of private property (as it happened in the case of the Székely Mikó College in Sepsiszentgyörgy / Sfântu Gheorghe for example). Public institutions, as well as private individuals that openly use Szekler symbols are being fined and prosecuted, even though there are no legal grounds whatsoever that would prohibit the use of Szekler symbols.(9) By now, this practice has resulted is several dozens of lawsuits related to the use of the Szekler flag. Economic discrimination is the order of the day, as Szekler communes receive proportionately fewer sources relative to their Romanian counterparts not just from the central budget, but from the regional development funds of the EU as well. The map in Figure 3 shows the evolution of GDP per capita in the Central Romania Development Region by counties from 2007, i.e. Romania’s accession to the EU, until 2013. The Romanian Majority Brassó County shows nearly 20% increase in this time, whereas neighbouring Covasna County, which has a Szekler majority, only shows an increase of 1.7%. These counterproductive developments continued under the Multiannual Financial Framework for 20142020, as EU funds are not always being used to reduce the level of disparities in economic development, but rather for the opposite effect to generate economic backlog to the detriment of regions inhabited predominantly by the Szekler community(10) While Szekler NGO’s, pressure groups and other representative organisations make efforts to tackle these challenges on a case-to-case basis by way of various advocacy activities, one can accurately conclude that the set of discrimination and rights violations that the Szekler community has been facing is so widespread and multifaceted that it can only be

redressed and remedied properly in the framework of a territorial autonomy arrangement.

VIEW TO A SOLUTION The long-term aim of the Romanian nation-building project has continued to be the establishment of an ethnically homogenous nation state. This overarching endeavour represented a perpetual casus belli towards the largest nationality of the country, Hungarians, who were subject to policies ranging from ethnic cleansing, mass deportations, confiscation of property, and total disenfranchisement in the XX. century, to today’s measures of gross violation of fundamental civil liberties, systematic non-implementation of laws pertaining to minority protection, and covert economic discrimination. Romanian political culture is characterised by historically-rooted and deeply embedded resentments towards Hungarians that serve as the underlying cause explaining the existential distress that the idea of Szekler autonomy generates within FIGURE 2. PHOTOS TAKEN AT VARIOUS PRO-AUTONOMY DEMONSTRATIONS IN SZEKLERLAND BETWEEN 2013 AND 2016

PHOTOS BY MTI - HUNGARIAN NEWS AGENCY

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the Romanian society.(11) This also explains the harsh counter-measures that Romanian public authorities deploy from time-to-time. No tool is illegitimate if you are countering an opponent that is perceived to be an imminent threat to the constitutional order and the integrity of the country. Therefore, desecuritization of the issue is key to bring about a harmonious coexistence between the Szekler and Romanian communities. Eventually, the Romanian state will need to surpass its unfounded fears, and engage in a dialogue with its own Szekler/Hungarian citizens to negotiate an arrangement on regional power sharing. The best way the autonomy movement can contribute to achieve this result is to build trust in the majority society, by remaining coherent about the target and the instrument of the final goal. Szekler self-determination needs to keep revolving around autonomy (and not secession) using, as in the past, peaceful and democratic means only. Efforts to involve key actors of the international community, including the kin-state, is pivotal in this process. As seen in other cases, the engagement of international institutions and/or foreign states could play a salient role in promoting dialogue between the parties, and in fostering the improvement of autonomy related practices and legislation. As a concluding remark, I would like to quote the thoughts of Pope Francis: “From the ashes of the Great War, we can learn the lesson… that victory never means humiliating a defeated foe. Peace is not built by vaunting the power of the victor over the vanquished. Future acts of aggression are not deterred by the law of fear, but rather by the power of calm reason that encourages dialogue and mutual understanding as a means of resolving differences.”(12)

ENDNOTES 1. For a comprehensive historical overview see: Bárdi, Nándor - Fedinec, Csilla - Szarka, László (eds.) (2011): Minority Hungarian communities in the twentieth century. East European Monographs, 774. Boulder; Columbia University Press: New York. 2. See a useful summary of such observations in: Krasner, Stephen D. (1999): Sovereignty: Organized Hypocrisy. Princeton, NJ: Princeton University, pp. 73-105. 3. See data in the Annexes of Bárdi-Fedinec-Szarka 2011. i.m. 4. The establishment of an autonomous Szekler district also provided a certain leverage for the soviet communist party over its Romanian counterpart. 5. In this sense this short-lived Szekler autonomy joined the ranks of other autonomy arrangements that were abolished due to continuous resistance of the central government (e.g.: Chittagong autonomy in Bangladesh under the Chittagong Hill Tracts Accord 1997, South Sudan under the 1971 Addis Abeba Agreement, or the repeal of Eritrea’s autonomy in 1962). 6. See this list of municipalities in the Annexes of the Draft statute, available under the documents section of the homepage of the Szekler National Council (www.sznt.org). 7. For more details on the topic see the doctoral dissertation of Dabis, Attila, entitled: „Misbeliefs about Autonomy - The Constitutionality of the Autonomy of Szeklerland” at phd.lib.uni-corvinus.hu. 8. For more detail on the cases and rights violations mentioned in this chapter see the evidence provided in the Joint Shadow Report of the Szekler National Council and the Hungarian National Council of Transylvania, presented to the Secretary General of the Council of Europe on the Implementation of the Framework Convention for the Protection of National Minorities in Romania, submitted in December 2016, available in the archive section of www.emnt.org. 9. In fact, the main Szekler symbols - the sun and the moon - are present in the coat of arms of Romania, as part of the coat of arms of Transylvania. 10. This development gap between richer Romanians and poorer Szeklers has been growing ever since, while the current monitoring system of the EU’s regional policy (including ex-ante-, ongoing-, and ex-post evaluation of operational programmes) is unable to detect and prevent cases where EU development funds are being used discriminatively, against national communities. 11. See e.g. the findings of the periodic reports of the European Commission against Racism and Intolerance on Romania. 12. Address of His Holiness Pope Francis to the Diplomatic Corps accredited to the Holy See for the traditional exchange of New Year greetings, delivered on 8 January 2018, in the Vatican City - Apostolic Palace - Sala Regia.

FIGURE 3. ETHNIC MAP OF TRANSYLVANIA, JUXTAPOSED WITH BORDERS OF THE ADMINISTRATIVE AND NUTS II REGIONS OF THE AREA, AS WELL AS THE INCREMENT OF THEIR GDP PER CAPITA INCOME BETWEEN 2007-2013

MAP COURTESY OF THE SZEKLER NATIONAL COUNCIL

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5~5. PROMISES AND PRACTICES 100 YEARS OF STRUGGLE FOR SZEKLER AUTONOMY IN ROMANIA. ATTILA DABIS



T

WILL BREXIT LEAD TO THE DISINTEGRATION OF THE UNITED KINGDOM?

NICOLA MCEWEN PROFESSOR OF TERRITORIAL POLITICS AT THE UNIVERSITY OF EDINBURGH CO-DIRECTOR OF THE CENTRE ON CONSTITUTIONAL CHANGE

he Scots voted to stay in the United Kingdom when they voted against independence by a majority of 55% against 45% in the 2014 referendum. This result was clear enough to secure the consent of the losers, but it was also close enough to ensure that the debate on Scotland’s constitutional future would continue. Less than two years later, the United Kingdom voted by a majority of 52% to 48% to leave the European Union. The slim majority for Leave in the UK as a whole masked significant territorial differences. A majority in all regions of England, with the exception of London, voted to leave the EU. In Scotland, by contrast, the population as a whole supported remaining in the EU by 62% to 38%, with Remain majorities in every Scottish region. Scotland was not the only constituent territory of the UK to oppose Brexit. Northern Ireland voted 56% in favour of Remain. Survey evidence revealed considerable division between the two communities in Northern Ireland, with an estimated 85% of Catholics, and 88% of those identifying with the nationalist (as opposed to the unionist) community, voting Remain, while the Protestant/unionist community recorded majority Leave votes.1 The fall-out from Brexit is adding to the complex and fraught relationships between the political parties that have prevented the restoration of devolved government in Northern Ireland since January 2017. Although it rarely featured as an issue in the 2016 referendum debate outside of Northern Ireland, the Irish border has come to dominate the Brexit process. Both the EU and the UK expressed their joint commitment to retaining an open border on the island of Ireland after Brexit. The Irish Government illustrated the potential of small member states to shape the EU agenda by ensuring that this commitment was at the heart of the EU mandate in Brexit negotiations. The combined commitment to maintain an open border was given legal weight in the Joint report from the negotiators on progress during phase 1 of Brexit negotiations, and was translated in the draft Withdrawal Agreement as the


AUNQUE FUERA DE IRLANDA DEL NORTE APENAS SE PLANTEÓ COMO UN PROBLEMA EN EL DEBATE DEL REFERÉNDUM DE 2016, LA CUESTIÓN DE LA FRONTERA IRLANDESA HA PASADO A DOMINAR EL PROCESO DEL BREXIT. LA UNIÓN EUROPEA Y EL REINO UNIDO EXPRESARON SU COMPROMISO CONJUNTO PARA EL MANTENIMIENTO DE UNA FRONTERA ABIERTA EN LA ISLA DE IRLANDA DESPUÉS DEL BREXIT

Brexit risks destabilizing the delicate balance between political autonomy and national unity brought about by devolution. It has undermined the status of the Good Friday Agreement which brought peace to Northern Ireland; the prospect of a border poll on Irish reunification is in vogue today as never before, even if there is not yet evidence of popular demand. It has also raised questions about Scotland’s constitutional future, reigniting the campaign for Scottish independence.

THE PLURINATIONAL NATURE OF THE UK

Protocol on Ireland/Northern Ireland (‘the backstop’), to be introduced at the end of the transition period unless and until an agreement on the future relationship provides the same protections. The issue of the backstop has, ostensibly at least, been one of the main barriers to the Withdrawal Agreement securing the necessary consent of the UK Parliament, albeit for many different reasons. For many advocates of Brexit, it risks shackling the UK to the EU, and especially to the EU Customs Union, indefinitely, inhibiting the UK Government’s ability to negotiate its own trade deals. For the Democratic Unionist Party -the largest unionist party in Northern Ireland, upon whose parliamentary support Theresa May’s minority government depends- the backstop risks loosening the political, economic and cultural ties that bind Northern Ireland to the rest of the UK. In addition to both of these objections, the Political Declaration accompanying the Withdrawal Agreement gives very little insight into the nature of the future UK-EU relationship. The Prime Minister may have hoped that the ambiguity built into the Political Declaration could avoid alienating any of the competing factions within her own party and the parliament more broadly, but it seems that by ruling little in and little out, it has left all sides seeing more of their fears than their hopes for the future relationship. The United Kingdom is today at an important crossroads, not only in its position as a European country, but also in its constitutional and national conception of itself. The United Kingdom remains a rare case of a sovereign state which recognizes itself as plurinational. Membership of the EU helped to mollify national differences. Devolution was introduced to Scotland, Wales and Northern Ireland in 1999 within the context of EU membership. EU laws and regulations may have helped to contain institutional divergences, as well as providing a supranational, post-sovereign framework within which multiple territorial identities could coexist.

The United Kingdom is a plurinational state composed of England, Scotland, Wales and Northern Ireland. These separate nations and territories developed alongside the British nation, with no concerted effort by the state during the democratic period to repress distinct sub-state national identities. The Good Friday Agreement explicitly recognises the ‘birthright’ of people in Northern Ireland to define themselves, and be recognised, as British or Irish, or both. The UK does not have a strictly written and codified constitution that officially recognizes its plurinational character. Nevertheless, successive governments have demonstrated a pragmatism which, despite some notable historical exceptions, has allowed for the preservation and flourishing of plurinational identities in the management of territorial differences. Scotland in particular has always enjoyed the status of a nation, and retained legal and institutional distinctiveness after its political Union with England in 1707. Union was achieved through elite negotiation and accommodation, not colonial conquest. Implicitly, at least, there was a sense that the Union could one day be dissolved. Even Margaret Thatcher, a bitter opponent of political devolution during her premiership, in the face of growing demands for Scottish self-government, noted in her memoirs: “As a nation, they have an undoubted right to selfdetermination; thus far they have exercised that right by joining and remaining in the Union. Should they determine on independence no English party or politician would stand in their way.2 Since 1999, the recognition of the constituent nations and territories of the UK has been institutionally recognised by the devolution of power in Scotland and Wales, and its restoration in Northern Ireland. These changes were made through referendums in Scotland and Wales in 1997, and in Northern Ireland in 1998 as part of the peace process and the Good Friday Agreement, with variations in the degree and form of devolution in each case. England, on the other hand, does not have a

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separate parliament. Therefore, the UK Government acts simultaneously as the government of the UK as a whole and the government of England. This gives rise to a very asymmetrical political system. The UK continues to be marked by strong centralization in some areas (eg most taxation, macroeconomic policy, defence, immigration, the constitution and external relations) and widespread decentralization in others (eg education, health, agriculture and the environment) for the smaller nations and territories. There is no codified constitution and little coherence to the structure as a whole. It is held together by a system which is based on more or less tacit understandings and conventions and a body of separate constitutional laws, reinforced by the continued dominance of the UK government and the doctrine of Westminster parliamentary sovereignty.

THE SCOTTISH INDEPENDENCE REFERENDUM The recognition of national identities in the United Kingdom, alongside a majoritarian political culture, helps to explain why the UK Government immediately recognized the right of the Scottish Government to hold a referendum on independence when the Scottish National Party was re-elected with a parliamentary majority in 2011. David Cameron, then Prime Minister, said that his government would not put any legal or political obstacles in the way of an independence referendum, while reaffirming his commitment to campaign with heart and soul to keep Scotland in the Union. In the eighteen months that followed, the two governments negotiated a temporary transfer of power (in the “Edinburgh Agreement”) to allow the Scottish Government to pass legislation facilitating a referendum on Scottish independence. That agreement committed both governments to respect the outcome of the referendum whatever it would be, and to negotiate a transition to independence in the event of a Yes vote. The degree of accommodation suggested by this episode is startling by international comparisons, though it should also be considered alongside the near certainty felt by the UK Government at the time that the independence option would be soundly defeated. The transfer of power was concluded with only minimal conditions attached, including the supervision of the referendum by the Electoral Commission (the elections regulator) and the stipulation that only one question be asked, with only two possible answers. The Scottish Government secured some concessions too: the mandate was broadened to include 16 and 17 year olds, and they retained control over the process for legislating for the referendum, including the question, subject only to the oversight of the Electoral Commission. The Agreement also committed the two governments

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to respect the results of the referendum; a simple majority would be enough to negotiate independence. However, that the UK Government helped to authorize the independence referendum in 2014 does not mean they would do so again. Indeed, when the Scottish First Minister asked for a new ‘section 30 order’, the device used to transfer the necessary power from Westminster to the Scottish Parliament to enable it to hold a new independence referendum, her request was denied. The Prime Minister’s carefully worded rejection -“now is not the time”- was translated into a much firmer ‘No’ in the heat of the subsequent election campaign, with evident electoral benefits for the Scottish Conservatives. Indeed, firm opposition to a new independence referendum, coupled with a popular and skillful leader, has been central to the Scottish Conservatives’ transformation from the electoral wilderness to the official opposition in the Scottish Parliament. Nonetheless, the SNP remains the largest party in Scotland by some distance, and it too has gained electorally from the fact that the constitutional question is the dominant lens in Scottish politics through which most other issues are perceived and contested. This polarization of politics around the constitutional divide is a familiar picture in other European countries too. The UK Government’s refusal to negotiate a transfer of power to facilitate a new referendum on independence underlines the fragility of the right to self-determination in the UK. Authority over all matters relating to the Union and the constitutional status of the United Kingdom and its constituent territories belongs to the UK parliament. Although it is difficult to imagine any UK Government demonstrating the degree of intransigence of the Spanish authorities, or the will to criminalise a

EL RECONOCIMIENTO DE IDENTIDADES NACIONALES EN EL REINO UNIDO, JUNTO CON UNA CULTURA POLÍTICA MAYORITARIA, PERMITEN EXPLICAR POR QUÉ EL GOBIERNO DEL REINO UNIDO RECONOCIÓ INMEDIATAMENTE EL DERECHO DEL GOBIERNO ESCOCÉS DE CELEBRAR UN REFERÉNDUM DE INDEPENDENCIA CUANDO EL PARTIDO NACIONAL ESCOCÉS FUE REELEGIDO CON MAYORÍA PARLAMENTARIA EN 2011

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campaign for independence, the UK Government still has veto power over a future constitutional referendum. For its part, the SNP Government has made clear its desire to proceed to a new referendum through negotiated agreement, similar to the Edinburgh 2012 Agreement, rather than to act unilaterally.

SCOTLAND: BETWEEN TWO UNIONS The SNP has long envisaged its selfgovernment ambitions for Scotland as being realised within a broader transnational and supranational framework. Historically, that framework was the British Empire then the Commonwealth. Since the late 1980s, the SNP has firmly tied its project of independence to the project of European integration. Contrary to the more dominant political point of view in the rest of the UK, and more specifically the dominant view within England, Europe is not perceived as an “other” threatening Scottish identity or self-determination, but as part of the solution to support a transition to independence. This is not simply borne of pragmatism. For the SNP, like many of its European counterparts, national independence and European interdependence go hand in hand. The SNP’s support for the EU has never been more evident than in the context of Brexit. The SNP Government has continued to declare its desire for the UK to remain within the EU. They accepted the referendum result in the UK while insisting that the result in Scotland should be respected too. In a series of documents entitled Scotland’s Place in Europe, the Scottish Government championed the UK as a whole remaining within the EU Single Market and the Customs Union. Failing that, they suggested a ‘compromise’ which would somehow allow Scotland to remain part of the Single Market, perhaps via the EEA and EFTA, even if the rest of the UK negotiated a looser relationship. These proposals would likely have met with resistance among the EU 27 had they made it that far, but they never did. Despite her apparent support for the UK remaining in the EU prior to the referendum, the UK Prime Minister has emphasized the UK-wide nature of the vote. In her speech at the 2016 Conservative Party Conference, her first as party leader and Prime Minister, Theresa May insisted: ‘Because we voted in the referendum as one United Kingdom, we will negotiate as one United Kingdom, and we will leave the European Union as one United Kingdom. There is no opt-out from Brexit.” Her letter to Donald Tusk, triggering the Article 50 process, described the Brexit referendum as ‘a vote to restore, as we see it, our national self-determination’. Embracing Brexit as a UK

nationalist project despite the territorial diversity in preferences expressed in the referendum underlines the limitations of the recognition of the plurinational character of the UK. The SNP is expected to kick-start a new independence process once the terms of Brexit are known. It’s not clear, though, that Brexit offers new opportunities for Scottish nationalists. The continued commitment of a clear majority of Scots to EU membership has not, thus far, translated into an upswing in support for Scotland to negotiate its own independent membership of the EU. Further, the dominance of the Brexit issue since 2016 has crowded out other policy issues. Coming so soon after the 2014 referendum, which itself was the culmination of an intensive two-year campaign, it may have contributed to constitutional fatigue among those voters who are not already committed to the independence cause. Brexit does, however, add to the considerable challenges confronting independence advocates. The Brexit process has demonstrated that negotiating to leave a Union is a difficult and complex task, wherein the balance of power lies primarily with the larger partner. It has also complicated independence, especially if Brexit entails the UK leaving the EU Customs Union and maintaining only a loose relationship with the EU Single Market. Such an eventuality, while far from certain despite the Prime Minister’s ‘red lines’, could mean that the border between Scotland and England becomes a new external frontier for the EU. EU membership has been central to the independence vision since the late 1980s, and Brexit is the catalyst for returning to the independence issue so soon after it was determined in 2014. Fears that it could lead to a ‘hard border’ between Scotland and England are unlikely to reassure those not yet fully committed to the independence project.

BREXIT AND DEVOLUTION EU exit is also presenting new challenges for the UK’s system of devolution. Despite intensive intergovernmental meetings, the views of the devolved governments have had little influence in shaping the UK Government’s Brexit preferences. The UK Government has argued that, by bringing powers back from Brussels, Brexit will enhance significantly the powers of the Scottish Parliament. However, the Scottish Government has accused its UK counterpart of using Brexit to carry out a raid on the powers of the devolved institutions. These competing perspectives emerged during the passage of the EU (Withdrawal) legislation. Both the Scottish Government and the

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Welsh Government objected to the restrictions it placed on the devolved institutions’ authority to amend repatriated competences (‘retained EU law’) in areas like fishing, agriculture and the environment that fall within their remit. Working together, the two governments used ‘soft power’ to force changes to the legislation. However, the Act still gives the UK Government the legal authority to introduce regulations that would ‘freeze’ devolved powers to allow for the development of UK common frameworks. Despite the UK Government’s assurances to seek agreement, the legislation lends it the authority to proceed without it, even in the face of an explicit refusal of consent. This represented, in the words of Michael Russell, then Minister for UK Negotiations on Scotland’s Place in Europe, an ‘unprecedented, unequal and unacceptable new legislative constraint’ on the powers of the Scottish Parliament. By a clear majority, excluding only the Conservatives, the Scottish Parliament refused consent for the Withdrawal legislation. The legislation was passed regardless.

proposals move from discussions among politically neutral civil servants to critical decisions between competing government ministers.

The Scottish Parliament’s alternative ‘continuity’ legislation was referred by the UK Government to the Supreme Court. That legislation was designed to prepare for the eventuality of Brexit, but retained authority within Scotland for what would happen thereafter. Among other things, the legislation committed the Scottish Parliament to retaining EU legal principles and to ‘keep pace’ with EU law. The Supreme Court ruled that the bill was largely within the powers of the Scottish Parliament at the time that it was passed, but much of it was rendered beyond its powers by the protected status given subsequently to the EU (Withdrawal) Act. The entire episode has undermined one of the founding principles of devolution: that the UK parliament will not normally legislate in areas of devolved competence or change devolved powers without the consent of the devolved institutions.

When the UK eventually gets to the endpoint in its negotiations with the EU, wherever and whenever that might be, that will not be the end of its constitutional journey. From the tensions in Northern Ireland and the challenges of the Irish border, to renewed demands for Scottish independence, Brexit has generated new existential threats to the UK which risk national unity. It has exposed the territorial fragmentation in UK politics that has long been evident to those who cared to look for it, and brought new challenges in managing and responding to territorial diversity. Whether and how the UK Government responds to these challenges remains far from clear. There are other problems on the Brexit horizon, and other divisions not yet healed, not least the division between Leavers and Remainers laid bare by the Brexit referendum itself.

There is no doubt that Brexit is placing strains on the relationship between the Scottish and UK Governments. But beneath the public spats, there is a lot of cooperation. So far, the UK Government has not used its regulatory powers to ‘freeze’ devolved powers, and it does not anticipate doing so in the foreseeable future. Civil servants from each of the UK’s administrations have been working intensively to agree where new UK common frameworks might be needed to replace EU frameworks, and how these might be governed. These negotiations are founded on agreed principles, including ensuring ‘the functioning of the UK internal market’ and respect for the devolution settlements and democratic accountability of the devolved legislatures. However, these principles might be difficult to reconcile once

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Whatever form it eventually takes, Brexit adds new complexities to the UK’s system of multi-level government. Rather than conceiving it (wrongly, in my view) as a system which creates clear distinctions between the powers of each level of government, Brexit creates more overlaps and interconnections, opening up space for shared powers. Each of the administrations is engaged in a joint review of the principles and processes of intergovernmental relations, which many commentators, my colleagues and I included, have regarded as not fit for purpose in a postBrexit landscape. But if reforms are to be effective, rebuild trust and be regarded as legitimate by all governments, collaboration and mutual consent will need to go hand in hand.

CONCLUDING REMARKS

Nicola McEwen is a Professor of Territorial Politics at the University of Edinburgh and Co-Director of the Centre on Constitutional Change. She is also a Research Leader in the UK in a Changing Europe, an initiative supported by the Economic and Social Research Council.

ENDNOTE 1. Garry, John, The EU referendum Vote in Northern Ireland: Implications for our understanding of citizens’ political views and behaviour, http://www. niassembly.gov.uk/globalassets/documents/raise/knowledge_exchange/ briefing_papers/series6/garry121016.pdf 2. Thatcher, M. 1993. The Downing Street Years. London: Harper Press, p624.

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E LOS PRINCIPIOS DE WILSON: DEL IMPERIALISMO A LA SOCIEDAD DE NACIONES. UNA VISIÓN VASCOEUROPEÍSTA

JOXERRAMON BENGOETXEA UPV/EHU, EHUGUNE, EUROBASQUE

sta breve contribución pretende situar el contexto histórico de la declaración del Presidente Woodrow Wilson al Congreso de los EEUU -los catorce puntos que contenía su discurso- entre el final del imperialismo de predominio británico y el comienzo de una nueva era en la que las relaciones internacionales se diseñarían por parámetros normativos. Adoptamos una perspectiva europeísta y vasquista para analizar la importancia de la nueva visión del discurso Wilsoniano al esbozar el principio de las nacionalidades o de la autodeterminación de los pueblos.

“EL PACTO DE LADRONES”: UN RÁPIDO REPASO AL S. XIX El auto-coronado emperador Napoleón Bonaparte intentó unir Europa por las armas. Tras la derrota de su efímero imperio, la Conferencia de Viena (1815) vino a consolidar en el continente europeo un sistema de Estados-imperio. En este sistema predomina el Imperio británico, y le siguen Francia, y el imperio otomano. Se intensifica la colonización del mundo y sobre todo de África. Rusia y Austria-Hungría desarrollan sus imperios sobre Eurasia y sobre Europa, respectivamente. Las nuevas potencias que emergerán con la unificación de pequeños “estados”, Alemania e Italia, se embarcarán igualmente en aventuras coloniales. Bélgica haría lo propio con el Congo, propiedad del Rey Leopoldo. Portugal mantiene sus colonias africanas y España pronto perderá lo que quedaba de su “imperio”. La carrera por la colonización parecía desenfrenada. Entre 1875 y 1925 una cuarta parte del planeta pasa a ser controlada por los imperios europeos. Las potencias imperiales o coloniales europeas se repartieron África en la Conferencia de Berlin de 1885, un auténtico “pacto de ladrones”, en palabras de Ferguson (2002: 278-9). En realidad el imperialismo explica la Primera Guerra mundial. Fue una lucha incesante entre las grandes potencias por mantener o destruir el equilibrio de poder en Europa y en el Próximo Oriente. Esta lucha se reflejó en el reparto de África, la mayor partida de monopoly de la historia1. 1. Niall Ferguson, El Imperio Británico, traducción del libro original de 2002, editorial Debate, Barcelona, 2016.


LA GRAN GUERRA (1914-1918) El imperialismo se acompañó de un proyecto nacionalista, un empeño sostenido de asimilar un país al sistema político, económico y cultural de la metrópoli -acumulación de soberanía, implantación del control administrativo, relaciones comerciales, inversión, explotación de los recursos-. Este sistema imperial del S XIX llegó a su fin con la Gran Guerra, que marcó al mismo tiempo el apogeo y el declive de los imperios y, como explica Winter (2017), transformó el orden internacional dando paso a la guerra ideológica entre el comunismo y sus adversarios2. La Gran Guerra de hace 100 años supuso el comienzo del fin del dominio europeo del mundo. Este sistema “imperialista” duró otros 100 años. Tras la Guerra se celebra la Conferencia de Paz en Versalles y desaparecen tres de los imperios que habían marcado el sistema anterior. El imperio ruso cae por razones endógenas, con la revolución bolchevique. Alemania se convertirá en una República. Se disuelven los imperios otomano y austrohúngaro, que controlaban gran parte de Europa Central y Oriental.

EL NUEVO SISTEMA EUROPEO La fragmentación del sistema imperial destapó un mosaico de nacionalidades que pretendían alcanzar la estatalidad, según la doctrina wilsoniana de la democracia y la autodeterminación. Aparecen así en Europa nuevos Estados como las Repúblicas bálticas, Checoslovaquia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Yugoslavia, Albania, Grecia. Otros Estados europeos ya existentes, pero mermados o invadidos como Polonia o Bélgica, salieron reforzados de Versalles, con el principio de integridad territorial. Como nos recuerda Tony Judt (2002), antes de la Gran Guerra sesenta millones de europeos vivían bajo una potencia imperial o “extranjera” y, tras la guerra, treinta y cinco millones accedieron al “auto-gobierno”, pero otros veinticinco millones seguirían viviendo en otro estado. Muchos de estos eran minorías germanófonas dispersas por Europa Central y Oriental3. La aplicación del principio de las nacionalidades o la autodeterminación - “a cada nación un estado” resolvió unos problemas pero creó otros nuevos, creó el problema de las minorías territoriales.

2. Jay Winter, “La prémière guèrre mondiale, suicide de l’Europe”, in Etienne François et Thomas Serrier (eds) Europa, Notre Histoire, Paris, 2017, p. 35 3. Tony Judt, “The past is another coutry: myth and memory in post-war Europe” in Jan-Werner Müller (ed) Memory and Power in Post-War Europe, Cambridge, 2002, p. 161.

LA GRAN GUERRA DE HACE 100 AÑOS SUPUSO EL COMIENZO DEL FIN DEL DOMINIO EUROPEO DEL MUNDO. ESTE SISTEMA “IMPERIALISTA” DURÓ OTROS 100 AÑOS

NUEVOS IMPERIOS: EEUU Y URSS? El principio de la estatalidad o de las nacionalidades se consagró tras la Gran Guerra, pero sobre todo para las potencias vencidas. El nuevo mundo seguía colonizado por el Imperio británico y por Francia. La intervención de EEUU en la Guerra Europea les llevó a asumir el rol de potencia mundial y a prepararse para tomar el relevo británico. En este momento “nacionalista” de posguerra aparecieron las primeras voces europeístas que soñaban con una federación europea que afianzase la paz y la democracia, pero los europeístas no sabían cómo pasar a la acción de las bellas proclamas a los hechos. En ese momento la lógica no era la integración sino la fragmentación: los principios de Wilson funcionaron para desmembrar a las potencias perdedoras, afianzando a los vencedores. Rusia, por su parte, revolucionó hacia un Estado soviético basado en una ideología con vocación emancipadora universal, anti-imperialista, donde el mercado y la sociedad liberal se consideran lastres burgueses.

LA AUTODETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS Fueron precisamente los EEUU y la URSS, y sus dirigentes Wilson y Lenin, quienes abanderaron el principio de la autodeterminación de los pueblos, como ha puesto en relieve Margiotta (2005: 115-27). Para Lenin, la secesión no es un fin en sí mismo sino un momento en la transición hacia la integración de todas las naciones que tendrá lugar en el mundo socialista, donde no habrá fronteras al ser éstas un instrumento de la burguesía imperialista para oprimir a las naciones. En cambio para Wilson, la autodeterminación es un corolario de la democracia, es decir, del auto-gobierno, ya que todo gobierno debe reposar sobre el consentimiento de los gobernados4.

4. Costanza Margiotta, L’ultimo diritto. Profili storici e teorici della secessione, Il Mulino, Bologna, 2005.

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LA APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DE LAS NACIONALIDADES O LA AUTODETERMINACIÓN -“A CADA NACIÓN UN ESTADO”- RESOLVIÓ UNOS PROBLEMAS PERO CREÓ OTROS NUEVOS, CREÓ EL PROBLEMA DE LAS MINORÍAS TERRITORIALES

Los principios de Wilson, contenidos en los 14 puntos de su discurso de 8 de enero de 1918 en su mensaje de guerra al Congreso, cobran su sentido desde la doble perspectiva de la guerra militar y propagandística. Los EEUU acababan de entrar en la “Guerra Europea”, abandonando su anterior doctrina de no-intervención (Manifest Destiny). Para implicar a los USA en la guerra, en las negociaciones de paz y en el nuevo orden mundial que surgiría en la posguerra hacía falta una causa moral. La URSS tenía su causa ideológica para exportar a todo el mundo y los EEUU necesitaban una nueva justificación. De poco servían las retóricas imperial-nacionalistas de las potencias aliadas -francesa y británica- de restablecer el equilibrio del poder y defender sus intereses coloniales y comerciales sobre la base de acuerdos, muchas veces secretos. La causa moral de Wilson apelaba a los principios del libre comercio y de mares abiertos, la democracia y el auto-gobierno de los pueblos. Además proponía una “sociedad” internacional que reemplazase al sistema imperial anterior. Estos eran los principios que Wilson llevó a la Conferencia de Paz.

meses más tarde, el 17 de setiembre de 1919, al finalizar la Conferencia de Paz, el propio Wilson afirmó que “no entraba en las prerrogativas de la Conferencia la de poder aplicar el derecho de autodeterminación a todos los pueblos, sino solo a aquellos incluidos en los territorios de los imperios vencidos”5. Tanto Lenin como Wilson, los padres de la autodeterminación, negaron la aplicación real de este principio o del derecho de secesión dentro de estados ya independientes y auto-gobernados. Para estos estados sería un obstáculo innecesario. Finalmente la autodeterminación de los pueblos no figuró como principio de la Sociedad de Naciones. El principio que sí quedó consagrado fue la integridad territorial (artículo 10). Habría que esperar a la Segunda Guerra Mundial y a la Carta de Naciones Unidas para presenciar la siguiente ola de autodeterminación, la descolonización.

LA RECEPCIÓN DE LOS 14 PUNTOS EN EUSKADI Desconocemos la acogida real de los principios de Wilson en el País Vasco. Según Irujo6 el nacionalismo vasco asumió rápidamente el principio de autodeterminación. Fue en la revista Hermes (nº 27, 1918), donde Villalonga publicó “La nación vasca y los principios de Wilson”. La evolución posterior de los principios, comentada más arriba, daría suficientes dudas a quienes quisieran apostarlo todo por la autodeterminación y quizá estas dudas hayan acompañado siempre al ����� abertzalismo, que ha ido oscilando entre el derecho de autodeterminación (o de decisión) y los derechos históricos forales del autogobierno, una alternativa a estos sonoros principios, también de incierta interpretación. La integración europea nos abre nuevos horizontes de cooperación y solidaridad a los pueblos europeos con legítimas aspiraciones nacionales.

LA SOCIEDAD DE NACIONES Los 14 puntos proponían la creación de una Sociedad de Naciones para ofrecer una alternativa moderna de paz, diplomacia y justicia al sistema imperialista que languideció con la Gran Guerra. Se trataba sobre todo de fragmentar a los imperios multinacionales que perdieron la guerra y de castigar a Alemania. A partir de entonces la Sociedad de Naciones debería garantizar la independencia política y la integridad territorial de Estados, grandes o pequeños. En otro discurso pronunciado

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5.���������������������������������������������������������������������� ��������������������������������������������������������������������� Irlanda fue un caso especial, al independizarse los condados de mayoría católica del Reino Unido tras una guerra (República Irlandesa en 1919, Estado Libre Irlandés en 1922 como dominio de la Corona y estado de Irlanda en 1937). Fue el primer caso de descolonización británica después de los EEUU. 6. Xabier Irujo “The concept of Basque sovereignty and independence as coined in the Basque exile (1936-1975)” manuscrito enviado por su autor. Ver también Joseba Agirreazkuenaga, “La transición por la “Constitución Vascongada” (1852): De la ”Constitución Foral” (1808) al ”Estatuto de la autonomía de las regiones de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya” (1919)”. “La revista [Hermes] comentó el discurso [de Wilson] porque pregonaba que ‘todas las aspiraciones nacionales bien definidas reciban cumplida satisfacción’. José Villalonga escribía sobre ‘La nación vasca y los principios de Wilson’ y proponía ‘que el pueblo vasco puede hoy acogerse a los nuevos principios proclamados por el presidente Wilson’”.

3 ~3. LOS PRINCIPIOS DE WILSON: DEL IMPERIALISMO A LA SOCIEDAD DE NACIONES. UNA VISIÓN VASCO-EUROPEÍSTA. JOXERRAMON BENGOETXEA



JUAN MARÍA URIARTE OBISPO EMÉRITO DE SAN SEBASTIÁN

ENTREVISTA: KIKE SANTAREN IMÁGENES: TXETXU BERRUEZO


Juan María Uriarte (Fruiz, Bizkaia, 1933) resulta aún más cercano, afable y afectuoso en el cara a cara que lo que se adivina en su larga faceta pública. Despliega una mirada limpia, unos gestos amistosos y un verbo suave y cadencioso que se esfuerza de manera casi obsesiva en que sea lo más preciso posible. Arranca disculpándose porque, según dice, a sus 86 años ha ido “perdiendo la fluidez verbal, sobre todo la rapidez para buscar la palabra”. Nadie lo diría.

“AMBIGÜEDAD DE LOS RESPONSABLES DE LA IGLESIA EN EL PAÍS VASCO RESPECTO A ETA, ¡NINGUNA! ESE SAMBENITO ES UNA VERDADERA DIFAMACIÓN”

Ordenado sacerdote en Bilbao en 1957, Monseñor Uriarte, licenciado en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas y en Psicología por la Universidad de Lovaina, fue primero obispo auxiliar de Bilbao en 1976, después obispo de Zamora entre 1991 y 2000 y finalmente obispo de San Sebastián entre 2000 y 2010, cargo que abandonó por edad. Luchador infatigable por lograr la paz en Euskadi, aboga, una vez conseguido el fin de las armas, por la reconciliación. Ahora es obispo emérito. Es decir, “un obispo jubilado”. Pero un jubilado muy activo. “Del 13 de enero hasta el 6 de abril he estado en diez lugares diferentes del Estado y también en Roma”, relata. Su larga experiencia vital, sus inquietudes humanas, espirituales y religiosas y su incesante actividad le proporcionan una buena atalaya desde la que observa y analiza la realidad del mundo. Explica que un obispo emérito no tiene ninguna jurisdicción especial. “Lo que sí mantiene es la autoridad moral de su palabra para la comunidad cristiana”, aclara. En el caso de Juan María Uriarte, una autoridad muy reconocida.

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-Vivimos en una sociedad cada vez más laica, más “agnóstica” donde la religión ha perdido mucho peso. ¿Es, sin embargo, una sociedad más feliz?

-Da la sensación de que nos movemos entre la indolencia y el ‘buenismo’, la gente tiene buenas intenciones pero no sabe o no quiere ir más allá.

No. Tenemos más medios, pero menos motivos para ser dichosos. Abundan los medios de vida a pesar de todas las crisis, pero escasean los fines para vivir. Y sin fines, el ser humano no llega a ser dichoso.

El animal puede caminar a ciegas hacia el abismo. El hombre se resiste a caminar cuando no vislumbra una meta. Todo le pesa para seguir marchando. Incluso sucede que quiere que los demás le solucionen los problemas y además lo queremos todo y lo queremos ahora, como decían los de la revolución del 68. Es decir, el inmediatismo y la pasividad son dos tentaciones hoy acentuadas del ser humano.

-Fines quizá no, pero objetivos sí que se tienen. Eso es, muchos tienen objetivos muy nobles, como la familia, etc., pero insuficientes para llenar todo lo que desea el corazón humano, que es un ser limitado con un ansia ilimitada. Por consiguiente, la insatisfacción está servida. Otros tienen objetivos que no son muy válidos para vivir.

-¿Se han sustituido unos valores por otros? Sí, se han secularizado ciertos valores, el amor cristiano se ha convertido en pura solidaridad, la alegría cristiana en bienestar Es verdad que ha habido una traducción secular de valores cristianos y con ellos, unos han perdido consistencia y ciertamente capacidad de ayudarnos a ser dichosos.

-¿Qué valores básicos echa de menos en la sociedad actual? Sobre todo dos: la ética y la esperanza. La ética ya no es el valor primero sino el decimoquinto. Curiosamente, cuanto más tenemos es cuando más dificultades tenemos para que viva en nosotros la esperanza.

-Hoy todo parece provisional, efímero. El futuro no se contempla. Muchos no esperan nada del futuro. Otros le tienen miedo. Otros esperan por motivos válidos, muchas veces insuficientes, pero que les dan motivos para vivir.

-En una sociedad satisfecha, opulenta… ¿para qué tener fe? ¿Qué sentido tiene la fe hoy en día? La fe nos ofrece la confianza fundamental de que siempre, incluso en las situaciones más desesperadas, estamos acompañados, acogidos y confortados por Dios y tenemos un futuro abierto que no termina en la muerte.

-¿Cómo encaja la espiritualidad o la persona con inquietud espiritual en este mundo? Vive incómodamente. Pero también muestra a quienes no la tienen una manera alternativa e interpeladora de ser humanos. Incluso distinguiendo entre espiritualidad y fe. La espiritualidad es más amplia que la fe. La fe es una forma de espiritualidad, importante y arraigada.

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3~11. JUAN MARÍA URIARTE

-Llama mucho la atención eso, se exige que alguien nos solucione los problemas, generalmente el gobierno, las instituciones, que “para eso están”. Sí. Algunos lo formulan de esta manera: somos sumamente conscientes de nuestros derechos pero no de nuestros deberes, de lo que habríamos de recibir pero no de lo que tenemos que hacer.

-¿Está dando la Iglesia una respuesta adecuada a todo esto característico de la modernidad líquida? La Iglesia es un trasatlántico que se mueve lenta y pesadamente. No cabe duda de que el rápido y profundo cambio cultural le produce desconcierto. Pero tiene dos resortes: el Evangelio y el Espíritu Santo, que no le dejarán caer ni en el inmovilismo del pasado ni en el relativismo del presente.

-¿Cómo definiría el fenómeno de la inmigración? La necesidad de sobrevivir empuja imperiosamente a las personas hacia espacios con condiciones de subsistencia. De ahí viene la presión migratoria. No es que, sin más, se quieran marchar de su lugar si su lugar les ofrece condiciones favorables. Porque vivir en la propia cultura, con medios suficientes, estabiliza a la persona en su lugar. Pero cuando estos medios no existen hay un desgarro en la persona y hay una voluntad de subsistencia, suya y de los suyos, y es la que se impone.

“HOY EN DÍA SE QUIERE QUE LOS DEMÁS NOS SOLUCIONEN LOS PROBLEMAS; LO QUEREMOS TODO Y LO QUEREMOS AHORA. EL INMEDIATISMO Y LA PASIVIDAD SON DOS TENTACIONES HOY ACENTUADAS DEL SER HUMANO”


-¿Es la inmigración un derecho? ¿Es un problema? ¿Y la acogida es una obligación? ¿Por parte de quién? Ante todo es un derecho. Está consagrada desde 1948 en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y, muchos siglos antes, en la Biblia. De inmediato puede ser un problema, pero es una riqueza para un futuro próximo. Estamos obligados a acogerlos en la mayor medida que nos sea posible. Y esta medida debe ser mucho más amplia y generosa que la actualmente vigente. Las leyes, los gobiernos y la sociedad deben abrirse. Y al mismo tiempo tenemos que empezar a crear in situ las condiciones de vida para que no tengan que emigrar forzosamente. En esto estamos todavía en mantillas.

¿Qué podemos hacer los ciudadanos corrientes? Acoger y ayudar los que ya están aquí. Además, contribuir a crear un clima social exento de racismo, xenofobia, miedos irracionales. Y en tercer lugar, presionar al Estado para que legisle y actúe con mayor altura de miras. Son deberes cívicos de todos y cada uno de los ciudadanos.

¿Qué le parece la respuesta que está ofreciendo Europa a la inmigración? Raquítica. Poco humana por no decir inhumana. Europa no piensa en ellos, sino en ella misma. Esto ni siquiera pertenece a lo más genuino de la cultura europea. Estamos volviéndonos tremendamente medrosos y defensivos ante esta oleada migratoria. Europa no está reaccionando humanamente. Pero son seres humanos y,

-”LA INMIGRACIÓN ANTE TODO ES UN DERECHO. DE INMEDIATO PUEDE SER UN PROBLEMA, PERO ES UNA RIQUEZA PARA UN FUTURO PRÓXIMO. ESTAMOS OBLIGADOS A ACOGER A LOS INMIGRANTES EN LA MAYOR MEDIDA QUE NOS SEA POSIBLE”.

a los ojos de la fe, hijos e hijas de Dios y, por tanto, hermanos. Aunque sea apretándonos un poco, tenemos que darles la cabida que nos sea posible y sostenible. No vienen a apoderarse de nuestros puestos de trabajo, sino a hacer lo que nosotros no queremos o no podemos hacer. Con su natalidad mayor nos ayudan a compensar un poco el alarmante déficit de la nuestra.

-Más allá de lo humano o ético, algunas actitudes de algunos estados rozan el delito. Por supuesto. Yo creo que dejarlos a su suerte en el mar, convertir el Mediterráneo en un cementerio, sin abrirles ninguno de nuestros puertos ¿no debe ser delito? Yo creo que sí.

-¿Es posible permanecer impasibles ante la tragedia del Mediterráneo? No. El Papa Francisco dijo a propósito de esta múltiple tragedia: “Es una vergüenza, es una

~23. EL SECESIONISMO VASCO (O CATALÁN) Y LA MORAL CATÓLICA. JON SOBRINO

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“LA RESPUESTA DE EUROPA CON LA INMIGRACIÓN ES RAQUÍTICA, POCO HUMANA POR NO DECIR INHUMANA. DEJAR A LOS INMIGRANTES A SU SUERTE EN EL MAR, CONVERTIR EL MEDITERRÁNEO EN UN CEMENTERIO, ¿NO DEBE SER DELITO? YO CREO QUE SÍ”.

vergüenza”. Y dirigiéndose a los europeos, a todos nosotros, nos hacía esta pregunta de Dios en la Biblia: “¿dónde está tu hermano? La voz de su sangre grita hasta mí.” Yo creo que hasta ahora la persona que más se ha significado en el mundo en este punto ha sido el Papa. Nosotros le seguimos a medias.

-Esta ola migratoria ha acentuado una reacción en forma de populismo. ¿Es el populismo la gran amenaza del siglo XXI? No sé si es la mayor amenaza, pero me parece una praxis detestable seducir al pueblo con promesas vacías o imposibles para ganarse su favor, o dejar de cumplir el deber, como en este caso, por miedo a perder votos.

-¿La Iglesia podría hacer más en este terreno, liderando una oferta ética viable y siendo ejemplo de acogida? ¿Lo está siendo? El Papa lo está haciendo, es difícil hacer más dentro de lo que puede. La Iglesia muestra su pensamiento con claridad, pero no con suficiente insistencia. Diócesis y grupos creyentes acogen y ayudan. Pero dada la magnitud del drama de los inmigrantes y refugiados la Iglesia debería poner a su disposición más locales, más formación para favorecer su adaptación, más ayuda material y religiosa. Aun a sabiendas de que sus necesidades desbordan nuestras capacidades eclesiales. Tenemos que colaborar más.

-Llevamos ya décadas hablando de la crisis de la Iglesia como institución. ¿En qué punto cree que está esa crisis? Ante la nueva cultura, lo grave sería que, como casi todas las instituciones, la Iglesia no estuviera en crisis. Eso revelaría que está fuera del mundo real, en una burbuja. Pero la crisis más

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honda de la Iglesia consiste en que, por razones sobre todo culturales, en Europa, no así en otros continentes, Dios no es percibido ni sentido como real por una muchedumbre creciente. Esto genera abatimiento y sentido de decadencia en muchos creyentes, aunque a otros nos impulsa a ser más auténticos y evangélicos.

-¿La falta, no sé si alarmante, de vocaciones y el abandono de los jóvenes está dejando una Iglesia vieja, inoperante, alejada de la realidad? Alarmante, sí. El descenso de las vocaciones consagradas es, sobre todo, consecuencia de lo que acabo de decir. En Europa, los puentes de la Iglesia con la sociedad se han vuelto más estrechos y más escasos. De momento, la deriva va en esta dirección. Pero el futuro es imprevisible. ¿No sentirán las generaciones futuras que al mundo le está faltando algo fundamental? Hay analistas renombrados que apuntan en esta dirección. Europa puede ir dejando a Dios, pero Dios no deja a Europa ni al mundo. Además, sin la levadura del Evangelio y de otras religiones, al mundo le faltaría un contrapunto necesario que lo interpele y le haga reaccionar.

-Cuando el feminismo y la igualdad están ganando terreno, ¿el papel de la mujer dentro de la Iglesia es el que realmente le corresponde o merece? La mujer va ganando terreno en la sociedad y en la Iglesia, aunque lentamente. En la Iglesia hay cada vez más mujeres teólogas y en puestos de alta responsabilidad (tribunales, cancillerías, delegaciones episcopales). Pero hay todavía largo camino por andar. Tratar a la mujer como la trató Jesús: he aquí nuestro desafío. Un desafío que la Iglesia cumple solo a medias.

-¿Es la Iglesia discriminatoria (con la mujer, con los homosexuales…)? Los expertos dicen que la discriminación de la mujer se ha dado, lamentablemente, en todas las culturas. A mi me sorprendió cuando lo oí por primera vez de varios expertos. Es verdad que la Iglesia no ha sabido descubrir a tiempo en el mensaje y testimonio de Jesús la injusticia de esta discriminación. Su despertar yo creo que es sincero, pero tardío. Y más vivo en unos continentes y culturas que en otros. Por ejemplo, a la Iglesia africana le está costando mucho asumir a los homosexuales, por razones de orden cultural.

-¿Veremos una mujer ordenada sacerdote? No lo sé. Hoy la Iglesia mantiene como intocable el punto del acceso de la mujer al ministerio. Yo, como obispo, me atengo a lo que la Iglesia


dice en este punto. Pero muchos teólogos afirman que no es una posición infalible. No sé si algún día cambiará.

-Y respecto a los homosexuales, ¿sí ha habido cierto cambio en los criterios e la iglesia? Sí, una cosa es que se considere la homosexualidad como una simple variante de la sexualidad humana con la misma legitimidad o rango que la heterosexualidad y otra es que al homosexual no se le respete como persona, no se le anime a buscar unas formas de vida que sean dignas para él.

“DADA LA MAGNITUD DEL DRAMA DE LOS INMIGRANTES Y REFUGIADOS, LA IGLESIA DEBERÍA PONER A SU DISPOSICIÓN MÁS LOCALES, MÁS FORMACIÓN PARA FAVORECER SU ADAPTACIÓN, MÁS AYUDA MATERIAL Y RELIGIOSA. AUN A SABIENDAS DE QUE SUS NECESIDADES DESBORDAN NUESTRAS CAPACIDADES ECLESIALES”

-¿La homosexualidad se cura? La homosexualidad es un asunto sobre el que todavía los expertos no han llegado aún a un acuerdo. Es un tema de debate, apasionado además. Para retirarlo del anuario psiquiátrico norteamericano hubo un debate apasionante entre los psiquiatras y ganó el no considerarlo una enfermedad por 58 votos contra 42. La palabra “curarse” significaría que es enfermedad. La mayoría de los expertos opina que no se da ese cambio de orientación o que cuando se da suele ser con posible marcha atrás. Eso es lo que dice la ciencia, yo soy un aficionado, no soy una autoridad.

“LA CRISIS MÁS HONDA DE LA IGLESIA CONSISTE EN QUE, POR RAZONES SOBRE TODO CULTURALES, EN EUROPA DIOS NO ES PERCIBIDO NI SENTIDO COMO REAL POR UNA MUCHEDUMBRE CRECIENTE”

-Últimamente se ha recrudecido el debate sobre la eutanasia. ¿Hay que regularla? ¿Es una solución? Es un tema delicado. Las personas que la piden me merecen todo respeto. Hay mucho sufrimiento acumulado en ellas. Si no son creyentes los motivos para alargar su vida en esas circunstancias son menores. Yo suscribo la doctrina de la Iglesia: solo Dios es dueño de nuestra vida. Otra cosa es la sedación paliativa para aliviar el dolor del enfermo abocado ya a la muerte. Pudiera indirectamente acortar su vida pero el paciente terminal puede recibirla con toda paz en su conciencia. Expertos que conozco sostienen que cuando el paciente terminal recibe cuidados paliativos y su entorno familiar se vuelve cariñosamente sobre él, el número de los que desean la muerte provocada disminuye notablemente. Tampoco hay que confundir eutanasia con encarnizamiento terapéutico. Pretender alargar artificialmente con medios extraordinarios una vida que se va sin marcha atrás no respeta la dignidad de la persona terminal. No es una muerte digna.

-La llegada del Papa Francisco, ¿qué está representando para la Iglesia, tanto hacia el interior como hacia el exterior? Bueno, hacia el exterior no ha habido un Papa que haya conseguido los niveles de sintonía que ha conseguido este Papa. Con respecto a la

Iglesia, la gran parte de Iglesia que asimiló el Concilio Vaticano II está dichosa de tenerle como Papa y deseosa de tenerlo por unos cuantos años más, hasta que pueda aguantar. Es verdad que hay una minoría, no insignificante, eclesial y en todos los niveles de la Iglesia que, con toda su buena voluntad, mira con recelo a este Papa como si fuera rompedor de elementos que son esenciales para la subsistencia de la misma Iglesia. Ese debate existe todavía en el interior de la Iglesia. Pero es un debate de una minoría. Yo creo que la mayoría de la Iglesia y una inmensa parte de la comunidad humana se siente muy en sintonía con este Papa.

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-¿Conoce personalmente al Papa Francisco? Concelebré con él en un ocasión y después de eso me presenté a él. Porque yo he estado ocho veces en Argentina. Entonces me presenté como tal, fue un minuto.

-¿Qué transmite el Papa en la cercanía? Transmite en primer lugar una sensación de serenidad ante la magnitud de los problemas. Da la impresión de que no se pone nervioso. Él dice que duerme muy bien, se acuesta pronto y se levanta de madrugada. Eso es magnífico, porque con la fuerza y magnitud que tienen los problemas en la Iglesia el que fuera una persona hipersensible sería un martirio para él y no podría seguir mucho tiempo.

-Conoce bien a Joseba Segura, recientemente nombrado obispo auxiliar de Bilbao. Como antecesor suyo en ese mismo cargo, ¿qué virtudes le ve y qué cree que aportará a la diócesis vizcaína? Lo conozco y trato familiarmente desde sus 17 años. En el Colegio de Escolapios en el que hablé un día a los de COU les dije: ¿hay alguno que quiere hablar conmigo de su posible futuro? Y levantó la mano. Desde entonces, le he conocido y le he tratado. Entre sus muchas virtudes destaco la honestidad, la sinceridad, la coherencia, la responsabilidad. Una gran intuición teórica y práctica. Tiene una mirada realista y profundamente creyente. Su personalidad “se impone sin imponerse”. Uno tiene la impresión de estar ante alguien que produce adhesión y respeto.

-¿Qué cree que puede aportar a la diócesis? Él es un hombre sumamente conciliar que ha recibido una formación excepcional, tanto en economía como en ciencias sociales, es doctor en Teología, máster en Economía por Boston Es una persona que tiene una experiencia en Latinoamérica de más de diez años, todo esto le ha producido una gran riqueza.

-¿Cree que este nombramiento es un movimiento de calado por parte del Vaticano hacia la Iglesia vasca? Es un signo. Roma sabe bien lo que la Iglesia en el País Vasco necesita.

-Es ineludible hablar de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia, su divulgación ha sacudido a la institución y ha generado alarma en la sociedad. ¿Cómo ha sido posible que se dieran estas situaciones? El fenómeno de los abusos sexuales de eclesiásticos es altamente deplorable. No se

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atenúa su gravedad por el hecho de que sus autores sean muy minoritarios en el conjunto de sacerdotes y religiosos ni tampoco porque la inmensa mayoría de estas atrocidades se cometan en el seno de las familias, en contextos educativos y lúdicos que no son eclesiásticos. Con todo, el tratamiento de muchos medios de comunicación es, por lo general, unilateral. Yo sería partidario de la verdad entera. Nos convencerán plenamente de su firme voluntad de contribuir a la erradicación de este azote social cuando descubran y expongan con la misma diligencia los abusos cometidos en otros espacios, que son los mayores caladeros de la pederastia.

-Quizá lo que más preocupa o llama la atención es que estos abusos han sido cometidos por personas que deberían ser modelo de comportamiento y referentes de lo que predican. Así es, eso lo ha subrayado mucho el Papa. Hay una contradicción flagrante entre estas conductas y el mensaje cristiano de opción preferencial por los más débiles e indefensos. Resulta que los oficialmente defensores se han vuelto depredadores.

-Resulta incomprensible… Sí, hay que revisar primero la buen selección de los candidatos al ministerio, conociéndolos por dentro. Y hay que revisar la misma formación de la afectividad y de la sexualidad porque expertos como Holzner dicen que uno de los caracteres mayores de los pederastas es su bajísima madurez humana. No solo su madurez humana imperfecta sino que es bajísima, tanto que precisan ponerse a los niveles de los niños y de los púberes.

-Algunos apuntan al celibato como posible causa. Pues los estudios que se han hecho sobre eso no han mostrado ninguna correlación positiva entre celibato y pederastia. Es verdad que en ciertos países el número de abusados por sacerdotes

“LA MUJER VA GANANDO TERRENO EN LA SOCIEDAD Y EN LA IGLESIA, AUNQUE LENTAMENTE. TRATAR A LA MUJER COMO LA TRATÓ JESÚS: HE AQUÍ NUESTRO DESAFÍO. UN DESAFÍO QUE LA IGLESIA CUMPLE SOLO A MEDIAS”


han sido muchachos pero probablemente eso se debe a la mayor proximidad y cercanía de muchachos en el mundo del servicio al templo, etc. que el de muchachas. No hay ningún estudio serio que establezca una correlación positiva entre homosexualidad y celibato.

-El comportamiento de la Iglesia, de los diferentes estamentos, tampoco ha sido ejemplar. Silencio, encubrimiento, complicidad ¿Por qué? No es justo ni evangélico el silencio encubridor, sobre todo en nuestros días. Tampoco es justificable el silencio en otros tiempos, aunque es verdad que, como reconoce el Papa Francisco, la conciencia de la suma gravedad de estas conductas y del daño, a veces irreparable, que producían en sus víctimas era mucho más atenuada que hoy. Pero, en todo caso, es un silencio culpable.

“LAS PERSONAS QUE PIDEN LA EUTANASIA ME MERECEN TODO RESPETO. HAY MUCHO SUFRIMIENTO ACUMULADO EN ELLAS. SI NO SON CREYENTES LOS MOTIVOS PARA ALARGAR SU VIDA EN ESAS CIRCUNSTANCIAS SON MENORES. YO SUSCRIBO LA DOCTRINA DE LA IGLESIA: SOLO DIOS ES DUEÑO DE NUESTRA VIDA”

-¿Cree que tras la cumbre en el Vaticano convocada por el Papa, la Iglesia ha tomado medidas reales para atajar los abusos y para arropar a las víctimas? Ha sido un gran paso y un testimonio para muchos otros colectivos también culpables o implicados. Se esperan próximamente normas más completas y vinculantes. Y desde luego las víctimas están en el centro de estas normas.

-¿Cree que las denuncias deben trasladarse directamente a la justicia ordinaria? La ley civil lo reclama. Los Acuerdos Internacionales Santa Sede-Gobierno español estipulan que un sacerdote no tiene obligación de comunicar aquello que ha conocido en el ejercicio de su ministerio. Por supuesto, nunca lo que ha conocido en confesión. En este caso la Iglesia no tiene interés en hacer valer los Acuerdos y por consiguiente los obispos deben atenerse a la legislación civil. Con todo, no deja de ser costoso para un obispo esta comunicación ya que, según el Concilio, ha de ser padre, hermano y amigo de sus curas. Pero una cosa es que sea duro y otra cosa que no se haga.

-A usted se le considera una de las personas que ha buscado con más ahínco la paz en Euskadi cuando ETA estaba activa. Con la banda desarmada y disuelta, ¿está ya Euskadi en paz? Se ha logrado, felizmente, la paz de las armas. Todavía la convivencia pacífica es imperfecta. Una paz sólida y humana reclama un paso más: la reconciliación. Una reconciliación que, bien comprendida, comporta reconocimiento de la verdad de los delitos cometidos, justicia para sus víctimas. Y trae consigo dialogar, pedir perdón y ofrecerlo.

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-Dicho de otro modo, ¿la paz era esto? La paz auténtica, deseada y deseable, consiste en la reconciliación.

-Usted abogaba por una paz sin vencedores ni vencidos. ¿Lo ha sido, o lo está siendo? Es evidente que ha habido vencedores y vencidos. Lo que yo he querido subrayar es que para lograr una reconciliación verdadera no es acertado insistir desmesuradamente en esta victoria, porque hostiga innecesariamente a los vencidos, les hace más resistentes a una auténtica reconciliación. A esta insistencia excesiva se le llama en italiano “sopra-vincere”. Ellos dicen vincere (vencer) sí, ma non sopra-vincere (no sobrevencer).

-Tras la desaparición de ETA, ¿cuál es la tarea que nos falta? Sanar las heridas y normalizar la convivencia, porque cincuenta años de confrontación han dejado muchas heridas, particularmente en las víctimas.

-¿ETA ha dejado una sociedad herida? Yo no veo que la sociedad en un conjunto de señales de estar herida gravemente. Más bien tengo el temor contrario, de que tiende a olvidar lo vivido sin extraer todas las lecciones que hemos de aprender. Pero lo que no se puede negar es que en esta sociedad hay muchos de sus miembros heridos.

-Eso ya es una herida, ¿no?, que queramos olvidar. Sí. Yo todavía tengo esperanza de que en el futuro los pasos que no hemos dado para sacar todas las lecciones, las demos.

-Usted aboga por la reconciliación. Pero parece que se impone el concepto de convivencia pacífica, más laxo. Las palabras no son puro envoltorio de su contenido. Son como la piel, que está adherida a la carne. Cuando se arranca la piel, la carne sufre. Para mí no es indiferente utilizar una fórmula verbal u otra. La convivencia pacífica es un gran valor, pero corre el riesgo de quedar en una “coexistencia no violenta”, que no es lo mismo. Yo deseo y reclamo más para mi pueblo.

-¿Qué deberíamos hacer cada uno para conseguir la reconciliación? Primero, cada uno reconciliarse consigo mismo. Solo los internamente reconciliados pueden volverse reconciliadores. Como Mandela. Luego, tendríamos que pasar nuestras convicciones ideológicas y nuestros sentimientos patrióticos por el escáner de la ética, para humanizarlos más.

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En fin, practicar la relación cercana con personas que piensan y sienten de manera diferente. Así se deshacen o se mitigan las mutuas desconfianzas exacerbadas.

-¿Es posible reconciliarse con quien no asume su responsabilidad en la violencia o se niega a considerar que fue “injusta”? Propiamente, hablando con rigor, la reconciliación se realiza cuando agresores y agredidos de todo signo reconocen el mal causado y se acercan mutuamente. Pero, aunque el agresor no lo reconozca, el agredido puede ofrecerle el perdón. Y este ofrecimiento es muy saludable para él y para la sociedad. Porque un perdón no otorgado acaba haciendo daño a la misma persona que no perdona, y para la sociedad es un gran testimonio.

-Si matar a un ser humano no se considera injusto, ¿qué es? Matar a un ser humano es un delito abominable. La Iglesia hoy rechaza incluso la pena de muerte infligida por la autoridad. Estamos ante el núcleo esencial de los derechos humanos. Sin el derecho a la vida, no hay derecho humano.

-¿Y por qué cuesta tanto considerarlo injusto? Pues tal vez quienes han tenido un cierto sentido heroico de su lucha y han sido vistos como tales, pasar de héroes a personas juzgadas peyorativamente por lo que han hecho, pues es costoso. Pero lo tienen que hacer.

-Hace ahora un año, ETA hizo una declaración de reconocimiento del daño causado y dijo que lo sentía pero solo a las víctimas ajenas al conflicto. ¿Qué le pareció? Insuficiente, a todas luces. Todas sus víctimas murieron injustamente. Todas. Incluso aquellos miembros de ETA que fueron liquidados de manera injusta e inmoral por el GAL y otros grupos.

“UNA MINORÍA DE LA IGLESIA, NO INSIGNIFICANTE, MIRA CON RECELO AL PAPA FRANCISCO COMO SI FUERA ROMPEDOR DE ELEMENTOS QUE SON ESENCIALES PARA LA PROPIA SUBSISTENCIA DE LA IGLESIA. PERO LA MAYORÍA Y UNA INMENSA PARTE DE LA COMUNIDAD HUMANA SE SIENTE MUY EN SINTONÍA CON EL PAPA”


-Ante esa declaración, los obispos vascos emitieron un comunicado en el que señalaban que “la verdadera reconciliación solo es posible si existe un auténtico arrepentimiento y una sincera petición de perdón además de una disposición real a reparar el mal causado en la medida de lo posible”. ¿Es necesario el arrepentimiento y el perdón? Moralmente, sí. Jesús es, para sus seguidores, tajante en este punto. Legalmente, ninguna instancia humana puede exigir el arrepentimiento. El arrepentimiento pertenece al mundo interior de la persona, y el interior no lo juzga nadie más que Dios. Ni la Iglesia. Pedir perdón sin arrepentimiento es algo vacío, carente de sentido. La paradoja del perdón consiste en que, siendo tan necesario para la salud personal y social, no es legalmente exigible. Una cosa es el reconocimiento público, y eso es necesario que lo hagan, y otra la petición de perdón, que es saludable pero no exigible legalmente.

-¿Es suficiente reconocer que se ha causado un daño si no se considera injusto? ¿Es eso una verdadera autocrítica?

“LA CONVIVENCIA PACÍFICA ES UN GRAN VALOR, PERO CORRE EL RIESGO DE QUEDAR EN UNA “COEXISTENCIA NO VIOLENTA”, QUE NO ES LO MISMO. YO DESEO Y RECLAMO MÁS PARA MI PUEBLO”

-El asunto de los presos parece enquistado. ¿Cómo cree que habría que actuar en este terreno? Últimamente hay algunos cambios, todavía en camino, en la política penitenciaria del Estado francés y del español. Sería buena noticia para la normalización que estos cambios se consoliden y se completen.

-¿Han dado los presos los pasos suficientes? Han sido tímidos. Todavía esperamos de ellos unos gestos de distanciamiento respecto de su pasado.

No es suficiente. Es preciso reconocer la injusticia del daño causado.

-Parece que las víctimas han atemperado sus posiciones. ¿Cree que ha habido un cambio de actitud de la sociedad y las instituciones hacia ellas? Por lo que yo conozco, ha habido algún acercamiento de las asociaciones de víctimas a las instituciones. Pero con vaivenes. Tal vez el momento electoral no es el más propicio.

“EL NOMBRAMIENTO DE JOSEBA SEGURA COMO OBISPO AUXILIAR DE BILBAO ES UN SIGNO POR PARTE DEL VATICANO. ROMA SABE BIEN LO QUE LA IGLESIA EN EL PAÍS VASCO NECESITA”

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“EL FENÓMENO DE LOS ABUSOS SEXUALES DE ECLESIÁSTICOS ES ALTAMENTE DEPLORABLE. NO SE ATENÚA SU GRAVEDAD POR EL HECHO DE QUE SUS AUTORES SEAN MUY MINORITARIOS EN EL CONJUNTO DE SACERDOTES Y RELIGIOSOS”

-¿Considera justa la aseveración de que la sociedad vasca en su conjunto ha sido en exceso condescendiente con ETA y con la violencia? Una buena parte de la sociedad vasca fue, en los primeros años, condescendiente. Otra vivió en una indiferencia poco responsable. No ha sido así después. La indignación ante los asesinatos de ETA fue creciendo progresivamente en la sociedad.

-Cíclicamente, surgen las acusaciones, algunas duras, a la propia Iglesia vasca de ambigüedad, de que no fue suficientemente combativa con ETA y no arropó a las víctimas. Ambigüedad de los responsables de la Iglesia en el País Vasco respecto de ETA ¡ninguna! Fuimos los primeros en reprobar moralmente sus delitos, de manera insistente y múltiple. El sambenito de la ambigüedad y de la equidistancia es una verdadera difamación. Surgió, interesadamente, del hecho de que, aunque con frecuencia e intensidad notablemente menor, nos sentíamos moralmente obligados a denunciar también los delitos cometidos en la lucha contra ETA (asesinatos, torturas, etc.). Esta versión de la equidistancia hizo fortuna. Fue un ‘successfull error’, que dicen los ingleses. Melló nuestra credibilidad moral ante muchos ciudadanos. Yo espero que la historia deshaga este entuerto, simplemente publicando lo que dijimos y cuándo lo dijimos.

“NO ES JUSTO NI EVANGÉLICO EL SILENCIO ENCUBRIDOR DE LOS ABUSOS SEXUALES, SOBRE TODO EN NUESTROS DÍAS. ES UN SILENCIO CULPABLE”

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-Se ha acusado a la Iglesia de no liderar el combate ético, incluso de que ETA nunca estuvo incómoda con sus posiciones y de hecho nunca atentó contra un miembro de la Iglesia. La nuestra fue la voz que más insistió en la reprobación ética de ETA. Incluso llegamos a elaborar toda una ética para la paz. Es indignante que se diga esto de nosotros. Si ETA no atentó contra ningún obispo ni eclesiástico, será por otras razones, pero no porque no condenáramos sus acciones terroristas ni dejáramos de exigir su desaparición.

-Los obispos vascos (en el mismo comunicado sobre el reconocimiento del daño causado de ETA) afirmaban también que “se han dado entre nosotros complicidades, ambigüedades, omisiones por las que pedimos sinceramente perdón”. ¿Comparte esa petición de perdón?

“RECONOCER QUE SE HA CAUSADO UN DAÑO NO ES SUFICIENTE, ES PRECISO RECONOCER SU INJUSTICIA”

Las complicidades y ambigüedades no se dieron en absoluto por parte de los obispos. Creo que tampoco la inmensa mayoría del clero tuvo ninguna complicidad ni ambigüedad. En cuanto a omisiones, deberíamos haber hecho desde el principio por las víctimas aquello que hicimos en las últimas décadas. En este punto sí puede ser que no estuviéramos a la altura.

-En plena batalla del relato, ¿estamos realmente creando las condiciones para una garantía de no repetición? Me parece que la sociedad vasca está inmunizada por un tiempo largo para sufrir un traumatismo como el que ha soportado. Ahora, pensar en un futuro remoto es jugar a una profecía bastante inconsistente.

-¿Corremos aún el riesgo de cerrar la herida en falso mediante una memoria sesgada, sin arrepentimientos ni asunción de responsabilidades? Hombre, un rebrote será tanto más imposible cuanto mejor hagamos el relato de lo sucedido, asumamos más decididamente las responsabilidades de cada uno y de cada uno de los grupos, interioricemos mejor el “nunca más” y sea más completa nuestra reconciliación.



RESEÑA BIBLIOGRÁFICA EGUZKI URTEAGA UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA Y TRABAJO SOCIAL FACULTAD DE RELACIONES LABORALES Y TRABAJO SOCIAL

SUDUPE, P. (2018): TELESFORO MONZON. ARISTOKRATA ABERTZALEA. SAN SEBASTIÁN: TXERTOA


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ako Sudupe acaba de publicar su último libro titulado Telesforo Monzon. Aristokrata abertzalea (Telesforo Monzon. Aristócrata nacionalista vasco) en la editorial Txertoa. Conviene recordar que Sudupe es doctor en Filología Vasca y autor de varios ensayos, tales como 50ko hamarkadako euskal literatura. Hizkuntza eta ideología (2011a) y 50ko hamarkadako euskal literatura. Kazetaritza eta saiakera (2011b), así como de varias biografías de referencia sobre Nemesio Etxaniz (1996), Gorgonio Renteria (1999), Jokin Zaitegi (2000), Etienne Salaberry (2003) o Txillardegi (2016). Es igualmente autor de numerosos artículos en revistas científicas o literarias, como pueden ser Egan, Uztaro, Hermes o Jakin. En el prólogo de la presente obra, José Manuel Odriozola observa que el protagonismo político-cultural de Monzon fue relevante en los momentos cruciales de la historia del País Vasco a lo largo del siglo XX (p.11). Monzon efectuó la transición entre el nacionalismo vasco tradicional y el nuevo nacionalismo encarnado por Txillardegi. La nueva generación intentó adecuar el nacionalismo vasco a la política y cultura de la sociedad contemporánea transitando de una identidad vasca etno-cultural y de una etno-nación de carácter rural (p.11) a una identidad vasca abierta a influencias externas donde la lengua vasca ocupara un lugar central en la definición política de la nación vasca (p.12). En ese sentido, “la concepción nacional etno-cultural [de los inicios] de Monzon fue adaptándose al nuevo [panorama] político como consecuencia de las nuevas luchas ideológicas” (p.12). De hecho, con el transcurso del tiempo, Monzon consideró que la identidad vasca del futuro no podía basarse ni en la “raza” ni en la religión, sino que debía fundamentarse en la lengua vasca (p.12). No cabe duda de que los posicionamientos políticos de Monzon estuvieron marcados por la dureza de la guerra, del franquismo y del exilio, de modo que su pensamiento político se forjó en base a duras experiencias personales (p.13). Estuvo obsesionado por la unión de las fuerzas nacionalistas vascas, condición sine qua non de la unificación y de la liberación de los siete territorios históricos vascos situados a ambos lados de la frontera. Valoró la labor desempeñada y el sacrificio consentido por los gudaris o combatientes vascos de las distintas generaciones. En esta óptica, consideraba a los miembros de ETA como gudaris, como lo fueron los militantes jelkides que lucharon contra las tropas franquistas durante la guerra (p.14). Además, estimaba que ETA no estuvo en el origen de la

violencia sino que la violencia originó esta organización político-militar (p.14). En otros términos, a su entender, unas razones estructurales se hallaban en la raíz de este movimiento, de modo que, si el Estado español no hubiese creado las condiciones estructurales de desaparición de la nación vasca a través del franquismo, no hubiese nacido la resistencia vasca (p.14). En la introducción del libro, Sudupe indica que su objetivo no fue realizar ni una apología y ni una investigación aséptica, ya que Monzon no se prestaba a ello, sino efectuar un análisis pormenorizado de esta figura política esencial del País Vasco del siglo pasado. Fue atraído por su pasión por la verdad, la coherencia de sus ideas, y la valentía y el ardor mostrados por Monzon a lo largo de su vida y, especialmente, durante los últimos años de la misma (p.17). Esta obra se divide en cinco partes: La primera parte da cuenta de los antepasados y de la infancia de Monzon, poniendo énfasis en sus orígenes aristocráticos, sus trayectorias vitales, sus compromisos políticos y sus estilos de vida, prestando una atención especial a sus padres y, sobre todo, a su madre, ya que su padre falleció cuando tenía tan solo nueve años (p.17). La segunda parte se centra en la participación de Monzon en numerosos mítines durante la Segunda República española, tanto en el País Vasco como en las Cortes madrileñas, dado que fue diputado por Gipuzkoa en nombre del Partido Nacionalista Vasco (PNV) (p.18). La tercera parte analiza su labor como consejero de Gobernación del Gobierno Vasco en los nueve meses durante los cuales ocupó ese cargo y la actividad incansable llevada a cabo en el exilio, bajo el liderazgo de José Antonio Agirre, para prestar ayuda a los refugiados desplazados y concentrados y a los presos encarcelados tanto en la península ibérica como fuera de ella (p.18). La cuarta parte estudia el periodo que oscila entre 1946 y 1977 que pasó sobre todo en San Juan de Luz. Durante esa época, además de participar en el Gobierno Vasco en el exilio como consejero de Cultura hasta 1953, mantuvo estrechas relaciones con los refugiados vascos de segunda generación, a los que prestó ayuda a través de la asociación Anai Artea, y con los nacionalistas del País Vasco norte que fundaron el partido Enbata en 1963 (p.18). La quinta y última parte se interesa por los últimos cuatro años de la vida de Monzon durante los cuales, además de volver a Bergara, se implicó en la movilización por la legalización de todos los

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partidos, la amnistía de los presos y la restauración de la autonomía vasca. Además, se involucró, como independiente, en la creación de Herri Batasuna (HB), del que fue diputado en las Cortes y, un año más tarde, diputado en el Parlamento Vasco. Intentó, en todo momento, crear puentes entre las dos corrientes y generaciones del nacionalismo vasco (p.19). En la primera parte, titulada “El mayorazgo de la torre de Olaso”, Sudupe recuerda que “Telesforo Monzon Ortiz de Urruela nació en la Torre Olaso de Bergara el 1 de diciembre de 1904” (p.25). Sus orígenes no eran vascos, ya que los Monzon provenían de Palencia y los Ortiz de Urruela eran originarios de Guatemala donde había nacido su abuelo (p.25). Telesforo fue el quinto hijo y primer varón, dado que venía tras sus cuatro hermanas, de modo que su nacimiento provocó una gran alegría en la familia al estar vigente el mayorazgo. Tras él, nació su hermano Isidro (p.27). El nacimiento de Telesforo fue una “bendición divina” para su padre bergarés Bizente Monzon Lardizabal y su madre sevillana Concepción Ortiz de Urruela Ceballos (p.27). Telesforo Monzon vino al mundo en una familia acomodada de terratenientes de origen aristócrata, de modo que gozaba de un amplio patrimonio y no necesitaba trabajar para vivir holgadamente. Los Monzon vivían de la renta de sus caseríos y fincas (p.27). De hecho, disponían de numerosas propiedades, vivían sin apuros y llevaban una vida itinerante (p.27). La movilidad residencial se acentuó tras el fallecimiento prematuro del padre de Telesforo como consecuencia de un infarto (p.28). Hasta entonces, pasó los primeros años de su vida esencialmente en Bergara, en la Torre Olaso, situada cerca de la parroquia San Pedro. Los profesores y tutores se desplazaban a su domicilio para impartirle docencia. El primer docente fue un carlista navarro que fue relevado por un cura guipuzcoano llamado Migel Urteaga. Y aprendió el francés de la mano de Margarita María Barbret (p.28). Los Monzon disponían igualmente de sirvientes: nodrizas, cocineras, lavanderas, costureras, limpiadoras y porteros (p.28). La familia de Telesforo Monzon se relacionaba con familias pertenecientes al mismo entorno social, tanto a domicilio como fuera de él, como por ejemplo en Ozaeta, Laureaga, Rekalde y Rotalde (p.29). Vivía en una atmósfera impregnada de cultura literaria, poética y teatral, sobre todo de la mano de su madre que manifestaba cierto gusto por la escenificación, lo que marcó profundamente al joven Telesforo que demostró una predisposición temprana por el teatro como actor, realizador y

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guionista. De hecho, fue actor en la tropa Begiraleak, director de ciertas obras de Larzabal y autor de varias piezas de teatro (p.30). A su vez, se desplazaron con frecuencia a Segura y Tolosa, residiendo en los domicilios de los Zurbano y Zavala, además de veranear en San Juan de Luz (p.31). Si, entre 1904 y 1910, residieron principalmente en Bergara, entre 1910 y 1914, vivieron sobre todo en San Juan de Luz, donde falleció Bizente Monzon el día de Navidad de 1913 mientras tocaba el piano (p.31). A partir de entonces, los cambios de domicilio fueron frecuentes, ya que pasaron una temporada en Tolosa, antes de desplazarse a Vitoria donde residieron dos años. En la capital alavesa falleció su hermana María Ángeles con tan solo catorce años como consecuencia de una grave enfermedad (p.31). Para intentar aliviar sus penas, se fueron a Ávila, y, a partir del año 1917, se instalaron en San Sebastián durante algunos años (p.31). Esta movilidad residencial tuvo consecuencias sobre la trayectoria escolar de Telesforo, ya que se matriculó por primera vez en el Instituto General y Técnico de Vitoria, posteriormente se presentó como candidato libre en varias ocasiones, y terminó su trayectoria escolar en la enseñanza secundaria en Madrid (p.32). En la década posterior, entre 1922-1923 y 1932-1933, se matriculó en tres Universidades distintas y aprobó tan solo diez asignaturas de Derecho: cinco en la universidad de Madrid, dos en la Universidad de Murcia y tres en la Universidad de Oviedo, con dos sobresalientes, tres notables y cinco aprobados (p.33). El propio Monzon reconoció que fue un pésimo estudiante (p.34). Entre tanto, realizó su servicio militar en 1926 durante nueve meses (p.33). Durante su estancia en Madrid, participó en numerosos actos mundanos, ya que se sentía cómodo entre “personas importantes” al pertenecer a ese mundo (p.34). Su sentimiento nacionalista surgió precisamente cuando se hallaba en la capital hispana poco después de finalizar su servicio militar (p.34). Aprovechó su estancia en Madrid para profundizar su conocimiento de la lengua vasca o euskera, lo que le fue muy útil en su actividad política, dado que, a partir de 1930, se afilió al PNV y participó en numerosas conferencias y en más de doscientos mítines en toda la geografía vasca, junto con Agirre e Irujo (p.35). A nivel personal, el 24 de mayo de 1935, se casó en Aretxabaleta, en la parroquia San Pedro, con María Josefa Ganuza Lardizabal que provenía igualmente de una familia de terratenientes (p.35). A lo largo de su vida en común, el matrimonio


Monzon se desplazó a Madrid, Bilbao, San Juan de Luz, París, Bruselas, Barcelona, Casablanca, Dakar, México y Nueva York conforme Telesforo Monzon era diputado en las Cortes, consejero de Gobernación y consejero de Cultura del Gobierno Vasco, tanto en el País Vasco como en el exilio (p.35). Entre 1946 y 1977, residió esencialmente en San Juan de Luz, al no poder volver a Bergara por prohibición del régimen franquista (p.35). Su madre y sus hermanas Francisca y Dolores acompañaron al matrimonio Monzon en su residencia situada en el municipio labortano donde murió su madre Concepción en 1965 a los 98 años (p.36). De hecho, María Josefa y Telesforo Monzon compraron el palacio Mende Berri así como una amplia parcela de tierra denominada Basabeltz donde plantaron moras, convirtiéndose, a partir de cierto momento y en cierta medida, en agricultores (p.36). En cuanto a sus padres, la madre de Telesforo, María Concepción Ortiz de Urruela Ceballos, nació en Sevilla en abril de 1867 fruto del matrimonio entre María Francisca Ceballos Conde e Isidro Ortiz de Urruela que se casaron en agosto de 1860 (p.38). El tío de su madre, José Antonio Ortiz de Urruela, se afincó en Sevilla en 1863 antes de desplazarse al Vaticano en su condición de asesor entre 1869 y 1870. Se fue a Córdoba en 1873 y, tras su muerte en 1877, donó todas sus pertenencias y su patrimonio a su hermano Isidro (pp.38-39). Precisamente, Isidro Ortiz de Urruela nació en Guatemala y fue capitán del ejército de Costa Rica y cónsul de ese país en Cádiz y luego en Sevilla, de modo que fue sucesivamente militar y diplomático (p.40). En 1869, se trasladó a Bergara como consecuencia de la Revolución de septiembre acontecida en 1868 como resultado de la crisis de las materias primas que afectó a los hombres de negocio, a los políticos y a la gente corriente al encarecer notablemente los precios (p.41). Según Sudupe, eligió Bergara porque disponía de una escuela de calidad para chicas y era mayoritariamente carlista (p.41). De hecho, Isidro participó activamente en la segunda guerra carlista como defensor del bando carlista y protector del guerrillero Santa Cruz así como como intermediario en las negociaciones entre diversas corrientes del carlismo aprovechándose de la inmunidad diplomática que le otorgaba su condición de cónsul (p.41). Posteriormente, se desplazó a Azkaine, aunque volvió, de vez en cuando, a Bergara. En ese sentido, no es casual que los padres de Telesforo desarrollasen su noviazgo en Azkaine y San Juan de Luz, antes de casarse en Senpere en febrero de 1892 (p.41).

La madre de Monzon se caracterizó por tres rasgos esenciales: 1) la vida matrimonial mantenida con Bizente Monzon fue feliz; 2) tenía cierta propensión al gasto, que no siempre correspondía a los ingresos de la familia; y, 3) vivió rodeada de curas, frailes y monjes (p.46). En primer lugar, Bizente Monzon no cesó de subrayar la bondad de su esposa y la plena confianza que depositaba en ella. Agradecía a Dios por la inmejorable esposa que le había otorgado (pp.4647). En ese sentido, la armonía reinó durante los veintiún años que duró su matrimonio (p.52). En segundo lugar, la propensión al gasto de Concha era notoria. De hecho, en 1899, compraron el palacio Ozaeta de Bergara, lo que provocó el endeudamiento de la familia Monzon. Esta situación generó ciertas tensiones entre Concha y su hermana a la hora de heredar de su padre así como entre ella y su madrastra. Fue igualmente recriminada por su administrador que se mostraba preocupado ante las hipotecas acumuladas (p.52). A partir de la muerte de Bizente, la economía doméstica de la familia Monzon no dejó de empeorar (p.52). En tercer lugar, para que sus hijos se convirtieran en buenos cristianos, hizo un llamamiento a curas recomendados por el Obispo para que actuaran como preceptores (p.54). Se rodeó igualmente de eclesiásticos para intentar aliviar su pena tras el fallecimiento sucesivo de su marido y de una de sus hijas de manera prematura (p.54). Telesforo se identificó en mayor medida con sus antepasados paternos de origen vasco. Tadeo Luis Monzon Ipenza nació en Pamplona en 1764

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y, ese mismo año, vio luz en Bergara la que sería su mujer María Merced Olaso Abaria. Ambos se casaron en 1787 (p.57). Tadeo Luis Monzon fue miembro de la caballería de Sevilla que se hallaba al servicio del rey de España (p.57). José María Monzon Olaso, hijo del matrimonio compuesto por María Merced Olaso y Tadeo Monzon, se casó, a su vez, con María Antonia Zurbano Mitxelena, proveniente de Segura, cuyo hijo fue Telesforo Monzon Olaso Zurbano, es decir el abuelo paterno de Telesforo Monzon (p.58). En 1843, con tan solo diecisiete años, heredó de un amplio patrimonio compuesto por dieciséis caseríos, seis fincas, varios molinos y parcelas de tierra, convirtiéndose en uno de los principales terratenientes de Gipuzkoa. Fue, asimismo, un excelente estudiante hasta el punto de convertirse en doctor de Derecho civil y canónico por la Universidad de Madrid. Ese título académico le permitió ser miembro de la Academia de Historia de España y director del Seminario real y del Instituto de Enseñanza Secundaria de Bergara, así como alcalde de ese municipio en varias ocasiones. Además, fue diputado por las Cortes y diputado provincial de Gipuzkoa (p.58). Telesforo Monzon Zurbano fue diputado por el partido conservador durante los años 1850, que, con el transcurso del tiempo, se convirtió en carlista (p.59). En 1878, fue elegido alcalde de Bergara tras ganar las elecciones municipales (p.61). Se casó con María Lardizabal Altuna que fue una mujer de gran personalidad y genio, cuyo hermano Inazio, carlista e integrista convertido en jelkide, fue el primer presidente del Gipuzko Buru Batzar (GBB) (p.59). María mantuvo asimismo una famosa correspondencia con Luis Arana, hermano de Sabino Arana, fundador del nacionalismo vasco y del PNV (p.62). Hubiese preferido que, en lugar de dedicarse a la política, su esposo se ocupara de la gestión del patrimonio familiar. En cualquier caso, debido a su formación y cultura, tanto María como Telesforo Monzon prestaron una atención particular y ejercieron un estrecho control sobre los estudios de su hijo Bizente (p.65). Este último estudió con los jesuitas en los colegios galos de Guicho, cerca de Baiona, y de Saint Joseph de Tivoli, próximo a Burdeos (p.65). Una vez obtenido su bachillerato, Bizente empezó la carrera de Derecho, primero en Valladolid y luego en Zaragoza. Pero, fue un mal estudiante (p.65). De hecho, a pesar de la preocupación manifestada por sus padres por su escasa implicación en los estudios y de la vigilancia ejercida por los religiosos afines a la familia Monzon, Bizente no cesó de justificar sus malos resultados

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académicos por supuestos problemas de salud (p.68). Finalmente, si bien terminó su carrera en 1888, jamás cumplió con las expectativas parentales (p.68). Esto resultó, en parte, de su carácter sentimental y nostálgico hacia una infancia y adolescencia idealizadas (p.69). Provino, igualmente, de la incomunicación e incomprensión existente por momentos entre Bizente y su madre (p.70). A nivel político, Bizente, al igual que su padre, firmó el manifiesto integrista en 1888 y, tras contraer matrimonio, se presentó a las elecciones para ser diputado provincial en septiembre de 1892 (p.72). Tras ser elegido, se posicionó a favor de los Fueros vascos y de un País Vasco tradicional, amante de la pelota y de las danzas vascas, y crítico con la modernidad promovida por los liberales (p.73). En ese sentido, oponía el tradicionalismo fuerista vasco al liberalismo revolucionario francés (p.74). Se mostró, asimismo, partidario de la unión de las sietes provincias vascas situadas a ambos lados del Bidasoa, el famoso “Zazpiak bat” (p.73). Ese tránsito del tradicionalismo integrista al foralismo separatista se produjo en un contexto marcado por la creación del PNV en 1895 (p.75). En septiembre de 1896, se presentó de nuevo a la diputación de Gipuzkoa pero no fue elegido, aunque quedó satisfecho por su actitud, por priorizar su coherencia ideológica sobre los intereses partidistas. No en vano, sus desavenencias políticas con su tío Ignazio provocaron su depresión y propiciaron su decisión de alejarse de la vida pública (p.81). En la segunda parte, titulada “Un mitinero jelkide”, el autor subraya que Telesforo Monzon heredó de su familia paterna su apego por la nación vasca concebida como una etnia así como su adhesión a la unión de las siete provincias vascas. Recibió igualmente de sus padres su fe cristiana y su amor por la tierra y las tradiciones vascas (p.85). Desde un punto de vista ideológico e incluso partidista, fue influenciado por el carlismo, el integrismo y el nacionalismo naciente (p.85). No obstante, su evolución progresiva hacia el nacionalismo vasco no fue exenta de tensiones internas. En ese cambio, la lectura de la obra “la nación vasca” con veintidós años fue decisiva así como la actitud represiva mantenida por Primo de Rivera contra los vascos, lo que propició una toma de conciencia de su identidad vasca (p.86). Monzon estuvo igualmente marcado por la conversión rápida de Bergara al nacionalismo vasco, ya que, en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, el PNV fue la fuerza más votada con el 52% de los sufragios, lo que le otorgó diez escaños (p.90).


Siguiendo la doctrina de Sabino Arana, Monzon consideraba que un vasco debía saber y utilizar la lengua vasca, conocer la historia y la geografía del País Vasco, practicar el canto y la danza vascas, ser un católico practicante, tener unos hábitos saludables y hacer gala de moralidad en cualquier circunstancia (p.87). Por lo cual, una vez convertido al nacionalismo, Monzon trató de perfeccionar su euskera, al tratarse de la lengua propia del territorio vasco que permitía poner de manifiesto la especificidad étnica del pueblo vasco (p.87). Mejoró su nivel de euskera en Madrid, teniendo como maestro a Juan Ruiz de la Escalera Maidagan, y, posteriormente, profundizó sus conocimientos lingüísticos en el barrio Urkizu de Tolosa, en un caserío encontrado por Ixaka Lopez Mendizabal. Allí conoció a Lizardi, Lauaxeta, Aitzol, Markiegi, Labaien y Orixe (pp.87-88). Tras ser elegido concejal de Bergara por el PNV, Monzon intervino por primera vez en un mitin en Elgeta en mayo de 1931. Con el transcurso del tiempo, Monzon adquirió una fama de brillante orador en una época en la cual los mítines tenían suma importancia. Se expresaba a la perfección tanto en euskera como en castellano (p.91). En los mítines, Monzon hacia una defensa apasionada de la lengua y la patria vascas (p.92) y consideraba necesario “crear una patria [y] despertar el sentimiento nacional en el corazón de los vascos” (p.93). Era cuestión de construir una nación cultural para poder conseguir el advenimiento de una nación política, idea que provenía de Engrazio Aranzadi (p.93). Hacía proselitismo, convirtiendo a cada vasca en apóstol de la patria vasca, haciendo interiorizar a cada habitante del territorio vasco el ideal nacionalista y accediendo a los no nacionalistas a través de los sentimientos y de los afectos. Esto implicaba que cada nacionalista fuera ejemplar (p.94). De hecho, Monzon era de confesión católica y profundamente creyente, lo que repercutía en su concepción de la relación entre la Iglesia y el Estado, los temas de sociedad, los vínculos entre empresarios y trabajadores, y el reparto de roles entre hombres y mujeres (p.94). A su vez, asociaba estrechamente la fe en Dios y la defensa de los Fueros y de la patria vasca. Proclamaba la fe de un pueblo creyente como el vasco, distinguiendo la fe en Dios de la institución eclesiástica y, especialmente, de la jerarquía católica (p.94-95). Pero, incluso en el alto clérigo, distinguía los obispos vascos y españoles (p.97). Asimismo, si no era partidario de la presentación de los curas y frailes a las elecciones bajo la etiqueta del PNV, consideraba que curas como Aitzol o Alberto Onaindia podían contribuir al auge del nacionalismo vasco (p.96).

Por último, su fe cristiana iba de la mano de su defensa de la justicia social, de los pobres y de los desfavorecidos (p.97). En ese sentido, se adhirió plenamente a la doctrina social de la Iglesia al considerar que el PNV no podía ser “un partido aristocrático, ni un baluarte para la defensa de intereses particulares” y que la libertad del País Vasco debía permitir “mejorar la situación del proletariado” (p.99). Además, subrayaba la doble dimensión de la propiedad: individual y colectiva (p.99), y el salario debía medirse “por las necesidades que [había] que satisfacer, a fin de que el salario permita a los obreros vivir con cierta [dignidad]” (p.99). Esta visión más igualitaria era propiciada por la nobleza universal que prevalecía en el País Vasco en la época de los Fueros (p.99). En ese sentido, las instituciones vascas eran profundamente democráticas puesto que suponían la igualdad de todos, de modo que hacer distinciones suponía ir “en contra del alma vasco” (p.100). En materia de igualdad de género, sus posicionamientos eran más conservadores. De hecho, aunque consideraba oportuno que las mujeres accedieran a la educación y al conocimiento, estimaba que “el fin principal de la mujer vasca [era] ser buena esposa y buena madre, y, si quedaba tiempo, procurar que todas las [mujeres] hagan lo propio” (p.102). No en vano, si a su entender, la misión de la mujer vasca consistía en convertir a sus hijos en patriotas, previamente, debían salir a la calle para ayudar a los hombres en su labor de alcanzar la libertad para el País Vasco (p.102). Para ello, era conveniente “acudir a las conferencias y [participar] en los mítines” (p.103). En cualquier caso, se oponía al divorcio al considerarlo un

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retroceso y al estar motivado, en su opinión, por la escasa fe y el egoísmo (p.104).

catalanes y gallegos, y colaboró igualmente con aquellos de izquierdas (p.122).

Su nacionalismo estaba, en cambio, estrechamente vinculado con la lengua vasca (p.105). Compartía la visión de Aitzol según la cual el euskera debía reconquistar las esferas familiar y escolar. Así, “la escuela bilingüe, implantada en toda nación culta, debe ser pedida constantemente en toda ocasión con motivo de cualquier reunión y bajo cualquier pretexto. (…) Paralela a esta cruzada [por el] euskera en la enseñanza, debe ser también la de entronizarla en la familia” (p.106). Aitzol consideraba que el principal enemigo de la lengua vasca había sido su debilidad, abandono y, en ciertos casos, odio (p.106). Con esa finalidad de reapropiación del euskera, mientras Lizardi intentaba convencer a los letrados que habían recibido una educación estrictamente castellana, Monzon hizo lo propio con la aristocracia vasca de la que provenía (pp.109-110).

Más precisamente, durante el curso político 1933, los nacionalistas vascos, catalanes y gallegos se unieron bajo la denominación de Galeusca para enfrentarse al centralismo español. El 16 de abril de ese mismo año, el GBB liderado por Monzon dedicó el día de la patria vasca o Aberri Eguna a Europa en su afán de internacionalizar la reivindicación nacional vasca. El 5 de noviembre, tuvo lugar el plebiscito sobre el Estatuto de Autonomía para el País Vasco, y, el 19 de noviembre, Monzon fue reelegido diputado de las Cortes en las elecciones generales (p.125). A lo largo de su estancia en Madrid, promovió un nacionalismo internacionalista basado en el respeto mutuo de las naciones y la defensa de los derechos de los pueblos (p.125). Concretamente, el PNV, de la mano de Monzon, mantuvo relaciones con la Sociedad de Naciones y con la Asamblea de Naciones Minoritarias, cuyas sedes respectivas se hallaban en Ginebra (p.126).

Llevando sus preceptos a la práctica, Monzon utilizó cada vez más el euskera en sus mítines y, de manera progresiva, en sus escritos (p.113). Reclamaba igualmente el uso de la lengua vasca en los plenos municipales y en las actas de los consistorios, especialmente en aquellos en los cuales gobernaban los nacionalistas (p.113). Entre los nacionalistas de esa época, Monzon fue uno de los que concedió mayor importancia al euskera, promoviendo un nacionalismo lingüístico (p.116). El nacionalismo vasco de Monzon era también partidario de la unión de los territorios vascos, empezando por los territorios históricos de Bizkaia, Gipuzkoa, Araba y Navarra. De hecho, en 1932, hizo campaña, junto con Irujo y Agirre, a favor de la unión de estas provincias en una única Comunidad Autónoma (p.117). Pero, no decía que Navarra debía integrarse en Euskadi sino que ambos territorios debían unirse en una sola entidad políticoadministrativa (p.119). Con estos planteamientos políticos, Monzon se presentó en las elecciones generales que tuvieron lugar el 19 de noviembre de 1933. Fue elegido diputado del PNV por Gipuzkoa, siendo el segundo mejor elegido de su lista con 45.923 votos, en una época en la cual prevalecían las listas abiertas (pp.121-122). Su programa defendía cinco reivindicaciones básicas: la derogación de la ley del 25 de octubre de 1839; un Estatuto de Autonomía para Euskadi; la supresión de la legislación laica aprobada durante la II República; la oficialización del euskera; y, una amplia amnistía para los presos encarcelados por motivos políticos (p.122). Durante su mandato en las Cortes, mantuvo buenas relaciones con los diputados

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No en vano, Monzon tuvo problemas con la justicia española al ser encarcelado durante cuatro días, entre el 26 y el 30 de mayo, por haberse expresado públicamente en euskera en presencia del gobernador civil. Ese hecho se produjo en plena II República, lo que muestra el clima político reinante en esa época (p.129). A pesar de esta advertencia, Monzon participó en los debates cruciales, como, por ejemplo, en la discusión sobre el Concierto Económico (p.130). Algunos de estos debates tuvieron lugar en el hemiciclo. En sus discursos parlamentarios, Monzon subrayó que la dictadura de Primo de Rivera propició su conversión al nacionalismo vasco y que la situación de los vascos no mejoró sustancialmente con el cambio de gobierno (pp.133-134). Criticó igualmente el imperialismo español y consideró que, ante el rechazo del gobierno central de conceder un Estatuto de Autonomía al País Vasco, no quedaba otro remedio que separarse de España (p.134). Monzon pidió, en ese sentido, que se reconociera el derecho de autodeterminación a Euskadi (p.135). Su discurso más famoso fue su réplica a la intervención de Calvo Sotelo sobre la nación española. Empezó poniendo énfasis en el escaso conocimiento del presidente del Consejo de Ministros de los vascos y de sus tradiciones así como de sus derechos históricos materializados en los Fueros (pp.138-139). Recordó que, al tratarse de un pacto bilateral, el gobierno central no podía suprimir los Fueros sin previo acuerdo entre las partes implicadas y que, al abolirlos, autorizaba el pueblo vasco a recuperar su independencia (p.140). Asimismo, precisó que el nacionalismo vasco no era


meramente político sino que era igualmente cultural. Por lo cual, censuró la represión llevada a cabo por el régimen de Primo de Rivera contra la cultura y la lengua vascas (p.141). En la tercera parte, titulada “En la guerra de 1936 y en el exilio”, Sudupe se interesa por los nueve meses durante los cuales Monzon fue consejero de Gobernación del Gobierno Vasco y sus exilios sucesivos, primero de 1937 a 1940 y luego de 1941 a 1946 (p.145). En efecto, entre octubre de 1936 y junio de 1937, Monzon actuó como consejero y, una vez la guerra perdida, continuó su labor trabajando a favor de los huidos, concentrados y encarcelados desde Cataluña, Bélgica y Francia, hasta que embarcó en 1941 hacia el continente americano. Tras un periplo de diez meses, llegó a México donde desempeño la labor de representante del Gobierno Vasco hasta 1946. De hecho, tras el inicio del golpe de Estado franquista, Monzon fue inicialmente partidario de respetar la legalidad de la II República española. En ese sentido, intervino para evitar actos de venganza contra la Iglesia católica y los partidarios del bando franquista tanto en Gipuzkoa como en Bizkaia (p.149). A pesar de ello, no pudo impedir la muerte de 500 personas en Gipuzkoa entre julio y septiembre de 1936 (p.149). Previamente, actuó como concejal de Bergara y, sobre todo, como miembro de la Asamblea de Defensa de Gipuzkoa (p.150). Como consejero de Gobernación, una de las prioridades de Monzon fue conseguir armamento del que carecían las tropas republicanas y nacionalistas. Así, gracias a las buenas relaciones que mantenía con la Generalidad de Cataluña, consiguió el envío de “trescientos fusiles y seis cañones con sus baterías” (p.151). A su vez, cinco mil fusiles y cinco millones de cartuchos fueron comprados por el Gobierno Vasco a una empresa alemana que envió el armamento desde el puerto de Hamburgo (p.152). Y, para llevar a cabo su misión de mantenimiento del orden público, Monzon creó “la policía vasca (…) y su sección motorizada” (p.153). Asimismo, disolvió “la Guardia Civil y los Guardias de Asalto, [al tratarse de] instituciones que (…) se hallaban sublevadas y que [no suscitaban] ninguna confianza” (p.153). En materia de administración local, el consejero de Gobernación disolvió los comités de defensa locales y restauró la autoridad de los municipios vía decreto del 16 de noviembre de 1936. Procedió igualmente a la depuración de la administración vasca inhabilitando a 54 funcionarios, de los cuales 9 eran secretarios municipales (p.154). Su consejería impuso, asimismo, un total de 761 multas y practicó la censura a los medios

de comunicación, lo que provocó “algunas fricciones entre [la Consejería de] Gobernación y los responsables de los periódicos” (p.155). Uno de los episodios más negros de su gestión tuvo lugar el 4 de enero de 1937 cuando más de doscientos prisioneros que se hallaban bajo la responsabilidad y protección del Gobierno Vasco fueron asesinados por la población (p.156). Cuando cerca de cinco mil personas se reunieron a las afueras de la sede del Gobierno Vasco tras el intento de bombardeo de Bilbao por la aviación fascista, Monzon, desde el balcón de su despacho, intentó apaciguar los ánimos e hizo un llamamiento a la dispersión. Indicó que el Gobierno Vasco aseguraba la protección de la población y que estaba “dispuesto a afrontar todos los peligros y [a asumir] todas las responsabilidades”, antes de llamar los habitantes de la capital vizcaína a cumplir con su deber y a hacer gala de serenidad (p.158). Sus llamamientos no surtieron efecto, ya que la población bilbaína estaba enfurecida tras una sucesión de bombardeos que provocaron el miedo y la cólera de una población deseosa de venganza (p.158). Por lo cual, tras linchar al piloto de uno de los aviones derribados por las baterías antiaéreas, los manifestantes se desplazaron a cuatro cárceles para hacer justicia por ellos mismos (p.159). Ante el deterioro de la situación, Monzon “acordó el rápido envío de fuerzas [del orden] para reforzar la vigilancia de las prisiones, solicitando de la Consejería de Defensa el envío de los batallones de infantería de que se dispusieran” (p.162). Además, Monzon “decidió ir a las cárceles para intentar apaciguar los ánimos de los manifestantes” (p.162), pero fue en vano. Con el avance de las tropas franquistas, Monzon se vio obligado a desplazarse a Santander

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donde se hallaba junto con José Antonio Agirre. Desde allí, volaron hacia Biarritz en el avión El Negus, antes de trasladarse al municipio de Arbona donde se encontraban numerosos refugiados vascos. Del pueblo labortano se fue a Ginebra para emprender negociaciones que permitieran la liberación de los presos vascos de Santoña y Laredo. En efecto, en septiembre de 1937, Monzon se fue a Suiza junto con José Ignacio Lizaso, sabiendo que este último era el representante del Gobierno Vasco en Londres desde el inicio de la guerra de 1936 y hablaba, por lo tanto, inglés (p.168). Durante su estancia, se pusieron en contacto con una treintena de periodistas internacionales para evocar la situación social reinante, el problema religioso, el derecho de autodeterminación del pueblo vasco y, sobre todo, la necesaria liberación de los presos vascos (p.168). Mantuvieron, asimismo, relaciones diplomáticas con varias delegaciones, tales como el gobierno chileno. En octubre de 1937, se desplazó a Bruselas como representante del Gobierno Vasco, junto con Juan Urbistazu, para prestar auxilio a los niños desplazados a la capital belga y para intentar salvar la vida de los presos que se hallaban en manos de las tropas italianas. Se reunieron, para ello, con la jerarquía católica belga, políticos flamencos, el embajador de la República española y algunos aristócratas locales. De hecho, Bélgica fue el país que, proporcionalmente a su población, acogió al mayor número de niños vascos, 3.128 en total, dado que se creó un movimiento de simpatía y solidaridad hacia los exiliados vascos (p.171). Durante el año 1938, Monzon tránsito por París, Baiona, Barcelona y Perpiñan donde fue nombrado jefe de ofician tras la caída de la capital catalana en manos de las tropas franquistas (p.175). La Consejería de Gobernación lideraba por Monzon se encargaba “de la organización y del control de los campos de concentración y [de la] asistencia social del servicio [así como de la] instalación de los evacuados en los refugios del Gobierno [Vasco]” (p.175). Por ejemplo, negoció con el comandante del campo de concentración de Argeles-sur-Mer la creación de un espacio reservado a los refugiados vascos (p.176). A su vez, Monzon solicitó el traslado de los refugiados vascos diseminados en quince campos de concentración a Gurs situado en las proximidades del País Vasco norte (p.177). En total, 5.910 vascos transitaron por ese campo (p.178). A pesar de sus esfuerzos, todos los concentrados en Gurs se quejaban “del régimen de prisión a que se les [tenían] sometidos” (p.179). Tenían dificultades para comunicarse con el exterior y “el

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régimen de visitas [era] inadecuado y excesivamente rígido” (p.179). Los internos denunciaban igualmente “la penuria, indigencia y falta de [recursos]” (p.179). El Gobierno Vasco “intentó paliar las deficiencias en materia sanitaria, higiene y vestuario (…) mediante la puesta en marcha de enfermerías dentro del campo, el envío de medicinas, mantas y ropa para los internados” (p.180). Monzon se desplazó a Maule, para estar lo más cerca posible de los concentrados vascos, pero el gobierno galo le obligó a alejarse a los departamentos franceses de Gironde y Loire (p.180). El 2 de abril de 1939, los miembros del Euskadi Buru Batzar (EBB) se reunieron en Mendon, cerca de París, para fijar la estrategia del partido para los años venideros. Posteriormente, se reunieron con el lehendakari Agirre, los consejeros de su Gobierno y miembros relevantes del PNV para contrastar esa estrategia con ellos (pp.183-184). Según esta hoja de ruta, el Partido Nacionalista Vasco tenía “plena libertad de acción, pudiendo mantener las relaciones (…) que puedan convenirle” (p.184). En ese sentido, ese partido no tenía “ningún compromiso ni con el Gobierno de la República [española], ni con los partidos [y] las organizaciones sindicales que lo apoyaban” (p.184). Esto demostraba que las tesis de Monzon se habían impuesto poco a poco. De hecho, el político bergarés proponía un alejamiento del PNV de los partidos españoles de izquierdas para buscar una unión de las fuerzas nacionalistas vascas tanto de izquierdas como de derechas (p.188). Sugería igualmente el apartamiento “de los organismos administrativos de nacimiento republicano, con [la] renuncia [correspondiente] a la percepción de fondos de aquella procedencia” (p.188). El posicionamiento de Monzon con respecto a las fuerzas políticas españolas evolucionó en función del contexto internacional. De hecho, entre 1944 y 1945, Monzon fue favorable a la opción republicana, en un contexto marcado por la victoria de los aliados y la posibilidad de derrocar el caudillo gracias al apoyo de Francia, Reino Unido y Estados Unidos. No en vano, a partir de 1947, con el inicio de la Guerra Fría, el escaso apoyo de los aliados y el cambio de los sistemas de alianzas, esta opción se fue difuminando (p.191). En ese momento, el líder nacionalista consideró que la única posibilidad viable, que sea susceptible de conseguir el apoyo de los grandes países occidentales, era la alternativa monárquica (p.183). A tal fin, estimaba pertinente empezar por convencer a los monárquicos vascos para que estos consiguieran el apoyo de los monárquicos españoles (p.191). La búsqueda de una alternativa a nivel estatal, en el marco de un modelo confederal, se explicaba


por el hecho de que, en aquel momento, Monzon consideraba que la independencia del País Vasco era imposible (p.190). Al encontrar dificultades crecientes para desempeñar su labor y ante el riesgo de ser detenido, Monzon y su esposa partieron hacia Marsella para embarcar en un barco que los trasladara a México (p.180). Tras su salida de Marsella, el barco Alsina se dirigió hacia Dakar donde permaneció 128 días. Ante esta situación de bloqueo, Mozon y su esposa se desplazaron a Casablanca donde embarcaron en el barco Quanza enviado por el JARE. Partió el 30 de octubre y llegó el 16 de noviembre de 1941 a Veracruz, antes de trasladarse a México (pp.195-196). Permanecieron en México hasta finales de marzo de 1946 y volvieron a Europa en abril, tras recibir unos visados enviados por Leizaola el 18 de marzo. Mientras estuvo en la capital azteca, y ante las desavenencias crecientes entre nacionalistas vascos, socialistas y republicanos en el seno del Gobierno Vasco, que desembocaron en la dimisión del consejero Toyos el 20 de abril de 1943 (pp.205206), Monzon intentó atraer los socialistas vascos a las tesis nacionalistas y fortalecer Galeuzka para enfrentarse a las tesis centralizadoras de los partidos de ámbito estatal. Monzon procuró igualmente aproximar Euskadi y Navarra aprovechándose de las buenas relaciones que mantenía con representantes navarros que se hallaban en el exilio, tales como Domezain, Salvatierra o Fabrique (p.212). En la cuarta parte, centrada en el periodo que osciló entre 1946 y 1977, Sudupe analiza las tres décadas pasadas por el matrimonio Monzon en su villa Mende Berri de San Juan de Luz (p.215). Entre 1946 y 1953, fue consejero de Cultura del Gobierno Vasco, lo que le permitió organizar, promover e incluso financiar numerosas manifestaciones culturales, como pudieron ser el VIII Congreso de Eusko Ikaskuntza, Euskara Eguna, Bertsolari Festa, Abesti Jai, Dantza Ageri, Ikasle Bilkura, Antzerki eta Olerki Zeingehiagoketa. También apoyó el semanario Herria o la publicación Eusko Jakintzari, dirigidos respectivamente por Larzabal y Barandiaran (p.215). El 23 de septiembre de 1953, cuando los Estados Unidos y el régimen franquista firmaron un pacto de colaboración, y ante su disconformidad por la lealtad mostrada por el Gobierno Vasco al gobierno republicano español en el exilio y la promoción insuficiente por el Gobierno Vasco de la cultura vasca, Monzon presentó su dimisión al lehendakari Agirre (pp.215-216). Tras el fallecimiento de Agirre en 1960 y su sustitución por Leizaola, se alejó progresivamente del PNV y se aproximó a la nueva generación de

refugiados vascos. A su vez, estrechó sus vínculos con los representantes del movimiento nacionalista del País Vasco norte que crearon la formación Enbata en 1963 (p.216). En 1969, junto con Piarres Larzabal, creó la asociación Anai Artea para prestar ayuda a los exiliados vascos. Y, durante los años setenta, fue el portavoz de los huelguistas de hambre que protestaban contra la actitud represiva del gobierno galo contra los refugiados y trabajó a favor de la constitución de un frente nacionalista vasco (p.216). Más detalladamente, el autor recuerda cómo Monzon volvió al Hexágono en abril de 1946, junto con Nardiz y Aznar. Poco antes, el 4 de marzo, los aliados denunciaron el régimen de Franco pero descartaron cualquier intervención militar para desbancar al dictador. Consideraron que correspondía a los demócratas españoles recuperar el poder gracias a la constitución de un gobierno en el exilio que sea a la vez democrático y liberal (p.216). En ese contexto, en agosto de 1946, Agirre remodeló su Gobierno en una reunión que tuvo lugar en París. Respondiendo a la demanda de Monzon, este último fue relevado de sus funciones como consejero de Gobierno y fue nombrado consejero de Cultura (p.217). Posteriormente, en una reunión del PNV que tuvo lugar en el País Vasco norte, Monzon puso de manifiesto los problemas a los que se enfrentaba el País Vasco. “Las características nacionales están en quiebra, la invasión extranjera de Euskadi se agrava, el carácter vasco [y] la lengua [propia] van desapareciendo. La unión vasca no existe, ni Navarra está con nosotros. La moral es baja; la gente está pensando en marcharse a América” (p.218). Insistía especialmente en la necesaria unión de las fuerzas políticas vascas, lo que fue una constante a

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lo largo de su trayectoria política (p.218). Así, en la reunión del EBB que tuvo lugar en mayo de 1948, indicó que “el mayor mal [que atraviesa el] país es la división que actualmente existe”. A ese respecto, consideraba que debían hacerse “grandes esfuerzos para la unión vasca” (p.219). De hecho, entre 1948 y 1977, fue el promotor de la creación de un frente nacionalista vasco, lo que implicaba alejarse de la política española (p.220).

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Conviene señalar a ese respecto que la muerte del lehendakari Agirre coincidió prácticamente con la creación de ETA que aceleró el ritmo de la política vasca y supuso el paso de una actitud defensiva a una postura ofensiva. Monzon intentó crear puentes entre dos generaciones y corrientes del nacionalismo vaso (pp.236-237). Por aquel entonces, Monzon gozaba de una gran legitimidad fruto de una amplia trayectoria política de más de tres décadas en primera línea, ya que fue un destacado miembro del PNV durante treinta años, miembro del Gobierno Vasco durante diecisiete años, consejero de Gobierno durante diez años y consejero de Cultura durante siete años (p.237). La nueva generación de nacionalistas vascos reconocía su lucha constante por la consecución de un País Vasco independiente y valoraba su apego a la lengua vasca, aunque tenía “otra manera de concebir la lucha política” (p.238).

Tras su salida del Gobierno Vasco, continuó manteniendo relaciones personales y políticas con el lehendakari Agirre. Prueba de ello es que la capilla de Agirre después de su muerte fue instalada en la villa Mende Berri de Monzon (p.227). No en vano, Monzon se alejó del Gobierno Vasco por constatar el debilitamiento progresivo de la oposición al franquismo y el fracaso de las soluciones intermedias. Consideraba necesario centrarse en la realidad vasca, puesto que, “a base de unidad de todos [los vascos], trayendo a Navarra a nuestro campo, salvaremos el país, pues todos tenemos intereses comunes que salvar” (p.228). Se mostraba igualmente partidario de no olvidar el País Vasco norte donde residía porque “tenemos las mismas esencias y la misma civilización que salvar, que están en ambas vertientes” (p.228). Monzon criticó asimismo la inacción del Gobierno Vasco, “porque, desde hace más de cinco meses, no se ha reunido a los Consejeros, ni han sido consultados para nada. El Gobierno Vasco no es el organismo más eficaz para los momentos presentes” (pp.228229). Además, estimaba que, hasta la fecha, el Gobierno Vasco se había unido a “organismos que se morían y hundían” (p.229). Seguía defendiendo la República española “cuando ya todo el mundo la había abandonado” (p.229).

Monzon mantuvo igualmente estrechos lazos con los nacionalistas del País Vasco norte. Prueba de ello es que participó en los Aberri Eguna de 1962 y 1963, tomando la palabra en ambos acontecimientos (p.241). Durante sus intervenciones puso énfasis en la unión de las siete provincias vascas y la liberación del pueblo vasco (pp.241242). A su vez, insistía en la necesaria aproximación con Navarra y la recuperación del euskera, ya que, “sin Navarra no hay patria [y] sin euskera tampoco” (p.248). A partir de entonces, sus lazos con los nacionalistas vascos de ambos lados de la frontera se intensificaron. Estos encuentros llenaron al político veterano de esperanza y alegría (p.243). De hecho, se mostraba optimista de cara al futuro al considerar que “nuestra causa está ganada. La semilla ha prendido” (p.248).

En ese sentido, la decisión de Monzon de dimitir de su cargo resultó de sus desavenencias crecientes con la línea política del Gobierno Vasco y del PNV (p.230). Su dimisión no fue aceptada inmediatamente, ya que tanto Agirre como Leizaola intentaron convencerle de reconsiderar su decisión. Está solo fue anunciada públicamente en septiembre de 1956, es decir tres años después de los hechos (pp.230-231). Ese distanciamiento político no supuso la ruptura de la relación personal privilegiada que mantenía con Agirre, ya que mantuvieron una intensa correspondencia. No en vano, paralelamente, Monzon se relacionó cada vez más con los refugiados vascos que cruzaron la frontera durante los años cincuenta y, sobre todo, sesenta, y cuyos principales representantes fueron Txillardegi y Madariaga (pp.232-234). Estos jóvenes manifestaban una gran preocupación por la liberación del País Vasco y un gran apego a la lengua vasca (p.234).

En su afán de reunir las fuerzas nacionalistas vascas, organizó una cena en Biarritz a inicios de 1965 en la que participaron, entre otros, los hermanos Monzon, por parte del PNV, y Benito del Valle y Julen Madariaga, en nombre de ETA. Pero, el PNV se mostró reacio a profundizar estas discusiones (p.250). Monzon manifestaba un aprecio evidente a personas tales como Txillardegi hasta considerarlo su amigo. Estimaba que el País Vasco no se encontraría en aquella situación si todos los intelectuales fueran de la talla de Txillardegi que, además de novelista, era político (p.252). No en vano, discrepaba con él sobre las críticas vertidas por uno de los fundadores de ETA al PNV por considerarlas excesivas. A su entender, esta formación no era ni conservadora ni clerical (pp.252253). Monzon abogaba por un “patriotismo vasco humanista y de inspiración cristiana” (p.254). En cualquier caso, Monzon y Txillardegi se influyeron mutuamente durante estos años (p.255).

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El año 1968 supuso un punto de inflexión ya que fue convulso y provocó una grave crisis “en las conciencias, [puesto que todo se hallaba] en discusión, en revisión, en renovación. (…) La crisis [abarcaba] todos los aspectos: religioso, patriótico, político, social e incluso artístico”. Esto implicaba renovar el nacionalismo vasco y fomentar su unión (pp.255-256). Para ello, propuso la creación de un “Organismo Rector de la Resistencia”, representado por el Gobierno Vasco como emanación de la voluntad popular y que se halle por encima de los partidos políticos (p.256). Y, si el Gobierno Vasco no estuviera por la labor, era partidario “de la constitución de otro organismo capaz de representar, controlar y dirigir el conjunto de la resistencia [vasca]” (pp.256-257). Esto desembocó en las discusiones para crear un frente nacionalista vasco durante los años setenta (p.257). De hecho, en 1971 tuvieron lugar las primeras conversaciones impulsadas por Monzon y Txillardegi para crear dicho frente que se activaría a partir de la muerte del dictador. Si ETA se mostró favorable a esta opción, el PNV fue más reticente, de modo que el intento no prosperó (p.265). La relación entre organizaciones nacionalistas vascas se había tensado con el secuestro por ETA del cónsul alemán Beihl que provocó un endurecimiento del gobierno galo y la expulsión de varios líderes nacionalistas. Esto estuvo en el origen de la huelga de hambre de unos cuarenta refugiados vascos en la catedral de Baiona entre el 20 y el 27 de mayo de 1971 (pp.267-268). Monzon apoyó esta movilización así como la huelga de hambre que tuvo lugar en diciembre de 1976, durante tres días, en el mismo lugar. Tras ser detenido, fue rápidamente puesto en libertad (p.268). Prosiguiendo su lucha, en febrero de 1977, Monzon se desplazó a la Isla de Yeu donde se encontraban seis refugiados vascos confinados para mostrarles su solidaridad. Entre ellos se hallaba Argala (p.268). Con el auge del número de refugiados vascos en el País Vasco norte como consecuencia de la represión franquista, Monzon, Larzabal y otros nacionalistas crearon la asociación Anai Artea para prestarles ayuda (p.257). Solamente entre junio de 1969 y mayo de 1970, Anai Artea dio asistencia a 150 exiliados. Entre 1969 y 1977, Monzon fue presidente de esta asociación cuya labor consistía en encontrarles una vivienda, realizar los trámites administrativos para regularizar su situación, hallarles un empleo, etc. (p.257). Hasta la muerte de Franco, los militantes nacionalistas vascos gozaban de cierto reconocimiento internacional y prestigio social, y las autoridades galas les concedían el asilo político con cierta facilidad

(p.258). En aquel momento, Monzon pensó que ETA conseguiría derrocar la dictadura franquista (p.260). Tras la muerte de Franco, Monzon soñaba con la desaparición del miedo, la consecución de la paz, la vuelta a casa de los exiliados, la liberación de los presos, la legalización de los partidos, la restauración de los derechos históricos vascos y la construcción de un futuro común (p.272). Esto implicaba continuar la lucha llevada a cabo por los gudaris de ayer y de hoy, es decir del PNV y de ETA (p.274). Con ese fin, Monzon recibió en su domicilio de San Juan de Luz a una delegación de alcaldes vascos para que interviniera a favor de la unión de las fuerzas nacionalistas vascas, lo que desembocó en las reuniones de Xiberta. Tras cuatro encuentros, las reuniones de Xiberta terminaron sin acuerdo el 14 de mayo de 1977 ante las desavenencias persistentes (p.283). En la quinta parte, consagrada a su actividad en el País Vasco sur y su participación en la creación de Herri Batasuna, Sudupe recuerda que, entre el 14 de junio de 1977 donde dio una conferencia en Behobia hasta su fallecimiento el 9 de marzo de 1981 en la clínica Grenet de Baiona, transcurrieron cuatro años intensos y felices para el veterano político nacionalista (p.287). El 6 de agosto de 1977 fue recibido en Bergara por cinco mil personas. Poco después, el 8 de septiembre, fue expulsado del PNV, tras cuarenta y siete años de militancia, por negarse a respetar las directivas del partido (p.297), aunque Monzon siguió sintiéndose jelkide y demócrata-cristiano hasta el final (p.288). Tras su expulsión del PNV, sufrió el ostracismo de aquellos afiliados jelkides que lo admiraban con anterioridad (pp.295-296).

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Entonces, fue recibo con los brazos abiertos por Herri Batasuna de reciente creación. De hecho, ANV, EIA, ESB, EHAS y LAIA crearon HB el 27 de abril de 1978, aunque fue presentado al público en Bergara el 19 de octubre en una conferencia de prensa. A los partidos integrantes se añadieron los independientes, de los que formaba parte Monzon. Previamente, Monzon había participado en numerosos mítines de la izquierda nacionalista vasca de los que fue un claro protagonista. Lo hizo con compromiso e ilusión (p.301). Se convirtió en una de las principales figuras de HB, participando en numerosos actos tanto en el País Vasco como en el resto de Europa (p.288). En febrero de 1979, por participar en un acto de protesta, Monzon fue detenido y encarcelado en Langraitz durante un mes, antes de ser trasladado al hospital Santiago de Vitoria por unos problemas de salud (p.288), ya que padeció una neumonía (pp.307-308). A pesar de su salud precaria y la constatación de la práctica de la tortura y de los malos tratos, los presos encarcelados en Langraitz formaban una verdadera familia y estaban animados por “una misma fe, un mismo entusiasmo y una misma alegría” (p.308). En marzo, fue elegido diputado a Cortes y, un año después, fue elegido diputado del Parlamento Vasco por Araba en nombre de HB. Solo recogió el acta en Madrid y no participó en las sesiones del Parlamento de Vitoria siguiendo las consignas de su formación (p.288). Ese mismo año, participó activamente en la campaña contra el Estatuto de Autonomía de Gernika (p.288). En febrero de 1980, viajó a Venezuela y México, junto con Miguel Castells, Paco Letamendia, Santi Brouard y José Antonio Urbiola para dar cuenta de la situación política del País Vasco y exponer sus ideas basadas en el reconocimiento de la nación vasca y la reivindicación del derecho de autodeterminación (p.312). De vuelta al País Vasco, Monzon estuvo presente en Leire, con los demás parlamentarios de HB, para prestar juramento y reivindicar la unidad y la independencia del País Vasco (p.312). Fue maestro de ceremonia (p.313). Finalmente, tras su muerte en Baiona, su féretro fue trasladado en ambulancia y custodiado por dos tanquetas a su municipio natal el 12 de mayo de 1981 donde fue enterrado al día siguiente en un acto multitudinario (pp.289-290). Al término de la lectura de Telesforo Monzon. Aristokrata abertzalea, es obvio subrayar la originalidad de la obra, ya que, hasta la fecha, no existía una bibliografía rigurosa sobre uno de los principales líderes nacionalistas vascos del siglo XX. Se trata de un libro sumamente documentado

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que bebe de diferentes fuentes inéditas (archivos, correspondencia, entrevistas) e ilustrado por numerosas fotografías. La cronología que figura al final de la obra es valiosa ya que ayuda el lector a situarse en cada momento. Todo ello expresado en un lenguaje rico y un estilo fluido que convierte la lectura de la presente obra en un verdadero placer. No en vano, y de cara a matizar la valoración positiva que merece este trabajo, se echa en falta unas conclusiones que recojan las principales ideas expuestas por Sudupe a lo largo de su libro; las citas son a menudo demasiado largas y no están traducidas al euskera, dando una sensación de escasa unidad formal; y existen ciertas redundancias que serían fácilmente evitables. En cualquier caso, y más allá de estas reservas, la lectura de esta obra es indispensable para mejorar nuestro conocimiento de una figura política de la talla de Telesforo Monzon.

BIBLIOGRAFÍA SUDUPE, P. (1996): Nemesio Etxanizen biografia eta ideologia. Bilbao: BBK Fundazioa. SUDUPE, P. (1999): Gorgonio Renteria (1868-1940). Vitoria: Gobierno Vasco. SUDUPE, P. (2000): Jokin Zaitegi. Vitoria: Gobierno Vasco. SUDUPE, P. (2003): “Etienne Salaberry (1903-2003)”, Egan, n°1. SUDUPE, P. (2011a): 50ko hamarkadako euskal literatura. Hizkuntza eta ideologia. San Sebastián: Utriusque Vasconiae. SUDUPE, P. (2011b): 50ko hamarkadako euskal literatura. Kazetaritza eta saiakera. San Sebastián: Utriusque Vasconiae. SUDUPE, P. (2016): Txillardegiren borroka abertzalea. San Sebastián: Elkar.



SABINO ARANA FUNDAZIOA:

30 URTE BEHARTSUENEN ALDEKO LANA, AHALEGINA, ELKARTASUNA, ELKARRIZKETA, BERRIKUNTZA ETA KONPROMISOA SUSTATZEN

GURE GAUZAK

Eusko Jaurlaritzako lehendakari Iñigo Urkullu jaunak buru izan zuela, Sabino Arana Fundazioak Sabino Arana Sarien XXX. edizioa egin zuen urtarrilaren 27an, Bilboko Arriaga antzokian. Dagoeneko 175 pertsonak, elkartek eta erakundek jaso dute saria urtero-urtero ospatzen den ekitaldi horren 30 edizioetan, horien guztien gizartearen aldeko lan eta konpromisoagatik. Elkarrizketa, berrikuntzarako grina, ahalegin, elkartasuna eta beste balio batzuk izan ditugu nagusi azken 30 urteotan. Azken kultura-ekitaldi horretan, ondokoek jaso zuten saria: Txomin Bereciartua abadea eta gizarte- nahiz kultura-eragilea, Dolores Redondo idazlea, Juanjo Mena orkestra-zuzendaria, Ana Urquijo abokatua eta Athletic Clubeko presidente ohia eta Michel Camdessus ekonomialaria eta NDFko zuzendari kudeatzaile ohia Hasiera-ekitaldian, Fundazioko lehendakariak esandakoaren arabera, Sabino Arana Sariek etorkizun oparoa dute, “herri proiektua lantzen jarraituko dugulako, Euskadi eta mundu zuzenagoak, gizatiarragoak eta jasangarriagoak lantzen segituko dugulako, bakean bizi diren Euskadi eta mundua nahi ditugulako”. Geroago, Juan Mª Atutxak XXX. edizio honetako saridunen merezimenduak eta dohainak aletu zituen. Ildo horretan, eskerrak eman zizkion Txomin Bereciartuari, gizarteeta kultura-arloko ekimen ugariren bultzatzaile izateagatik eta horietan parte-hartzeagatik, bai eta, Bereciartuak egin bezala, “sasoi latzagoetan, gazteak eta lan egiteko aukerak, gazteak eta balioak uztartu zituzten guztiei ere”. Dolores Redondo idazleari esker ona adierazi zion Atutxa jaunak “herria, Basque Country, egiteko eragatik”, Baztango paisaia eta xarmaren berri


milaka kilometrotara hedatu duelako, hala nola New York, Sidney edo Praga hirietara. Juanjo Mena dela eta, nabarmendu zuen “batuta miresgarri honek” Arabako lurraldearen arima eta bihotza guztiz atxikirik daramatzala bere DNAn, bai eta Francisco Escuderoren Illeta edo bere maisu Carmelo Bernaolaren Euskadi. Euskarari Abestia kantata ere. Ana Urquijoren inguruan, hauxe esan zuen Fundazioko lehendakariak: “egindako lanari esker, kristalezko sabaia apurtu duen emakume honek sekulako bidea egin du ideal zuzenetan zuzenenean: berdintasunaren kausan”. Michel Camdessus, berriz, honela deskribatu zuen “euskal herritar unibertsal honek erakutsi digu eredu ekonomiko inklusiboagoak bideragarriak direla, mundu zuzenagoa, gizatiarragoa eta jasangarriagoa egin dezakegula”. Harmailetatik bertatik, Atutxak eta Fundazioko zuzendariak, Irune Zuluaga andreak, banan -banan hartu eta agurtu zituzten saridunak. Urkullu lehendakariaz gain, politika, kultura eta gizarte esparruetako pertsona esanguratsu ugari izan ziren ekitaldian, besteak beste, María Solana, Nafarroako Gobernuko bozeramailea; Bilboko alkatea, Juan Mª Aburto; Donostiako alkatea, Eneko Goia; Eusko Legebiltzarreko burua, Bakartxo Tejeria; Bizkaiko ahaldun nagusia, Unai Rementeria; Arabako diputatu nagusia, Ramiro González; EAJ-PNV alderdiaren EBBko presidentea, Andoni Ortuzar; EAJ-PNV alderdiaren BBBko presidentea, Itxaso Atutxa; Bizkaiko Batzar

Nagusietako burua, Ana Otadui; Bizkaiko Batzar Nagusietako burua, Pedro Elosegi; EUDELeko burua, Imanol Landa; Athletic Clubeko presidentea, Aitor Elizegi; Deustuko Unibertsitateko errektorea, José Mª Guibert; Mondragón Unibertsitateko errektorea, Vicente Atxa; Josu Erkoreka, Pedro Azpiazu, Jon Darpón, Bingen Zupiria, Cristina Uriarte, Estefanía Beltrán de Heredia eta Arantza Tapia sailburuak, Mikel Legarda Kongresuko diputatua; Brasilgo kontsula, Tomás González; eta legebiltzarkide, diputatu, senatari eta zinegotzi ugari. Sara Gandara kazetariak ekitaldia gidatu zuen eta Havana 537 musika-taldeak, hau da, bost kubatar, kolonbiar batek, perutar batek eta emakume bilbotar batek osatutako zortzikoteak girotu.

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Qué diferencia entre este estar hoy aquí ante vosotras y vosotros, tan ilustre concurrencia, y mi primera subida con diez añitos a este escenario para cantar como enanito en la opereta para niños “Blanca Nieves y los siete enanitos”, del maestro Zubizarreta, organista de Begoña y director de nuestro corito. Han pasado muchos, muchos años y ahora, ya lo ven ustedes, aquí estoy de nuevo cojo, sordo y estropeadito para recibir un Premio que ha tenido a bien concederme la Fundación Sabino Arana. ¿Por qué me lo han dado? Dicen que porque en los casi noventa años de mi caminar por este mundo -que ya es caminar- he intentado ser un buen cura en mis parroquias y un eficaz promotor de instituciones a favor de la cultura y la juventud. Todo en tiempos difíciles, en un entorno social y eclesial no propicio y receloso, un pelín incomprendido y, más de una vez, hasta peligroso. Eskerrik asko agradecido a vosotras y vosotros, Sabino Arana Fundazioa. Es un honor emocionado el que mi País, al que tanto quiero y por el que tanto he hecho, se acuerde de mí cuando ya soy mayorcito para decirme que está contento conmigo. Eskerrik asko. Pero nunca he estado solo en mis labores, siempre me he visto acompañado. Mis trabajos han sido una obra coral cantada entre muchos. El primer cantor es alguien, a quien yo que soy creyente llamo Dios. Es mi Padre que me quiere y me ha elegido para hacer lo que he hecho. Esta es mi visión, otros tenéis otra visión, que yo respeto. Además, este mi Padre Dios me ha hecho grandes regalos. Me regaló el lugar de mi nacimiento. Si aquel 24 de junio de 1929 del pasado siglo una racha de viento hubiera equivocado el radar de la cigüeña que me traía al mundo y ésta me hubiera depositado por ejemplo en Tumbuctú en vez de en el regazo de mi amatxu, mi vida hubiera sido muy distinta, ¿no os parece? Pero la cigüeña no se equivocó y con ello recibí el regalo de nacer en Euskadi, en concreto en la calle Tendería de Bilbao. Soy sietecallero y por eso, bilbaino de pro, algo especial es verdad. Además, tengo que añadir, que soy un “es no es” un poco gipuzkoano, porque ama era de Oñati y aita era biznieto de un guerrillero carlista de Azpeitia. ¿Os dáis cuenta de mi suerte? Pues nada, Deo gratias, por ello, como decimos los curas.

TXOMIN BERECIARTUA

Otro regalo que Dios me dio es mi talante, mi manera de ser y actuar, esta mi mente que otea, ve más allá, inicia, no ceja, apoya, promueve, acompaña, aglutina, forma equipo. Soy así, no hay más remedio. También son un regalo recibido el calor de mi familia en la que llego a ser tío bisabuelo y los muchos colaboradores y amigos que se han unido a mis proyectos y han formado coro conmigo. ¿Cuántos han sido, cuántos son? No lo sé pero es una gran suerte el tener un montón de amigos. Y ahora, mi saludo a las ilustres personas que reciben conmigo este Premio. Dolores Redondo que me mantuvo perdido en la intriga de los bosques del Baztán y sus misterios. Juanjo Mena que tanto alegró mi alma mientras condujo hacia arriba nuestra BOS, nuestra orquesta. Michel Camdessus bayonés y rector de economías. Ana Urquijo primera mujer al frente del Atlhetic. Antes de terminar, permitidme soñar: Etorkizuna hiltzen duten aldi eta garai naasiak bizi izatea egokitu zaigu. Jaio ginan mundua hiltzen ari da. Piztu dezagun itxaropena. Mundu zuzenagoa eta jatorragoa birjaioko da honen hautsetatik.

DISCURSO PRONUNCIADO EN LA XXX GALA SABINO ARANA SARIAK



Queridos lectores. ¡Qué emoción! Existen dos clases de premios, uno, para el que compites, al que te presentas con tu trabajo, el que deseas porque significa éxito y triunfo. Ganar te cambia la vida, te hace saborear la victoria y sentirte campeona. Hay otra clase de premio, este, que llega sin esperarlo, un premio que nace de la generosidad y el cariño de la Fundación, y de todos los que me han distinguido con este honor. La clase de premio que me hace sentir humilde y pequeña, y tomar conciencia, de que mientras yo sigo adelante, día a día, voluntariamente encerrada con mi solitario trabajo, cuando empiezo a echar de menos el calor del último encuentro con mis lectores … alguien estaba pensando en mí. Hace apenas diez días, el quince de enero, se cumplían seis años de la publicación de El guardián invisible, la novela que inició la trilogía de Baztan, y con la que a pesar de mis muchos intentos en el pasado, irrumpí, por fin, en el mundo editorial. Seis años, cuatro novelas y una que espera a medias sobre mi mesa, tres películas rodadas y otra en ciernes, unos cuantos premios literarios… Y es curioso como el mismo espacio de tiempo, esos seis años, me parecen en ocasiones mucho, y en otras muy poco. Cuando miró atrás, me parece casi otra vida, los años previos a la publicación de El guardián invisible, fueron de gran esfuerzo mientras intentaba abrirme paso en el mundo editorial. Publicaciones frustradas, cartas de rechazo… la perpetúa sensación de ser invisible que me llevó a utilizar esta palabra en el título de la novela. El guardián invisible, que ha sido llevada al cine, que se ha traducido a cuarenta lenguas en todo el mundo desde Japón, a EE.UU, desde Islandia, a Australia, también fue rechazada por varias editoriales. En la mayoría, sin leer, lo sé porque aún me encuentro editores llorando por los pasillos que no tienen pega en confesarlo. Pero hubo una de las que se interesó que ponía como condición para su publicación que hiciera en ella algunos cambios. “Me gusta como escribes”, me dijo, “la novela está muy bien, pero algunos aspectos no van a funcionar, un pueblo de 3.000 habitantes con un asesino en serie, las palabras en euskera, y la mitología vasco navarra”. Menos mal, que no le hice mucho caso, porque me dijo: “con esos ingredientes te auguro un éxito local, no más allá”.

DOLORES REDONDO

Seis años después son muchos los autores que mezclan crimen y mitología, para mi alegría, pero alguien tenía que hacerlo por primera vez, y entonces no fue una elección porque pareciera que iba a funcionar. Fue un compromiso conmigo misma. En cada una de mis novelas la elección del escenario nace de lo más íntimo, de mis raíces y mi cultura, de lo que soy, y de la tierra que me cubrirá cuando muera. De la clase de familia en la que nací y me crié, de las mujeres que respeto y admiro, de los hombres a los que amo. De un territorio tan rico, que trasciende, y deja de ser el simple escenario por el que transitan los personajes, para convertirse en algo vivo, y poderoso. La fuerza de sus leyendas, de sus creencias más arraigadas, de una cultura rica y distintiva, y de la honestidad, porque quizá os sorprenda algún día con los territorios elegidos para mis novelas, pero os aseguro que en cada uno hay compromiso y hay verdad, y que lo único que hace creíble una ficción es la honestidad con uno mismo mientras la escribe. Por todo esto, voy a dedicar este premio a la mayor ganancia que me han reportado mis libros en estos años, que ha sido sin ninguna duda conoceros, amigos de Baztan. Dedico este premio a Inés Larruy, cuya familia sigue elaborando chocolate urrakin egiña a la manera tradicional de Baztan, a Juanjo Leiza de Bertan Baztan, por ser amigo y por estar ahí representando a todos los comerciantes y a todos hosteleros de Baztan, a Beatriz Ruiz de Larrínaga y a Juan Mari Ondikol, que por puro amor a la lectura desde hace seis años vienen guiando a miles de lectores por las rutas de mis novelas en Elizondo, para Marijose de Urruska que hoy no ha podido estar aquí y que es una querida amiga y con mucho mucho cariño a Miriam, que nos dejó hace muy poco, y vive ahora en el cielo sobre Elizondo, y se ríe de nosotros cuando llueve. Lo dedico este premio a Baztan, por ser la casa de Amaia Salazar y por ser mi casa. Y a Bilbao, porque hay ciudades, territorios y escenarios donde se idean las historias, las ficciones y los sueños, y otras donde se hacen realidad. DISCURSO PRONUNCIADO EN LA XXX GALA SABINO ARANA SARIAK


Queridos amigos! Es un placer estar hoy aquí con todos vosotros en este bello, emblemático y elegante lugar de emociones, querido Teatro Arriaga, un espacio familiar que me hace sentir “como en casa”. En primer lugar, quiero agradecer a la Fundación Sabino Arana su decisión de otorgarme y reconocerme con este importante Premio. Los honores los acepto en la medida en que a través mío se valore el rigor, la disciplina, el estudio y la exigencia de todos aquellos que nos dedicamos a la Música. Y siento que en mi persona, este colectivo musical está recibiendo también el Premio “Sabino Arana” por su enorme vocación de servicio a la sociedad y su capacidad ilimitada de darse a los demás. Dirigir es dar, dar y darse, escuchar al otro, intercambiar energía con él, y recibir a cambio tanto… quizás sólo para seguir sintiendo la necesidad de dar aún más, en continua búsqueda de aquello que anhelamos y que quizás nunca conseguiremos. Pero hoy también es momento para que pensemos ¿por qué estoy aquí?, ¿por qué se me concede este honor?, ¿por qué estoy donde estoy?


Y ahora es cuando inicio un Canto- Txomin, un canto como tú, aquí-, un Grito bello, pero GRITO, para reivindicar la educación musical en la escuela. Por eso estoy aquí, porque de manera altruista Antxon Lete me invitó a cantar -como tú, Txomin- en una escolanía en el Colegio Samaniego que lideraba junto con la directora, Maria Ángeles Álvarez, y juntos apostaban por una educación humanista en tiempos muy difíciles, no como ahora que se apuesta por la Q de Calidad, las matemáticas, la informática, el inglés, los deportes, el Ipad, las pantallas…; no, es algo más importante, estamos hablando de humanismo. ¿Hay algo más importante que escuchar resonar tu voz internamente, que oír tu sonido interno, que aprender a escuchar al otro, al que está al lado tuyo y juntos construir algo bello? ¿Hay una mejor escuela para respetar en nuestra sociedad al otro? “El pueblo vasco canta” … se decía antes, como cuando dirigí a 2.000 niños cantores en Anoeta. Quizás ahora debemos utilizar el tiempo verbal “cantaba” (o por lo menos menos que antes). Estimadas instituciones públicas de la Educación y la Cultura: pongamos un director de coro, un músico en cada una de las escuelas de este país, en cada ikastola e invirtamos en el futuro de nuestra sociedad, que nos es otro que la base. En nuestros niños con 6 ó 7 años que pueden aprender a hablar y leer sin ningún tipo de problema aunque esté escrito, y también sin ningún tipo de problema podrían cantar y leer una partitura musical sin hacer un mínimo esfuerzo. Démosles las herramientas de un rico lenguaje humano.

JUANJO MENA

Pero hoy no puedo olvidar a otras muchas personas que me han acompañado y guiado en este afortunado camino: En primer lugar, al centro neurálgico de mi educación, que como todos ustedes saben no es otro que nuestros padres: mis padres. Gracias, ama, por estar otra vez conmigo. A Feliciano que me enseñó a tocar el txistu y a disfrutar del folklore en pasacalles interminables en nuestro frío barrio de Zaramaga, en Vitoria.

A José Ángel Cuerda que tanto hizo por la música y por la sociedad gasteiztarra. A mis profesores del Conservatorio que me aguantaron lo que no se pueden ustedes ni imaginar y a los compañeros de la Banda Municipal. A mis 100 niñas de la Escolanía “Niño Jesus” que me enseñaron “lepe”. A mi reivindicativo “Cluster Camara Chorus”. Al cincuentenario Coro Araba que hace 25 años permitió que dirigiera por primera vez la BOS, en su aniversario, la Bilbao Orkestra Sinfonikoa. Pero muy especialmente en esta ciudad de Bilbao, a la que tanto debo, no puedo olvidar a la persona que me enseño a amar esta ciudad, a querer al Athletic, a la persona que recibió hace 25 años este premio “Sabino Arana”, a Carmelo Bernaola, mi maestro, mi mentor, mi guía. Y también a otros que estaban con él en aquella época y que son muy importantes para mí como su amigo del alma, Antxon Zubikarai, que tanto me enseñó a amar nuestra música vasca. O a Koldo Narbaiza, compañero incansable y amigo vital en tantos proyectos por la cultura base de este país, como Zenarruza, el Aita Patxi. No puedo olvidar a la persona, tampoco, a la que me acompaña, mi manager, Humberto Oran, aquí presente, por compartir conmigo todo lo bueno y malo. A Georgina Williamson, mi Personal Assistant, porque, realmente, ella es la que me salva la vida… A Jaime Arrese por el apoyo incondicional y sus siempre sabios consejos. Y por supuesto a todos los miembros de la Orquesta Sinfonica de Bilbao que me aguantaron en ensayos y tanto me enseñaron en conciertos. A Josu Bergara por todo su apoyo. A Humberto Cirarda por todo lo que me dio y me enseñó. A la ABAO, por su confianza en mi trabajo. A todo el público y aficionados de Bilbao que me arroparon y aplaudieron incondicionalmente. De todos ellos es este premio… Y por último a mi familia, a mi querida mujer Noemí, y a mis hijos Alain y Klara, porque sin ellos, esto no sería posible. DISCURSO PRONUNCIADO EN LA XXX GALA SABINO ARANA SARIAK


Lehendakari jauna, Sabino Arana Fundazioaren presidentea, herri agintariak, gizarte ordezkariak, jaun-andreok, agur t’erdi, egun on. Buenos días, señoras y señores. Es para mí un honor estar hoy aquí para recibir un premio con el que me ha distinguido la Fundación Sabino Arana y que me hace sentirme muy orgullosa. Realmente, hoy soy una mujer feliz. El día que don Juan Mari Atutxa me llamó para comunicarme que me habían concedido este premio, tengo que decir que sentí una profunda emoción. Pensé que el hecho de que me premiaran por una trayectoria vital, y que fuera para reconocerme como una mujer pionera, significaba un reconocimiento a un modo de hacer y a un modo de enfocar una vida y la verdad es que me sentí sorprendida, porque me había parecido que había existido por parte de las personas que me otorgaban este premio una generosidad excesiva, porque realmente me premiaban, como he dicho, una forma de hacer pero yo no tenía opción de hacerlo de otra manera, por lo tanto, simplemente me limité a hacer lo que creí en cada momento que tenía que hacer afrontando lo que en cada momento salía a mi camino. En ese momento, nada más colgar, pensé en mis aitas y pensé en todo lo que les tenía que agradecer, agradecí los mimbres que me habían dado para andar este recorrido que es la vida.


Pensé en Rufino, mi aita, y en cómo compartió conmigo, desde que yo era muy pequeña, sus aficiones. Fijaros lo importante que es para una niña, que no tenía hermanos, que su aita, que era su figura de referencia, compartiera conmigo esas aficiones. Me llevaba con él, los domingos a San Mamés, a ver al Athletic, y desde ese momento forjó en mí una enorme afición pero sobre todo me transmitió un profundo sentimiento, me enseñó lo que es el sentimiento Athletic. Ese es el sentimiento, esa es la referencia con la que yo me he conducido hasta llegar a la presidencia del Athletic. En realidad, lo que me ha llevado hasta allí es una enorme pasión por un club que aglutina unos valores que están permeabilizados en nuestra sociedad, que está arraigado profundamente en nuestra sociedad y que es un reflejo de la misma, en definitiva. De mi aita también heredé su enorme vocación por la abogacía, profesión que tuve que abordar sola porque él murió muy joven. Ese fue el primer gran reto al que me tuve que enfrentar en mi vida, el de hacerme cargo de su despacho. Yo no estaba preparada todavía, era muy joven y, por lo tanto, muy inexperta, pero la verdad es que pensé: “esto es lo que quiero y esto es lo que voy a hacer” y nunca tiré la toalla, siempre me propuse avanzar, pensando solo en el día siguiente pero avanzando, avanzando. Lo que más le agradezco a aita es, que me educara en igualdad sin distinciones. Y me dio todas las oportunidades para poderme desarrollar como ser humano y como mujer. Y pensé en mi ama, Carmen, que hoy está aquí, a la que hoy quiero hacer una mención especial. Porque ella ha sido siempre una persona muy relevante en mi vida. Es una mujer fuerte, como todas las mujeres de esta tierra. Ella me supo inculcar la tenacidad, el aprender a afrontar las adversidades, el mirar hacia adelante siempre con ánimo de avanzar. Siempre me repetía, todavía hoy me dice: “Ana, hija, querer es poder”. Y además de forjar en mí una profunda voluntad, siempre me ha apoyado como ama, siempre me ha apoyado y siempre le ha parecido que podía ser capaz de afrontar todas las cosas que me salían al camino. A ella, a Andoni, a Jon, a Andrea, mis hijos, les debo siempre su apoyo, la cobertura que han hecho conmigo, el entender mis ausencias. Si ellos no hubieran sido como han sido yo no podría estar hoy aquí recibiendo este premio. Eskerrik asko, familia.

ANA URQUIJO

Hoy, quiero hacer un especial hincapié y me siento muy honrada de poder hacer esto. Quiero hacer un homenaje especial y quiero compartir mi premio con todas las etxekoandres de nuestro pueblo. Con todas esas mujeres que con una labor silenciosa, generosa y nunca suficientemente reconocida, han logrado fortalecer las familias y por tanto nuestra sociedad. Ellas, con ese ejemplo y esa dedicación que siempre han tenido, han hecho posible que las mujeres de mi generación y de las que próximamente irán viniendo puedan seguir avanzando en conseguir cotas reales de igualdad. Yo tengo un profundo orgullo de pertenencia con mi tierra. Me siento totalmente identificada con los valores y los principios que históricamente nos han guiado, combinando las tradiciones con una gran capacidad de emprender, de afrontar el futuro con fuerza, de apostar por la innovación e ir avanzando en fomentar, sobre todo, una cultura igualitaria con las que se vaya posibilitando a las mujeres, su pleno desarrollo. En mi ya larga trayectoria vital he aprendido algo que es muy importante para mí. Valoro muchísimo el hecho de ser mujer. Pero no lo valoro porque me siento más, tampoco menos. Todo lo que he ido logrando lo he hecho con firmeza, pero sin acritud, sabiendo que, como dijo el poeta, se hace camino al andar y aprendiendo día a día que para ir avanzando en la igualdad que merecemos, no debemos renunciar nunca a nuestra condición de ser mujeres. Sigamos trabajando por la igualdad pero no nos desnaturalicemos. Sigamos reivindicándonos, pero no renunciemos a nuestra esencia de mujer. Esta sociedad necesita mujeres fuertes pero no necesita heroínas. Tenemos que poder llegar a ser líderes. Trabajemos en esta dirección. Y para terminar, me gustaría mucho hacer un guiño a mi profesión de abogada. No puedo olvidarme. Creo que la ley tiene mucho que decir para ir avanzando en igualdad. Debemos hacer leyes que den las mismas oportunidades para alcanzar esa igualdad a hombres y mujeres. Así conseguiremos una sociedad fuerte e igualitaria. Este premio, me vais a permitir dedicarlo a todas las mujeres que hoy estáis aquí. Y a mi familia. DISCURSO PRONUNCIADO EN LA XXX GALA SABINO ARANA SARIAK



Realmente solo dos palabras para agradecerles honrarme de tan generosa manera con tal galardón y tales palabras. Debo confesar mi orgullo, Sr. presidente, al escucharle calificar de “vasco universal” a este hijo de Iparralde. He escuchado estas palabras con orgullo pero, un segundo después, me hice aún más orgulloso pensando que, realmente, el ser vasco y el ser universal se confunden. ¡Podría decir que el vasco es universal o no es! Como lo cantan admirablemente los versos del ���� Gernikako Arbola, que no me atrevo a pronunciar en vasco: “nuestro árbol bendito da y distribuye su fruto en el mundo entero”. Universal. Esto es lo que somos, esto es parte de nuestro ser, esto es parte de nuestro ADN, esto es vocación y, más que nunca, futuro nuestro. La historia que mejor conocemos, la de los últimos siglos de modernidad nos lo cuenta. Cuando se descubre la historia de un mundo único, descubriendo la rotondidad de la tierra, ahí encontramos al vasco de Getaria Sebastián Elkano. Cuando cuatro siglos después, comete la humanidad el gesto suicida que, en el albor del apocalipsis, abre el tiempo de la post modernidad, está ahí en Nagasaki, Japón, el jesuita bilbaíno, Pedro Arrupe. Si seguimos este último ������������������������������������������������������������������������� t����������������������������������������������������������������� estigo de esta monstruosidad en sus reflexiones, quedamos convencidos de que este mundo nuestro solo tiene porvenir si los hombres se convierten, al menos, a este último deber que la Declaración Universal de Derechos Humanos proclamada en 1948 les recuerda, nos recuerda a todos, un único deber para la humanidad: fraternidad. Y para escribir este deber de su puño y letra, este deber que los dice todos, ahí esta en las Naciones Unidas, mi paisano bayonés, René Cassin.

MICHEL CAMDESSUS

Diciendo esto, cómo no reconocer, que los hombres de esta tierra, en estos tiempos de cambios radicales, tienen que manifestar su fraternal universalidad de manera muy especial y cómo no celebrar la manera en que, con humildad pero con eficacia, siguen haciéndolo, y les doy tres ejemplos:

Primero, manteniendo sus espíritus y sus vidas orientados hacia estos valores de universalidad y de fraternidad. Esto es para mí la ocasión, Sr. presidente, de saludar la magnífica labor de la Fundación Sabino Arana, tan atenta a todas las promesas y a todos los riesgos de nuestro tiempo para tratar de humanizarlo. Este es también el propósito de los Diálogos de Iruaritz, que, gracias a la generosidad y a la imaginación increíblemente activa de nuestro amigo Luis de Lezama, incansable impulsor del capital humano, nos invitan, año tras año, desde hace más de veinte años, a hacer más lúcido y constructivo nuestro examen de los signos de los tiempos. Segundo, manteniendo el vínculo estrecho y recíproco entre lo local y lo universal, ofreciendo al mundo lo mejor de lo que se inventa aquí y, por ejemplo, en estos años de crisis económica profunda, brindándole al mundo el magnífico ejemplo del éxito de una empresa personalista y comunitaria como lo son las cooperativas de Mondragon, que está fundación premió en el año 1990. Déjenme saludar aquí a mi amigo Juan Manuel Sinde, presidente de la Fundación Arizmendiarrieta. Tercero, y finalmente, en un momento en que el mundo parece dudar de su destino de unidad y que aquí o allá podría empezar a fragmentarse, trabajemos con más empeño que nunca para inventar soluciones universales a problemas que no conocen fronteras y que no podrán resolverse sin instituciones mundiales refundadas y fortalecidas. Sí, señor presidente, esta es hora de universalismo, es hora de fortalecer a nuestras instituciones contra las amenazas de un proteccionismo excluyente y regresivo; démosle a Europa el perfil nuevo que estos tiempos requieren, el perfil que sugiere su identidad, tan bien definida por Juan Pablo II hace treinta años, como el “continente de la apertura”; démosles, en fin, a las instituciones de las Naciones Unidas y de Bretton Woods, el apoyo que les es indispensable para hacer que prevalezcan las respuestas universales imprescindibles a los problemas de hoy y de mañana. Amigos míos, amigos todos, estas son algunas de nuestras tareas. Perseveremos en ellas y continuemos, como vascos universales, según las propias palabras de José María Arizmendiarrieta: “A seguir empujando a la humanidad lejos, hacia adelante… lejos y en lo alto”. Añadiré solo que este premio que dedico a mi amigo, debería decir a mi hermano, el ganés Kofi Annan, el magnífico secretario general de las Naciones Unidas, que ahora nos mira desde el paraíso de los hombres de buena voluntad. ¡Para Kofi! DISCURSO PRONUNCIADO EN LA XXX GALA SABINO ARANA SARIAK


KATALUNIAKO OKUPAZIOA ETA ERREPUBLIKAZALEEN EXODOA 1939AN Armada frankistak Katalunia okupatu eta, horren ondorioz, errepublikazaleen exodoa gertatu zenetik 80 urte bete direla, Sabino Arana Fundazioak hainbat hitzaldi antolatu ditu gai hori jorratzeko, Josu Chueca eta Iñaki Goiogana historialarien eskutik. “GOIAN ZERUA ETA BEHEAN LURRA. ERBESTERA BIDEA. 1939” izenburuaren ildotik, UPV-EHUko irakasle titular eta Historiako doktore Josu Chuecak lehen hitzaldia eman zuen otsailaren 14an, oro har, errepublikazaleen exodoa jorratzeko. Bigarren hitzaldia, berriz, otsailaren 28an izan zen, Iñaki Goiogana historialariaren eskutik eta, bereziki, euskal herritarren exodoa aletu zuen. Zenbatespen batzuen arabera, 500.000 lagunek irten behar izan zuten Kataluniatik frankisten errepresiotik ihesi, besteak beste, Kataluniako printzerrira ihesi heldu ziren sei edo zazpi mila euskal herritar: horietako batzuk 1936an heldu ziren Kataluniara, Gipuzkoa okupatu ostean, eta beste batzuk 1937an, Euskadi autonomiaduna erori eta gero.

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Milaka euskal herritar horien artean, bazegoen Jose Antonio Agirre lehendakaria. Izan ere, beren-beregi joan zen Paristik Kataluniara, bertan zeuden euskal iheslariak ebakuatzeko lanak zuzentzera. Josu Chuecak eta Iñaki Goioganak gizon-emakume, ume eta adineko haiek guztiek pairatu behar izan zituzten zoritxarrak eta zailtasunak aletu zituzten hitzaldiotan: airetik nahiz lurretik egindako jazarpena, muturreko klima, kontzentrazio-esparruak, diru-eskasia, osasun-beharrizanak…



APUNTE DEL DIRECTOR JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ RANZ

H

ace unos días tuve ocasión de presentar en Loiola el proyecto Memoria y reconciliación –un proyecto que estamos desarrollando en la Universidad de Deusto, Alboan y tres colegios jesuitas de nuestro entornoen el marco de una Asamblea de más de doscientos responsables de la práctica totalidad de las instituciones, organizaciones y entidades sociales jesuitas del Estado español.

No voy a detenerme ahora en el proyecto ni en sus objetivos: una mirada renovada, introspectiva y autocrítica a nuestra actitud personal y comunitaria en el pasado ante el fenómeno de la violencia; una mirada que sitúa en el centro y pone el foco en las víctimas –en todas las víctimas-; y una mirada que busca sobre todo extraer aprendizajes para el futuro, aprendizajes aplicables a las nuevas formas de victimización y discriminación hoy. Teniendo en cuenta que el foro ante el que debía presentar el proyecto estaba constituido en su gran mayoría por personas procedentes de otras zonas del Estado, me animé a dedicar unas primeras reflexiones introductorias al contexto. Reflexiones que comparto en este apunte y que suponen mi visión del contexto en cinco tuits.

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MEMORIA Y RECONCILIACIÓN 1. En Euskadi hemos sufrido una situación de violencia durante prácticamente medio siglo. El terrorismo de ETA ha sido el principal responsable de esta situación. 2. El Estado, legitimado para el uso de la violencia como respuesta al fenómeno terrorista, en ocasiones ha ejercido esta violencia de manera ilegítima, bien directamente o a través de grupos parapoliciales. Reconocer esta realidad no supone blanqueo, ambigüedad o equidistancia. 3. ¿Cómo reaccionó la sociedad vasca ante esa situación de violencia de la que la propia sociedad vasca era su principal víctima? Un sector –ideológicamente afín- entendió y justificó siempre el ejercicio de la violencia con fines políticos. Una mayoría de la sociedad vasca, por su parte, experimentó, a mi juicio, la siguiente evolución: de entender a ETA –en la Dictadura (yo también en las verbenas canté aquello de “Voló voló Carrero voló….”)- pasó a alejarse de ETA –por razones éticas y políticas-, y de alejarse de ETA a situarse frente a ETA. 4. En octubre de 2011, una ETA debilitada y socialmente deslegitimada declaró un alto el fuego unilateral y definitivo. Y lo hizo por la sinrazón del ejercicio de la violencia con fines políticos, por la presión policial y, sobre todo, por presión de la propia sociedad vasca. 5. Habíamos ganado la paz de la no violencia. Comenzábamos un nuevo camino: el de la paz de la memoria, la reconciliación y la convivencia. Cincuenta años… en cinco tuits, en cinco minutos. ¿Una síntesis? Quizás una temeridad, eso sí, con afán didáctico y clarificador. Tras escribir este apunte leo la entrevista al obispo emérito Juan Mari Uriarte. Me siento reconfortado. Hondura y bondad, razón y corazón, pasado y futuro… ¡Memoria y reconciliación!



DAMARIS PAN


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