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Decoración de la serie con motivo y leyendas guaraníes 1930-1933

DECORACIÓN DE LA SERIE CON MOTIVOS Y LEYENDAS GUARANIES 1930-1933

DECORACIÓN DE LA SERIE CON MOTIVOS Y LEYENDAS GUARANIES 1930-1933

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Tras su segundo regreso a Manises y desde principios de 1930, el matrimonio tiene el propósito de poner en marcha un nuevo proyecto gestado en Asunción. Plasmar sobre el barro cocido temas decorativos basados en los motivos y leyendas guaraníes y para ello, tras conversar en varias ocasiones con el poeta revitalizador de la cultura guaraní en los años veinte y treinta, Narciso R. Colman (Rosicrán) conseguirá que su obra se convierta en la principal fuente de inspiración para la confección de esta serie y para sus engobes en otras.

Como discípula, su esposa Josefina y Andrés emprenderán juntos la ejecución de una nueva producción de cerámicas en los que se incluirán esculturas y a partir de entonces aparecerá siempre firmada con su seudónimo ‘Julián de la Herrería’.

Josefina Plá, aún aprendiz en ese momento, actuó una vez más como portavoz de sus necesidades documentales, fue una figura clave en la producción de esta serie en las que dejará constancia de sus poemas en alguna de sus piezas más destacadas de ésta producción como en el gran plato que se encuentra en esta colección: Mba’e vera guasu, el gran mito de la tierra de la ciudad de los guaraníes.

Esta serie está formada por ochenta ejemplares de los cuales, más de una veintena, se conservan en éste Museo. En ella, continuará utilizando con profusión el reflejo metálico y la cuerda seca sobre platos y otras piezas de vajilla. A estas alturas, el artista ha conseguido dominar plenamente la técnica, a menudo ese reflejo metálico irá acompañado de policromía.

En los años treinta el nivel cultural y la formación artística de los fabricantes en Manises posibilitaron un renacimiento de la loza dorada: Francisco Monera Gil, José María Gimeno Planells, Vicente Gimeno Díes, Francisco Valldecabres Muñoz o Justo Vilar fueron algunos de los ceramistas que se especializaron en el reflejo metálico y con los que Andrés mantuvo contacto desde su llegada en 1922 y sobre todo con Juan Bautista Huerta Aviñó (1878-1949), empresario y ceramista experto en reflejo metálico.

Detalle de Plato Brasero. 1930. MNBA Asunción. Fotografía: cortesía de Julia Vera

Es su serie más extensa y añadiremos que importante dentro de su producción, las piezas siempre aparecen firmadas, por lo habitual en el reverso sobre el esmalte estannífero -en azul o en negro- con su pseudónimo e identificado el motivo guaraní y el año, se realizó exclusivamente en Manises durante dos años; entre comienzos de 1930 y 1931 hasta su tercer viaje a su ciudad natal en marzo de 1932 aunque, seguirá firmando alguna escultura con temas guaraníes empleando moldes anteriores.

Además de interpretar todos los genios maléficos de la cultura guaraní, también se ocupó en pintar otros motivos sobre grandes platos con personajes míticos de esta cultura: Pai Tume (padre de la mitología guaraní); el poeta Etiguará; Ñandutí; Porâsy (reina de la belleza) … con éste mismo título Josefina y en colaboración con el músico compositor checo Otakar Platik que había llegado a Asunción en 1931, concibió una prima opera paraguaya en Asunción (1932-1934) que quedó inconclusa y se perdió en un envío del manuscrito a Uruguay.

Estos mismos asuntos y otros relacionados con la cultura guaraní fueron interpretados también en esculturas, algunas de ellas muy estilizadas, en los que empleó el molde, lozas vidriadas o engobadas y que decoró con distintos acabados y que fueron muy estimados por el propio artista que siempre quiso ser escultor y que ahora, ya que el barro se lo permite, realizará con asuntos propios de su tierra: la serie Ñandutí; Guarasaiva; Ceibo Poty; Guarán ; Jacy Jatere; Mitacuñái; Pai Sandú; Ao Ao; Moñai; Indios e indias… en bulto redondo y de cuerpo entero, cabezas o bustos dentro de una estética plenamente decó en las que imponen los diseños geométricos para las telas de sus personajes femeninos.

La mayoría de las piezas de esta serie fue expuesta por primera vez en Madrid en 1931, tanto en el Ateneo como en el Círculo de Bellas Artes.

Parte de esta producción típicamente guaraní todavía la expondrá en Buenos Aires en junio de 1934 junto a Jaime Bestard, platos que llevan por título: Maloca; Río Paraguay; Kyguaverá; Pacovatype…

PLATO. MBAÉ VERÁ GUAZÚ (La gran ciudad brillante)

Loza esmaltada, policromada, reflejo metálico y cuerda seca bajo cubierta Titulado, firmado y fechado en el solero: “Motivo guaraní/ Mbaé Verá Guazú / Julián de la Herrería /4- 1931” Inscripciones: Poema de Josefina Plá en reflejo metálico, firmado y fechado 14 de abril de 1931 acompañado de otros motivos. Medidas: 7 x 60 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5019 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH-C-2

Bibliografía: Catálogo Exposición Retrospectiva. (julio-agosto 1957). Julián de la Herrería. Asunción: Archivo Nacional. (nº 31). Di Meglio, F. (2018). Una muchedumbre o nada. Coordenadas temáticas en la obra poética de Josefina Plá. Firenze: University Press, p. 19. https://www.fupress.com/archivio/pdf/3749_16910.pdf Gil Fillol, L. (11 de diciembre 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Diario Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro, p.37 (reproducido) Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, pp.112; 181. Lam. 19. (1957) Julián de la Herrería. Recuento del arte. Asunción: Diálogo, Cuadernos de la Piritita 2. (12 de septiembre de 1944). La exposición de Julián de la Herrería en el Centro Cultural Paraguayo Americano. El País, Asunción. Romero, R. (1991). Narciso R. Colmán. El poeta de los guaraníes. Asunción: Ed. Ñandereko, p. 22.

Plato grande en loza esmaltada con anillo en el solero, decoración de cuerda seca total, en reflejo metálico y policromía bajo cubierta, es junto al plato en forma de brasero- fechado en 1923- el de mayor tamaño dentro de esta colección y uno de los más destacados por su belleza y complejidad compositiva; es una pieza también muy singular dentro de la colección porque está firmada por el artista y la escritora que le compuso en el reverso un poema manuscrito en reflejo metálico y añadió una fecha muy significativa políticamente en España ya que el 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República y provocó el exilio de Alfonso XIII.

Mbaé vera Guasú era la ciudad fabulosa de los guaraníes edificada en un lugar desconocido para los no iniciados, oculto en la selva y en la que sólo los delegados de las tribus guaraníes pueden entrar en esta ciudad sagrada, a la que muchos arqueólogos y antropólogos le han dedicado numerosos estudios situándola, en algún caso, en la cordillera del Amambay… muy cerca del Cerro Corá.

En el centro del campo del tondo, aparece un impresionante desfile con doce personajes, hombres y mujeres que caminan por parejas ataviados para la ocasión con pinturas corporales y vistosos atuendos adornando sus cabezas de largas cabelleras negras con penachos de plumas muy vistosas según su jerarquía y que llevan a Tupá (dios) las ofrendas para el sacrificio. Encabeza el cortejo, un chamán con bastón de mando acompañado de un ave, le sigue un guerrero y una doncella; detrás un guerrero sostiene una antorcha, le sigue otro que camina al lado de una mujer que marcha a su lado, otra detrás lleva una ofrenda al lado de otro guerrero y un jaguar entre ambos. Detrás un hombre armoniza la ceremonia con un instrumento de cuerda acompañado de una mujer cabizbaja. Por último, cierra la comitiva, otra pareja con una maqueta del templo.

Observan la escena y en segundo plano entre la vegetación cinco de los siete hijos de Taú y Keraná: Kurupí, Ao-Ao; Jacy- Jateré- Mbo’ itu’i, genios maléficos guaraníes; al fondo sobre una colina, se levanta el mbocabog, especie de templo sonoro e iluminado por dentro y sobre éste el símbolo de Tupá. En un registro inferior, representa en una cenefa animales fantásticos afrontados, Tejú- Jaguá y Mbo’itu’i. En la parte inferior, la cabeza de Guarán. Todo ello interpretado con un gran colorido y notable idealismo.

El historiador Roberto Romero en un ensayo sobre el poeta Narciso R. Colmán —Rosicrán— recoge una carta dirigida a éste y enviada desde Manises firmada por Josefina Plá de Campos Cervera, fechada el 26 de mayo de 1930. En ésta le comentaba unos hechos muy reveladores sobre estas obras cerámicas dedicadas a los mitos y leyendas guaraníes pues, según esta carta, señalaba que fueron los poemas de Colmán los que sirvieron de fuente de inspiración para realizar estas piezas. El trabajo debió ser continuo e intenso ya que ha terminado algunas piezas en esta fecha. La serie había comenzado a principios del año saliendo del horno las primeras piezas en el mes de abril, e informaba que ya estaban listos algunos platos decorados con las figuras de Pa’i Sandu, Pòrasy y Pirá Yaguá. La carta continúa diciendo textualmente:

Para documentarnos mejor y evitar “lapsus” le agradeceríamos infinito nos remitiese un ejemplar de Ñande Ypy Cuéra traducido, si la traducción se ha publicado ya. Una vez confrontados los datos, le remitiremos una serie de dibujos.

Romero, quien conoce la obra de Julián de la Herrería, escribía en este ensayo que el ceramista tenía alma de poeta y que utilizó en toda esta serie, las figuras mitológicas de la obra de Rosicrán. Los mitos de Ñande Ypy Cuera son formas religiosas que representan ideas que se han perdido y será el ceramista desde su taller de Manises el primero en materializarlas.

En esta colección de piezas emplea con profusión el reflejo metálico, del cual el artista ha conseguido nuevos matices y en combinación de otras técnicas desarrolladas en platos de gran tamaño como éste y también en piezas escultóricas.

Este plato lo comienza a realizar junto a otro titulado Etiguará1 y de iguales dimensiones en septiembre de 1930 y cuya ejecución y cochura finaliza en diciembre. Por un desafortunado accidente acabó roto y decidió hacer otro similar en septiembre de 1931, al mismo tiempo que termina la cabeza de Guarán2, el mismo modelo que reproduce el plato en la parte inferior.

El plato se expuso en Madrid a finales del año, 1931, en el Círculo de Bellas Artes del que Julián era socio desde hacía bastantes años, bajo el título “Exposición de Cerámicas de Julián de la Herrería y su discípula Josefina Plá. Motivos guaraníes, decorativa precolombina y malaya” en la que obtuvieron gran éxito de público y crítica como la que realizó el crítico Gil Fillol en el diario madrileño Ahora. 3

También figuró en otra muestra póstuma en Asunción en 1944 en el Centro Cultural Paraguayo Americano. Posteriormente, la obra formó parte de la exposición retrospectiva (1909-1937) que se celebró con motivo del 20 aniversario de su muerte en el Archivo Nacional en Asunción entre los meses de julio y agosto de 1957, figurando en dicho catálogo con el nº 31.

1. Personaje mítico guaraní era un poeta que recitaba los versos armoniosos para unir a sus hermanos. 2. También presente en esta colección. Ver nº 5078 CA. 3. En una de las fotografías que se reproducen en esta crítica aparece este plato colgado en la exposición y rodeado de otros ocho con motivos guaraníes: Ao Ao; Moñái; Pirá –Yaguá…

Mba’e Vera Guasu se convirtió, tras la conquista llevada a cabo por Domingo Martínez de Irala, en un mito de la tierra ideal para los guaraníes que termina por desaparecer bajo las aguas del lago Ypacaraí y que Narciso Colmán- Rosicrán- recupera con sus versos esas figuras mitológicas. No se queda atrás Josefina Plá dedicándole también una poesía cuyos versos quedaron plasmados en el reverso de la pieza y en reflejo metálico.

Dichos versos, fueron una de las primeras manifestaciones poéticas de Josefina relacionadas con la cultura guaraní y van acompañados por cinco figuras muy esquematizadas. Describiendo (como ya lo había hecho Rafael Barrett) el silencio, la impasible fiereza, la rabia y la angustia existencial de los indígenas, expresó su visión poco convencional y disonante, aunque sin tonos de denuncia social, en relación a la imagen heroica y gloriosa que la generación nacionalista-indigenista paraguaya daba de la ‘raza guaraní’.

La poesía se inicia y culmina con los versos copiados por el ceramista y firmados por la autora en una fecha de gran importancia en España ya que ese día, 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República en sustitución de la monarquía de Alfonso XIII.

Dichos versos comienzan y finalizan el poema de la siguiente manera:

“Con pie tácito cruza la raza taciturna Que ignora la sonrisa, que no sabe llorar. El agua de la muerte ha colmado su urna Y su sed ha saciado para siempre jamás”.

GUARÁN

Barro cocido galvanizado, esmaltado y policromado, cuerda seca. Firmado y fechado en la base: ”Julián de la Herrería / 1931 Medidas: 44,5 x 19 x 27 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5078 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-1

Bibliografía: Catálogo Primera Exposición de Artistas Paraguayos en Buenos Aires. (1933). Buenos Aires: A. Plantié y Cia. (nº 39, reproducida). Catálogo Exposición Retrospectiva. (julio-agosto 1957). Julián de la Herrería. Asunción: Archivo Nacional. (nº 32). Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la obra plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro, pp.31, 36 (reproducida). Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, pp. 111-113 (reproducida).

Cabeza de un cacique sobre un elevado plinto de similares proporciones que la propia escultura. El frente y los laterales de la peana están decorados con figuras mitológicas guaraníes con el símbolo de Dios (Tupa); la pieza realizada en barro cocido galvanizado, está decorada con esmaltes polícromos y empleo parcial de la técnica de cuerda seca.

Guarán también es el nombre de una flor del Paraguay, y pertenece a la serie sobre Mitos y leyendas guaraníes, fue terminada en septiembre de 1931 al mismo tiempo que uno de sus mayores platos de esta serie dedicada a los cuentos y leyendas guaraníes, titulado Mbaévera Guasú1, una producción que expone en Madrid a finales de este mismo año en el Círculo de Bellas Artes, con gran éxito de público y crítica.

A raíz de realizar esta pieza que envió en galvanoplastia y esmalte a Madrid al XI Salón de Otoño2, éste le nombró Socio de Honor. Posteriormente, la pieza formó parte de otras exposiciones, así figura en el catálogo de la Primera Exposición de Artistas Paraguayos que tuvo lugar en Buenos Aires en 1933 junto a Samudio, Delgado Rodas, Alborno y Holdenjara en la que presentó solamente cerámicas y el catálogo recoge que además de esta cabeza se presentaron otras dos esculturas tituladas Guarán ( nº 40-41) y Josefina la eligió para formar parte junto a casi 60 piezas en la retrospectiva celebrada en el Archivo Nacional en Asunción en 1957 (julio- agosto).

1. Expuesto en el Espacio Josefina & Julián. Ver Nº de Inv. 5019 CA 2. El XI Salón de Otoño tuvo lugar en Madrid en el Palacio del Retiro. 10 octubre – 30 noviembre 1931. La Gaceta de Bellas Artes hacía pública el 1 de abril de 1920 la Convocatoria del Primer Salón Otoñal de Artistas Independientes fundado por la Asociación de Pintores y Escultores. Celebrada anualmente y hasta 1945 (XIX) tuvieron lugar en este espacio, a partir de 1946 se alternaron con otros lugares como el Palacio de Cristal, Museo de Arte Moderno, Museo Municipal …hasta 2016.

Plato. Taú omondá y Keraná

PLATO. TAÚ OMONDÁ Y KERANÁ

Loza esmaltada, policromada y cuerda seca bajo cubierta Firmado y fechado en la base: “Julián de la Herrería / 1930” Medidas: 7 x 39,5 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5023 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-8

Bibliografía: Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Pérez Camps, J. (2008). Julián de la Herrería en Manises. Gaseta Cultural, nº 76, p. 11, Manises: FMCJ. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 110. (12 de septiembre de 1944). La exposición de Julián de la Herrería en el Centro Cultural Paraguayo Americano. El País, Asunción.

Es uno de los platos de mayor tamaño que se conserva dentro de esta serie realizada en Manises entre 1930 y 19311 . Posiblemente fuese el primer plato que salió de los hornos dedicado a la representación de los mitos guaraníes.

Plato de ala elevada y paredes curvas, realizado a torno en loza esmaltada y decorada con esmaltes polícromos y empleando la técnica de cuerda seca. La escena principal se representa en el campo, Taú el dios del sueño raptando a Keraná profundamente dormida que es llevada en brazos. En segundo plano, de nuevo la figura de Taú sentado con las piernas cruzadas y en la parte inferior, el símbolo de Tupá (dios guaraní). La unión de Taú y Keraná enfadará a Tupá que le castiga maldiciendo a su futura prole: 7 genios maléficos2, también representados individualmente sobre otros platos de igual diámetro. Envuelve esta representación una cenefa con diseños geométricos guaraníes y que veremos a menudo sobre otros grandes platos.3

En el ala representa la combinación de dos elementos principales intercalados: tres mbopi (murciélagos) en negro y otros tres rostros de Taú en amarillo anaranjado. La decoración se completa con una cenefa en la que reproduce seis veces la figura desnuda y estilizada de Keraná dormida.

1. Forma parte del conjunto de grandes platos míticos guaranís y en la colección se conserva otro, titulado Ao-Ao (ver n. inv. 5022 CA). 2. Teyú Yaguá; Mboi Tui; Moñai; Jacy Jateré; Kurupí; Ao-Ao y Luisón. 3. Su origen está unido al de la cestería y que según el mito enseñó la confección de los cestos a los mbyá, que en guaraní significa “persona adulta”, gente. También está relacionado metafóricamente con la mujer que es la que se dedica a estas labores.

Lo novedoso de esta serie dedicada a Mitos y leyendas guaraníes, que emprende en 1930, es la materialización sobre piezas de vajilla y esculturas en cerámica policromada de su cultura más ancestral, algo que hasta el momento ningún otro artista paraguayo había acometido y fue un firme propósito que se propuso realizar a partir de 1927 cuando se encuentra viviendo en Asunción. La tradición oral de la cultura guaraní era hasta ahora suficiente para trasmitir la memoria colectiva del pueblo, unas creencias en los mitos que son la principal fuente de su literatura.

Pero antes de su nueva partida hacia España, el 5 octubre de 1929, recopila varios libros sobre la cultura guaraní. A su amigo Narciso R. Colmán, Josefina le escribe desde Manises pidiéndole el envío de un ejemplar, si es posible traducido, de su poemario Ñande Ypy Cuera (Nuestros antepasados) publicado ese mismo año4 y poco antes de salir de Asunción mantuvieron algunas conversaciones sobre el tema, ya que el poeta y escritor fue un gran defensor de la cultura indígena.

Según Josefina Plá, la colección de esta serie está formada por ochenta piezas, la mayoría platos en los que para su decoración hace uso de varias técnicas bajomedievales aprendidas en Manises, en la Escuela Práctica de Cerámica: el reflejo metálico y la cuerda seca.

La distribución de la decoración de este plato parece estar inspirada en la serie de las mariposas de Talavera de la Reina, siglo XVI, quien la copia a su vez de las cerámicas chinas.

Hay noticias en un artículo que indican de que este plato figuró en una exposición póstuma del artista en 1944 en Asunción, celebrada en el Centro Americano Paraguayo junto a otras treinta piezas cerámicas que se conservan en esta colección y fue el año en el que su viuda Josefina Plá publicó por primera vez su biografía titulada: El Espíritu del fuego.

4. Poema guaraní, etnogenético y mitológico, con 800 págs. Edición 1929 - Asunción.

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Plato. Teyu Yagua

PLATO. TEYU -YAGUA

Loza esmaltada, reflejo metálico y policromía bajo cubierta Firmado y fechado en la base a pincel: “Julián de la Herrería / Teyú yaguá / 1931” Medidas: 2 x 18 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5049 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-40

Bibliografía: (29 de noviembre de 1931). Arte y artistas. Cerámica de Julián de la Herrería y Josefina Plá. ABC. p. 52. Madrid. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 101.

En la colección existen dos platos, uno en reflejo dorado1 y éste en el que combina el dorado con policromía, el artista utilizó el azul (óxido de cobalto) para dibujar el contorno de la figura mitológica que se despliega por toda la superficie sobre el fondo metálico.

Pertenece a la serie Mitos y leyendas guaraníes que Julián de la Herrería comenzó en 1930 en su taller de Manises, corresponde, por lo tanto, a la etapa de madurez del artista centrado sobre todo en la producción cerámica y en crear unas nuevas decoraciones basadas en su cultura y en estos mitos que hasta entonces no habían sido, salvo en la literatura, interpretado por ningún artista.

Teyu-Yaguá es el primer hijo de Taú y Kerana; la descripción de su aspecto que el artista interpreta pintando en el centro del platito recubierto de reflejo metálico es un enorme lagarto con siete largos cuellos que rematan cada una en una cabeza de perro, pintado a mano alzada con óxidos metálicos en policromía. La tradición señala además que sus ojos lanzaban llamaradas. Su aspecto era el más horroroso de los siete hermanos. Sin embargo, su ferocidad fue aniquilada por deseo de Tupa (dios). Era dócil e inofensivo. Aun así, era temido por su mirada fulgurante.

Formó parte de la gran exposición presentada en Madrid en el Circulo de Bellas Artes el 28 de noviembre de 1931.

1. Ver nº 5044 CA

Plato. Teyu Yagua

PLATO. TEYU -YAGUA

Loza esmaltada y reflejo metálico bajo cubierta Firmado y fechado en el solero en reflejo metálico: “Julián de la Herrería / Teyú yaguá / 1931” Medidas: 2 x 18 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5044 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-35

Bibliografía: Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 101.

En la colección existen dos platos realizados a molde con mismo este tema y que pertenecen a la serie Mitos y leyendas guaraníes que Andrés Campos Cervera, bajo el seudónimo Julián de la Herrería, realizó en su taller de Manises a partir de 1930, muchos de ellos en loza dorada; está fechado en 1931.

En el anverso y ocupando toda la superficie del plato representa en reflejo metálico a uno de los siete genios o duendes maléficos de las leyendas guaraníes. Teju Jaguá, (en guaraní) significa literalmente “lagarto perro”.

Por la gama de tonalidades que aparece en el reverso de la pieza, se trata de un pequeño plato “muestrario” es decir, que esa carta de color al dorso numerada serviría de referencia al artista para decorar otros. Es el primero que realizaría en reflejo metálico con éste genio guaraní y, por lo tanto, no estaría destinado ni a la venta ni a la exposición. Además de la inscripción sobre el esmalte estannífero que identifica el motivo representado, aparece el seudónimo del autor y año de ejecución, también en reflejo metálico en una gama de tonos cobrizos y aceitunados, el resto sin decorar.

Mantiene paralelismos con otro platos dedicados al resto de sus hermanos y maléficos genios1 inspirados en los poemas de Narciso R. Colmán a quien le pidió ayuda y consejo antes de realizarlos; el fondo se representa con puntos, cuya referencia es sin duda, la loza manisera bajomedieval del siglo XVI.

1. Ver nº 5041 CA; 5043 CA

Escudilla. Mbói Tuí

ESCUDILLA. MBÓI-TUÍ

Loza esmaltada, reflejo metálico y policromía bajo cubierta Titulado, firmado y fechado en 1931 en el solero en azul: “Mboi tui /1931/Julián de la Herrería” Medidas: 5,5 x 19 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5058 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-52

Bibliografía: (29 de noviembre de 1931). Arte y artistas. Cerámica de Julián de la Herrería y Josefina Plá. ABC. p. 52. Madrid. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 101.

Al igual que otra escudilla, que se conserva en esta colección, la pieza presenta, cuerpo semicircular y base con anillo en el solero, con dos asas aplicadas. Muestra la particularidad de que se conserva el plato a juego que se expone al lado de este recipiente con el mismo motivo guaraní.

La decoración está realizada en reflejo metálico y policromía que recubre por completo toda la pieza. Como en otras ocasiones, Julián de la Herrería utiliza motivos geométricos distribuidos en bandas concéntricas para las paredes exteriores, mientras que en el interior está la escena principal, en este caso Mboi-Tuí. Un animal con cuerpo de reptil, cabeza de loro y angulosas patas de lagarto terminadas en tres potentes garras y cola rematada en dos venenosas púas. Lanzaba ensordecedores chirridos de loro con el consiguiente terror de la población aborigen, como también, centurias después, de los pueblos hispano-guaraníes. Era difícil distinguirlo entre los árboles, así como en los pastizales, siendo ambos su medio favorito, su color lo confundía con el follaje. Este era Mboi-Tuí. Por decadencia e impropiedad también llamado Mboi-lorito. Monstruo que no se acercaba a las personas; sin embargo, cuando pasaba por las aldeas, los habitantes huían aterrorizados. Se alimentaba exclusivamente de frutas.

Escudilla. Mbói Tuí

PLATO. MBÓI-TUÍ

Loza esmaltada en reflejo metálico y policromía bajo cubierta Titulado, firmado y fechado en azul bajo cubierta en el solero: “Motivo Guaraní/ Mbói-tuí/ Julián de la Herrería/ 1931” Medidas: 2 x 19 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5047 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-38

Bibliografía: (29 de noviembre de 1931). Arte y artistas. Cerámica de Julián de la Herrería y Josefina Plá. ABC. p. 52. Madrid. Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 101.

A juego con una escudilla y decorada con el mismo motivo en reflejo metálico y policromía. Pertenece a la serie sobre mitos y leyendas guaraníes que el artista elaboró a partir de 1930 y que su viuda y biógrafa señalaba en ella que habría realizado una colección 80 piezas con esta temática, en las que emplea con profusión la técnica de reflejo metálico que se fusiona con temas propios del Paraguay.

Mbói Tu’î (víbora-loro) – Serpiente de formas colosales con cabeza de loro. Sus dominios se extendían por los esteros. Protector de los anfibios, del rocío, de la humedad y de las flores.

Esta serie fue presentada en la Exposición de cerámica en el Círculo de Bellas Artes de Madrid a finales de 1931, junto a otras de su discípula Josefina Plá, un crítico del diario ABC publicaba al día siguiente de la inauguración que se trataba de un conjunto de 152 obras realizadas entre ambos.

Escudilla. Mbói Tuí

PLATO. MBÓI-TUÍ

Loza esmaltada en reflejo metálico bajo cubierta Titulado, firmado y fechado en reverso del ala en reflejo metálico: “Mbói-tuí/ Julián de la Herrería/ 1930” Medidas: 2 x 18,5 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5042 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-33

Bibliografía: Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 101.

Pertenece a la serie Mitos y leyendas guaraníes. Realizado a molde y pintado en reflejo metálico con variantes de matices del dorado. El artista se concentró en la decoración de estos platos con versiones diferentes de un mismo asunto, que en este caso incluye en el reverso, una carta numerada del reflejo empleado, además de su seudónimo, año y título. Esta carta de color, nos revela que éste es el primer plato que decoró, el cual no iría destinado a la venta o exposición, sino que se trataba de un ‘boceto’ en el que comprobaría cuál sería la tonalidad más adecuada para una posterior producción.

El motivo principal se representa en el centro del plato separado por dos sencillas líneas: Mbói Tu’î (víbora-loro) – serpiente de formas colosales con cabeza de loro. Según la leyenda, sus dominios se extendían por los esteros. Protector de los anfibios, del rocío, de la humedad y de las flores. Además de un lagarto (yateré) y un pájaro que sobrevuela con un fondo vegetal de helechos.

Este mismo tema lo empleó en otras ocasiones y en esta colección se conservan dos piezas de vajilla1 .

Esta serie fue presentada en la Exposición de cerámica en el Círculo de Bellas Artes de Madrid a finales de 1931, junto a otras de Josefina Plá que comenzó, de su mano, a realizar sus primeras piezas en 1927 en Villa Aurelia, Asunción.

1. Ver nº 5047 CA y 5058 CA

Moñái

MOÑÁI

Barro cocido pintado con engobe Firmado con sello estampillado en la base: “Julián de la Herrería” Ca. 1930 Medidas: 17 x 11 x 5 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5093 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-16

Bibliografía: Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Gutiérrez Viñuales, R. y Sumozas, R. (2003). Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Talleres Gráficos. Imprenta Alborada.

Pertenece a la serie de Motivos guaraníes. Moñái, es el tercer hijo de Tau y Keraná, un monstruo como sus hermanos, protector de los robos y las picardías, fue incinerado junto a sus seis hermanos maléficos en Yaguarón.

Es una figura esquemática, de rostro muy expresivo, realizada en barro cocido, recubierta de engobe de color grisáceo, aparece sentado sobre una base rectangular, su geometrización de las formas están íntimamente relacionadas con la estética art decó.

Pensionado por España, desde 1934 a 1936, esta pieza pudo realizarse en Asunción antes de regresar a Manises. Es el único ejemplar que existe en el Museo en escultura, sin embargo, el asunto también fue pintado sobre platos como el que se conserva en la palacio presidencial de Paraguay, Mburuvicha Róga, fechado en 1930 y que ha sido recientemente restaurado1 .

1. Motivo Guaraní. El Mito de Moñai – Cuare... Julián de la Herrería, 1930.https://www.ultimahora.com/restauran-pieza-ceramica-julian-la-herreria-n2798734.html. 19 de febrero de 2019 Ultima Hora. Asunción (Recurso electrónico). Forma parte del conjunto de platos míticos con motivo guaraní, (ver nº 5022 CA). Plato Ao Ao (misma técnica decorativa empleada y diámetro)

Yacy Yateré

YACY YATERÉ

Loza esmaltada y reflejo metálico y policromía bajo cubierta Titulado en el interior de la base en reflejo metálico: “Yacyyateré” Firmado y fechado mediante sello estampillado en la parte posterior: “Julián de la Herrería / (incisa la fecha) 1930” Medidas: 19 x 8 x 8 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5081 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH-E-4

Bibliografía: Catálogo Primera Exposición de Artistas Paraguayos en Buenos Aires. (1933). Buenos Aires: A. Plantié y Cia. (nº48). Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p.110. Lam. 13. Plá, J. (1957). Julián de la Herrería. Recuento del arte. Asunción: Diálogo, Cuadernos de la Piritita, 2.

Representa un motivo mitológico de la cultura paraguaya, aquella a la que el artista dedicó una extensa producción de 80 piezas, una serie sobre Mitos y leyendas guaraníes que elaboró a partir de 1930. En esta colección de piezas empleó con profusión el reflejo metálico, que se fusionaría con temas propios de su país y se presentó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (nº 63 del catálogo); en dicha muestra se exponía sobre una mesa junto a un conjunto de otras obras escultóricas de diverso tamaño entre las que se encontraba, entre otras, Ñandutí y Busto de India.

Jasy Jateré es uno de los mitos más populares y que fue varias veces elegido y representado por Julián de la Herrería 1 sobre escudillas y platos de diverso tamaño; esta escultura en la que el personaje aparece sentado, sujetando un bastón con ambas manos, cabeza de gran tamaño desproporcionada con respecto al cuerpo, lo que llama más la atención es el rostro, decorado con gran expresividad, conseguida con el resalte de los ojos pintados en negro y boca abierta que transcribe una pérfida sonrisa, ya que, según la tradición guaraní, el duende travieso intenta engañar a sus víctimas. Tiene, además, también toda la escultura una notable influencia art decó traída de Europa.

Plato. Jacy Yateré

PLATO. JACY YATERÉ

Loza esmaltada y reflejo metálico bajo cubierta Firmado y fechado en el solero en reflejo metálico: “Julián de la Herrería /Jaci yatere/1931” Medidas: 2 x 19 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5043 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-34

Bibliografía: (29 de noviembre de 1931). Arte y artistas. Cerámica de Julián de la Herrería y Josefina Plá. ABC. p. 52. Madrid. Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 110.

En la colección del Museo Julián de la Herrería se conservan cuatro piezas cerámicas dedicadas a este ser mitológico guaraní llamado Jacy Jateré 1 que forma parte de las serie Mitos y leyendas guaraníes que comenzó a realizar en su taller de Manises a principios de 1930; decorada sobre todo en reflejo metálico, se trata de piezas de pequeño y mediano tamaño, por lo general platos, cuya superficie plana se pinta completamente sin hacer distinción entre el ala y el campo, como si se tratase de un verdadero cuadro.

El motivo decorativo es una de las siete figuras, genios o duendes maléficos de las leyendas guaraníes, Jacy Jateré, que se le identifica porque lleva un bastón, luce una gran sonrisa y atrae con sus silbidos a los niños en las zonas rurales. Como en otros platos, de igual tamaño, la figura mantiene sobre su cabeza el símbolo de Tupá que se representa con un triángulo invertido. Guarda paralelismos con otro plato2 de esta misma serie puesto que el fondo se representa con puntos, cuya referencia es, sin duda, la loza manisera bajomedieval del siglo XVI.

Por la carta de color de las 7 tonalidades numeradas que aparecen siempre en el reverso de ciertos platos, se trata de nuevo, de una pieza ‘muestrario’ que sirve de referencia para el artista, el primero con este personaje y, por lo tanto, no estaría destinado ni a la venta ni a la exposición.

Este tipo de piezas debieron resultar muy curiosas para la sociedad madrileña y española en general, pues los temas representados nada tenían que ver con su cultura, aunque por un lado resultaba familiar la cerámica de reflejo metálico, que seguía muy presente en la zona levantina y catalana, por otro, el asunto reflejaba ser novedoso y muy diferente a lo que podrían estar realizando otros ceramistas, ya que el asunto de que un paraguayo aprendiera todas las técnicas decorativas en Manises era un caso único en esa época; esta fusión resultó un acierto para el artista pues las exposiciones que tuvieron lugar a partir de estas fechas fueron muy positivas recibiendo muchos encargos y al año siguiente ya de nuevo en Asunción, publica en el diario El Liberal un artículo titulado La cerámica antigua guaraní. Vista por un ceramista moderno. (1932)

1. Ver nº 5048 CA; 5059 CA; 5081 CA 2. Ver nº 5041 CA

Plato. Jacy Yateré

PLATO. JACY YATERÉ

Loza esmaltada, reflejo metálico y policromía bajo cubierta Firmado, titulado y fechado en el solero: “Jacy yatere/ Julián de la Herrería /1931” Medidas: 2 x 18,5 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5048 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-39

Bibliografía: (29 de noviembre de 1931). Arte y artistas. Cerámica de Julián de la Herrería y Josefina Plá. ABC. p. 52. Madrid. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 110.

Desde el mes de abril de 1930 empiezan a salir nuevas piezas del horno. El artista, que controla todo el proceso de producción, se concentra en la decoración de sus piezas en su taller de Manises, se trata de una nueva serie absolutamente novedosa en la cultura paraguaya sobre Mitos y leyendas guaraníes. Siempre de manera aislada y casi siempre individualizada, los genios maléficos pasaron a protagonizar buena parte de su producción entre 1930 y 1931 pues según señalaba Josefina en su biografía realizó unas ochenta cerámicas entre platos y esculturas con asuntos genuinamente paraguayos.

En la colección del Museo Julián de la Herrería existen cuatro piezas cerámicas dedicadas a este ser mitológico guaraní llamado Jacy Jateré1 decorada, sobre todo, en reflejo metálico, son piezas de pequeño y mediano tamaño, normalmente platos y cuya superficie se decora completamente sin hacer distinción entre el ala y el campo, como si se tratara de un lienzo.

De éste genio maléfico guaraní es del que se conservan más ejemplares, en este caso sólo representa el rostro, siempre sonriente y que sujeta con ambas manos un bastón.

Al igual que en otras piezas, en el reverso del plato está identificado el personaje ya que a ojos de un profano estas figuras no son reconocibles puesto que son un tema exclusivamente paraguayo que fue presentado junto a otros en la exposición celebrada en Madrid en el Círculo de Bellas Artes, institución de la que fue socio.

1. Ver nº 5048 CA; 5059 CA; 5081 CA

Escudilla. Jacy Yateré

ESCUDILLA. YACY-YATERÉ

Loza esmaltada, reflejo metálico y policromía bajo cubierta Titulado, firmado y fechado en 1931 en el solero en azul: “Yaciyateré/1931/Julián de la Herrería” Medidas: 7 x 14 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5059 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH-C53

Bibliografía: (29 de noviembre de 1931). Arte y artistas. Cerámica de Julián de la Herrería y Josefina Plá. ABC. p. 52. Madrid. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p.110. (1957) Julián de la Herrería. Recuento del arte. Asunción: Diálogo, Cuadernos de la Piritita, 2.

Escudilla con dos asas aplicadas al cuerpo semicircular y base con anillo en el solero. La decoración está realizada en reflejo metálico y policromía. Representa un tema mitológico de la cultura paraguaya, aquella a la que el artista dedicó una extensa producción de 80 piezas, una serie sobre mitos y leyendas guaraníes que elaboró a partir de 1930. En esta colección de piezas emplea con profusión el reflejo metálico, que se fusiona con temas propios del Paraguay. Yací yateré es uno de los mitos más populares y que fue varias veces elegido y representado por Julián de la Herrería1 sobre platos de diverso tamaño y escultura, tomando como referencia la obra del ilustre poeta de la lengua guaraní, Narciso R. Colmán (Ybytymi, 1868-Asunción, Paraguay, 1954) .

En cuanto a la tipología, Julián de la Herrería también sigue copiando y realizando a torno, modelos de piezas de vajilla que ha visto en Valencia; las escudillas solían utilizarse para consumir caldos o comidas caldosas y para beber en el servicio de mesa, y también, como elemento decorativo, expuesto en alacenas o vasares.

En esta colección también se conserva el plato a juego (nº 5048 CA).

1. Ver nº inv. 5043 CA; 5048 CA; 5081 CA

Plato. Kurupí

Plato. Kurupí

PLATO. KURUPÍ

Loza esmaltada y reflejo metálico bajo cubierta Firmado, titulado y fechado en el solero en reflejo metálico: “Julián de la Herrería / Curupí / 1931” Diámetro: 18,5 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5041 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-32

Bibliografía: (29 de noviembre de 1931). Arte y artistas. Cerámica de Julián de la Herrería y Josefina Plá. ABC. p. 52. Madrid. Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada.

PLATO. KURUPÍ

Loza esmaltada, reflejo metálico y policromía bajo cubierta Firmado, titulado y fechado en el solero:” Motivo guaraní/ Curupí / Julián de la Herrería /1931” Diámetro: 19 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5046 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-37

Bibliografía: (29 de noviembre de 1931). Arte y artistas. Cerámica de Julián de la Herrería y Josefina Plá. ABC. p. 52. Madrid. Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada.

Pertenecen a la serie sobre Mitos y leyendas guaraníes que elaboró a partir de 1930 y que su viuda y biógrafa documentó que habría realizado una colección 80 piezas, en las que empleó con profusión el reflejo metálico, que se aglutinó con temas propios del Paraguay.

Son platos llanos de base con anillo en el solero, realizados a molde. El motivo decorativo ocupa toda la superficie del plato y forma parte de la representación de los siete seres mitológicos de la cultura guaraní, hijos de Taú (espíritu del mal) y Keraná (diosa del sueño): Yacy-Yateré; Pai Sandú; Ao-Ao; Moñai; Mboi Tui; Teyu-Yguá y Kurupi. Al parecer la leyenda quiere asociar el castigo a las siete penas que marcan a la humanidad: el miedo, el dolor, el llanto, el hambre, la sed, la enfermedad y la muerte con estos seres maléficos.

Kurupí es un enano de cuerpo vigoroso, representante del mito fálico y por tanto de la sexualidad, siendo uno de los monstruos legendarios más representativos de la cultura guaraní. Es el quinto hijo de Tau y Keraná. De color negro, baja de las montañas a buscar mujeres vírgenes, para luego abusarlas y finalmente devorarlas. Se caracteriza por su alargado miembro viril, el que llega a punto tal que lo obliga a enrollárselo en el vientre.

En ambos platos, Kurupí mantiene sobre su cabeza el símbolo de Tupá que se representa mediante un triángulo invertido. En la versión policroma, la escena recoge el momento en el que el genio, tras salir de unos matorrales, sorprende a tres jóvenes mujeres que permanecen sentadas y en diferentes actitudes a las orillas de un río. En el caso del plato en loza dorada, sólo representa a dos mujeres en vez de tres y utiliza el fondo de puntos inspirado en platos maniseros del bajo medievo y cuya decoración se puede ver aplicada en otras piezas de esta serie.1

Existen ejemplares similares en otras colecciones como un cuenco que se conserva en el Everson Museum (Siracusa, NY. EE. UU) que tiene la misma decoración policroma, pero con ligeras variantes en el ala (nº inv. 63.122) titulado, firmado y fechado al dorso y que a su vez procede de la colección IBM2 .

Ambos ejemplares formaron parte de la exposición de cerámica presentada junto a Josefina en el Círculo de Bellas Artes entre finales de noviembre y principios de diciembre de 1931 en Madrid.

1. Ver nº 5043 CA 2. IBM Corporation. 10th Ceramic National: Contemporary Ceramics of the Western Hemisphere, 1941.

Plato. AO-AO

PLATO. AO-AO

Loza esmaltada, policromada y cuerda seca bajo cubierta Firmado, titulado y fechado: “Ao-Ao / Julián de la Herrería / 1930” en la base. Medidas: 7 x 39,5 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5022 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-7

Bibliografía: Catálogo Exposición Retrospectiva. (julio-agosto 1957). Julián de la Herrería. Asunción: Archivo Nacional. (nº 30). Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Diario Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Pérez Camps, J. (2008). Julián de la Herrería en Manises. Gaseta Cultural, nº 76, p. 11, Manises: FMCJ. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada.

Plato de grandes dimensiones, de ala elevada y paredes curvas, realizado en loza esmaltada, policromada y decorada con técnica de cuerda seca. Pertenece a un conjunto de grandes platos, los mayores de esta serie dedicada a los Motivos guaraníes que el artista comenzó en su taller de Manises en 1930. La mayoría platos, en los que para su decoración hace uso de varias técnicas ancestrales aprendidas en esta localidad, combinando el reflejo metálico, la policromía y la cuerda seca.

La escena principal se representa en el centro del campo, el rostro de Ao-Ao uno de los siete genios maléficos1, una especie de animal con cabeza de jabalí. A continuación, lo rodea una cenefa con el rostro repetido de su hermano Jacy- Jateré, seguido de una cenefa más estrecha con motivos geométricos de inspiración guaraní y en el ala, otros seis motivos repetidos de un indio subiéndose a una palmera porque, según la leyenda, una forma de escapar de este ser es subiéndose a una palmera (pindó), considerado un árbol sagrado del Calvario, bendecido por Tupá, por ser la única planta que alimentó a Jesús Infante por los duros caminos de Egipto.

1. Teyú Yaguá; Mboi Tui; Moñái; Jacy Jateré; Kurupí; Ao Ao y Luisón. Repartidos por varias colecciones, uno se conserva en el palacio presidencial en Asunción con el tema de Moñái.

La distribución de la decoración es similar a otras piezas de esta misma serie que fueron decoradas empleando la técnica de cuerda seca. La gran novedad e importancia radica en que incluye a dos de estos genios maléficos, hijos de Taú y Keraná.

Uso del material cerámico como soporte pictórico con lo que consigue dignificar a la cerámica como objeto de arte y en las que combina el tema americano indigenista y el art decó, tan palpable en esta pieza.

Se expuso por primera vez en Madrid, en el Círculo de Bellas Artes (1931). Formó parte de la exposición retrospectiva (1909-1937) que se celebró con motivo del 20 aniversario de su muerte en el Archivo Nacional en Asunción entre los meses de julio y agosto de 1957 (nº 30).

Se conserva un plato de este mismo conjunto dedicado a los genios maléficos. Moñái, que se encuentra en el palacio presidencial Mburuvicha Róga y que ha sido recientemente restaurado.

Yacy-jateré. Foto cortesía de Ariel Plá.

Foto. Archivo Nacional. Cortesía de Clarisse Insfrán

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Plato. AO-AO

PLATO. AO-AO

Loza esmaltada, reflejo metálico y policromía bajo cubierta Firmado, titulado y fechado en la base: “Julián de la Herrería / Ao Ao/1931” Medidas: 2 x 19 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5050 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-41

Bibliografía: (29 de noviembre de 1931). Arte y artistas. Cerámica de Julián de la Herrería y Josefina Plá. ABC. p. 52. Madrid. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 110. Perez Bueno, L. (diciembre de 1931): El Liberal. Madrid.

En la colección del Museo Julián de la Herrería se conservan dos piezas cerámicas dedicadas a este ser mitológico guaraní llamado Ao-Ao1 y que forma parte de la serie formada por unas ochenta piezas sobre Motivos Guaraníes sobre los mitos y leyendas. Decorada en reflejo metálico y policromía. En la colección del Museo son piezas de pequeño y mediano tamaño, normalmente platos, cuya superficie se decora completamente sin hacer distinción entre el ala y el campo, como si se tratara de un cuadro.

De éste genio maléfico guaraní, sólo representa el rostro como en el caso de otro plato2. Al igual que en otras piezas, en la base del plato y por el reverso está identificado el personaje, ya que a ojos de un profano estas representaciones no son reconocibles ya que se trata de un tema exclusivamente paraguayo.

Formó parte de la exposición presentada en el Circulo de Bellas Artes a finales de 1931 compuesta por 152 piezas cerámicas del artista y de su discípula Josefina Plá en la que los críticos como, por ejemplo, Luis Pérez Bueno señalaban que el artista ha logrado una paleta de esmaltador ceramista difícilmente superable hoy día.

Cuenco. Paí-Sandú

CUENCO. PAÍ- SANDÚ

Loza esmaltada y reflejo metálico con policromía bajo cubierta Titulado, firmado y fechado en 1931 en el solero en azul: “Paí Sandú/Julián/ de la /Herrería/ 1931” Medidas: 7 x 19,8 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5056 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH-C-50

Bibliografía: (29 de noviembre de 1931). Arte y artistas. Cerámica de Julián de la Herrería y Josefina Plá. ABC. p. 52. Madrid. Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en Lo popular / marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Museo de Artes Visuales y del Barro. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, pp.110 y 181. (1957) Julián de la Herrería. Recuento del arte. Asunción: Diálogo, Cuadernos de la Piritita, 2. (12 de septiembre de 1944). La exposición de Julián de la Herrería en el Centro Cultural Paraguayo Americano. El País, Asunción.

Cuenco con pie realzado y base con anillo en el solero y labio exvasado plano. La decoración está realizada en reflejo metálico y policromía en interior, en el exterior pintado en reflejo metálico con motivos geométricos que consiste en cenefas o bandas concéntricas sobre un fondo esmaltado de color lechoso.

En el interior, representa el tema principal, un tema mitológico de la cultura paraguaya, el rostro de perfil de Paí Sandú, identificado en la base y que forma parte de la serie sobre los Mitos y leyendas guaraníes que desarrolló a partir de 1930. En esta colección de piezas, el artista buscó la recuperación de las técnicas artesanales maniseras en las que empleó con profusión el reflejo metálico y la técnica de la cuerda seca y que se fusionaron con temas propios del Paraguay.

Esta pieza figuró en el Círculo de Bellas Artes en la exposición inaugurada el 28 de noviembre de 1931 en Madrid, más tarde en una muestra póstuma de Julián de la Herrería en el Centro Cultural Paraguayo Americano1 en 1944 y en cuya preparación Josefina contó con el apoyo del escritor y amigo Augusto Roa Bastos quien le propuso en una de sus cartas que se publicaran algunos de los lindos trabajos que sobre él se escribieron y que tengo en mi poder.

También figuró en otras exposiciones que tuvieron lugar anteriormente en Buenos Aires, regresando al estudio del artista porque tal y como señalaba Josefina en su biografía, a pesar de las ofertas sobre éstas, el artista no quiso nunca desprenderse de ellas.

1. Fundado el 13 de febrero de 1942 hoy es una de las entidades más antiguas que sigue ofreciendo actividades culturales. Josefina impartió clases de cerámica durante algunos años en esta institución.

Carta de Augusto Roa Bastos. Fechada el 6 de julio de 1944 con firma autógrafa original. Foto cortesía Adriana Hrisuk. Colección Hrisuk.

Busto de Guarasiava

BUSTO DE GUARASIAVA

Loza esmaltada, reflejo metálico y policromía bajo cubierta Titulada, firmada y fechada en el interior en azul: “Guarasiavá / J. de la Herrería / 1931” Medidas: 18 x 15 x 9 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5092 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-15

Bibliografía: Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 101.

Esta pieza es un ejemplo clave de cómo la cerámica empleada como material escultórico sirvió para abrir camino en Paraguay a otros autores para que desarrollasen una plástica puramente guaraní a partir de la segunda mitad del siglo XX.

Su obra cerámica desarrollada como obra de arte con una particular elección de asuntos, técnicas y materiales aplicados a una narrativa genuinamente paraguaya. En este caso, identificada en el interior de la pieza, Guarasiava, es madre del hombre guaraní. Fue la segunda hija de Rupavé, sus hermanos fueron: Tumê, Tupinamba, y Porãsy.

La obra, realizada a molde, es similar a otros bustos de indias que ha realizado con otros acabados y que se conservan, entre otros, en el Museo Nacional de Bellas Artes en Asunción. En esta ocasión lo más llamativo es su interés por emplear, para decorarla, el reflejo metálico que recubre toda la pieza. La pintura corporal en negro está ligada a la cultura indígena chaqueña y adoptada por los payaguás que consisten en círculos concéntricos aplicados por el cuerpo y rostro, es uno de los detalles que se aprecian en otro tipo de piezas similares dedicados a personajes indígenas legendarios o reales que se conservan en otras colecciones como una ‘Cabeza tatuada’ en el Museo Municipal de Cerámica de Manises1 y otra en la Colección Hrisuk.

1. Denominado oficialmente “Museo Municipal Casanova Dalfo-Sanchis Causa”, apellidos de los donantes del edificio y de las primeras colecciones, se ubica en una casa del siglo XVIII que ha sido ampliada en 1986, en este museo se conservan varias obras suyas. Fig. 30.y 30.1. Pérez Camps, J. El ceramista Andrés Campos Cervera.

Ñandutí

ÑANDUTÍ

Barro cocido esmaltado, reflejo metálico y policromía bajo cubierta Firmado, titulado y fechado en la base: “Ñandutí / Julián de la Herrería / 1930” Medidas: 61 x 10 x 11 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5080 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-3

Bibliografía: Catálogo Primera Exposición de Artistas Paraguayos en Buenos Aires. (1933). Buenos Aires: A. Plantié y Cia. (nº65). Catálogo Exposición Retrospectiva. (julio-agosto 1957). Julián de la Herrería. Asunción: Archivo Nacional. (nº 34). Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro, p.36. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 111. Lam. 18. Plá, J. y Fernández, M.A. (enero-febrero 1962). Aspectos de la cultura paraguaya. Sobretiro de la Revista Cuadernos Hispanoamericanos, p. 96.

Una de las leyendas más bellas de la cultura guaraní es la de Ñandutí. Dos jóvenes guerreros guaraníes luchan por conseguir el amor de la hermosa Samimbi. Jasyñemoñare (hijo de la luna), uno de los pretendientes ruega una noche a Tupá que le ayude a conquistarla, creyendo que Tupá ha escuchado sus ruegos vio en lo alto de un árbol un tejido magnífico, ligero y de color plata, decidido a conquistarla con esa prenda, subido al árbol y a punto de alcanzarlo, es observado por su rival Ñanduguasu (avestruz) que, para evitarlo, le dispara una flecha mortal. Eliminado su oponente, trepa al árbol en busca de ese magnífico paño cuando comprueba que se trata de una efímera tela de araña.

Ñanduguasu perseguido por el remordimiento vaga por la selva sin consuelo, su madre preocupada, logra que le confiese su pena y le ruega que le lleve al árbol donde había un tejido idéntico al anterior. La mujer, queriendo consolar a su hijo estudió el comportamiento de las arañas y al cabo del tiempo consiguió tejer un encaje tan fino como aquel utilizando como hilo sus cabellos blancos, logrando de este modo reproducir el bordado.

Ñandutí, es la escultura de mayor tamaño que se conserva en la colección, está realizada en barro cocido esmaltado, combinando el empleo del reflejo metálico en cuerpo y rostro recubierto por tatuajes pintados en manganeso con el decorado policromo en el paño y que precisamente, reproduce ese dibujo geométrico imitando una labor de encaje.

Esta figura masculina, en bulto redondo y muy estilizada, representa al afligido Ñanduguasú, de pie, que oculta su rostro como un avestruz, de cabellos lacios y negros, con la cabeza inclinada hacia delante y los brazos dispuestos en cruz sobre su pecho. Semidesnudo, cubierto desde la cintura con una tela que le cubre hasta los pies y que reproduce el célebre tejido conocido por ñanduti que en guaraní significa “tela de araña”, una labor femenina que hoy en día siguen realizando las mujeres en Paraguay y que para algunos investigadores procede de los tejidos de las Islas Canarias, concretamente de Tenerife, que llegó a estas latitudes en los ajuares domésticos de los emigrantes españoles en el siglo XVI. Esta labor de aguja fue investigada también por Josefina muchos años después publicando un ensayo en 1983 y cuyo origen lo sitúa en su tierra natal.

Ejecutada en Manises, esta esbelta pieza fue una de las dos versiones que presentó junto a otras figuras en la exposición del Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1931, como bien se puede observar en la fotografía que publicó la prensa.

Posteriormente, la obra viajó en 1932 a Asunción, Josefina en la biografía nos relata que llegó rota junto a otras cerámicas y una vez restaurada el artista la seleccionó para figurar en su exposición celebrada en Buenos Aires en 1933, titulada Primera Exposición de Artistas Paraguayos en la que aparece como ceramista.

En fecha más reciente, Rodríguez Viñuales (2003) señalaba en su ensayo que las decoraciones en las que emplea el zig-zag les recordaba a las esculturas que estaba realizando también por aquel entonces el colombiano Rómulo Rocho en su obra Bachué (1929) presentada en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929) pero a mi modo de ver se trata una vez más de la influencia del estilo art decó. La inclinación hacia lo geométrico está grabada en la retina del artista al observar por toda Europa las decoraciones de las figuras criselefantinas, cerámicas y otras esculturas que se estaban realizando por todo el mundo. Se trata de una adaptación de la estética decó a su propia cultura paraguaya.

La pieza volvió a formar parte de una exposición retrospectiva del artista que se celebró en 1957 con motivo del vigésimo aniversario de su muerte en el Archivo Nacional en Asunción, figurando en dicho catálogo con el número 34.

Existe un plato decorado con este mismo tema en cuerda seca que el artista había realizado durante su estancia en Asunción, ya que en la exposición en el Gimnasio Paraguayo (junio, 1929) entre los dieciséis platos que presenta, el nº 15 lleva por título El Ñandutí. Además, figuran dos paneles cerámicos que también llevan por nombre La leyenda del Ñandutí. Este hecho confirma la tesis de que los motivos sobre los mitos guaraníes comenzaron a gestarse en Asunción.

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Ceibo Poty

Ceibo Poty

CEIBO POTY

Barro cocido y engobes policromos Firmado, titulado y fechado en 1930 en el interior de la figura, incisa: “Ceibo Poty/ Julián de Herrería/ 1930” Medidas: 21 x 17 x 9 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5084 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-7

Bibliografía: Catálogo Primera Exposición de Artistas Paraguayos en Buenos Aires. (1933). Buenos Aires: A. Plantié y Cia. (nº43-45) Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 111; 181. (12 de septiembre de 1944). La exposición de Julián de la Herrería en el Centro Cultural Paraguayo Americano. El País, Asunción.

CEIBO POTY

Barro cocido y reflejo metálico bajo cubierta Firmado, titulado y fechado en 1930 en el interior de la figura Medidas: 21 x 17 x 9 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5085 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-8

Escultura en barro cocido realizada a molde. Representa un busto de india con peineta, dos flores, dos trenzas y el arranque de una blusa que le deja los hombros al descubierto, el traje va recamado de motivos geométricos. La carnación va en barro bruñido y los demás elementos con engobes marrones y negros en el primer caso, mientras que en otro ejemplar y para la decoración se empleó el reflejo metálico, técnica utilizada por el artista desde 1923 para muchas de sus obras que aprendió en Manises, bien sean platos, vasos y esculturas1 .

Titulada Ceibo Poty en el interior de la pieza de manera incisa, hace referencia a una leyenda guaraní, la india Anahí fue apresada junto a su familia por los españoles, después de tres días de cautiverio logró escapar hundiendo un puñal en el corazón de su guardián, esto ocasionó que al oír que huía fueran los demás en su busca y apresándola de nuevo a las orillas del río Paraná, la ataron a un árbol del Ceibo, la quemaron y se convirtió entonces en una flor.

Un ejemplar similar al primero se conserva en el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias “González Martí” de Valencia (nº de inv. CE1/02805) donada junto a otras once piezas por su viuda, Josefina Plá, en agradecimiento por la custodia de las obras que fueron depositadas en 1937 cuando el artista falleció en Manises y en plena Guerra Civil española, este hecho imposibilitó, por falta de medios económicos, su traslado a Asunción hasta casi veinte años después.

Los bustos están realizados a molde en su taller de Manises al mismo tiempo que otras piezas como Ñandutí o Guarán, pero no es posible saber el número de ejemplares que realizó de esta pieza escultórica, esta obra recibió distintos acabados decorativos al igual que otras esculturas realizadas a partir de 1930.

Estas esculturas figuraron en la exposición de Madrid celebrada en el Circulo de Bellas Artes (1931); más tarde el artista las seleccionó para figurar en Primera Exposición de Artistas Paraguayos en Buenos Aires. (1933). Posteriormente, también se mostraron en la exposición póstuma sobre el artista que tuvo lugar el Centro Cultural Paraguayo Americano en 1944, según se desprende de una crítica publicada en un diario sobre la muestra.

1. Hemos podido ver que en colecciones privadas de Paraguay acabados simplemente en esmalte estannífero como única decoración, a imitación de la loza alcoreña del siglo XVIII en creamware o tierra de pipa como el que se conserva en la colección Hrisuk. Fotografía. Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí, Valencia.

Fotografía. María Blanco Colección Hrisuk. Paraguay.

India Guarani

India Guarani

INDIA GUARANÍ

Barro cocido recubierto con engobes y cuerda seca bajo cubierta Sello estampillado en el interior de la base: “Julián de la Herrería” 1930 Medidas: 22,5 x 7 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5088 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-11

Bibliografía: Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 101.

INDIA GUARANÍ

Barro cocido recubierto con engobes policromos Sello estampillado en el interior de la base 1930 Medidas: 23 x 7,5 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5089 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-12

Bibliografía: Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 101.

Forman parte de una serie de figuras de pequeño tamaño sobre mujeres indígenas en barro cocido y en las que emplea distintas técnicas para la decoración; engobes e incisiones en un caso; en el otro, esmaltes aplicando la técnica de la cuerda seca, técnica de raíz hispano- musulmana, que Julián de la Herrería aprendió en Manises donde tenía instalado su taller. Apoyan sobre una base circular y están marcadas con sello estampillado en las que emplea su seudónimo.

Como señalaba Josefina Plá en su biografía, en Buenos Aires y tras visitar las colecciones de cerámica precolombina del Museo de la Facultad de Filosofía y Letras y una vez que el matrimonio regresa a Manises, decide a partir de 1929, incorporar la técnica del engobe a su concepción de una cerámica nacional de características inconfundibles, propias.

Es un claro ejemplo de cómo el artista trasladó a la escultura, por la que siempre sintió preferencia desde los inicios de su carrera, un lenguaje propiamente cerámico, en la que la tendencia en su caso particular fue inclinarse por utilizar el tema americano indigenista y el art decó, como se comprueba en el diseño de dibujos de los paños que utiliza repetidamente para cubrir estas figuras semidesnudas presentadas de pie con tejidos geométricos muy similares a los utilizados en la mayor de estas obras titulada: Ñanduti1 .

Existe un ejemplar similar en el Everson Museum (Siracusa, NY. EE. UU)2 .

1. Ver nº 5080 CA. Obra de 1930 que se conserva en el Espacio Josefina& Julián desde 2016. CCEJS. 2. Nº inv. 63121 Procede de IBM Corporation. 10th Ceramic National: Contemporary Ceramics of the Western Hemisphere, 1941.

Busto de paraguaya con manto

BUSTO DE PARAGUAYA CON MANTO

Barro cocido recubierto con engobes policromos Sello estampillado al dorso: “Julián/ de la/ Herrería” 1930 Medidas: 21 x 18 x 11 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5083 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-6

Bibliografía: Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 101.

En este caso se trata de la representación de un busto de una mujer paraguaya con manto que la cubre dejando sólo visible el rostro y el arranque del cabello. Realizada a molde, en barro cocido, está pintada a mano alzada con engobes de color terroso: ocres, negros, blanco y naranja, tonalidades muy similares a las empleadas en la Escribanía con las figuras de indios; Ñandutí, Indias… piezas presentes también en esta colección.

Forma parte de su producción más decó, tanto en la expresión de la figura femenina como asimismo en las decoraciones en zigzag tan típicas de ese estilo y que recuerdan a algunas esculturas europeas criselefantinas.

Plato. Pirá Yaguá

PLATO. PIRÁ YAGUÁ

Barro cocido con engobes policromos y cuerda seca En la base, titulado y fechado:” Motivo guaraní / Pirá yaguá/ Julián de Herrería/ 1931” y sello estampillado Medidas: 4 x 29 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5074 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C- 68

Bibliografía: (29 de noviembre de 1931). Arte y artistas. Cerámica de Julián de la Herrería y Josefina Plá. ABC. p. 52. Madrid. Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Diario Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada.

El mismo tema ha sido realizado ese mismo año sobre otras piezas de vajilla en loza esmaltada y decoradas en reflejo metálico1. Siendo éste el de mayor tamaño que se conserva en esta colección. El plato, realizado en barro cocido, se ha recubierto con engobes polícromos y ha empleado la técnica de cuerda seca de manera parcial; el uso del engobe es algo novedoso en Manises y lo extraordinario de su trayectoria es la continua experimentación con las técnicas y las decoraciones.

Se trata de un Pirá Yaguá, el pez perro, único ejemplo que forma parte de la serie que el artista elaboró a partir de 1930 en su taller de Manises, dedicada a Motivos Guaraníes y que presentó por primera vez en la exposición celebrada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid entre finales de noviembre y principios de diciembre de 1931.

España, en ese momento, estrena nuevo Presidente del Gobierno de la II República, Niceto Alcalá Zamora, el ejemplar del 11 de noviembre de 1931 del diario Ahora abre su edición con esta noticia; en la última el crítico, Luis Gil Fillol, le dedica la página de Arte a la exposición, incluyendo un par fotografías, hoy de gran valor documental para identificar algunas de estas piezas que todavía se encuentran por localizar o que, por otras circunstancias se han perdido; en otras críticas se señalaba que el número de objetos cerámicos era de 152 entre ambos.

Otra de las variantes que presenta con respecto a los otros dos ejemplares que se conservan es la decoración del ala del plato, algo elevada y recorrida por una cenefa con motivos geométricos de inspiración guaraní inspirados en labores textiles y la cestería tradicional. Por lo tanto, los motivos acusan la coexistencia de patrones decorativos de origen indígena y colonial y que también se aplicaron en la cerámica paraguaya caduvea con métodos incisos y aquí con la técnica de cuerda seca aprendida en Manises. Estos elementos se van alternando a lo largo de toda esta superficie que enmarca el elemento principal: con ajedrezado, triángulos, líneas en zig-zag, rombos…

Diario Ahora, 11 de diciembre de 1931, p. 26.

Cuenco. Pirá Yaguá

CUENCO. PIRÁ YAGUÁ

Loza esmaltada, policromada y reflejo metálico bajo cubierta Firmado y fechado en el solero: “Pira Yagua/ Julián de la Herrería / 1931” Medidas: 7,5 x 20 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5057 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-51

Bibliografía: Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada.

Cuenco circular, de fondo plano, paredes cóncavas y ala vertical curva bastante desarrollada. Base realzada, anular de solero plano rehundido con inscripciones que indican el motivo guaraní, seudónimo y año de fabricación.

La pieza en barro cocido pertenece a la serie decorativa guaraní, realizada por completo en Manises, a partir de 1930, en loza dorada y en ocasiones pintada con esmaltes polícromos que cubren completamente la superficie. El interior está decorado con Pirá Yaguá, el pez perro devorando a una de sus víctimas.

Las paredes exteriores del cuenco están decoradas en reflejo metálico a base de bandas geométricas que se inspiran en los tejidos con dibujos geométricos.

Se conserva en la colección otras dos piezas con el mismo asunto 1 .

Figuró en la exposición del Circulo de Bellas Artes de Madrid a finales de 1931, su exposición más numerosa en cuanto a número de obra cerámica presentada, un total de 152 piezas.

Plato. Pirá Yaguá

PLATO. PIRÁ YAGUÁ

Loza esmaltada y reflejo metálico bajo cubierta Firmado y fechado en el solero en reflejo metálico: “Decorativa guaraní/ Pirá yaguá/ Julián de la Herrería / 1931” Medidas: 2 x 18,5 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5045 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-36

Bibliografía: Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada,

Plato ’muestrario’ realizado a molde en barro cocido, esmaltado y decorado en reflejo metálico en siete tonalidades, desde el cobrizo hasta la aceituna, y empleando una tercera cocción se han hecho los reflejos en reducción.

En la base con anillo en el solero presenta una carta de matices numerada; la serie a la que pertenece y el motivo que ocupa toda la superficie de la pieza que en este caso se trata de un Pirá Yaguá, el pez perro, de la serie ‘decorativa guaraní’ que el artista elaboró a partir de 1930 en su taller de Manises.

Pirá Yaguá es el nombre de un pez-perro que se criaba en aguas fluviales como el Paraná y que como todo lo que provenía de su tierra natal, Andrés Campos Cervera lo reinterpreta a su manera dotándola de un aspecto fantástico y mitológico sobre piezas de vajilla muy decorativas que expone en Madrid por estas fechas en el Círculo de Bellas Artes obteniendo un gran éxito.

Se conserva en la colección otras dos piezas con el mismo asunto1 .

Escribanía con indios

ESCRIBANÍA CON INDIOS

Barro cocido recubierto con engobes policromos Ca. 1930 Medidas: 17 x 22 x 14 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5095 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-18

Bibliografía: Catálogo Primera Exposición de Artistas Paraguayos en Buenos Aires. (1933). Buenos Aires: A. Plantié y Cia. (nº 67) Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 101.

Escribanía formada por una pareja de recipientes idénticos en forma de indios sentados y con los brazos cruzados sobre las rodillas para utilizar como tintero. Están adheridos a una base rectangular con una pequeña hendidura o rebaje para colocar la pluma en la parte delantera, la plataforma está pintada con cenefas horizontales distribuidas en bandas, de inspiración precolombina y en el frente una cenefa de meandros. Las tapas de los tinteros son la cabeza de un indio modelado en barro cocido sin vidriar y decorado con engobes en tonos ocres y negros. Una figura de indio muy similar a éste, pero en loza esmaltada se conserva dentro de la colección de piezas donadas por Josefina Plá en 1956 al Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias ‘González Martí’ en Valencia en agradecimiento.

La escribanía, forma parte de una serie de figuras de pequeño tamaño de indígenas en barro cocido y en las que empleó distintas técnicas para la decoración; engobe en este caso con incisiones, en otros, esmaltes aplicando la técnica de la cuerda seca. También realizó otros objetos de escritorio como tinteros en forma de caja cúbica y en cuya tapa muestran la cabeza de indios como la que se conserva en una colección privada en Suiza.

Tras visitar las colecciones de cerámica precolombina del Museo de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires y una vez que regresa a Manises, decide a partir de 1929, incorporar la técnica del engobe a su concepción de una cerámica nacional de características inconfundibles, propias y por ello y aunque la figura del ‘Indio’ que se encuentra en Valencia aparezca firmada “A. Campos Cervera. Manises 1921”, ésta pieza hay que situarla casi una década después hacia 1930 ya que como ocurre con otras obras, el artista tiene la costumbre de retomar temas que crea al principio de su carrera.

La pieza formó parte de otras exposiciones, así figura en el catálogo de la Primera Exposición de Artistas Paraguayos que tuvo lugar en Buenos Aires en 1933 junto a Samudio, Delgado Rodas, Alborno y Holdenjara en la que presentó solamente obra escultórica en cerámica y entre ellas ésta escribanía y varios tinteros.

Tintero con cabeza de indio. Col. Privada. (Lugano, Suiza)

Tintero con Indio Aimara

TINTERO CON INDIO AIMARA

Barro cocido, policromado y cuerda seca parcial Firmado con sello estampillado en seco en el interior: “Julián/ de la/ Herrería” 1930 Medidas: 18 x 7,5 x 7,5 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5086 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-9

Bibliografía: Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro.

Recipiente en forma de caja para utilizar como tintero. El depósito de forma cúbica, presenta en la parte inferior y en todas sus caras, escenas de inspiración andino mochica1, una composición tomada del volumen Reich der Inca. Las excelentes ilustraciones de este manual le sirvieron para realizar un gran conjunto de grandes platos con decoraciones precolombinas (peruanas, aztecas) con ‘cuerda seca’ desde 1923 hasta 1930 compaginándolas con otras series de motivos guaraníes que comienza ahora.

La tapa en forma de cabeza, está decorada en la parte inferior con una cenefa en forma de escalera; la parte superior representa la cabeza de un indio aimara, habitante de una civilización de Tiahuanaco, en barro cocido, lleva un gorro esmaltado y policromado en vivos colores.

Aunque de manera parcial, emplea la técnica de cuerda seca. Para separar los óxidos metálicos y crear el efecto de ‘cuerda seca’ utilizaba un lápiz.

En la colección Hrisuk (Paraguay) se conserva una cabeza similar, sin decorar, antecedente de ésta, también con sello estampillado en su interior, lo que viene a confirmar que no fueron piezas únicas, sino que se trataría de hacer una producción seriada que el pintor realizó en Manises alrededor de 1930; otros tinteros presentan en la tapa cabezas de indios guaraníes, como hemos podido comprobar en otro que se conserva en una colección privada en Lugano (Suiza).

Barro cocido. Col. Hrisuk (Paraguay). 1930 Forma parte de una colección de figuras de pequeño tamaño de indígenas en barro cocido y con esmalte aplicado utilizando la técnica de la cuerda seca. Es un ejemplo más de la fusión de técnicas aprendidas entre Madrid (en cuanto a pintura y grabado) y Manises (cerámica) con motivos de diversas culturas americanas, y que según Gutiérrez Viñuales responden al concepto de Eurindia creado por el escritor argentino Ricardo Rojas para referirse a la necesidad de plasmar un arte mestizo, de unión de técnicas europeas con emoción americana y que resulta tan notoria en la obra de Julián de la Herrería.

Este tipo de obras se expusieron en la exposición presentada en 1931 en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

El tintero está incompleto pues le falta parte del depósito en el interior.

1. La escena que se muestra en la cara frontal de la caja se utilizó también para elaborar el cartel que anunciaba la exposición de cerámicas presentadas en el Círculo de Bellas Artes (Madrid, 1931). Ver nº 5259 CA.

Imagen parcial de una fotografía de un plato que reproduce el mismo tema.

Detalle de un plato de la colección del artista decorado con el mismo motivo que aparece en el frente del tintero

Busto de India Guaraní

BUSTO DE INDIA GUARANÍ

Barro cocido recubierto con engobes policromos Con sello estampillado al dorso y sobre el cabello Firmado y fechado a pincel en el interior: “Julián de la Herrería /Asunción/ Abril/ 1933” Medidas: 23 x 25 x 11,5 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5079 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-2

Bibliografía: Catálogo Primera Exposición de Artistas Paraguayos en Buenos Aires. (1933). Buenos Aires: A. Plantié y Cia. (nº 46). Gil Fillol, L. (11 de diciembre de 1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 101.

En su búsqueda de un lenguaje nacional y su inquietud por recrear temar propios, en el período comprendido entre 1930 y 1937 Julián utilizará motivos paraguayos: guaraníes, mitológicos y costumbristas para su labor cerámica, tanto en piezas de vajillas como en escultura, empleando moldes. Para ello y a pesar del momento bélico que sufre el país por la guerra contra Bolivia, el matrimonio se encuentra viviendo en Asunción (1932-1934) y en algunas ocasiones viajará para tomar referencias sobre motivos autóctonos que reproducirán más adelante sobre las piezas, sobre todo el del grupo payaguá, hoy extinguido1 .

Esta escultura moldeada la realizó como firma en el interior de la misma en abril de 1933 en barro cocido y policromado con engobes. Representa el busto de una mujer india de rasgos guaraníes. Una muy similar a ésta, la había presentado en Madrid en 1931, en las dos muestras que realizó como ceramista, primero en el Ateneo y más tarde en el Círculo de Bellas Artes.

Debemos compararlo con otro ejemplar similar, pero con distinta decoración y técnica que se conserva en Museo Nacional de Bellas Artes de Asunción junto a otras tres piezas cerámicas suyas2 .

A pesar de que Paraguay se encuentra en pleno conflicto bélico con Bolivia, la Guerra del Chaco (1932-1935), este año 1933, el artista se encuentra animado a emprender una nueva empresa junto con otro colega suyo, el pintor asunceno Jaime Bestard, ambos convocan el Primer Salón de Primavera en el Ateneo Paraguayo, allí, señalaba Josefina, expondrá veinticinco piezas recién terminadas con motivos paraguayos fruto de su búsqueda etnográfica muy ligada a la estética art decó y que define toda su producción escultórica y también en la Primera Exposición de Artistas Paraguayos en Buenos Aires, donde se presentaron estas esculturas.

Cabeza de India (nº inv. 00255). Foto Rocío Céspedes. Museo Nacional de BB. AA de Asunción

1. Los payaguás forman parte de la etnia mbayá-guaikurú, una de las cinco familias lingüísticas del Paraguay que en el siglo XVIII se establecieron en los alrededores de Asunción. 2. Años más tarde, Josefina Plá se ocupó de escribir (1970) ‘Historia y Catálogo de la Colección del Museo de Bellas Artes de Paraguay’.

Jacaré

JACARÉ

Barro cocido esmaltado y reflejo metálico y azul bajo cubierta Firmado con sello estampillado: “Julián/ de la/ Herrería” 1930 Medidas: 12 x 30 x 11 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5091 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-14

Bibliografía: Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada.

Entre los animales típicos de la fauna guaraní se encuentra el jacaré o cocodrilo que habita en las orillas de los ríos. Es una pieza original, única y realizada en reflejo dorado que combina con el azul para simular la piel del animal, resuelta a base de círculos concéntricos y que muestra en sus fauces una larga fila de dientes, rematando en una cola enroscada.

Presenta una gran oquedad plana en el centro de la pieza, quizá tuviera un sentido utilitario como aguamanil, fuente o bandeja donde iría encajada una jarra o simplemente como caja y en ese caso, le faltaría la tapa. Las formas estilizadas y esquemáticas que presenta la pieza la relaciona de nuevo con la estética art decó.

El estilo que conocemos como Art Decó nació en Francia hacia 1910 y se desarrolló hasta 1925, allí se realizaron los mejores productos cerámicos por parte de artistas hoy muy reconocidos. Muchos ceramistas europeos de su época se inspiraron en otras culturas como la del Egipto antiguo, neoclásico etc… que en su caso y en las piezas utilitarias como juegos de café o éste jacaré, forman un microcosmos particular muy novedoso que se presenta al público primero en Madrid (1931) y más adelante en Asunción (1933) y a que a ojos de la crítica resultó moderno y diferente al aglutinar ambos mundos, por un lado, la recuperación del pasado a través de propia identidad paraguaya y por otro, las técnicas hispanomusulmanas, con el empleo del reflejo metálico en combinación con el azul, algo inusual en sus piezas y toda esa mezcla en clave art decó.

Llama

LLAMA

Barro cocido esmaltado y reflejo metálico bajo cubierta Firmado con sello estampillado: “Julián/ de la /Herrería” 1930 Medidas: 21 x 14 x 10 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5094 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-17

Bibliografía: Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada.

Más propio de otras culturas como la andina, la representación de este animal parece ser elegido por el artista por su aspecto anatómico, ya que su semblante y el tratamiento esquemático le acerca a la estética art decó, indudable en la pieza y en el resto de su producción escultórica, desarrollada a partir de 1930 hasta 1937. Está recubierta por completo por reflejo metálico de color cobrizo con lo que supone que fue cocido en tres ocasiones, la última en atmósfera reductora.

Durante los dos decenios que separan las guerras mundiales (1919-1939) hubo en Europa una gran profusión de objetos en cerámica funcionales o esculturas modeladas a mano. El estilo variado de estos objetos refleja no solamente las influencias tradicionales sino también la estética contemporánea de vanguardia.

El interés por la cerámica y no por la porcelana hay que situarlo en el contexto de la época y también en un sentido práctico pues resultaba mucho más complicado y más caro producir porcelana, su fabricación queda ligada a las manufacturas de procedencia real que se crearon por toda Europa a principios del siglo XVIII mientras que cocer piezas de cerámica era relativamente mucho más fácil para cualquier artista interesado por esta materia.

Hay que tener en cuenta que las Bellas Artes habían sufrido un cambio radical con el nacimiento del cubismo (1907) y la pintura abstracta, además de otros movimientos artísticos que se desarrollan en su época y que contribuyeron a que este nuevo lenguaje visual se adapte a las artes decorativas, algo muy novedoso en ese momento y fueron muchos artistas que pusieron su talento al servicio de la creación de objetos domésticos y esculturas como fue en su caso.

Indio sentado

INDIO SENTADO

Barro cocido y engobes policromos Con sello estampillado al dorso: “Julián/ de la/ Herrería” Ca. 1930 Medidas: 22,5 x 7 x 8 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5090 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- E-13

Bibliografía: González Martí, M. (30 de octubre de 1959). Andrés Campos Cervera, el paraguayo. Levante. Valencia. Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p. 205-207.

Figura de indio sentado, semidesnudo que apoya sus manos sobre rodillas y barbilla. Rostro resaltado con pinturas a la manera de tatuajes, su falda que cubre parte de su cuerpo, desde la cintura hasta los pies, está decorada con bandas de cenefas geométricas con tonalidades ocres y anaranjadas, un diseño que entronca con la estética decó, como se puede apreciar también en otras esculturas como Ñanduti y Busto de mujer paraguaya.

Forma parte de una serie de figuras de pequeño tamaño que representan a indígenas guaraníes, modeladas en barro cocido y en las que emplea distintas técnicas y acabados para la decoración; en este caso el engobe con incisiones. Normalmente son figuras individualizadas, pero también existe algún caso en el que se ha representado por parejas como podemos apreciar en piezas que se conservan en otras colecciones como la del Grupo Liebig (Asunción).

Marcada al dorso de la base con sello estampillado no incluye la fecha de su realización, pero debió ser alrededor de 1930 en Manises donde tuvo instalado su taller y del que el creador del Museo Nacional de Cerámica1, el historiador Manuel González Martí (Valencia, 1877-1972) recordaba en un artículo publicado en el diario Levante en 1959:

(…) Llegó a dominar admirablemente la práctica de todas las operaciones (…) tuvo el buen sentido, en el propósito de alcanzar para sus vasijas un original estilo, de limitarse a utilizar exclusivamente temas clásicos paraguayos, logrando tanta variedad, que en los centenares de obras que produjo no se haya repetido ninguno de ellos.

Durante muchos años González Martí2 fue el director de la Escuela de Cerámica de Manises donde el artista asistía a diario a clases y su trato fue muy frecuente.

Josefina Plá añadió como documentación este artículo en la reedición de 1977 de la biografía titulada: El Espíritu del Fuego, pero con algunas observaciones debido a ‘las inexactitudes’ como ella misma comentaba debidas a la edad del historiador.

1. El Museo Nacional de Cerámica González Martí nació por Orden Ministerial de 7/2/1947 por donación al Estado de la Colección de cerámica de D. Manuel González Martí y Doña Amelia Cuñat. Durante unos años, el museo tuvo su sede en el domicilio particular del fundador. Entre esa fecha y 1954 el director-donante realizó gestiones primero para adquirir un inmueble para el Museo, y luego para la adecuación del mismo. Se escogió para ello el Palacio del Marqués de Dos Aguas, realizándose una profunda intervención y remodelación, inaugurándose el 18 de junio de 1954. 2. En 1914, González Martí ingresó como profesor en la recién creada Escuela de Cerámica de Manises por Vicente Vilar David y Vicente Mora Arenes, convirtiéndose en su director dos años después al hacerse centro oficial, cargo que desempeñaría hasta su jubilación en 1947.

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Tintero con motivos peruanos

TINTERO CON MOTIVOS PERUANOS

Loza esmaltada y reflejo metálico bajo cubierta Firmado y fechado en 1931 en la base: “1931/J. de la Herrería” Medidas: 6,5 x 10,5 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5102 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH-V-7

Bibliografía: Catálogo Primera Exposición de Artistas Paraguayos en Buenos Aires. (1933). Buenos Aires: A. Plantié y Cia. (nº55) Gutiérrez Viñuales, R. (2003). Lo precolombino en la Obra Plástica de Julián de la Herrería en: Lo popular. Marco y marca de la cultura en el Paraguay. Identidades en tránsito. Asunción: Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada, p.110. (1957) Julián de la Herrería. Recuento del arte. Asunción: Diálogo, Cuadernos de la Piritita, 2.

En la colección del Museo se conservan dos tinteros con la misma tipología, uno restaurado en 2019 y anterior a éste, firmado y fechado en 19231. Ambos están realizados a molde. Sin duda, al ceramista le debió resultar muy curiosa la forma, un diseño que aparece en el siglo XIX y sobre todo en la primera mitad del XX en los alfares talaveranos2 .

Tintero de perfil sinuoso y polilobulado con ocho orificios en la parte superior para guardar plumas y espacio cóncavo en la parte central-depósito- para la tinta. Está pintado a mano alzada con motivos del altiplano peruano en lo que sigue premiando los asuntos precolombinos y probablemente de la cultura Wari (Huari).

Al igual que otras piezas con motivos guaraníes, que se conservan en la colección, el tintero presenta en la base la carta de color numerada que, debió servir de prueba o muestrario para la posterior realización de otros. Y, está decorado a mano alzada y en reflejo metálico con varias tonalidades: gamas de cobrizos y aceituna que deja ver el color cremoso del esmalte estannífero y tuvo que cocerse tres veces en el horno. Presenta también en la base, firma y fecha.

Es el tipo de piezas que muestra en la exposición celebrada en Madrid a finales de 1931 en el Círculo de Bellas Artes junto con algunas realizadas por Josefina Plá en la que obtuvo gran éxito de público y crítica. También vuelve a presentar al menos cinco tinteros en la exposición siguiente en la que participa en 1933: Primera Exposición de Artistas Paraguayos en Buenos Aires. (nº55-59).

El tintero parece ser el mismo que el que aparece reproducido en el Retrato de Josefina3 pintado por su amigo el artista Wolf Bandurek (Dobrzyn, Polonia, 1905- Asunción, Paraguay, 1972) en 1939 y que también se conserva en esta colección, dicho retrato está pintado un año después de la llegada de la escritora al país tras quedarse viuda del artista y cuando se celebra su primera exposición retrospectiva en Asunción.

1. Ver nº 5121 CA 2. En opinión de la ceramóloga, Mª Antonia Casanovas, los tinteros más antiguos datan del siglo XVII y la forma, similar a esta, difiere en que es circular, hexagonal u octogonal. Es de imaginar que, con el paso del tiempo, la tipología fue degenerando hacia la forma que se hizo en Manises y que es un eco lejano de las originales. 3. Nº de inv. 5325 CA. Oleo / lienzo. Reproducido en (2016) Josefina. 4, Cuadernos Salazar. Asunción.

Altaifor con motivos Chimú

ATAIFOR CON MOTIVOS CHIMÚ

Loza esmaltada policromada y reflejo metálico bajo cubierta Firmado y fechado en el solero: “Decorativa peruana chimú/ Julián de la Herrería/ 1931” Medidas: 10,5 x 37 cm Procedencia: Donación Josefina Plá, 2017. AECID Nº de Inv. 5028 CA Nº inv. anterior Colección Josefina. JH- C-16

Bibliografía: Gil Fillol, L. (11 de diciembre de1931). Nueva Manifestación de cerámica precolombiana. Diario Ahora, nº 309, p. 26. Madrid. Pérez Camps, J. (2008). Julián de la Herrería en Manises. Gaseta Cultural, nº 76, FMCJ; Manises. p. 11. Plá, J. (1977). El Espíritu del fuego: biografía de Julián de la Herrería. Asunción: Imprenta Alborada.

Los textiles y las cerámicas de culturas precolombinas, entre ellas la Chimú del Perú, le sirvieron al artista como fuente de inspiración para la decoración de piezas de vajilla de variada tipología, en la que toda la superficie, tanto interior como exterior aparece pintada con motivos figurativos que tienden hacia la esquematización, además de otros elementos que acompañan a la figura principal como pueden ser plantas y animales.

En esta ocasión, identificamos a este ser mitológico, dios guerrero halcón con el pico abierto en actitud de movimiento, de perfil, dotado con grandes alas, lleva en su mano una bolsita de pallares (habichuelas) y ocupando buena parte del campo, mientras que el ala se presenta como una cenefa continúa recorrida por ocho felinos.

Como es habitual en las decoraciones de ésta época, predominan las tonalidades pardas, ocres, y negras pintadas bajo cubierta, combinado con reflejo metálico.

Estuvo presente en la exposición del Círculo de Bellas Artes en Madrid (1931); situado detrás de una de unas esculturas más emblemáticas que también se presentó (Ñandutí), tal y como se puede comprobar en una fotografía (detalle parcial) publicada en el diario Ahora en cuya crítica Luis Gil Fillol destacaba su (…) ‘interpretación plástica de aquella literatura legendaria (…)’.

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