Acercándonos a Dios escogiendo la vereda de la justicia

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ACERCANDONOS A DIOS ESCOGIENDO LA VEREDA DE LA JUSTICIA.

SALVADOS POR JESUS


ACERCANDONOS A DIOS ESCOGIENDO LA VEREDA DE LA JUSTICIA “Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros”. Santiago 4:8

¿Sabe usted que en este pasaje hay una promesa de Dios? Muchos, en sus esfuerzos humanos por conseguir algo que sólo Dios puede hacer, desestiman la promesa : “y Él se acercará a vosotros” Dios promete que todo aquel que decida acercarse a Él, tendrá como recompensa que Dios se le acercará. Hay dos razones por las cuales Dios hace la promesa. La primera, el hombre no puede usando sus propias fuerzas, intelecto y/o capacidad, acercarse a Dios, pero Dios en su misericordia, honra a quien se humilla ante El, y se acerca al hombre inútil y pecador. Esto nos lleva a la segunda razón: El proceso de acercase a Dios, debe ser según Dios mismo lo ha establecido: sometimiento, humillación, renuncia y decisión. Ciertamente no podremos salvarnos a nosotros mismos, o ser perfectos, sin mancha, pero si podemos tomar la decisión de renunciar al orgullo, al mundo, aceptando por fe la Palabra Escrita. EL CONFLICTO Es natural que la lucha entre el espíritu y la carne, de la cual Gálatas 5 nos habla, siempre tenga al cristiano en vilo. Y es justamente por eso que el pasaje de Santiago 4:8: ¡Acercaos a Dios! retumba en nuestras mentes, muchas veces con un eco de acusación y no de consuelo. Por lo que es importante preguntarnos: ¿Qué es acercarse a Dios? O, mejor dicho: ¿Cómo se logra? ¿Cuáles son las pautas? Aunque algunas personas convierten en un enigma el tema, la verdad, conocer cómo acercarse a Dios no está vetado al ser humano. Muy dentro de nuestras conciencias, Dios nos ha provisto de un sensor que nos indica el camino a seguir. Las malas interpretaciones por parte de algunos sectores y personas particulares, me resulta en una especie de tentación para señalar: Qué no es acercase a Dios; sin embargo, considero más productivo el enfocarme estrictamente en el tema: Acercándonos a Dios escogiendo la Vereda de la Justicia, (para esto usaré el contexto del verso citado en el libro de Santiago 4.) “Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.” Santiago 4:8 La Biblia nos exhorta a seamos hacedores de justicia, esto significa que debemos de renunciar a las reglas del hombre carnal, que son engaño, mentira, fraude, hipocresía y falsedad. Limpiar las manos significa que nos decidimos a dejar de fingir que somos cristianos, dejar de pretender de engañar a los demás, dejar la idea imprudente de proyectar una imagen falsa de nosotros. Debemos desistir de vender la falsa imagen de que somos justos, concentrarnos en ejecutar el bien, haciendo justicia verdadera. Empieza a vivir la justicia, te dolerá, matará tu ego, pero serás genuino, habrás limpiado tus manos de engaño.


La decisión en todo esto toma un lugar muy importante, el doble ánimo o indecisión, es un testimonio de que no hemos tomado en serio el camino de Dios, todavía miramos con codicia el tiempo pasado; como los israelitas en el desierto; codiciamos con nuestras memorias las riquezas de Egipto. Entonces un cristiano de doble ánimo es aquel que no ha renunciado al mundo. Este piensa como el mundo, vive para agradar al mundo, anda en sus modas, habla como el mundo, y por lo tanto se rige por las reglas sociales del mundo, su fidelidad es para con el mundo y no para con Dios. Pero para acercarse a Dios, hay que morir al mundo, renunciando categóricamente, como se lo dijo Josué al pueblo de Israel, al verlo claudicar en dos caminos: “Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.” Josué 24: 14-15 A continuación, cito en forma de lista acciones que considero son pasos certeros en la dirección correcta: 1- Humillarnos delante de Dios. Indiscutiblemente el primer paso hacia la comunión con Dios, reside en confrontar nuestro orgullo, sometiéndolo a la obediencia. Debemos decidirnos a renunciar a nuestras reglas, gustos, pensamientos y filosofía de vida, e iniciar una búsqueda en las Escrituras, con énfasis en identificar cuáles son las reglas de Dios para nuestras vidas. Cualquier otra cosa que hagamos sin haber reconocido nuestra necesidad de dirección y consejo divino, en vez de acercarnos, nos alejará de Dios. “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” Santiago 4:6 2- Combatir las pasiones de la carne. El cristianismo no es una competencia entre hermanos por estar en primeros lugares, es la renuncia a estar en los primeros lugares. El cristianismo no es un show, no es exhibicionismo religioso, es una vida en la que hemos decidido a hacer el bien al prójimo, sin pretender con ello la recompensa de parte de los hombres. “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” Santiago 4: 1-3


Lejos de Dios están todos aquellos que andan como la iglesia de Laodicea, la cual se consideraba rica según las riquezas de este mundo: “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.” Apocalipsis 3:17 A este tipo de cristiano, el que cree que sus fiestas, sus suntuosas celebraciones, sus lujosas construcciones, y todo ese profesionalismo exhibicionista, es acercarse a Dios, ese Dios de quienes supuestamente ellos se jactan les dice: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. !!Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” Apocalipsis 3: 15-16 Ya Santiago 4:4-5 lo habla claramente: “!!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: ¿El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? 3- “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” Santiago nos da otro paso clave para acercarnos a Dios, y este con recompensa; me refiero a la oración; someternos a Dios es orar, porque orar es confiar en Dios y su voluntad. Entre más seria es su búsqueda de la voluntad divina, más seria será su vida de oración. ¿Tendré aquí que recordar que la oración privada, la no exhibicionista, es de la cual estoy hablando? Espero que no. Para tomar en seria consideración. Hay dos textos claves en el libro de Santiago: “Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.” Nuestra decisión firme de seguir a Dios, no se puede basar en que renunciando al mundo por el Señor esperemos que Él nos dé como recompensa el mismo mundo. Muchos caen en este error, por eso están como están. Si entendimos que no debemos dejar que nuestro orgullo se interponga en el servicio a Dios, pregunto: ¿No somos insensatos al esperar que Dios infle el orgullo con puestos y reconocimientos? ¿No es justamente nuestro orgullo el que nos aleja de Dios? La aflicción, lamento y lloro, de la cual el pasaje hace referencia, es a aquella que representa nuestra vocación durante el paso por este planeta. La carne estará afligida, su gozo se convertirá en tristeza, porque el espíritu del cristiano no va a suplir para los deseos carnales, sino en contraposición va a fortalecer la voluntad de Dios en el creyente por medio del Espíritu Santo. La exaltación que todo cristiano espera, no es en este mundo, pues simplemente no procede, este mundo es perecedero, toda esperanza en este mundo es vana. Todo lo referente al planeta está bajo condenación, sin esperanza, el cristiano, espera que su renuncia al mundo y a la carne, será recompensada un día futuro, en la eternidad, cuando fuere tiempo:


“Humillaos pues bajo la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce cuando fuere tiempo” 1 de Pedro 5:6


Filename: Document1 Folder: Template: /Users/victorpiedra/Library/Group Containers/UBF8T346G9.Office/User Content.localized/Templates.localized/Normal.dotm Title: Subject: Author: Victor Piedra Keywords: Comments: Creation Date: 4/19/17 8:31:00 AM Change Number: 1 Last Saved On: 4/19/17 10:36:00 AM Last Saved By: Victor Piedra Total Editing Time: 109 Minutes Last Printed On: 4/19/17 10:36:00 AM As of Last Complete Printing Number of Pages: 5 Number of Words: 1,467 Number of Characters: 7,160 (approx.)


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