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Las Ciudades para los cuidados y los espacios para el auto-cuidado.

Un sistema de indicadores urbanos con enfoque de género y su aplicación con las mujeres de la Escuela Feminista de Errenteria.

Maider Zilbeti, Claudia Pennese.

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Si bien desde hace ya algunos años el urbanismo feminista ha puesto la atención en la necesidad de centrarnos en el concepto de la vida cotidiana al diseñar las ciudades, y al garantizar los derechos de la ciudadanía, es evidente que el camino que tenemos que recorrer para que la ciudad garantice derechos a la ciudad a los diferentes sujetos que la habitan, es largo todavía. Las ciudades siguen siendo pensadas por y para un sujeto que representa un modelo androcéntrico y centradas en lo productivo, olvidando y ocultando, paulatinamente, a otros sujetos y a lo reproductivo al igual que las necesidades que tienen las personas que no responden a tal modelo. Entre ellas, las mujeres.

La pandemia del Covid-19 nos ha mostrado esta evidencia y la urgencia por poner la atención en los cuidados y la calidad de la vida cotidiana de toda

Fig. 1 El olvido de las mujeres por parte del urbanismo. Fuente: Propia

persona. Aspectos en los que, a pesar de su sistemática invisibilización, se sustenta el sistema patriarcal y capitalista y lo productivo. Han sido muchos los municipios de la Comunidad Autónoma del País Vasco que se han enfocado en adecuar aceras y caminos para que la gente pueda acceder al espacio urbano con una mayor afluencia y a las zonas verdes con seguridad en tiempos de pandemia. Es decir, han adoptado medidas paliativas y no estructurales ni sistémicas para “responder” a una situación de emergencia. Esto puede ser un avance en algunas de las reivindicaciones que se llevan haciendo desde los feminismos desde hace décadas. Sin embargo, las ha puesto en evidencia una situación de crisis y no lo vindicado por las feministas ni las necesidades ocultas de las mujeres cuidadoras y de los sujetos que ellas, mayoritariamente, cuidan. Es decir, que el sistema androcéntrico relacionado con una economía capitalista, sigue vigente y que, las medidas aparentemente orientadas al cuidado se quedan en algo anecdótico y coyuntural. No en una reflexión en torno al disfrute de la ciudad por parte de sujetos diversos, ni en algo estructural ni sistémico. Sin duda, la necesidad inmediata de pensar en una ciudad que facilite las redes de cuidados y los cuidados individuales y que esté construida para garantizarlos, ha sido una necesidad con la que nos hemos encontrados desde las teorías feministas y los feminismos antes, durante y después de la pandemia. Porque una ciudad que cuida es indispensable para poner la vida y su sustento en el centro de toda política pública construyendo una ciudad capaz de desvelar las desigualdades estructurales que ella misma reproduce.

Poniendo la atención en el concepto de la vida cotidiana, y expandiéndolo a las vidas cotidianas de las mujeres bajo un enfoque interseccional, antes del estado de alarma construimos un sistema de indicadores a escala municipal para que los

Fig. 2 E l olvido de los cuidados por parte del urbanismo. Fuente: Propia

ayuntamientos pudieran hacer un diagnóstico en torno a las posibilidades o impedimentos que ofrecían las ciudades y su diseño para que la vida cotidiana se situara al centro de los procesos de planificación urbana. El sistema de indicadores se desarrolló en torno a cinco categorías: modelo urbano, movilidad, espacios de relación, equipamientos, vivienda y representatividad. Su objetivo ha sido sentar las bases para pasar del conocimiento de la realidad a la acción orientada al cambio contando con la participación de las mujeres y de otros sujetos y colectivos objetos de discriminación.

La pandemia del Covid-19 fue el contexto donde se trabajó con este sistema de indicadores con un grupo de mujeres diverso que se conformó a través de la convocatoria a un curso de empoderamiento en urbanismo feminista organizado desde la Escuela Feminista de la Casa de las Mujeres de Errenteria.

Fig. 3 Ejemplo de Ficha de un Indicador. Fuente: Elaboración propia

Fig. 4 El grupo de mujeres de Errenteria en una visita de campo. Fuente: Propia

Con este grupo de mujeres se trabajó en aplicar el sistema de indicadores para detectar si y cómo su municipio facilita o dificulta el desarrollo de la vida cotidiana que se organiza en torno al cuidado y al auto-cuidado. Se han obtenido propuestas de interés que, además de soluciones puntuales a cuestiones concretas que se reproducen en el espacio, plantean un cambio de enfoque en el propio proceso de planificación. Cambio orientado a repensar la disciplina urbanística desde sus entrañas y no solo a reducir el impacto que las soluciones específicas, derivadas de esta disciplina, generan en el propio espacio urbano.

Fig. 5 El grupo de mujeres de Errenteria en uno de los Talleres. Fuente: Propia. Nos referimos a cuestiones de enfoque relacionados con la democratización de la ciudad, la gestión social del tiempo, la continuidad de la trama urbana y la transversalidad del enfoque de género. A partir de allí, se señalan estudios específicos necesarios para replantear el modelo de planificación, orientados a desvelar las desigualdades estructurales de género, como, por ejemplo, el análisis de los hábitos deportivos de las mujeres o estudios del uso del tiempo diferenciados por sexo. Hasta llegar a detectar aspectos más específicos que identifican elementos del diseño urbano que pueden facilitar el desarrollo del cuidado colectivo e individual. Nos referimos al potencial que, en este sentido, pueden tener elementos como: los soportales, los espacios públicos cubiertos, los locales comerciales sin actividad, los balcones o los modelos de vivienda colaborativa. El trabajo que se trae a esta comunicación, además del propio sistema de indicadores, recoge las propuestas del grupo de mujeres respecto a las necesidades que tienen en sus vidas cotidianas y con el objetivo de construir colectivamente una agenda pública inclusiva. Las propuestas en su conjunto brindan pautas para reestructurar el modelo de planificación urbana para que éste posibilite intervenciones en la ciudad consolidada con el objetivo de corregir disfunciones heredadas de una disciplina urbanística 48

de naturaleza especulativa, homogeneizadora, masculinizada y centrada en un único sujeto tipo: el definido por el pensamiento androcéntrico y la alianza entre patriarcado y capitalismo.

Referencias.

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