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La domesticidad líquida

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POLITICIuDAD

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El espacio virtual como refugio del sujeto ciberfemenino.

Irene González Fernández.

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Las narrativas cibernéticas se han construido en torno a la experiencia masculina, situando al hombre como root , un ser virtual semidivino. Sin embargo, en el uso cotidiano de la red intervienen infinitas identidades en constante metamorfosis, invisibles en estos discursos, pero capaces de transgredir los estereotipos de género. La presente reflexión centra la mirada en la mujer como usuaria en Internet, poniendo en valor las prácticas ciberfemeninas conducentes a la construcción de una nueva domesticidad: un refugio online para el autocuidado.

El sujeto ciberfemenino.

Frente al rol decimonónico de la mujer como ‘ángel del hogar’, y en contraposición con el papel inasumible de ama de casa y trabajadora que se difunde desde los anuncios televisivos en el siglo XX, el sujeto femenino del siglo XXI se desdobla en dos realidades enfrentadas: el yo construido por las identidades tradicionales del ser mujer, asociadas al hogar y a los mitos de la feminidad (Lever, 2009); y el yo ‘ciberfemenino’, cuyas identidades han sido elaboradas —o simuladas— por el propio sujeto y se manifiestan en el espacio virtual de las redes sociales, los foros y las páginas web. En la red, la identidad ‘ciberfemenina’ responde a un sujeto nómada múltiple (Braidotti, 2000), capaz de trascender su rol tradicional para producir nuevas experiencias vitales [fig.1]. La conectividad de Internet permite el devenir de la mujer errante, flexibilizar su posición política y cultural. No existe un cuerpo que identifique a una usuaria como ser femenino en la red, sino que es el conjunto de comportamientos, posicionamientos y comentarios online lo que determina su identidad virtual. El sujeto ‘ciberfemenino’ fabrica su identidad de acuerdo con sus aspiraciones íntimas, pero en su elaboración también influyen factores externos como la economía y la política. El yo online, fragmentado y 299

Fig. 1 Fotograma de “Ghost in the Shell” (Mamoru Oshii, 1995). Fuente: https://bit.ly/3b7dju8

Fig. 2 Código fuente de Twitter. Fuente: https://twitter.com/home

facetado, está inserto en una cultura de simulación de las interacciones sociales. El espacio virtual se compone de infinitas interfaces de ventana (Turkle, 1997), entornos cibernéticos donde el individuo construye realidades diversas. La programación del código fuente [fig.2] y el diseño de la interfaz gráfica determinan la construcción del sujeto digital (Núñez et al., 2004). En definitiva, la identificación en el espacio online se rige por parámetros virtuales únicos (nick, avatar, contraseña y correo electrónico), pero también por variables sociodemográficas que remiten al espacio físico (edad, género, nombre, teléfono o dirección).

La veracidad o subversión de los datos virtuales genera la multiplicidad de identidades. El sujeto online puede seguir una estrategia representacional (como en las redes sociales o en las apps para buscar pareja); o apostar por la simulación, desprendiéndose del sistema dialéctico de género para desarrollar una identidad anónima o ficticia. Es en este campo donde opera el sujeto ‘ciberfemenino’.

La transformación del hogar.

RemediosZafradefinelahabitaciónpropiaconectada [fig.3] como un espacio de subversión en el que

construir la nueva identidad del ‘cibersujeto’ (Zafra, 2011). El pionero cuarto propio de Woolf era aquel en el que la mujer podía desarrollar su subjetividad mediante la práctica creativa e intelectual (Woolf, 2016). De facto, esta autoconsciencia quedaba totalmente recluida al ámbito doméstico. Las mujeres no podían reivindicar su identidad ni en la esfera pública ni en ningún espacio urbano que se encontrara más allá de los límites de la vivienda.

La llegada de la conexión a Internet en los hogares revierte el aislacionismo de la domesticidad decimonónica: la habitación propia de Zafra, conectada a una red wifi mediante un dispositivo digital, funciona como un espacio híbrido tanto liberador como introspectivo, tanto espacio político —un ágora donde debatir con otras identidades virtuales y aprehender nuevas subjetividades ‘ciberfemeninas’— como espacio de trabajo — una oficina virtual en la

Fig. 3 Oficinas improvisadas durante el confinamiento. Fuente: Elaboración propia.

que redefinir nuevas esferas productivas que permitan superar el pago con amor del trabajo doméstico— (Zafra, 2011). La habitación propia conectada representa el paradigma de la mujer cíborg (Haraway, 1985). El móvil y el ordenador se convierten en extensiones del cuerpo propio, prótesis digitales que resignifican la realidad social y biológica del sujeto ‘ciberfemenino’. Determinarse como cíborg formaliza una identidad política que desafía el binomio de género, un yo ambiguo que rompe con las narrativas dualistas: yo-otro, mente-cuerpo, cultura-naturaleza, hombremujer (Romero y Blanco, 2011). La vivienda segregada y alcobada del siglo XIX, y los espacios funcionales del hogar del siglo XX, dejan paso a una domesticidad estructurada en torno al sistema de objetos personales inteligentes de cada usuaria [fig.4]. Lo que anteriormente se definía como una casa, el espacio arquitectónico íntimo en 301

el que el sujeto habitaba cotidianamente, se diluye y configura de acuerdo con las necesidades de los dispositivos digitales. La usabilidad de cada aparato electrónico determina los requerimientos de espacio, luminosidad y conectividad (Baudrillard, 2010).

Fig. 4 Interfaces de usuario de las principales apps del mercado. Fuente: Elaboración propia

El refugio en la red.

La ‘ciberdomesticidad’, elevada exponencialmente a causa de la pandemia, ha volatilizado el límite entre lo privado y lo público, entre la propiedad y la colectividad. Los espacios asociados a la ciudad, como el comercio y el ocio, son plenamente accesibles desde los dispositivos digitales domésticos [fig.5]. Desde el hogar se puede comprar ropa en la app de Zara, tecnología en Amazon, alimentos en Mercadona y comida a domicilio en Glovo. La vivienda posmoderna es un generador potencial de ambientes y experiencias domésticas, un acumulador subjetivo de recuerdos pasados, presentes y futuros. El hogar de este siglo no solo contempla el factor tiempo, en cuanto a desarrollo tecnológico se refiere, sino que también garantiza la conectividad entre la complejidad de identidades del ‘cibersujeto’. La casa se transforma en una vivienda líquida , a caballo entre el espacio físico y el virtual, insertada en una red de

cuartos propios conectados que se expande y se contrae según el grado de intimidad que requieran sus usuarias. La domesticidad líquida supone la evolución de la casa de unidad espacial a unidad mental (Amann, 2005). Mientras que los muros y tabiques acotaban el desarrollo personal y profesional del sujeto femenino, la red doméstica es refugio y amplificador de las múltiples experiencias vitales del yo ‘ciberfemenino’. El hogar ya no se mide en metros cuadrados, sino en megabits por segundo.

Referencias.

• AMANN ALCOCER, A. (2005). El espacio doméstico: la mujer y la casa. Tesis Doctoral. Madrid:

Universidad Politécnica de Madrid, <http://oa.upm. es/164/> [Consulta: 15 de febrero de 2021] • BAUDRILLARD, J. (2010). El sistema de los objetos.

Madrid: Siglo XXI. • BRAIDOTTI, R. (2000). Sujetos nómades: corporización y diferencia sexual en la teoría feminista contemporánea. México: Paidós. • HARAWAY, D. (2020). Manifiesto cíborg. España:

Kaótica Libros. • LEVER MONTOYA, E. (2009). “La construcción del

«ser mujer» desde los mitos” en Rebelión. <https:// rebelion.org/la-construccion-del-ser-mujerdesde-los-mitos/> [Consulta: 15 de febrero de 2021] • NÚÑEZ, F., ARDÈVOL. E., y VAYREDA, A. (2004).

“La actuación de la identidad online: estrategias de representación y simulación en el espacio” en Gircom, Universitat Oberta de Catalunya,

CibertArt. Bilbao. <https://eardevol.files.wordpress. com/2008/10/gircom_ciberart_vl.pdf> [Consulta: 15 de febrero de 2021] • ROMERO BACHILLER, C., y BLANCO R. (2011), “(Re) pensando la figura del ciborg”. En Devenidos contra-estrategia. Medialab Prado. Madrid. < https://tifoideo.wordpress.com/2013/01/20/donnaharaway-y-el-cyborg/> [Consulta: 15 de febrero de 2021] • TURKLE, S. (1997). La vida en la pantalla: la construcción de la identidad en la era de Internet.

Barcelona: Paidós. • WOOLF, V. (2016). Una habitación propia.

Barcelona: Seix Barral. • ZAFRA, R. (2011). Un cuarto propio conectado: (Ciber)espacio y (auto)gestión del yo. España:

Fórcola Ediciones.

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