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POLITICIuDAD
La politicidad en los espacios intermedios.
Daniela Ramos Pasquel, Zareli Gamarra Rivera.
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La participación de las mujeres en la ciudad necesita reconocer otras prácticas, abordajes y reflexiones que se sitúan fuera de los discursos oficiales. Para reconstruir estas espacialidades de participación, ficcionamos las realidades que experimentamos con las mujeres participantes de los talleres sobre el derecho a la ciudad desde una perspectiva feminista. María y Carmen son mujeres que habitan en la ciudad de Sevilla, en barrios y casas diametralmente opuestas como nos sugieren sus relatos espaciales. Ellas dibujan su día a día para construir una cadena de itinerarios cotidianos (Col·lectiu Punt 6, 2014) que empieza en la casa y se sitúa en la cocina. El interior de los interiores, el lugar donde cuidan de las personas, las prácticas y los objetos que construyen su hogar. Mi marido me ayuda en to -dice María, en seguida confirma- me faltan horas para hacerlo to. El todo de María engloba la sobrecarga de los trabajos de cuidados construidos “históricamente en una estrecha interrelación entre su dimensión de trabajo no remunerado, su dimensión emocional y de responsabilidad, y su desempeño dentro de un sistema determinado de relaciones familiares y de género” (Carrasco, Borderías y Torns, 2011, p.26). Para llevar a sus hijos al colegio, María dibuja trayectos a pie y en autobús calculando que tarda una hora desde que sale de su casa hasta que llega al puesto del mercadillo. El lugar que considera como su único trabajo porque conlleva remuneración económica y reconocimiento social. Al final del día, María vuelve a casa y al día siguiente repite la misma rutina… Siempre espera un nuevo día, quizá uno con más de 24 horas. ¿Tiempo, qué tiempo?... Es que no tengo… Desde la mañana con la compra, las medicinas y luego con mi nieto… Acabó hecha polvo -dice Carmen cuando hace una autopsia de su día a día. A pesar de ser una mujer jubilada, sus rutinas no distan mucho de las de María. Sus itinerarios cotidianos orbitan en torno al trabajo de cuidados entendido “no como un conjunto de tareas que se pueden catalogar, sino más bien como un conjunto de necesidades que hay que satisfacer” para sostener la vida en condiciones de humanidad (Carrasco, 2009, p. 49). María y Carmen son las únicas responsables del trabajo de cuidados que ha sido la
contribución histórica que por mandato de género han realizado todas las mujeres, sin excepciones, pero con matices. Incluso aquellas que tienen empleo o niveles altos de estudios o ingresos siguen realizando la gran mayoría de las tareas de cuidado con escasa responsabilidad de sus pares masculinos. Con los trabajos de cuidados, Carmen, María y el resto de las mujeres aportan a la economía familiar y al bien-estar de las sociedades (Carrasco, 2014; Pérez, 2015). Para María y Carmen el tiempo es sinónimo de trabajo, pero también la dimensión que visibiliza las ausencias: corresponsabilidad, recursos económicos, movilidad, acceso a la información, entre una larga lista de etc.… Las ausencias siempre han moldeado el sujeto político de las mujeres condicionado su participación más allá de la esfera cotidiana. Si décadas atrás las conquistas feministas transformaron lo personal, la principal característica de nuestro tiempo es “la transformación de lo político” (Segato, 2016, p.27). Con los itinerarios cotidianos de Carmen y María buscamos reflexionar sobre el modelo de participación que se busca/espera; que demanda tiempo, recursos y energías, frente a otras formas de entender/transformar la participación política desde los campos de acción femeninos. Un análisis de los espacios intermedios que utilizaremos para situar toda práctica que está entre lo público y lo privado, que no pertenecen a lo institucional, sino que su ejercicio de poder se localiza en el espacio cotidiano (Tarrés, 1989, citado en Montecino, 1996). Para relacionar los espacios intermedios con la transformación de lo político es necesario entender que la participación de las mujeres en la ciudad es un proceso lleno de matices y que opera a múltiples escalas: cuerpo, casa, barrio y ciudad. Que necesita ser interpretado desde otro marco analítico como la politicidad, una práctica que ocurre entre la cotidianidad y la agencia (Rodríguez, 2010). Necesaria para eludir la jerarquización de lo público|exterior|masculino sobre lo privado|interior|femenino, división que ha condicionado la importancia en las decisiones y escalas de la vida. Este modelo hegemónico centrado en la experiencia masculina ha construido la legitimación de una única forma de participación, sin diálogos ni consensos ¿Es el modelo al que aspiramos? ¿El horizonte que guiará nuevos senderos? Yo me llevo bien con mis vecinas, tenemos una comunicación y una que otra vez de ayuda -dice Carmen-. Nos ayudamos mutuamente -complementa María. La transgresión al modelo de familia tradicional evidencia una historia de mujeres que se acentúa en el arraigo y las relaciones de cercanía. La interacción de las mujeres con la vecindad es el germen a mediana escala de la participación que opera construyendo
y transformando los territorios desde “el contacto corporal estrecho y menos protocolar, arrinconado y abandonado cuando se impone la esfera pública” (Segato, 2016, p. 27). Las mujeres sostienen la vida, pero también las espacialidades de la politicidad que operan en y desde los espacios cotidianos. En lugares intermedios donde ellas colocan el valor de la vida más allá de toda institucionalidad. Esta otra mirada que proponemos a las formas de participación responde a una reflexión escrita desde las periferias del discurso, las prácticas y la comprensión de la participación política institucionalizada. Buscamos incorporar otras reflexiones de la participación desde los campos de acción femeninos que se articulan desde las prácticas cotidianas. Que, entendidas desde la politicidad, a la que hoy nominamos como POLITICIuDAD, transgrede las dicotomías para reconocer la agencia histórica que han tenido las mujeres en la construcción de la ciudad. De los lugares vividos y de los comunes que sostienen la vida. La POLITICIuDAD devela espacios construidos por una polifonía de voces que emergen desde otros lugares y con nuevos discursos dispuestos a dialogar.
Referencias.
• CARRASCO, C. (2014). “Economía, trabajos y sostenibilidad de la vida” en Reas Euskadi.
Sostenibilidad de la vida. Aportaciones desde la economía solidaria, feminista y ecológica. Bilbao:
Reas Euskadi. • CARRASCO, C., BORDERÍAS, C. AND TORNS, T. (2011). El Trabajo de Cuidados: Antecedentes históricos y debates actuales. Madrid: Los libros de la Catarata. • COL·LECTIU PUNT 6 (2014). Mujeres Trabajando.
Guía de reconocimiento urbano con perspectiva de género. Barcelona: Comanegra. • MONTECINO, S. (1996). “Dimensiones simbólicas del accionar político y colectivo de las mujeres en Chile. Una propuesta de lectura desde la construcción simbólica del género”. En Luna, L.G y
Vilanova, M. Comp. Desde las Orillas de la Política.
Género y poder en América Latina. Barcelona:
Universidad de Barcelona. • PÉREZ, A. (2015). “La sostenibilidad de la vida en el centro... ¿y eso qué significa?”. Mora Cabello, L. y Escribano Gutiérrez. J. (ed.). En La ecología del trabajo: el trabajo que sostiene la vida. IV Congreso de Economía Feminista. Sevilla: Bomarzo. 71-100. • RODRÍGUEZ, M. G. (2010). Politicidad, acción política y marco histórico interpretativo: dimensiones
políticas en las prácticas de los mensajeros en moto del Ámbito Metropolitano de Buenos Aires (AMBA). Rosario: Universidad Nacional de Rosario. <http://hdl.handle.net/2133/1952> [Consulta: 26 de febrero de 2021]. • SEGATO, R. (2016). La guerra contra las mujeres.
Madrid: Traficantes de Sueños.