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Del cuidado del hogar al cuidado de la ciudad.

Susy Milagros Torres Chicoma.

La ciudad es un espacio de lucha constante, y esta lucha no tiene el mismo significado para todas las personas. (Chinchilla, 2020) defiende que existe un significado multidimensional en la terminología de las palabras, que no alcanza a describir la experiencia desde diversos puntos de vista. Y cuestiona si esta multidimensionalidad fue tomada en cuenta al diseñar los espacios de la ciudad. Es inevitable responder ante ese cuestionamiento que la respuesta es no. Porque el imaginario común plantea situaciones y condiciones enfocadas fuera de la diversidad existente. Desde el simple hecho de concebir espacios de “descanso” con bancas sin respaldar que excluye la necesidad de recostarse de una mujer embarazada. La ciudad supone ser un espacio de discusión, donde puedas ser libre de ejercer tus derechos y expresarte. Esto no es posible cuando se vive bajo una profunda opresión por el género que posees. Se sabe que esta situación que motivó diversos movimientos feministas alrededor del mundo, no es nueva. Y es gracias a dichos movimientos que las mujeres en Perú levantaron su voz de protesta, para defender sus derechos y cuidar a la ciudadanía y a la patria. Esto se hizo presente de forma relevante en las últimas protestas de noviembre en el 2020.

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La mujer peruana y su “vida social”.

En Perú, el imaginario común de muchas personas aún conserva una idea retrógrada de las actividades que puede o debe realizar una mujer. En la película “Canción sin nombre”, dirigida por (León, 2019), se observa el rol de la mujer peruana en la década de los 80’s. Su participación se ve únicamente dirigida al cuidado del hogar, la preparación de comida y aceptar sin preguntas lo que decida su esposo. Se observa una ciudad limeña donde una mujer embarazada, como la protagonista, debe caminar horas cuesta arriba para llegar a su hogar desde el paradero más cercano. Este punto no es la idea principal de la película, sin embargo, demuestra la queja principal del urbanismo contemporáneo, que nuestras ciudades están diseñadas por y para un

Es indignante, aunque no sorpresivo, que se vivan situaciones en pleno s. XXI en las que un abogado pretenda justificar el crimen cometido por su defendido (una violación sexual a una joven) con una afirmación como: “a la señorita le gusta la vida social”. Este argumento se recibió con una fuerte indignación en el país levantando un mismo grito por muchas mujeres: “A mí me gusta la vida social” (Alegre, 2020a). En una sociedad donde la víctima sufre de la revictimización y el escarnio público por no seguir un estilo de vida “decente” donde se mantiene en casa, no bebe, fuma o perrea. Básicamente, aún se espera que la mujer peruana de la década de los 80 se mantenga en casa para merecer respeto. En ese ambiente de opresión, se hace necesario la búsqueda de soluciones y respuestas.

Fig. 1 Mujer peruana de la década de los 80. Fuente: Película “Canción sin nombre”

Fig. 2 #AMiMeGustaLaVidaSocial. Fuente: Screenshot de resultados de la búsqueda del #amimegustalavidasocial en Instagram

Las minorías salen a protestar.

Cuando (Harvey, 2012) se refería a las ciudades rebeldes, se enfocaba en la juventud que tomaba la ciudad de Londres, denominada como salvaje en los medios de prensa. Los describía como las minorías vulnerables cansadas de la opresión que se dieron 89

cuenta de los fallos en el sistema. Dejó en claro que, para obtener respuestas correctas, hace falta realizar las preguntas correctas. Y con esto, motivó una serie de movimientos que se pusieron de pie y usaron la ciudad como el escenario de protesta y discusión en contra de injusticias sociales, culturales, políticas, económicas, entre otras. Los estallidos sociales son un tema recurrente a nivel mundial y aunque la protesta más relevante para la prensa, sea alguna realizada en el mundo occidental, Latinoamérica vive en lucha. En el 2020 sucedieron diversos estallidos sociales y Perú no fue la excepción. Pero lo más relevante de estos sucesos, es la presencia inminente de las mujeres.

La generación del bicentenario tiene rostro de mujer millenial.

En noviembre del 2020, se realizaron las protestas que expresaban el profundo rechazo a la clase política del país. Existió abuso policial, bombas lacrimógenas, así como personas heridas y fallecidas. Pese a que este suceso fue una época bastante complicada en todos los aspectos, una encuesta realizada por el observatorio ciudadano (Lima Cómo Vamos, 2021) demuestra que la participación de las mujeres ha sido predominante en los distintos tipos de manifestación. El 65.6% de los participantes fueron mujeres millenial, a las que se les denomina el rostro de la “Generación del bicentenario” . La participación de las mujeres se vio reflejada en la esfera digital como física. Colectivos feministas lideraron la primera línea de defensa, desactivando bombas lacrimógenas. La mujer peruana alza su voz y lucha por sus derechos. Según (Alegre, 2020b) la revolución digital amplificó la capacidad de organización de los diversos movimientos sociales, a través de Twitter, canales de Telegram, o eventos en Facebook. El espacio público fue el escenario de protestas ciudadanas donde las mujeres cambiaron su rol de cuidadoras del hogar, a cuidadoras de los derechos y la justicia.

Cuando finalicé mi tesis de grado, percibí que la mayoría de mi bibliografía estaba escrita por hombres, al menos en la parte del estudio de antecedentes y bases teóricas. Durante los años que estudié en la escuela de arquitectura, no me presentaron muchas mujeres arquitectas prodigios a las que debería estudiar. Sin embargo, cuando se trató de enumerar una lista de colectivos, organizaciones y consultorías que reivindican las prácticas urbanas, pude realizar una larga lista de mujeres líderes. Esto demuestra la transición desde la invisibilización hacia la toma de liderazgo por parte de las mujeres, para fomentar los cambios que necesitamos para tener ciudades y sociedades que cuiden de todos y todas. Es evidente que ante la falta de consideración de nuestras necesidades y unas ciudades diseñadas para vivir en un constante miedo si eres mujer, nos brindó mayor facilidad para darnos cuenta de los fallos del sistema. Para salir a protestar y ser líderes de los estallidos sociales para buscar cambios. Pasamos de cuidar el hogar, a cuidar que la ciudad donde vivimos sea inclusiva y esté pensada en ese significado multidimensional que mencionaba (Chinchilla, 2020). Es necesario construir espacios donde el imaginario común promueva condiciones de igualdad para todas las personas. Las mujeres ya expandimos esa esfera del cuidado, y es deber de todas las personas continuarlo y con más fuerza aún, para asegurar el futuro de las siguientes generaciones en una ciudad y sociedad que realmente nos cuide.

Referencias.

• ALEGRE, M (2020a). La vida social y la ciudad.

Lima: Peru21. <https://peru21.pe/opinion/ciudadde-m-mariana-alegre/mariana-alegre-la-vidasocial-y-la-ciudad-noticia/?ref=p21r> [Consulta: 2 de febrero de 2021]. • ALEGRE, M (2020b). La protesta ciudadana. Lima:

Peru21. < https://peru21.pe/opinion/ciudad-dem-mariana-alegre/mariana-alegre-la-protestaciudadana-noticia/?ref=p21r> [Consulta: 2 de febrero de 2021]. • Canción sin nombre (Dir. Melina León). Melina

León, Michael J. White, Inti Briones, Jesús Pimentel,

Ori Dov Gratch, Tim Hobbs. 2019. • CHINCHILLA, I (2020). La ciudad de los cuidados.

Madrid: La Catarata. • HARVEY, D (2012). “London 2011: Feral Capitalism

Hits the Streets” en Harvey, D. Rebel cities: from the right to the city to the urban revolution.

London: Verso. Pp 155-158. • LIMA CÓMO VAMOS (2021). Participación ciudadana en protestas y manifestaciones:

Resultados y análisis. Lima: Ciudades Cómo

Vamos, Perú Opina. < http://www.limacomovamos. org/sondeoprotestas/> [Consulta: 2 de febrero de 2021].

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