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Arquitectura docente para la visibilización y

Arquitectura docente para la visibilización y dignificación de los cuidados.

Una reflexión sobre las Escuelas Montessori de Herman Hertzberger.

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Alejandro Moreno Ruiz.

El cuidado es “una actividad de especie que incluye todo aquello que hacemos para mantener, continuar y reparar nuestro ‘mundo’ de tal forma que podamos vivir en él lo mejor posible. Ese mundo incluye nuestros cuerpos, nuestros seres y nuestro entorno, todo lo cual buscamos para entretejerlo en una red compleja que sustenta la vida”. (Fisher y Tronto, 1990). En Cataluña, según datos de la Encuesta de usos del tiempo de 2011, las mujeres dedican semanalmente el doble de horas que los hombres a las tareas del hogar y la familia, con un total de 28 horas con 21 minutos, mientras que los hombres dedican 14 horas con 35 minutos1. Asimismo, según datos recogidos por María Ángeles Durán el 80% del total de las tareas del cuidado no remuneradas son desarrolladas por mujeres, frente al 20% que desarrollan los hombres. Ante este panorama de desigualdad en cuanto al reparto de las tareas, el papel que juega la arquitectura es crucial, ya no como un agente activo en la lucha por conseguir la igualdad, si no más bien como una condición sine qua non; como un agente capaz de sentar las bases para que la igualdad pueda darse en según que espacios. Uno de los espacios en los que la arquitectura debe ser repensada en aras de ofrecer las condiciones necesarias para fomentar la igualdad de género es aquel relacionado con lo docente, allí donde los futuros miembros de nuestra sociedad pasan la mayor parte de sus horas aprehendiendo el rol que más tarde extrapolarán a la ciudad. Como bien dice Marta Román, podemos afirmar que la pérdida del sentido de lo colectivo ha sido el principal causante de la “privatización” de la infancia, de la ausencia de autonomía infantil y, por ende, de su contacto con la sociedad que los rodea (Román Rivas, 2011) Por tanto, en tal circustancia, entendemos que 120

el papel de la escuela como mecanismo intermedio entre individuo y sociedad cobra una relevancia aún mayor si cabe. Dado el papel clave de la escuela como agente de transición entre sujeto y colectivo, la arquitectura que la conforma no puede caer en el olvido y la desidia. Debe ser esta una arquitectura que permita la coeducación, que la fortalezca y haga posible. Una arquitectura que permita la visibilización y dignificación de las tareas del cuidado, una arquitectura que ensalce lo doméstico y que incida en un correcto funcionamiento de lo privado y lo colectivo. Si ponemos nuestra atención en la arquitectura docente como mecanismo para la visibilización de los cuidados entre los más pequeños, las escuelas Montessori de Herman Hertzberger son el mejor ejemplo, no solo de una arquitectura brillante en todos los sentidos, sino de una respuesta fantástica para la generación de espacios donde conviven nuevas domesticidades y donde el cuidado está presente en todas sus formas. En estos espacios, el cuidado de uno mismo, de los demás y del entorno son aspectos que se motivan desde el propio diseño. El arquitecto holandés promueve sobre todo el cuidado del entorno, lo que fomenta también el sentido de pertenencia y arraigo al lugar y, consecuentemente, la identidad de los niños. En el caso del arquitecto holandés la introducción de dichos elementos responde al método de enseñanza Montessori, el cual pretende procurar a los niños la posibilidad de desempeñar tareas cotidianas con un fin en si mismo. Independientemente de la causa, el empleo de dichos elementos en un espacio como es la escuela es capaz no solo dar respuesta a un método de enseñanza concreto sino que, enfocado desde la perspectiva de género y en respuesta a un método que aboga por la coeducación, es una solución capaz solventar múltiples inquietudes y objetivos.

Fig. 1 Espacio doméstico adaptado a la escala de los niños en la Escuela Montessori de Delft. Fuente: Space and learning, Herman Hertzberger

y excelsos mecanismos arquitectónicos utilizados por Hertzberger para la visibilización de las tareas del cuidado. Directamente relacionado con el cuidado de los demás y como mecanismo para la dignificación de las tareas domésticas aparece el caso de las Escuelas Apollo, en Amsterdam. En ellas el arquitecto holandés ubica en la mayoría de las aulas un mueble autoportante a modo de cocina que alberga en su interior elementos como una pila de lavado, parte de una vajilla y espacio para almacenaje. En este caso las tareas del cuidado cobran una gran relevancia, siendo un elemento claramente visible en el aula, que no queda ya aislado ni visual ni sonoramente del resto. Se convierte así en un elemento que articula el espacio dotándolo de un nuevo significado. Se trata este de un mecanismo que utilizará en otras escuelas, como la de Evenaar. En las aulas de las Escuelas Montessori de Delft el arquitecto introduce un espacio que no necesariamente debe vincularse a la cocina, si no más bien a un espacio donde desarrollar trabajo doméstico que incluye desde almacenaje de vajilla hasta una pila de lavado. En este caso, el espacio se anexiona al resto de la clase mediante un cambio de cota en pavimento. En las aulas de las Escuelas

Fig. 2 Mueble construido en las Escuelas Apollo. Fuente: Space and learning, Herman Hertzberger.

Fig. 3 Mueble construido en las Escuelas Apollo. Fuente: Space and learning, Herman Hertzberger. Modificado por el autor.

Montessori de Delft el arquitecto introduce un espacio que no necesariamente debe vincularse a la cocina, si no más bien a un espacio donde desarrollar trabajo doméstico que incluye desde almacenaje de vajilla hasta una pila de lavado. En este caso, el espacio se anexiona al resto de la clase mediante un cambio de cota en pavimento. Debemos dejar claro que en ningún caso se plantea un discurso en el que la arquitectura sea la única protagonista de una educación que fomente la igualdad de género, si no que más bien se entiende la arquitectura como un mecanismo, herramienta o un actor que permitirá lograr los objetivos previamente planteados por un método de enseñanza determinado. Es decir, se trata de dilucidar cuales son los elementos y condiciones arquitectónicas que serían capaces de dar respuesta a un método coeducativo desarrollado con anterioridad. En ese sentido, se pretende inducir a los lectores a la reflexión y crítica de los espacios educativos contemporáneos, siendo las escuelas de Hertzberger la “lupa” a través de la cual mirar.

Fig. 4 Espacio doméstico en la Escuela Montessori de Delft. Fuente: Space and learning, Herman Hertzberger.

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