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Instrumento para diseñar arquitectura que responda a las necesidades de las personas mayores.

Ramon Barrena Etxebarria, Alex Mitxelena Etxeberria, Izaskun Aseguinolaza Braga.

Es un hecho constatable el envejecimiento de la población mundial, especialmente en el mundo occidental, y aún más acentuado en Europa. En menos de una década la persona usuaria de 1 de cada 3 viviendas será mayor de 65 años.

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Muchas de esas personas habitan viviendas que no son adecuadas a sus capacidades, preferencias y necesidades y que limitan, en algunos casos de manera significativa, su desarrollo personal. Aún así, a día de hoy, más allá de políticas de residencias para mayores, no existe una verdadera política para responder a las necesidades de vivienda de este

Fig. 1 Pirámide de población europea. Fuente: Eurostat

Fig. 2 Pirámide de población española. Fuente: INI.

Fig. 3 Porcentaje de ocupación de hogares por edades. Fuente: INI

numeroso colectivo. Investigamos un modelo que sirva para dar respuestas arquitectónicas a las necesidades de las personas mayores, y que ayuden a definir políticas de vivienda. Para definir las necesidades hemos seleccionado 5 conceptos: • Calidad de Vida, definida desde la psicología humanista. • Buen Vivir, filosofía y pensamiento sociopolítico que busca el bien común, la responsabilidad social y el equilibrio con la naturaleza. • Envejecimiento Activo idea desarrollada por la

Organización Mundial de la Salud (OMS) para responder a la necesidad de calidad de vida de las personas mayores. • Atención Centrada en la Persona (ACP) modelo referencial mundial en el ámbito de la gerontología. • Sentido de Hogar idea desarrollada a partir de la

ACP en viviendas y residencias para mayores. De la idea de Calidad de Vida extraemos las 9 necesidades universales definidas por Max Neef en “Desarrollo a escala humana” (Max Neef, 1986): subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad. También la idea de satisfactores sinérgicos para responder a esas necesidades universales, que aplicaremos a los espacios buscando “espacios sinérgicos”, es decir espacios que respondan simultáneamente a varias necesidades sin limitar ninguna. La idea del Buen Vivir (Sumak Kawsay en quechua) promueve mejorar la calidad y esperanza de vida y desarrollar las capacidades y potencialidades de la población en una convivencia equilibrada dentro de la sociedad y con la naturaleza (Acosta, 2010) y (Acosta, 2016). La OMS define en 2002 en “Envejecimiento Activo: Un nuevo marco político” los 3 pilares básicos del Envejecimiento Activo:

- salud (física y mental), - participación en la sociedad, - seguridad. Afirma que asegurar la salud y la funcionalidad de las personas mayores es asegurar su calidad de vida. De nuevo cita la necesidad de desarrollar las preferencias, costumbres y capacidades de cada persona, promoviendo la autonomía y la independencia personal tanto como la interdependencia (Kalache, 2015). La Atención Centrada en la Persona (ACP) indica entre sus objetivos principales el interés por centrarse en la persona en su historial y deseos, su dignidad, su capacidad de decidir, creatividad, autorrealización, desarrollo de su potencial e interdependencia (con individuos y grupos) (Martinez, 2016).

Derivado de la ACP, la necesidad de El Sentido de Hogar en relación con la idea de “vivienda para toda la vida”, desarrollada por Van Dijck-Heinen (van Dijck-Heinen et al., 2014) indica que hay 4 aspectos principales: autonomía, seguridad, entorno construido e interacción social. Como síntesis de todos estos conceptos y basándonos enlasideasmásaglutinadoras,definimosnecesidades en torno a tres grandes capítulos: personales individuales, personales en el colectivo y del colectivo. Se trata de buscar una visión holística de la persona como individuo y como parte del colectivo, a quien más allá de proveer salud física que le permita vivir más, esa vida sea una buena vida que se desarrolla con la mayor calidad posible. Dentro de esos tres grandes capítulos haremos referencia a los conceptos de salud física y mental (en la que influirán todos los demás conceptos), seguridad, autonomía y capacidad de decidir, interrelacionarse, autorrealización, empoderamiento, relación social, respeto por la memoria y conciencia social, desarrollo y realización del grupo, y sentido de

Fig. 4 & 5 Centro La Fuencisla. Segovia. Modelo ACP. Zona de cocina, comedor, estar y otros usos de una unidad de convivencia. Conexión visual, espacios abiertos, fomento de las relaciones, carácter doméstico,… Fuente: Propia

pertenencia. Todas las necesidades indicadas anteriormente en las 5 ideas principales tendrían cabida dentro de estos aspectos. Definidas las necesidades de este colectivo valoraremos ahora los diferentes contextos espaciales donde deben ser atendidas. Eijkelenboom, van Hoof, Rijnaard y otros definen diferentes ámbitos o escalas del entorno construido para ello: el entorno, el espacio semipúblico y el espacio privado (Eijkelenboom et al., 2017). Por otra parte, atendiendo a los parámetros indicados en la ACP clasificaremos el espacio semipúblico en dos: el espacio semipúblico referido al edificio y el espacio semiprivado referido a la comunidad o unidad de convivencia En cada una de esas escalas definiremos características físicas y características psicosociales que deberán tener los espacios de vivienda/residencia para responder a las necesidades de las personas mayores que hemos indicado. La descripción de las características físicas y psicosociales que deben tener los espacios que atiendan a todas las necesidades definidas, es el objeto de esta investigación. Para obtener respuestas a las necesidades detectadas nos proponemos sistematizar la descripción de las características físicas y psicosociales mediante esta matriz:

Fig. 6 Imagen de la matriz. Relación entre las necesidades del colectivo con las diferentes escalas del espacio de vivienda para definir características de esos espacios. Fuente: Propia.

Ahora, para comprender mejor esta matriz vamos a visibilizarlo con un par de ejemplos. Característica física en el espacio privado (vivienda/ dormitorio) es que las ventanas, miradores y

barandillas permitan la visión exterior de una persona sentada. Esto responde a necesidades personales individuales de salud mental como la contemplación o la relación con la naturaleza. Característica psicosocial del espacio semipúblico (edificio) es promover rincones en grandes espacios comunitarios para permitir actividades de grupos pequeños o individualmente dentro del colectivo. Esto responde a necesidades individuales en el colectivo para interrelacionarse, evitar el aislamiento, la autorrealización promoviendo las capacidades y preferencias de la persona, y de desarrollo del colectivo permitiendo el desarrollo simultáneo de diversos grupos con una mayor riqueza y evitando que grupos mayoritarios marginen o limiten a grupos menores.

Esta matriz completa es el resultado de esta investigación. Mediante ella podremos saber cómo atender cada una de las necesidades establecidas en cada escala que definimos. Pero su valor podría ir más allá, podría valer como herramienta evaluadora de espacios existentes o que se vayan a llevar a cabo. Entendemos que además esta herramienta también podría ser aplicada a otros grupos sociales, exigiendo un análisis de las necesidades de dicho grupo. Las respuestas serán características que permiten la deconstrucción de la terminología espacial que tenemos hoy en día de la vivienda (dormitorio, baño, estar, cocina). Serán respuestas a necesidades que se podrán aplicar a esas definiciones más clásicas, pero también pueden dar lugar al desarrollo y uso novedoso de espacios, más allá de las definiciones convencionales.

Fig. 7 Centro La Fuencisla. Segovia. Rincón apartado para grupos menores (o uso individual) dentro del salón principal. Fuente: Propia.

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Conceptos, aplicaciones y reflexiones. Barcelona:

Icaria Editorial. • VAN DIJCK-HEINEN, C. et al. (2014). “A sense of home through the eyes of nursing home residents” en International Journal for innovative research in science & technology, vol. 01, issue 04, p. 57-69

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