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Cómo nos cuida el entorno urbano?

Por una ciudad que nos vea y nos escuche.

Belen Iturralde Farrus.

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La idea de que nuestras ciudades han sido producidas de manera tal que ciertos grupos disfrutan de más posibilidades de ejercer su derecho a usar y participar en la ciudad que otros no es nueva. Lo que sí creo que para muchos y muchas sigue siendo una novedad es el hecho de que estas dinámicas de poder en la ciudad están marcadas por relaciones de género que interactúan con otras estructuras de poder como la raza, la sexualidad, etc. La planificación urbana tradicional ha generado una oposición entre lo relacionado a lo masculino, las actividades productivas, y el espacio público; y lo femenino, las actividades reproductivas y la esfera privada. La separación entre lo público y lo privado, sin embargo, deja de ser tan clara una vez que se presta atención a las experiencias cotidianas de las diferentes personas. Todos los días, el mundo público entra en nuestros hogares. La pandemia obliga a los y las que podemos a quedarnos en casa y a trabajar desde ella. Así, las actividades productivas invaden un espacio ya sobrecargado de responsabilidades desde antes de la emergencia sanitaria. Mientras muchas y muchos defienden opciones de trabajo más flexibles, comparto la preocupación de Lucía Cavallero y Verónica Gago (2020) sobre que esta hiperexplotación del espacio doméstico puede estar beneficiando al sistema capitalista y desprotegiendo aún más a las y los trabajadores. Por otro lado, una gran parte de las actividades de cuidado suceden en la ciudad. Digo esto pensando en tareas como las de llevar a los niños a la escuela y a las actividades extraescolares, hacer la compra, visitar al médico y acompañar a las personas dependientes. Volviendo al ejemplo de la pandemia y el confinamiento, Lucía Cavallero y Verónica Gago resaltan que, en muchos casos, las actividades domésticas dependen tanto del apoyo ofrecido por servicios e infraestructuras cotidianas que la idea de un confinamiento domiciliario se hace inviable. Tanto es así, dicen las autoras, que muchos gobiernos locales reformularon su estrategia de confinamiento durante la primera ola y lanzaron después del verano europeo 181

la campaña “Quédate en tu barrio”. La reticencia a cerrar las escuelas durante la pandemia también demuestra el rol vital de cuidados que cumplen estas instituciones en la esfera pública. A pesar de la incuestionable presencia de las actividades de cuidados en la ciudad, estas siguen sin ser aceptadas y valoradas por su contribución a la sociedad de la misma manera que las actividades productivas (Pérez Orozco, 2019; Tronto, 2016). En cuanto al diseño de nuestro entorno, los gobiernos locales tienden a asumir la responsabilidad de diseñar e invertir en proyectos para permitir la realización rápida y eficaz de las actividades productivas; mientras que la responsabilidad sobre los cuidados queda en manos de la familia (Fraser, 2016) y se ignoran en la producción de la ciudad las diversas experiencias y conocimientos de las mujeres y los grupos no hegemónicos (Greed, 1996). Romper con las desigualdades que genera el pensamiento binario requiere entender el espacio urbano como parte integral de nuestra vida cotidiana, donde ocurren no solamente actividades productivas, pero también de cuidados y aquellas pertenecientes a las esferas política y propia (Ciocoletto, 2014). Además, transformar las formas tradicionales de pensar el espacio significa incorporar las voces e historias vitales de aquellas que normalmente no participan en las decisiones urbanas: las de las mujeres. Zaida Muxí (2007) agregaría que prestar atención a las historias de las mujeres significa ganar conocimiento sobre las experiencias compartidas, y a las dificultades y sensibilidades de las y los demás. Es por esto que creo necesario abogar por una planificación urbana ‘desde abajo’ que abra un espacio muy necesario para que las mujeres y los grupos no hegemónicos disfrutemos de nuestro derecho a participar en la producción de la ciudad (Ortiz Escalante & Gutiérrez Valdivia, 2015). Políticas urbanas que incorporaran la diversidad de voces e historias estarían en buen camino para superar las incoherencias entre la ciudad planificada y la ciudad vivida. Lo cierto es que, poco a poco, los principios feministas están permeando la planificación urbana. Esto lo vemos en las acciones y transformaciones propuestas por estrategias como el proyecto de supermanzanas en Barcelona, que dan prioridad a la vida cotidiana apoyando formas de movilidad sostenible, redistribuyendo el espacio público y mejorando las zonas verdes (Ajuntament de Barcelona, 2017; Rueda, 2018). Pocos estarán en desacuerdo cuando digo que un paseo por la calle Borrell a cualquier hora del día, es testimonio de cómo la supermanzana ‘llena de vida las calles’. Este modelo urbano se basa en

cambios funcionales, pero también hace hincapié en fomentar las relaciones, la proximidad y las redes cotidianas. Durante la pandemia, por ejemplo, los nuevos espacios públicos probaron ser clave para dar un respiro a las y los vecinos confinados. Intervenciones como ésta mejoran la calidad de vida en general y están, a menudo implícitamente, de acuerdo con muchas de las condiciones que el urbanismo feminista exige a la planificación urbana. En el 2020, realicé un trabajo de investigación cualitativo y feminista en la supermanzana de Sant Antoni. Quería hacer una valoración de esta supermanzana ‘desde abajo’ para entender el impacto de ésta en las vidas cotidianas de las vecinas. Se trató de un proceso de reflexión colectiva y coproducción de conocimiento con mujeres del barrio. Concluimos en que, en general, las transformaciones del espacio público producidas por la supermanzana son bienvenidas. A su vez, las propuestas de las participantes expusieron la necesidad de que estos proyectos pongan más cuidado en temas de seguridad vial y propia, provisión de equipamientos cotidianos básicos, y creación de espacios públicos intergeneracionales. Estos hallazgos demuestran que un enfoque en la vida cotidiana, los conocimientos situados y el trabajo colectivo pueden producir información valiosa sobre la diversidad de las personas y su relación con el entorno urbano. La exclusión de las mujeres y de los grupos no hegemónicos de los espacios urbanos está intrínsecamente relacionada con las limitaciones a las que nos enfrentamos a la hora de desempeñar un papel significativo en las decisiones sobre la producción de la ciudad. El urbanismo feminista busca transformar esta realidad desigual, y lo hace conectando los principios y metodologías feministas con procesos participativos de diseño, implementación y evaluación urbanos, y así desafiar las relaciones de poder hegemónicas y los valores y estereotipos preconcebidos.

Fig. 1 Plaza en Borrell y Parlament un martes de otoño a la tarde. Fuente: la propia autora

Fig. 2 Plaza en Borrell y Parlament un martes de otoño a la tarde. Fuente: la propia autora

Referencias.

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Consensuat. Retrieved from https://ajuntament. barcelona.cat/superilles/sites/default/files/pla_ accio_superilles_santantoni.pdf • Fraser, N. (2016). Contradictions of capital and care. New Left Review, 100. Retrieved from https:// newleftreview-org.uaccess.univie.ac.at/issues/ ii100/articles/nancy-fraser-contradictions-ofcapital-and-care • Greed, C. (1996). Promise or Progress: Women and Planning. Built Environment, 22(1). Retrieved from https://uaccess.univie.ac.at/login?url=https:// search-proquest-com.uaccess.univie.ac.at/ docview/1292640384?accountid=14682 • Muxí, Z. (2007). Ciudad próxima. Urbanismo sin género. Retrieved from https://www.diba. cat/documents/153833/160414/comerc-debatsdebat1-doc1-pdf.pdf • Ortiz Escalante, S., & Gutiérrez Valdivia, B. (2015).

Planning from below: using feminist participatory methods to increase women’s participation in urban planning. Gender & Development, 23(1), 113126. doi:10.1080/13552074.2015.1014206 • Pérez Orozco, A. (2019). Subversión feminista de la economía. Aportes para un debate sobre el conflicto capital-vida (fourth ed.). Madrid:

Traficantes de sueños. • Rueda, S. (2018). Superblocks for the design of new cities and renovation of existing ones:

Barcelona’s case. In M. Nieuwenhuijsen, Haneen,

K. (Ed.), Integrating Human Health into Urban and Transport Planning (pp. 135-153): Springer

International Publishing. • Tronto, J. C. (2016). Who Cares? : How to Reshape a

Democratic Politics. London: Cornell Selects.

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