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Espacios de convivencia en vecindarios

Pautas de diseño para su creación o mejora.

Alex Mitxelena Etxeberria, Beatriz Moral Ledesma, Ramon Barrena Etxebarria.

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Introducción.

El principal objetivo de este texto consiste en apostar por una arquitectura que satisfaga las necesidades humanas y facilite que las personas puedan disfrutar de una buena vida, con un especial énfasis en la importancia que tiene la comunidad. Para ello, definimos los aspectos a considerar en la creación de una comunidad o en la mejora de las existentes.

Las necesidades fundamentales. Aterrizar en el espacio construido desde una noción tan amplia como “una buena vida” no resulta sencillo. Manfred Max Neef en su libro Desarrollo a escala humana (1986) identifica las necesidades humanas fundamentales, finitas, pocas y clasificables. Para obtener estas necesidades, describe los satisfactores que varían dependiendo del contexto, de forma que, ante una misma necesidad, los seres humanos hemos encontrado diferentes respuestas. Max Neef describe los satisfactores sinérgicos como “aquellos que, por la forma en que satisfacen una necesidad determinada, estimulan y contribuyen a la satisfacción simultánea de otras necesidades” (1986:64-65). Un ejemplo desde la arquitectura son las plazas, lugares sinérgicos por excelencia, ya que en ellas se llevan a cabo multitud de actividades y se dan respuesta a variadas necesidades: lugar de reunión, de juegos, de mercado, de actividades comunitarias, zonas ajardinadas, fiestas, etc. Desde esta perspectiva se contribuye a crear espacios urbanos cuidadores que crearán una sociedad más justa (Valdivia, 2018).

Espacios sinérgicos. Esta perspectiva de los satisfactores sinérgicos nos sirve para pensar en los espacios intermedios, esos lugares que, por ejemplo, conectan espacios que tienen una función asignada. Esto es algo que ya se está llevando a cabo dentro 226

del movimiento de vivienda colaborativa, ya que muchos de estos proyectos contemplan desde su gestación la importancia de los espacios intermedios, la creación de lugares de encuentro, de espacios multifuncionales, de integración de actividades productivas y reproductivas, de la colectivización de los cuidados (Jarvis, 2015).

Ideas para crear espacios comunes en vecindarios.

Dependiendo del contexto y las características de cada comunidad, proponemos tener en cuenta el entorno, la comunidad, las actividades que se desarrollan en los espacios comunitarios y las características de estos espacios comunitarios. Describimos unas características que hagan que los espacios sean mejores para la convivencia. El diseño de los espacios no garantiza la convivencia, pero es necesario para facilitar los procesos comunitarios (Mogollón, 2016: 30).

El Entorno. El entorno condiciona la comunidad y la vida en ella. En la diversidad de las actividades radica la importancia del entorno, no solo para poder abastecer a la comunidad de los bienes y servicios que necesita, sino también para satisfacer otro tipo de necesidades o deseos.

La Comunidad. Teniendo siempre en mente que nuestro objetivo es conseguir comunidades preparadas para responder a las necesidades fundamentales, hemos identificado los siguientes aspectos: interdependencia, diversidad, identidad, adaptabilidad, organización y comunicación. Estos aspectos deben considerarse un punto de partida, es decir, una propuesta inicial sobre la que podemos empezar a pensar cómo queremos que sean nuestras comunidades y nuestras relaciones de convivencia (Muxí, 2018).

Las actividades. Al existir multitud de actividades significativas, los espacios de una comunidad deben estar preparados para acogerlas, facilitarlas y promoverlas. • Actividades creadoras de comunidad: los espacios de un vecindario deben estar abiertos y preparados para acoger todo tipo de actividad que revierta en la creación y el soporte de la comunidad, el establecimiento de vínculos entre sus habitantes, el refuerzo del sentimiento de pertenencia. • Actividades expansivas: estas actividades buscan

el disfrute y el desarrollo personal. • Actividades funcionales: tienen que ver con los cuidados, la alimentación, la crianza, la higiene, el mantenimiento del hogar y, en general, todo aquello que hay que hacer. También incluimos aquí las actividades que tienen que ver con el trabajo remunerado. • Actividades expresivas: son aquellas que satisfacen principalmente las últimas necesidades básicas de Max Neef: ocio, libertad, identidad y, sobre todo, creación.

Las características de los espacios. Consideramos necesario que los espacios comunitarios cuenten con ciertas características que les doten de calidad: • Adaptable: espacios multiusos que favorecen el encuentro de diferentes personas mientras realizan distintas actividades; permiten compartir experiencias y sabidurías. [fig. 1] • Permeable: el aislamiento puede ser tan indeseable como la falta de privacidad, por lo que es necesario promover la permeabilidad (acceso, visibilidad, comunicación). • Multidireccional: creando espacios donde existan flujoscondiferentesdireccionesypermitiendoque las personas puedan moverse, no solo buscando un objetivo o una actividad en particular, tendremos la oportunidad de fomentar encuentros inesperados favoreciendo el acercamiento entre lxs habitantes de la comunidad. • No jerárquico: un espacio comunitario no jerárquico hará que las personas estén en igualdad de condiciones (sin favorecer a partes de la comunidad). • Suficiente: el espacio suficiente es subjetivo, pero, en esencia, supone no tener que competir por él ni desechar actividades valiosas o excluir a personas por falta de este. [fig. 2] • Confortable: afectan a las condiciones técnicas, es decir, los aspectos físicos que garantizan el bienestar y el confort de las personas. • Características de los accesorios: los elementos que ocupan o visten los espacios facilitan la convivencia y las actividades diversas, la improvisación y la adaptabilidad. • Características subjetivas: comprenden aquellos aspectos de los espacios que permiten expresar la subjetividad, el desarrollo de la identidad, la libre expresión y la adhesión a la comunidad.

Nos gustaría finalizar señalando que otro diseño de los edificios de viviendas es posible y existe. Un diseño que considera los espacios comunes como una oportunidad; que utiliza estos espacios para tejer comunidad y generar vida; y que otorga a esos espacios visibilidad, singularidad e importancia, y además no escatima en recursos para dotarlos. Un edificio articulado en torno a buenos espacios comunes mejora la calidad de vida de las personas, no solo porque les permite acceder a recursos que de otro modo serían inalcanzables individualmente, sino también porque representa la oportunidad de tejer esas redes imprescindibles para alcanzar una vida buena.

Fig. 1 Soubeyran collaborative housing. Cooperative Equilibre. Ginebra (Suiza). 2016. Fuente propia

Fig. 2<No intersecting link>Galería en Ecoquartier Jonction. Ginebra (Suiza). 2018. Fuente propia

Referencias.

• ACOSTA, A. y MARTÍNEZ, E. (2009): El buen vivir.

Una vía para el desarrollo. Revista Polis, 25.

Santiago (Chile): Editorial Universidad Bolivariana.

ISSN-e 0718-6568 • FEDERICI, S. (2012). Revolución punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas.

Madrid: Traficantes de sueños. ISBN 978-84-9645378-4 • JARVIS, H. (2015). Towards a Deeper Understanding of the Social Architecture of Co-housing: Evidence from the UK, USA and Australia. Urban Research & Practice, 8. London (UK): Routledge. ISSN 17535069

• MAX NEEF, M. (1986). Desarrollo a escala humana:

Conceptos, aplicaciones y reflexiones. Barcelona:

Icaria Editorial. ISBN 978-84-7426-217-9 • MOGOLLON, I y FERNÁNDEZ, A (2019):

Arquitecturas del cuidado. Barcelona: Icaria

Editorial. ISBN 978-84-98889-28-4 • MUXI, Z. (2018). Mujeres, casas y ciudades.

Barcelona: dpr-barcelona. ISBN 978-84-947523-60 • PEREZ OROZCO, A. (2014). Subversión feminista de la economía. Aportes para un debate sobre el conflicto capital-vida. Madrid: Traficantes de

Sueños. • VALDIVIA, B. (2018). Del urbanismo androcéntrico a la ciudad cuidadora. Hábitat y Sociedad, 11.

Sevilla: Universidad de Sevilla. 2173-125X

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