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Desde Rectoría ¡Oh dichosa ventura! Lo saludable es... ¿Cómo elegir ser sacerdote y no equivocarse? #RedesDeEsperanza Discípulos en tiempos de pandemia
Consejo Editorial
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Rector/ Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán Coordinador Dept. Comunicación/ Pbro. Darío Fco. Torres Rodríguez Director Editorial/ Pbro. Darío Fco. Torres Rodríguez Consejo Editorial/ Pbro. Darío Fco. Torres Rodríguez/ Lic. Adriana Martínez del Río Equipo de Redacción/Armando Sánchez Rodríguez/Jorge Ricardo González López/Pbro. Edgar del Río Reyna/ Pbro. Daniel Morales Rodríguez/Pbro. Jorge Alberto Rodríguez Urbina/ Pbro. Jesús Pablo Saldivar Castillón/ Abraham Rodrigo Oliva Espinosa/ Pbro. José Francisco Gallardo Viera Diseño/ Lic. David Almaguer Hernández Fotografía/ Lic. Juan Luis Silva Oliva Tiraje: 13,000 ejemplares Impreso: Enfoque Gráfico
REC TO RÍA
La esperanza en acción
Muy apreciados hermanos y hermanas que conforman la gran familia del Seminario: Les deseo un saludo de paz y esperanza. Con alegría les hacemos llegar este nuevo número de nuestra revista que en esta ocasión tratará un tema de salud espiritual y psicológica, que a todos nos interesa, dada la situación que estamos viviendo por la contingencia del COVID-19. Hemos escuchado muchas recomendaciones para evitar contagios o cómo afrontar el contagio, si se llega a dar, pero no podemos creer que, por haber cerrado los actos públicos de culto y pastoral, nuestra obra evangelizadora no es esencial. Si cerramos fue para sumarnos a la prevención, aunque en verdad, la Iglesia nunca ha cerrado, ya que, aunque los eventos presenciales se suspendieron temporalmente, la acción de la Iglesia no ha parado. Todos somos testigos cómo aumentó considerablemente la actividad pastoral y litúrgica por medios digitales. Nuestro Seminario, de hecho, este año está llevando a cabo una MISIÓN VIRTUAL. Cuando pensamos en la promoción vocacional, dado que ha disminuido las vocaciones, quizá el Señor nos esté diciendo a los que hemos trabajado toda la noche sin pescar nada, que echemos las redes al otro lado. En efecto, quizá esta contingencia y la necesidad de incursionar aún más en el medio de las redes digitales, sea una buena oportunidad para promover el Seminario y la vocación sacerdotal, así como la evangelización de modo digital y virtual. Que Dios les bendiga y oremos juntos para que sepamos enfrentar con fe la contingencia y lanzar las redes confiando en Jesús, al otro lado de la barca.
Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán Rector
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VocacionES
¡Oh dichosa ventura! Existe un punto de la vida en el que te detienes y te preguntas si lo que estás haciendo te hace realmente feliz, es ahí cuando le preguntas a Dios cuál es el sueño que tiene para ti. Hace un año fue cuando comencé a buscar acompañamiento para aclarar mis dudas y recibir una orientación, gracias a los consejos y acompañamiento de un amigo sacerdote y una amiga en discernimiento, llegué al Centro Vocacional de Monterrey. Nunca me imaginé que mi proceso vocacional se vería interrumpido por una pandemia, sentía que todo lo que ya había recorrido se vendría abajo, pero no fue así. El proceso se mudó a los medios digitales, los retiros, las entrevistas de acompañamiento, las celebraciones las vivimos por videollamada y las misiones de Semana Santa se llevaron a cabo en línea. Un aspecto que me ayudó mucho a sobrepasar esta incertidumbre vocacional creada por la pandemia, fue el testimonio de san Juan de la Cruz en el libro “Noche Oscura del Alma”, en el cual narra el viaje del alma desde su casa corporal hasta su unión con Dios, a través de una noche oscura de dudas, miedo y soledad. Fue así como entendí
que todos tenemos que pasar por esta noche oscura para purgar el alma y hacerla más fuerte, y nos encontremos con nosotros mismos, y no quedarnos ahí; sino salir adelante y nunca perder la fe, como él lo llama, una “dichosa ventura” en busca del encuentro con el Amado. El camino vocacional es un camino hermoso, es como la búsqueda del tesoro: te subes al barco lleno de alegría y esperanza por encontrarlo, comienzas a navegar en mar abierto, hay días soleados y días lluviosos, días en que el agua esta calmada y días en que las olas parecen ser muy grandes, pero siempre, después de la tormenta sale el sol. Y tú, ¿te atreves a preguntarle a Dios que quiere de ti? Te invito a dejar a un lado tus objetivos y preguntarle al Señor cual es el sueño que tiene para ti, te aseguro que será más grande de lo que te imaginas. Armando Sánchez Rodríguez Joven del proceso vocacional WhatsApp
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Lo saludable es… A lo largo de la historia de la humanidad el concepto de «salud» o «saludable» ha cambiado mucho. Hoy en día la OMS define salud de la siguiente forma: «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Esta visión holística del ser humano, es fundamental para el desarrollo y crecimiento de todos nosotros, porque no solo es necesario estar en ausencia de una enfermedad, necesitamos un lugar propicio para poder desarrollarnos en medio de una sociedad con la que podamos convivir. Otra parte esencial es nuestra «pisque», nuestro interior, más alla de lo que podemos experimentar a nuestro alrededor, lo que puede llevarnos dentro de nosotros que podemos sentirnos cómodos con nosotros mismos. En estos días vivimos en la época de las enfermedades psiquiátricas/psicológicas, porque por muchos años no pensa4
mos que fuera necesario atender esa parte de nuestras vidas, o tal vez, por cultura, no se nos permitía facilmente recurir a personas que nos pudieran ayudar con esa clase de problemas. Pero hoy sabemos que, el poder platicar de nosotros, de nuestros sentimientos, no solo con nuestros amigos y familiares, también, con un profesional, es algo que todos necesitamos alguna vez en nuestras vidas. Por último, más allá de esas dimensiones biopsicosocial, hay una parte de nuestro ser que trasciende, ese binomio cuerpo/espíritu no podemos ignorarlo, porque aquello que no vemos o que no creamos, no lo con-
vierte en algo inexistente. Nuestra espiritualidad, es la manera de estar en contacto con lo trascendente, y nos lleva a una sanación espiritual que muchas veces creemos que es un agregado y no algo indispensable. Te invito a que estos días, reflexiones en tus dimensiones. No solo basta la ausencia de la enfermedad, como ya lo vivimos en esta cuarentena; podemos estar en nuestras casas, fuera del alcance de los virus, pero eso, no necesariamente nos da salud. Busca mejorar tus relaciones sociales, principalmente con tu familia, busca mejorar tus relación contigo mismo, aceptar
las cosas que no puedes cambiar y esforzarte por mejorar en lo que si puedes cambiar y por último, busca ese contacto con lo trascendente, que no se da en una pantalla, ni en una red social, éstas aunque son herramientas que nos ayudan, tu relación con Dios, esta en ti, en ese lugar privilegiado donde puedes hablar con Jesús desde dentro de tu corazón.
Jorge Ricardo González López Tercero de Filosofía
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Vida e Historia
¿Cómo elegir ser sacerdote y no equivocarse? El llamado de Dios es una invitación que se hace en el silencio, en lo secreto, en lo íntimo del corazón, es así, que cuando Jesús llama la respuesta personal a ese llamado en concreto es una respuesta a la misión. El llamado a ser sacerdote es un discernimiento que se descubre en el caminar vocacional. El Seminario se vuelve ese momento de discernimiento, a lo largo de este tiempo el Señor va dando luces para un discernimiento adecuado, para descubrir su voluntad y no la nuestra. Esta es la manera en que podemos no errar en la escucha de lo que Dios quiere de nuestra vida, y en concreto en la vocación sacerdotal. No hay formulas, en el camino se descubre el auténtico llamado de Dios. Nunca hay error, nunca hay equivocación cuando se intenta responder con humildad y sencillez a un llamado hecho por Dios.
Pbro. Edgar del Río Reyna
A través de un proceso de discernimiento, en el cual, a lo largo de tres años trabajé en comunión con mi acompañante espiritual, la oración, la necesidad del pueblo de Dios, y la Misa diaria, empezé a ver luces para dentro de mi camino vocacional.
Pbro. Daniel Morales Rodríguez
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El carisma y el testimonio de los sacerdotes de mi comunidad parroquial, fueron los que influyeron para poner la mira en esta vocación, el mostrar a un Jesús cercano, alegre y que se preocupa por su comunidad, me llevo a preguntarme ¿qué los hace ser así? La respuesta sin duda la encontré en Jesús por medio de la amistad con Él y en la oración. Obviamente al elegir esta vocación, está la incertidumbre de saber si serás sacerdote o no, pero creo que si no tienes la experiencia de responder a esa inquietud que surge de ser sacerdote, no podrás saber si en verdad era tu camino o no.
Pbro. Jorge Alberto Rodríguez Urbina
Yo creo que la base está en reconocer que no se escoge ser sacerdote, sino que es un llamado que viene de Dios, que comienza como una inquietud plantada en el corazón, y que uno va descubriéndola. Ciertamente, el sacerdocio es algo que me agrada, y en cierta forma la decisión de hacer un proceso vocacional fue enteramente mía, porque me di la oportunidad de escuchar la invitación que se me hacía, y opté con total libertad seguir por este camino, pero de fondo, viendo las limitaciones propias, las expectativas que se tiene de nosotros, y el compromiso que uno adquiere al asumir el llamado de Dios, comprendes que todo viene de Él. Por lo tanto, no se trata de equivocarse o no, sino de ir discerniendo y reconociendo el camino. Entrar al Seminario por ejemplo, no es un “ya seré sacerdote”, sino mas bien, es el tiempo necesario para comprender con seriedad y entrega el llamado que se experimenta de Dios, decidir y entonces optar.
Pbro. Jesús Pablo Saldivar Castillón
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ACTIVIDADES MARZO - ABRIL
Conoce
#RedesDeEsperanza Gracias a las nuevas tecnologías y la labor permanente de la evangelización de la Iglesia, empezó una etapa en donde vivimos y celebramos nuestra fe de manera digital, por medio de diferentes medios de comunicación, por distintas formas de evangelización y por el gran esfuerzo de distintos agentes pastorales, desde el Papa, Obispos, sacerdotes, religiosos y fieles comprometidos; han podido aprender, prepararse y saber hacer uso adecuado de estos medios y así, seguir por todo el mundo, en este llamado “mundo virtual”, predicando el Evangelio (cf. Mc 16, 15), compartiendo esperanza, fortaleciendo la fe y que la chispa del amor a Jesús y a los demás, no se apague. Como “agentes pastorales digitales”, y atendiendo a nuestro compromiso evangelizador y de ser llamados a la misión, el Seminario de Monterrey en
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este mes de junio, no ha dejado a un lado sus «misiones de verano», y nos hemos lanzado a la «misión virtual» en todas sus redes sociales, buscando ser solidario y cercano a la comunidad, acompañándolos de forma virtual y brindando “#RedesDeEsperanza”, que ha sido lema y guía de esta misión. Si algo tenemos muy claro los seminaristas, es lo importante de que sigamos “haciendo ruido”, como ya nos ha invitado el Papa Francisco, para que el mensaje del Evangelio haga eco y que pueda traspasar las paredes digitales y nos podamos unir como Iglesia que es llamada e invitada por Jesús a echar las redes a este “mar digital” (cf. Lc 5, 1-11). Cabe mencionar que el Seminario de Monterrey ya ha navegado en este «mar digital», y desde el 2007 ha teni-
do presencia en distintas redes sociales, procurando llegar a todo el mundo (cf. Mc 16, 15) y seguir compartiendo la alegría de ser llamados a la vocación sacerdotal; además de ser fiel al llamado de evangelizar con una gran diversidad de contenidos, invitando a la reflexión, a la oración y aprendizaje de la frescura y dinamicidad del Evangelio. Actualmente el Seminario, cuenta con un equipo de “Comunicación”, donde participan seminaristas, padres y laicos profesionistas; así se ha ampliado su presencia en las redes sociales: Youtube, Facebook, Twitter, Instagram, Spotify; y así, de esta manera, no dejar a nadie afuera de esta misión constante de evangelización.
Finalmente, comparto un pensamiento que me hizo llegar un amigo durante el tiempo de la “misión virtual”, y que motiva y ayuda a comprender aún más el verdadero significado de la evangelización digital: “No hay tutorial ni una app que nos descargue el misterio de Dios. La única app es ponerse de rodillas y buscar al amigo (Jesús) donde descubriremos que ha estado esperándonos cada día y somos muy importantes para Él. Que lo virtual nos lleve a lo espiritual y lo espiritual a lo virtual”. Que el Evangelio traspase fronteras, incluso las digitales…
Abraham Rodrigo Oliva Espinosa Tercero de Filosofía
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AÑO
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Vida e Historia
DISCÍPULOS EN TIEMPOS DE PANDEMIA Al atardecer de ese mismo día, les dijo: «Crucemos a la otra orilla». Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?». Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio! ¡Cállate!». El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: «¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?». Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen». Mc 4, 35 - 41
El pasado 27 de marzo el Papa Francisco en su bendición Urbi et Orbi expresaba lo que vive el ser humano delante de las tormentas que le amenazan y percibe que no puede controlar; el hombre se siente vulnerable, inseguro, temeroso y corre el riesgo de caer en la angustia que destruye la esperanza. Nosotros como discípulos del resucitado sabemos que Él es nuestra esperanza y estamos llamados a “Abrazar al Señor para abrazar la esperanza”. En estos tiempos en que la contingencia de salud debido al COVID19 irrumpe en nuestros pueblos firmes en la fe en Jesús, estamos llamados a dar testimonio con nuestra propia vida de cómo un creyente en Jesucristo vive estas circunstancias. Es en estos momentos en donde se hace patente como la fe no es una ideología sino un modo de situarse en la realidad como hijos de Dios.
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Eventos duros en la vida tocan toda nuestra persona: nuestra espiritualidad, la vida emocional, social y física. Y es precisamente nuestra fe la que se convierte en fuente que motiva a afrontar las dificultades, llevando a una dimensión diversa el dolor y los problemas para salir adelante. Nuestra fe sabemos que no nos aleja de la realidad al contrario nos sitúa en ella, pero nos permite reinterpretar los eventos trágicos con otra mirada que la oración y el discernimiento nos ayudan a descubrir. Vivir los momentos difíciles desde la fe nos permite: • Encontrar sentido a la realidad: Muchas posibilidades han surgido en estos tiempos, la posibilidad que tanto deseábamos de pasar más tiempo con la familia, de leer aquel libro, de practicar con aquel instrumento musical, la oportunidad de descubrir las cosas esenciales de la vida y que nuestro valor no está en los que hacemos o tenemos sino en lo que somos: Hijos muy amados de Dios. • Alcanzar un nivel de control de la dificultad: La fe es la fuerza del cristiano y sabemos que nuestra oración de intercesión es escuchada y que la realidad de la pandemia no es la misma con oración que sin oración. Nuestra oración tiene efectos en nosotros, en la sociedad y en la misma pandemia. ¡Oremos sin desfallecer!. • Cercanía y confianza en Dios: Algo sucede en los momentos difíciles que es más fácil vivir lo que Jesús nos dice ¡Sean como niños! (Mt 18, 3), estos tiempos con la ayuda de la fe, dediquemos más tiempo a la oración dirigida a Dios Padre, cultivemos nuestra relación filial con Él y aprendemos a abandonarnos en sus manos.
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• Apoyo y gestos de caridad con el prójimo: La fe nos revela la realidad de que todos somos hermanos y esto es evidente en la infinidad de gestos de caridad y apoyo, de los cuales somos testigos estos días: personas que donan despensas, que regalan cubre bocas y sanitizantes, que asisten a colaborar en la alimentación de los más pobres ¿y tú como has, compartimos la misma naturaleza humana sin importar raza, sexo, clase social, orientación sexual, preferencia política etc.. todos somos hermanos, este recordatorio que nos esta haciendo la naturaleza; si no queremos que sea inútil este sufirmiento, ha de llevarnos a un cambio de ubicación de nuestra persona ante los demás. Es necesario pasar de un visión individualista de la vida a un personalismo cristiano, ya no más vivir en vista de mi mismo, mi carrera, mis derechos, mi futuro, sumergido en una espiritualidad intimista y sobretodo la pretensión de que yo forjo y decido mi identidad. Es necesario dar el paso a un «personalismo cristiano», en donde reconozco que soy siempre en relación con los demás, mi alegría es el servicio, mi dignidad es recibida de lo alto y no comprada, donde mi vida espiritual se hace carne en la vivencia de los sacramentos que se extienden en el amor fraterno, donde mi corazón se goza en la espera del cielo y recibo mi identidad como creación y regalo de Dios. Hermanos lo peor de esta tormenta sería pensar que la pasamos solos, vamos juntos y sin dudar el Señor va con nosotros, llenemonos de esperanza al imaginar quién nos espera en la otra orilla.
Pbro. José Francisco Gallardo Viera
Coordinador de Psicología del Seminario de Monterrey
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"Todo tiempo vale para el anuncio de la paz, ninguna circunstancia está privada de su gracia” Papa Francisco a los sacerdotes
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