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El manejo de basura en las playas
Foto: Suministrada por el PSGUPR.
El manejo de basura en las playas
Por Mariana González González, MA
Editora, Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico
En el 1988, y como parte de la campaña educativa “Limpia y conserva nuestras playas”, el Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico (PSGUPR) organizó el primer recogido de desperdicios costeros bajo el proyecto “Adopta una playa”. Que las playas se librasen de los desperdicios que se encontraban en las costas no era el único motor de esta actividad. El norte, de hecho, era recopilar información sobre el tipo y la naturaleza de los desperdicios que más abundan en nuestras playas. ¿Con qué fin? Con el de reunir datos y registrar la evidencia necesaria para así educar a los ciudadanos y a las agencias del Gobierno, y crear conciencia sobre el daño que ocasionan los desperdicios, no solo al ecosistema marino, sino también a la recreación local y al turismo.
Para el PSGUPR era y continúa siendo muy vital que la comunidad y el Gobierno entiendan el gran impacto que los desperdicios costeros ocasionan tanto a los organismos marinos como a nuestras atracciones naturales, y por consiguiente a la economía y a la recreación local del país. Es decir, que en nuestras playas haya desperdicios como plásticos, enseres eléctricos, muebles, gomas de autos, entre otros, amenaza la existencia de organismos y de ecosistemas, como los arrecifes de coral, que ejercen como hábitat para una variedad inmensa de especies marinas, y también como atracción natural. De este renglón, más allá de mantener nuestras playas limpias pensando en embellecer las costas para el disfrute del turista, es crucial reconocer que la recreación local debe ser el motor principal. Que los locales, de hecho, puedan disfrutar de unas playas limpias y un ecosistema marino saludable, es el anzuelo para atrapar la atención de los visitantes. Es decir, los turistas se atraen más y mejor si tienen la oportunidad de observar a un local gozar y cuidar de sus recursos naturales.
Así, para documentar la información durante la recogida de playas, se utilizó una tarjeta de datos. Como dice Ruperto Chaparro, director del PSGUPR, y quien trajo esta iniciativa de “Adopta una playa” a la Isla con la colaboración del Centro para la Conservación Marina en Virginia (Estados Unidos), voluntarios y conservacionistas, “la razón principal para utilizar las tarjetas de datos en las limpiezas de playas consiste en documentar la composición de la basura marina, su procedencia y material de construcción para proponer acciones de política pública, saber quién genera la basura para incluirlo en los esfuerzos educativos, tener una idea de los costos por remover estos artículos, cuánto tiempo permanecerán en el ambiente si no se recogen y cuánto costaría removerlos del medio ambiente” (figura 1 y 2). Entre las categorías de clasificación se encontraban el plástico, el cristal, la gomaespuma (foam), la goma, el metal, el papel, la madera y la tela.
¿Y cuáles fueron los resultados de esta primera limpieza costera bajo el proyecto “Adopta una playa”? En relación a la cuantificación de los desperdicios, con un 43 % el plástico resultó ser el material más abundante en las costas de la isla, seguido del cristal (22 %) y el metal (19 %). Asimismo, también se presentó información sobre la procedencia de estos desperdicios. La figura 3 resume tanto su procedencia como las especies a las que afecta.
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Figura 1. Tarjeta de datos.
A partir de la limpieza de costas del 1989, también se comenzaron a clasificar los desperdicios en un listado de los 12 artículos que más se recogieron en la limpieza anual. Este listado se conoce como los “Dirty Dozen”. El orden de la primera docena reportada, en el 1989, se presenta así:
1. vasos de plástico, cucharas, tenedores, sorbetos 2. pedazos de cristal 3. chapas de latas de aluminio 4. pedazos de plástico 5. pedazos de papel 6. chapas de metal (de las botellas de vidrio) 7. botellas de vidrio 8. colillas de cigarrillo 9. tapas de plástico 10. bolsas plásticas 11. bolsas plásticas de basura 12. tela Si bien con los años que se reportaron posteriormente hubo variaciones en relación a la posición de los desperdicios en la Dirty Dozen, el plástico siempre tuvo una presencia notable entre el listado. De hecho, el plástico en las bolsas, los utensilios, las botellas y tapas continúa coronando, como ya veremos, a día de hoy. Su mayor contrincante, valga sacar a colación, es la colilla del cigarrillo, y también es posible encontrar entre la docena artículos como latas de aerosol y bombillas de luz.
Otro órgano gubernamental que se interesó en la dinámica del proyecto “Adopta una playa” fue la Compañía de Turismo. En el 1991, contribuyó con el PSGUPR, y otros colaboradores (como el Ocean Conservancy), en la organización de la limpieza costera. Con la intención de aumentar la atención del país, se decidió enfocar la actividad a un día al año, y fue así como en el 1991 se llevó a cabo la primera “Playa Limpiadas” (“limpiadas” proviene de olimpiadas). La actividad, como narra Chaparro,
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Figura 2. Forma que se utilizaba para registrar los desperdicios que se recogían durante la limpieza de playa.
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Figura 3. Fuentes generadoras de basura y especies a las que afecta. “tuvo exposición en la prensa y se recogieron grandes cantidades de basura y se recicló el vidrio con Owen-Illinois, que era la compañía que reciclaba vidrio en Puerto Rico, para enseñar que esas botellas no eran basura sino materia prima” (figura 4). Asimismo, esta actividad, que contó con una gran cantidad de voluntarios, logró su objetivo principal: cuantificar la basura recogida.
De esta misma línea, el DRNA también reaccionó a los esfuerzos que el PSGUPR estaba realizando con los desperdicios costeros. Para el 1999, y reconociendo que su personal no daba abasto para limpiar las 123 playas que tenía bajo su cargo, hizo efectivo el proyecto de “adopción” de playas, que desarrolló también el PSGUPR. La dinámica, en este caso, era que individuos y organizaciones se hicieran cargo, mediante un documento legal, de la limpieza, el mantenimiento y la protección de los recursos naturales.
Así, el PSGUPR continuó con la organización y colaboración de “Adopta una playa” hasta el 2004. Entonces, la tienda de buceo Scuba Dogs tomó la batuta de la organización, y se convirtió en el coordinador oficial de la Limpieza Internacional de Costas (LIC); a partir del 2007 el esfuerzo se entrega a la organización ambiental Scuba Dogs Society (SDS). A día de hoy, de hecho, se reconoce a la SDS como el enlace a la LIC, desde Puerto
Rico. Junto a la SDS siguen existiendo, de igual forma, colaboradores como el Centro para la Conservación Marina, y también el
PSGUPR, quien, aunque ya no lleve a cabo la organización, siempre está dispuesto a colaborar en lo necesario.
La SDS mantiene a través de los años la meta que inició el proyecto “Adopta una playa”; es decir, pretende en sus recogidas de desperdicios costeros, no solo comprender de forma más efectiva el problema que existe desde hace años con los desechos plásticos, sino entender también su impacto socioecológico. Para esta edición de Marejada, la SDS comparte información de su última actividad de recogida de desperdicios costeros. Lo primero que nos advierte la SDS es que, en este evento que se llevó a cabo a mediados de septiembre del 2017, los resultados estadísticos de Puerto
COMPOSIÓN DE BASURA RECOLECTADA EN 1988-89
FOAM 6 % 6.15 PLÁSTICO 1 % 37.21
CRISTAL 22 % 22.9
GOMA 1% 0.58 METAL 19 % 19.08 TELA 1 % 1.05
PAPEL 12 % 11.54
MADERA 2 % 2.29
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Figura 5. La gráfica de la izquierda, suministrada por el PSGUPR, muestra los resultados de los desperdicios que encontraron durante las limpiezas del 1988. La gráfica de la derecha, suministrada por SDS, muestra los resultados de la LIC del 2017. Ambas posicionan el plástico en primer lugar.
Rico se asimilaron a los que se compartieron globalmente. En palabras de Ana Trujillo, gerente de Proyectos de esta sociedad, “Durante la Limpieza Internacional de Costas (LIC) del 2017, los resultados globales muestran que de los 10 principales objetos removidos 7 eran plásticos. Las estadísticas para Puerto Rico indican la misma tendencia, siendo los plásticos aproximadamente el 70 % (76,161 objetos) de los 10 principales objetos (111,450) encontrados en la LIC”. Estos resultados que nos comparte Trujillo, no solo nos permiten reconocer la alarmante cifra de desechos que continúa existiendo en nuestras costas, sino también deja claro que el plástico, si comparamos la tabla del 1988 con esta del 2017 (figura 5), sigue ocupando los primeros lugares dentro de los registros de desperdicios costeros.
Ahora bien, en relación al papel que ejercen los microplásticos en estas recogidas costeras organizadas por la SDS, los datos que se enumeran, según nos explica Trujillo, no ofrecen información alguna sobre estos fragmentos, que son igual o más amenazantes que los macroplásticos.
La SDS, sin embargo, sí es consciente de la importancia de recopilar información sobre esta otra amenaza, porque entienden el problema que los microplásticos ocasionan, no solo a las costas, a los ríos y a los océanos, sino también al ámbito terrestre. A razón de esta necesidad, la SDS planifica lanzar para el próximo año, 2018, el Programa de Monitoreo de Microplásticos en las Costas de Puerto Rico. Esta iniciativa, que formará parte de las limpiezas de cuerpos de aguas que realiza la sociedad durante el año, contará con una docena de Capitanes de Costas (voluntarios y líderes ambientales) que monitorearán 10 playas seleccionadas.
Alberto E. Martí Ruiz, director ejecutivo de la SDS, comparte con los lectores de esta edición cuál es, según él, el problema principal en relación al plástico y al ser humano: “Nos hemos convertido en una sociedad de desecho. Las botellas de agua, bolsas, sorbetos, frascos de comida, envolturas, pañales, etc. se utilizan una vez y se botan. Mitigar el grave daño que ocasiona el plástico, y su microderivado, al ecosistema implica no su desaparición absoluta, sino la redefinición de nuestro comportamiento”. Así, ante las estadísticas de desperdicios que se recogen anualmente en nuestras costas, queda a la vista que, aparentemente, la única estrategia capaz de ayudar a reducir los desperdicios en nuestras costas es el tan trillado, pero equilibrado, reduce, reúsa y recicla. Como dice Martí Ruiz, “Todos lo sabemos, solo falta voluntad”.
Referencias:
A. E. Martí Ruiz, comunicación personal.
A. Trujillo, comunicación personal.
Base de datos de Desperdicios Costeros de Scuba Dogs Society.
Chaparro, R. (1989). Limpieza de playas ‘88: Resultados y recomendaciones.
R. Chaparro, comunicación personal.
Ocean Conservancy. (2018). Clean Building a Swell. 2018 Report Internacional Costal CleanUp.