Revista Marejada Vol. 15 #1 2017

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Foto: Suministrada por el PSGUPR.

El manejo de basura en las playas Por Mariana González González, MA Editora, Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico

En el 1988, y como parte de la campaña educativa “Limpia y conserva nuestras playas”, el Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico (PSGUPR) organizó el primer recogido de desperdicios costeros bajo el proyecto “Adopta una playa”. Que las playas se librasen de los desperdicios que se encontraban en las costas no era el único motor de esta actividad. El norte, de hecho, era recopilar información sobre el tipo y la naturaleza de los desperdicios que más abundan en nuestras playas. ¿Con qué fin? Con el de reunir datos y registrar la evidencia necesaria para así educar a los ciudadanos y a las agencias del Gobierno, y crear conciencia sobre el daño que ocasionan los desperdicios, no solo al ecosistema marino, sino también a la recreación local y al turismo. Para el PSGUPR era y continúa siendo muy vital que la comunidad y el Gobierno entiendan el gran impacto que los desperdicios costeros ocasionan tanto a los organismos marinos como a nuestras atracciones naturales, y por consiguiente a la economía y a la recreación local del país. Es decir, que en nuestras playas haya desperdicios como plásticos, enseres eléctricos, muebles, gomas de autos, entre otros, amenaza la existencia de organismos y de ecosistemas, como los arrecifes de coral, que ejercen como hábitat para una variedad inmensa de especies marinas, y también como atracción natural. De este renglón, más allá de mantener nuestras playas limpias pensando en embellecer las costas para el disfrute del turista, es crucial reconocer que la recreación local debe ser el motor principal. Que los locales, de hecho, puedan disfrutar de unas playas limpias y un ecosistema marino saludable, es el anzuelo para atrapar la atención de los visitantes. Es decir, los turistas se

atraen más y mejor si tienen la oportunidad de observar a un local gozar y cuidar de sus recursos naturales. Así, para documentar la información durante la recogida de playas, se utilizó una tarjeta de datos. Como dice Ruperto Chaparro, director del PSGUPR, y quien trajo esta iniciativa de “Adopta una playa” a la Isla con la colaboración del Centro para la Conservación Marina en Virginia (Estados Unidos), voluntarios y conservacionistas, “la razón principal para utilizar las tarjetas de datos en las limpiezas de playas consiste en documentar la composición de la basura marina, su procedencia y material de construcción para proponer acciones de política pública, saber quién genera la basura para incluirlo en los esfuerzos educativos, tener una idea de los costos por remover estos artículos, cuánto tiempo permanecerán en el ambiente si no se recogen y cuánto costaría removerlos del medio ambiente” (figura 1 y 2). Entre las categorías de clasificación se encontraban el plástico, el cristal, la gomaespuma (foam), la goma, el metal, el papel, la madera y la tela. ¿Y cuáles fueron los resultados de esta primera limpieza costera bajo el proyecto “Adopta una playa”? En relación a la cuantificación de los desperdicios, con un 43 % el plástico resultó ser el material más abundante en las costas de la isla, seguido del cristal (22 %) y el metal (19 %). Asimismo, también se presentó información sobre la procedencia de estos desperdicios. La figura 3 resume tanto su procedencia como las especies a las que afecta. 17


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