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La comunidad biológica en los arrecifes artificiales y naturales de Puerto Rico

Por Manuel Nieves

Estudiante de grado, Oceanografía Biológica Departamento de Ciencias Marinas Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez

En las últimas décadas ciertas acciones del ser humano han afectado a los arrecifes de coral alrededor del mundo, especialmente a los del Caribe. Las causas antropogénicas que amenazan a este ecosistema arrecifal son las que han llevado a investigadores y científicos a desarrollar estrategias que reduzcan el impacto humano; entre estas, por ejemplo, se encuentra la construcción de arrecifes artificiales.

Hasta el momento esta estrategia de restauración de arrecifes ha sido acertada, sobre todo en comparación con otras técnicas que se emplean para reducir la presión humana en este ecosistema, como limitar o prohibir el acceso a arrecifes afectados. Sucede que restringir el acceso tiende a afectar negativamente la actividad económica que los arrecifes generan, así que la mejor opción parece recaer en la construcción de arrecifes artificiales, que intenten proveer servicios similares a los que proveen los arrecifes naturales. En algunos lugares del mundo ya se han utilizado arrecifes artificiales para prevenir la pesca de arrastre, optimizar la retención de arena en las playas, la eficiencia pesquera, así como las experiencias turísticas y recreativas, incluyendo el buceo y el surf.

En Puerto Rico existen tres tipos principales de arrecifes artificiales: el de restauración (figura 1), los

Figura 1. Arrecife artificial restaurado

Arrecife natural en el cayo San Cristóbal, La Parguera (Lajas, P. R.)

trasplantados (figura 2) y los accidentales (figura 3). En nuestras aguas, sin embargo, aún no se atiende el estudio y la comparación de las comunidades biológicas (como los peces, los corales y las algas) que se albergan e interactúan tanto en los arrecifes artificiales como en los naturales. Ante esta desinformación, entonces, y como parte de mi investigación de escuela graduda en Oceanografía Biológica (en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Mayagüez), decidí desarrollar un proyecto investigativo en el que estudio y comparo estas comunidades biológicas que se asocian a los arrecifes de coral naturales y artificiales.

El objetivo principal que desarrollo como parte de mis estudios graduados es estudiar estas comunidades biológicas que son los arrecifes de coral, para entender su funcionamiento como ecosistemas y conocer si ambos arrecifes, el natural y el artifical, pueden manejarse con las mismas estrategias, o si cada uno requiere medidas específicas. En otras palabras, con mi investigación espero contribuir al desarrollo de estrategias de manejo para que estas, a su vez, aporten al bienestar de los arrecifes de coral y a perpetuar los servicios de ecosistema que estos ofrecen a Puerto Rico.

Con servicio de ecosistema puede ententerse las aportaciones que un ecosistema hace a los seres humanos. Se evidenció, por ejemplo, que si la salud de estos arrecifes se deteriora, los recursos que aportan a la sociedad, entre estos el ingreso económico que se obtiene de las actividades turísticas y recreativas, también corren peligro. Se estima que los servicios ecosistémicos que los arrecifes de coral proveen en el área este de Puerto Rico generan más de 740 millones de dólares al año; las actividades turísticas y recreacionales en este ecosistema constituyen más del 50 % de este ingreso. Si tenemos en cuenta entonces que el turismo es una de las principales fuentes económicas en Puerto Rico, proteger los arrecifes de coral y los servicios que estos proveen es beneficioso para mejorar la economía y la calidad de vida de los puertorriqueños.

La metodología de mi investigación incluye trabajo de campo. Identifiqué doce lugares alrededor de Puerto Rico que tienen arrecifes naturales o artificiales (figura 4) y realizo censos visuales y fotográficos para medir la abundancia, el tamaño y la cantidad de la fauna y flora que habita en estos ecosistemas. Los censos ocurren tres veces durante cada época del año, y luego se compara cómo cambian las comunidades a través de un año. De esta manera, espero lograr identificar si las

Figura 2. Arrecife artificial trasplantado

Figura 3. Arrecife artificial accidental

fluctuaciones en las comunidades biológicas de arrecifes naturales responden de manera similar a los arrecifes artificiales o, de manera inversa, si los procesos que afectan las comunidades en arrecifes naturales son independientes a los que afectan los arrecifes artificiales.

Una hipótesis que considero es que los patrones de abundancia y diversidad en los arrecifes naturales están sujetos a ser más altos que en los arrecifes artificiales. Es decir: a través de un año espero ver una mayor fluctuación en la cantidad de fauna y flora en los arrecifes naturales, mientras que en la de los artificiales podría ser menos variable. Actualmente me encuentro en la última fase de censos, que inicié en la primavera del 2018. Espero tener resultados concretos para diciembre de este año.

Figura 4. Mapa con las doce localizaciones en Puerto Rico donde se identificaron arrecifes naturales y artificiales. En amarillo se señalan las demás áreas con arrecifes.

Los arrecifes de coral son hábitats sumamente importantes en las costas de Puerto Rico. Al crear estructuras duras en el fondo marino estos protegen las costas contra el embate de las olas, especialmente durante las tormentas y los huracanes; así, ayudan a reducir la erosión de sedimentos en las playas, y protegen las edificaciones costeras, entre otros beneficios. Además, las estructuras que crean los corales forman el hábitat de muchísimas especies de animales y plantas, incluyendo los meros, los pargos y las langostas, que tan comunes son en nuestra gastronomía. Gracias a los arrecifes de coral, además, Puerto Rico cuenta con una gran diversidad de organismos marinos, incluyendo algunos que están bajo amenaza de extinción, como las tortugas marinas, los manatíes y varias especies de delfines, entre otros mamíferos marinos.

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