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Más allá del veril: Información y
Por Michelle Schärer Umpierre, PhD Mapas y fotografías por Michelle Schärer Umpierre, PhD
Para los aficionados del buceo SCUBA, el veril, en algunos sitios la pared o talud en donde se encuentra el límite de la plataforma, presenta un más allá inalcanzable que trae curiosidad, expectativa y un “rush” de adrenalina. Al asomarnos por el veril, hacia las oscuras profundidades, la imaginación nos traiciona y avistamos sombras o reflejos a la distancia que pudieran ser entes de las profundidades. Podemos llegar a imaginar peces grandes, tiburones o ballenas que no vemos mientras buceamos sobre la plataforma pero sospechamos que están allí abajo. Para unos pocos, la misión es desafiar lo desconocido e ir a esas zonas para descubrir y explorar lo que otros solamente podemos imaginar.
Los arrecifes que se encuentran más allá del veril, entre profundidades de 30 y 150 metros (90 y 450 pies, aproximadamente) son parte del ecosistema mesofótico. Meso se refiere a la mitad y fótico se refiere a la energía de la luz solar, por lo tanto mesofótico significa literalmente a la profundidad a la que llega la mitad de la luz. Estos arrecifes se desarrollan en las paredes o taludes más allá del veril y en montañas o mesetas submarinas. El desarrollo del arrecife mesofótico ocurre en sustratos rocosos con poca acumulación de sedimento, ya sean pendientes verticales o de fondos duros con inclinación leve. Solamente ciertos organismos— especialmente corales y algas—pueden sobrevivir en ambientes mesofóticos porque están en el límite del alcance de la luz necesaria para la fotosíntesis.
La relevancia de los arrecifes mesofóticos radica en el hecho de que éstos constituyen una extensión de los arrecifes someros y mantienen conexiones genéticas y ecológicas importantes. El ecosistema mesofótico se ha identificado como un potencial refugio para organismos marinos que proveen semillas para repoblar los arrecifes de coral más someros que actualmente están enfrentando serias amenazas. Aunque algunas especies de corales se desarrollan en las zonas someras y mesofóticas, las mismas están expuestas a diferentes condiciones ambientales como la temperatura, la química y/o la irradiación. Esta diferencia puede proporcionar una ventaja ante los efectos del cambio climático, entre otras amenazas que confrontan los arrecifes.
Zona Mesofótica
Perfil batimétrico del límite de la plataforma insular que representa la penetración de la luz solar (color amarillo hasta verde) hasta 150 metros. Mapa batimétrico detallado que ilustra la zona mesofótica al suroeste de Isla de Mona.
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Los corales que más abundan en la zona mesofótica son los corales de platos, como los del género Agaricia, o corales montañosos del género Montastraea que crecen en forma de plato para maximizar la incidencia de luz sobre sus tejidos. Los corales, a su vez, proveen espacios para otras especies, tales como cangrejos, briozoarios, algas y peces.
La importancia para la biodiversidad marina del ecosistema mesofótico radica en que allí habitan especies marinas endémicas (no se encuentran en ningún otro lugar) y probablemente hay especies que aún son desconocidas para la ciencia. Se sospecha que los organismos que tienen la capacidad de sobrevivir en este ambiente extremo también pueden tener bioquímicos con propiedades innovadoras para combatir enfermedades humanas. Por lo tanto, aún hay mucho que descubrir del potencial de los arrecifes mesofóticos.
El ecosistema mesofótico provee, para distintas especies marinas, la función de hábitat crítico. Por ejemplo, algunos arrecifes mesofóticos proveen áreas donde ocurren las agregaciones reproductivas de meros y de pargos, que son críticas para mantener las poblaciones de estas especies de importancia comercial. A su vez, estas áreas sirven de hábitat de crianza para otras especies, incluyendo las de pesquerías comerciales, tales como los chillos (pargos) de aguas profundas. En fin, es importante desarrollar un conocimiento acertado sobre las características de los organismos y de los hábitats que componen el ecosistema mesofótico y, al mismo tiempo, comprender la importancia de la función ecológica para el beneficio de todos los que dependemos del mar.
Exploración e investigación de los ecosistemas marinos mesofóticos
La investigación oceanográfica de ecosistemas mesofóticos ha tomado auge recientemente a raíz de la disponibilidad de tecnologías que así lo permiten. Por ejemplo, el buceo técnico con circuito cerrado (rebreather), las tecnologías de sonar para mapear y otros equipos tales como los vehículos autónomos (AUV, por sus siglas en inglés) o los vehículos de control remoto (ROV, por sus siglas en inglés) permiten a los investigadores estudiar la zona mesofótica. Muchas de estas tecnologías originalmente fueron desarrolladas para propósitos militares y ahora se utilizan en la investigación científica. Por ejemplo, la disponibilidad de tecnología de sonar de largo alcance (sonar de barrido múltiple o multibeam) toma imágenes de la composición del fondo marino y permite el desarrollo de mapas batimétricos de alta resolución (tamaño de píxel = 2 metros en espacio real). Con sonar, se pueden describir gráficamente los taludes de las plataformas continentales o insulares para identificar arrecifes mesofóticos. Recientemente, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) ha colectado información detallada con sonares de la plataforma de Puerto Rico y otras islas caribeñas. Estos mapas están disponibles al público en un portal electrónico (http:// ccma.nos.noaa.gov/ecosystems/coralreef/usvi_nps. html#products) y los científicos los usan para estudiar arrecifes mesofóticos. El propósito de estos mapas es proveer información para caracterizar el fondo marino y hacer mapas de hábitats bentónicos que se puedan usar para identificar dónde ocurren los arrecifes más allá del veril.
En el Caribe, la investigación de los arrecifes mesofóticos se lleva a cabo desde la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez (RUM) y la Universidad de las Islas Vírgenes en St. Thomas. En el Departamento de Ciencias Marinas (DCM) del RUM, los investigadores del ecosistema mesofótico utilizan distintas tecnologías para estudiar la genética, la sistemática, la ecología, física y la geomorfología
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Corales del género Montastraea en forma plana.
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La investigadora Ivonne Bejarano del DCM (RUM) con equipo de buceo técnico de circuito cerrado (re-breather).
del ecosistema. El doctor Roy Armstrong lidera un proyecto con vehículo autónomo (AUV) que ha llevado a cabo varias expediciones en las que toma imágenes submarinas de áreas de arrecifes mesofóticos. Estos vehículos se programan para navegar en un curso determinado y se envían a la zona mesofótica, donde colectan información con sensores especiales. El doctor Jorge García-Sais, por su parte, investiga poblaciones de corales, peces y organismos asociados a las zonas mesofóticas mediante el uso de buceo técnico. Su equipo de trabajo ha llevado a cabo inmersiones a la zona mesofótica en la plataforma insular y en las mesetas submarinas, tales como el Bajo de Sico, en el oeste de la Isla de Puerto Rico (puede ver este informe en el portal electrónico del Consejo de Pesca del Caribe (CFMC, por sus siglas en inglés): http://www. caribbeanfmc.com.
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Un grupo de oceanógrafos de distintas especialidades (entre las que se destacan la geológica, la física, la química y la biología) conforma el grupo de Estudio del Ecosistema de Arrecife de Coral Mesofótico subvencionado por la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés). El mismo lo lidera el doctor Richard Appeldoorn del DCM en el RUM. Entre los objetivos de este proyecto sobresalen los siguientes: caracterizar la composición de organismos que se encuentran en la zona mesofótica, evaluar la conectividad (genética y ecológica) que existe entre los arrecifes someros y los mesofóticos y, finalmente, evaluar la vulnerabilidad de estos ecosistemas ante potenciales impactos antropogénicos como por ejemplo, la contaminación proveniente de actividades en tierra. Para llevar a cabo este proyecto de tres años, se adquirió un vehículo de control remoto (ROV) para explorar zonas mesofóticas y se entrenaron cinco buzos técnicos que llevan a cabo inmersiones con equipo de circuito cerrado (re-breather). Con este equipo, el aire que respira cada buzo se recircula y se realimenta con gases mixtos (nitrógeno, oxígeno y helio) lo cual permite alcanzar profundidades mayores (hasta 400 pies) y pasar más tiempo a estas profundidades que el buceo de circuito abierto. Otra ventaja del sistema de circuito cerrado es que no se producen burbujas ya que no hay escape de gases y así pueden escuchar, además de ver, lo que les rodea más allá del veril.
Foto: Hector Ruíz
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Varios investigadores colectan datos e imágenes mientras recorren el arrecife y utilizan el vehículo de control remoto o ROV.
En la Universidad de las Islas Vírgenes, el equipo de investigadores de arrecifes mesofóticos liderado por el doctor Richard Nemeth se ha enfocado en áreas de hábitat con corales y peces manejadas por el CFMC, ya que se encuentran en aguas territoriales federales. Este grupo también utiliza los equipos de buceo técnico con circuito cerrado para alcanzar la zona mesofótica. Entre sus resultados hay mapas de hábitats bentónicos y estudios sobre la condición de los corales y las migraciones de peces en áreas marinas protegidas donde ocurren agregaciones de desove en el sur de St. Thomas.
Conservación del ecosistema mesofótico
Los arrecifes mesofóticos ocurren alrededor de toda la plataforma insular de Puerto Rico y en varias mesetas submarinas en el Canal de la Mona. En la Isla de la Mona como tal, se encuentra el área de arrecifes mesofóticos más extensa dentro de un área marina protegida. La Reserva Marina de la Isla de la Mona y Monito (RMIM) se extiende hasta el contorno de profundidad de 100 brazas (182 metros o 597 pies) alrededor de ambas islas, excepto por una franja entre Punta Capitán y Punta Arenas en el oeste de Mona. La mayoría de la zona mesofótica alrededor de esta isla queda dentro de la RMIM y provee un refugio para los peces, ya que en esta zona no se permite la pesca. Los organismos que se encuentran en el arrecife mesofótico de Mona tienen la ventaja adicional de que no están directamente expuestos a los impactos provenientes de actividades humanas en tierra y, por lo tanto, pueden proveer un ejemplo de lo que es un ecosistema ‘natural’ con el cual los demás pueden ser comparados. Por otro lado, una desventaja de la distancia entre la Isla de la Mona y otras islas, es el intercambio limitado de larvas de organismos que son necesarias para re-poblar especies que se hayan reducido significativamente.