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La naturaleza es vida. Juan Antonio Irache Sanz
La naturaleza es vida
Juan Antonio Irache Sanz
Estamos viviendo en un mundo donde la naturaleza nos ha estado brindando unos placeres de los cuales hemos podido disfrutar una gran mayoría de seres.
A lo largo de la historia, dicha naturaleza ha sido y es el sustento y el placer de vivir en este planeta llamado Tierra, el cual, aun sintiéndose fuerte porque lo es, en ocasiones da muestras de estar cansado. Esto, en ciertos momentos nos da avisos, de los que, una gran mayoría de las veces, nos sentimos aludidos. ¿Nos estamos dando cuenta que la vida en esto que llamamos Tierra está cambiando? Desastres que ningún viviente conocía nos están afectando diariamente, así como esas enfermedades a las que, aun contando con tanto avance que nos parece que hemos logrado, no sabemos ponerles remedio.
Dichos avances en cantidad de ocasiones podríamos ponerles como puntuación un diez, en cantidad de ocasiones nos podemos sentir satisfechos de ellos. Cantidad de enfermedades son curadas o al menos aliviadas debido a dichos avances.
También para la vida laboral son un punto de fuerza para que dicho trabajo y bienestar hagan más placentera la existencia de la ciudadanía. Pero todos estos avances también tienen su riesgo, un riesgo que, en ocasiones, se puede pagar con la vida. Si nos ponemos a pensar, podremos decir “este aire que respiro, ¿está limpio?” Tan solo tenemos que mirar al cielo y pensar que todos esos gases que se expulsan diariamente están mezclados con ese aire y que esta naturaleza que tenemos a nuestro alrededor, la cual siempre ha estado y va a seguir estando, la estamos destrozando.
Sobre este deterioro y destrozo, estamos nosotros, y a nosotros mismos nos repercute. ¿Nos estamos dando cuenta de que, día a día, están apareciendo nuevas enfermedades? Muchas de ellas, relacionadas con el sistema respiratorio. Cantidad de personas que durante toda su vida han realizado ciertos trabajos o pasatiempos, un día ven que su cuerpo se revela diciéndoles que ya no pueden hacerlas. Dicha demostración pueden
ser granos, rosetones, moquita, fatiga, dolores y tantos otros. Cuando alguna de esas demostraciones nos llega a uno de nosotros, nuestro pensamiento es: ¿Qué me pasa? En ocasiones, ni eso se puede decir por sí mismo. Esto puede ocurrir cuando ese ser ni siquiera sabe hablar al tener muy poca edad. En ese momento, el sufrimiento se apodera de sus padres, también con otra pregunta: ¿Por qué nos ha tenido que tocar esto a nosotros? Pero así es la vida, una vida que, como hemos comentado, la estamos complicando nosotros. Una vida que en cantidad de ocasiones no nos damos cuenta que el avance es muy bueno, pero que quizás no hemos sabido poner ese tubo de escape a punto para que todos esos gases que lanzamos a la atmósfera llegasen más limpios al juntarse con ese aire limpio que ella nos brinda, los cuales son los causantes de ese manto oscuro que vemos en ocasiones en los medios de comunicación, los cuales parecen un sombrero, el cual sirve para que los rayos del sol no nos molesten en la cara, pero que en estas ocasiones son diferentes y muy perjudiciales al no dejar pasar ese sol, que es la vida, y ese aire limpio sin el cual no se puede vivir.
De ahí que dichas enfermedades llamadas “raras” estén en pleno desarrollo.
Vamos a cuidar la naturaleza. Ella es nuestra vida. Intentemos por todos los medios que el aire que respiramos este todo lo limpio que sea posible y vamos a tener confi anza, por el bien de todos, de que estas enfermedades llamadas “raras” y que en ocasiones los presupuestos otorgados no son sufi cientes para lograr una solución que ello se alcance en un tiempo no muy lejano. Si todo esto lo conseguimos, la atmósfera estará limpia y todos respiraremos mejor.