3 minute read

Los eternos residentes. Francisco Xavier León Román

Los eternos residentes

Francisco Xavier León Román

La historia comienza con un R1 (residente de primer año) y termina con un R4 — quizá antes, dependiendo de las desilusiones de estos entes en formación. ¡La neumología es una especialidad compleja, piénsalo dos veces antes de escogerla! ¡Nunca entenderás la fi siología detrás de los pulmones! ¡Las manos te tiemblan demasiado para hacer una toracocentesis! ¡El sudor te empañará las gafas mientras haces broncoscopias! ¡La ventilación mecánica no invasiva es un arte anti-R1!

Estas son algunas de las frases a las cuales te enfrentarás al escoger la dichosa especialidad. Desde luego, sabemos que el camino no será fácil. Un gran sabio decía: «La disnea es la única y verdadera urgencia». Con el paso de los años, aquella afi rmación resuena en nuestros cerebros y nos programa para temerla.

Mientras caminamos como R1 por la vida, sin conocer exactamente en lo que nos metemos, empiezan las dudas. Llegamos a las plantas de hospitalización sin siquiera saber el uso del corticoide y sus efectos benefi ciosos en nuestra especialidad. Sin embargo, no es un año peculiarmente tormentoso; afl oran nuevas amistades y quizá amores. Todo parece pertenecer a un orden establecido. Un R1 supervisado hace frente y vence más batallas que nuestro hidalgo de La Mancha.

Los problemas comienzan cuando eres R2. Sin duda alguna, empiezan las competencias por descifrar el enigma dentro del concepto del PIM y el PEM; IPAP y EPAP; los distintos tipos de inhaladores y los temibles antibióticos inhalados. Sí, aquellos seres de vapor que requieren distintos y exclusivos tipos de nebulizadores para funcionar. Es entonces cuando somos capaces de entender la complejidad de nuestra especialidad. Sin hablar de nuestras primeras guardias y de la famosa frase de urgencias: «El paciente está muy dormido y le he descartado patología neurológica». Estas palabras harían correr al más experimentado de los R3; en el fondo, todos sabemos lo que implica. Sí, quizá tengas que ventilar, y eso de dormir ha quedado en el olvido.

Según pasan los años, nos damos cuenta de que existen subespecialidades y las difi cultades que acarrean. El sueño, asma, TEP, nódulo-masa, EPOC, EPID, VMNI, BQ, FQ, la terrible hipertensión pulmonar: son siglas complejas de entender y, sobre todo, de estudiar. Las técnicas, por más que practiques, son una desgracia imprevista durante los primeros años; algunos días van mejor, otros días generan desilusión y frustración.

La formación es simplemente así, nunca acaba de sorprendernos. Incluso cuando eres R4 y piensas que eres capaz de controlar la gran mayoría de situaciones asociadas a la especialidad.

Cabe recalcar que la rotación externa se convierte en el mayor miedo del R4. La mente te juega una mala pasada; lo aprendido en tu sitio de trabajo se hace de forma distinta en otro. Borrón y cuenta nueva, vuelves a empezar desde cero, aunque con ciertas ventajas. Los caminos de la formación son tortuosos y complejos. No todos los broncoespasmos se curan con salbutamol, ni todos los caminos llevan a la fi brosis pulmonar idiopática.

Finalmente, y sin pensarlo demasiado, te conviertes en A1 (adjunto de primer año). Esta etapa nos recuerda la frase de Bismarck: «La vida es como visitar al dentista. Se piensa siempre que lo peor está por venir, cuando en realidad ya ha pasado». Hemos terminado la residencia; aquella tarea imposible ha llegado a su fi n. Por tanto, lo peor ha pasado, o al menos es lo que esperamos. No imaginamos que las dudas siempre estarán ahí y que ahora somos responsables de nuestros actos de forma directa.

La frase de Bismarck es aplicable, pero no del todo cierta. La puerta se mantiene abierta a nuevas sorpresas. Un claro ejemplo: nuestra lucha en la actualidad. Aquel virus nos ha convertido a todos en residentes por segunda ocasión. Pese a estudiar, no somos capaces de hacerle frente y nos sentimos susceptibles e inseguros. Defi nitivamente, regresar a la residencia no es algo del todo malo. Nos ha unido como personal sanitario sin importar las especialidades. Trabajamos en equipo: enfermería, auxiliares, médicos y cirujanos, adjuntos y residentes. ¿Acaso este bichito nos ha recordado algo?

Nos ha recordado que nunca debemos olvidar de dónde partimos y el trabajo que involucra llegar a nuestra meta. Por lo tanto, debemos tener en cuenta a nuestros residentes, porque en el minuto menos pensado volveremos a formar parte de ellos.

This article is from: