MIGRANTES Y REFUGIADOS ANTE EL VIH Y SIDA
Persisten carencias, inequidad y discriminación Por Andrea Saldaña Rivera*
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Sin equidad, no podremos acabar con la COVID-19, el VIH ni ninguna otra pandemia. Las desigualdades son, 'per se' una pandemia. Abordarla debería ser una prioridad a nivel nacional y mundial” (Peter Sands. Global Fund) Aún hay 35 países en el mundo con limitaciones para recibir a personas con el virus del VIH. Invocan un supuesto riesgo para la salud de la población local. Esto, a pesar de que, en 2011, Estados miembros de Naciones Unidas, acordaron eliminar las barreras basadas en el estado serológico de los viajeros. Según ONUSIDA, son cinco los territorios que man enen las restricciones más severas en el mundo: Emiratos Árabes Unidos, Yemen, Omán, Sudán y Brunéi. Otros 17 países man enen "algún po de restricción" a personas extranjeras con VIH con base en pequeños resquicios de leyes migratorias, no de manera explícita. Son cuatro los países de América La na en esta situación: República Dominicana, Nicaragua, Paraguay y Cuba. Además, los territorios de Nueva Zelanda, Papúa, Nueva Guinea, Belice y Turkmenistán. La legislación dominicana en materia de migración, señala como impedimento para la permanencia en el país el sufrir “una enfermedad infectocontagiosa o transmisible". Así, se puede usar en forma arbitraria con migrantes pese a que no se menciona el VIH. Según ONUSIDA, "esta medida afecta a la población hai ana que intente ingresar. Por ello buscan emigrar a otros países”.
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