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La raja
Luciana Cadahia @lucianacadahia
Feminismo nac & pop
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La famosa frase expresada por Fredric Jameson de que Sin embargo, pareciera que cuando intentamos pensar es «más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del el feminismo junto al campo popular algo colisiona, puescapitalismo», repetida por pensadores como Slavoj Žižek, to que resulta difícil imaginarlos como parte de una misma Mark Fisher y Jorge Alemán, parece haber cobrado una ac- lucha política. Si nos preguntamos por las razones de este tualidad inusitada ante el vertiginoso escenario de la pan- desencuentro, me parece que todo apunta a los obstáculos demia. Pero contrario a lo que muchas voces escépticas se patriarcales que, por un lado, ponen trabas a la feminizaempeñan en pronosticar, a saber: que la pandemia se ha ción del campo popular y, por otro, relegan a un segundo convertido en el escenario propicio para poner fin a la de- plano las políticas de los cuidados. mocracia e inaugurar un poder autoritario bio-tecnológico Ante este escenario algunas compañeras feministas tosin precedentes, pienso que esta situación límite nos exi- man distancia del campo popular y buscan construir una ge no ceder a las tentaciones fatalistas y orientar nuestros fuerza política autónoma. Muchas de estas compañeras esfuerzos en construir esa imaginación alternativa que el desean autonomizar el feminismo porque hacen coincidir capitalismo no cesa de obturar. Y esta decisión de ninguna esa lucha con sus proyectos intelectuales o artísticos. ¿Pero manera trata de evadir la realidad, al contrario, apunta al no hay algo narcisista en esta búsqueda de desvincularse corazón de lo existente, es decir, apunta a aquellos legados simbólicamente de las demás luchas contra la opresión? Baque nos pueden ayudar a imaginar algo así como una idea jo la consigna de que el patriarcado lo permea todo termide futuro. Pero en este caso se trata de una nan por alentar narrativas antagónicas vocación de futuro distanciada de los pre- Pareciera que cuando inten- al interior de los mismos sectores poceptos europeos de moda, cuya compul- tamos pensar el feminismo pulares. Creo que ese camino se torna sión a la repetición de verse a sí mismos como el lugar de la vanguardia opaca lo que hay de inaudito en otras latitudes como puede ser la escena latinoamericana. Y por inaudito nos referimos a eso que la junto al campo popular algo colisiona, puesto que resulta difícil imaginarlos como parte de una misma lucha política. un poco peligroso y pierde de vista los acumulados históricos que necesitamos para una imaginación política de futuro. Me parece que no se trata de establecer una falsa disyuntiva que nos misma palabra guarda en su acerbo etimo- obligue a elegir entre el feminismo y el lógico: lo que ha quedado sin escuchar (in-auditus). De ahí campo popular sino, más bien, liberar a este campo de los que resulta curioso descubrir a voces autorizadas como las resabios patriarcales y restituirlo a una lucha común capaz de Jaques Rancière, Bifo Berardi o Toni Negri descartar, casi de articularse como movimiento colectivo. El significante irreflexivamente, las experiencias de los populismos lati- campo popular ha sido muy poderoso para articular las difenoamericanos al asociarlos con experiencias fallidas o resa- rentes luchas contra la opresión, a la vez que conserva un bios del pasado. Y más llamativo es descubrir a una buena acumulado histórico del cual el feminismo debería mostrarparte de la intelectualidad latinoamericana reproducir de se solidario. Junto a la opresión de género existe la opremanera mecánica esos lugares comunes de cierto eurocen- sión de raza y de clase. ¿Por qué, entonces, resultaría más trismo en horas bajas. Como nos recuerda Mariátegui: «La estratégico producir una escisión entre todas estas luchas experiencia realista no nos ha servido sino para demostrar- contra la opresión? ¿No es demasiado grande el poder de la nos que sólo podemos encontrar la realidad por los caminos oligarquía mundial como para darnos el lujo de establecer de la fantasía». Y estos caminos de la fantasía no pueden grietas al interior del campo popular? El deseo de dinamitar desentenderse ni de los legados históricos que los hace po- las lógicas patriarcales no debe llevarnos a destruir los lazos sibles ni de los lugares de enunciación que nos abren a esa de solidaridad entre las luchas de raza, de clase y de géneimaginación de futuro. ro que mujeres y hombres construyen día a día. Quizá ahí,
En esa dirección, nos parece interesante invertir la posi- en la articulación de todos estos legados, emerja una nueva ción de los intelectuales europeos de moda, y detenernos a oportunidad para reactivar nuestros sedimentos históricos imaginar qué hay de inaudito en esos supuestos resabios del irresueltos. pasado, en esas capas de sedimentos históricos que delimitan un modo de hacer y pensar lo político desde América Latina. Y lo que resuena ante nosotros es la configuración de dos fuerzas históricas: el campo popular y el feminismo.