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Torres en llamas, muro en pie
from Reporte SP 61
Forrest Gander
I.
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(Pensando en el derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York desde Tabasco, México)
Al atardecer la superficie del muro brilla con un resplandor [dorado
y aun a corta distancia parece una suave fuerza impenetrable que se hincha al encuentro de la luz o de la mirada del visitante de la ruina maya y los lugareños ofrecen su servicio como guías o muestran lo que quieren vender en un lenguaje de números y noche que dispersa a todos excepto a los insectos que se arrastran [por las fisuras del derrumbe, por las piedras del campo y el mortero y [las piedras
apiladas que dividen lo que es de lo que fue.
* * * Entonces vienen las palomas, un pavo moteado, la iguana y últimamente un par de trogones a sentarse como señores [en la ruina donde se desprenden con la lluvia las rocas y la mierda de [las aves donde las semillas despojadas de cáscara en los vientres de los pájaros o sembradas por el aire envían tallo y cresta hacia la luz cruel y al viento mientras las finas raíces incoloras obligan a ceder a las grietas de las piedras, la lluvia y el sol disuelven los lazos máficos exponiendo las vesículas del interior
* * * Algunos de los sonidos que rebotan en las piedras son casi los mismos que ellos escucharon —resonantes voces humanas y el llamado de un quetzal en vuelo a la distancia— y casi nos dan acceso a ellos a través del rechinar de las cigarras y el zumbido de los muslos dentados de los grillos a través de su acústica doméstica, el alto rubato de la risa de los niños y el bajo continuo de la conmoción de la ciudad se han precipitado fuera dejando una gravedad alrededor de la ruina y en ella los muros se expanden con la oxidación y los líquenes anaranjados presionan hacia fuera, la corteza se desprende en lluvia y el estruendo de las termitas, el chirrido de los guijarros [que caen,
los matices que transmiten las piedras a lo largo de los planos escindidos de modo que al disminuir los decibelios a medida que se acercan al silencio nunca se desvanecen del todo, este fresco golpeteo se agita en un vibrante, inconmensurable fino dolor de la memoria dentro de las paredes y como primordial
II.
Lo que vino por encima de los muros fue la sequía, los [206 años del brillo cíclico del sol, el oscuro polvo de los campos que sopló entre las piedras, entre las hendiduras de las piedras, los niños que corren a lo largo del muro con rostro de dios se limpian los dedos en un altar recién tallado en una suave traquita verde ya endurecida, expuesta al aire, en un gris delicado, cada vez hay menos marcas de manos, el número de sombras sobre las piedras disminuye, el mismo número de muros, resistentes bloques de caliza [extraídos con un hacha de basalto, una palanca de madera, unidos
con barro, grava y cemento de cal, enlucidos sobre las piedras con paletas y dedos, la crujiente huella de una aguja de abeto de hace mil años visible en el mortero desecado
* * * Lo que vino por encima de los muros fue el enemigo los [conquistados
los pobres inmisericordes los infieles que escalaban piedras con la cuerda anudada de su lengua [extranjera con picos de venganza con fuego esta parte de la muralla tembló entonces y se separó como un labio, paja y dinteles [de madera
ardieron cuando el enemigo trepó por ellos el tono y el ritmo de sus gritos rebotaron en las piedras y los gritos se coagularon en el humo que velaba la ciudad y lamía esas meticulosas rendijas que representan el iris del ojo humano en figuras estucadas en el techo del templo derrumbado
* * * Lo que vino por encima de los muros fue la enfermedad una [plaga los sacerdotes no pudieron evitar una plaga que hizo que los [constructores de piedra desconfiaran unos de otros y se alejaran de los muros que colocaron en un claro en la escarpa de una montaña y la plaga los siguió en el desierto con un aullido como un platillo de arcilla haciendo círculos en el suelo y aunque, como siempre, los cumulonimbos se hincharon sobre las montañas lejanas, los cuervos se arremolinaron en la pirámide abandonada y los buitres reales los ahuyentaron y hasta las aves marinas volaron y graznaron en hordas desde las paredes saqueando la carne de los cadáveres y las piedras eran de cresta blanca y goteaban cal de pájaro de plata
* * * Los españoles volaron los muros para ver detrás de ellos derrumbaron los muros y los aplastaron para pavimentar caminos para extinguir el rastro el refugio de los paganos para hacer ruido mutilaron estelas borraron glifos los códices de corteza quemados y el friso del templo detrás de las estelas, y dejaron rastros de sangre y resina en los braseros y en los altares de piedra derramaron sangre fresca, erosionaron un relieve tallado en piedra pómez de un antiguo gobernante sosteniendo un cetro, las piedras cuadradas, bien alisadas y encajadas derruidas en una masa monolítica de escombros y en el mortero no quedó ninguna viga en pie
* * * Lo que se eleva sobre el muro son jejenes, mariposas [iridiscentes,
una neblina de mosquitos, la juerga nocturna los chasquidos de los wukus o cacomixtles hurgando entre las vistosas flores de un árbol capparis cuyo tronco y raíces sostienen los escombros del muro donde se ha quebrado, un animal que deja restos de saltamontes en sus heces se acerca al muro, y el olor del néctar se acerca al muro, el aniversario de los ojos.
III.
Uno sobre dos, dos sobre uno. Encuentra el lado plano de una piedra redonda. No pongas la más grande en la parte inferior, sino ensambla una comunión. Se levantan en la superficie de los campos durante la estación lluviosa.
Uno sobre dos, dos sobre uno. Calza la piedra redonda con la plana. Coloca aquí una piedra en cruz para unir espesores. Después de recolectar la piedra arenisca, usa una cuña de cuarzo para biselar una [fisura
donde quieres que se rompa. Una sobre dos, escalona las juntas. Una comunión de dos sobre uno, uno sobre dos. Esta piedra pesa tres arrobas y ningún hombre podría levantarla. El lugareño nos da a entender que por medio de un silbido especial las piedras, por grandes que sean, se dispusieron por sí mismas sin ninguna ayuda para formar estos muros para la primera comunión de personas íntegras.
Colocar el lado más plano hacia arriba. Mezclar la piedra caliza triturada y quemada en un recipiente de calcita para hacer yeso. Comenzar por la parte inferior, trabajar de forma [transversal y luego subir una fila. Las piedras de remate más grandes estabilizan los muros. Uno sobre dos, dos sobre uno.
* * * Un dedo índice revistiendo una juntura dejará en el mortero su marca, una intimidad que superará cualquier otro gesto que la mano haya hecho. ¿Qué ocurrió detrás de estos muros y quién estuvo aquí y silbó o fue masacrado para que nuestra imaginación esté saturada con este encuentro? ¿Y qué es lo que enmarcan sino la intuición de nuestra relación, un reconocimiento? Ellos que escucharon también el eco de los martillos y los perros subiendo por sus colinas. Y siguieron con los ojos a Venus en su transversal. Y se pararon cerca de esta misma pared observando el calibre y el flujo de un chorro de orina. Dos piedras unidas en un curso y otra piedra colocada sobre la veta. Quien se empapó de risa y se enfrentó al dolor con el aliento. Y se hundió bajo la ola incesante y rompiente del acontecer, se está conjugando aquí. La fragilidad de la presencia. Un pájaro posado en la punta de una rama. Cantando, decimos.
Traducción de Ernesto Kavi
Ilustración de Peter Kuper