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Lado B
infección de transmisión sexual exijan tratamiento medico y acompañamiento desde el amor, la ternura y la empatía. Y que sepan cómo acompañar desde el amor, la ternura y la empatía.
Suena a un trabajo hermoso. Y lo es. Pero las condiciones en las que damos estos talleres, las condiciones de las y los adolescentes con las que trabajamos no lo son. Son juventudes que sobreviven al rezago educativo, a la precariedad, al uso problemático de cristal, al abuso por parte de sus padres, a la violencia y la criminalidad. Y hablar de prevención, reducción de daños, amor, empatía, no es suficiente. Sé que no soy la única que regresa a su casa a llorar, llena de desesperanza porque son jóvenes con todo en contra. Porque su realidad no se va a modificar con las buenas intenciones de unas cuantas. Porque a la mayoría de las que se dicen feministas no les interesan las mujeres, les interesa que su drama personal sea político, llorar y que otras les sequen las lágrimas, demostrar que sí están oprimidas para ganar en las olimpiadas de la opresión, pero no otras mujeres. Si les interesaran las mujeres en lugar de estar chiga y jode con mamadas como «googlea a Andrea Dworin» o «Nos
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están borrando» o «huy una ya no puede hablar de mujeres» estarían gestionando talleres de oficios como barbería, aplicación de uñas y pestañas y fontanería para que las morritas tengan opciones de emancipación y no vean como única opción embarazarse y juntarse con su vatito para huir de la violencia familiar, gestionar ludotecas para que los cuidados recaigan en la comunidad y no en las morritas y morritos, aborto seguro, prevención de violencia obstétrica, maternidad digna, menstruación digna, prevención de violencias sexuales, hablar de its sin estigma, en fin. Mil problemas, mil posibilidades de accionar, pero «nos están borrando».
Hubo un brote de covid en algunas escuelas y terminaremos los talleres en modelo online. Y mientras vengo de regreso a casa veo cómo los problemas de las feministas blancas lo devoran todo, cómo fulanita se hace la víctima y llora en el piso acusando a todo mundo de misoginia porque le señalan su discurso de odio, veo a las feministas anti-derechos sacar para todo la carta de la misoginia, de la opresión, del patriarcado y cómo sus dramas pendejos lo devoran todo, y me emperro. Las leo tuitear con la audacia feminista de «Decir que hay embarazos adolescentes deseados es aprobar la pedofilia», «Nadie debería coger antes de los veinte años», todas compitiendo por quién es la más radical, la que va más a la raíz, pero la raíz siempre es el pensamiento mamerto, y nunca la calle, el barrio, la periferia, la realidad material, lo que realmente afecta a las mujeres. Váyanse a la verga, me tienen harta. •