Reporte SP N°2 - Octubre 2014

Page 1

Reporte sp Número 2 • Octubre de 2014

Publicación mensual gratuita de Editorial Sexto Piso


Descansar en paz «

Descanse en paz» es el deseo que, seamos religiosos o no, creamos en una vida después de la muerte o no, lanzamos ante el deceso de cualquier persona, sobre todo de un ser querido. Más allá de nuestras buenas intenciones con los muertos, lo que en el fondo este mantra refleja es la convicción humana de que el anhelado estado de paz sólo se alcanza en el momento en que dejamos de vivir. Así, si la muerte representa la paz y el descanso eternos, la vida, en tanto que su contrario, implicaría sufrimiento, temor, angustia, dolor, un verdadero infierno, en suma. Escrita por el turco Ahmet Hamdi Tanpinar en los años cuarenta, Paz, una novela a la altura de las grandes cumbres de la literatura universal, abre, cual dinamita, una vasta gama de vetas en nuestro «territorio interior» para reflexionar en torno a la búsqueda constante de algo que sabemos inalcanzable en vida: la paz, tanto individual —espiritual, mental, interior o como le queramos llamar—, como social —la paz perpetua entre los hombres y los pueblos a la que se refería Kant—. Sus personajes, incluida la propia ciudad de Estambul, reflejan con claridad esta ansiedad, y las contradicciones que conlleva, por llegar a esta especie de Nirvana, pero lo que queda claro al final de la lectura es que vida no equivale a paz. Pero, más importante aún, tampoco a infierno. Mümtaz, «una criatura resentida con todo, cerrada al exterior y que sólo esperaba desastres del Cielo», es la encarnación de esta angustia existencial. Trágicamente, a la edad de once años presencia el asesinato de su padre a manos de un grupo armado que ha llegado a tomar la ciudad en donde vive. Ante un toquido en la puerta, que parecía un símbolo de esperanza y salvación para la familia, ésta se encuentra con la implacable y atroz muerte. Tras intentar huir del mal con su madre, quien enfermará de tristeza y morirá tan sólo unos días después, es adoptado por la familia de su primo İhsan, quien tratará, con su gran sabiduría, amalgama de esa mezcla entre Oriente y Occidente, de enseñarle el arte de la vida y de arrancarle, por tanto, esa serpiente de resentimiento y dolor enroscada en su alma desde pequeño. İhsan, sin embargo, se encuentra gravemente enfermo, lo que detona en la mente del buen Mümtaz toda una serie de pensamientos, siempre en pugna, en torno a la vida y la muerte. Inmerso en ese cúmulo de ideas, conoce a Nuran, una mujer bellísima, inteligente y amorosa, en quien Mümtaz encontrará una dicha nunca antes experimentada, sintiéndose partícipe, por primera vez, de la belleza y del orden del mundo. La sublimidad de los paisajes, de la naturaleza, de la ciudad; el gozo en sus paseos a través del Bósforo, o por las calles de la esplendorosa Estambul, en las que parece haber cristalizado la Historia; la armonía y la perfección estética encarnadas en los sonidos y en las letras de la música tradicional turca, de la que Nuran es heredera… todo ello

Felipe Rosete irá llenando poco a poco su alma de felicidad hasta hacerla estallar en mil pedazos. Para Mümtaz, que vive en el mundo de las ideas, el amor no tardará en convertirse en idolatría, la cual lo transforma a su vez en sufrimiento, en una angustia constante a perder al objeto de adoración. Al convertirse en «la esencia de la vida», en «la madre de todas las realidades», el ser amado muta en objeto, deja de ser una persona y se transforma en un tótem, fuente de toda fascinación pero también de todo terror. Nuran, en efecto, será la raíz única de la felicidad y la alegría, pero también del miedo, los celos y el dolor, que se confirman con la aparición de Suat, un antiguo conocido de ambos. Si İhsan representa la sabiduría que hace tener fe en la vida y Nuran la belleza y la felicidad que alimentan dicha fe, Suat será la encarnación del desasosiego, el escepticismo, la infelicidad y el malestar total. De espíritu «moderno», es un hombre sin más valores que los que le dicta su personalidad a cada instante y que, por lo mismo, no tiene respeto por nada: ni por Dios, ni por su esposa, ni por sus hijos, ni por sí mismo. Y por supuesto, no lo tendrá por la relación entre Nuran y Mümtaz. Y, no obstante el dolor, el terror y la angustia que le provocan el amor y el desamor, la idea de la muerte de su querido primo, el fin de la civilización, y la vida en general, Mümtaz termina por entender lo que es sentirse vivo:

Es, en última instancia, el miedo a la muerte el que nos arruina la vida. La obsesión por querer evitarla a toda costa, ha sido el signo de la humanidad a través de la historia.

Realmente a aquellas horas de la mañana era bonito vivir. Todo era bello, fresco y armonioso. Todo se le acercaba con la dulzura de una sonrisa y Mümtaz estaba convencido de que a esas horas podía contemplar eternamente sin cansarse una hoja de acacia, el hocico de un animalito o una mano humana. Porque todo, todas las cosas eran bellas. Aquella luz imprecisa era una sinfonía; el primer haz de rayos bailaba en el patio de la mezquita como una mujer desnuda. «La vida es nuestra; podemos darle la forma que queramos. Y mientras cobra forma, cantará su propia canción», le había dicho alguna vez İhsan. Y tenía la boca llena de razón. La paz, sobre todo la paz mental (A Mind at Peace, es el título de la traducción en inglés del libro), se puede lograr sólo a partir del entendimiento de su imposibilidad. Para Mümtaz «el ser humano es enemigo de la paz, de lo bueno, de sí mismo». Por eso lo que menos soporta es la felicidad. El miedo a perderla la convierte en una carga, que nos hacemos cada vez más y más pesada, hasta que decidimos arrumbarla en cualquier rincón. Es, en última instancia, el miedo a la muerte el que nos arruina la vida. La obsesión por querer evitarla a toda costa, ha sido el signo de la humanidad a través de la Historia. Todos nuestros temores se desprenden de ese terror inicial. Sin


Este número de Reporte SP ha sido ilustrado con obra de Jorge González, extraída de Memorias del subsuelo (Sexto Piso, 2014), con texto de Fiódor Dostoievski.

embargo, nos dice Tanpinar: «No existen ni la muerte ni la vida. Existimos nosotros. Ambas están en nosotros». Y parece confirmar con ello que la verdadera maldición del ser humano es su intelecto, porque es éste el que nos hace «prisioneros del tiempo». Tratamos de pasar del tiempo homogéneo al absoluto, es decir, tratamos de ser inmortales, y al hacerlo, nos volvemos, como Mümtaz, presas de nuestras propias ideas y obsesiones, precisamente porque sabemos que el objetivo final no puede ser logrado. Es como si, gracias a nuestros constructos mentales, quisiéramos pasar a otra dimensión a través de un grueso cristal en el que constantemente nos estrellamos, sabiendo que nunca lo conseguiremos. Si extrapolamos esto a todos los ámbitos de nuestra vida, podremos entender que somos nosotros mismos los que, a partir de nuestras ideas, agregamos sufrimientos y frustraciones a nuestra vida. «¿Qué hay más natural que el sufrimiento?», se pregunta Tanpinar. «Paga la existencia, el hecho auténtico de existir, con la conciencia. Pero el ser humano no se queda ahí […] se ha inventado otras suertes de la nada. Se ha creado otras muertes por el mero hecho de estar vivo». Paz se publicó originalmente en 1949. Su autor vivió en la época de las dos guerras mundiales y el periodo de entreguerras. Fue una época de confusión. La esperanza del pensamiento ilustrado, la fe en la técnica, en el hombre y en la vida se habían difuminado por completo, abriendo paso a la muerte, el miedo y la desolación. Tanpinar nos recuerda, empero, que todo ese desastre —al igual que los desastres actuales— lo generó el propio hombre innecesariamente. Que ese infierno experimentado por millones de personas fue —como los infiernos de hoy— un producto de la mente de «una serie de chiflados medio idiotas, de profetas irresponsables, de deterministas de la producción y la superproducción», y que

la vida y la paz están mucho más allá de todo ello: en un paisaje, en una canción, en el canto de los pájaros, en el rostro de la mujer amada, en el abrazo de un buen amigo, en nosotros mismos. La paz está en nosotros. Es una especie de balsa desvalida y muy rústica que nos permite flotar y adaptarnos a ese torrente violento de impulsos, dolores y sinsentidos en que a veces se convierte la vida. Pero cuando las aguas se calman, entonces podemos tomar el sol, respirar el aire fresco, contemplar el cielo, o sentarnos a leer una novela como ésta, con la convicción de que podemos descansar en paz sin necesidad de morir. Como le ocurre a Mümtaz, la paz que buscamos llegará sólo si aceptamos la vida como es y como nos ha tocado, si dejamos de mentirnos y de adorar esas mentiras, y si entendemos que es como una estrella fugaz, bella pero instantánea, y a veces imperceptible. •

Paz Ahmet Hamdi Tanpinar Traducción: Rafael Carpintero Sexto Piso • 2014 • 504 páginas Descarga un adelanto:

http://sextopiso.mx/descargables/ adelantos/Adelanto%20Paz.pdf

Suscríbete y recibe en tu casa un libro de calidad indiscutible cada mes. www.sextopiso.com Reporte SP • Año 1 • Número 2 • octubre de 2014 • Publicación mensual gratuita de Editorial Sexto Piso • www.sextopiso.mx Impresión: Offset Rebosán • Editores: Diana Gutiérrez, Diego Rabasa, Eduardo Rabasa, Felipe Rosete • Diseño y formación: donDani


El Señor Cerdo

E

l Señor Cerdo no es de esos mediocres que piensan que hay que ir vegetando por la vida como mejor podamos, según las capacidades y limitaciones que nos tocaron vivir. No. Allá esos losers que no quieran siempre tener y ser, cada día, un poco más, pero el Señor Cerdo cuando los escucha dice Enough of this bullshit, porque el Señor Cerdo entiende que el tiempo es un recurso valioso, y no va a desperdiciar el suyo oyendo los lamentos de esos jodidos que no se quieren subir al carro del progreso, especialmente en una época como ésta en que la tecnología por fin nos libera de las más primitivas ataduras que nos hacen humanos. Por supuesto que el Señor Cerdo es, ante todo, el Señor Cerdo, pero es también un ser cambiante que incorpora a su persona todo el aprendizaje que va generando en su experiencia de vida, siempre abierto a nuevas ideas que lo conviertan en una criatura más valiosa, primero que nada para consigo mismo, y luego, obvio, también para los demás. Por eso el Señor Cerdo acaba de recibir un diploma por su asistencia al seminario «Las Ciencias de la Felicidad: Cómo Alcanzar la Plenitud en el Libre Mercado». En los tres días de encierro en donde el Señor Cerdo tuvo la oportunidad de escuchar conferencias de personalidades como el Dr. Chumbauamba Driztheros-

cenflis, o el swami Avekinar Huitzilopochtli, el Señor Cerdo no paró un solo instante de capturar la experiencia en su nuevo iPad, para después repasar algún día los cientos de videos, fotos y anotaciones donde el Señor Cerdo llevará consigo lo aprendido en estos días de comunión espiritual, rodeado de otros emprendedores como él, igual de determinados a dejar su huella en este mundo. De entre todas las perlas de sabiduría, hubo una frase pronunciada por el Dr. Driztheroscenflis que se le grabó al Señor Cerdo, pues desde que la escuchó sintió una vibración que le recorría todo el cuerpo como diciéndole Holy Shit, Man. Las palabras «Las personas que observan a otras hacer buenas obras, experimentan una emoción llamada “elevación” y esto las motiva a realizar buenas obras ellos mismos» hicieron reflexionar al Señor Cerdo respecto a su impaciencia con los jodidos porque, muy en el fondo, ellos no tienen la culpa de ser como son. Así que, con un nuevo diploma en mano que lo acredita como una persona en movimiento, el Señor Cerdo se declara listo para regresar al mundo cargado de buena vibra, para poner en práctica lo aprendido y servir de ejemplo a aquellos espíritus empobrecidos, que necesitan de guías ejemplares como el Señor Cerdo para subirse al camino del éxito y de la luz. •

Instrucciones a los patrones • Por Johnny Raudo

R

ecuerda siempre que un patrón que actualmente quiera estar a la vanguardia necesita inmiscuirse en todos los asuntos posibles que conciernan a sus empleados. Atrás quedaron los fáciles tiempos en los que el patrón sólo debía supervisar un poco su trabajo y sentarse a contar sus ganancias. Ahora que gracias a la bendita conectividad proporcionada por los teléfonos móviles inteligentes las empresas gradualmente se inmiscuyen en todos los ámbitos de la existencia, si quieres ser un patrón que optimice el rendimiento de tus empleados, tendrás que preocuparte también por mantenerlos motivados y contentos, tanto en cuerpo como en espíritu. Por eso recuerda siempre ofrecer una imagen de empresa «buena onda» y «alivianada», a la que no le importa que la gente vaya a trabajar de shorts y chanclas, con tal de que dediquen a sus labores las más de doce horas al día necesarias. Si les pones a tus empleados mesas de ping-pong, máquinas de golosinas, videojuegos, cuartos para que toquen la guitarra, pizzerías y fuentes de sodas, quedarán muy conmovidos por ver que la buena onda no es sólo conceptual, sino que la empresa se preocupa por ofrecerles pasatiempos y actividades recreativas. Además, si casualmente descubrieras que un empleado tuyo es un gran guitarrista, puedes matar dos pájaros de un tiro, y así te ahorras tener que contratar a un conjunto musical para la comida de fin de año. Solamente ten cuidado con no llenar demasiado la alberca de pelotas de hule, porque el año pasado un prominente patrón apenas logró sofocar el escándalo producido por un joven que casi se ahoga, tratando de impresionar a las chicas de la oficina, al sumergirse hasta el fondo para aguantar la respiración el mayor tiempo posible.

En cuanto a la parte espiritual, es recomendable que les expliques a tus empleados que la tuya no es de esas empresas que sólo se preocupa por ganar la mayor cantidad de dinero posible, sino que los conceptos de «responsabilidad social» y la «misión» y los «valores» de la empresa son igual o más importantes que entregar unos beneficios desmedidos al consejo de accionistas. Pon en algún lugar visible para todos un pizarrón donde vayas escribiendo frases del Bhagavad Gita, como por ejemplo «Las lluvias no son responsables de los diferentes tipos de vegetación que aparecen en la tierra, aunque sin esas lluvias no hay posibilidad de que crezca la vegetación», y así puedes organizar un concurso de dibujo para premiar al empleado que mejor vincule esa frase enigmática con el quehacer cotidiano de la empresa. El reto es que consigas hacerles entender que eso de lo espiritual no es algo abstracto, sino que es también una de las cualidades que más los ayudará a avanzar posiciones en la empresa. Como no hay sacrificio demasiado grande que se le pueda exigir a un patrón por el bien de su empresa, es aconsejable que cada comienzo de año te rapes el cabello por completo y te dejes sólo una colita de krishnamurti, mientras te dejas ver paseándote en silencio, envuelto en una túnica blanca, meditando sobre los objetivos y retos de la empresa para el ejercicio fiscal en curso. De esta manera, predicarás con el ejemplo de que no hay pleito alguno entre los beneficios y lo espiritual sino que, por el contrario, la empresa se asemeja a un ente sagrado que fue colocado en esta Tierra por una razón específica, y que todos ustedes sólo aportan su granito de arena cada día para lograr de la mejor manera materializar esa noble causa. •


Yo también

Margo Glantz

me acuerdo (Fragmento)

M

e acuerdo que Casanova le recordaba a Fellini la juventud italiana de su época, explicó Donald Sutherland en una entrevista que le hicieron muchos años después de que se filmara la película sobre el escritor veneciano. Me acuerdo que quizá Fellini anticipaba la llegada de Berlusconi. Me acuerdo que los libros de la biblioteca de David Markson, dispersos en la famosa librería neoyorquina The Strand, llevan notas en los márgenes, a veces iracundas y otras veces firmadas.

los Sargazos, el aire es tan inmóvil, que se cree estar no en alta mar sino en un espacio cerrado. Me acuerdo que estuve en Haworth donde vivieron los Brontë, la casa parroquial estaba al lado de un cementerio donde había muchas tumbas de niños muy pequeños: se podían admirar desde la ventana. Me acuerdo que recorrí el páramo que describe Emily Brontë en Cumbres borrascosas.

Me acuerdo que The Strand acaba de comprar la biblioteca de Henry Miller, la que coleccionó en Big Sur.

Me acuerdo de los zapatos de Charlotte Brontë exhibidos en una vitrina de su casa-museo, son diminutos.

Me acuerdo que el olor a pasto recién cortado me produce optimismo.

Me acuerdo que estuve en la farmacia donde compraba sus perlas de opio Branwell Brontë, el único hermano de Jane, Charlotte y Emily.

Me acuerdo de haber leído en las Memorias de Casanova que uno de sus amores más auténticos había sido una mujer que, cuando la conoció, iba vestida de hombre y tocaba el cello.

Me acuerdo que las niñeras y madres de la época victoriana les daban opio a los niños para tranquilizarlos.

Me acuerdo que voy al dentista para que me desestructuren la boca. Me acuerdo que María de Zayas, novelista contemporánea de Cervantes y protofeminista decía: Y así la verdadera causa de no ser las mujeres doctas, no es defecto de calidad, sino falta de aplicación. Me acuerdo que María de Zayas pensaba que hombres y mujeres tenían la misma alma, porque, aseguraba, las almas no son hombres ni mujeres. Me acuerdo que María de Zayas escribe en el prefacio de sus Maravillas: … esta virtuosa osadía de sacar a luz mis borrones, siendo mujer. Me acuerdo que Sor Juana se disculpaba por lo mismo. Me acuerdo que por Homero sabemos que en su tiempo las mujeres se cambiaban por bueyes, ¿ahora también? Me acuerdo de que hay muchas películas que recrean Orgullo y prejuicio de Jane Austen.

Me acuerdo que dicen que Marx dijo que la religión es el opio de los pueblos, pero parece que a los pueblos les gusta el opio. Me acuerdo de Emily Brontë y de Emily Dickinson. Me acuerdo que las Memorias de un opiómano de Thomas De Quincey es un libro admirable, también El asesinato como una de las bellas artes. Me acuerdo que cada vez que releo El gato negro de Edgar Allan Poe me vuelve a dar miedo, sobre todo si estoy sola en mi casa. •

Yo también me acuerdo Margo Glantz Sexto Piso • 2014 • 383 páginas Mira una entrevista a Margo Glantz en Canal 22:

Me acuerdo que en Ancho mar de los Sargazos, Jean Rhys corrigió y completó la vida de Rochester, el personaje del cual se enamora Jane Eyre, la célebre institutriz creada por Charlotte Brontë. Me acuerdo que Lévi-Strauss dice en Tristes trópicos: En el mar de

http://youtu.be/2Af12uDtvIk


La política del arte Eduardo Rabasa entrevista a Etgar

A

l ser un escritor afincado en Medio Oriente, ¿crees que la postura de «el arte por el arte» es un lujo reservado para escritores que trabajan en otros lugares del mundo?

Keret

contextualizar algunas de esas emociones: si uno es racista y ve a la chica alta y delgada con un africano quizá canalizará su frustración hacia el odio racial, pero el deseo hacia ella existía antes de la ideología política. En sentido contrario, una acción política podría servir como una gran razón (o excusa) para buscar materializar tus deseos anteriores: podrías pedirle a la chica alta y delgada que te acompañe a una manifestación, o aprovecharte de una tragedia nacional como un atentado terrorista para llamar a una exnovia y ver si está bien. Para mí, son siempre los personajes quienes manipulan o son manipulados por la realidad en la que viven, y no lo contrario. Es cierto que alguien podría ser en una sociedad un exitoso empresario de bienes raíces y en otra un mafioso, pero en ambos casos llegaría a serlo por un impulso primigenio, por algún espíritu interior que en diferentes entornos se traducirá en distintas decisiones y acciones.

La perspectiva de la gente puede cambiar al estar expuestos a diversas formas de pensamiento a través de la escritura.

Creo que el arte debe ser, ante todo, arte por el arte mismo. Existen varias formas de protestar contra un determinado orden de cosas: se puede escribir un ensayo, organizar una manifestación o hacer una donación a un partido político, pero escribir narrativa o una obra de teatro al respecto no sería la primera vía que yo elegiría. El discurso artístico tiene un estatus único. Nos permite abordar la realidad en un terreno que es extraterritorial a la realidad misma. El hecho de que nos encontremos frente a una obra de arte le permite a los lectores bajar la guardia durante un instante y escuchar una voz que no amenaza con inmiscuirse en su realidad, sino que se dirige a ellos a un nivel más pragmático. Sin embargo, también considero que la perspectiva de la gente puede cambiar al estar expuestos a diversas formas de pensamiento a través de la escritura, y que el efecto del arte puede ser bastante profundo, despertando en su público músculos y tejidos morales que el propio lector ignoraba que albergaba. Pero esto generalmente sucede porque la seguridad del dominio del arte te permite desarrollar una empatía que de otra manera no habrías experimentado, ahí afuera, en el mundo real que es más peligroso. Todos leeríamos de buena gana una novela sobre la vida y desventuras de un indigente, nos identificaríamos con él y probablemente lloraríamos con sus penurias, pero si ese personaje ficticio fuera una persona real que se nos acercara en la calle, quizá no estaríamos tan dispuestos a acogerlo. Porque en la vida real podríamos perder la vida, el dinero, el maravilloso olor de nuestra ropa. Y en el momento en que sentimos que el encuentro se torna peligroso nos cerramos hacia el exterior. Así que, para volver a la pregunta, pienso que la ficción puede cambiar la perspectiva del lector, pero para que eso ocurra al mismo nivel profundo al que puede llegar el arte, el escritor debe presentar un panorama más ambiguo, complejo y amplio que sólo una opinión, una ideología, o alguna nueva noticia sobre la vida en general. En una presentación en Puebla comentaste que tu obra abordaba temas políticos de manera indirecta, en las vidas cotidianas de los personajes. ¿Crees que es una forma más efectiva, alejada de las grandes declaraciones o posturas políticas específicas?

Si tuviéramos la capacidad de leer la mente de una persona al azar, probablemente lo último que hallaríamos sería algún tipo de perspectiva política. Es más probable que hallaríamos dolor, esperanza y anhelos al desnudo, y en el siguiente nivel superior quizá veríamos deseos y miedos más específicos: que no le gusta su trabajo, que desea a la alta y delgada chica de seguridad que trabaja como portera de su edificio, frustración porque no le alcanza para pagarle las clases de trompeta a su hijo. Las perspectivas políticas podrían

Es conocida tu gran popularidad entre los lectores jóvenes, ¿piensas en ellos como lectores específicos mientras escribes? ¿Sientes la necesidad de ofrecerles algún consuelo o guía moral?

Creo que los jóvenes tienen la característica de estar en una búsqueda perpetua, de intentar encontrar su lugar en el mundo. Cuando eres joven tienes un amplio rango de posibilidades: si tienes 15 años, podrías de mayor ser abogado, astronauta, el Papa o un indigente. Si tienes 32 años y eres doctor en derecho aún podrías modificar drásticamente el rumbo de tu vida, pero lo más probable es que ya no seas un astronauta, el Papa o siquiera un indigente en esta vida. Este amplio rango de posibilidades da lugar a un talante muy abierto, poco estancado, en los jóvenes, y como esta búsqueda continua es el motor que impulsa a la mayoría de mis cuentos, puedo entender por qué gente que aún no se ha asentado en su vida, a cualquier edad, podría identificarse con ellas, y también por qué mucha de esta gente podría ser joven. ¿Alguna vez quisiste escribir sobre alguna historia de la vida real pero que fuera un tema demasiado sensible para los involucrados como para atreverte?

Mi manera de escribir funciona menos como copia de alguna situación que ocurrió en la vida real, sino que más bien intento tomar alguna emoción que haya experimentado en mí o en alguien más frente a una situación dada, e intento moldearla en algo totalmente nuevo que ocurre en mis cuentos. De esta manera, una prima mía que engañe a su esposo y se sienta culpable podría ser en mi historia un niño a quien le dio flojera alimentar a su pez dorado y después se siente culpable cuando muere. Esta forma de escribir no sólo es muy divertida sino que además funciona como una especie de código, porque puedes tomar alguna sensación o emoción de la vida real y recrearla de manera que ninguno de los involucrados en el episodio verdadero lograría reconocerse a sí mismo como personaje del cuento. •


El buzón de la prima Ignacia

Q

uerida prima Ignacia: Vivo con un chavo muy guapo, inteligente y educado, y estoy feliz de que seamos novios, pero él me manda mensajes encontrados que me confunden mucho y no sé como interpretar. Por un lado, quiere que yo sea una niña moderna, culta, progresista y que coma comida orgánica y cosas así. Por otro, no le gusta que use escotes muy pronunciados, que diga groserías en público, y tengo prohibido mencionar siquiera que he tenido algún novio o ligues antes de él. ¡Ayúdame por favor a salvar mi relación! Leobarda Luna

Querida Leobarda, Como decía mi tía Clotilde, entre más refinadito sea tu macho, ten cuidado porque a lo mejor es de los que le gusta andar haciendo cochinadas con su compadre. O sea, cada niña es libre de hacer lo que quiera, pero la verdad yo sí soy de las que le gusta que la celen. Y mira, no es que te tache de golfa ni nada pero, a ver, te la voy a voltear: si tan contentota estás con tu hombre, ¿para qué quieres verte como una cualquiera con esos escotes? Y además, una cosa es que tengas temas de conversación de libros y películas y las exposiciones esas que nadie entiende para hacerlo quedar bien en una cena formal, y otra muy distinta que te le subas a las barbas poniendo en práctica esas teorías dizque de la liberación de la mujer ni que nada. Ora que si de plano necesitas darte tus escapadas, aquí entre nos, para que no digan que no soy solidaria con las hembras de mi sexo, puedes poner en práctica el viejo truco del amigo rarito. Invéntate que un amigo tuyo es rarito y, cuando se lo presentes a tu novio, dile que actúe como loca-loca, y cada vez que necesites ponerte tus escotes para tú sabrás qué, dices que saliste con él y que además, como los raritos siempre son bien depresivos e ines-

El sueño de Bono • dD&Ed

tables, que tuviste que servirle de paño de lágrimas toda la tarde. Eso sí, no se te olvide salir y volver de casa bien tapadita y peinadita, para que no sospeche nada, y ora sí que todos contentos y felices, cada loco con su tema en la cabeza y sin necesidad de andar peleando ni nada.

Q

uerida prima Ignacia, soy yo, Wenceslao Gómez López, aquí escribiéndote de nuevo. Resulta que el otro día fui a una entrevista de trabajo en una empresa trasnacional y, como hacen ahora en esas empresas, además del antidoping me hicieron encuerarme para ver si no tenía tatuajes. Con lo primero obviamente no tuve ningún problema, pero mi oportunidad se vino abajo cuando vieron la boca de los Rolling Stones que tengo tatuada en el trasero. Me corrieron de la entrevista entre insultos de vago-bueno-para-nada y obviamente me quedé sin el trabajo. ¿Crees que debo borrarme el tatuaje con un tratamiento láser o mejor mando hacer un calzón falso de látex rosa para que si me hacen encuerarme de nuevo parezca que es mi piel?

Ay Wenceslao, no sé ni por dónde empezar contigo, así que pus mejor por el principio, ¿no crees? Lo primero que pensé es por qué querría alguien traer toda la vida unos labios gordos con una lengua roja de fuera en el trasero, ¿si lo has comentado con algún psiquiatra o algo? Pero pues luego me acordé de que te llamas Wenceslao y me diste ternurita, así que hay que darte chance. Yo en tu lugar también haría todo tipo de locuras para evadirme, así que considerándolo bien no está tan mal, porque podrías también haberte hecho unas cirugías monstruosas como el Michael Jackson ese, o salir a la calle vestido con unos shorts como los de Chabelo, y pues a fin de cuentas tu tatuaje sólo lo ve tu novia y, ahora, también el pobre fulano que te entrevistó. Yo la neta te sugiero que te relajes hasta que logres encontrar un poco de estabilidad psicológica, pero si de plano andas de necio y quieres buscar otra vez trabajo, lo mejor es que antes de la entrevista te apliques una buena base de maquillaje de marcas como Mac o Clinique (¡no vayas a comprar imitaciones en Villa Coapa porque te va a quedar el trasero rugoso de por vida!), para que parezca que no tienes nada en el trasero más que una piel suave y tersa. Ya sabes que cualquier cosa, ando por aquí, así que siéntete con la confianza de preguntarme cosas las veces que quieras. Estudié Economía en el itam, Finanzas en Harvard y Karma en la Universidad Tibetana, pero el verdadero aprendizaje lo obtengo en esa loca maravilla llamada vida. Si quieres que lo comparta contigo, no lo pienses más y consúltame en el siguiente correo electrónico: ignacia@sextopiso. com (PD: No hay censura pero por favor sean recatados y no me vayan a andar preguntando puras pendejadas).


Esta temporada Reporte SP te recomienda Amores de un bibliómano

Dispara a todo lo que se mueva

Eugene Field • Editorial Periférica

Nick Turse • Sexto Piso

Una novela repleta de humor, encanto e inteligencia sobre los deleites, aventuras y desventuras de la bibliomanía. Pero también sobre la alegría de vivir, contagiosa en todas sus páginas.

«Uno de los libros más importantes escritos acerca de la guerra de Vietnam». Peter van Buren, The Huffington Post

Black music: free jazz y conciencia negra 1959-1967

Cinismo ilustrado

LeRoi Jones • Caja Negra Editora

Un fresco género humorístico que desafía el inminente apocalipsis de los medios impresos. Salles conjuga diseño gráfico y crítica social.

«Más allá de la simple reseña musical, se convierten en historia reciente de cómo el jazz y los movimientos sociales en los convulsos años sesenta fueron siempre de la mano».

Eduardo Salles • Tumbona Ediciones

Iván Farías, Letras explicitas

De cómo se perdió y recuperó el maíz

El fantasma de la ópera

Ignacio Plá / Jazmín Velasco • La Caja de Cerillos

Christophe Glautier • Impedimenta

«Gracias a La caja de Cerillos, nos podemos adentrar más a la mitología maya. De cómo se perdió y recuperó el maíz trata el mito sobre la relación entre los dioses, el hombre y el maíz, contacto vital para la cultura mexicana».

«Un grafismo alucinante, que integra con precisión, con un expresionismo cautivador, la atmósfera fantástica e inquietante de esta narración». Dernières Nouvelles d’Alsace

Greta Padilla, Arthouse

Historias desde la cadena de montaje

La extensión de mi cuerpo

Ben Hamper • Capitán Swing

Walt Whitman • Nórdica Libros

«El obrero que sobrevivió a la cadena de montaje, al LSD y a un padre violento».

«Ese Walt Whitman del que le hablé es lo que más me interesa actualmente. Acabo de leer su segundo libro y me ha sentado mejor que ningún otro libro en mucho tiempo».

PlayGround

Henry David Thoreau

La rata en llamas

Los surcos del azar

George V. Higgins • Libros del Asteroide

Paco Roca • Astiberri

«El Balzac del hampa de Boston (…) Higgins tiene un talento casi único para dar voz a sus personajes, cada uno de ellos es tan distintivo como una huella dactilar».

«Paco Roca ha fabricado un hogar de recuerdos y justicia tardía, un libro que es como los viejos ideales: no bastan, pero hay que llevarlos a término».

The New Yorker

Alfonso Zapico

Musketaquid

Virginia Lobo

Henry David Thoreau • Errata Naturae

Kyo Maclear • La Bestia Equilátera

Un ensayo en movimiento: un viaje río abajo donde el pensamiento fluye en perfecta armonía con las aguas y el paisaje, y a contracorriente de toda reflexión domesticada.

«La tipografía original y diferente acompaña el estado de las cosas. Las ilustraciones se expresan acordes al revuelo y a la incertidumbre que genera la historia, promoviendo un clima entre fantástico y furioso. Desbordado y sombrío». Coni Salgado, Librería Eterna Cadencia

En dosis diarias Nº 2

El piloto y el principito

Alberto Montt • Sexto Piso

Peter Sís • Sexto Piso

«Me parece que un sello característico del trabajo de Alberto Montt es la reunión de los opuestos. Él ha decidido reunir a Dios y al Diablo para confrontarlos».

«Una curiosidad llena de sensibilidad, una biografía inspiradora, ilustrada como nadie más podría hacerlo».

Juan Villoro

Le Monde


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.