CLISSN 0716-6346
NUMERO 56-57 Aテ前 2011-2012
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NUEVA REVISTA DEL PACÍFICO Nº56-57 / 2011-2012
ISSN 0716-6346
UNIVERSIDAD DE PLAYA ANCHA Facultad de Humanidades REPRESENTANTE LEGAL RECTOR PATRICIO SANHUEZA VIVANCO Director responsable y Editor SubDirector Comité Editorial
NORBERTO FLORES CASTRO JUAN PABLO REYES NÚÑEZ PATRICIA ARANCIBIA MANHEY HUGO CIFUENTES SALINAS SIEGFRIED MUÑOZ VAN LAMOEN MARCELA PRADO TRAVERSO Consultores Externos HENRIETTE WALTER – Université de Haute Bretagne, Francia MARCELA OYANEDEL FERNANDEZ, Pontificia Universidad Católica de Chile MARIO BERNALES LILLO, Universidad de la Frontera, Chile JUAN DE DIOS LUQUE DURÁN, Universidad de Granada, España JOSE PROMIS – University of Arizona, U.S.A. FERNANDO MORENO – Université de Poitiers, Francia OSCAR HAHN – University of Iowa, U.S.A. EDUARDO GODOY GALLARDO – Universidad de Chile – Academia Chilena de la Lengua CARLOS MATA INDURAIN – Universidad de Navarra, España EVA LÖFQUIST, Växjö University, Suecia Portada y diagramación de textos OSVALDO MORAGA GONZÁLEZ Traducción y revisión de abstracts HAMISH STEWART STOKES
Nueva Revista del Pacífico está incluída en los siguientes índices: Base de Datos de Publicaciones Seriadas Chilenas con ISSN (CONICYT), MLA Directory of Periodicals (Center for Bibliographical Services Modern Language Association) y ULRICH’S Internacional Periodical Directory, Sociological Abstract Linguistics and Language Behavior Abstracts, Latindex, Dialnet. Para petición de ejemplares, información, envío de originales y suscripciones, dirigirse al Director o SubDirector, Avda. Playa Ancha 850, Valparaíso, Casilla 34-V, Valparaíso, Chile. Teléfono (32)2500259 – Fax (32) 2281120 – E-mail: nfloresc@upla.cl o jreyes@upla.cl. Para canje dirigirse a la Sra. Gabriela Lara Sanguino, Unidad de Desarrollo de Colecciones, Biblioteca Central, Universidad de Playa Ancha. Suscripción anual $5.000, nacional; US $30, internacional. Costo incluye envío por correo ordinario
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SUMARIO REDUPLICACIÓN LÉXICA EN UN CORPUS DE VANANGA RAPANUI Lexical Reduplication in a Vananga Rapa Nui Corpus Ana María Guerra Eissmann y Antonio Riffo Farías ....................................
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LAS REGLAS DE PROYECCIÓN SEMÁNTICA DE VAN DIJK COMO UNA ESTRATEGIA DE APROXIMACIÓN A LOS PROCESOS DE COMPRENSIÓN LECTORA EN UN GRUPO DE ESTUDIANTES DE PRIMER AÑO DE PEDAGOGÍA The Van Dijk Semantique Proyection Rules as an Approximation Strategy to the Reading Comprehension in a Teaching First Year Students Group Alicia Henríquez Zamora ......................................................................................
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PERCEPCIÓN DEL FENÓMENO DEL VOSEO VERBAL O MORFOLÓGICO EN CHILE Perception of the Verbal or Morphological “voseo” in Chile M. Cristina Huerta Imposti ..................................................................................
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EL APODO EN LA HISTORIA DE CHILE The Nickname in the History of Chile Juan Pablo Reyes Núñez ......................................................................................
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MIGUEL DELIBES Y LA HUELLA PERIODÍSTICA DE SU VIAJE A CHILE EN 1955: UN NOVELISTA DESCUBRE AMÉRICA (CHILE EN EL OJO AJENO) Miguel Delibes and the Journal Track of his Trip to Chile at 1955: A Novelist Discovering America (Chile en el ojo ajeno) Carlos Mata Induráin .............................................................................................
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LA VIDA MÍNIMA EN LA CIUDAD. UNA APROXIMACIÓN AL DESARROLLO DE LA LITERATURA ÁCRATA EN CHILE DESDE LA MIRADA A LA CIUDAD DE JOSÉ SANTOS GONZÁLEZ VERA. The Minimal Life in City. An Approximation to the Acrata Literature Development in Chile from the José Santos Vera Point of View Eliseo Lara Órdenes ................................................................................................
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PUESTA EN VALOR DE UNA TRADICIÓN INVISIBLE: GUILLERMO DEISLER Y LA POESÍA VISUAL CHILENA. Valuing an Invisible Tradition: Guillermo Deisler and the Visual Chilean Poetry. Francisca García ....................................................................................................... 117 “LA NOVIA DEL REGIMIENTO”, EL RELATO TESTIMONIAL DE MARTA UGARTE POR PATRICIO MANNS: FICCIÓN VS. REALIDAD. “The Bride of the Regiment” The Testimonial Story of Marta Ugarte by Patricio Manns: Fiction vs. Reality Julio Uribe Ugalde ...................................................................................................
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EL PROBLEMA DEL TEXTO: UN ANÁLISIS DE ALGUNAS APROXIMACIONES QUE DEFINEN AL CONCEPTO DE TEXTO The Problem of Text: An Analysis of Some Approximations that Define the Text Concept Luis Díaz Parra ......................................................................................................
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RELEYENDO LA NOVELA CHILENA DESDE LA PERSPECTIVA DE LOS ESTUDIOS DE GÉNERO Rereading the Chilean Novel from Gender Studies Perspective Marcela Prado Traverso .......................................................................................
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COMUNIDADES DE MUJERES Y RETÓRICA PATRIARCAL EN “AS MENINAS” DE LIDYA FAGUNDEZ TELLES Communities of Women and Patriarchal Rhetoric in “As Meninas” of Lidya Fagundez Telles Norberto Flores C. ................................................................................................
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LE SIGNE EST SON INTERPRETATION* : LE CAS DES LEXICALISATIONS The Sign and its Interpretation : The Lexicalization Cases Olga María Díaz ....................................................................................................
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ESTUDIOS LINGÜÍSTICOS
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REDUPLICACIÓN LÉXICA EN UN CORPUS DE VANANGA RAPANUI 1 Ana María Guerra Eissmann y Antonio Riffo Farías
Resumen En este artículo se presentan unidades de carácter complejo, las reduplicaciones léxicas en el vananga rapanui, lengua vernácula de Isla de Pascua. El corpus lingüístico fue recopilado in situ y en el continente2 y se analizó bajo el marco teórico del funcionalismo francés. El estudio forma parte del proyecto de investigación lingüística La organización fundamental del mensaje en vananga rapanui 3, aprobado por la Dirección General de Investigación de la Universidad de Playa Ancha de Valparaíso. Palabras claves: Lingüística descriptiva, reduplicación, vananga rapanui
Abstract This article aims to describe lexical reduplications in a corpus of vananga rapanui, the language spoken in Easter Island. The linguistic corpus was collected in Rapanui and in the Chilean continental territory and it was analized according to the framework of French Functionalism. This linguistic description is a part of the linguistic research project “La organización fundamental del mensaje en vananga rapanui” (“The basic structure of speech in vananga rapanui”). The linguistic research project was supported by the Direction of Investigation of the University of Playa Ancha. Key words: Descriptive Linguistics, reduplication, vananga rapanui. 1
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El presente artículo constituye una versión ampliada de la comunicación presentada por los autores en el XVIII Congreso de la Sociedad Chilena de Lingüística (SOCHIL), “Los estudios de Lingüística hacia el Bicentenario”, realizado en la Universidad de Chile de Santiago en el año 2009. Agradecemos al señor Andrés Pakomio Riroroko su colaboración en la elicitación del material lingüístico que ha servido de base para el presente trabajo. Proyecto DIGI HUMI 03-05-06, de la Universidad de Playa Ancha de Valparaíso.
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Análisis lingüístico Dentro de los diferentes procedimientos de formación de las unidades de carácter complejo (complexes unitaires4) en el vananga rapanui, entre otros, los de composición, derivación, confijación, se encuentra, en forma frecuente, el procedimiento de la reduplicación. Numerosas son las unidades que lo presentan en el léxico del vananga rapanui, lo cual llama inmediatamente la atención, en el uso de la lengua y que constituye un procedimiento característico de las lenguas oceánicas. Identificación Las unidades que se presentan en este estudio pertenecen a la clase léxica y se comportan como un monema único en las relaciones que mantienen con el resto del enunciado en el que aparecen. Son objeto de una elección única, han perdido su individualidad sintáctica y no reciben complementos a título individual. Han sido identificadas mediante la conmutación y la aplicación de los criterios de compatibilidad y de exclusión mutua. Se trata de un segmento del discurso que se comporta exactamente como un monema – un sintema - pero que es susceptible de ser analizado en dos o más unidades significativas y que pertenece a una clase determinada. En el eje paradigmático, un primer aspecto sintáctico a considerar es que todos los monemas de dicha clase pueden conmutar con el sintema en cuestión en un contexto dado. Además, el hecho de que el sintema pertenezca a una clase dada le permite entrar en relación con todas las clases con las cuales ésta es compatible. Un segundo aspecto a tomar en cuenta es la imposibilidad, en el eje sintagmático, de que los constituyentes del sintema sean determinados individualmente, puesto que el sintema funciona como un monema y, por lo tanto, toda determinación afecta al conjunto del mismo y no a cada uno de sus componentes.5 Procedimiento de formación El análisis del corpus ha permitido identificar las siguientes situaciones respecto de las reduplicaciones en el vananga rapanui:
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V. Builles, 1998, Chapitre 9, La formation de vocabulaire: identification et mode de formation des “complexes unitaires”. V. Fernández,1998, p.110
1. Reduplicación de un vocablo sin existencia de una forma simple correspondiente. Se trata de unidades cuyo significante parece ser reduplicado, pero que no se oponen a formas a simples correspondientes, por ejemplo: upa hio ri?a6 toko veke
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upa upa hio hio ri?a ri?a toko toko veke veke
“acordeón” “sólido, fuerte” “temor” “bastón” “pestaña”
2. Reduplicación de un vocablo con existencia de una forma simple, pero no relacionada con el significado de la forma reduplicada. Se trata de unidades cuyo significante parece ser reduplicado, pero cuyo significado difiere del de la unidad léxica simple, por ejemplo: puNa pua ana opo ma?u
“coral” “brote” “cueva” “huir, arrancar” “llevar”
puNa puNa puapua ana ana opo opo ma?u ma?u
“gordo, macizo, maduro” “cumbre, cima” “resplandor” “comer algo con deleite” “quedar aprisionado entre rocas”
En esta situación, las formas pueden ser parte de una misma clase o ser miembros de clases diferentes, por ej.: a) clases idénticas: pua “brote” (nominal) opo “huir, arrancar”(verbal)
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puapua “cumbre, cima” (nominal) opo opo “comer algo con deleite” (verbal)
Por razones tipográficas se emplea, en este artículo, el signo (?) para representar el golpe glotal.
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b) clases distintas: hupe “rocío” (nominal) heru “pantorrilla” (nominal) kava “agrio, salado” (adjetivo) iho “recién, enseguida” (adverbio) huka “ir a una parte desoyendo el consejo de no ir” (verbal)
hupe hupe “flojo” (adjetivo) heru heru “escarbar buscando comida” (verbal) kava kava “costilla” (nominal) iho iho “corriente de agua” (nominal) huka huka “leña” (nominal)
3. Reduplicación de un vocablo como iterativo de la forma simple correspondiente. Se trata de unidades cuyo significante efectivamente es una reduplicación de la forma léxica simple, de la cual procede. Cuando la unidad presenta este procedimiento, la reduplicación puede ser completa, o parcial por caída de una sílaba de la forma simple. 3.1. Reduplicación completa 3.1.1. Si aparece en un monema verbal, generalmente, tiene un carácter de repetición: tiNi “golpear” vero “lanzar, arrojar, tirar” Nau “morder”
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ako
“cantar”
hou
“agujerear, perforar”
tiNi tiNi “golpear repetidamente” vero vero “lanzar repetidamente” Nau Nau “morder varias veces, masticar” ako ako “ensayar un canto repetidamente” houhou “hacer varios agujeros; perforar repetidas veces”
Sin embargo, existen algunos casos en que la reduplicación no tiene un sentido de repetición, sino de cantidad o intensidad, por ejemplo: kau “nadar” kau kau “nadar intensamente”; hini “demorar, tardar” hini hini “demorar mucho, tardar demasiado”; unu “pelar una gallina” unu unu “desplumar una gallina completamente”. 3.1.2. Si aparece en un monema nominal, generalmente, expresa plural: hina “cana” hina hina “(muchas) canas, canoso” hono “parche, remiendo” honohono “parches, remiendos” ihu “nariz” ihu ihu “rocas puntudas” (lit. muchas narices) huNa “material molido” huNa huNa “mucho polvillo” Nure “peca” Nure Nure “(muchas) pecas, pecoso” Sin embargo, en el corpus se registra un caso en que la reduplicación no tiene un sentido de plural, sino que, más bien, indica un menor tamaño, por ejemplo: ava “grieta, canal” ava ava “grieta o rendija pequeña”. 3.1.3. Si aparece en un monema adjetivo, generalmente opera como un aumentativo, reforzando o enfatizando la característica expresada en la forma simple: iti riva rake nui paka
“chico” “bueno” “malo” “grande” “seco”
iti iti rivariva rake rake nui nui paka paka
“muy chico” “muy bueno” “muy malo” “muy grande” “muy seco”
Sin embargo, existen casos en que la reduplicación funciona como una clase distinta a la del adjetivo de la forma simple, por ejemplo: eo “fragante, perfumado” eo eo “ceniza”.
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3.2. Reduplicación parcial7. 3.2.1. Por caída de: 3.2.1.1. La primera sílaba de la forma simple taviri
“rodar”
haere
“andar, ir, venir”
maNeo “ácido, agrio” makenu “accionar, mover”
Narepe “mojarse”
taviri -viri
“caerse rodando de una altura” haere -ere “deambular, andar de acá para allá” maNeo –Neo “prurito, picazón, picar” makenu -kenu “bracear, moverse todo” Narepe –repe “empapado”
3.2.1.2. La segunda sílaba de la forma simple pine “drapear una tela” tuki “tocar” tiNi “machacar, golpear”
pi-pine “arrugarse repetidamente” tu-tuki “impactar varias veces” ti-tiNi “machacar repetidamente”
En los casos de reduplicación parcial, ésta expresaría las mismas características que las descritas respecto de la reduplicación completa, es decir, si se trata de un monema verbal, expresaría repetición, si es nominal, pluralidad y si es adjetivo, tendría carácter aumentativo. Desde la perspectiva del significado, la relación entre las formas léxicas reduplicadas y las formas léxicas simples puede ser directa o indirecta, por extensión o uso figurado: a) relación directa: vari “girar alrededor de” vari vari “girar varias veces, dar varias vueltas” 7
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Se observa este fenómeno en tempo rápido de habla.
makenu “accionar, mover” makenu -kenu
b) relación indirecta: ihu “nariz” kao
“gajo de fruta”
“bracear, moverse todo”;
ihu ihu “rocas puntudas” (lit. muchas narices) kao kao “esbelto, flaco, lado, costado”
Tal como se señalara en la Identificación, las unidades de este grupo, cuyo significante efectivamente es una reduplicación de la forma léxica simple, son las únicas que corresponden a la noción de unidades de carácter complejo (complexes unitaires).
Morfología Algunas reduplicaciones, presentan una variante reducida en tempo articulatorio rápido, por lo general por caída de la primera o segunda sílaba, como por ejemplo: taviri
“rodar”
taviri -viri
pine
“drapear una tela” pi-pine
“caerse rodando de una
altura”; “arrugarse repetidamente”
Cabe hacer notar que en ambos casos es posible observar la reduplicación de la forma completa, por ejemplo: pine “drapear una tela” pi-pine / pine pine “arrugarse repetidamente” Axiología El sentido de la unidad es: Transparente o motivado, es decir, el valor es igual a la suma de los valores de las unidades que la componen:
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he emu “hundirse” he emu emu “hundirse varias veces” hina hina hina
“cana” “muchas canas”
Opaco o no motivado, es decir el valor de la duplicación no es igual a la suma de los valores de las unidades que la componen: ahi ahí ahi
“fuego” “tarde”
potu potu potu
“cigarrillo” “pedacitos, trocitos de objetos”
VALORES DE LA REDUPLICACIÓN: - Intensivo: he kau “ nadar”
he kau kau “nadar intensamente”
roa
roa roa
“ lejos”
“muy lejos”
- Iterativo tiNi
“ golpear”
tiNi tiNi
“golpear repetidamente”
- Aumentativo nui -
“grande”
Multiplicidad hina “cana”
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nui nui “enorme”
hina hina
“(muchas) canas”
Resultados El análisis del corpus ha permitido identificar las siguientes situaciones respecto de las reduplicaciones en el vananga rapanui: 1. La existencia de reduplicación de un vocablo, pero sin existencia de una forma simple correspondiente; 2. La existencia de reduplicación, pero con existencia de una forma simple no relacionada con el significado de la forma reduplicada. En esta situación, las formas pueden ser parte de una misma clase o ser miembros de clases diferentes. 3. La existencia de reduplicación de un vocablo, como iterativo de una forma simple correspondiente. En este caso la reduplicación puede ser completa o parcial, por caída de una sílaba de la forma simple. Desde la perspectiva del significado, la relación entre las formas puede ser directa o indirecta, por extensión o uso figurado.
Conclusiones A pesar del elevado número de formas que, aparentemente, presentan reduplicación en el léxico del vananga rapanui, las unidades de carácter complejo en estudio, es decir, aquellas que efectivamente corresponden a una reduplicación de una forma simple, resultaron ser menos numerosas de lo que se podría haber supuesto al inicio del estudio. Las reduplicaciones no se presentan de forma constante ni en cuanto a su formación ni al significado de las reduplicaciones. Si la reduplicación acontece en un monema verbal, ésta, por lo general, se ajusta a la idea de repetición o continuidad de la acción. Si la reduplicación tiene lugar en un monema nominal, generalmente expresa el plural, no usándose en este caso la forma clásica del plural mediante el monema nga. Si aparece en un adjetivo, generalmente opera como un aumentativo, reforzando o enfatizando la característica expresada en la forma simple.
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Bibliografía BUILLES, Jean-Michel. Manuel de Linguistique Descriptive. Le point de vue Fonctionnaliste, Nathan, Paris, 1998, 414 p. CLAIRIS, Christos; GUERRA, Ana María; LAGOS, Daniel; RIFFO, Antonio; VILLALÓN, Carlos. Fonologías de las lenguas indígenas de Chile, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, 2001, 267 p. CONTE, Jesús. Diccionario Etimológico Rapanui-Español. Puntángeles Universidad de Playa Ancha Editorial, Valparaíso, 2000, 2209 p. ENGLERT, Sebastián. Diccionario Rapanui-Español, Ed. Prensas de la Universidad de Chile, Santiago de Chile, 1938, 138 p. FERNÁNDEZ GARAY, Ana. El tehuelche, una lengua en vías de extinción, Estudios Filológicos, Valdivia, 1998, 481p. FUENTES, Jordi. Diccionario y Gramática de la lengua de la Isla de Pascua. Pascuense-Español, Español-Pascuense, Pascuense-Inglés, InglésPascuense. Ed. Andrés Bello, Santiago de Chile, 1960, 1082 p. GUERRA EISSMANN, Ana María. “ Inventario de clases gramaticales en un corpus de vananga rapanui” Trabajo presentado en el Programa de Magíster en Lingüística ,UPLACED, Valparaíso, 1987, 50 p. GUERRA EISSMANN, Ana María; LAGOS ALTAMIRANO, Daniel; RIFFO FARÍAS, Antonio; VILLALÓN PÉREZ, Carlos. “Fonología del vananga rapanui”, Nueva Revista del Pacífico”, 25, ASCP, Valparaíso, 1988, p. 110-114. —————“El sintagma nominal del vananga rapanui: Inventario de clases”, Nueva Revista del Pacífico, 40, Uplaced, Valparaíso, 1995, pp.6377. ———— “Modalidades “he” y “te” en el sintagma nominal del vananga rapanui”. Actas de las Terceras Jornadas de Lingüística Aborigen, BuenosAires, Argentina, 1997, pp. 185-191. GUERRA EISSMANN, Ana María y RIFFO FARÍAS, Antonio “Rapanui:une approche interculturelle” / “Rapanui un acercamiento intercultural”, Pluralidad lingüística y enfoques interculturales/Pluralité linguistique et approches interculturelles, Synergies Chili 3, Année 2007 Revue du Gerflint, Revue de Didactologie des Langues et des Cultures, Fondo Editorial UMCE, Ed. Lom, Santiago, 2007, p.204-219.
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GUERRA EISSMANN, Ana María y RIFFO FARÍAS, Antonio “Deícticos en el vananga rapanui”, Nueva Revista del Pacífico, 51, Uplaced, Valparaíso, 2006, p. 49-60. GUERRA EISSMANN, Ana María y RIFFO FARÍAS, Antonio “Adverbios en un corpus de vananga rapanui”, Nueva Revista del Pacífico, 53, Uplaced, Valparaíso, 2008, p. 27 – 43. Ed. on line: http://creal.upla.cl/ humanidades/Revista_pacifico/Sumario.html
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LAS REGLAS DE PROYECCIÓN SEMÁNTICA DE VAN DIJK COMO UNA ESTRATEGIA DE APROXIMACIÓN A LOS PROCESOS DE COMPRENSIÓN LECTORA EN UN GRUPO DE ESTUDIANTES DE PRIMER AÑO DE PEDAGOGÍA Mg. (C) Alicia Henríquez Zamora
Resumen El objetivo de este estudio es describir el funcionamiento que tienen las macrorreglas en el proceso de comprensión lectora de un determinado grupo de estudiantes de primer año de pedagogía. Todo esto, con la intención de colaborar a educadores y lingüistas en su constante tarea de hallar los mecanismos que faciliten el aprendizaje de la comprensión en lectores inexpertos. Para concretar estas intenciones se analiza un corpus de doce interpretaciones producidas por los alumnos, a raíz de la lectura de cuatro frases célebres emitidas por distintos intelectuales de la Historia. De este modo, se muestran las evidencias que, en las interpretaciones, aparecen de las macrorreglas que emplearon y el modo en que éstas fueron instaladas en cada proceso de comprensión. Previo al análisis, se presentan algunas de las propuestas teóricas que en la actualidad sustentan los conceptos de texto y comprensión de lectura. Palabras claves: macrorreglas, texto, comprensión lectora.
Abstract The objective of the present piece of investigation is to describe the performance of the macro-rules in the process of reading comprehension inside a specific group of freshmen from pedagogy. All of this, with the purpose of helping teachers and linguists in their constant labor of finding the best ways to improve reading comprehension in inexperienced readers. To achieve these goals, a corpus of twelve interpretations produced by the students is analyzed; these interpretations are based on the lecture of four famous quotations of different intellectuals of the History. Thereby, the evidences that show the use of macrorules and the manner in which they were used in each comprehension proceeding are clearly exhibited. Prior to the analysis, some of the theoretical approaches
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that nowadays sustain the concepts of text and reading comprehension are shown.” Keywords: macro-rules, text, understanding comprehension.
Introducción Desde principios del siglo XX, diferentes especialistas han considerado la importancia de la comprensión lectora y se han preocupado por determinar lo que sucede cuando un lector cualquiera comprende un texto (Pérez, 2005). Hacia mitad del siglo, cierto número de estudiosos consideró que la comprensión era resultado directo de la decodificación. En las últimas décadas, los trabajos realizados desde la psicología y la lingüística han permitido el desarrollo de diversas miradas: algunos especialistas han puesto el énfasis en el lector como parte activa del proceso de comprensión, otros se han ocupado de desarrollar sistemas comprensivos de análisis del discurso que puedan aplicarse a la lectura1 y un grupo interdisciplinario ha buscado trasladar los resultados de investigaciones en este campo a la práctica educativa (Echevarría & Gastón, 2006). Efectivamente, han sido muchos los intentos por describir, explicar y evaluar los procesos y estrategias que convergen en el proceso de comprensión. Van Dijk (1980, 1983) propuso un sistema que puntualiza tres habilidades de comprensión llamadas ‘macrorreglas’ y respecto de estas es que el presente estudio plantea su inquietud: ¿cómo la proyección semántica que resulta de su aplicación puede dar cuenta de los procesos de comprensión de los lectores? En este marco, el problema que motiva esta investigación radica en el modo en que un grupo de estudiantes de primer año de pedagogía emplea las macrorreglas en su proceso de comprensión. La presente investigación exploratoria se ha erigido a partir de la lingüística del corpus y tiene como objetivo describir el funcionamiento de las macrorreglas en el proceso de comprensión lectora de un determinado grupo de estudiantes. Para tal efecto, se ha considerado un corpus de doce textos breves, producidos por estudiantes de Pedagogía en Artes Plásticas que cursan 1
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Importante en este enfoque es la propuesta de los autores Kintsch y Van Dijk en “Strategies of discourse comprhension” (1983).
la asignatura “Taller Integrado de Lenguaje y Razonamiento I” en la Universidad de Playa Ancha. La tarea propuesta consistió en elegir tres frases célebres, de un listado de treinta, y realizar una interpretación para cada uno de los enunciados. De este modo, se busca reconocer, en la interpretación realizada por los estudiantes, evidencias respecto de las macrorreglas que emplearon y el modo en que éstas fueron instaladas en su proceso de comprensión, previo a la interpretación.
1. Marco teórico 1.1. El texto A fines de los años sesenta, la lingüística inicia un vuelco importante en su objeto de estudio; de tal modo, se deja de considerar la oración como una unidad de sentido suficiente para la investigación y se da paso, así, al concepto de texto. En este punto no existe completa unidad teórica, no obstante, hay ciertos lineamientos consensuados que guían la determinación del objeto. Cabe mencionar que si bien el texto es una unidad de sentido superior a la oración gramatical, no siempre lo es desde el punto de vista estructural; vale decir que un texto puede estar construido por una o varias oraciones o, en muchos casos, por unidades estructurales inferiores a la oración, tales como una frase o una palabra. Por lo tanto, se aclara que son delimitaciones diferentes, pues la oración es una unidad sintáctica y el texto es una unidad de sentido. Enrique Bernárdez (1982, 84) dice que el texto “es la unidad lingüística comunicativa fundamental, producto de la actividad verbal humana, que posee siempre carácter social”. Plantea, además, que sus características principales son: ser una completa estructura de significado y comunicación; conformar un mensaje coherente; estar guiado, desde su construcción, por la intención del hablante de crear un texto íntegro y, por último, ser regido por las normas propias del sistema de la lengua y de la situación comunicativa específica en que ha de funcionar. Ahora bien, la visión de Bernárdez está claramente marcada por la lingüística textual y su objetivo de estudiar la lengua por medio de lo lingüístico y, tan solo en segundo plano, por la observación de componentes extralingüísticos como el contexto situacional y textual o la cognición de los usuarios y los roles que ellos ponen en juego en una determinada situación.
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En las últimas décadas, varios autores se han referido a la complejidad del lenguaje y a cómo en un acto comunicativo se ven involucrados otros aspectos de orden social, cognitivo, generacional, geográfico, cultural y jerárquico, por nombrar algunos. En esta misma línea, los autores Heinemann y Viehweger (1991, 38) dan un vuelco cognitivo y proponen la siguiente definición del objeto de estudio: “El texto es de hecho el resultado de una variedad de operaciones psíquicas interrelacionadas; […] el texto es una estructura multidimensional, en la cual se manifiestan los sistemas de conocimiento de los hablantes: el conocimiento lingüístico, el conocimiento enciclopédico, el conocimiento accional y el conocimiento sobre clases de textos” Para los objetivos de la presente investigación, esta definición parece pertinente, puesto que permite poner énfasis en los procesos cognitivos que un lector activa a la hora de enfrentarse a la tarea de producir o comprender un texto determinado. Por otro lado, es importante mencionar que, tanto en el marco de la definición propuesta por Heinemann y Viehweger como por Bernárdez, se puede considerar una frase célebre como un texto; debido a que, como ya se dijo, la categoría textual es de naturaleza semántica y comunicativa y su delimitación no tiene relación con la extensión del enunciado. 1.2. Comprensión lectora La comprensión lectora es una actividad individual y social en la que se ven implicados variados procesos, estrategias y hábitos. Entre estos últimos, se reconoce fundamentalmente la lectura que “es un proceso a través del cual el lector construye activamente el significado de un texto según sus propias necesidades y en función del proyecto específico del momento” (Arancibia & Huerta, 2004, 20). Las autoras, además, plantean que ‘la información visual’ proporcionada por un texto escrito (palabras y otras formas gráficas) que el cerebro procesa, constituye un componente indispensable de la lectura, pero no el único. En la actualidad se conceptualiza la lectura como un proceso basado en el texto, de naturaleza interactiva, con propósitos específicos, y que depende tanto del texto como de la persona que lo lee (Echevarría & Gastón, 2006). Pérez (2005) asegura que la comprensión lectora es considerada actualmente como la aplicación específica de destrezas de procedimiento y estrategias cognitivas de carácter más general que la decodificación.
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Así, la lectura se entiende como una actividad cognitiva compleja, en la que la información proporcionada en el texto y la que aporta el bagaje cultural del lector se complementan hasta alcanzar la interpretación final del texto. Para lograrlo, es preciso que el lector sea capaz de regular la actuación coordinada de sus procesos cognitivos de naturaleza perceptiva, léxica, sintáctica y semántico – pragmática (Vieiro & Gómez, 2004). María Jesús Pérez (2005) plantea que hay consenso al considerar que el conocimiento es almacenado en ‘estructuras de conocimiento’ y que la comprensión es el conjunto de fases que intervienen en los procesos de formación, elaboración, notificación e integración de dichas estructuras. En base a lo expuesto por Pérez, se puede afirmar que el nivel de comprensión lectora será directamente proporcional al grado en que la información que conlleva el texto es integrada en dichas estructuras. Así lo expresa Teun Van Dijk (1983) al estipular que la comprensión de un texto implica construir su significado a partir de las señales que aquél ofrece, confrontándolas con el marco de conocimiento que el lector ya posee. Para evidenciar las relaciones de sentido presente entre los diferentes niveles del texto, y lograr con ello su comprensión, el lector utiliza una serie de operaciones cognitivas en pro de la transformación semántica que requiere. Tales operaciones constituyen la capacidad lingüística de enlazar significados, con la finalidad de convertirlos en totalidades significativas de niveles más elevados (Van Dijk, 1983, 58). Estas operaciones son denominadas ‘macrorreglas’, o bien, reglas de ‘proyección semántica’. 1.2.1. Macrorreglas en la comprensión lectora Las macrorreglas son parte del proceso cognitivo que sucede toda vez que un sujeto cualquiera se ve enfrentado a la tarea de determinar el tema de un texto y dilucidar su ‘estructura semántica’, es decir, sus propiedades de significado y contenido. Esta estructura semántica es la que Van Dijk (1980, 1983) denomina ‘macroestructura’ y se refiere a ella como una representación abstracta de la estructura global del significado de un texto. Esto quiere decir que un texto al que se le puede reconocer su macroestructura es un texto coherente, un texto que tiene ‘coherencia global’. En otras palabras, una macroestructura es una representación abstracta que da cuenta de la coherencia global de un discurso y que es resultado de un proceso cognitivo en el que está implicado un conjunto de macrorreglas, las que tienen como principal función “transformar la información semántica” del texto al que son aplicadas (Van Dijk, 1980, 47). Van Dijk (1980, 1983) reconoce tres macrorreglas:
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•
Supresión. El interlocutor elimina la información que considera menos importante, siempre y cuando las proposiciones que la contienen no sean presuposiciones de las subsiguientes. • Generalización. El interlocutor elabora una proposición que contenga un concepto general derivado de los conceptos de la secuencia de oraciones, “y la proposición así construida sustituye a la secuencia original” (Van Dijk, 1980, 48). • Construcción. El interlocutor elabora una secuencia de proposiciones que releve la información importante para que denote lo mismo que la secuencia completa y pueda ser sustituta de ésta. Entonces, si consideramos que toda compresión implica un proceso de fusión, de la información que conlleva el texto con el marco de conocimiento propio de cada lector, y por tanto modificación de información, se puede aseverar que las macrorreglas son habilidades de comprensión útiles para todo lector u oyente a la hora de intentar identificar el tema, asunto o contenido central de un texto determinado.
2. Marco metodológico 2.1. Descripción del corpus El corpus de este estudio se obtuvo a partir de una actividad realizada en clases de la asignatura “Taller Integrado de Lenguaje y Razonamiento I” en primer año de la carrera de Pedagogía en Artes Plásticas de la Universidad de Playa Ancha. La tarea propuesta consistió en elegir tres frases célebres, de un listado de treinta, y realizar una interpretación para cada uno de los enunciados seleccionados. La muestra se concentró en el trabajo de veinte estudiantes escogidos al azar. Debido a que cada alumno realizó tres interpretaciones, se obtuvo un total de sesenta textos que fueron agrupados por frases célebres, lo que brindó información sobre cuáles de estas fueron mayormente trabajadas por los estudiantes. Con este dato, se realizó la primera reducción del universo, seleccionando cuatro frases célebres, de entre las diez con más alta frecuencia. Esta selección respondió a un patrón de variedad y riqueza en las interpretaciones realizadas por los estudiantes y no de cantidad, porque en algunos se presentaban numerosas interpretaciones pero tenían la desventaja de ser demasiado sucintas
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o similares entre sí. No obstante, las frases célebres que fueron separadas para conformar el corpus cuentan con al menos tres interpretaciones diferentes, lo que da un total de doce textos para el análisis. 2.2. Metodología de análisis Para el análisis riguroso del corpus, se optó por observar cada uno de los textos por separado. En cada interpretación se buscó: la presencia de proposiciones o secuencias de proposiciones que, aparentemente, fueran producto de los procesos cognitivos de supresión, generalización y construcción y, además, posibles asociaciones, explícitas o deducibles, entre el contenido de la frase y el marco de conocimiento del estudiante. Se presenta cada enunciado con un desglose sucinto de las proposiciones posiblemente extraíbles de lo expresado en el texto. Cada una de estas se abrevia con el carácter P y es debidamente enumerada. Además, se señalan algunas de sus características discursivas que puedan influir en la comprensión. Luego, se exponen una a una las tres interpretaciones seguidas por el análisis pertinente. Cabe mencionar que del corpus fueron corregidos tan solo los errores ortográficos, todo lo demás se mantuvo intacto. La separación de párrafos fue marcada con // y la letra cursiva es empleada para destacar el metalenguaje.
3. Análisis del Corpus 3.1. El instinto nos mueve a la acción; la inteligencia nos paraliza de Marcel Proust Este es un enunciado bimembre de carácter contrastivo, en el que cada elemento presenta en su estructura semántica interna una relación de causaefecto. Las ideas variarán según el nivel de contraste con que se relacionen ambos elementos. P1: El instinto nos lleva al mal actuar. P2: El instinto nos permite actuar.
P3: La inteligencia nos protege del mal actuar. P4: La inteligencia nos impide actuar.
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O: “Para mí esta frase significa que los impulsos nos pueden llevar a actuar sin pensar en las consecuencias y que muchas veces somos precipitados en nuestra forma de reaccionar, pero si nos detenemos a pensar un segundo una gran parte de estas veces paramos nuestra reacción y nos quedamos callados. // Yo elegí esta frase ya que me representa, porque muchas veces actúo sin pensar y después que recapacito me doy cuenta de que no debí haber reaccionado así”. En la primera parte de la secuencia de proposiciones elaborada, se aprecia que considera P1 y P3, las relaciona con momentos impulsivos y suprime las otras dos ideas que podrían asociarse a aquello que se deja de vivir por pensar demasiado. En el segundo párrafo se ve cómo desde su experiencia, el estudiante entiende la supremacía de la razón e identifica el instinto con el mal actuar y la razón con el buen actuar. P: “Aquí se da una enseñanza muy valiosa (por eso la escogí) y que deberíamos usar casi siempre, la cual es pensar bien las cosas antes de hacerlas. Sin embargo hay situaciones donde hay que hacer lo contrario”. En este caso se ve que la comprensión del enunciado es totalmente distinta porque no establece relación de contraste entre los dos elementos, sino más bien atribuyó carácter disyuntivo. Debido a esto no suprime ninguna de las cuatro ideas y considera, según su marco de conocimiento, que tanto el pensar como el instinto pueden conducir al buen y al mal actuar en determinados momentos. Q: “El instinto es un impulso que no podemos controlar solo nos dejamos llevar por nuestros sentidos sin mirar consecuencias, a diferencia de la inteligencia, nos estamos constantemente cuestionando nuestras acciones y si lo que hacemos se encuentra bien o mal”. Por medio de la construcción de una secuencia de proposiciones da cuenta de su comprensión sobre el enunciado. Reconoce, por medio de la generalización, que la idea central del texto es la diferencia entre la inteligencia y el instinto. Además, suprime posibles conclusiones valorativas que den señales sobre su marco de conocimiento. 28
3.2. Todos ven lo que tú aparentas; pocos advierten lo que eres de Nicolás Maquiavelo P1: La gente aparenta. P2: Lo aparente es distinto de lo real.
P3: Lo que se aparenta es fácil de ver. P4: Pocos ven lo real.
C: “Los prejuicios que se generan sobre las personas sin darnos el tiempo de conocerlas sólo nos permite ver las superficialidades o caretas que muchos puedan tener, pero sólo algunos pocos perciben lo esencial y especial que cada uno tiene y es. // Lo lindo de esta frase es que me hace recordar a mis amigos, familia y a mi pololo, porque estas son las personas en mi vida que de verdad ven lo que soy, lo saben y lo viven conmigo”. En la primera oración se aprecia cómo la estudiante no suprime la idea la gente aparenta porque es presuposición de la idea que releva: lo que se aparenta es fácil de ver. Luego, con el conjunto de proposiciones introducidas por pero, recupera otras dos ideas: lo aparente es diferente de lo real y lo real pocos lo ven. Por consiguiente, al observar la primera oración textual, se puede aseverar que emplea la construcción para dar cuenta de su comprensión global del enunciado; no obstante, cabe señalar que no logró, por medio de la generalización, dar con un concepto o idea que aunara las cuatro aristas básicas de la frase. Por último, explícitamente relaciona con su propio marco de conocimiento y en su aseveración reconoce que ella también aparenta y declara que la mayoría de la gente no ve lo que hay más allá de sus apariencias: solo el grupo de personas que menciona es el que se ha dado el trabajo de llegar hasta lo real. D: “Significa que muchas veces las personas se muestran de una manera distinta a la que realmente son, ya sea por miedos, falta de confianza etc. o también por el hecho de que los otros no se toman el tiempo para conocer a alguien.// Elegí esta frase porque es algo muy cierto y pocos se dan cuenta de ello. No muchos tienen el interés y la paciencia para llegar a ver la esencia de alguien”.
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En el fragmento “las personas se muestran de una manera distinta a la que realmente son” se advierte la destreza de generalización, porque en él se incluyen dos ideas: la gente aparenta y lo aparente es distinto de lo real, desprendidas ambas del enunciado. Ahora bien, si se atiende a la primera secuencia de proposiciones en su totalidad, habría que señalar que el estudiante, luego de dar cuenta de P1 y P2, se aventura a dar las causas de la apariencia de la gente y al plantear “o también por el hecho” da luces de querer sumar una nueva causa. Sin embargo, lo que presenta es otra idea, de igual modo desprendida de la frase: pocos ven lo real lo que, claramente, no es una causa de la apariencia de la gente. Por lo tanto, falla el plan ejecutivo de la construcción, porque confundió los niveles del texto. L: “Para mí el sentido de esta frase es muy explícito. El mensaje es claro, las personas no siempre son lo que aparentan ser, y muchas veces es necesario aprender a conocerlas bien para saber realmente cómo son, por eso solo los más cercanos lo hacen y el resto generalmente se deja llevar por las apariencias.// Elegí esta frase porque creo que en cierta medida me identifica a mí y la historia de cómo conocí a dos de mis mejores amigos. Siempre nos veíamos pero ellos tenían una impresión muy diferente de mí, la cual cambió ahora que nos conocemos bien, sin embargo varios han coincidido en esa absurda imagen antes de conocerme”. Al observar la segunda oración textual, se aprecia la construcción de una secuencia de oraciones que podría ser sustituta de la frase de Maquiavelo, pues en la secuencia se encuentran las cuatro ideas que pueden desprenderse del enunciado: la gente aparenta, lo aparente es distinto de lo real, lo aparente es fácil de ver y pocos ven lo real. Por otra parte, si se atiende a la generalización puesta en juego para la construcción de esta secuencia, habría que pensar que la cumplió en dos etapas. De P1 y P2 logró derivar la proposición: “las personas no siempre son lo que aparentan ser”, lo que podría ser ampliamente valorado pues en tan solo una proposición confluye el sentido de dos proposiciones. Distinto es lo que sucede desde la expresión “y muchas veces” hasta el final de la secuencia, ya que a pesar de que logra referirse a las dos ideas restantes, lo aparente es fácil de ver y pocos ven lo real, el proceso de generalización no es tan expedito, porque no evidencia la presencia de un concepto o proposición que contenga ambas ideas. Finalmente, da información sobre la propia experiencia y con ella argumenta su interpretación. 30
3.3. El orden es el placer de la razón pero el desorden es la delicia de la imaginación de Paul Claudel P1: La razón requiere de orden. P2: Pensar es más expedito en el orden.
P3: La imaginación requiere del desorden. P4: Imaginar es más expedito en el desorden.
En este caso, P1 y P2 están en relación restrictiva frente a P3 y P4. Hecho que atribuye un componente interesante para el análisis, porque la comprensión que alcance el estudiante dependerá, en gran medida, de la relación que establezca: restricción, contraste, oposición o invalidación. A: “Esta frase me genera otro sentimiento y a la vez tiene que ver mucho con la otra parte de nuestra carrera el lado más artístico porque como dice la frase (el desorden es la delicia de la imaginación) nuestra carrera se basa en eso, en ser una carrera más “abierta” sin tanto “orden” desarrollar nuestra creatividad.// La frase quiere decir que un orden muy cerrado termina por destruir el pensamiento y no te deja ser una persona plena”. La información que releva, después de la supresión, corresponde a P3 y P4, estas dos ideas las relaciona con su quehacer académico y así, en la primera parte, al referirse a “nuestra carrera”, aparece el marco de conocimiento. Pero estas dos ideas vuelven a ser relevadas a continuación, cuando construye la secuencia “ser una carrera más abierta sin tanto orden lo que nos generará una forma más fácil de desarrollar nuestra creatividad”. Luego, emplea la generalización al presentar un concepto global derivado del enunciado y sus cuatro ideas: “un orden muy cerrado termina por destruir el pensamiento y no te deja ser una persona plena”. Entiende, probablemente, que la primera proposición queda invalidada con la segunda, por medio de pero. Esta invalidación implica, en su interpretación, la supremacía del desorden y la imaginación; aunque debe reconocerse que de la última oración se desprende que la razón es importante para el ser humano, pero se destruye con el orden excesivo.
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M: “Escogí esta frase porque me siento bastante identificada. Siempre he sido desordenada y muchas veces no comprenden mi forma de ser. Y como dice la frase ‘delicia de la imaginación’ es así como me siento en mi desorden”. En esta interpretación se aprecia la total omisión de las ideas referidas a la razón y cómo el marco de conocimiento matiza por completo su texto: la experiencia de ser “desordenada”. Respecto de la construcción se puede aseverar que elabora una secuencia de cómo ella se siente en el desorden y no de las ideas imaginar es más expedito en el desorden y la imaginación requiere del desorden. P: “La primera oración tiene que ver con que asociamos el orden a las cosas racionales, concretas, y quisiéramos tener el control y poder de cada una de nuestras acciones y pensamientos. Creo que también se asocia a que siempre nos han enseñado a tener las cosas en su lugar, porque se cree que es lo “normal”. // En cambio la segunda nos habla de que la imaginación nos lleva a otras dimensiones, que no siempre están dadas en un orden lógico, pero aún así las disfrutamos”. En la primera parte de esta interpretación la alumna construye una secuencia que da cuenta de cómo las dos ideas la razón requiere de orden y pensar es más expedito en el orden, en interacción con su marco de conocimiento, hacen sentido para su experiencia: buscamos el orden por un afán de control racional. Luego, con la proposición “nos han enseñado a tener las cosas en su lugar, porque se cree que es lo normal”, establece una generalización, pues relaciona ambas ideas con el concepto de adoctrinamiento para el orden. En el siguiente párrafo, vincula P3 y P4 con su marco de conocimiento y, del mismo modo que con P1 y P2, genera una nueva interpretación: las consecuencias de la imaginación son un deleite en desorden.
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3.4. Hay quien cruza el bosque y no ve leña para el fuego de León Tolstoi Para este enunciado el análisis se plantea de modo diferente, pues posee una característica que no presentan los otros: utiliza lenguaje metafórico. Esto genera aún mayores posibilidades de interpretación y enriquece los mecanismos de generalización, porque se evidenciarán al reconocer los conceptos que los estudiantes derivan a partir de las metáforas de cruzar el bosque, leña y fuego. F: “De mi punto de vista, esta frase de León Tolstoi quiere decir que hay quienes van por la vida y no ven las cosas más evidentes que ésta refleja, que miran solamente hacia adelante ignorando todo lo que puede pasar alrededor de ellos y de otros. // Adopté esta frase porque creo que no solo hay gente que no ve la leña para el fuego, sino que hay otros que simplemente ven eso, la leña. Quiero decir con esto, que también hay quienes ven lo superficial de la vida, citando a la leña como una metáfora de lo deseado para cumplir con fin específico, pero el bosque está repleto de miles de cosas las cuales prestándoles un poco de atención podríamos maravillarnos de tal manera que valoraríamos mas nuestras vidas”. La primera secuencia que elabora es una construcción que deja ver la coherencia global que la estudiante atribuye al enunciado, en la que se advierte su proceso de generalización al asociar bosque con el concepto vida y, fuego con objetivo. En el segundo y tercer párrafo, relaciona esta macroestructura reconocida, con su propio marco de conocimiento para dar una nueva interpretación, la que ella sospecha debe tener más relación con su experiencia que con la información presentada en el enunciado: lo que nos rodea no son únicamente medios para nuestro objetivo. J: “Quiere decir que hay gente que se esmera tanto por buscar o encontrar algo que realmente desea pero no se da cuenta que lo que querían está frente a sus ojos. // Esto a todos nos ha pasado alguna vez, es por eso que escogí esta frase, porque a veces no nos damos cuenta de que la respuesta siempre estuvo ahí”. Elabora una secuencia de oraciones basada en la generalización que realizó al asociar leña con objetivo. Desde ahí asegura, en relación a su marco de
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conocimiento, que a muchas personas les sucede esto: no ver lo que se busca aunque el entorno esté repleto de ello. O: “Esta frase significa que hay gente que no ve las cosas que la rodean, pueden tener una solución, una salida a la mano, pero están tan encerradas en sí mismas que son incapaces de ver lo que hay en su entorno. // Elegí esta frase ya que muchas veces me encerré tanto en mis problemas que fui incapaz de ver a la gente que me quería ayudar y de encontrar una solución que sí existía, contrario a lo que yo pensaba”. Construye una secuencia de proposiciones sobre la base de la generalización que lo llevó a relacionar cruzar el bosque sin ver la leña con el ensimismamiento. Luego lo relaciona, de modo explícito, con su marco de conocimiento e instala la leña como la ayuda que en determinados momentos no supo ver.
Conclusiones Por medio de esta investigación se ha dado cuenta de algunos de los mecanismos que un cierto grupo de estudiantes pone en funcionamiento en un breve proceso de comprensión lectora. Tal constatación puede ser de suma importancia a la hora intentar mejorar la comprensión, pues cabe un llamado de atención para fijar la mirada especialista en el cómo los lectores inexpertos asumen la tarea de comprender un texto. En específico, se puede señalar que, cuando los estudiantes se vieron enfrentados a enunciados bimembres, presentaron, en algunos casos, tendencia a suprimir uno de los dos elementos por completo y relevar el restante para concretar su proceso de comprensión; en otros casos, se observó que las interpretaciones variaron según la relación semántica que los lectores establecieron entre los elementos del enunciado, relación que se encuentra delimitada por el marcador discursivo que los vincula. En estos últimos, hubo ocasiones en que la delimitación no se acercó demasiado a lo que se espera según las vigentes taxonomías de marcadores discursivos. En otras palabras, hubo casos en que la interpretación se vio afectada porque ciertos enunciados bimembres de relación contrastiva, por ejemplo, fueron considerados por los lectores como enunciados de relación disyuntiva. Por otra parte, cabe destacar que analizar los procesos de generalización de un lector puede ser de gran utilidad para entender el modo en que éste 34
asocia conceptos, por ejemplo, cuáles considera constitutivos o consecutivos de otros. Este dato podría ser causal de una correcta construcción de herramientas para apoyarlo en su proceso de aprendizaje lector. Similares son los beneficios didácticos que podrían obtenerse al observar las relaciones que los estudiantes presentan con el marco de conocimiento, pues cuando estos hacen alusión explícita a su experiencia se pueden reconocer algunas explicaciones para la supresión o generalización que realizan y, por tanto, entender el funcionamiento de sus procesos de comprensión. Desde aquí se concluye, entonces, que las reglas de proyección semántica que Teun Van Dijk plantea como mecanismos inherentes al proceso de comprensión textual de cualquier individuo, pueden ser de gran utilidad didáctica en la etapa de diagnóstico para un grupo de lectores inexpertos, ayudando a la tarea de planificar técnicas de mejoramiento de tal habilidad. No obstante, es posible señalar que este estudio empírico-exploratorio podría verse claramente enriquecido si se ampliara a lectores de mayor experiencia, posibilitando una visión comparativa que diera cuenta del modo en que estos últimos ponen de manifiesto sus mecanismos de proyección semántica. Estos resultados comparativos servirían como guía en la construcción de instrumentos de aprendizaje para lectores inexpertos.
Referencias Bibliográficas Arancibia, P. & Huerta M. (2004). Comprensión y producción de textos. Valparaíso: Puntángeles. Bernárdez, E. (1982). Lingüística del texto. Madrid: Arcos. Echevarría, M. & Gastón, I. (2006). Dificultades de comprensión lectora en estudiantes universitarios: implicaciones en el diseño de programas de intervención. [en línea]. Disponible en: http://www.ehu.es/ojs/index.php/psicodidactica/article/view/305/ 302 Heinemann, W. & Viehweger D. (1991). Lingüística del texto, una introducción. Tübingen: Niemeyer. Pérez, María (2005). Evaluación de la comprensión lectora. Dificultades y limitaciones. [en línea]. Disponible en: http://www.revistaeducacion.mec.es/re2005/re2005_10.pdf Van Dijk T. (1980). Estructuras y funciones del discurso. Madrid: Siglo Veintiuno. _____ (1983). La ciencia del texto. Barcelona: Paidós. Vieiro, P. & Gómez, I. (2004). Psicología de la lectura. Madrid: Pearson. 35
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PERCEPCIÓN DEL FENÓMENO DEL VOSEO VERBAL O MORFOLÓGICO EN CHILE M. Cristina Huerta Imposti
Resumen Este trabajo propone una mirada al fenómeno del voseo verbal en Chile desde la perspectiva de la actitud de los hablantes hacia él. Para ello, se ha realizado un análisis, a través de un cuestionario, para intentar vislumbrar cómo se percibe el uso del voseo dentro del ámbito educativo. Nos pareció interesante consultar a estudiantes y profesores y contrastar una y otra mirada. Convencidos de que es una de las marcas características del español de Chile y está cada vez más lejos de desaparecer, consideramos que es un tema importante al que quizás no le estemos prestando la debida atención y deseamos hacer un aporte más para ubicarlo en el tapete de la discusión lingüística. Palabras claves: voseo verbal – actitud - percepción
Abstract The following work proposes to turn our attention to the phenomenon of verbal “voseo” in Chile, from the perspective of the attitude of the speakers towards it. We have analyzed it, through a questionnaire, which tries to glimpse how the use of “voseo” is perceived among people related to the educational area. We found interesting to consult students and professors and contrast both views. Convinced of the fact that this is a characteristic mark of chilean spanish and far from disappearing, we consider that it is an important subject to which we may be not paying enough attention and we want to add another investigation to locate it in the linguistic discussion. Key words: verbal “voseo” – attitude – perception
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Introducción Este trabajo es parte de una investigación mayor sobre el voseo en Chile que empezamos en el año 2008. En ese momento presentamos nuestras observaciones preliminares en el XV (decimoquinto) Congreso Internacional de la ALFAL en Montevideo, con el título El voseo verbal en Chile: La alternancia de uso en el tratamiento de la segunda persona del singular. En aquella oportunidad presentamos partes de los valiosos estudios descriptivos del Dr. Félix Morales en su Panorama del voseo chileno y rioplatense (1998-1999) y la Dra. Alba Valencia con el trabajo Formas pronominales de tratamiento en Santiago de Chile (2006) junto con nuestras observaciones e inquietudes sobre este tema que ya entonces creíamos no había alcanzado el estatus de objeto de estudio, sobre todo desde una óptica variacionista. En el año 2009, la investigadora Marcela Rivadeneira presentó su tesis doctoral en España con el título El voseo en medios de comunicación de Chile. Descripción y análisis de la variación dialectal y funcional, la que también enriquece nuestra investigación. En esta oportunidad proponemos una mirada al fenómeno del voseo verbal desde la perspectiva de la actitud de los hablantes hacia él. Breve recorrido histórico del voseo La segunda persona del singular, tú, con su respectiva conjugación, se ve remplazada en los países voseantes por el pronombre vos y por una conjugación alterada, que se asemeja más a la equivalente a la segunda persona del plural (vosotros). La conjugación varía de acuerdo a las regiones y puede ser monoptongada o diptongada. Esta particularidad de la lengua de Hispanoamérica tiene su origen en el desarrollo histórico de las formas de tratamiento y en la relación, durante la colonia, de los diferentes países con la “Madre Patria”. El voseo en España se remonta al siglo IV d.C. En ese entonces el uso de vos, en lugar de tú, implicaba una forma de tratamiento de sumo respeto, era un plural reverencial y su uso se ceñía al trato con el emperador. Con el paso del tiempo, en los siglos XIII y XIV esta forma de respeto se extiende a las distintas autoridades (políticas, militares y religiosas) para dirigirse a interlocutores de mayor autoridad, manteniendo el uso de tú para relaciones simétricas de poder.
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Desde el siglo XV hasta el XVI hubo un uso variable entre las formas vos y tú. Los factores que influyen en la selección de las formas empiezan a desdibujarse. En los siglos XVI y XVII vos llegó a dominar el trato con familiares e inferiores en las zonas rurales, y también entre soldados. Los cambios que se iban produciendo en España, no llegaron a toda América con igual intensidad. Dentro del estudio de estos cambios y de la persistencia del voseo en América se pueden observar dos hipótesis. Una que plantea el voseo americano como un fenómeno de la “hidalguización”. Los conquistadores que llegaban al nuevo continente se sentían amos y señores y optaron por el uso y las costumbres lingüísticas de las capas superiores españolas. La otra plantea la influencia que tuvo la distancia de las colonias en el intercambio con la metrópoli. Desde esta óptica, las zonas de los virreinatos de México y Perú, habrían irradiado el tuteo, imitando los hábitos lingüísticos que se imponían en España, mientras que el resto de América, aislado de lo que se iba produciendo al otro lado del océano, habría seguido usando el vos para la segunda persona del singular, y el ustedes para cubrir las dos formas del plural, la de respecto y la de confianza. En algunas regiones de América, entonces, se conservó el voseo, considerado ya arcaísmo en la metrópoli. El paradigma verbal se diferencia en las distintas regiones, siendo el pronominal el mismo para toda América, vos, a pesar de las diferencias fonéticas regionales. Para el caso particular del voseo chileno, es interesante remitirse al artículo de Alfredo Torrejón. Según Torrejón, a lo largo del siglo XIX se desarrolla en la comunidad hispanohablante de América Latina un sentimiento de lealtad hacia una norma lingüística diferente del ideal de la lengua peninsular que había prevalecido durante la colonia. Sin embargo, en la discusión entre los grandes pensadores de la época, la mayoría plantea el valioso vínculo solidario que constituye el castellano y que debía ser conservado en su mayor pureza. Esta actitud de reconocimiento a la lengua como factor de unidad de los pueblos, ya liberados de la colonia, no es igual con respecto a la Real Academia Española. “Esta, en cuanto institución rectora en lo referente a una lengua ahora internacional, era rechazada tan violentamente como las demás instituciones coloniales.” (Torrejón, 1990: 40) Hacia finales del siglo, la Academia empezó a recibir a destacados académicos americanos en su seno y a aceptar las nuevas Academias locales, a las que llamaba para colaborar con la española en la mantención y perfeccionamiento de la norma supranacional.
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Los americanos estudiosos de la lengua buscaban preservar una lengua común, que veían amenazada por los neologismos traídos de Europa y los vicios de las variantes vernáculas. El español americano presentaba rasgos definidos como el seseo, el voseo, el yeísmo. A mediados del siglo XIX, se da una polémica entre la búsqueda de las identidades lingüísticas nacionales y la de una lengua panhispanizante. Esta controversia filológica está encabezada por Domingo Faustino Sarmiento, representante de la línea radical, influido por sus ideales romanticistas y Andrés Bello, del lado de la conservadora, seguidor del clasicismo. Mientras la del argentino planteaba una norma lingüística receptiva de los neologismos y con rasgos que definía como hispanoamericanos, la línea conservadora planteaba una norma panhispánica basada en la académica. Es interesante destacar que Sarmiento no plantea una posición frente al voseo, ni de reivindicación, ni de rechazo. La línea que prevaleció en Chile fue la del grupo conservador. Andrés Bello, Rector de la Universidad de Chile, en 1834, advertía que el castellano que hablaban los chilenos de su tiempo, incluso las personas de cierta cultura, estaba plagado de incorrecciones. “Le interesaba, especialmente, que el castellano tuviera una norma única para servir más eficazmente de lazo de unión a todos los hispanohablantes.” (Torrejón, 1990: 43) “En el plano morfosintáctico, el modelo de Bello rechazaba violentamente el voseo, que entonces era la fórmula universal de tratamiento familiar en extensas áreas de Hispanoamérica. Contra este uso emitió juicios como: ‘[...] no sólo se peca contra el buen uso usando vos en lugar de tú, sino (lo que aún es todavía más grave y vulgar) concertándole con la segunda persona de singular de los verbos’ (Andrés Bello, 1884 [1834]. “Advertencias sobre el uso de la lengua castellana dirigidas a los padres de familia, profesores de los colegios y maestros de escuelas”, p. 469). O este otro: ‘[...] el vos de que se hace tanto uso en Chile en el diálogo familiar, es una familiaridad que debe evitarse, y construirlo con el singular de los verbos, una corrupción insoportable’ (Andrés Bello, 1883 [1847]. Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, p. 76, nota 3.) Consideraba, pues, el voseo como hábito repugnante que debía ser desarraigado a toda costa del habla hispanoamericana. Filosóficamente, la posición de Bello con respecto a la normativa lingüística era una posición aristocratizante. Él creía que era posible, y necesario, dejar las decisiones sobre buen uso en manos de los más calificados miembros del sector de la ‘gente educada’.” (Torrejón, 1990: 45)
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Como se puede apreciar por el estudio de Torrejón, la postura condenatoria de Bello con respecto al fenómeno del voseo es clara. Es quizás por este motivo que el voseo prácticamente no aparece en Chile como objeto de estudio ni se lo trata durante el proceso de escolarización, a pesar de su uso extendido. El fenómeno del voseo en Chile Definiremos voseo como el uso particular en el tratamiento de la segunda persona del singular, tanto en la conjugación del verbo, como en el uso del pronombre. Esta forma de dirigirse al interlocutor es una característica de diferentes zonas de América Latina, y en cada región adquiere sus rasgos particulares. En Chile es una de las tres formas de tratamiento posibles hacia el otro, siendo las otras dos usted y tú. El voseo puede ser auténtico o mixto. El primero hace referencia a una construcción con vos como sujeto y formas derivadas de las de segunda persona del plural (como ejemplo: vos sabíh). El segundo puede ser, a su vez, de dos tipos: voseo mixto pronominal y voseo mixto verbal. La modalidad pronominal se refiere a construcciones verbales de segunda persona del singular con el pronombre vos como sujeto (como en vos sabes), la modalidad verbal corresponde a construcciones verbales voseantes con el pronombre tú como sujeto (como en el caso de tú sabíh). Si bien en Chile aparecen tanto el voseo auténtico como el mixto verbal, en este trabajo nos centraremos en el voseo mixto verbal, también denominado morfológico, dado que es el que aparece con mayor frecuencia y parece ser la forma preferida para dirigirse a los pares, especialmente entre los hablantes jóvenes, aunque no únicamente entre ellos. Es interesante destacar que el voseo morfológico chileno solamente no aparece en la construcción del modo imperativo. El voseo verbal existe abarca en la oralidad todos los estratos socioculturales, así como los diferentes grupos etarios a lo largo del país. Aparece, tal como define Rivadeneira, en determinados contextos situacionales, por lo que estamos frente a una variación funcional o estilística (diafásica), puesto que no refleja identidad lingüística de ningún hablante, sino que entra en juego dependiendo de las características propias de diferentes situaciones comunicativas. Su aparición en la escritura es cada vez más frecuente cuando reproduce la oralidad o en publicidades dirigidas a un público joven.
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Fórmulas de tratamiento Para poder analizar el fenómeno del voseo en Chile, debemos referirnos a las fórmulas de tratamiento. Podemos definirlas como la manera de los hablantes de dirigirse a sus interlocutores y decir que varían según el tipo de relación de las personas involucradas en los actos de habla. En el caso de Chile, la elección de las formas usted, tú y vos, con sus respectivas conjugaciones, dependerá del grado de cortesía que se pretenda demostrar hacia el otro. Aunque las formas pueden alternarse con el mismo interlocutor. Se consideran como más corteses aquellos actos de habla en los que el interlocutor recibe un tratamiento de usted, mientras que las formas tú y vos aparecen como fórmulas menos corteses, siendo vos la última en la escala. Podemos encontrar la explicación a la elección de una u otra forma, si consideramos que está ligada a factores psico-sociológicos como el poder o la solidaridad. Estos términos denotan la distancia social que existe entre los interlocutores. Decimos que un interlocutor tiene una relación de poder sobre otro, cuando la misma no es recíproca, cuando uno ejerce algún tipo de autoridad sobre el otro, ya sea en el ámbito laboral, profesional, o social en general. Los elementos que pueden generar esta asimetría son las diferencias de edad, el poder adquisitivo, la posición social, el cargo dentro de alguna institución, el tipo de parentesco, etc. En una relación de este tipo, uno de los interlocutores se considera como superior y el otro acepta el lugar de inferior. En el caso que nos ocupa, el superior será el que usa la forma más familiar tú (o vos en su forma verbal) hacia el inferior que utilizará el pronombre usted al dirigirse al otro, dentro de este sistema asimétrico. La solidaridad, tiene como rasgo la simetría en las relaciones de los interlocutores. Aquí estamos hablando de pares, amigos, compañeros de trabajo, colegas, familiares de la misma edad, y para este caso el tratamiento será tú y también vos y se observará tanto en uno como en el otro interlocutor. Actitud, identidad y conciencia lingüísticas Para Moreno Fernández, en su trabajo Principios de sociolingüística y sociología del lenguaje (2005): “La actitud lingüística es una manifestación de la actitud social de los individuos, distinguida por centrarse y referirse específicamente tanto a la lengua como al uso que de ella se hace en
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sociedad, y al hablar de “lengua” incluimos cualquier tipo de variedad lingüística: actitudes hacia estilos diferentes, sociolectos diferentes, dialectos diferentes o lenguas naturales diferentes.” (Moreno Fernández, 2005: 178) Las lenguas son capaces de transmitir significados, connotaciones sociales y valores. Es también a través de ellas que se enfatizan las normas y marcas culturales de un grupo social. Las variedades lingüísticas, desde esta perspectiva se pueden interpretar como rasgos de identidad. Las actitudes lingüísticas son actitudes psicosociales. Si acordamos que las variedades de las lenguas tienen una connotación social determinada, entenderemos que sean apreciadas o evaluadas de acuerdo con los estatus o las características sociales de sus usuarios. Las razones que provocan que se valore una variedad por sobre otra son sociales, subjetivas y afectivas y es lo que hace que los hablantes elijan una u otra según la situación comunicativa en la que se encuentren. “Una de las bases sobre las que se asienta la actitud lingüística es la conciencia sociolingüística: los individuos forjan actitudes, del tipo que sea, porque tienen conciencia de una serie de hechos lingüísticos y sociolingüísticos que les conciernen o les afectan. (No puede decirse, sin embargo, que todos los hablantes de todas las comunidades sean conscientes de todas las características lingüísticas y sociolingüísticas de su variedad).” (Moreno Fernández, 2005: 179) Los hablantes saben, generalmente, las valoraciones que hace su comunidad de los usos lingüísticos, lo que les permite elegir lo que consideran más adecuado a cada contexto situacional. Análisis del resultado del cuestionario Moreno Fernández plantea que desde la perspectiva mentalista se distinguen dos grupos de estudios de las actitudes hacia la lengua: los métodos directos y los métodos indirectos. Dentro de los métodos directos se encuentran los materiales recogidos a través de cuestionarios o entrevistas. Los cuestionarios pueden presentar una estructura abierta (el informante emite la respuesta que cree más adecuada) o una estructura cerrada (al informante se le ofrecen unas posibilidades limitadas de respuesta). Los métodos indirectos están dirigidos a evaluar la valoración que los hablantes hacen de su propia manera de expresarse: pruebas de autoevaluación.
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Para nuestro análisis sobre el uso del voseo verbal o morfológico se procedió a elaborar un cuestionario de nueve preguntas de respuestas cerradas. El cuestionario se aplicó en la V Región y Región Metropolitana a un universo de 228 personas entre las cuales 165 son estudiantes de pedagogía y 60 profesores, tanto de enseñanza media como universitarios (3 no respondieron a la pregunta sobre la actividad). Es importante destacar que los profesores consultados están, en su gran mayoría, ligados específicamente a la enseñanza del lenguaje, ya sea los de enseñanza media como los universitarios. Escogimos este universo para nuestro cuestionario por corresponder a nuestra propia práctica profesional y la relación permanente tanto con docentes como con estudiantes y porque nos pareció especialmente importante conocer la percepción del fenómeno dentro del ámbito educativo. Las edades de los estudiantes informantes oscilan entre los 18 y los 30 años. Las edades de los profesores oscilan entre los 28 y 51 años. Entre los informantes se encuentran 106 personas de sexo femenino, 120 de sexo masculino y 2 que no se pudieron precisar por no responder a la pregunta. Para el análisis que nos convoca, no consideraremos la variable de género. Pregunta 1: ¿Ud. dice alguna vez, por ejemplo, hablai, tení, viví, en lugar de hablas, tienes, vives? A esta pregunta el 43,9 % de los informantes respondió afirmativamente, el 47,8% respondió que a veces, el 7,9% respondió que no, y el 0,4 % no respondió.
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Es interesante distinguir entre las respuestas de los profesores y las de los estudiantes. Mientras entre los profesores la respuesta parece ser más bien vacilante, ya que predominan los que responden que usan esta forma de tratamiento a veces, 10 niegan su uso, y solamente 15 responden afirmativamente, los estudiantes parecen no tener dudas a la hora de responder que sí la usan (85). Más de 70 responde que la usa a veces y menos de 10 dice no usarla.
Pregunta 2: Dentro de una misma situación comunicativa, ¿utiliza indistintamente ambas formas (ej.: hablai/hablas, etc.)? A esta pregunta el 22,8 % de los informantes responde afirmativamente, el 37,3 % reconoce que lo hace a veces y las respuestas del restante 39,9 % se dividen entre que no, que no saben o no responden.
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Si se mira el gráfico en el que se dividen las respuestas por actividad, se notará que los profesores son los que parecen tener más reticencia a aceptar este uso alternado. Sin embargo, la respuesta “a veces” aparece casi con la misma frecuencia que la negativa. Esto puede deberse a que efectivamente la escisión de la vida profesional y la personal o familiar afecte este uso alternado. Es decir, los profesores tienen más conciencia de lo que proponemos como una estigmatización del fenómeno y durante la situación laboral cuidan no usar las formas voseantes. Para un observador atento es fácilmente comprobable que estas formas se usan alternadamente y muchas veces dentro de la misma situación comunicativa.
Pregunta 3: ¿Cómo encuentra esta forma de dirigirse al interlocutor (hablai, tení, viví, etc.)? A esta pregunta ninguno de los informantes respondió que consideraba esta forma como formal, 89,5 % la calificó de informal, 10,1% piensa que es marginal y 0,4% no sabe o no responde. Es curioso el porcentaje que considera marginal una forma verbal que es usada por todos los sectores sociales.
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Si observamos el gráfico y comparamos las respuestas de profesores y alumnos, notaremos que la brecha entre los estudiantes que consideran esta forma de tratamiento como informal y los que la consideran como marginal es mucho mayor que la que aparece entre los profesores. Los estudiantes en su gran mayoría consideran el voseo verbal como un tratamiento informal, muy pocos lo ven como marginal. Sin embargo, entre los profesores la brecha se acorta. Pareciera que esto tuviera que ver con el desprestigio histórico del fenómeno y la conciencia del mismo por parte de los adultos, mientras que en los jóvenes, y probablemente por la aparición cada vez más recurrente en los medios y en sus discursos cotidianos el uso del voseo aparece como algo más natural.
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Pregunta 4: ¿Qué cree que debería hacer un profesor al escuchar en sus alumnos esta forma de tratamiento (hablai, etc.)? Esta pregunta se formuló de esta manera teniendo en cuenta que los estudiantes interrogados son futuros profesores. Queríamos dilucidar si la actitud frente al fenómeno está cambiando en el ámbito escolar. No nos sorprendió que el 45,2% de los entrevistados planteara que hay que corregirla; 49,6% se manifestó a favor de que se debe hablar sobre el tema, 4,8% que hay que ignorarla y solo 0,4% no se proclamó al respecto.
Si miramos el gráfico que distingue entre las respuestas de los estudiantes y de los profesores, notaremos que la brecha entre las posturas “corregirla” y “hablar sobre el tema” no cambia sustancialmente entre un grupo y otro. Pareciera que la tendencia se mantiene a pesar de las diferencias de edad o, seguramente, se va transmitiendo desde el grupo docente a sus discípulos. Nos parece interesante que un 45,2% de los informantes tengan una visión negativa del fenómeno y planteen que hay que corregirlo, sobre todo porque los estudiantes no parecen tener dificultades en usar una forma u otra según los contextos. Por este motivo es extraño que aún predomine el “mandato” de Andrés Bello y un porcentaje tan grande de educadores o futuros educadores persista en corregir una forma ya tan instalada.
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Pregunta 5: ¿Alguna vez reflexionó sobre este fenómeno del español de Chile? Parece que el fenómeno no es tan desconocido o ignorado. El 82,9% de los informantes responde que sí ha reflexionado sobre el mismo. El 15,8 % reconoce que no lo ha hecho. Y solamente en 1,3% no ofrece respuesta.
Aquí, la brecha entre los que reflexionaron sobre el tema y los que no, parece ser mayor entre los estudiantes que entre los profesores. Los estudiantes presentan una gran cantidad de respuestas afirmativas frente a los que reconocen no haber reflexionado sobre el tema. La brecha que genera una respuesta y otra aparece como menor entre los profesores. Tal vez en esta respuesta sí se pueda ir observando un cambio de actitud que tenga que ver con las nuevas generaciones. 49
Pregunta 6: ¿Cree que este fenómeno se da en algún grupo etario determinado? Curiosamente a esta pregunta el 75% de los informantes respondió que se da en todas las edades. El 23,7% piensa que es un fenómeno que solamente se da en los jóvenes. No aparecen respuestas que lo identifiquen con los adultos y solamente el 0,4% responde que se da en los niños. El 0,9% no sabe o no responde.
Si se observa el gráfico que muestra las respuestas según la actividad, se notará que los jóvenes, si bien responden en su gran mayoría que es un fenómeno que recorre todas las edades, presentan un alto número de respuestas que los marca a ellos como los principales usuarios de esta forma de tratamiento. Esto es curioso, debido a que, si bien es socialmente visto como un fenómeno juvenil, la realidad es otra, y no parecen haber notado que sus mayores también usan
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esta forma de tratamiento. Los profesores, sin embargo, y a pesar de las respuestas anteriores, reconocen claramente que es un fenómeno que abarca a todas las edades, sólo un número reducido lo identifica con los jóvenes.
Pregunta 7: ¿Le parece que es un fenómeno actual? Es interesante observar que el 53,5% de los informantes considera el voseo verbal como un fenómeno actual. El 32,9% reconoce que no lo es. Y el 13,6 % responde que no sabe.
Esta respuesta apoyaría la idea de la “invisibilización” del fenómeno durante mucho tiempo. Si bien, como hemos planteado hay estudios descriptivos interesantes, este es un tema del que aparentemente no se habla mucho.
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Pregunta 8: ¿Diría Ud. que esta forma de cambiar la conjugación de los verbos de la segunda persona del singular se identifica con el fenómeno del voseo? Ante esta pregunta el 40,4% de los informantes responde que sí. El 21,1% no identifica esta forma de tratamiento con el voseo. Y el 38,6% no sabe o no responde.
Es interesante observar el gráfico de las respuestas de los estudiantes y los profesores. Un gran número de estudiantes responde que puede identificar el fenómeno con el voseo, aunque es mayor la cantidad que plantea que no sabe. La brecha entre ambas respuestas, sin embargo, es bastante pequeña. Lo curioso es que entre los profesores si bien la respuesta afirmativa es la que predomina, le siguen con un número no mucho menor las respuestas negativa y/o de desconocimiento, no presentando prácticamente diferencia entre el número de una y de otra. 52
Llama la atención el desconocimiento del fenómeno por parte de los profesores. Incluso si no hubiera conciencia del término, el cuestionario es lo bastante guiado como para poder llegar a una respuesta afirmativa.
Pregunta 9: ¿Considera que Chile es un país voseante? Esta fue para nuestra investigación una pregunta clave. Y, tal como ya expusimos, si bien sospechábamos que el término podría ser desconocido, después de leer todo el cuestionario nos pareció que debía quedar claro su significado y adónde se apuntaba. El 40,4% de los informantes responde que sí, mientras el 7,9% lo niega. Un alto porcentaje, el 51,8% no sabe o no responde.
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El mismo 40,4% que asocia el fenómeno con el voseo, seguramente es el que contesta que Chile es un país voseante. Aquí el cuadro con las respuestas de los profesores y estudiantes presenta la misma frecuencia que en el cuadro de la respuesta anterior, lo que es absolutamente coherente.
Conclusiones El análisis de las respuestas del cuestionario demuestra que, si bien se conoce el uso del voseo, si bien se tiene noción de cuándo y con quiénes se aplica, no es un tema que los educadores ni los educandos manejen de manera consciente. Un gran número de profesores no reconocieron el concepto. Y un porcentaje no menor plantea que cuando aparece hay que corregirlo. Sostenemos que “de eso no se habla”. Esta “invisibilización”, muy probablemente está en directa relación con la estigmatización del fenómeno. Es decir, no se habla de algo que no es bien visto por la sociedad en general, que “se permite” dentro de la oralidad, pero no se avala ni se fomenta. Un ejemplo de esta estigmatización, se puede encontrar en una entrevista al escritor Andrés Gallardo, miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua en el contexto de la Nueva Gramática, quien afirma –”El voseo chileno es completamente diferente del argentino. En Chile es marginal y está marcado como extraordinariamente informal. En cambio en Argentina está nacionalmente aceptado como forma normal de tratamiento familiar.”(Las Últimas Noticias – Viernes 11 de diciembre de 2009) Los jóvenes cambian durante una conversación el voseo por el tuteo “para darle autoridad a partes de su discurso”, según declaraciones de estudiantes al consultarles sobre el tema. Con esto nos queda claro que el uso del voseo de alguna manera desautoriza. Un joven no duda en cambiar al tuteo para que tomen en cuenta una opinión o para darle seriedad a sus palabras. Volvemos a comprobar el lugar que ocupa el fenómeno en el inconsciente colectivo. Lo que no se pudo develar con exactitud fue el uso intercalado de una forma u otra dentro de una misma oración. Hemos escuchado ejemplos del tipo: “te subes a la micro y te bajai…, etc.”. Este tipo de ejemplos fue observado en diversas ocasiones y la única explicación especulativa a la que llegamos es la conciencia de la norma que hace que el hablante cambie la forma cuando se “da cuenta” de que está voseando o que el voseo “se le escape” espontáneamente. Este tema queda por analizar en profundidad.
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Pretendemos que esta investigación sobre la situación voseante de Chile, pueda reflejar, aunque someramente, la actitud y/o la conciencia sociolingüística del fenómeno por parte de algunos hablantes (en este caso estudiantes y profesores de media y estudios superiores) con respecto al voseo verbal o morfológico. Creemos que estamos ante un fenómeno que parece estar cómodamente encontrando su lugar y pidiendo su legitimación. En épocas en las que nuestros jóvenes hablan de break, mall, mail, blog, y toda la terminología que nos llega de la mano de los avances tecnológicos, sería conveniente reconocer el lugar del voseo en la oralidad que, en definitiva, devuelve a los chilenos un rasgo de identidad. A lo que se aspira con este trabajo es a poner al descubierto la poca atención al voseo en una sociedad voseante. En todo caso, una cosa es segura, el voseo verbal sigue en Chile, ha entrado ya en la escritura y no da ningún indicio de estar por desaparecer.
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EL APODO EN LA HISTORIA DE CHILE Juan Pablo Reyes Núñez
Resumen El presente artículo es parte de una investigación DIGI HUMI0210 referida a los apodos aparecidos en algunos libros de historia general de Chile del siglo XVIII, XIX y XX. Aquí trataré aspectos teóricos lingüísticos del fenómeno en cuestión acompañados de ejemplos contextualizados y reflexionaré sobre los resultados obtenidos. Palabras claves: Apodo, recurso expresivo, sustitución, tratamiento.
Nicknames in chilean History Abstract This article is part of a DIGI0210 research which deals with nicknames Chilean general History from the applering in some books XVIII, XIX and XX centuries. In this article Y will refer to some theoretical aspects of this phenomenon providing some contextualised examples and reflections on the results. Keywords: nickname, connotative resources, substitution, addressing Register.
“Se hace necesario un estudio tan profundo como sea posible de la naturaleza del apodo, de su origen como forma de alusión y de trato, de su evolución en el aspecto fónico como en el de su resonancia sicológica, de sus diferentes clases” Félix Morales Pettorino. El Español de Chile.2007
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El apodo Se trata de un fenómeno lingüístico relacionado con los tratamientos, las denominaciones, la antroponimia, el nombre, el sustantivo y el adjetivo. Su identificación depende de los contextos en los cuales se usa, puesto que el apodo expresa un sentido, una connotación fundamentalmente irónica, ofensiva y su nivel o estilo de uso es más bien coloquial, informal. La posibilidad de diferenciarlo de otros procesos de sustitución como el sobrenombre, el seudónimo, el nickname, el eufemismo, el cacofemismo, el hipocorístico, la chapa, el alias, etc. dependerá en gran medida de las características de la situación comunicativa y de los contextos tanto verbales como extraverbales. Este es un recurso expresivo que permite nombrar, identificar y caracterizar a una persona o grupo tomando en cuenta aspectos psíquicos, físicos o situaciones con los que se los asocia creativa y espontáneamente el recurso señala que esta característica es sobresaliente en la persona a la que se le aplica. El efecto colindante es que las otras características pasen a un plano inferior, menos importante o desaparezcan. A propósito de lo anterior, el apodo pone en primer lugar lo negativo y en segundo lugar lo positivo, más aún en ocasiones elimina o invisibiliza lo positivo. Diríamos que este recurso posee un poder enorme sobre las personas, incluso más que el nombre propio. Un apodo puede llegar a tal grado de influencia que puede hacer que una persona se intervenga quirúrgicamente como una manera de evitar el apodo de “flaco”, “gordo”, “narigón”, “orejón”. O en otros casos, como los de las personas altas, tiendan a doblar su columna, y de ese modo aparentar una estatura más “normal”. Ni que decir, de aquellos que son apodados de “cara de luna”, “cara de túnel”, “el poroto”, etc. Para los apodos referidos a los aspectos psíquicos o situacionales, será más difícil el revertir la denominación hiperbólica, pero de igual manera las personas tenderá a estar constantemente negando la característica de “amarrete”, “tacaño”, “mentiroso”, “obsesivo”, “bipolar”, “loco” o “borracho”. En el caso de las situaciones en las que participaron y que motivó el apodo, tienden a distorsionarla diciendo que no fue exactamente así, o que eso no es verdad, porque nunca estuvo en tal o cual lugar, entre otras posibilidades. El apodo es fundamentalmente accidental, circunstancial, histórico, en cambio el nombre propio es oficial, administrativo, atemporal y aespacial, en el entendido de que no cambia o no varía a lo largo de toda la existencia de la
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persona, excepto en los casos en los que se pretende cambiar su nombre para evitar ser discriminado étnicamente. El nombre propio nos inscribe en el sistema de registro civil y nos permite un reconocimiento legal, en cambio, el apodo nos inserta e integra social y culturalmente, a la vez, que nos representa como miembros de una determinada intracultura y micro sociedad privada.
Uso del apodo El apodo es un recurso expresivo muy difundido entre todos los hablantes de español, aunque no es parte de todos los registros y estilos. Más bien jóvenes y niños recurren a esta posibilidad expresiva. Es cosa de hacer una rápida hojeada a las revistas escolares, para percatarse de su uso cuando se trata de describir a algún alumno al finalizar el ciclo medio. Lo que quiere decir, que el apodo se nos confiere a muy temprana edad y permanece por mucho tiempo, incluso hasta la vejez. Así, entre amigos, parientes, compañeros de curso o amigos de barrios es común designar al otro a través del apodo. Pero como veremos, son muchas los ámbitos en los que se encuentra; en el trabajo, en la actividad pública y privada, etc. Corroboro de este modo, la idea expresada más arriba, de que el uso del apodo se da más bien en comunidades pequeñas. En cuanto a sus matices significativos o connotativos, el apodo se asocia más bien a estilos de habla irónicos, ofensivos y satíricos, sin que esto signifique que no existan ejemplos de apodos desde el punto de vista ponderativo, laudativo, apreciativo.
El apodo en su dimensión sociocultural Así considerado, el apodo es un fenómeno más bien socio y etnolingüístico. Su uso no es restrictivo del punto de vista social, pero representa las concepciones sociales acerca del cuerpo, la condición económica, ideas políticas, religiosas, así como también la valoración cultural de lo que se considera positivo, negativo, laudativo o despreciativo. Los apodos se podrían clasificar según sexo y clase social. Sin embargo, toda clasificación no es absoluta, sino solo indica una preferencia o una tendencia.
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De este modo, habrá apodos más propios para mujeres que para hombres y viceversa, por ejemplo, “venado”, “goreado”, “gallina” para hombre, etc. En el caso de la mujer los apodos serían “víbora, “come hombres”, “camboyana”, “Yegua suelta”, “cabra de monte”, etc. indiscutiblemente en los ejemplos se nota la visión machista referida al sexo. En cuanto a la clase social es propia de la clase alta llamar a los pobres “rotos”, “roteques”, “roticuajos” y en la clase media o baja llaman a la clase alta “cuicos”, “paltones”, “ricachones”, “riquelmes”, etc. Hay ciertas actividades, oficios, profesiones a las que también se les sustituye el nombre por un apodo; por ejemplo, a los médicos, se les apoda “mata sanos”, a los carabineros, “pacos”, a los militares, “milicos”, a los profesores de educación física, “cabeza de músculo”, al personal de aseo municipal “buitres”, etc. Dentro de los apodos colectivos o que designan a grupos, están los que apodan a los equipos de futbol. Al equipo de Unión Española se llama “los panaderos”, al de Everton, “los ruleteros”, al equipo de Palestino “Los paisanos”, etc. En cuanto a apodos que reemplazan los nombres oficiales de ciudades se cuentan el de “ciudad de las tortas” que reemplaza a Curicó, “Santiasco” por Santiago, “capital del rodeo” para Rancagua y, por último, a la ciudad nortina de Arica se le llama “la puerta norte”. También es notable la diferencia en los tipos de referentes que se eligen para apodar en los distintos países de una misma lengua, y los referentes que se prefieren para apodar entre lenguas distintas. En el primer caso, podríamos tomarlo como indicador dialectal, y el segundo como marcador cultural. Interesante resulta el hecho de que muchos nombres de otras lenguas, en especial las aborígenes, nos pueden parecer en la nuestra apodos. Autores que han tratado el tema señalan que el apodo es un aspecto de la idiosincrasia etnolingüística de los pueblos y es un síntoma humano. Agregan que los habitantes de tal o cual país, se caracterizan por ser usuarios permanentes de éste. Puede ser cierto, pero difícil de comprobar. Lo que realmente importa para entender y explicar el fenómeno es saber cuan creativos y certeros son para dar origen al apodo, de lo que dependerá la precisión, permanencia y aceptación del mismo por parte de la comunidad de hablantes, que como se sabe es la que decide finalmente respecto de las vigencias y caducidades de un nombre y su significado.
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El apodo como metáfora El apodo es una metáfora hiperbólica, personificante y caricaturesca. Resulta de los estados alterados de la mente y su uso surge cuando una discrepancia produce molestia e incomodidad, en tal caso, el hablante predomina el sentimentalismo e incluso, dependiendo de los grados de malestar, la pasión. Nombrar la parte por el todo, el objeto por la función, el autor por su obra, al trabajador por su actividad, suele ser otra manera de dar apodos a las personas. Sin embargo, el apodo es tal, siempre y cuando el contexto y la situación comunicativa permitan confirmar el sentido peyorativo, despectivo y, no pocas veces, irónico. Esto implica considerar a quién se le dice y quién lo dice, por qué, cuándo, dónde, cómo, en qué tono. Y, una pregunta fundamentalmente pragmática, para qué se lo dice.
El apodo en los libros de historia general de Chile El estudio del apodo dentro de los libros de historia, nos permite contribuir al conocimiento de la identidad chilena. La posibilidad de encontrar en el apodo parte de nuestra identidad está en que su uso se concretiza en comunidades más bien pequeñas: “en donde las personas tienen oportunidad de observarse de cerca, captar diversas características del prójimo y asignarle una denominación fundada en ellas, es decir, motivada”.1 Se desprende de lo anterior, que el apodo revela el cómo nos vemos entre nosotros de cerca. Más aún, si consideramos no solo aspectos lingüísticos, sino también circunstancias o contextos históricos. Si esta diferencia se da de manera regular entonces estamos en un caso que define la visión social de los grupos y su estado de resentimiento y pugna de los mismos. En consecuencia, cuando surgen situaciones de conflicto entre los que gobierna y los gobernados, esta se refleja en los apodos que aumentan su capacidad peyorativa, ofensiva y denigratoria. 1
Lozana, Mariano. Contribución al estudio del apodo en el habla de Bogota. Publicaciones del Instituto Caro y cuervo, Series Minor XLI. Santafé de Bogota. 1999, pág. 13
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En este mismo sentido, el apodo es capaz de registrar los momentos de mayor tensión social y descontento entre gobernados y gobernantes. Patrones y peones, padres e hijos, dirigentes y dirigidos, superiores y subalternos. Hay casos en los que la máxima autoridad de un país, motiva una mayor cantidad de apodos que otro. Lo que podría significar que esta tiene mayor influencia o afecta fuertemente a las personas que gobierna. Y por el contrario, de otros no se acordarán ni siquiera de su nombre de pila. Cabe mencionar que los conflictos y las discrepancias entre personas o grupos en los distintos ámbitos, social, político, familiar, vecinal, laboral, amoroso, deportivo, etc., incitan a que los hablantes utilicen este recurso expresivo. De lo que se deduce que se relaciona con estados de ánimo alterados y aparece cuando predomina el sentimiento adverso y la pasión. Molestia, incomodidad, rechazo, angustia y rabia que, sin duda, alteran la percepción de la realidad y se cae en la exageración de las características.
El definiciones de apodo Este recurso nominativo consiste en nombrar a personas o grupos de personas, con otro nombre que no sea el nombre propio, oficial o civil. El DRAE dice : “1. m. Nombre que suele darse a una persona, tomado de sus defectos corporales o de alguna otra circunstancia”2 Es interesante que al apodo se le llame dentro de su definición nombre, lo que permite sostener que es un tipo de nombre que es motivado por los rasgos corporales y psíquicos o circunstancias en los que ha participado el apodado. Se podría pensar que es una especie de rebautizo, en este caso, mundano. El apodo se encuentra en discursos político-periodísticos Veres [2003], también en el humorístico y en el uso del discurso burlesco como se demuestra en el trabajo de Quint [2007]. Ambos autores lo estudian desde el punto de vista pragmático.
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www.rae.es
En cuanto al trabajo de Veres [2003], este ahondó en las motivaciones del uso del apodo y alias en las noticias que tratan de las acciones realizadas por la ETA. En él se afirma que el apodo es parte del sobrenombre: “(…) se sitúan los apodos y alias. Estos sobrenombres vienen caracterizados por el hecho de que en la mayoría de los casos tienen connotaciones. También poseen un mayor carácter identificador, que surge cuando el apodo es más definitorio de la persona que el nombre propio. Y a su vez, suelen tener un sonido distintivo”.33 Por su parte Quint [2007]. Especifica las caracteriza y clasifica el apodo dentro de contextos humorísticos. “vemos, pues, a través de estos ejemplos comunes que el humorismo tiene dos rasgos: en el apodo obvio el momento humorístico es único, se da solamente en el momento en el que se inventa, y en el apodo cojo, el momento humorístico es repetitivo, se da cada vez que se cuenta la anécdota que explica el origen del apodo”.4 El otro aporte de Quint [2007], es la definición lingüística del humor, distinguiendo tres teorías. El autor elige la teoría de la incongruencia, porque el apodo es un fenómeno de la lengua hablada. “en lo que se refiere al apodo, la teoría de la incongruencia o explotación de ambigüedades que se da entre los diferentes actos de habla, ofrece una explicación al mecanismo del humor.”5 También encontramos investigaciones del apodo ligadas al mundo penitenciario, esto es, los usados por los reclusos. Una manera de abordar el tema es desde el punto de vista sociolingüístico, porque se centra en el habla de un grupo social determinado y en la que se destaca el uso del apodo de la siguiente manera: 3
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Dr. Luis Veres ©.. “Alias y apodos en las noticias de terrorismo”. Universidad Cardenal Herrera-CEU, Valencia (España). 2003 http://www.ull.es/publicaciones/latina/20035520veres.htm Quint, H. “Un acercamiento pragmático al apodo burlesco”. U. de G., México.128pp. 2007 http://revistacomunicologia.org/ index.php?option=com_content&task=view&id=176&Itemid=92 Op. cit.
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“en la comunidad penitenciaria, el apodo se funda principalmente en aspectos degradantes y burdos de la persona, de modo que queda caricaturizado negativa y grotescamente al tiempo que para el nombrante constituye motivo de burla y diversión.”6
Circunstancias del apodo Entenderemos por circunstancias: “1.f. el accidente de tiempo, lugar, modo, etc. Que está unido a la sustancia de un hecho o dicho. 3.f. Conjunto de lo que está entorno a alguien; el mundo en cuanto mundo de alguien.” Estas acepciones del DRAE en línea, nos permiten decir que nuestro apodo motivado por las circunstancias del individuo apodado, representan una particularidad en la vida de las personas. Pero, el apodo resalta aquellas de mayor trascendencia para el apodador. El concepto de circunstancia se asocia a la de “determinación”, “entorno” y “contexto histórico” en Coseriu [1967]. En el capítulo denominado “determinación y entorno”, distingue cuatro operaciones lingüísticas fundamentales: actualización, discriminación, delimitación e identificación. En todas estas operaciones el entorno participa a veces de manera implícita y otras de manera explícita. Pero dentro de las operaciones relacionadas con la “discriminación”, esto es, cuantificación, selección y situación, el “entorno” adquiere una mayor relevancia en la operación llamada “situación”. “La situación, es la operación mediante la que los objetos denotados se “sitúan”, es decir, que se vinculan con “personas” implicadas en el discurso y se ubican con respecto a las circunstancias espaciotemporales del discurso mismo”7.
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Cárdenas, Bruno. «El apodo: una práctica de integración y funcionalidad social». Documentos Lingüísticos y Literarios 20: 36-41. 1994. www.humanidades.uach.cl/documentos_linguisticos/document.php?id=384 Coseriu, Eugenio. Teoría del Lenguaje y Lingüística general. Editorial Gredos, Madrid. 1967. Pág. 301.
En definitiva, el “entorno” son las circunstancias del discurso: ¿Cómo es posible que lo hablado signifique y se entienda más allá de lo dicho y hasta más allá de la lengua? Tal posibilidad está dada por las actividades expresivas complementarias (cf. 1.2.4.) y sobre todo, por las circunstancias del hablar, o sea, por los entornos”8 Los “entornos” los clasifica en cuatro, estos son: la situación, región, contexto y universo del discurso. La “situación” y los “contextos” merecen especial interés a mi trabajo. Dentro de los tipos de contextos, que distingue Coseriu [1967], contexto idiomático, verbal y extraverbal, es este último el que merece especial interés a mi propuesta de investigación en cuanto: “Está constituido por todas las circunstancias no-lingüísticas que se perciben directamente o son conocidas por los hablantes. Puede distinguirse en varios subtipos: físico, empírico, natural, práctico, histórico y cultural”9 Finalmente, surge la definición de contexto histórico que respalda la idea de trabajar con las circunstancias del hablar para entender los nombres con que nos referimos al mundo: “El contexto histórico está constituido por las circunstancias históricas conocidas por los hablantes, y puede ser tan limitado como la historia de una persona, de una familia, de una aldea; o más amplio, como la historia de una nación (…) o universal”. 10 Así, las propuestas de este artículo se apoyan en dos razones generales, una lingüística que dice relación con el fenómeno de la denominación y los mecanismos que la promueven y, una razón de tipo histórica, pues:
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Op. Cit. Pág. 309. Ibis pág. 315 Ibis. Pág. 317
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“el estudio de los nombres propios (...) puede arrojar luz sobre muchos aspectos de la historia política, económica y social (…), y he ahí donde reside su importancia”11
La clasificación de los apodos Es importante considerar para su clasificación, que el apodo es un nombre puesto por el apodador, el que busca lo que evoca en la persona apodada y, por lo tanto, el apodo elegido representa a la persona según la comparación subjetividad hecha por el primero. En tanto, un enfoque dialectal se aprecia en el trabajo de Lozana. [1999], recopilación de apodos en el habla de Bogota, Colombia: “este trabajo se enmarca dentro de la investigación de tipo dialectal, porque describe una parcela o aspectos de una lengua: el apodo, en un lugar y dentro de un contexto social.”12 El libro de Lozana [1999] nos entrega una completa descripción de los mecanismos lingüísticos que funciona en la creación del apodo y las motivaciones que lo generaron. “es el producto de la intención comunicativa del hablante en sus interrelaciones sociales.”13 Por esto es, que su teoría se basa en el concepto de “acto lingüístico” y “la motivación”. Para el autor, entonces, existen dos caminos para la creación del apodo, la motivación natural y la motivación relativa: 1.- Motivación natural: Onomatopeyas 2.- Motivación relativa: (endoglóticas o intralingüísticas): morfológica y semántica. 11
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Dr. Luis Veres ©. “Alias y apodos en las noticias de terrorismo”. Universidad Cardenal Herrera-CEU, Valencia (España). 2003. http://www.ull.es/publicaciones/latina/20035520veres.htm Lozana, Mariano. 1999, pág. 29. Op. Cit. Pág. 16
Dentro del trabajo de Lozano [1999] se encuentra la teoría de José Joaquín Montes, sobre los cambios lingüísticos, los procedimientos de creación y su clasificación, que nombro a continuación: 1.- Endocéntricos: distingue 5 subclases 2.- Endocéntrico-exocéntrico: distingue 4 subclases 3.- exocéntrico: distingue 7 subclases 14 Y, finalmente, Lozana [1999], presenta una clasificación del apodo basada en el concepto de “campo semántico”, a los que cada uno de los apodos hace alusión referencial. En total distingue 30 campos de referencia, los que son: Animales, vegetales, frutas, comidas, objetos, profesiones y oficios, enfermedades, apariencia personal, comportamiento sexual, cualidades negativas, color de piel, edad, formas de comportamiento, defectos físicos, rasgos físicos, partes del cuerpo, personajes, estatura, ideas políticas, deformaciones de nombre y apellidos, Apodos familiares, gentilicios, hipocorísticos, lugares, vehículos o partes, productos comerciales, formulas de tratamiento, canciones, viajes, fenómenos naturales. Los motivos” para apodar de Lozana [1999], que nombraré tiene se deben justificar y comprender según el corpus registrado en la ciudad de Bogota: 1.- se compara al sujeto con animales 2.- se asocia al sujeto con plantas, flores, frutas, etc. 3.- Los defectos y rasgos físicos 4.- Partes del cuerpo humano 5.- la vida religiosa y sus ideas 6.- Origen o procedencia de la persona 7.- el comportamiento sexual 8.- Etapas de la vida 9.- Palabras cariñosas 10.- Oficio o profesión 12.- Personajes famosos 13.- deformación del nombre 14.- Comparación con su estatura o contextura física 15.- Comportamiento individual o grupal 14
Ibis pág. 67-77
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16.- antinomia o referencia a a la características contraria 17.- Hipocorísticos utilizados como apodo 18.- La manera de vestir, combinar las prendas 19.- enfermedades, graves o leves. 20.- apodo heredado 21.- el nombre o apellido se acompaña del apodo.15 De esta lista podemos inferir, que son muchas las motivaciones que rodean a un individuo y que inspiran al apodador en su trabajo expresivo, pero no están todas.
El apodo como parte de un diálogo histórico. He elegido como fuente de recopilación los libros de la historia general de Chile, que comprendan todos los períodos y etapas históricas para descubrir en ellos los diálogos históricos referidos a los hitos sociales, políticos, económicos, literarios más importantes de un país y que en definitiva son discursos acerca de la identidad nacional. En cuanto a la definición de historia general de Chile, se prefiere el concepto más amplio en el que el relato tenga carácter de historia general. En la que se consideren los períodos y subetapas sintetizadas. No historias particulares, pues nuestro contexto histórico sería parcelado, dividido. En cambio, la historia general de Chile nos reúne, nos junta, nos agrupa, nos compacta, en momentos de paz o guerra, pero como un conjunto sincrónico y sintópico. Al trabajar con libros de historia general de Chile rememorizamos y reactualizamos los acontecimientos y personajes, sujetos de la historia, más importantes. Y lo hacemos, a la manera de un diálogo en el que se resaltan las formas de denominarse unos a otros. Al mencionar el apodo de la persona, se refiere a las circunstancias más cercanas, más cotidianas y familiares de los sujetos históricos. Pues, el solo nombre nada dice de las personas. Llamarse Juan o Diego, no dice más que su sexo, y tal vez, su idioma, pero “el grande” o “el pequeño”, dicen de su rasgo psíquico o físico y, en consecuencia, alude a sus rasgos definitorios dentro de un grupo o comunidad. 15
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Lozana, Mariano. 1999: 58-68
El apodo y la historia Estos libros, se leen como un diálogo o una voz que fue evolucionando desde el Descubriendo, la Conquista, la Colonia y la República moderna y post-moderna. Así por ejemplo, cuando Pedro de Valdivia llega a Chile, el diálogo con los indios es parte de la estrategia de conquista de los españoles. Ofrecen regalos, ayuda, paz, evangelizar a cambio de permanecer en el territorio. Pero los indios se quejan de que no cumplen con lo dicho. Este diálogo será, luego, entre encomenderos y encomendados, entre patrones e inquilinos, entre gobernados y gobernantes, así podemos entender la siguiente cita en la que implícitamente se revela este diálogo con la palabra “interlocutor”: “desde que, a comienzos de siglo, el peonaje y el proletariado industrial chilenos irrumpieron en la historia nacional demostrando con hechos que constituían ya un interlocutor y un protagonista insoslayable para la clase dominante”16 Pero antes de que ocurriera esto, solo se mencionaba la historia de “los patricios”, en donde la otra parte era un: “borrador adosado al autorretrato político de la clase dominante” 17 Aunque no se mencionen como quisiéramos, ambas partes se encuentran en la historia general de Chile, pues la una no podría existir sin la otra, toda vez, que la historia de Chile es una historia de sujetos de distintas clases sociales que interactúan entre sí. Y lo hacen cultural, social, política y, por lo mismo, idiomáticamente. En los propios nombres que se refieren a las etapas históricas, encontramos esta connotación dialógica, pues en el descubrimiento se descubrieron territorios y también personas, en la conquista hubo conquistadores y conquistados y en la independencia, opresores, libertadores y liberados. Mientras aparezca el apodo en los libros de historia general de Chile, habrá referencia implícita o explícita a un diálogo apelativo, a las maneras de nombrar a las personas, estén o no participando directamente del diálogo. 16
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Salazar, Gabriel. 2000. Pág. 7. Op. cit. Pág. 2000.
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El apodo es un testimonio de aspectos relevantes, especiales y particulares en la historia de los seres humanos. Se expresa en él la calificación, el juicio, la evaluación y la estimación respecto o en referencia entre otras, a las características, físicas y psíquicas de la(s) persona(s) designada(s) que desea expresar el apodador. La historia de Chile, al mencionar los apodos, está aludiendo a aspectos del diálogo entre los sujetos de élla. Esto es, al tratamiento en el discurso. Del mismo modo, informa acerca del intercambio de palabras entre gobernantes y gobernados.
Formas discursivas En este punto no solo comprobamos el uso del apodo, sino la forma discursiva que el historiador elige para presentarlo. Veamos el caso de Rosales [1989], el que, a la palabra apodo, la sustituye mediante indicaciones de los verbos del decir “llamaban” y “motejaban”: •
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“ Por sobre la repartición y división de las dos gobernaciones, y sobre si el cuzco era de Pizarro, o de Almagro, se encendió la tierra con vandos y guerra, al un vando llamaban de los pizarristas, y al otro de los almagristas(…).”18 “ , y Assaltando con valiente determinación el fuerte, que llamaron del Barbudo, por un indio que auia alli con barbas.”19 “Los parientes de los muertos se quexaban amargamente de el echandole la culpa, y las mujeres motexaban de gallinas a los indios por la retirada”.20
En una historia de Chile más reciente se encuentra una referencia al apodo con la expresión “más conocida con el nombre de” que nos ilustra una forma eufemística para denominar al fenómeno en cuestión:
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Rosales, Diego de. Historia General del Reyno de Chile. Flandes indiano. Tomos I y II, segunda edición íntegramente revisada por Mario Góngora. Editorial Andrés Bello. Santiago de Chile 1989. pág. 330. Op. cit., tomo I, pág. 369 Ibis, Tomo I, pág. 466.
•
•
“Entre las mujeres que sobresalieron en la historia de Chile, figura doña Catalina de Erauso, más conocida con el nombre de la Monja Alférez”21 En el siguiente caso notamos la particularidad de explicitar a los apodadores, información que ayuda a precisar el carácter despectivo del recurso sustitutivo: “Esta sociedad aristocrática, olvidada de su origen mezclado, acentúa cada vez más la separación y prejuicios de casta y las preocupaciones por la pureza de sangre. Ella moteja con nombres despectivos o pintorescos a las diversas castas salidas del mestizaje: rotos, huasos, zambos, mulatos, tercerones, cuarterones, saltoatrás, etc.” 22
En el último ejemplo, destacamos que el verbo del decir “llamar” sirve para indicar la calificación de acuerdo a la actividad de la persona y su cualidad de primero en realizarla en nuestro país: •
“Los vinos encuentran ahora un rival en la chicha, no inventada en el país sino introducida por don Pedro del Villar, llamado “de Chile el primer chichero”23
Formas de presentación del apodo en la Historia de Chile Se distinguen tres formas de presentar el apodo en las historias generales de Chile que ocupé para la recopilación del corpus, a saber: 1.- El historiador nombra al personaje y luego, utiliza un verbo del decir, “llamar, “apodar”, “motejar”, “más conocida con el nombre de”, “conocido por el nombre de”, “mereció ser llamado”, “mereció el nombre de”, “se les aplicó el rótulo infamante”, “a los que calificaba de”.
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Frías, Francisco. Manual de Historia de Chile. Desde la prehistoria hasta 1973. Editorial Zig-Zag, 15° edición, Santiago de Chile. 1997, pág. 120. Op. Cit, pág. 128 Ibis, pág. 120
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2.- El historiador solo menciona a la persona a través de su nombre propio, y luego, su apodo. Este es la forma más frecuente y se repite en todos los historiadores. 3.- El historiador se refiere al apodo colectivo, esto es, apodos que designan a grupos de personas. 4.- El historiador incluye los apodos referidos épocas, etapas, acontecimientos de relevancia de la historia de Chile.
Ejemplos A continuación presento una pequeña parte del corpus encontrado en los libros de historia general de Chile. Los casos seleccionados tiene el propósito de dar cuenta de los distintos referentes que motivaron el apodo, sus distintas formas gramaticales, a saber, locuciones, palabras, frases. Por otro lado, demostrar los modos de tratamiento entre grupos o personas que discrepan entre sí.
Manual de historia de Chile de Francisco Frías Valenzuela. Verdadero genio de la camorra Este apodo aparece dentro del Siglo XVII, época en que, según dice el historiador, eran frecuentes los conflictos entre autoridades, especialmente, se destacaban los oidores, quienes no respetaban ni la vida privada. “En las filas del clero, un obispo ha merecido ser llamado “verdadero genio de la camorra”. Procesión de sangre La sustitución del nombre afecta no solo a personas sino a acontecimientos religiosos, y al parecer tienden a recordar de manera más directa los sucesos. “La procesión de Mayo, que se celebra todavía para rememorar el gran terremoto de 1647, mereció el nombre de “procesión de sangre” a causa de su aspecto tétrico”.
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Canalla dorada Quizá este ejemplo sea el más claro para demostrar la fuerte carga irónica que lleva un apodo. “Alessandri, gran tribuno, supo despertar el entusiasmo de las muchedumbres, la “querida chusma”, frente a las poderosas huestes de sus enemigos, a los que calificaba de “canalla dorada”.
Historia de Chile. Gonzalo Vial Correa. Agiotistas Según este fragmento podríamos decir que acusamos, insultamos, pero no indagamos y ni menos argumentamos nuestros dichos. “Los salitreros, North, su banco, las grandes casas inglesas y muchos más fueron alguna vez señalados por la calle con dedo acusador, y se les aplicó el rótulo infamante: ¡agiotistas!, ¡especuladores! Pero nadie dijo nunca precisamente, que hacían, cómo operaban”. Cachetonas Un singular comentario, tratándose de un siglo XIX, algo menos liberal que nuestro. El apodo, en este caso, sirve para testimoniar aspectos de la moral citadina de la época. “Cachetonas llaman a las señoras de la aristocracia santiaguina que tienen querido; y parece que hay más cachetonas, hombre, que marraquetas en la panadería del gallo”. Peluca Este es tipo de apodo más clásico, alude a la característica física de una persona. En cuanto al contexto el historiador nombra el apodo con el propósito de completar la caracterización del personaje. “La población morena experimentó una baja apreciable con motivo de la guerra de la independencia, entre los últimos ganó popularidad por sus condiciones de carácter e ingenio José Romero, capitán del batallón de infantes de la patria y conocido por el sobrenombre de “peluca”.
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Historia de Chile. Jaime Eyzaguirre. Cangalla En este caso hay una intención eufemística notable. Además, en él podemos verificar las cosas también reciben un apodos. “A ellos solían añadir las que derivaban del negocio de la “cangalla”. Tenían este nombre el metal que los obreros sustraían subrepticiamente de los yacimientos y que los banqueros adquirían a un precio muy por debajo de su valor real”. Anticristo literario Este fuerte epíteto nos demuestra que entre los hombres más culto también se utiliza el apodo. Al parecer la diplomacia desaparece en la vida privada. “Pero combate en cambio (Jotabeche), con punzante ironía a los que profesan de letrados en Santiago y Valparaíso, haciendo escarnio de sus pujos románticos y de su lengua afrancesada. En privado llama a Sarmiento el “anticristo literario”.
Reflexiones sobre los resultados obtenidos Llamo reflexiones y no comentarios o conclusiones, a esta parte del artículo, porque no he terminado totalmente la investigación. Debo poseer más información teórica para poder delimitar este fenómeno dentro de los muchos que existen en el tema del tratamiento, la sustitución y los epítetos, así como de los recursos expresivos del tipo metafórico, tanto a nivel morfológico como semántico. Hasta esta etapa, es apropiado solo destacar que el apodo es usado desde hace muchos siglos, incluso milenios, algunos de ellos han adquirido la categoría gramatical de nombre propio, otros han cambio sus sentidos peyorativos por laudativos o apreciativos. Estos cambios indican la capacidad productiva del apodo y del grado de penetración social y cultural que posee. En cuanto al corpus de esta presentación, lo más importante se centra en su uso como parte de un estilo discursivo que estructura el historiador. En él, el apodo sirve para caracterizar épocas, sucesos, clases sociales, personajes, y por supuesto, esto mismo, nos permite precisar el origen de las palabras, frases y locuciones.
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En las primeras historias de chile se deja ver el proceso de rebautizo de personas, animales, objetos, lugares, cargos. Una forma de superposición de una cultura sobre otra, de una percepción sobre otra. Cómo vamos cambiando el mundo, la realidad, con solo cambiarle el nombre. Al comienzo de la historia de chile hay un rebautizo, ¿quizá, al comienzo de la historia del mundo? La clasificación debe fundarse también en los ámbitos en los que se ocupa o nacieron los apodos. Finalmente, constituye esta forma de abordar los libros de historia un singular recurso didáctico. Dr. Juan Pablo Reyes Núñez Facultad de Humanidades Universidad de Playa Ancha
Bibliografía Coseriu, Eugenio. 1967. Teoría del Lenguaje y Lingüística general. Editorial Gredos, Madrid. Eyzaguirre, Jaime.1982. Historia de Chile.Tomos I y II. Zig-Zag. Santiago de Chile. Frías, Francisco. 1997. Manual de Historia de Chile. Desde la prehistoria hasta 1973. Editorial Zig-Zag, 15° edición, Santiago de Chile. Lozana, Mariano. 1999. Contribución al estudio del apodo en el habla de Bogota. Publicaciones del Instituto Caro y cuervo, Series Minor XLI. Santafé de Bogota. Rosales, Diego de. 1989. Historia General del Reyno de Chile. Flandes indiano. Tomos I y II, segunda edición íntegramente revisada por Mario Góngora. Editorial Andrés Bello. Santiago de Chile Salazar, Gabriel. 2000. Labradores, peones y proletarios. Formación y crisis de la sociedad popular chilena del siglo XIX. Ediciones Lom, Santiago de Chile. Vial, Gonzalo. 1997. Historia de Chile. 1891-1973. Volumen I, Tomo II. ZigZag. Santiago de Chile.
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Linkografía Cárdenas, Bruno. 1994. «El apodo: una práctica de integración y funcionalidad social». Documentos Lingüísticos y Literarios 20: 36-41 w w w. h u m a n i d a d e s . u a c h . c l / d o c u m e n t o s _ l i n g u i s t i c o s / document.php?id=384 Diccionario de la lengua española www.rae.es Quint, H. (2007) “Un acercamiento pragmático al apodo burlesco”. U. de G., México.128pp. http://revistacomunicologia.org/ index.php?option=com_content&task=view&id=176&Itemid=92 Veres, Luis ©. 2003. “Alias y apodos en las noticias de terrorismo”. Universidad Cardenal Herrera-CEU, Valencia (España). http://www.ull.es/publicaciones/latina/20035520veres.htm
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MIGUEL DELIBES Y LA HUELLA PERIODÍSTICA DE SU VIAJE A CHILE EN 1955: UN NOVELISTA DESCUBRE AMÉRICA (CHILE EN EL OJO AJENO)1 Carlos Mata Induráin
Resumen En 1955, invitado por el Círculo de Periodistas de Santiago de Chile, Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010) realizó su primer viaje a América, en el que tuvo la oportunidad de conocer, con cierta profundidad, Chile y sus gentes. Los dieciséis artículos que escribió para el periódico El Norte de Castilla, publicados bajo el título «Del otro lado del charco», fueron recopilados por Delibes al año siguiente, 1956, en su libro Un novelista descubre América (Chile en el ojo ajeno). Dos años después, ese conocimiento directo de la realidad chilena se reflejaría también en su novela Diario de un emigrante (1958), continuación de Diario de un cazador. En este trabajo analizo la primera de esas dos obras de Delibes inspiradas por su viaje, cuyo contenido quizá no resulta demasiado conocido en Chile. Palabras claves: Miguel Delibes. Chile. Periodismo. Literatura de viajes.
Abstract In 1955, invited by the Circle of Journalists of Santiago de Chile, Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010) made his first trip to America, in which he had the opportunity to meet, with some depth, Chile and its people. The sixteen articles he wrote for the newspaper El Norte de Castilla, published under the title “Del otro lado del charco”, were collected by Delibes the following year, 1956, in his book Un novelista descubre América (Chile en el ojo ajeno). Two years later, that knowledge of the situation in Chile is also reflected in his novel Diario de un emigrante (1958), a continuation of Diario de un cazador. In this article I analyze the first of these two works inspired by his trip, whose content perhaps is not well-known in Chile. Key words: Miguel Delibes. Chile. Journalism. Travel literature. 1
Este artículo constituye una versión revisada y ampliada de mi trabajo “Delibes describe Chile: a propósito de Un novelista descubre América (Chile en el ojo ajeno) (1956)”. En: Celma Valero, María Pila y González García, José Ramón (eds.). Cruzando fronteras: Miguel Delibes entre lo local y lo universal. Valladolid: Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Valladolid. 285-294.
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Un viaje a América, dos obras literarias En la primavera de 1955, invitado por el Círculo de Periodistas de Santiago de Chile, Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010) realizó su primer viaje a América. Voló desde el aeropuerto de Barajas el 26 de marzo, para regresar a España en los primeros días de junio. Dejando de lado las escalas en Brasil, Uruguay y Argentina, en su viaje el periodista tuvo la oportunidad de conocer, con cierta profundidad, Chile y sus gentes. Dictó conferencias en Santiago, Valparaíso y Concepción y escribió una serie de dieciséis artículos para El Norte de Castilla que aparecieron bajo el título «Del otro lado del charco». Esas crónicas se recopilarían al año siguiente en el libro Un novelista descubre América (Chile en el ojo ajeno) (Madrid, Editora Nacional, 19562). Dos años después, ese conocimiento directo de la realidad chilena volvería a transformarse, ahora no en materia periodística sino literaria, en su novela Diario de un emigrante (1958), continuación de Diario de un cazador, con el bedel Lorenzo y su esposa Ana trasladados a Chile como emigrantes en busca de fortuna. La génesis de esta novela la explicaba Delibes a César Alonso de los Ríos con estas palabras: Diario de un cazador salía el mismo día que yo cogía el avión para Chile. Me llevaron el primer ejemplar al aeropuerto. De manera que mi lectura del Diario de un cazador durante la travesía me dejó tan reciente la conciencia de Lorenzo que, cuando me enfrenté con Sudamérica, lo vi todo a través de los ojos del cazador. Era ya una especie de obsesión llegar a Río de Janeiro y pensar qué diría Lorenzo de esta ciudad, de este “traumatismo”, qué diría Lorenzo de este campo, qué diría Lorenzo de estas perdices. De manera que lo del emigrante vino rodado3. 2
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Cito por esta edición, corrigiendo sin indicarlo algunas erratas evidentes. Más tarde, el texto quedaría refundido en Por esos mundos. Sudamérica con escala en las Canarias (1961). Ahora puede verse en el volumen VII de las Obras Completas de Delibes, Recuerdos y viajes (2010). Ver también la muy reciente biografía de García Domínguez, Ramón. 2010. Miguel Delibes, de cerca. Barcelona: Destino. Otros trabajos interesantes para contextualizar al autor son los de Pauk (1975), Rey (1975), García Domínguez (1985), Alvar (1987), Cuevas García y Baena Peña (1992) y Jiménez Lozano (1993), recogidos con sus datos completos en la bibliografía final. Alonso de los Ríos, César. 1971. Conversaciones con Miguel Delibes. Madrid: Magisterio Español. 137.
Y, de forma similar, se expresa en el prólogo al tomo II de su Obra Completa: Cuando yo volé a Chile en marzo de 1955, Vázquez Zamora me llevó al aeropuerto el primer ejemplar de Diario de un cazador, lo que quiere decir que la primera lectura de mi libro coincidió con mi viaje a Sudamérica. Dado el contagio antedicho [alude al de las expresiones populares] y los profundos relejes que la concepción y gestación del diario de Lorenzo habían dejado en mi cerebro, no tiene nada de particular que yo me enfrentase a la realidad americana desde una mentalidad pareja a la de Lorenzo y, en consecuencia, mis ojos romos y vírgenes reaccionasen ante las nuevas formas de vida que aquel continente me brindaba lo mismo que hubieran reaccionado los del sencillo protagonista de mi libro. […] Yo miraba las cosas con ojos de Lorenzo y mis cacerías en Melipilla, ante la tórtola andina o la perdiz cordillerana, me invitaban a sentar un juicio, pero, antes que mi propio juicio, yo sentaba el de Lorenzo que, en definitiva, era yo, pero un “yo” rebajado. Así se fraguó, impensadamente, el Diario de un emigrante4. Como es lógico, la crítica ha señalado la clara relación existente entre ambos libros “americanos”; por ejemplo, Amparo Medina-Bocos, en su estudio preliminar a la edición de la novela, escribe: La lectura en paralelo de Un novelista descubre América y Diario de un emigrante depara no pocas sorpresas. Sorprende, en primer lugar, comprobar hasta qué punto las experiencias del viajero Delibes se convierten en materia novelesca en el nuevo diario de Lorenzo. Hasta cincuenta referencias similares aparecen en ambas obras: observaciones sobre costumbres, paisajes, tipos, gastronomía, anécdotas realmente vividas o conocidas por Delibes en su estancia en el país andino se incorporan a la experiencia chilena del cazador castellano. Desde el momento en que Lorenzo y su mujer llegan a Río, las anotaciones de viaje de Delibes y lo que Lorenzo escribe en su diario resultan asombrosamente coincidentes (p. XVI). 4
Delibes, Miguel. 1966. Prólogo al tomo II de su Obra Completa. Barcelona: Destino. 1415.
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Pero matiza, acertadamente, respecto al tono diferente que presentan ambos discursos: La lectura simultánea de los dos textos delibeanos permite no sólo constatar coincidencias sino algo aún más fascinante: comprobar cómo una misma realidad se encuentra verbalizada de dos formas tan distintas. La objetividad del Delibes periodista contrasta con la expresividad del discurso de Lorenzo, lo que en Por esos mundos es pura referencia se convierte en discurso emotivo, en expresión de sentimientos (asombro, sorpresa, emoción…) cuando es el cazador quien lo enuncia (p. XVII5). Por su parte, García Domínguez apunta que “en ambos libros es fácil reconocer que el paisaje, los escenarios y la galería de tipos son prácticamente los mismos”6 (p. 174), y también un cotejo de ambas obras lo ofrece Portal, al estudiar la construcción de la novela sobre la falsilla del libro de viajes7. Las impresiones de Chile que Delibes dejó reflejadas tanto en el libro recopilatorio de sus crónicas de viaje como en la novela posterior son muy precisas: tanto el periodista Delibes como el escritor Delibes supieron captar con notable acierto —y también, lo adelanto ya, con mucho humor— los principales aspectos (geográficos, sociales, culturales, económicos…) del Chile de mediados del siglo XX, así como la idiosincrasia de sus habitantes, sus costumbres o su peculiar forma de hablar y su léxico (dará entrada, por ejemplo, a varios chilenismos léxicos y otros giros lingüísticos). Dado que la novela Diario de un emigrante ha recibido más atención por parte de la crítica8, voy 5
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Y más adelante remacha: “El aprovechamiento masivo de lo observado por el Delibes periodista para la construcción de su novela es claro. Y evidente es, asimismo, la maestría con que lo escrito por el reportero cambia de registro al ser puesto en boca del personaje novelesco” (p. XXIII). Ver también Sanabria Martínez, Gloria Inés. 2001. Presencia de América en la novelística de Camilo José Cela, Miguel Delibes y Gonzalo Torrente Ballester. Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia. García Domínguez, Ramón. 1993. “El mundo y yo. (Libros de viajes de Miguel Delibes)”. En: García Domínguez, Ramón y Santonja, Gonzalo (eds.). El autor y su obra: Miguel Delibes. Madrid: Actas. 174. Ver Portal, Marta. 1983. “Diario de un emigrante, una lectura sobre falsilla”. Especulo. Revista de Estudios Literarios 28 (2004-2005). S. p. Pienso, especialmente, en el trabajo de Marta Portal mencionado en la nota anterior y también en el de Susanna Regazzoni. “L’America nel Diario de un emigrante di Miguel Delibes”. Studi di Letteratura Ispano-americana 10 (1980): 129-133.
a centrar mis comentarios en Un novelista descubre América (Chile en el ojo ajeno), obra cuyo contenido quizá no resulte demasiado conocido en el propio páis objeto de la visita. Puede decirse que, en su viaje, Delibes descubre Chile, y con su libro nos lo describe: capta la realidad del país con la atenta mirada de un periodista despierto y nos transmite sus impresiones añadiendo, pudiéramos decir sin casi exagerar, la finura de análisis de un experto sociólogo.
Estructura y contenido El libro consta de una dedicatoria, un prólogo y dieciséis capítulos numerados en romanos: “Volando hacia Río de Janeiro”, “Interpretación de Buenos Aires, una ciudad en marcha”, “Argentina sigue siendo el país de las oportunidades”, “Un país que ha puesto puertas al campo”, “El gigantesco espectáculo de los Andes”, “La superficie de Chile es alargada… e inestable”, “Santiago: el decorado se traga la obra”, “El chileno es un andaluz al baño maría”, “Los chilenos mueren del corazón”, “Juan Verdejo ‘el Roto’”, “La cocina criolla es tan compleja como contradictoria”, “Un paraíso para cazadores y pescadores”, “Norte y Sur: dos paisajes, dos tipos, dos formas de vida”, “El ocaso del indio araucano”, “Valparaíso y Concepción, pilares provincianos” y “Mesa revuelta y punto final”. Tal vez convenga recordar algunas palabras del prólogo, en las que Delibes nos advierte acerca del carácter de “escritos a vuelapluma” que tienen estas crónicas, que nos transmiten una impresión de cercanía y sinceridad con respecto a “lo visto y lo vivido”: Uno está al cabo de la calle de que elaborando pacientemente estos materiales de que dispone, reunidos con cierta constancia e indiscutible amor en reciente viaje a Sudamérica, hubiera conseguido un volumen macizo, de ardua digestión; uno de esos hermosos volúmenes que incitan al lector a pensar del autor que está amplia, profusa, penosamente documentado. Está bien. Uno pudo hacer eso y, sin embargo, no lo hizo, porque, de haberlo hecho, uno, con el corazón en la mano, no se hubiera quedado a gusto. Uno, honradamente, ha preferido no manipular estos materiales porque acontece, en ocasiones, que en fuerza de dar vueltas a las cosas, de inducir y deducir, de dejarse arrastrar por apariencias causales, el escritor termina escribiendo “blanco” donde quiso —y debió— escribir
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“negro”. En estos negocios de los viajes, nada como la primera impresión; el destello inicial que viola la conciencia virgen es lo que vale. La reflexión posterior no consigue sino deformar las cosas. […] Vayan, pues, al lector mis leves impresiones sobre Sudamérica tal y como nacieron. Tal vez de este modo no resulten profundas, pero a trueque —y uno cree lealmente que jugamos con ventaja— pueden ser espontáneas y hasta sinceras (pp. 9-10). Estoy plenamente de acuerdo con José Francisco Sánchez, quien ha sintetizado las características de estos escritos, poniendo de relieve su adscripción al género periodístico antes bien que al literario: Estas primeras crónicas de viaje —sin duda influenciadas en alguna medida por las que Pla y otros escritores de Destino enviaban a esta revista— fijan casi todas las características que mantendrá, en adelante, para las crónicas de este tipo. Aunque Delibes recopilaría con el tiempo todas sus crónicas de viaje en diversos libros, éstos no son propiamente “libros de viaje”, en el sentido que de modo habitual se otorga a tal género literario, sino lo dicho: un compendio de crónicas periodísticas. Delibes, ante todo, hacía periodismo. Es decir, pretendía informar antes que hacer literatura. Escribe para los lectores de periódicos, no para ese otro público, mucho más reducido, que compra o lee los libros de viajes. Pero tampoco son informes asépticos: normalmente sus crónicas carecen de datos estadísticos, de citas, de referencias a estudios y manuales. Delibes describe desde sí mismo, desde sus propias y personalísimas impresiones —no se documenta previamente sobre el país que pretende visitar—, pero pensando en cómo verían sus lectores eso mismo que él ve y describe. Y precisamente porque al hombre le interesa, primero que nada, el hombre. Nada parece interesarle —ni siquiera el paisaje— sino en conexión inmediata con la vida del hombre. Todo ello lleva consigo un alud de consecuencias prácticas en su estilo. Concebirá, por ejemplo, todas sus crónicas de viaje como una conversación con el lector (p. 116). El contenido esencial del libro es, por tanto, el hombre y su marco físico o, dicho con otras palabras, el paisaje y el paisanaje. Por otra parte, Sánchez
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destaca que Delibes no narró sus impresiones por orden cronológico, sino agrupándolas por temas. En lo que sigue, trataré de sintetizar esas impresiones que despertó en Delibes su estancia en Chile en torno a dos grandes apartados: el escenario físico, por un lado, y la sociedad (tipos y costumbres), por otro, con una referencia final sobre el habla del país andino.
El escenario físico: Santiago y otras ciudades Una de las primeras reflexiones del viajero Delibes es que Sudamérica constituye un continente aún por descubrir para el europeo (pp. 11-12). Lo era, sin duda, para él en el momento de emprender su viaje. Los cuatro primeros capítulos no me interesan ahora, en tanto en cuanto no se centran en Chile, sino que se refieren a las diversas escalas (el apeadero de la isla de la Sal, Natal, Río de Janeiro, Montevideo, Buenos Aires y Mendoza), y se cierran con la descripción del impresionante paso de los Andes. Ya en Chile, Delibes comienza por constatar la importancia de la cordillera, que no es solo una mera referencia geográfica, sino algo que marca al país y tiene su reflejo en el carácter de sus gentes: “Los Andes articulan la geografía chilena; recorren el país de norte a sur imprimiéndole una peculiar fisonomía”, escribe (p. 56); y luego: “los Andes imprimen carácter al país. […] La cordillera es una constante geográfica; la espina dorsal del país” (p. 58). Nada tiene de extraño que una de las primeras descripciones sea la de una excursión al pueblo de Farellones (pp. 58-60), en la región metropolitana, a más de 3.000 metros de altitud, precisamente para familiarizarse con la cordillera, bellamente presentada como “la sorpresa vertical de los Andes” (p. 51). En ese primer encuentro con la geografía chilena, tampoco podían faltar algunos comentarios sobre la alargada extensión del territorio. En el capítulo VI escribe, jugando con la frase hecha: Chile es un país que, como corresponde a su ascendencia araucana, ha colocado sus provincias en fila india. Podría decirse de Chile que es un país tan estrecho, tan estrecho, que no tiene más que norte y sur. Nordistas y sureños convergen en Santiago y son dos temperamentos tallados por dos opuestas formas de vida: el desierto, la mina, arriba; la agricultura y la ganadería, al sur. Entre norte y sur existen, como es de ley, sus diferencias; entre este y oeste no caben diferencias; se caerían al mar (p. 61).
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En otro lugar anota: “Chile es tan largo, que por mucho que uno baje siempre queda más sur” (p. 131); e insiste más adelante: “Chile es el país del mundo que tiene más sur; digamos, más o menos, dos mil kilómetros de sur” (138). Sur del país donde, por cierto, y así lo constata el periodista, abundó la colonización por parte de alemanes (pp. 133-135). Desde el primer momento queda patente el interés que despierta en él el territorio que recién está empezando a descubrir: Para uno, modesto escritor y como tal de una ignorancia enciclopédica, Chile, en la perspectiva, era poco más que los nitratos, el bombardeo de Valparaíso y La Araucana, al alcance de los niños. Basta asomarse aquí para que uno advierta la injusticia de tan somero concepto. Chile es un país que humana y geográficamente encierra un enorme interés. De todo cuanto nos atraiga o sorprenda iremos hablando poco a poco. De momento, importa conocer que “Chilli”, en idioma aymará, significa “donde acaba la Tierra”, y no deja de ser emocionante esto de sentarse uno a la máquina en el extremo del mundo (pp. 62-63). El epígrafe “Una inquieta geografía”, que parece un guiño a la obra clásica de Benjamín Subercaseux Chile o una loca geografía, introduce el tema de los terremotos (deja constancia de que ha temblado la tierra tres veces en dos semanas), comentando con gracejo que la de Chile es una geografía única en el mundo… pero no inmutable. Ese tono humorístico continúa en el pasaje en el que Delibes afirma que en Chile los maestros lo tienen muy fácil a la hora de enseñar geografía a sus alumnos e inculcarles los conceptos de volcán, cordillera, lago, desierto…: les basta con asomarse a la ventana e ir señalando (pp. 6364). Y es que Chile tiene de todo “para dar y tomar”, y por supuesto también terremotos o sismos. Tras explicar las características de tres tipos diferentes, concluye en ese mismo tono desenfadado: “En suma, Chile puede jactarse, entre otras cosas, de poder despachar seísmos a gusto del consumidor” (p. 66). El capítulo VII está dedicado a la capital, Santiago: A Santiago le ocurre un poco lo que a esas comedias mediocres bien presentadas; a la obra se la come el decorado. En la capital de Chile la decoración es tan importante que sería preciso haber edificado una ciudad excepcionalmente vistosa para evitar ser eclipsada. Y
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Santiago no es una ciudad vistosa, siquiera sea una ciudad alegre y grata de vivir (p. 69). El escenario es, claro está, la cordillera de los Andes, “una escenografía deslumbrante” que resulta visible desde casi todos los puntos de la ciudad, y que se completa con los cerros de San Cristóbal y Santa Lucía. Delibes añade que “la ciudad, como complejo arquitectónico, no es hermosa y ofrece unos contrastes extremosos” (p. 70). Menciona las principales calles del centro, con edificaciones de dos pisos o uno solo (no se pueden construir más altas por los terremotos), lo que hace que sea una ciudad muy extensa, con perspectivas desahogadas y grandes arterias, en las que llama la atención la abundancia de transportes de superficie (trolebuses, colectivos, tranvías, expresos, micros, liebres, etc.), que imprimen a la capital un ritmo vertiginoso. Constata las diferencias entre los barrios residenciales, ubicados en la parte alta de la ciudad, y las poblaciones callampas llenas de guaguas y rotos. Santiago le parece una ciudad destartalada y sucia, en la que predomina el tono gris ahumado de los edificios y francamente mejorable con muy poca inversión (nota, por ejemplo, que las tareas municipales están desatendidas). Señala, de nuevo con humor: “Las obras son tantas, tan lentas y tan aparatosas, que uno duda si se estará construyendo la ciudad o se estará demoliendo” (p. 74). Es, por otra parte, una ciudad llena de vendedores ambulantes y rotos, en la que sorprende que el centro no esté ocupado por bancos, sino por fuentes de soda, salas de té, cines, agencias de viaje, notarios y pastelerías. En cualquier caso, la valoración de conjunto para el viajero es que Santiago resulta una ciudad de ambiente cordial y hospitalario, donde el español no se siente extranjero. El capítulo XV se centra en la descripción de Valparaíso y Concepción, que son para Delibes los pilares provincianos de Chile (recordemos que fueron las otras dos ciudades, además de Santiago, donde Delibes dictó conferencias). Valparaíso —afirma— es una ciudad que en modo alguno defrauda al viajero: “Aquí reside el atractivo de Valparaíso: no en estar montada sobre una cadena de cerros, sino en estar montada en el aire, garbosamente, con una suerte de alacritud, de equilibrio de ‘mírame y no me toques’, realmente encantador” (p. 149). Para el periodista viajero todo el carácter de la ciudad deriva “de su pobreza ondulada, de sus cerros superpoblados, en un abigarramiento de chafarrinón” (p. 149), de la multitud de casas modestas pintadas de todos los colores, “en promiscuidad anárquica, unas encima de otras” (p. 150). En suma: “La estética de Valparaíso reside en su absoluta falta de estética; en su carencia
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de orden y concierto” (p. 150). A diferencia de Santiago, “la perla del Pacífico” no es una ciudad que se extiende, sino una ciudad que se eleva y que refleja su armonía en el mar. Delibes no escapa a “la gracia un tanto etérea de Valparaíso”, y nos transmite su especial belleza a la caída del sol: “Valparaíso, en la noche, es una sucesión escalonada de minúsculas luces, una barahúnda de candelitas inmóviles, un altar de Jueves Santo, pero sin geografía; un prodigio, en suma, de fuegos fatuos verticales” (p. 151). Aunque alude brevemente a los alrededores (Viña del Mar, “San Sebastián chileno”), Delibes pretende sobre todo transmitir el espíritu de una ciudad, famosa por sus ascensores y ya no tanto por su puerto (que mantiene una actividad moderada), pero en cualquier caso volcada hacia el mar. Como sentencia acertadamente, “El océano constituye la razón y el destino de Valparaíso” (p. 153). Más breve es la descripción de Concepción que, ubicada en la desembocadura del Bío-Bío, es “una ciudad recoleta, introvertida, cultural y botánica” (p. 155). Reconstruida tras el terremoto de 1939, Delibes nos la muestra como cuna de la cultura chilena, especialmente por el impulso de su Universidad. Por supuesto, el periodista es consciente de que su conocimiento de un país tan extenso va a resultar muy limitado, y señala que hay muchas otras ciudades interesantes que no ha podido conocer en su viaje.
La sociedad Chilena: tipos y costumbres Pero pasemos ya del paisaje al paisanaje. Una de las primeras notas que capta el viajero recién llegado es la descompensación en la distribución de la población chilena: habla, en efecto, Delibes de la “macrocefalia” de Chile (dos millones de habitantes concentrados en la capital, sobre un total de seis), y apunta que es un país que está pidiendo un premio a la natalidad, es decir, que precisa con urgencia un aumento demográfico: “Chile es un país que necesita importar hombres o fabricarles a marchas forzadas. La salud de Chile se robustecerá cuando su organismo acumule grasas. Seis millones de seres en un territorio de su extensión constituye un indicio incontestable de anemia” (p. 160). En otro lugar, en el capítulo XIII, señala algunas diferencias entre el norte y el sur del país, o entre el santiaguino y el provinciano, que no puedo detenerme a comentar ahora9. Copiaré tan sólo el arranque de ese capítulo: 9
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Los apartados de este capítulo, que va dedicado “A mi amigo Julio Beiner, que me guió por el sur de Chile”, se titulan: “La zona del nitrato y el cobre”, “Siempre hay más sur” y “Prusianos con poncho chileno”.
Frente al santiaguino que, ganado por esa infantil vanagloria característica de los moradores de las grandes ciudades, considera que fuera de Santiago de Chile, Chile no merece dar un paso, el viajero tiene razones para afirmar lo contrario; es decir, que Chile, con su personalidad y su pujanza, su fisonomía y su esencia, se encuentra, precisamente, fuera de la capital. Santiago no cierra Chile. Al santiaguino le cuesta arrancar de Santiago como al madrileño le cuesta arrancar de Madrid. Está imantado por el viejo prejuicio antiprovinciano, tan infundado como vacuo; prejuicio más extendido en el nuevo que en el viejo mundo, tal vez porque las pequeñas poblaciones americanas, en lo que a confortabilidad se refiere, se hallan todavía a un nivel muy por bajo del de sus correspondientes capitales. Mas Santiago —como Buenos Aires o como Río— no puede darnos la síntesis del país cuya capitalidad ostenta; resulta insuficiente para definírnosle. Todas las grandes ciudades, tanto del mundo antiguo como del nuevo, exhalan un vaho cosmopolita que en fuerza de general deja de ser característico. Son urbes heterogéneas que alían factores de signo no sólo distinto sino dispar, fenómeno que se acentúa en estas ciudades sin tradiciones, crisoles donde se han fundido razas llegadas de todos los rincones del mundo (pp. 127128). Y aunque las referencias las encontramos diseminadas a lo largo de estas páginas, hay dos capítulos, el VIII y el IX, dedicados en su conjunto a retratar el carácter de los chilenos. La primera impresión, e impresión muy positiva, es “esa cordialidad efervescente, notoria en todos los sectores y rincones del país” (p. 17); el periodista afirma taxativamente que “Uno entra en Chile como en su propia casa” (p. 17); añade que “la cordialidad chilena constituye una virtud contagiosa” (p. 161); y, en suma, dictamina que el español no se siente extranjero en Chile, país en el que el sentimiento hispánico es muy vivo. Otra de las notas características del carácter chileno es la absoluta despreocupación, que apunta también aquí y allá. Por ejemplo: El chileno, normalmente reacio a cualquier forma de previsión, gasta alegremente el dinero de hoy y el que espera conseguir mañana. Hay países que viven de su pasado y países que viven para el futuro apretándose el cinturón. Chile no aspira sino a vivir el presente; lo
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que pasó ayer no le interesa; lo que está por venir no le preocupa (p. 73). Y, especialmente, en el epígrafe dedicado a “La maravillosa imprevisión chilena”: En general podemos decir que el chileno se muestra refractario a cualquier forma de previsión. El chileno nace con la mano abierta. En la vida he visto un país donde el crédito cuente con tantos y tan apasionados partidarios. El dinero aquí no corre, vuela. El chileno gasta lo que tiene hoy y lo que espera conseguir mañana; su actitud, para un europeo consciente y forzosamente administrado, resulta de una prodigalidad irresponsable. Mas lo cierto es que el chileno rara vez se coge los dedos. El país responde; quien trabaja, gana dinero; se trata, en suma, de una naturaleza agradecida. Uno puede llegar hasta donde precisa y luego dejarlo. En todo caso, bien se puede asegurar que un billete chileno recorre mayor número de bolsillos en veinticuatro horas que cualquier billete europeo en una semana (pp. 79-80). Muchos y variados son los aspectos de la sociedad chilena que, con mayor o menor extensión, son abordados por el periodista viajero: cuestiones económicas, como la inflación (pp. 80 y 162-163), la producción de cobre (p. 78), la constatación de la existencia de una clase media (pp. 72-73, 79…) o el alto nivel de vida de Santiago (pp. 162 y ss.); la generosidad y el sentimiento de solidaridad, ejemplificado en la organización de los bomberos voluntarios (pp. 93-94); aspectos negativos del país como las elevadas tasas de analfabetismo y de mortalidad infantil (p. 97) o la indisciplina, que no se aprecia, sin embargo, en el ejército, la política y la enseñanza (pp. 95-96); las prácticas y creencias supersticiosas (como el culto a las animitas y las capillitas), que se dan sobre todo en las clases bajas; o las predicaciones y cantos de los canutos, que vio en Talagante (pp. 97-99). Su conclusión, en este terreno, es que la espiritualidad chilena pasa por un momento crítico: el catolicismo está adormecido y como falto de vibración, la moral relajada y la institución familiar en situación poco estable, de forma que el protestantismo y el agnosticismo han hecho allí su presa (pp. 98-99). Tampoco faltan algunos comentarios sobre la prensa chilena (p. 99).
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En el capítulo X esboza la descripción de algunos tipos populares de Chile, en particular el roto10 (rufián, persona ordinaria de baja extracción social) y el huaso11 (el campesino). Del roto escribe: “El ‘roto’, con tener para un trago, para apostar unos pesos en las carreras y para un pedazo de pan, se da por satisfecho. Ni es ambicioso, ni la civilización se traduce para él en un aumento del número de necesidades. La sumisión le irrita; en general rechaza todo aquello que huela a disciplina” (p. 94). Y así caracteriza al huaso: El “huaso” es el campesino chileno; una especie de “gaucho” de otras latitudes. Tipo apuesto, altanero, de indumenta pintoresca y ademanes de gran señor. Lo más convincente del “huaso” es que no se trata de un hombre disfrazado para asombro y satisfacción de turistas. […] El “huaso” es un tipo fresco, flamante, recién estrenado. Uno se asoma al campo y ve aproximarse un jinete arrogante que se descubrirá ante el forastero con un amplio ademán, muy versallesco, y le dará cortésmente el “buen día” o las buenas tardes. Este hombre, tiene, sin duda, un cierto aire de caballero andaluz. No obstante, su vestimenta es más abigarrada: sombrero alón negro o gris, camisa de colores llameantes, chaquetilla abotonada a un lado, faja ancha, polícroma; pantalón ceñido y zapato de alto tacón (“taco lechero” para el criollo), rematado por una espuela del diámetro de una naranja. El “huaso” suele llevar, además, sobre los hombros un poncho o chamanto de tonos ardientes. En suma, el “huaso” es el más apropiado aditamento de la campiña chilena (pp. 110-111). A Delibes le llamó la atención la pureza racial de Chile, cuyos habitantes mantienen características físicas incontaminadas. Al indio aborigen, el araucano, está dedicado el capítulo XIV, y la impresión es muy negativa, como ya anuncia el título: “El ocaso del indio araucano”. El periodista visitó Maquehua, la reducción india de Temuco, donde pudo constatar que “el indio chileno no conserva ya otra ambición que la de dejarse morir” (p. 138), para concluir que su extinción es cuestión de años: “la raza languidece, oprimida por el collar asfixiante de la civilización” (p. 139). 10
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Quizá Delibes pudo conocer la novela mundonovista El roto (1920), de Joaquín Edwards Bello. Al hablar del huaso, añade una mención a la cueca, el baile nacional chileno. Otro personaje mencionado es el cogotero (asaltante, ladrón que emplea la violencia).
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Hay muchos otros detalles relacionados con la sociedad, las gentes y sus costumbres que no puedo sino mencionar. Así, en el capítulo XI aborda lo relacionado con la gastronomía, “tan compleja como contradictoria”, como los platos típicos (los locos, las humitas, el caldillo de congrio, los erizos, el curanto, las cholgas…), la costumbre de las onces (meriendas) o la afición por las agüítas (infusiones); del capítulo XII, dedicado, también de forma monográfica, a la caza y la pesca, solo me interesa destacar ahora el recuerdo del personaje Lorenzo: “Si de algo me arrepiento es de haberme despedido de mi amigo Lorenzo, protagonista de mi último libro Diario de un cazador, sin haberle traído a darse una vueltecita por estas tierras” (p. 121). Pero la mirada de Delibes desciende en estas crónicas a detalles menores; habla de la abundancia de perros errabundos (“en general, en Chile los perros no tienen dueño”, p. 166, y ver también la p. 97); en el epígrafe “Los grandes estímulos del criollo” (pp. 85-89) se refiere al vino, el café y los juegos de azar; menciona el tono ceremonioso en los tratamientos entre padres e hijos (p. 166); alude a la situación de la mujer, que tiene abundante presencia en la administración (p. 167), etc.
El habla de Chile A lo largo de estas crónicas, Delibes va recogiendo las palabras, modismos y formas de hablar peculiares que han llamado su atención. Dado que me resulta imposible consignarlas aquí todas, me limitaré a recordar que todas esas expresiones son las que irán tiñendo progresivamente el discurso de su personaje Lorenzo en la novela posterior Diario de un emigrante. Además de remitir a lo escrito por Hernando Cuadrado, Medina-Bocos y Portal, destacaré un par de detalles. Por un lado, sus indicaciones sobre el empleo del diminutivo: “La corrección chilena tiene su exteriorización en el uso y abuso del diminutivo. El diminutivo constituye el lubricante de la ejemplar convivencia chilena” (p. 84). Y luego añade: El diminutivo imprime suavidad a la expresión que no es tanto indicio de cortesía como de afecto espontáneo. Para el chileno todo el mundo es prójimo, de acuerdo con el Evangelio. Esto no debe interpretarse en el sentido de que la inclinación al diminutivo sea una manifestación envidiable. El chileno llama a su esposa “mi hijita linda”, “mi viejita”, “mi perrita choca” —rabona. El chileno dice “ahorita” y “hasta lueguito”. El chileno le dice al taxista que se detiene prematuramente: “Más allasito, pues”. A mí me aconteció en una sala de té:
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—¿Tesito? —Sí. —¿Solito o con lechesita, “cabayero”? Incontestablemente, esto es demasiado (p. 85). En segundo lugar, por lo que tiene de pequeño glosario, merecería la pena copiar íntegro (pero no puedo hacerlo) el epígrafe titulado “Un diccionario de goma”, del capítulo final. Veamos un extracto: El lenguaje chileno abunda en expresiones muy gráficas y características. Por ejemplo, el chileno rara vez dice “sí”. El chileno dirá cualquier cosa antes de decir “sí” a secas, tal vez porque él es demasiado expresivo para contentarse con monosílabos. El chileno dirá “cómo no”, “ya está”, “al tiro” o “claro”, pero nunca dirá que “sí”. Después que cumpla o que no cumpla ya es harina de otro costal. Desde luego, incumplir una promesa no le cuesta demasiado. De ordinario, el criollo aborrece las ataduras y los compromisos. Pero volvamos a nuestro cuento. Otra expresión no obligada en Chile es la de “gracias” o “muchas gracias”. El chileno prefiere decir “muy amable” o “muy gentil”, con lo que no sólo agradece, sino que paga la fineza. El chileno inevitablemente da de más. En otro orden de cosas me han llamado la atención expresiones populares como la de que “el tren anda como las huifas”, para resaltar su impuntualidad; una fiesta de “pata y quincha”, que equivale a nuestro “tirar la casa por la ventana”; “recién viene llegando” por “acaba de llegar”; “encontrar la Virgen en un trapito”, para expresar un golpe de fortuna; “harto encachado” por “buen mozo”, y “nos sacamos la cresta” por nuestro “nos rompimos la crisma”. Junto a esto, me sorprendió el “dejémoslo no más”, mágico talismán chileno para rehuir el trabajo, la discusión, la conversación, etc. El “dejémoslo no más” podemos considerarlo representativo del carácter inhibitorio, indolente, del criollo. Al lado de estos giros típicos, existen vocablos chilenos sonoros y graciosos, como “guata” (barriga), “pololear” (flirtear), “pichanguita” (cosa insignificante) y “niña de mano” (sirvienta). Entre todos los más usados y, sin duda ninguna, los más gráficos son “tincar”, “siútico” y “fome”. Decir en Chile “me tinca” equivale a decir en España “me da en la nariz”. Al chileno “le tinca” que mañana va a llover o que pasado le tocará la lotería. “Siútico” es más que “cursi”. La palabra
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es muy ambiciosa y por demás expresiva. A mí me resulta una palabra eufónica y que no podía significar otra cosa que lo que significa. Acontece lo mismo que con “fome” (desgarbado, sin gracia, desangelado), que ya en sí porta una falta notable de vida, de sal, de vibración verdaderamente delatora. En suma, el chileno, como es de ley, habla el castellano y, como es de ley, no se resigna a vivir entre los estrechos límites señalados por el Diccionario de la lengua (pp. 164-166).
A modo de conclusión El periodista viajero Delibes, que conoció el Chile del segundo gobierno de Carlos Ibáñez del Campo (1952-1958), supo captar en su estancia la idiosincrasia del país y la forma de ser de sus gentes, y así nos lo transmitió en una serie de notas redactadas en un estilo ágil y ameno. En mi opinión, buena parte de lo que escribió hace algo más de cincuenta años sobre el paisaje y el paisanaje, sigue siendo válido a día de hoy. Su objetivo declarado era, precisamente, quintaesenciar lo que veía: “En mis crónicas he intentado rehuir todo aquello que sea transitorio, mudable o impersonal. Descubrir un país es sacar a flote sus cualidades permanentes” (p. 162). Un novelista descubre América no es una guía de viaje de Chile; tampoco Delibes se detiene a resumirnos la historia del país ni es detallista en muchos aspectos, llenando sus crónicas de datos farragosos, pero sí nos ofrece unas notas, frescas y espontáneas, con sus impresiones de viaje. Pero, además de posar esa mirada atenta y certera sobre los aspectos más llamativos o esenciales del país, llevó a cabo un fino análisis de lo que vio; en mi opinión, uno de los aspectos más valiosos de este libro — muy poco conocido en Chile, dicho sea de paso— es que Delibes supo proyectarse hacia el futuro, intuyendo las posibilidades de crecimiento y desarrollo del país, algo que, en aquel momento, quizá no era fácil de adivinar. En efecto, nos habla de “un país joven y en formación” (p. 96); un país todavía subdesarrollado, consumido en aquel momento por la deuda externa y la inflación, pero con un prometedor futuro: “Chile brinda a los ojos del forastero un conjunto de conquistas todavía no organizadas ni jerarquizadas; es como una maleta hecha con prisas; parece que está llena, pero aún caben muchas cosas” (p. 97); y poco después añadía: “Chile será un país completo el día que rellene los huecos de la maleta. Hoy por hoy, el alma le queda un poco chica a su cuerpo joven y vigoroso” (p. 99). Y sobre esto abundaba en el último epígrafe, “Cuestión
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de rascar”, del capítulo XVI, que son las palabras finales, a modo de conclusión, de su libro: Al viajero que abandona Chile le asalta el presentimiento de que deja atrás un país llamado a ser rico. A uno le invade la convicción de que Chile no da más porque de momento no lo necesita. Hace años a Chile le bastaba con los nitratos, pero el mundo empezó a fabricarlos artificiales y entonces Chile hubo de rascar un poco su caparazón y extraer cobre. El cobre era mucho, aunque no todo, y el chileno rascó un poquito más y alumbró petróleo, carbón, hierro, y hasta oro. Observando la topografía chilena, especialmente la andina, el viajero tiene la impresión de que el país sacará de allí lo que necesite; es decir, que Chile, en apariencia, constituye una fuente inagotable de recursos. Ocurre, sin embargo, que un desarrollo técnico precisa una técnica previa, y esta técnica previa, a su vez, otra técnica aún más rudimentaria. De aquí que Chile, de momento, haya de poner en manos ajenas la explotación de sus riquezas, con mayor razón si consideramos que no sólo el elemento industrial escasea, sino que también escasea el elemento humano. El día que Chile, repito, se capacite técnicamente y su población se adense, el país será rico; tal vez inusitadamente rico. La conciencia de pobre que hoy tiene el chileno carece de fundamento. Nadie puede decir que su país sea pobre mientras ignore lo que oculta cada metro de la tierra que pisa. Con mayor razón un país como Chile donde cada sondeo verificado ha rendido su fruto. El porvenir de Chile está, pues, en rascar. Cuanto más hondo, mejor (p. 168). A día de hoy, Chile ha alcanzado una notable estabilidad política en democracia y goza de una economía saneada que atrae abundante inversión extranjera; es decir, ha logrado labrarse ese próspero porvenir intuido por Delibes en 1955. Sus palabras de entonces, lejos de ser meramente descriptivas, resultaron casi proféticas. Universidad de Navarra GRISO-Grupo de Investigación Siglo de Oro Campus Universitario, s./n. 31009 Pamplona, España cmatain@unav.es
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LA VIDA MÍNIMA EN LA CIUDAD. UNA APROXIMACIÓN AL DESARROLLO DE LA LITERATURA ÁCRATA EN CHILE DESDE LA MIRADA A LA CIUDAD DE JOSÉ SANTOS GONZÁLEZ VERA. Eliseo Lara Órdenes
Resumen A partir de aspectos históricos concretos, que ayudan a la formación del ideario social en Chile, recogemos la obra de José Santos González Vera situándola en una mirada hacia la ciudad moderna desde la construcción literaria que hace el autor del espacio urbano del conventillo. Para esto, consideramos su compromiso ideológico anarquista, desde donde reconstruimos su estética literaria, para entregar algunos aportes al estudio del desarrollo de la literatura ácrata en Chile. Palabras claves: Literatura ácrata – Transculturación – Novela social proletaria – Conventillo – Ciudad
Abstract From historical concrete aspects, which help to the formation of the social ideology in Chile, we gather Jose Santos Gonzalez Vera’s work placing it in a look towards the modern city from the literary construction that there does the author of the urban space of the conventillo. For this, we consider his ideological anarchistic commitment, from where we reconstruct his literary aesthetics, to deliver some contributions to the study of the development of the literature non-conformist in Chile. Key words: Literature non-conformist - Transculturation - social proletarian Novel - Conventillo - City
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Antecedentes históricos de la formación del pensamiento ácrata en Chile. Los inicios del siglo XX fueron años de mucha expectación, pero también de mucha acción. En todo el mundo se vivían estados convulsionados por diversos sucesos sociales y políticos, que desde mediados del siglo XIX venían aconteciendo principalmente en Europa. Estos hechos no fueron ajenos a los países latinoamericanos, quienes desde su invasión y colonización se vieron dominados por un pensamiento extranjero, el que sin embargo ha sabido ser asimilado en un sinnúmero de ocasiones, haciendo de ésta una forma de desarrollo cultural, ya que tal como lo señala Leopoldo Zea; “la historia de las ideas de esta nuestra América no se refiere a sus propias ideas, sino a la forma como han sido adaptadas a la realidad latinoamericana, ideas europeas u occidentales”1. Esta formación de ideas exógenas en nuestra América va a obedecer, en un momento posterior a la colonización española, a una constante migración de exiliados o autoexiliados europeos que arrancaban de las fuertes represiones sufridas, luego de las diversas revueltas sociales, en Francia, España e Italia. Sin embargo, esta no es la única forma en que las ideas occidentales que se producen por el desarrollo de la cuidad moderna, llegan a este lado del orbe, ya que también la admiración que despertaba Europa, principalmente Francia, entre las elites sociales de América Latina, harán que muchos jóvenes aristócratas criollos viajen al continente europeo a aprender y culturizarse con las formas de pensamiento occidental que se desarrollaban en el viejo continente. Así, por ejemplo, tenemos en Chile las ideas revolucionarias de la Sociedad de la Igualdad, pensamiento que fue propugnado por dos jóvenes, quienes inclusive traban su amistad en París, Santiago Arcos y Francisco Bilbao. Ambos, imitando las revueltas sociales de 1848 vividas en Francia, organizan barricadas y protestas en Santiago en septiembre de 18512. Esta sublevación derivó en una guerra civil en el recién instalado gobierno de Manuel Montt. Dichos sucesos harán emerger la figura del francés Paul Baratoux quien venía de participar en la revolución de 1848 en Francia y que, aprovechando la amplitud que alcanza la revuelta de Santiago, proclama ese mismo año La República de los libres 1
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Zea, Leopoldo Filosofía de la Historia Americana Méjico, Editorial Fondo de Cultura Económica 1987, p.15 Cfr. Arrate, Jorge, Eduardo Rojas Memoria de la izquierda Chilena ( tomo 1) Santiago, Ediciones B 2003, p.34
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de la Serena, la cual no alcanzó la relevancia e influencia social que propiciara una sublevación mayor. Estos primeros levantamientos, que son una muestra de la construcción del pensamiento social latinoamericano, a partir de ideas traídas a nuestra América, harán síntesis con las formas de pensamiento propias de los pueblos dominados, es decir, con un pensamiento emancipador. Esta construcción dará origen a una determinada manera de desarrollar un pensamiento propio y con ello a una nueva identidad social, lo que Ortiz y Rama llaman transculturación.3 Esta identidad se verá afectada por diversas ideas y corrientes de pensamiento, las cuales obedecen a la propia heterogeneidad social de los países latinoamericanos. De este modo, tenemos que en Chile surgirán a finales del siglo XIX y comienzos del XX, dos corrientes político-sociales que entrarán en pugna por la dirección del naciente movimiento social, el anarquismo y el marxismo. No obstante, cabe decir que ambas fueron un aporte substancial a la formación y desarrollo de la nueva conciencia social que emergió en el siglo pasado. Es de esta manera en que el pensamiento ácrata o anarquista se va introduciendo en la formación de la conciencia social chilena. Si bien, este no alcanza la importancia histórica que adquiere, posteriormente, el pensamiento marxista desarrollado inicialmente por el Partido Obrero Socialista, quien luego de su incorporación a la Tercera Internacional de Lenin pasó a denominarse Partido Comunista de Chile, sí influye de manera sistemática y sostenida en la formación de los primeros sindicatos obreros y luego en diversos grupos culturales de renombre nacional. El inicio de la Gran Guerra en 1914 y la Revolución Rusa en 1917 son factores determinantes en la toma de posición de las grandes masas de trabajadores, quienes se veían más afectados por las consecuencias económicas 3
Recogemos el concepto de transculturación tal como lo utiliza Ángel Rama, quien lo toma del cubano Fernando Ortiz que lo define del siguiente modo: “Entendemos que el vocablo transculturación expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque éste no consiste solamente en adquirir una cultura, que es lo que en rigor indica la voz anglo-americana aculturación, sino que el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcial desculturación, y , además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse neoculturación.” Señalado por Ortiz, Fernando Contrapunteo cubano del tabaco y el azucar. Caracas, Biblioteca Ayacucho 1978, p.87. Y tomado textualmente por Rama, Ángel Transculturación narrativa en América Latina. Méjico, Editorial Siglo XIX 2004, p.33
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de la primera guerra mundial. Esto, junto al estallido social de Moscú, permitió acelerar la asimilación de los obreros y trabajadores con las ideas traídas desde el viejo continente, ayudando a la formación de los primeros grupos organizados de trabajadores; las mancomunales, y luego; los sindicatos. Todo este inicio de las organizaciones estuvo orientado por diversos grupos anarquistas que se formaban con hombres y mujeres que venían desde el viejo continente. Entre estos refugiados, podemos contar la llegada a Valparaíso de Juan Demarchi, un emigrante italiano de gran cultura, quien explicara la función que juega el Estado como instrumento de opresión y sostenedor de las diferencias de clase en la sociedad capitalista4 a un adolescente Salvador Allende, y que participara coincidentemente en 1919 en el primer congreso de la IWW (Industrial Workers of de Word), donde se dio inicio a la organización anarcocomunista en Chile y que contó con la participación de José Domingo Gómez Rojas5, Manuel Rojas, Juan Gandulfo y José Santos González Vera, entre otros6. Sin embargo, como señala Eric Hobsbawm: “La revolución rusa o más exactamente la revolución bolchevique de 1917 fue la que lanzó esa señal al mundo7, convirtiéndose así en un acontecimiento tan crucial para la historia de este siglo como lo fuera la revolución francesa de 1789 para el devenir del siglo XlX”.8 Por lo anterior, el anarquismo deja de ser la principal fuente de inspiración de los activistas sociales, y el marxismo, agrupado ahora en la Internacional Comunista dirigida por Lenin, pasa a encabezar los movimientos de obreros en 4 5
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Vuskovic, Sergio Allende, el porteño más universal. Valparaíso. En preparación. p.20 De Gómez Rojas podemos señalar que fue de gran influencia en la vida literaria de Manuel Rojas y González Vera. Su prematura muerte a los 24 años, mientras cursaba Pedagogía en Castellano en 1920 impactó al ambiente estudiantil y sindical. Sólo publicó una obra Rebeldías Líricas. Cfr. Allende Martínez, Sebastián La influencia anarquista en la literatura chilena 1900 a 1970 en http://www.kclibertaria.comyr.com/libros.html Cfr. Del Solar, F. y Andrés Perez Los Anaruistas. Presencia libertaria en Chile. Santiago, Editorial Ril 2008. Esto lo afirmamos tal como dice Sabine: “La revolución bolchevique de 1917 en Rusia fue a los ojos de Lenin sólo el primer paso de la revolución mundial que habría de derrocar al Capitalismo en todas partes” Sabine, George Historia de la Teoría Política. Méjico, FCE 2006. p.643. Lenin es quien más desarrolla el Internacionalismo en el mundo comunista y socialista; es importante señalar esto, porque el papel de La Unión Soviética frente a los levantamientos y triunfos de La Izquierda en el mundo después de 1940 es mínimo, mucho menos de lo que la propaganda capitalista, impulsada por los Estados Unidos, señala al respecto, ya que al asumir el poder Iósif Stalin, la revolución se queda preocupada sólo de su problemática interna. Hobsbawm, Eric Historia del Siglo XX. Buenos Aires. Editorial Crítica 2006, p.63
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el mundo. De este modo, la insurrección bolchevique constituyó el factor decisivo para la reorientación del sindicalismo chileno hacia las posiciones marxistas, aún cuando las fuerzas anarquistas tuvieran todavía un gran predicamento. De este modo, y afectos también por las propias inclinaciones del desarrollo de su ideología, un número importante de jóvenes ácratas se vuelca al desarrollo de una importante prensa anarquista y a la formación de significativas revistas de crítica cultural y literaria en el país. Así, vemos que a partir de los sucesos sociales y la búsqueda por mejorar las condiciones de los obreros a través de su organización, se desarrolla un momento importante para la literatura chilena a principios del siglo XX, la que se verá profundamente marcada por un núcleo de jóvenes autores, que tanto en prosa como en verso, manifiestan con su escritura una fuerte crítica social al modelo de desarrollo capitalista que producía la ciudad moderna. Crítica social que comenzó a tomar forma escrita en la prensa obrera y sindical, para luego pasar a revistas culturales de distribución nacional. Destacados autores se encuentran en este contexto; el joven Pablo Neruda, Manuel Rojas, Baldomero Lillo, Oscar Castro, Vicente Huidobro, Carlos Pesoa Veliz, José Domingo Gómez Rojas, Mauricio Amster, José Santos González Vera, Fernando Santiván, Policarpo Solís, entre otros, fueron quienes conformaron diferentes grupos, a los que podemos denominar como la vanguardia literaria chilena.
La relación entre Anarquismo y Literatura. Los orígenes del desarrollo de la literatura ácrata en Chile La relación que se irá desarrollando entre la ideología anarquista y la literatura está tremendamente marcada por el desarrollo de la prensa obrera, ya que es ahí donde comienzan a desarrollarse los primeros escritos literarios vinculados a la realidad social de los trabajadores. Este hecho no es menos significativo, ya que dentro de la prensa obrera es posible distinguir nuevamente a los dos grupos que orientaban las luchas sociales, anarquistas y marxistas, y que sin advertir, quizás, daban un espacio de desarrollo a lo que podemos denominar como la novela social proletaria9, lo que nos permite reconocer inmediatamente el fuerte componente ideológico de la narrativa vanguardista que se origina a comienzos del siglo XX en Chile. 9
Recogemos este concepto tal como lo aborda y desarrolla José de la Fuente en su texto Narrativa de vanguardia, identidad y conflicto social. Santiago, Ediciones UCSH 2007.
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El fenómeno de las vanguardias cubre de manera simultánea el ámbito artístico-literario como también el político y sociocultural, retroalimentando su visión crítica respecto de la sociedad con una clara opinión, y con el desarrollo de nuevas formas artísticas con que expresarán su nueva visión del mundo. De esta manera, la relación que se va desarrollando entre la literatura y la ideología política obedeció al compromiso social del autor, el cual se manifestó en una escritura que da cuenta de la realidad que vivía la inmensa mayoría de hombres y mujeres en los albores del primer centenario; la miseria. Esta mirada crítica se hace aún más explícita en el concepto mismo de vanguardia, ya que en él se establece un vínculo substancial entre la literatura y el arte con una posición que es política e ideológica. Este concepto militar que será aplicado en política por primera vez por Lenin, será, posteriormente, usado por artistas e intelectuales para denominar las nuevas formas de expresión artística que pretenden romper con el canon anterior y conservador que promovía el discurso social dominante de la época. Así tenemos un gran número de corrientes artístico-literarias que conformarán el periodo que va entre 1910 y 1945.10 De este modo, en Latinoamérica, los ideales de las vanguardias fueron promotores, además de las nuevas formas artísticas, de valores e ideales propios de la relación entre arte y política, teniendo como bandera la autonomía, la libertad y la democratización. Esto hace que Nelson Osorio señale que a las vanguardias latinoamericanas se las debe “dejar de considerar como un epifenómeno de las vanguardias europeas para tratar de comprenderlo como respuesta a condiciones históricas concretas”11. Así, tenemos que las vanguardias latinoamericanas son un primer impulso de apropiación cultural, realizando un proceso de transculturación, término que es trabajado y aplicado a la literatura por Ángel Rama en el texto Transculturación narrativa en América Latina. Este proceso que es constructor de identidad sociocultural, tiene en Chile dos factores que son importantes de señalar; el primero dice relación con el desarrollo de la prensa 10
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Para una profundización del concepto de vanguardia, recomendamos revisar el trabajo del investigador De Torre, Guillermo Historia de las literaturas de Vanguardia. Madrid, Editorial Guadarrama 1965. Señalado por Osorio, Nelson La formación de la vanguardia literaria en Venezuela (antecedentes y documentos). Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de Historia 1985, p.46. Y tomado textualmente por De la Fuente, José Narratividad de vanguardia. Identidad y conflicto social. Santiago, Ediciones UCSH 2007, p.77
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ácrata, la cual se sustentaba con aportes voluntarios de editores y donaciones de amigos, ya que la mayoría de los periódicos eran de repartición gratuita y tal como lo señalan Del Solar y Pérez: “además de difundir la idea, los periódicos anarquistas publicaban poemas, cuentos y novelas cortas. El tiraje por su parte, era de alrededor de mil ejemplares, los cuales eran repartidos de mano en mano o por correo postal.”12 En este proceso de formación identitaria y desarrollo del pensamiento social, promovido junto a manifestaciones artístico literarias, se produce el vínculo que nos permite realizar una profundización desde las condiciones históricas y sociales hacia el discurso en la novela “y de ahí definirla como género literario en cuanto modo de orientación colectiva dentro de la realidad, procedimiento verbal con el cual la literatura enriquece sus discursos y que a través de su enunciado facilita al lector pensar y vivir esa realidad”13, tal cual como lo teoriza Mijaíl Bajtín. Por otra parte, el segundo factor importante para el desarrollo transculturador de ideas es el alto grado de analfabetismo dentro de la clase obrera, lo cual provocó, en un primer momento, una desaceleración de la asimilación de ideas, pero posteriormente un incentivo hacia la auto-superación, logrando que las organizaciones obreras fueran también centros educativos, y por tanto constructores de un desarrollo cultural significativo y sostenido que se vio alimentado por una literatura de fuerte compromiso y contenido social. Un antecedente importante, que nos sirve para comprender el origen de la relación entre anarquismo y literatura, a partir de la vinculación que se da en el desarrollo de la prensa obrera, es la llegada de grupos anarquistas a la dirección de la Federación de Estudiantes de Chile (FECH) en 1918. Este hecho estará emparentado con la aparición de la revista Claridad14, un órgano de difusión financiado casi en su totalidad por la FECH, el cual se editó en forma constante entre 1920 y 1926, interrumpido sólo por la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo, volviendo aparecer fugazmente entre 1931 y 1932. Es en este periódico donde se comienzan a mezclar ideas del mundo político e intelectual estudiantil universitario con las problemáticas sociales vividas por los trabajadores, por lo que su aparición será un antecedente que origina la relación entre muchos escritores, poetas, artistas e intelectuales con las causas políticas y sociales en los años ´20. 12 13 14
Del Solar y Pérez, Op. Cit. p. 37 De la Fuente, Op. Cit. p. 41 Para acceder a todas las publicaciones de la revista Claridad recomendamos el link http:// www.criticasocial.cl/pdfrevis/ClaridadN15.pdf donde se encuentra la versión digitalizada en formato pdf de los números que van desde 1920 a 1926.
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La revista Claridad, periódico semanal de sociología, artes y actualidades, como rezaba su subtítulo, tiene una notoria inspiración de la revista Clarté o Claridad, surgida en Francia a finales de la Gran Guerra. Esta revista semanal tiene su primer número el 12 de octubre de 1920, no obstante será recién en su número 5, publicado el 6 de noviembre de ese mismo año donde señalarán sus principios: “La Federación reconoce la constante renovación de todos los valores humanos. De acuerdo con este hecho, considera que la solución del problema social nunca podrá ser definitiva y que las soluciones transitorias a que se puede aspirar suponen una permanente crítica de las organizaciones sociales existentes. Esta crítica debe ejercerse sobre el régimen económico y la vida moral e intelectual del país.”15 La revista Claridad tendrá como particularidad importantísima la heterodoxia de contenidos y opiniones, carácter que la hizo democrática, y que poco a poco fue reproduciéndose en la formación de la conciencia social del naciente movimiento obrero. En este órgano de difusión participarán muchos actores que marcarán fuertemente la vida cultural de nuestro país, un joven Pablo Neruda, la poetisa Gabriela Mistral, Manuel Rojas, José Domingo Gómez Rojas, Juan Gandulfo, Raúl Silva Castro, Sergio Atria, Alberto Rojas Jiménez, José Santos González Vera, Elena Caffarena, entre otros; artistas vanguardistas, estudiantes universitarios e intelectuales locales como extranjeros. Cabe señalar que las figuras de Manuel Rojas y José Santos González Vera cobran una mayor relevancia en la actividad de la revista, no sólo por ser parte de su comité editorial, sino por no ser estudiantes universitarios, y pertenecer ambos a la clase trabajadora. Posteriormente a la revista Claridad, en la década de los ´30, aparecerá en Chile otro órgano de difusión cultural, el cual es traído desde el otro lado de la cordillera por su propio creador; Samuel Glusberg, o también, como firmaba sus artículos, Enrique Espinoza. Babel, revista de arte y crítica, será una nueva manifestación artística e intelectual vinculada a la problemática social, donde Glubsberg trabajará estrechamente con los mismos jóvenes de Claridad; Manuel Rojas, Mauricio Amster y González Vera. Este espacio cultural, que tendrá como momento histórico la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil española y la formación del Frente Popular, será aún más teórico y heterodoxo que su antecesora. No obstante, la característica común fue la gran influencia que logran ejercer en distintos espacios y ámbitos de la vida política, social y cultural del país. 15
Declaración citada en Góngora, Mario Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX. Santiago, Editorial Universitaria 1986, pp. 115-116
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Sobre la literatura ácrata de José Santos González Vera. Un aporte a la construcción de la estética anarquista en la narrativa social proletaria chilena. José Santos González Vera “nació en El Monte, el 2 de noviembre de 1897. Estudió en la escuela primaria de Talagante, y en un liceo de la capital, de donde fue expulsado por no asistir a clases de música, gimnasia ni de caligrafía. - ¡Ahora, trabajarás! – le ordenó su padre.”16 Con estas palabras se da inicio a una brevísima y fundamental biografía del autor, la cual está firmada como anónimo al final de su texto Vidas Mínimas. El liceo del cual lo expulsan es el Valentín Letelier ubicado en Recoleta, donde no alcanzó a durar el año, saltando desde ahí, directamente a la vida laboral ejerciendo diversos oficios que van desde mozo en sastrerías hasta secretario de una sociedad de carniceros. En su libro Cuando era muchacho relata historia tras historia los diversos oficios que realizó para vencer el hambre y el frío. En plena juventud comenzó a trabar amistad con ácratas que le recomendaban lecturas y lo hacían partícipe de reuniones donde se hablaba de la idea. Quiso divulgar el comunismo anárquico, por lo que, para llevar acabo esta empresa, se hizo corresponsal de diversos periódicos obreros. Pasó un tiempo en Valparaíso y Valdivia, para luego volver a establecerse en la capital. En 1923 publicó Vidas Mínimas y en 1928 Alhué, sólo dos obras le bastaron para hacerlo acreedor del Premio Nacional de Literatura en 1950, un año antes que Gabriela Mistral. Inmediatamente fue objeto de halagos y reverencias a las que no dio mayor importancia. Ese mismo año publicó Cuando era muchacho y en 1954 Eutrapelia, finalmente en 1959 publica Algunos. La mayor parte de sus trabajos fueron publicados en forma parcial o integra en los periódicos y revistas en los cuales colaboró. Su literatura, de carácter realista, no deja de asombrar por la simpleza de sus descripciones y el ritmo que logra establecer en su narración, permitiendo al lector familiarizarse rápidamente con el imaginario que su relato pretende construir. La intencionalidad que expresa con una transmisión de ideas en forma sencilla y de cierta cadencia, nos llevan a establecer que en la literatura ácrata de González Vera, se va manifestando una estética anarquista que busca, al igual que lo hacía el arte en la edad media, ser una expresión de la ciudad en su conjunto.17 16 17
González Vera, José S. Vidas Mínimas. Santiago, Editorial Nascimento 1973, p. 142 Reszler, André Estética Anarquista Buenos Aires, Editorial Libros de la Araucaria 2005.
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Kropotkin, Bakunin, Tolstoi, Sorel o Malatesta serán, entre otros, los autores de los que González Vera se nutrirá ideológicamente, haciendo parte de su obra narrativa una síntesis entre arte y acción. Tal vez, sea este el motivo por el cual sus textos sean siempre narrados en primera persona, lo cual produce una valoración del sujeto en sí, aún en las condiciones más extremas y miserables en las que viva, aún cuando su vida no sea nada extraordinaria, sino común y corriente, siendo esta vida cotidiana la que lo motiva a narrar sus historias. Es innegable que el motivo de su obra es autobiográfico, pero este hecho no está asociado simplemente a querer relatar sus aventuras y desventuras, sino en la valoración de la vida y en la capacidad de cada uno de ser artista. Así, tenemos que se ratifica la mirada de una estética anarquista que hará muy particular a su obra narrativa, ya que como señala Reszler “al preguntar si la obra de arte no es, lo mismo que el estado o la propiedad privada, una manifestación de autoridad, William Godwin abre el camino, desde 1793 al desarrollo de un pensamiento estético anarquista. Los temas principales en torno de los cuales se sucederán en el siglo siguiente los interrogantes de un Pierre Joseph Proudhon, de un Mijaíl Bakunin o de un Piotr Kropotkin acerca del arte, están claramente expuestos en su Encuesta sobre la justicia política, y son, por una parte, la obsesión de un arte nuevo que liberará al artista latente en el hombre y pondrá los valores de la espontaneidad en el centro de la aventura estética”18 tal como lo hizo González Vera en sus textos. Un ejemplo claro que da cuenta de su forma narrativa y estética, y que además muestra su activismo político, es su breve relato titulado Los Anarquistas 19, donde se narra la aventura vivida en la formación del pensamiento ácrata junto a obreros, zapateros, artesanos, y muchos extranjeros, quienes se reunían en el centro Francisco Ferrer a conversar y producir diversos diálogos in-formativos. “Cada domingo iba al centro. En éste sólo existía secretario. Los anarquista con su afán de eliminar la autoridad, acabaron con los presidentes. El término presidir involucra la idea de mando. El vocablo secretario la de función. El secretario cumple acuerdos no tiene poder. Este concepto que disminuye la autoridad, al menos en apariencia, se incorporó más tarde a las costumbres sindicales. 18 19
Ibidem p. 9 Publicado en Babel, revista de arte y crítica en una reedición realizada por la editorial Lom en Santiago el tercer trimestre del año 2008
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Nuestro secretario no era permanente. Cualquiera sugería: -Que actúe de secretario el compañero Amorós. Sin chistar el camarada Amorós sentábase ante la mesa y ofrecía la palabra. Alguien levantábase para decir lo suyo. Nunca faltaron oradores. En potencia todos lo eran, y más de alguno no habría persistido en sus ideas si, durante un año, se le hubiese prohibido disertar. La revolución es verbo. Solían asistir personas ajenas al grupo, que leían una conferencia o pronunciaban un breve discurso contra algo. Hablar a favor no era frecuente, salvo si se trataba de Kropotkin, Malatesta o Bakunin.”20 En el fragmento anterior, podemos observar claramente que existe dentro de la forma un contenido, el que es una conjunción de factores que hacen del motivo un tramado diverso, amplio y no un único y absoluto fundamento de la narración, en este caso podría ser la transmisión de ideas ácratas. De este modo, el motivo del relato lo entendemos en González Vera, tal como lo explica Sophie Kalinowska, diciendo que el motivo es “una unidad-límite estructural, indisolublemente fusionada con su elemento ideal general y los portadores concretos de este”21, lo que visto en el contexto de la transculturación de ideas en la narración de América Latina, tal como lo señala Rama, provoca que “las motivaciones de cualquier obra literaria son casi siempre múltiples, como son múltiples los mensajes que transporta. Incluso entre ellas puede faltar – como percibió lúcidamente Hermann Broch – el propósito expreso de producir una obra de arte; pero la importancia y pervivencia de ésta, responderá al significado artístico con que haya sido construido. Es este “añadido” estético a las motivaciones básicas del autor, hayan sido religiosas, morales, políticas o simplemente confesionales, el que articula los mensajes y les confiere sentido. A veces discordando con el propio autor. Entonces rozamos las fuentes profundas del perspectivismo ideológico, las que impregnan y cohesionan la obra más allá de los discursos doctrinarios explícitos que contenga o de las intenciones voluntarias del autor.”22
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González Vera, José S. Los Anarquistas en Babel, revista de arte y crítica nº1 Santiago Tercer trimestre 2008. Editorial Lom. Kalinowska, Sophie El concepto de motivo en literatura Valparaíso, Ediciones Universitarias de Valparaíso 1972, p. 109 Rama, Op. Cit. pp. 229-230
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Con esto, queremos decir que la fusión que se hace en la obra narrativa de González Vera entre su visión ácrata y la forma poética en que expresa dichas ideas, lo hacen acreedor de un mérito estético singular, ya que sin dejar de lado su ideología política y su compromiso social, pero sin tampoco volverse un rupturista total con la forma, ocupa recursos estéticos que hacen que su obra merezca un reconocimiento por la simpleza de su ritmo, dado por frases cortas y precisas, y por un vocabulario ameno, sin palabras de difícil comprensión para el común de las personas, ayudando así al desarrollo de una conciencia social, “por su novedad, una imagen poética pone en movimiento toda la actividad lingüística”23 y con ello da origen a una estética que caracterizará su obra escritural como mínima. La estética que vemos emerger en la obra de González Vera y que hemos denominado de anarquista, logra un complemento importante al delimitar la narrativa del autor de Vidas Mínimas a la corriente de la novela social proletaria. Decíamos que este concepto lo recogíamos tal como lo explicita José de la Fuente en su texto Narratividad de vanguardia, identidad y conflicto social, en él se señala que “la novela social proletaria es una modalidad específica de la llamada novela del realismo social de vanguardia, que se desarrolla a través de una corriente narrativa supranacional y de modo paralelo a uno de los periodos más fértiles de las vanguardias latinoamericanas.”24 En ella es posible advertir que el fuerte compromiso social permite distinguir al menos 7 elementos característicos: 1) visión de mundo; 2) narrador y perspectiva narrativa; 3) denuncia y actores sociales; 4) emigración, desarraigo y trabajo; 5) conciencia ideológica y de clase de los personajes; 6) estilo y 7) drama existencial y familiar. Así, hemos ido profundizando el análisis del relato por medio de una comprensión de la escritura desde los fenómenos político-sociales y la construcción y desarrollo del ideal ácrata en Latinoamérica, el cual tuvo múltiples manifestaciones de una identidad que se fue forjando, por medio de la adaptabilidad de ideas a la propia realidad social de cada país. En este contexto, recobra singular importancia lo sucedido en Chile con la narrativa de González Vera, quien hace de su obra un trabajo mínimo, donde el rol del sujeto social está siempre emparentado con la vida particular y miserable que lleva el obrero en la ciudad capitalista moderna, pero que además este carácter cobra un 23 24
Bachelard, Gastón La poética del espacio, Méjico Fondo de Cultura Económica 2009, p. 14 De la Fuente, J. Op. Cit. p. 97
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estilo narrativo que se manifestará en una propuesta estética que lo lleva a una constante corrección de sus textos, ya que mientras estuvo vivo y sus obras eran reeditadas, él las disminuía. La influencia de Tolstoi y su texto ¿Qué es el arte?25 no es un hecho ajeno a la realidad literaria chilena, la obra difundida desde Argentina provocó un alto impacto entre escritores, poetas y artistas en general. El sincretismo ideológico que hace Tolstoi del cristianismo y el anarquismo, llevó a que en Chile se organizaran grupos culturales tolstoyanos como el conformado por Fernando Santivan, Ausgusto Dhalmar, Augusto Thomson, Julio Ortiz de Zárate y Fernando Santibáñez, entre otros, en 1905 en la comuna de San Bernardo. La mirada de Tolstoi del artista ciudadano, y por tanto de cualquier hombre o mujer que sienta la necesidad de expresarse mediante una forma artística, valida la idea de que el arte no debe responder a ser la entretención de una aristocracia o gente rica, sino que a una inevitable acción comunicativa del ser humano. Así, “Toda obra de arte, pone en relación el hombre a quien se dirige con el que la produjo, y con todos los hombres que simultánea, anterior o posteriormente, reciben impresión de ella. La palabra que transmite los pensamientos de los hombres, es un lazo de unión entre ellos; lo mismo le ocurre al arte. Lo que le distingue de la palabra es que ésta le sirve al hombre para transmitir a otros sus pensamientos, mientras que, por medio del arte, solo le transmite sus sentimientos y emociones.”26 Por lo anterior, vemos, en el relato literario de González Vera y su narración en primera persona, el reflejo más fiel de la subjetividad emocional, pero no por ello carente de una propuesta estética, y menos aún de una transmisión de ideas, la que a nuestro parecer se hace parte de la estética anarquista desde la producción de la narrativa social proletaria chilena.
La vida mínima en la ciudad. Vidas mínimas es un pequeño libro de no más de 120 páginas. Compuesto de dos pequeños textos: El conventillo y Una mujer. Ambos relatos, es lo que los franceses denominaron como nouvelle, es decir, novela corta. La primera de ellas trata de un joven que relata las desventuras de un amor en un conventillo 25 26
http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/tolstoi1.htm Tolstoi, León ¿Qué es el arte? versión digital en http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/ opin/tolstoi1.htm
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de Santiago, mientras que la otra, Una mujer, está situada en Valparaíso y al igual que su antecesora, también trata una aventura amorosa. Sin embargo, hay en este segundo relato toda una reconstrucción de la iniciación de nuestro narrador protagonista en los grupos anarquistas de la quinta región. Si hacemos una mirada global a la obra, se puede advertir que hay una cierta relación entre una y otra historia, que la segunda es otra etapa en la vida de nuestro joven personaje. No obstante, para efectos de nuestro análisis sobre la vida mínima en la ciudad consideraremos solamente el primero de los relatos, la vida en el conventillo. El conventillo es un texto aparecido el 1 de mayo de 1918 en Revista de Artes y letras27 y publicado como libro bajo el título de Vidas mínimas en 1923 por la editorial Cosmos. En este relato autobiográfico, González Vera nos va a entregar una mirada a la vida de los conventillos con una particular sensibilidad expresiva. Su relato es mínimo, desarrollando un elemento que será central en su narrativa; la economía de palabras. Carlos Monard en su texto Visión de Santiago en la novela chilena, distingue como elemento metodológico la propuesta de Blanche Housman Gelfant, quien reconoce tres tipos de novelas que hacen referencia a la ciudad; la novela retrato, la ecológica y la sinóptica. A partir de esto, definiremos la novela corta El conventillo como ecológica, ya que la descripción de la ciudad se hace centrada en un espacio pequeño, en este caso un conventillo de Santiago. “El uso de esta técnica permite un estudio intensivo de las costumbres y la idiosincrasia de los tipos urbanos. La aparición de la novela “ecológica” refleja, desde el punto de vista estrictamente urbano, el fenómeno del crecimiento, extensión y diversificación de la ciudad en la época moderna.”28 Junto al concepto de novela ecológica, queremos agregar a nuestro análisis el de cronotopo utilizado por Mijaíl Bajtín. Esto debido a que la configuración del espacio tiempo, nos entrega el vínculo necesario, que logra establecer en nuestro estudio sobre la literatura ácrata de González Vera y su mirada sobre la ciudad, la relación que hay entre las condiciones históricas 27
28
Cfr. www.memoriachilena.cl /temas/documento_detalle.asp?id=MC0045926 Aquí se encuentra disponible la digitalización del texto completo: Revista de artes y letras. Santiago : Ediciones de Artes y Letras, 1918 (Santiago : Universitaria) 4 nos., n° 3 (1 mayo 1918), p. 266-272 Monard, Carlos Visión de Santiago en la novela chilena Santiago, Ediciones Logos 1988, p. 23
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concretas y la poética de su narración. Con lo anterior, estamos señalando que la categoría temporo-espacial de la narrativa social proletaria de nuestro autor, nos permite comprender la figuración del mundo y cómo este es moldeado por el autor. De ahí que la visión del tiempo permita ver al espacio “no como un fondo inmóvil, como algo dado de una vez y para siempre, sino como una totalidad en el proceso de generación, como un acontecimiento: se trata de saber leer los indicios del transcurso del tiempo en todo, comenzando por la naturaleza y terminando por las costumbres e ideas de los hombres.”29 Esto es expresado por la mirada del narrador en el texto, que situado en el espacio urbano del conventillo nos lleva desde una particularidad espacial al ideario social, manifestado en las costumbres y acciones de los personajes de la obra, quienes en esta caso representan el Chile de los años ´20 y su vida en la ciudad por parte de los obreros. En un artículo sobre la vivienda social y el espacio urbano de Santiago de Chile, se puede reconocer de manera más precisa la calidad habitacional que representó el conventillo, los cuales “se formaron también por la acción deliberada de los antiguos propietarios de casas ubicadas en la zona céntrica de Santiago, quienes las subdividieron y comenzaron a alquilar las habitaciones en forma separada. En este último caso, el proceso tiene lugar a partir del abandono por parte de los grupos aristocráticos de esas localizaciones, quienes posteriormente, y con un bajo nivel de inversión, reacondicionan aquellas viviendas para obtener beneficios económicos.”30 El rápido crecimiento demográfico que trajo consigo el nuevo siglo, y la expectativa que genera la ciudad moderna provoca grandes desplazamientos hacia las zonas urbanas, trayendo con ello el hacinamiento, la insalubridad y la miseria. “Vivo en un conventillo. La casa tiene una apariencia exterior casi burguesa. Su fachada, que no pertenece a ningún estilo, es desliñada y vulgar. La pared, pintada de celeste, ha servido de pizarrón a los chicos de la vecindad, que la han decorado con frases y caricaturas risibles y canallescas.
29 30
Bajtín, Mijaíl Poética de la creación verbal Méjico, Siglo XXI Editores 1989, p. 216 HIDALGO, Rodrigo. Vivienda social y espacio urbano en Santiago de Chile: Una mirada retrospectiva a la acción del Estado en las primeras décadas del Siglo XX. EURE (Santiago), Santiago, v. 28, n. 83, mayo 2002 . Disponible en <http://www.scielo.cl/ scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-71612002008300006&lng=es&nrm=iso>. accedido en 20 agosto 2010. doi: 10.4067/S0250-71612002008300006.
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La puerta del medio permite ver hasta el fondo del patio. El pasadizo está casi interceptado con artesas, braseros, tarros con desperdicios y cantidad de objetos arrumados a lo largo de las paredes ennegrecidas por el humo.”31 El relato muestra la realidad de una ciudad que se desviste de lujos para producir dinero por medio de la renta, sin importar las condiciones ni las consecuencias para la vida en aquellos espacios de hacinamiento popular. “Los pequeños harapientos gritan, chillan, mientras bromean con los quiltros gruñones y raquíticos. El lado de cada puerta, en braseros y cocinitas portátiles, se calientan tarros con lavaza, tiestos con puchero y teteras con agua. Pegado a las paredes asciende el humo, las manchas del hollín y por sobre los tejados forma una vaga nube gris.”32 La pobreza desnudada por la descripción de una prosa, que en su expresión comunicativa, deja ver la emocionalidad subjetiva del autor, quien con el uso de oraciones yuxtapuestas, frases cortas y adjetivos, que determinan el contexto de la situación, nos va mostrando una imagen fácil de reconstruir, donde podemos advertir el motivo del autor para producir su texto. Esta descripción, no sólo muestra una visión de la ciudad y la realidad de su miseria, sino que precisamente ahí en esa descripción está acentuada su crítica social y su rechazo a la ciudad moderna capitalista de comienzos del siglo XX. La conjunción de los elementos elegidos para realizar este análisis de la obra de González Vera, nos muestra una vez más, el vínculo estrecho entre su literatura y su pensamiento ácrata, que no da como resultado un discurso panfletario, sino una construcción poética forjada por una economía de palabras, de frases cortas, de recursos simples, y con ello de una fuerte crítica hacia la ciudad y la gente que vive en ella. Dirá: “Cuando se vive en un conventillo, lo que más fastidia es la presencia prolongada de los inquilinos. Uno desearía que se mudasen todos los meses. Así daría el placer de ver caras nuevas, pero no ocurre. La gente se adapta, se clava en un sitio y no quiere moverse más.”33 Finalmente, podemos decir, que la vida mínima en la ciudad está marcada por la pobreza, por el estancamiento, por el espacio diminuto, por la poca privacidad, por la falta de energías. Personajes que viven en una miseria son el reflejo de una sociedad que los deja fuera, los margina de los privilegios, de las comodidades, pero los usa para producir el bienestar de unos pocos. 31 32 33
González Vera, José S. Vidas Mínimas Santiago, Editorial Nascimento 1973, p. 22 Ibid. p. 23 Ibid. p. 66
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PUESTA EN VALOR DE UNA TRADICIÓN INVISIBLE: GUILLERMO DEISLER Y LA POESÍA VISUAL CHILENA1 Francisca García
Resumen Desde mediados del siglo pasado, un conjunto de obras de la poesía y la plástica chilena comenzó a traspasar los límites tradicionales de sus propios géneros para habitar una zona intersticial experimental. Estas obras, que se desarrollaron en distintos soportes, han permanecido desconocidas o no han sido abordadas críticamente como una tradición. Este artículo propone una lectura histórica integradora, que construye una cronología de los hitos nacionales en ese ámbito y que sitúa como artista destacado al poeta visual y editor Guillermo Deisler (1940-1995). Palabras claves: poesía, visualidad, Chile, Guillermo Deisler, ediciones.
Abstract Since the middle of last century, a collection of works of Chilean poetry and visual art began to transcend the traditional boundaries of their own gender to inhabit an experimental interstitial zone. These works, which were developed in different media and formats, have remained unknown or have not been addressed critically as a tradition. This article proposes an integrative historical reading, which constructs a chronology of national landmarks in that area and ranks as featured artist the visual poet and editor Guillermo Deisler (19401995). Keywords: Poetry, Visuality, Chile, Guillermo Deisler, editions.
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Este artículo es una síntesis de parte de mi tesis realizada para obtener el grado de magíster en Gestión Cultural por la Universidad de Playa Ancha de Valparaíso, año 2009.
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1. Recién durante los últimos años en Chile, se ha venido reconociendo un conjunto de obras experimentales manifiestas en la zona intersticial que une y separa a la poesía de la visualidad. Estas obras, en cada uno de sus momentos, dan cuenta de complejos contextos del siglo XX que se relacionan con las hegemonías del arte, con circunstancias políticas o con la aparición de nuevos medios y tecnologías. En ese sentido, las obras representan indicios que a través de este texto iré recuperando desde la historia, tal como lo hizo Hal Foster en sus “Archivos del arte moderno”, con el fin de construir una cronología que dé cuenta de un canon o una tradición artística, cuyas obras la crítica literaria nacional usualmente ha considerado aisladas, desmarcadas o anómalas, y que las artes visuales, por su parte, no han integrado. De esta forma, además, intentaré demostrar la capacidad archivística de las obras, en el sentido de cómo estas devienen documentos mediante los cuales podemos leer momentos de la historia del arte nacional. Finalmente, este relato histórico servirá, a su vez, de contexto nacional para la revisión de la obra del poeta visual Guillermo Deisler (1940-1995), producida en gran parte fuera del país en situación de exilio. En Chile la literatura experimental se asienta como consecuencia de las vanguardias europeas de comienzos del siglo XX, cuyos exponentes locales más que construir una avanzada propia, importaron modelos y manifiestos, los que muchas veces produjeron obras valiosas aunque descontextualizadas y tardías. Como ejemplo de ello están los Poemas Pintados de Vicente Huidobro, que proponen una operación vanguardista simple pues su gesto se remite al solo hecho de dibujar con la palabra, lo cual está lejos del experimento realizado, por ejemplo, en Un golpe de dados jamás abolirá el azar (1897) de Stephane Mallarmé, una obra mundialmente reconocida como la primera en romper la estructura sintáctico-discursiva y en contener visual y textualmente la experiencia externa del mundo (Hellion 23). Juan Emar también ocupa un lugar destacado en el contexto vanguardista nacional, pero sobre todo por su concepción integrada del arte que queda manifiesta en sus “Notas de arte”, publicadas en el diario La Nación en la década del 20. En esos textos, Emar se hace cargo de las transformaciones del campo cultural de esos años en Santiago de Chile, sobre todo respecto a la renovación del academicismo y la institucionalidad del arte gracias a la entrada de las clases medias al circuito. Su propia literatura, publicada tardíamente a mediados de la década del 30, si bien no se produce en zonas artísticas intersticiales, “desafió los códigos de representación del realismo dominante, al
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soportarse en estructuras fragmentarias y alegóricas”2, e incluyó, además, principios propios del cubismo y del futurismo europeo. El caso de los primeros colectivos de arte locales –el Grupo Montparnasse, Los Diez y La Mandrágora– merece mencionarse en el contexto experimental, pues tuvieron una concepción interdisciplinaria en sus creaciones, a pesar de que usualmente cada integrante tuvo una disciplina a su responsabilidad, las cuales terminaban sumándose más que integrándose. De estos grupos fue La Mandrágora el más cercano a la literatura pero el más descontextualizado, luego de que su poética surrealista se inaugurara recién a fines de los años 30. 1952 es el año en que se publica el primer Quebrantahuesos de Nicanor Parra y ello produce un quiebre en la producción experimental local, que en adelante inaugurará una vanguardia auténtica que ya no dependerá tanto de los movimientos internacionales sino de circunstancias locales, que bien reconoce Alejandro Jodorowsky (Tocopilla, 1929) en una aguda descripción sobre ese período poético nacional: En los años cuarenta, y a principios de los cincuenta […] mientras en Europa imperaba la muerte, en Chile reinaba la poesía. […] Los poetas, esencialmente trasnochadores, vivían con eufórica desmesura. Neruda, frenético coleccionista, construyó una casa-museo con forma de castillo, congregando en torno a él una aldea entera. Huidobro no se contentó con escribir “Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas! Hacedla florecer en el poema” sino que cubrió con tierra fértil los pisos de su casa y plantó un centenar de rosales. Teófilo Cid, hijo de riquísimos libaneses, renunciando a su fortuna, conservó como todo bien una suscripción al diario francés Le Monde y, ebrio día y noche, comenzó a vivir en un banco del Parque Forestal. Allí lo encontraron muerto una mañana, cubierto por las hojas de su periódico. Hubo otro poeta que aparecía en público cuando iba a los velorios de sus amigos para saltar sobre el ataúd. El exquisito Raúl de Veer no se bañó durante dos años para que su hedor designara a los verdaderos interesados en oír sus versos. Todos ellos habían comenzado a salir de la literatura para participar en los actos de la vida cotidiana con una postura estética y rebelde. Para mí, como para muchos otros jóvenes, eran ídolos que nos mostraban una hermosa y demente manera de vivir. (Jodorowsky 104-5) 2
Sin autor, “El trasgresor silenciado”, en HTTP://www.memoriachilena.cl//temas/ index.asp?id_ut=juanemar(1893-1964). Revisado el 16 de abril de 2010.
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El Quebrantahuesos, un diario-mural-collage semanal de 55 x 40 centímetros situado simultáneamente en dos de las esquinas más transitadas del centro de Santiago de Chile, en las calles Ahumada y Bandera, fue el primer trabajo conocido de Parra (1914), que, más aún, contó con la colaboración estelar de Jodorowsky y Enrique Lihn (1929-1988), ambos con un poco más de 20 años de edad. Este mural, una suerte de cadáver exquisito a partir de titulares y fotografías de periódicos, hacía una aguda crítica social fundada en la ironía ante el impávido pasar de los transeúntes (“CON LA VENIA DE LAS AUTORIDADES/ UNA ROBUSTA MUJER DE 30 AÑOS/ PIDE/ CORRUPCIÓN”; “PARA ENTREGA/ INMEDIATA/ OFRECEMOS/ SECRETARIA/ Competente/ Con piernas reforzadas”; “ALZA DEL PAN/ PROVOCA/ OTRA ALZA/ DEL PAN”) (Kay 2-24), resultando ser una perfecta combinación entre lo que más tarde sería el antipoema parriano y el espíritu de las acciones poéticas del dúo Lihn-Jodorowsky, que funcionaba paralelamente. Dos años después del primer Quebrantahuesos, Parra publicó Poemas y antipoemas (1954); y en 1972, veinte años después, sacó sus Artefactos, una caja que integraba 242 tarjetas postales, cuyo tiro estuvo construido bajo la premisa del antipoema (un invento conceptual con la capacidad de ser replicado infinitamente), y el retiro, por ilustraciones del joven diseñador en ese entonces, Juan Guillermo Tejeda (Tejeda 67-9). La figura de Nicanor Parra fue para los jóvenes autores determinante en sus imaginarios creativos, reconoce Jodorowsky, pues “por fin un autor descendía del Olimpo romántico para hablar de sus angustias cotidianas, de sus neurosis, de sus fracasos sentimentales” (112). Precisamente fue esa la herencia que recibieron los poetas que maduraron a partir del 60, generación ineludible que vio diezmado su proyecto creativo común por el golpe de Estado, a pesar de su consolidada formación universitaria y del trabajo colectivo, propios del espíritu cultural de esos años. Como resultado de ese acontecimiento nacional, surgieron obras individuales que intentaron recomponer visualmente el lugar perdido, fragmentado, alienado, y que abordaron el formato del libro que proporcionó intimidad, artesanía y cercanía con la literatura. Ese es el caso de Sabor a mí de Cecilia Vicuña (1948), editado en 1973 por el artista mexicano Felipe Ehrenberg, bajo el sello editorial Beau Geste Press; La Nueva Novela de Juan Luis Martinez (1942-1993), autoeditada en 1977 en Villa Alemana; y Manual de sabotaje de Thito Valenzuela, de 1969, entre otros ejemplos. Estas obras
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cuestionaron el modelo del libro, ya no en el gesto parriano de su deconstrucción, sino, todo lo contrario, expresando una búsqueda de su reestructuración (Hernández 34-8). Se caracterizaron porque integraron una infinidad de referencias internacionales (la poesía concreta brasilera, los beatnik de Estados Unidos, la intermedia de Dick Higgins, las influencias budistas de Oriente, etc.), pero situándose en un contexto común de dispersión. En ese sentido, las colecciones íntimas y cotidianas de los autores conformaron obras a modo de collages, tal como lo hizo Walter Benjamin, el recolector de citas por excelencia. La imagen ahora tuvo más sentido que la palabra, pues esta lograba un gesto universalista, que en la situación multilingüística del exilio permitía a los autores transmitir las problemáticas e integrarse en los medios culturalmente ajenos. Por su parte, la antología Nueva poesía joven en Chile y la revista Manuscritos se convirtieron en dos antologías destacadas en el ámbito de la renovación poética nacional. En la primera, publicada en Buenos Aires en 1972 por el argentino Martín Micharvegas, surgió la noción de nueva poesía en el escenario chileno, género considerado internacionalmente como “un agente de liberación y de cambio” (Micharvegas 7), instalado en sintonía con las décadas revolucionarias. Allí publicaron sus obras por primera vez Juan Luis Martínez y Raúl Zurita, además de otros autores ya iniciados como Eduardo Embry, Omar Lara, Hernán Lavín, Gonzalo Millán, Hernán Miranda, Floridor Pérez, Enrique Valdés, Thito Valenzuela y Claudio Zamorano (más tarde, Juan Cameron). El segundo caso, Manuscritos (1975), fue la revista editada por el Departamento de Estudios Humanísticos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile. La publicación, despojada de la usual formalidad académica, fue un medio que convocó a su editor, Ronald Kay, al director del Departamento, Cristián Huneeus, a los académicos Nicanor Parra y Jorge Guzmán, y al poeta-ingeniero Raúl Zurita, entre otros. En su número único, Manuscritos compiló un contenido diverso que integraba crítica y creación alternadamente, además de la noción de visualidad que la hacía distante a todas las revistas académicas, desarrollada por Catalina Parra. Ya durante la década del 80, Gonzalo Millán (1947-2006), integrante connotado de la generación de poetas del 60, regresó a Chile desde su exilio y a partir de 1986, inició la construcción del Archivo Zonaglo, un extenso trabajo que se proyectó hasta su muerte el año 2006. Este, cuyo nombre es un anagrama de Gonzalo, está compuesto por más de quince mil fichas bibliográficas que constituyen la memoria y bitácora del autor, realizadas de modo intermitente y constante y en diversas técnicas como el dibujo, la pintura, la escritura o el
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collage, y expresando contenidos contingentes, cotidianos, domésticos, de modo realista, figurativo o abstracto. El archivo y sus fichas pueden considerarse un trabajo en permanente proceso, pues el autor nunca las consideraba terminadas y volvía a ellas constantemente3. Paralelamente, los poemas perfomáticos de Raúl Zurita (1950) ocupan un lugar especial en la historia del arte nacional y tienen como principal referente su vinculación personal con CADA (Colectivo de Acciones de Arte). “La vida nueva” (1982) fue un poema escrito con una avioneta a chorro en el cielo neoyorquino, cuyas quince frases en castellano de nueve kilómetros de largo fueron registradas por el videísta chileno Juan Downey. Otra acción significativa fue realizada una década después, en 1993, en el desierto de Atacama, donde escribió en tierra los versos “Ni pena ni miedo” con el objetivo de ser leídos desde el cielo. Ambas, sin duda, marcaron un hito trascendente en la apertura poética en cuanto al soporte de obra, que en general se había dado de la mano exclusiva de artistas visuales. Respecto al contexto específico de la producción de CADA (1979-1985), agrupación ineludible de la Escena de Avanzada4, sus múltiples acciones de arte identificaron a un número importante de artistas y ciudadanos que apostaban por el derrocamiento anónimo de la dictadura bajo codificaciones crípticas que el régimen difícilmente pudo combatir. En este ámbito, “NO+” (1983-84), la última acción realizada por el grupo, consistió en escribir esa expresión en las paredes de Santiago, la cual devino fórmula que en los días siguientes fue completada por los ciudadanos anónimos con distintas frases y símbolos, tales como “NO+ tortura”, “NO+ muerte”, etc. Esa acción se convirtió en una red textual de graffiti antidictatorial y la expresión trascendió hasta posicionarse como la consigna opositora que luego fue incluso el símbolo del plebiscito de 1989: “Vota NO+”. Para García Canclini, citado por Robert Neustadt en su estudio CADA día, el graffiti constituye un género híbrido situado entre lo visual y lo literario, entre lo culto y lo popular. Neustadt señala al respecto que, “Obviamente este aspecto híbrido del graffiti le habría interesado al CADA, un colectivo de artistas que subrayaba lo literario y discursivo de lo visual y que aspiraba a localizar el arte en las zonas populares urbanas ya que lo culto representaba para ellos la cultura oficial y represiva” (Neustadt 36). 3
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A la fecha, el único trabajo que se ha realizado sobre el Archivo Zonaglo es el video-arte homónimo de Gonzalo Aguirre, presentado en Santiago en 2008. Ver Richard, Nelly. Arte en Chile desde 1973. Escena de avanzada y sociedad. Santiago de Chile: FLACSO Chile (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), 1987.
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Por su parte, el artista visual Eugenio Dittborn además de estar vinculado a la Escena de Avanzada, participó de la red internacional de arte correo o mail art y realizó un taller dedicado a ese tema en el Instituto Arcos en 1985. Un alumno de ese entonces era el artista Carlos Montes de Oca, quien también hizo de la red un medio para su obra: “[el arte correo es] un trabajo de intercambio e intervención de obras que funciona por correo, con la herencia de Fluxus, los surrealistas y la poesía visual. Posiblemente Dittborn reciclaría la economía de esta experiencia, sumada a los libros de artista, para dar paso a sus pinturas aeropostales” (Montes de Oca 83). Dittborn, que estaba al tanto del trabajo creativo de otro artista chileno exiliado en Bulgaria llamado Guillermo Deisler, despachó a este, en 1985, una carta-invitación para integrarlo al mencionado taller. 2. La historia de nuestra vanguardia arraigada, a partir de lo ya establecido, se consolida desde mediados del siglo pasado, caracterizándose sobre todo por la producción en solitario de sus creadores, quienes, en el contexto de censura a partir de 1973, difícilmente pudieron elaboraron redes o constituir grupos o manifiestos comunes. La figura de Guillermo Deisler surge como un contrapunto a esa historia de soledades y silencios, pues la totalidad de su obra, especialmente sus ediciones, dan cuenta de un espíritu colectivo y universalista, que estuvo nutrido por sus múltiples residencias en el mundo, su herencia germano-mapuche y su autoidentificación como ciudadano del mundo, que finalmente le impidieron regresar a Chile, tal como queda escrito en 1989 en su texto inédito “La última década: 1980-1990-2000”. Como es de suponer, su biografía está estrechamente ligada a su poética creativa y fundamentada en su concepción social del arte: “El alma humana busca, independientemente de donde se encuentre, respuestas a las interrogantes de su época, de su momento histórico, de su propia circunstancia. No hay por lo tanto, pensamiento que el hombre no pueda tener y cualquier medio de que se valga para expresarlo es válido” (Deisler, “Del concretismo a la poesía de experimentación”). Esa reflexión fundamentará su trabajo multidisciplinario, pues Deisler fue a la vez grabador, escenógrafo, titiritero, ilustrador, poeta visual, artecorreísta, crítico y editor, oficios que desarrolló en sus alrededor de treinta años de trayectoria en Chile, Francia, Bulgaria y Alemania. Inició su carrera artística como grabador y escenógrafo de la Universidad de Chile en Santiago y rápidamente se involucró en el ámbito editorial. “El
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grabador, por la característica de su trabajo, es editor. La suma de las copias de un grabado, hacen una edición. El problema es hacer de esto un artículo de consumo, de acceso a otros grupos” (Deisler y Berchenko, s/p). En ese ámbito colaboró en diversas publicaciones con sus xilografías e ilustraciones, principalmente en Tebaida, la revista de Antofagasta que respondía a las acciones del grupo poético homónimo encabezado por Oliver Welden y Alicia Galaz y que sedujo a la editorial nacional Nascimento, que terminó imprimiendo sus últimos números. Antes de Tebaida, Deisler ya había iniciado su oficio de editor en Mimbre, la editorial artesanal que formó en Santiago en 1963 y que publicó más de cincuenta títulos en sus diez años de existencia, todos con sus xilografías originales y sus textos de presentación, lo que arrojaba como resultado un trabajo de cooperación y voluntad artística. Deisler explica que Mimbre nació “De repente. Había una necesidad de salida a una poesía que no tenía lugar dentro de las estructuras actuales” y que su nombre refiere al “hacer artesanal popular” (Deisler y Berchenko, s/p). Ediciones Mimbre se transformó en una experiencia inédita en la historia editorial chilena debido a su carácter independiente y artesanal, su continuidad y duración, su nivel de producción y, principalmente, porque reunió tempranamente a los autores que más tarde integrarían formalmente la generación del 60: Waldo Rojas, Rolando Cárdenas, Omar Lara, Oliver Welden, Rolando Cárdenas, Miguel Littin, Paulina Cors Cruzat, Nidia de Bocaz, Hernán Lavín Cerda, Andrés Sepúlveda, Enrique Valdés y Luis Weinstein, entre muchos otros. De forma simultánea, estas ediciones constituyeron sutilmente la treta que permitió al autor incorporarse a la red internacional de arte correo, donde en un ánimo de cooperación artística circulaban obras y ediciones artesanales a modo de canjes y trueques, que difundían la poesía experimental de esos años o nueva poesía. La red significó para Deisler una enorme apertura creativa y el contacto con otros paradigmas estéticos que en Chile tenían poca resonancia hasta ese momento. Producto de ese vínculo resultó Poesía visiva en el mundo (Mimbre, 1972), una antología que reunió la obra de una amplia y desconocida gama de poetas visuales extranjeros, que se concibe hoy como un hito insólito en la historia editorial chilena. Esa publicación formalizó su vínculo con el arte correo y la red de poesía visual internacional, los cuales amparaban de lleno sus nuevas inquietudes experimentales.
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La urgencia del exilio luego de su detención militar parece hoy una situación ineludible para Deisler, considerando que sus inquietudes artísticas de esos años ya no se alineaban con las del circuito nacional. Las nuevas alianzas concebidas en Chile, sirvieron de medio de expresión en las ciudades europeas donde más tarde residió (Plovdiv y Halle/S), las cuales, a pesar de ser tan exóticas, distantes y anónimas (tal como Antofagasta), pudieron concretar su visibilidad en el mapa a través del circuito alternativo del mail art. En el plano creativo, la estadía de Deisler en Halle/S, ex República Democrática Alemana (RDA), a partir de 1986, resultó ser su momento más productivo. Allí desarrolló UNI/vers(;) (1987-1995), el proyecto editorial que realizó un gesto histórico semejante al de las Ediciones Mimbre, aunque casi quince años después y desde Alemania. Para él, había una necesidad de comunicación entre los artistas de todo el mundo, que demandaba un medio que los identificara con las problemáticas de ese entonces (Deisler, “La última década…” 4). Ni revista ni editorial, UNI/vers(;) surgió como una carpeta de poesía experimental que circulaba bajo el mensaje peacedream proyect y que tuvo un marcado perfil multicultural y multilingüístico que obligaba a la construcción de imágenes y mensajes globales que expresaran los grandes conceptos y problemáticas. Las cuarenta interpretaciones artísticas (a partir de un tema y formato designados) incluidas en cada uno de sus treinta y cinco números, actuaron de vitrina de las diferentes culturas en ese momento y posibilitaron la independencia estética de cada número. A pesar de que UNI/vers(;) se distribuyó a través del circuito de arte correo por todos los continentes y de que integró importantes colecciones de bibliotecas europeas y museos internacionales, como el MOMA en Nueva York o el Centre Georges Pompidou en París, pocos en Chile se enteraron de su existencia. El poeta Gonzalo Millán perteneció en algún momento a su consejo editorial y publicó algunos de sus trabajos; lo mismo, el artista visual Carlos Montes de Oca y el escultor Gregorio Berchenko. A ello se suma el desconocimiento generalizado hoy en día de los infinitos nombres de artistas participantes de la publicación, a los que sin duda se asocia el de Guillermo Deisler en el ámbito nacional. Ello comprueba la realidad de un circuito artístico alternativo, vinculado a la fracción comunista del mundo de esas décadas, que hoy resulta invisible debido a la hegemonía del capitalismo triunfador luego de los años de Guerra Fría. Por su parte, la serie de libros de artista realizados en Halle/S a partir de 1990 se sumaron a la experiencia de UNI/vers(;) en esos últimos años de trayectoria del artista. Estos libros, que ahora podemos agrupar como una serie
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definida, suman más de treinta títulos con características comunes que los unifican y hacen de cada uno un tomo independiente de la misma obra. Estas ediciones incorporan obras individuales (poemas visuales, textos, dibujos y collages), además de materialidad diversa (recortes de prensa, documentos burocráticos, recados domésticos, fotografías familiares, sobres, objetos en general) que construyen el contexto histórico-cultural del autor; o, desde una perspectiva literaria, construyen la autobiografía o memoria del escritor que escribe por medio del collage; o desde la hermenéutica, construyen la situación crítica de un momento de la mano de un investigador que consigna su archivo personal y lo difunde a través del soporte del libro. Así es como los materiales que integra cada libro funcionan a nivel estético en el conjunto, en el gran collage que conforman, pero no en su lectura aislada. Ello posibilita el diálogo entre los componentes y la superposición de los distintos discursos. Como ya revisé en la primera parte, el coleccionar la cotidianidad forma parte de una tradición poética en el escenario local, que puede estar motivada por diferentes razones: como consecuencia de la deriva del destierro, como instrumento de resistencia política, para reconstruir la memoria, como una forma de apropiación del mundo en este escenario disperso, para recuperar lo extraviado, sanar la herida o atar los fragmentos. Esa metáfora de la construcción de la memoria individual y colectiva a través de la cita, puede ampliarse con la noción de postmodernidad, donde el artista podría construir lo suyo a partir de lo ajeno, asemejando la vida a un collage, cuya mirada descentrada se anida en aquel escenario multicultural plagado de una infinidad de referentes, lo que en la situación personal de Deisler se experimenta al extremo. El tema del soporte invita a otra reflexión. El libro de artista, situado en el intersticio de dos géneros artísticos, la poesía y la visualidad, habita también otro intersticio, el que une o separa a la obra del documento. En el caso de estas ediciones, el formato libro aporta cierta legitimidad a su contenido: en primer lugar, porque, a pesar de que este se disponga en las páginas de manera inusual, el soporte invoca a la revisión, a la lectura y a hojearlo; en segundo lugar, porque en el gran collage, el lector se percata de que muchos de los elementos que lo integran consisten en documentos reales, relacionados a la burocracia o a la civilidad. Como resultado, se instala un juego con dos direcciones de significación: en un sentido los documentos han perdido su utilidad para formar parte de este nuevo sistema estético y, en el otro, el dispositivo del libro legitima nuevamente ese contenido útil que en este caso construye un momento de la historia.
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Bibliografía Deisler, Guillermo. “Del concretismo a la poesía de experimentación”. [Sin fecha, documento inédito] _____, “La última década: 1980-1990-2000”. Halle/S: abril 1989. [Documento inédito] Deisler, Guillermo y Gregorio Berchenko. “Cuestionario de un editor”. Antofagasta: Dirección de Comunicaciones, Universidad de Chile sede Antofagasta, 1970. [Publicado en el reverso del afiche de la exposición Ediciones Mimbre] Hellion, Martha, ed. Libros de artista/ Artist’s Books. Madrid: Turner, 2003. [Tomo I] Hernández, Elvira. “Acopio de materiales y algunos andamios para allegarme a la obra de Juan Luis Martínez (primer apunte)”. Merodeos en torno a la obra de Juan Luis Martínez, Soledad Fariña y Elvira Hernández, eds. Santiago de Chile: Intemperie, 2001. 34-8. Jodorowsky, Alejandro. La danza de la realidad. Madrid: Siruela, 2003. Kay, Ronald, ed. Manuscritos. Santiago de Chile: Departamento de Estudios Humanísticos Universidad de Chile, 1975. Micharvegas, Martín, comp. Nueva poesía joven en Chile. Buenos Aires: Noé, 1972. Montes de Oca, Carlos. “Me enjuagué la boca y escupí…”, Exclusivo hecho para usted!, Francisca García B., ed. Valparaíso: 2007, p. 79-88. [Catálogo, edición independiente] Neustadt, Robert. CADA día: la creación de un arte social. Santiago de Chile: Cuarto Propio, 2001. Richard, Nelly. Arte en Chile desde 1973. Escena de avanzada y sociedad. Santiago de Chile: FLACSO Chile (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), 1987. Sin autor, “El trasgresor silenciado”. Memoria Chilena, sitio web administrado por la DIBAM. En HTTP://www.memoriachilena.cl//temas/ index.asp?id_ut=juanemar(1893-1964). Revisado el 16 de abril de 2010. Tejeda, Juan Guillermo. La Fábrica. Santiago de Chile: Ediciones UDP, 2008.
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“LA NOVIA DEL REGIMIENTO”, EL RELATO TESTIMONIAL DE MARTA UGARTE POR PATRICIO MANNS: FICCIÓN V/S REALIDAD. Julio Uribe Ugalde
Han pasado veinte años desde el término de la dictadura militar en Chile y todavía resulta complejo tocar el tema de los detenidos desaparecidos en nuestro país. Muchos, todavía permanecen escépticos a aceptar los relatos testimoniales vinculados a las más de 2.600 muertes ocurridas durante los 17 años del Gobierno liderado por Augusto Pinochet1. Entre estos detractores, es común escuchar referirse a los relatores testimoniales de estos acontecimientos como “resentidos”, “terroristas”, “marxistas”, “comunistas” o más peyorativamente, como “colorados”, pareciendo desconocer el trabajo investigativo de quienes han luchado por dilucidar el legado humano dejado por los testigos directos de aquellos acontecimientos. El testimonio de prisioneros políticos en Chile, se inició durante la dictadura hasta los primeros años del retorno a la democracia, dividiéndose en dos partes: La literatura dentro del país y la literatura en el exilio. La primera caracterizándose por un subrepticio relato de los hechos de tortura por temor a la represión y la segunda, identificándose por su intensidad y potente carga emocional, haciéndolo parecer más bien una denuncia pública de los hechos acaecidos. Según Norberto Flores, este factor expone al relato testimonial a pruebas de veredicción, vinculándolo más a la historiografía que al valor testimonial ex profeso; desde esta perspectiva, el relato testimonial se aleja de la objetividad del discurso histórico y se reviste de ficcionalidad y emocionalidad2. En el año 2001, el músico, poeta y escritor Patricio Manns (exiliado en Francia hasta el año 2000) publicó en su libro “La tumba del zambullidor”3 el relato testimonial de la detención y muerte de Marta Ugarte que lleva por título “La Novia del Regimiento”, en el cual se detalla fríamente cómo esta mujer, “víctima de la animalidad más brutal e indignante”4, fue física 1
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Comisión Nacional de verdad y reconciliación (1991), Informe Rettig. Dos voces en pugna: la historia oficial como narrativa de legitimación y el relato testimonial chileno 1973-1989. Rasgos caracterizadores del discurso histórico, disponible en: http://www2.cyberhumanitatis.uchile.cl/14/tx15nflores.html Manns, Patricio (2001). “La tumba del zambullidor”. Editorial Sudamericana Chilena. Edwards, José Joaquín (12 enero 2002), Crítica al libro. Sección “Revista Libros”, El Mercurio.
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y psicológicamente torturada en Villa Grimaldi, centro de detenciones de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) del Gobierno Militar. En base a estos antecedentes, este ensayo intentará dilucidar si este cuento es más bien un relato histórico o un relato ficcional. Para ello, será necesario contrastar el relato testimonial “La novia del regimiento” con los datos investigativos y periodísticos existentes desde el día de la detención de Marta Ugarte. 1.- Antecedentes investigativos y periodísticos acerca de la muerte de Marta Ugarte Marta Lidia Ugarte Román fue detenida por agentes de la DINA y llevada al sector denominado “La Torre”, de Villa Grimaldi el 9 de agosto de 19765. Esta mujer de 42 años, profesora universitaria, modista y miembro del Comité Central del Partido Comunista, salía desde su domicilio en dirección a la consulta del doctor que le estaba tratando la mordedura de un perro de hacía un par de días atrás. Su hermana dice haberla visto esa mañana en un auto de investigaciones -”iba en el asiento trasero entre dos hombres de civil, llevaba sus lentes oscuros y vestía su propia ropa, puede haber llevado sus ojos tapados, pues parecía no ver nada” 6. El 2 de mayo de 2003, el jefe de la brigada “Purén” de la DINA, Capitán Germán Barriga, alias “Don Jaime”, fue careado con el ex agente de la misma institución, Cristián Álvarez7. En su declaración, este último narró los acontecimientos que presenció y protagonizó el día de la muerte de Marta Ugarte. Estos se detallan a continuación: Luego de pasar un par de días en Villa Grimaldi, Marta fue trasladada en una camioneta Chevrolet C-10, junto a 7 detenidos, a otro centro de torturas en la ciudad de Los Andes. La caravana, liderada por “Don Jaime”, fue desviada en el sector de Peldehue hacia el Comando de Aviación del Ejército (CAE)8. Una vez en el recinto, Barriga dio la orden de hacer descender y formar a todos los prisioneros. La maniobra fue asistida por el teniente de Carabineros, 5 6
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Comisión Nacional de verdad y reconciliación (1991), Informe Rettig. ¿Quién es Marta Ugarte? (28 Junio 2007) Base Marta Ugarte Román, Facultad de Humanidades, Historia, Filosofía y Sociología de la Universidad de Valparaíso, disponible en: http://basehumanidades.blogspot.com/2007/06/quien-es-marta-ugarte-1934-1976.html “Cristián Álvarez” fue la chapa de este hombre en la DINA, mientras trabajaba como ex agente. Su verdadero nombre se mantuvo bajo reserva durante la investigación. Marré, Ximena (24 septiembre 2004). “Suboficial (r) revela método para lanzar a prisioneros al mar”. Diario el Mercurio.
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también agente DINA, Ricardo Lawrence Mires9. Desde otro vehículo, descendió el doctor Osvaldo Pincetti, conocido como “El Brujo de la DINA”, quien comenzó a inyectar a los detenidos, una sustancia que les provocaría una muerte fulminante. Fue así como uno a uno, los detenidos comenzaron a desplomarse en la tierra. A los pocos minutos, un helicóptero “Puma” del Comando de Aviación del Ejército, aterrizaría en el lugar. Los cuerpos ya desnudos, fueron atados con alambre a unos trozos de riel (provistos por el cabo del Ejército Manuel Leyton Robles) para luego ser envueltos en sacos paperos, antes de ser apilados en el interior del helicóptero. Sin embargo, uno de los cuerpos opuso resistencia a la inyección de Pincetti, era el cuerpo de Marta Ugarte. La orden inmediata de “Don Jaime”, al cerciorarse de este hecho, fue rasgar el saco y ahorcar a Marta con uno de los alambres que ataban los rieles. Álvarez, obedeciendo la orden de Barriga, cortó un alambre y lo circundó al cuello de Marta, asfixiándola y quitándole la vida. Sin embargo, no reparó en devolver el alambre a su lugar, lo que en el futuro sería una prueba irrefutable de su responsabilidad en el crimen10. Cuando Álvarez enfrentó a Barriga en 2003, como parte de la investigación del caso “Calle Conferencia”11, éste no dudó en reconocerle. Barriga, sin embargo, nunca aceptó su responsabilidad en los hechos y tampoco cooperó con la investigación. Según dejó escrito en su última carta, antes de suicidarse el 17 de enero de 2005, tenía miedo de correr la misma suerte de sus superiores en la DINA (Manuel Contreras, Miguel Krassnoff, Marcelo Moren Brito, Fernando Laureani y Gerardo Godoy), quienes ya habían sido condenados y estaban a punto de ingresar a Punta Peuco12. Álvarez, procesado durante el año 2005 por el juez Víctor Montiglio, declaró que después de asesinar a Marta Ugarte y colocar todos los cuerpos en el helicóptero, la nave se dirigió rumbo al poniente, sobrevolando la costa de la Quinta Región. Una vez mar adentro, procedió con la orden del piloto de lanzar los cuerpos al vacío. 9
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Álvarez, Cristián (30 enero 2005) Revista Puro Chile, de la Nación. Investigación del periodista Jorge Escalante. Diario la Nación (25 marzo 2007), “Entrevista a el estrangulador de Marta Ugarte” . Nombre del caso que la corte de apelaciones dio a la investigación que buscaba evidencias inculpatorias de los responsables de la muerte de Marta Ugarte. Sanhueza, Ana María; Huerta, Diana y Eynaudi Paola (23 enero 2005) “El suicidio de Germán Barriga Muñoz sacudió al ejército y volvió a poner en la agenda la situación de los procesados por DD.HH”-Archivo Chile. Ver más antecedentes de la muerte de Barriga en: http://www.archivochile.com/Derechos_humanos/albania/ddhh_albania_0028.pdf
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El 9 de septiembre del año 1976, el cuerpo semidesnudo de Marta Ugarte fue encontrado en la playa la Ballena, ubicada en Los Molles, con un alambre atado a su cuello. La comisión Rettig señala que según el informe de autopsia, la afectada sufrió en vida una luxo fractura de columna, traumatismo tóraco abdominal con fracturas costales múltiples, ruptura y estallido del hígado y del bazo, luxación de ambos hombros y cadera, y una fractura doble en el antebrazo derecho, habiendo fallecido el 9 de septiembre de 1976. Hilda y Berta Ugarte, hermanas de Marta, recuerdan el momento en que la vieron sin vida –”estaba totalmente desfigurada, la expresión de su cara era muy terrible, tenía una expresión de dolor, de espanto, de horror y sus ojos estaban desorbitados, porque parecía que ella todo lo vio”13. Recuerda el ex Juez Juan Guzmán (a cargo de la investigación de la muerte de Marta Ugarte hasta su retiro del Poder Judicial en el año 2005), que la prensa, especialmente el Mercurio, abordó el hallazgo del cuerpo encontrado en la playa Los Molles con mucha falacia, haciendo entender que se trataba del crimen pasional de una hermosa joven de 23 años14 (Marta Ugarte tenía 42 años cuando murió). Por ende, Guzmán entrevistó a algunos periodistas de este medio escrito que cubrieron la noticia en ese entonces, esclareciendo lo que parecía la hipótesis más elocuente: El Mercurio fue un medio de la dictadura durante 17 años para poder llevar a efecto los actos espantosos que se cometieron y este caso no fue la excepción15. El de Marta Ugarte ha sido el único cuerpo encontrado de todos los lanzados al mar por la DINA durante la dictadura. Esto ha incrementado la incredulidad de los todavía más escépticos en la materia. Sin embargo, los relatos de los presos políticos y sus familiares, más las declaraciones de los captores y las evidencias encontradas dan cuenta de una realidad elocuente. Un dato ejemplar fue lo ocurrido el 22 de Septiembre de 2004, día en el que el propio ex Juez Juan Guzmán se subió a una lancha y se adentró aprox. 1 kilómetro en la bahía de Quintero, acompañado de buzos tácticos que formaban parte de su ya avanzada investigación. Ese día se encontró la prueba más irrefutable de todas, los trozos de rieles que yacían a unos 30 metros de profundidad frente a las playas Albatros y Loncura16. 13 14
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Documental “El Diario de Agustín” (2008), Dirigido por Ignacio Agüero. “Crimen en las playas de los molles, asesinada hermosa joven de 23 años, presumiblemente estrangulada y abandonada en la arena” (El mercurio) Ex Juez Juan Guzmán, documental “El Diario de Agustín” (2008), Dirigido por Ignacio Agüero. Diario el Mercurio (22 Septiembre 2004), “Buzos extraen rieles con que fueron hundidos cuerpos de DD.DD”.
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Los datos entregados anteriormente forman parte de una resumida investigación que ha recabado los antecedentes más importantes acerca de la muerte de Marta Ugarte. Estos hechos son verídicos y pueden ser comprobados a través de la prensa escrita y de la investigación del caso “Calle Conferencia”.
2.- Patricio Manns y “La Novia del Regimiento” Nacido el 3 de agosto de 1937, Patricio Manns es oriundo de la localidad de Nacimiento en la región del Bío-Bío, donde vivió gran parte de su infancia. Su veta musical fue heredada por sus padres, amantes del jazz y la música clásica, aficionados también a la recolección de instrumentos. Como músico, Patricio Manns ha escrito memorables canciones que lo han posicionado como uno de los folkloristas más importantes de la música nacional17. En Chile, su faceta como escritor no es muy conocida, sin embargo ha incursionado en la poesía, el ensayo y la novela, publicando sus trabajos en Chile y el extranjero desde la década del ’6018. En sus obras, Manns ha plasmado su sensibilidad social, fruto de su cercano vínculo maternal. Él mismo señala que se sensibilizó políticamente al ver a su madre rescatar niños en numerosas y pobres familias del sur, haciendo su tarea de maestra y de filántropa, llevando el pan para los que más lo necesitaban. “Tenía que haber nacido allí para hacer lo que hago”, afirmaba19. Junto con Víctor Jara, Violeta Parra, y otros cantautores inicia en la década del ’70 el movimiento “La nueva canción chilena”, conglomerado que colabora cercanamente con el compromiso partidario y solidario del gobierno de la Unidad 17
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El Cautivo de Til-Til, Vuelvo, Cantiga de la Memoria Rota, El Equipaje del Destierro, Los Libertadores, América Novia Mía, La Ventana, Llegó Volando, Concierto de Trez Vella, Vino del Mar, Arriba en la Cordillera, entre otras. (esta última galardonada como la canción más popular en la XL versión del Festival del Huaso de Olmué) Novelas: De noche sobre el rastro, 1966; Buenas noches los pastores, 1972; Actas de Marusia, 1974; Violeta Parra: la guitarra indócil, 1977; Actas del Bío-Bío, 1984; Actas de muerteputa, 1987; De repente los lugares desaparecen, 1991; Actas del cazador en movimiento, 1991; El corazón a contraluz, 1996; Memorial de la noche, 1998; Chile una dictadura militar permanente 1811-1999, 1999; El desorden en un cuerno de niebla, 1999; La tumba del zambullidor, 2001; Cantología, 2004, La vida privada de Emile Dubois, 2004; Diversos instantes del reino, 2006. Azócar, Raquel (11 Agosto 2007) Patricio Manns: “Aún me aferro a las utopías”, disponible en: http://www.librolibrechile.cl/sitio/ index.php?option=com_content&view=article&id=30:patricio-manns—qae-aferro-a-lasutopq&catid=19:plumas-libres&Itemid=32
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popular liderado por Salvador Allende. Después del golpe de estado de 1973 debe salir al exilio en Cuba, lugar donde hace una escala prolongada antes de radicarse permanentemente en Francia, país que influenciaría profundamente su creación y sería testigo de su desarrollo como artista. En el año 2000, Patricio Manns decide volver a Chile para radicarse en forma definitiva hasta la actualidad. En el año 2001, Patricio Manns publica su libro “La tumba del Zambullidor” (Premio del Consejo del Libro y la Lectura, 2001 y Premio Municipal de Literatura de Valparaíso, 2004), en el cual da a conocer el cuento “La novia del Regimiento”, inspirado en la muerte de Marta Ugarte, ocurrida en 1976. Este cuento “brutal”, en palabras del propio Patricio Manns, narra los últimos días de Marta Ugarte, desde el día de la captura hasta el momento de su muerte. Si se comparan los hechos relatados en este cuento, con los antecedentes periodísticos e investigativos mencionados anteriormente, es posible percatarse que existen imprecisiones y contradicciones atribuibles a la emocionalidad y ficcionalidad, que el autor agregó a la historia, lo cual según Gabriela Mora, en su acta literaria del libro, le da una nota de lirismo al texto20. Patricio Manns, concuerda con esta teoría y asevera que “no hay otro modo de escribir la historia, pues para encontrar un nuevo punto de vista, se tendrían que haber presenciado directamente los sucesos, y en tal caso, aquello correspondería a un reportaje y no a un cuento”21. Dentro de las imprecisiones que se pueden encontrar en el texto existen datos que, si bien irrelevantes para el entendimiento de la historia, dan una mayor fluidez a ésta, sin embargo entregan al lector información errónea y confusa que puede ser fácilmente refutable por los conocedores del caso. Estos son algunos ejemplos: “De repente, sobre el hombro derecho de una mujer asesinada de una manera salvaje, reconoció el tatuaje indeleble en el cual una pequeña mariposa nocturna volaba imperturbablemente sola hacia la noche de los tiempos” (p. 227).
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Mora, Gabriela (2004). Acta Literaria de “La tumba del zambullidor”. La muerte como búsqueda epistemológica en los cuentos de Patricio Manns. Rutgers University Respuesta de Patricio Manns a la pregunta ¿Cuánto de realidad y cuánto de ficción hay en su cuento “La novia del regimiento?”. (Siguientes citas al autor corresponden a comentarios provistos personalmente por él durante la redacción del ensayo).
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En este párrafo se hace referencia a un elemento que contribuye poéticamente al relato: una mariposa tatuada en el hombro de Marta. Este elemento es ficticio, puesto que Marta no fue tatuada en la realidad, no obstante, el autor hace uso de este recurso narrativo, “pensado como una prueba fehaciente de su identidad”22, para referirse a la muerte de Marta, o lo que él metafóricamente denomina “la noche de los tiempos”. “Tenga cuidado, mi capitán, que aquí un cerro puede esconder otros cerros. Si un cerro se le viene encima a boca de jarro, nos caga a los cuatro en el acto”. (p.223) En esta parte de la historia, los soldados se dirigen en helicóptero hacia el horizonte, antes de lanzar al mar a la víctima. El autor hace referencia a cuatro personajes que viajan en el helicóptero, tres soldados y Marta. Esta afirmación es otra imprecisión, pues el número de soldados que viajaban en el helicóptero aún no ha sido esclarecido, pero sí el número de víctimas, según la investigación 8 incluyendo a Marta. “Se indicaba asimismo que el cuerpo tenía las muñecas fracturadas, presentaba un tajo vertical en el vientre, practicado con arma cortopunzante”. (p.212) Esta aseveración hace referencia al estado del cuerpo de Marta cuando fue encontrada en la playa. Se menciona que presentaba un tajo practicado con arma cortopunzante, lo cual es inverosímil, puesto que el informe de autopsia descarta el uso de un arma de tales características. El punto de vista político del autor también está presente en este cuento. En ciertos pasajes del relato, se hace referencia a las ideologías políticas de la Unidad Popular, de la cual Marta Ugarte, al igual que él fueron partícipes. Se aprecia una profunda empatía y un vínculo muy cercano entre autor y personaje, también reconocible en la opinión emitida hacia los militares, permitiendo vislumbrar un dejo de lástima por su salvajismo e inhumanidad. Estos son algunos ejemplos:
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Patricio Manns.
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“Había tardado tres años en racionalizar tamaña simpleza. –Ese alguien sólo da las órdenes –admitió el capitán, piloteando hacia las tierras del interior-. Ni siquiera sabe quién es usted y tampoco le importa un huevo. Sólo tiene que obedecer”. (p.223) “Si no supiéramos lo que estamos haciendo, seríamos unos verdaderos salvajes. -¿De modo que el saber nos separa del salvajismo capitán? – Así es teniente”. (p.224) En el primer caso, el autor ocupa el diálogo entre los militares para comunicar lo que a su juicio, es lo que ocurre con la dictadura militar, un gobierno de una verticalidad extensa. Al referirse a “ese que da las órdenes”, Manns alude al superior de los soldados, quien recibe órdenes del director de la DINA y éste a su vez de Augusto Pinochet. Los soldados, solo tienen que obedecer y actuar, por más irracional que parezcan las decisiones. En el segundo caso, el autor alude a los militares, quienes mantienen una conversación lastimosa, cuestionando su irracional salvajismo y carente retórica. En el siguiente ejemplo el autor elocuentemente reivindica su ideología a través de uno de los últimos pensamientos de Marta Ugarte en el cual ella manifiesta su inocencia, su esperanza y deseo de justicia: “¿Por qué me agredieron de una manera tan bestial? Toda esta vida dediqué mi tiempo a pensar. A pensar en lo mío, a pensar en mi país. No soy terrorista. Nunca maté a nadie. Ni siquiera sé cómo usar un arma. ¿Por qué temen tanto al pensador si son los dueños de las bayonetas? Sólo el que tiene la conciencia intranquila huye o ataca. ¡Cobardes de mierda! Creen que acabaron conmigo, pero apenas se levanten de sus camas dentro de un año cruzarán una plaza que llevará mi nombre”. (p.224) En el siguiente extracto, Patricio Manns cita el diálogo de los soldados, quienes discuten la incidencia del pensamiento de Marta en el nuevo modelo político totalitario. En esta conversación el autor deja entrever su opinión respecto de los militares, temerosos de la palabra del enemigo. Así también se muestra a los soldados usando un lenguaje extremadamente soez, lo cual se repite excesivamente a lo largo de la historia y pasa a ser una de las características más palpables de sus personalidades.
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“Sus ideas pueden hacernos mierda si llega a cristalizarlas. -¿Y dónde esconde los tanques? ¿En la concha?. –No, en sus ideas. Las ideas que ella tiene matan. –No creo en esas huevadas -manifestó con sinceridad el teniente-. Esta pobre puta desvalida es una excusa. Un medio para sembrar el terror en las filas enemigas. Mientras llenemos de cadáveres el país, el enemigo se va a esconder. Nunca combatirá” (p.220). El título “La novia del regimiento” no es casual, puesto que se da a entender que los militares hacen turnos para abusar sexualmente de Marta. Se advierte que el lenguaje ocupado es altamente ofensivo y agresivo23. Estos son algunos ejemplos: “-¿Por qué no le echamos el último polvo a esta vieja puta de mierda?preguntó de nuevo el suboficial, sudando bajo el uniforme militar. Bebía sin respiro un brebaje alcohólico de su cantimplora, en el asiento contiguo al que ocupaba el cuerpo desnudo de la mujer, atado con alambres de púa”. (p.216) “…Así nunca pudo ver a los violadores, ni a los golpeadores, ni a los interrogadores. Pero no pusieron nada en su nariz y no logró evitar el terrible tufo del vino que despedían las fauces de los que la penetraban, turnándose, por el ano o la vulva. Ni el fétido aliento del perro que la fornicaba mientras la mantenían con el estómago aplastado sobre un barril, riendo a carcajadas. Ni la mano que empujaba una asustada rata de laboratorio hacia el interior de su vagina”. (p.221) El informe de autopsia de Marta descarta la posibilidad de una violación. En base a este antecedente, los abusos sexuales son un elemento ficcional del relato. No obstante, Manns justifica el uso de este recurso manifestando que “el hecho de que la autopsia revele que Marta no fue violada, es una cuestión difícil de elucidar, pues el cuerpo permaneció varios días, incluso semanas, en el mar, y cuando llegó a tierra se hallaba casi enteramente devorado por cangrejos y otras especies marinas”24. 23
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En relación al violento lenguaje del cuento, Patricio Manns comenta: “[…] Como una manera de contrarrestar el horror de lo relatado en “La novia del regimiento” escribí un tiempo después la canción: “Vino del mar” grabada […] por Inti-Illimani”. Según la banda, la canción hace llorar a las audiencias en los escenarios más inhóspitos del mundo. Patricio Manns.
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Existen pasajes del cuento revestidos de excesos que vislumbran el ahínco del autor en incrementar la sordidez de los hechos, como queriendo asegurarse que el lector irrevocablemente se sintiese impactado por ellos o al menos retuviese gran parte de la información. Se deduce que este fenómeno se debe a la emocionalidad plasmada por el autor en la redacción del cuento, a juzgar por su cercanía con el caso Marta Ugarte y su experiencia de vida durante la dictadura militar. Es importante recordar que ambos fueron parte del mismo movimiento político y sufrieron los avatares de la violencia en la dictadura militar, aunque evidentemente, en distintas proporciones. Si “La novia del Regimiento” es un relato testimonial real o ficcional ya ha sido esclarecido. El cuento está basado en un hecho verídico, pero está claramente compuesto por elementos que lo revisten de ficción. Ahora, considerando que el mensaje final de cualquier relato testimonial comparte el mismo leit motiv “la violación de los DD.HH”, es oportuno preguntarse ¿Es menos válido un relato testimonial con elementos ficcionales que un relato testimonial fiel a la veredicción? La respuesta a esta pregunta ameritaría la redacción de otro ensayo, sin embargo en forma complementaria y a modo de conclusión se planteará la siguiente opinión: Un relato testimonial será siempre un punto de vista cuestionado acerca de la historia. Mientras unos intentarán descalificar los hechos narrados, otros los alabarán con fervor, pero solo muy pocos serán capaces de despojarse de esa parcialidad y de criticar el trabajo testimonial en forma objetiva. El tema será siempre cuestionable, sobretodo en nuestro país, un pueblo políticamente fragmentado aún después de 20 años y en donde las personas todavía insisten en amoldar los hechos del pasado de acuerdo a sus propias convicciones ideológicas.
Bibliografía Agüero, Ignacio (2008)[Documental], “El Diario de Agustín”. Azócar, Raquel (2007) Patricio Manns: “Aún me aferro a las utopías”. Base Marta Ugarte Román Universidad de Valparaíso (2007), ¿Quién es Marta Ugarte? disponible en: http://basehumanidades.blogspot.com/2007/06/ quien-es-marta-ugarte-1934-1976.html “Buzos extraen rieles con que fueron hundidos cuerpos de DD.DD (2004, Septiembre 22), El Mercurio. Comisión nacional de verdad y reconciliación (1991) “Informe Rettig”.
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Edwards, José Joaquín (2002) “La tumba del zambullidor”, sección “revista libros”, El Mercurio. Escalante, Jorge (2005) “El estrangulador de Marta Ugarte”, Revista “Puro Chile”, La Nación. Escalante, Jorge (2007) “Entrevista al estrangulador de Marta Ugarte”, La Nación. Flores, Norberto. Dos voces en pugna: la historia oficial como narrativa de legitimación y el relato testimonial chileno 1973-1989. Rasgos caracterizadores del discurso histórico, disponible en: http:// www2.cyberhumanitatis.uchile.cl/14/tx15nflores.html. Manns, Patricio (2001) “La tumba del zambullidor”. Editorial Sudamericana Chilena. Marré, Ximena (2004). “Suboficial (r) revela método para lanzar a prisioneros al mar”. Diario el Mercurio. Mora, Gabriela (2004), Acta Literaria de “La tumba del zambullidor”. La muerte como búsqueda epistemológica en los cuentos de Patricio Manns. Rutgers University. Sanhueza, Ana María; Huerta, Diana y Eynaudi Paola (2005) “El suicidio de Germán Barriga Muñoz sacudió al ejército y volvió a poner en la agenda la situación de los procesados por DD.HH”-Archivo Chile, disponible en: http://www.archivochile.com/Derechos_humanos/ albania/ddhh_albania_0028.pdf
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EL PROBLEMA DEL TEXTO: UN ANÁLISIS DE ALGUNAS APROXIMACIONES QUE DEFINEN AL CONCEPTO DE TEXTO. Luis Díaz Parra
Resumen El propósito de este artículo es realizar un análisis holístico del concepto texto, describiendo las características generales del texto literario y tres aproximaciones a la lingüística del texto que explican el término en diversos contextos comunicativos. Se describen los conceptos de enciclopedia comunicativa, tópico y cuadros y las semejanzas y diferencias que existen entre texto y oración a través de la descomposición de esta última. Se concluye que el acto comunicativo que expresa la manifestación de un texto adhiere a tres principios fundamentales como son su cohesión, coherencia e intencionalidad que le dan significación a nuestra comprensión de mundo. Palabras claves: texto – oración – coherencia – cohesión – contexto. Abstract The purpose of this article is to conduct a holistic analysis on the concept text, describing the general characteristics of the literary text and three approaches to the linguistics of the text that explain the term in several communicative contexts. The concepts of communicative encyclopedia, topic and frames are described as well as the similarities and differences that exist between text and sentence through the decomposition of the latter. It is concluded that the communicative act that expresses the manifestation of a text adheres to three fundamental principles being these its cohesion, coherence and intentionality that give meaning to our understanding of the world. Key words: text – sentence – coherence – cohesion – context.
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El problema del texto El vocablo “Texto” proviene del latín “Textus” que significa tejido. Tomando en consideración esta primera definición, podemos inferir que como todo tejido posee una textura. Esta textura se puede tocar, se puede palpar para determinar como esta conformada y como nos hace sentir. Y como tejido en su configuración total se puede deshilvanar para ir conociendo las relaciones que se establecen entre sus partes en cuanto a su coherencia y cohesión. Intentaré a continuación dar a conocer brevemente algunas aproximaciones que definen el concepto de texto, evitando quedar enredados en el camino en su singular tejido. Nosotros, como seres humanos, vivimos sumergidos en diferentes tipos de textos. Nuestros gestos, nuestra forma de vestir, de experimentar, de pensar, etc, representan diferentes tipos de textos. Los textos entendidos en su más amplio sentido no sólo representan lo que ha sido escrito como fue considerado durante muchos años. De hecho, las emisiones verbales y visuales de mensajes juegan un rol determinante en nuestra vida cotidiana. Todas nuestras conductas sociales e individuales no son más que un continuo e ininterrumpido proceso de codificación y decodificación de mensajes que conforman un texto, conductas que mayoritariamente se expresan a través de una lengua que de acuerdo a Alvaro Díaz: “… es ante todo un instrumento utilizado por el ser humano para interpretar la realidad objetiva, psíquica y social que orienta su conducta en el mundo ( Díaz, 1987, xiii ) En un contexto literario, un lector puede ser visto como una configuración de diversos textos, una constelación de contextos referenciales que conforman un sistema de convenciones literarias que tienen una textura y finitud y que permiten a ese lector concretizar cualquier obra literaria. Esos textos culturales e ideológicos constituyen una tradición literaria; un sistema de códigos que el lector aplica para decodificar el texto literario. Por lo tanto, diferentes lectores podrán interpretar un texto de diversas formas dependiendo de su conocimiento de mundo, generado por la intertextualidad que este mundo les convoca. Un texto literario esta conformado de un continuo de proposiciones lingüísticas fijadas gráficamente en un sistema de signos determinado de una lengua en particular. El texto, mirando objetivamente, es un todo integrado, cerrado y autosuficiente. Por el contrario, el mismo texto visto desde el punto de vista de un lector :
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“… has no determined meaning, no settled signifieds, but is plural and difuse; an exhaustable tissue or galaxy of signifiers, a seamless weave of codes and fragments of codes. ( Eagleton, 1983, 138 ). Los textos son la manifestación de una “parole” en particular, en la cual una o diferentes voces dan a conocer un mensaje. De este modo, un texto literario es un elemento de intercambio de información, un medio de comunicación social de naturaleza semántica, ya que une los lados opuestos de la cadena comunicativa a través de dos códigos: el del transmisor y el del receptor. Como consecuencia de la no correspondencia entre ambos códigos, el valor de la información del lenguaje y del mensaje cambia dependiendo de la estructura del código del receptor. El texto de naturaleza polisémica es el objeto de diversas decodificaciones. Como lo establece Manuel Jofré: “…El texto es una forma de comunicación a la cual se aplica el lector para realizar procesos de extracción de significados. /…/ El proceso de análisis del mensaje que es el texto implica también examinar los múltiples códigos que hacen posible la legibilidad del texto, y el porqué de la selección de ciertos códigos por parte de los lectores para darle sentido a lo que leen.” ( Jofré, 1990, 150 ) Como fenómeno colectivo, el proceso de lectura esta conformado por las personas que leen y por los textos que son leídos. Frente a este punto, Jauss ( La Literatura Como Provocación, 1976) ha distinguido la presencia de expectativas en el lector dependiendo del momento histórico que este viviendo, estas expectativas conforman una suma de tradiciones, una congregación de códigos, una síntesis de las visiones de mundo, una gran variedad de perspectivas que deber ser usadas. Esta situación delimitaría las posibilidades de decodificar un texto. El texto sería siempre adaptado al punto de vista del lector. El texto entonces no es visto como un objeto si no como una experiencia. Dejemos ahora atrás el texto literario – que comparte algunos aspectos con otros tipo de textos, pero que difiere en otros – para analizar otras aproximaciones del concepto a través de una lingüística del texto. Eco ( Lector In Fabula, 1987 ) establece en el texto el concepto de “competencia enciclopédica”, es decir un sistema global que “… se basa sobre datos culturales
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aceptados socialmente debido a su “constancia” estadística” ( pág 30 ). Es decir si nos encontramos frente al lexema “león” dice Eco, nuestra enciclopedia nos remitiría a tres situaciones en que podremos encontrar ese vocablo: en la selva, en el circo y en el zoológico. Cualquier otra posibilidad estaría fuera de la norma por lo tanto nos enfrentaríamos al parecer frente a textos que producen una “catástrofe” ( Ver Bernández, 1995 cap. V Lenguaje y Teoría de las Catástrofes ) .Además al encontrar una serie de marcas denotativas y connotativas del lexema “león” se establece el concepto de “semema” es decir “…un texto virtual y el texto sería la expansión de un semema” ( pág 41 ). Aseveración que de acuerdo a Eco esta implícita en la teoría semiótica de Pierce quien establece una semiosis ilimitada donde el interpretante juega un rol central. De este modo las presuposiciones que realizan los interpretantes en los diferentes contextos comunicativos de acuerdo a sus construcciones de mundo: “…se convierten en elementos de un tejido semiótico cada uno de cuyo elementos tiene una función interpretativa”. (pág 68). Frente a un mundo infinito de interpretaciones y ampliaciones que nuestra enciclopedia semántica nos llevaría a generar una multiplicidad de textos , es necesario recurrir a un elemento que nos ayude a delimitar la semiosis : el topic. Según Eco “…un instrumento metatextual, un esquema abductivo que propone el lector…” (pág 126) .Hay que establecer una línea de inferencia que nos dirija hacia una regularidad interpretativa que establezca los límites de un texto, así como también las condiciones que nos hagan determinar la coherencia de un texto dentro de un contexto determinado. Eco nos plantea la siguiente interrogante : ¿Cómo orientar al Lector Modelo hacía la reconstrucción del topic? . A veces nos encontramos frente a señales explicitas que nos orientan directamente hacia lo que quiere plantear el texto. Si pensamos por ejemplo en el cuento “El hombre Muerto” de Horacio Quiroga, el título es ya la expresión manifiesta de lo que va a tratar dicho texto: hay un hombre que va a fallecer. Si por el contrario un amigo nos hace el siguiente comentario : “ ¡Sabías que se estrena Avatar la próxima semana! “, hay una serie de sememas posibles que es necesario interpretar para determinar la intención comunicativa de dicho emisor. Nuestra enciclopedia nos llevaría a decodificar que: Avatar es una película, parece que ha sido muy exitosa, ha
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sido estrenada ya en otros países; se estrenará en Chile la próxima semana, a mi amigo le encanta el cine, me esta haciendo una invitación, etc. Podríamos decir que determinar el topic frente a una texto tomado de una conversación cotidiana que resulta inconcluso y que proyecta diversos cuadros intertextuales “… nos muestra que el reconocimiento del topic es una cuestión de inferencia, o sea, de lo que Pierce llamaría “abducción” “ (pág 128). Eco también establece que un texto no sólo puede tener un determinado topic, si no que también se pueden determinar jerarquías : “desde topics de oración a topics discursivos, hasta llegar a los topics narrativos y al macrotopic, que engloba a todos “ (pág 130). De el lector depende desentrañar esta hipótesis, estas señales interpretativas que lo lleven a responder el de que se trata este texto, de que me esta hablando. Eco concluye que: “…Sobre la base del topic, el lector decide ampliar o anestesiar las propiedades semánticas de los lexemas en juego, estableciendo un nivel de coherencia interpretativa llamada isotopía.” ( pág 131) Por otro lado, la construcción y descripción de mundos que a veces se realiza al enfrentarse frente a ciertos textos podría según Eco explicarse a través de “metáforas”. Es decir cuando “ de dos unidades semánticas una se convierte en la expresión de la otra por causa de una amalgama realizada sobre la base de una propiedad que ambas tiene en común”. (pág 215). Definición que nos remite al texto literario , pero que en nuestra vida diaria adquiere una significación importante cuando nos desenvolvemos en diferentes contextos comunicativos y nos invitan al ejercicio de que al parecer el mundo es una metáfora de si mismo, ya que es necesario tomar una serie de decisiones interpretativas de los diferentes mundos textuales que enfrentamos en nuestro diario vivir. Eco concluye que: “…Un texto es realmente una máquina perezosa que descarga gran parte de su trabajo sobre el lector”. (pág 271) Van Dijk (Texto y contexto, 1984) se refiere en principio a una diferenciación entre las oraciones compuestas y las secuencias de oraciones en un nivel pragmático de descripción, en donde el significado de las oraciones puede depender del significado de otras oraciones de la misma expresión, no de la
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misma forma al modo que los significados de las cláusulas en las oraciones compuestas o complejas. Es decir propone una reconstrucción de las expresiones en términos de una unidad mayor que sería el “texto”, se trata de establecer así las interrelaciones entre oraciones compuestas y secuencias y entre semántica y pragmática y a la vez dar a conocer algunos posibles “fragmentos” pertenecientes a una “gramática” y algunas de las relaciones que hay entre los fragmentos semánticos y pragmáticos de tal gramática. Además de las relaciones semánticas sistemáticas que establecemos al enfrentarnos con diferentes tipos de textos también aduce Van Dijk que está implicado nuestro “conocimiento de mundo” que está ordenado por “cuadros” (frames) convencionales en donde la conexión, coherencia y tópicos de conversación vienen determinados no solamente por el conocimiento general de nuestro sistema lingüístico, sino que también por el conocimiento representado en los campos cognoscitivos. De acuerdo a Dijk en una situación comunicativa hay al menos dos personas que comparten un mismo código dentro de un “contexto” determinado. Ellos establecen una serie de expresiones, una como agente real la otra como agente posible, y producen una serie de consecuencias para uno y otro y que los pueden llevar un cierto número de acciones. El contexto en que se desenvuelven es de carácter dinámico: “…un contexto no es sólo un mundo-estado posible, sino al menos una secuencia de mundos–estados …. Estas situaciones no permanecen idénticas en el tiempo, sino que cambian. Por tanto, un contexto es un TRANSCURSO DE SUCESOS. ( pág 274 ) Finalmente, Dijk señala también que es importante atender a las semejanzas y diferencias entre “texto” y “contexto”, principalmente en el nivel de las secuencias de frase y secuencias de actos de habla. ¿Puede ser el grueso de un texto explicado gramaticalmente con referencia a oraciones (simples y compuestas) por una parte y la estructura de secuencias de actos de habla y de contexto por otro? Parece ser que al llegar al nivel de una explicación pragmática de las estructuras contextuales aún se necesita un nivel específico discursivo de análisis y no sólo la descripción de oraciones en el contexto. La interpretación discursiva depende también de lo previamente expresado por dos hablantes en un contexto dado de una conversación, lo que podría haber :
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“…cambiado el conocimiento del oyente, y éste podría interpretar cualquier nueva oración de entrada en relación con este conocimiento adquirido por la interpretación de las oraciones anteriores” (pág 323) Bernárdez ( Teoría y Epistemología del Texto 1995 ) nos pone frente a la disyuntiva entre texto y oración estableciendo primeramente que: “…si el texto es una unidad comunicativa, esto es, una unidad de uso del lenguaje, y la oración no, esa diferencia radical debe estar relacionada de alguna forma con el uso del lenguaje.” (pág 73). En efecto, de acuerdo a esta apreciación no sería posible dar una descripción de los textos de una lengua, de manera independiente de las situaciones en que pueda usarse. El análisis que propone este autor se basa en el uso de un modelo gramatical de tipo cognitivo llamado Redes de Transición Ampliadas, RTA (Augmented Transition Networks, ATN) ,las cuales pueden utilizarse para descomponer una oración, siguiendo el procesamiento lineal real de estas y así poder predecir las posibles vías que estas podrían tener dependiendo de las palabras que vayan emergiendo dentro de ella. De este modo, Bernárdez establece como ejemplo que al enfrentarse a la palabra la podemos inferir que la más probable vía de continuación en una oración en potencia sea un sustantivo singular, femenino y entonces sucesivamente poder descartar algunas vías y agregar otras. Si consideráramos el mismo modelo aplicado a una lengua distinta como por ejemplo el idioma Inglés, utilizando el mismo artículo: the, las vías de continuación posible son mucho mas amplias, ya que este artículo no indica número ni genero, por lo que las vías posibles podrían ser un sustantivo singular o plural, femenino o masculino. ¿Es posible utilizar la misma herramienta para analizar un texto? Al traspasar los límites de la oración, estaríamos frente a un campo de indeterminación inmenso, donde al parecer no habría posibilidad alguna de asignar valores de probabilidad a la oración que sirva de continuación. Existe entonces un salto cualitativo radical de la oración al texto : dentro de los limites de la oración, un elemento viene determinado por el anterior (y por el contexto), pero ese determinismo no es en absoluto claro en el texto. Además una sucesión aleatoria de oraciones no forma un texto, porque dicha sucesión carecería de coherencia. Sin embargo como oyentes siempre
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intentaremos entender como texto coherente una cadena de oraciones que sean emitidas en forma unitaria, aunque no exista, aparentemente esa coherencia. ¿Podríamos decir entonces que toda sucesión de oraciones es susceptible de ser aceptada como texto? o ¿ Se produciría una catástrofe? Bernárdez concluye que: “ El texto sólo puede existir en el uso, mientras que es posible imaginar oraciones independientemente de él” ( pág 90 )
Conclusión Aproximarse a una definición de “texto” implica buscar un mensaje dentro de una determinada cultura en un contexto determinado. El texto es el signo de una cultura. Es la manifestación particular de un acto comunicativo que obedece a dos principios fundamentales : su coherencia y su cohesión. El texto es cohesivo cuando adhiere a ciertas reglas convencionales de una cultura específica : una gramática. Es coherente porque puedo entenderlo, porque remite a una lógica del mundo que esta emparentada con los principios de estabilidad que reinan el mundo. Asumimos este mundo o conocimiento de un mundo a través de un lexicom que esta conformado por miles de palabras que representan un signo lingüístico originario. El significado que este mundo nos quiere dar a conocer adquiere una potencia sólo en el texto. Un sentido que tiene una intencionalidad, que es la suma de una denotación , de una connotación dentro de un contexto. Una competencia enciclopédica que nos hace regresar a la forma específica de la existencia del lenguaje: el texto. El texto es un signo completo, representa el hablar de un individuo. Es el signo de una época, de un movimiento, de una cultura. El texto es un discurso y el discurso es un texto. El discurso es un texto enunciado; es la emisión concreta de un texto por un emisor determinado en una situación de comunicación determinada. No podría existir un texto que no se enuncie. El texto conforma una unidad. Al relacionar un texto con otros textos se conforman galaxias infinitas que explican al mundo a través de medios finitos.
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Bibliografía BEAUGRANDE, Robert; ULRICH, Wolfang, Intoducción a la Lingüística del Texto Editorial Ariel, S.A, 1997. BERNÁRDEZ, Enrique, Teoría y Epistemología del Texto, Ediciones Cátedra, S.A, 1995. CASTELLÓ, Montserrat, Escribir y comunicarse en contextos científicos y Académicos. Conocimientos y estrategias en Crítica y fundamentos, Graó ediciones, 2007. DÍAZ, Alvaro, Aproximación al texto escrito, 5ta ed. Editorial Universitaria de Antioquia 1995. DIJK, Teun A. van, Texto y Contexto. Ediciones Cátedra, S.A, 1984. EAGLEATON, Ferry, Literary Theory, University of Minnesota Press, Minneapolis, 1983. ECO, Humberto, Lector In Fábula. La Cooperación Interpretativa en el Texto Narrativo, 2ª ed., Editorial Lumen, 1987. JOFRÉ, Manuel, Teoría Literaria y Semiótica, Editorial Universitaria 1990.
Datos Curriculares Nombre: Grado Académico: Dirección : Correo electrónico:
LUIS ANTONIO DÍAZ PARRA Magíster en Lingüística Aplicada, Universidad de Playa Ancha, 2011. Los Platanos 2617, Miraflores Bajo, Viña del Mar, Chile. ldiazparra@gmail.com
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RELEYENDO LA NOVELA CHILENA DESDE LA PERSPECTIVA DE LOS ESTUDIOS DE GÉNERO Marcela Prado Traverso
Resumen El presente artículo analiza desde la perspectiva de género el lugar discursivo y espacial que han tenido los personajes femeninos y sus mundos en la novela chilena. Como gesto conmemorativo a la obra narrativa de Carlos Droguett, se analizará la obra Los asesinados del Seguro obrero (1952). Abstract This article analyses from the perspective of gender studies the place that women characters and their worlds have played in the discourse of the Chilean novel, as well as their place in the spacial narrative .distribution. As a gesture conmemorating the narrative work of the national author Carlos Droguett, it will be analysed the novel Los asesinados del seguro obrero (1952).1
Reconociendo la importancia que la novela treintayochista2 tuvo en el sentido de acompañar los procesos históricos de ampliación del mundo político, social y cultural, lo cierto es que la visión marxista, asumida con entusiasmo por los narradores de esta promoción, como por los neorrealistas latinoamericanos, descuidó muchas veces la observación de los ámbitos íntimos o privados.
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Carlos Droguett. (1912-1996) Premio Nacional de Literatura 1970. Los asesinados del seguro obrero. Santiago: Nascimento, 1953. Este artículo trabaja con una versión inédita de 1989, basada en la reedición de Los asesinados del Seguro obrero (crónica) Ediciones Universitarias de Valparaíso, 1952. Con motivo de cumplirse los 50 años de esta última, se prepara una Edición crítica en la Colección Archivos Nueva Serie. Editorial Alción, Córdoba (Argentina) 2012. Denominación dada a la novela chilena de la llamada “Generación del 38” que en la historiografía literaria chilena correspondería al “Programa del acoso” (Promis: 1993) y en la hispanoamericana a la “Generación neorrealista” (Goic: 1972). Novela focalizada en la ciudad y en los temas políticos y sociales de su momento desde la perspectiva del realismo social.
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Los ámbitos de lo público y lo privado se entendían separados y, para la conciencia histórica de entonces, guardaban escasa vinculación. Teorías políticas provenientes del feminismo y prácticas sociales posteriores vinieron a probar y a mostrar que el mundo privado -en el que se mueven fundamentalmente las mujeres- era un pilar y un sostén fundamental para la existencia y el funcionamiento del mundo público. La visión, más que de la gran historia, de la pequeña historia cotidiana, construida desde esos espacios feminocéntricos, ofrecía un diálogo, nunca reconocido, por y con la historia oficial. Eran mundos o espacios poco “rendidores” para la programática visión de la realidad de esa promoción literaria y política. En ese mundo privado no aparecían figuras heroicas y los personajes, de protagonismo compartido o siempre secundarios, ofrecían una suerte de resistencia a un plan narrativo con fines político-programáticos. La obra de Carlos Droguett puede ser un ejemplo. Obra que ha sido estudiada fundamentalmente en su dimensión política y social. Es posible que ni el propio autor haya reparado en la importancia que tiene en su propia obra ese mundo. Hay en ella, sin embargo, una mirada íntima de la historia, mirada que corresponde a los espacios privados, domésticos muchas veces, caracterizados por lo afectivo y regidos por lo que podríamos llamar ·”una racionalidad femenina o un orden materno filial”. En la novela, este mundo es objeto de una doble marginalidad social, en tanto proletario y en tanto femenino. En Los asesinados del seguro obrero observamos la presencia de este mundo como trasfondo del acontecer político público. Pero qué función cumple este mundo materno filial en la novela? Podríamos llamarla de “asistencia narrativa”, vale decir en los momentos en que la tensión alcanza sus más altos niveles y el personaje se encuentra asediado cuando no torturado por el orden imperante, el mundo materno filial se presenta como recuerdo, como eco, como susurro y abre un espacio imaginario que libera o alivia al personaje de la grave situación. Pero este fenómeno de “asistencia narrativa” no es solo un efecto de matización o atenuación de la brutalidad del mundo, sino también versión alternativa de éste, espacio regido por otras lógicas, ausentes e invisibles para la gran Historia. Este fenómeno puede observarse tanto en novelas escritas por varones sobre todo en las de tema histórico-político cuyos espacios están regidos por un orden patriarcal- como en aquéllas de autoría femenina, aunque de manera diferente. En aquéllas el mundo privado, feminocéntrico, es fondo de recuerdo,
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asomo de afectividad controlada por la voluntad narrativa; en éstas es visión alternativa de la historia, ocupa un lugar central y es claramente valorado en la estructura del discurso. Podemos entender y pensar este “espacio femenino” como una racionalidad alternativa al mundo público, racionalidad que hasta hoy no ha tenido la posibilidad histórica de mostrar su práctica en este ámbito, porque lo público ha estado históricamente estructurado sobre los principios patriarcales de verticalidad, autoridad, legalidad, competencia, exclusión. Aunque no es objeto de este artículo, es pertinente señalar algunos ejemplos de obras publicadas en muy distintos momentos en las que podemos observar este fenómeno. La trilogía de Inés Echeverría Bello “Alborada” Tomo Cuando mi tierra fue moza,3 narra un episodio de la independencia nacional desde los hechos cotidianos de una casa todavía colonial, desde detrás de los postigos, tras los visillos ligeramente corridos, tras los zaguanes cerrados, se entrega una versión de los hechos; si no en contraposición, en necesaria complementariedad con la historia y con el discurso histórico oficiales. Otro ejemplo puede ser la primera novela escrita por una mujer en Chile, Alberto el jugador, de Rosario Orrego. En ella la tensión entre un orden patriarcal dominante y el susurro insistente de otro orden materno, articula todo el conflicto de la novela. La novela Cartucho de Nellie Campobello, escritora mexicana de la primera mitad del siglo XX, se suma a la tradición de la llamada “novela de la revolución” aunque invirtiendo la mirada y la perspectiva de los hechos. El formato elegido por la autora es el de estampas en prosa que, organizadas desde la perspectiva de una niña y sumadas a la estructura del recuerdo o la memoria de los hechos, permite un lugar central a la intrahistoria y a los acontecimientos y personajes menores. Se destaca el valor de soporte que ese mundo femenino privado tuvo para la revolución. Aquí, como en la novela de Droguett que nos ocupa, la figura de la madre, la familia, el espacio de la casa, la infancia, son dimensiones de afectividad que equilibran la dimensión político pública de los hechos narrados. El mismo gran Juan Rulfo, adhiriendo políticamente a esta promoción y estéticamente a lo que llamamos “neorrealismo”, manifiesta una capacidad de escucha mayor a este susurro femenino que va, en definitiva, construyendo la historia profunda, vale decir la que no solo es suma de hechos constatables y observables, sino que narración a veces dispersa y caleidoscópica de los sujetos 3
Obra publicada en Santiago: Nascimento, 1943.
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menores y sus deseos no referidos en la vertiente oficial mayor de la gran Historia. En la obra toda de Diamela Eltit, pero particularmente El Cuarto mundo y Los vigilantes, se produce el fenómeno contrario y la narración se construye desde los intramundos da la marginalidad social y del cuerpo. El mundo público está presente como un orden androcéntrico, como una permanente amenaza de ubicuo poder. En la segunda obra mencionada, la reivindicación del asediado mundo materno-filial se constituye en el centro de la preocupación narrativa. Por último, el fenómeno de la llamada “nueva novela histórica” viene, unas décadas más tarde, a mostrar los resultados que este proceso de recusación de la historia oficial tuvo en la narrativa latinoamericana contemporánea. El escenario teórico postmoderno, proclive a los enfoques más dialogantes entre las disciplinas, ha potenciado vertientes como el feminismo y su correlato literario, la crítica literaria feminista. Estas han hecho aportes significativos al fenómeno de la articulación del poder y del sujeto de poder. Análisis contrastivos entre el orden patriarcal y el materno y sus respectivas lógicas, han relevado interesante conocimiento para el análisis que la investigación en las Ciencias Sociales y las Humanidades hacen en la actualidad. Lo que en un momento parecieron vertientes irreconciliables en su tendencia esencialista y materialista, me refiero a ciertas corrientes del feminismo anglosajón y el francés por un lado; y el latinoamericano o de tendencia neomarxista, por otro, tienden hoy a una intersección posible por condiciones históricas. La prohibida pregunta por una “esencia femenina” se hace posible hoy, no ya desde un entendido de esencia e identidad fija, sino fluctuante, dinámica, diferida. El concepto de esencia, como otros, fue resignificado, cuando precisamente los estudios étnicos, de género, interculturales, revisaron lo que históricamente se ha nombrado como “indio”, “negro”, “mujer”. Esta última aparece ahora no solo discursivamente en la cultura -cosa que ocurre con la emergencia de la modernidad- sino como un sujeto histórico con voto y voz, que participa y negocia su lugar en la sociedad y la cultura. Las referencias a estos estudios son muchas, talvez uno de los más importantes estudios en este campo para la región latinoamericana, es el de Lucía Guerra Cunningham: La mujer fragmentada: historias de un signo, premiado por la Casa de las Américas. En él la autora hace una retrospectiva crítica al proceso histórico de creación del sujeto mujer en el discurso androcéntrico occidental. En el ámbito europeo, la teórica del feminismo Luce
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Irigaray4 y la semióloga postestructuralista Julia Kristeva, han hecho aportes fundamentales en el interdisciplinario campo de los estudios de género. En su conciencia de la estructura epistemológica dual, binaria, dicotómica, propia de la lógica patriarcal; Irigaray critica la binaridad creada de vozpresencia/silencio-ausencia, cultura letrada-central/ cultura oral-marginal, al tiempo que valora el ejercicio de desarticulación de los discursos androcéntricos, construidos desde estas dualidades. En la introducción que hiciera al libro de Araceli Rico sobre Frida Khalo5, afirma “…más vale rechazar cualquier discurso y permanecer en un clamor que apenas forme un canto…”, en un lenguaje crítico y analítico que parece subrayar el valor del mito por sobre la historia, entendiendo que la historia de las mujeres está todavía más cerca de aquél que de ésta. A su vez, Rico desarrolla la idea en el libro afirmando que el esfuerzo de las mujeres en la cultura ha sido hasta ahora “Elevar un ligero murmullo que a veces es llanto y otras grito, pero nunca la posibilidad de levantarse como un ser completo que pueda profundizar y enriquecer, con su imagen que tiene del mundo, al arte de nuestros días. Ese ha sido el destino que ha tenido el discurso femenino”. (Rico:15). Cuidándonos de no idealizar el mundo femenino ni concebirlo como un ghetto separado de la historia, admitimos que las lógicas operantes en él son otras, caracterizadas por los principios de la cooperación, el rol alternado, la horizontalidad. Esto no obedece a una condición natural de las mujeres, sino a un quehacer aprendido a través de la historia. Las mujeres y los niños han constituido en las diferentes culturas una subcomunidad dentro de la sociedad; en ella, las mujeres han estado a cargo de la crianza de los niños, resolviendo diferencias y educando para la paz y la cooperación. Este rol histórico las ha dispuesto para la defensa de estos valores, los que tienen poca si no ninguna efectividad en el ámbito público. Problema otro es la construcción del sujeto mujer en un modelo patriarcal, que la concibe hasta la caricatura, como un sujeto en competencia profunda con su par genérico. A continuación, un primer esfuerzo de observación de la novela de Droguett, en la que, indiscutiblemente, la trama central es la represión política desde la perspectiva crítica del narrador. No obstante ello, el mundo femenino asoma con relativa frecuencia y cumple la función de “asistencia narrativa” ya mencionada. 4 5
Feminista postestructuralista franco- belga. Araceli Rico: Frida Khalo. Fantasías de un cuerpo herido. México: Edit Plaza y Valdés, 1993.
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Veamos en qué momento de la novela se dan estos intercalados espacios de “asistencia narrativa” en los que este aspecto aparentemente técnico literario pero de raíz antropológico-cultural profunda, funciona como un verdadero sostén del mundo novelado, de la integridad física del personaje; en definitiva, del funcionamiento del mundo público. En una primera observación textual nos focalizaremos en el nivel semánticoléxico, distinguiéndolo en los dos niveles: el mayor, correspondiente al ámbito público; y el menor, al mundo privado recuperados ambos en fragmentos de la novela: 1.-”En la noche llegaba el recuerdo de la gente muerta, de los adolescentes borrados por el hambre y la injusticia y que todavía los miraban con sus grandes ojos atónitos y desolados, los chiquillos inconclusos y bulliciosos, mudos de repente ya, llevados sin falta al cementerio y que cumplían años allá. Entonces, la ternura acudía con su pobre aceite, suavizaba las horas, adormilaba los sollozos, se escurría en las arrugas de la madre que se hacía abuela en un rincón. El hombre se metía en el vino. Junto a una mesa con amigos se ponía a tejer su suave telaraña. El borracho es un hombre transmutándose en ángel y multiplicándose para no estar tan solo”. (P-6) Gente muerta, adolescentes borrados por el hambre, injusticia, ojos desolados, chiquillos inconclusos, cementerio Ternura, suavizaba, adormilaba, sollozos. ES LA DESCRIPCIÓN DEL PUEBLO, DE SUS CONDICIONES DE VIDA. 2.- “Se acuerdan de Yuric? ¿Se acuerdan de Humberto Yuric? El iba adelante, presidiéndolos como un estandarte improvisado y maltratado que regresaba de la guerra y se encaminaba a la guerra, algo marcial y ceremonioso en su juventud humilde, rosado, rubio, alto, el abrigo azul abierto, revoloteando en el poco aire y en el sol, sonriendo un trecho de labio, los brazos levantados y cansados, más cansados que él mismo, esperando que le dispararan a él y a ellos los brazos. Yo lo conocí mucho a Humberto. Vivía en el barrio Independencia, al otro lado del río, su madre era joven y viuda, tal vez abandonada, eran pobres pero
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preservaban mucho su pobreza, no permitiendo su madre, sonriente en sus hoyuelos, pensativa en su cabellera rubia que empezaba a apagarse, no permitiendo ella que esa pobreza digna se convirtiera en una pobreza enferma. Una mañana yo estaba en la biblioteca de la escuela, estudiando derecho romano, era el invierno. Yuric, de repente, se sentó a mi lado, sacó un cigarrillo, lo encendió, después, lentamente, sacó una pregunta”. (P-9) Maltratado, sonriendo un trozo de labio, cansado, esperando que le dispararan… EL NARRADOR RECUERDA A HUMBERTO YURIC, el joven estudiante revolucionario, LA VIDA CON SU JOVEN MADRE VIUDA. LA LUCHA POR MANTENER ALGÙN ORDEN MATERNO FILIAL EN MEDIO DE LA PATRIARCAL CIUDAD. 3.-”Cada artículo penal era el morbo y degeneración de un artículo civil correspondiente. El matrimonio enfermo se llamaba adulterio, parricidio, uxoricidio. No conocía, pues, el tejemaneje astuto de las leyes, pero sabía o sospechaba lo que detrás de ellas se disimulaba o escondía y no pude responder la pregunta de Yuric, se lo dije francamente mientras encendía avergonzado el pitillo que me había pasado. El se sonreía soñador y divertido hablando de las fiestas y del incidente y las heridas que le achacaban. Tenía una sonrisa especial, gorda y varonil, pero no muy alegre ni insistente. Al mirar su sonrisa yo pensaba: sus antepasados habrán sido tristes. Andando el tiempo, él me contaría algo de su vida. Vivían en Temuco. Cuando era chico, su madre, gritando entre el viento y los grandes cerros de la tos, le decía: — Niño, venga, huaina, a comerse este ulpito de harina caliente. Eran las diez de la mañana bajo la neblina y a él se le hacía de ulpo la lengua. Corría un largo repecho de cansancio hacia el regazo de su madre. Salía desde debajo del vagón de tercera que había llegado la noche antes de Loncoche, lleno de bototos santiaguinos, de huasos crujidores, de amplias faldas de almidón chinero. En la estación había estado toda la mañana, hasta que cayeron las primeras gotas gordas maduras. Su padre crecía flaco y silencioso en medio de la vía —¡en mangas de camisa, padre!— sacando su bandera
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roja, su bandera verde, como fósforos, cuando llegaban o se iban los trenes, mirando el reloj cuando se iba el inspector. Escondido entre los sacos lo miraba con un hueso de susto en la garganta. Eran los sacos negros que habían rellenado los mineros en Lota, bajo el mar, muy adentro y muy abajo, entre los enormes peces azules y gordos y los mariscos rojos, como descuerados.”(P-10) Morbo y degeneración, matrimonio enfermo, adulterio, parricidio, uxoricidio Astuto, disimulaba, sospechaba, escondido, avergonzado, no muy alegre, antepasados tristes, su padre crecía flaco y silencioso, escondido, hueso de susto en la garganta. Niño, venga huaina, ulpito caliente, regazo de su madre. EL RECUERDO DE LA INFANCIA DE YURIC EN EL SUR. NO ES QUIEN HABLA, SIN EMBARGO EL NARRADOR RECUPERA COMO DE PRIMERA FUENTE ESE MOMENTO DE LA VIDA DE YURIC, EL ECO DE LA VOZ DE LA MADRE ES LO MÀS VÌVIDO DE LA ESCENA RECUPERADA. 4.- “A él lo enfundaron de negro y su madre lo cogió una tarde de la mano y tomaron el tren de Santiago. En Santiago su madre trabajaba y suspiraba. Luego de la muerte de su padre, minero, él y su madre se van a la capital. Pasaban los años y, por las noches, de cara al cielo, se acordaba de su infancia transcurrida en el sur. Después ingresó en la Universidad. Ahora, ahora mismo, en medio del sol, mientras su cara recorría la hilera de ventanas que se alineaban hacia arriba, pensó súbitamente, a causa del silencio de la calle, del silencio que emanaba de ellos, a pesar del sol, del calor, de la fiebre que iba con ellos, a pesar de esos uniformes que los aguardaban riéndose, como empujándolos a la diversión y a la vida, vagamente pensó que, de todas maneras, quizás, su mamá, su hermana, su hermanita, su hermanito, no alcanzarían a leerla y el regresaría a tiempo para rescatarla y hacerla pedacitos o guardarla como un tesoro y una bendita locura para releerla cuando fuera viejo, sensato, casado, cansado de la vida mirada desde la lejanía hacia la otra lejanía, la de la juventud, donde estaba ahora, pero la verdad era que en tal momento, cuando vio que el General se sacaba un guante y el otro guante
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y bajaba un escalón y el otro escalón, acercándose hacia ellos, descendiendo hacia ellos, sí, la estricta e imborrable verdad era que seguramente alcanzarían a leerla.(P-11) Sol, calor, fiebre, Hermana, hermanita, hermanito, rescatarla, guardarla como un tesoro. ENRIQUE HERRERO, UNO DE LOS JOVENES ESTUDIANTES, RECUERDA LA CARTA QUE DEJÓ PARA SU MADRE Y HERMANOS EN CASO DE MORIR EN LA GESTA REBELDE QUE PREPARABAN. 5.- “Adivinaba la mano temblorosa que la cogería primero, que rompería intrigada el sobre después de leer las palabras misteriosas escritas en él, después de escuchar las noticias brutales de la radio. Veía la cara de su hermana llena de lágrimas, pero no podía escuchar sus sollozos, sola en su casa, en su llanto, en su silencio en esa casa tan grande y tan sombría, sin nadie más, sólo ella y él, que iba a morir, que ya estaba muerto en los ojos de su hermana querida. Pasaron lentamente frente al edificio de blancos escalones del Seguro Obrero, frente a la caja de ahorros, frente al banco que fabricaba los billetes, las chauchas, los pesos fuertes de oro y de plata y ya Humberto Yuric comenzaba a tranquear en dirección de la cárcel y del río, iba Humberto subiendo la vereda de la línea aérea, al otro lado de la calle, ya divisaban él y ellos los humos de la estación y escuchaban los pitidos de los trenes, cuando llegó corriendo un hombre uniformado y sudado y dijo mi General ordena que retrocedan todos los prisioneros.(P-11) Noticias brutales, uniformado, sudado, prisioneros. Hermana, lágrimas, sollozos, llanto, silencio, sombría, muerto en los ojos de su hermana. HERRERO IMAGINA LA ESCENA EN QUE SU HERMANA ENCUENTRA LA CARTA QUE CUENTA LA RIESGOSA E IRRENUNCIABLE LUCHA. 6.- “Ah, si hubieran podido subir eternamente, alejarse como un sueño y un portento por la escala antigua de Jacob, tan escasa de gente
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subiendo, alejarse a perderse ellos, después yo, y permanecer! Pero Yuric, mirando a su madre, tan sola, tan joven, ahora mismo más sola y menos joven, pero aún ignorándolo, subió nada más murmurando no disparen, soy yo Yuric. Y les habló con cautela, con cuidadosa cautela y recelo, mirándolos a los ojos, casualmente sus manos, sin mirar las armas, sin desear mirarlas, aunque las estaba contando con los labios entreabiertos, las heridas y la sangre, esas mensajeras, esas agoreras, él quería atreverse a hablar sólo por eso, porque ahí estaba la vida, dentro de él y de ellos, evaporándose como una esencia de un frasco trizado, goteando como el agua y como el tiempo para ahogarlos puntualmente a él y a ellos, les miraba los labios y movía los dedos para que no hablaran, para que, mejor, no hablaran, pero sintiéndose traidor, trizado y aterrorizado, finalmente les diría que se rindieran, que, a lo mejor, era bueno y no malo que se rindieran, porque era posible… . (16) Alejarse, perderse de ellos, recelo, las heridas y la sangre, frasco trizado, traidor, trizado y atemorizado, aterrorizado, rindieran. Mirando a su madre, tan sola, murmurando no disparen. EN MEDIO DE LA DESIGUAL BATALLA, HERIDO, MORIBUNDO Y ASUSTADO, YURIC RECUERDA A SU MADRE, SOLA Y MAS VIEJA. 7.- “A su lado, como si hubieran llegado juntos, conversando frívolamente, a la reunión, Pedro el campesino, a quien su abuela llamaba Pedrín, Pedrito y su tía Pelluco, se levantó lentamente, chorreando, como si saliera recién del baño, gritando pausado y tranquilo, para que lo escuchara la tía allá en la cocina y la abuela allá en la huerta, ¡Viva, viva Chile! El Teniente se inclinó ceremoniosamente y lo examinaba, parecía iluminarlo con el sable, para que le repitiera esas palabras extrañas e insignificantes, que no eran exactamente de su oficio. Se inclinó todavía más y estuvo forcejeando un rato en la penumbra”. (18) Como si hubieran llegado juntos, frívolamente, sable, extrañas e insignificantes, forcejeando. A quien su abuela llamaba Pedrín, Pedrito, Pelluco, para que lo escuchara la tía, cocina, abuela, huerta.
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EN ESTA ESCENA QUE SE FUNDE CON OTRA DE LA INFANCIA DEL PERSONAJE, LA COMPARATIVA “COMO SI” USADA DOS VECES CUMPLE PRECISAMENTE LA FUNCIÓN DE FUNDIR AMBOS TIEMPOS, EL BRUTAL PRESENTE PRÓXIMO A LA MUERTE Y LOS TIEMPOS FELICES EN EL ORDEN FEMINOCÈNTRICO. LUEGO DE LA MUERTE DE GENARO, MUERE ESTANISLAO, SEGUNDOS ANTES DEL DECESO GRITA O CREE GRITAR Y RECUERDA CUANDO EN SU INFANCIA GRITABA PAUSADO Y TRANQUILO A SU TÍA Y A SU ABUELA. 8.- “Tenía una cara bolsada, blanducha, que, a la sazón, como estaba, por lo demás, sudando, parecía que se derretía. En realidad, en el interior del elevado y angosto edificio hacía harto calor esa tarde abochornada. No eran más de las cuatro y ya en las casas del vecindario sonaban las tazas en el comedor y se esponjaba el olor penetrante y reconfortante de las tostadas con mantequilla y mermelada de cocina en cocina. En un patio cercano espejeaba el rumor de una ducha, el correr del agua espumosa y fría brillaba con nitidez en la penumbra asoleada, abarrotada en exceso de cuerpos sanguinolentos horriblemente adormilados”. (P21) Cara bolsada, blanducha, sudando, tarde abochornada, cuerpos sanguinolentos horriblemente adormilados. ESTA ESCENA HACE MUY BIEN EL CONTRASTE ENTRE LA REALIDAD BRUTAL QUE SE VIVE EN ESE MOMENTO EN EL EDIFICIO DEL SEGURO OBRERO, QUE REPRESENTA EL ORDEN PÚBLICO, LEGAL, LETRADO; Y EL DE LAS CASAS DEL VECINDARIO CON SU RITMO PRIVADO Y SU EMPEÑO RECONFORTANTE. 9.- “Amigos míos, yo no invento nada, sólo hablo de lo que existió y ocurrió, de lo que pasó una mañana de primavera en el Seguro Obrero, aquel edificio popular y funcional al cual acudían diariamente las madres, las viudas, los hijos del obrero de las minas de azufre, del norte, de las minas de carbón, del sur, de la fábrica de hilados, a cobrar el exiguo seguro de vida por su deudo muerto en la explosión en plena pampa o en la explosión e inundación de la fabulosa galería que transcurre bajo el mar en
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Concepción o triturado por la laminadora en la usina de artefactos de aluminio o muerto de tuberculosis, después de respirar 23 años y algunos meses, los ácidos de la curtiembre de cueros y pieles finas, ubicado en Yungay, camino del puerto.(P-19) EL NARRADOR RECUERDA EL LUGAR DONDE FUNCIONABA EL SEGURO OBRERO. ALLI ACUDÍAN LOS MADRES, LAS VIUDAS, LOS HIJOS DEL OBRERO, VALE DECIR LOS QUE LUEGO DE LA MUERTE, INSIGNIFICANTE PARA EL SISTEMA, DEL PADRE OBRERO, QUEDABAN EN SITUACIÓN DE TOTAL ABANDONO, FUERA DEL SISTEMA. EL ORDEN MATERNO FILIAL ASEDIADO UNA VEZ MÁS. 9.- “Él actuaba en el séptimo piso, no manejando una carabina, un revólver o un rosario de bombas, sino junto a la radio transmisora, hablando íntimo y pausado, descansado e impasible, como si charlara con su novia o le advirtiera a su madre, allá en la casita del cerro, en el puerto, que se demoraría en regresar, y no lo esperara esta noche, porque le había salido un gran trabajo que después te cuento, mamacita. A las tres de la tarde supo que Yuric había subido al sexto piso a comunicarle a Estanislao que había orden de que se rindiera” (p-33) Carabina, revólver, rosario de bombas, orden de que se rindieran. Hablando íntimo y pausado, descansado e impasible, novia, madre, casita del cerro, que después te cuento, mamacita. EN MEDIO DE LA BRUTAL CACERÍA DE ESTUDIANTES, EL JOVEN DAVID HERNÁNDEZ SE UBICA EN UN LUGAR DEL EDIFICIO Y DESDE ALLÍ MANEJA UNA RADIO. LO HACE SERENA Y PAUSADAMENTE PORQUE EN SU MENTE ESTÁ LA IDEA DE QUE LE HABLA TAMBIÉN A SU MADRE Y A SU NOVIA. NUEVAMENTE LA EVOCACIÓN EL MUNDO MATERNO LO ASISTE EN MEDIO DEL HORROR. 10.- “Parecían flotar y descender, como hojas de árbol mojadas y desprendidas, en el tejado del edificio, después en la terraza abandonada, finalmente en el comedorcito privado del palacio del Gobernador. Se sintió húmedo y había cierta irrealidad y pasividad en esa circunstancia, quería sonreírse pero nada más en su recuerdo, de lo que le contaban las tías,
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cuando, antiguamente, se había hecho pipí en el pantaloncito de terciopelo, después, justo después de que lo sermonearan tiernamente que no lo hiciera. Al tratar de sonreír sintió la sangre que lo tironeaba y lo guardaba. Se sentía sumergido en la poza de agua de su niñez y las tías estaban muy lejos para socorrerlo y librarlo y hasta quizás jamás habían existido. No había nadie, eso era, las campanas sonaban disolviéndose en el agua, el agua formaba ondulaciones de agua y música bailable para hundirlo y confundirlo, hasta hubiera jurado que remecían sus piernas. Sentía los pasos y además los miraba”. (P-42) Flotar y descender, mojadas y desprendidas, terraza abandonada, para hundirlo y confundirlo, remecían sus piernas. Irrealidad y pasividad, quería sonreírse…lo que le contaban las tías, se había hecho pipí en el pantaloncito de terciopelo, sermonearan tiernamente… EN MEDIO DEL ASEDIO, MUERTOS YA ESTANISLAO Y OTROS, ES EL TURNO DE HERNÁNDEZ Y VARGAS. ESTE, EN ESOS SEGUNDOS REALIDAD LÍMITE, RECUERDA SU INFANCIA, LA SANGRE QUE AHORA GOTEA POR SU CUERPO, ES ENTONCES EL AGUA DE ORÍN QUE MOJÓ SUS PANTALONCITOS, RECIBIENDO EL SERMÓN TIERNO DE SUS TÍAS. 11.- “…un tranvía, la curiosa rueda de un tranvía, la puerta plegándose de un autobús, unas piernas tentadoras de nylon elegante, distante, deslizándose por la calle y por la pantalla del cine, sin nada de sangre en las piernas, sin nada de deseos las pantorrillas, pero atrayéndolos, llamándolos como el imán al hierro. Nada más que cabellos, cabelleras despeinadas, ninguna peinada por la mamá, la madrina, la abuelita, quizás la polola, la repentina e infantil polola, unas manos solas, a veces una libreta en unas manos, caída de las manos, caídas de la libreta unas hojitas sanguinolentas, trozos, pedazos, restos de seres humanos y de recuerdos, como cuando estás soñando y no puedes entrar más adentro en el sueño ni salirte de él” (p-44) MUERTOS CASI TODOS LOS JÓVENES ESTUDIANTES, DESPERDIGADOS SU CUERPOS BRUTALMENTE, SOBREVIVEN POR UN POCO TIEMPO MÁS HERNÁNDEZ Y VARGAS. ESTE OBSERVA LOS
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CUERPOS DE SUS COMPAÑEROS MUERTOS Y EN UN DESEO LÍMITE IMAGINA QUE LAS PARTES HERIDAS Y SEPARADAS VUELVEN A LOS CUERPOS, QUE TODO PODRÁ VOLVER A LA NORMALIDAD. AQUÍ NUEVAMENTE APARECE EL ORDEN MATERNO O FEMINOCÉNTRICO AJENO A LA VIOLENCIA Y A LA BRUTALIDAD. 12.- “Un oficial amartilló su arma, se oyó el corto y seco ruido y, desde la penumbra, como si fueran su sombra repetida, se le juntaron otras botas. Una descarga desde corta distancia los echó por tierra a todos. Se escucharon gemidos, sollozos, respiraciones, algún muchacho gateaba para hacer una broma y dibujar una pantomima y, de repente, se tendía de bruces y echaba una buchada de sangre. Montes recordaba que uno llamaba a su madre, allá en el barrio o en la provincia, voz ilusionada o mal enseñada, saliendo de la fiebre, no acostumbrada al encierro ni a la oscuridad, voz de hijo menor, de hijo único. Ahora lloraba, sumiso y contrito, no de miedo, sólo de arrepentimiento y sorpresa, volaban pañuelos blancos, de colores alegres y exóticos, que recordaban cumpleaños, primera comunión, vacaciones, navidades, surgían impecables y planchados de los bolsillos y, como en el circo o en el teatro, en las manos del prestidigitador estaban súbitamente llenos de sangre”.(P50). LA ESCENA SANGRIENTA DE LA MUERTE DE ESTUDIANTES, OBREROS Y CAMPESINOS QUE DABAN UNA DESIGUAL LUCHA POR UN CAMBIO DE AUTORIDAD Y DE ORDEN. ENTRE LA SANGRE DE LOS CAÍDOS, ALBERTO MONTES, CAMPESINO, RECUERDA QUE LOS CASI CADÁVERES RECORDABAN A SUS MADRES Y SUS CUIDADOS, ALLÁ EN OTRO ORDEN AMOROSO Y LIBRE. 13.-” Se adormilaba sin esfuerzo, sentía el cuerpo herido y esponjado en todas partes y le parecía fantástico y sabía que no tenía que quejarse, eso era, así tenía que haber sido, si se hubiera tratado de un alfiler formidable, como los que usaba la abuelita, todo habría ocurrido tan distinto. Aquel desvanecido recuerdo había ocurrido en el verano de 1925, él acababa de ponerse pantalón largo, sonrió enternecido y dejó correr sus lágrimas. Oyó voces roncas, con sueño, con pereza y cansancio, taconazos, ruidos resonantes de sables, golpes de culata sobre quejidos desvelados que se iban diluyendo”. (P-52)
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Los dos diálogos al final de la obra, uno entre el soldado y su madre; el otro, entre un joven estudiante sobreviviente y su mujer, nos permiten también hacer la diferencia de esos mundos femeninos, por cuanto en el primero la mujer es cómplice y cautiva de un orden patriarcal, manifestando ninguna compasión por los muertos sino solo individual alivio por el regreso de su hijo; en el segundo, la joven esposa siente piedad y tristeza por los jóvenes muertos. HERIDO DE MUERTE, EL JOVEN ALBERTO MONTES RECUERDA A SU NOVIA Y A SU ABUELA. QUIERE CREER QUE EL AGUIJÓN QUE UNA BALA LE HA HECHO EN EL CUERPO ES LA AGUJA DE LA ABUELA QUE UN DÍA LE PINCHÓ EN SU PANTALÓN DE NIÑO. NUEVAMENTE POR LA VÍA DE LA EVOCACIÓN Y DE LA COMPARACIÓN SUSTITUTIVAS, EL HORROROSO PRESENTE SE ALIVIA Y HACE LLEVADERO. Como comentario de síntesis diremos que lo que caracteriza estos fragmentos intercalados correspondientes al mundo femenino, es: su naturaleza privada, el carácter íntimo del ámbito familiar, disociado, en el mundo de la novela, del acontecer público. Su componente feminocéntrico de madres, tías y hermanas. Su carácter afectivo que viene a matizar la brutalidad del mundo. Su estructura dialógica que contrasta con las oposiciones silencio/ vozgrito, autoridad/sumisión, víctimas/victimarios, que ordenan el mundo central de la novela y el histórico del momento de la misma. Su función de “asistencia narrativa”, que extrapolada al campo de la historia muestra el carácter de sostén indiscutible que el marginado e invisible mundo de las mujeres ha tenido en la Historia. Lo que ha venido a hacer la crítica literaria con perspectiva de género es a relevar otros aspectos del mundo narrativo, evidenciando como el ojo y el oído ideológicos intervienen en el ejercicio de la escritura y lectura. Droguett, sin proponérselo construye el mundo de la novela con este trasfondo que susurra a lo largo de todo el relato, insistentemente, ya sea por la vía de las evocaciones o recuerdos, ya por la mostración del mundo femenino que, en un relato de corte patriarcal, es siempre secundario, complementario, costilla del relato mayor. El último tercio del siglo XX muestra ya signos de un orden que comienza a desmoronarse, el orden patriarcal que, precisamente al verse asediado por nuevas sensibilidades históricas, arremete con violencia para borrar toda diferencia o racionalidad otra.
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La novela de Droguett, escrita en un momento de la historia de Chile, en el que recién asoman en profundidad los problemas sociales, ocupa toda su energía narrativa y ético-estética en dar cuenta de los mismos. Es un Chile que recién comienza a transitar hacia estadios sociales más genuinamente democráticos. Son décadas de insurgencia social, movimientos obreros, de mujeres, organización sindical, maduración política. Pero el problema específico de las mujeres queda subsumido al social mayor: la injusticia social. Tendrán que pasar otras décadas para que la misma conciencia histórica progresista se abra a otras problemáticas, dé lugar a otras perspectivas, visibilice a otros sujetos, escuche demandas particulares. La crítica literaria feminista y/o de perspectiva de género acompaña estos procesos, generando nuevos enfoques de análisis, emergentes teorías de carácter interdisciplinario, que prueban una vez más el carácter abierto de los textos, posibilitando lecturas que las nuevas condiciones históricas han hecho posible. Se trata de racionalidades otras, provenientes del mundo femenino, que demandan su posibilidad histórica en este femenino inicio de milenio.
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COMUNIDADES DE MUJERES Y RETÓRICA PATRIARCAL EN “AS MENINAS” DE LIDYA FAGUNDEZ TELLES Norberto Flores C. (Ph. D.)
Resumen El presente artículo trata sobre la relación entre tres mujeres en el marco de la dictadura brasileña de los años setenta. Sus conflictos responden al estereotipo de una comunidad femenina que se manifiesta aproblemada por la carencia del padre. Con ello, confirman un discurso patriarcal que identifica la plenitud femenina sobre la base de la existencia de la imagen masculina. Palabras claves: comunidades, mujeres, feminismo, patriarcado, dictadura.
Abstract This article analyzes a three women relationship in the ´70 Brazilian dictatorship scenery. The female community stereotyped response troubled by the lack of father is cause of their conflicts. Because of this, Telles shows a patriarchal discourse which identifies feminine summit based on the masculine image. Keywords: communities, women, feminism, patriarchal, dictatorship
“As Meninas” (1973) 1 es reconocida como una de las obras relevantes de la literatura latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX. Prueba de ello es que fue merecedora de los principales premios literarios brasileños (el Premio Coelho Neto, de la Academia Brasileña de Letras, el Premio Jabuti, de la Câmara Brasileira do Livro y el premio de Ficção de la Associação Paulista de Críticos de Arte), a la par de que fue llevada al cine en 1995 por Emiliano Ribeiro.
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Lygia Fagundez Telles, “As meninas” (1973). En el presente ensayo, las citas textuales de la novela corresponden a la 15ª edición, Rio de Janeiro: Nova Frontera,1984.
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La razón de su impacto en las letras hispanoamericanas responde al hecho de que constituye una denuncia asentada sobre una dualidad: la reseña de la diversidad social de una comunidad de mujeres, a la luz de los conflictos genéricos de éstas, acentuados por el sello autoritario de un Brasil condicionado por una historia de más de dos décadas de dictadura.2 El referente implícito del contexto autoritario en el que nace la obra es reforzado por el tratamiento de un tema que narra la vida de tres mujeres en conflicto. La analogía entre el tema de las tres mujeres y la retórica patriarcal autoritaria no es casual: tiene su antecedente en la obra de uno de los líderes del protofascismo italiano: Gabriel D’Annunzio. En “Le vergini delle rocce” (1895), las tres mujeres son caracterizadas como seres etéreos: “Massimilla ora, Violante se sofoca con perfumes enviados a ella por la Reina; Anatolia es la que nos mantiene vivos, ella es nuestra alma, ella vive enteramente para nosotros”.3 La primera parte de esta dualidad es enmarcada por patrones comunes: a) la presencia/ausencia del padre, b) un velado desprecio mutuo, c) el aislamiento del espacio exterior y d) la imposibilidad de superar sus contradicciones internas. Mediante estas variables se denuncia la presencia opresiva del discurso masculino sobre la mujer, en un contexto autoritario que se filtra solapadamente en el relato, haciendo de esta obra de la Telles la única que remite al referente represivo en que fue creada.4 Lorena, Liao y Ana Clara representan clases sociales claramente delimitada: Lorena es la imagen de la clase alta enclaustrada en su propio mundo; Liao representa a la burguesa arrepentida que lucha por un cambio social que la redima y Ana Clara es producto del lumpen, incapaz de superar las huellas traumáticas de la pobreza. Paralelamente, las tres mujeres conforman un conjunto de características femeninas (que remiten a otras tríadas míticas) y que se ajustan a la configuración genérica que el patriarcado ha hecho de la imagen femenina, tema analizado por Freud en su artículo “The Theme of the 2
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Si bien la historia del autoritarismo en Brasil comienza con Getulio Vargas, es en 1964 que se inicia el período más largo de la dictadura militar en el Brasil, bajo el gobierno del general Castelo Branco. Éste fue sucedido en 1967 por el general Costa e Silva, el que fue reemplazado en 1969 por el general Medici, intensificándose aún más la represión política, la prisión y la tortura. En 1974, el general Ernesto Geisel toma el gobierno y en 1979 lo hará el general Batista Figueiredo. “Massimilla prays; Violante stifles herself with perfumes sent her by the Queen; Anatolia is the one who keeps us alive, she is our soul, she lives entirely for us.” (p.64). Gabriel D’Annunzio.”The Virgins of the Rocks” , London: William heinemann, 1915. “The Guerrilla in the Bathtub: Telles’s As Meninas and the Irruption of Politics”. Modern Languages Studies. Winter 1989:50-65.
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Three Caskets” (1913). 5 En su análisis, Cordelia, la elegida de entre tres mujeres es reconocida como virtuosa en razón de un rasgo caro al imaginario patriarcal: su silencio, confirmando con ello el carácter intimista del trabajo de Telles, uno que explora el mundo del hogar y las relaciones interpersonales. (De hecho, la mayoría de sus obras fueron escritas durante periodos de cierta tranquilidad política, con la excepción de “As meninas”, escrita durante los tiempos más oscuros de la dictadura militar). La tres mujeres a las que se refiere la elección del cofre en “The Theme of the Three Caskets” son las tres formas que la figura materna adopta en el curso de la vida: la madre misma, la amada, que le hombre elige una imagen de aquella, y finalmente la madre tierra, que nuevamente lo acoge en su seno6. En “As Meninas” aunque las tres mujeres parecen compartir un mismo espacio social –la universidad y el pensionado religioso- y tener la misma edad, las separan marcadas diferencias. Liao, la revolucionaria, es mestiza, hija de una negra bahiana y de un nazi refugiado en Brasil durante la guerra. Se la caracteriza mal vestida y con el cabello en eterno desorden. Ana Clara es drogadicta y mitómana, lo que unido a sus traumas obsesivos acaba por anular el posible impacto de su belleza en el lector. Destaca, entonces, la tercera joven: Lorena. A su origen de alcurnia se unen su extrema generosidad: regala sus cosas, presta dinero que sabe no le será devuelto y ofrece reposo al afligido a través de su tina de baño. A las cualidades de esta moderna Cordelia se unen un profundo sentido de la estética y la armonía, un gran amor por su desaparecido padre, su silencio ella no lucha ni protesta por nada-, su paciente espera y, para mayor abundancia, su virginidad. Es Lorena, entonces, una rara mezcla que reúne las virtudes de 5
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“The Theme of the Three Caskets”, de Sigmund Freud, refiere a “El Mercader de Venecia” y la historia de la prueba de los tres aspirantes a la mano de la bella Portia, quienes debían escoger entre tres cofres de oro, plata y plomo, respectivamente. El afortunado sería aquél que escogiese el cofre en el que estaba el retrato de Portia. Dos candidatos fallaron al escoger los cofres de oro y plata. Bassano escogerá el cofre de plomo y con ello ganará á la mano de Portia. El tema de los tres cofres supera, sin embargo, la famosa obra de Shakespeare para remontarse a un cuento en el “Gesta Romanorum”. En este relato, es una joven esta vez la que debe escoger entre tres cofres -también de oro, plata y plomo-, para aspirar a casarse con el hijo del emperador, tema que más atrás aún en el tiempo, adquiere resonancias míticas: “...from the Estonian Fol. epic ‘Kalewipoeg’, in which the tree suitors appear undisguisedly as the sun, moon and star youths...and once again he bride falls to the lot of the third.”p.292. Edwin Sánchez et al. Escritura y psicoanálisis. (1996) Siglo XXI editores. España. Pág. 181.
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Penélope, Antígona y Afrodita, y aunque no es la más bella, sí aparece más favorecida que la desgraciada Ana Clara y la muy poco atractiva Liao. Así, recordando el análisis freudiano, Lorena reúne las virtudes deseadas por el patriarcado, representadas en la opacidad del cofre de plomo elegido por el noble pretendiente. El mitema de la mujer trunca por la ausencia del padre afecta a las tres jóvenes. Cuando Lorena dice: “...creo que nunca se ha necesitado de tanto padre como agora” (p. 149), refiriéndose a las desastrosas consecuencias del régimen autoritario en el país, evidencia la importancia de la figura paterna en la vida de las tres mujeres. En el caso de Lorena, en la que la figura paterna es permanentemente evocada mediante la fórmula “O, meu Pai!”, se manifiesta un acendrado complejo de Electra que la lleva a encontrar al “hombre de su vida” en el maduro y casado “M.N.”, estableciendo una relación platónica que, para su despecho aún la mantiene virgen.7 Su hermano Remo sustituye la figura del padre fallecido en un sanatorio para enfermos mentales, mediante un intercambio epistolar que relata los viajes de éste en su misión diplomática, las mujeres que posee, los lugares que visita y las casas donde habita. A través de dichas evocaciones, el lector se entera que Remo mató accidentalmente a su hermano Rémulo y que su vagar por el mundo no es sino una forma sutil de autoexilio. El signo de Caín impreso en la frente de Remo no impide que su hermana lo evoque con afecto, relacionándose constantemente la figura del padre con la del hijo. En el caso de Liao, las referencias a su padre son extremadamente escasas, sabiéndose por Liao que éste fue un nazi que huyó a Brasil y casó con una bahiana. Ana Clara representa el nivel más triste en su relación con la figura paterna: la ignorancia de su identidad. Para suplir esta carencia, Ana Clara lo inventa: “Julio César, Augusto Concepción. Profesor. ¿Físico? Maravilloso tener un padre físico. Científico. Mejor todavía, profesor universitario. (p.74) La huella traumática de esta ausencia se evidencia cuando, borracha, se deja poseer por un desconocido:”...un hombre que podía ser mi padre. e...Que felicidad. Estoy feliz, feliz. Tal vez sea. Tal vez no. No interesa...” (p. 171) 8. 7
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En psicoanálisis es el amor incondicional por su padre y el odio hacia su madre que hicieron de Electra una figura retomada y reinventada. C.G. Jung, discípulo de Freud, utilizó el mito para simbolizar la fijación afectiva de la niña en la figura del padre y la competencia con la madre, es un proceso normal en la formación psíquica y emocional de los infantes y su resolución comprende el correcto desarrollo y orientación de la sexualidad y su rol social. Marcela Medina Bravo. “Discurso, subversión y rebeldía de género en Infamante Electra de Benjamín Galemiri”. Literatura y Lingüística N°24 ISSN 0716-5811 / pp. 61-79 Para la relación “ausencia del padre/ conflicto con la autoridad” ver Theodor W. Adorno, The Authoritarian Personality, New York: Harper,1950, y Renzo de Felice, Interpretations of Fascism, Cambridge: Harvard University Press, 1977.
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En un segundo orden, en la relación entre Lorena, Liao y Ana Clara subyace cierto desprecio mutuo, visible sólo para el lector, que remite a la “infame lógica del antiamor” denunciada por Hélene Cixous en “La risa de la Medusa” (1976). Esto, a raíz de que los hombres han cometido el más grande crimen contra las mujeres al conducirlas a odiarse a sí mismas, a hacer de ellas sus propias enemigas, construyéndoles una suerte de antinarcisismo. 9 Así, Lorena desprecia el origen mestizo de Liao y sus afanes políticos: “Nao acreditava mesmo em comunismo, nao acreditava em nada disso e como nao sabia fingir, o que em geral fazen as pessoas.”(94). Del mismo modo, califica a Ana Clara de mentirosa, snob y con pretensiones de rica: “Se nao me misturo na tal massa (morro de miedo dela) pelo menos nao fico snobando como faz Aninha...ela deve ter sido paupá’árrima.”(55) Su desprecio se extiende hacia su propia madre, la que “continua insatisfeita e catastrófica”, viviendo con su joven gigoló; su vieja tía Lucy que a pesar de que “tinha operados os seios e precisava mostrar como estavan bacanas...”(63), a las esposas en general, pues “Todas as esposas sao megeras que antigamente eran fadas...”, para terminar sospechando del lesbianismo de las religiosas del pensionado. En Liao, en cambio, la lógica del antiamor es morigerado por una actitud de amplia tolerancia hacia las mujeres, originada en una relación lésbica de su juventud: “um amor profundo e triste, a gente sabia que se desconfiassem íbamos sofrer mais. Entao era preciso esconder nosso segredo como um roubo, un crime.”(117) No obstante, critica a Lorena por “burguesa”, por vivir preocupada de nimiedades, incapaz de tomar la vida por sí misma a la vez que detesta “la femineidad” de Lorena: sus perfumes y maquillajes. De modo sintomático, el desprecio de Liao a la femineidad de Lorena recuerda el rechazo homólogo de Marinetti en “Contra il lusso femmnile” (1920). En su manifiesto, critica el uso de perfumes en la mujer, argumentando: “Poco a poco, el macho pierde el sentido potente de la carne femenina y lo reemplaza por una sensibilidad indecisa y completamente artificial que responde sólo a sedas, terciopelos, joyas y pieles. Los hombres capaces de tomar y disfrutar a una bella mujer sin preocuparse de los adornos y del contacto con artilugios, brillos y colores son cada día más raros. Ya no gusta la mujer desnuda. Los hombres se han transformado en joyeros, perfumeros, modistos, estilistas y pederastas.”10 Marinetti, en Barbara Spackman: 9
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(“The Laugh of the Medusa”...1975 Pág.282: “Men have committed the greatest crime against women. Insidiously, violently, they have led them to hate women, to be their own enemies...They have made for women anti narcissism!...They have constructed the infamous logic of antilove.”) Marinetti, en Barbara Spackman: “The Fascist Rhetoric of Virility.” Stanford Italian Review 8: 1-2 (1990), 81-101. (la traducción es mía).
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Ana Clara, por su parte, resiente su inferioridad tanto por su origen humilde como por su condición de drogadicta, recusando las actividades políticas de Liao y el origen social de Lorena: “A Liao disse. Nao interessa. Inveja dela. Por que nao dá á conselho aos piolhentos do grupo? So serve pra abrir o bocao Guevara Guevara...Lorena tambá’ám fica madrinha. Vai com a mae vip. Alta burguesia rural sabe lá o que é isso.” (162) 11 La imagen traumática del padre y el desprecio mutuo que determina la relación de las mujeres en “As Meninas” se suma a una dinámica del aislamiento que desarrolla la acción del relato entre los estrechos límites de un espacio cerrado, síntoma de la ausencia de participación real en la sociedad de tres mujeres envueltas en las redes de un lenguaje que no es sino una forma de silencio y que no les permite superar su condición: “Se eu nao falasse tanto em fazer amor, se Ana Clara nao falasse tanto em enriquecer, se Liao nao falasse noite e dia em revolucáo...” (104).12 Las tres han suspendido sus estudios universitarios por los problemas políticos del momento, desarrollándose el relato en una visión de mundo que denota una concepción estática del tiempo y el espacio. Las tres llegan al lector no por la vía del diálogo sino por los vericuetos del monólogo interior, participando al receptor de la sensación de aislamiento que caracteriza a los personajes. En toda la novela, el único espacio físico es el de los cuartos de Lorena y Ana Clara, en el pensionado universitario, sin describirse nunca las características del cuarto de Liao. Lorena, que gusta de la soledad porque cuando está sola se halla inteligente y graciosa, no sale nunca de su departamento, al que ella cariñosamente llama “meu concha”, desarrollándose su vida dentro de éste y utilizando la ventana para “contactar” el mundo, argumentando que “Lá á fora as coisas podem estar pretas mas aqui tudo e rosa e ouro” (51), abrazada al juguete que le regalo Fabrizio y haciendo de su tina de baño refugio para ella y reposo para sus amigas. Liao, la revolucionaria, ama escribir. A pesar del amor y honestidad que dice haber puesto en su libro, lo rompe por la crítica de Mauricio. De este modo, Liao también es condenada al silencio, aislada de la sociedad en virtud de la represión del discurso masculino, quizás también convencida de que 11
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Para el autodesprecio de la mujer ver los trabajos de Jane Gallop, Hélene Cixous, Nina Auerbach y Barbara Spackman. Ver también: Earl Fitz.”A Discourse of Silence: The Postmodernism of Clarice Lispector.” Contemporary Litterature, vol. 28, 1987, pp.420-436.
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“…escribir es a la vez demasiado alto, demasiado grandioso…está reservado para lo grande, esto es, para grandes hombres” 13 Aunque Liao proyecta la idea de una mayor participación en la sociedad en razón de sus actividades políticas, éstas llegan al lector sólo a través de referencias indirectas. El único momento en que el lector participa del contacto de Liao con un “compañero revolucionario”, es para ser testigo de cómo ésta lo inicia sexualmente entre los estrechos límites de un cuarto a oscuras. Ana Clara también es confinada a los límites de su cuarto, desde donde se proyecta a través de un flujo de la conciencia embotado por el alcohol y las drogas. Los momentos en que el lector “sale” con Ana Clara de su cuarto, son para asistir a la escena de su relación sexual con un vagabundo en el que ella quiere ver a su desconocido padre y, finalmente, cuando muere y es abandonada en un parque público. El mitema del confinamiento femenino, bajo la forma del aislamiento dentro de un cuarto, no es casual. Nina Auerbach, al analizar las diversas representaciones que la tradición literaria masculina hace de las comunidades de mujeres, añade a la idea del silencio como virtud deseada de Freud, el concepto de aislamiento. En la mitología griega, las Tres Gracias son tres hermanas aisladas del tiempo y que poseen un solo ojo, el cual es pasado de mano en mano para poder mirar. Cuando Perseo les roba el ojo para saber del paradero de las Gorgonas, las tres Gracias son silenciadas.14 Al aislamiento silencioso de las Tres Gracias se une la mutilación y el salvajismo de las Amazonas; la sublimación de las Nueve Musas (que controlan la memoria y las artes) y la lóbrega imagen de otra tríada de mujeres: las Parcas. Aún cuando el estudio de Auerbach está destinado a demostrar el carácter fallido de la connotación negativa que -desde la Teogonía de Hesíodo- el discurso masculino hace de las comunidades de mujeres, sirve a nuestro ensayo el hecho primero de definición de la mujer en base a una serie de elementos negativos: aislamiento, soledad, instinto, limitación y, finalmente, muerte, configurando a través de estas variables los principios básicos del discurso patriarcal sobre el “eterno femenino”. Paralelamente, las protagonistas de “As meninas” son caracterizadas por un vehemente deseo de ser otra, que las sume en una serie de contradicciones. Al gozoso aislamiento de Lorena se oponen sus deseos de hacer algo por la sociedad, pero sin lesionar sus intereses burgueses: “Mas como gostaria de mandar minha palavra de equilibrio, de amor ao mundo, mas sem entrar nele, 13 14
Hélene Cixous. “The Laugh of Medusa”, p. 280. “Once the Graie are dispossesed ot their eye, the Gorgons are doomed...Sisterhood seems powerless against the hero’s theft of the communal eye.” Nina Auerbach, “Communities of Women”. Cambridge: Harvard University Press, 1978.
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mágico”; a su “pasión” por M.N. -sublimación del amor paterno-, se oponen el matrimonio de éste, su propia afición por las reglas sociales y el temor de que su madre se pueda escandalizar: “Melhor nao contar que ele é casado, se nao for casado, ela pode ter esperanáza e tirar a esperanza de maezinha é a ultima coisa que eu faria no mundo.”(184). Gusta mucho de las personas, pero la domina “essa necessidade voraz que as vezes me vem de me libertar de todos”.(14) Finalmente, la misma Lorena que se autodenomina “balada medieval” y “Magnolia Desmaiada”, no trepida en tomar el cadáver de su amiga y abandonarlo en un parque público, para no comprometer el buen nombre del pensionado religioso. Ana Clara, “...a deprimente. Deprimida e deprimente”, como la llama Lorena, es la “imago dolorosa” de la contradicción femenina. Deseada por todos, no es amada por nadie; quiere a Max, pero sólo para reflejarse en su belleza; aunque experimentada en el amor, no parece disfrutar sexualmente y debe recuperar su virginidad para casarse; cover girl de dentadura postiza; padece de hambre compulsiva, pero no engorda; asediada por los hombres, mitómana incorregible, alcohólica y drogadicta que quiere “liberdade e seguranza. Se me sinto segura sou livre.”(37) Éstas constituyen algunas de las dicotomías que oponen a una irresistible belleza física un alma destruida por el trauma de la pobreza, el resentimiento y la envidia. Liao, finalmente, corporiza la contradicción al reunir en ella la sangre negra de su madre y el origen ario de su padre; estudia leyes, pero no cree en ellas; ama la escritura, pero destruye sus obras; desprecia las posesiones de la muy burguesa Lorena, pero le pide prestados desde el pañuelo hasta el auto; ama a su compañero, pero se inició al amor en una relación lésbica; a su frase favorita “nao sei explicar”, sigue invariablemente una larga perorata sobre el tema; rechaza los estereotipos femeninos, pero obedece automáticamente el legado bíblico al seguir a su hombre allende los mares. Estas contradicciones entroncan con el análisis lacaniano de la dialéctica del deseo freudiano, a ese deseo del Otro (“¿Qué es lo que quiere la mujer?”) que supuestamente caracteriza a la mujer.15 En este devenir, sin embargo, la suma de contradicciones de las protagonistas está al servicio de un ideario patriarcal que ensalza la imagen de esa creatura débil y llena de conflictos que no puede sino ser conducida por la “férrea mano” masculina . 16
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(Jacques Lacan,”Ecrits: A Selection”. New York: Norton,1977. Bárbara Spackman recuerda que el fascismo destaca la importancia de contar con las mujeres entre sus seguidores, recordando que “Mussolini...in his speeches addressed to women with the arrogance of the male who reminds his woman that love will come after the blows.”
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De este modo, el mítico tema de las tres mujeres adquiere en Lygia Fagundes Telles otra connotación mediante la proyección de una Cordelia contemporánea (Lorena) que aúna clase, silencio y virginidad, proyección patriarcal de los atributos deseables en una mujer. Ello, en abierta oposición a una Ana Clara que cual moderna Lucrecia reúne vicio, belleza y promiscuidad y a una Liao que sintetiza esa “ingrata” mezcla ,en las mujeres, de ideología y liberalidad, razón por la cual es expulsada de los ideales masculinos de belleza y femineidad.
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LE SIGNE EST SON INTERPRETATION* : LE CAS DES LEXICALISATIONS Olga María Díaz « Le discours lexicographique n’est pas seulement un énoncé pédagogique sur la langue, il est aussi une didaxie de la culture dont les propositions doivent être admises culturellement. »(Jean Dubois)
1.-Repères linguistiques S’interroger sur les processus d’acquisition et notamment de la compréhension des faits de langue devenus idiomatiques i relève d’une problématique qui associe certaines opérations linguistiques et extra-linguistiques à certaines opérations cognitives. D’un tel point de vue, la description du fonctionnement de ces unités linguistiques devrait pouvoir nous aider à repérer quelques articulations caractéristiques des modèles d’apprentissage. 1.1.- Le dictionnaire, un instrument didactique C’est au niveau lexicographique tout d’abord que le dictionnaire, comme instrument didactique, a un rôle important à jouer à l’égard du sens que prennent ces formes imprévisibles pour le non natif. L’analyse sémantique de l’unité lexicale constitue l’un des objectifs majeurs du projet lexicographique et elle détermine les traits pertinents de ces unités par des formes lexicales synonymes. Cette opération répond à une nécessité pratique: elle renseigne sur les signifiés. Une première interrogation pourrait à ce niveau être ainsi formulée : la synonymie peut-elle être dans le cas des expressions idiomatiques définitionnelle ? Essayons d’élucider cette question * i
Le titre reprend une citation de Cazenobe. On fait référence à des expressions figurées et lexicalisées (ex : Mettre la main à la pâte, Ne pas arriver à joindre les deux bouts, Danser devant le buffet, Mettre cartes sur table,... etc.) .On trouvera un classement important de ces expressions dans le Dictionnaire des expressions et des locutions figurées d’Alain Rey et Sophie Chantreau, paru aux éditions des Usuels du Robert en 1979, ainsi qu’une étude plus complète dans la thèse : « Acquisition des expressions idiomatiques en français langue étrangère » (Université de Paris III, Sorbonne-Nouvelle, 1981).
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en partant de quelques définitions (ex. fournis par le Dictionnaire Larousse, p. 485) : - « en venir aux mains » : engager le combat - « en un tour de main » : en un instant Certes, dans un premier temps, cette démarche devrait permettre à l’apprenant de décoder et normalement de comprendre le message (disons que si tout n’est pas transparent, le dictionnaire ne représente sûrement pas une nouvelle « boîte noire ») . Cependant, parce qu’elle est à la fois terme, concept et objet de discours, l’expression lexicalisée se prête mal à l’analyse du fonctionnement strictement sémantique. Autrement dit, les traits fondamentaux ne suffisent plus à définir l’objet. S’il est alors difficile d’évaluer les éléments qui font que la séquence idiomatique reste imparfaitement définie, on peut au moins déceler quelques rapports qui, au plan pédagogique, demeurent essentiels : -au niveau de la langue même, l’apprenant qui ne maîtrise pas encore le système linguistique peut avoir des doutes : le métalangage proposé en effet lui permettra ou non d’accéder à une bonne interprétation. Craindre dès lors de ne pas utiliser l’expression « à bon escient » signifie risquer une production déviante du type : * « Les chaînes de T.V. en sont venues aux mains » « Les chaînes de T.V. ont engagé le combat » * « Avec la voiture on arrive en un tour de main » « Avec la voiture on arrive en un instant » Ces impropriétés ou ces écarts par rapport à l’usage généralement accepté, constitueraient ce qu’on appelle d’habitude des « fautes de langue »; -au niveau de l’usage par ailleurs, le premier souci de l’apprenant est de savoir si l’expression est usuelle et fréquente ou si elle ne l’est pas. A cet égard, il pourra trouver suivant les cas, des indicateurs, tels que (vulg.), (pop.), (fam.), (arg.), (triv.) ou même « courant », « soutenu », « recherché ». Mais de ces informations qui restent trop vagues ou imprécises et qui ne définissent que très relativement les niveaux de langue ou les variations de registres, le seul jugement qui pourrait être déduit serait que plus le niveau de langue sera considéré comme étant soutenu, plus l’expression serait rare, et inversement, plus l’expression serait jugée familière, plus elle pourra être fréquente et usuelle;
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-au niveau du discours, la notion capitale de contexte linguistique faisant défaut, cette abstraction met l’apprenant dans l’impossibilité d’entrevoir dans quelles situations il est autorisé à employer l’expression; celle-ci exigerait en fait d’être insérée dans une construction plus vaste qui ne serait même plus la phrase, mais le contexte linguistique et extra-linguistique; -au niveau culturel enfin, il est vrai que le dictionnaire propose de rendre compte dans sa définition, d’une norme culturelle (dans la mesure où elle correspond à l’usage en général, par opposition à une définition scientifique qui correspond à des usages particuliers). Comme l’énonce Jean Dubois, « le discours lexicographique n’est pas seulement un énoncé pédagogique sur la langue, il est aussi une didaxie de la culture dont les propositions doivent être admises culturellement ». Toutefois, le dictionnaire ne renseigne que rarement sur la connotation que la communauté linguistique attribue à chacune des expressions idiomatiques. Or, c’est là une évaluation que l’apprenant seul ne peut faire parce que le jugement de valeur porté par le locuteur est établi lui aussi en fonction de certaines normes sociales. C’est alors un écart qui n’est pas fondé linguistiquement, mais socioculturellement. Détaché de son milieu, c’est-à-dire du discours, l’énoncé idiomatique apparaît donc dans un espace neutre qui n’est pas le sien. A la question posée qui était de savoir dans quelle mesure la démarche décrite pouvait rendre compte d’une réalité à la fois conceptuelle et fonctionnelle, l’on répondra que le traitement métalinguistique de ces fragments de langue, ne résout pas le problème crucial qui met conjointement en jeu l’étude du système et de son fonctionnement. Reflétant l’extrême complexité d’un objet mal défini, le dictionnaire ne fera apparaître ces expressions lexicalisées, ni comme une unité de langue, ni comme une unité de discours, et celle-ci restera dans l’abstraction et la potentialité d’une actualisation ... une unité de traitement lexicographique. Or, il se trouve qu’à la différence d’autres unités lexicales, l’entière réalité de ces séquences idiomatiques sera absorbée par ses fonctions, qui sont linguistiques, mais aussi sociolinguistiques, culturelles et discursives. Sans aucun doute, vouloir retrouver dans le dictionnaire, et à travers l’énoncé idiomatique toutes les propriétés de la langue, l’usage, le discours et la culture, c’est vouloir faire du dictionnaire un objet extraordinairement ambitieux... Visiblement, non seulement cet instrument didactique qu’est le dictionnaire reste tributaire dans une large mesure des contraintes de la tradition, mais il est encore clair qu’il ne peut pas aboutir à la diversité imprévisible des discours...
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1.2.- Valeur connotée et transcodage Sortir du champ lexicographique signifiera dans le cadre pratique de la classe, considérer l’expression idiomatique non pas uniquement comme une composante lexicale, un élément du système, un simple fait de langue, mais la considérer aussi comme une partie du lexique en fonction, un fait de discours, un objet social et culturel. Entre les mots des expressions idiomatiques et les concepts qu’elles représentent, il y a donc un médiateur qui est le discours ou si l’on veut, la pratique discursive. En prenant comme point de départ ce qui est directement observable, l’on devrait en principe retrouver « la norme sociale » dans ce sens que c’est elle qui régit le fonctionnement discursif de ces expressions en situation. Alors seulement il semble possible de tenter non pas la description du signe (définition par une paraphrase synonyme), mais l’analyse du signe en fonction (définition accompagnée des conditions de production). Les implications pédagogiques à ce niveau paraissent multiples. Se placer dans la dynamique du discours signifie en premier lieu, ne pas couper ou ne pas séparer artificiellement le support discursif de toute logique communicative, car dans ce cas, il serait impossible d’établir une correspondance entre les données de l’expérience concrète de la communication et l’emploi linguistique de la séquence idiomatique . Autrement dit, l’on ne part plus de la signification stricte, abstraite des fragments idiomatiques, mais de celle encadrée, enrichie du caractère propre qu’elle confère à l’énoncé. Ce caractère propre n’est autre que celui qui met en relief la valeur évocatrice ou symbolique de l’image en même temps que son effet connotatif. Mais s’il est certain que, partant du discours, il devient d’autant plus important d’être renseigné sur la valeur connotée des éléments idiomatiques, il restera pour le moins difficile de faire découvrir le système second au niveau duquel se situent les lexicalisations, et qui est celui qui regroupe les « usages culturels et sociaux ». Comme le signale Roland Barthes, cette réalité « tantôt affichée, tantôt masquée, rationalisée, touche de très près à une véritable anthropologie historique ». Cependant là encore, il semble bien que n’étant plus une lexie isolée, ayant quitté le plan du lexique pour entrer dans celui du discours, une partie de ce sens connoté puisse être déterminé par le référent si l’on désigne par là, non pas un référent abstrait, mais le référent qui se forme dans la construction même du discours. Percevoir alors « la propriété définissante et connotée » des mots, c’est, dit Chomsky, percevoir « leur sens ». Par le biais du discours construira-t-on une véritable définition de l’énoncé idiomatisé qui sera à même de représenter toutes les notions
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auxquelles on se réfère ? C’est ici que, dans la recherche d’une définition en compréhension, apparaît une articulation dont il importe d’analyser plus précisément la nature. Dans l’analyse du discours, avons-nous dit, et avec la mise en relief de sèmes connotatifs, l’idée, la représentation de l’expression actualisée est, en partie, susceptible d’être suggérée par l’entourage de l’énoncé. Et s’il est vrai que cette connotation conjointement avec le support thématique du discours, la situation et plus généralement le contexte, contribuent à former au plan du contenu, le concept ou la notion véhiculée par l’expression idiomatique, cette procédure pour appréhender le sens, s’exerce de façon particulière. En effet, nous ne nous trouvons plus, dans ce cas, face à un signifiant isolé dont il faut découvrir le signifié, c’est-à-dire que nous ne sommes plus exactement dans la situation spécifique du consultant du dictionnaire. Cette dernière démarche qu’on qualifie de sémasiologique consiste à partir du signe linguistique pour rechercher ce qu’il désigne et trouver le concept qui lui correspond. Mais avec l’itinéraire précédemment décrit qui englobe et conditionne en partie le sens de l’expression idiomatique, effectuons-nous la démarche inverse. celle qu’on qualifie d’onomasiologique et qui consiste à partir des notions pour chercher les signes linguistiques qui les expriment ? En termes Hjelmsleviens partonsnous de la « substance du contenu » pour arriver à la « forme du contenu » ? Il semble que, tant que l’on restera en position de récepteur, l’opération à effectuer étant celle du décodage, la démarche à suivre devrait être de type sémasiologique. Toutefois, après avoir été soumise à l’organisation du discours, après avoir pris forme « de manière spécifique » dans l’énoncé, la saisie du sens passe, on peut le croire, par un « calcul de tête » qui tend à nous rapprocher de la méthode onomasiologique : à mi-chemin alors entre les deux types de démarches, la nature de l’opération ne s’associe à nos yeux, ni à ce qui correspond à un encodage, ni à ce qui renvoie à proprement parler à un décodage, mais à ce qui vise une forme de transcodage. L’hypothèse serait d’ailleurs d’autant plus formulable, que contrairement à d’autres énoncés, il existe une relation entre le symbolisant et le symbolisé de l’expression lexicalisée, et que ce rudiment de lien naturel a pour rôle d’unir le signifiant et le signifié d’une manière motivée. 1.3.- La composante lexicale du point de vue onomasiologique En réalité, essayer de faire aller de la pensée aux mots, du nommable au nom, de faire trouver une forme au contenu à exprimer, adopter donc le modèle onomasiologique, serait au plan didactique une méthode particulièrement
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fructueuse, notamment si elle est pratiquée avec un public adulte, linguistiquement habitué à manipuler des « outils conceptuels ». Pourtant avec cette procédure, deux obstacles majeurs sont à redouter. Le premier est qu’il s’avère initialement au moins, difficile de mettre l’apprenant en position d’émetteur, puisque la production des expressions idiomatiques suppose une sorte « d’expérience antérieurement acquise » (celles-ci ayant un signifié mais aussi une « valeur connotée » qu’il faudra apprendre à découvrir). La seconde difficulté est inévitablement liée à la notion même de concept : « prendre pour point de départ le concept et non plus le signe, pose tout le problème de l’onomasiologie. Qu’il suffise de rappeler l’incapacité du linguiste à définir le concept, l’impossibilité de délimiter des unités conceptuelles et des traits pertinents à ce niveau, et enfin l’arbitraire des classements par concepts... » (A.Rey). Tout en étant bien consciente de ces obstacles, l’on ne peut s’empêcher de souhaiter avec, Alain Rey, l’auteur de ces citations, qu’un jour puisse être élaboré le « grand dictionnaire conceptuel dont rêvent tant de lexicologues »... Et même si on ne sera jamais sûrs qu’il puisse y avoir équivalence entre le signe lexical et le concept, même si comme l’écrit encore l’auteur précité « nous rêvons d’un dictionnaire, sans imaginer qu’il puisse, c’est bien là la difficulté fondamentale, embrasser tout le lexique », il reste qu’au plan de l’acquisition lexicale en particulier et dans le domaine de l’apprentissage des langues en général, un dictionnaire notionnel, onomasiologique, serait un outil didactique certainement fort apprécié et très utile pour parfaire l’acquisition du fraçais, langue étrangére et langue seconde.
2.- Approche sémantique Parce que nous sommes aux niveaux extrêmes des contraintes langagières, il devient ainsi indispensable de s’arrêter sur ce qui pourrait être considéré comme l’organisation « interne » des expressions lexicalisées, et l’on pense alors à certaines opérations grammaticales, syntaxiques, lexicales ou syntacticosémantiques, telles que les transformations, substitutions, ellipses, reformulations, paraphrases... L’on remarque toutefois que cet « opérationalisme » linguistique ne peut se réaliser sans l’aide de facteurs cognitifs : au niveau du traitement de l’énoncé il apparaît en effet clairement que l’on ne peut opérer sur du grammatical ou sur du syntaxique pur, mais que l’opération devra, pour être cognitive, être en même temps sémantique. Cette conclusion nous conduit donc
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à envisager des stratégies d’approche où l’on aura à faire passer au premier plan l’étude du sens. 2.1.- Processus interprétatifs Observant qu’une séquence idiomatique communément monosémique pour les natifs peut se présenter pour l’apprenant telle une « plage opaque », les processus interprétatifs nous ont semblé devoir être plus précisément analysés. L’on a alors été amenée à émettre l’hypothèse que les structures profondes étaient dans ce cas pertinentes du point de vue sémantique. La nécessité de prendre comme élément de base le sens, montre qu’il n’est pas exclu de faire appel à la notion de traduction, dans la mesure où ce sont les structures sémantiques sous-jacentes et non les structures de surface qui devront être appréhendées. Le concept d’interprétativité qui a souvent guidé nos démarches, a également rendu manifeste le fait qu’il fallait encore une fois tenir le plus grand compte des multiples connaissances linguistiques et extra-linguistiques de l’apprenant, cette réserve de savoirs notionnels préalablement acquis en langue maternelle devant faciliter chaque nouvelle acquisition. Mais, parce que le jeu des significations est souvent difficilement contrôlable malgré tout, l’on soulignera parallèlement l’idée que la saisie de l’information ne saurait en réalité s’effectuer efficacement si l’on fait abstraction de l’ensemble fondamental des éléments que nous livrent la situation et le contexte. C’est une théorie situationnelle de la signification qui peut vraisembla-blement rendre compte pour une bonne part de l’apprentissage du vocabulaire spécifique des expressions lexicalisées ; dans la pratique en effet, le sens des énoncés idiomatiques ne peut être appris qu’en relation avec l’expérience des circonstances situationnelles et contextuelles dans lesquelles ces formes linguistiques sont utilisées et actualisées. 2.2.- Échange socioculturel et fonctions poétiques du langage Au plan énonciatif, il importe par ailleurs de voir comment la « tonalité » d’une séquence renvoie à l’attitude du locuteur envers le référé, envers la personne à laquelle il s’adresse et envers sa propre action de parler. Un tel apprentissage discursif renforce aussi l’aptitude à mieux suivre le développement thématique de l’échange et à travers lui, sa cohérence linguistique. Cette aptitude fait en réalité partie de la compétence de communication.En effet, notre conviction étant que ce sera par l’examen de la parole que l’on pourra dans ce domaine atteindre la connaissance de la langue, l’approche nous a semblé devoir évoluer dans le sens de recherches ethnolinguistiques et ethnosémantiques.
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Dans le rapport langue-société-culture en effet, ces conceptions ont d’abord l’avantage de ne pas isoler de son contexte culturel et social le fait de langage, car comme l’ont spécifié les fondateurs de l’ethnographie de la communication (Humes, Gumperz, Bauman, Scherzer), c’est dans une perspective interdisciplinaire où l’on étudiera essentiellement les fonctions socioculturelles et communicatives des échanges langagiers que pourra se faire l’investigation de l’utilisation du langage. Cette analyse nous permet en outre d’étudier l’emploi des codes et des sous-codes, des variétés et des registres de langue et en particulier de la langue familière. A cet égard il s’avère que ce qui reste déterminant, c’est non seulement la prise en compte d’un savoir sociolinguistique, mais encore celle d’un savoir culturel. Or l’on sait que les lexicalisations en sont les premiers symboles idiomatiques. S’il est donc vrai que langage et culture s’impliquent mutuellement, il est permis de rêver aux moyens d’aborder ici certains problèmes linguistiques par le biais de l’ethnosémantique. Quant à savoir quelle serait la spécificité des modalités à mettre en œuvre en vue de l’élaboration d’un modèle théorique de description et d’analyse, comment ne pas penser aux recherches qui se fondent sur la construction d’une symbolique du langage et en particulier aux investigations portant sur cet autre type de communication, fortement attaché lui aussi à des références culturelles, la communication poétique ? Les expressions idiomatiques figurées sont effectivement les manifestations d’un système expressif où la représentation et l’évocation par l’image font directement partie de la fonction poétique du message. Dans cet univers de valeurs symboliques, l’expressivité des locutions figurées serait principalement à mettre en rapport avec la poéticité du langage: la langue familière est la langue des figures, c’est la langue des métaphores. L’on retrouve ainsi certains aspects de la problèmatique ethnolinguistique car, comme l’énonce M. P. Ferry « les règles purement formelles qui président à l’arrangement des sons, des mots, des formes grammaticales des phrases, doivent être conçues comme intimement mêlées à des symbolismes expressifs volontaires ou spontanés. La fonction symbolique permet de passer du champ de l’expérience à celui du langage et fournit le cadre général de l’ethnolinguistique » (Lamages, 18, p.15). 2.3.- Repères situationnels et contextuels « La langue doit inclure les ‘surprises’ du sens », écrit Roland Barthes. Parallèlement nous pourrions dire que l’organisation de la totalité du discours
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doit rendre les « surprises du sens » intelligibles... En fait, les repères contextuels et situationnels de l’ensemble linguistique et extra-linguistique dans lequel apparaissent les expressions idiomatiques qu’on pourrait aussi appeler « représentations linguistiques et culturelles »ii (RLC) ont non seulement pour fonction de les rendre compréhensibles, mais ils représentent en outre la loi fondamentale qui au plan de l’acquisition de ces faits de langage semble définir la méthode susceptible de les aborder efficacement. Pour extraire ou abstraire le sens, des voies s’ouvrent, mais à ce niveau encore, surgissent des problèmes que l’enseignant ne peut esquiver. Car bien que celui-ci puisse être sensiblement aidé dans sa tâche par le fait que, contrairement à l’enfant, l’adulte soit un apprenant capable de décrire en termes pertinents une situation qu’il est la plupart du temps à même de contrôler, il est à craindre qu’il est ne soit en revanche gêné dans ce domaine par ce fait qu’André Abbou met directement en cause et qui est « la mise au point d’un ensemble descriptif de la langue en situation ». Pour l’instant en effet et comme le dit encore l’auteur, « Nous n’en sommes qu’au stade de la reconnaissance des signes de différente nature qui interfèrent dans l’acte de communication »iii. Pourquoi l’acquisition d’une RLC ne pourra-t-elle pour ainsi dire jamais se faire hors-situation et hors-contexte ? Sans doute à cause de son principe même de fonctionnement : le premier paramètre mis en jeu et caractérisant les conditions de réalisation n’est-il pas l’adéquation aux circonstances ? Partant de ce principe d’emploi que doit dans tous les cas respecter l’encodeur, la RLC ne pourra acquérir chez le récepteur une réalité psychologique complète que redevenue partie d’une situation et d’un contexte. Mais il semble ici nécessaire de préciser le sens que nous donnons à ces derniers termes. L’emploi du terme « contexte » sera réservé à la désignation de l’ensemble des éléments linguistiques qui entourent la RLC ; le contexte oral que les différents interlocuteurs acquièrent dans le déroulement de la conversation fera donc partie de la référence du discours oral, pendant que le texte fourni au lecteur et développé dans son contexte fera partie de la référence du discours écrit.Par ailleurs, l’emploi du terme « situation » correspondra à l’ensemble des éléments extra-linguistiques qui entourent la production et la réception de l’expression. Cet environnement non-linguistique recouvre en fait quatre types de réalités assez différentes : ii
iii
Représentations Linguistiques et Culturelles, cette dénomination qui nous semble plus adéquate sera notée par la suite RLC. A. Abbou, « La didactique de IIIème génération : Des hypothèses aux projets » in Études de Linguistique Appliquée Nº 37, janvier-mars 1980, Didier, Paris, p. 18.
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- deux appartiendraient à la situation physique, il s’agit de : l’environnement spatio-temporel (c’est-à-dire le lieu et le moment d’émission et de réception du message ); et de l’environnement kinésique (c’est-à-dire dans une situation de « face à face », les mouvements du corps, les gestes, la physionomie, ou mimiques du locuteur et éventuellement de l’interlocuteur ); - deux appartiendraient à la situation non physique, il s’agit de : l’ensemble des circonstances et des facteurs qui conditionnent l’émission et la réception du message et qui peuvent être psychologiques (ex. intentionnalité), sociaux (ex. nature des rapports que les interlocuteurs entretiennent entre eux) et même l’ensemble des connaissances géographiques, historiques et culturelles des interlocuteurs ; enfin, tout fait de situation peut être contextualisé, autrement dit, peut donner lieu à la production d’un énoncé de forme linguistique ; on est alors en présence d’une situation contextualisée. Cette description sommaire nous permet déjà de faire plusieurs remarques. S’il est vrai en premier lieu que l’ensemble des données extra-linguistiques conditionnent et éclairent le comportement linguistique, plus nettement qu’ailleurs il devient dans ce cas possible de dire, que ce comportement linguistique n’est pas isolable des autres facteurs de la communication. L’énoncé, en renvoyant toujours à une circonstance précise, laisse penser qu’il y a dans le discours une sorte de dépendance des données linguistiques envers les données contextuelles et/ou situationnelles. Tel énoncé idiomatique sera recevable ou non dans telle situation, ou si l’on préfère, il sera approprié ou non à cette situation. La condition sine qua non d’émission de la RLC étant l’adéquation à la circonstance, il semble nécessaire de s’arrêter sur l’action des cadres situationnels et contextuels que nous considérons comme des postulats de base. Le message idiomatique est donc d’abord un énoncé qui a pour fonction de répondre le mieux possible aux besoins thématiques de la conversation. Par le fait d’être en outre un énoncé caractéristique d’un « discours en situation »iv il devient par conséquence presque inutile de dire que seule la connaissance de la situation dans laquelle l’énoncé a été produit pourra éclairer l’aspect implicite iv
Au sens large, on peut aussi noter que lorsqu’un énoncé au départ tout à fait banal devient trop caractéristiques d’un « discours en situation », il peut à son tour se figer en expression idiomatique ; c’est ainsi par exemple que l’échange résultant des rapports entre vendeurs et clients a donné lieu à l’expression : « Je vous l’enveloppe ? » qui est une formule « par laquelle un commerçant demande si la vente est conclue, et qui s’emploie parfois dans des situations analogues par allusion ironique, ou pour symboliser l’attitude de sollicitation du commerçant » (cit. du Dictionnaire des expressions et des locutions figurées, p. 374).
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de l’expression et la rendre intelligible. Ainsi donc, comme cela a été mis en évidence par certains auteurs tels que Weawer ou T. Slama-Cazacu, « La règle de la détermination par l’ensemble » ou l’influence du contexte et de la situation permettent réellement une approche du sens ; dans le cas des RLC tout au moins, cela est particulièrement net, et c’est même « parfois le seul moyen qui rend possible la compréhension correcte » v. Les repères contextuels et situationnels sont en effet des moyens efficaces parce qu’ils favorisent incontestablement la compréhension en précisant le sens ou en limitant les possibilités de signification. Mais avant de voir quelques exemples, rendons compte de deux expériences de Tatiana Slama-Cazacu : « Il en est ainsi d’une expression rarement utilisée dans un certain milieu ou à une certaine époque, expression qui a, par conséquent, des chances d’être ignorée par le récepteur (...). Les mots n’ont pu être identifiés lorsqu’ils étaient isolés, mais ils ont été facilement compris après la lecture du texte (de Rabelais) dont ils faisaient partie. Nous avons fait la même expérience avec des mots inconnus ou avec des locutions. La ‘somme’ des mots ‘il prend facilement la mouche’ ne dit rien à celui qui ignore le sens de la locution, et surtout lorsque cette suite de mots n’est pas entourée par un ensemble qui puisse indiquer leur acceptation spéciale ». « Une expérience similaire contenait la variation suivante : on demandait aux sujets de traduire en roumain quelques locutions françaises qui leur étaient inconnues : l’ensemble où apparaissaient les mots connus créait à ceuxci d’une part des significations nouvelles, mais d’autre part, il n’était pourtant pas assez ample pour fournir de riches indications contextuellesverbales sur les nouvelles valeurs sémantiques (les locutions étaient battre à froid et il prend facilement la mouche). Les sujets évitaient d’attribuer aux mots les significations qu’ils connaissaient, puisque celles-ci entraient en contradiction avec l’ensemble ; d’autre part, l’ensemble étant insuffisant, aucun sens ne pouvait se préciser »vi.
v
vi
T. Slama-Cazacu, Langage et contexte, Le problème du langage dans la conception de l’expression et de l’interprétation par des organisations contextuelles, 1961,éd. Mouton et C.O.S. Gravenhage, p. 120. Id., p. 90.
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2.4.- Les surprises du sens Nous avons pour notre part également observé que dans l’univers de discours dans lequel apparaît le fait de langage idiomatique, les repères contextuels n’étaient pas toujours suffisamment pertinents pour désambiguïser l’énoncé ou pour créer la signification qui permettrait une « compréhension correcte ». Mais nous voudrions à ce niveau ajouter quelques précisions : nous avons en effet pu remarquer que lorsqu’il y avait incompréhension en dépit du contexte, cela pouvait certes être dû à un encadrement linguistique trop succint, mais que cela se produisait plus fréquemment (quoique pas exclusivement) dans les cas de situations contextualisées, autrement dit dans le cas où l’apprenant n’est en possession que d’un environnement linguistique ou discursif écrit. Quelles explications peut-on donner à ce fait et quel parti peut-on tirer de cette constatation ? La première explication pourrait être que contrairement à ce qui se produit sur le plan horizontal du discours en situation contextualisée, le discours oral non seulement se construit comme le discours écrit « en situation », mais il fait intervenir d’autres paramètres susceptibles de favoriser devantage la compréhension. La caractéristique du langage oral est, dit Lionel Bellenger, « de se construire simultanément avec la pensée, car son essence même est la spontanéité »vii. Mais cette immédiateté n’est pas seule en cause même s’il est vrai qu’il soit alors plus facile de « se situer ». A l’écrit en somme, la situation est seulement « évoquée » par l’environnement discursif, elle doit donc donner lieu préalablement à une sorte « d’examen linguistique » d’une part, et d’autre part les indices situationnels fournis au lecteur sont généralement plus réduits. Dans son fonctionnement oral en revanche, l’expression idiomatique bénéficie de toute la richesse situationnelle du moment vécu. C’est ainsi que, quoique le rôle du contexte demeure là encore fondamental, la situation d’auditeur ou d’interlocuteur offre d’autres possibilités d’atteindre ou de déterminer les traits sémantiques pertinents du message idiomatique. A travers le dialogue et la conversation, il est certain par exemple que chez les interlocuteurs présents ici et maintenant en situation de face à face, en vivant la situation de discours et en connaissant l’état de chose qui l’a provoquée, la connexion ou le contact psychologique, les facteurs émotifs, font déjà que l’ancrage du message se réalise différemment et que celui-ci puisse être mieux reçu. Vient ensuite toute une série d’indices opérateurs spécifiques de la langue parlée qui appartiennent à la situation physique et kinésique d’une part, ce sont vii
L. Bellenger, L’expression orale, 1979, ,éd. P.U.F., coll. « Que sais-je », p. 4.
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les expressions du visage, les mimiques, le jeu de la tête, des mains ou du regard (adhérant, renseignant, ou jugeant) qui informent sur la façon dont est vécu le dialogue (avec des signes de contentement, d’étonnement, d’agacement...) et qui anticipent ou doublent la parole ; l’ensemble des traits supra-segmentaux (accent, intonation, prosodie...) directement en interaction avec ces derniers repères, apparaît d’autre part comme un ensemble d’indices opératoires qui, tout en étant indissociables de l’expression oraleviii sont très appréciables au plan du décodage, du transcodage et de l’interprétation de ces énoncés. Mais s’il est certain que la « situation totale » extra-linguistiquement vécue favorise sensiblement la compréhension des RLC, on ne peut occulter le fait que ce soit surtout hors du champ scolaire que se trouveront ces circonstances d’apprentissage privilégiées. A ce niveau nous avons effectivement pensé à demander aux groupes d’apprenants leur collaboration. Ils ont ainsi pu relever certaines expressions entendues dans des situations concrètes de communication de leur vie quotidienne. Côté enseignant, vers quel usage didactique est-on conduit ? Puisqu’il est bien certain que, comme l’affirme M. Denis « l’acquisition est d’autant plus favorisée que s’élève la richesse de la situation d’apprentissage en indices provenant de la situation réelle », il faudra, sans exclure d’autres moyens ou d’autres stratégies, rechercher ce qui peut se rapprocher le plus de la « situation vécue ». L’on songe alors par exemple à la mise en situation par simulation et à l’utilisation plus systématique de documents authentiques. Les expériences envisagées à ce dernier niveau ont ainsi montré qu’une mise en situation par le contexte se réalisait particulièrement bien dans les textes de presse ( une sélection figure en annexe 1) et qu’une mise en situation par l’image se réalisait également bien dans l’image publicitaire (des exemples figurent en annexe 2).
3.- Conclusion: Un cercle complet de la signification Toutes ces perspectives laissent penser que l’étude de ce cercle complet de la signification qui va de la reconnaissance du groupe de mots aux règles de l’énonciation, tout comme le regain d’intérêt qui se manifeste vis-à-vis de la 8
La part ectosémantique ayant à nous yeux une importance toute particulière dans la production, la réception et l’acquisition des expressions idiomatiques, il nous a paru souhaitable de traiter séparément cette question, reprise dans le Bulletin d’Audiophonologie, vol. I, 1985, pp. 135-144, Université de Franche-Compté Besançon.
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langue parlée plus libre et plus souple, relanceront les recherches ethnosémantiques dans le domaine du vocabulaire idiomatique, riche en métaphores « particulièrement justes et fortes » et qu’il faudrait, dit-on, « trouver un moyen de conserver ». Injustement considéré comme un cas à part, cet héritage linguistique reste, il est vrai, un domaine digne d’être prospecté, et ce d’autant plus que les travaux qui lui seront consacrés seront d’un estimable apport, ne serait-ce que parce qu’en contribuant à l’étude de « l’idiomaticité », ils contribueront à l’étude de l’énorme richesse de la perception humaine.
Annexe 1 : Sélection extraite de textes journalistiques « Vendre (chèrement) sa peau » (Être très résistant, se défendre vaillamment, avec beaucoup de courage)
Borg, Borg, Borg Mais Pecci a vendu cherement sa peau !
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Le « Coup de pouce aux » des P.T.T. (Aide, action dernière) POLOGNE :Les négociations au point mort (Arrêt des négotiations ou de toute autre évolution) Les « Neuf » ont mis de l’eau dans leur vin (Modérer ses exigences) Le système financier international est soumis à la douche écossaise (Être alternativement bien et mal traité) M. Chirac au pied du mur (Le contraindre à agir, lui enlever toute échappatoire) A Fos, personne n’a baissé pavillon (céder, se rendre) Le Rhône et le Rhin au coude à coude (Être très près l’un de l’autre, action commune, solidarité) La sommation qui contraint les Européens à choisir entre la chèvre et le chou (« Choisir » par opposition à « Ménager la chèvre et le chou », ménager des intérêts contradictoires) A l’inauguration de la Foire de Lyon, on met les points sur les i (Donner des explications claires et précises) Lyon-Métro : Une équipe de supporters qui n’a jamais baissé les bras (Abandonner par manque de courage, renoncer à l’action) La communauté arménienne autour de son église, sans esprit de clocher (Préoccupations d’intérêt minime et seulement local) Manufrance encore un jour J : (Jour où doit avoir lieu un évènement notable pour quelqu’un) Le loup dans la bergerie (par Branko Lazitch) (« Enfermer le loup dans la bergerie », laisser entrer un élément dangereux en un lieu que l’on devrait défendre contre lui) Annexe 2 : Exemples extraits de discours publicitaires « Avoir / ou devenir/ la grosse tête » : Être intellectuellement supérieur, être doué surtout en mathématiques « Partir du bon pied » «Patir du bon pied » : Réussir en commençant bien les choses
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Par tous les temps, partez du bon pneu. II n’y a pas un pneu pour la pluie et un pneu pour la route sèche, un pneu pour le pavé et un pneu pour l’autoroute… Un pneu doit atteindre un équilibre assurant les meilleures performances dans tous les domaines a la fois freinage, tenue de route, souplesse, résistance, quelque soit le temps, quel que soit le sol. Le pneu Michelin XZX, sommet de la technique radiale inventée par Michelin, a été minutieusement dose pour arriver à l’équilibre parfait securité – souplesse – résistance.
MICHELIN
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