Años del colera

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6 LOS AÑOS DEL CÓLERA. LAS EPIDEMIAS COLÉRICAS DEL SIGLO XIX EN COLMENAR VIEJO Miguel Ángel de Andrés Santos* Pablo Torres Torres*

España durante el siglo XIX padeció varias epidemias de cólera morbo o asiático. En el transcurso de las cuatro sufridas, la primera en 1817 y la última en 1885, algunos autores cifran el total de fallecidos en 800.000 personas en una población total próxima a doce millones de habitantes, lo que dicho en cifras porcentuales quiere decir, que casi 7 españoles de cada cien murió de cólera en aquellos años. Estas circunstancias conllevaron una importante recesión económica, y una gran inestabilidad social con numerosas revueltas populares. Igualmen* Sociólogo * Abogado


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te conllevó un cambio profundo en la sanidad y en las normativas y acciones higiénicas, aunque no exentas de polémicas, como la referente a la vacuna creada por el español Jaume Ferra. En 1884 Robert Koch descubre el origen de la enfermedad en forma de bacilo; el combate contra su avance tuvo ya desde ese año un sentido científico. Hoy sabemos que el cólera es una enfermedad infecciosa causada por las enterotoxinas del bacilo “vibrio cholerae”. Entonces podían observar que los que enfermaban mostraban un cuadro médico con vómitos y una excesiva diarrea con heces líquidas pero apenas fiebre. Tras un periodo de incubación de uno o dos días, la muerte se producía por deshidratación en menos de una semana. En situación normal la enfermedad se transmite por el agua y los alimentos. Cuando el brote se establece en una población son las propias y abundantes deposiciones (en más de treinta ocasiones por día) las que contaminan con suma facilidad las fuentes de agua potable y las ropas de los afectados. Algunas de las medidas que se aplicaron fueron la creación de cordones sanitarios, cuarentenas, aislamiento sectorial de la población, habilitaciones específicas de hospitales, se mejoraron las condiciones higiénicas de las ciudades con la limpieza más frecuente de sus calles; aunque muchas de estas medidas fueron muy cuestionadas, además de por su dudosa eficacia médica, por la paralización de las actividades económicas que conllevaban. Las sucesivas pandemias que sufrió el país provocaron una recesión económica, así como una oportunidad de cambio profundo en la sanidad e higiene en España. No estuvo exenta de polémicas tanto por empleo de las vacunas creadas por Jaume Ferra, como por las formas de combatir la enfermedad, así como por las políticas empleadas para abordar la enfermedad. Es destacable que el terror causado en la población, debido al gran número de muertes ocasionadas y a la facilidad del contagio, fue motivo de revueltas populares e inestabilidad social. La mortalidad de los diferentes brotes causó unas 300.000 muertes en el periodo de 1833-1834, unas 236.000 muertes en 1854-1855, unas 120.000 en 1865 y otras 120.000 en 1885. Los primeros casos de cólera morbo en España se dieron en Vigo. En la primavera de 1833, se atribuye su entrada a las tropas contendientes en la guerra de Sucesión de Portugal que desembarcaron en Vigo. Hasta el verano de 1834 la epidemia no llegó hasta Madrid, que al igual que el resto de España


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vivía una situación conflictiva tras la muerte de Fernando VII, la regencia de María Cristina y la primera Guerra Carlista. Los consejos médicos sobre el cólera indicaban que, como medida preventiva, era necesario mejorar las condiciones de vida de las clases populares y eliminar los focos de insalubridad que existían en las ciudades, centrándolo en: trasladar los muladares a lugares más lejanos, destrucción de las casuchas que eran hogares de los más pobres, deportación a sus pueblos de origen a las familias “parásitas y forasteras”, limpieza diaria de calles y plazas, situar los puestos de pescados, verduras y frutas en los arrabales controlando su limpieza, evitar basuras, animales muertos y aguas corrompidas en las calles, limpieza de alcantarillas y por último, crear hospitales para los enfermos que carecieran de recursos. La epidemia en Madrid, se cebó entre los más pobres; murieron un total de 4.463 personas. El contraste de fallecidos entre parroquias pobres y ricas fue considerable: la parroquia de San Martín, con 887 muertos, en segundo lugar San Luis, con 418, en tercero San José, con 390, y en cuarto San Sebastián, con 325. Contrastan con las situadas en los barrios aristocráticos, como Santa María con 29 muertos y Santiago y San Salvador con 13 cada una. Los primeros casos se registraron en el mes de julio, durante varios días la prensa no informó de los casos que se daban, pretendiendo dar a los lectores la sensación de que la situación no era grave. Por Real Orden del 2 de julio se establecen los puntos de control en la sierra, puesto Militar en Guadarrama, punto de Observación en Navacerrada y Buitrago, para controlar el acceso a la Capital. El 17 de julio, se produjo en Madrid la matanza de frailes, tras extenderse el rumor de que la epidemia la habían causado ellos al haber contaminado el agua de las fuentes públicas. La grave situación y el temor a no poder convocar, como estaba previsto, las Cortes Generales, hizo que el Gobierno de la Reina Gobernadora promulgara un decreto que decía: “La enfermedad que padece esta heroica villa… ha sido el pretexto de tales excesos; y los enemigos del trono de Isabel II, de su Augusta Madre y de la justa libertad, la verdadera causa…” En estas mismas fechas, y como ya había ocurrido en anteriores ocasiones históricas en las que hubo revueltas o motines, las autoridades municipales publicaron varios bandos en los que se prohibía a los mendigos circular por las calles de Madrid. Florentina Vidal Galache en su libro “La epidemia de


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cólera de 1834 en Madrid” da la cifra de 61.800 reales, como importe que se gastó el ayuntamiento en la expulsión de mendigos y maleantes. Según datos aportados por el médico Mariano G. Samo en su trabajo titulado Memoria Histórica del Cólera Morbo Asiático, publicado en 1858, en la provincia de Madrid 34 fueron los pueblos invadidos. Vallecas el primero y el último la capital, duró cinco meses, comenzando el 21 de junio y finalizando el 20 de noviembre, dando la cifra de 5.294 los afectados y 1.125 los fallecidos en toda la provincia. Como hemos visto otras fuentes no avalan estos datos al considerarlos por debajo de la realidad. La epidemia en España duró un año y cinco meses, afectando a 1.394 poblaciones, la última de las cuales fue Ceclavín en la provincia de Cáceres. En Colmenar Viejo, y con datos del Archivo Parroquial es imposible descifrar de qué moría la gente, ya que sólo constan circunstancias excepcionales. Lo que sí sabemos es que en 1833 murieron 144 personas de las que 75 eran varones (52,1%) y 69 eran mujeres (47,9%) (Tabla 1). El mes de más fallecimientos es octubre con 27 y el de menos junio con 2. Por edades el mayor número de fallecimientos se daba en el grupo de 0 a 5 años, con 64 fallecidos (44,4%) y dentro de este grupo el 46,9 por ciento no llegaban a cumplir un año.(Tabla 2)

Año 1833 Grupo Edad menos de 1 de 1 a 5 de 6 a 10 de 11 a 15 de 16 a 20 de 21 a 25 de 26 a 30 de 31 a 35 de 36 a 40 de 41 a 45 de 46 a 50 de 51 a 55 de 56 a 60 de 61 a 65 más de 65 n/c TOTALES

Hombres 13 19 1 1 4 4 1 0 4 1 1 1 6 4 8 7

Mujeres 17 15 2 2 2 1 1 1 3 0 2 5 3 2 6 7

Total 30 34 3 3 6 5 2 1 7 1 3 6 9 6 14 14

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Tabla 1. 1833, muertes por grupos de edades y sexos. Meses Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre octubre Noviembre Diciembre

Hombres 6 3 5 4 3 1 6 6 16 14 9 2

Mujeres 3 6 5 2 3 1 5 10 8 13 11 2

Total 9 9 10 6 6 2 11 16 24 27 20 4

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TOTALES

Tabla 2. 1833, muertes mensuales por grupo de edades y sexos.

Debería haber cierta costumbre de acoger a niños de la inclusa, habiendo tres casos de fallecimiento, el 17 de febrero, el 18 de marzo y 12 de mayo, en lo que aparece el dato de “en lactancia de la Inclusa”, sin que aparezca la edad. También se hacía constar si la causa era de accidente, sin especificar de qué tipo; así el 3 de enero figura un varón de 60 años, el 29 de agosto un niño de 8 años, y el 8 de noviembre dos hermanos gemelos de 8 días. El médico titular este año era Gregorio Poveda y la comadrona era María Albacete. Las autoridades celosas de la salud pública dictan normas para intentar evitar la propagación de la epidemia. El Gobernador de Madrid dictó y mandó difundir las siguientes en todos los pueblos de la provincia 1: “Gobierno Civil de la provincia de Madrid. Uno, y puede ser que el mejor de los preservativos del cólera-morbo que aflige a varios pueblos del reino, consiste en un buen régimen alimenticio que no haya de excesos en todas las comidas, y que proscriba el uso de algunos artículos evidentemente nocivos en la inmediación de aquella enfermedad. Para indicarlo con seguridad a los habitantes de esta provincia. Cuya salud es mi primer cuidado, me he ayudado de la celosa ilustración e la Real Junta de medicina y cirugía de esta corte, y según su 1 La Revista Española, sábado 5 de julio de 1834


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informe resulta que el pescado conocido vulgarmente con el nombre de melva, ha sido siempre y en todas circunstancias tenido por dañoso; que en las circunstancias presentes lo son todos los que no son blancos , abundan en grasa y están sujetos a encocarse, y más si están salados o escabechados, que son también perjudiciales los marinados y los despojos que vienen de fuera con esta preparación, como los huevos de barbo, las tripas de bacalao, etc. Que son dañosas todas las frutas sin madurar, y las acuosas, como sandías, etc. Los vegetales estimulantes como pimientos, guindillas y demás que tengan aquella propiedad. En un país tan abundante en cereales, legumbres, carnes y frutas de calidad exquisita, pequeño sacrificio es la privación temporal de algunos alimentos que no son de necesidad, ni de uso general tampoco. Confío en que el juicio y la sobriedad de los habitantes de esta provincia los harán abstenerse de ellos en favor de su propia salud, y por deferencia a mi consejo. Sírvase V dar en ese pueblo toda la publicidad posible a este aviso, para que surta los efectos que me he prometido al extenderlo. Madrid a 2 de julio de 1834. El Duque de Gor.

En el año 1834 el aumento de fallecidos respecto al año anterior es espectacular, pues lo hace en un 63,2 por ciento, puesto que si en el anterior hubo 144, en este la cifra llegó a 235. El mes con más defunciones fue octubre con 41, seguido de agosto con 39, el de menos abril con 5. La mortalidad por sexos es prácticamente igual, 50,6 por ciento eran mujeres y el 49,4 hombres, por grupos de edades son los menores de 5 años, los más numerosos (grafico 1) con un total de 132 casos (56.2%). El médico titular era Juan Avellán y de comadrona continuaba María Albacete. El día 15 de febrero fallece el presbítero Pedro Felipe Jusdado, mientras de accidente lo hacen el día 2 de mayo, un niño de 3 años que se ahoga en el pozo de su casa; el día 5 de mayo un varón de 60 años, el día 10 de mayo una mujer de 38 años, el día 28 del mismo mes un varón de 48 años aparece muerto en el puente de El Grajal. El 26 de junio un varón viudo del que no consta la edad y el 30 de julio una mujer casada de la que no consta la edad, siete de accidente.


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Gráfico 1. 1834 muertes mensuales por sexos y grupos de edades

Año 1834 Grupo Edad menos de 1 de 1 a 5 de 6 a 10 de 11 a 15 de 16 a 20 de 21 a 25 de 26 a 30 de 31 a 35 de 36 a 40 de 41 a 45 de 46 a 50 de 51 a 55 de 56 a 60 de 61 a 65 más de 65 n/c TOTALES

Hombres 21 45 7 4 3 2 0 2 1 1 4 1 3 3 12 7

Mujeres 23 43 2 1 1 0 2 2 5 0 6 0 6 4 6 18

Total 44 88 9 5 4 2 2 4 6 1 10 1 9 7 18 25

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Tabla 3. 1834, muertes por grupos de edades y sexos

Posiblemente una muerte que trajo tranquilidad a muchos colmenareños y otros vecinos de los pueblos comarcanos fue la del bandolero Pablo Juan Santos. La última de las fechorías del bandolero serrano y su banda fue el asalto y robo de la diligencia a Valladolid los primeros días del mes de diciembre de


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1834, y teniendo las autoridades policiales noticias de que habían pernoctado el día 8 en La Pedriza, que era su guarida, enviaron en la noche del 9 una columna de infantería mandada por el teniente Isidro Chacón y otra de caballería al mando del comandante Balbino Arce, en el enfrentamiento capturaron a varios bandoleros, mientras otros lograban huir amparados por la oscuridad y lo escarpado del terreno. Los militares les requisaron un caballo y muchos efectos entre los que se encontraban los enseres robados de la diligencia a Valladolid, según informaba La Revista Española del 15 de diciembre de 1834. La captura y muerte del bandolero se produjo el día 14 de diciembre en La Pedriza. La Gaceta de Madrid del día 16 daba cuenta del mensaje enviado a las 10 de noche de ese día por el alcalde mayor al Secretario de Gracia y Justicia con el siguiente texto: “ Se hayan cumplidos los deseos de S.M. y mis deseos, relativos al infame Pablo Santos, a quién acabamos de traer de Las Pedrizas a esta hora, que es la de las nueve de la noche… Mañana hablaré con toda extensión a V.E. de este acontecimiento, suplicándole me lo dispense en este instante, pues casualmente llevo dos días y una noche de estar a caballo sin descanso alguno”. Pablo Juan Santos fue enterrado en el cementerio de Colmenar Viejo el día 16 de diciembre, según los datos que figuran en su partida de enterramiento, había nacido en Miraflores de la Sierra y tenía unos 53 años, era viudo en terceras nupcias de Antonia González, habiendo estado casado antes con Dionisia Ros y la primera vez con María Ximénez. Fue muerto en el sitio de La Pedriza y covacho de Santa Ana. Como ya indicamos anteriormente, en estos años no se incluía en el registro parroquial las causas de muerte por lo que es imposible asegurar los fallecidos por esta enfermedad, si bien es cierto que las altas cifras de fallecidos en los meses de agosto, septiembre, octubre y noviembre apuntan a que estuvo presente la epidemia. También es indicativo el que en un mismo día se produjesen varias muertes como es el caso del día 14 de septiembre y el día 13 de noviembre, en esas fechas padecen 5 personas cada día. El cólera pudo comenzar en Colmenar Viejo el día 2 de agosto con la muerte de dos hermanos de 12 y 8 años, hijos del vidriero local. Un factor de expansión territorial del cólera se achacaba a los grandes grupos de personas que se desplazaban por distintos lugares de España, entre estos grupos se citaba a los batallones militares por las guerras carlistas y a los segadores.


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Aunque no consta que fuera cólera, el día 1 de julio, fallece un varón llamado José Cortezaga, que era natural de Valle de Oro, diócesis de Mondoñedo, y mayoral de la cuadrilla de segadores. El parte médico dice que murió de cólico en el hospital de la Villa y que el Juez de Policía don Alejandro González ordenó su enterramiento inmediato por putrefacción. El 2 de septiembre fallecía un soldado de 23 años que era natural de Manzanares (Ciudad Real). En el vivir cotidiano del pueblo se producían acontecimientos dignos de destacar. La diversión y celebraciones, como no podía ser de otra manera, también estaban presentes. “Colmenar Viejo celebraba este año diversos actos para conmemorar la publicación del estatuto Real y la Convocatoria, con todas las fiestas que permiten los recursos del pueblo. El día 31 de mayo dieron comienzo los festejos con una corrida de toros siendo cedido el ganado por el rico ganadero local, “patriota” y miliciano urbano D. Alejandro Gutiérrez de Rosa, por la noche hubo iluminación general, función de pólvora y repique general de campanas. Al día siguiente se condujo, escoltada por los urbanos, a la iglesia el retrato de la Reina, y se celebró misa solemne y se cantó el Tedeum, por último el 2 de junio hubo función de vacas y cuatro toros, que a invitación del ayuntamiento facilitaron los ganaderos de Colmenar. Durante estas funciones ha estado expuesto el retrato de la Regia Niña, custodiado por los milicianos del pueblo, y por cuatro de Alcobendas. Por otra parte se ha visto en estos días de regocijo al Subdelegado de policía, regidor, individuos de la partida de seguridad y Milicianos, acudir a todos los puntos y ciudad de que reinase el mejor orden y fraternidad entre los habitantes; ha habido sin embargo algunos pocos que quisieron dar muestras de su apego a la tiranía; pero mejor se quiere dejarlos entregados a sus impotentes ilusiones, que turbar en lo más mínimo estas horas de jubilo para el leal vecindario de Colmenar Viejo y demás pueblos del partido que vinieron a tomar parte en el patriótico festejo.” 2 En otro momento, La Revista Española de 19 de junio daba cuenta de una determinación real contra la decisión del Alcalde Mayor de Colmenar Viejo de pretender extender su jurisdicción a lugares de El Pardo. La reina María Cristina, justificaba que mientras apoyaba las propuestas que se le presenta2 Eco del Comercio, 8 de junio de 1834.


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ban para el desarrollo de los municipios, también le correspondía velar por los intereses patrimoniales de sus hijas, y que no iba a consentir que el Alcalde de Colmenar Viejo pretendiese agregar a su jurisdicción la privativa que ejercía el Juez de la Casa Real del Real Sitio de El Pardo, y manifestaba que había venido en mandar en nombre de su excelsa hija Isabel II, que se mantuviera la jurisdicción privilegiada que les correspondía por las ordenanzas y reglamentaciones que había otorgado su amantísimo esposo el rey Fernando VII, ya fallecido. Todo esto lo firmaba en Carabanchel el 16 de junio de 1834. No se sabe si por este incidente o porque ya tocaba, el caso es que el 4 de septiembre se realiza el nombramiento con carácter interino de varios nuevos alcaldes mayores, entre ellos uno para Colmenar Viejo, el nombrado fue don José de Tripiana. Este alcalde dio rápidamente muestra de su capacidad y patriotismo. La Revista Española del 14 de octubre de 1834 da cuenta del desmantelamiento de una “carlinada” en la localidad que costó el empleo municipal a varios funcionarios y el cierre del convento de San Francisco con la detención y traslado a otro de Madrid de los quince frailes que lo habitaban. Aunque el comandante de armas don Balbino Arce y el propio y mencionado Alcalde Mayor no estaban de acuerdo con la noticia publicada y a través del Gobernador Civil obligaban a dicho periódico a incluir el día 17 del mismo mes, una aclaración en la que fijaban que no había empleados municipales implicados, y que los frailes trasladados sólo fueron once quedando uno para depositario y dos presos en el mismo convento. Dicen no poder dar más detalles por ser secreto del sumario pero sí que están encerrados en la cárcel colmenareña un oficial cabecilla y veintitrés paisanos, calificando la acción de “carlinada de poco fundamento”. El 10 de octubre cumplía Isabel II cuatro años, y en Colmenar Viejo, según cuenta Eco del Comercio del día 15 de dicho mes, se celebró por todo lo alto: “El día 10, cumpleaños de S.M. nuestro digno alcalde mayor colgó en el balcón de su casa y colocó bajo un dosel de damasco carmesí el retrato de nuestra inocente Reina cubierto con un velo de seda del mismo color. A las doce formó toda la tropa en la plaza dando frente a la misma casa y acompañado el mismo alcalde mayor del Ayuntamiento, del benemérito comandante de las armas don Balbino Arce y de los oficiales que aquí se hayan, descubrió el retrato, dio los gritos de viva Isabel II, viva la Reina Gobernadora, vivan el Estatuto Real y repetidos los mismos por el alférez D. Manuel Girón al frente de las filas.


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El mismo alcalde arrojó una bandeja de dinero que dio gratuitamente, entre tanto el repique de campanas y una multitud de cohetes disparados de la misma casa solemnizaban el feliz día. Por la tarde el comandante de las armas al frente de los granaderos de caballería y de infantería de la Guardia Real y de los Urbanos de Alcobendas repitió los vivas de por la mañana haciendo la tropa otras tantas descargas; el ayuntamiento invitado por el referido alcalde mayor hizo a la guarnición el obsequio de una libra de carne y un cuartillo de vino por plaza, y el administrador de Rentas Reales dio a cada soldado dos cigarros. Para completar el día hubo por la noche iluminación; el alcalde mayor puso en su balcón una lucidísima de cera que iluminaba toda la plaza. Los urbanos mezclados con los granaderos de la guardia Real entonaron canciones patrióticas en loor de SS.MM.” En los años 1854-1855 una nueva epidemia se desarrolla en amplias zonas del interior del país. Hay autores que afirman que pudo afectar a 1 de cada diecinueve españoles, 5,3 por ciento, uno de los de mayor mortalidad de los sufridos en España durante el siglo XIX. Este brote es el más publicitado en la prensa, dando lugar a grandes situaciones de pánico, a pesar de que ya se apuntaban científicamente los modos de trasmisión y por lo tanto a darse las primeras coordinaciones internacionales respecto a su evolución. En esta epidemia los primeros casos se dieron en Galicia en noviembre de 1853, con la llegada de tres marineros enfermos en el vapor Isabel la Católica. En principio se puso en duda la enfermedad, diciendo que eran cólicos fuertes; pero en enero de 1854, tras un dictamen de una comisión enviada por el Gobierno, los médicos determinaron que se trataba de cólera. La enfermedad se aletargó durante el invierno, para resurgir con violencia durante el mes de mayo. La prensa de aquellos días publicaba: “El cólera asiático en Galicia. sea cual se quiera su carácter originario y esencial, no ataca sino a las clases menesterosas. Su maléfica acción se ejerce solamente sobre las personas predispuestas a él por la mala y escasa alimentación, por el desabrigo, por las malas condiciones higiénicas, en una palabra, de los desdichados pacientes”. 3 En la Capital la actividad colérica que se inicia en 1854, se extiende por todo el año 1855, finalizando bien avanzado 1856. 3 El Oriente, 25 de noviembre de 1854 y La Época, 28 de noviembre de 1 854.


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El Ayuntamiento debate medidas y en la sesión del 1 de junio de 1854, el Conde de la Oliva propone se adopten medidas para que el gran número de gallegos que llegaban a la ciudad en busca de trabajo y que dormían en los soportales de la Plaza Mayor, se les obligara a dormir fuera de la población para evitar que contagiaran la enfermedad. El concejal propuso, aunque sin éxito, que se expulsase de la ciudad a los pobres porque su inmundicia no sólo era repugnante, sino perjudicial para la salud; otras autoridades se sentían preocupadas por la posibilidad de que el cólera se desarrollase por el movimiento de tropas provenientes de Andalucía. Los dos primeros casos mortales de producen el día 10 de septiembre al fallecer dos mujeres en el Hospital General. Según el Gobierno Civil las cifras de l854 fueron 156 invadidos, 120 (76,92 %) muertos, 28 curados y 8 se desconoce. En 1855 hubo 5.556 invadidos, 3.720 muertos que representa el 66,95 por ciento de los afectados. En 1856 los invadidos fueron 793 por 567 (71,5%) los fallecidos. Durante el periodo que duró esta epidemia 6.505 fueron el total invadidos, por 4.407 los muertos, lo se supone el 67,74 por ciento de los afectados. En mayo de 1855, de dieron casos en la provincia de Madrid: Aranjuez, Alcobendas, Buitrago, Guadarrama, Manzanares el Real y El Molar entre otros, además de en la Capital. Hubo varias y diversas teorías médicas, recomendaciones y terapias. Tampoco faltó la teoría de asociarlo a las corrientes telúricas o energéticas de los distintos terrenos. Entre los que así lo creían estaban los franceses Boudin, Boubée y Fourcault y el alemán Pettenkofer, en España la defendió el médico Nicasio Landa, médico oficial de la epidemia colérica de este periodo en Navarra. Este médico clasificó las provincias según el grado de intensidad de los invadidos, colocando a Madrid en el puesto 20, con 36 invadidos por cada mil habitantes, ocupando el primero Pontevedra con 0,8 por mil y el último Logroño con 237 por mil. En otra tabla clasifico el grado de malignidad, situando a Madrid en el puesto 46, el penúltimo con 453 fallecidos por cada mil habitantes, la encabezaba Lérida con 110 y la cerraba Ávila con 498. En la ya citada obra del doctor Samo, aparece que en la provincia de Madrid 78 fueron los pueblos invadidos. Enuncia que en la capital el primer caso se dio el día 10 de septiembre de 1855 y que según las Juntas de Sanidad 8.000 fueron las personas invadidas y 5.626 los fallecidos. Los datos del Ministerio de Gobernación expresan que 236.744 personas fallecieron en España en esta epidemia de cólera.


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Las cifras obtenidas en el Archivo Parroquial nos dicen que en el año 1854 murieron en Colmenar Viejo 168 personas, de las que 100 eran hombres (59,52%) y 68 eran mujeres (40,48%). Por grupos de edades los menores de 6 años, con 73 individuos supone los de mayor mortalidad pues representan el 43,45 de la totalidad. En este año los médicos titulares eran Juan Mayoral y Mariano Bartolomé, apareciendo una sola vez una referencia en un certificado médico Matías Madridano. La comadrona, tan útil entre otras cosas para bautizar a los niños recién nacidos en peligro de muerte, era Águeda Melero. Las muertes por circunstancia especiales o accidente no faltaban, así el 18 de abril, moría Aniceto Paredes, oficial de la cárcel del partido por las heridas que le producía el ataque de un preso, del que hablaremos en el año siguiente. El 21 de abril moría un niño de 6 años, por una herida que se hizo en una pierna con una piedra. El 30 del mismo mes fallecía en accidente, no se indica el tipo, un hombre de 60 años. El 12 de mayo, la señora Rafaela Backerman moría de apoplejía, circunstancialmente en Colmenar Viejo, pues estaba en viaje hacia Miraflores donde pretendía curarse. En el hospital de la villa muere el 11 de junio un hombre de 33 años y el 24, en la cárcel, un preso del que no consta edad, de “disentería carcelaria”. El 19 de julio, fallecía a los 75 años el padre del párroco José Viejo y Martínez. Y en el “tejar de Mamerto Ramón” un hombre del que no aparece la edad. El 10 de octubre fallecía, sin que conste la causa, en el camino del Cierro de las Viñas un hombre de 61 años. Una niña de 8 Gráfico 2. 1854 muertes por grupos de edades y sexos


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meses fallecía sin constar su causa ni su filiación, tras ser abandonada por sus padres. El 18 de noviembre moría un hombre de 36 años al caerse a una mina de la Dehesa. Y el 25 de diciembre un hombre joven de 21 años moría de tisis pulmonar en la cárcel. Tan sólo se da este año una muerte por “cólera esporádico”, u ocasional como deja matizado el médico, un hombre de 26 años. En Madrid se quería renovar el sistema de saneamiento de aguas y el suministro de aguas potables, por lo que el 18 de junio de 1851 se determinó la creación del Canal de Isabel II para traer las aguas desde el río Lozoya. El 11 de agosto del mismo año el rey consorte Francisco de Asís de Borbón, colocó la primera piedra en el Pontón de la Oliva, dando comienzo a las obras, que duraron oficialmente hasta el 24 de junio de 1858, que tuvo lugar la inauguración oficial en Madrid. El trazado y las obras de su instalación se desarrollaban por varios lugares del término de Colmenar Viejo, suponiendo entre otras cosas, varios fallecimientos de obreros. Así el día 13 fallecía uno del que no constan datos de filiación de afección pulmonar. El 1 de abril moría otro por culpa de un barreno; el 19 de mayo otro por “cogerle una piedra”, el 24 de mayo un joven de 19 años, en “Cabeza Cana”, por un barreno; el 11 de julio, una mujer de la que no consta filiación que “la traen muerta del canal”; el 20 de noviembre un niño de 18 meses de “muerte natural”, el mismo día otro de 2 meses, en “Moraleja” y el 27 de noviembre un hombre de 22, del que no consta causa, en “la Parrilla”. En 1855, los dos mismos médicos titulares y la comadrona seguían ejerciendo sus funciones sanitarias. La mortalidad aumentó respecto al año anterior en un 7,14 por ciento y se sitúa en 180 casos, de los que 112 fueron hombres (62,22%) y 68 mujeres (37,78%). Nuevamente los menores de 6 años, representan las cifras y porcentajes más llamativos, 78 casos (47,22 por ciento de las totalidad anual). La estacionalidad mensual tampoco guarda un paralelismo entre los dos años (Gráfico 3), pues mientras que en 1854 el de mayor incidencia fue noviembre con 22 casos, en 1855 lo fue octubre con 29. Las cifras mensuales menores del año 1854 se dan en febrero con 9 casos y en 1855 en julio con 5. En 1855, según los datos obtenidos del Archivo Parroquial, se dan 9 casos de muerte por cólera, comenzando el 17 de mayo en que fallece un hombre de


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Año 1834 Grupo Edad menos de 1 de 1 a 5 de 6 a 10 de 11 a 15 de 16 a 20 de 21 a 25 de 26 a 30 de 31 a 35 de 36 a 40 de 41 a 45 de 46 a 50 de 51 a 55 de 56 a 60 de 61 a 65 más de 65 n/c

Hombres 20 32 3 1 1 3 2 4 2 2 3 2 8 4 9 16

Mujeres 14 19 3 3 1 1 3 1 4 2 1 1 3 4 6 21

Total 34 51 6 4 2 4 5 5 6 4 4 3 11 8 15 8

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68

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TOTALES

Tabla 4. 1855, muertes por grupos de edades y sexos.

50 años, vuelve a mostrarse en agosto con tres casos los días 29 (una mujer de 44 años), 30 (una mujer de 40 años) y 31 (una niña de 4 años). Hay otro caso, un hombre de 25 años, el 8 de septiembre; siendo el más activo y último, octubre con 4 casos, en los días 16 (un niño de 4 años), 18 (un hombre

Gráfico 3. 1854-1855 mortalidad mensual


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de 48 años), 22 (un niño de 7 años) y 23 un hombre del que no consta la edad, que fue el último caso de este año. Por otro lado continuaba la construcción del Canal de Isabel II, y se seguían produciendo un buen número de fallecimientos, concretamente este año fueron 11, dos más que los que produjo el cólera. El día 2 de agosto, moría “por sus padecimientos” un hombre del que no consta la edad; el día 31 moría “de muerte natural” un hombre de 44 años, y de la misma causa otro hombre del que no consta edad; el 10 de septiembre fallece sin constar la causas un hombre de 60 años en “el Bodonal”; el 16 otro de 33 años de calenturas, el 18 otro del que no aparece la edad, de calentura cerebral; el mismo día otro de 59 años, sin que conste la causa en “Moraleja”; el 19, sin constar edad, de fiebre perniciosa; los días 27 de septiembre y 4 de octubre fallecen respectivamente dos hombres sin que conste ni la edad ni la causa y el 18 de diciembre, fallece otro hombre sin que conste edad, al caer en una mina. Igualmente se dan casos de fallecimiento por accidente o con circunstancias especiales. El día 3 de enero muere de accidente un niño de 1 mes. El 19 de enero fallece de “muerte natural” un hombre de 40 años en el campo, al otro lado del río. El 6 de febrero, otro hombre de 36 años muere por la misma causa en “Valviejo”. Al día siguiente muere un niño de 18 meses de accidente. El 15 de marzo muere un hombre pobre sin que conste causa ni filiación. El 30 de abril muere en accidente un niño de 4 años. El 25 de mayo muere un hombre de 28 años de una herida que se había hecho ocho días antes. El día 9 de junio fallece, en la cárcel, un hombre del que no consta la edad, de tisis pulmonar. El 26 de septiembre muere, en el hospital de la villa, un hombre de 26 años de gastrohepatitis. El 2 de octubre fallece en “el bosque de Viñuelas” una niña de 15 meses por dentición. El 7 de diciembre fallece de laringitis aguda la niña Matilde, de 6 años y medio, hija del médico Mariano Bartolomé. El 23 de diciembre murió un hombre del que no consta la edad, tras una operación de congestión cerebral, al que le hicieron la autopsia determinando “que no tenía señal alguna, ni interior, ni exterior de haber sido violentada la muerte”. La violencia fue la causa del ajusticiamiento de Juan Bastero de la Fuente, de 34 años, a garrote ordinario, tras ser condenado a muerte por el tribunal de Madrid. El periódico El Clamor Público, del martes 20 de noviembre da cuenta del juicio en los términos siguientes:” Causa Célebre.—El lunes se verá en la sala primera de la Audiencia territorial de esta Corte la causa criminal contra Juan Bastero, que hallándose preso por haber incendiado la casa de sus padres, dio de puñaladas al teniente de la cárcel, de cuyas resultas murió. Será su defensor el joven abogado con Luis Cortés y Suaña”


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En la vida cotidiana de Colmenar Viejo, un importante proyecto, el llamado tren del norte, el trazado Madrid-Valladolid se debatía en la Junta de caminos, canales y puertos del Congreso de los Diputados, con dos propuestas de trazado sobre la mesa. Una de las opciones partía de la orilla derecha del Manzanares, para seguir por Villanueva de la Cañada, Valdemorillo, cruzar los puertos de la Ventilla y Navalgrande, continuar por Ávila, Arévalo, Medina del Campo a Valladolid, con un coste de ejecución de 146.951.605 reales de vellón. El otro trazado pasaba por Chamberí, Colmenar Viejo, Manzanares, puerto de Guadarrama, San Rafael, Segovia, Olmedo y Valladolid con un presupuesto de 174.481.767 reales de vellón 4 En el periódico El Clamor Público del 27 de junio de 1854 continuaban las disputas verbales y periodísticas sobre los beneficios e inconvenientes de uno u otro trazado, siendo más activos los partidarios de la opción de Ávila, contraria a la de Colmenar Viejo. El Diario Oficial de Avisos de Madrid del 8 de marzo establecía los días 12 y 19 de dicho mes las fechas en que habían de celebrarse subasta para el arriendo de diferentes fincas de labor, por el tiempo de un esquilmo, y todas ellas pertenecientes al común: “Jaramillo”, “Cañagerral”, “La Becerra”, “Quiñón de la Pola”, “Salto Lobo” y “Arroyo de los Trigos”. Celebradas las elecciones de diputados provinciales de Madrid, don José Eugenio Eguizábal, resultó electo por el partido judicial de Colmenar Viejo.5 El Diario Oficial de Aviso de Madrid, en un suplemento al día 30 de mayo, daba cuenta de la cuestación a favor de la Inclusa y del Colegio de la Paz, que había tenido lugar el Jueves y Viernes Santos en las iglesias de los pueblos de la provincia. En Colmenar Viejo pidieron las señoras Rosa Izquierdo, Ana María López, María Sanz, Hermenegilda Mateo, Tomasa Pérez, Micaela Ávila, Hilaria Palacios, Francisca Olalla, Manuela Santos, Ignacia Alamín, María Asunción Vilches, Tomasa Martínez , María Ezquerra y María Martín Paredes, consiguiendo recaudar 57,30 reales. El mismo diario oficial con fecha 16 de julio fijaba para el día 9 de agosto la fecha de la subasta de un bien del Estado, perteneciente a los llamados “bienes mostrencos”, concretamente era un solar en el centro del pueblo denominado “Tahona Quemada”, “con una superficie de trece mil seiscien-

4 La Época, 2 de enero de 1854. 5 La España, 18 de marzo de 1854.


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tos sesenta pies (la equivalencia del pie es 0,278635 metros), en que existe un sótano de ochocientos cincuenta pies de pavimento: linda al mediodía con la calle de la Capilla, al norte con casas de Julián Mansilla y herederos de Juan Morando, al saliente con otra de Marcos Santos, al poniente con calle del Fuego, ha sido tasada en nueve mil novecientos reales, por cuya cantidad se saca a subasta, a petición de don Fernando Ortega.” El periódico El Clamor Público del día 1 de agosto daba cuenta de que “Colmenar Viejo, adherido al glorioso alzamiento de esta capital, celebró con fiestas y regocijos públicos el triunfo de la libertad” refiriéndose a como se vivió en este pueblo la llamada “vicalvarada” del general O´Donell. En cuanto a impuestos, en 1855, el importe total de los 34 pueblos que formaban el partido judicial referido a la cuota de la contribución territorial, de un trimestre, ascendía a 215.425 reales y la del subsidio industrial 26.300 reales; siendo las cifras de Colmenar Viejo 40.529 reales y 6.791 reales, respectivamente; superado en los pueblos de la provincia tan solo por Aranjuez 43.905 rs. y 14.630rs. en cada uno de los impuestos, Getafe sólo en la territorial con 41.335 rs; y Alcalá de Henares y Navalcarnero en la industrial con 14.931 rs. y 12.315 rs., respectivamente. Por lo tanto en una hipotética clasificación provincial de riqueza, sin incluir la capital, Colmenar Viejo ocuparía el tercer puesto en lo referido a la riqueza territorial, actual IBI urbano y rústico, y cuarto en la riqueza industrial.(6) La Esperanza de 30 de abril de 1855 contenía la noticia de un acto religioso que se celebró en la nueva cárcel del partido: “Hoy hemos tenido un día de placer con la Comunión de 48 presos, quienes dispuestos desde ayer por la tarde, ansiaban que llegase el domingo para dar una solemne prueba de su obediencia al precepto de la Iglesia. Este acto, aunque grandioso todos los años, ha sido este aun más por las circunstancias de ser nueva la cárcel, concurrir el juzgado con todas su curia y el ayuntamiento con un sinnúmero de fieles que han acompañado a S.D.M. con una devoción inexplicable. El local donde han comulgado estaba vistosamente adornado, y la compostura de los presos conmovía, al verlos derramar lágrimas cuando el párroco los exhortaba, manifestándoles cómo la Iglesia no ve más que hijos cuando reparte sus dones.” 6 Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 9 de febrero de 1855


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Una década después, en 1865, la situación política era bien distinta, pues si en 1855 gobernaban los liberales que pretendieron dar amplia información de los problemas sanitarios publicando semanalmente los datos de su evolución, en 1865 gobernaban los unionistas de O´Donnel que tras negar el problema trataron de ocultar los datos. Esta política conllevó una fuerte crisis industrial, financiera, política e informativa..El brote de la enfermedad, junto a la crisis social, hace que se vacíen ciudades como Madrid y Burgos. Las gentes huyen de las ciudades abandonando sus negocios y dejándolas despobladas. También, el abandono se producía en el campo, lo que traía periodos de carestía que afectaba a grandes grupos de población, sobre todo los más humildes. El abandono de la producción se dejó sentir hasta varias décadas posteriores. El cólera entró en España por el puerto de Valencia. Las provincias más afectadas fueron Valencia, Gerona y León. En Madrid el primer caso se dio el 15 de agosto, siendo la cifra oficial de muertos de 2.869 personas, por meses el de mayor mortalidad fue octubre con 2.205 muertos. Según cifras del doctor Hauser fueron invadidas 486 localidades de 31 provincias. En la de Madrid fueron 26 los pueblos invadidos, Colmenar Viejo entre ellos con cuatro casos. Pero fue el año 1864 uno de los de mayor mortalidad de la época, al menos en Colmenar Viejo, donde fallecieron un total de 289 personas, 147 varones (50,87%) y 142 mujeres (49,13%). La mortalidad infantil de menores de seis años es sobrecogedora alcanzando la cifra de 190 fallecidos, lo que equivale al 65,74 del total de fallecidos ese año. (Tabla 5) La principal causa de muerte de este año fue una epidemia de sarampión que se desarrolló entre el 2 de agosto, día en que falleció un niño de 2 años y el 1 de diciembre, un niño de 4 años. De un total de 132 afectados, tan sólo 11 eran mayores de 7 años. Los meses de mayor virulencia de la epidemia fueron septiembre y octubre con 51 víctimas cada uno. (Tabla 6) La curva de la mortalidad mensual con la cifra general marca una meseta con crecimiento y una posterior caída muy similar, mientras la que representa el porcentaje de la segunda sobre la primera tiene unas formas de ascenso y descenso más suave, reflejando todo ello conformación del cólera sobre el total y su importante peso porcentual en los meses en que se manifiesta. (Gráfico 4)


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Año 1864 Grupo Edad menos de 1 de 1 a 5 de 6 a 10 de 11 a 15 de 16 a 20 de 21 a 25 de 26 a 30 de 31 a 35 de 36 a 40 de 41 a 45 de 46 a 50 de 51 a 55 de 56 a 60 de 61 a 65 más de 65 n/c TOTALES

Hombres 23 70 5 0 3 5 3 3 1 2 2 4 1 9 14 2

Mujeres 31 66 7 2 1 2 0 3 4 4 1 2 6 6 5 2

Total 54 136 12 2 4 7 3 6 5 6 3 6 7 15 19 4

147

142

289

Tabla 5. 1864. muertes por grupos de edades y sexos

Sarampión Mes Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre Totales

Hombres 3 31 24 7 3

Mujeres 13 20 27 3 1

Total 16 51 51 10 4

68

64

132

Tabla 6. 1864 Sarampión, muertes mensuales por sexos.

En este año los médicos fueron Joaquín Mayoral y Mariano Bartolomé y las matronas Águeda Melero, Alejandra Martín y Dorotea García. Entre las muertes acaecidas tenemos las de dos escribanos del Juzgado, ambos de afección cerebral, el primero con 67 años el 13 de abril y el otro, con 65 años el 14 de septiembre. El 25 de abril, moría en la cárcel de pulmonía, un varón de 30 años, natural de Aranjuez. El 14 de septiembre, en “el Bohonal” y de garrotillo, un niño de 3 años, certifica la muerte el médico de San Agustín, Francisco Bajo.


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Gráfico 4. 1864 muertes mensuales totales y por sarampión con porcentajes

El 15 de diciembre, por falta de lactancia un niño de cinco días fallece en la casa del guarda de “Valdeleganar en el Monte de El Pardo”. Entre los acontecimientos generales que marcaban los aconteceres diarios, los colmenareños esperaban, por recomendación de las autoridades que se pusieron al frente de los vecinos, la llegada de un predicador que había salido de Torrelaguna “entre dos guardias civiles por medida gubernativa a favor del orden público”, y que en opinión del periódico que daba la noticia “predicaba de un modo extraño en el púlpito contra los que no iban a oírle”. 7 Con la llegada de la primavera una plaga de langosta asolaba los campos colmenareños. Dado que la plaga se extendió por varios pueblos de la provincia, la Diputación aprobó un presupuesto extraordinario de 100.000 reales para intentar controlarla. Se crearon cuadrillas de peones que recibían un sueldo de 9 reales diarios.8 7 La Iberia, del día 27 de abril de 1864. 8 La Iberia del día 7 de mayo de 1864.


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Baltasar Gemme y Fuentes había sido elegido diputado provincial en las últimas elecciones celebradas; pero el 16 de noviembre, insertó el periódico La Iberia un escrito “A los electores independientes del distrito de Colmenar Viejo”, en el que tras manifestar su única voluntad de trabajar por este distrito y sus gentes ponía en entredicho los argumentos y argucias de sus contrarios políticos que le desposeían de su condición de diputado que había ganado en las urnas porque argumentaban que no cumplía el requisito legal de tener una renta anual superior a seis mil reales. Y aseveraba: “ Necesito decir a los electores de Colmenar Viejo, por si no lo saben, que acredité con escrituras públicas de arrendamiento, que existe aún en el Consejo de Estado, y a los que acompañé los correspondientes títulos de propiedad, que yo disfruto de bienes propios, desde hace cinco años y seis años, una renta de más de once mil reales, en varios pueblos de la provincia de Madrid”. 9 A finales del año. la población colmenareña y de otros pueblos comarcanos conocía con satisfacción la terminación del expediente de declaración de utilidad pública y clasificación de la carretera de Colmenar Viejo a Miraflores, lo que daba vía libre, tras la aprobación del proyecto facultativo, a su realización. 10 El nuevo año 1865 fue más moderado en fallecimientos, descendiendo la cifra un 40,14 por ciento y situarse en 173 casos. 95 hombres (54,91%) y 78 mujeres (45,09%). Una vez más la mortalidad infantil presenta una cifra altísima 96 casos de ambos sexos (55,49%). En cualquier caso nada comparable, (Gráfico 5) con el año anterior, pero sólo para los menores de seis años, ya que para el resto de las edades es muy parecido. Al observar los fallecimientos por meses y durante los dos años, vemos que la incidencia de la epidemia de sarampión en 1864 eleva la curva en forma de campana, mientras que el siguiente año, los casos de cólera lo hace de manera mucho menos significativa.(Gráfico 6) También en este año se dan algunos coletazos de la epidemia de sarampión, cinco en total: 1 en enero, 3 en febrero y otro en diciembre. En cuanto al cólera según los datos del archivo parroquial, fueron cuatro casos, el primero se dio el 1 de septiembre con el fallecimiento de un varón de 8 años, el 17 y el 29 de dicho mes fallecieron, un niño de 5 años y una

9 La Iberia del día 22 de noviembre de 1864. 10 La Soberanía Nacional, del día 30 de diciembre de 1864.


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Gráfico 5. 1864-1865 muertes comparativas anuales por grupos de edades.

Gráfico 6. 1864-1865 muertes comparativas anuales por meses.

mujer de 38, respectivamente y el último el día 12 de octubre un varón de 3 años. Estos datos están en contradicción con los publicados en La Correspondencia de España del día 28 de septiembre, que a fecha del 25 del mismo mes


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daba la cifra de 7 invadidos por la enfermedad y 6 muertos, según datos del Gobierno Civil, que en esas fechas dispuso que saliese para este pueblo un médico para asistir a los coléricos Los colmenareños a pesar de sus problemas, se sentían solidarios con las catástrofes que asolaban a los demás, como fue el terremoto que arrasó una parte de Andalucía, la revista Primera Enseñanza abrió una suscripción de ayuda en la que colaboró el maestro Domingo Almeida con 3 rs, su esposa Josefa Santos de Almeida con otros 3, su hija Araceli Almeida Santos con 2, su nieta Araceli Rieu y Almeida con 2, y otros dos por la memoria de Juan Martín Rieu y Almeida. También los alumnos de su escuela aportaron 49,96 reales.11 Los litigios entre vecinos por los linderos o por los caminos han sido una constante, pero no hasta el punto de ser necesaria la intervención real y la del gobierno. Pascual Corral y Juan Sanz eran propietarios de dos fincas en el sitio de “Navarredondilla”, y presentaron en el Juzgado de la localidad un interdicto contra Antonio Díaz, por haber cerrado y tapiado una finca adquirida en la subasta de bienes de propios, interrumpiendo la servidumbre de paso a sus tierras por una vereda que arrancando en el puente de El Grajal se dirige al prado del “Pepino” hasta enlazar la vereda del “Vado de la Tabla”. Falló el juez restituyendo el derecho, el sr. Diaz apeló a la Audiencia Territorial que ratificó la sentencia, por lo que este señor recurrió al Gobierno Civil de la Provincia presentando las escrituras del bien adquirido y en las que no figuraba tal servidumbre por lo que demandaba su derecho ante la administración que le daba la razón entrando en un problema de competencias entre el Gobernador y el Juez, que hubo de resolver la Reina a favor del poder judicial, tras consulta al Consejo de Estado en pleno, quedando “rubricado por la Real Mano” el día 20 de febrero de 1865 y firmado por el Presidente del Consejo de Ministros Ramón María Narváez.12

LA EPIDEMIA DE 1885 Una de las epidemias más estudiada en España es la de 1885, debido en gran parte a los avances médicos, como la vacuna del doctor Ferrán y la identificación del microorganismo causante por Koch en 1883. También nosotros la hemos dedicado un análisis demográfico más amplio al comprender los años que van desde 1880 a 1885.

11 Boletín Primera enseñanza, del día 3 de febrero de 1865 12 Gaceta de Madrid, miércoles 12 de abril de 1865


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Ya en el verano de 1883, y ante las noticias de que se estaba produciendo un importante número de casos en diversos países, la Dirección General de Beneficencia y Sanidad recomendó una vigilancia exhaustiva, y el 24 de julio remitió una circular a los Gobernadores Civiles ordenando la convocatoria de las Juntas de sanidad y la obligación de mandar partes diarios a Madrid sobre las afecciones. La epidemia entró en España en 1884 por el puerto de Alicante, en un barco procedente de Orán. Los escasos contagios se dieron en el verano y el otoño, afectando tan sólo a 8 municipios de las provincias de Alicante, Tarragona y Lérida, con una cincuentena de fallecidos; lo que le sirvió al Gobierno para imputar el éxito a las medidas de aislamiento y acordonamiento de los afectados que había efectuado. El bacilo estuvo dormido hasta el mes de mayo de 1885, que resurgió en Javea y en junio ya estaba en varias provincias, entre ellas Madrid. En Julio ya estaban afectadas quinientas poblaciones de veinticinco provincias. El 2 de julio, el rey Alfonso XII, viaja en contra del criterio del Gobierno a Aranjuez, población altamente afectada, y visita varios enfermos en los distintos hospitales. A su regreso el pueblo madrileño le vitorea y aclama. Aranjuez tenía 8.l54 habitantes, 1.621 fueron los invadidos y 843 los fallecidos; la epidemia duró del 17 de junio al 27 de julio. Los debates médicos y la vacuna del doctor Ferrán avivó la polémica que se extendió a la prensa y al Parlamento, mientras unos defendían la aplicación general de la vacuna el ministro Romero Robledo defendía el mantenimiento del aislamiento de los enfermos y la cuarentena; pero la intensa acción de la oposición en contra de esta teorías, llevó a la dimisión del ministro y al desprestigio del partido conservador. El 16 de julio el Círculo de la Unión Mercantil de Madrid protesta airadamente por la declaración oficial de la epidemia y el día 20 acuerda el cierre de todo tipo de comercios, incluidas las tabernas, lo que aviva las protestas y alborotos populares y las cargas policiales. El general Pavía ocupa militarmente las calles de Madrid, las tropas a su mando no se acuartelan hasta pasadas las dos de la madrugada. En la provincia de Madrid, con una población de 594.194 habitantes, la epidemia se prolongó desde el 4 de junio al 27 de octubre, con una intensidad de 24,79 casos diarios, hubo 8.584 invadidos y 3.619 fallecidos.


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España tenía una población total de 16.631.869 habitantes, la epidemia duró 330 días entre el 5 de febrero y el 31 de diciembre, afectando a 2.247 municipios, 339.724 fueron los invadidos y 120.245 los fallecidos. Solamente cuatro provincias: La Coruña, Las Palmas, Tenerife y Baleares no se vieron afectadas. La evolución poblacional de Colmenar Viejo, al igual en grandes rasgos la española, se vio afectada por varias epidemias sanitarias y condicionamientos atmosféricos y políticos que impidieron la transición demográfica. César Silió y Cortés, a finales del siglo XIX, se refirió a España como “el país de la muerte”. Durante el último cuarto de ese siglo, las tasas de mortalidad españolas fueron las más altas de la Europa Occidental. Es casi imposible, debido a los pocos datos demográficos oficiales, que se publican oficialmente por primera vez en 1842, establecer las variaciones poblaciones en periodos iguales, hemos confeccionado el siguiente cuadro (Tabla 7) a partir de diversas fuentes y autores, haciendo referencia de donde está tomado cada dato, los números en blanco con fondo negro son los únicos que tienen carácter oficial por corresponder al INE. Evolución de la Población en Colmenar Viejo s.XIX Año 1829 1842 1845 1860 1865 1867 1877 1881 1882 1885 1887 1890 1897

Habitantes 3.608 (a) 4.509 (b) 4.509 (c) 5.115 (b) 5.115 (d) 4.415 (e) 4.415 (b) 4.389 (f) 4.423 (g) 4.409 (h) 4.423 (b) 4.577 (i) 4.885 (b)

Tabla 7. Población de Colmenar Viejo en diversos años del siglo s.XIX.

a) Diccionario Geográfico y Estadístico para España y Portugal. Miñano y Bedoya, Sebastián.1829. b) Series Históricas de Población INE, c) Diccionario Geográfico, Estadístico, Histórico de España y sus posesiones de ultramar.Pascual Madoz, Tomo VI. Madrid 1847. d) Crónica de la Provincia de


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Madrid” de 1865, Cayetano Rosell y López e) Anuario administrativo y estadístico de la provincia de Madrid para el año de 1868 Diputación Provincial (1868-1869). f) Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración. 1881. g) Diccionario Geográfico, Riera, Sanz Pablo, 1882. h) Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración. 1885. i) Colmenar Viejo, Manuel Ayala y Francisco Sastre, 1890. Este dato coincide con el expresado por Anuario administrativo y estadístico de la provincia de Madrid para el año de 1888.Diputación Provincial (1888-1889) y que refería cifras de 1887 En dos años pocas calles nuevas pudieron abrirse en Colmenar Viejo, por lo que nos haremos una clara idea de cómo era el pueblo, en cuanto a su extensión urbana y sus calles, por lo que se dice en el Anuario estadístico de la Provincia de Madrid de 1888 haciendo referencia a datos del año anterior. “Viven en las 1.240 casas que tiene en la actualidad, agrupadas en las calles llamadas Guindo, Alamillo, Soledad, Amargura, de la Plaza, del Estanco, Candil y Olivar, Navalaosa, Matadero, del Socorro, del Beneficio, del Rastro, Glovio (Glorio), de los Boteros, de la Libertad, de los Duques de la Torre y de la Victoria, Tragamanzanas, Retama, Plazuela de Topete, San Sebastián, Mosquilona, de la Ventanilla y de la Cuesta, del Trueno, de la Luna, de Mendizábal, de la Cruz de San Francisco, Boalito, Infantas, Seguras (Sogueros), Carretas, de Magra (Pza. de Almagro), Ventanilla, de los Tintes, Carrillejo, Rivera, Platerías, Olivo, Alcuzuela (Alcuruela), Sombrero, Nueva, Marina, Comisario, Alférez, Gaminde, Prim, Berengena, de la Iglesia, del Pilar y del Reloj, de Toledo (Toldo), Colmenar del Cura, María Torres (María de la Torre), Morales (Moralas), Pedro López, Plazuela Eugenia (Eugenio), del Cura, Ondarrix (Hondorrio), del Sordo, del Arroyo (Pza. del Sordo Arroyo), del Tinte, del Moncayo, del Capitán, de la Cadena, Torrera, Puerta del Sol, Santa Ana, Bamorano (Zamorano), Higuera y Huerta”.

EL SEXENIO 1880-1885 Para llegar al análisis del cólera de 1885 en Colmenar Viejo, hemos querido partir de un análisis demográfico de cada uno de los años del sexenio que van desde 1880 a 1885, en lo referente a matrimonios, nacimientos y más extensamente y pormenorizadamente en las defunciones, precisando que los datos han sido obtenidos del Archivo Parroquial de la localidad. Los matrimonios se celebraban prácticamente durante todos los meses del año, aunque el mes de noviembre es el preferido en cuatro de los seis años analiza-


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dos, al igual que diciembre el que menos, pues en tres de estos años no se casó nadie. A su vez si totalizamos el periodo sexagenal por meses, noviembre acumularía un total de 46 matrimonios, frente a los 4 de diciembre. En cuanto a la totalidad por anualidades (Gráfico 7) 1880 es de mayor número de matrimonios, continuando una bajada escalonada hasta llegar a 28 en 1883, para volver a crecer hasta los cincuenta, y ponerse en cabeza del periodo. Otra circunstancia que se da en los matrimonios de este periodo es que de los 228 celebrados, en 45 (19,74 %), al menos uno de los contrayentes es viudo. El año en el que más matrimonios se celebran, con al menos un viudo como contrayente, es 1885, con 13 (26%) de 50. La edad media de los contrayentes colmenareños, en primeras nupcias, era en dicho año de 24 para los hombres y 22 para las mujeres. Una de las finalidades de los matrimonios era la reproducción, que en estos 6 años suponen la cifra total de 1.181 nacidos, 600 (50,48%) hombres y 581(49,20%) mujeres. Las cifras anuales son 194 nacidos en 1880, 173 en 1881, 203 en 1882, 173 en 1883, 203 en 1884 y 200 en 1885. (Gráfico 8). En el sexenio, el mes de marzo es el que acumula mayor número de nacimientos, pues en cuatro años se presenta como el que más nacimientos suma. Tomando el conjunto de los 6 años, dicho mes alcanza la cifra de 128 naci-

Gráfico 7. 1880-1885 matrimonio comparativa totales anuales


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Gráfico 8. 1880-1885 nacimientos comparativa totales anuales.

dos, seguido de febrero con 127. En cuanto al de menos casos es julio con 63 nacimientos y colocado como menor en dos anualidades (Gráfico 9). Para una mejor visualización inmediata Hemos marcado en negrita y cursiva sobre fondo gris las celdas que tienen el dato mayor de cada año y en blanco y fondo negro el menor ( Tabla 8). En la parte opuesta tenemos los fallecimientos que en los denominados años de epidemias que mostraron como los protagonistas. En el sexenio la cifra total de muertos fue de 952, pudiendo observar los totales anuales en el adjunto gráfico.

Mes Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre

1880 11 18 10 15 12 17 13 16 21 20 17 24

1881 13 23 25 19 10 11 7 18 10 14 12 11

1882 20 25 23 16 18 14 10 21 11 9 16 20

1883 13 23 25 19 10 11 7 18 10 14 12 11

1884 20 16 21 19 14 14 13 11 21 19 15 20

1885 19 22 24 14 21 12 13 16 18 19 9 13

T. Mes 96 127 128 102 85 79 63 100 91 95 81 99

Totales

194

173

203

173

203

200

1181

Tabla 8. 1880-1885 Nacimientos totales mensuales.


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Gráfico 9. 1880-1885 nacimientos representación anuales por meses.

Los datos totales de cada año, debido a sus importantes diferencias nos indican que cuando la cifra crece de una manera importante debe existir una causa anómala para tal expresión, esta anomalía, en este periodo, siempre tiene como su consecuencia en una epidemia. (Gráfico 10) Si observamos el Gráfico 11 vemos como en los años 1880 y 1885, sus curvas se elevan en sobremanera; nos está indicando visualmente que se han producido un importante número de fallecimientos respecto a su propio año y también respecto al periodo estacional de los demás, clara indicación de la intensidad y duración de la epidemia. El año 1880 es el año de cifras más bajas en mortalidad en el sexenio que estamos analizando; de los 101 fallecidos, 60 (59,4%) fueron hombres y 41(40,6%) mujeres. En cuanto a la mortalidad infantil, supone el 39,6 por ciento de la totalidad anual. Agosto ( Gráfico 12) es el mes de más muertes con 14 casos, mientras el de menos es julio con sólo 3 y sólo hombres. Este año se produce una muerte violenta el día 25 de agosto, se suicidó Serafín Gallardo Alcalde, Catedrático de Medicina, Presidente y Fundador del Colegio Médico de la Habana (Cuba), recordemos que en esta fecha todavía era territorio español. Era natural de Fuenmayor (Logroño). El Periódico La Iberia de 30 de agosto de 1880 da la noticia del suicidio, pero dice sucedió en


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Gráfico 10. 1880-1885 mortalidad totales anuales.

Gráfico 11. 1880-1885 muertes mensual en cada uno de los años.

Navalcarnero. El Criterio Médico, publicado el siguiente año lo narraba de esta manera: “Parece que un sujeto bien vestido y de maneras distinguidas se hospedó en la mejor posada de la localidad, y dejando su aposento, dirigióse al camposanto y se mató disparándose un revólver sobre la sien. Avisado


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Gráfico 12. 1880 muertes mensuales por sexos y totales.

el juez del triste suceso, acudió al cementerio y reconociendo el cadáver, resultó ser el notable médico D. Serafín Gallardo, que hace poco llegó a Madrid de Cuba, en donde había demostrado relevantes dotes de hombre de saber en algunas obras de medicina que escribió. En los bolsillos del suicida encontróse una carta manifestando su resolución de matarse y suplicando al juez aceptara como recuerdo el revolver y un cajón de cien cigarros habanos, y que de cien duros que llevaba en el bolsillo, se destinara la mitad para su entierro y el resto, para gastos de hospedaje y accesorios”. 13 En cuanto a la vida cotidiana, los colmenareños y manzanariegos se pusieron tan contentos al ser aprobado por la Diputación Provincial el trazado de un camino entre los dos pueblos, los costes de la obra habrían de pagarse las cuatro quintas partes por la administración provincial y la otra quinta por los ayuntamientos respectivos. El Boletín Oficial de la Provincia del día 10 de marzo, fijaba la subasta de la construcción para el día 10 de abril siguiente. El adjudicatario fue Antonio María Martínez, según el mencionado diario Oficial de 22 de mayo.14 El Imparcial de ese mismo día, daba la noticia de que en la sesión del Congreso de los Diputados del día anterior, sin debate, se había aprobado el pro13 El Criterio Médico, del día 30 de septiembre de 1881. 14 La Correspondencia de España, del día 10 de enero de 1880.


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yecto de construcción de un ferrocarril de vía estrecha desde Madrid a Colmenar Viejo.15 El Siglo Futuro informaba de una gran tempestad en Colmenar Viejo: “el 16 del actual descargó en dicho punto tan formidable tempestad que arrastró diferente ganado, pereciendo gran parte de ellos. La violencia de las aguas ha destruidos varios caminos vecinales y algunos puentes recientemente reparados por el ayuntamiento. La cosecha ha quedado completamente destruida, y el pueblo se halla consternado. La situación precaria hace imposible acudir a socorrer a las muchas familias que se han quedado en la miseria, por lo que se ha acudido al gobernador de la provincia y diputación provincial en demanda de algunos socorros del fondo de calamidades”.16 Las inclemencias meteorológicas también aguaron las Fiestas Locales, según el Boletín de Loterías y Toros, “Mateito” no pudo estoquear los dos toros que estaban programados por culpa del agua que calló el sábado, aunque a pesar de las inclemencias sí se corrieron vacas y novillos por los aficionados locales, que según el periódico fueron tan valientes con el agua como con el ganado. El festejo se pospuso para el domingo y el lunes el mismo torero estaba anunciado con otros dos toros. Los festejos se celebraban en la Plaza Mayor del pueblo.17 En 1881 se produjo un importante número de defunciones hasta llegar a la cifra de 203 casos, los porcentajes por sexos se situaron próximos al 50 por ciento, puesto que 102 fueron hombres y 101 mujeres. (Gráfico 13) La mortalidad infantil volvía a marcar la parte más negativa pues fallecieron 133 menores de 6 años, que representa el 65,5 por ciento del total. El mes de mayor mortalidad fue agosto con 48 casos y el que menos abril y mayo con 6 cada uno. Otra vez más una epidemia, esta vez de sarampión que comienza el 24 de junio con la muerte de una niña de tres años y que termina el 11 de septiembre con la muerte de otra niña de un año, mata a un total de 24 menores. Por meses, en junio hay una victima, siete en julio, catorce en agosto y dos en septiembre. También la meningitis afecta a una veintena de individuos, que aunque la mayoría son menores de seis años, se da un caso en un joven de 11 años y otro 15 El Imparcial, del día 22 de mayo de 1880 . 16 El Siglo Futuro, del día 22 de mayo 1880. y La Iberia, del día 23 de mayo 1880. 17 Boletín de Loterías y Toros, 30 de agosto de 1880.


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Gráfico 13. 1881 muertes mensuales por sexos y totales

en una mujer de 60 años. Se contabilizan tres muertes en enero, una en abril, nueve en julio, dos en agosto, tres en septiembre y dos en octubre; dándose el último caso el 11 de este último mes. Por otro lado, el 6 de enero moría el sacerdote, también ganadero, Antero López Cotillo a los 72 años, siendo enterrado en la capilla de la Ermita del cementerio. También con 72 años, y el día 10 de junio lo hacía el farmacéutico Antolín Morando Peinado. Y a los 49 años, Calixto Madridano Paredes, que era notario eclesiástico y el 31 de octubre, el que era médico titular, Isidro Vélez Morayta, que había nacido 35 años antes en Casalareina (Partido Judicial de Haro, La Rioja).


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En cuestiones de la vida cotidiana, a primeros de agosto se conocía que ya estaba aprobado el proyecto para la construcción de una nueva cárcel.18 En el mes de abril era nombrado escribano sustituto para el juzgado de Colmenar Viejo Luis Gutiérrez Gómez.19 También en este mes, y en el camino que va de Colmenar Viejo a Guadalix de la Sierra, en el lugar denominado “Arroyo de Muchos Cantos”, fue asaltado y maltratado, en la noche, por dos hombres armados, un vecino de ese último pueblo, robándole 13.000 reales, 11.000 en papel y 2.000 en metálico.20 Y el Ayuntamiento, como se extralimitó en sus funciones, quedó suspendido por el Gobernador Civil entre el 15 y el 25 de abril hasta que todo volvió a la normalidad.21 En el mes de mayo hubo elecciones municipales para cubrir la mitad de los concejales que cumplían mandato, resultando elegidos: Luis Gutiérrez, Leandro Corral, Manuel Puente, Eduardo González, Lorenzo Mansilla y Mamerto Gallego. Y el Boletín Oficial de Avisos del 7 de agosto, declaraba incapacitados legalmente para ejercer el cargo de concejales, que se mantenían de la anterior elección, a Vicente Rozalem, Alfonso Berrocal y Julián Corral por haber sido partícipes del remate de consumos del ramo de cereales en ese año. Posteriormente el Gobernador Civil fijaba los días 15 al 18 de septiembre para la elecciones parciales de concejales y del 26 de septiembre al 3 de octubre para que la Comisión resolviese las posibles reclamaciones.22 Anteriormente, el 1 de julio era nombrado nuevo alcalde de Colmenar Viejo el médico Eduardo González Serrano.23 En el mes de julio y por subasta judicial se vendían en pública subasta un lote compuesto de una casa en la calle de la Iglesia, 12, valorada en 26.006,10 ptas, otras cosas en el número 2 de la misma calle, valorada en 4.013,12 ptas., otra casa destinada a Tenería en la Calle Los Tintes, valorada en 619,15 y una finca rústica en 555 ptas.24 18 El Imparcial, del día 5 de agosto de 1881. 19 La Iberia, del día 19 de abril de 1881. 20 El Liberal, del día 14 de abril de 1881. 21 La Discusión, del día 14 de abril de 1881. La Iberia, 26 de abril de 1881. 22 La Iberia, 13 de mayo de 1881. Diario Oficial de Avisos de Madrid, de 28 de septiembre de 1881. 23 El Globo del día 25 de junio de 1881. La Iberia del día 25 de junio de 1881. La Correspondencia de España del día 2 de julio de 1881. La Iberia del día 2 de julio de 1881. 24 La Correspondencia de España del día 19 de julio 1881. Diario Oficial de Avisos de Madrid del día 19 de 1881.

julio de


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El año 1882 supuso la casi normalización, si a lo que sucedía en aquellos tiempos se le puede considerar así, de la mortalidad, pues bajó a 171 casos, un 15,8 por ciento menos que el año precedente, correspondiendo 99 fallecimientos (57,90%) a los varones y 72 (42,10%) a las mujeres. Pero continúa siendo un gran lastre para la sociedad colmenareña la muerte infantil. 70 niños, el 40,94 por ciento de todos los fallecidos este año, murieron antes de cumplir los seis años. ( Gráfico 14 ) Entre otras defunciones tenemos que el día 8 de abril fallecía en la cárcel, de viruela, un hombre de 24 años natural de Urtes (Pamplona), que era labrador y residente en Fuencarral. El día 4 de mayo moría por causa violenta Juan Martín Olalla, pastor de 24 años. Y el 14 de junio, fue encontrado muerto en un charco en el “Arroyo Mojapán”, José de la Morena Criado, de 35 años de edad, pastor, en avanzado estado de descomposición al calcular que llevaba muerto unos quince días;

Gráfico 14. 1882 muertes por grupos de edades.


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el parte médico establecía que la causa de muerte había sido estrangulamiento y asfixia La prensa madrileña del 7 de mayo informó en los siguientes términos: “En la villa de Colmenar Viejo se perpetró anteayer un horrible asesinato. De dos jóvenes pastores que cuidaban un rebaño en las inmediaciones de aquel pueblo, apareció el cadáver del más joven con una profunda herida en la cabeza, y está completamente triturada y magullada. Se han dictado por la autoridad competente las órdenes más apremiantes para la captura de su compañero, que ha desaparecido”.25 El 18 de agosto fallecía de proceso catarral, a los 51 años, el notario Valentín Ugalde Grado, esposo de la ganadera Prudencia Bañuelos. El 13 de noviembre lo hacía a los 20 años, de tuberculosis pulmonar, Josefa Jaime Borgues, esposa de Valentín Ramón Santos, alférez de infantería. En la vida cotidiana, El Diario Oficial de Avisos del jueves 22 de junio, insertaba un requerimiento de comparecencia para Diego Ramírez Gamboa, que había sido administrador de rentas estancadas de Colmenar Viejo, para que en el término de 6 días compareciera para contestar los cargos que por desfalco le reclamaba Hacienda por importe de 35.538,03 ptas., de no hacerlo sería declarado en rebeldía. Los jueces y secretarios judiciales de Colmenar Viejo y Torrelaguna mandaron un escrito al Ministro de Justicia indicándole lo absurdo que consideraban la contribución de subsidio que les querían imponer, pues se trataba de imponerles un 30 por ciento de contribución sobre sus ingresos, y que si lo hacía se encontraría en un brevísimo plazo sin ciudadanos que se presten a ejercer los cargos responsables y onerosos de jueces y secretarios.26 En los primeros días de julio se escaparon dos presos de la cárcel, y deambularon por los alrededores, hasta que el día 5, una pareja de la Guardia Civil les dio el alto cerca de la presa de Santillana, entre Chozas y Manzanares, detuvieron a uno de ellos y el otro se dio a la fuga. Y la prensa se preguntaba ¿se fugará el otro de la cárcel?27

25 El Imparcial, domingo 7 de mayo de 1882. 26 El Liberal, sábado 18 de marzo de 1882. 27 La Época, jueves 6 de Julio de 1882.


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Gráfico 15. 1880-1885 Mortalidad infantil totales anuales.

A principios de noviembre el Ayuntamiento solicita se le concediese la casa que ocupa la Administración Subalterna de Rentas Estancadas y un solar titulado de la Orden Tercera para que se instalen en allí la Audiencia y cuartel para los batallones de reserva y depósito.28 Para el 24 de octubre se fijó la subasta de los pastos de la Dehesa Boyal de Colmenar Viejo, para el año 1883 el tipo de salida era de 13.000 pesetas.29 En 1883 las cifras de fallecidos fueron prácticamente las mismas del año anterior, uno más, aunque sí se modificó los porcentajes por sexo. Fallecieron 91 (52,9%) varones y 81 (47,1%) mujeres. Las cifras de mortalidad infantil se volvieron a elevar (Gráfico 15), nada más y nada menos que 89 casos, el 51,7 de los fallecidos ese año eran menores de 6 años. En 1884 la cifra de mortalidad total anual fue la más baja del sexenio analizado, 119 casos de los que 73 (61,35%) fueron hombres y 46 (38,65%) mujeres. La mortalidad infantil alcanzó la cifra de 52 individuos, que representa el 43,70 por ciento de la totalidad. En el periodo estudiado observamos que la mortalidad infantil, en totales anuales, tiene una oscilación importante de un año para otro, mientras que la mortalidad en la ancianidad, mayores de 65 años, experimenta pocas variaciones. 28 La Iberia, miércoles 8 de noviembre de 1882 . 29 Diario Oficial de Avisos de Madrid, lunes 25 de septiembre de 1882.


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Gráfico 16 . 1880-1885 Muertes anuales menores de 6 y mayores de 65 años.

Gráfico 17. 1880-1885 Muertes anuales totales, menores de 6 y mayores de 65 años y porcentajes.

En el gráfico nº 17 podemos observar la similitud de forma que representan la totalidad de fallecidos y la mortalidad infantil, menos de 6 años, circunstancia que no se da respecto a los ancianos, mayores de 65 años, ni el los porcentajes de cada uno de ellos respecto al total.


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Durante el periodo de estos dos últimos años se producen las siguientes muertes en Colmenar Viejo, que destacamos: El día 13 de enero muere de apoplejía serosa el farmacéutico José Codorniú Rossel, soltero de 59 años. El 8 de mayo muere de sarampión un niño de 4 años que era hijo del teniente coronel del Batallón de Depósito de la localidad. El 3 de junio, de la misma enfermedad, un joven de l9 años llamado Elisardo, que era hijo del sargento mayor del otro batallón militar, el de Reserva. El 31 de agosto, un niño de 13 meses llamado Aureo Ángel, de bronquitis, hijo del alférez del mismo batallón y el 11 de octubre de entero colitis, un niño de 21 días, llamado Gonzalo, que era hijo del teniente subteniente del batallón de Reserva. Por otro lado el 5 de julio, fallecía de hemorragia una mujer de 35 años que residía en la “Casa de campo de Tres Cantos”. El 27 de julio, de bronquitis en el hospital, un hombre soltero de 74 años, y ese mismo día y en el mismo lugar otro hombre, de 35 años, soltero y natural de Fuente el Saz, que estaba preso en la cárcel del partido. El 23 de noviembre, de lesión del corazón, moría el veterinario Máximo Mansilla Coveña. El 10 de febrero de 1884, muere a los 92 años de fiebre catarral Cipriano González González, que era teniente capitán del batallón de Reserva. El 18 de junio, de hemorragia cerebral, la segunda esposa del registrador de la propiedad de la localidad, Santiago Muñoz y López El 11 de septiembre en el hospital de la villa, moría una mujer de 52 años que era natural de Santo Tomé del Puerto (Segovia) y el 13 de diciembre en el mismo lugar, de infarto visceral, fallecía un “pordiosero ambulante” que era natural de Canillejas y vivía en Canencia de la Sierra. El 1 de diciembre, de crup, fallecía una niña de 5 años hija del sargento de la Guardia Civil. Y el 7 de diciembre, en la cárcel del partido, de disentería, un hombre de 64 años, de profesión jornalero y residente el barrio de Tetuán.


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En cuanto a la vida cotidiana de estos dos años, hay varias referencia en artículo titulado “Comentarios a las Ordenanzas Municipales de Colmenar Viejo de 1884” Publicado en el número 26 de Cuadernos de Estudios de la Asociación Cultural “El Pico San Pedro”, del que es autor uno de los autores de éste, Miguel Ángel de Andrés. A finales del mes de mayo cayó una gran tormenta que destrozó la cosecha y en algunos lugares las aguas arrastraron varias cabezas de ganado, además de destrozar caminos vecinales y puentes recientemente reparados por el Ayuntamiento. A un vecino, ganadero, que iba a su finca en el sitio de “El Chaparral”, una chispa mató al caballo que montaba quedando el hombre varias horas inconsciente. El coche que hacía diariamente la línea Madrid a Colmenar Viejo era guiado por un popular mayoral llamado Valentín, en Madrid salía de la calle de Alcalá número 13, y la parada colmenareña era en la casa del Sr. Mansilla en la calle del Real.30 En agosto de 1883 estaba prácticamente terminada la carretera (camino) de Colmenar Viejo a Manzanares, pero a pesar de no estar abierta al tránsito, algunos la recorrían con sus ganados y carros causando algunos desperfectos, lo que motivó las protestas y reclamaciones del contratista al Alcalde de Colmenar Viejo, que le respondió que era su obligación establecer la vigilancia de obra para que esto no ocurriera. No le gustó la respuesta al contratista y recurrió ante la Diputación Provincial para que fuera ésta la que le indemnizase, obteniendo como respuesta que no le correspondía a ella tal indemnización, y que él tenía que haber vigilado y en cualquier caso denunciado a los que circulaban indebidamente.31 Gabriel Martín Maldonado harto de las largas disputas con el ayuntamiento para cobrar los 2.500 reales que le debían por el arreglo del reloj de la torre, pidió intermediación al Gobernador Civil, quién le contestó que necesitaba pruebas fehacientes de los datos que le detallaba.32 El sábado 25 de agosto, en las fiestas locales y en la plaza del Pueblo, se verificó una novillada, lidiándose por los aficionados varios “moruchos” embola-

30 La Correspondencia de España, domingo 11 de febrero de 1883. 31 Diario Oficial de Avisos de Madrid, domingo 14 de agosto de 1883 y Diario Oficial de Avisos de Madrid, martes 19 de octubre de 1883. 32 Diario Oficial de Avisos de Madrid, domingo 29 de abril de 1883.


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dos, “El Punteret” mató dos toros, uno salamanquino y otro de la tierra, quedando el chico en buen lugar. El lunes 27 se verificó otra corrida análoga.33 En las Navidades de ese año 83 los presos de la cárcel tenían preparado un plan de fuga que la prensa así lo contó: “hace días tuvo conocimiento el alcaide don Fernando Paredes, que trataban de fugarse por medio de un escalo, varios presos de aquel establecimiento dirigidos por El Pelan. En vista de ésto, la hija del indicado alcaide registró el viernes a las mujeres encargadas de llevar la comida a los detenidos, y a una de aquellas le fue ocupada una lima nueva, dos navajas de medio metro de longitud y medio cuchillo con mango. La portadora de estas herramientas, esposa de uno de los presos ha sido reducida a prisión”. 34 ¿Cuánto costaba una vaca en aquellos días de 1884? Pues una de pelo pardo, 275 pesetas. ¿Y un carro para bueyes?, 180 pesetas. Para estos valores hemos tomado la tasación judicial para subastarlos el 9 de abril, y todo ello era propiedad de un vecino de Colmenar Viejo. Mientras llegaba la fecha de subasta, vaca y carro, estaban depositados en el parador de Conde-Duque de Madrid.35 En 1884 el maestro Almeida figuraba en el puesto número tres en el escalafón provincial, por antigüedad y méritos, de maestros; los de Madrid capital mejor situados estaban en los puesto ocho y diez; y la prensa capitalina se preguntaba por qué los mejores y más antiguos no ejercían en la capital y sí lo hacían en pueblos.36 El 17 de mayo era nombrado administrador de correos de la localidad Casimiro Narbón, que era el padre del diputado de distrito Eulogio Narbón y tío del diputado provincial Félix Gómez Pombo.37 A mediados del mes de agosto ya andaban preparando las fiestas que habrían de celebrarse a finales de mes. Ya tenían programada la actuación de El Punteret y su cuadrilla para las corridas de toros. Fuegos artificiales, bailes y dos bandas de música. Eran tal las previsiones de afluencia de visitantes que se 33 Boletín de Loterías y Toros, lunes 27 de agosto de 1883. 34 El Imparcial y La época, domingo 30 de diciembre de 1883. 35 Diario Oficial de Avisos de Madrid, sábado 29 de marzo de 1884. 36 La Época, sábado 26 de abril de 1884. 37 La Correspondencia de España, 20 de mayo de 1884.


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construirían seis tablados más para poder acoger a todos en la plaza. Justificaban la buena previsión a lo cerca que estaba Colmenar Viejo de Madrid, a lo rápido, cómodo y barato del viaje, a las buenas condiciones de la localidad y al trato cariñoso de sus habitantes. Para el día 24 estaba previsto el primer baile en el Casino recientemente inaugurado (Ver Cuaderno de Estudios y artículo anteriormente citado) y en el que decían que había “un café montado admirablemente y donde encontrarán los forasteros toda clase de comodidades”.38 Con estos antecedentes llegamos al 1885, año en el que se produjo la última epidemia de cólera en España. La cifra total de fallecidos en Colmenar Viejo en este año fue de 186. Correspondiendo 110 (59,1%) a los hombres y 76 (40,9%) a las mujeres. La mortalidad de los menores de 6 años fue 75 (40,3%), sólo uno menos que Mujeres (Gráfico 18). Los muertos por cólera ascendieron a 45 personas de diversas edades, según los datos que hemos obtenido en el Archivo Parroquial, cifra que coincide con los expresados por el Gobierno Civil en su estadística. Otras muertes. Para empezar 1885, el primer día, se produjo por asma, la muerte de Marcelino Roldán Gabaldón, de 59 años, natural de Quintanar del Rey (Cuenca) y que era magistrado de la Audiencia de la villa.

Gráfico 18. 1885 Muertes totales por apartados.

38 El Globo, lunes 18 de agosto de 1884.


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El día 9 del mismo mes fallecía de una lesión del corazón Ángel Sánchez, de 33 años, y natural de Salamanca y que era sargento primero del Batallón de Reserva de esta Villa. El 12 de marzo fallecía en la cárcel del partido, de derrame cerebral, un preso de 33 años que era natural Horcajo de la Sierra (Madrid). El 21 del mismo mes, moría de leucondomia y bronquiotemia, una “pordiosera” natural de Becondes (Burgos) de la que no consta edad, ni nombre de los padres, se llamaba Lorenza Roa y Martínez. El 6 de septiembre fallecía el presbítero Jorge García López, de hemorragia cerebral a los 75 años. La epidemia de cólera de este año no comenzó hasta el día 11 de agosto. Los médicos que en aquel año ejercían su labor sanitaria eran: Eduardo González Serrano, Guillermo Ayala, Alfredo López Banda y Conrado González, y durante los meses coléricos la Diputación Provincial envío al médico Luis Linares, al que la mencionada Institución le reconoció unas dietas de 40 pesetas por los días que estuvo en Colmenar Viejo. La epidemia tuvo un coste por dietas pagadas del personal que se trasladó desde Madrid para colaborar en algunos pueblos; Colmenar Viejo fue el de menor coste entre éstos, con un importe total de 120 pesetas, nada comparables con el pueblo de mayor coste por dietas que fue Aranjuez con 10.240 pesetas.39 La primera víctima de la epidemia en Colmenar Viejo fue Marcela Martín Herrero, de 51 años, casada con Celedonio García Cobeña, de 49 años de edad, y que moriría de la misma enfermedad siete días después. Otro matrimonio del que fallecieron ambos cónyuges por causa del cólera fueron Francisca de Francisco Aparicio, de 70 años, que moría el 18 de agosto, y Tiburcio Colmenarejo Corral, de 74 años, que lo hacía el día 22 del mismo mes. La más joven de los fallecidos por esta causa fue la niña de 2 años Sabina Olalla Collado; y la de mayor edad, Dionisia Berrocal y Perales, viuda de 86 años. 39 La Iberia, domingo 8 de noviembre de 1885.


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La prensa se ocupó del desarrollo e incidencia de la epidemia en Colmenar Viejo, el día 28 de julio decía que se había producido una invasión y una muerte. El 18 de agosto, el periódico La Época, contenía la alarmante noticia que hacía dos días se habían producido 7 invasiones y tres fallecimientos. La situación que vivía Colmenar Viejo produjo la reacción del diputado provincial Félix Gómez Pombo, colmenareño, que se vino desde Madrid reuniendo a las autoridades locales y a los máximos contribuyentes para darles ánimos y trasmitirles la necesidad de trasladar éstos a la población y proporcionar cuanto fuera necesario a los enfermos, adoptando las medidas sanitarias que las autoridades provinciales y nacionales habían dispuesto. Formó una comisión que él mismo presidió y de la que formaron parte el alcalde, el teniente de alcalde y varios ilustres vecinos, que visitaron las casas donde había enfermos, socorriéndoles en las necesidades más perentorias. Esta acción, como la del Gobierno de nombrar delegado para la enfermedad en la localidad al diputado en Cortes Sr. Narbón, primo hermano de Gómez Pombo, fueron muy bien acogidas por los angustiados vecinos. La estadística oficial, a la que antes nos hemos referido, publicaba que Colmenar Viejo, con una población de 4.423 habitantes, había tenido un total de 81 invasiones con 45 fallecidos, habiendo empezado la epidemia el día 14 de agosto y finalizado el 13 de octubre, por lo que duró 64 días. Siendo la tasa porcentual de fallecidos sobre el total de población del 1,02 por ciento; y aplicada sobre los invadidos del 55,55 por ciento, lo que supone que los muertos por esta enfermedad fueron algo más de la mitad de los infectados. También se publicaron los datos de los pueblos más afectados del partido judicial; así Chamartín, con 1.518 habitantes, tuvo 10 invadidos y 7 fallecidos. Fuencarral, con 2.391 habitantes, sumó 89 invadidos con 30 fallecidos y las Rozas, con 827 habitantes, 2 invadidos y 1 fallecido. En Madrid con 392.601 habitantes, hubo 1.676 invadidos y 1.054 fallecidos. Por la actividad y acciones citadas del diputado Félix Gómez Pombo, fue mencionado en la memoria sobre el cólera que publicó el día 1 de noviembre de 1885 el Presidente de la Diputación Provincial, Conde de la Romana, y propuesto para la Gran Cruz de Isabel la Católica.40 ¿Cuáles fueron las normas que las autoridades impusieron a la población para combatir la epidemia? Aún desconociéndolas expresamente en este momento, es de suponer que contenían principalmente medidas de carácter higiénico 40 Colmenar Viejo en la antigüedad. Félix Gómez Pombo. Madrid 1902


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sanitarias, y que serían muy parecidas a las que publicó el alcalde de Madrid Alberto Bosch: «D. Alberto Bosch, Alcalde Presidente del Excmo. Ayuntamiento Constitucional de esta M. H. Villa,— Hago saber: Que siendo la falta de limpieza, la aglomeración de personas en las viviendas y la mala calidad de los alimentos las causas que influyen más en la higiene pública y social, he acordado dictar las disposiciones siguientes: 1ª. Las basuras de las cuadras y corrales se extraerán todos los días por cuenta de sus dueños, antes de las nueve de la mañana. 2ª. Se prohíbe depositar las basuras en las plazas, calles ó paseos. 3ª. Los dueños de tiendas, puestos de comestibles, carbonerías, flores y demás objetos que puedan dar origen á residuos orgánicos, habrán de preparar estos de manera que sean recogidos fácilmente al paso de los carros. 4ª. Se prohíbe criar cerdos, conejos, gallinas, pavos, palomas y otros animales dentro del radio de la población en las tahonas, patios, bohardillas y desvanes. 5ª. Se cerrarán inmediatamente los lavaderos que no tengan la dotación de agua que corresponda á sus pilas. Estas se limpiarán y desinfectarán todas las noches. No se consentirá lavadero alguno que no tenga el departamento y los útiles necesarios para el servicio de la colada de las ropas. 6ª. Queda prohibido lavar ropas en los charcos y en los arroyos de las afueras de la población, así como en los sobrantes de las aguas de los depósitos particulares y en la cacera de riego del canal del Lozoya. 7ª Se observarán con rigor las prescripciones de las Ordenanzas Municipales acerca del lavado de las ropas en el río Manzanares de cuyo exacto cumplimiento queda encargado especialmente el Sr. Delegado de la Ribera. 8ª. Las ropas que procedan de los hospitales y establecimientos de beneficencia se lavarán más abajo de los últimos lavaderos establecidos en el río Manzanares ó en otros destinados al efecto, previa la desinfección acordada por las autoridades competentes,


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9ª. Se prohíbe á los tintoreros, latoneros, pellejeros y demás artífices que se dediquen á oficios análogos lavar los objetos y útiles de sus industrias en la parte superior del río, donde existan baños, debiendo hacerlo precisamente en el vado en que estaba el puente de Santa Isabel, y siempre bajo la inspección del Jefe del Laboratorio químico municipal. 10ª. No podrá arrojarse a las alcantarillas cosas que detengan las materias que conducen, ni despojos de pescados y carnes. 11ª. Los cuartos que se alquilen á los aguadores, mozos de cuerda y otras personas que suelen habitarlos en aglomeración, deberán constar por lo menos de cuatro metros superficiales por individuo, siempre que tengan ventilación directa por medio de ventana ó balcón á la calle ó al patio. Los dormitorios sin ventilación para individuos aglomerados quedan terminantemente prohibidos. 12ª. Se invita al público á que presente en el Laboratorio químico municipal (calle Imperial 10 tercera Casa Consistorial) los alimentos, bebidas y condimentos que le inspiren alguna desconfianza adquiridos en el mercado o en las tiendas, á fin de que sean reconocidos. Por este reconocimiento no habrá que abonar cantidad alguna mientras se limite al examen ó averiguación del estado del género para el consumo. El Jefe del Laboratorio químico me dará cuenta inmediata de las sustancias alimenticias que resulten de malas condiciones, para que se adopten en el acto las medidas á que haya lugar. Los que falten á las disposiciones que preceden, satisfarán desde luego una multa de 50 pesetas, sin perjuicio de las demás correcciones en que hayan incurrido por infracción de las Ordenanzas Municipales. Se recomienda á los propietarios de casas y á los inquilinos el aseo, limpieza y desinfección de las habitaciones. En la Secretaría del Ayuntamiento se proporcionará, desde el día 15 de este mes, una relación del uso que debe hacerse de los desinfectantes. Un cuerpo especial organizado por el Ayuntamiento, practicará gratuitamente la desinfección de las viviendas de los pobres. Todo foco de infección que se observe por los vecinos podrá denunciarse por un sencillo aviso depositado en un buzón, que con el rótulo reclamaciones estará colocado en el vestíbulo del Laboratorio municipal. Las autoridades


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municipales, previos los informes que estimen oportunos, adoptarán las medidas que aconsejen las circunstancias. —Madrid 7 de Junio de 1885.— Alberto Bosch.»41 Además se tomarían mucho interés en aplicar y hacer cumplir las ordenanzas municipales que Colmenar Viejo tenía aprobadas oficialmente desde el 21 de noviembre de 1884 (Ver artículo anteriormente citado publicado en el núm. 26 de Cuadernos de Estudios). Entre las cuestiones en las que tomó interés la autoridad local podemos destacar la de dotar a la población de un nuevo hospital en el que atender a los muchos enfermos que hubo, para ello compraron la antigua ermita de San Francisco de Paula que “ durante muchos años, ha estado esta capilla sin techumbre y en el más completo abandono, hasta que en 1885, y con motivo de la epidemia colérica, la utilizó el Ayuntamiento para instalar en ella un hospital provisional, reparando al efecto la cubierta, las puertas y ventanas, consiguiendo después la completa cesión a su favor, con objeto de instalar el hospital” . Estas circunstancias entresacadas de la obra de Manuel Ayala y Francisco Sastre de 1890, también las hace constar Criado y Manzano en su publicación de 1905.42 Los enterramientos y cementerios también fue un tema sobre los que incidieron las autoridades poniendo mucho énfasis en hacer cumplir viejas leyes que ya se promulgaron hacía casi un siglo, pues fue Carlos III quién por una cédula 3 de Abril de 1787 prohíbe los enterramientos intramuros, ordenando la construcción de cementerios fuera de las ciudades. A lo largo del siglo XIX (1806, 1833, 1834,1840) se publican otras Órdenes Reales, recordando la prohibición y concediendo facilidades económicas para su cumplimiento, prueba que se hace poco caso de dichas normas. En 1882 una Real Orden de 19 de mayo establece que los cementerios han de emplazarse en lugar elevado, contrario a la dirección de los vientos dominantes, en terrenos mantillosos o calizos, a medio kilómetro de distancia de cualquier elemento urbanizado, por ser “establecimientos de nefitismo pútrico permanente”, con un declive y grado de humedad adecuados, lejos de fuentes de agua. El recinto deberá servir para cinco años de enterramientos -período mínimo de exhumación de restos-, con tierra removible, y en hoyos de 2 por 0,8 metros, separados por 30-50 centímetros o una pared. Estas cuestiones físicas deberán acompañarse de vigilancia y cercado por medio de una muralla de dos metros de alto, con puertas de

41 Memoria sobre la Invasión del Cólera en 1885. Alberto Bosch. Ayuntamiento de Madrid 1885. 42 Colmenar Viejo. Manuel Ayala y Francisco Sastre. Madrid 1890.


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hierro cerradas con candado, y de salas específicamente dedicadas a autopsias y embalsamamientos, velorios, capilla y habitaciones para capellán y sepulturero. Esta normativa y las reacciones contrarias a su cumplimiento llegan a una situación tan radical en 1884, que de los 10.091 cementerios existentes en España se ordena cancelar 7.186 por no cumplir la legislación. En este sentido Colmenar Viejo tenía un cementerio que según los datos debió ser de los primeros en adaptarse a las nuevas normativas del siglo XVIII, ya que fue inaugurado en 1807. “Colmenar Viejo 30 de agosto. En el día 11 del presente mes se executó en esta villa la bendición del cementerio construido en ella, con aprobación del Sr. D. Adrián Marcos Martínez, ministro del Consejo. Concurrieron a solemnizar este acto el ayuntamiento, cabildo eclesiástico, comunidad de S. Pedro Alcántara, varias hermandades y cofradías, y mucha parte del pueblo. El P. Fr. Fermín de Madrid, predicador conventual de dicha comunidad, dixo una plática alusiva al asunto. El aparato, orden y complacencia general con que se executó este acto han demostrado la gratitud pública a tan útil establecimiento”.43 No es posible constatar este acto en el archivo parroquial en los libros de defunciones, como tampoco conocer los años en que se compaginaron enterramientos en la iglesia parroquial y en el nuevo cementerio, ya que se encuentran desaparecidos los primeros 22 libros de defunciones, comenzando el libro 23 el 14 de marzo de 1824. Se tiene por cierto que durante varios años, tras la inauguración del nuevo cementerio, se compaginaron durante varios años los enterramientos en la iglesia y en el nuevo camposanto. . “ Hállase situado al E. de la población, a la distancia de unos 200 metros y en una pequeña altura, de modo que su ventilación no es del todo mala. No sucede lo mismo respecto a otras condiciones que deben reunir esta clase de sitios. A pesar de haberse agrandado en el año 1879, aún es pequeño para el objeto a que está destinado; y, por otra parte, su situación topográfica y la naturaleza del suelo, no resultan muy conformes con las prescripciones de higiene. Por eso el Ayuntamiento estudia actualmente un proyecto de nuevo cementerio que reúna mejores condiciones. Tiene una buena capilla, dedicada a Santa Ana, dos panteones de familia, y una galería de nichos; pero el Ayuntamiento lleva con rigor la prohibición de enterrar en esta clase de sepulturas, obedeciendo, algo mejor que lo hacen las 43 Gazeta Historica de 30 de agosto de 1807


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autoridades de Madrid, las disposiciones del Gobernador de la provincia, que ordenan el enterramiento en sepulturas en el suelo….Los muertos no deben matar a los vivos”. Nos decían Ayala y Sastre en su publicación ya citada. Igualmente el ya citado Criado y Manzano lo reflejaba: ““Diremos aquí cuatro palabras del cementerio, que es de la iglesia, y está situado al Este y a unos 150 metros de la población. … la dirección dominante del viento en este pueblo es de N.E. a S.O, y relacionando esto con la situación del cementerio, vemos que no es esta la que debiera ocupar con arreglo a las prescripciones higiénicas, que aconsejan que se sitúen estos lugares en terrenos opuestos a los vientos dominantes en la localidad… …Fue agrandado en el año 1879, y hace veinticinco (1890) se consideraba ya insuficiente para las necesidades de la población” Había quienes pensaban como Ayala y Sastre, que “se había hecho de la piadosa obra de dar sepultura a los muertos un negocio pingüe, que repugna a todos los sentimientos que la muerte debe inspirar siempre.” Estas circunstancias, unidas a la legislación sobre cementerios dieron lugar a una larga disputa de años, sin solución final, entre el Ayuntamiento y la Iglesia. El 5 de marzo de 1885 se recibe en el ayuntamiento, siendo alcalde Máximo Hernán, un escrito de la Dirección General de Beneficencia y Sanidad, en el que les insta a la construcción de un nuevo cementerio “sin perdida de tiempo” ya que el existente entre otras cosas “carece de las dependencias necesarias y está próximo a la población”. Se editaba en aquellos tiempos un periódico satírico y de pocas simpatías hacia el clero, llamado El Motín, que en su edición del día 27 de octubre de 1887 incluía el siguiente comentario “Se nos ruega que llamemos la atención del Sr. Gobernador de esta provincia acerca de las malas condiciones sanitarias del cementerio de Colmenar Viejo, situado a muy corta distancia de la población y sin depósito de cadáveres, ni judicial tampoco, lo cual da ocasión a que el “parrocan” arme una pelotera a los médicos cada vez que tienen que hacer una autopsia. Desde 1883 duerme, según nos dicen, en el Ayuntamiento un proyecto de cementerio municipal, sin que hasta ahora se haya resuelto nada por influen-


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cia de la gente del “color feo”, y a pesar de que el “curiana” ofreció cuando la epidemia colérica construir en el cementerio existente depósito judicial y de cadáveres, y ayudar a la Junta de Sanidad a colocarlo en condiciones higiénicas. Más como las promesas de los curas no deben nunca tomarse en serio a menos que prometan ir a cobrar, al Ayuntamiento le toca poner remedio a este estado de cosas, o a la autoridad superior obligarle a ello. No hace muchos días murió una niña de enfermedad contagiosa, y nos aseguran que, expuesto el cadáver al aire libre, al ir a verificarse el sepelio se vio que tenía todo el rostro destrozado por las aves. Aun cuando no sea más que por evitar espectáculos tan repugnantes, bien merece que el Sr. Gobernador se entere de este asunto”. Tras varios estudios e informes de los técnicos y sanitarios el Consejo Local de Sanidad, que está formado por Máximo Hernán, Eugenio Jerez, Dionisio Salcedo, Lorenzo Torres y como secretario el médico Guillermo Ayala López, acuerdan en sesión de 15 de noviembre 1888 que el lugar ideal para la construcción del nuevo cementerio es “La Peralonsa” finca propiedad de los herederos de Josefa Gómez. El obispo de Madrid conocedor del acuerdo y suponiendo que en este momento la intención municipal es clara y decidida, envía una carta al Alcalde pidiendo que aplacen la decisión del nuevo cementerio hasta que llegue un nuevo párroco que viene de Valdetorres, y estudie las posibilidades que tiene la Iglesia para hacerle, ya que la ley le da prioridad a la Iglesia. Dos días después del comunicado episcopal, el 23 de diciembre de 1888 el pleno municipal acuerda acceder a la petición del obispo. Como han pasado tres meses desde ésto y por parte del clero no hay ninguna noticia, el pleno del 22 de marzo de 1889 acuerda recordar al párroco y al obispo la urgencia del tema. El 4 de abril, el obispo les contesta diciendo que ha encomendado al ecónomo Tadeo Alonso Corrales que inicie el expediente. El 12 de mayo, el concejal Sr. Mansilla pregunta en el pleno, cómo se halla el expediente y el Alcalde contesta que no se ha recibido nada nuevo; acordándose por unanimidad que se vuelva a requerir a las autoridades eclesiásticas.


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El 16 de mayo, el cura párroco, contesta argumentando no haber recibido ninguna petición de informe; pero que no obstante comunica al Ayuntamiento que el obispo ha decidido que se haga del presupuesto de fábrica en caso de que se clausure el actual. Cuatro días después, el ayuntamiento trata la respuesta del párroco y aprueba reiterar la petición del informe, argumentando que la ley no dice que haya que cerrar el que existe. El 24 de mayo, el párroco manifiesta que posiblemente su mala redacción ha llevado a un error de interpretación; pero su informe es para el obispo y que ellos están de acuerdo en los derechos del ayuntamiento; pero en concreto no aporta nada nuevo; por lo que en el pleno del 26 se dan por enterados del escrito del cura y le reiteran que si en 8 días no contesta a lo que se le pide entenderían que renuncian al derecho que les otorga la ley. Responde e informa el 10 de junio el cura Tadeo Alonso Corrales oponiéndose al cierre del cementerio por “repugnación del pueblo a su cierre” y él “no cree necesaria ni conveniente la clausura”, y que en cuanto a la capacidad actual “ según resulta de los libros de defunciones son cien cada año, y de éstos dos terceras partes de párvulos, no hay necesidad de enterrar en las sepulturas ocupadas hasta después de haber transcurrido once o más años”; también expone “los sentimientos piadosos del pueblo, que sufrirá duro golpe al ver cerrado y abandonado el lugar santo, donde yacen las cenizas de los seres queridos”, además considera “desfavorables las condiciones y la excesiva distancia al sitio llamado de La Peralonsa …que está a dos kilómetros con caminos estrechos e intransitables sobre todo en invierno, se haría muy difícil a veces imposible satisfacer estos justos y legítimos deseos, por la edad, achaques o escasez de personal eclesiástico, con detrimento y disgusto de las familias que se verían privadas hasta del consuelo de que un capellán ad hoc recibiera a sus muertos en el cementerio.” Si se continúa con la idea, él “propone en último caso, y se hace uno nuevo sea en la ermita del Rosario que está sin techumbre”. El ayuntamiento, una vez conocida la opinión del cura ecónomo, pide un informe al juzgado municipal sobre el número de fallecidos en los últimos diez años indicando separadamente los menores de siete años del resto. El juzgado contesta con un cuadro que textualmente es como el que reproducimos.


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Años que comprenden

De nacidos a 7 años

De más de 7años

Totales

1879 1880 1881 1882 1883 1884 1885 1886 1887 1888

74 45 145 80 98 59 76 63 126 71

67 60 63 89 72 62 111 57 55 58

141 105 208 169 170 121 187 120 181 129

Total 837

Total 694

Total general

1531

Colmenar Viejo 29 de julio de 1889 Fdo. El Juez Municipal—Marcos Izquierdo

El pleno del 26 de junio estudia las respuestas del cura y manifiestan no estar de acuerdo con ellas por ir contra la ley. Y ante la situación acuerdan que se siga con el expediente, que entre otros temas contiene el encargo al arquitecto municipal, Alfredo López Morando, la confección del proyecto del nuevo cementerio en la finca “La Peralonsa”. El 28 de julio de 1889 se crea la comisión de diligencia y tramitación, nombrando para ella a los concejales: Mansilla, Covarrubias, Madridano y Colmenarejo Manuel.

Plano del cementerio en “La Peralonsa”.

Con esto termina el expediente existente en el archivo municipal del ayuntamiento de Colmenar Viejo44, desconociendo, en estos momentos, las demás circunstancia que se dieron en esta pugna. La realidad es que el nuevo cementerio municipal no se hizo hasta casi un siglo después, y no en el sitio de La Peralonsa, sino un poco más alejado del pueblo, al sur, mientras que el cementerio parroquial del siglo XIX aun está en funcionamiento.

44 Archivo Municipal de Colmenar Viejo. Código 21. Carpeta 46..


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Las condiciones de vida y principalmente las altas tasas de mortalidad suponían un contratiempo para la mayoría de las poblaciones, que veían como se dificultaba su crecimiento y su relevo generacional; debido a lo que Silió y Cortés, político de la época, denominó “mortalidad indisculpable”, que no es otra cosa que un conjunto de enfermedades infectocontagiosas endémicas derivadas por un lado de una nutrición deficiente, motivada principalmente por el atraso económico que a su vez conlleva la escasez de provisión de bienes, y por otro de la insalubridad.. José Ramón Urrutia nos lo manifiesta claramente por lo sucedido en Madrid durante la epidemia de cólera del año 1855, donde durante cuatro años el saldo vegetativo (diferencia entre nacidos y muertos) fue negativo: Año

Nacimientos

Defunciones

Saldo

1854 1855 1856 1857

10.112 9.953 9.976 9.655

10.776 13.567 10.016 10.361

-664 -3.614 -40 -706

En el caso de Colmenar Viejo y durante el sexenio analizado de 1880-1885, las cosas no fueron tan negativas como el anterior caso de Madrid. Año 1880 1881 1882 1883 1884 1885 Totales

Nacidos 194 173 203 173 203 200

Fallecidos 101 203 171 172 119 183

Saldo 93 -30 32 1 84 17

1146

949

197

Tabla 9. 1880- 1885 Colmenar Viejo, saldos vegetativos anuales

Pues tan sólo en 1881 el saldo fue negativo ya que fallecieron 30 personas más que las que nacieron y 1883, aunque en saldo positivo, este fue de 1. De entre todos ellos y en el sentido positivo destaca 1880 con 93. Atendiendo a una operación total de los seis años, tenemos que Colmenar Viejo, sin tener en cuenta el saldo migratorio que desconocemos, tuvo un crecimiento escaso pero positivo de 197 personas a pesar de las muchas dificultades, de las que algunas han quedado expuestas. (Tabla 9).


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Vista actual de la finca La Peralonsa, lugar donde se pensó construir un nuevo cementerio a finales del siglo XIX.

BIBLIOGRAFÍA

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Fernández García, Antonio. Epidemias y Sociedad. Barcelona 1985. G. Samo, Mariano. “Memoria Histórica del Cólera Morbo Asiático”, publicado en 1858. Gómez Pombo, Félix. Colmenar Viejo en la antigüedad. Madrid 1902. Martín Tardio, Juan José. La Epidemia de cólera en Mocejón (Toledo). Toledo 2004 Nistral, Mikel. Legislación Funeraria y Cementerial Española: Una visión espacial. Instituto Geográfico Vasco. San Sebastián 1996. Peral Pacheco, Diego. El Cólera y los cementerios en el siglo XIX. Narbona 11-12. Caceres 1991-1192. Puerto Sarmiento, F. Javier y Cobo Cobo, Josefa. El Laboratorio Municipal de Madrid en el último tercio del siglo XIX. Acta Hispánica ad Medicinae Scientiarumque Historian Ilustrandam. Vol. 3. 1983. Puerto, F. Javier y San Juan Carlos. La Epidemia de cólera de 1834 en Madrid Rodríguez Ocaña, Esteban. La primera pandemia de cólera en España, 1833-35. Revista Jano. 18 – 23 de mayo de 1986, vol XXX, nº 728 . Urquijo y Gotilla, Jose Ramón. Condiciones de vida y cólera: la epidemia de 1854-1856 en Madrid. de. *Estudios de Historia Social.—no 15 (1980). Vargas, Julio. Madrid ante el cólera. Madrid 1885, Vidal Galache, Florentina. La epidemia de cólera de 1834 en Madrid. Asistencia y represión a las clases populares. Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, H.” Contemporánea, n.° 2, 1989. Las Epidemias de cólera en el Siglo XIX (Pagina Web) PRENSA DE LA ÉPOCA CONSULTADA La Revista Española del 15 de diciembre de 1834, del 19 de junio de 1834, del 5 de septiembre de 1834, del 14 de octubre de 1834, del 17 de octubre de 1834. La Gaceta de Madrid del 16 de diciembre de 1834 Eco del Comercio del 15 de octubre de 1834. El Clamor Público del martes 20 de noviembre de 1835, del 27 de junio de 1854, del 1 de agosto de 1854. Diario Oficial de Avisos de Madrid del 8 de marzo de 1854, del 30 de mayo de 1854, del 16 de julio de 1854, del día 7 de agosto de 1881, del jueves 22 de junio La Esperanza del 30 de abril de 1855.


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La Iberia del 16 de noviembre de 1855, de 30 de agosto de 1880. La República, sábado 7 de noviembre de 1885 La Correspondencia de España, del 28 de septiembre de 1865, viernes 21 de agosto de 1885; domingo 23 de agosto 1885; jueves 27 de agosto 1885; jueves 3 de septiembre 1885; miércoles 9 de septiembre 1885; viernes 11 de septiembre 1885; lunes, 14 septiembre 1885; miércoles 30 de septiembre 1885; viernes 2 de octubre 1885; domingo 4 de octubre 1885; jueves 10 de octubre 1885. La Epoca, martes 18 de agosto de 1885. El Serpis, sábado 5 de septiembre 1885 El Correo Militar, viernes 2 de octubre1885; jueves 10 de octubre de 1885 El Motín, 27 de octubre de 1887 Nota: Los datos de Tablas y gráficos se han obtenido del Archivo Parroquial de Colmenar Viejo. La confección es propia de los autores.

Libros del Archivo Parroquial consultados: Bautismos. Libro 33 y Libro 34. Matrimonios: Libro 24 Defunciones: Libro 24, Libro 27, Libro 29, Libro 32, Libro 33 y Libro 34. Nuestro agradecimiento a D. Jaime Hernández Mansilla, archivero parroquial, por sus atenciones y amabilidad. Y a D. Félix Asenjo Sanz por su colaboración al facilitarnos los datos de matrimonios.

Publicado en Cuaderno de Estudios nº 26, marzo 2016. Que edita la Asociación Cultural "El Pico San Pedro"


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