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y la pobreza en Centroamérica

Arlene Ramírez*

El Corredor Seco es una extensa área que corre paralela a la costa del Pacífico desde Chiapas, en México, hasta al occidente de Panamá, dejando tierras áridas también en Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y parte de Costa Rica.

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Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), es un tramo de tierra de 1.600 kilómetros de largo y de 100 a 400 kilómetros de ancho que concentra el 90% de la población de Centroamérica y las principales capitales de la región.

A lo largo de este corredor las sequías cíclicas están estrechamente relacionadas con el fenómeno de El Niño y con los fenómenos climatológicos extremos provocados por el cambio climático. Desde 1960 se ha registrado un incremento de frecuencia y regularidad de estos fenómenos extremos, y la acumulación de sus efectos durante años han contribuido al aumento de la pobreza de la zona.

La pérdida de una cosecha provoca que las familias no tengan cómo plantar la siguiente, y se inicia el ciclo de la escasez. La sequía está haciendo estragos en toda Centroamérica al incrementarse los periodos de incendios forestales en el norte de Guatemala y Honduras y el secado de algunos ríos en Honduras. La falta de lluvia también ha afectado incluso a la parte central de Nicaragua, por lo que las alertas humanitarias se encienden ante la extrema sequía y la inminente crisis alimentaria a la que se enfrentarán estos países a muy corto plazo.

Los organismos de la familia de Naciones Unidas calculan que han quedado destruidas más de la mitad de las cosechas de maíz y frijoles de los agricultores de subsistencia en el Corredor Seco centroamericano, dejándolos sin reservas de alimentos.

Una vez que se agotan sus reservas de alimentos, las familias recurren a estrategias de sobrevivencia consideradas de crisis o emergencia.

Según la FAO, hasta un 82% de las familias ha vendido sus herramientas de agricultura y sus animales para comprar comida.

El Corredor Seco es la región más densamente poblada de América Central, con una población de 10.5 millones de personas aproximadamente y cerca del 60% de la población del Corredor Seco vive por debajo del umbral de la pobreza extrema.

La pobreza más severa se localizada en Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala y tiene especial incidencia en las zonas rurales.

De no atenderse de inmediato y de manera integral os efectos de eventos extremos como la sequía y las inundaciones habrá pérdidas irreversibles en las actividades productivas tales como la agricultura, ganadería y pesca, cambiando las condiciones de vida y ampliando las brechas de la desigualdad.

De manera constante, se ha considerado que la pobreza y la inseguridad son las principales causas de la migración centroamericana, sin embargo, ha llegado el momento de agregar a la ecuación, la variable del cambio climático que en los últimos años ha provocado un incremento de personas que dejan sus comunidades de origen debido a los efectos del cambio climático.

Periodismo con razón

Es periodista, comunicador e internacionalista. Es el corresponsal jefe de Televisa y N+ en Estados Unidos, así como analista y enviado especial de la cadena, basado en Washington DC y Nueva York. Colabora en W Radio, es comentarista frecuente en diversos medios nacionales e internacionales y catedrático de periodismo en el Tecnológico de Monterrey, Campus Santa Fe.

En el ámbito público, fue diplomático con rango de ministro en las embajadas de México ante el Reino Unido y Estados Unidos y funcionario de la Procuraduría General de la República. En el ámbito periodístico fue Editor de la sección Internacional del periódico Reforma; analista y corresponsal Internacional en Nueva York, Europa y Oriente Medio de los informativos Detrás de la Noticia; Es el único mexicano que cubrió los atentados del 11-S y 11-M en vivo y desde el lugar en que ocurrían. Ha sido catedrático en el Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México y colaboró en el Club de Madrid, además de haber fundado y dirigido una firma consultora. Es un reconocido conferencista y moderador en distintos foros nacionales e internacionales.

Maestro en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y Licenciado en Ciencias de la Comunicación por el Tecnológico de Monterrey. Tiene cursos de especialización en The London School of Economics, la Université de la Sorbonne Paris IV, el CIDE y diversas agencias de seguridad y justicia de Estados Unidos.

RS.

¿Cómo y cuándo nace tu interés por la comunicación?

AM. Cuando era niño había una estación de radio qué se llamaba Radio 590 “La pantera” y me gustaba mucho la idea de que un locutor pudiera hablar entre canciones para presentarlas y hablar de los artistas, en esa estación había un programa que se llamaba "La prepa 59" y permitían que a través de responder preguntas que hacían a la audiencia, fueran locutores honorarios. Ese programa estaba destinado esencialmente a personas adolescentes, pero yo a los 11 años de edad, estaba en sexto de primaria, decidí que quería ser locutor honorario y un día contesté unas preguntas, -para empezar había que hablar por teléfono y tener la suerte de que la llamada entrara- una vez que mi llamada entró, contesté unas preguntas y entonces me gané el derecho de ser locutor honorario y fui ahí a "La pantera", me fue muy bien (todavía tengo la grabación, tiene muchos años que no le escucho).

Después otra vez hice lo mismo y me fue también muy bien; ya la tercera vez que me gané el derecho a ser locutor honorario, de presentar canciones y platicar con Jorge Alberto él me dijo: “estás muy chavo y me caes muy bien, cuando quieras volver a venir al programa nada más que tengamos espacio, háblame y vienes" (me dio su teléfono) y fui algunas veces más.

Entonces ya luego, a esa misma edad, jugaba en mi casa a ser locutor de "La pantera" y grabé sus promocionales y la música. Jugaba a que yo era el locutor y a que me escuchaban en casa; luego usé un walkie talkie y transmitía, seguramente nadie me escuchaba, pero según yo me escuchaban alrededor en la colonia. Así fue como me encantó la cuestión de la comunicación.

Mi mamá tenía habilidades de oratoria y me decían en la primaria que yo hablaba y escribía bien, nunca tuve pro- blemas de ortografía, entonces era fácil para mí y ese es el primer recuerdo que yo tengo de un gusto por la comunicación.

RS. ¿Qué te llevó a incursionar en el periodismo?

AM. lo que pasa es que también desde niño yo recuerdo puntual el protocolo político, me gustaba el protocolo y todo eso y aunado a que mi tío que se llamaba Ariel (por él me pusieron Ariel) había sido funcionario público, y hablaba mucho de política en la casa; yo tuve una relación cercana con mis tíos, pero sobre todo con él, entonces me empezó a gustar mucho la política. Además luego veía en la tele a los corresponsales que reportaban desde lugares en el mundo y a mí siempre me ha interesado conocer el mundo, entonces para mí era una fusión perfecta, pues me gustaba comunicar, me gustaba la política y además podía yo eventualmente reportar y viajar a todo el mundo, que fue finalmente, sin pensarlo demasiado, lo que terminé haciendo, entonces en ese sentido soy un bendecido, un privilegiado, porque he podido cumplir ese sueño y además hacer de eso una profesión, entonces así fue como surgió.

Cabe mencionar que de niño, ya me sabía los nombres de todo el gabinete de México, del presidente, de las secretarías, de algunos políticos importantes, etc., estoy hablando de 6 o 7 años de edad.

La primera campaña de la que tengo conciencia fue en 1981 cuando yo tenía 8 años de edad, conseguí en las calles propaganda, la pegué en el coche y sacaba la cabeza y gritaba “De frente de la Madrid para presidente” y entonces fue la primera campaña en la que realmente me involucré y fui consciente de lo que era una campaña política (según yo hice campaña política) con Miguel de la Madrid.

RS. ¿Cómo inició tu trayectoria de corresponsal?

AM. Eso obviamente ya es mucho más reciente -aunque no tanto-, yo a la par de todo lo que te digo, estudié inglés -me gustan los idiomas- también estudié francés y lo hablo, pero siempre pensé, sin ser demasiado consciente de ello, que quería viajar , estudiar una maestría y vivir en el extranjero, además de poder entrar al aire también desde el extranjero, y dar información o análisis de ella o lo que fuera, y lo que terminó pasando es que cuando me gradué de la universidad, del Tec de Monterrey, busqué dónde estudiar la maestría en relaciones internacionales, una de mis opciones fue Nueva York, otra Londres y también era Madrid.

Entonces el 1 o 2 de septiembre de 2001 fui a Nueva York a explorar en Columbia University una maestría en relaciones internacionales y económicas. Nueva York era una ciudad que había conocido un año antes y me gustaba mucho, en ese tiempo yo ya colaboraba entonces con el periodista Ricardo Rocha (q.e.p.d.) en sus informativos y como asesor tecnológico, a veces salía yo al aire con temas de tecnología. El 11 de septiembre me habló el productor para decirme que algo se acababa de estrellar contra una de las Torres Gemelas y al parecer era un avión, yo tenía vista directa a esas torres, estaba en un hotel en el piso 43, y cuando abrí la cortina vi ahí cómo estaba humeando una de las Torres Gemelas, entré al aire y ya estando al aire el segundo avión se estrelló y lo narré en vivo, estuve no sé, 8 o 10 horas al aire continuas, fue todo un reto tecnológico, enlacé el teléfono del hotel con mi celular, (porque ellos me hablaron al teléfono del hotel porque no entraba a mi celular) fue un dineral de teléfono.

Salí a las calles de Nueva York a reportear el 11 de septiembre y a la postre terminé siendo el único periodista mexicano que lo reportó desde las calles de Nueva York, ese fue mi bautizo de fuego porque a un periodista hay veces que en toda su carrera no le llega una nota de ese tamaño y a mí me llegó como primera nota de mi vida. Eso me puso en la atención de Ricardo Rocha (q.e.p.d.) y de algunos otros periodistas y medios. Así empecé a hacer mis pininos como corresponsal, primero en Nueva York, durante unos meses iba yo y venía, después ya me fui a estudiar finalmente la maestría a Madrid a la Complutense y me convertí en corresponsal allí en Madrid y para toda la Unión Europea.

Luego empecé a viajar a Medio Oriente a reportar el conflicto entre israelíes y palestinos y ahí me pasé algunos años en Europa como corresponsal. Así fue como inicié y luego despegó mi carrera de corresponsal, con el 11S, mi padrino periodístico fue Ricardo Rocha (q.e.p.d.), pero la noticia que me apadrinó periodísticamente es el 11S.

RS. En España también te tocaron los ataques terroristas conocidos como 11M.

Sí y, hasta donde sé, también fui el único periodista mexicano probablemente en el mundo que haya cubierto am- bos atentados terroristas desde el lugar y en el momento.

Vivía relativamente cerca de Atocha, estaba estudiando la maestría y me tocó el el atentado del 11M de 2004, salí corriendo de la casa y me metí al metro, todavía logré entrar a las vías del tren con los trenes recién estallados y también lo reporté en vivo; Ricardo no estaba todavía al aire por la diferencia de horario, pero lo desperté. Quien estaba en ese momento al aire me metió en vivo, después ya Ricardo y yo finalmente hicimos otra cobertura de este hecho histórico.

RS. ¿Qué implica ser corresponsal en Washington?

AM. Esta es la corresponsalía más importante en el mundo y estoy en el medio televisivo más importante en México y en Latinoamérica probablemente, pero eso también conlleva muchos sacrificios y responsabilidades, porque en esta ciudad pasa de todo todos los días, y cuando tú eres corresponsal tienes que estar al pendiente de todo lo que sucede o de la mayoría, y es una saturación de información muy frecuente y un estrés constante. Por ese lado sacrificas mucho de tu vida personal, de tu vida social, de tu tranquilidad, de tu descanso, porque tienes que estar aquí, no hay días festivos, ni de descanso, tienes que estar por lo menos pendiente todos los días a todas horas, hay veces que la noticia te despierta; entonces por ese lado sí son muchos costos, además el ser corresponsal te requiere de mucha cultura general y conocimiento de la relación bilateral si lo eres para otro país como yo para México; también requiere de contactos y de hacer muchas redes aquí para poder tener fuentes y poder cubrir esto medianamente bien, porque Washington es muy hostil en términos de competencia política y también en términos de competencia periodística, aquí para sobrevivir necesitas estar todos los días a toda hora muy pendiente de lo que pasa, estar conectado no solo con los noticiarios y las redes sociales, sino con personas, con actores de la vida política. Es una ciudad de una fuente que te requiere conocimiento, pero también muchas relaciones. Es fundamental conocer la historia y la política de Estados Unidos; es una fuente como ninguna otra -aunque suene a cliché-, estar en Washington es estar cubriendo una ciudad y una fuente como ninguna otra, y si bien conlleva grandes responsabilidades y equerimientos, también tienes la exposición y la influencia informativa correspondientes a una fuente de este nivel.

RS. ¿Cuál ha sido el mayor reto que al que te has enfrentado en tu trayectoria profesional y cómo lo resolviste?

AM. Tanto como funcionario diplomático como periodista, yo creo que hay distintas cosas que enfrentas, primero la resistencia y los obstáculos a tu trabajo; al menos en un 50%, a veces vienen de adentro de tu organización, y lo superas concentrándote en el trabajo y alejándote del drama y de la grilla, de todo ese tipo de cosas; luego también es cierto que la presión y el estrés constante son un reto muy importante, y en términos de los medios es algo con lo que tengo que estar lidiando diariamente desde hace años, pero creo que en eso me ayudó el Tec, pues es una escuela que te educa para trabajar bajo presión, y ahora cuando no la tengo, a veces yo mismo inconscientemente me la genero porque siento que soy más efectivo y quizá no debería ser.

En términos informativos de comunica- ción, sobre todo estando en el lado del periodismo, el reto es que siempre hay disyuntiva: ser más rápido o ser más preciso. Hay periodistas que cuando se enteran de una noticia o se la encuentran su prioridad es darla a conocer primero, esa es frecuentemente la tentación en el periodismo o el instinto común, “hay que sacarla ya, démosla primero” y aunque ese instinto yo también lo tengo, existe la otra parte de esa disyuntiva que es estar bien seguro de lo que vas a decir, y a lo mejor eso implica -no siempre-, pero cuando una noticia es muy importante y no está a la vista de todos, no darla primero porque tienes que averiguar, confirmar o asegurarte de la fuente. Hay periodistas que eligen darla primero y yo soy de los segundos, yo sí he dado noticias primero, pero sobre todo trato de dar las noticias lo más confirmadas y lo más completas que puedo, y tengo el gusto y el privilegio o la suerte profesional de nunca haber tenido que retractar una noticia en mi vida, no estoy vacunado contra ello y por supuesto espero que nunca ocurra, pero algún día me puede fallar y lo voy a reconocer, pero yo prefiero incluso resistir ante presiones internas de mi medio y externas de ver que otros periodistas están reportando primero que yo la noticia, y prefiero decir “esto que están diciendo los demás medios no es la información que yo tengo” y me ha pasado, ya algunas veces, que termino yo diciendo las cosas más precisas que otros colegas precisamente porque me espero e investigo bien o espero a que las cosas se vean con mayor perspectiva, porque uno siempre puede decir cosas y dar a conocerlas, pero borrar lo que ya dijiste o lo que ya escribiste no es posible, y ahora más con la tecnología, siempre habrá alguien que dé la información antes que tú a través de las redes sociales, y la mayoría de las veces no son periodistas. El valor agregado de un periodista es que la información que da la está recabando y confirman- do, y que además la está ofreciendo con una serie de lineamientos éticos y profesionales que una persona común y corriente no tiene, no porque no sea capaz sino porque no es periodista.

RS. ¿Cuál consideras que es el principal reto que enfrenta el periodismo frente las nuevas tecnologías?

AM. Yo creo que el reto es ofrecer como valor agregado certeza, precisión, solidez informativa en el sentido de que esté basado en fuentes con credibilidad, en fuentes de primera mano cuando sea posible. En general ofrecer información confirmada que pueda ser considerada de buena fuente y que se oponga a las noticias falsas o a la difusión y promoción de publicidad o de narrativas artificiales que cualquiera puede dar, como a los rumores.

Yo creo que el reto del periodismo es mantener y acrecentar la conciencia en las personas de que para que la información que obtienen realmente pueda ser usada para tomar buenas decisiones, tiene que provenir de una buena fuente que debe tener lineamientos periodísticos muy puntuales, por lo que tiene que proceder de un profesional y de un medio también profesional, como es el caso de lo que yo intento junto con los medios en donde colaboro; creo que ese es el gran reto y también que debemos ofrecer información que al menos compita, en términos de atractivo e interés público, con lo que ofrecen las redes sociales que hoy son como las calles virtuales.

RS. ¿Si te preguntaran quién es Ariel Moutsatsos en lo personal y en lo profesional qué dirías?

AM. En lo personal Ariel Moutsatsos es un hombre de 50 años interesado en muchos temas que no tienen que ver con un ámbito en particular. Es papá de dos niñas, es esposo y es muy feliz con su familia. También es muy feliz descubriendo cosas nuevas, tomando fotografías, andando en moto, viendo cine y viajando. Es un tipo que trata de ser mejor cada día en lo personal y en lo profesional. En lo profesional es un periodista consciente del lugar que ocupa y de cuáles son sus responsabilidades informativas y de análisis; trata de superarse en el trabajo, así como cumplir con su responsabilidad informativa y social siempre.

RS. ¿Nos puedes compartir una anécdota que te haya impactado en tu trayectoria profesional?

AM. Es la anécdota -periodísticamente hablando- más importante de mi vida profesional como periodista y también como diplomático, porque si ya era yo cauteloso en términos de dar noticias, esto es lo que me hizo controlar mis instintos, las presiones externas y las presiones internas en mí y en mi medio, porque eso me enseñó que más vale esperarse y dar la noticia totalmente confirmada, que estar arriesgándose. También me enseñó algo que en mi vida ha sido una constante: la suerte en la vida profesional es un factor importantísimo que uno no controla, en parte porque luego resulta que da la casualidad que quienes más trabajan y más se preparan tienen suerte, obviamente la suerte no es suerte siempre, también en mucho el que te pasen cosas buenas proviene del esfuerzo, del trabajo y de la preparación, pero sí hay un factor de suerte indudable: el día 13 de septiembre del 2001, dos días después de los atentados a las Torres Gemelas yo estaba en Nueva York en mi hotel, terminé mis intervenciones en la mañana al aire en "Detrás de la noticia" y bajé a desayunar a un restaurante que está ahí todavía en la planta baja del hotel. Yo traía un radio de esos de pilas chiquitos -hay que recordar que los teléfonos celulares no eran smart solamente eran teléfonos- y estaba escuchando una estación, que si mal no recuerdo tenía las letras PLJ, tenía que esta, o sea todo el día, por si pasaba algo poder reportarlo, entonces escuché que el locutor dijo: “interrumpimos la programación habitual para informar que en estos momentos aviones de la fuerza aérea de Estados Unidos sobrevuelan Afganistán ante la eventualidad de un ataque o en preparación para un posible ataque” esa es la frase que recuerdo que usó “el presidente de Estados Unidos y su gabinete ,mencionó al secretario de la Defensa, y el secretario de Estado están orando por las fuerzas estadounidenses”. Entonces, ya en esos días, digamos dos días después de los atentados, ya se hablaba de que estos habían sido muy probablemente perpetrados por una organización llamada Al Qaeda que estaba dirigida por un tal Osama Bin Laden y que tenía su bastión principal en Afganistán, entonces cuando yo escuché eso dije “claramente Estados Unidos está a punto de atacar a Afganistán, ya están los aviones de las fuerzas militares de Estados Unidos sobrevolando Afganistán, ya están pidiendo que hagan oración por los soldados”, entonces subí los 43 pisos de volada, hablé por teléfono a la redacción del noticiario, ya no estaban al aire, hablé con el jefe de información directamente y le dije esto está pasando, trajeron a Ricardo, entró Ricardo al aire me pusieron al aire y dije que “había una información no confirmada aún -eso sí lo dije- de que aviones de la fuerza aérea de Estados Unidos estaban sobrevolando Afganistán en preparación para un ataque, y que autoridades máximas de Estados Unidos ya estaban pidiendo que la gente hiciera oración”. Entonces terminé de dar la noticia, la dimos antes que nadie; encendí la televisión y estaban dando alguna información relacionada con las Torres Gemelas, porque obviamente eso era lo que estaba en esos días, pero no sobre el posible ataque a Afganistán, escuché el radio otra vez y el locutor dijo “me acaba de hablar un radioescucha para decirme que hace un rato dije que Estados Unidos estaba sobrevolando Afganistán ante la posibilidad de un ataque y que las autoridades estaban pidiendo que oráramos por nuestros militares, me equivoqué”. Cuando escuché eso hablé al programa, a la redacción para decirles necesito ir al aire, traigo esta noticia… en esos momentos pasó un avión militar que me pareció un avión caza sobrevolando a relativamente baja distancia del hotel donde yo me encontraba, eso obviamente contribuyó a mi paranoia y a generar una imagen de que un ataque venía, cuando vi el avión dije “están ya sobrevolando porque van a atacar allá y están cuidándonos aquí”.

Después de que salí al aire, como te decía, escuché que el locutor dijo "pues me equivoqué, yo lo que quise decir es que efectivamente están pidiendo que oremos por las fuerzas armadas de nuestro país porque aviones de la fuerza estadounidense están sobrevolando ciudades de Estados Unidos para protegernos de otro ataque terrorista de Al Qaeda y de Afganistán o de algún otro lado, entonces ustedes probablemente van a ver aviones militares sobrevolando las principales ciudades de la unión americana”. Al oír eso sentí cómo se me enfriaba paulatinamente de la punta de los pies a la punta de la cabeza, empecé a temblar y dije“, ¿qué acabo de hacer?, por no esperarme, por no confirmar a ver si otro medio daba esa noticia o si yo podía hablar a alguna fuente oficial para confirmarla, acabo de soltar una noticia que no es cierta, que un locutor acaba de corregir, y en esos momentos pues evidentemente nuestra audiencia era muy alta porque era el acontecimiento internacional quizás del siglo. Entonces hablé y le conté al jefe de información de Ricardo -mi jefe directo- lo que acababa de hacer, y lo primero que me dijo fue “te precipitaste, no confirmarste la noticia, hiciste mal, pero lo bueno es que dijiste que no estaba confirmada, nos vamos a quedar con eso por el momento no la vayas a corregir”, porque yo le dije “quiero entrar al aire para corregirla” me dijo “no no no tú dijiste que no está confirmada, vamos a esperarnos a que llegue la siguiente emisión del noticiario, no vamos a interrumpir para corregir eso y vamos a ver para dónde evoluciona la información, pero te precipitaste estuvo muy mal, esto sí puede tener consecuencias en tu carrera, pero sobre todo consecuencias informativas al haber dado una información al aire a millones de personas que no es verdadera, no es fidedigna", yo entre más me decía, más nervioso y peor me sentía, ya daba por enterrada mi carrera periodística, debut y despedida. Ya ni siquiera me preocupaba mi carrera, me preocupaba mi nombre, mi reputación, pero sobre todo el haber soltado una noticia que no era cierta y el escucharme con la necesidad de retractarme en algún momento. Pasaron 2 o 3 horas y llegó el momento de los informativos de mediodía, preparé las noticias que iba a dar, que habían surgido de fuentes oficiales, que no tenían nada de especulación; hablé con el director de información y me dijo “vas a decir esto y nada más, lee no improvises, hay que ser muy cuidadosos en este momento”. Estaba yo esperando entrar al aire, ya que había un corte comercial, y enciendo la televisión y veo a George W. Bush, en ese momento presidente de Estados Unidos, parado con Donald Rumsfeld, secretario de la Defensa, y parado también con ellos Colin Powell, secretario de Estado, diciendo que pedía que oraran por las tropas estadounidenses porque en esos momentos aviones de la fuerza aérea de Estados Unidos estaban sobrevolando Afganistán. Y entonces dije “Dios me quiere mucho, Dios quiere que yo sea periodista”, estaba tan sorprendido que cambié de canal y decía lo mismo, todo esto durante el corte. En el momento en que escuché a Ricardo presentándome al aire dejé a un lado las noticias que iba a decir y dije “Ricardo las distintas cadenas noticiosas de Estados Unidos acaban de confirmar lo que dimos a conocer antes que nadie: que aviones de la fuerza aérea de Estados Unidos están sobrevolando Afganistán preparándose para un posible ataque, porque ahí es donde la organización terrorista Al Qaeda se encuentra operando” y Ricardo diciendo: bueno, ya se confirma lo que le dijimos antes que nadie. Recuerdo que el jefe de información cuando salí del aire agarró el teléfono y me dijo “eres un churrero, no me hables, no es posible que esto esté pasando, esto es muy malo para tu educación periodística, ya no lo vuelvas a hacer porque esto no ocurre en la vida”, y claro que me sentí aliviado, pero recuerdo perfectamente cómo colgué y en mi mente dije soy un doble afortunado -periodísticamente hablando- por estar cubriendo un acontecimiento tan cruento, pero de tanta importancia para la humanidad, y por haberme equivocado y que los hechos al final se alinearan para no tener que reconocer mi equivocación, esto no me vuelve a pasar en la vida. Desde ese momento, sean chicas o sean grandes las noticias, nunca me aviento a darlas si no las confirmo. Tampoco lo hice cuando era yo vocero, que era diplomático, no digo nada hasta no tener plenamente confirmado lo que voy a decir, ni aunque me lo diga un funcionario del más alto rango, nada, lo quiero por escrito. Y creo que es la anécdota más importante periodísticamente hablando de mi vida, porque es de la que más he aprendido.

RS. ¿Qué le recomendarías a los jóvenes que se quieren dedicar al periodismo?

AM. Qué deben estar muy conscientes de que la profesión está cambiando y que como la conocemos puede ser que se extinga en poco tiempo, pero que como está cambiando, también evidentemente se va a adaptar a los nuevos tiempos. Que se preparen académicamente, pero sobre todo en términos de experiencia, que se pongan ya a hacer periodismo y encuentren la manera de diferenciarse de la competencia y de tener un valor agregado. Deben involucrarse en el medio donde quieran reportear, si quieren reportear política pues que se involucren desde ya en ello, igualmente si lo quieren hacer en deportes, música, cine o lo que sea.

Por otra parte, algo muy importante para cualquier profesionista y no solo periodista, es que no pierdan de vista la ética en su trabajo y la importancia de las relaciones para desempeñarlo, además de que en términos profesionales, independientemente si es periodista o no, es fundamental que formen tanto sus aptitudes como sus actitudes, no hay que olvidar lo que decía Kapuściński: para ser buen periodista primero hay que ser buena persona.

RS. Por nuestra parte es todo, ¿ a ti te gustaría agregar algo más?

AM. Muchas gracias por la entrevista, me encanta además poder hablar con tus lectores, gracias por el interés de conocer mis opiniones y un poco más del detrás de cámaras de mi trayectoria profesional.

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